1 Corintios
1 Corintios
1 Corintios
MÉTODO CRÍTICO
MÉTODO HISTÓRICO
Una delegación de la iglesia de corintios fue enviada a hablar con Pablo, sobre varios
problemas en la iglesia. Fue entonces cuando escribió 1 de Corintios, antes escribió otra,
ahora perdida (5:9) y quizás muchas. Corintio una gran ciudad en una ruta comercial.
Influencias en la iglesia con el espíritu de inmoralidad y de codicia reinante en Corinto.
Los Corintios llegaron a tener muy mala reputación, hasta en los gentiles, como inmorales.
Llena de filósofos, y por eso Pablo dice que él no fue con sabiduría humana, sino con poder
de Dios. También Corintios tiene el pensamiento que el cuerpo era pecado, no tenía
importancia, y que no importaba lo que una hiciera con él, por eso el problema de
inmoralidad en la carta, y se formaron varios problemas en la iglesia a pesar de que ellos
tenían todos los dones, y sabían mucho, pero Pablo les recuerda de que se olvidaron del
amor. Gnósticos
2) ¿SI ES UNA EPÍSTOLA CUANDO FUE FUNDADA LA IGLESIA? Segundo viaje de Pablo
54 d.C.
4) ¿CUÁLES SON SUS FUERZAS Y SUS DEBILIDADES? Fuerzas, tenían gran experiencia
en los dones espirituales, y buena enseñanza. Debilidad, falta de amor, orgullo, estaban en
partidismo, unos con Pablo y otros con Apolos, se formaron contiendas, problemas de
inmoralidad, los líderes se interesaban por el dinero más que el servicio, criticaron a Pablo,
decían que él no era Apóstol.
MÉTODO LITERARIO
1) ¿QUE GENERO DE LITERATURA ES EL LIBRO? Epistolatoria.
MÉTODO PANORÁMICO
1) ¿CUÁL ES LA IDEA PRINCIPAL DEL LIBRO? La idea principal es que en todas las cosas
buenas que tenían, les faltaba el amor. Y por eso se metieron en tantos problemas, falta de
balance.
2) ¿CUÁL FUE LA RAZÓN PRINCIPAL POR LA CUAL SE ESCRIBIÓ ESTE LIBRO? El libro
se escribió cuando Pablo en Éfeso, fue informado con los problemas que estaban pasando
en Corinto. Además, Pablo escribió otras cartas a ellos mismos, pero se perdieron. La
principal causa era el caso de inmoralidad que estaba afectando el testimonio de la iglesia
OCASIÓN: Pablo responde a una carta de la iglesia (7:1) y a informes que él ha recibido
(1:11; 5:1).
ÉNFASIS: Un Mesías crucificado como mensaje central del evangelio; la cruz como
sabiduría y poder de Dios; el comportamiento cristiano que se conforma al evangelio; la
verdadera naturaleza de la vida en el Espíritu; la futura resurrección corporal de los cristianos
muertos.
CÓMO LEER 1 CORINTIOS:
Nota que para Pablo los creyentes son santos y llamados, a pesar de su conducta a veces
impura. Fíjate con cuánta habilidad se esfuerza por despertarlos al hecho de que son morada
del Espíritu Santo (1Co 3:16; 6:19). Busca las palpables emociones que llenaron el corazón
de Pablo mientras escribía esta epístola. Observarás una amplia gama de estados anímicos
reflejados en ella; desde ira hasta vergüenza, pasando por la tristeza y llegando a la ternura.
Su anhelo era que ellos alinearan su conducta para que reflejen la justicia de Jesús. Las
palabras de Pablo corrigen la envidia y el orgullo, alertan a alejarse de los extremos que
minan la unidad y el amor cristiano. Esta carta merece repetidas lecturas. Harás una buena
inversión de tu tiempo si lo dedicas a examinar aspectos de tu vida que puedan necesitar un
cambio.
TÍTULO: La carta es nombrada por la ciudad de Corinto, en donde la iglesia a la que fue
escrita estaba localizada. Con la excepción de las epístolas personales dirigidas a Timoteo,
Tito y Filemón, todas las cartas de Pablo llevan el nombre de la ciudad en donde existía la
iglesia a la que se estaba dirigiendo.
14:1 Lenguas 40
15:1 La resurrección Doctrina y
Consejos
16:1 Saludos 24
Autor y fecha
Como se indica en el primer versículo, la epístola fue escrita por el apóstol Pablo, cuyo
papel como autor no puede ser seriamente cuestionado. La realidad de que es una carta de
Pablo ha sido universalmente aceptada por la iglesia desde el primer siglo, cuando Primera
Corintios fue escrita. Internamente, el apóstol afirma haber escrito la epístola (1:1, 13; 3:4-6;
4:15; 16:21). Externamente, esta correspondencia ha sido reconocida como genuina desde el
95 d.C. por Clemente de Roma, quien estaba escribiendo a la iglesia corintia. Otros líderes
cristianos de los primeros años de la iglesia que certificaron a Pablo como autor incluyen a
Ignacio (110 d.C.), Policarpo (135 d.C.), y Tertuliano (200 d.C.).
Es muy probable que esta epístola haya sido escrita en la primera mitad de 55 d.C. desde
Éfeso (16:8, 9, 19) mientras Pablo estaba en su tercer viaje misionero. El apóstol tenía la
meta de permanecer en Éfeso para completar su estancia de tres años (Hch 20:31) hasta
Pentecostés (mayo/junio) 55 d.C. (16:8). Después él esperaba estar en Corinto (55-56 d.C.)
para el invierno (16:6; Hch 20:2). Su partida a Corinto era esperada aún mientras escribía
(4:19; 11:34; 16:8).
La ciudad de Corinto estaba localizada en la parte sur de Grecia, en lo que era la provincia
romana de Acaya, 72 km al O de Atenas. Esta parte baja, el Peloponeso, está conectada al
resto de Grecia por un istmo de 6.4 km de ancho, el cual está delimitado al E por el Golfo
Sarónico y al O por el Golfo de Corinto. Corinto está cerca de la mitad del istmo y está
prominentemente situada en una meseta alta. Por muchos siglos, todo el tráfico terráqueo de
N a S en esa área tenía que pasar a través o cerca de esta ciudad antigua. Debido a que el
viaje por mar alrededor del Peloponeso representaba un viaje de 400 km que era peligroso y
obviamente tomaba mucho tiempo, la mayoría de los capitanes trasladaban sus barcos sobre
plataformas con ruedas o estructuras con ruedas para cruzar el istmo pasando directamente
por Corinto. Como era de esperarse, Corinto prosperó como una de las principales ciudades
de comercio, no solo para la mayoría de Grecia, sino para gran parte del área del
Mediterráneo, incluyendo el Norte de África, Italia, y Asia Menor. Un canal que cruzaba el
istmo fue iniciado por el emperador Nerón durante el primer siglo d.C., pero no fue terminado
sino hasta finales del siglo diecinueve.
Los Juegos del Istmo, uno de los eventos deportivos más importantes de ese día (el otro
era los Juegos Olímpicos), eran llevados a cabo en Corinto, causando más tráfico de
personas. Aún por los estándares paganos de su propia cultura, Corinto se volvió tan
moralmente corrupta que su nombre mismo se volvió sinónimo de desenfreno y depravación
moral. "Corintianizar" llegó a representar inmoralidad descarriada y embriaguez
desenfrenada. En el 6:9, 10, Pablo enlista algunos de los pecados específicos por los cuales
la ciudad era notada y que antes habían caracterizado a muchos creyentes en la iglesia que
estaba ahí. Trágicamente, algunos de los peores pecados aún se encontraban entre algunos
de los miembros de la iglesia. Uno de esos pecados, incesto, era condenado aún por los
gentiles más paganos (5:1).
Al igual que la mayoría de las ciudades griegas antiguas, Corinto tenía una acrópolis (lit.
"una ciudad alta"), la cual se elevaba a más de 600 metros y era usada tanto para la defensa
como para la adoración. El edificio más prominente en la acrópolis era un templo a Afrodita,
la diosa griega del amor. Unas mil sacerdotisas, quiénes eran prostitutas "religiosas", vivían y
trabajaban ahí y bajaban a la ciudad en la tarde para ofrecer sus servicios a los hombres de
la ciudad y visitantes.
La iglesia en Corinto fue fundada por Pablo en su segundo viaje misionero (Hch 18:1).
Como siempre, su ministerio comenzó en la sinagoga, en donde era asistido por dos
creyentes judíos, Priscila y Aquila, con quien vivió durante un tiempo y quienes eran
compañeros de oficio. poco después, Silas y Timoteo se unieron a ellos y Pablo comenzó a
predicar aún más intensamente en la sinagoga. Cuando la mayoría de los judíos resistieron
el evangelio, él dejó la sinagoga, pero no antes de que Crispo, el líder de la sinagoga, su
familia, y muchos otros corintios se convirtieran (Hch 18:5-8).
Después de ministrar en Corinto por más de un años y medio (Hch 18:11), Pablo fue traído
ante un tribunal romano por algunos de los líderes judíos. Debido a que los cargos fueron
estrictamente religiosos y no civiles, el procónsul, Galión, cerró el caso. Poco después, Pablo
se llevó a Priscila y Aquila con él a Éfeso. De ahí él regresó a Israel (18:18-22).
El problema más serio de la iglesia Corintia era la mundanalidad, una falta de disposición a
divorciarse de la de cultura que los rodeaba. La mayoría de los creyentes no podían
separarse consecuentemente de sus caminos antiguos, egoístas, inmorales y paganos. Fue
necesario para Pablo escribir para corregir esto, como también para mandar a los cristianos
fieles no solo a romper la comunión con los miembros desobedientes y no arrepentidos, sino
a sacar a esos miembros de la iglesia (5:9-13).
Antes de que él escribiera esta carta inspirada, Pablo le había escrito a la iglesia otra
correspondencia (5:9), la cual también era de naturaleza correctiva. Debido a que una copia
de esa carta nunca ha sido descubierta, se ha referido a ella como "la carta perdida". Hubo
otra carta no canónica después de Primera de Corintios, normalmente llamada "la epístola
severa" (2 Co 2:4)
La Ciudad de Corinto
Se ha estimado que en días de Pablo Corinto tenía una población de aproximadamente
250.000 ciudadanos personas libres, más de unos 400.000 esclavos. En muchos sentidos
era la ciudad principal de Grecia.
1. Su comercio. Situada al borde del istmo de Corinto, la ciudad era una encrucijada
para viajeros y comerciantes. Tenía dos puertos: 1) Cencrea, a unos 10 km al este, sobre el
golfo Sárónico, y 2) Lequeo, a 2.5 km, sobre el golfo de Corinto. Las mercancías circulaban
en el istmo por un camino que conectaba los dos golfos. Los barcos pequeños se
transportaban con su carga por este camino, mientras que las cargas de los buques se
llevaban en vagones. De este modo, la ciudad de Corinto vinculaba las regiones del
occidente (Italia, España) con las del oriente (Asia Menor, Fenicia, Egipto).
2. Su cultura. Aunque Corinto no era una ciudad universitaria como Atenas, su cultura
era típicamente griega. Sus habitantes estaban interesados en la filosofía y le daban mucho
valor a la sabiduría humana.
4. Su inmoralidad. Al igual que cualquier otra gran ciudad comercial, Corinto era un
centro de inmoralidad abierta y aun desenfrenada. La adoración a Afrodita promovía la
prostitución en nombre de la religión. Durante un período, 1.000 prostitutas sagradas servían
en el templo. La inmoralidad de Corinto llegó a ser tan ampliamente conocida que el nombre
de la ciudad se convirtió en verbo (algo así como "corintianizar") para indicar la práctica de la
inmoralidad sexual. En tal situación no es de extrañarse que la iglesia de los corintios
estuviera plagada de numerosos problemas.
3. En tercer lugar: hallándose Pablo en Éfeso, vino a verlo una delegación de tres
miembros de la iglesia en Corintio y le trajo un informe acerca de la situación que reinaba allá
(16:17). Pueden haber sido ellos también los que le entregaron la carta de la congregación.
Estas tres fuentes de información –el informe, la carta, y la delegación- convencieron a Pablo
de la imperiosa necesidad de escribir cuanto antes una carta a la iglesia en Corintio. Esta
iglesia tenía problemas tan serios que casi nos resulta extraño que Pablo considera a los
corintios aún como “cristianos”. Facciones dentro de la congregación, incesto, gente que
arrastra a otros ante el tribunal, gente que se emborracha en la Cena del Señor, gente que
niega la resurrección. Estos eran algunos de los males que se habían infiltrado en la iglesia
de Corinto, fundada por Pablo sólo unos años atrás.
¿Qué diríamos hoy día si se nos informase de que una congregación hermana ha
incurrido en tan tremendas faltas? ¿Caeríamos sobre ella con el rigor de la ley, o trataríamos
de encarar la situación desde una postura evangélica? Es muy interesante y aleccionador
que a pesar de los serios problemas (o quizás en vista de ellos), el apóstol se decide por un
proceder enteramente evangélico. Después de unas breves palabras de introducción (1:1-3),
Pablo asegura que “siempre da gracias a Dios por los corintios, por la gracia que Dios ha
derramado sobre ellos por medio de Cristo Jesús. Pues por medio de él Dios les ha dado
gran riqueza espiritual, de modo que no les falta ningún don de Dios”; al contrario, “Dios los
mantendrá firmes hasta el fin, para que nadie pueda reprocharles nada cuando nuestro
Señor Jesucristo regrese” (1:4-9). ¡Que palabras más evangélicas frente a tan serios
problemas! Pablo demuestra una firme confianza en el poder del mensaje divino aun
hallándose frente a los más graves errores.
Los varios males que afectaban a la iglesia de Corinto tuvieron su raíz en el trasfondo
racionalista de la cultura griega nativa y su tendencia a sobrevalorar la sabiduría humana.
Pablo encara estos problemas con firmeza, pero también con la convicción de que el tratarlos
en espíritu evangélico es el mejor camino para llegar a una solución.
Retos de Interpretación
Aunque el enfoque principal de esta epístola es la corrección de conducta en lugar de
doctrina, Pablo da enseñanzas precisas en muchas doctrinas que directamente se relacionan
a asuntos de pecado y justicia. De una u otra manera, una vida equivocada siempre emana
de una creencia equivocada. Los pecados sexuales p. ej. incluyendo el divorcio, están
inevitablemente relacionados a desobedecer el plan de Dios para el matrimonio y la familia
(7:1-40).
Además de esos temas, Pablo lidia brevemente con el juicio de Dios de los creyentes,
el entendimiento correcto del cual producirá motivos correctos para vivir piadosamente (vea
3:13-15). El entendimiento correcto de los ídolos y dioses falsos, en general, era para ayudar
a los corintios inmaduros a pensar maduramente acerca de tales cosas como comer carne
que había sido sacrificada a los ídolos (8:1-11:1). El entendimiento y expresión correctos del
amor genuino, piadoso. era obligatorio para el uso correcto de los dones u aún para el
conocimiento correcto acerca de todas las cosas de Dios (13:1-13)
Entonces Pablo lidia con la cruz, sabiduría divina y sabiduría humana, la obra del
Espíritu en la iluminación, carnalidad, recompensas eternas, la transformación de la
salvación, santificación, la naturaleza de Cristo, unión con Él, el papel divino para las
mujeres, el matrimonio y el divorcio, bautismo del Espíritu, morada y dones, la unidad de la
iglesia en un cuerpo, la teología del amor, y la doctrina de la resurrección. Todo estos
establecen la verdad fundamental para una conducta piadosa.
Temas históricos y teológicos
Aunque el enfoque principal de esta epístola es la corrección de conducta en lugar de
la doctrina, Pablo da enseñanza seminal en muchas doctrinas que directamente se
relacionan a asuntos de pecado y justicia. De una u otra manera, una vida equivocada
siempre emana de una creencia equivocada. Los pecados sexuales por ejemplo incluyendo
el divorcio, están inevitablemente relacionados a desobedecer el plan de Dios para el
matrimonio y la familia (7:1-40). La adoración apropiada está determinada por cosas tales
como el reconocimiento de la persona santa de Dios (3:17), la identidad espiritual de la
iglesia (12:12-27) y la participación pura de la Cena del Señor (11:17-34). No es posible que
la iglesia sea edificada fielmente y eficazmente a menos que los creyentes entiendan y
ejerciten sus dones espirituales (12:1-14:40). La importancia de la doctrina de la
resurrección, claro, no puede ser enfatizada demasiado porque si no hay resurrección de los
muertos, entonces Cristo no ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, entonces la
predicación es vacía y también lo es la fe (15:13, 14).
Además de estos temas, Pablo lidia brevemente con el juicio de Dios de los creyentes,
el entendimiento correcto del cual producirá motivos correctos para vivir piadosamente (3:13-
15). El entendimiento correcto de los ídolos y dioses falsos, en general, era para ayudar a los
corintios inmaduros a pensar maduramente acerca de tales cosas como comer carne que
había sido sacrificada a lo ídolos (8:1-11:1). El entendimiento y expresión correctos del amor
genuino, piadoso, era obligatorio para el uso correcto de los dones y aún para el
conocimiento correcto acerca de todas las cosas de Dios (13:1-13).
Entonces Pablo lidia con la cruz, sabiduría divina y sabiduría humana, las obras del
Espíritu Santo en la iluminación, carnalidad, recompensas eternas, la transformación de la
salvación, santificación, la naturaleza de Cristo, unión con Él, el papel divino para las
mujeres, el matrimonio y el divorcio, bautismo del Espíritu Santo, morada y dones, la unidad
de la iglesia en un cuerpo, la teología del amor, y la doctrina de la resurrección. Todos estos
establecen la verdad fundamental para una conducta piadosa.
La primera carta a los Corintios sirve como un eterno modelo para tratar problemas comunes
que las iglesias confrontan, especialmente las nuevas, en contextos multiculturales. La
iglesia en Corinto, ciudad griega notoria por su corrupción moral, había sido recientemente
establecida cuando el apóstol Pablo envió esta carta. Pablo estableció esa obra durante una
estadía en Corinto de unos 18 meses en su segundo viaje misionero (Hechos 18:1–17).
Estando en Efeso en su tercer viaje, Pablo se enteró de serios problemas en Corinto. Unos
convertidos pensaban que lo que era lícito, también era aceptable (6:12; 10:23). Continuaron
con sus patrones de conducta anteriores, repitiendo los mismos pecados. Otros continuaban
malentendiendo verdades cristianas debido a la influencia de enseñanzas falsas. Ellos se
dieron a conocer porque decían que Cristo no había resucitado de los muertos (15:12).
Además, había informes sobre las peores clases de inmoralidad sexual (5:1; 6:15–16).
Después de un informe por los de Cloé (1:11) y de una carta que recibió de Corinto, quizás
en respuesta a una suya (5:9; 7:1), Pablo fue movido por el Espíritu Santo a escribirles en el
año 55 d.C., aparentemente por segunda ocasión (5:9).
Pablo esperaba volver a visitar Corinto pronto (4:19; 11:34; 16:5–7), pero mientras tanto les
escribió para corregir un caso de conducta pecaminosa y para clarificar algunos asuntos
acerca de los cuales los creyentes estaban en desacuerdo. El deseaba hacerles saber a sus
lectores que la gracia de Dios es suficiente para corregir imperfecciones de la conducta
cristiana y habilitar al individuo a vivir de una manera agradable al Señor (15:10).
El apóstol hace un reconocimiento especial a siete colaboradores suyos que menciona por
nombre (16:10–18), seguido por los saludos finales de su propia mano (16:19–24). Aunque
esta carta contiene unas duras palabras de reproche, las líneas finales son un recordatorio
de la gracia del Señor Jesús y del amor personal de Pablo por sus lectores.
Hernández, E. A., & Lockman Foundation (La Habra, C. (2003). Biblia de estudio : LBLA. (1
Co). La Habra, CA: Editorial Fundación, Casa Editorial para La Fundación Bíblica Lockman.
Conexiones
En el capítulo 10 del libro de 1 Corintios, Pablo utiliza la historia de los israelitas en el
desierto, para ilustrar a los creyentes de Corinto la locura del abuso de la libertad y el peligro
del exceso de confianza. Pablo les había advertido a los corintios acerca de su falta de
autodisciplina (1 Corintios 9:24-27). Él prosigue describiendo a los israelitas quienes, a pesar
de ver los milagros y el cuidado de Dios por ellos –la división del Mar Rojo, la milagrosa
provisión del maná del cielo y el agua de una roca – ellos malentendieron su libertad, se
rebelaron contra Dios, y cayeron en la inmoralidad y la idolatría. Pablo exhorta a la iglesia
corintia a considerar el ejemplo de los israelitas y evitar la lujuria y la inmoralidad sexual
(vv.6-8) y a poner a Cristo a prueba y quejarse (vv.9-10).Ver Números 11:4, 34, 25:1-9;
Éxodo 16:2, 17:2, 7.
Cristo en 1 Corintios
Arqueología de 1 Corintios
AUDITORIO
Pablo dirigió esta carta a los creyentes en Corinto.
Al LEER
Busque principios generales e información práctica que pueda ponerse en práctica a la vida
cristiana y a las relaciones en la iglesia actual. Observe el consejo de Pablo en cuanto a las
prácticas divisivas, el matrimonio, la libertad cristiana, adoracion, los dones espirituales - y la
unidad de la iglesia. Examine y encuentre el estímulo en su argumento de que la
resurrección de Jesús fue un acontecimiento objetivo e histórico.
TEMAS
Primera de Corintios incluye los siguientes temas:
Divisiones. La sociedad corintia estaba plagada con individualismo competitivo, una actitud
que se extendió dentro de la iglesia. Grupos feudales se desarrollaron alrededor de figuras
líderes rivales quienes pueden haber organizado diferentes casas-iglesias. Pablo reprendió a
quienes pretendían pasar como «espirituales» (3:1), «maduros» (2:6) y «sabios» (3:18; 4:10),
recordándoles que Dios usa al humilde, despreciado y débil en el mundo para dar lugar al
cambio en el sabio y fuerte (1:18-31).
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
En muchas culturas antiguas, las personas de forma rutinaria sacrificaban animales a sus
dioses y luego comían su carne. En el mundo greco-romano, los templos tendrían casi
siempre comedores en los que grupos de personas podían festejar juntas. El templo de
Asclepio en Corinto, por ejemplo, tenía tres comedores, cada uno con espacio para 11
invitados en sofás colocados junto a las paredes. No está claro si estos comedores
particulares se usaban durante los tiempos de Pablo, sin embargo, algunas adaptaciones
parecen haber estado tras el discurso de Pablo en 1 Corintios 8-10. Corinto tan bien incluía
un templo para la diosa Deméter y su hija Perséfone, así como santuarios relacionados con
dioses egipcios y emperadores romanos. Aunque las comidas en estos santuarios con
frecuencia eran más momentos sociales que ceremonias religiosas, nadie podría negar que
existía en ellas un elemento religioso. La presencia de un cristiano en una comida
relacionada con semejante contexto pagano era repugnante para Pablo.
El exceso de carne de los templos pudo haber sido llevado al mercado. Si esa carne, la cual
podía o no estar asociada con la adoración a ídolos, fuera presentada a un creyente en la
casa de alguien más, Pablo permitía que el cristiano la comiera. Sin embargo, si el anfitrión
declaraba abiertamente que la carne había venido de un santuario pagano, el creyente debía
de abstenerse por el bien de los hermanos «débiles», cuyas conciencias podían estar aún
sensibles a las prácticas idólatras.
Reunirse a compartir los alimentos era una parte muy importante en la vida de la iglesia
primitiva. Jesús puso un ejemplo al acoger al compañerismo de la mesa a todo el que
llegara. La iglesia primitiva continuó con esta práctica y los miembros con frecuencia se
reunían en las casas de la gente para compartir los alimentos (p.ej., Hch 2:42). Algunas
asociaciones religiones judías y greco-romanas también se reunían para comidas
comunitarias, y a veces la conducta en las comidas comunitarias paganas podía ser en
extremo escandalosa. Sin embargo, para los cristianos el compartir alimentos era un
emblema tan poderoso de su amor en Cristo que esta actividad se llamó «fiesta de amor))
(de griego agape; lit., «un amor,). La palabra se usa de esta manera en el Nuevo Testamento
solamente en Judas 12.
Jesús también instituyó la Eucaristía (o «Cena del Señor») y es difícil establecer la relación
entre la Eucaristía y la «fiesta de amor». ¿Eran un mismo o dos diferentes acontecimientos?
La respuesta más probable es que en la iglesia primitiva no hacía ninguna distinción marcada
entre ambas. La Eucaristía se celebraba probablemente en el contexto de una comida de
iglesia, justo como se conmemoró la primera Eucaristía en el contexto de una cena de
Pascua. Sin embargo, pronto se hizo evidente que no era sabio combinar las dos (1Co
11:20-21): «cuando se reúnen, ya no es para comer la Cena del Señor, porque cada uno se
adelanta a comer su propia cena, de manera que unos se quedan con hambre mientras otros
se emborrachan». En los siglos posteriores, la Cena del Señor se separó de la comida
común, y la tradición de la «fiesta de amor» comenzó a desaparecer.
Esta forma de lenguaje extático debe distinguirse de la práctica cristiana, en la cual la lengua
desconocida evidentemente debía ser traducida a un lenguaje inteligible por la congregación.
Por supuesto, el uso desenfrenado de las lenguas en la adoración puede a veces parecerse
a los soliloquios de los adoradores paganos. Esto puede haber sido expresado, dada la
preocupación de Pablo, en 1 Corintios 14:23, donde señaló que un incrédulo podía entrar a la
iglesia y escuchar lenguas sin interpretación y «decir que ustedes están locos».
1 Corintios 14. “El papel de la mujer en la vida religiosa del mundo greco-romano”
Las actividades religiosas de las mujeres en el mundo greco-romano abarcaban una amplia
gama y exhibía una enorme diversidad. Algunos cultos de misterio incluían una adoración
extática y orgiástica en donde las mujeres jugaban un papel prominente, y las sacerdotisas
eran algo normal en la adoración de diosas griegas. Algunas fiestas religiosas en Grecia eran
exclusivamente para mujeres; un ejemplo son las Tesmoforias, que honraban a la diosa
Deméter. Las Bacantes, un drama del poeta griego Eurípides (siglo V a.C.), cuenta acerca de
celebraciones religiosas frenéticas al dios Dioniso por parte de las mujeres que seguían su
culto. Otras religiones paganas crearon espacio para expresiones sexuales importantes
durante las fiestas religiosas, y los cultos a la fertilidad emplearon mujeres con el propósito
de llevar a cabo la prostitución ritual o sagrada. Por otra parte, dentro del judaísmo se
restringía el acceso de las mujeres a los patios interiores del templo de Jerusalén, y los
eruditos debaten si las sinagogas de la época presentaban segregación de sexo.
En 1 Corintios 14, Pablo dio pautas para la adoración ordenada, incluyendo algunas
instrucciones específicas dirigidas a las actividades de las mujeres en la adoración (vv. 33-
55). Evidencia de Corinto revela que la ciudad contenía varios templos a Afrodita y Apolo, y
los lectores de Pablo debían de estar familiarizados con estos y otros cultos que se
extendieron en el mundo greco-romano.
Numerosas propuestas han sido ofrecidas como significado de «bautizarse por los muertos»
en 1 Corintios 15:29. Cada teoría tiene algunos problemas, sin embargo, algunos son más
convincentes que otros:
Una explicación sostiene que Pablo estaba aludiendo a cierto tipo de «bautismo en
representación» (se bautiza a una persona para asegurar la salvación de los antepasados,
familiares o amigos que hubiesen muerto sin Cristo). Sin embargo, en este texto no hay
indicación de que los corintios hubieran sido bautizados para sus ancestros o para otros
paganos muertos, y no hay evidencia de que esto haya sido practicado en la iglesia primitiva.
Algunos sugieren que el término se refiere al bautismo para creyentes que murieron sin
bautizarse; otros creen que puede haber sido un rito basado en una creencia supersticiosa
de que el bautismo por sí mismo tenía poderes casi mágicos para dar vida. Los creyentes
corintios pueden haber estado influenciados por un culto de la muerte en Corinto. Por otra
parte, si el antecedente pagano hubiera estado detrás de esta práctica, hubiésemos contado
con la desaprobación de Pablo.
Incluso otros sugieren que la frase de hecho significa «bautizados en lugar de los muertos»
en el sentido de tomar el lugar de los mártires cristianos quienes habían perdido sus vidas a
causa de la fe. Este tipo de bautismo, por consiguiente, sería un rito a través del cual un
creyente vivo, de manera simbólica, tomaba el lugar de su hermano o hermana caída. Esta
interpretación tiene cierto apoyo en el contexto, ya que Pablo inmediatamente habló en los
versículos siguientes (vv. 30-32) de su propia resistencia ante la persecución.
P. ¿Se refería el apóstol Pablo al purgatorio cuando dice en 1. a Corintios 3: 13-15: «La
obra de cada uno será manifiesta, porque el día la declarará, pues por el fuego será
revelada, y el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno. Si permanece la
obra de alguno que sobreedificó recibirá recompensa, si la obra de alguno se quema
sufrirá pérdida, si bien el mismo será salvo, aunque así como a través del fuego»?
R. De ningún modo puede apoyarse en este texto la idea de un purgatorio para las almas. Lo
que dice es bien claro; se trata de la pérdida de aquella recompensa que el Señor dará a sus
obreros fieles, cuando los éxitos del mundo desaparezcan. Si bien el obrero podrá ser salvo,
si es un verdadero hijo de Dios, tendrá la pena y la vergüenza de ver destruido, es decir, no
apreciado en nada, sus aparentes éxitos de este siglo. Aquí no hay purgatorio de ninguna
clase, puesto que lo que el fuego tiene que quemar, según el texto bien claramente reiterado
en todo el pasaje, no es la persona, sino la obra.
«El tal sea entregado a Satanás para muerte de la carne, para que el
espíritu sea salvo en el día del Señor. » (1 Cor. 5: 5. )
«Para que el espíritu sea salvo. » Tal es el objeto de la disciplina de la Iglesia: tal el intento
de Dios al permitir a Satanás hacer su obra destructora en el cristiano, a saber: llevar al
hombre al arrepentimiento, a la confesión del pecado, al perdón y restauración.
El incestuoso fue entregado a Satanás, y no sabemos hasta qué punto afectó esta medida a
su cuerpo o a su naturaleza carnal, pero vemos que estuvo a punto de «consumirse de
demasiada tristeza» (2 Cor. 2: 6, 7) y que fue perdonado.
«En el día del Señor» no significa: «en la hora de la muerte». Tanto más, cuanto la Escritura
habla de una salvación futura de los ya salvos. «La segunda vez, sin pecado, será visto de
los que le esperan para la salvación, dice el apóstol en otro lugar, lo cual evidentemente
significa, no salvación del infierno, sino que se refiere a los frutos de la salvación, o sea las
recompensas que el Señor dará a cada uno de sus fieles, según sus obras.
R. No, de ningún modo. El libro de los Proverbios es una constante exhortación a adquirir
ciencia, a buscar sabiduría. Pero hay diferentes clases de ciencia y diferentes modos de usar
de ella.
Una clase de ciencia es la innata, que llamamos sentido común, sabiduría o prudencia; y no
depende tanto de los conocimientos ajenos que tenemos archivados en la memoria como de
la propia inteligencia del individuo. Si a esta sabiduría innata se añade sabiduría adquirida de
diversas fuentes, se multiplica la eficiencia y eficacia de las obras que la persona, así
privilegiada, es capaz de producir.
El antídoto de la ciencia en el libro de los Proverbios es necedad. La persona necia, si tiene
oportunidad de estudiar, o sea archivar sabiduría ajena en su mente, es la que suele
envanecerse y tener de sí misma un concepto más alto que el que debe tener. Es en tal
clase de personas que la ciencia recibida de fuera como un barniz de pintura sobre una
madera apolillada, suele producir el resultado que denuncia aquí el apóstol Pablo: «La
ciencia hincha». Esto es, les hace parecer lo que no son.
En tercer lugar (aunque es en realidad la primera), está la sabiduría espiritual; el
conocimiento de Dios que el apóstol Santiago llama: «sabiduría de lo Alto», cuyas
características describe en las siguientes palabras: «Pero la sabiduría que es de lo alto es
primeramente pura, después pacífica, condescendiente, benigna, llena de misericordia, de
buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía» (Santiago 3: 17). Esta sabiduría no consiste
meramente en poseer un gran conocimiento de la Biblia (aunque ayuda mucho si se hace de
ella un buen uso), sino en saber aplicar sus enseñanzas a la propia vida. Hay personas que
son una enciclopedia, no sólo en conocimientos humanos, sino aún bíblicos, y sin embargo
tal sabiduría no le es una bendición. El apóstol Pedro los describe con las siguientes
palabras: «Si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las sanas palabras de nuestro
Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecida nada sabe, y
delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras de las cuales nacen envidias, pleitos,
blasfemias, malas sospechas y constantes rencillas de hombres corruptos de entendimiento.
» (1. a Tim. 3: 5. )
¡Cuántos hay así, aun entre los que pretenden estar llenos, no sólo de sabiduría humana
sino divina! Tal pretensión de sabiduría, al no ser auténtica, produce el mismo resultado que
en los necios la sabiduría mundana, ya que puede haber apariencias de sabiduría espiritual,
o sea un barniz de santidad, del mismo modo que existe en el terreno de la sabiduría
humana.
En un famoso seminario cristiano pude leer este texto fijado en las paredes de todos los
dormitorios. Sin duda los profesores del gran colegio, profundamente cristiano evangélico,
sentían la necesidad de que tal advertencia estuviera constantemente ante la mirada de sus
alumnos. Y todos tenemos necesidad de ello a través del curso entero de nuestro ministerio.
En cuanto al caso específico que dio lugar a esta advertencia del apóstol Pablo, vemos por el
contexto que se trata del conocimiento que poseían algunos cristianos de Corinto más
dotados de sentido común que los paganos (y que otros cristianos todavía débiles e
inclinados a las supersticiones paganas), respecto a que un ídolo no es nada y no puede
influir en los sacrificios que le son presentados. La ciencia en este aspecto hincha. ¿Cómo?
Porque llena de satisfacción propia al que la posee hasta el punto de verse muy superior al
pobre pagano idólatra y a sus hermanos supersticiosos, olvidándose de amarles.
De aquí que el apóstol coloca en contraposición: «Mas el amor edifica. » Este conocimiento
de por sí puede ser dañino, pero juntamente con el amor, que es el secreto de la verdadera
sabiduría espiritual, puede edificar o traer al pagano hasta el mismo conocimiento que él
posee, y asimismo beneficiar al cristiano débil, si el que posee el mayor conocimiento
intelectual tiene asimismo la sabiduría espiritual para tratarles con la consideración debida.
«No sea que habiendo predicado a otros, yo mismo venga a ser reprobado. » (1 Cor. 9:
27. )
P. ¿No considera Pablo aquí que es posible que sea desechado y perdido para
siempre? ¿Cómo se armoniza esto con su doctrina de la salvación segura presente y
eterna?
.
R. Ciertamente, Cristo mismo asegura que da vida eterna a los suyos, que nadie de los
suyos perecerá y que no hay enemigo capaz de arrebatarles de las manos de Dios. «Ni uno
de ellos perecerá», dice en Juan 10: 28, 29; 17: 12). Pablo supondría una imposibilidad si
dijera: corro el peligro de perderme eternamente si no hiero mi cuerpo y lo pongo en
servidumbre. No dice tal cosa, pues afirma sólo, en caso de no hacer eso, podría resultar
reprobado; esto es, desaprobado en su carrera apostólica, como podría quedar desaprobado
el atleta que no cuidara su cuerpo para la carrera en el estadio. El quedar desaprobado el
atleta no significaba ser condenado a la muerte, como tampoco el quedar Pablo desaprobado
en su carrera equivalía a quedar desechado por Dios para siempre, sino con un grado de
calificación inferior a lo que Dios se había propuesto darle, y había colocado ante él, como su
meta ideal. (Véase Filip 3: 12. )
P. ¿Es honesto orar la mujer a Dios no cubierta la cabeza? (1 Cor. 11: 13. )
R. Respecto al pasaje 1 Cor. 11: 2-16, conviene que evitemos cuidadosamente poner en el
mismo enseñanzas que no contiene. Notemos primero que el asunto de que se trata es más
bien local que general; que se trata más bien de una costumbre que de una doctrina; de
llamar al orden a algunos desordenados, que de dictar reglas futuras para las iglesias.
Vamos al grano.
¿Cuál es el punto principal del asunto? Una protesta contra las mujeres de la iglesia de
Corinto, que profetizaban (predicaban) y oraban con la cabeza descubierta en la reunión de
edificación, haciéndose así ridículas por asemejarse al sexo masculino por un lado y a las
rameras corintias por otro. Las razones aducidas para corregir esta costumbre son éstas: 1. a
En el orden divino, la mujer viene después del hombre y le conviene tener la cabeza cubierta
en señal de sumisión (v. 3-5, 7). 2. a El no cubrirse coloca a la mujer al nivel de las rameras
corintias que se cortaban el cabello (v. 6). 3. a Débense cubrir la cabeza a causa de los
ángeles, es decir, mensajeros, que según algunos creen, denota aquí mensajeros del
gobierno o inspectores policíacos que podían tomar a las hermanas corintias por rameras,
faltándoles la «señal de autoridad» sobre la cabeza (v. 10). 4. a El sentimiento natural de lo
propio y conveniente favorece la costumbre de que se cubra la mujer al orar a Dios, o
profetizar, en la asamblea de Corinto.
El sacar de este pasaje la doctrina de que la palabra de Dios establece, cuál regla y
costumbre perpetua, que todas las mujeres que entren en una capilla evangélica actual
deben cubrirse, ya sea con sombrero o mantilla, ya con cualquiera otra cosa, según
costumbre del país, es evidentemente meter en el pasaje más de lo que contiene.
Sin embargo, es muy de respetar la costumbre de las asambleas cristianas en las cuales las
mujeres cubren sus cabezas en señal de respeto a Dios y a los prójimos varones. Esta
parece ser la recomendación de Pablo a las mujeres de Corinto que tomaban una parte
activa en el culto.
Si hay quien considera que debe extenderse la orden del apóstol a todas las mujeres, no
solamente las que oran o hablan, sino también a todas las mujeres de la Asamblea que
también adoran a Dios con sus oraciones en silencio y sus cánticos, y que esta orden es no
solamente para las mujeres de Corinto en los días de Pablo, sino para todos los tiempos y
todas las asambleas cristianas, nuestro consejo es que la hermana que concurra a estos
cultos cumpla tales instrucciones (sea cual sea la manera en que ella personalmente las
comprenda), pues el mismo apóstol Pablo nos enseña que en asuntos en los cuales haya
disentimiento de opinión entre los hijos de Dios, es necesario respetar la conciencia del
hermano, sin provocarle a causa de nuestra diferente comprensión del asunto. (Véase
Romanos 14. )
Por consiguiente, es una obligación cristiana no herir la conciencia de los demás hermanos si
un creyente, de cualquier denominación cristiana, concurre a un culto de estos hermanos.
Hemos oído a personas concurrentes a tales cultos decir: «A mí nadie me manda ni obliga,
sino la Palabra de Dios. » Pues bien, hermana: la Palabra de Dios te manda respetar la
conciencia del hermano y no provocarle, sometiéndote tú misma a aquello que tú no juzgas
necesario, y si te resistes a hacerlo desobedeces a Dios, por lo menos en lo que
encontramos en el pasaje bíblico de Romanos 14.
1. ° Que la opinión del apóstol es manifiestamente para las hermanas que hablan en público,
o sea predican u oran a Dios, no dándose orden especial a las demás hermanas de la
asamblea.
2° Que la orden no hace referencia ninguna a las mujeres que entren en un culto público; por
tanto puede ser contraproducente extender tal obligación a asistentes forasteras, no
creyentes.
3. ° Que el pasaje, o por lo menos parte de él, se ocupa de un asunto puramente local, que
no debe constituir motivo de disputa y discordia en la actualidad.
4. ° Que nos es necesario añadir a este pasaje, sea cual sea nuestra opinión sobre el mismo,
los mandatos del mismo Señor y del apóstol Pablo, de amarnos unos a otros los creyentes
hasta el punto de dejar aparte nuestras propias opiniones y conformarnos con observar las
del grupo cristiano con el cual nos juntamos, para no ser motivo de discordia o escándalo a
los demás, con lo cual pecaríamos en contra de otro precepto que no puede ser objeto de
disputa, que es el precepto del amor.
«¿Qué harán los que se bautizan por los muertos?» (1 Cor. 15: 29. )
R. Este texto ha dado mucha dificultad a los intérpretes. Muchos creen que Pablo aquí alude
a una práctica poco extendida y poco duradera en la iglesia de Corinto; práctica que consistía
en dejarse bautizar algún vivo en lugar de algún candidato muerto antes de recibir el
bautismo, cual especie de sustituto. Desde luego, si esto fuera así, no debemos suponer que
Pablo sancionara tal costumbre, sino que sólo se vale de la misma como argumento contra
los que lo practicaban, negando al mismo tiempo la resurrección de los muertos, como
algunos hacían en la iglesia de Corinto. ¿Cómo explican ese acto o qué ganan en ese acto
de bautizarse cual sustituto por un muerto, si el muerto es muerto para siempre y no resucita
más? Bautizarse a favor de un puñado de ceniza o un montón de podredumbre, ¿para qué
sirve? Esta explicación es para muchos satisfactoria.
Otros creen que el texto se puede traducir diferentemente y que se refiere a los que se
dejaban bautizar poco antes de morir y en vista de la muerte; pues se sabe que muchos, en
el cristianismo de los primeros siglos, posponían el bautismo hasta la hora de la muerte,
acaso pensando que así entrarían bien purificados en la otra vida. ¿Por qué se tomarían la
molestia de dejarse bautizar así en vista de la eternidad, si en realidad no hay resurrección
ninguna?
Otros opinan que bautizarse por los muertos quiere decir bautizar en la creencia de la
resurrección de los muertos, no sólo conmemorando en su salida del agua bautismal la
resurrección de Cristo, sino la anticipación de la suya propia. Si esto es bautizar por, para o
en pro de los muertos, como algunos dicen, ¿para qué practican el absurdo de bautizarse en
esa creencia de la resurrección de Cristo y la suya propia, simbolizada en el bautismo, si no
ha de haber resurrección?
Sea como fuere, lo que vemos de cierto es que, mencionándose esto sólo de paso, y sin
darlo, como mandato, sino como mera alusión, no puede decirse que la Escritura encierra
doctrina ni ejemplo; sobre tal costumbre de algunos cristianos, de una simple iglesia del
Nuevo Testamento; como pretenden los mormones hoy día.