Para Que No Entre El Lobo

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Para que no entre el lobo

Meli está preocupada. La preceptora le dijo le dijo que, si sigue faltando o llegando
tarde, va a tener que llamar a su mamá.
Meli no quiere que llame a su mamá, pero tampoco puede explicarle a la profe
Sonia por qué tan a menudo llega tarde o directamente no va.
No va a entender que ella tiene que quedarse despierta toda la noche, los ojos
muy abiertos en la oscuridad, para que el lobo no entre a la pieza de su hermanita.
El lobo solo anda de noche. Se desliza por la casa chiquita, de piso de porlan y
techo de chapas, casi en el borde del asentamiento Presidente Perón, y tantea la
puerta de la pieza. Se mete, con su paso pesado,su olor picante, sus garras, que
aprietan fuerte, lastiman hondo, hurgan profundo.
Cuando la casa queda en silencio, y mamá duerme, el lobo sale a cazar a las
niñitas que no se han portado mal.
Meli no va a permitir que atrape a su hermanita, que tiene once años. Por eso se
queda toda la noche despierta, y cuando lo escucha merodear, hace ruido, tose
fuerte, para que el lobo sepa que si sigue adelante, ella va a gritar, a prender
todas las luces, para que los demás vean al lobo.
No importa si mamá se enoja, tal vez así le crea. Ella ya intentó hablarle, contarle
de sus garras y de la sangre, pero mamá se asustó y la mandó a callar. Y ella se
calló. El lobo ya la había mordido muchas veces, pero ahora ya no. Ahora tiene
15, es grande, y el lobo es un cobarde. Solo le gustan las nenas chiquitas.
Por eso Meli no duerme, por eso se ata la mano al borde de una silla, para que si
se queda dormida, la mano la despierte. Por eso llega tarde a la escuela, o falta.
El lobo solo anda de noche. Cuando amanece, retoma su disfraz de hombre, besa
a mamá y se va a trabajar. Entonces, ella puede dormir tranquila.

19 de Noviembre Día Mundial para la Prevención del abuso sexual infantil.


L@s chic@s no mienten.
Cecilia Sola

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