Academia Música
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Pertenecer a un grupo de alabanza dentro de nuestra iglesia o ministerio es un gran privilegio, una oportunidad que Dios
nos ha dado. A lo largo de mi carrera como ministro y músico de alabanza he podido conocer diferentes músicos y cantantes
que sirven a Dios por medio de sus dones y talentos, y así mismo he podido conocer diferentes culturas de grupos de
alabanza.
La cultura es aquello que eres en lo más profundo de tu ser, y también es el ADN del grupo. Son aquellas costumbres y
formas de trabajo, las cuales definen el carácter y desarrollo del equipo; sin embargo, siempre existen limitantes, y hasta
actitudes y hábitos negativos de ciertos músicos dentro del grupo que impiden que sean más eficientes al momento de
ministrar la alabanza en su iglesia o ministerio, lo cual llega también a afectar a otros. Un ejemplo de estos son la
impuntualidad, la falta de preparación, el descuido de la vida espiritual, el ego, etc.
Todos en algún momento hemos pasado por alguna de estas cosas, ninguno de nosotros es perfecto y somos débiles en
diferentes áreas de nuestra vida, pero Dios nos dice en su libro:
Esta palabra no debe de ser una excusa para fallar, sino que debe ser un impulso para poder identificar en lo que fallamos, y
poder corregirlo para así poder ser más eficientes al momento de ministrar la alabanza y la adoración.
Ahora bien, adentrémonos a analizar estos 5 Consejos para ser un Músico Eficiente en el Grupo de Alabanza.
1.- Sé Puntual.
Debes aprender a administrar tu tiempo, ya sea si debes llegar a un ensayo o a una reunión donde vas a ministrar. Todos
tenemos actividades en la semana; escuela, trabajo, compromisos familiares, etc. Sin embargo; tú estás sirviendo a Dios por
algo que Él vio en ti, no por tu talento ni por tu don, así que sé comprometido con tu ministerio y has todo lo posible por ser
puntual en cada actividad que realices como músico de alabanza.
Esto te ayudará a conectarte a tiempo, afinar tu instrumento, ecualizar, dar un último repaso a las canciones que
previamente ensayaste, y de esta manera podrás ser eficiente y darás lo mejor de ti.
El hecho de estudiar las canciones que vas a ministrar en una reunión para mi es sumamente importante.
En ocasiones he podido observar que a veces es complicado para algunos grupos de Alabanza tener tiempos de ensayo
como equipo, ya sea por falta de tiempo, falta de organización, o algunas otras situaciones.
Yo soy de los que piensan que el tiempo de ensayo como equipo es fundamental, pero en caso de que por cualquier
situación no se logre hacer un ensayo en equipo, enfócate a estudiar al 100% las canciones que van a ministrar. De este
modo llegarás seguro a la reunión, y podrás realizar un correcto desempeño en el tiempo de alabanza.
Si en tu equipo de Alabanza tienen ya un tiempo definido de ensayo, ¡Excelente!, aplica el mismo consejo.
Estudia correctamente las canciones que van a ensayar y de este modo podrán consolidarse mejor como equipo, y lograrán
que Dios se agrade de la adoración que levanten en su altar.
3.- Sé Humilde.
Otro punto importante es la humildad. Ser humilde significa ser una persona que sabe adaptarse a cualquier instrucción o
situación que implique hacernos salir de nuestra zona de confort.
Aquellas veces que te piden hacer más allá de lo que te corresponde, como lo puede ser jalar un cable, cargar una bocina.
Muchos piensan que solamente les corresponde tocar y ya, que no les pidan hacer más.
Nosotros no somos estrellas. Somos ministros, adoradores y ejemplos, comencemos a actuar como tal.
Aprende a ser humilde, y deja que Dios trabaje con tu corazón, ten siempre una buena actitud, deja atrás todo el orgullo y el
ego.
Es momento de que comencemos a ser quienes Dios espera que seamos, adoradores en espíritu y en verdad.
La humildad no es señal de debilidad, es señal de un corazón conforme al de Jesús, aquél que se humilló para que nosotros
fuéramos rescatados.
4.- Sé Obediente.
En los años que llevo como ministro y músico de alabanza me he dado cuenta de una verdad impresionante; la obediencia
trae bendición.
Cuando obedecemos a nuestras autoridades, líderes y pastores la bendición de Dios cae a nuestras vidas y el comienza a
levantarnos de una forma que no imaginamos.
Él quiere llevarnos a grandes cosas, quiere que nuestros sueños se cumplan y que nuestro propósito se cumpla; pero para
lograrlo debemos aprender a ser obedientes.
La obediencia principal es hacia nuestros padres, posteriormente hacia nuestros pastores y líderes.
Nuestra relación en lo íntimo con Dios es aquello que nos va a dar la capacidad de establecer su presencia en cualquier lugar
que nos paremos.
‘Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo
secreto te recompensará en público. ‘
S. Mateo 6:6
Cada vez que adores en la intimidad, Dios te recompensará en público. La recompensa es que cada vez que agarres un
instrumento, cada vez que abras tu boca para adorarle, Él visitará ese lugar y establecerá su presencia; el cielo dominará la
Tierra cada vez que tu le adores, pero para esto es importante conocer su corazón.
No se trata de tocar por tocar, o cantar por cantar, debes entender que lo que haces tiene un alto peso de Gloria, y si
descuidas tu relación con Dios, solamente serás un músico más…
Hemos sido llamados a trascender, pero no por nuestras obras, sino por la gracia de Dios.
Ser un músico de alabanza conlleva una gran responsabilidad, siempre y cuando conozcas el verdadero propósito de serlo.
Somos adoradores, personas escogidas para establecer el cielo en la tierra, para que la Gloria de Dios se manifieste en
medio de la congregación, y para llevar a la iglesia a la Presencia del Creador.
2) La vida espiritual de un músico cristiano
«Quien ha aprendido a amar la Vida Nueva sabe cantar el cántico nuevo. De manera que el cántico nuevo nos hace pensar
en la Vida Nueva. Hombre nuevo, cántico nuevo, testamento nuevo… todo pertenece al mismo y único Reino» (San Agustín).
El cristiano que busca sinceramente conocer el lugar que la música debe ocupar en su propia vida, tiene en la Palabra de
Dios una norma general que se puede aplicar a cualquier ámbito de su existencia: «Hacedlo todo para la Gloria de Dios» (1ª
Cor 10, 31). Quien haya aceptado a Jesús como su Señor y Salvador ya no es autónomo para fijarse su propia ley, ya que
ahora está «bajo la ley de Cristo Jesús» (1ª Cor 9, 21). Y Jesús buscaba siempre lo que era agradable a Dios y servía para
darle mayor Gloria (Jn 7, 18 ; 8, 29 ; 8, 49 ; 17, 4).
«Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo» (Rom 14, 7). «Cristo murió para que los
que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos» (2ª Cor 5, 15), «para que en todo sea
glorificado Dios por medio de Jesucristo» (1 Pe 4, 11). Si hemos nacido de nuevo, del agua y del Espíritu, desearemos hacer
todas las cosas -también la música- para la Gloria de Dios. Todas mis cosas están bajo la mirada de mi Padre; soy su hijo y
vivo en función a Él. La música que aceptamos escuchar, la que componemos, la que cantamos o tocamos -solos o con otras
personas- debe contribuir a glorificar a Dios.
Hacer algo para la Gloria de Dios significa que deseamos que Él reciba todo el Honor y la Alabanza de nuestra acción y que
sea mejor conocido, amado y servido. Por tanto, renunciamos a nuestra propia gloria personal. El mundo de la música,
como toda actividad artística, ha sido desviado hacia la glorificación de hombre. Una de las metas -reconocida o no- de los
artistas es la de hacerse un nombre. Y Jesús dice, con respecto a esto: «mas, entre vosotros, no será así» (Mt 20, 26). En una
oración común o en cualquier celebración litúrgica es inconcebible que músicos o cantores sean protagonistas. La música es
ofrecida a Dios igual que las oraciones. No nos reunimos en el nombre del Señor para disfrutar de la música o para apreciar
su calidad.
Hacer música para la Gloria de Dios es contribuir a que Dios sea conocido, tal como verdaderamente es, por el mayor
número de personas. Glorificar «el Nombre de Dios» (Jn 17, 18). Es manifestar y hacer reconocer sus cualidades: Su
Majestad, Su Gracia, Su Ternura, Su Belleza. La música glorifica a Dios cuando refleja esta cualidades y las evoca en el
interior de los oyentes. «una música para la Gloria de Dios -dice Küen- es una música de Paz, en el sentido de Shalom:
plenitud, realización, felicidad«.
Pablo, justo después de haber hablado del canto, dice: «y todo lo que hagáis, sea de palabra o de obra, hacedlo en el
Nombre del Señor Jesús» (Col 3, 17). Hacer una cosa en el nombre de alguien, es hacerlo tal como él lo habría hecho,
representando su personalidad, su naturaleza, hacerlo con su amor y su autoridad.
En el Antiguo Testamento, los músicos del templo eran levitas sometidos a las mismas obligaciones que sus hermanos. No
tenían ningún privilegio ni patrimonio; Dios mismo era su heredad (Num 18,20 – Dt 10, 9). Algo semejante ha de suceder
con quienes son llamados a servir al Señor a través de la música y el canto. Un ministerio de música es como un ministerio
de intercesión o de predicación: un servicio al Señor en la Comunidad. Significa, de algún modo, una consagración a Dios. La
Comunidad -a través de sus responsables- tiene que mantener una exigencia espiritual y de coherencia de vida para todos
los que forman parte de un ministerio de música. «Solamente los músicos que viven de una manera ejemplar deberían ser
utilizados en la Iglesia«, me dijo una vez alguien con mucha experiencia en el asunto.
Quienes sirven al Señor en este ministerio han de amar más a Dios y a su Palabra que a la música. Deben tener una visión de
la música y el canto desde la Palabra de Dios y la tradición de la Iglesia. Han de tener paciencia, equilibrio emocional,
capacidad de sometimiento y de trabajo en equipo; entusiasmo y celo, compensados con sensatez y buen humor. En la base
de todo esto humildad. Sólo con una vida de oración diaria y de entrega real se puede servir al Señor.
Nos decía Martín Valverde en Brighton: »Tenemos que ayudar a los músicos, no tratándolos como a músicos sino como a
personas, como a hijos de Dios antes que músicos. No les viene mal guardar su guitarra en el armario durante un mes.
Cuantas veces (¿no les ha pasado?) viene el dirigente y pregunta ¿vino el guitarrista?. No pregunta por la persona, pregunta
por el músico. A nadie le preocupa por qué no vino; les preocupa que, si no viene, no va a haber guitarra«.
Las exigencias de un ministerio musical: «Mantenerse en la humildad, para un artista cristiano, no es más que expresar con
sencillez la verdad«. ¿Qué tienes que no hayas recibido?, preguntaba el apóstol Pablo; si lo recibiste, ¿por qué te glorias
como si no lo hubieras recibido?.
Me esfuerzo en dar el debido valor al trabajo musical: una preparación lo más completa posible en el marco de mis
obligaciones. Habiendo hecho todo lo posible, encomiendo a Dios este trabajo inevitablemente imperfecto, para que Él se
digne bendecirlo y hacerlo fructificar. De igual manera, me esfuerzo en superar el miedo y permanecer en paz, orando antes
de cada espectáculo, hasta que tengo la certeza de haber obedecido al precepto evangélico: Humillaos, pues, bajo la
poderosa mano de Dios… echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Para un artista cristiano no es correcto desear ser exaltado. Guardándonos de todo deseo de vanagloria, nos deshacemos de
la principal fuente de temor.
Finalmente, me parece esencial ser transparente delante de Dios, confesando todo pecado que entristezca al Espíritu Santo,
y orar para que cada persona del público perciba a través de mí música algo de la belleza, del amor o de la paz del Señor.
Por ello, debo orar para no ser un obstáculo, ya que la vanidad, el orgullo pretendidamente legítimo del artista, es como una
mala hierba siempre dispuesta a rebrotar…
La expresión musical no puede estar disociada de su «vector» humano. Tocamos tal como somos, lo que somos; no se
pueden hacer trampas. El músico cristiano será, pues, percibido según la verdad de su estado espiritual real.
Esto no implica, a priori, un elevado nivel técnico: los músicos que empiezan, pueden hacer sentir la riqueza de su vida
interior, mientras que los grandes virtuosos pueden ofrecer espléndidas conchas nacaradas pero vacías de toda riqueza
espiritual —e incluso humana, a veces.
¡Celebrad a nuestro Rey, celebrado porque es el Rey de toda la tierra, porque es Dios!
Sea cual sea aquello que tú o yo hagamos para Dios, creo que será importante y valorado por el Señor si es que realmente lo
hacemos con un corazón alegre y sencillo, por amor a él. Pienso que la humildad y sencillez de corazón son características
indispensables en la vida de todo creyente; pero sobre todo, resultan imprescindibles como parte del carácter de todo aquel
que sirve a Dios en cualquier ministerio. Existen en la viña del Señor incontables formas de servirle. Algunas de ellas, muy a
la vista de todos; y otras más, que pareciera que solo Dios las ve. Al respecto, he notado algo particular: el trabajar o servir
en el ministerio de la alabanza a Dios tiene una característica que lo diferencia un poco de los demás ministerios y que suele
ser la caída de algunos ministros y servidores: es que, quiérase o no, resulta un ministerio vistoso y atractivo, ”entre brillos y
luces“. Pero, ¿en qué sentido lo digo? Bueno, pues, veamos:
La música para exaltar a Dios es un ministerio que se realiza para el Señor, pero que se desarrolla de manera pública. Es
decir, no se ejecuta en secreto o de una manera discreta, como algunos otros ministerios. Al contrario, el trabajo realizado
en la alabanza, como ministerio, está y estará forzosamente a la vista de los demás.
Además, por la naturaleza del ministerio mismo en sí (que se ejecuta teniendo como móvil la música y el canto, que son
formas o expresiones de arte), llega a ser un ministerio que la gente tiende a admirar. Incluso, llegan a admirar al propio
ministro de la música. Y es precisamente dicha característica de ”brillo“ de este ministerio lo que se convierte en el ”talón de
Aquiles“ de algunos cantantes y músicos cristianos.
Quienes son usados por Dios en el ministerio de la música, suelen ser el blanco ”ideal“, por así decirlo, de quienes tienden a
enaltecerlos o a ponerlos en un pedestal, debido a la vistosidad y atractivo mismo del ministerio en sí.
A la mayoría de los cristianos dentro de una iglesia, quizás no les resulten tan singulares sus maestros que le imparten una
enriquecedora enseñanza bíblica cada domingo en la escuela dominical. Tampoco la gente se fija mucho en aquellos que un
día les ministraron a través de una sencilla oración de fe; ni en aquellos valientes y esforzados guerreros espirituales que,
con su intercesión y ayunos constantes, se convierten en pilares espirituales de su congregación.
De manera similar, nadie tiende a admirar a quienes trabajan para el Señor en el área administrativa de su iglesia; ni a los
que fielmente sirven como ujieres y porteros, como consejeros o como evangelistas de casa en casa. Mucho menos, alguien
se fija en aquellos preciosos servidores que a diario mantienen en orden el templo, y limpio el suelo que todos pisan; ni
tampoco se le concede mayor relevancia a los encargados tras bastidores de toda la logística y aspectos técnicos de audio,
iluminación o video durante cada culto o servicio.
Todos esos que mencioné en los dos párrafos anteriores son solo algunos ejemplos de las formas diferentes, importantes y
necesarias del servicio a Dios dentro de una iglesia. Pero como anoté hace un momento, muchas veces pasan de
inadvertidas y casi ”de incógnito“ ante el común de las personas de su congregación. Corroborando esto que digo, y solo
como ejercicio curioso, pensemos en lo siguiente: si en las iglesias de congregaciones numerosas indagáramos a los nuevos
creyentes (a los que tienen todavía muy poco tiempo de congregarse en ellas) y les preguntásemos si conocen y pueden
indicarnos, aunque sea de vista, quiénes son los diferentes líderes y servidores de su iglesia (tales como los diáconos,
ancianos, superintendentes, maestros, directores de departamentos, directores de redes o células, las secretarias, los
administrativos y demás); probablemente no tengan mucha idea de cuáles son estos líderes.
A lo más, sabrán reconocer solamente quiénes son los pastores y predicadores de su congregación. Pero lo más seguro es
que aún las personas nuevas en la iglesia sabrán identificar con facilidad y podrán señalarnos e indicarnos cuáles son los
cantantes y los músicos de su iglesia. Y esto es precisamente porque los ministros de la música están siempre al frente y
porque la música es un medio llamativo; lo que hace a estos ministros un tanto ”populares“ y ”destacados“, aún sin siquiera
ellos procurar que sea así.
Por ser los cantantes y músicos, en cierta forma, lo que podría decirse ”figuras públicas“ dentro de su congregación, esto
hace que sus logros y cualidades, así como sus faltas y errores, sean también mucho más notorias que los de otros, debido a
que siempre están en la mira de los demás; razón suficiente para llevar una vida límpida y transparente. Es que quien sirve a
Dios en la alabanza y adoración como ministerio, ya sea cantando o tocando algún instrumento musical, de una u otra
forma es un artista. Esto lo digo en el sentido específico de que expresa una forma de arte (tal como lo hace un pintor,
un escultor, un poeta o un actor); solo que, en este caso, esta expresión artística es la música. Pero no sucede así con la
mayoría de los demás ministerios en la obra del Señor, los cuales no echan mano de algún tipo de arte escénica para su
ejecución. Es una realidad innegable que quienes son capaces de crear o expresar algún tipo de arte escénica (llámese
actuación y teatro, danza, música o canto), siempre atraerán hacia sí a personas que apreciarán esa expresión artística y
que, en cierta forma, los admirarán.
Y esto no sucede solo con los artistas en el mundo secular (es decir, fuera del ámbito cristiano); sino que aún dentro de la
iglesia del Señor los mismos creyentes suelen levantar íconos para admirar, de cantantes o músicos que son de su agrado o
que les resultan de bendición. Incluso, algunos los toman como ejemplo a seguir y los tratan de imitar. Por eso, es una gran
responsabilidad ser una ”persona pública“ dentro de un ministerio (cualquiera que este fuera).
Entre más usado por Dios sea un músico o cantante, las personas más lo admirarán y hasta lo tomarán como ejemplo a
seguir. Incluso, mayor riesgo correrá de ser exaltado e idealizado por la gente.
Y esto sucede a veces sin ninguna mala intención por parte de quienes lo admiran. Por eso, el ministro que sirve a Dios en
este ministerio no puede cerrar los ojos ante esta realidad y debe estar apercibido para guardarse y no dejar en su
corazón ni el más mínimo lugar a la vanagloria. Y si somos honestos, me atrevería a pedir que tire la primera piedra aquel
cantante o músico cristiano que, siendo de gran bendición a las personas con su ministerio, nunca, jamás, ni por un instante
en su vida le ha picado el gusanillo de la vanidad, la autosuficiencia o el orgullo al ejercer su ministerio, y viendo lo bien que
le salen las cosas. Que lance la primera piedra aquel ministro a quien nunca el diablo le ha susurrado al oído palabras que le
inciten a la jactancia, aunque sea en lo íntimo de su corazón.
Y sé que los ministros de alabanza saben a lo que me refiero. La clave está en cómo reaccionamos y cuál es la actitud que
tomamos si pasa por nuestra cabeza algún pensamiento de esa índole. Si lo albergamos y empezamos a ”acariciarlo“, es el
comienzo de la caída. Pero si inmediatamente desechamos cualquier tipo de actitud que sabemos que desagrada a Dios y
ponemos los pies sobre la tierra, sabiendo que todo lo debemos siempre al Señor y que sola y exclusivamente a él pertenece
toda gloria por lo bueno que podamos hacer, entonces vamos en el camino correcto.
Si sentimos que brota en nuestro interior aunque sea una pequeña chispa de orgullo, vanidad, pretensión, prepotencia,
jactancia, altivez, soberbia o autosuficiencia; entonces, hay que apagar inmediatamente esa chispa con el río de agua viva
que fluye y que viene de Dios.
Aquí valdría la pena recordar aquel pensamiento, quizás ya algo trillado, pero que tiene mucho de cierto: ”No puedes evitar
que los pájaros revoloteen sobre tu cabeza, pero sí puedes impedir que hagan nido en ella“. Si somos tentados a la
vanagloria, recordemos lo siguiente:
“No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu Nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad.“ Salmo 115:1
”No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?“ 1 Corintios 5:6
”Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.“ 1 Corintios 10:12
Cuando el Señor utiliza a sus hijos (tales como predicadores, evangelistas, pastores, etc.) como instrumentos para hacer
milagros, sanidades y prodigios, éstos también corren el riesgo de ser exaltados e idealizados por la gente. Pero, dada la
naturaleza sobrenatural de las obras que Dios haga a través de ellos, estos siervos saben muy dentro de sí
que humanamente les sería imposible realizar tales maravillas. Eso les hace mantener los pies sobre la tierra (a la mayoría
de ellos), pues se entiende, y ellos mismos comprenden, que hacer esos milagros no depende de sus capacidades humanas,
sino tan solo de Dios.
Sin embargo, cuando el Señor usa a sus ministros de la música para realizar maravillas y tocar y bendecir a su pueblo a
través de la alabanza y adoración, es más fácil que (tanto la gente como ellos mismos) lleguen a pensar, erróneamente, que
fueron sus habilidades o talentos los que humanamente lograron las cosas. Por ejemplo, hay gente en las congregaciones
que llega a pensar que sintieron algo bonito porque la música estuvo bien ejecutada o bien cantada; o que descendió la
presencia del Señor porque quien dirigía los cantos era un ministro experimentado. O que, por el simple hecho de tratarse
de un ministro famoso, el concierto fue de gran bendición. O tal vez puedan creer que la música llegó al corazón de los
oyentes porque el que dirigió la alabanza tenía una dulce y hermosa voz. Nada más equivocado.
En otras palabras, hay cristianos que cuando sienten que son bendecidos por Dios a través de algún ministro, atribuyen los
honores a éste, en lugar de dárselos al Señor. Cuando Dios usa a sus ministros de la música para bendecir a su pueblo,
démosle a Dios la gloria por eso.
Muy comúnmente sucede que los creyentes que son bendecidos por Dios a través del ministerio de un cantor o músico, se
acercan a éste con toda sinceridad al final del culto para comunicarle con alegría la bendición que recibieron. Y eso en sí no
tiene nada de malo. Pero el error está en que estos bien intencionados hermanitos, sin darse cuenta y por falta de
sabiduría, terminan alabando con sus comentarios al ministro de alabanza, en lugar de alabar al Dios de la alabanza. Que
conste que no voy a exagerar, sino que cosas como las que mencionaré a continuación suceden con frecuencia en las
iglesias. Incluso, varias de ellas las he escuchado de primera mano, tanto hacia mí como hacia otros compañeros de
ministerio. Por ejemplo, al final del culto se acercan al cantante y le dicen cosas así como estas:
”Ay… – (con tono de disgusto) – ¡Yo no sé por qué ponen a otros a cantar aquí, si usted es el único que siempre debería
dirigir la alabanza en esta iglesia!”
”¿Sabe qué? Yo me quedé en esta iglesia porque me encanta cómo usted canta“.
”¡Con razón que cayó la presencia de Dios! – (y luego, exhalan un suspiro) – …Si es que usted canta como un ángel…“
Y para con los músicos no se quedan atrás los halagos. Les dicen por ejemplo alguna de estas cosas:
“Oiga, me impresionó… – (y mientras, le dan unas palmaditas en la espalda)… Yo no sabía que usted era todo un
profesional“.
”¡Usted sí que sabe tocar bien el… – (póngase aquí el nombre del instrumento) -!“
“Ahhh… – (con un suspiro de por medio) – …si yo supiera tocar tan lindo como usted…“
Con tono imperativo: ”Los otros músicos del grupo deberían aprender a tocar como usted“.
En otras ocasiones los propulsores de levantar ”íconos“ para admirar e idealizar, y esto, sin ninguna mala intención, son los
propios medios de comunicación cristianos. Podemos ver lo que sucede cuando se aproxima a nuestro país la visita de
algún cantante muy usado por Dios internacionalmente, así como cuando un talento nacional cristiano lanza una nueva
producción musical (y supongo que lo mismo sucede en otras latitudes): las emisoras de radio y de televisión cristianas se
saturan de anuncios, música, videos, documentales, entrevistas y todo tipo de propaganda alusiva a dicho cantante o grupo
musical.
El inconveniente no está precisamente en eso, sino en la manera en que se publicita a dichos ministerios. El principal
objetivo al publicitarlos debería ser aprovechar para extender de esa forma el mensaje del Evangelio, a través de la música y
testimonio de tal músico o cantante. Sé que además de eso, es bueno, importante y necesario hacer publicidad de los
conciertos, presentaciones y de las producciones musicales de los ministros del Señor (con lo cual estoy totalmente de
acuerdo). Hay que promover el talento cristiano, sea éste nacional o extranjero. Pero hay que tener cuidado en la manera
en cómo esto se hace.
Hay que publicitar a los ministros de la música, pero siempre, concediéndole la honra y la preeminencia solo a Dios. Muchas
veces se pondera y se le dan demasiados honores, títulos y elogiosa a ese hermano, hermana o grupo musical (tal como
sucede también con algunos predicadores); a tal punto en que, sin querer, lo que se termina haciendo es exaltar a los
ministros de Dios, quienes al fin y al cabo, no son más que simple vasos usados por el Señor; y que sin Dios, nada de lo que
hacen tendría valor.EXALTEMOS AL ALFARERO, NO A LA VASIJA:”Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la
excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.“
2 Corintios 4:7.
4) 10 CONSEJOS PARA LOS MÚSICOS DE LA IGLESIA
En estos días se repite la historia del pasado, cuando habían predicadores llegando a diferentes iglesias bajo el título de
evangelistas. Claro que es muy necesario, y la iglesia necesitaba reconocer a otros ministerios que se movían entre ellos.
Solamente, que sus credenciales los tenían como sospechosos, ya que muchos de ellos no tenían pastor, ni se identificaban
con una iglesia en particular. Por lo tanto, su participación en la obra del Señor, dejaba mucho que desear de su ministerio.
Por ejemplo: Predicaban sin doctrina, pedían dinero (ofrendas), sin consultar al pastor local. A veces, si eran solteros,
dejaban enamoradas donde pasaban predicando. En ocasiones, solo dejaban dudas y un tanto de rebelión, por la clase de
mensaje pesado y sin tino sobre los asuntos que solo conciernen a la obra de los pastores. Aquellos sucesos fueron
cambiando, en la medida en que la iglesia fue creciendo en el conocimiento de la doctrina bíblica, respecto a los ministerios.
Algo que hace mucha falta hoy en día respecto al conocimiento funcional de los músicos y los directores de alabanza. Por lo
tanto, aquí les dejo 10 consejos para los músicos de las iglesias de hoy.
1- ES NECESARIO ESTAR BAJO AUTORIDAD. Todos los que sirven al Señor y a la iglesia, tienen que reconocer a la autoridad
que los gobierna, y esa autoridad está en los pastores. Sepa o no el pastor los asuntos relacionados con la música, sus
instrucciones y consejos siempre deben ser respetados. Habrán excepciones, en las cuales hablar con el pastor será
necesario, y pedirle su consejo será indispensable para proceder y dar frutos de obediencia. No tener autoridad ministerial
implica entre otros peligros; ser llevado por corrientes doctrinales híbridas, a fuentes ecuménicas de controversia y
confusión. Los músicos y directores deben confiar en las capacidades ministeriales del que está al frente de la iglesia a la
cual se sometan. Sometimiento, es la clave para que Dios levante a un hijo de Dios cuando llegue su tiempo.
2- ES NECESARIO TENER UNA IGLESIA CEDE. Tomen en cuenta que ser músico o director de alabanza, no necesariamente
amerita el título de “adorador”. Muchos se conforman con eso, y se acomodan a la idea de salir, e ir de acá para allá;
olvidando los valores que se pierden al no tener una iglesia como su centro de recarga y bendición. Personalmente, oigo de
músicos y cantantes que no tiene una identidad local. No me corresponde juzgar a los cantantes, pero si aconsejarles que
bajen de la nube, que pongan sus pies sobre la tierra, y echen raíces en un solo lugar. Visitar una iglesia, ya sea porque al
pastor se le llama “amigo”, o porque esa es la iglesia de la familia; no significa que ya están bien. Es necesario participar de
la oración, los servicios de estudio, las reuniones devocionales, y los servicios generales de la iglesia; para llegar a decir que
tienen un pastor y tienen una iglesia como casa familiar. ¿Están así congregados, y sirviendo al Señor? —Si es así, están en lo
correcto. La iglesia es el lugar donde Dios levanta y bendice con ministerios, para que alcancen a muchos más de su
generación.
3- LLÉNENSE EN LA IGLESIA COMO CUALQUIER OTRO. Pónganse al nivel de los demás, no crean que están en una posición
inalcanzable e intocable, a causa de sus privilegios. No crean que por ustedes muchas cosas giran a su alrededor. Más bien,
crean que alrededor, muchas cosas giran para ustedes, y para que alcancen la bendición de Dios. Manténganse con un
corazón humilde para estar con los demás, y participar alabando y adorando a Dios y escuchando su palabra. Cuando no
tengan inclusión en sus privilegios, sean como cualquier otro en la iglesia, asistan a ella y tomen un lugar en la mesa del
Señor. Tengan por seguro que esa es la voluntad de Dios.
4- CONSIDEREN LOS MODELOS CERCANOS. No quieran ser como los que les influencian, solo porque los ven en un concierto
y los escuchan cantar. Los que realmente son sus líderes, están ahí, donde ustedes se congregan. Quizá no canten muy bien,
o no sepan mucho de música; y quizá no hayan estudiado como ustedes lo han hecho; pero, Dios los ha usado para
formarlos, y los está usando para moldearlos. Los modelos a seguir están ahí cerca de ustedes; desde el pastor, hasta los
maestros de niños, o el más pequeño de los servidores. Esos que son padres de familia y los ven jugar con sus hijos, los que
sonríen y saludan con respeto a los demás. Tal ves no hablan todo el tiempo, y por esa razón no les escuchen en su
sabiduría; pero, los ven a menudo, y su ejemplo puede ser su inspiración. No se olviden de eso, y honren a los que los han
visto crecer y desarrollar como músicos y directores.
5- SEAN INDIVIDUALES Y ORIGINALES. Como personas, cada quien actúe como tal, y no se dejen llevar por lo que otros dicen
respecto a ustedes mismos. A nivel de grupo musical, cancelen toda manipulación negativa con comentarios positivos,
visionarios, y apegados a la verdad de lo que son como cristianos. La rebeldía de uno y el descontento de otro, puede
contaminar a los demás. Apóyense, pero no para lo malo. Como nuevas generaciones, deben preparar un mejor legado a los
que vienen tras ustedes. Es bueno la influencia de otros fuera de la iglesia. Tomen en cuenta el talento y las capacidades
técnicas profesionales de otros. Pero, ante todo, sean originales. La imitación, es lo que es, y nunca puede llegar a la calidad
de lo genuino y lo verdadero. Recuerden, Dios da a cada uno como él quiere. Además, cada uno dará cuenta ante Dios de lo
que ha recibido de parte de él.
6- ORACIÓN, BIBLIA, Y ENSAYO. Tomen en cuenta programar sus reuniones de desarrollo técnico con oración y estudio
bíblico. Los elementos de devoción cristiana completan el propósito por el cual están sirviendo al Señor en el lugar donde se
congregan. Un buen ensayo podría estar incompleto, si no hay comunión vertical con Dios, y horizontal con aquellos que son
parte del grupo de servidores en el área de alabanza. Supuestamente, un ensayo musical incluye una alabanza implícita;
pero, no estaría completa si no se hace con la seriedad respectiva, y el propósito de un corazón agradecido y dispuesto a la
adoración. Hagan participe a cada uno de los elementos de los músicos, porque Dios puede darles un desarrollo de
compromiso que edifique a los demás.
7- REUNIONES DE PLANIFICACIÓN Y MEJORÍAS. Consideren la inclusión de muchos, o quizá todos los que están participando
en áreas concernientes al ministerio musical de la iglesia. Es decir, los directores, músicos, sonido, ayudas audiovisuales, etc.
Todos pueden participar con la aportación de sus responsabilidades, para un mejor desarrollo ministerial en conjunto de
una de las áreas importantes de la edificación de la iglesia local. Juntos pueden lograr la armonía, la dedicación, la
excelencia y la bendición de la labor en el Señor; por esos medios que serán de alabanza para él. En la multitud de consejos,
está la sabiduría.
8- NO TE MUEVAS SIN SABER A DONDE. Cada uno en particular, debe considerar su participación en el área de la alabanza
en la iglesia como un privilegio y no como un derecho. Mucho cuidado con levantar el ego, y considerarse indispensable más
que los demás. La humildad en cada servidor en la casa de Dios, es lo que le mantendrá firme y sin fluctuar en dos
pensamientos. Es indispensable no sentirse superior a otros, ni pensar que nuestro conocimiento es más elevado que el
conocimiento de otros. Vivir un sueño de superioridad, te traerá tentación a moverte por las sugerencias de otros, y a tener
una ambición desmedida por hacerte independiente. Aprende a confiar en Dios, y a esperar el tiempo cuando él te mueva.
El tiempo de Dios de seguro llegará para ti, cuando sea su voluntad. Somos piezas importantes en el plan de Dios, y solo él
puede mover sus instrumentos a nuevos niveles de propósito y bendición.
9- BUSCA A DIOS COMO CRISTIANO. Olvídate por momentos que eres músico, director de canto, o alguien que tiene algún
privilegio concerniente a la alabanza en la iglesia; y busca a Dios como el más nuevo de los convertidos. Busca llenar tu alma
de su palabra, y tu corazón de su gracia, para vivir en la plenitud de Dios por medio de su Espíritu Santo. El principio bíblico
de buscar primero su reino, antes que cualquier otra cosa; sigue siendo una prioridad indispensable actual. Acércate a Dios,
siente responsabilidad de su presencia en ti; y sobre ti, en cada instante de tu vida. No te conformes con lo superficial del
privilegio de la música, ahonda más en la presencia de Dios día a día; y anhela de corazón su gloria, porque ese es el
verdadero sonido de adoración que le agrada.
10- SE EJEMPLO DE DISCÍPULO. Si hay algo que vale la pena, que perdura; y sobre todo, que trae consecuencias de beneficio
personal y colectivo; es la disciplina que te hace un seguidor fiel de Jesucristo. Eso significa, seguir los principios vitales de su
palabra, y el anhelo puesto por su Espíritu Santo en el corazón. Tú estás a la vista de los demás, ellos te observan; y quieras
o no, eres una influencia sobre la vida de muchos en la iglesia. Usa tu talento, tus capacidades, y tus conocimientos; para
ponerlos al servicio del Señor. Un discípulo influencia discípulos; y éstos a su vez, pasarán su experiencia a otros más. Esa es
la forma en la que Dios multiplica, y también la forma en la que Dios expande su palabra.
CONCLUSIÓN
Una iglesia, con el debido orden de Dios en su estructura; desde sus pastores, hasta el mas nuevo de los convertidos, tendrá
el respaldo de Dios en comunidad para la comunidad. El crecimiento no es necesariamente numérico, sino espiritual. La
Biblia nos dice:
“El que es fiel en lo muy poco también es fiel en lo mucho, y el que en lo muy poco es injusto también es injusto en lo
mucho.” -Lucas 16:10 (RVA).
5) 4 razones por las que los músicos deben estar presentes durante todo el servicio
El llamado a adorar
Hay un fenómeno que he visto en varias iglesias donde he visitado. Es posible que tú lo hayas visto también. Luego de
participar en el tiempo de adoración, los músicos terminan de tocar y desaparecen. Tal vez vuelven para la canción final,
pero para el sermón, la oración, y demás partes del domingo, no están presentes.
En esta ocasión no quiero compartir sobre las motivaciones de por qué muchos músicos de la iglesia hacen esto. La verdad
es que no lo sabemos, y cada caso podría tener sus propias características. Pero sí quiero considerar el efecto que tiene en
el músico y en la iglesia el hecho de que los músicos no estén presente. Mi propósito con este escrito no es crear legalismo.
Al contrario, es un llamado a considerar que cuando los músicos no participan de todo el servicio, están fallando en su
servicio a la congregación y dificultando su propio crecimiento a la estatura de Cristo.
A continuación cuatro razones de por qué entiendo que los músicos no deben de perderse la predicación y el resto del
servicio:
A mí me gusta invertir estos términos. En vez de ser un “músico cristiano” pienso que eres un “cristiano músico”. Tenemos
que tener nuestras prioridades bien establecidas. Tú sirves a Dios porque Él te salvó. Tu título en el cielo no va a ser “gran
músico del Señor”, sino “pecador salvado por gracia”. Esto te debe llevar a poner por prioridad el conocer a Dios más que a
tu instrumento. Un creyente, especialmente uno que está en una posición pública o de liderazgo, debe de inspirar a la
iglesia a adorar y a conocer a Dios. Si tú no conoces a Dios, ¿de quién vas a enseñar? ¿A quién vas a apuntar con tu
instrumento? Y, ¿qué mejor lugar para aprender de Dios que a través de Su Palabra, junto a Su pueblo, en Su iglesia? Si solo
estás durante el tiempo de la música, te estarás perdiendo del servicio completo, y de las bendiciones que conlleva.
La predicación de la Palabra es el medio que Dios ha elegido para comunicar el evangelio y darse a conocer. Como dijimos
en el punto anterior, si tú vas a adorar a Dios por medio de la música, es importante que le conozcas. De lo contrario, vas a
adorar de la forma que tú quieres y no necesariamente de la forma que Dios quiere ser adorado. Y “en la sabiduría de Dios
el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría”, sino que “agradó a Dios, mediante la necedad de la
predicación, salvar a los que creen” (1 Co. 1:21). Es la predicación de la Palabra de Cristo el método por excelencia para
conocer a Dios (Ro.10:13-15) y crecer para salvación (1 P. 2:2). Por supuesto, puedes crecer y conocer a Dios en privado,
pero también necesitas el ser pastoreado por la predicación de la Palabra domingo tras domingo. Además, tu llamado no es
tocar la música e irte. Tu llamado es a ser un miembro más de ese cuerpo redimido que está adorando en el tiempo de
cánticos y en la predicación de la Palabra, por la cual Dios también te salvó a ti.
3. No eres invisible.
Tu actitud puede ser de tropiezo. La gente se va a dar cuenta de que no estás presente durante la predicación, y esto puede
que sea de tentación para ellos. Pueden pensar, “Fulanito quiere que adore, pero no está en la prédica”. Todo lo que tú
hiciste ese domingo puede ser desechado por no estar presente durante la prédica. Tu servicio no será efectivo porque la
gente no va a creerte o confiar en ti cuando estés sirviéndoles o liderándoles. Si en tu iglesia hay más de un servicio,
considero que, por amor al prójimo, puede ser beneficioso estar presente en ellos. Como dice el refrán, “matarás dos
pájaros de un tiro”, ya que servirás a tus hermanos y aprenderás más.
4. No debes dejar de congregarte.
Hebreos 10:24-25 nos llama a estimularnos y a exhortarnos unos a otros y a no dejar de congregarnos, ya que el día se
acerca. Si no estás presente en el tiempo de la predicación, ¿cómo vas a estimular y ser estimulado; exhortar y ser
exhortado? Una forma practica en la que puedes seguir estimulando a la iglesia es escuchando todo el mensaje y pensar en
qué canción puedes cantar en respuesta al mensaje del pastor. ¿Qué canción va a ayudar a la iglesia a conectarse aún más
con las verdades que escucharon? Muchas veces me ha pasado que la canción que tenía preparada para responder al
mensaje no era la mejor. Al escuchar la prédica pude hacer un ajuste y elegir otra canción en respuesta a lo que entendí que
Dios quería hacer con su pueblo. El no estar en el resto del servicio no te permitirá ver lo que el Espíritu Santo está haciendo
en tu iglesia. Si no estás durante el sermón, no podrás servir a tu iglesia de una forma efectiva.
Amados músicos, gracias por su servicio domingo tras domingo. El servir al pueblo de Dios es uno de los más grandes
privilegios que hay. Por eso esta exhortación: eres de mayor bendición para tu iglesia cuando eres parte de todo el servicio
de adoración, no solo de la música. Vas a aprender más acerca de Dios y vas a poder aplicar estas enseñanzas cuando sirvas
a la iglesia. Recuerda que Cristo pagó un alto precio por estas amadas personas, las cuales nosotros servimos. Si a Dios le
importó tanto su pueblo que dio a su Hijo por ellos, a nosotros nos debe de importar también.
6) COSAS QUE DEBE DE SABER UN MINISTRO DE ALABANZA
El problema fue que anheló ser visto por los demás y que la alabanza también sea para él y no solo para Dios
“Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré MI TRONO, y en el monte del
testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré SEMEJANTE al Altísimo.
Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo” (Isaías 14:13-15).
A causa de esto el hizo alianzas con otros ángeles lo cual desagrado a Dios y por esto termino siendo expulsado del cielo;
pero todo esto fue por que quiso estar en el trono, ser visto por todos y ser semejante a Dios recibiendo la alabanza de los
demás.
Este es un problema con el que tiene que lidiar un músico pues un músico o bien buscara ser parte del ministerio de
alabanza para la gloria de Dios o sino para su propia gloria.
Escuche una vez a una gran ministra que ha sido de mucha bendición para mí decir “Si Dios te pidiera que no vuelvas a
pararte al frente de los demás a cantar o tocar en público y tan solo te concentraras en alabarle directamente a Dios; ¿Lo
harías o dejarías de seguirle?; si tu respuesta es que no lo harías entonces tú no estás preparado para servir en el ministerio
de alabanza”. Esta reflexión me pareció excelente puesto que muchas veces lo que buscamos es que nos miren y si no nos
miran o si no saben que somos nosotros los que están haciendo algo bueno no queremos hacerlo. Pero LA GLORIA TIENE
QUE SER UNICAMENTE PARA DIOS, por nada del mundo busquemos quitarle la gloria.
2) UN VERDADERO MINISTRO TIENE QUE VIVIR EN SANTIDAD Y ORACIÓN PARA SER DE BENDICIÓN.
Recuerden que la alabanza no es tan solo música, sino también una guerra espiritual pues la biblia narra que a través de la
alabanza se ganaron guerras que parecían imposibles y hasta milagros muy importantes sucedieron, así mismo la presencia
d Dios descendió muchas veces en medio de la alabanza.
Pero todas estas proezas bíblicas sucedieron por que dichos ministros estaban viviendo en santidad y oración constante.
Puedo ciar varios ejemplos en torno a esto:
Otro ejemplo también es el de la toma de Canaán, cuando derribaron los muros de Jericó.
“Entonces el pueblo gritó, y los SACERDOTES TOCARON LAS VOCINAS; y aconteció que cuando el pueblo
hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a
la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron” (Josué 6:20)
Aquí nos encontramos con otro ejemplo de las cosas sobrenaturales que Dios puede hacer con el ministerio de alabanza
cuando esta está viviendo en oración y santidad.
Si los ministros de nuestras iglesias estuvieran siempre en oración y santidad todos los muros y fortalezas que ha puesto el
enemigo caerían, pues cuando hay alabanza con santidad los muros caen.
Dios les regalo una gran victoria en una batalla que ni tuvieron que luchar tan solo porque los Sacerdotes alabaron a Dios;
pero esto solo fue posible porque estos sacerdotes estaban viviendo en santidad y en comunión continua con Dios; y aun
Dios los bendijo en gran manera al terminar esta guerra.
“Viniendo entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los cadáveres muchas riquezas, así
vestidos como alhajas preciosas, que tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar: tres días
estuvieron recogiendo el botín, porque era mucho” (2 Crónicas 2:20)
Tú también puedes ser de bendición para tu iglesia, pero debes de buscar más de Dios, por lo tanto considera siempre que
tu alabanza no es tan solo música, sino es algo que va mucho más allá
7) TRES CUALIDADES ESENCIALES PARA SERVIR EN EL MINISTERIO DE MÚSICA
Por algún motivo en la providencia de Dios, soy el líder del ministerio musical de nuestra iglesia, Kaleo. Digo que fue
por la providencia de Dios porque esto es algo que realmente nunca busqué intencionalmente. Pero al mirar hacia
atrás, puedo ver claramente cómo la providencia de Dios me estaba preparando para servirle en esta capacidad. Pero
podemos dejar esa historia para otra ocasión.
Por ahora quiero enfocarme en otra cosa. Una de mis responsabilidades como líder del ministerio musical es entrenar
a otros miembros de nuestra iglesia para que ellos usen sus dones y habilidades musicales para la gloria de Dios y
para la edificación de la iglesia guiando y facilitando la alabanza a Dios en el ámbito musical. Esto me ha llevado a
pensar en algunos requerimientos básicos para una persona que quiere participar en el ministerio musical.
Quiero compartir esta lista de requerimientos básicos contigo. Esta lista no es, de ninguna forma, exhaustiva ni
obligatoria. Más bien es una lista de las cosas que en mi experiencia personal y mis convicciones veo como cualidades
muy importantes, si no es que indispensables, en una persona que quiere estar al frente cantando o tocando un
instrumento.
LOS VOLUNTARIOS DEL EQUIPO MUSICAL DEBEN SER NACIDOS DE NUEVO, DISCÍPULOS DE JESÚS
QUIENES HAN EXPERIMENTADO Y CONTINÚAN EXPERIMENTANDO EL PODER SALVADOR DE DIOS EN SUS
VIDAS.
¿Por qué le cantamos a Dios? ¿Por qué usamos música para alabarle? Porque él nos ha salvado. No tiene caso
cantarle en gratitud cuando no hemos recibido su regalo de la salvación ni experimentado su gracia.
De Tu justicia y de Tu salvación,
Oh Santo de Israel.
Se que hay iglesias y líderes que usan el ministerio de música como una avenida para atraer inconversos que tienen
una inclinación musical o para ayudar a alguien que está tibio a comprometerse más. Tal vez existe alguna buena
razón para eso, pero personalmente tengo la convicción de que una persona que no ha experimentado la salvación
de Dios, no tiene la motivación correcta para pararse al frente de una iglesia y tocar un instrumento cantar a Dios.
Nuestra motivación para cantarle es su salvación pero si alguien no ha experimentado esa gracia, ¿para quién están
cantando?
LOS VOLUNTARIOS DEL EQUIPO MUSICAL DEBEN ESTAR BUSCANDO LA SANTIDAD (OBEDIENCIA A LOS
MANDAMIENTOS DE DIOS, AMOR POR ÉL, DISFRUTARLO, LUCHAR ACTIVAMENTE CONTRA EL PECADO,
ETC.) EN SU VIDA Y TENER UN BUEN TESTIMONIO EN TODAS LAS ESFERAS DE SU VIDA.
En Efesios 4 y 5, una de las alternativas a todas las prohibiciones que Pablo da a la iglesia es: “Hablen entre ustedes
con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con su corazón al Señor. Den siempre gracias por
todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre” (5:19-20). En otras palabras El hablar con salmos,
himnos y cantos espirituales y cantar y alabar con nuestro corazón es opuesto a una vida de desobediencia (cf.
Efesios 4:17 - 5:21 ).
Una vida de desobediencia a Dios no es consistente con el evangelio que proclamamos y los himnos, y canciones que
entonamos para Dios. Debemos ser cuidadosos en cómo andamos, como hablamos, lo que publicamos en nuestras
redes sociales, como tratamos a los demás, etc. Si un voluntario no está activamente luchando contra su pecado y
mortificándolo, esto es una señal de alarma de que esa persona tal vez ni siquiera es un verdadero cristiano. Y no
estoy hablando de una perfección. Pablo mismo reconoce que él no ha llegado a la perfección. Más bien me refiero a
una vida de crecimiento, de lucha activa contra el pecado y la tentación.
Santiago 3:11 y 2 Corintios 6:14-18 también agregan puntos importantes para considerar si una persona que no
vive en santidad realmente puede servir en el ministerio musical, o en cualquier otro ministerio.
“EL NÚMERO DE LOS QUE FUERON INSTRUIDOS EN EL CANTO AL SEÑOR, CON SUS
PARIENTES, TODOS LOS QUE ERAN HÁBILES, FUE DE 288” (1 CRÓNICAS 25:7).
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El enfasís de este punto esta en la palabra: “deberían.” No tienes que ser Mozart o Beethoven para servir en el
ministerio de música. Sin embargo, creo que es importante que los que están facilitando la alabanza musical sepan lo
que están haciendo; que sepan tocar su instrumento (guitarra, piano, voz, etc.). No es necesario que sean expertos,
pero si deberían tener cierta habilidad y deberían estar buscando mejorar practicando de forma regular.
Es importante evitar distracciones innecesarias. Nuestro trabajo como equipo musical es facilitar la alabanza a Dios;
que la iglesia unida cante, que podamos usar el amplio rango de sentidos, emociones con los que Dios nos creó para
expresar gratitud y alabanzas a su nombre. Pero si la música es deficiente, si los músicos están cometiendo errores, si
el piano no está tocando en la misma clave que la guitarra, eso distrae a la iglesia de forma innecesaria; crea barreras
que podrían ser evitadas.
“NUESTRO TRABAJO COMO EQUIPO MUSICAL ES FACILITAR LA ALABANZA A DIOS; QUE LA IGLESIA UNIDA
CANTE, QUE PODAMOS USAR EL AMPLIO RANGO DE SENTIDOS, EMOCIONES CON LOS QUE DIOS NOS
CREÓ PARA EXPRESAR GRATITUD Y ALABANZAS A SU NOMBRE.”
Por otro lado, es importante recordar que la iglesia es una familia que, así como fue redimida por la gracia de Dios, lo
miembros de la misma conceden esa gracia a otros. Igualmente es importante reconocer que hay iglesias que
simplemente no tienen hermanos con talentos musicales que puedan guiar a la iglesia en adoración musical a Dios. Es
por eso que este punto no es un requerimiento sino una sugerencia. Y los dos primeros puntos deben de ser
priorizados muy por encima de este tercero. Recuerda que Dios no se fija en lo que la mayoría de las personas ve.
Dios ve nuestros corazones.
CONCLUSIÓN
A final de cuentas, cualquier persona que quiera servir en el grupo de música debería buscar crecer en todas estas
áreas; en su entendimiento del evangelio y la gracia salvadora de Dios, en su santidad, crecimiento y su lucha contra
el pecado, y en su habilidad musical.
Estoy consciente de que hay otras opiniones respecto a este tema. Me gustaría escuchar tu opinión. Puedes dejar un
comentario en la sección de comentarios abajo. Espero que esta breve lista sea de bendición y ánimo para la iglesia.
8) CONSEJOS PARA MÚSICOS
1- Nuestras convicciones son muy importantes. Hoy en día algunos cantantes seculares se han convertido en verdaderos
predicadores de sus filosofías y han ganado muchos adeptos. Nosotros tenemos a Jesucristo, el Creador del Universo y autor
de la vida reinando en nuestro corazón, tenemos al Espíritu Santo que nos aconseja y nos inspira nuevas canciones, pero
muchas veces como músicos nos conformamos con saber unos cuantos versículos de la Biblia e ignoramos muchas
verdades.
Te sabes todas las canciones, haces guerra con címbalos, cuerdas y gritos de júbilo, pero ¿nunca te ha pasado que cuando el
predicador dice “abran sus Biblias en Nahum” para cuando lo encuentras (en caso de que traigas Biblia) ya todos terminaron
de leer el capítulo?
Eso es muy raro que le pase a los músicos… (lo confieso, lo declaro, lo creo en fé), pero te animo a que tomes en serio el
conocer a fondo la Palabra de Dios y toda su riqueza.
2- Como cristiano yo decido servir al Señor en cualquier área, solamente porque le amo. Yo no puedo limitar a Dios a que
por el hecho de tener talento musical la alabanza se convierta en mi única área de servicio a Él. Debemos estar siempre
preparados para toda buena obra en el Reino de Dios. Existe la tendencia equivocada de pensar (a veces
inconscientemente) que un ministerio visible es más importante que uno que no se ve, como por ejemplo la oración, cuidar
bebés durante la reunión, acomodar sillas, etc.
Esto me lleva a recordar lo importante que es estar analizando mi corazón de una manera periódica para descubrir cuál o
cuáles son mis motivaciones para estar en el ministerio de la música. Te invito a que tomes ahora mismo un tiempo y te
preguntes: ¿Cuál es la razón por la cual yo estoy sirviendo en el ministerio de alabanza? ¿Porqué estoy ahí?
Medítalo un momento y después continúa la lectura.
Hay diversas razones por las cuales una persona decide servir a Dios por medio de la música, pero si tu motivación principal
para servirle es algo muy diferente a darle la gloria a Él y engrandecer su Reino, creo que necesitas examinar tu
corazón. Satanás es muy sutil y como músico que es, quiere siempre robarle la gloria a Dios. A veces sin nosotros desearlo
podemos ser presa de la vanagloria o el orgullo si no estamos bien anclados en el Señor. Cuando la gente hace comentarios
muy buenos acerca de cómo el ministerio que tú desarrollas ha impactado sus vidas, lo que te toca hacer es regresarle la
gloria a Dios y darle gracias por su fidelidad y su amor para contigo. Si mantienes una actitud humilde, ten por seguro que Él
te va a levantar y a abrir las puertas. (Santiago 4:6).
3- Engrandece tu talento, cultívalo, estudia, documéntate, proponte ser el mejor para que le des buena fama a Dios. (1
Reyes 10:1-9)
No me mal entiendas, soy un ferviente impulsor y promotor de la excelencia musical porque Dios merece siempre lo mejor
de nosotros, pero de igual forma debemos balancear la excelencia espiritual porque es la esencia de todo ministerio. Es muy
importante programar tiempos de ensayos al igual que reuniones de oración como grupo.
No me refiero a que la letra de los cantos deba de sonar religiosa (por el contrario), pero sí que mínimo se entienda en un
concierto y que comunique un mensaje basado en Dios. Debemos ser diferentes. Igualmente nuestra manera de vestir tiene
que ir de acuerdo a lo que queremos reflejar. No digo que andemos con traje de 3 piezas y corbata en un campamento
juvenil, pero tampoco tomar posiciones extremistas y excusarnos en el argumento de que “hay que hacernos como ellos”
para que vengan al evangelio; dice la Palabra “conviértanse ellos a ti…”. Creo que sí se puede lograr un buen balance y ser
originales sin comprometer nuestro testimonio. Repito, debemos ser diferentes, la gente tiene hambre de Dios y quiere ver
tu original, no tu imitación.
6- Hemos aprendido cómo un músico ungido por Dios es un instrumento muy valioso en sus manos, para sanar, dar ánimo,
profetizar, hacer guerra espiritual y muchas cosas más; pero no caigas en el error de buscar solamente la unción en tu vida
como un fin por sí mismo, busca estar cerca de EL QUE DA LA UNCIÓN.
Hechos 19 nos narra que había en Efeso unos exorcistas ambulantes que presenciaron milagros del Señor por medio de
Pablo y ellos tomaron el nombre de Jesús como una especie de palabra mágica; pero cuando se toparon con un
endemoniado, el espíritu malo les dijo: conozco a Jesús y sé quién es Pablo, pero ustedes ¿quienes son? Y ya sabemos el
final de la historia, verdad ?
Dios te va a dar de su fresca unción sin que se lo pidas, solamente estando muy cerca de Él.
Si la meta es motivar a la gente a que adore a Dios, tengo que ser sensible e incluir en su mayoría cantos que se sepa la
congregación. También hay que ser prácticos, y si el canto más nuevo de algún salmista conocido trae un “solo” de gaita en
la grabación original y muy largo, se lo puedo recortar o quitar si va a ser un estorbo para el fluir de la alabanza.
Si la meta es hacer evangelismo, usa los recursos necesarios que estén a tu alcance de acuerdo a la edad y el tipo de público
para comunicar el mensaje de salvación.
8- Ya por último quiero hacer notar que hay una diferencia entre CANTAR LO QUE CREEMOS Y VIVIR LO QUE CANTAMOS.
En 1995 estuvimos cantando en algunas ciudades de España, entre ellas Murcia. Recuerdo que era un concierto al aire libre
en una plaza; la gente parecía muy insensible al evangelio, pero nosotros lo hicimos con todo nuestro corazón. Cuatro años
después realizamos otro viaje a España y conocimos hermanos que habían estado en ese concierto. Ellos nos platicaron que
hubo un joven que pasó ese día por la plaza, se quedó a escuchar un rato y luego se fue. El joven no se convirtió en el
concierto pero después buscó al Señor y finalmente recibió a Cristo. Él comentó que lo que lo motivó a buscar acercarse a
Dios fue que nunca antes había visto cantar a jóvenes con una convicción firme en lo que creen. Hoy en día este joven es
líder de alabanza en una congregación de Barcelona.
¡Gloria a Dios por su Palabra que nunca vuelve vacía! Qué privilegio nos da El Señor de impactar vidas a través de su Espíritu
Santo, pero necesitamos estar viviendo lo que cantamos y tocamos. De otra forma somos solamente como metal que
resuena o como un cheque sin fondos, y nuestro ministerio no alcanza la efectividad espiritual a su máxima capacidad como
Dios quiere usarnos.