Un Mendigo Recibe La Vista
Un Mendigo Recibe La Vista
Un Mendigo Recibe La Vista
INTRODUCCIÓN
Todos sabemos que nuestras vidas son hechas de “oportunidades” y “decisiones”. Muchos
quieren decidir y no tienen oportunidad para eso. Otros tienen oportunidades y no deciden nunca
en sus vidas. Lo cierto es que no debemos perder las oportunidades que Dios pone delante de
nosotros. El relato de Lucas en este capítulo 18 nos trae el cuadro perfecto de esta verdad, pues el
Maestro pasa por Jericó por última vez en su vida terrenal y, por tanto, era la última oportunidad
de Dios para Jericó y su gente de tener acceso al Hijo de Dios en persona.
COMIENCE
Lucas 18:35-43
“35 Aconteció que, acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino
mendigando, 36 y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. 37 Le dijeron que
pasaba Jesús nazareno. 38 Entonces gritó, diciendo: –¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de
mí! 39 Los que iban delante lo reprendían para que callara; pero él gritaba aún más fuerte: –¡Hijo
de David, ten misericordia de mí! 40 Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerlo a su presencia.
Cuando llegó, le preguntó, 41 diciendo: –¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: –Señor, que reciba
la vista. 42 Jesús le dijo: –Recíbela, tu fe te ha salvado. 43 Al instante recobró la vista, y lo
seguía glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios
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3. ¿Cómo supo el ciego que algo fuera de lo normal estaba sucediendo? (v. 36).
9. Si Jesús podía ver que el hombre estaba ciego, ¿por qué le preguntó qué quería? (v. 41).
Jericó era una ruta para llegar a Jerusalén por eso era normal o habitual que hubiesen mendigos o
ciegos o personas con alguna discapacidad en este camino esperando recibir algo de los viajeros
que por ahí pasaban. Ahora imaginemos no ser este ciego, estar ahí como el resto de los otros días
y de repente la misericordia encarnada. Jesús va a pasar por ese camino
Quienes carecen de la vista normalmente mejoran otras de sus sentidos (Olfato, tacto, oir mejor,
gusto) generalmente quienes carecen de la vista desarrollan el oído, empiezan a oir mejor y
también desarrollan otra cosa que es humildad porque si o si dependes de otras personas para
movilizarte.
36 y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. 37 Le dijeron que pasaba Jesús
nazareno38 Entonces gritó, diciendo: –¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Entonces este ciego desarrollo esas partes de su vida EL OIR MEJOR Y LA HUMILDAD porque
fácilmente el al saber que alguien estaba pasando se haya podido quedar cayado, sin embargo, él
tuvo la humildad de preguntar
Ahora no sabemos si él tenía conocimiento de quien era Jesús pero si podemos ver que el tenia Fe,
porque al escuchar a Jesús él se refiere a él como hijo de David, el mesías
39 Los que iban delante lo reprendían para que callara; pero él gritaba aún más fuerte: –¡Hijo de
David, ten misericordia de mí!
Jesús, oye y se detiene a la voz del que lo llama con fe y así es como mira
a los que lo invocan. Entonces, Jesús deteniéndose manda que le traigan a
este hombre que le había llamado y cuando estuvo cerca le pregunta;
"¿Qué quieres que haga por ti?" La pregunta se la hace por su natural
misericordia y para que los presentes vean que el ciego no pedía limosna,
sino que la gracia divina y lo hacía con fe. Entonces cuando el ciego expuso
su petición, "Señor, que yo vea otra vez". Jesús le dice: "Recupera la vista,
tu fe te ha salvado".
Los beneficios del Señor se obtienen por la fe y según sea esta es la gracia
que se recibe. Mientras mas abras la ventana de tu corazón, más luz
entrará. Las palabra de Jesús, se transforman en luz para los ciegos.
Muchos son los que desconocen la luz y viven en las tinieblas, pero quien
se acerca a la verdadera Luz, esto es a Jesús, vera la luz eterna.
El ciego nos demuestra que mientras más se clame o más se pida, mas se
recibe. Así como cuando insistimos en la oración con toda nuestra
vehemencia, Dios se detiene en nuestro corazón y recobramos la vista
perdida.
“Pero él gritaba más fuerte”, dice el Evangelio, para que se oiga por sobre
el ruido que produce el tumulto, así nuestra oración debe oírse por sobre
todo lo demás, con insistencia, por encima de la ceguera que nos rodea,
para que el mundo sea testigo de la luz de Cristo.