S12 S1-Ejercicios
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El derecho castellano fue el conjunto de normativas jurídicas, instituciones y principios por los
que se rigió el Reino de Castilla durante la Edad Media. Hay que tener en cuenta que en esa
época aún no se había formado España como nación, por lo que no se aplicaba al conjunto del
actual territorio.
Se define el derecho castellano como aquellas disposiciones legislativas y doctrina jurídica que
se usaron en el Reino de Castilla hasta el nacimiento del Estado español. Se considera que este
tipo de derecho tiene su origen en los lineamientos del derecho romano durante la Edad
Media.
ANTECEDENTES
La gran cantidad de pueblos que pasaron por la península dejaron su impronta en cada ámbito
de la sociedad, incluyendo, evidentemente, el jurídico. Una de las primeras influencias fueron
las normativas celtíberas, aunque la llegada de los romanos instauró su derecho de manera
prácticamente total. La posterior invasión visigoda añadió algunos elementos provenientes de
la doctrina germánica, al igual que ocurrió más tarde durante la presencia árabe en la
península.
DERECHO CASTELLANO
Según los historiadores, no se puede afirmar que el derecho castellano se aplicara de manera
uniforme. Más bien al contrario, ya que se iba creando y aplicando, dependiendo del contexto.
Las normativas comunes que iban surgiendo se recogían en las llamadas Partidas. Estas
formaban un cuerpo normativo que tenía su origen en la Castilla gobernada por Alfonso X, en
la segunda mitad del siglo XIII. Este rey, llamado El Sabio, trató de uniformar las leyes de su
Reino al punto máximo posible. El contenido de las Partidas era muchas veces más filosófico
que legal, aunque ciertamente eran textos legislativos. Ya durante el siglo XV aparecieron
escritos que ayudaban a ordenar las diferentes normativas que todavía existían en el reino. El
mejor ejemplo de esto fue el Ordenamiento de Alcalá. En realidad, no fue hasta el
descubrimiento de América cuando el derecho castellano adquirió una consideración
jurídica como fuente de derecho común.
“En la estructura de gobierno y el derecho que regía al Reino de Castilla y León en el siglo XV,
los nuevos territorios descubiertos-conquistados quedaron incorporados a la Corona de
Castilla y fueron gobernados por el Derecho Castellano y no por otros derechos españoles, y en
tanto que tal, el Derecho Castellano moldeó originariamente la vida de las instituciones
establecidas en el nuevo continente”. La Monarquía española estaba formada por reinos y
dominios de dos tipos 2: los que adquirían por herencia o unión dinástica y los adquiridos por
conquista. Los primeros se incorporaban como asociados y seguían gobernándose conforme a
leyes y costumbres vigentes, mientras que los segundos, en calidad de territorios conquistados
quedaban sujetos a las leyes del conquistador, y como tales, debían ser permeables a
desarrollar un nuevo sistema jurídico administrativo. Al final de la Edad Media, la península
Ibérica estaba repartida en cuatro reinos cristianos (Castilla, Aragón, Navarra y Portugal) y el
reino musulmán de Granada. “El derecho castellano proviene de lineamientos del derecho
romano en la Edad Media. Esas disposiciones se adecuaron al reino de Castilla. Podemos decir
que a partir del legado del Papa Alfonso XI se considera un lineamiento jurídico castellano en
los territorios del reino español. Fue así como la conquista de las Indias se incorporó al sistema
político y jurídico de Castilla”. Una de las fuentes del derecho castellano fue el Ordenamiento
de Alcalá con el que se intentó ordenar las decisiones de los reyes castellanos en la aplicación
de los diferentes derechos que coexistieron en aquellos años. (LÓPEZ, 2018) Esta filosofía
jurídica heredó parte del antiguo derecho romano y tenía influencias germánicas y canónicas.
Para llegar a consolidarse se considera que se produjo una lucha soterrada entre el viejo
derecho nacional, enfocado al dominio de los señores feudales; y los partidarios del nuevo
código, que favorecía la concepción de una monarquía absolutista. Teniendo presente que
América no poseía ninguna figura de autoridad debido a la constante invasión que sufrían
nuestros territorios por parte de países como Francia (que recordemos, quedo en bancarrota
después de intentar participar en la guerra con España e Inglaterra) o utilizando el mismo caso
de Inglaterra (que durante muchos años corsarios saquearon miles de tesoros de nuestras
tierras, e incluso implementaron las 12 colonias en territorio Americano), representaron caos y
desorden en un continente recién descubierto que cayo, dejando a su gente en manos de
aquellos que consideraban que eran merecedores de estas tierras y podrían imponer su
voluntad, y así mismo implementar un nuevo concepto para los nativos conocido como
“Leyes” que jugarían un papel importante, acerca de que tenían derecho y no los indignes y
colonizadores.
Mientras en otros países de Europa el orden estatal se independizaba del poder eclesiástico,
en España, los Reyes Católicos hacían que Iglesia y Estado se fundieran en uno, basando en el
dogma católico su unificación política y religiosa, que posteriormente utilizaron como
instrumento de dominio en América.
En el siglo XV, los Reyes Católicos bajo la presión del cristianismo y la lucha contra los
musulmanes, crearon una serie de instituciones para el gobierno de Castilla que
posteriormente al igual que las ya mencionadas, fueron instituidas en América. Así
encontramos que, en 1476, para acabar con el bandidaje en el campo, crearon la Santa
Hermandad; en 1478, para reprimir la herejía y amparar la ortodoxia cristiana, establecieron el
Consejo de la Inquisición o Tribunal del Santo Oficio, que velaba a los judíos conversos; y en
1505, se instituyó el Mayorazgo en España, con el cual la nobleza consolidó su poder
económico y social.
En 1453, España se encontraba dentro de una cruenta lucha de Reconquista contra el reino
nazarita de Granada, la cual fue renovada con la caída de Constantinopla en ese año. La guerra
recibió la ayuda y bendición del Papa que otorgó la bula de la Santa Cruzada y concedió a los
Reyes Católicos una décima parte de la renta de la Iglesia en España. Cuatro décadas después,
en 1492, después de un largo asedio, Granada se rindió y Castilla tuvo que luchar esta vez por
la conquista religiosa, que fue un proceso largo y lleno de dificultades, que culminó con la
expulsión de los judíos. A mediados de ese mismo año, unos 200,000 judíos migraron de
España por negarse a ser bautizados como cristianos y se establecieron en Portugal, el norte
de África, Italia y el Imperio Otomano. Muchos otros judíos pidieron ser bautizados y se
quedaron en España y empezó aquí un problema mayor, los cristianos “conversos” o cristianos
nuevos.
En Castilla no existía un tribunal de la Inquisición y los delitos de la fe se atendían en los
obispados, por el contrario, en Aragón, si había establecido ya un tribunal de la Inquisición
Pontificia que perseguía la herejía. En 1478, ante el descubrimiento casual en Sevilla de un
grupo de cristianos nuevos que se reunían a realizar ceremonias extrañas al catolicismo y ante
la sugerencia de Tomás de Torquemada, confesor de la reina Isabel y Prior de los Dominicos,
los Reyes Católicos consideraron necesario crear la Inquisición Española y solicitaron su
creación a Roma.
En 1480 se estableció el primer tribunal en Sevilla, dedicado a vigilar a los judíos y musulmanes
conversos. En la Edad Media española se había permitido, convivir de manera oficial a distintas
minorías religiosas, pero finalizada la Reconquista, el Estado moderno no permitía la
permanencia conjunta de comunidades musulmanas y judías (Ots, 1965: 20). De igual forma,
fue perseguida y aniquilada cualquier manifestación que no correspondiera con lo establecido
por la Iglesia Católica.
El año de 1492 fue decisivo para España, por un lado, el triunfo en las cruzadas de Reconquista
en Granada, y por otro, el descubrimiento de un Nuevo Mundo, América. La conquista de
Granada y el descubrimiento de América significaron a la vez “un final y un principio”: el final
de la Reconquista del territorio español, pero a la vez, la apertura de una nueva fase de la
cruzada castellana contra los moros, que incluso cruzó el estrecho y llegó a tierras africanas,
con la bandera del cristianismo. También el descubrimiento de América marcó el comienzo de
una gran época de colonización de ultramar, pero significó la culminación de las luchas
expansionistas de la historia de Castilla que quedaban con estos acontecimientos, firmadas
con éxito, y que permitían proyectar a América, los ideales, los valores y las instituciones de la
Castilla medieval (Elliott, 1996: 42).
Es importante mencionar la tesis de John Elliot referente a que sin lugar a duda España era, en
las postrimerías del siglo XV, la región mejor equipada de Europa para la expansión marítima y
que cada una de las regiones de la península contribuyó y aportó su experiencia para que
Castilla tuviera el éxito alcanzado. Citamos:
“Los catalanes y los aragoneses habían adquirido, durante la Edad Media, una gran experiencia
en la aventura comercial y colonial en el Norte de África y en Mediterráneo oriental. Los
mallorquines habían creado una importante escuela de cartografía en donde se desarrollaron
nuevas técnicas para la confección de mapas de tierras hasta entonces desconocidas. Los
vascos, con su experiencia de pesca en el Atlántico, eran hábiles pilotos y constructores
navales. Los portugueses habían desempeñado un papel de primer orden en el
perfeccionamiento de la carabela que debería de ser el instrumento esencial de la expansión
marítima europea de los siglos XV y XVI” (Ibíd., 54)
En época en que Europa occidental daba muestras de interés por conquistar nuevos territorios
y descubrir nuevas rutas comerciales, encontramos una España fortalecida tal como lo expresa
Elliot, por su propio desarrollo interno, y, por supuesto, por el apoyo de la Iglesia Católica. Así,
en 1493, el Papa Alejandro VI legitimó a España para descubrir y conquistar los nuevos
territorios en nombre de Dios, “para su mayor gloria y propagación del Imperio de Cristo y
exaltación de la fe católica”.
La donación de tierras a favor de la Corona española, fue hecha por el Papa Alejandro VI a
través de las Bulas Alejandrinas, de 1943, el estudio realizado por Luis Weckmann, al respecto,
concluye que: “el donativo papal encuentra una base jurídica en la doctrina omniinsular,
conforme a la cual todas las islas pertenecían al ius proprium de San Pedro y de sus sucesores,
los pontífices romanos. Así pues, se limitaba a la donación de las islas que meses atrás habían
sido descubiertas por Colón, y situadas, como se creía, frente a la costa de la India”
(Weckmann, 1992: 211). Aclara Luis Weckmann que en la época en que fueron dictadas las
Bulas Alejandrinas, aún no se imaginaba la posibilidad de la existencia de un continente nuevo,
ni en la mente del Papa Alejandro VI, ni en la del propio descubridor, por tanto, dichos
documentos no tienen relación con América estrictamente hablando, debido a que el
descubrimiento del Nuevo Mundo aún no había sido revelado, y la idea moderna de
continente estaba lejos de ser empleada.
CONCLUSIÓN:
Una vez realizado el ensayo concluimos en primera parte que la razón por la que el
Derecho Castellano se presentó en la historia de la humanidad fue por el descubrimiento de
América. Y en segunda parte concedimos que el Derecho Castellano no fue más que las
adecuaciones que hicieron los conquistadores a las condiciones propias de los territorios que
iban dominando.
El Derecho Castellano era prácticamente imposible que se aplicase tal cual surgieron dichos
lineamientos en España; sin embargo, las bases ya las venimos conociendo y datan de fin de la
Edad Media. Esto tiene sentido, ya que el Derecho cambia o se renueva para las diversas
necesidades de su gente, es por ello por lo que cada país tiene diferente política y sistema de
gobierno, y es que las reglas que usamos los mexicanos probablemente no tengan sentido en
otro país como China o Suiza. El derecho castellano se adecuo a la gente del territorio
americano (o más bien, se vio impuesto a la gente) y este evoluciono de acuerdo con el
comportamiento de esta.
BIBLIOGRAFIA:
Brading, David A. (1998) Orbe Indiano. De la monarquía católica a la república criolla, 1492-
1867. México: Fondo de Cultura Económica.
Díaz Vasconcelos, Luis Antonio. (1978) España en España y España en Indias. Guatemala:
Tipografía Nacional.