Trabajo Infantil
Trabajo Infantil
redujo a la mitad en los últimos 8 años. Una noticia que, sin duda, alegra a la región; sin embargo, no tanto a los
peruanos. ¿Por qué? Pues porque en el Perú el ritmo de decrecimiento fue más lento y, aunque la tasa de trabajo
infantil disminuyó en poco más de 4% desde 2012, aún hay un 21.8% de niños y adolescentes que trabajan. Lo peor es
que con estas cifras Perú encabeza la lista de países de Sudamérica con más trabajo infantil.
Según el ranking del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos sobre las peores formas de trabajo infantil en el
mundo, los tres países de Sudamérica con la tasa más alta de trabajo infantil son Perú (21.8%), Bolivia (20.2%) y
Paraguay (10.4%), y los que presentan las tasas más bajas son Brasil (2.9%) y Chile (3.5%). La última encuesta
especializada del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) sobre trabajo infantil 2015 muestra además cifras
preocupantes, pues del total de población de entre 5 y 17 años que trabaja, el 16.8%; es decir, 1 millón 274 mil 100
niños y adolescentes, realiza trabajos peligrosos. Asimismo, un 1.5% de menores está en un trabajo forzoso y el 5.3%
realiza tareas domésticas por encima de las 22 horas semanales; por lo cual, aunque estudian, logran un bajo nivel de
aprendizaje.
Jorge Vega, comisionado de la Adjuntía para los Derechos de la Niñez y Adolescentes, señaló que, aunque corresponde a
las municipalidades llevar un registro para identificar a los menores que trabajan en su jurisdicción, este no se está
llevando de la manera adecuada, pues la mayoría de los municipios que lo hacen solo tiene un listado de los niños y
adolescentes que declaran ser trabajadores, pero no tiene ningún plan de rescate o de apoyo al menor.
Asimismo, señaló que, aunque la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) hace operativos para
supervisar que no se lleve a cabo trabajo infantil, esta entidad no tiene capacidad para fiscalizar el trabajo informal. “Por
ejemplo, ¿cómo se controla el trabajo doméstico de menores de edad? Hace falta un plan nacional, personal
especializado y un mapeo de las zonas donde hay trabajo infantil, pues es en la informalidad donde está la mayor
cantidad de niños y adolescentes que trabajan”, sostuvo.
PROGRAMAS EXITOSOS Inés Martens, directora de Promoción y Protección de los derechos Fundamentales Laborales
del Ministerio de Trabajo, sostuvo que la fiscalización es una solución temporal, pues en muchos casos los menores
rescatados regresan a esa actividad. Por ello, se trabaja con las familias para plantear soluciones a sus necesidades.
El Ministerio de Trabajo, junto con la ONG Desarrollo y Autogestión, ejecuta tres programas para la incorporación de los
niños al trabajo permitido y a la escuela, que están dando buenos resultados. María Gloria Barreiro, directora de la ONG,
detalló que se trata de la incorporación de cadenas productivas agrarias libres de trabajo infantil; la reconversión
laboral, para que los adolescentes que están en trabajos peligrosos se capaciten y opten por trabajos permitidos; y la
secundaria tutorial, para que los adolescentes de las zonas más remotas que trabajan no dejen la escuela. “Estos
programas demuestran que erradicar el trabajo infantil sí es posible. Ahora el desafío es replicarlos en todo el país”,
enfatizó Barreiro.
TENGA EN CUENTA:
-En el Perú, el trabajo infantil es principalmente rural. Su tasa es casi cuatro veces más alta que en las zonas urbanas.
La principal actividad económica sigue siendo la agropecuaria.
-El trabajo peligroso es casi tres veces mayor en adolescentes entre 14 y 17 años que en niños entre 5 y 13 años. 
-Lo mismo sucede con el trabajo intensivo en horas: este es cinco veces mayor entre los adolescentes.
-La contribución de los adolescentes que trabajan al ingreso total de sus hogares alcanza el 16.5%. Entre las familias más
pobres y rurales llega a representar un cuarto del ingreso familiar.
-El trabajo infantil es mayor entre los niños y adolescentes que viven en pobreza extrema (57.4%).
-La tasa de trabajo infantil peruana es la tercera más alta de las Américas, después de Nicaragua (47.7%) y Haití
(34.4%).
En el Perú el mercado laboral infantil se presenta cada vez más alarmante, pero esto no sólo se da en países
subdesarrollados ni pobres, sino que también se presenta en países desarrollados de Asia, África y la Unión Europea.
Estos niños trabajan sin autorización legal y fuera del marco de una actividad o empresa, prácticamente se parte de un
modelo de economía de subsistencia, en donde se dedican al comercio ambulante y la venta callejera.
Las familias pobres tienen una mayor necesidad de que sus hijos trabajen a fin de obtener ingresos que contribuyen a la
supervivencia o ingresos complementarios ya que los padres de los mismos se encuentran a menudo desempleados o
subempleados.
La supervivencia, en países como el nuestro, tiene una mayor prioridad que el desarrollo, y los intereses de los niños
trabajadores se miden por la contribución que aporta a la familia y por tanto a su propia supervivencia. El presente
trabajo pretende analizar el sector en el que se desenvuelven estos niños y las implicancias económicas y sociales que
causa el trabajo infantil en el marco general del país.
Concepto
Giangi Ichibotto señala que por trabajo infantil debe entenderse cualquier actividad de un menor de edad que
contribuye a la satisfacción de las necesidades materiales básicas. Para Verdara resulta más cercano a la realidad definir
al trabajo infantil como la actividad laboral realizada entre una edad mínima de ingreso al trabajo y una edad máxima,
en que cesa la obligación escolar. Además, los autores concuerdan en que el trabajo infantil afecta a los derechos
fundamentales que tiene el niño, como el derecho a la educación y a la salud, al bienestar y a la protección contra la
explotación.
Todos los niños y niñas menores de 12 años que desempeñan cualquier actividad económica de producción.
Niños y niñas en edades comprendidas entre los 12 y los 14 años que realizan cualquier tipo de trabajo que implique un
riesgo, el cual sea evidentemente peligroso.
Todos aquellos menores de edad que son víctimas de las peores formas de trabajo infantil como:
Obligados a prostituirse.
Reclutados por la fuerza, obligados o inducidos a realizar actividades ilegales o que amenazan su integridad.
Existe en nuestro país, una creciente población de niños que trabajan desde muy temprana edad y que viven día a día en
situación de alto riesgo, tanto físico como moral. En las ciudades, las principales actividades infantiles son el trabajo en
microempresas y talleres informales, tiendas familiares y a domicilio, así como el trabajo callejero y el servicio
doméstico, que es la principal ocupación urbana de aquellas de sexo femenino.
El número de menores que vemos en las calles dedicándose a diversas actividades aumentan día tras día. Cada vez hay
más niños vendiendo periódicos, golosinas, cigarros, niños que cuidan carros, niños que cargan bultos, niños payasos,
cantores, cobradores de micros, lustrabotas, entre otros, cada vez más expuestos a los problemas sociales.
En cuanto a nuestro país, se observa que en 1993 del total de la PEA infante-juvenil registrada (497 mil), el 54% (267 mil)
se ubica en áreas urbanas mientras que el 46% restante (229 mil) habita en zonas rurales. Se ha desplazado el foco de
concentración del trabajo de menores de edad en el Perú del campo a las ciudades. Esto tiene que ver con el acelerado
proceso de urbanización de la sociedad en su conjunto. El Perú de hoy es un país dominadamente urbano. El 70% de
peruanos viven en ciudades; por consiguiente, la mayoría de niños y adolescentes también se localizan en zonas
urbanas.