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Grotesco Criollo

Concepto de Grotesco Criollo


El grotesco criollo es un subgénero dramático cultivado
en la Argentina y también en Uruguay. Su creación es
atribuida al director teatral y dramaturgo Armando
Discépolo, con su obra majestuosa y popular conocida
como Mateo. En su seno confluyen desde
el grotesco italiano hasta el sainete criollo

CARACTERÍSTICAS
Presenta la búsqueda de comunicación por parte del
sujeto y la contención familiar no obtenida, que lleva al
protagonista a la depresión y a lo patético. Describe la
animalización de los personajes, sumada a la máscara
social. La trama busca una profundización psicológica.

LUNFARDO Y COCOLICHE

Lunfardo: principalmente en Buenos Aires a finales del


siglo XIX y comienzos del XX, y que tomó palabras de las
lenguas que hablaban los inmigrantes recién llegados al
Río de la Plata; muchos términos de esta jerga forman
parte hoy de la lengua coloquial rioplatense.

Cocoliche: El cocoliche surgió en el siglo XIX a partir de


la mezcla de dialectos italianos con el idioma español.
Entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, un
gran porcentaje de la población de la capital argentina
procedía de Italia. La alternancia de términos
pertenecientes a sus dialectos nativos y otros propios de
la lengua del país de acogida derivó en el desarrollo de
esta jerga.

EJEMPLO:
Bondi
Chamuyar
Changa

ANÁLISIS DE LA OBRA
En “El conventillo de la Paloma" podemos observar varios
elementos relacionados con el grotesco criollo como por
ejemplo:
-Paseo de Julio. - ¿y por qué no venís a defenderla vos que
tenés pinta de bravo?
-Villa Crespo. -(Sereno.) ¿Yo?... porque, pa serie franco, no
me Interesa. y créame que lo siento de alma, porque
hubiera sido muy linda oportunidá pa patinarme unos
cobres.
También aparece el lunfardo:
“Seriola. - Ni esa pinta abacanada* que al patinar va
diciendo: ¡ábranle cancha a la invicta que viene picando
piedras!”
El cocoliche se une por Miguel:
El Miguel. - ¡Qué tipo arruinadore! ¡Pero yo hai mandado mi
mojiere a Nápole, y aquí tengo piedra libre!

Apellidos de inmigrantes en Argentina


Araujo: El significado del apellido Araujo nació en España y
Portugal por los hermosos lugares que rodeaban a su
gente. Se deriva del gallego y el portugués » Araujo»,
aunque dispone de un elemento latín: «Arauji sericifera».
Esta es una planta trepadora de flores blancas y olorosas.
Otra de las versiones es que su origen es gallego.
Específicamente de un lugar llamado Loleos, que está junto
a Portugal.

Este apellido es muy conocido, pues el fundador de su casa


solar fue un hombre de mucho renombre en la época,
conocido como Rodríguez de Araujo. Cuentan que Gonzalo
Rodríguez de Araujo, llegó a ser un gran caballero. Por ello,
le fue conferido el título de vasallo de don Fernando de
Portugal. Este era, para ese entonces, el rey. Muchos de
esos caballeros de esa casa Portuguesa se mudaron a
Galicia, para así fundar otra casa solar muy próxima al
concejo de Lovios del partido judicial de Bande y provincia
de Ourense. Se cree que el lugar donde estaba asentada
esa casa solar fue en la hoy parroquia de Araujo. El primero
en gobernar sobre esa casa fue Payo Rodríguez de Araujo.
Este, a su vez, gobernó también sobre las provincias dedel
castillo de Sande, Lovios, Milmada y Gendive. Ayudó a don
Juan I, rey de Castilla y también tuvo cargos prominentes
en la Villa de Celanova (Orense)

Tortosa: Apellido de origen catalán, relativamente frecuente


y repartido por España, procedente del topónimo Tortosa,
nombre de la ciudad de Tortosa, (Tarragona), cuyo étimo
está, según señala Moll en su obra "Els Llinatges Catalans",
en el prerromano –Dertosa-, con el significado de “ciudad
de las piedras”.

Actualmente, las ramas de este apellido están radicadas,


principalmente, en Catalunya, Comunidad Valenciana y
Baleares, siendo muy notable su presencia en la
Comunidad de Murcia y en algunas provincias andaluzas,
sobre todo en las de Almería, Jaén y Granada. Otro notable
asiento se halla en la Comunidad de Madrid.

Los de este apellido se hallaron en las conquistas a los


moros de los reinos de Valencia y Murcia, donde quedaron
asentados, pasando posteriormente a la conquista de
Andalucía Oriental. Así, Pere Ramón de Tortosa, ciudadano
de Tortosa en 1233, acompañó al rey Jaime I de Aragón en
la toma del castillo de Almenara (Castellón), en 1236, y
Bernardo, Guillem y Berenguer de Tortosa, acompañaron al
citado monarca en la toma de Valencia, levantando sus
descendientes casas en Valencia (1306-16), Ontinyent
(1343), Albaida (1390), Agullent, Bocairent, L´Ollería (1421),
etc.
Anexo

Escudo del apellido Araujo:

Escudo del apellido Tortosa:


Inmigrantes llegando a Argentina:

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