Radar Libro Digital
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EDITORES
Francisco Javier Bustamante Volpi
Soledad Garcés Ojeda
AUTORAS
Verónica Díaz Santelices
Tatiana Estefan Caccavo
Soledad Garcés Ojeda
Angélica Muñiz Marambio
Amparo Pérez Hernández
María Paz Santibañez Ruiz
Trinidad Undurraga Larraín
CIP - Universidad de Los Andes
CDD 23
616.89 2021 RCA2
NO ESTAS SOL@:
Prevenir el suicidio es posible
Programa RADAR, 1
ISBN
978-956-389-022-8
EDITORES
Francisco Javier Bustamante Volpi
Soledad Garcés Ojeda
AUTORAS
Verónica Díaz Santelices
Tatiana Estefan Caccavo
Soledad Garcés Ojeda
Angélica Muñiz Marambio
Amparo Pérez Hernández
María Paz Santibañez Ruiz
Trinidad Undurraga Larraín
www.ayudaradar.cl
Índice
7. Prólogo
28. IV. Acciones que promueven el bienestar emocional y que previenen conductas de riesgo
A. Claves para prevenir conductas de riesgo suicida: el trabajo conjunto
escuela-familia
B. Actividades conjuntas para prevenir conductas de riesgo
C. La importancia de conocer a la comunidad de curso de nuestros adolescentes
Prólogo
A.
Características de la adolescencia
La adolescencia es el período entre la niñez y la adultez que puede ir desde los 12 a los
19 años. Solemos verla como una etapa compleja de la vida, difícil o tormentosa, sin
embargo, no es necesariamente así. El Dr. Daniel Siegel, profesor clínico de psiquiatría
en la Escuela de Medicina de la UCLA, neurólogo especialista en adolescentes,
afirma que “la adolescencia es una etapa muy especial, una chispa emocional, un
momento de conexión social, de búsqueda de lo nuevo y con esencia creativa. (…)
Los adolescentes tienen pasión, un sentimiento de que todo importa. Tienen una
capacidad profunda de colaboración entre ellos, y el valor de probar cosas nuevas”.
Durante esta etapa de la vida se producen importantes cambios a nivel cerebral que
debemos conocer para sobrellevar de mejor manera éstos años. Antes, sin embargo,
repasaremos en detalle las características de la infancia y del desarrollo cerebral.
Entre los 0 y 3 años, los menores aprenden las cosas más relevantes para su vida las
que condicionan su carácter y temperamento en la adultez. Se empiezan a desarrollar
complejos procesos mentales a partir del juego libre y social como la empatía, el
lenguaje, la toma de decisiones, el control ejecutivo, el lenguaje, entre otros. El cerebro
infantil se va adaptando al entorno donde vive y a su familia, aprendiendo a evitar
riesgos innecesarios y a interpretar las señales emocionales a partir de las conductas
de las personas que los rodean. En resumen, aprende a sobrevivir.
Durante los primeros años de vida, es importante que los menores estén en constante
actividad física y en contacto con la naturaleza, no forzándoles a estar sentados o en
estado pasivo por varias horas. Los estímulos como el movimiento, el contacto con
otras personas, el ejercicio visual de reconocimiento, el juego libre y desestructurado,
la apreciación musical o la creatividad, son experiencias necesarias para conocer el
entorno que les rodea y aprender a vivir en él. En palabras simples, un niño necesita a
su familia y entorno cercano para poder crecer en sus primeros años.
Durante la infancia, los padres y miembros de la familia son para los niños, modelos
de comportamiento a seguir. Al iniciarse la adolescencia, la imagen del mundo adulto
empieza a cambiar, y se ven ya como personas reales, con sus virtudes y limitaciones.
Ante esta cercanía con la realidad, surge en ellos la necesidad de buscar otros
referentes en la sociedad y nuevos grupos de pertenencia con quienes estar y probar
diferentes facetas de su personalidad.
B.
Emociones en la adolescencia
Las emociones nos comunican información respecto de nosotros mismos, o del medio
que nos rodea. Esta información va a impactar en nuestra forma de pensar, actuar y
en nuestras relaciones interpersonales y con el entorno en que vivimos. Es importante
aprender a reconocer las emociones; ponerles nombre e identificar la función que
cumplen, para así poder entenderlas y gestionarlas de mejor manera.
En los siguientes casos, podemos ver distintas situaciones que provocan reacciones
emocionales que derivan en acciones tomadas por las adolescentes:
CASO 1
CASO 2
“ Daniel pololeaba con Sara hace 5 meses. Ella estaba muy enamorada.
El chico le dijo que no quería seguir en la relación, lo que gatilló en la
adolescente un caudal de emociones confusas. Lloraba de tristeza, se
sentía confundida, le sudaban las manos, le temblaban las piernas y
se le hacía difícil respirar. Daniel la tranquilizaba mientras intentaba
conversar con ella”.
C.
Adolescencia: lo esperable y lo
que es motivo de preocupación
La adolescencia no debe ser reconocida como una etapa de vida turbulenta, desre-
gulada y llena de excesos como muchas veces la prensa o las redes sociales nos ha-
cen ver. Es fundamental que conozcamos las características del desarrollo cerebral
adolescente, ya que así podremos comprender muchas de sus reacciones emociona-
les, actitudes, conductas y pensamientos. Como adultos y docentes, aprenderemos a
distinguir entre aquellas actitudes esperadas en la adolescencia y las que pueden ser
motivo de preocupación.
Aumento del mal humor y cambios de estados • Estados de ánimo intensos, dolorosos y
emocionales duraderos, ataques de pánico, pensamiento de
autodaño y suicida.
Sensación de ser “invulnerable”, aumento en toma • Encuentros con armas de fuego, excesiva toma
de riesgos de riesgos.
• Manejar en estado de ebriedad o bajo efecto de
drogas.
Gran interés en tecnología y redes sociales • Gastar muchas horas al día en el computador.
• Pasar horas jugando juegos online o visitando
sitios webs con contenido inadecuado.
• Obsesionarse con la búsqueda de parejas en línea.
• Perder el pudor en cuanto a la toma de fotos
íntimas.
D.
Factores de riesgo adolescente
que favorecen la conducta suicida
CASO
Yael y Diego son primos. Tienen la misma edad. Han sido muy cercanos
desde niños. Diego vive con su familia en una situación de allegado
en casa de sus abuelos. Ha crecido con bastantes dificultades
económicas y carencias afectivas. Yael vive con sus padres y ha tenido
una vida estable afectiva y económicamente. A ambos primos, se les
han enseñado que el resultado académico escolar es clave para poder
elegir un buen futuro profesional. Yael entiende que si no logra el puntaje
en la PTU para entrar a la carrera que quiere, puede buscar otras
oportunidades, mientras que Diego, considera que la gente que no rinde
una buena PTU es “buena para nada”.
A.
Entendamos el espectro suicida
Conductas autolesivas
Si bien hay conductas autolesivas que no tienen la intención final de terminar con la
vida, o pensamientos de muerte que no necesariamente llegan a la acción, éstos si se
consideran un factor de riesgo importante que pueden anteceder intentos de suicidio
posteriores y, por lo tanto, también se consideran parte del espectro suicida.
con conductas suicidas que aumentan cada año, es necesario que abordemos este
tema desde la prevención, asumiendo un compromiso de apoyo socioemocional con
nuestros adolescentes, entregando las herramientas necesarias para que aprendan a
enfrentar de forma sana las diversas dificultades psicológicas, físicas y ambientales
que experimentan.
B.
El modelo biosocial y los factores de
riesgo que explican conductas suicidas
El modelo biosocial postula que tanto la salud como la enfermedad son consecuen-
cias de la relación entre los factores biológicos y sociales. La relación entre cuerpo
y mente determinan la salud y las enfermedades. En el caso de la salud mental, la
interacción entre los factores biológicos y ambientales invalidantes pueden explicar
la desregulación emocional en adolescentes, es decir, su excesiva dificultad para re-
gular el sufrimiento emocional y las conductas de riesgo relacionadas con el espectro
suicida en este período de la vida.
CASO
• Factores biológicos
• Factores ambientales
II. CARACTERÍSTICAS DE LAS CONDUCTAS SUICIDAS Y EL MODELO BIOSOCIAL 19
Los factores biológicos son aquellos genéticos, hereditarios o producto de algún daño
físico que causa daño a nivel cerebral. Por ejemplo: rasgos depresivos de persona-
lidad, alta reactividad emocional frente al sufrimiento, falta de control de impulso,
entre otros. El siguiente ejemplo nos ilustra en aquello:
CASO
“ Lidia es tímida y mas bien callada. Viene de una familia pequeña donde
varios de sus integrantes han tenido conductas de riesgo que han
requerido atención médica en diversas ocasiones. Sus hermanos han
tenido depresión en varias ocasiones. Lidia sabe que las dificultades
para gestionar sus emociones son “un problema familiar” y por eso
lucha día a día para evitar caer en depresiones o conductas de riesgo.
Los factores ambientales se vinculan con entornos invalidantes en los que se desen-
vuelve una persona. En estos entornos puede haber una frecuente intolerancia a la
expresión de las emociones, una comunicación exagerada, sin sentido o incorrecta
de ellas. Crecer en estos ambientes no permite la expresión emocional apropiada y
refuerza modelos poco saludables. El siguiente ejemplo es representativo de aquello:
CASO
“ Mario (12 años) estaba conversando con unos amigos. Tuvo una
discusión fuerte con uno de ellos quien lo ofendió en público y humilló
frente a sus compañeras. Mario llegó a casa llorando de rabia. Su padre
lo miró y le dijo “oye, los hombres no lloran así. Pareces una niña, déjate
de sufrir por tonteras. Es una pelea de amigos no más”.
C.
¿Qué entendemos por
desregulación emocional?
CASO
Las personas que sufren de desregulación emocional evidencian dificultades para en-
tender y regular sus emociones intensas y experimentan un sufrimiento emocional
que intentan manejar de diversas formas, sin lograr ser efectivo. La conducta suicida
surge en ellas como un intento de liberar y aliviar aquella intensidad emocional que
se vive sin control. Los adolescentes ven en las conductas autolesivas o la muerte,
una solución para terminar o disminuir (aunque sea por un instante), su sufrimiento.
Los siguientes casos ilustran situaciones en donde adolescentes experimentan una
desregulación emocional:
II. CARACTERÍSTICAS DE LAS CONDUCTAS SUICIDAS Y EL MODELO BIOSOCIAL 21
Es relevante tener claridad sobre la relación existente entre el cuerpo y la mente y que
ésta determina en muchas ocasiones la salud adolescente. Para las familias es muy
importante saber reconocer las emociones de sus adolescentes, con el fin de ayudar-
los de manera efectiva en el control y gestión de sus emociones. Es crucial, por tanto,
poder abordar las problemáticas que se presentan en cuanto a salud mental a tiempo
y de manera coordinada entre las escuelas, los docentes y profesionales de la salud.
D.
Factores de riesgo que inciden
en la conducta suicida
Podemos definir riesgo como la posibilidad de que se produzca una desgracia, de que
alguien o algo sufra un daño o se vea enfrentado a un problema. El “riesgo” se rela-
ciona con la vulnerabilidad que experimentan las personas en relación con diversos
elementos de su ambiente, familia, historia personal, genética, entre otros. Existen
diversos factores de riesgo, ya sean individuales, familiares y ambientales que inciden
en la conducta suicida, por lo que deben analizar se forma conjunta.
EJEMPLO:
Una adolescente de IV medio que se frustra fácilmente, que se
encuentra con muchas exigencias educativas ya que quiere estudiar
en una universidad prestigiosa para salir de su ciudad debido a que
su padrastro la maltrata, y además presenta fuertes dolores de
cabeza que le impiden rendir como ella quisiera, tiene mayor riesgo
de presentar conductas suicidas que una adolescente que se frustra
fácilmente pero que tiene un padre y madre presentes, que la acogen
y ayudan a enfrentar sus problemas y que no tiene mayores exigencias
educacionales ya que quiere estudiar una carrera que no le pide tanto
puntaje en la Prueba de Transición a la Universidad.”
A.
La conducta suicida en adolescentes
B.
Suicidio y estacionalidad
Existen diferentes momentos del año en que las emociones afloran con mayor inten-
sidad. Las fiestas familiares, sociales o estacionales, son momentos en que los suici-
dios pueden ocurrir más frecuentemente. El suicidio tiene una variación estacional,
pues aumenta a fines de la primavera, principalmente en los meses de noviembre y
diciembre, en fechas relacionadas con fiestas patrias, navidad y año nuevo. En aque-
llas fechas muchas personas realizan una revisión de lo que ha sido el último tiempo
y pueden aparecer o aumentar frustraciones, miedos, incertidumbre y ansiedad. A lo
anterior pueden sumarse estresores relacionados con las mismas fiestas (por ejem-
plo, ver a familiares o conocidos frente a los cuales sentimos emociones dolorosas) y
también por el año que vendrá (por ejemplo, no sentirse capaz de enfrentar otro año
con las mismas emociones, o situaciones que nos causan dolor, “no puedo más, nada
cambia, toda mi vida va a ser igual”), lo cual puede aumentar las posibilidades de un
desequilibrio emocional.
C.
Diferencias en la conducta
suicida de hombres y mujeres
Los intentos suicidas se dan tres veces más en mujeres que hombres, sin embargo, los
hombres tienen una tasa de suicidio mayor. Entre los 15 y 29 años de edad, por cada
mujer que se quita la vida, hay cinco hombres que lo hacen. Esta diferencia se debería
a que los métodos usados para suicidarse por lo hombres serían más efectivos como
armas de fuego o ahorcamiento, en comparación de las mujeres que lo más frecuente
sería por intoxicación con medicamentos que es menos letal.
D.
¿Qué tan frecuente es la
conducta suicida?
A.
Claves para prevenir conductas
de riesgo suicida: el trabajo
conjunto escuela-familia
Objetivo:
- Favorecer un ambiente escolar-familiar donde todos los miembros de la comuni-
dad-familia se sientan valorados y aceptados.
- Promover espacios para conversar, acoger y escuchar a los y las adolescentes, va-
lorando la diversidad, tanto en la escuela como en el hogar.
Objetivo:
- Informarse sobre el personal profesional en salud mental que exista en la escuela,
para comunicarse en caso de abordar problemas que surjan durante el día.
Objetivo:
- Las escuelas deben capacitar a equipos directivos, profesores y asistentes de la
educación en el reconocimiento de conductas de riesgo para desarrollar en ellos
habilidades socioemocionales que favorezcan la escucha activa tanto entre pares
como con sus estudiantes.
B.
Actividades conjuntas para
prevenir conductas de riesgos
C.
La importancia de conocer a la
comunidad de curso de nuestros
adolescentes
Una de las características de la adolescencia, es que los pares toman un rol muy im-
portante en sus vidas. Pasan gran parte del tiempo entre ellos, aumenta el deseo de
pertenecer a un grupo y muchas veces son el modelo según el cual los adolescentes
van construyendo su identidad y van aprendiendo a regular sus conductas. Son tam-
bién los confidentes y sus grandes apoyos.
Por este motivo es fundamental, en primer lugar, conocer a la comunidad curso, par-
ticipar como adultos activamente en ellas. Permite conocer cómo y con quiénes se
relacionan nuestros adolescentes, no desde la perspectiva de la supervisión, sino des-
de la confianza. El trabajo familia-docente es crucial, ya que si logramos fomentar
fuertes lazos de cariño y la confianza entre ellos, podremos capitalizar factores pro-
tectores, ya sea para encontrar una distracción y calmar al sufrimiento emocional, o
para obtener información oportuna de algún miembro del curso que pueda estar el
riesgo suicida, previniendo el potencial desarrollo de conductas de riesgo.
V.
DETECCIÓN:
ESTRATEGIAS CON
ADOLESCENTES CON
CONDUCTAS DE
RIESGO SUICIDA
V. DETECCIÓN: ESTRATEGIAS CON ADOLESCENTES CON CONDUCTAS DE RIESGO SUICIDA 33
A.
¿Qué emociones experimentan las
personas que viven una crisis suicida?
Durante la crisis suicida, los pensamientos e ideas sobre el suicidio se hacen más
fuertes, intensos, confusos y convincentes, pero al mismo tiempo, coexisten los de-
seos de seguir viviendo si “las cosas mejoraran”, si se les brindara un poco de ayuda.
Escuchar, asistir y acompañar, sin emitir juicios de valor es expresión de esa ayuda
que están buscando. El comportamiento suicida se puede preveer, intervenir, y por lo
tanto, prevenir.
B.
¿Cómo es posible identificar señales?
CASO
Como vemos, existe un conjunto de señales que, como docentes, familia, apoderados
podemos identificar en una persona que está en riesgo de realizar conductas suici-
das. La prevención de estas acciones implica que aprendamos a observarlas. Cuantas
más señales identifiquemos, mayor será el riesgo, debido a que la persona se encuen-
tra en una mayor vulnerabilidad y con más probabilidades de cometer el acto.
Existen 3 tipos de señales que nos pueden revelar la ideación suicida:
ATENCIÓN
Estas señales de alerta se pueden relacionar entre ellas y evidenciarse una o más de
las descritas en un mismo caso. A su vez pueden evidenciarse más fuertemente unas
más que otras. Es necesario ponerlas en contexto y no subestimarlas.
V. DETECCIÓN: ESTRATEGIAS CON ADOLESCENTES CON CONDUCTAS DE RIESGO SUICIDA 35
C.
¿Cómo puede abordar esto la familia?
Las familias son redes de apoyo fundamental, que promocionan el desarrollo emocio-
nal e integral de los hijos. Deben desempeñar un rol activo en la detección de factores
de riesgo y señales de alerta en el hogar, de manera de proporcionar una red de moni-
toreo, supervisión, protección y contención para prevenir la conducta suicida.
Para ello la familia puede implementar estrategias de prevención del suicidio tales
como: dar relevancia a los espacios de mayor intimidad emocional dirigidos a los
adolescentes, generar espacios de comunicación y expresión de sus emociones y
pensamientos de una manera abierta y sin sentirse juzgados, sentirse contenidos y
poder buscar ayuda dentro de la familia y fuera de ella, por ejemplo, con profesionales
idóneos.
D.
¿Cómo podemos actuar y dialogar
con adolescentes en riesgo suicida?
Una vez identificado el riesgo en los adolescentes, debemos evitar minimizar o evadir
conversaciones sobre el potencial riesgo suicida. Existe el mito de que, si pregun-
tamos sobre ésto, le estaríamos dando la idea a la persona de llevarlo a cabo. La
realidad nos muestra lo contrario, hablar sobre este tema produce alivio a la persona
que tiene estos pensamientos pudiendo disminuir la probabilidad de suicidio. Además,
quien lo detecta puede actuar de manera efectiva para activar la red de apoyo y de-
rivar a tratamiento con profesionales expertos en el tema. A continuación, te presen-
tamos ejemplos sobre cómo podemos actuar y dialogar con estudiantes con ideación
o conducta suicida.
36 NO ESTÁS SOL@
Validar el dolor “Entiendo lo que estás viviendo. Veo En muchas ocasiones, los adolescentes
emocional y tu dolor y tristeza, y quiero ayudarte. no saben definir lo que están viviendo,
permitirle su ¿Me podrías hablar sobre lo que estás por lo que preguntarles directamente
expresión sintiendo? “¿qué te pasa?” puede ser inefectivo
ya que no tienen la respuesta. Es
recomendable invitarlos a contar lo
que sienten con una escucha atenta,
dándole tiempo para que exprese sus
ideas, sin interrumpirlos ni intentar darles
soluciones o respuestas inmediatas.
Dale valor e “Me imagino lo mal que lo estás Se espera que el adulto escuche de
importancia a pasando a raíz de lo que me cuentas. manera activa, sin sesgos, ni prejuicios a
lo que sienten y Me parece que es algo muy relevante y el adolescente, dándose el tiempo para
expresan serio para ti.” escucharlo sin ridiculizar ni minimizar el
relato.
Evaluar si existe un “Con lo mal que lo has pasado, ¿has Es necesario que esta pregunta esté
riesgo inmediato pensado en hacerte daño, desaparecer presente en la conversación, para que
de suicidio, o morir?” el adulto pueda reaccionar de manera
indagando sobre urgente en caso de que la respuesta
la intencionalidad sea positiva. “Si, he tenido ganas de
y planificación. morirme”. En esta situación, debe
Si la hay, se debe derivarlo cuanto antes a la familia,
bloquear el acceso equipo sicosocial de la escuela o
a elementos un especialista, según corresponda.
letales. Mientras tanto, procurar que siempre
tenga compañía de alguien sacando de
su alcance los elementos que puedan
significar el peligro para su integridad
física.
Con el fin de resguardar la vida de los adolescentes es preciso evitar dejarlos solos
en momentos de crisis emocionales. Podemos acompañarlos y guiarlos, haciéndolos
sentir seguro. De esta manera se pueden prevenir las acciones de riesgo.
V. DETECCIÓN: ESTRATEGIAS CON ADOLESCENTES CON CONDUCTAS DE RIESGO SUICIDA 37
E.
Estrategias para contener crisis
emocionales en adolescentes:
las habilidades TIPP
CASO
Técnica 1. Temperatura:
Indicaciones:
• Es necesario disponer en la sala de profesores una bolsa de hielo o un gel congelado.
• Si la joven buscó a una persona para pedirle ayuda (en este caso la profesora Lucy),
es importante que, tras haber disminuido la emoción extrema, la docente pueda
conversar con ella hasta verla más tranquila.
La profesora indica a la joven hacer todas las sentadillas posibles en un minuto o más,
en caso de ser necesario, hasta que bajen en intensidad las emociones: “Pía, estira tus
brazos hacia adelante, pon tus pies derechos y sepáralos por unos 30 centímetros.
Dobla las rodillas sacando la cola hacia atrás, y baja. Sube y baja 30 veces respiran-
do fuerte…”
Indicaciones:
• Este tipo de ejercicios cambia la química corporal favoreciendo la activación del sis-
tema nervioso parasimpático responsable de disminuir la frecuencia cardiaca, regu-
lar la respiración y presión sanguínea, reajustando los valores a un estado emocional
más equilibrado.
V. DETECCIÓN: ESTRATEGIAS CON ADOLESCENTES CON CONDUCTAS DE RIESGO SUICIDA 39
Indicaciones:
• La expiración debe ser más larga que la inspiración. Puede ajustar sus tiempos de
inhalación y expiración hasta que la joven se sienta cómoda. Este ejercicio se repite
4 o 5 veces o hasta que haya disminuido la emoción extrema.
Indicaciones:
• Se puede acostar sobre el suelo o en alguna camilla, procurando que el cuerpo esté
estirado, y cómodo.
Prueba las distintas estrategias TIPP y aplica las que más te sirvan de acuerdo al con-
texto de la situación.
F.
Estrategias para contener crisis emocionales
en adolescentes: otros ejemplos
Estados de la mente
Se puede decir que tenemos tres estados mentales, e identificarlos nos será de gran
ayuda a la hora de conocer y regular nuestras emociones y nuestra conducta.
Por su parte, la Mente Sabia es la mente que todos tenemos y a la que debemos aspi-
rar la mayor parte del tiempo. Es la sabiduría que hay dentro de cada persona, integra
tanto la razón como la emoción, es el camino del medio y también integra ese sexto
sentido. Nos permite reconocer nuestras emociones y pensar en alguna manera efec-
tiva de regularlas y de actuar. Ejemplo: la adolescente que se sintió humillada por su
profesora, con su mente sabia, reconoce la rabia y pena que siente, solicita permiso
para salir y en lugar de ir al baño, da una vuelta por el patio respirando y sintiendo el
aire frío en su cara. Luego, una vez que su emoción baja, puede evaluar si se siente
preparada para hablar con su profesora y explicarle cómo se sintió o dejar las cosas
así y buscar la forma de entregar su trabajo a tiempo para una próxima vez.
Chequear hechos
Es fundamental a la hora de enfrentar los problemas, chequear los hechos. Es decir,
identificar realmente qué ocurrió y dejar de lado las interpretaciones personales, o
las especulaciones. Puede ayudar para esto preguntarse, ¿Estoy interpretando las co-
sas de forma correcta? ¿habrá otras interpretaciones posibles? ¿Estoy pensando de
forma extrema? ¿Qué ocurrió, qué fue exactamente lo que dijo? Veamos un ejemplo:
una adolescente tiene la sensación de llevar muchas anotaciones por mala conducta,
está con su matrícula condicional y cree que la van a expulsar del colegio. Siente mu-
cho miedo y angustia ya que su padre es muy severo y probablemente el castigo que
le darán será grande cuando se entere.
Ante esta situación es necesario chequear los hechos. Para esto sería necesario po-
der ir donde su profesor jefe y preguntarle cuántas anotaciones negativas tiene e
informarse qué pasa si tiene una más y cuántas son condición para una expulsión.
Con esa información real, toma las acciones necesarias para solucionar su problema
y reorientar las conductas del adolescente.
Acción opuesta
Las emociones vienen con una urgencia o impulso de actuar que nos lleva a actuar
de cierta forma. Cuando aquel impulso lo llevamos a la acción y provoca más daño
y empeora la situación, puede ser bueno aplicar la habilidad de la Acción Opuesta.
Ejemplo: frente al miedo a ir a un cumpleaños por miedo al rechazo, en vez de evitar,
acercarse, ir. Frente a la rabia, en vez de atacar, retirarse gentilmente de la situación
o alejarse de la persona frente a la cual siento la rabia. Frente a la tristeza, en vez de
aislarse, volverse pasivo y evitar, activarse, aumentar actividades placenteras.
a. Visión: visitar un lugar favorito, mirar el paisaje, revisar fotos que evoquen emocio-
nes agradables, distraerse mirando a la gente que pasa, etc.
b. Audición: escuchar música favorita, poner atención a los sonidos de la naturaleza,
tocar un instrumento, etc.
c. Olfato: usar colonia o perfumes favoritos, sentir el olor de una crema o vela aromá-
tica, cocinar algo y sentir su olor, saborear café recién preparado, etc.
d. Gusto: comer algo de comida favorita, realmente ser consciente del sabor de lo que
se come.
e. Tacto: tomar una ducha, acariciar a una mascota, poner un paño frío en la cabeza,
o una bolsa de agua caliente si hace frío, sentir diversas texturas. Tocar la arena o
pasto, etc.
f. Movimiento: bailar, mecerse en una silla de descanso, estirar la musculatura, hacer
ejercicio, etc.
Para que esta habilidad resulte es muy importante mantenerse focalizado en la ac-
tividad que se está realizando sin distraerse en otros pensamientos. Por ejemplo, si
decido comerme un chocolate para distraerme (“Actividades”), tengo que focalizarme
en la sensación placentera que me produce (en mente sabia), sin dejarme influenciar
por pensamientos que arruinarían este momento placentero como “voy a aumentar
de peso”, “me van a salir espinillas”, etc.
a. Actividades: distraerse haciendo algo distinto, ver películas, hacer puzzles, jugar un
juego de mesa, jugar en el computador, llamar o salir con amigos, salir a comer, leer
un libro o una revista, etc.
b. Contribuir: distraerse contribuyendo con alguien o algo. Ser voluntario en algún tra-
bajo o actividad comunal, ayudar a algún conocido en un favor que necesite, llamar
alguien que necesite de compañía o atención.
c. Comparaciones: quitar el foco del malestar personal, comparándose con proble-
mas de otras personas.
d. Emociones: distraerse a si mismo, generando emociones distintas a la que se está cau-
sando malestar. Mirar televisión o películas divertidas, escuchar música emotiva, etc.
e. Poniendo distancia: distraerse del problema actual poniendo distancia entre la per-
sona y el problema. Poner la situación mentalmente fuera por un rato, construir una
pared imaginaria entre la situación y la persona, dibujarse lejos del problema, etc.
f. Pensamientos: poner en la cabeza pensamientos distintos al problema. Contar has-
ta 10, cuenta colores al alrededor, contar de 3 en 3 hasta donde llegar a una meta,
pensar en el abecedario desde la “z” a la “a”, etc.
g. Sensaciones: generar sensaciones distintas que logren distraer la atención. Apretar
una pelota de goma fuerte, escuchar música a un volumen alto, sostener hielo en la
mano o boca, darse una ducha fría o caliente, etc.
VI.
FAMILIA Y SUICIDIO
VI. FAMILIA Y SUICIDIO 43
A.
¿Por qué es importante el diálogo
en la familia?
Al contrario, cuando la familia no cumple con su rol de apoyo y/o pasa a ser un ambien-
te invalidante para la expresión de las emociones, puede convertirse en un factor de
riesgo, pudiendo propiciar, desencadenar o modelar conductas disfuncionales en ellos.
B.
Hablando del suicidio: ¿Qué debo hablar?
¿Cómo, cuándo y porqué?
Abrir el diálogo con los adolescentes y hablar sobre suicidio o sobre sus propias inten-
ciones de terminar con su vida, puede convertirse en un factor protector y de preven-
ción muy importante en esta etapa de vida. Debe quedar muy en claro que hablar sobre
el tema no incrementa la posibilidad de cometer suicidio, sino por el contrario, reduce
la posibilidad de cometerlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está pa-
deciendo. Preguntar a alguien si quiere suicidarse nunca le dará una idea que no haya
pensado antes. La mayoría de las personas con ideas suicidas son sinceras y se sienten
aliviadas cuando se les pregunta acerca de sus sentimientos e intenciones. Hablarlo
puede ser el primer paso para ayudarlas a elegir vivir.
C.
¿Cómo y qué validar?
Poner Atención:
Muéstrate interesado, escucha, observa. No hagas multitareas. Haz contacto visual.
Permanece enfocado. Asiente ocasionalmente. Responde con tu rostro.
Ejemplo: sonríe ante las frases alegres; luce preocupado cuando estás escuchando
algo doloroso.
Devolver la reflexión:
Di de vuelta lo que escuchaste u observaste para estar seguro de que en realidad
entiendes lo que la persona está diciendo. ¡No uses un lenguaje o tono de voz enjui-
ciador! Trata de realmente “captar” lo que la persona siente o piensa. Ten una mente
abierta. (No discrepes, critiques o intentes la mentalidad o metas de esa persona). ¡Y
chequea los hechos!
Ejemplo: “Entonces estás enojado conmigo porque piensas que mentí sólo para ven-
garme de ti. ¿Estoy en lo correcto?”.
Ejemplo: Cuando estás pidiendo a un amigo que te lleve después de un largo día y
la persona se desploma en el sofá, di: “luces realmente cansado. Déjame pedirle a
alguien más”.
Entiende:
Busca cómo se siente o está pensando la otra persona, o si él /ella está teniendo
sentido dada su historia, estado físico o mental, o eventos actuales (ej. Las causas).
Incluso si no apruebas su conducta o si su creencia es incorrecta. Di: “Tiene sentido
que tú… porque…”.
Reconoce lo válido:
Muestra que son válidos los pensamientos, emociones y/o acciones de la persona,
dada la realidad y hechos actuales. Actúa como si la conducta del otro es válida.
Ejemplo: Si eres criticada por no sacar la basura en tu día, admite que es tu día y
sácala. Si alguien presenta un problema, ayúdalos a solucionarlo (a menos que sólo
quieran ser oídos). Si alguien tiene hambre, dale comida. Reconoce el esfuerzo que
está haciendo esa persona.
Muestra igualdad:
¡Sé tú mismo! Trata al otro como un igual, no como frágil o incompetente.
Ejemplo: Está dispuesto a admitir errores. Si alguien se presenta por su nombre, pre-
séntate con tu nombre. Pide opiniones a los demás. Deja de estar a la defensiva. Se
cuidadoso de dar consejos o decirle a alguien qué hacer si no te lo ha pedido o no es
necesario. Incluso entonces, recuerda que puedes estar equivocado.
Ejemplo 1: “Comprendo lo mal que te debes estar sintiendo en este momento. Es muy
difícil y doloroso perder a un ser querido. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?”
Ejemplo 2: “Entiendo la soledad que debes estar sintiendo, y que pienses que el suici-
dio puede ser una solución. Si tratamos de ver más allá, esa conducta será un nuevo
problema, ya que te aleja de tus metas. ¿Te parece si buscamos juntos otra solución
más efectiva a lo que está pasando?”
D.
¿Cómo cambiar las conductas/ideas suicidas
a conductas más adaptativas?
Muchas veces, las conductas a través de las cuales las personas regulan o intentan ali-
viar un dolor emocional no son efectivas y pueden traer efectos adversos, como daño a
la piel y/o poner en riesgo la integridad física y emocional de la persona que las realiza.
Por ello es importante enseñar a incorporar conductas deseadas y adaptativas, para
así eliminar conductas no deseadas y disfuncionales. Algunos ejemplos son:
46 NO ESTÁS SOL@
Es importante que estos refuerzos sean entregados lo más cercano en tiempo y espa-
cio a la conducta orientada a aumentar o eliminar. Los refuerzos se entienden como
consecuencias producidas ante un acto, las cuales pueden aumentar la frecuencia y/o
probabilidad de que una conducta ocurra. Los tipos de refuerzos que existe son:
Refuerzo positivo:
Ocurre cuando la consecuencia implica entregar algo positivo para la persona luego de
una acción determinada. Por ejemplo, si un adolescente pide ayuda, se le valida, con-
tiene y se le da apoyo. Este refuerzo aumentará la probabilidad de que vuelva a pedir
ayuda.
Refuerzo negativo:
Consiste en que la consecuencia implica quitar algo negativo para la persona, es decir,
le da “alivio”. Por ejemplo, un adolescente verbaliza estar angustiado y tener deseos de
autolesionarse. Se le proporciona hielo para que practique habilidades de temperatura
intensa y fría. Esto lo regula emocionalmente, su angustia baja y siente alivio, por lo cual
deja de autolesionarse y aprende a regular el malestar de manera efectiva.
Los refuerzos deben ser agradables y variados para cada persona en particular. Para
algunos será tiempo con los padres, para otros, tiempo o un momento agradable con
alguna profesor o tutor, tiempo con pantallas o tiempo para jugar en el computador,
algo rico de comer, etc. Lo importante es pensar en que puede ser agradable y deseado
para los adolescentes y ocupar esos elementos para ayudarlo a aprender conductas
deseadas.
VI. FAMILIA Y SUICIDIO 47
CASO
E.
¿Por qué debemos acompañarlos y/o
guiarlos, orientarlos y apoyarlos en la
crisis de la adolescencia?
Para poder observar y comprender cómo están cursando la adolescencia y así prevenir
situaciones de riesgo. Además, para otorgarles las herramientas necesarias para crecer
y desarrollarse emocionalmente fuertes, con autoestima sana y seguridad personal, es
decir, con una valoración y aceptación positiva de sí mismos, se sientan bien acerca de
quiénes son, y puedan sentirse orgullosos y confiados de poder lograr sus metas.
48 NO ESTÁS SOL@
F.
¿Quiénes son aptos para
acompañarlos?
Sus padres, madres o adultos significativos para él, como abuelos, tíos o primos cerca-
nos. Estos actúan como figuras de referencia o liderazgo, por lo cual pueden ser autori-
dades competentes en enseñar y modelar conductas adaptativas en los adolescentes
como autocontrol, regulación emocional, tolerancia a la frustración, asertividad inter-
personal, resolución de problemas, validación, entre otras. Además, pueden estar pre-
sentes para guiar y contener a los adolescentes en este proceso crítico de desarrollo.
G.
¿Qué acciones personales son parte
del acompañamiento a adolescentes?
• Conversar, tener espacios para el diálogo, para divertirse, pasarlo bien juntos, por
ejemplo, invitarlo a tomar un helado y generar un espacio para poder escucharlo,
interesarse por lo que está pasando y por lo que necesita.
• Estar presentes en sus actividades, por ejemplo, hobbies como jugar a la pelota,
escuchar sus grupos musicales, practicar alguna actividad manual, etc.
• Conocer sus intereses, a sus amigos, entrar en su mundo, escuchar activamente sin
juicio. Ser una guía firme, pero de forma empática.
H.
¿Qué hacer en caso que los adolescentes
rechacen el acompañamiento?
En ocasiones nos podemos encontrar con adolescentes que rechazan la ayuda ofreci-
da por los adultos que lo acompañan. Es necesario dar espacio y el tiempo necesario
para buscar otras maneras para apoyarlos. Puede ser buscando a otro adulto que lo
ayude o cambiando de estrategia. No es preciso forzarlos a ser acompañados por un
adulto que no les hace sentir bien. Es importante acercarse a ellos desde su mundo
y valorar sus intereses. Validar lo que sienten, aceptarlos y entender que necesitan
intimidad y que muchas veces puede haber emociones de miedo y vergüenza a la
VI. FAMILIA Y SUICIDIO 49
I.
¿Qué es lo que NO debemos hacer
ante una situación de desregulación
emocional en adolescentes?
No hay que ser especialista para auxiliar a quien está pensando en el suicidio, cual-
quier interesado en ayudar puede ser un valioso aporte en su prevención.
Para esto es importante la “escucha activa”, poner toda la atención en ese momento
en lo que el adolescente nos está transmitiendo. Parar por un momento las otras ac-
tividades para prestarle atención. ser gentil en el trato, sin atacar, ser consciente del
tono de voz, de la expresión facial la cuál debe ser amable, no interrumpir ni hablar
por encima de la otra persona. otro punto importante es mostrarse interesado miran-
do a los ojos y no el celular o televisión, pedir más información respecto a lo que nos
está comunicando.
Evitar “escandalizarse” o enjuiciar aquello que nos transmita. por ejemplo “cómo se
te ocurre pensar esa tontera”, “de nuevo tú llamando la atención”, “hasta cuándo con
problemas, tienes todo para ser feliz”. este tipo de respuestas llevará a que el adoles-
cente deje de comunicar sus emociones y problemas ya que sentirá que está dando
problemas o que no lo entenderán. Por eso es importante validar, es decir, mostrar de
alguna manera que lo que nos está contando tiene sentido, que se entiende y enten-
demos lo difícil de sentirse o pensar así: “Hija, yo soy tu mamá y puedes confiar en mí.
Quiero verte feliz, te puedo ayudar”, “Qué difícil debe ser sentir que no te valoramos”,
“¿Cómo podemos demostrarte que eso no es así?”, “Entiendo que si tu grupo de ami-
gas te excluyó de ese paseo, tú te sientas sola”.
Este tipo de comunicación abre al diálogo, a que la persona pueda seguir expresán-
dose y de esta manera será más fácil poder ayudarlo.
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