Las Dos Bestias

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Las dos bestias - Apocalipsis 13:1-18

Introducción
En el capítulo anterior vimos que "el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama
diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus
ángeles fueron arrojados con él" (Ap 12:9). Él sabe "que tiene poco tiempo", así que
se esfuerza por hacer todo el daño posible en la tierra. Es entonces cuanto toma la
iniciativa de delegar su poder en las dos bestias que nos encontramos en este capítulo.

También en el capítulo 12 habíamos visto que el dragón perseguía a la mujer, símbolo


de Israel, y también a la descendencia de ella, seguidores fieles del Señor Jesucristo
tanto judíos como gentiles. Ahora, en este capítulo, nos va a explicar con detalle cómo
se lleva a cabo esta persecución.

Todo esto nos revela con claridad que en los últimos días habrá un poderoso
despliegue de todos los poderes diabólicos sobre este mundo. Nosotros normalmente
relacionamos todo esto con la figura del anticristo, aunque como veremos, Apocalipsis
no se refiere a él de esta manera, y de hecho, nos presenta no a uno, sino a tres
personajes diabólicos. Por un lado ya hemos tenido ocasión de ver al "gran dragón",
que no es otro que el mismo Satanás. Pero ahora encontramos que él delega su
autoridad en dos bestias, una que surge del mar (Ap 13:1) y otra que sube de la
tierra (Ap 13:11).

La primera bestia, la que surge del mar, es descrita en otras partes de la Biblia como
"el hijo de perdición", "el hombre de pecado", o el "inicuo". A su lado aparecerá otra
bestia que subirá de la tierra y que actuará como una especie de "ministro de
propaganda" de la primera bestia, y más adelante será descrito como el "falso
profeta" (Ap 16:13) (Ap 19:20) (Ap 20:10). Por lo tanto, este capítulo sirve para hacer
una presentación de ellos y también de sus actividades.

Pero antes de que entremos a analizar los detalles, es importante que notemos lo que
el apóstol Pablo dijo acerca de esta primera bestia:

(2 Ts 2:8-12) "Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el


espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo
advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios
mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no
recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder
engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no
creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia."

Lo que aquí se nos dice es que ese personaje vendrá por obra de Satanás y
manifestará un gran poder que se hará visible por medio de señales y prodigios
mentirosos. No cabe duda de que se presentará como un líder fuerte y carismático que
ofrecerá soluciones efectivas para una sociedad que agonizará en medio del caos que
prevalecerá durante la gran tribulación. Él traerá unidad a las naciones y un
sentimiento de seguridad a sus desesperados habitantes. Será un líder populista que
ofrecerá soluciones mágicas en el ámbito económico, político y social a un mundo
desanimado y sumido en innumerables conflictos de todo tipo.

Vivimos en "una aldea global" y tenemos problemas globales. En esta nueva situación,
cada vez hay más personas que piensan que tenemos que buscar un gobernante en el
que cada nación ceda poder para que solucione nuestros crecientes problemas de
seguridad y también económicos.

Ahora bien, fijémonos en que la Biblia afirma que esa bestia será creída y seguida por
la mayoría de este mundo. Y el apóstol nos da la razón de esta conducta: porque "no
creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia". Esto quiere decir que
aquellas personas que rechazan la verdad del evangelio quedan a merced del poder de
Satanás.

La presentación de la bestia que sube del mar


(Ap 13:1-2) "Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía
siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas,
un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como
de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande
autoridad."

Otras traducciones comienzan este capítulo diciendo "se paró", en alusión al gran
dragón que estaba furioso porque no había podido acabar con la mujer ni su
descendencia. Fue entonces cuando Juan vio aparecer progresivamente a una bestia
que salía del agua.

1. La procedencia de la bestia

La idea parece ser que fue emergiendo del agua poco a poco. Ahora bien, se ha
debatido mucho la cuestión de dónde va a surgir realmente esta bestia. Y
seguramente no hay una sola respuesta a esta pregunta. Veamos algunas
alternativas.
En primer lugar, en cuanto a su origen espiritual, debemos notar lo que ya dijo
el apóstol Pablo, que su "advenimiento es por obra de Satanás" (2 Ts 2:9).
En otro sentido, vemos que se nos dice que la bestia sube del mar, y podemos
pensar que una vez más este detalle tiene un valor simbólico. En el capítulo 17
veremos que la gran ramera estaba "sentada sobre muchas aguas" (Ap 17:1),
y el mismo texto nos aclara que esas "aguas" simbolizan "pueblos,
muchedumbres, naciones y lenguas" (Ap 17:15). También el profeta Isaías se
refirió a las naciones enemigas de Israel como "multitud de muchos pueblos
que harán ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones que harán
alboroto como bramido de muchas naciones. Los pueblos harán estrépito como
ruido de muchas aguas" (Is 17:12-13). Y más adelante vuelve a usar la misma
metáfora: "los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse
quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo" (Is 57:20). Por lo tanto, desde esta
perspectiva, la bestia surgirá de en medio del mar que simbolizaría a las
naciones impías.
Pero por otro lado, es importante notar también que esta bestia ya ha sido
presentada anteriormente en el libro de Apocalipsis. Era ella la que hizo guerra
contra los dos testigos de Dios y los mató (Ap 11:7). Y allí se nos dice que
esta bestia "sube del abismo", que es el mismo lugar de donde salió un
ejército de langostas satánicas que durante cinco meses atormentaron a los
hombres de la tierra (Ap 9:1-6). Y si establecemos una conexión entre ambos
pasajes, podemos concluir que esta nueva bestia procede del mismo lugar que
las anteriores, y su propósito va a ser similar; destruir a los hombres.
Y por último, debemos recordar también la visión que el profeta Daniel recibió
de Dios y en la que se le reveló el curso que seguiría la historia de los reinos
gentiles hasta la aparición del Mesías. Y es interesante notar que del último
imperio gentil aparecería "un cuerno pequeño" que surgiría de entre diez
cuernos que estarían antes que él (Dn 7:7-8). Este cuerno pequeño
representaba a una persona, ya que "tenía ojos como de hombre, y una boca
que hablaba grandes cosas". Un poco más adelante Daniel recibe la
interpretación de estos detalles y Dios le muestra que los diez cuernos
primeros representan a diez reyes, y que el cuerno pequeño será otro rey,
diferente a los primeros y que cuando surja derribará a tres de los
primeros (Dn 7:23-27). Cuando leemos el pasaje entero, no hay duda de que
este rey o "cuerno pequeño", es la misma bestia que encontramos en nuestro
pasaje de Apocalipsis. Así pues, desde esta otra perspectiva, la bestia será un
rey que surgirá al final de los tiempos y que aparecerá en el contexto de un
gran imperio gobernado por diez reyes, y que se abrirá paso destruyendo a
tres de ellos y sometiendo al resto.
Evidentemente, no tenemos que elegir una de estas opciones, puesto que todas ellas
son complementarias.

2. El carácter de la bestia

Aunque en último término lo que nos vamos a encontrar aquí es una persona, sin
embargo, es presentada como "una bestia". Y la finalidad del autor inspirado es clara;
quiere que entendamos que detrás de su apariencia humana hay un ser diabólico,
carente de cualquier sentimiento de compasión y con un orgullo que excede los límites
de lo humano. Ya hemos tenido ocasión de ver algo de su carácter cuando mató a los
dos testigos de Dios y los exhibió públicamente en la plaza de Jerusalén por tres días
para regocijo de los moradores de la tierra (Ap 11:7-10).

Automáticamente, esta persona que es descrita aquí como una "bestia salvaje", pone
en evidencia la gran diferencia que hay con el Señor Jesucristo, que como recordamos,
fue presentado al comienzo del libro como "un cordero". Es difícil pensar en un
contraste mayor.
En cuanto a la descripción de esta bestia Juan nos dice "que tenía siete cabezas y diez
cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.
Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca
como boca de león" (Ap 13:1-2).

Empecemos por notar la relación que esta bestia tiene con las bestias que contempló
el profeta Daniel en su visión (Dn 7:2-8). El profeta vio una sucesión de bestias
terribles; primero un león, luego un oso y también un leopardo. Inmediatamente nos
damos cuenta de que la bestia descrita en Apocalipsis es una combinación de estas
tres bestias descritas por Daniel. Podríamos decir que combinaba todos los horrores
distribuidos en ellas para crear una bestia difícil de imaginar y que concentraba las
características de todos sus predecesores.

Ahora bien, esto adquiere mayor significado cuando nos damos cuenta de que esas
bestias representaban a los grandes imperios gentiles que se iban a suceder desde
que el último rey de la dinastía de David perdió el trono de Israel hasta la segunda
venida de Cristo, el heredero legítimo de ese trono y quien lo convertirá en un trono
eterno, tal como se le reveló al mismo David (2 S 7). Ese período es conocido como
"los tiempos de los gentiles" (Lc 21:24).

A Daniel se le presentaron cuatro imperios que se sucederían en el tiempo: Babilonia,


Medo-Persia, Grecia y Roma. Y aunque algunas veces podemos pensar en la gloria y
esplendor que cada uno de estos imperios alcanzó, lo cierto es que se caracterizaron
por su brutalidad y crueldad. Con razón fueron descritos como bestias salvajes. Y la
bestia satánica que ahora se nos presenta en Apocalipsis concentraría toda esa fiereza
y poder implacable que ya se vio en los antiguos imperios.

Por lo tanto, esta bestia representa a un rey, aunque también a un imperio, que
tratará de establecer su propio reino en este mundo, en clara oposición con el reino de
Cristo.

3. Sus características

Notemos también algunas de las características de esta bestia: "tenía siete cabezas y
diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre
blasfemo".

En primer lugar nos damos cuenta que tenía la misma apariencia que el dragón que
habla en el capítulo anterior (Ap 12:3): "he aquí un gran dragón escarlata, que tenía
siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas". Y aunque es cierto
que el dragón tenía las diademas sobre sus cabezas y la bestia las tiene en sus
cuernos, no obstante, la relación entre ambos seres está fuera de toda duda, y queda
claro que la bestia que aparecerá en la tierra no será otra cosa que una especie de
retrato del mismo Satanás. Y si bien el dragón queda en un segundo plano mientras la
bestia actúa, en último término, el propósito de la bestia es dirigir las miradas de los
hombres hacia Satanás para que todos lo adoren como su dios.

Por otra parte, la unión de todos estos símbolos con los que es descrita esta bestia
(cabezas, cuernos, diademas) nos sugiere a un poderoso gobernante internacional que
tendrá pretensiones divinas.
Ahora bien, es cierto que a lo largo de la historia no han faltado gobernadores
arrogantes que podríamos relacionar con esta terrible bestia; hombres que se han
exaltado a sí mismos hasta el punto de creerse iguales a Dios. La Biblia recoge
algunos de estos casos: varios reyes de Babilonia (Is 14:12-14) (Dn 3:5), y de Tiro
(Ez 28:2,9), Faraón (Ez 29:3) o Antíoco IV Epífanes (Dn 11:36-37). Y fuera de la
revelación bíblica también podemos señalar a algunos emperadores romanos como
Gayo, Calígula, Nerón o Domiciano que hicieron que sus súbditos los trataran como si
fueran dioses. Ellos también pusieron "sobre sus cabezas un nombre blasfemo" (Ap
13:1). Nerón, por ejemplo, exigía ser saludado como "el eterno", y en sus monedas se
llamaba a sí mismo "el salvador del mundo". Domiciano exigía a sus vasallos que se
dirigieran a él como "nuestro Señor y dios" y se les exigía que dieran culto divino a su
emperador. No obstante, aunque todos estos personajes han encajado en alguna
medida con el patrón que tanto Daniel como Apocalipsis nos presentan de la bestia,
sin embargo, estas profecías no han encontrado todavía tu cumplimiento final y
definitivo. Recordemos que esta bestia aparecerá en la escena mundial en el último
tiempo y será destruída por la venida en gloria del Señor (Dn 7:21-22) (Ap 19:11-20).

4. El origen de su poder

Sin duda, el aspecto de esta bestia es terrible, pero lo que realmente lo hace un
enemigo altamente peligroso es el hecho de que "el dragón le dio su poder y su trono,
y grande autoridad". Nos encontramos ante un ser que encarna al mismo Satanás. De
algún modo, la afinidad entre el dragón y la bestia pretende imitar la relación íntima y
eterna entre el Padre y el Hijo. Así que, del mismo modo que el Hijo es uno con el
Padre y comparten el mismo trono (Ap 3:21), también la bestia comparte el trono con
el dragón (Ap 13:2).

Probablemente esta bestia se trate de un hombre que aceptará la misma proposición


que Satanás hizo a nuestro Señor Jesucristo, y que él, por supuesto, rechazó:

(Mt 4:8-10) "Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los
reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me
adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios
adorarás, y a él sólo servirás."

En cierto sentido es verdad que todo el mundo está bajo el control del maligno (1 Jn
5:19), y aquí vemos que en el tiempo final ejercerá su control sobre él por medio de la
bestia.

No obstante, aunque desde la perspectiva de Dios este personaje será una "bestia", no
quiere decir que los hombres lo vean como tal. Recordemos que tanto Daniel como
Nabucodonosor tuvieron su propia visión sobre el futuro de los reinos de este mundo,
y mientras que para el rey Nabucodonosor esos reinos eran representados por una
hermosa estatua de materiales preciosos, para el profeta de Dios eran vistos como
bestias salvajes y destructivas.

Y no cabe duda de que los hombres incrédulos de este mundo verán a esta bestia
como un hombre que poseerá el talento y el carisma de los grandes conquistadores
del pasado. Además, no debemos olvidar que junto a su atractiva personalidad
poseerá también el poder de hacer milagros que fascinarán a todo el mundo. No es
difícil imaginar que el mundo lo vea como su salvador y ponga en él sus esperanzas.

La bestia herida de muerte que fue sanada


(Ap 13:3-4) "Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue
sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que
había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la
bestia, y quién podrá luchar contra ella?"

1. La bestia cautiva el corazón de los hombres

Aunque no se nos dan más detalles, el texto nos dice que esta bestia fue herida de
muerte. Más adelante veremos que su herida fue producida por una espada (Ap
13:14), pero desconocemos las circunstancias en las que esto pudo ocurrir. Esto se
debe a que el interés de Juan no está en cómo se produjo la herida, sino en el hecho
de que una herida, que al parecer era mortal, fue sanada, aparentemente de manera
milagrosa.

Es interesante notar que la expresión traducida "como herida de muerte" es la misma


que se usó anteriormente en relación al Cordero que fue presentado "como inmolado"
en (Ap 5:6). No hay duda de que Satanás intentará plagiar al verdadero Mesías,
haciendo un esfuerzo por simular su muerte y resurrección.

Y aunque el texto no dice que llegara a morir, no cabe duda de que su sorprendente
recuperación ayudará a la bestia a consolidar su dominio sobre el mundo. Si había
algunos que dudaban, seguramente al verla herida y más tarde sanada, dejarán de
oponer resistencia a su control. Será el momento en que su popularidad alcance
proporciones sorprendentes. Recordemos que con los sellos y las trompetas la muerte
se extenderá por el mundo a una escala sin precedentes, y cuando la bestia se
presente como aparentemente invulnerable a sus efectos, conseguirá conquistar al
mundo, que probablemente vean en ella su única esperanza.

Todo esto no deja de sorprendernos. Cuando el verdadero Cristo vino al mundo todos
gritaron a una voz que le crucificaran, pero cuando se presente este gran impostor
todos querrán coronarle. Los hombres se negaron a creer en la auténtica resurrección
de Cristo, sin embargo darán crédito a este engañador. Pero lo más grave de todo este
asunto es que la restauración de la bestia no puede traer salvación al mundo, sino que
sólo servirá para que aumente su poder y control sobre este mundo y pueda acabar
libremente con cualquiera que se le oponga. En cambio, la muerte y resurrección de
Cristo, ofrece al hombre pecador perdón y vida eterna.

Pero nada de todo esto debe extrañarnos, puesto que tanto el Señor Jesucristo ya nos
advirtió que esto iba a ocurrir:

(Jn 5:43) "Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su


propio nombre, a ése recibiréis."

2. El verdadero propósito de la bestia


El interés de la bestia no será el de dar vida a los hombres, sino conseguir que todos
adoren a Satanás. Veamos cuál fue el resultado de esta sanidad: "y se maravilló toda
la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la
bestia, y adoraron a la bestia".

Por fin Satanás conseguirá lo que siempre había deseado, esto es, que los hombres le
adoren públicamente. Se sentirá satisfecho cuando escuche a los hombres aclamarle
"diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?". El mundo
pensará que la bestia es invencible y que podrá derrotar a cualquier enemigo que se
enfrente a ella. No serán cautivados por su grandeza moral, sino por su fuerza bruta.

Pero aunque los hombres crean que la bestia es invencible, la pregunta formulada
aquí: "¿quién podrá luchar contra ella?", será contestada unos capítulos más adelante,
cuando el auténtico Rey de reyes y Señor de señores se presente en este mundo para
tomar el reino que legítimamente sólo le corresponde a él y lance a la bestia al lago de
fuego y azufre (Ap 19:19-20).

Y en cuanto a los gritos de la humanidad rebelde, no cabe duda de que son un claro
ataque y una forma de expresar su oposición contra la verdad revelada en la Palabra
acerca de Dios:

(Ex 15:11) "¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico
en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?"

El asunto de a quién adoramos se reviste de una tremenda importancia en toda la


Biblia, pero especialmente en el libro de Apocalipsis. No hay duda de que el hombre ha
sido diseñado para rendirse y adorar a un Dios absoluto, pero cuando se rechaza al
auténtico Dios, sólo quedan impostores que de ninguna manera podrán satisfacer las
expectativas del corazón humano. Además, como veremos a lo largo de Apocalipsis, a
quién rendimos nuestra lealtad tendrá para cada hombre consecuencias eternas.

La bestia contra Dios


(Ap 13:5-7) "También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le
dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemias contra
Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.
Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio
autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación."

1. La bestia blasfema contra Dios

Una de las prioridades de la bestia será la de desacreditar a Dios. Como su amo


Satanás, la bestia será también blasfema y arrogante. No dejará de hablar mal de
Dios. En realidad, lo que pretende de este modo es ocupar el lugar de Dios (2 Ts 2:4).
Y no cabe duda de que esto será del agrado de los hombres rebeldes e incrédulos,
quienes ya en estos días manifiestan actitudes similares.

En todo esto, este pasaje de Apocalipsis nos recuerda nuevamente al "cuerno


pequeño" del que profetizó Daniel, el cual hablaba grandes cosas contra el Altísimo.
(Daniel 7:8,20,23-25), también en Daniel 11:36,37
2. Dios pone límite a la actuación de la bestia

Al igual que al "cuerno pequeño" del que profetizó Daniel, también la bestia de
Apocalipsis es limitada por Dios en cuanto al período durante el cual podrá ejercer su
poder. En ambos casos se trata de tres años y medio, que en Daniel equivalen a
"tiempo, y tiempos, y medio tiempo" (Dn 7:24-25); y en Apocalipsis a "cuarenta y dos
meses" (Ap 13:5).

Este período de tiempo es justo la mitad de la última semana de años de la que


también habló el profeta Daniel y que nosotros conocemos como "la gran tribulación".
Veamos lo que profetizó Daniel:

(Dn 9:27) "Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la
semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las
abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está
determinado se derrame sobre el desolador."

Estos detalles no los debemos pasar por alto, puesto que nos muestran que la bestia
siempre estará bajo el control de Dios. Esto confirma la soberanía de Dios, pero
también nos trae consuelo, especialmente en aquellos momentos en los que los
creyentes se encuentran bajo pruebas y sufrimientos. Es importante recordar que Dios
está en el control y ha puesto límite a todos ellos. Recordemos las palabras del apóstol
Pedro: "aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos
en diversas pruebas" (1 P 1:6). Siempre es por un "poco de tiempo", y es así porque
Dios pone límite a todas ellas.

3. La bestia blasfemia contra Dios, su tabernáculo y los que moran en el cielo

Las desafiantes blasfemias de la bestia son dirigidas principalmente "contra Dios" y "su
nombre", pero también pronuncia palabras injuriosas contra "su tabernáculo" y "los
que moran en el cielo". En definitiva, su odio es contra Dios y contra todos aquellos
que están de su parte tanto en la tierra como en el cielo.

Notemos que blasfemará contra el tabernáculo de Dios, es decir, la morada de Dios en


la que se encontraba con su pueblo en esta tierra. Por esa razón el tabernáculo fue
conocido en el Antiguo Testamento como "el tabernáculo de reunión" (Ex 33:7).

Por otro lado, "los que moran en el cielo" pueden incluir a los hombres redimidos que
ya están en el cielo alabando a Dios y dando testimonio de su gracia, pero también
puede referirse a los ángeles que sirven a Dios y que encabezados por Miguel
causaron la expulsión de Satanás del cielo (Ap 12:7-9).

En todo caso, no hay duda de que lo que mueve a la bestia es la envidia. Tanto la
bestia como el dragón tienen envidia de Dios y por esa causa profieren palabras
injuriosas contra él. En el fondo de su ser lo que realmente ambicionan es sentarse en
el templo de Dios ocupando su lugar. Y esto es lo que la bestia hará cuando llegue al
apogeo de su carrera:

(2 Ts 2:3-4) "Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes


venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual
se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que
se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios."

4. La bestia hace guerra contra los santos y los vence

En esto vemos una vez más la relación existente entre el "cuerno pequeño" del que
habló el profeta Daniel y la bestia de Apocalipsis. No hay duda de que se trata de una
misma persona. Veamos que en ambas profecías persiguen a los santos y los vencen:

(Dn 7:21) "Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía"

Pero en todo caso, debemos notar que la bestia nada podría contra los creyentes si no
le fuere "permitido". Aun en el terrible periodo de la gran tribulación, cuando Satanás
estará especialmente activo sobre este mundo, todavía estará bajo el control soberano
de Dios.

En cuanto al asunto de que la bestia haga guerra contra los santos, vemos que se
trata de la continuación de la obra del dragón, quien también hizo "guerra contra el
resto de la descendencia de la mujer, los que guardan los mandamientos de Dios y
tienen el testimonio de Jesucristo" (Ap 12:17).

Es probable que antes de que tenga lugar la gran tribulación, la iglesia haya sido
arrebatada al cielo, pero también es posible que la iglesia tenga que pasar por ella.
Cualquiera que sea nuestra postura sobre este tema, debemos observar que aquí la
bestia hace guerra contra los creyentes. Es cierto que puede tratarse de personas que
se conviertan a raíz del arrebatamiento, pero puede ser también una referencia a la
iglesia.

En todo caso nos llama la atención que la bestia no sólo hará guerra contra los santos,
sino que también los vencerá. Pero, ¿cómo los vencerá? ¿En qué consistirá su victoria?
Todo parece indicar que los matará, tal como hizo con los dos fieles testigos de Dios:
"cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra
contra ellos, y los vencerá y los matará" (Ap 11:7). Triunfará sobre ellos físicamente,
pero no espiritualmente. La bestia no tiene argumentos para poder destruir la fe de los
creyentes, contra ellos sólo puede usar la violencia, lo que manifiesta la ausencia de
razones.

Esto nos lleva a considerar que el testimonio de los creyentes en ese tiempo será
sellado con su propia vida. Es verdad que a los creyentes nos gusta pensar que el
arrebatamiento de la iglesia tendrá lugar antes de la gran tribulación, y que por lo
tanto nada de todo esto tendrá que ver con nosotros, pero si por alguna razón esto no
fuera así, debemos preguntarnos urgentemente si la iglesia de Cristo del siglo XXI está
lista para atravesar un período de sufrimiento y prueba de esta magnitud. Lo cierto es
que muchos creyentes en diferentes partes del mundo ya están pagando en el
presente un precio así con gozo, pero no parece que la iglesia que se encuentra en
países que gozan de libertad y comodidad esté preparada de la misma manera.

En este sentido recordamos la experiencia de un misionero norteamericano que quedó


desconcertado por el vibrante testimonio de un cristiano iraní que le dijo: "Para un
creyente aquí es una vergüenza morir por causas naturales". Todo esto nos debe
hacer reflexionar a muchos de nosotros.

Ahora bien, ¿por qué permite Dios que sus santos sufran y sean vencidos? Bueno, en
primer lugar, no debe sorprendernos que los creyentes seamos perseguidos. El Señor
Jesucristo nos lo advirtió y debemos estar preparados para ello: "El siervo no es
mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os
perseguirán" (Jn 15:20). Y en segundo lugar, esto proporcionará una última
oportunidad a muchos para conocer el evangelio de Jesucristo. De esto también habló
el Señor Jesucristo: "os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y
delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a
ellos" (Mr 13:9).

5. La bestia alcanza autoridad sobre las naciones

En medio de la tribulación, y como consecuencia de su campaña de desprestigio contra


Dios y su guerra contra los creyentes, llegará a conseguir un dominio de alcance
mundial: "También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación". La
bestia se erigirá como un todopoderoso gobernante mundial. De ese modo logrará
unificar la política mundial y hacer creer a los hombres que puede conseguir solucionar
los graves conflictos que este mundo enfrenta.

Pero como nuestro texto enfatiza, esta autoridad por la que llegará a tener un dominio
mayor del que ningún ser humano haya jamás recibido, le será dada por Dios. De este
modo la bestia usurpará el reino que legítimamente le corresponde sólo a Cristo (Ap
14:6-7). Será el último reino anti-Dios que este mundo conocerá.

La bestia es adorada
(Ap 13:8) "Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban
escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del
mundo."

El gobierno mundial de la bestia logrará crear tal grado de entusiasmo entre las
personas que se rendirán ante ella en adoración. Bueno, todos no, sólo aquellos que
no han querido creer en Dios. Finalmente no hay más opciones; o adoramos a Dios o
adoramos a Satanás; o creemos la verdad o seremos seducidos por la mentira. No hay
terreno intermedio. Los que rechazan la verdad sólo les quedará la opción de abrazar
la mentira (2 Ts 2:8-12).

La bestia será tan persuasiva que conseguirá la admiración del mundo. Sólo los
creyentes serán guardados de la seducción engañosa de la bestia y se negarán a
rendirle su adoración, lo que sin duda despertará su ira contra ellos.

Notemos que los creyentes son descritos aquí como los que están escritos en el libro
de la vida del Cordero que fue inmolado. La vida del creyente le viene del Cordero que
fue inmolado, no hay otro medio.
El texto dice que el Cordero "fue inmolado desde el principio del mundo", lo que
destaca el propósito eterno de Dios de salvar a los hombres. El apóstol Pedro expresó
bien estas dos ideas:

(1 P 1:18-20) "Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la


cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino
con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los
postreros tiempos por amor de vosotros"

Una exhortación a oír


(Ap 13:9) "Si alguno tiene oído, oiga."

El hecho de que el deseo de Dios desde la eternidad ha sido siempre la salvación de


todos los hombres, y que a tal fin haya preparado un sacrificio perfecto, no anula la
responsabilidad del hombre, que debe prestar atención a lo que Dios dice y tiene que
tomar al respecto una decisión consciente y responsable de consecuencias eternas.

La frase usada aquí: "Si alguno tiene oído, oiga", fue empleada en repetidas ocasiones
por el Señor Jesucristo en los evangelios. Y en este contexto constituye un
llamamiento a oír con miras a obedecer y ser fieles aun en medio de las dificultades de
la gran tribulación. Es un llamado a resistir en la fe y a no ceder ante el opresor.

Pero no sólo los creyentes deben oír, también deben hacerlo los incrédulos. Ellos
también son responsables de sus actitudes y hechos, tal como vamos a ver a
continuación:

(Ap 13:10) "Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada,


a espada debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos."

La primera parte de este versículo nos habla de la justa retribución que Dios dará
finalmente a cada persona en función de sus obras. Los creyentes pueden ser llevados
en cautividad o ser muertos a espada, y deben estar preparados para estas dos
formas de persecución que la bestia ejercerá sobre los creyentes durante la gran
tribulación, pero finalmente quienes hagan esto con ellos recibirán una justa
retribución.

Y la segunda parte del versículo es una exhortación a los santos para que dependan
enteramente de la providencia de Dios y no traten de resolver las cosas por sus
propios medios. No hay lugar para la violencia o la venganza en los creyentes. Es una
contradicción defender el evangelio del amor de Dios usando la violencia. El apóstol
Pedro resumió muy bien cuál debe ser la actitud de los creyentes que sufren
injustamente:

(1 P 4:19) "De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden
sus almas al fiel Creador, y hagan el bien."

Y tenemos también el ejemplo supremo de Cristo:


(1 P 2:21-23) "Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por
nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni
se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición;
cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente."

Esto puede parecer una actitud débil y de perdedores, pero lo cierto es que lo fácil es
responder con agresividad cuando somos maltratados. Para lo que se requiere un
poder sobrehumano es para poner la otra mejilla cuando somos golpeados y esperar al
justo juicio de Dios (Ro 12:19).

En todo caso, este versículo contiene una palabra de gran consuelo para aquellos que
sufren cualquier injusticia, y especialmente para aquellos que pasen por la gran
tribulación. Los hombres no podrán eludir indefinidamente las consecuencias de sus
propios actos porque finalmente Dios hará justicia en el momento oportuno y ninguna
causa quedará pendiente. El mal no puede triunfar ni Dios ser burlado:

(Ga 6:7) "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará."

Es importante escuchar la exhortación a oír con atención y tomar las actitudes


correctas, porque cada cosa que hacemos será juzgada. Y no lo olvidemos; el castigo
por el pecado será eterno. Démonos cuenta de que cuando aquí dice que los que
llevan en cautividad a otros ellos también serán llevados en cautividad, esto quiere
decir que el cautiverio de estos últimos tendrá lugar en el lago de fuego y azufre que
arde eternamente, donde el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga  (Mr
9:44-48).

La bestia que subía de la tierra


(Ap 13:11-14) "Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos
semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón. Y ejerce toda la autoridad
de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella
adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. También hace grandes
señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de
los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha
permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que
le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió."

1. La identidad de la segunda bestia

La primera bestia que subió del mar va a ser ayudada en su diabólica misión por otra
bestia que subirá de la tierra. El origen terreno de esta segunda bestia parece que la
hace menos misteriosa que la primera, aunque no menos dañina. Seguramente el
hecho de que proceda de la tierra quiere dar a entender que será un personaje que
surgirá de entre la gente ordinaria.

El libro de Apocalipsis se refiere a esta segunda bestia como "el falso profeta" (Ap
16:13) (Ap 19:20) (Ap 20:10), lo que nos da una idea precisa de su carácter y
cometido. En nuestro lenguaje moderno diríamos que actuará como un ministro de
propaganda de la primera bestia, que intentará convencer al mundo de su grandeza,
animando a todos para que pongan en ella su confianza como única vía posible de
salvación. En este sentido la primera bestia se servirá de ella del mismo modo que los
reyes de la antigüedad lo hacían con los falsos profetas que tenían bajo su control.

Por otro lado observamos que se trata de un personaje religioso, que por medio de
grandes señales conseguirá convencer a todos para que adoren la imagen de la
primera bestia. Su meta fundamental no es atraer a los hombres hacia una nueva
religión, sino hacia la persona de la bestia, a fin de que todos lo consideren como un
ser divino.

Pero como pronto veremos, esta segunda bestia no sólo se dedicará a convencer a las
personas, también ejercerá un férreo control económico dentro del estado, de tal
manera que no puedan comprar o vender a menos que previamente hayan aceptado
ser sellados por ella.

2. La trinidad diabólica

Por lo tanto, con la aparición de esta última bestia se completa el triunvirato de


iniquidad formado por el dragón (Satanás), la bestia que surge del mar (el anticristo),
y el falso profeta (la bestia que sube de la tierra).

De este modo, Satanás vuelve a intentar imitar a Dios creando su propia trinidad
diabólica. El dragón queriéndose hacer pasar por el Padre, la bestia del mar ocupando
el lugar de Cristo, y la bestia de la tierra imitando la labor del Espíritu Santo.

3. La hipocresía del falso profeta

Juan observa que aunque "tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero", sin
embargo "hablaba como dragón" (Ap 13:11).

Seguramente esto quiere decir que intentará imitar al Cordero de Dios, pero en la
dureza y maldad de sus palabras se percibía con claridad su origen diabólico. A pesar
de parecer bastante inofensivo, no podrá ocultar su verdadera naturaleza y al servicio
de quién está. Todas sus palabras, aunque sutiles y suaves, se basarán en los dictados
del dragón y la bestia.

Esta hipocresía y falsedad había sido típica de todos los falsos profetas del pasado. El
Señor Jesucristo nos advirtió sobre ellos:

(Mt 7:15) "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de
ovejas, pero por dentro son lobos rapaces."

Y el apóstol Pablo dijo que era una característica de los siervos de Satanás:

(2 Co 11:13-15) "Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se


disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se
disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se
disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras."

4. La fuente de autoridad del falso profeta


Notemos la progresión de la autoridad delegada. Primero estaría el dragón, quien tiene
que actuar bajo el control y autoridad de Dios. El da su autoridad a la bestia que sube
del mar (Ap 13:2), y ésta a su vez da de su autoridad al falso profeta: "Y ejerce toda
la autoridad de la primera bestia en presencia de ella".

5. La misión del falso profeta y los medios para cumplirla

El falso profeta no tratará de hacer creer a los hombres que no hay Dios, sino que
empleará todos sus recursos para convencer a los hombres de que la autoridad final
de este mundo es de la bestia, a fin de que todos la adoren: "Y hace que la tierra y los
moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada" (Ap
13:12).

Uno de los argumentos principales usados por el falso profeta será recordar a todos
que la herida mortal de la bestia había sido sanada de forma milagrosa. De esta
manera intentará que del mismo modo que los creyentes adoran a Cristo por su
muerte y resurrección, así adoren a la bestia por la sanidad de su herida.

En todo esto imitará también la labor del Espíritu Santo, quien no se glorifica a sí
mismo, sino que busca que todos los hombres miren a Cristo (Jn 16:13-14). En su
lugar, el falso profeta usará toda su capacidad persuasiva para que el mundo glorifique
a la bestia.

Como vemos, Satanás intenta plagiar lo que Dios ha hecho por medio de Jesucristo y
lo que sigue haciendo por su Espíritu Santo. Pero lo más triste del asunto es que la
humanidad de los últimos tiempos preferirá adorar a la bestia en lugar de acudir al
verdadero Mesías.

Como parte de su programa propagandístico "también hace grandes señales, de tal


manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres". Y
esto nos recuerda que no siempre que ocurre un milagro eso quiere decir que Dios
está actuando. No olvidemos a los hechiceros de Faraón que por medio de
encantamientos diabólicos lograron por algún tiempo imitar los milagros que Moisés
hacía en el nombre de Dios (Ex 7:11) (Ex 7:22) (Ex 8:7). Y debemos tener especial
cuidado con esto, porque del mismo modo que los hechiceros de Faraón imitaron los
milagros de Moisés, el falso profeta también hará descender fuego del cielo como hizo
el profeta Elías (1 R 18:36-38) (2 R 1:10-12).

Tal vez sea mucho imaginar, pero es curioso que el tipo de milagro elegido por el falso
profeta sea uno por el que el profeta Elías era recordado entre los judíos (Lc 9:54).
Nos preguntamos si tal vez con esto pretendía ser reconocido como el profeta Elías
que había de venir precediendo la venida del Señor a establecer su reino en este
mundo (Mal 4:5).

Como vemos, el falso profeta es muy sofisticado en su forma de actuar y fácilmente


logrará engañar al mundo. Pero los creyentes debemos estar en guardia, recordando
la advertencia del Señor, sabiendo que nosotros también podemos ser engañados si
no estamos atentos a la Palabra de Dios:
(Mt 24:24) "Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes
señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los
escogidos."

Y una de las evidencias que tenemos en la Palabra para saber si un profeta es falso la
encontramos en:

(Dt 13:1-3) "Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te


anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció,
diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás
oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro
Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro
corazón, y con toda vuestra alma."

Vemos aquí que si un profeta se levantara haciendo señales y maravillas a fin de


inducir a la gente para seguir a otros dioses debía ser rechazado. Y este es el caso
concreto del falso profeta, puesto que su fin es llevar a las personas a la adoración de
la imagen de la bestia: "mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a
la bestia que tiene la herida de espada, y vivió".

Otro de los pecados condenados por la ley de Dios era la idolatría. Quedaba
totalmente prohibido hacer imágenes y adorarlas:

(Ex 20:4-5) "No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el


cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas,
ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de
los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen."

Y aquí vemos que el falso profeta promueve la creación de una imagen de la bestia
con el fin de que todos la adoren. Esto nos recuerda la construcción de la imagen que
hizo Nabucodonosor y su exigencia de que todos la adorasen (Dn 3:1-6). Sería
interesante leer todo ese capítulo de Daniel para ver cuál debería ser la actitud de los
verdaderos creyentes ante una exigencia así. Aunque lo más importante ahora es
notar que el período que conocemos como "los tiempos de los gentiles" comenzó con
la adoración obligada de la imagen que representaba el poder y la majestad del
gobernante del primer gran imperio mundial de los descritos en (Dn 2:36-43), y que
ese período concluirá también con la obligación de adorar a la imagen de la bestia, el
último gobernante mundial de "los tiempos de los gentiles".

En cuanto al lugar en el que esta imagen de la bestia será levantada, no se nos dice
expresamente, pero tal vez, como un acto de provocación más, sea colocada en el
templo en Jerusalén. En (2 Ts 2:4) leemos que el hombre de pecado se sentará en el
templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. Y quizá con el fin de perpetuar
su presencia allí haga colocar en ese lugar su imagen. Tal vez a esto se refiera la
"abominación desoladora" de la que habla el profeta Daniel (Dn 11:31).

6. Los métodos violentos del falso profeta contra los que no adoren a la bestia
(Ap 13:15-17) "Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la
imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase. Y hacía que a todos,
pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la
mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que
tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre."

Otro de los milagros con los que el falso profeta sorprenderá a los hombres consistirá
en "infundir aliento a la imagen de la bestia para que la imagen hable". Ya sabemos
que el dar "aliento de vida" es uno de los atributos del Dios Creador, y aquí parece que
este falso profeta intenta imitarle haciendo un milagro que nunca antes había sido
visto en este mundo desde la creación del hombre (Gn 2:7). Aunque lo que finalmente
crea no es un hombre, sino una burda falsificación diabólica de él.

Ahora bien, esta imagen hablará para condenar a la muerte a todo aquel que no la
adore. Por lo tanto, ademas de hablar, tendrá también capacidad de discernir
actitudes, leer pensamientos y dar órdenes. Esta imagen idolátrica de la bestia será
completamente diferente a cualquier otro ídolo que se haya conocido en la historia de
la humanidad. Ya sabemos que los ídolos aunque tienen boca son incapaces de
hablar (Sal 115:5) (Sal 135:15-17), pero este ídolo diabólico será distinto y tendrá
una capacidad increíble para engañar a los hombres.

Como parte del programa totalitario de la bestia, impondrá que todos los hombres
sean marcados: "Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y
esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente". Esto es lo que
popularmente se conoce como la marca de la bestia.

La bestia quiere que todos los hombres y mujeres del mundo manifiesten pública y
visiblemente que son adoradores suyos, de ahí que la marca sea puesta en partes del
cuerpo que son difíciles de ocultar. En aquella época sólo los animales y los esclavos
eran marcados de este modo, indicando así quién era su dueño, y la bestia pretenderá
hacer lo mismo con todos los hombres, quienes pasarán inmediatamente a depender
de ella.

Esta marca será la imitación que Satanás hará del sello que Dios pondrá sobre su
propio pueblo. En (Ap 7:2-8) vimos que fueron sellados en sus frentes los siervos de
Dios, 144.000 personas de las doce tribus de Israel. Es verdad que en ambos casos la
marca o el sello implica pertenencia a aquel que lo pone en ellos. Sin embargo, es
importante que notemos algunas diferencias. En primer lugar, el sello de Dios es una
señal de que hemos sido redimidos por Dios de la esclavitud al pecado, mientras que
la marca de la bestia implica todo lo contrario. Por otro lado, el creyente es sellado por
el Espíritu Santo cuando voluntariamente cree en el evangelio (Ef 1:13), pero la bestia
forzará la voluntad de las personas por medio de métodos coercitivos ilegales.
Además, el ser sellados por Dios nos garantiza que podremos disfrutar de las
bendiciones del reino eterno eterno de Dios (Ap 22:3-5), mientras que aquellos que
reciban la marca de la bestia estarán con ella en el lago de fuego y azufre por toda la
eternidad (Ap 14:9-11).

Finalmente, esta marca de la bestia puesta en la mano y en la frente parece una


parodia del mandamiento dado por Dios a los israelitas cuando fueron rescatados de la
esclavitud en Egipto. Entonces Dios les exhortó a no olvidarse de sus palabras: "Y las
atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos" (Dt 6:8);
"Y te será como una señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos,
para que la ley de Jehová esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó Jehová
de Egipto" (Ex 13:9). Y ahora la bestia se siente como el salvador del mundo y quiere
que cada persona tenga su marca en su mano o en la frente para que nunca olviden
este hecho.

Como parte del programa diabólico de la bestia, quien no tenga esta marca no tendrá
la posibilidad de comprar o vender. Esto implica que la bestia llevará a cabo una
reorganización de todo el sistema económico mundial unificándolo al igual que
también hará con la religión. Pero lo más importante aquí es que quienes no tengan la
marca estarán vedados de realizar cualquier transacción comercial. Pero también
todos los moradores de la tierra serán sometidos a un rígido control dictatorial de una
magnitud nunca antes conocida. Pronto todo el mundo se dará cuenta de que no es
posible discrepar con la bestia y se encontrarán que ellos mismos habrán elegido la
peor de todas las esclavitudes.

Pero es cierto que por el momento quienes peor lo pasarán serán los creyentes. Ellos
serán condenados al ostracismo o la exclusión de la vida social, y lentamente irán
muriendo por la imposibilidad de comprar comida, medicamentos u otras cosas
necesarias para la supervivencia. Esto será muy duro. Podemos pensar en los padres
cristianos que no puedan dar de comer a sus hijos pequeños. Es cierto que en
nuestros días muchas veces los cristianos se ven relegados en sus profesiones por
causa de su fe, pero la persecución de la bestia será muchísimo peor. Aceptar o
rechazar su marca será una cuestión de vida o muerte.

Es probable que muchos acepten con entusiasmo el ser marcados porque estén
convencidos del potencial de los planes de la bestia. Otros tal vez lo hagan porque
todo el mundo lo hace. Seguramente habrá personas que desconfíen de la bestia, o
incluso que se opongan a su sistema, pero no se atreverán a enfrentarse a ella y para
no tener problemas optarán por la opción más fácil y se dejarán marcar. Sólo aquellos
que de verdad conocen a su Dios serán capaces de negarse ante tal presión (Dn
11:32).

Y esto será así porque el precio a pagar será demasiado costoso. Ellos serán los
auténticos vencedores, pero como vemos un poco más adelante en el relato de
Apocalipsis, ellos se encuentran en el cielo (Ap 15:2). Esto es así porque su oposición
a la bestia les ha costado la vida. Este será el precio que cada creyente tendrá que
pagar para vencer a la bestia.

En otro orden de cosas, es cierto que se ha especulado mucho sobre cómo será la
marca de la bestia, aunque la Biblia se enfoca principalmente en hacernos notar lo que
significa e implica esa marca. No obstante debemos notar que se refiere a esta marca
de la siguientes maneras: "la marca o el nombre de la bestia, o el número de su
nombre". Parece que el énfasis está puesto en el "nombre de la bestia", que puede
aparecer expresado numéricamente. Este es un nuevo intento de la bestia por plagiar
al verdadero Cristo. Recordemos que después de su muerte y resurrección el Señor
Jesucristo fue exaltado por Dios hasta lo sumo, "y le dio un nombre que es sobre todo
nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los
cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el
Señor, para gloria de Dios Padre" (Fil 2:9-11). Y aquí notamos que la bestia quiere
tener ese mismo reconocimiento de parte del mundo en su desquiciada oposición
contra el verdadero Mesías de Dios.

En cuanto a la posibilidad de imponer un sistema de este tipo a nivel mundial,


podemos estar seguro de que la tecnología actual ya lo permite. Esta es una razón
más que nos hace pensar que la aparición de este siniestro personaje está próxima.

El número de la bestia
(Ap 13:18) "Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la
bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis."

El texto continúa haciendo una pausa que sirve para dar énfasis a lo que viene a
continuación: "Aquí hay sabiduría". Sin embargo, la declaración que viene a
continuación es realmente muy enigmática y ha dado pie a innumerables
especulaciones.

En primer lugar notamos que se nos dice que aquellos que tienen entendimiento serán
capaces de contar el número de la bestia. Esto puede querer decir que Dios dará una
capacidad especial a los creyentes que vivan en el tiempo de la bestia para identificar
a la bestia y su número. Recordemos que esa fue la afirmación que el ser celestial le
hizo al profeta Daniel: "los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos
entenderá, pero los entendidos comprenderán" (Dn 12:10).

Por otro lado, muchos comentaristas entienden que para encontrar el número de la
bestia será necesario ejecutar cierta cuenta. Ellos hacen notar que en la antigüedad
las cifras no se representaban con números sino con letras. A partir de aquí se puede
analizar el valor numérico de cada letra de un nombre y formar o calcular un número.
Por supuesto, muchos nombres pueden dar el resultado 666. Al final esto da lugar a
innumerables especulaciones que no conducen a ninguna parte.

Otros observan que este número representa el carácter de la bestia. Ellos razonan que
mientras en el libro de Apocalipsis el número 7 simboliza aquello que es perfecto o
está completo, el número 6 apuntaría hacia aquello que es incompleto. Y la triple
repetición del número 6 señalaría hacia la trinidad diabólica totalmente incompleta e
imperfecta.

Algunos sugieren que el código de barras que tienen la mayoría de los productos para
su identificación consiste en tres grupos de seis cifras cada uno.

En todo caso, en este momento es difícil llegar a una conclusión satisfactoria, pero es
seguro que los creyentes que se encuentren bajo la persecución de la bestia no
tendrán ningún problema para identificarla. Por lo tanto, tal vez debamos hacer caso
de las palabras del ángel a Daniel: "estas palabras están cerradas y selladas hasta el
tiempo del fin" (Dn 12:9). Sólo entonces será posible identificar correctamente a la
bestia.

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