Stella Calloni Operación Cóndor 1
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stella calloni
I ntrod u cci ó n
Stella Calloni (1)
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1. Los primeros esbozos de la Operación Cóndor
Una bola de fuego apareció y desapareció tan rápidamente que
los pocos testigos que pudieron recordar algo, solo se acorda-
rían de un resplandor brillante. En unos brevísimos segundos un
fuego anaranjado brotó del piso del auto, y quemó el hombro
izquierdo del chofer, llenó por completo el auto, chamuscó los
pelos e hizo saltar las ventanas y luego se desvaneció en instan-
tes. La bola de fuego fue comprimida en un impacto que arrancó
y soltó el asiento trasero e hizo que el último recuerdo claro que
el pasajero tuviese fuera el de un agudo silbido, como del vapor
desprendiéndose de un metal caliente. Este impacto se llegaría a
convertir en el momento congelado que obsesionaría las mentes
de muchos extraños que oyeron el ruido, y por muchos años.
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Este fue uno de los mayores atentados de lo que se conocería entonces como
Operación Cóndor, cuya mano en garra había llegado hasta Washington en
un hecho que estaba demostrando la más descarnada impunidad con que se
movían los autores y sus responsables intelectuales.
Prats era uno de los más vigilados por los agentes chilenos aquí, que te-
nían sus contactos “fraternales” con los servicios de inteligencia locales,
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En ambos casos, los más serios analistas consideraron que la mano del
dictador Augusto Pinochet estaba detrás de estos asesinatos, pero todos
sabían que no estaba solo en esta acción terrorista. Tenía cómplices y la
certeza de que todo naufragaría en la impunidad.
Fue muy difícil acallar las voces periodísticas en Washington. Por razones
que veremos más adelante en este Informe, no estaba previsto que Lete-
lier estuviera acompañado por su secretaria y el esposo de esta, ambos
norteamericanos; ni estaba previsto que hubiera un sobreviviente, Michael
Moffitt, quien iba a ser clave en la lucha por justicia y verdad ante la horri-
ble muerte de su joven esposa.
Operación Cóndor. 40 años después
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2. La Operación Cóndor
Entre mediados de los años 70 y principios de los 80, en el marco de la
Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) de Estados Unidos, en el contexto
de la “Guerra Fría”, se desarrolló la Operación Cóndor, nombre asignado
(3) Gott, Richard, “Shots and Plots”, en The Guardian, Londres, 04/06/1976, pp. 17/18.
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(4) Mc Sherry, J. Patrice, Los Estados depredadores: la Operación Cóndor y la guerra encu-
bierta en América Latina, Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental, 2009, p. 25.
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El aspecto más secreto de Cóndor, la “Fase III”, fue su capacidad para ase-
sinar líderes políticos especialmente temidos por su potencial para movi-
lizar la opinión pública mundial y organizar amplia oposición a los Estados
militarizados. Concebida en esos términos, esta operación —tal como la
llevó adelante el general Augusto Pinochet en sus primeros momentos—
podría ser catalogada como una acción “elitista”. Iba por figuras impor-
tantes política y militarmente, y por las jefaturas de las guerrillas surgidas
en países del Cono Sur en los años 60 y 70.
1973 por la misma y masiva voluntad popular, sostenía que “lo estraté-
gico es la guerra, lo táctico es la batalla o las batallas. De esa manera es
preciso comprender que aunque ambas cosas corresponden a lo mismo,
pertenecen a actividades distintas. Así la táctica depende de la estrategia,
y se realiza en absoluta dependencia de las finalidades fijadas por esta”. (5)
(5) Perón, Juan Domingo, Manual de Conducción Política, Bs. As., Subsecretaría de Informa-
ciones de Presidencia de la Nación, 1953.
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Una de las pruebas concretas sobre la red de Operación Cóndor fue la car-
ta enviada en octubre de 1975 por el entonces coronel del Ejército chileno
y director de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), Manuel Con-
treras, al jefe de inteligencia militar de Paraguay, general Benito Guanes
Serrano, y al director de la policía paraguaya, general Francisco Brites. Se
trataba de la invitación a participar en una “reunión de trabajo de carácter
estrictamente secreto, a realizarse en Santiago entre el 25 de noviembre y
el 1 de diciembre de 1975”, cita en la que se habría de materializar la pro-
puesta planteada por Augusto Pinochet a su cómplice, Alfredo Stroessner,
durante el viaje a Asunción del general chileno en 1974.
(6) Entrevista realizada por Stella Calloni a Philip Agee, diario La Jornada, 2006.
(7) Calloni, Stella, Paraguay: los años del lobo, Bs. As., Ediciones Mopassol, 1993.
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la prensa de los tres países, que encararon una de las acciones de guerra
psicológica más criminal que recuerde la historia de esos días, como se
registrará más adelante en este Informe.
Fueron claves los aportes en el juicio llevado adelante por el juez Baltasar
Garzón sobre esta Operación en España en los años 90. Así como el juicio
por el asesinato de Letelier y su secretaria Moffitt en septiembre de 1976.
En este caso, las investigaciones del fiscal Eugene Propper permitieron
recorrer los caminos secretos de Cóndor y reunir documentación y tes-
timonios dando luces sobre lo que fue esa Operación ya en el año 1979.
Este Informe intenta partir de los orígenes, del entorno mundial y regional
en que transcurrieron estos hechos —los países de América Latina bajo
dependencia—, para entender el verdadero laberinto de la Operación
Cóndor, una táctica contrainsurgente que se destacó entre decenas de
operaciones llevadas a cabo en todo el mundo.
Podría decirse que en sus orígenes fue una operación “elitista” por cuan-
to estaba dirigida a tratar de librar a las dictaduras del Cono Sur de im-
portantes figuras que en el exilio eran reconocidas suficientemente como
Operación Cóndor. 40 años después
para influir con sus denuncias contra los dictadores. Pero también Cóndor
“justificaba” su accionar, tal como surge de sus propios documentos, en
la decisión de acabar con lo que los dictadores determinaban como una
organización guerrillera “supra nacional”, en referencia a una Coordina-
dora Revolucionaria que habían creado los movimientos guerrilleros más
importantes surgidos en el Cono Sur entre fines de los 60 y principios de
los años 70. Sin embargo, ese proyecto de coordinación revolucionaria
tuvo escasa vigencia y había sido duramente golpeado por las dictaduras,
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