43 Zacarias
43 Zacarias
Zacarías
Versión de Mons. Juan Straubinger
Libro 43 de la Biblia
Zacarías 2
Zacarías 3
Introducción
El nombre de Zacarías, común a más de veinte personajes del Antiguo
Testamento, tiene en hebreo el hermoso significado de “Dios se acuerda”, o “el
recordado de Dios”, es decir que su sola enunciación significaba un acto de fe
en el Dios vivo.
Zacarías, hijo de Baraquías, y nieto de Iddó (Esdras 5,1 y 6,14 le llama hijo
de éste en sentido lato), comenzó a profetizar en el mismo año que Ageo (520
a. C.). No parece ser, como muchos creyeron, el mismo sacerdote Zacarías que
Jesús cita en Mateo 23, 35, y Lucas 11, 51, pues se considera que éste fue
asesinado unos 330 años antes, por orden del rey Joás (II Paralipómenos 24,
21), y que era hijo de Joiadá, siendo este nombre, según San Jerónimo, un
apodo de Baraquías. La actividad profética de Zacarías abarca dos años (520-
518). Según otros, algo más.
Mientras Ageo exhorta al pueblo principalmente a la restauración del
Templo, Zacarías, con su autoridad de profeta y de sacerdote de la tribu de
Leví (Nehemías 12, 16), y con un celo que se alaba en Esdras 6, 14, “tomando
como punto de partida el estado de aflicción en que se hallaba entonces
Jerusalén... anima, consuela, exhorta, mostrando el porvenir brillante
reservado a Israel y las bendiciones abundantes que se unirán a la restauración
del Santuario de Jehovah” (Fillion), para lo cual expone ante todo ocho
visiones (capítulos 1-6). Los capítulos 7-8 que forman la respuesta a una
consulta, contienen enseñanzas espirituales y son, como Isaías 37-39, un nexo
entre la primera y la última parte de la profecía. En los restantes capítulos (9-
14), cuya magnificencia es parecida a la de Isaías, el profeta vaticina el reino
mesiánico, que es el fin y objeto principal de sus profecías, y muestra a Cristo
en sus dos venidas: rechazado y doliente en la primera, triunfante y glorioso en
la segunda. Véase y compárese Zacarías 9, 9 (el Mesías montado en un asnillo:
cf. Mateo 21, 5); 11, 12 s. (traicionado y vendido: cf. Mateo 21,9); 12,10 ss.
(traspasado por la lanza: cf. Juan 19, 37); 13, 7 (abandonado por los suyos: cf.
Mateo 26, 31).
La crítica racionalista niega la unidad de este Libro, atribuyendo la última
parte (9-14) a otro escritor anterior al cautiverio de Babilonia. A esto se opone
la tradición constante de la Sinagoga y de la Iglesia, demostrando
principalmente, no sólo que no existe prueba alguna de ello, sino también que
la vuelta de la cautividad es presentada en ambas partes de Zacarías como
imagen de la felicidad futura prometida a Israel, y descrita de la misma manera.
Véase en Vigouroux, Cornely, Knabenbauer, etc., los paralelismos importantes
entre textos de Zacarías y los profetas Jeremías, Ezequiel, Sofonías, etc., que
muestran que aquel se sirvió de ellos y no pudo por tanto ser anterior a la toma
de Jerusalén por Nabucodonosor. Esos textos que fueron admitidos como
argumento decisivo por un crítico racionalista como de Wette, haciéndole
Zacarías 4
cambiar de opinión sobre la autenticidad del final de Zacarías, son los
siguientes: 9, 2 y Ezequiel 28, 4; 9, 3 y III Reyes 10, 27; 9, 5 y Sofonías 2, 3; 10,
3 y Ezequiel 34, 17; 11, 4 y Ezequiel 34, 4; 11, 3 y Jeremías 12, 5; 13, 8 s. y
Ezequiel 5, 12; 14, 8 y Ezequiel 47, 1-12; 14, 10 s. y Jeremías 31, 38-40; 14, 20
s. y Ezequiel 43,12 y 44, 9.
Zacarías Capítulo 1 5
El Libro de Zacarías
Capítulo 1
Indignación de Yahvé
1
En el mes octavo del año segundo de Darío llegó la palabra de Yahvé al
profeta Zacarías, hijo de Baraquías, hijo de Iddó, diciendo: 2 “Yahvé se irritó
con gran enojo contra vuestros padres. 3Diles: Así dice Yahvé de los ejércitos:
Convertíos a Mí, dice Yahvé de los ejércitos, y Yo me volveré a vosotros, dice
Yahvé de los ejércitos. 4No seáis como vuestros padres, a los que predicaron
los profetas anteriores, diciendo: «Así dice Yahvé de los ejércitos: Convertíos de
vuestros malos caminos, de vuestras malas obras». Pero ellos no escucharon, ni
me prestaron atención, dice Yahvé. 5Vuestros padres ¿dónde están? y los
profetas ¿viven acaso siempre? 6Mis palabras, empero, y mis ordenanzas que
intimé a mis siervos los profetas, ¿por ventura no alcanzaron a vuestros padres?
Y ellos se convirtieron y dijeron: “Así como Yahvé de los ejércitos ha resuelto
tratarnos en vista de nuestros caminos y nuestras obras, así ha hecho con
nosotros.”
Visión de los jinetes
7
El día veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Schebak, en el año
segundo de Darío, llegó la palabra de Yahvé al profeta Zacarías, hijo de
Baraquías, hijo de Iddó, de esta manera: 8 “De noche vi a un hombre que
1. Esta fecha coincide con el año 520 a. C. Darío reinó de 521 a 485. Véase Ageo 1, 1. Hijo de
Baraquías: en Esdras 5, I y 6, 14 llamado Hijo de Iddó, en el sentido lato de descendiente, como
en Mateo 1, 8 se llama a Ocias hijo de Joram, que fue su bisabuelo. (Cf. II Paralipómenos 22, 1 y
11; 24, 27; IV Reyes 9, 14 y 20: y el caso de Baltasar en Daniel 5, 2 y nota).
3. Convertíos a Mí, etc. Véase Malaquías 3, 7 y nota. En su alocución del 15 de abril de 1945
referente a una paz justa, S. S. Pío XII cita estas palabras, agregando que el espíritu de conversión
es lo que necesitamos para salir de la gravísima crisis en que vivimos. Cf. Isaías 31, 6; Jeremías 3,
12, 14 y 22; 4, 1; 18, 11; Ezequiel 18, 30; Oseas 14, 2.
4. Los profetas anteriores, es decir, los que predicaron las advertencias de Dios antes del exilio.
Véase 7, 7. Porque Él no hace nada sin anunciarlo primero a sus profetas (Amós 3, 71 de modo que
puedan salvarse de la catástrofe aquellos que presten atención a la voz de los profetas. Lo mismo
está dicho para nosotros sobre las profecías del Nuevo Testamento, cuyos anuncios son aún más
terribles. Véase Marcos 13, 17; Lucas 21, 28-36; I Tesalonicenses 5, 1-6 y 20, etc.
7. El mes de Schebak era el undécimo del calendario judío; corresponde a la luna de enero-
febrero.
8. De noche: Todas las visiones de Zacarías son nocturnas (cf. versículo 11 y nota). La última
termina en 6, 8. Vi a un hombre: Se trata de un ángel o mensajero, como se deduce de los versículos
9 y 11, pero de categoría superior a los otros, y el profeta lo trata de “Señor”. San Jerónimo opina
que era el Arcángel San Miguel, protector del pueblo judío (cf. Daniel 10, 21). Crampón lo llama
Zacarías Capítulo 1 6
cabalgaba en un caballo bermejo y estaba entre los mirtos que había en una
hondonada; y detrás de él había caballos bermejos, alazanes y blancos. 9Yo
pregunté: «¿Qué son éstos, señor mío?» Y me contestó el ángel que hablaba
conmigo: «Te mostraré lo que son éstos». 10Y tomó la palabra el hombre que
estaba entre los mirtos, y dijo: «Éstos son los que Yahvé ha enviado a recorrer
la tierra». 11Y respondieron ellos al ángel de Yahvé que estaba entre los mirtos,
y dijeron: «Hemos recorrido la tierra, y he aquí que toda la tierra poblada goza
de paz».
12Repuso el ángel de Yahvé y dijo: «¡Oh Yahvé de los ejércitos! ¿Hasta
“imagen personal del Dios invisible, pero que se distingue de Él” (véase 2, 6 s. y nota). En vez de
mirtos, dicen los Setenta montes. Los Setenta hablan también de cuatro caballos y cuatro colores,
lo que cuadra mejor con el lugar paralelo de los cuatro carros (6, 1 ss.) y con el estilo apocalíptico.
El simbolismo de los cuatro colores, que en Apocalipsis 6 tiene un sentido de exterminio (cf.
versículo 18 y nota), encierra aquí un misterio que algunos refieren a los diferentes caracteres (San
Jerónimo), o a los cuatro puntos cardinales del globo, y que otros interpretan más bien con relación
al tiempo, refiriéndolo a los cuatro reinos gentiles de Daniel 2, o a las cuatro bestias de Daniel 7.
Lo indudable es que se trata de ángeles enviados por Dios a recorrer la tierra (versículo 10) y que
encuentran en prosperidad (versículo 11 y 15) a esas naciones contra las cuales Dios está indignado
(versículo 15 s.) porque son enemigas de Israel (versículo 12 y 18 ss.), es decir que deberá preceder
su castigo antes de cumplirse las promesas consoladoras para Jerusalén (versículo 13 ss.) Véase
versículo 11.
11. Esta paz recuerda la que San Pablo anuncia en I Tesalonicenses 5, 3 (véase Lucas 21, 24;
Isaías 29, 4-7 donde se habla también de visión nocturna). “Ageo acababa de anunciar que al
advenimiento del libertador prometido a los judíos precederá una gran crisis, una especie de
sacudimiento catastrófico entre las naciones paganas (véase Ageo 2, 7 ss. y 23); esta comprobación
hecha por los emisarios de Yahvé denotaba que la hora de la liberación no había sonado aún para
Israel. De ahí la ardiente súplica que el Ángel dirige en seguida a Dios en favor de Jerusalén y de
las otras ciudades de Judá: Señor, ¿hasta cuándo? (versículo 12)” (Fillion). Cf. Isaías 26, 1-7; 40, 1-
5; Lucas 3, 5, donde el anuncio se aplica al Bautista en sentido espiritual, y Malaquías 3; 1 ss., donde
se lo aplica a la purificación de Israel.
12. Son ya setenta años en número redondo, contando desde el comienzo de la aflicción de
Judá, es decir, del asedio de Jerusalén por Nabucodonosor (588). No son éstos los setenta años de
la cautividad, los cuales terminaron el año primero de Ciro, dieciséis años antes.
13. Palabras de consuelo: Dios se ha apiadado de su pueblo después de castigarlo durante
setenta años. Jerusalén rebosará de bienes (versículo 17) y el Señor volverá a cuidar de Sión.
14 s. “Bien sabemos, dice un autor piadoso, que Dios no tiene corazón de carne. Pero, ¿qué
importa, si Él obra como si lo tuviese? ¿Acaso el lector de la divina Escritura no ha de creerle cuando
Él mismo se digna hacernos así sus más íntimas confidencias? ¡Cuidado con pretender someterlo a
nuestro juicio, o empeñarnos en conocerlo diferente de como Él quiere ser conocido! Si así se nos
muestra el Dios de la verdad, es porque Él es así. ¡Y en conocerlo así, por sus palabras, en eso
consiste la vida eterna!” Véase Juan 17, 3.
Zacarías Capítulo 2 7
Gloria de Jerusalén
16Por tanto, así dice Yahvé: Volveré mi rostro compasivo hacia Jerusalén;
en ella será reedificada mi Casa, dice Yahvé de los ejércitos; y la cuerda será
tendida sobre Jerusalén. 17Clama otra vez, y di: Así dice Yahvé de los ejércitos:
Mis ciudades rebosarán todavía de bienes, aun consolará Yahvé a Sión, y
escogerá de nuevo a Jerusalén».
Destrucción de las potencias enemigas
18Levanté los ojos, y miré, y vi cuatro cuernos.
19Pregunté al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué son éstos?» Me contestó:
«Éstos son los cuernos que han dispersado a Judá, a Israel y a Jerusalén.» 20Luego
me mostró Yahvé cuatro herreros. 21Y dije yo: «¿Qué vienen a hacer éstos?» Él
me respondió, diciendo: «Aquéllos son los cuernos que han dispersado a Judá,
de tal manera que nadie pudo ya alzar la cabeza, y éstos han venido para
aterrarlos, y para abatir los cuernos de los gentiles que alzaron su cuerno contra
la tierra de Judá para dispersarla.»
Capítulo 2
La nueva Jerusalén
1
Alcé entonces mis ojos, y miré, y vi a un hombre que tenía en su mano una
cuerda de medir. 2Le pregunté: «¿A dónde vas?» «A medir a Jerusalén», me
contestó. «Quiero ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.»
3Y he aquí que el ángel que hablaba conmigo salió fuera, y otro ángel vino
a su encuentro. 4y le dijo: «Corre, habla a ese joven y dile: Sin muros será
16. La cuerda será tendida sobre Jerusalén: Jerusalén será reedificada. El cordel de medir
significa en el lenguaje profético el trabajo del constructor y del que reparte la tierra. Véase 2, 1; 4,
10 y 6, 13 y notas; Apocalipsis 21, 15 ss.
17. Nótese que las visiones siguientes desarrollan el doble contenido de ésta: primero la
explosión de la ira divina contra las naciones paganas (versículo 15), y luego la nueva elección de
Jerusalén “más honorable que la primera”. Cf. II Paralipómenos 6, 6; 12, 13, etc. Tal observación
facilita mucho el entendimiento de las misteriosas visiones que siguen.
18 ss. Sobre el significado de los cuernos o astas véase Daniel 7, 24; Apocalipsis 17, 12. Los
cuernos representan a los pueblos que han venido de los cuatro puntos cardinales de la tierra a
oprimir y destruir el reino de Judá y de Israel. Dios envía a cuatro herreros, símbolos de los poderes
sobrenaturales que van a destruir esas naciones enemigas. Véase versículo 8 y 11 y notas. Algunos
equiparan estos cuatro agentes a las cuatro calamidades de Ezequiel 14, 21; a saber: la espada, el
hambre, las bestias feroces y la peste, que coinciden con los cuatro caballos de Apocalipsis 6. En el
hebreo, los versículos 18-21 pertenecen al capítulo 2 cuya numeración se adelanta así en cuatro
versículos con relación a la Vulgata y a los Setenta.
1. Véase 1, 16 y nota. La cuerda es para delimitar el circuito de la ciudad a reconstruir. Véase
Ezequiel 40, 3 y 5.
4 s. Corre: Cf. Habacuc 2, 2 y nota. La nueva Jerusalén es tan populosa que no cabe más
dentro de los límites de las murallas. Esto mismo significa también que habrá paz y seguridad para
Zacarías Capítulo 2 8
habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y animales que habrá en
ella.» 5Porque Yo mismo, dice Yahvé, la circundaré como muralla de fuego; y
seré glorificado en medio de ella.
6¡Ay, ay! Huid de la tierra del Norte, dice Yahvé; porque por los cuatro
vientos del cielo os dispersaré, dice Yahvé. 7 ¡Sálvate, oh Sión, tú que habitas
en Babilonia! 8Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el cual me ha enviado,
para gloria suya, a los pueblos que os despojaron: Quien os toca a vosotros,
toca a la niña de sus ojos. 9He aquí que extiendo sobre ellos mi mano, y serán
presa de los que fueron sus esclavos. Y conoceréis que Yahvé de los ejércitos
me ha enviado.
Dios en medio de su pueblo
10 ¡Canta y alégrate, hija de Sión!
pues he aquí que vengo,
y moraré en medio de ti,
dice Yahvé.
11En aquel día se allegarán a Yahvé
en la tierra santa,
y escogerá de nuevo a Jerusalén.
sus habitantes. Un mundo de ciudades abiertas sería mucho más seguro que un mundo de fortalezas.
Pero esta lección política que coincide con lo que vemos en Isaías 11. 6 ss., parecería un sueño en
el mundo de hoy. Jerusalén tendrá una muralla de fuego (versículo 5) y por lo tanto infranqueable
(cf. 12, 6 y nota). El mismo Dios protegerá la ciudad santa (Salmo 124, 2).
6 s. Apóstrofe a los judíos que se hallan todavía en el destierro en el país del norte (Babilonia).
Dios los exhorta a huir y volver a su patria. Véase Isaías 48, 20; Jeremías 51, 6 y notas; Apocalipsis
18, 4. “Todo el discurso que sigue es del Ángel de Yahvé, hablando ora como un solo y mismo ser
con Yahvé, ora como una persona distinta” (Crampón). Sobre la misteriosa figura de este Ángel
véase versículo 9; 1, 11 y nota.
8. Para gloria suya: esto es “para aumentar la gloria del Señor. Anunciando de parte de Yahvé,
primero el castigo de los pueblos paganos que habían oprimido al pueblo teocrático (cf. 1, 15), y
después, su futura conversión (cf. versículo 11), el divino mensajero manifestará la gloria de Aquel
que le ha confiado esta misión y en cuyo nombre obrará” (Fillion).
9 s. Véase 12, 9 ss. Vengo y moraré en medio de ti (versículo 10): Vemos con plena claridad
el carácter mesiánico del vaticinio. Jerusalén, la morada del Señor, será un centro hacia el cual
afluirán los pueblos. Véase Isaías 12, 6; Sofonías 3, 15; Ezequiel 48, último versículo.
11. Alude a la conversión de los gentiles al Dios de Israel, con el cual formarán un solo pueblo.
Véase 8, 20-22; Ezequiel 47, 22 s.; Isaías 2, 1-4; 19, 18-25; Miqueas 4, 2.
12. En la tierra santa. Es uno de los pocos lugares en que Palestina es llamada Tierra Santa,
término con que hoy acostumbramos designar aquel país privilegiado por haber sido el escenario
de la vida del Redentor (cf. Éxodo 3, 5; Daniel 8, 9; 11, 16; Isaías 8, 8; Oseas 9, 3; Ezequiel 47, 13
ss.).
Zacarías Capítulo 3 9
Calle toda carne ante Yahvé,
13
Capítulo 3
Satanás acusa al Sumo Sacerdote
1Y me hizo ver al Sumo Sacerdote Jesús, que estaba en pie delante del ángel
de Yahvé; y a su mano derecha estaba Satán para acusarle. 2Y dijo Yahvé a
Satán: «Yahvé te increpe, oh Satán; Yahvé te increpe, el que ha escogido a
Jerusalén. ¿No es éste un tizón arrebatado al fuego?» 3Estaba Jesús vestido de
ropas sucias, y permanecía en pie delante del ángel; 4el cual tomó la palabra y
habló a los que estaban delante de él, diciendo: «Quitadle las ropas sucias». Y a
él le dijo: «Mira que te he librado de tu iniquidad y te voy a vestir de ropas de
fiesta». 5Y agregué yo: «Que pongan sobre su cabeza una mitra limpia». Y
1. Jesús, llamado también Josué, Sumo Sacerdote, que con Zorobabel regresó del destierro, el
año 536 a. C. Véase Esdras 2, 2; 3, 2; Eclesiástico 49, 13-14; Ageo 1, 1. Un gran misterio profético
parece encerrarse en la figura de este Jesús como en la de su compañero Zorobabel (cf. Ageo 2, 24
y nota). Entre ambos reúnen los dos aspectos con que las profecías anuncian al Ungido o Mesías:
el Sacerdocio y el Reino. Cf. 4. 14; 6, 12 s.; Salmo 109; Isaías 32, 1; Ezequiel 44, 3; 46, 15 y notas.
Satán significa adversario, acusador, calumniador. Aparece aquí, lo mismo que en Job (1, 6ss.; 2, 1
ss.), en esa postura de acusador (cf. Salmo 108, 6). como opositor de un siervo de Dios (cf. I Pedro,
5, 8; Apocalipsis 12, 10), acusándolo ante el tribunal divino, no para defender la causa de Dios,
sino al contrario, para impedirla. Más que la reconstrucción material del Templo, preocupa a Satán
la restauración espiritual, pues sabía sin duda que según las profecías esta nueva obra realizada por
el Sumo Sacerdote Jesús y el jefe político Zorobabel había de ser el preludio de la era mesiánica.
“Después del restablecimiento de Israel, anota Crampón, dos órganos esenciales a su vida deben
ser reconstituidos: el sacerdocio y la realeza. La cuarta visión figura la reinstalación del sacerdocio.”
(Véase Ezequiel 44, 15, ss.)
2. Y dijo Yahvé: es decir, el gran Ángel que habla en nombre de Dios (cf. 1, 8 y nota). Él pide
a Yahvé que increpe y rechace al mentiroso acusador (véase la referencia que se hace a esta
expresión en Judas 9). El Sumo Pontífice León XIII cita este pasaje en la oración que ordenó se
rezara después de la santa Misa, contra los enemigos de la Iglesia y contra el mismo Satán. Un tizón
arrebatado al fuego: el Sumo Sacerdote y toda la nación, rescatados de Babilonia como restos que
se salvan antes de ser completamente destruidos, con la esperanza de que aún puedan salvarse. Lo
mismo dice Amós en 4, 11 s.
3 ss. Las ropas sucias simbolizan el triste estado moral de la nueva teocracia que de propia
fuerza no puede levantarse y por eso necesita ser renovada con la ayuda de la gracia divina. La
limpieza que se hará luego (versículo 4) es imagen de lo que se anunciará para Israel en el versículo
9. Espiritualmente vemos aquí el estado en que nos hallamos todos, por lo cual jamás podemos
renunciar al socorro que viene de arriba. Un magnífico pensamiento nos trae a la memoria el
Apóstol de las gentes cuando pregunta: “¿Qué otra cosa tienes tú que no la hayas recibido, y si lo
que tienes lo has recibido, por qué te jactas como si no lo hubieses recibido?” (I Corintios 4, 7). Cf.
versículo 7 y nota. En cuanto al Sumo Sacerdote, el quitar los vestidos sucios significa el perdón del
pecado y la reinstalación en el sacerdocio del Templo que se está construyendo. Es un rito más
solemne que la consagración de Aarón (Éxodo capítulo 29), pues el nuevo Templo y su sacerdocio
han de servir al Mesías (cf. Ageo 2, 10 y nota).
Zacarías Capítulo 3 10
pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron con las ropas.
Entretanto el ángel de Yahvé estaba en pie.
6Entonces el ángel dé Yahvé hizo a Jesús esta promesa: 7«Así dice Yahvé de
7. En la persona del Sumo Sacerdote, Israel recibe aquí la promesa condicional (cf. 6, 15 y
nota) de gobernar (“tú también”) con Zorobabel (cf. 4, 14; 6, 15) la casa de Dios (el Templo y todo
el pueblo) y de ser ayudado por los ángeles (éstos que están aquí presentes). San Pablo nos explicará
luego que Israel prefirió la propia justicia en vez de aceptar la que venía de Dios por los méritos de
Cristo (véase Romanos 3, 22 ss.; 10, 3; 11, 7 s. y como contraste Filipenses 3, 1-9). De ahí su rechazo
del Mesías (Romanos 11; Ageo 2, 20 y nota). De ahí también las promesas renovadas que San Pedro
y San Pablo le formulan en Cristo resucitado. Cf. Hechos de los Apóstoles 3, 22 y nota; Hebreos 4,
1-11. Véase en Apocalipsis 3, 17 ss. la advertencia a la Iglesia de Laodicea que muestra esa fe en su
propia justicia.
8. Varones de presagio, porque Jesús y los sacerdotes que le acompañan son figuras de un
nuevo sacerdocio según el orden de Melquisedec (Salmo 109, 4; Hebreos 5, 10), personaje que
algunos consideran angélico y que como sacerdote y rey prefiguraba al Mesías. Véase Génesis 14,
18 y nota; Hebreos 7, 1 ss. Mi Siervo, el Pimpollo. La Vulgata vierte: mi Siervo, el Oriente: Cf. 6,
12 y nota. El Targum traduce: mi siervo el Mesías. La palabra hebrea correspondiente a Oriente
significa igualmente pimpollo, germen, vástago, renuevo (véase Isaías 4, 2; 11, 1 y 10; Jeremías 23,
5; 33, 15; Lucas 1, 78). “Este nombre caracteriza al Mesías como el retoño por excelencia de la
familia de David cuya restauración debe operar” (Crampón). Cf. Amos 9, 11.
9. Cf. 4, 7. La piedra recuerda la piedra fundamental del Templo y es a la vez el fundamento
del reino teocrático. Se refiere en sentido típico a Jesucristo, piedra angular del nuevo reino de Dios
(Salmo 117, 22; Isaías 28, 16; Mateo 21, 42). Los siete ojos, que también tiene el Cordero divino en
Apocalipsis 5, 6 (cf. Apocalipsis 1, 4), parecen simbolizar la solicitud por su reino (cf. 4, 10).
Quitaré... la iniquidad: esto es la obra específica del Mesías simbolizada en el versículo 4. Véase
Isaías 59, 20, citado en Romanos 11, 26. En un día: cf. Isaías 60, 22 y nota.
10. Locución muy expresiva para pintar una era de paz y prosperidad. Véase III Reyes 4, 25,
y sobre todo Miqueas 4, 4. donde este mismo rasgo se refiere a la edad mesiánica. Cf. Isaías 11, 1-
9.
Zacarías Capítulo 4 11
Capítulo 4
El candelabro entre los dos olivos
1Vino de nuevo el ángel que había hablado conmigo, y me despertó como
a hombre a quien se despierta de su sueño. 2Y me dijo: «¿Qué es lo que ves?»
Respondí: «Miré y vi un candelabro, todo de oro, y encima de él su recipiente,
y sus siete tubos para las lámparas que hay en el candelabro, 3y junto a él dos
olivos, uno a la derecha del recipiente, y el otro a su izquierda».
4Entonces, dirigiéndome al ángel que hablaba conmigo; le pregunté: «¿Qué
es esto?, señor mío». 5Respondió el ángel que conmigo hablaba, y me dijo: «¿Tú
no sabes lo que es esto?» «No, señor mío», dije yo.
6Tomó él la palabra y me dijo así: «Ésta es la palabra de Yahvé a Zorobabel:
No por medio de un ejército ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice Yahvé
de los ejércitos. 7¿Qué eres tú, oh monte grande, ante Zorobabel? Serás
reducido a una llanura; y él colocará la piedra de remate en medio de las
1 s. La nueva visión tiene por objeto mostrar la seguridad que la divina autoridad va a dar a
la comunidad restaurada del pueblo, o sea, al restablecimiento de la realeza en la persona de
Zorobabel. Es de notar que este príncipe davídico figura, tanto en la genealogía de Jesús por José
(Mateo 1, 12 s.) como en la de María (Lucas 3, 27). Cf. versículo 6 ss. Un recipiente, para el aceite.
El candelabro es el de los siete brazos diseñado por Moisés (Éxodo 26, 31 ss.) con algunas diferencias
(cf. versículo 3 y nota).
3. Junto a él: a los dos costados del receptáculo, como lo explica el texto. Los dos olivos
proporcionan el combustible para el candilero de oro. Fillion hace notar que éste se distinguía del
de Moisés por ese depósito de aceite, “de modo que las lámparas no necesitaban ser mantenidas
por los sacerdotes, como en el candelabro antiguo”, y señala cómo “el rasgo más característico y
notable” del nuevo es esta forma de alimentarse directamente desde los dos olivos, “que será
completado en los versículos 11-14, y que subraya la ausencia de todo agente humano para
mantener las lámparas”. Sobre éstas se han propuesto diversos simbolismos: los siete dones del
Espíritu Santo; los “siete ojos del Señor que recorren la tierra” (versículo 10), etc. Los dos olivos son
figura de los dos ungidos: Jesús (Josué) y Zorobabel (cf. versículo 14 y nota).
6. Palabra de Yahvé a Zorobabel: Véase Ageo 2, 24 y nota sobre la misión misteriosa de este
importante personaje. No por medio de un ejército; es decir, no por el poder, ni por la fuerza,
sino por mi espíritu. Palabra misteriosa a primera vista, pero aclarada por la visión. Aunque ninguna
mano tocase el candelabro, sus lámparas brillaban sin cesar. Así también sin ninguna intervención
humana, y únicamente por el Espíritu de Dios, simbolizado en el aceite, la teocracia, tan débil
entonces (cf. Nehemías 4, 2), volvería a ser fuerte y gloriosa. En el Apocalipsis la Iglesia de Filadelfia.
que según algunos autores simboliza los tiempos modernos, es también “de poca fuerza”
(Apocalipsis 3, 8), y sin embargo, por haber guardado la Palabra, se le promete hacerla columna
del Templo de Dios (Apocalipsis 3, 12), y guardarla de la tribulación que vendrá sobre el mundo
entero (Apocalipsis 3, 10), además de otra promesa (cf. Apocalipsis 3, 9) cuyas palabras anuncian
según la mayoría de los intérpretes la conversión de los judíos. Cf. Isaías 60, 14.
7. Zorobabel acabará la construcción del Templo, no obstante, las dificultades simbolizadas
por el gran monte, el cual se reducirá a una llanura. Zorobabel pondrá la piedra de remate: la
última piedra que corona la obra (cf. 3, 9). La Vulgata dice: la piedra primaria, que es la más
importante. Gracia, gracia sobre ella: Bover-Cantera traduce: ¡Qué hermosa es! Vulgata: igualará
su gracia a la gracia de aquél. Setenta: y traeré la piedra de la herencia, la gracia de ella igual a (mi)
gracia. Sobre la piedra cf. 3, 9 y nota.
Zacarías Capítulo 5 12
aclamaciones (del pueblo): ¡Gracia, gracia sobre ella! 8Y me llegó la palabra de
parte de Yahvé, diciendo: 9Las manos de Zorobabel echaron los fundamentos
de esta Casa, y sus manos la acabarán; por esto conocerás que Yahvé de los
ejércitos me ha enviado a vosotros. 10Porque los que despreciaron el tiempo
de los humildes (comienzos), verán gozosos la plomada en la mano de
Zorobabel. Aquellos siete (ojos) son los ojos de Yahvé que recorren toda la
tierra».
11Yo respondí (al ángel) preguntándole: «¿Qué significan éstos dos olivos a
Capítulo 5
El rollo de maldición
1
Volví a alzar mis ojos, y miré, y he aquí un rollo que volaba. 2Y me dijo:
«¿Qué es lo que ves?» «Veo, dije yo, un rollo que vuela; tiene veinte codos de
largo, y diez codos de ancho». 3Y me dijo: «Ésta es la maldición que se echa
sobre la superficie de toda la tierra; porque todo ladrón será exterminado,
10. La plomada: Véase 1, 16; 2, 1; 6, 13 y notas. Cf. Apocalipsis 11, 1 s.; Ezequiel 40, 3. Siete
ojos: Véase 3, 9 y nota Que recorren la tierra: Cf. II Paralipómenos 16, 9; Job 34, 21 s.; Proverbios
5, 21; Jeremías 16, 17.
12. Texto diversamente traducido. Nuestra versión es la de Bover-Cantera.
14. Los dos ungidos: literalmente: los dos hijos de aceite, a saber: el Sumo Sacerdote Jesús y
Zorobabel (cf. versículo 3; 3, 1; 6, 12 s. y notas). San Jerónimo, y con él varios modernos, piensan
que éstos son los dos testigos del Apocalipsis, de los cuales, “con Manifiesta alusión a este pasaje”
(Prado), se dice allí que “son los dos olivos y los dos candeleros que están de pie delante del
Dominador de la tierra” (Apocalipsis 11, 4), es decir, que (según el mismo autor) “le asisten como
ministros de la potestad civil y de la potestad religiosa”. Esto no obsta a que aquéllos ejercitarán
poderes que fueron dados a Elías (Apocalipsis 11, 5 = IV Reyes 1, 10 y Eclesiástico 48, 1; Apocalipsis
11, 6 = III Reyes 17, 1) y a Moisés (Apocalipsis 11, 6 y 8 = Éxodo 7, 14-25), por lo cual, añade
Prado, “no puede dudarse que el Vidente de Patmos tuviese a la vista aquellos dos ilustrísimos
varones del Antiguo Testamento, Moisés y Elías, a quienes él personalmente había visto antes como
asistentes del Señor en la Transfiguración (Mateo 17, 1-3; Marcos 9, 2-13; Lucas 9, 28-36)”. En 6,
12 s. y nota vemos de nuevo a Zorobabel y a Jesús ben Josedec como testigos del Mesías que
resume en si el sacerdocio y el reino. Véase 6, 5.
1 ss. Un rollo de pergamino, en que se hallaban escritos las maldiciones y los castigos (versículo
3), o quizá el rollo de la Ley que condenaba aquellos delitos (cf. Jeremías 36, 2ss.). Después de
santificar a los jefes (capítulo 4), Dios procede a la santificación de los individuos y al destierro del
pecado del pueblo (versículo 5-11).
3. Toda la tierra: Parece referirse literalmente a la tierra de Judá y principalmente a Jerusalén.
La desaparición de los pecadores es en los escritos de los profetas siempre una señal de la era
mesiánica. Cf. Isaías 4, 3 ss.; Malaquías 3; 2, etc. El Profeta menciona en especial los crímenes de
robo y perjurio (versículo 4), que cundían en la nueva comunidad sumida en extrema miseria.
Zacarías Capítulo 6 13
según lo (escrito) en esta parte (del rollo) y todo perjuro será exterminado,
según (lo escrito) en la otra parte. 4Yo soltaré esta (maldición), dice Yahvé de
los ejércitos; e invadirá la casa del ladrón, y la casa del que jura en falso por mi
Nombre; y quedará en su casa, y la consumirá hasta su maderaje y sus piedras».
La impiedad es trasladada a Babilonia
5Y salió fuera el ángel que hablaba conmigo, y me dijo: «Alza tus ojos, y
mira qué es esto que aparece». 6Y pregunté: «¿Qué es?» Respondió: «Es un efa
que aparece». Y agregó: «Ésta es la iniquidad que cometen en todo el país». 7Y
vi cómo alzaban una tapa de plomo, y (vi) también a una mujer sentada en
medio del efa. 8Y dijo: «Ésta es la impiedad». Y la echó al fondo del efa, y tapó
la boca del mismo con la masa de plomo.
9Luego alcé los ojos, y miré, y he aquí que venían dos mujeres. Soplaba el
viento en sus alas, que eran como las de la cigüeña; y alzaron el efa entre la
tierra y el cielo. 10Yo pregunté al ángel que hablaba conmigo: «¿A dónde llevan
el efa?» 11Y me contestó: «A la tierra de Sinear, para edificarle una casa. Allí la
establecerán, y quedará sentada sobre su base».
Capítulo 6
Los cuatro carros
1
Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre
dos montes, y los montes eran montes de bronce. 2En el primer carro había
caballos bermejos; en el segundo, caballos negros; 3en el tercero, caballos
blancos, y en el cuarto, caballos manchados, vigorosos. 4Entonces tomé la
palabra y dije al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué son éstos, señor mío?» 5A
lo que respondiendo el ángel me dijo: «Éstos son los cuatro vientos del cielo
7. Una tapa de plomo: Vulgata: un talento de plomo. El efa contenía 36 litros. Aquí es
sinónimo de cántaro.
8. La mujer es la personificación del pecado. La echó al fondo, etc., porque la mujer hacia
esfuerzos por salir del ánfora.
9. Cf. las dos mujeres, Oholá y Oholibá, en Ezequiel capítulo 23.
11. El cántaro con la mujer (la iniquidad) es llevado a Sinear, o sea, Babilonia (Génesis 10, 10;
11, 2), donde está la sede de la impiedad e idolatría. Cf. la Babilonia del Apocalipsis (capítulos 17-
18), I Pedro 5, 13. No solamente los pecadores, sino también la raíz de la maldad, el pecado, han
de ser extirpados en el reino mesiánico.
1. Dos montes: Probablemente el monte Sión y el monte de los Olivos. El sentido de los carros
está expresado en el versículo 5. Según Nácar-Colunga “son los ministros de la justicia divina en los
cuatro ángulos de la tierra. Los que van hacia la tierra del Norte son los que ejecutarán las divinas
venganzas contra Babilonia”. Véase Apocalipsis 7, 1-3; 9, 14 s. Un juicio semejante se ve en Joel 2,
3 ss.; Isaías 2, 10, 22, etc.
2. Sobre los caballos y sus colores, véase 18 y nota.
Zacarías Capítulo 6 14
que vienen de la presencia del Señor de toda la tierra». 6El (carro) de los
caballos negros se dirige hacia la tierra del Norte; el de los blancos va tras ellos;
y el de los manchados sale hacia la tierra del Mediodía. 7Y salieron los vigorosos
que anhelaban ponerse en marcha para recorrer la tierra. (El ángel les) dijo:
«¡Id, recorred la tierra!» Y ellos recorrieron la tierra. 8Entonces me llamó, y me
habló, diciendo: «Mira, los que van hacia la tierra del Norte han aplacado mi
espíritu en la tierra septentrional».
Las coronas
Y me llegó la palabra de Yahvé en estos términos: 10 “Toma (las ofrendas)
9
6 s. La tierra del Norte: Babilonia y Asiria. La tierra del Mediodía: Egipto; o sea los dos
principales enemigos del pueblo elegido (cf. Miqueas 3, 5 y nota). Algunos ven en las dos primeras
la apostasía en sus aspectos civil y religioso, y en el tercero el “mundo” enemigo del Evangelio (cf.
Juan 7, 7; I Juan 2, l5; Lucas 21, 34, etc.). Los caballos recorren la tierra para ejecutar los castigos
de Dios. Véase Apocalipsis capítulo 6.
8. Es decir, que su cólera se aplacó al ver que los dos carros lanzados contra las potencias del
Norte habían destruido esas enemigas del pueblo de Dios. Cf. Jueces 8, 3; Ezequiel 16, 42; 24, 13.
12 s. Llama la atención que la corona sea colocada sobre la cabeza del Sumo Sacerdote y no
del jefe civil (Zorobabel), cf. 3, 1; 4, 14 y notas. Admirable misterio profético, en que el Sumo
Sacerdote representa en este momento al Hombre cuyo nombre es Pimpollo (Vulgata: Oriente; en
hebreo Zémach), es decir, el Mesías Sacerdote y Rey, que es nuestro adorable Salvador Jesús, del
cual los profetas escrutaron y preanunciaron para nosotros, como nos dice San Pedro, “las pasiones
y posteriores glorias” (I Pedro 1, 10 ss.). Véase 3, 8 y nota; Isaías 4, 2; 11, 1; Jeremías 23, 5; 33, 15;
Lucas 1, 78. En su lugar, es decir, como el retoño desde su tronco. Fillion hace notar que “la obra
de la reconstrucción del Templo está atribuida más arriba (cf. 4, 7-10) a Zorobabel, cuyo nombre
no se menciona aquí”, y cita Ezequiel 40, 1 ss. Él será sacerdote sobre su solio. Él será, pues, rey al
mismo tiempo que pontífice. Cf. Jeremías 23, 5, donde la realeza del divino Zémach ha sido
netamente predicha. El trono le pertenecerá en propio como a heredero legal de David. Cf. II Reyes
7, 16; Salmo 88, 38; Lucas 1, 32, etc. Los Setenta traducen: y será sacerdote a su derecha. El P.
Ramos García resume así la idea de estos dos versos: “Con esta institución perenne de la soberanía
temporal… el Señor cumplirá fielmente a David la promesa jurada que le tiene hecha, de que no
le faltará sucesor de su familia en el trono (Salmos 88, 20-38; 131, 11-18; Jeremías 33, 23-26); y por
eso cabalmente el Zémach, en quien esa sucesión se reanuda felizmente, entre otros nombres
simbólicos, divinamente expresivos, lleva también el de David, como ya vimos (Oseas, Isaías,
Jeremías, Ezequiel, antes citados). El Salmo 88, donde más claramente se contiene la promesa
divina, comienza justamente: “Misericordias Domini in aeternum cantabo”, con alusión a Isaías 55,
3; “misericordias Domini fideles”; y el citado paso de Jeremías (capítulo 33, 23 ss.) es un resumen
de cuanto venimos diciendo sobre la restauración final de Israel bajo un solo caudillo de origen
davídico, el cual llegará a dominar en todo el mundo a tenor del Salmo 71, etc.” (Estudios Bíblicos
1949, pág. 122).
Zacarías Capítulo 7 15
ambos. 14Y para Hélem, Tobías, Idaías y Hen, hijo de Sofonías, las coronas
servirán de recuerdo (y quedarán) en el Templo de Yahvé. 15Vendrán los que
están en lugares remotos y edificarán el Templo de Yahvé; y conoceréis que
Yahvé de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Esto sucederá si obedeciereis
fielmente la voz de Yahvé, vuestro Dios».”
Capítulo 7
Respuesta a una consulta
1
El año cuarto del rey Darío llegó la palabra de Yahvé a Zacarías, el día
cuarto del mes noveno, que es el mes de Casleu. 2Los de Betel habían enviado
a Sarasar y a Rogommélec y a los hombres de éste, para implorar el favor de
Yahvé, 3y para preguntar a los sacerdotes que estaban en la Casa de Yahvé de
los ejércitos, y a los profetas, lo siguiente: “¿Debo yo seguir la costumbre de
llorar en el mes quinto, y ayunar como ya lo he hecho durante tantos años?”
4Entonces me llegó esta palabra de Yahvé de los ejércitos: 5 “Responde a
todo el pueblo del país y a los sacerdotes, diciendo: Cuando durante estos
setenta años ayunasteis y plañisteis en el mes quinto y en el séptimo, ¿acaso
ayunasteis para Mí? 6Y cuando (ahora) coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis
para vosotros mismos? 7 ¿No proclamó esto Yahvé ya por los profetas
anteriores, cuando Jerusalén estaba habitada y vivía tranquila, con sus ciudades
circunvecinas, y el Négueb y la Sefelá estaban poblados?”
Justicia y misericordia
Y llegó la palabra de Yahvé a Zacarías en estos términos: 9 “Yahvé de los
8
15. Véase Isaías 57, 19; 66, 20 y notas. Esto sucederá: La promesa es condicional, como la de
3, 7. La participación de los judíos en la salud mesiánica que iba a traer Cristo, dependía de que
ellos escucharan la voz de Dios (Juan 5, 40 y 43; 12, 49 s., etc.), y no lo hicieron. Véase capítulo
11; Ageo 2, 20 y nota. Cf. Jeremías 30. 13 y nota.
1. El mes de Casleu (o Kislev) corresponde a la luna de noviembre-diciembre.
3. Llorar y ayunar, para conmemorar la destrucción del Templo acaecida en el mes quinto del
año 587 (IV Reyes 25, 8-9). Ahora que el Templo está reconstruido, preguntan: ¿qué valer tiene
todavía el duelo y el ayuno?
5. Además del ayuno que hacían en el mes quinto (versículo 3) en memoria de la destrucción
de Jerusalén, ayunaban el día trece del mes séptimo para recordar el asesinato de Godolías
(Jeremías 41, 1-2).
6 s. Vuestros ayunos no agradan al Señor, porque no provienen del espíritu de verdadero
arrepentimiento ni producen enmienda en vuestra mala vida. Zacarías, como todos los profetas, se
levanta contra las prácticas exteriores que habían ofuscado el espíritu de la Ley. Dios no se goza en
vernos sufrir: lo que Él quiere son “sacrificios de justicia” (cf. Salmo 4, 6 y nota). Véase 8. 16-17;
Isaías 1, 11 ss.; 58, 3 ss.; Jeremías 6, 20; Oseas 6, 6; 8, 13; 9, 4; Joel 2, 13; Amós 5, 24, etc. Négueb:
la región meridional de Judea. Sefelá: la llanura filistea, entre Jafa y Gaza. Cf. Abdías 19.
9 s. Admirable síntesis de la espiritualidad del Antiguo Testamento, representada
principalmente por los profetas (Éxodo 22, 22; Deuteronomio 10, 19; Isaías 1, 17 y 23; Jeremías 5,
Zacarías Capítulo 8 16
misericordia y la piedad cada uno para con su hermano. 10No oprimáis a la
viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre; ni maquinéis el mal en
vuestros corazones contra vuestro prójimo. 11Pero ellos no quisieron escuchar;
rebeldes volvieron la espalda y endurecieron sus oídos para no oír. 12Hicieron
su corazón como un diamante, para no escuchar la Ley, y las palabras que Yahvé
de los ejércitos les dirigía por su Espíritu por medio de los profetas anteriores;
por eso fue grande la indignación de Yahvé de los ejércitos. 13Y así como ellos
no escucharon cuando Él llamaba, llamaron luego ellos y Yo no los escuché,
dice Yahvé de los ejércitos; 14antes bien los dispersé entre todas las naciones
desconocidas de ellos, y tras ellos ha quedado desolado el país, por no haber
gente que transite ni venga. Así convirtieron en un páramo la tierra de delicias.”
Capítulo 8
Amor de Dios a su pueblo
1
Y llegó esta palabra de parte de Yahvé: 2 “Así dice Yahvé de los ejércitos:
Tengo grandes celos de Sión,
y un gran furor se ha apoderado de Mí en favor de ella.
28; 7, 6; 21, 12; 22, 3; Ezequiel 22, 6 s.; Oseas 6, 6, etc.). El último de los profetas, San Juan
Bautista, sintetiza la misma doctrina en Lucas 3, 8 ss., y Jesucristo la declara como propia suya y
como signo por el cual el mundo puede conocer a sus discípulos (Juan 13, 35). Véase otra síntesis
en 8, 16-17.
13. No olvidemos esta fórmula de Dios, que es para todos los tiempos. Él puede llegar, en su
misericordia insondable, al extremo de amar a quien no lo ama a Él. Así lo enseñó Jesús (Lucas 6,
35) y lo explicó San Juan (I Juan 4, 10). Pero ¿cómo puede Él escuchar a quien no quiere escucharlo?
Véase Jeremías 7, 21 ss.; Juan 5, 40.
14. Los dispersé en castigo de sus pecados, como les amenazaron los profetas desde Moisés
(Levítico 26, 33 ss.; Deuteronomio 28, 36 ss. Véase Ezequiel 37, 21 y nota). Tierra de delicias:
Palestina, la tierra prometida. Cf. 2, 12 y nota; Salmo 105, 24; Jeremías 12, 10; Ageo 2, 8; Malaquías
3, 12, etc. Todavía recoge el viajero esa impresión de aridez en aquella tierra seca que había de
manar leche y miel. Cf. Baruc 1, 20; Éxodo 3, 8; 13, 5; 33, 6, 3; 11, 9; 26, 9; 27, 3; 31, 20; Josué
5, 6; Jeremías 3; Levítico 20, 24; Números 13, 28; 14, 8; 16, 13; Deuteronomio 11, 5; 32, 22;
Ezequiel 20, 6 y 15, etc.
1 ss. En este capítulo continúa la respuesta del capítulo precedente y se dan siete preciosos
vaticinios sobre el cambio que se producirá en Jerusalén cuando Dios vuelva a habitar en la Casa
del Señor (versículo 3). El duelo se convertirá en gozo (versículo 19); Jerusalén será santa y morada
de Dios (versículo 3); rebosará no solamente de bendiciones espirituales, sino también de bienes
temporales: Habrá cosechas abundantes, los desterrados volverán, y en las calles se verán ancianos
felices que se alegran como niños más felices aún. Todas estas imágenes reflejan la perfección del
nuevo reino teocrático. “Así dice Yahvé” (versículo 2): muestra evidentemente, como observa ya
San Jerónimo, que estos anuncios no eran un simple reflejo de las esperanzas del profeta, sino
promesas divinas (véase Isaías 7, 14; Ezequiel 12, 24; 36, 33 y notas). Grandes celos (versículo 2):
Véase 1, 14; Éxodo 20, 5; 34, 14; Jeremías 2, 2 ss.; Ezequiel 5, 13; Oseas 2, 4 ss., etc. Sobre su
cumplimiento cf. versículo 6 y nota.
Zacarías Capítulo 8 17
3
Así dice Yahvé: Me he vuelto a Sión, y moraré en medio de Jerusalén; y
Jerusalén será llamada la ciudad fiel; y el monte de Yahvé de los ejércitos,
monte santo.
4Así dice Yahvé de los ejércitos: Aun se sentarán en las plazas de Jerusalén
ancianos y ancianas, que por su edad avanzada llevarán cada cual su bastón en
la mano; 5y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que
jugarán en ellas.
6Así dice Yahvé de los ejércitos: Si esto en aquellos días parece cosa
imposible a los ojos del resto de este pueblo, ¿parecerá acaso imposible también
a mis ojos?, dice Yahvé de los ejércitos.
7Así dice Yahvé de los ejércitos:
3. Ciudad fiel, porque en ella será practicada de nuevo la fidelidad y obediencia a la ley de
Dios. Cf. la misma expresión en Isaías 1, 26.
4. Sobre esta longevidad cf. Isaías 65, 20.
6. El resto de este pueblo: cf. versículo 12. “En la época en que estas cosas se realicen, parecerán
maravillosas a los ojos del pueblo, mas no a los ojos de Aquel que las habrá cumplido” (Fillion).
Gramática cita aquí el Salmo 117, 23. Véase nuestra nota al versículo 25 de dicho Salmo. Cf. Mateo
23, 39; Romanos 11, 25 ss.; Jeremías 30, 3 y nota.
7. Profecía que se refiere a los israelitas desterrados y dispersos entre los pueblos gentiles.
Véase versículo 13; Isaías 43, 5-6; Ez- 37, 21; Joel 3, 6.
8. Serán mi pueblo: Cf. Levítico 26, 12; III Reyes 8, 51; Salmo 78, 13; 99, 3; Jeremías 7, 23;
Ezequiel 37, 27, etc. Compárese este pasaje con Jeremías 31, 31 ss., citado por San Pablo en Hebreos
8, 8 ss.
9. Los profetas a los cuales Zacarías se refiere, son él mismo y su contemporáneo Ageo, que
hablaron en el día (así el hebreo) o desde el día (así los Setenta) en que se empezó el Templo.
Desgraciadamente Israel seguiría siendo sorda (cf. 6, 15; 7, 13), como lo fue también al anuncio del
Bautista (Juan 1, 19; Ageo 2, 10 y 20 y notas).
10. Véase Ageo 1, 6 y 9-11; 2, 17-20. Sobre el trabajo sin utilidad en materia espiritual alecciona
San Pablo a los cristianos en I Corintios 3, 12 ss.; 13, 1 ss., etc.
Zacarías Capítulo 8 18
ni había paz para quienes salían o entraban,
a causa del enemigo;
habiendo Yo lanzado
a todos los hombres unos contra otros.
11Mas ahora no haré más con el resto de este pueblo
Yahvé de los ejércitos: El ayuno del (mes) cuarto, el ayuno del quinto, el ayuno
del séptimo, y el ayuno del décimo, se tornarán para la casa de Judá en gozo
y regocijo, y en fiestas alegres, con tal que améis la verdad y la paz.
12. Habrá una perfecta armonía entre la tierra y el cielo: “Aquélla dará sus mejores jugos, éste
sus lluvias y su rocío.” Cf. Joel 2, 21 ss.; Malaquías 3, 8-12 y notas.
13. Esta profecía reviste máxima importancia por referirse no solamente a los de Judá sino
también a las diez tribus del reino de Israel, que nunca volvieron del exilio (cf. 10, 6; 11, 4 y notas).
Su carácter es mesiánico. Véase anuncios semejantes en 10, 6; Isaías 11, 12 y 16; 27, 13; Jeremías 3.
12 y 18 ss.; 31, 1; 33, 14; Ezequiel 16, 53; 20, 40 ss.; 37, 15-23; 39, 25 ss., etc. Seréis bendición:
Véase Miqueas 5, 7 y nota.
16 s. Véase versículo 1; 5, 3 s.; 7, 9 s. y notas. San Pablo alude a esto en Efesios 4, 25.
19. Los judíos observaban después del cautiverio estos cuatro días de ayuno rememorando las
calamidades caídas sobre Jerusalén: el primero recordaba la toma de Jerusalén por Nabucodonosor
(587); el segundo, la destrucción del Templo; el tercero, el asesinato de Godolías; el cuarto, el
comienzo del asedio de Jerusalén. Cf. 7, 3 y 6 s. y nota.
Zacarías Capítulo 9 19
Vocación de los gentiles
20Así dice Yahvé de los ejércitos: Aun han de venir pueblos, y los habitantes
de muchas ciudades; 21y los moradores de una irán a decir a la otra: «Vamos a
implorar el favor de Yahvé, y a buscar a Yahvé de los ejércitos. Iré también yo».
22Y muchos pueblos y naciones poderosas vendrán a buscar a Yahvé de los
Capítulo 9
Vaticinio contra los reinos vecinos
1Carga.
“Palabra de Yahvé que (recaerá) sobre Hadrac
y se dirige contra Damasco,
pues Yahvé mira a los hombres
y a todas las tribus de Israel.
2(Se dirige) también contra Hamat,
20 ss. He aquí la culminación de la divina promesa. No solamente los judíos formarán la
nueva nación teocrática, sino también, junto con ellos, todos los gentiles convertidos. Véase
Ezequiel 47, 22 s. Los habitantes de muchas ciudades. Los paganos se estimulan mutuamente a ir a
buscar al Señor (versículo 21). Véase en 14, 16-19 un anuncio semejante, y cómo el pecado de los
gentiles consistirá en su incumplimiento. Análogas profecías mesiánicas se encuentran en Isaías 2, 2
ss.; Miqueas 4, 1 ss., etc. Cf. 2, 11; Juan 4, 22.
1 ss. En este capítulo se describe la derrota de las naciones enemigas, la cual será el preludio
de la venida de Cristo. El primer versículo es muy oscuro. Bover-Cantera vierte: Oréenlo. Palabra
de Yahvé. El país de Hadrac y Damasco se han convertido en su morada; pues a Yahvé pertenecen
los ojos del hombre y todas las tribus de Israel. Kittel propone la lección Aram (Siria) en vez de
Adam (hombres). Carga: profecía conminatoria. Véase Isaías 13, 1; Nahúm 1, 1; Habacuc 1, 1. Hadrac
fue, según las inscripciones cuneiformes, capital de un pequeño reino de Siria. Además de Hadrac
serán juzgadas otras ciudades sirias y fenicias: Damasco, Hamat (Emat), Tiro y Sidón. Véase Ezequiel
28 y notas. Cf. especialmente Ezequiel 28, 18 y 29, 18 y notas sobre la destrucción de la antigua
Tiro, que empezó en la invasión de Nabucodonosor y terminó bajo Alejandro Magno (332). Cf.
también Isaías 23, 1-7; Jeremías 49, 23-27.
Zacarías Capítulo 9 20
y ella misma será devorada por el fuego.
5Lo verá Ascalón, y se llenará de espanto,
5 ss. Las ciudades aquí mencionadas representan el país de los filisteos. Bastardos, o sea,
extranjeros. Los filisteos renunciarán a sus maldades (sangre) y a la idolatría (abominaciones) y se
convertirán al Señor (versículo 7). Su suerte será la misma que la de los jebuseos, los cuales, después
de resistir largo tiempo, se adhirieron finalmente a la comunidad israelita. Véase Josué 15, 63; II
Reyes 5, 6 ss.; I Paralipómenos 21, 15.
8. Mi casa: mi pueblo. Velo con mis ojos: Nótese la ternura con que Dios habla de su pueblo.
9. El mismo Dios exhorta a la población de Jerusalén a entregarse a la alegría y a saltar de
gozo. El motivo de la alegría se manifiesta en los nombres que lleva el Mesías: Él es rey, el Rey
prometido, el heredero del trono de David (II Reyes 7, 12-17; Lucas 1, 32); justo, el Justo por
excelencia que trae la justicia (Salmo 71, 4 y 12 ss.; Isaías 11, 3; Mateo 11, 5; Lucas 7, 22). Trae
salvación (cf. Salmo 21; Isaías 49, 7 ss.; 52, 13 ss.; 53, 1 ss.; Mateo 8, 17; Marcos 9, 11, etc.). Más
vendrá pobre y humilde montado en asnillo. He aquí un rasgo que los rabinos debieron reconocer
cuando se cumplió al pie de la letra el Domingo de Ramos, en que los discípulos y los creyentes en
las profecías lo aclamaron Rey de Israel (véase Mateo 21, 5-9; Marcos 11, 10; Lucas 19, 38; Juan 12,
13), si bien por tan pocas horas (cf. Lucas 16, 16; Mateo 16, 14-21 y nota). Es, por lo demás, imposible
encontrar otra realización que haya ocurrido (de estos oráculos), puesto que después del destierro
los judíos no han tenido ningún otro rey legítimo, más que el Mesías. Su reino iba a ser un reino
de paz, por lo cual no venía montado en un caballo como los reyes conquistadores. Cf. Isaías 62,
11 y nota; Ezequiel 23, 6 y nota. En cuanto al rechazo de Jesús como Pastor de Israel (cf. 6, 12 s.)
lo vemos en el capítulo 11, 10. Es de notar que en un principio los israelitas por mandato del Señor
no usaban carros de guerra ni caballos, sino que confiaban en el auxilio que Dios les había
prometido (Deuteronomio 17, 16). Ese ideal será restablecido por el Mesías, rey de paz (Isaías 2, 2-
4; 11, 6 ss.; Ezequiel 34, 25; Oseas 2, 18). Véase especialmente Miqueas 5, 9-13 donde se encuentra
una predicción igual. Desde un mar a otro: El reino del Mesías será universal. Cf. Salmo 71, 8. El
rio (Éufrates). Véase Isaías 7, 20; Miqueas 7, 12; Ezequiel 47, 13 ss. y nota.
Zacarías Capítulo 9 21
¡Salta de júbilo, hija de Jerusalén!
He aquí que viene a ti tu rey;
Él es justo y trae salvación,
(viene) humilde, montado en un asno,
en un borrico, hijo de asna.
10Destruiré los carros de guerra de Efraím,
llenos de esperanza;
hoy mismo prometo
que te daré doblados bienes.
13Tomo a Judá como arco tendido,
11. La sangre de tu alianza: Alusión a la alianza del Sinaí (Éxodo 24, 8). Si bien Israel se ha
mostrado infiel y más de una vez rompió el pacto (cf. 11, 9 y nota), la sangre de la alianza no ha
perdido su valor, pues Dios es fiel. Por lo cual Él mismo se ocupa de librar a los cautivos del lago.
La fosa sin agua, simboliza a Babilonia.
12. La fortaleza es Jerusalén. Dios se dirige a los prisioneros que no han extinguido la lámpara
de la esperanza de volver a su tierra, y promete a Sión doblados bienes (cf. Isaías 61, 7), o sea, la
porción de primogénito; porque al primogénito le toca doble herencia (Deuteronomio 21, 15-17)
e Israel es el primogénito entre los pueblos (Éxodo 4, 22).
13. Judá será el arco; Efraím (representante de las diez tribus) el carcaj lleno de flechas, y Sión
la espada en la mano del Señor que los usará como armas contra los enemigos, de los cuales se
mencionan especialmente los griegos (cf. Daniel 8, 20), lo cual, como dice Fillion, se supone que
se cumplió en los tiempos de los Macabeos, sin perjuicio del sentido mesiánico de la profecía.
14. La lucha de Dios por los pueblos se describe en forma poética. Las saetas son los relámpagos
(Salmo 17, 15; 76, 18). El mismo Señor tocará la trompeta que da la señal para el combate y se
lanzará sobre los enemigos como un huracán del Mediodía, esto es, del desierto (Isaías 21, 1; Oseas
13, 15). Sobre la trompeta véase Éxodo 11, 13; Levítico 23, 24; I Tesalonicenses 4, 16 y notas.
Zacarías Capítulo 10 22
15
Yahvé de los ejércitos
los protegerá como escudo;
y ellos devorarán, y hollarán con los pies
las piedras de la honda;
beberán con alboroto,
como (embriagándose) de vino,
y quedarán llenos como vaso de libación,
como los ángulos del altar.
16En aquel día Yahvé, su Dios, los salvará,
¡Qué hermosura!
El trigo hará florecer a los jóvenes,
y el vino a las doncellas.
Capítulo 10
Bendiciones divinas
1
Pedid a Yahvé la lluvia
en el tiempo de las lluvias tardías:
pues es Yahvé quien hace los relámpagos;
Él os dará lluvia abundante,
15. Las huestes de Dios devorarán a los enemigos como un león y hollarán las piedras de la
honda, lo cual significa la impotencia de las huestes adversarias que “serán bajo los pies (de los
judíos) tan inofensivas y desdeñables como las piedras de la honda que erraron el tiro y yacen en
tierra como un camino sobre el cual se puede pasar”. Se embriagarán, ebrios de la sangre de los
enemigos, los vasos de libación y los ángulos del altar recuerdan el rito de los sacrificios. Los
sacerdotes recogían la sangre de las víctimas en tazones y rociaban con ella los cuernos del altar de
los holocaustos (Éxodo 29, 12; Levítico 4, 18 y 25).
16. Como piedras de una diadema, que brillan sobre la tierra, es decir, como cosa preciosísima,
porque representa la salvación espiritual del pueblo de Dios, las “ovejas del pueblo suyo”.
17. Termina este hermoso capítulo con una pregunta que expresa la admiración del profeta
al contemplar en éxtasis a su pueblo así glorificado por su Dios. El trigo hará florecer, etc. “Manera
llena de gracia y delicadeza de prometer a los judíos ricas cosechas y abundantes vendimias. Es
evidente que sólo en sentido acomodaticio se puede aplicar este pasaje a la santa Eucaristía y a sus
felices frutos” (Fillion).
1. Es Yahvé quien hace los relámpagos. En Jeremías 14, 22 se expresa con gran relieve, esta
verdad, diciendo que no son los cielos quienes pueden dar la lluvia. Sin perjuicio de este sentido
literal, puede verse también aquí una efusión del divino Espíritu como la prometida en 12, 10;
Jeremías 31, 33 s.; Éxodo 11, 19; 36, 26; Oseas 6, 3; Joel 2, 23-32. Algunos intérpretes entienden
sin embargo que del glorioso futuro que ha descrito, Zacarías vuelve aquí al presente e invita a sus
compatriotas a pedir la lluvia que necesitaban. Las lluvias tardías son las del segundo período de
lluvias, o sea, las de la primavera, que son indispensables para las sementeras de Palestina.
Zacarías Capítulo 10 23
y a cada uno la verdura del campo.
2Porque los terafim hablan vanidad,
se ha encendido mi ira,
y castigaré a los machos cabríos;
pues Yahvé de los ejércitos
visita su rebaño, la casa de Judá,
y hará de él su mejor caballo en la batalla.
4De él vendrá la piedra, de él la estaca,
de él el arco de guerra;
de él saldrán todos los jefes juntos.
5Y serán como héroes
2. Terafim, o sea, dioses domésticos a manera de los lares y penates de los romanos (cf.
Génesis 31, 34; 35, 2 y 4; IV Reyes 23, 24). Tales dioses no pueden enviar las lluvias. La superstición,
según se ve, engaña al pueblo todavía después del cautiverio (cf. Nehemías 6, 10-14; Malaquías 3,
5; II Macabeos 12, 40). No tienen pastor (cf. Malaquías 2, 1 ss.): Cinco siglos más tarde estarán
todavía sin pastor, es decir “abatidos y esquilmados”, como dirá Jesús (Mateo 9, 36), y así los
vemos aún en su destierro. Véase Oseas 3, 4 s. Cf. 11, 15 y nota.
3. ¿Quiénes son los pastores y machos cabríos? Según algunos, serían los jefes de los pueblos
enemigos (cf. Isaías 14, 9; Jeremías 6, 3-4). Crampón dice: “Pastores: malos jefes de Israel (cf.
Jeremías 23, 1 ss.; Ezequiel 34). Machos cabríos: los grandes (cf. Ezequiel 34, 17 ss.).” Él Señor
castigará a esos poderosos, como lo vemos- en 11, 15 ss. y nota.
4 s. De ti: es decir que todos estos maravillosos efectos se harían por obra de Dios. Podría
entenderse también que “él” es Judá, y así lo ven algunos citando a Éxodo 17, 6; I Pedro 2, 8; Isaías
22, 23 s.; Ezequiel capítulos 38 s. La piedra angular, símbolo de Jesucristo (Isaías 28, 16; Hechos de
los Apóstoles 4, 11; Efesios 2, 20). La estaca o el clavo en que se suspenden los utensilios e
instrumentos. Su significado simbólico se ve en Isaías 22, 23-24, donde es figura del poder y la
autoridad. El arco se toma en la Biblia como símbolo de la fuerza (Salmo 44, 6). Todos los jefes
juntos (Vulgata: exactores): los que oprimirán a los paganos y librarán a la nación santa (cf. Salmo
17, 43; Miqueas 7, 10). Los que montan en caballos (versículo 5): los jefes enemigos. Véase 9, 10 y
nota.
6 s. La casa de José, lo mismo que Efraím (y 7), significa el reino de las diez tribus, llamado
de Israel. También esas tribus participarán en la liberación de Judá por Dios (cf. 8, 13; 11, 14 y
notas). Y serán cual si no los hubiese desechado, es decir, como en los días de su apogeo nacional.
Zacarías Capítulo 10 24
y salvaré la casa de José;
los restableceré
porque tengo compasión de ellos;
y serán cual si no los hubiese desechado;
pues soy Yahvé, su Dios,
y los escucharé.
7Los de Efraím serán como héroes,
Véase g, 13: Ezequiel 37. 16 ss. y notas, Cf. versículo 12; 9, 13 ss.; 12, 2 ss.; 14, 14; Miqueas 4, 13,
etc.
8 ss. De todas partes regresarán las dispersas ovejas de Israel. Con un silbido: cf. Isaías 5, 26;
7, 18. Egipto y Asiria (versículo 10), figuran como tipos de los opresores (cf. Isaías II, 11-16; Oseas
8, 13 y 9. 3). Galaad y el Líbano representan el Este y Norte de Palestina, es decir, Transjordania y
parte de Siria. De ahí que el sionismo judío aspire también a la posesión de estos territorios.
11. Pasarán por un mar de angustia: Alusión al paso del Mar Rojo, que es también tipo de la
futura liberación. Los antiguos milagros se repetirán al conducirlos Dios en persona a su patria.
Véase Isaías 11, 15, Sobre la soberbia de Asiria, cf. Miqueas 5, 5 y nota.
Zacarías Capítulo 11 25
12
Yo los fortaleceré en Yahvé;
y en su nombre seguirán adelante,”
dice Yahvé,
Capítulo 11
Devastación de Palestina
1¡Abre, oh Líbano, tus puertas,
y devore el fuego tus cedros!
2 ¡Aúlla, oh abeto, porque ha caído el cedro,
12. Concluye el profeta con un cuadro de la felicidad y santidad de Israel libertado y
restaurado, sobre cuyo sentido mesiánico no hay duda.
1 s. Este capítulo explica por qué motivos las bendiciones y promesas del capítulo precedente
todavía no se cumplieron. Antes viene la apostasía de Israel y el rechazo del Buen Pastor, el Mesías,
motivo por el cual Dios tratará con tanta severidad a su nación privilegiada. Los primeros versículos
(1-3) pintan en forma dramática un típico cuadro de la destrucción y desolación, que se había
interrumpido en 10, 4 para dar lugar a las promesas. El Líbano y sus cedros y las encinas de Basán
se usan en el lenguaje profético como símbolos de la prosperidad y altivez (Isaías 2, 13; 10, 34; 33,
9), y son también figuras de Judá y Jerusalén (Ezequiel 17, 3 y nota). Todo lo que constituye la
gloria del país será abrasado. Sobre este anuncio, posterior a la liberación de Babilonia y de
indudable trascendencia mesiánica, cf. versículo 14 y nota.
3. Sobre los pastores cf. 10, 3 y nota. También los leoncillos se aplican a los reyes de Judá
(Ezequiel 19, 2 y nota). La gloria del Jordán: Las orillas paradisíacas del Jordán, que representan
aquí todo el país. Véase Jeremías 12, 5; 49, 19; 50, 44.
4. Comienza aquí una de las más importantes profecías sobre el ministerio del Mesías en su
primera venida. Dios manda al profeta que apaciente las ovejas del matadero (cf. Salmo 43, 22),
o sea, el pueblo de Dios, que estaba guiado por malos jefes. Todo lo que el profeta tiene que hacer
simbólicamente en esta visión, puede aplicarse a Cristo. Véase Salmo 22, 1 y nota; Isaías 40, 11;
Ezequiel 34, 12 ss.; Juan 10, 11 ss.; Hebreos 13, 20 s-; I Pedro 2, 25.
5. Los jefes civiles y espirituales de Israel no apacentaban la grey que Dios les había confiado,
sino que la esquilmaban cruelmente. Véase antes y durante el cautiverio, Jeremías 23, 1 y 11 s.;
Ezequiel capítulos 13 y 34; Oseas 5, 1 ss.; después del regreso de Babilonia, Malaquías 1, 7 ss.; 2, 1
ss. En cuanto al tiempo del mismo Jesús, no cesó Él de increpar a los pastores, a quienes dedicó
Zacarías Capítulo 11 26
6
Así tampoco Yo me apiadaré de los habitantes de esta tierra, dice Yahvé.
He aquí que entregaré a los hombres, los unos en manos de otros y en poder
de su rey; ellos desolarán la tierra, y Yo no (los) libraré de su mano.
7Apacenté las ovejas del matadero, porque eran las ovejas más pobres; y
solemnemente su último discurso del Templo (Mateo 23; cf. Lucas 11, 37-53), ni se cansó de
prevenir a las almas contra ellos (Mateo 7, 15 ss.; Lucas 12, 1 ss., etc.) declarándolos a todos como
aquí, mercenarios, ladrones y salteadores (Juan 10, 8-12). Véase Mateo 9, 36. “Cuando el pastor
anda a través de los precipicios, dice San Gregorio Magno, es muy natural que el rebaño caiga en
ellos.” Cf. I Pedro 4, 17. No les tienen compasión; lo cual explica el sarcasmo de que aún pretendan
alabar a Dios. Es la misma apariencia de piedad que San Pablo anuncia en los falsos doctores de los
últimos tiempos (II Timoteo 3, 5) y la misma ceguera ante el error (I Timoteo 4, 1; II Tesalonicenses
2, 10 ss.; II Timoteo 4, 3 ss.). Véase II Pedro 3, 3; Judas 18; Romanos 11, 20 ss.
6. Esta tierra: la Tierra Santa.
7. Véase 13,7 y nota. A los pobres los escogió en efecto la predicación de Jesús (cf. Lucas 4,
18; 7, 22; Mateo 11, 5; Lucas 2, 10). Gracia y Unión (Vulgata: Hermosura y Cuerda). Los nombres
son simbólicos y significan: el primero, la solicitud de Yahvé por Israel; el segundo, la unión entre
las dos grandes secciones del pueblo: Israel y Judá (versículo 14). Cf. Salmo 22, 4.
8. Los tres ejecutados son de los pastores crueles a que hace referencia el versículo 5. No se
conocen sus nombres, y podría tratarse de un número simbólico como en Miqueas 5, 5. San Cirilo
y Teodoreto los identifican con las tres categorías de jefes: los reyes sacerdotes y profetas (cf.
Jeremías 2, 8 y 26); otros con criterio histórico, lo aplican a los tres pasados reyes: Sellum (Joacaz),
Joakim y Jeconías (Jeremías 22, 10-30). Véase versículo 1 y las citas de Ezequiel que hacemos allí.
También ellas estaban cansadas de mí: En ellas vemos la ingratitud de las ovejas, de la cual se queja
tantas veces el Buen Pastor Jesús (cf. Lucas 19, 42 ss.).
9 ss. Rechazado por el pueblo, el buen pastor abandona el pueblo ingrato a los enemigos y a
luchas internas, en señal de lo cual rompe el primer cayado que simbolizaba no solamente los
favores y la alianza antigua que Dios había hecho con el pueblo elegido (versículo 10: cf. 9, 11 y
nota), sino también la Gracia la cual no puede recibirse sino “de su plenitud”, según la clara
distinción de Juan 1, 16 s., que agrega: “Porque la Ley fue dada por Moisés, pero la Gracia y la
verdad han venido por Jesucristo” (cf. 4, 7). Al rechazarlo y despreciar su Gracia (cf. Gálatas 2, 21:
Romanos 10, 31 ss.) los judíos perdieron la promesa condicional (cf. 3, 7) y tropezaron con la
Piedra (cf. 3, 9; Mateo 21, 42 s.) siendo entonces rechazados por Dios (cf. Lucas 19, 41-44; 21, 24)
hasta que vuelvan al redil (Oseas 2, 18-20; 3, 4 s.; Romanos capítulo 11; cf. versículo 14 y notas. De
ahí que los apóstoles se pasaran a los gentiles (Hechos de los Apóstoles 13, 46 y nota) y que Dios
resolviese formar de entre éstos “un pueblo para su Nombre” (Hechos de los Apóstoles 15, 14 y
nota). Con todos los pueblos (versículo 10); Los Setenta dicen más exactamente: con todo el pueblo,
y así traducen también algunas otras versiones.
Zacarías Capítulo 11 27
Rechazo del buen pastor
12Y les dije: “Si os parece justo, pagad mi salario; y si no, dejadlo.” Y ellos
12 s. El buen pastor es despedido por el pueblo con desprecio, como lo prueba el salario que
le pagaron. Treinta siclos de plata eran el precio de un esclavo (Éxodo 21, 32). Véase cómo todo
esto se cumplió en Cristo, vendido por treinta monedas de plata, que luego fueron arrojadas en el
Templo, y que sirvieron para comprar el campo del alfarero (Mateo 27, 3 Ss.). Es de una enorme
grandeza el pensar que aún Judas, el traidor, vino a ser instrumento para que se cumpliese este
vaticinio donde Cristo, en la persona del profeta Zacarías, rechaza, con el infinito sarcasmo de su
amor lastimado, ese “lindo precio” en que le estimaron, y en cuyo significado, como precio de un
“esclavo herido” reconocían sin quererlo (cf. Hechos de los Apóstoles 13, 27 y nota) que se trataba
en verdad de Aquel a quien Isaías les había anunciado como el Siervo —“Siervo de Yahvé”— (Isaías
53, 11). cuyo propio Padre divino declara: “Yo le he herido por las maldades de mi pueblo” (Isaías
53, 8). Al citar este pasaje en Mateo 27, 9 se menciona a Jeremías, quizá refiriéndose a Jeremías
18, 2 s. y 32, 6 ss. Sabemos además que en Zacarías está Jeremías citado más de una vez (cf.
Introducción).
14. El pastor rompe también el segundo cayado, lo que significa la ruptura de la hermandad
entre Judá e Israel; algo extraño en un tiempo en que existía solamente Judá (cf. Ezequiel 37, 16
ss. y notas). El acto simbólico debe representar algo más que esa separación de ambos reinos cuya
unión no ha llegado a producirse (cf. Jeremías 30, 3 y nota). Así como la ruptura del primer cayado
(versículo 10) significa el fin de la alianza y la entrega del pueblo en manos de los gentiles, esta
segunda ruptura entraña también su ruina total como nación, a consecuencia del rechazo del
Mesías, al cual prefirieron la vil persona de Barrabás (Mateo 27, 16 ss.). En el año 70 d. C. realizaron
los romanos lo que significaba la ruptura del segundo cayado. Véase Juan 11, 48, donde se ve que
los judíos vislumbraban la catástrofe. Es este capítulo, un resumen de la historia del pueblo que fue
el elegido y espera la hora de su vuelta (cf. versículo 9 ss. y nota).
15 ss. El Señor obliga a Zacarías a tomar el papel de un pastor insensato. La palabra insensato
o necio significa a la vez en el lenguaje bíblico, la incredulidad y la inmoralidad (cf. Salmo 13, 1;
93, 8: Proverbios 14, 9; Sabiduría 5, 4; Mateo 5, 22). Es decir que “después de haber rechazado al
buen pastor, Israel vivirá en adelante bajo la guía de malos pastores” (Crampón). “Los zelotes, los
cuales hicieron correr ríos de sangre en Jerusalén; y luego esos mismos pastores y el rebaño entero,
fueron atrozmente tratados por los romanos.” Véase 10, 2 y nota. San Jerónimo aplica los versículos
15-17 al impío por excelencia, que es el Anticristo, y, aunque ello implica aquí un gran salto en el
orden histórico, no puede negarse cierta semejanza entre la figura de este pastor insensato, antípoda
del Mesías que se pinta en Ezequiel 34, 11-16, y lo que sabemos del “hombre de pecado” (II
Tesalonicenses 2, 1-12), sobre todo según la Vulgata, que en el versículo 17 le llama pastor e ídolo
(en vez de pastor inútil) coincidiendo con II Tesalonicenses 2, 4 (otros vierten allí: ¡Ay del pastor
vano!). Cf. Daniel 7, 8; 11, 36-38: Juan 5, 43; I Juan 2, 18-22; Apocalipsis 13, 11-18; 19, 20. Sobre
figuras del mal pastor véase versículo 5 y nota; Jeremías 23, 1 ss.; Ezequiel 34, 1 ss.; Juan 10, 12 s.,
etc. El brazo (versículo 17) significa el poder, el ojo la inteligencia, corrompidos ambos.
Zacarías Capítulo 12 28
ni curará las heridas,
ni alimentará a las que están sanas;
sino que comerá la carne de las gordas
y les romperá las pezuñas.
17 ¡Ay del pastor inútil,
Capítulo 12
Salvación de Jerusalén y de Judá
1
Carga. Palabra de Yahvé sobre Israel: Así dice Yahvé, el que extendió los
cielos y echó los fundamentos de la tierra; y formó el espíritu que tiene dentro
de sí el hombre. 2“He aquí que voy a hacer de Jerusalén una copa de vértigo
para todos los pueblos a la redonda; y también para Judá (vendrá la angustia)
cuando estrechen a Jerusalén. 3En aquel día haré que Jerusalén sea una piedra
pesada para todos los pueblos. Quienes probaren alzarla se harán cortaduras,
y se congregarán contra ella todos los pueblos de la tierra. 4En aquel día, dice
Yahvé, heriré de terror a todo caballo, y de locura a su jinete; más tendré
abiertos mis ojos sobre la casa de Judá. A todos los caballos de los pueblos los
heriré de ceguera. 5Dirán los caudillos de Judá en su corazón: “Mi fortaleza
son los moradores de Jerusalén, con Yahvé de los ejércitos, su Dios.” 6En aquel
día pondré los caudillos de Judá como brasero encendido en medio de la leña,
y como antorcha de fuego en medio de las gavillas; devorarán a derecha y a
izquierda a todos los pueblos circunvecinos, y Jerusalén será de nuevo habitada
1 ss. Después de los terribles anuncios del capítulo precedente, se inicia aquí el discurso final
que abarca hasta 14, 21. Fillion lo llama de la era mesiánica refiriendo la sección 12, 1-13, 6 a “las
luchas y el triunfo, la conversión y la santificación de los judíos”, y hace notar que aquí “por Israel
debe entenderse toda la nación teocrática después del exilio. Cf. Malaquías 1, 5”. Dios revela en
esta profecía que los paganos asaltarán a Jerusalén y que Él mismo la defenderá, haciendo temblar
a los asaltantes como si estuviesen ebrios (cf. versículo 9 y nota). Copa de vértigo (véase Isaías 51,
17; Jeremías 49, 12; 51, 7), que embriagará a los pueblos circunvecinos y enemigos que la apuren,
y no podrán hacer daño. Haré que Jerusalén sea una piedra pesada (versículo 3), es decir, que en
vez de la Ciudad Santa serán destrozados los mismos asaltantes. Cf. Mateo 21, 44.
4. Señales del pánico que consumirá a los enemigos en el asalto contra Jerusalén.
5. Mi fortaleza, etc. “La idea del versículo es que los de Judá reconocerán que su fuerza no
viene de la ciudad, sino de Dios” (Bover-Cantera).
6. Dios los consumirá como fuego. Esto significan las dos imágenes aquí empleadas (fuego
debajo de la leña y en medio de las gavillas). Recuérdese la muralla de fuego (2, 4 s. y nota).
Zacarías Capítulo 12 29
en su (antiguo) sitio, en Jerusalén. 7Yahvé salvará primero las tiendas de Judá,
para que la gloria de la casa de David, y la gloria de los habitantes de Jerusalén
no se enaltezca contra Judá. 8En aquel día Yahvé será como un escudo para
los habitantes de Jerusalén; el más flaco de entre ellos será en aquel día como
David, y la casa de David, como Dios, como el Ángel de Yahvé delante de ellos.
Efusión del Espíritu de Dios
En aquel día voy a destruir todos los pueblos que vengan contra Jerusalén.
9
10
Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los habitantes de Jerusalén,
espíritu de gracia y de oración y pondrán sus ojos en Mí, a quien traspasaron.
Lo llorarán, como se llora al unigénito, y harán duelo amargo por él, como
suele hacerse por el primogénito. 11En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén,
como el llanto de Hadad-Remmón en el valle de Megiddó. 12Se lamentará
(todo) el país, familia por familia,
la familia de la casa de David aparte,
7. Dios se reserva la gloria de ser el Libertador como en los días del Éxodo. Ni siquiera la casa
de David será quien salve a Jerusalén y la nación judía. Hay expositores que refieren este pasaje a
los Macabeos, descendientes de la tribu de Leví (y no de la casa de David), que libertaron el país
de la mano de Antíoco con la visible ayuda del Altísimo. Véase versículo 10 y nota.
8. Toda la salvación vendrá de Dios. El más débil de los habitantes de Jerusalén se mostrará
tan fuerte como David que mato a Goliat. Se cumplirán las reiteradas promesas de fortaleza que
vimos en todo el capítulo 10. Cf. Ezequiel capítulos 38-39 y notas. La casa de David será como
Dios, santa e invencible, lo cual no puede extrañar, pues que el Mesías será hijo de David. Cf.
Mateo 22, 41-46. Como el Ángel: cf. 1, 8; 2, 2 y notas.
10. La salvación de su ciudad y país impele a los salvados a convertirse y pedir perdón por un
crimen que han cometido. La penitencia y el duelo que por ello sufren, es fruto del espíritu de
gracia y de oración, o sea, obra de Dios (cf. Ezequiel 11, 19; 36, 26; Joel 2, 28-29; Jeremías 30, 13
y nota). Llenos de vergüenza reconocerán a quien traspasaron y le harán luto en todas las familias.
Sin duda se trata aquí del Buen Pastor del capítulo 11, el cual, rechazado por la grey, ingrata, rompió
los dos cayados, porque ya no pudo ser su pastor como lo anhelaba su alma. San Juan cita este
texto en su Evangelio (19, 37), mostrando de una manera inequívoca que es una profecía de la
pasión de Cristo y de la futura conversión de los hijos de Israel, los cuales le entregaron a la
crucifixión, aunque no fueron los ejecutores materiales de ella (cf. Mateo 27, 27 y nota). En
Apocalipsis 1, 7 se usa una expresión semejante a la de esta profecía, y el Nuevo Testamento
confirma en muchos pasajes el anuncio de la conversión de Israel (cf. Mateo 23, 39; Números 11,
11-32; II Corintios 3, 16, etc.).
11 ss. Todo lo que sigue hasta el fin del capítulo son imágenes de un luto nunca visto antes.
En la batalla de Megiddó murió el rey Josías (608 a. C.). Véase IV Reyes 23, 29 7 nota; II
Paralipómenos 35, 22-25. El duelo por ese rey piadoso fue el más intenso que la historia de Judá
conoce. Por eso se toma aquí como ejemplo e imagen del luto que harán por el Traspasado. A ese
lugar refiere el Apocalipsis la gran batalla final de Armagedón (que significa: montaña de Megiddó).
Cf. Apocalipsis 16, 16; 17, 14; 19. 19. Hadad Remmón: aldea situada cerca de Megiddó. Según
algunos expositores se trataría aquí de otra forma de manifestar el duelo. Así como las mujeres
paganas lloraban la muerte del dios Tammuz (o Hadad-Remmón), de la misma manera se hará
luto en Israel por la muerte del Traspasado. El profeta describe luego (versículo 12-14) la
universalidad del luto, tomando como ejemplos a dos familias principales: la familia real de David
en la línea de Natán, y la familia sacerdotal de Levi, representada por la línea de Semeí. Se
mencionan expresamente las mujeres, pues su participación en el luto era de especial importancia.
Zacarías Capítulo 13 30
sus mujeres aparte;
familia de la casa de Natán aparte,
y sus mujeres aparte;
13la familia de la casa de Levi aparte,
Capítulo 13
Purificación de Jerusalén
1
En aquel día se abrirá una fuente para la casa de David y para los habitantes
de Jerusalén, a fin de (lavar) el pecado y la inmundicia. 2En aquel día, dice
Yahvé de los ejércitos, exterminaré de la tierra los nombres de los ídolos, y no
quedará más memoria de ellos; y extirparé de la tierra también a los profetas y
al espíritu inmundo. 3Cuando alguno en adelante se ponga a profetizar, le dirán
su padre y su madre que le engendraron: «No vivirás porque has hablado
14. Fillion añade aquí la siguiente recapitulación: “Esta profecía comenzó a cumplirse luego
después de la crucifixión del Mesías, cuando todos los que en multitud asistían a ese espectáculo,
habiendo visto lo sucedido, se volvieron golpeándose el pecho (cf. Lucas 23, 48). La realización se
continuó el día de Pentecostés, cuando aquéllos a quienes se dijo: Dios ha hecho Señor y Cristo a
este Jesús que vosotros habéis crucificado... sintieron el corazón vivamente conmovido (cf. Hechos
de los Apóstoles 2, 36-37). Desde entonces ha continuado siempre cumpliéndose; pero el oráculo
espera un cumplimiento más completo y más exacto, que tendrá lugar cuando todo Israel será
salvo, según está escrito: el Libertador vendrá de Sión y quitará la impiedad de Jacob (cf. Romanos
11, 26).” Vemos así que la salvación de Israel, que San Pablo llama “misterio” (Romanos 11, 25).
será total, y que su vuelta a Dios será colectiva, lo cual no obsta para que aun en el tiempo presente
se salven sus reliquias según la elección de la gracia (cf. Romanos 11, 5 ss.), y por eso el mismo
apóstol San Pablo trataba de provocar sus celos por si podía salvar algunos de ellos (Romanos 11,
14). Así también existe hoy, aprobada por la Sede Apostólica, la Archicofradía de oraciones por la
conversión de Israel, nacida a raíz de la conversión de los célebres hermanos Ratisbonne, y que
funciona principalmente en Jerusalén y en París.
1 ss. La fuente, como instrumento de ablución lustral (Números 18, 7; 19, 9, etc.), es figura de
la gracia y de la contrición de Israel que vimos en 12, 10 ss. (Cf. Isaías 12, 3 ss.; Ezequiel 36, 25; 47,
1 ss.; Joel 3, 18; Juan 4, 10 ss.; 7, 37 s.). Véase 4, 18 y nota. Al duelo de antes, se une un ansia de
perdón, de purificación y reconciliación por los agravios que habían infligido al Buen Pastor. La
mayor mancha es la idolatría (versículo 2), y no menos que ella desagradan a Dios los falsos
profetas, esa peste del pueblo apóstata. Ellos debían morir, según mandaba la Ley respecto de
aquellos que hablando en nombre de Dios dijesen palabras que Él no había dicho (Deuteronomio
18, 20). Y esto se cumplirá ahora por mano de sus mismos padres (versículo 3). Hasta ese punto
los detestarán, en vez de llenarlos de honores como hacían antes según lo recuerda Jesús en Lucas
6, 26. Nótese que la expresión: espíritu inmundo, aplicada por el Espíritu Santo (versículo 2) es
usada aquí por única vez en el Antiguo Testamento, en tanto que es frecuente en el Nuevo.
Zacarías Capítulo 13 31
mentira en el Nombre de Yahvé». Y su padre y su madre que le engendraron,
le traspasarán mientras esté profetizando. 4Cuando en aquel día profeticen los
profetas, se avergonzarán cada cual de su visión, y no vestirán más el manto de
pelo para mentir. 5Un tal dirá: «Yo no soy profeta, soy labrador de la tierra;
porque un hombre me compró ya en mi juventud». 6Y cuando le preguntaren:
«¿Qué son esas heridas en tus manos?», contestará: «Me hicieron estas heridas
en la casa de mis amigos».
Castigo del pastor y dispersión de las ovejas
7
¡Despierta, espada, contra mi Pastor,
y contra el Varón de mi compañía,
dice Yahvé de los ejércitos:
¡Hiere al Pastor! y se dispersarán las ovejas,
y extenderé mi mano contra los párvulos.
8Y sucederá que en toda la tierra,
4 ss. Nada más dramático y grotesco a un tiempo que la actitud que asumirán aquellos
solemnes personajes caídos en desgracia. Abandonarán el manto de pelo con que antes se cubrían,
a imitación de Elías, para parecer más respetables, y ocultarán avergonzados su antiguo y lucrativo
oficio, haciéndose pasar por simples labradores. La Vulgata añade que esto será según el modelo
de Adán como agricultor (versículo 5). El hebreo y los Setenta son más fuertes, pues según ellos el
falso profeta se declara simple esclavo, diciendo que un hombre (Adam) lo compró desde su
juventud. Y cuando se les pregunte (versículo 6) el significado de las incisiones que solían hacerse
los falsos profetas (III Reyes 18, 28; Jeremías 16, 6), dirán que las heridas se produjeron en una riña
con amigos, o por el severo tratamiento que les dispensaron sus padres. Como se ve, no se podría,
sin forzar totalmente su sentido, aplicar este pasaje, como a veces se ha hecho, a las llagas de
Nuestro Señor Jesucristo.
7. Profecía de la muerte del Buen Pastor, del que se habla en 11, 4-7 (cf. 12, 10 y nota). El
Varón de mi compañía, o, como traducen otros: el Varón unido conmigo, es decir, el que participa
de mi divinidad, el Mesías. Véase Juan 14, 10; 16, 32. Es ésta una notable luz sobre el misterio de
la Trinidad en el Antiguo Testamento, y tanto más elocuente cuanto que es el Padre (Yahvé) quien
no vacila en apostrofar a la espada para que hiera a Aquel Hijo amadísimo en quien tiene puesta
toda su felicidad. Bien vemos aquí anticipada la inefable revelación de Juan 3, 16, según la cual fue
el Padre quien entregó a su Hijo por nosotros. Por su parte Jesús también cita, en Mateo 26, 31 y
Marcos 14, 27, la segunda parte de esta profecía, aplicándola a Su propia Muerte y confirmando
así que Él era aquel Pastor que Israel rechazaba como lo vimos en el capítulo 11. Y no citó Él esto
para lamentar su Pasión tremenda, sino para dolerse por aquel rebaño que no se componía
solamente de los apóstoles, sino, ideológicamente, de toda la nación judía, que no tardó en ser
dispersada. Cf. los versículos 8 y 9. Los párvulos, o sea los espiritualmente pequeños, los “pobres
de espíritu” (Mateo 5, 3 y nota). Cf. 11, 11, donde el profeta les llama “los pobres de mi grey”.
Fueron ellos los “bienaventurados” que siguieron al divino Pastor sin escandalizarse de Él (Lucas 7,
23). De ahí que Él dijese que su Reino era sólo para ellos. Véase Mateo 18, 1 ss.; Marcos 10, 15, etc.
Cf. Lucas 1, 49 y nota.
8 s. Fillion hace notar que “el profeta trata ahora de la santificación completa y de la gloria
final del pueblo de Dios”, añadiendo en cuanto a la gran prueba anunciada aquí para toda la tierra
(santa), que “los romanos de Vespasiano y de Tito comenzaron esta obra de destrucción, que el
emperador Adriano y los otros perseguidores de los judíos han continuado”. Pero sabemos que no
llegará a perecer ese pueblo: se salvará un pequeño resto, como dicen también otros profetas (cf.
Isaías 1, 9; 6, 13; 10, 20-23 y notas; Jeremías 23, 38; 31, 7; Miqueas 2, 12; 5, 3; Sofonías 2, 9;
Zacarías Capítulo 14 32
dice Yahvé,
serán exterminados los dos tercios,
perecerán y quedará en ella sólo un tercio,
9Y este tercio lo meteré en el fuego,
Capítulo 14
Auxilio divino para Jerusalén
1
He aquí que viene el día de Yahvé, y en medio de ti serán repartidos tus
despojos. 2Porque reuniré a todas las naciones para que peleen contra Jerusalén.
La ciudad será tomada, serán saqueadas las casas y violadas las mujeres, y la
mitad de la ciudad será llevada al cautiverio; pero un resto del pueblo podrá
permanecer en la ciudad. 3Entonces saldrá Yahvé y combatirá a aquellas
naciones, como peleó en el día de la batalla. 4Pondrá en aquel día sus pies
Romanos 9, 27-29, etc.). Este resto, purificado por el fuego de la tribulación, se convertirá y Dios
le dirá de nuevo: Pueblo mío eres tú (versículo 9, final; cf. Oseas 1, 10; 2, 14-23 y notas). Israel no
tendrá que lamentar tan dolorosa y necesaria operación, pues ella traerá como resultado estrechar
y hacer más dulces sus relaciones con su Dios. Véase 10, 6; Ezequiel 36, 26; Oseas 2, 24. etc.
1 ss. Este capítulo ha recibido diversos títulos, los que en el fondo coinciden: “Ultimo ímpetu
de los gentiles contra Jerusalén e imperio universal de Dios” (Simón-Prado): “El gran día de Yahvé
y la nueva Jerusalén” (Fillion); “Juicio de las gentes y santificación de Jerusalén” (Nácar-Colunga y
Crampón), etc. Trata, en su primera parte (versículo 1-5) del asalto de las naciones; en la segunda
(versículo 6-11), de la santificación' de Jerusalén (cf. 13, 8 s. y nota); en la tercera (versículo 12-15),
del castigo de los pueblos hostiles, y en la cuarta (versículo 16-21), de la adoración universal de
Dios. El mismo Nácar-Colunga, después de señalar su carácter misterioso y escatológico, resume su
contenido diciendo: “Las naciones se reúnen para luchar contra Jerusalén; pero el Señor la defiende,
y las naciones quedan aniquiladas. Los restos se convertirán a Dios y vendrán a Jerusalén a celebrar
las fiestas del Señor. Jerusalén quedará hecha centro de la religión verdadera.” Reuniré (versículo
2): Cf. Joel 3, 2 y 12; Sofonías 3, 8, etc. Los versículos 1-2 nos muestran todavía una vez los horrores
de la guerra, la cual será siempre, en el orden de la Providencia, la más abominable plaga de la
humanidad caída, como lo vemos hasta el capítulo 19 y aún hasta el capítulo 20 del Apocalipsis.
Jerusalén es tomada por los enemigos y la mitad de la población llevada al cautiverio. En ese
momento crítico el Señor obra un milagro: baja del cielo y asume la defensa de su pueblo (versículo
3-5), peleando como peleó en el día de la batalla (cf. Éxodo 14, 14; 15, 3 ss.; Josué 10, 12 ss., etc.).
Fillion desecha aquí la idea de que pueda tratarse de la toma de Jerusalén por los romanos,
observando que “Dios no combatió entonces contra Roma para defender a los judíos”. Gramática
cita 12, 9 y Apocalipsis 19, 19.
4 s. El Señor pone sus pies sobre el Monte de los Olivos y a su contacto el suelo tiembla y se
abre en dos partes, de manera que el resto de los habitantes pueda huir hacia el este por la abertura
o nuevo valle formado por la división del monte (cf. Isaías 52, 7). Asal (versículo 5): localidad
desconocida. Setenta: Jasod. Sobre el terremoto en tiempos de Ocias véase Amós 1, 1; cf. Isaías 29,
6. Y con Él todos los santos. De ahí que algunos crean que Jesús efectuará su vuelta sobre el monte
Zacarías Capítulo 14 33
sobre el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al lado de levante; y
el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia levante y hacia poniente,
y (se formará) un valle muy grande; la mitad del monte se trasladará hacia el
norte, y la otra hacia el mediodía. 5Entonces huiréis por el valle de mis montes;
pues el valle de los montes llegará hasta Asal. Huiréis como huisteis cuando el
terremoto en tiempos de Ocias, rey de Judá; y vendrá Yahvé, mi Dios, y con Él
todos los santos.
6En aquel día no habrá luz, sino frío y hielo. 7Será único ese día que (sólo)
conoce Yahvé; no será ni día ni noche, más a la hora de la tarde habrá luz. 8En
aquel día saldrán de Jerusalén aguas vivas: la mitad de ellas hacia el mar
oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, tanto en verano como en
invierno. 9Y Yahvé será Rey sobre la tierra entera; pues en aquel día Yahvé será
único, y único su Nombre. 10Todo el país será transformado en llanura, desde
Geba hasta Rimmón, al sur de Jerusalén; y ésta quedará elevada y habitada en
su (antiguo) sitio, desde la puerta de Benjamín, hasta el lugar de la Puerta
antigua, hasta la puerta del Ángulo, y desde la torre de Hananeel hasta los
lagares del rey. 11Habitarán en ella y no habrá más anatema. Jerusalén vivirá
en paz.
de los Olivos, en el lugar mismo donde subió al cielo. La “Didajé” cita este pasaje en el sentido de
que los santos acompañarán a Jesús en su segunda venida.
6 s. No habrá luz, etc.: cf. Joel 3, 15; Mateo 24, 29. Según otros, el final dice: los astros
cesarán de lucir (cf. Isaías 13, 10; Ezequiel 32, 7 s.; Joel 2, 31, etc.). Nácar-Colunga traduce: “En
aquel día no se distinguirá el brillo de las piedras preciosas. Será único ese día, conocido de Yahvé.
No habrá ya día y noche, de noche habrá clara luz”, lo cual supone una transformación de la
naturaleza, en que no haya noche sino un solo día continuo. En Jeremías 30, 7 se habla también
de un día sin semejante. Knabenbauer supone que, al anochecer, cuando toda luz parezca
extinguirse, el Señor dará súbitamente su luz, es decir, la victoria. Véase Isaías 60, 22.
8. La milagrosa transformación de la naturaleza se extiende también al agua. Dos fuentes de
aguas vivas brotarán de Jerusalén, una hacia el este, al Mar Muerto (mar oriental), otra hacia el
oeste, al Mediterráneo (mar occidental). Las dos corrientes de agua viva no se secarán en el verano
como los otros torrentes de Palestina. Este milagro recuerda profecías similares en Isaías 44, 3;
Ezequiel 47, 1 ss.; Joel 3, 18 y en el Apocalipsis 22, 1, que significan las bendiciones del reino
mesiánico. Véase las palabras de Cristo sobre los torrentes de agua viva (Juan 7. 38; 3, 5; 4, 10 ss.).
9. Y Yahvé será Rey: Rey del mundo entero (cf. Salmo 92, 1; 96, 1, etc.), porque el reino
teocrático se habrá hecho universal. Será único: “No habrá variedad en el culto de Dios” (Bover-
Cantera).
10. Todo el país será transformado en llanura, desde Geba hasta Rimmón, al sur de Jerusalén;
y ésta (Jerusalén) quedará elevada y será habitada en su sitio. Geba, situada al norte de Jerusalén,
señala el límite norte de Judá; Rimmón, situada al noreste de Bersabee, el punto más meridional
del antiguo territorio de Judá (Josué 15, 32; 19, 7; IV Reyes 23, 8). La montaña de Judá
desaparecerá y será transformada en una llanura, en medio de la cual se levantará la ciudad. La
puerta de Benjamín y las otras puertas aquí mencionadas se hallaban en la parte norte y oeste de
la ciudad, donde estaba también la torre de Hananeel. Los lagares del rey se buscan en la parte
meridional. Análogo cuadro de prosperidad se traza en Jeremías 31, 38 ss.
11. Anatema: destrucción, exterminio. Vivirá en paz: cf. Jeremías 23, 1; 33, 15 s. y notas. “Bien
se comprende, dice un prelado alemán; que el espíritu anticristiano y antisemita haya querido
sustituir la Biblia por otros libros. Ella contiene, en favor de los judíos, misterios demasiado grandes
Zacarías Capítulo 14 34
Ruina de los enemigos
12Y ésta será la plaga con que Yahvé herirá a todos los pueblos que hicieron
Jerusalén, subirán año por año, para adorar al Rey, Yahvé de los ejércitos, y
celebrar la fiesta de los Tabernáculos. 17No vendrá lluvia sobre aquellas tribus
de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Yahvé de los
ejércitos. 18Y si el pueblo de Egipto no sube y no viene, no (lloverá) sobre él,
habrá allí aquella plaga con que Yahvé herirá las naciones que no suben a
celebrar la fiesta de los Tabernáculos. 19Tal será el castigo de Egipto, y el castigo
de todas las gentes que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos.
Santidad de Jerusalén
En aquel día, aun sobre las campanillas de los caballos (se escribirá):
20
“Consagrado a Yahvé”, y las ollas en la Casa de Yahvé serán como los vasos de
libación delante del altar. 21Toda olla en Jerusalén y en Judá será consagrada a
que es necesario suprimir. Ella impresiona el espíritu pagano como una especie de cábala o
superstición insensata. Ella contiene para los últimos tiempos predicciones tan catastróficas sobre el
fracaso de nuestra civilización actual, que se hacen insoportables para el orgullo de la inteligencia.”
12 ss. Se describe la terrible suerte de los enemigos de Jerusalén a que se refirió el versículo 3.
Cf. 12, 9. Morirán de una peste horrorosa y buscarán apoyo sin encontrarlo (versículo 13), mientras
que Jerusalén se apoderará de ricos despojos (versículo 14).
16 s. Los gentiles sobrevivientes de la catástrofe se convierten, lo cual aquí se expresa por su
participación en la fiesta de los Tabernáculos (cf. Isaías 60, 3; Jeremías 3, 17; Ez, 47, 22 s.). Si una
nación se negare a concurrir, Dios la castigará con hambre (versículo 17) Véase 8. 20.
19. Egipto representa aquí el mundo pagano (véase 6, 6 y nota). Su pecado consiste, según
San Jerónimo, en su incredulidad en Jesucristo como Mesías. Cf. Juan 16, 8-9; Romanos 11. 31 y
nota.
20. En ¡as campanillas de los caballos se escribirá: Consagrado a Yahvé: Muchos de los profetas
terminan en forma semejante. Véase 2. 9 s. y nota. Todas las cosas serán santificadas, aún en las
bestias (cf. Isaías 11, 6 ss.), y los hogares serán corro un santuario. No habrá más cosa inmunda en
esta perfecta teocracia, consumación de la tierra prometida, y de ahí que en ella no habrá ya
cananeos, que fueron los enemigos de Israel en la conquista de aquella tierra, como se lee en Josué.
Mons. Martini observa que Teodoreto concluye su comentario a Zacarías con una hermosa
plegaria, en la que pide “que no haya entre nosotros ningún cananeo, sino que todos vivamos
según las enseñanzas evangélicas, en la expectación de nuestra bienaventurada esperanza y de la
venida del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo, a quien con el Padre y el Espíritu Santo sea
gloria ahora y siempre y por todos los siglos. Amén”. Cf. Tito 2, 13.
Zacarías Capítulo 14 35
Yahvé de los ejércitos; y todos los que ofrecieren sacrificios vendrán, y las
tomaran para cocer en ellas; y no habrá ya cananeos en la Casa de Yahvé de
los ejércitos, en aquel día.