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NO ESTAS SOL@:

Prevenir el suicidio es posible


NO ESTAS SOL@:
Prevenir el suicidio es posible

EDITORES
Francisco Javier Bustamante Volpi
Soledad Garcés Ojeda

AUTORAS
Verónica Díaz Santelices
Tatiana Estefan Caccavo
Soledad Garcés Ojeda
Angélica Muñiz Marambio
Amparo Pérez Hernández
María Paz Santibañez Ruiz
Trinidad Undurraga Larraín
CIP - Universidad de Los Andes

No estás sol@: prevenir el suicidio es posible / Verónica Díaz


Santelices… [et al.] ; Francisco Javier Bustamante Volpi,
Soledad Garcés Ojeda editores.
p. : cm. - (Programa RADAR ; 1)

Incluye notas bibliográficas.

1.- Suicidio -- Prevención. 2.- Adolescentes -- Conducta


Suicida. I.- Díaz Santelices, Verónica. II.- Bustamante Volpi,
Francisco Javier. III.- Garcés Ojeda, Soledad, ed. IV.- s.

CDD 23
616.89 2021 RCA2

NO ESTAS SOL@:
Prevenir el suicidio es posible

Programa RADAR, 1

ISBN
978-956-389-022-8

EDITORES
Francisco Javier Bustamante Volpi
Soledad Garcés Ojeda

AUTORAS
Verónica Díaz Santelices
Tatiana Estefan Caccavo
Soledad Garcés Ojeda
Angélica Muñiz Marambio
Amparo Pérez Hernández
María Paz Santibañez Ruiz
Trinidad Undurraga Larraín

Registro de derecho de autor, en el


Departamento de Derechos Intelectuales
en trámite.
Edición Digital bajo licencia:
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0
Santiago de Chile Internacional (CC BY-NC-ND 4.0)
2021

www.ayudaradar.cl
Índice
7. Prólogo

8. I. La adolescencia y el rol de las emociones


A. Características de la adolescencia
B. Emociones en la adolescencia
C. Adolescencia: lo esperable y lo que es motivo de preocupación
D. Factores de riesgo adolescente que favorecen la conducta suicida

16. II. Características de las conductas suicidas y el modelo biosocial


A. Entendamos el espectro suicida
B. El modelo biosocial y los factores de riesgo que explican conductas suicidas
C. ¿Qué entendemos por desregulación emocional?
D. Factores de riesgo que inciden en la conducta suicidas de riesgo que inciden en la
conducta suicida

24. III. Prevalencia del suicidio adolescente


A. La conducta de suicidio en adolescentes
B. Suicidio y estacionalidad
C. Diferencias en la conducta suicida de hombres y mujeres
D. ¿Qué tan frecuente es la conducta suicida?

28. IV. Acciones que promueven el bienestar emocional y que previenen conductas de riesgo
A. Claves para prevenir conductas de riesgo suicida: el trabajo conjunto
escuela-familia
B. Actividades conjuntas para prevenir conductas de riesgo
C. La importancia de conocer a la comunidad de curso de nuestros adolescentes

32. V. Detección: Estrategias con adolescentes con conductas de riesgo suicida


A. ¿Qué emociones experimentan las personas que viven una crisis suicida?
B. ¿Cómo es posible identificar señales?
C. ¿Cómo puede abordar esto la familia?
D. ¿Cómo podemos actuar y dialogar con un/a adolescente en riesgo suicida?
E. Estrategias para contener crisis emocionales en adolescentes: Las habilidades TIPP
F. Estrategias para contener crisis emocionales en adolescentes: otros ejemplos

42. VI. Familia y suicidio


A. ¿Por qué es importante el dialogo en la familia?
B. Hablando del suicidio: ¿Qué debo hablar? ¿Cómo, cuándo y por qué?
C. Cómo y que validar?
D. ¿Cómo cambiar las conductas/ideas suicidas a conductas más adaptativas?
E. ¿Por qué debemos acompañarlos y/o guiarlos, orientarlos y apoyarlos en la crisis
de la adolescencia?
F. ¿Quiénes son aptos para acompañarlos?
G. ¿Qué acciones personales son parte del acompañamiento a adolescentes?
H. ¿Qué hacer en caso de rechazar el acompañamiento?
I. ¿Qué es lo que NO debemos hacer?

50. VII. Preguntas Frecuentes

54. VIII. Bibliografía utilizada y recomendada


ADVERTENCIA AL LECTOR

Si conoce a alguien que pueda


estar en riesgo suicida y
necesita pedir ayuda, puede
contactarse con el servicio
Salud Responde del Ministerio
de Salud (6003607777), acudir
al SAPU o Servicio de Urgencia
más cercano a su domicilio.

NOTAS DEL EDITOR


Vivimos tiempos de diversidad e inclusión, donde usamos
un lenguaje que nos representa más allá de lo formal. En
este manual, dejaremos atrás la incuestionable mirada
exclusiva de lo “masculino” y “femenino”. Queremos llegar a
todas las personas que pueden prevenir y apoyar a los y las
adolescentes en momentos difíciles. Sabemos que formamos
una extensa red de apoyo inclusiva. Es por esto que a lo largo
del texto, verás que predominan los géneros masculinos pero
usados en términos genéricos, independiente del género
y orientación sexual de cada lector(a). Para RADAR, todas
las personas son parte de la cadena preventiva que trabaja
a favor del cuidado de la salud mental adolescente sin
discriminación.
7

Prólogo

El programa RADAR (Red para la Atención y Detección de


Adolescentes en Riesgo) para la prevención de la conducta
suicida en adolescentes nació hace 12 años en la comuna de
Puerto Aysén fruto del trabajo colaborativo entre la comunidad
local, el Servicio de Salud de Aysén y la Universidad de los
Andes. Gracias al aporte de CORFO a través de sus fondos de
innovación social, pudo ser puesto en práctica el año 2015 con
resultados esperanzadores que deseamos replicar en otras
regiones del país.

La Fundación Crecer y Sanar, nos ha apoyado activamente


estos dos años y gracias a ellos ponemos a disposición de
todo el país este manual de prevención de la conducta suicida
en adolescentes elaborado por el equipo del Grupo DBT Chile,
pioneros en Latinoamérica en el manejo de jóvenes en riesgo
suicida mediante una terapia demostrada empíricamente
como efectiva. También queremos agradecer a Soledad Garcés
y a todo el equipo de la Fundación para la Convivencia Digital
su valiosa ayuda para adaptar toda la información clínica
a un formato pedagógico efectivo; a la Universidad de los
Andes, a sus autoridades a nivel de rectoría y de la Facultad de
Medicina, de la Dirección de innovación, de Avance Institucional,
Comunicaciones y de Imagen Institucional.

Finalmente, nada de esto hubiera sido posible sin la colaboración


de todo el equipo del Programa RADAR, especialmente de su
subdirector Danilo Segovia, de Amparo Pérez y Aarón Cortés,
de Jaime de los Hoyos y de nuestros integrantes de la región de
Aysén: Laura Terán. Eduardo Giácaman, Sebastián Steinmeyer
y Dominique Bräutigam. Nuestro compromiso seguirá siendo el
de trabajar sin descanso para evitar las muertes por suicidio en
nuestro país.

Francisco Javier Bustamante Volpi


Director del Programa RADAR
I.
LA ADOLESCENCIA
Y EL ROL DE LAS
EMOCIONES
I. LA ADOLESCENCIA Y EL ROL DE LAS EMOCIONES 9

A.
Características de la adolescencia

La adolescencia es el período entre la niñez y la adultez que puede ir desde los 12 a los
19 años. Solemos verla como una etapa compleja de la vida, difícil o tormentosa, sin
embargo, no es necesariamente así. El Dr. Daniel Siegel, profesor clínico de psiquiatría
en la Escuela de Medicina de la UCLA, neurólogo especialista en adolescentes,
afirma que “la adolescencia es una etapa muy especial, una chispa emocional, un
momento de conexión social, de búsqueda de lo nuevo y con esencia creativa. (…)
Los adolescentes tienen pasión, un sentimiento de que todo importa. Tienen una
capacidad profunda de colaboración entre ellos, y el valor de probar cosas nuevas”.
Durante esta etapa de la vida se producen importantes cambios a nivel cerebral que
debemos conocer para sobrellevar de mejor manera éstos años. Antes, sin embargo,
repasaremos en detalle las características de la infancia y del desarrollo cerebral.

Entre los 0 y 3 años, los menores aprenden las cosas más relevantes para su vida las
que condicionan su carácter y temperamento en la adultez. Se empiezan a desarrollar
complejos procesos mentales a partir del juego libre y social como la empatía, el
lenguaje, la toma de decisiones, el control ejecutivo, el lenguaje, entre otros. El cerebro
infantil se va adaptando al entorno donde vive y a su familia, aprendiendo a evitar
riesgos innecesarios y a interpretar las señales emocionales a partir de las conductas
de las personas que los rodean. En resumen, aprende a sobrevivir.

Durante los primeros años de vida, es importante que los menores estén en constante
actividad física y en contacto con la naturaleza, no forzándoles a estar sentados o en
estado pasivo por varias horas. Los estímulos como el movimiento, el contacto con
otras personas, el ejercicio visual de reconocimiento, el juego libre y desestructurado,
la apreciación musical o la creatividad, son experiencias necesarias para conocer el
entorno que les rodea y aprender a vivir en él. En palabras simples, un niño necesita a
su familia y entorno cercano para poder crecer en sus primeros años.

Ya en la adolescencia, el cerebro madura de diferente manera y se desarrollan nuevas


habilidades, principalmente sociales, que permiten un pensamiento más abstracto,
reflexivo y sensible respecto al entorno que lo rodea. Actividades como comprender un
texto, reflexionar desde la filosofía, o practicar matemáticas, facilitan la adaptación
adolescente a la sociedad de la que son parte y ahora empiezan a reconocer desde
una perspectiva mas autónoma y alejada del núcleo familiar. En esta etapa, el cerebro
ya es muy emocional y requiere de estímulos sensibles para motivarse y aprender.

En la adolescencia, la percepción de los adultos y la comunicación con ellos es muy


relevante dado a que su cercanía provee de un espacio de contención y orientación
fundamental para el desarrollo. El rol que empieza a cumplir el mundo adulto, es más
bien orientativo y de apoyo en este proceso de descubrirse a si mismos, e iniciar un
camino a la inserción social ya desde un rol individual.
10 NO ESTÁS SOL@

Durante la infancia, los padres y miembros de la familia son para los niños, modelos
de comportamiento a seguir. Al iniciarse la adolescencia, la imagen del mundo adulto
empieza a cambiar, y se ven ya como personas reales, con sus virtudes y limitaciones.
Ante esta cercanía con la realidad, surge en ellos la necesidad de buscar otros
referentes en la sociedad y nuevos grupos de pertenencia con quienes estar y probar
diferentes facetas de su personalidad.

El desarrollo de la adolescencia no se debería ver ni vivir como una batalla entre


dos generaciones. Los adultos podemos orientar el cauce adolescente. Si intentamos
controlarlo desde una perspectiva adulta, es posible que se corten los canales de
comunicación, surja el distanciamiento y el secretismo. Como docentes, padres,
madres, apoderados y familiares estamos llamados a mantener una buena
comunicación con los adolescentes, conocer las necesidades naturales de este
período de vida como la necesidad de independencia, la búsqueda de gratificación y
la energía que le asignan a sus decisiones minimizando los riesgos que puedan existir.
Es importante que los adultos les ayudemos a conocer los cambios que experimenta
su cerebro y enfrentar mejor sus cambios emocionales y conductuales.

B.
Emociones en la adolescencia

“ Cuando Karina vio la entrevista en TV que le hicieron a una joven activista,


supo que el mundo animal era un tema importantísimo y que le daría
sentido a su vida. Por eso, decidió asumir una vida vegana y sumarse a la
campaña de cuidado de los animales. Empezó a dedicar varias horas a
la semana en sus redes sociales a esta causa y en las tardes a promover
el cuidado de los animales y la vida vegana libre de consumo de carne
y maltrato animal en un grupo de formación ambientalista. Karina se
emocionó hasta las lágrimas cuando le entregaron un reconocimiento
en el colegio por esta labor. A Karina le llenaba de alegría recordar este
momento. Su vida era un río de emociones que movían sus ideas”.

Para entender la adolescencia es necesario hablar de las emociones. Las emociones


son respuestas a estímulos sensoriales internos o promovidos por el entorno en
que vivimos. Son reacciones transitorias e inconscientes que se diferencian de
los sentimientos, precisamente, porque éstos se viven más a largo plazo. Entre
las emociones básicas están: la alegría, el enojo, el miedo, la tristeza, la sorpresa,
el asco, la confianza o el interés. La emoción que nos ilustra el caso de Karina, es la
alegría, que la llena de orgullo y agradecimiento por su reconocimiento.

Las emociones surgen ante a un evento desencadenante; ya sea una situación


interna o externa que se nos presenta y ante la cual reaccionamos a través de
I. LA ADOLESCENCIA Y EL ROL DE LAS EMOCIONES 11

interpretaciones y pensamientos. Esas interpretaciones, a su vez, nos gatillan una


emoción que puede implicar cambios biológicos y que se manifiestan en nuestro
cuerpo y conductas (sudoración, temblores, llanto, risa, entre otras). Es preciso
comprender que todas las emociones gatillan una acción, que de una u otra manera
determina nuestro actuar. La conducta que decidamos llevar a cabo podría tener
consecuencias negativas o positivas. Si no tenemos habilidades socioemocionales
efectivas, podemos desencadenar un nuevo evento emocional no deseado.

Las emociones nos comunican información respecto de nosotros mismos, o del medio
que nos rodea. Esta información va a impactar en nuestra forma de pensar, actuar y
en nuestras relaciones interpersonales y con el entorno en que vivimos. Es importante
aprender a reconocer las emociones; ponerles nombre e identificar la función que
cumplen, para así poder entenderlas y gestionarlas de mejor manera.

En los siguientes casos, podemos ver distintas situaciones que provocan reacciones
emocionales que derivan en acciones tomadas por las adolescentes:

CASO 1

“ Jessica se molestó con su madre porque le puso un horario para volver


a casa en las noches. La adolescente se sintió muy molesta y considera
que su madre desconfía de ella. Se enfrascaron en una discusión que
desencadenó que, en un arranque de ira, Jessica tomara un teléfono
celular y lo tirara sobre el ventanal. La madre de la joven, molesta por el
descontrol y por no dejarle explicar la razón de esta regla familiar, dejó
de hablarle a su hija hasta que se disculpara. Jessica es cercana a su
madre y estar distanciadas le afecta mucho emocionalmente.

CASO 2

“ Daniel pololeaba con Sara hace 5 meses. Ella estaba muy enamorada.
El chico le dijo que no quería seguir en la relación, lo que gatilló en la
adolescente un caudal de emociones confusas. Lloraba de tristeza, se
sentía confundida, le sudaban las manos, le temblaban las piernas y
se le hacía difícil respirar. Daniel la tranquilizaba mientras intentaba
conversar con ella”.

En el caso 1, la situación descrita provoca en Jessica reacciones emocionales como


molestia y rabia que derivaron en gritos, ira y lanzamiento de objetos. Por su parte,
en el ejemplo de Sara, podemos identificar que la situación que la afecta provocó re-
acciones emocionales como la tristeza y ansiedad que se manifiestan en sudoración,
temblores y llanto.
12 NO ESTÁS SOL@

Cuando hablamos de emociones adolescentes, es importante comprender que a nivel


cerebral, en esta etapa de vida, aún no se terminan de desarrollar por completo las
áreas neuronales a cargo del control de impulso y gestión de emociones. Esto implica
que en estas edades, puede ser común ver adolescentes desregulados emocional-
mente y que requieran de apoyo de los adultos para reconocer sus estados emocio-
nales y comprender sus reacciones.

C.
Adolescencia: lo esperable y lo
que es motivo de preocupación

La adolescencia no debe ser reconocida como una etapa de vida turbulenta, desre-
gulada y llena de excesos como muchas veces la prensa o las redes sociales nos ha-
cen ver. Es fundamental que conozcamos las características del desarrollo cerebral
adolescente, ya que así podremos comprender muchas de sus reacciones emociona-
les, actitudes, conductas y pensamientos. Como adultos y docentes, aprenderemos a
distinguir entre aquellas actitudes esperadas en la adolescencia y las que pueden ser
motivo de preocupación.

En la siguiente tabla, se presentan actitudes esperables en la adolescencia y algunas


situaciones que pueden ser motivo de preocupación:

ACTITUDES ESPERADAS ACTITUDES QUE SON MOTIVO DE PREOCUPACIÓN

Aumento del mal humor y cambios de estados • Estados de ánimo intensos, dolorosos y
emocionales duraderos, ataques de pánico, pensamiento de
autodaño y suicida.

Aumenta la conciencia e importancia respecto de • Fobia o aislamiento social, obsesión por el


la imagen de sí mismo y preocupación corporal cuerpo, restricción alimentaria, atracones de
comidas, purgas, búsqueda de perfeccionismo no
realista, negligencias respecto de la higiene.

Dificultad en focalizarse o empezar tareas • Múltiples distracciones al punto de no ser capaz


de completar tareas, ni cumplir con compromisos
atrasos habituales.
• Importante y brusca baja de rendimiento escolar.

Aumento de conflictos con los padres y adultos • Agresión física o verbal.


Cuestionamiento a la autoridad • Fugas.
• Incumplimiento de reglas sociales establecidas
que pueden favorecer conductas de riesgo.

Experimentación con drogas, alcohol y • Abuso en el consumo de sustancias, venta de


cigarrillos drogas, juntarse con pares solo a consumir.
I. LA ADOLESCENCIA Y EL ROL DE LAS EMOCIONES 13

Sensación de ser “invulnerable”, aumento en toma • Encuentros con armas de fuego, excesiva toma
de riesgos de riesgos.
• Manejar en estado de ebriedad o bajo efecto de
drogas.

Transición estresante de la enseñanza • Rechazo al colegio.


básica a la enseñanza media • Verse involucrado en situaciones de ciberacoso
como víctima o perpetuador.
• Falta de conexión con el colegio y/o los pares.
• Ausentismo o abandono escolar.

Aumento en el idealismo • Cuestionamiento de reglas y convenciones


Criticismo e involucramiento en discusiones sociales, causando problemas a miembros de
la familia, profesores(as), u otros que intentan
ejercer autoridad sobre el adolescente.

Aumento en la madurez sexual • Promiscuidad sexual.


Interés o experimentación sexual • Múltiples parejas.
• Prácticas sexuales no seguras.

Sentirse estresado/a ante la toma de • Sentirse paralizado(a) por la indecisión.


decisiones cotidianas

Aumento en el deseo de la privacidad. • Aislamiento de la familia, ruptura en la


comunicación, mentira habitual y cosas ocultas.

Gran interés en tecnología y redes sociales • Gastar muchas horas al día en el computador.
• Pasar horas jugando juegos online o visitando
sitios webs con contenido inadecuado.
• Obsesionarse con la búsqueda de parejas en línea.
• Perder el pudor en cuanto a la toma de fotos
íntimas.

Pieza desordenada • Comen comida añeja por que no quieren cocinar


o prepararse algo.
• Son incapaces de encontrar lo básico para
cumplir con sus obligaciones.

Alteraciones del sueño • Se pasan casi toda la noche sin dormir


conectados a pantallas.
• Duermen de día.

Es importante promover el diálogo con adolescentes para identificar las emociones


que gatillan este tipo de situaciones, mirándolas desde su realidad. De esta manera,
podremos actuar de manera más oportuna para apoyarlos, identificar factores de
riesgo y prevenirlos.
14 NO ESTÁS SOL@

D.
Factores de riesgo adolescente
que favorecen la conducta suicida

Los factores de riesgo se definen como aquellas características personales, familia-


res y elementos ambientales que inciden y aumentan la posibilidad de conductas o
pensamientos suicidas. El riesgo de quitarse la vida aumenta en adolescentes con
alta vulnerabilidad emocional. Éstos, ante situaciones críticas, suelen experimentar
mucho sufrimiento y una tendencia hacia conductas impulsivas, en donde el suicidio
puede emerger como una solución a los problemas que enfrentan. Si a esta vulnera-
bilidad emocional se le suman situaciones como estrés académico, conflictos fami-
liares, sentimentales o afectivos como rupturas amorosas, peleas con amigos(as),
trastornos de salud mental y otros, puede aumentar la probabilidad de una conducta
suicida.

El riesgo de suicidio se puede incrementar en adolescentes con


vulnerabilidad emocional cuando se presentan o interactúan
factores como:

1. Trastornos de salud mental como bipolaridad, ansiedad, de-


presión, consumo de alcohol y drogas.

2. Antecedentes de haber sido víctima de acoso o ciberacoso


escolar, violencia o aislamiento social.

3. Problemas familiares, maltrato, abuso, falta de red de apoyo,


muerte de alguien importante o término de relación de pareja.

4. Separación de los padres.

5. Problemas de rendimiento escolar o problemas conductuales


dentro de la sala de clases o establecimiento educacional.

6. Estados de ánimo y sentimientos muy negativos como deses-


peranza, irritabilidad, cambios de estado de ánimo (a veces
están felices o con energía y cambian rápidamente a un esta-
do de enojo o tristeza), impulsividad.

7. Antecedentes familiares de enfermedades psicológicas, suici-


dios o intentos de suicidio de algún familiar directo o referen-
te significativo.
I. LA ADOLESCENCIA Y EL ROL DE LAS EMOCIONES 15

En el siguiente ejemplo podemos observar cómo pueden interactuar los factores de


riesgo personales y ambientales en los(as) adolescentes:

CASO
Yael y Diego son primos. Tienen la misma edad. Han sido muy cercanos
desde niños. Diego vive con su familia en una situación de allegado
en casa de sus abuelos. Ha crecido con bastantes dificultades
económicas y carencias afectivas. Yael vive con sus padres y ha tenido
una vida estable afectiva y económicamente. A ambos primos, se les
han enseñado que el resultado académico escolar es clave para poder
elegir un buen futuro profesional. Yael entiende que si no logra el puntaje
en la PTU para entrar a la carrera que quiere, puede buscar otras
oportunidades, mientras que Diego, considera que la gente que no rinde
una buena PTU es “buena para nada”.

A la hora de la entrega de resultados, a ambos primos no les fue tan


bien como esperaban. Yael buscó otra alternativa de carrera y Diego
cayó en una depresión que lo tiene imposibilitado incluso de terminar
el proceso de postulación. Su familia está preocupada por la reacción
emocional que ha tenido. Se le ve desregulado, y repite “no soy bueno
para nada”, “mejor que ni esté aquí”, “solo le doy desilusión a mi mamá”.
Yael lo anima a buscar alternativas, incluso que estudien juntos, pero
Daniel no ve salida.

Para prevenir las conductas de riesgo en adolescentes, es importante conocer e identifi-


car las señales de alerta que indican la existencia de una potencial situación de peligro.
Es posible identificarlas tempranamente y ofrecerles contención emocional o la ayuda
profesional más pertinente para encontrar la calma y reencausar sus emociones.
II.
CARACTERÍSTICAS
DE LAS CONDUCTAS
SUICIDAS Y EL
MODELO BIOSOCIAL
II. CARACTERÍSTICAS DE LAS CONDUCTAS SUICIDAS Y EL MODELO BIOSOCIAL 17

A.
Entendamos el espectro suicida

El “espectro suicida” es el conjunto de conductas, pensamientos y sentimientos re-


lacionados con el suicidio, que van desde un deseo de morir, una idea o intentos de
quitarse la vida, autoagresiones, hasta la muerte. Dentro de este espectro, podríamos
identificar 5 elementos principales: autoagresiones, la ideación suicida, la planifica-
ción suicida, el intento suicida y el suicidio.

AUTOAGRESIONES IDEACIÓN SUICIDA PLANIFICACIÓN INTENTO SUICIDA SUICIDIO


SUICIDA

Autolesiones Ocurre cuando Tener en mente Realización de una Muerte


con alteración hay pensamientos una o mas serie de conductas autoprovocada
o destrucción sobre morir o formas de cómo o acciones de manera
deliberada del desaparecer. se cometerá el concretas con intencional.
tejido corporal. suicidio (dónde, la intención de
cómo, cuándo, con causarse daño
qué y la obtención hasta lograr la
de todos los muerte sin lograr
elementos su consumación.
necesarios para
llevarlo a cabo)

Ejemplo: Ejemplo: Ejemplo: Ejemplo: Ejemplo:


Cortes, Intención de morir Investigar en Ingerir sustancias Ahorcamiento o
quemaduras, o desaparecer. internet sobre que pueden cortes de venas
rasguños, golpes cómo pueden causarlas la con consumo
con el puño, otros. quitarse la vida muerte. de alcohol y
o comprar los psicofármacos.
implementos para
lograrlo.

Conductas autolesivas
Si bien hay conductas autolesivas que no tienen la intención final de terminar con la
vida, o pensamientos de muerte que no necesariamente llegan a la acción, éstos si se
consideran un factor de riesgo importante que pueden anteceder intentos de suicidio
posteriores y, por lo tanto, también se consideran parte del espectro suicida.

El Departamento de Estadísticas e Información en Salud del Ministerio de Salud de


Chile ha revelado que aproximadamente mil ochocientas personas se suicidan cada
año en Chile, lo que equivale a cinco muertes al día. Esta cifra es similar a las muer-
tes por accidentes de tránsito y superior a muchos tipos de cáncer o por VIH y es
la segunda causa de muerte en jóvenes entre 10 y 19 años. Dado que los indicado-
res nacionales nos alertan sobre la frecuencia y cantidad de casos de adolescentes
18 NO ESTÁS SOL@

con conductas suicidas que aumentan cada año, es necesario que abordemos este
tema desde la prevención, asumiendo un compromiso de apoyo socioemocional con
nuestros adolescentes, entregando las herramientas necesarias para que aprendan a
enfrentar de forma sana las diversas dificultades psicológicas, físicas y ambientales
que experimentan.

En este trabajo preventivo deben trabajar conjuntamente padres, madres, familiares,


apoderados, la comunidad escolar y la salud pública.

B.
El modelo biosocial y los factores de
riesgo que explican conductas suicidas

El modelo biosocial postula que tanto la salud como la enfermedad son consecuen-
cias de la relación entre los factores biológicos y sociales. La relación entre cuerpo
y mente determinan la salud y las enfermedades. En el caso de la salud mental, la
interacción entre los factores biológicos y ambientales invalidantes pueden explicar
la desregulación emocional en adolescentes, es decir, su excesiva dificultad para re-
gular el sufrimiento emocional y las conductas de riesgo relacionadas con el espectro
suicida en este período de la vida.

La desregulación emocional se define como una característica en que las personas


son más sensibles a los estímulos provenientes del entorno, viven las emociones de
manera más intensa y duradera que sus pares. Esto se manifiesta a través de sensa-
ciones corporales, inestabilidad y una mayor dificultad para lograr la calma luego de
vivir una emoción intensa. El siguiente caso nos ilustra de aquello:

CASO

“ Pilar, 17 años, tuvo que enfrentar momentos muy difíciles tras la


separación de sus padres. Vivió en varias ciudades diferentes en un
corto período de tiempo, cambiándose de colegio y dejando de ver a
sus abuelos. Su pololo, de quien estaba muy enamorada, le fue infiel en
medio de esta situación. Ella vivía momentos de tanta angustia que a
ratos reconocía que el dolor de pecho no la dejaba respirar bien durante
varias horas al día, pese a intentar encontrar la calma.”

Los factores que influyen en la vulnerabilidad emocional y pueden desencadenar con-


ductas suicidas son:

• Factores biológicos
• Factores ambientales
II. CARACTERÍSTICAS DE LAS CONDUCTAS SUICIDAS Y EL MODELO BIOSOCIAL 19

Los factores biológicos son aquellos genéticos, hereditarios o producto de algún daño
físico que causa daño a nivel cerebral. Por ejemplo: rasgos depresivos de persona-
lidad, alta reactividad emocional frente al sufrimiento, falta de control de impulso,
entre otros. El siguiente ejemplo nos ilustra en aquello:

CASO

“ Lidia es tímida y mas bien callada. Viene de una familia pequeña donde
varios de sus integrantes han tenido conductas de riesgo que han
requerido atención médica en diversas ocasiones. Sus hermanos han
tenido depresión en varias ocasiones. Lidia sabe que las dificultades
para gestionar sus emociones son “un problema familiar” y por eso
lucha día a día para evitar caer en depresiones o conductas de riesgo.

Los factores ambientales se vinculan con entornos invalidantes en los que se desen-
vuelve una persona. En estos entornos puede haber una frecuente intolerancia a la
expresión de las emociones, una comunicación exagerada, sin sentido o incorrecta
de ellas. Crecer en estos ambientes no permite la expresión emocional apropiada y
refuerza modelos poco saludables. El siguiente ejemplo es representativo de aquello:

CASO

“ Mario (12 años) estaba conversando con unos amigos. Tuvo una
discusión fuerte con uno de ellos quien lo ofendió en público y humilló
frente a sus compañeras. Mario llegó a casa llorando de rabia. Su padre
lo miró y le dijo “oye, los hombres no lloran así. Pareces una niña, déjate
de sufrir por tonteras. Es una pelea de amigos no más”.

Cuando la vulneración emocional de una persona interactúa con un ambiente inva-


lidante por largo tiempo, existen mayores probabilidades que pueda desarrollar una
“desregulación emocional”. Estos factores van a aumentar la posibilidad que una per-
sona, en este caso adolescente, tenga conductas o pensamientos suicidas. No signifi-
ca que las personas que se vean enfrentadas a estos factores, necesariamente vayan
a presentar conductas suicidas, pero sí aumentan la probabilidad de que la persona
las realice.
20 NO ESTÁS SOL@

C.
¿Qué entendemos por
desregulación emocional?

La desregulación emocional se define como la dificultad para entender y regular sus


emociones de forma sana y segura. Estas personas experimentan algunas situaciones
con una alta intensidad emocional, lo cual trae un sufrimiento importante, cayendo
muchas veces en conductas de riesgo como un intento de calmar este sufrimiento
emocional. El siguiente caso es un ejemplo de aquello:

CASO

“ Kathy enojada por la respuesta de su madre, tomó una silla y golpeó


los muebles de la casa hasta romper vidrios. Luego lloró largo rato sin
poder explicar qué le sucedía.”

Las personas que sufren de desregulación emocional evidencian dificultades para en-
tender y regular sus emociones intensas y experimentan un sufrimiento emocional
que intentan manejar de diversas formas, sin lograr ser efectivo. La conducta suicida
surge en ellas como un intento de liberar y aliviar aquella intensidad emocional que
se vive sin control. Los adolescentes ven en las conductas autolesivas o la muerte,
una solución para terminar o disminuir (aunque sea por un instante), su sufrimiento.
Los siguientes casos ilustran situaciones en donde adolescentes experimentan una
desregulación emocional:
II. CARACTERÍSTICAS DE LAS CONDUCTAS SUICIDAS Y EL MODELO BIOSOCIAL 21

CASO: AUTOLESIONES POR ANGUSTIA FAMILIAR


Camila (16 años), conversa con su profesora jefe y le cuenta que está
pasando por un mal momento familiar, y que vive muy angustiada.
Le explica a su profesora que le transpiran sus manos, se le apreta el
pecho, le cuesta respirar y no quiere estar sola por miedo a lo que ella
“se pueda hacer”. La profesora le pregunta a qué se refiere con esta
frase y Camila responde: - me siento tan cansada profe, a ratos me
angustio tanto que no doy más, y lo único que me quita esa angustia es
hacerme cortes-. La profesora queda sorprendida al punto de no saber
qué responder a Camila. Luego le señala: -Camila, me doy cuenta que
estás sufriendo mucho, gracias por confiar en mi. Entiendo que quieras
buscar alivio, pero el corte en tus brazos sólo va a empeorar tu estado
actual. ¿te parece que busquemos ayuda profesional para que pueda
ayudarte a encontrar otras formas de sentirte mejor? -. -Profe, estoy
cansada, no me haga pedir una hora al médico- responde Camila.
-Vamos a conversar con los encargados de Convivencia Escolar o la
Orientadora y le pedimos que nos ayude. Estoy segura que te irá muy
bien. Quedarás en buenas manos- le señala la profesora. -No me deje
profe- Insiste la niña.”

CASO: CRISIS DE ANSIEDAD POR VIOLENCIA DIGITAL


“Milton (15 años) es venezolano y vive en Chile hace un año. Va a una
escuela de su comuna. Su inserción escolar ha sido complicada dada
a su condición de migrante. Durante el fin de semana compartió una
foto familiar que fue motivo de burlas y violencia entre sus compañeros
de curso. Las reacciones violentas y comentarios racistas que recibió,
generaron en él una crisis de ansiedad. El lunes, al entrar a clases, se
acercó a su compañero Juan, a quien le contó que estaba afligido por
esta situación. Le costaba respirar y concentrarse. Apenas pudo dormir.
Sentía que el corazón se le iba a salir debido a sus palpitaciones, le
temblaba el cuerpo. “Tengo ganas de borrarme” señaló.

Juan se acerca en el recreo a su profesor y le cuenta la situación


vivida por Milton. El docente felicita a Juan por ser buen compañero al
preocuparse por Milton y se compromete a ayudarlo. Antes de almuerzo
cita a Milton a una entrevista y conversan sobre lo sucedido. Carlos
deriva el caso a Convivencia Escolar y se mantiene atento observando
cómo evoluciona Milton durante la jornada. El equipo de Convivencia
Escolar llama a Milton y le da contención emocional, ofreciéndole ayuda
y enseñándole algunas formas para lidiar con su angustia.”
22 NO ESTÁS SOL@

Es relevante tener claridad sobre la relación existente entre el cuerpo y la mente y que
ésta determina en muchas ocasiones la salud adolescente. Para las familias es muy
importante saber reconocer las emociones de sus adolescentes, con el fin de ayudar-
los de manera efectiva en el control y gestión de sus emociones. Es crucial, por tanto,
poder abordar las problemáticas que se presentan en cuanto a salud mental a tiempo
y de manera coordinada entre las escuelas, los docentes y profesionales de la salud.

D.
Factores de riesgo que inciden
en la conducta suicida

Podemos definir riesgo como la posibilidad de que se produzca una desgracia, de que
alguien o algo sufra un daño o se vea enfrentado a un problema. El “riesgo” se rela-
ciona con la vulnerabilidad que experimentan las personas en relación con diversos
elementos de su ambiente, familia, historia personal, genética, entre otros. Existen
diversos factores de riesgo, ya sean individuales, familiares y ambientales que inciden
en la conducta suicida, por lo que deben analizar se forma conjunta.

Factores de riesgo individuales


En esta clasificación podemos considerar intentos de suicidio previos, trastornos de
salud mental, enfermedades físicas o dolor crónico, conductas autolesivas, suicidio
de una persona cercana o significativa, sufrir maltrato físico, abuso sexual, ser víctima
de acoso escolar, estar viviendo situaciones actuales estresantes, tales como: Divor-
cio reciente, dificultades económicas, desempleo, migración, mudanza, entre otros.
Por ejemplo, en el caso de un adolescente vulnerable, deprimido con alto sufrimiento
emocional que ha tenido intentos previos y que sabe la noticia de que un compañero
de curso se suicida, puede llegar a considerar realizar un nuevo intento.

Factores de riesgo familiares


En esta clasificación podemos considerar antecedentes familiares de suicidio, enfer-
medades mentales en la familia tales como: depresión, ansiedad, trastorno bipolar,
alcoholismo, rupturas, separación, muerte de personas cercanas, disfunción familiar.

Factores de riesgo ambientales


En esta clasificación podemos considerar las desventajas socioeconómicas, barreras
para acceder a atención en salud mental, la pertenencia a un grupo discriminado
(migrantes, indígenas, LGBT, personas con alguna discapacidad, entre otras), cultura
exitista que promueve la alta exigencia en rendimiento laboral o académico, leyes que
facilitan uso de drogas, alcohol, armas de fuego, entre otros. Por ejemplo, un adoles-
cente gay con vulnerabilidad emocional, en una familia o entorno que no lo acepta,
que le exige que cambie o que lo mantenga en secreto, puede aumentar la conducta
suicida.
II. CARACTERÍSTICAS DE LAS CONDUCTAS SUICIDAS Y EL MODELO BIOSOCIAL 23

EJEMPLO:
Una adolescente de IV medio que se frustra fácilmente, que se
encuentra con muchas exigencias educativas ya que quiere estudiar
en una universidad prestigiosa para salir de su ciudad debido a que
su padrastro la maltrata, y además presenta fuertes dolores de
cabeza que le impiden rendir como ella quisiera, tiene mayor riesgo
de presentar conductas suicidas que una adolescente que se frustra
fácilmente pero que tiene un padre y madre presentes, que la acogen
y ayudan a enfrentar sus problemas y que no tiene mayores exigencias
educacionales ya que quiere estudiar una carrera que no le pide tanto
puntaje en la Prueba de Transición a la Universidad.”

Podemos prevenir las conductas de riesgo adolescente, si aprendemos a identificar-


las y abordarlas oportunamente. Para esto, es necesario que podamos ofrecer con-
tención emocional, tener una actitud de escucha activa que les haga sentir apoyo en
todo momento.
III.
PREVALENCIA DE LA
CONDUCTA SUICIDA
EN ADOLESCENTE
III. PREVALENCIA DEL SUICIDIO ADOLESCENTE 25

A.
La conducta suicida en adolescentes

La conducta suicida está vinculada a un profundo dolor y malestar psicológico que


hace intolerable la vida y continuar con ésta. En este estado, que es común y puede
presentarse en cualquier etapa de la vida, una persona no visualiza alternativas de
solución a lo que le ocurre.

Por todos los cambios físicos, psicológicos y hormonales ocurridos en la adolescen-


cia, y frente a los diversos desafíos sociales, familiares o académicos, esta etapa
puede ser emocionalmente muy difícil para muchos jóvenes. En esta etapa de vida se
puede observar dificultad de regular los impulsos y/o la aparición de diversos tras-
tornos mentales. Sin embargo, no todos los adolescentes ven el suicidio como una
alternativa. Esto va a depender de la presencia e interacción de diversos factores de
riesgo, de la vulnerabilidad emocional que presenten y de la reacción y apoyo de sus
cercanos. El riesgo de quitarse la vida aumenta en adolescentes con alta vulnerabili-
dad emocional, es decir, que poseen una extrema sensibilidad y reactividad emocio-
nal frente a diferentes situaciones y con poca capacidad de poder regular o modular
las emociones de manera efectiva. Esta situación implica en ellos mucho sufrimiento y
una tendencia hacia conductas impulsivas, en donde el suicidio puede emerger como
una solución a los problemas que enfrentan. Si a esta vulnerabilidad emocional se
le suman situaciones como estrés académico, conflictos familiares, sentimentales o
afectivos como rupturas amorosas, peleas con amigos, o trastornos de salud mental
entre otros que aumenta la probabilidad de una conducta suicida.

El riesgo de suicidio se incrementa en adolescentes vulnerables


cuando se presentan o interactúan factores como:

A. Trastornos de salud mental como bipolaridad, ansiedad, de-


presión, consumo de alcohol y drogas.

B. Antecedentes de haber sido víctima de acoso escolar, violen-


cia o aislamiento social.

C. Problemas familiares, maltrato, abuso, falta de red de apoyo,


muerte de alguien importante o término de relación de pareja.

D. Problemas de rendimiento escolar o tienen conductas proble-


máticas dentro de la sala de clases o establecimiento educa-
cional.

E. Estados de ánimo cambiantes y sentimientos muy negativos


como: desesperanza, irritabilidad, cambios de estado de áni-
mo (a veces están felices o con energía y cambian rápida-
mente a un estado de enojo o tristeza), impulsividad.

F. Antecedentes familiares de enfermedades psicológicas, suici-


dios o intentos de suicidio de algún familiar directo o referen-
te significativo.
26 NO ESTÁS SOL@

B.
Suicidio y estacionalidad

Existen diferentes momentos del año en que las emociones afloran con mayor inten-
sidad. Las fiestas familiares, sociales o estacionales, son momentos en que los suici-
dios pueden ocurrir más frecuentemente. El suicidio tiene una variación estacional,
pues aumenta a fines de la primavera, principalmente en los meses de noviembre y
diciembre, en fechas relacionadas con fiestas patrias, navidad y año nuevo. En aque-
llas fechas muchas personas realizan una revisión de lo que ha sido el último tiempo
y pueden aparecer o aumentar frustraciones, miedos, incertidumbre y ansiedad. A lo
anterior pueden sumarse estresores relacionados con las mismas fiestas (por ejem-
plo, ver a familiares o conocidos frente a los cuales sentimos emociones dolorosas) y
también por el año que vendrá (por ejemplo, no sentirse capaz de enfrentar otro año
con las mismas emociones, o situaciones que nos causan dolor, “no puedo más, nada
cambia, toda mi vida va a ser igual”), lo cual puede aumentar las posibilidades de un
desequilibrio emocional.

C.
Diferencias en la conducta
suicida de hombres y mujeres

Los intentos suicidas se dan tres veces más en mujeres que hombres, sin embargo, los
hombres tienen una tasa de suicidio mayor. Entre los 15 y 29 años de edad, por cada
mujer que se quita la vida, hay cinco hombres que lo hacen. Esta diferencia se debería
a que los métodos usados para suicidarse por lo hombres serían más efectivos como
armas de fuego o ahorcamiento, en comparación de las mujeres que lo más frecuente
sería por intoxicación con medicamentos que es menos letal.

D.
¿Qué tan frecuente es la
conducta suicida?

Un dato contundente es que el suicidio es la segunda causa principal de mortalidad


en el rango de 15 a 29 años a nivel mundial y la segunda o tercera causa de muerte en
jóvenes entre 15 y 19 años en Chile. De acuerdo con las estadísticas internacionales y
nacionales han concluido que:
III. PREVALENCIA DEL SUICIDIO ADOLESCENTE 27

- La conducta suicida y las muertes debidas a ella, constituyen


una creciente preocupación mundial, cerca de 800 mil perso-
nas mueren anualmente por esta causa.

- Por cada muerte por autoagresiones se estima que hay 20


intentos de suicidio y unas 50 personas con ideación suicida.

- La tasa promedio mundial de suicidio es de 11,4 por 100 mil


habitantes, siendo el doble en hombres que en mujeres.

- En Chile la tasa promedio es de 14,17 por cada 100.000 y la


proporción de hombres en relación a mujeres es de 5 a 1.

- En escolares de Santiago, aproximadamente el 62% ha pensa-


do alguna vez que no vale la pena estar vivo y el 19% ha inten-
tado alguna vez, quitarse la vida. (Estas cifras son similares
a los escolares de Chillán, mientras que en Concepción es un
poco más alto, alrededor del 25%.

- Las tasas en población adolescente, al igual que en población


general, presentaron un incremento progresivo entre los años
2000 y 2008.
IV.
ACCIONES QUE
PROMUEVEN EL
BIENESTAR EMOCIONAL
Y QUE PREVIENEN
CONDUCTAS DE RIESGO
IV. ACCIONES QUE PROMUEVEN EL BIENESTAR EMOCIONAL Y QUE PREVIENEN CONDUCTAS DE RIESGO 29

A.
Claves para prevenir conductas
de riesgo suicida: el trabajo
conjunto escuela-familia

La prevención de la conducta suicida adolescente consiste en todas aquellas ac-


ciones dirigidas a los(as) jóvenes, en donde les proporcionamos las estrategias ne-
cesarias en su transitar por la adolescencia y que les permitan hacer frente a sus
problemas de una forma adaptativa y efectiva, para así evitar que vean la conducta
suicida como una solución a sus problemas. Es importante que, para esta tarea, poda-
mos contar con habilidades parentales, docentes con habilidades socioemocionales
y personas cercanas, ya que ellos son parte de la red de apoyo que podrán ayudarles
a regular sus emociones sin caer en conductas de riesgo.

Por ejemplo, se presentan acciones concretas que podrían realizarse coordinadamen-


te entre familias, escuela y docentes.

Desarrollo de un clima protector

Objetivo:
- Favorecer un ambiente escolar-familiar donde todos los miembros de la comuni-
dad-familia se sientan valorados y aceptados.

- Promover espacios para conversar, acoger y escuchar a los y las adolescentes, va-
lorando la diversidad, tanto en la escuela como en el hogar.

Capacidad de prevención de problemas y trastornos de salud mental

Objetivo:
- Informarse sobre el personal profesional en salud mental que exista en la escuela,
para comunicarse en caso de abordar problemas que surjan durante el día.

Detección de alumnos en riesgo

Objetivo:
- Las escuelas deben capacitar a equipos directivos, profesores y asistentes de la
educación en el reconocimiento de conductas de riesgo para desarrollar en ellos
habilidades socioemocionales que favorezcan la escucha activa tanto entre pares
como con sus estudiantes.

- Dar a conocer el protocolo a apoderados y familiares y enseñarles a actuar y deri-


var de manera oportuna.
30 NO ESTÁS SOL@

B.
Actividades conjuntas para
prevenir conductas de riesgos

En el siguiente cuadro se presentan algunos ejemplos de actividades podemos reali-


zar a nivel escolar para fomentar el bienestar emocional y prevenir el suicidio. Es im-
portante señalar que estas actividades, aunque se desarrollen a nivel escolar, deben
contar con la participación activa y colaborativa de los padres, madres y apodera-
dos. Las actividades sugeridas pueden ser:

Actividades que pueden realizar las Actividades inclusivas con toda la


organizaciones de la escuela comunidad

Centros de padres: organizar charlas Escuela con y para padres: como


de concientización sobre la salud instancia para promover habilidades
mental adolescente. parentales.

Asambleas o consejos de curso: Talleres recreativos para apoderados:


promover hábitos de vida saludables actividades que fortalezcan las
y a su vez, hacer actividades que relaciones interpersonales entre
promuevan la participación de todos miembros de la comunidad escolar y
los estudiantes y se fortalezca la que faciliten la experiencia de vida en
comunidad de curso. Los padres y actividades de interés común.
apoderados pueden reforzar estas
prácticas. Semana de la inclusión: trabajar
fuertemente en algunas semanas al
Organización de apoderados de curso: año en actividades intencionadas que
promover la participación de las promuevan la inclusión, la tolerancia
familias las actividades escolares que y el respeto. En ella pueden participar
favorezcan el desarrollo de hábitos los padres, madres y apoderados.
saludables.
Trabajo conjunto con redes de apoyo
externas: buscar y establecer lazos
con grupos y organizaciones externas
que apoyen en la promoción de
espacios de convivencia escolar.

Estas actividades se pueden desarrollar a lo largo de todo el año, en coordinación


y planificación con los directivos y sus equipos, quienes son los responsables de la
correcta organización, adecuada implementación y seguimiento de los resultados de
éstas. Los padres, madres y apoderados deben trabajar colaborativa y activamente
en estas instancias. Al mismo tiempo, si estas instancias no existen en su contexto
escolar, puede sugerirse para mejorar la convivencia escolar dentro de la comunidad
educativa.
IV. ACCIONES QUE PROMUEVEN EL BIENESTAR EMOCIONAL Y QUE PREVIENEN CONDUCTAS DE RIESGO 31

C.
La importancia de conocer a la
comunidad de curso de nuestros
adolescentes

Una de las características de la adolescencia, es que los pares toman un rol muy im-
portante en sus vidas. Pasan gran parte del tiempo entre ellos, aumenta el deseo de
pertenecer a un grupo y muchas veces son el modelo según el cual los adolescentes
van construyendo su identidad y van aprendiendo a regular sus conductas. Son tam-
bién los confidentes y sus grandes apoyos.

Por este motivo es fundamental, en primer lugar, conocer a la comunidad curso, par-
ticipar como adultos activamente en ellas. Permite conocer cómo y con quiénes se
relacionan nuestros adolescentes, no desde la perspectiva de la supervisión, sino des-
de la confianza. El trabajo familia-docente es crucial, ya que si logramos fomentar
fuertes lazos de cariño y la confianza entre ellos, podremos capitalizar factores pro-
tectores, ya sea para encontrar una distracción y calmar al sufrimiento emocional, o
para obtener información oportuna de algún miembro del curso que pueda estar el
riesgo suicida, previniendo el potencial desarrollo de conductas de riesgo.
V.
DETECCIÓN:
ESTRATEGIAS CON
ADOLESCENTES CON
CONDUCTAS DE
RIESGO SUICIDA
V. DETECCIÓN: ESTRATEGIAS CON ADOLESCENTES CON CONDUCTAS DE RIESGO SUICIDA 33

Muchas veces, algunos de nuestros adolescentes que presentan conductas de riesgo


suicida no son parte de aquellos “jóvenes complicados, malos alumnos o con mal
comportamiento”. Por esto, muchas veces no los tenemos dentro de nuestro radar.
Detectar a estos jóvenes vulnerables es el principal elemento en la prevención de
conductas suicidas. Permite que actuemos antes que el adolescente realice alguna
conducta de riesgo suicida. Esta tarea preventiva la pueden realizar los padres, apo-
derados, familiares, amigos o cualquier miembro de la comunidad escolar, desde sus
profesores hasta sus compañeros. Por eso es tan importante que actuemos conjunta
y colaborativamente frente a estas situaciones.

A.
¿Qué emociones experimentan las
personas que viven una crisis suicida?

Estas personas experimentan un profundo dolor y malestar psicológico, no siendo


capaces de observar soluciones alternativas al suicidio. Generalmente se sienten tris-
tes, vacías, muy solas, sienten que nadie está interesado en entenderlas. Suelen su-
mergirse en un profundo aislamiento, lo que acrecienta los sentimientos de soledad.
Con frecuencia, consideran que la vida no tiene sentido alguno, se sienten culpables
y piensan que las demás personas estarían mejor si dejaran de existir. Se sienten pe-
simistas, frustrados y desesperanzados.

Durante la crisis suicida, los pensamientos e ideas sobre el suicidio se hacen más
fuertes, intensos, confusos y convincentes, pero al mismo tiempo, coexisten los de-
seos de seguir viviendo si “las cosas mejoraran”, si se les brindara un poco de ayuda.
Escuchar, asistir y acompañar, sin emitir juicios de valor es expresión de esa ayuda
que están buscando. El comportamiento suicida se puede preveer, intervenir, y por lo
tanto, prevenir.

B.
¿Cómo es posible identificar señales?

CASO

“ Daniel buscaba en internet formas de quitarse la vida tomando algunos


medicamentos. Su madre le preguntó por qué buscaba esa información
y respondió que tenía una tarea de ciencias. Esa tarde, fue a casa Anita,
una compañera de clase, y la madre de Daniel le preguntó - “¿Terminaste
ya esa tarea de ciencias Anita? Daniel anda loco con ese tema”-. Anita
respondió que no tenían ninguna tarea.”
34 NO ESTÁS SOL@

Como vemos, existe un conjunto de señales que, como docentes, familia, apoderados
podemos identificar en una persona que está en riesgo de realizar conductas suici-
das. La prevención de estas acciones implica que aprendamos a observarlas. Cuantas
más señales identifiquemos, mayor será el riesgo, debido a que la persona se encuen-
tra en una mayor vulnerabilidad y con más probabilidades de cometer el acto.
Existen 3 tipos de señales que nos pueden revelar la ideación suicida:

Señales verbales • “He decidido suicidarme”


directas • “Ojalá estuviera muerta”
• “Me voy a suicidar”
• “Voy a terminar con todo”
• “No quiero estar más en esto”
• “Si no sucede, me mataré”
• “Me gustaría desaparecer”

Señales verbales • “Estoy cansado de la vida, simplemente no puedo continuar”


indirectas • “Mi familia estaría mejor sin mí”
• “A quién le importa si estoy muerto de todos modos”
• “No estaré mucho tiempo más”
• “Muy pronto no tendrás que preocuparte por mí”

Señales de • Intento de suicidio previo


comportamiento • Adquirir un arma o abastecerse de pastillas.
• Poner los asuntos personales en orden.
• Regalar objetos preciados. (regalan a personas cercanas
sus objetos mas valorados con el fin de dar un recuerdo
personas que estiman).
• Interés repentino o desinterés por la trascendencia, el
existencialismo, el sentido de la vida o la vida eterna.
• Ira inexplicable, depresión, mal humor, desesperanza,
agresión e irritabilidad.
• Abuso de drogas o alcohol (recaídas).
• Rigidez cognitiva extrema: evidencia dificultad para aceptar
alternativas de soluciones a sus problemas, y se aferran
a una mirada absoluta e inflexible sin abrirse a nuevas
posibilidades.
• Disminución abrupta del rendimiento académico, dado al
desinterés y la dificultad de concentración a consecuencia
de la desregulación emocional.
• Cambio en los hábitos alimenticios y del sueño que se
gatillan a consecuencia de la desregulación emocional y la
situación personal vivida.

ATENCIÓN
Estas señales de alerta se pueden relacionar entre ellas y evidenciarse una o más de
las descritas en un mismo caso. A su vez pueden evidenciarse más fuertemente unas
más que otras. Es necesario ponerlas en contexto y no subestimarlas.
V. DETECCIÓN: ESTRATEGIAS CON ADOLESCENTES CON CONDUCTAS DE RIESGO SUICIDA 35

C.
¿Cómo puede abordar esto la familia?

Las familias son redes de apoyo fundamental, que promocionan el desarrollo emocio-
nal e integral de los hijos. Deben desempeñar un rol activo en la detección de factores
de riesgo y señales de alerta en el hogar, de manera de proporcionar una red de moni-
toreo, supervisión, protección y contención para prevenir la conducta suicida.

Para ello la familia puede implementar estrategias de prevención del suicidio tales
como: dar relevancia a los espacios de mayor intimidad emocional dirigidos a los
adolescentes, generar espacios de comunicación y expresión de sus emociones y
pensamientos de una manera abierta y sin sentirse juzgados, sentirse contenidos y
poder buscar ayuda dentro de la familia y fuera de ella, por ejemplo, con profesionales
idóneos.

En el caso de que la familia detecte señales de riesgo o conductas no esperables


en los adolescentes (retraimiento, mala alimentación, tristeza y cambios de ánimo,
abuso de drogas o alcohol, rechazo escolar, falta de autocontrol, baja autoestima,
sedentarismo, delincuencia), debe inmediatamente pedir orientación y ayuda a algún
profesional de la salud mental y acompañarlos mientras dure este proceso.

D.
¿Cómo podemos actuar y dialogar
con adolescentes en riesgo suicida?

Una vez identificado el riesgo en los adolescentes, debemos evitar minimizar o evadir
conversaciones sobre el potencial riesgo suicida. Existe el mito de que, si pregun-
tamos sobre ésto, le estaríamos dando la idea a la persona de llevarlo a cabo. La
realidad nos muestra lo contrario, hablar sobre este tema produce alivio a la persona
que tiene estos pensamientos pudiendo disminuir la probabilidad de suicidio. Además,
quien lo detecta puede actuar de manera efectiva para activar la red de apoyo y de-
rivar a tratamiento con profesionales expertos en el tema. A continuación, te presen-
tamos ejemplos sobre cómo podemos actuar y dialogar con estudiantes con ideación
o conducta suicida.
36 NO ESTÁS SOL@

ACCIÓN EJEMPLO ACTITUD ESPERADA DEL DOCENTE

Validar el dolor “Entiendo lo que estás viviendo. Veo En muchas ocasiones, los adolescentes
emocional y tu dolor y tristeza, y quiero ayudarte. no saben definir lo que están viviendo,
permitirle su ¿Me podrías hablar sobre lo que estás por lo que preguntarles directamente
expresión sintiendo? “¿qué te pasa?” puede ser inefectivo
ya que no tienen la respuesta. Es
recomendable invitarlos a contar lo
que sienten con una escucha atenta,
dándole tiempo para que exprese sus
ideas, sin interrumpirlos ni intentar darles
soluciones o respuestas inmediatas.

Dale valor e “Me imagino lo mal que lo estás Se espera que el adulto escuche de
importancia a pasando a raíz de lo que me cuentas. manera activa, sin sesgos, ni prejuicios a
lo que sienten y Me parece que es algo muy relevante y el adolescente, dándose el tiempo para
expresan serio para ti.” escucharlo sin ridiculizar ni minimizar el
relato.

Después de “Escuchando tu relato, me preocupa En el caso de los padres, es importante


validar la verte así, y como tu profesor, creo que acompañar y comprender, propiciar
situación relatada, es necesario que conversemos con tu ayudar de especialistas.
oriéntalo a buscar familia. Evaluemos la mejor forma de En el caso de los y las docentes es
alternativas ayudarte a estar mejor.” necesario que al percibir una situación
para disminuir su de desregulación emocional que podría
sufrimiento. significar un riesgo vital, deriven al
equipo directivo o de crisis el caso y
se predispongan a apoyar desde su rol
docente.

Evaluar si existe un “Con lo mal que lo has pasado, ¿has Es necesario que esta pregunta esté
riesgo inmediato pensado en hacerte daño, desaparecer presente en la conversación, para que
de suicidio, o morir?” el adulto pueda reaccionar de manera
indagando sobre urgente en caso de que la respuesta
la intencionalidad sea positiva. “Si, he tenido ganas de
y planificación. morirme”. En esta situación, debe
Si la hay, se debe derivarlo cuanto antes a la familia,
bloquear el acceso equipo sicosocial de la escuela o
a elementos un especialista, según corresponda.
letales. Mientras tanto, procurar que siempre
tenga compañía de alguien sacando de
su alcance los elementos que puedan
significar el peligro para su integridad
física.

Con el fin de resguardar la vida de los adolescentes es preciso evitar dejarlos solos
en momentos de crisis emocionales. Podemos acompañarlos y guiarlos, haciéndolos
sentir seguro. De esta manera se pueden prevenir las acciones de riesgo.
V. DETECCIÓN: ESTRATEGIAS CON ADOLESCENTES CON CONDUCTAS DE RIESGO SUICIDA 37

E.
Estrategias para contener crisis
emocionales en adolescentes:
las habilidades TIPP

La mayor parte de las conductas suicidas en adolescentes ocurren en el contexto de


una crisis emocional intensa, especialmente en aquellos con desregulación emocio-
nal. Luego, una forma efectiva de superar esta crisis emocional y disminuir el riesgo
suicida en forma transitoria es mediante el uso de técnicas psicológicas que nos ayu-
den a disminuir la intensidad emocional.

Las habilidades TIPP son técnicas conductuales de la terapia conductual dialéctica


(DBT por sus siglas en inglés) orientadas a producir sensaciones intensas que alteran
la química corporal y puedan bajar el nivel de la emoción para tolerar de mejor manera
el difícil momento que atraviesan. Su nombre se construye a partir de la siguiente sigla:

T: Cambia la temperatura de tu rostro con agua fría (apnea en agua fría)


I : Intenso ejercicio
P: Respiración pausada
P: Relajación progresiva

A continuación se describen en mayor detalle estas habilidades:

a. Temperatura: cambia la química corporal a través de la temperatura. Los


adolescentes ponen en su rostro o muñecas hielo u objetos congelado. También
puede ser sobre los ojos, mejillas, cuello y frente. Su rostro debe ir inclinado
hacia atrás. Luego, ponen el hielo en su cara mientras por 30 segundos. Pueden
repetir este mismo ejercicio las veces que sea necesario hasta que sientan que su
emoción baja la intensidad.

b. Intenso Ejercicio: sugerir a al adolescente que practiquen un ejercicio intenso,


aunque sea por tiempo corto. Pueden ser saltos, sentadillas, correr, caminar
rápido, entre otros. Esto favorece la respiración y producción de hormonas que
regulan las emociones en la amígdala cerebral.

c. Respiración pausada: respiran profundamente desde el abdomen. En el ejercicio,


deben enlentecer el ritmo de su respiración y exhalar más lentamente que la
inhalación. Por ejemplo, inhalan en 5 segundos y exhalan en 7 segundos. Repiten
esto lo necesario hasta bajar el nivel de su emoción. Para asegurar que esté
respirando desde el abdomen, sugerir al adolescente que ponga sus manos sobre
éste para que noten cómo se eleva al inspirar (como si estuvieran inflando un
globo dentro del abdomen) y se retrae al expirar.

d. Progresiva relajación muscular: mientras el adolescente inhala profundamente,


sugiere que tense los músculos de su cuerpo. Mientras exhala, señala que deje
ir la tensión y relaje sus músculos para que note la diferencia entre tensión y
relajación.
38 NO ESTÁS SOL@

Veamos ejemplos de aplicación de estas técnicas en el contexto escolar. Estas accio-


nes también las podemos realizar en casa con los y las adolescentes.

CASO

“ Pía (16 años) va a la oficina de profesores del colegio buscando ayuda


en medio de una crisis de desregulación emocional. Pregunta por su
profesora Lucy. Llora sin consuelo, dice que tiene el pecho apretado y
manifiesta ganas de morir.”

Técnica 1. Temperatura:

La profesora le responde “Pía, tranquila, te voy a ayudar a bajar la angustia y hare-


mos juntas un ejercicio simple que te va a relajar”. Lucy toma hielo (o un paquete de
gel congelado azul) y lo pone en sus mejillas debajo de sus ojos. Le pide sentarse y
bajar la cabeza entre sus rodillas, aguantando la respiración 5-6 segundos. Luego le
pide enderezarse respirando profundamente y exhalando durante 7 segundos al me-
nos. Puede repetir 4 veces o 5 veces o hasta que baje la intensidad emocional.

Indicaciones:
• Es necesario disponer en la sala de profesores una bolsa de hielo o un gel congelado.
• Si la joven buscó a una persona para pedirle ayuda (en este caso la profesora Lucy),
es importante que, tras haber disminuido la emoción extrema, la docente pueda
conversar con ella hasta verla más tranquila.

Técnica 2. Intenso Ejercicio:

La profesora indica a la joven hacer todas las sentadillas posibles en un minuto o más,
en caso de ser necesario, hasta que bajen en intensidad las emociones: “Pía, estira tus
brazos hacia adelante, pon tus pies derechos y sepáralos por unos 30 centímetros.
Dobla las rodillas sacando la cola hacia atrás, y baja. Sube y baja 30 veces respiran-
do fuerte…”

Indicaciones:
• Este tipo de ejercicios cambia la química corporal favoreciendo la activación del sis-
tema nervioso parasimpático responsable de disminuir la frecuencia cardiaca, regu-
lar la respiración y presión sanguínea, reajustando los valores a un estado emocional
más equilibrado.
V. DETECCIÓN: ESTRATEGIAS CON ADOLESCENTES CON CONDUCTAS DE RIESGO SUICIDA 39

Técnica 3. Respiración pausada:

La profesora orienta a la joven a realizar el siguiente ejercicio: “Pía, vamos a respirar


profundo para bajar esta emoción tan intensa. Entrará oxígeno a tu cuerpo y va a re-
gular tu cerebro y tus pulmones. Pon tus manos en tu estómago y respira profuuuuun-
do hasta que se infle tu estómago hacia afuera y levante tus manos. Inspira en 5
tiempos (contando hasta 5 lentamente) y expira en 7 tiempos.”

Indicaciones:
• La expiración debe ser más larga que la inspiración. Puede ajustar sus tiempos de
inhalación y expiración hasta que la joven se sienta cómoda. Este ejercicio se repite
4 o 5 veces o hasta que haya disminuido la emoción extrema.

Técnica 4. Progresiva relajación muscular:

La profesora acuesta a la joven y le pide soltar sus músculos de manera intenciona-


da: “Pía, para calmarte y bajar esa emoción tan fuerte, es necesario que soltemos la
musculatura de tu cuerpo. Vamos a ir pensando y relajando los distintos músculos del
cuerpo desde la cabeza a los pies. Tensa tu cara por 3 segundos, 1,2,3, luego relaja,
tensa tus hombros por 3 segundos ,1,2,3 y luego relaja, ahora los brazos 1,2,3, el estó-
mago 1,2,3, los glúteos 1,2,3, las piernas 1,2,3, los pies, los dedos, ahora todo el cuerpo
y lo sueltas. Repitamos…

Indicaciones:
• Se puede acostar sobre el suelo o en alguna camilla, procurando que el cuerpo esté
estirado, y cómodo.

Prueba las distintas estrategias TIPP y aplica las que más te sirvan de acuerdo al con-
texto de la situación.

F.
Estrategias para contener crisis emocionales
en adolescentes: otros ejemplos
Estados de la mente
Se puede decir que tenemos tres estados mentales, e identificarlos nos será de gran
ayuda a la hora de conocer y regular nuestras emociones y nuestra conducta.

En un extremo tenemos a la Mente Racional, es una mente fría, enfocada en la tarea,


lógica. Cuando estamos acá, estamos gobernados por la lógica, por los hechos, sin
considerar las emociones ni sentimientos. Nos quedamos estancados en cómo las co-
sas “deberían” ser y esto a veces nos dificulta avanzar y ser efectivos en lograr nues-
tras metas. Ejemplo: un padre que piensa “mi hijo debería ser fuerte y no debilitarse
tanto por una pelea con sus amigos, yo no debería estar resolviendo sus problemas”.
Ese padre se queda en la Mente Racional, sin prestar atención a sus emociones ni a
las de su hijo que, aunque quizá esté en edad de ser más independiente, aún necesita
de la ayuda de su padre para poder regular sus emociones.
40 NO ESTÁS SOL@

En el otro extremo tenemos a la Mente Emocional, una mente caliente e impulsiva.


Cuando actuamos en ella, lo hacemos gobernados por el estado de ánimo, guiados
por la emoción, y por los impulsos. Los hechos y la lógica no se consideran. Ejemplo:
una adolescente vulnerable emocionalmente no lleva su trabajo y la profesora le lla-
ma la atención frente al curso. Ella se siente humillada y con rabia, la emoción es muy
intensa, inunda todo su ser, tiene el impulso de cortarse, la emoción guía la conduc-
ta y se hace un corte en el baño. Otro ejemplo puede ser un adolescente que, en la
búsqueda por ser aprobado por su grupo de pares, bebe alcohol en exceso como un
mecanismo de aceptación y miedo al rechazo. Como vemos, esta mente nos puede
traer problemas, haciéndonos actuar de forma impulsiva y llevándonos a conductas
que en el corto plazo nos pueden aliviar una emoción, pero en el mediano y largo plazo
nos aumentan los problemas y no solucionan nada.

Por su parte, la Mente Sabia es la mente que todos tenemos y a la que debemos aspi-
rar la mayor parte del tiempo. Es la sabiduría que hay dentro de cada persona, integra
tanto la razón como la emoción, es el camino del medio y también integra ese sexto
sentido. Nos permite reconocer nuestras emociones y pensar en alguna manera efec-
tiva de regularlas y de actuar. Ejemplo: la adolescente que se sintió humillada por su
profesora, con su mente sabia, reconoce la rabia y pena que siente, solicita permiso
para salir y en lugar de ir al baño, da una vuelta por el patio respirando y sintiendo el
aire frío en su cara. Luego, una vez que su emoción baja, puede evaluar si se siente
preparada para hablar con su profesora y explicarle cómo se sintió o dejar las cosas
así y buscar la forma de entregar su trabajo a tiempo para una próxima vez.

Chequear hechos
Es fundamental a la hora de enfrentar los problemas, chequear los hechos. Es decir,
identificar realmente qué ocurrió y dejar de lado las interpretaciones personales, o
las especulaciones. Puede ayudar para esto preguntarse, ¿Estoy interpretando las co-
sas de forma correcta? ¿habrá otras interpretaciones posibles? ¿Estoy pensando de
forma extrema? ¿Qué ocurrió, qué fue exactamente lo que dijo? Veamos un ejemplo:
una adolescente tiene la sensación de llevar muchas anotaciones por mala conducta,
está con su matrícula condicional y cree que la van a expulsar del colegio. Siente mu-
cho miedo y angustia ya que su padre es muy severo y probablemente el castigo que
le darán será grande cuando se entere.

Ante esta situación es necesario chequear los hechos. Para esto sería necesario po-
der ir donde su profesor jefe y preguntarle cuántas anotaciones negativas tiene e
informarse qué pasa si tiene una más y cuántas son condición para una expulsión.
Con esa información real, toma las acciones necesarias para solucionar su problema
y reorientar las conductas del adolescente.

Acción opuesta
Las emociones vienen con una urgencia o impulso de actuar que nos lleva a actuar
de cierta forma. Cuando aquel impulso lo llevamos a la acción y provoca más daño
y empeora la situación, puede ser bueno aplicar la habilidad de la Acción Opuesta.
Ejemplo: frente al miedo a ir a un cumpleaños por miedo al rechazo, en vez de evitar,
acercarse, ir. Frente a la rabia, en vez de atacar, retirarse gentilmente de la situación
o alejarse de la persona frente a la cual siento la rabia. Frente a la tristeza, en vez de
aislarse, volverse pasivo y evitar, activarse, aumentar actividades placenteras.

Es importante entonces reconocer la emoción, identificar lo que desde la mente emo-


cional siento el impulso de hacer, evaluar si eso me ayuda o me trae más problemas
y decidir actuar en contra el impulso a la acción. Aunque me cueste, al poco rato la
emoción irá cambiando a la dirección que queremos y de esta manera nos acercamos
a nuestros objetivos.
V. DETECCIÓN: ESTRATEGIAS CON ADOLESCENTES CON CONDUCTAS DE RIESGO SUICIDA 41

Autocalmarse con los 6 sentidos


La mayor parte de las emociones que gatillan una crisis suicida son principalmente
displacenteras (como por ejemplo la rabia, la angustia o la culpa). Otra forma distinta
de disminuir la intensidad de estas es combatiéndolas con emociones placenteras
mediante la habilidad Autocalmarse con los 6 sentidos. Esta se trata de calmarse a
uno mismo en momentos de malestar emocional, ocupando los sentidos para lograr
bajar el nivel de la emoción.

a. Visión: visitar un lugar favorito, mirar el paisaje, revisar fotos que evoquen emocio-
nes agradables, distraerse mirando a la gente que pasa, etc.
b. Audición: escuchar música favorita, poner atención a los sonidos de la naturaleza,
tocar un instrumento, etc.
c. Olfato: usar colonia o perfumes favoritos, sentir el olor de una crema o vela aromá-
tica, cocinar algo y sentir su olor, saborear café recién preparado, etc.
d. Gusto: comer algo de comida favorita, realmente ser consciente del sabor de lo que
se come.
e. Tacto: tomar una ducha, acariciar a una mascota, poner un paño frío en la cabeza,
o una bolsa de agua caliente si hace frío, sentir diversas texturas. Tocar la arena o
pasto, etc.
f. Movimiento: bailar, mecerse en una silla de descanso, estirar la musculatura, hacer
ejercicio, etc.

Distraerse con la mente sabia


Con estas habilidades se busca cambiar el foco de atención y distraerse de la si-
tuación que está causando malestar emocional en los adolescentes. Muchas veces
cuando estamos frente a una situación difícil, este problema ocupa toda la capaci-
dad de pensar. Si logramos cambiar el pensamiento hacia algo distinto del problema,
esta distracción ayudará a reducir la intensidad emocional.

Para que esta habilidad resulte es muy importante mantenerse focalizado en la ac-
tividad que se está realizando sin distraerse en otros pensamientos. Por ejemplo, si
decido comerme un chocolate para distraerme (“Actividades”), tengo que focalizarme
en la sensación placentera que me produce (en mente sabia), sin dejarme influenciar
por pensamientos que arruinarían este momento placentero como “voy a aumentar
de peso”, “me van a salir espinillas”, etc.

a. Actividades: distraerse haciendo algo distinto, ver películas, hacer puzzles, jugar un
juego de mesa, jugar en el computador, llamar o salir con amigos, salir a comer, leer
un libro o una revista, etc.
b. Contribuir: distraerse contribuyendo con alguien o algo. Ser voluntario en algún tra-
bajo o actividad comunal, ayudar a algún conocido en un favor que necesite, llamar
alguien que necesite de compañía o atención.
c. Comparaciones: quitar el foco del malestar personal, comparándose con proble-
mas de otras personas.
d. Emociones: distraerse a si mismo, generando emociones distintas a la que se está cau-
sando malestar. Mirar televisión o películas divertidas, escuchar música emotiva, etc.
e. Poniendo distancia: distraerse del problema actual poniendo distancia entre la per-
sona y el problema. Poner la situación mentalmente fuera por un rato, construir una
pared imaginaria entre la situación y la persona, dibujarse lejos del problema, etc.
f. Pensamientos: poner en la cabeza pensamientos distintos al problema. Contar has-
ta 10, cuenta colores al alrededor, contar de 3 en 3 hasta donde llegar a una meta,
pensar en el abecedario desde la “z” a la “a”, etc.
g. Sensaciones: generar sensaciones distintas que logren distraer la atención. Apretar
una pelota de goma fuerte, escuchar música a un volumen alto, sostener hielo en la
mano o boca, darse una ducha fría o caliente, etc.
VI.
FAMILIA Y SUICIDIO
VI. FAMILIA Y SUICIDIO 43

A.
¿Por qué es importante el diálogo
en la familia?

La familia es el grupo más importante de la sociedad para el desarrollo de los vínculos


afectivos de los seres humanos. Es el grupo de contención emocional más importante,
donde los adolescentes deberían sentirse protegidos, guiados y acompañados para
abordar las problemáticas o cuestionamientos que son propios de esta etapa del
desarrollo.

La comunicación abierta es uno de los principales factores de protección. Es decir,


la familia debería poder brindar un espacio de contención, seguridad y confianza, en
donde los adolescentes puedan expresar sus dudas, inquietudes y temores, y al mis-
mo tiempo encuentren orientación y validación de ellos. Por esto, se deben fomentar
instancias de diálogo e intercambio de ideas.

Al contrario, cuando la familia no cumple con su rol de apoyo y/o pasa a ser un ambien-
te invalidante para la expresión de las emociones, puede convertirse en un factor de
riesgo, pudiendo propiciar, desencadenar o modelar conductas disfuncionales en ellos.

B.
Hablando del suicidio: ¿Qué debo hablar?
¿Cómo, cuándo y porqué?

Abrir el diálogo con los adolescentes y hablar sobre suicidio o sobre sus propias inten-
ciones de terminar con su vida, puede convertirse en un factor protector y de preven-
ción muy importante en esta etapa de vida. Debe quedar muy en claro que hablar sobre
el tema no incrementa la posibilidad de cometer suicidio, sino por el contrario, reduce
la posibilidad de cometerlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está pa-
deciendo. Preguntar a alguien si quiere suicidarse nunca le dará una idea que no haya
pensado antes. La mayoría de las personas con ideas suicidas son sinceras y se sienten
aliviadas cuando se les pregunta acerca de sus sentimientos e intenciones. Hablarlo
puede ser el primer paso para ayudarlas a elegir vivir.

El diálogo no es un interrogatorio, sino compartir un momento, conversar acerca de los


pensamientos y emociones que esté experimentando la persona.

El momento justo para conversar es cualquier momento en que observemos a la otra


persona dispuesta a escuchar y expresar sus sentimientos o pensamientos. Si esto no
sucede, por distintas razones, es importante promover espacios de diálogo, por ejem-
plo, salir a caminar, buscar espacios dentro de la casa tranquilos y cálidos, sin otras
personas a su alrededor o haciendo ruido, invitando a la persona a hacer alguna acti-
44 NO ESTÁS SOL@

vidad placentera para él o ella, proponiendo un juego en el cual se incluya la conversa-


ción. Es importante invertir tiempo de calidad en el vínculo con esa persona simplemen-
te acompañándolos en alguna actividad que esté realizando, en silencio si es necesario,
para luego motivar otros espacios de diálogo.

Es importante hablar de suicidio porque existen muchos mitos entorno al mismo y su


conocimiento puede aportar muchos beneficios, principalmente su prevención. Un
ejemplo de estos es que “el que se quiere matar no lo dice”. Este mito sólo conduce a
no prestar atención a las personas que manifiestan sus ideas suicidas o amenazan con
suicidarse. El criterio científico es que de cada diez personas que se suicidan, nueve de
ellas manifestaron claramente sus propósitos y la otra dejó entrever sus intenciones de
acabar con su vida. Podemos analizar otro de los mitos del suicidio, “el que lo dice no lo
hace”. Este también es un criterio equivocado, ya que conduce a minimizar las amena-
zas suicidas, que pueden considerarse erróneamente como chantajes, manipulaciones,
exhibiciones, etc. El criterio científico confirma que todo el que se suicida expresó lo que
ocurriría con palabras, amenazas, gestos o cambios de conducta.

C.
¿Cómo y qué validar?

La validación tiene el efecto de comunicar que los sentimientos, pensamientos y con-


ductas que una persona experimenta tienen sentido y se pueden comprender. No es
sinónimo de aprobar o estar de acuerdo. Para esto necesitamos una observación acti-
va, sin juicios, sin descalificaciones o interpretación subjetiva de la conducta del otro,
sino mas bien el poder entender y describir los hechos objetivos que me permiten darle
sentido a la conducta del otro. Algunos ejemplos que podemos señalar y ejecutar son:

Poner Atención:
Muéstrate interesado, escucha, observa. No hagas multitareas. Haz contacto visual.
Permanece enfocado. Asiente ocasionalmente. Responde con tu rostro.

Ejemplo: sonríe ante las frases alegres; luce preocupado cuando estás escuchando
algo doloroso.

Devolver la reflexión:
Di de vuelta lo que escuchaste u observaste para estar seguro de que en realidad
entiendes lo que la persona está diciendo. ¡No uses un lenguaje o tono de voz enjui-
ciador! Trata de realmente “captar” lo que la persona siente o piensa. Ten una mente
abierta. (No discrepes, critiques o intentes la mentalidad o metas de esa persona). ¡Y
chequea los hechos!

Ejemplo: “Entonces estás enojado conmigo porque piensas que mentí sólo para ven-
garme de ti. ¿Estoy en lo correcto?”.

“Lee las mentes”:


Se sensible a lo que no está siendo dicho por la otra persona. Pon atención a sus ex-
presiones faciales, lenguaje corporal, a lo qué está sucediendo. Muestra que entien-
des en palabras o mediante tus acciones.
VI. FAMILIA Y SUICIDIO 45

Ejemplo: Cuando estás pidiendo a un amigo que te lleve después de un largo día y
la persona se desploma en el sofá, di: “luces realmente cansado. Déjame pedirle a
alguien más”.

Entiende:
Busca cómo se siente o está pensando la otra persona, o si él /ella está teniendo
sentido dada su historia, estado físico o mental, o eventos actuales (ej. Las causas).
Incluso si no apruebas su conducta o si su creencia es incorrecta. Di: “Tiene sentido
que tú… porque…”.

Ejemplo: Si enviaste una invitación de fiesta a la dirección equivocada, di: “Entiendo


por qué pensaste que puedo estar excluyéndote a propósito”.

Reconoce lo válido:
Muestra que son válidos los pensamientos, emociones y/o acciones de la persona,
dada la realidad y hechos actuales. Actúa como si la conducta del otro es válida.

Ejemplo: Si eres criticada por no sacar la basura en tu día, admite que es tu día y
sácala. Si alguien presenta un problema, ayúdalos a solucionarlo (a menos que sólo
quieran ser oídos). Si alguien tiene hambre, dale comida. Reconoce el esfuerzo que
está haciendo esa persona.

Muestra igualdad:
¡Sé tú mismo! Trata al otro como un igual, no como frágil o incompetente.
Ejemplo: Está dispuesto a admitir errores. Si alguien se presenta por su nombre, pre-
séntate con tu nombre. Pide opiniones a los demás. Deja de estar a la defensiva. Se
cuidadoso de dar consejos o decirle a alguien qué hacer si no te lo ha pedido o no es
necesario. Incluso entonces, recuerda que puedes estar equivocado.

Ejemplo 1: “Comprendo lo mal que te debes estar sintiendo en este momento. Es muy
difícil y doloroso perder a un ser querido. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?”

Ejemplo 2: “Entiendo la soledad que debes estar sintiendo, y que pienses que el suici-
dio puede ser una solución. Si tratamos de ver más allá, esa conducta será un nuevo
problema, ya que te aleja de tus metas. ¿Te parece si buscamos juntos otra solución
más efectiva a lo que está pasando?”

D.
¿Cómo cambiar las conductas/ideas suicidas
a conductas más adaptativas?

Muchas veces, las conductas a través de las cuales las personas regulan o intentan ali-
viar un dolor emocional no son efectivas y pueden traer efectos adversos, como daño a
la piel y/o poner en riesgo la integridad física y emocional de la persona que las realiza.
Por ello es importante enseñar a incorporar conductas deseadas y adaptativas, para
así eliminar conductas no deseadas y disfuncionales. Algunos ejemplos son:
46 NO ESTÁS SOL@

• Trabajar con estrategias de la terapia conductual para eliminar la conducta suicida


y brindar el mismo alivio (refuerzo negativo) a través de habilidades de tolerancia el
malestar como usar habilidades TIPP.

• Existen estrategias de cambio conductual para aumentar conductas deseadas (re-


fuerzos) y disminuir o eliminar conductas no deseadas (castigos y/o extinción) en
uno mismo o en los demás.

Es importante que estos refuerzos sean entregados lo más cercano en tiempo y espa-
cio a la conducta orientada a aumentar o eliminar. Los refuerzos se entienden como
consecuencias producidas ante un acto, las cuales pueden aumentar la frecuencia y/o
probabilidad de que una conducta ocurra. Los tipos de refuerzos que existe son:

Refuerzo positivo:
Ocurre cuando la consecuencia implica entregar algo positivo para la persona luego de
una acción determinada. Por ejemplo, si un adolescente pide ayuda, se le valida, con-
tiene y se le da apoyo. Este refuerzo aumentará la probabilidad de que vuelva a pedir
ayuda.

Refuerzo negativo:
Consiste en que la consecuencia implica quitar algo negativo para la persona, es decir,
le da “alivio”. Por ejemplo, un adolescente verbaliza estar angustiado y tener deseos de
autolesionarse. Se le proporciona hielo para que practique habilidades de temperatura
intensa y fría. Esto lo regula emocionalmente, su angustia baja y siente alivio, por lo cual
deja de autolesionarse y aprende a regular el malestar de manera efectiva.

Extinción a la cesación de refuerzo:


Se deja de reforzar una conducta que antes era reforzada. Por ejemplo, un adolescente
pide atención de manera disfuncional y cada vez que se autolesiona, sus padres de-
jan todo de lado para cuidarlo/a y quitarle todas las responsabilidades y deberes de
encima. Extinguir la autolesión, se logra entrenando a los padres a reforzar y validar
conductas adaptativas como hacerse cargo de sus estudios, resolver problemas in-
terpersonales y no dar respuesta de atención próxima al momento de autolesionarse
(asegurar que su salud esté en buenas condiciones, pero no dejar todo de lado para
estar con ellos).

Los refuerzos deben ser agradables y variados para cada persona en particular. Para
algunos será tiempo con los padres, para otros, tiempo o un momento agradable con
alguna profesor o tutor, tiempo con pantallas o tiempo para jugar en el computador,
algo rico de comer, etc. Lo importante es pensar en que puede ser agradable y deseado
para los adolescentes y ocupar esos elementos para ayudarlo a aprender conductas
deseadas.
VI. FAMILIA Y SUICIDIO 47

Otro ejemplo puede ser el siguiente:

CASO

“ Anita está pasando por un episodio depresivo, desde chica ha


presentado dificultad para regular las emociones, y he tenido el
pensamiento de que todos estarían mejor sin ella. Con su profesora
jefe han acordado, que cada vez que sienta angustia y le vengan esas
ideas, ella tiene que pedir ayuda con la encargada. Anita va donde la
encargada a pedir ayuda y ésta la felicita por expresar lo que le pasa,
le ofrece un té y conversa 20 minutos con ella y luego, cuando Anita ya
está más calmada la acompaña a su sala.”

Aquellos refuerzos (felicitarla, escucharla y darle tiempo), van a aumentar la probabi-


lidad que Anita pida ayuda la próxima vez que esté en esa situación, en lugar de reali-
zarse autodaño o seguir alimentando en su cabeza la idea del suicidio. Lo que se está
reforzando ahí no es la depresión sino el pedir ayuda de forma correcta y ser capaz de
volver a la sala. Con el mismo ejemplo, algo que no sería positivo es que la profesora
encuentre a Anita en el baño, luego de un corte con una afeitadora y la lleve a su sala, le
dé el té, le ofrezca dulces y le diga que se puede quedar ahí todo el tiempo que quiera.
En este caso, no se está reforzando una conducta deseada, sino que se está reforzando
el autodaño.

E.
¿Por qué debemos acompañarlos y/o
guiarlos, orientarlos y apoyarlos en la
crisis de la adolescencia?

Para poder observar y comprender cómo están cursando la adolescencia y así prevenir
situaciones de riesgo. Además, para otorgarles las herramientas necesarias para crecer
y desarrollarse emocionalmente fuertes, con autoestima sana y seguridad personal, es
decir, con una valoración y aceptación positiva de sí mismos, se sientan bien acerca de
quiénes son, y puedan sentirse orgullosos y confiados de poder lograr sus metas.
48 NO ESTÁS SOL@

F.
¿Quiénes son aptos para
acompañarlos?

Sus padres, madres o adultos significativos para él, como abuelos, tíos o primos cerca-
nos. Estos actúan como figuras de referencia o liderazgo, por lo cual pueden ser autori-
dades competentes en enseñar y modelar conductas adaptativas en los adolescentes
como autocontrol, regulación emocional, tolerancia a la frustración, asertividad inter-
personal, resolución de problemas, validación, entre otras. Además, pueden estar pre-
sentes para guiar y contener a los adolescentes en este proceso crítico de desarrollo.

G.
¿Qué acciones personales son parte
del acompañamiento a adolescentes?
• Conversar, tener espacios para el diálogo, para divertirse, pasarlo bien juntos, por
ejemplo, invitarlo a tomar un helado y generar un espacio para poder escucharlo,
interesarse por lo que está pasando y por lo que necesita.

• Estar presentes en sus actividades, por ejemplo, hobbies como jugar a la pelota,
escuchar sus grupos musicales, practicar alguna actividad manual, etc.

• Participar de las actividades del colegio, como deportes extraprogramáticos, ker-


meses, reuniones de curso, etc.

• Conocer sus intereses, a sus amigos, entrar en su mundo, escuchar activamente sin
juicio. Ser una guía firme, pero de forma empática.

H.
¿Qué hacer en caso que los adolescentes
rechacen el acompañamiento?

En ocasiones nos podemos encontrar con adolescentes que rechazan la ayuda ofreci-
da por los adultos que lo acompañan. Es necesario dar espacio y el tiempo necesario
para buscar otras maneras para apoyarlos. Puede ser buscando a otro adulto que lo
ayude o cambiando de estrategia. No es preciso forzarlos a ser acompañados por un
adulto que no les hace sentir bien. Es importante acercarse a ellos desde su mundo
y valorar sus intereses. Validar lo que sienten, aceptarlos y entender que necesitan
intimidad y que muchas veces puede haber emociones de miedo y vergüenza a la
VI. FAMILIA Y SUICIDIO 49

hora de aceptar la compañía. Recordemos que una de las metas de la adolescencia


es construir su propia identidad, y esto se logra alejándose en muchos casos del nú-
cleo familiar más cercano. Buscar con quién se siente más cómodo, sin juzgar. Se le
pueden sugerir diferentes figuras de referencia cercanas a él y la posibilidad de poder
acercarse a pedirles ayuda, él o ella será libre a la hora de decidir con quién se siente
mejor para ser escuchado y apoyado y se movilizará a buscar esos espacios.

I.
¿Qué es lo que NO debemos hacer
ante una situación de desregulación
emocional en adolescentes?

Ante una situación de desregulación emocional en adolescentes, es preciso evitar


emitir juicios de valor o ridiculizarlos, burlarse o minimizar sus experiencias persona-
les. Es importante hacerles ver que están creciendo, y que necesitan un trato cercano,
pero resguardando su espacio personal. Veamos un ejemplo de las conductas que no
son un aporte:

Comentario desde un adulto


“No entiendo por qué sufres tanto por algo tan pequeño. No es para tanto, yo a tu
edad no reaccionaba así, eres muy exagerado”, “es absurdo que estés tan triste por
haber terminado con tu relación de pareja. Eres inteligente y apuesto. Encontrarás
rápidamente a una nueva persona”, “debes ser realmente tonto para no pedir ayuda,
si es algo tan fácil”, “a tu edad yo tenía muchísimos amigos y panoramas para hacer.
Debes tener problemas si estas solo y no tienes con quien juntarte”.

Veamos de qué manera nuestra reacción sería un aporte:

Comentario desde un adulto


“Entiendo tu sufrimiento, se que para ti es importante. Todos reaccionamos distinto
y ten la certeza que te quiero ayudar aunque seamos muy diferentes”, “Entiendo la
pena que sientes por terminar esa relación que tenías, todas las personas son im-
portantes y a pesar que tienes una vida por delante, permítete llorar y sentir tu pena
pero en compañía…”

Se espera que la familia esté presente y


sean figuras cercanas y disponibles para
el adolescente. Validar y no enjuiciar.
Guiar con firmeza y cariño a la vez.
VII.
PREGUNTAS
FRECUENTES
VII. PREGUNTAS FRECUENTES 51

1. ¿Es positivo hablar de suicidio o conversar de esto


provoca más ideación en una persona?
Abrir un diálogo con una persona en relación al suicidio o sobre sus propias intencio-
nes de terminar con su vida, puede convertirse en un factor protector y de prevención
muy importante ante algunas de estas ideas. Hablar sobre el tema no incrementa la
posibilidad de cometer suicidio, sino por el contrario, reduce la posibilidad de come-
terlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está padeciendo. El diálogo no
es un interrogatorio, sino compartir un momento, conversar acerca de los pensamien-
tos y emociones que esté experimentando la persona.

Existen muchos mitos entorno al suicidio y es importante conocerlos. Un ejemplo de


estos es que si no eres especialista no puedes ayudar a una persona con crisis suicida
y puede ser perjudicial si te acercas a preguntar. La realidad es que preguntar a al-
guien si quiere suicidarse nunca le dará una idea que no haya pensado ya. La mayoría
de las personas con ideas suicidas son sinceras y se sienten aliviadas cuando se les
pregunta acerca de sus sentimientos e intenciones, hacerlo puede ser el primer paso
para ayudarlas a elegir vivir.

No hay que ser especialista para auxiliar a quien está pensando en el suicidio, cual-
quier interesado en ayudar puede ser un valioso aporte en su prevención.

2. ¿Los cortes en los brazos, es una forma de suicidio?


Los cortes en los brazos son conductas de autodaño, que muchas veces se realizan
sin una intención de morir y más bien aparecen como un intento de aliviar alguna
emoción intensa e intolerable. Sin embargo, esta conducta sí se considera dentro del
espectro suicida, el cuál es un continuo que va desde las conductas de autodaño
hasta el suicidio. Los cortes implican un gran riesgo, ya que, aunque la persona esté
ambivalente respecto a su deseo de morir, existe un sentimiento profundo de des-
esperanza y una dificultad para tolerar la vida como se presenta. Lo anterior puede
llevar a actos impulsivos e irracionales que pueden terminar en la muerte, aunque la
intención inicial haya sido el alivio. Además, los cortes en el cuerpo son un factor de
riesgo importante que precede intentos de suicidio posteriores.

3. ¿Qué tengo que hacer si mi mejor amiga/o me cuenta


que se quiere suicidar?
Lo primero que hay que hacer es escuchar activamente sin juzgar y reforzar lo bueno
que es que se atreva a contarlo y pedir ayuda. Luego hay que evaluar qué tan inmi-
nente es el riesgo de suicidio, chequear por ejemplo si está sola/o, si es que hay algún
adulto en su casa o no. Tengo que asegurarme que quede tiene compañía, no dejarle
solo/a, ya sea presencial o por teléfono. Luego, hay que dar aviso a su papá, mamá,
o al adulto responsable de su cuidado, entendiendo que abrir este tema no es una
traición hacia mi amiga/o sino que es una forma de cuidado y de hacerse cargo en
forma efectiva de la información que ella/él me dio. El suicidio es un tema complejo y
tiene que quedar en manos de profesionales y adultos, no podemos hacernos cargo
solo, por más amigos que seamos de esa persona.
52 NO ESTÁS SOL@

4. ¿Qué entendemos por comunicación afectiva y efectiva?


La comunicación afectiva y efectiva es aquella en la que prima el diálogo abierto y la
posibilidad de expresar en forma segura nuestras emociones, preocupaciones, mie-
dos, anhelos, etc. El adolescente muchas veces se vuelve menos comunicativo, más
introvertido y eso es parte de su etapa del desarrollo. Sin embargo, los adultos cer-
canos a éstos deben estar disponibles para cuando los adolescentes quieran hablar
o expresarse.

Para esto es importante la “escucha activa”, poner toda la atención en ese momento
en lo que el adolescente nos está transmitiendo. Parar por un momento las otras ac-
tividades para prestarle atención. ser gentil en el trato, sin atacar, ser consciente del
tono de voz, de la expresión facial la cuál debe ser amable, no interrumpir ni hablar
por encima de la otra persona. otro punto importante es mostrarse interesado miran-
do a los ojos y no el celular o televisión, pedir más información respecto a lo que nos
está comunicando.

Evitar “escandalizarse” o enjuiciar aquello que nos transmita. por ejemplo “cómo se
te ocurre pensar esa tontera”, “de nuevo tú llamando la atención”, “hasta cuándo con
problemas, tienes todo para ser feliz”. este tipo de respuestas llevará a que el adoles-
cente deje de comunicar sus emociones y problemas ya que sentirá que está dando
problemas o que no lo entenderán. Por eso es importante validar, es decir, mostrar de
alguna manera que lo que nos está contando tiene sentido, que se entiende y enten-
demos lo difícil de sentirse o pensar así: “Hija, yo soy tu mamá y puedes confiar en mí.
Quiero verte feliz, te puedo ayudar”, “Qué difícil debe ser sentir que no te valoramos”,
“¿Cómo podemos demostrarte que eso no es así?”, “Entiendo que si tu grupo de ami-
gas te excluyó de ese paseo, tú te sientas sola”.

Este tipo de comunicación abre al diálogo, a que la persona pueda seguir expresán-
dose y de esta manera será más fácil poder ayudarlo.

5. ¿Qué entendemos por dolor y sufrimiento adolescente?


Es la experiencia subjetiva que el adolescente tiene de lo que le sucede. Hay situa-
ciones, personas o eventos que producen malestar y/o sufrimiento en el adolescente.
Cómo lo interprete, generará mayor o menor sufrimiento en él. Esto dependerá de sus
experiencias previas e historia personal.

Al igual que en el adulto, hay eventos personales que desencadenan sufrimiento en el


adolescente. Sin embargo, hay algunas situaciones generales que pueden causar do-
lor en esta etapa: rupturas en relaciones amorosas, conflictos con sus pares, bullying,
rechazo de figuras significativas para ellos, bajo rendimiento académico, desconten-
to con su cuerpo, conflictos familiares, experimentación con sustancias ilícitas, entre
otras.

6. ¿Qué acciones validan el dolor y sufrimiento adolescente?


Escuchar activamente al adolescente, sin enjuiciarlo. Abrirse al diálogo, darse tiem-
po y espacio para escuchar y acompañar. Empatizar con su forma de interpretar
las situaciones. Es importante empatizar y aconsejar desde la realidad de él. No ser
autorreferentes, darles espacio a ellos para dialogar. Primero acompañar, escuchar,
acoger su dolor, validarlo, es decir, reconocer y entender el porqué de su malestar
(aunque no esté de acuerdo) y después aconsejar y guiar al adolescente. El contacto
físico también puede ser importante para algunos adolescentes, sin embargo, depen-
VII. PREGUNTAS FRECUENTES 53

de de cada persona. Validar el dolor, al mirar al adolescente, asintiendo cuando está


contándonos lo que le pasa, usando un lenguaje corporal cercano y abierto, ofrecién-
dole ayuda. Por ejemplo: “Me imagino que debe ser muy difícil por lo que estás pasan-
do… ¿quieres que conversemos un rato para que busquemos juntos una solución?”

Lo que debemos hacer es escuchar sin


juicio, acompañar, empatizar, validar
y aconsejar desde la realidad del
adolescente.
VIII.
BIBLIOGRAFÍA
UTILIZADA Y
RECOMENDADA
VIII. BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA Y RECOMENDADA 55

1. Baader, T; Behne, P; Molina, JL; Gacitúa, L; Yañez, L; Urra, E; Millán, R. ¿Está cambiando la prevalencia
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10.Ministerio de Salud de Chile (2019a) Guía práctica en Salud Mental y prevención de suicidio para
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