El Colegio de Mexico Diálogos: Artes, Letras, Ciencias Humanas
El Colegio de Mexico Diálogos: Artes, Letras, Ciencias Humanas
El Colegio de Mexico Diálogos: Artes, Letras, Ciencias Humanas
JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide
range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and
facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected].
Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at
http://about.jstor.org/terms
El Colegio de Mexico is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to
Diálogos: Artes, Letras, Ciencias humanas
This content downloaded from 168.176.5.118 on Fri, 20 Jul 2018 21:59:59 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
Guillermo La ciudad y el campo
de la Pe?a en M?xico
Breve historia de una relaci?n
conflictiva
69
This content downloaded from 168.176.5.118 on Fri, 20 Jul 2018 21:59:59 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
Alb?n), dominadas por castas de sacerdotes tas, comerciantes, artesanos, prestadores de servi
bur?cratas, capaces de organizar a vastas masas de cios); concomitantemente, surgi? la necesidad de
campesinos tributarios, pero tambi?n de promover abastecerla de alimentos y satisfactores. Algunos de
la innovaci?n tecnol?gica, el comercio, la manufac estos ?ltimos los generaba internamente cada ciu
tura y las obras p?blicas (regad?o, comunicaciones). dad; otros proven?an de Espa?a (y el control de es
Tras la ruina de las civilizaciones cl?sicas (hacia el si tos productos dio lugar a la prepotencia del Real
glo , A.D.), la llamada civilizaci?n tolteca mantuvo Consulado de Comerciantes, verdadera mafia ense
y desarroll? a?n m?s la tecnolog?a agr?cola ?terra ?oreada de la ciudad de M?xico y Veracruz?; los
zas, regad?o y chinampas? que posibilitaba la existen alimentos ten?an que venir del campo, mediante la
cia de poblamientos numerosos y densos. refuncionalizaci?n de los sistemas de tributo y la
Para el siglo xiv, el altiplano mexicano se creaci?n de nuevas empresas ?ganaderas en las se
encontraba dominado por un complejo de ciudades rran?as del sur de la ciudad de M?xico y en Los Altos
surgidas en la zona lacustre del valle de M?xico. A y el suroeste jalisciense, trigueras en las zonas aleda
este complejo urbano ?el coraz?n de la confedera ?as a Puebla y Guadalajara, azucareras en los valles
ci?n mexica o azteca, que extender?a sus tent?culos de Morelos y del sur de Jalisco. Estas labranzas y ga
por todo el territorio mesoamericano? conflu?an nader?as, convertidas pronto en haciendas y ran
variados productos de todo tipo de nichos ecol?gi chos, requer?an de dos tipos de trabajadores: fijos y
cos a trav?s de mecanismos tributarios y comercia estacionales. Los segundos se reclutaban de comu
les; sus sistemas de dominio y alianzas pol?ticas le nidades ind?genas, a trav?s de mecanismos como la
permitieron adem?s reestructurar la organizaci?n encomienda y el repartimiento o bien a trav?s de pago
productiva y demogr?fica de su hinterland. La propia de salarios. Las comunidades vend?an adem?s sus
cuenca del valle de M?xico se cubri? de chinampas y excedentes de grano para alimentar a los trabajado
obras de desecaci?n; las zonas escarpadas deTexco res fijos.
co, habitadas hasta el siglo xv por chichimecas Encontramos as? en las regiones agr?colas ?sobre
(cazadores y recolectores), se agriculturizaron me todo en el centro del pa?s? una organizaci?n sim
diante la creaci?n de complejos sistemas de riego (y bi?tica del espacio que en no pocos casos ha pervivi
la poblaci?n se toltequiz?); los valles semitropicales do durante cuatro siglos: por un lado, existe la agri
del cercano sur (Cuautla, Yautepec, Cuernavaca...) cultura comercial de m?todos extensivos, monopo
se especializaron en cultivos de cacao y algod?n lizados de las mejores tierras (las m?s planas e irri
tambi?n mediante el desarrollo del riego. gadas); por otro, la agricultura campesina, confina
da a tierras monta?osas, sin riego, intensiva y de
escasa capitalizaci?n, orientada mayoritariamente al
Ciudades administrativas autoabasto. En las zonas de agricultura comercial,
y zonas de abasto surgieron ciudades intermedias, residencias de agri
cultores y comerciantes (Atlixco, cerca de Puebla;
La colonizaci?n espa?ola aprovech? desde sus ini Cuatla, en Morelos; Sayula, en el sur de Jalisco; Za
mora, al pie de la sierra pur?pecha, en la ruta hacia
cios la organizaci?n espacial y el sistema tributario
existente: acept? la utilidad de una poblaci?n de Guadalajara, etc.). En las zonas campesinas encon
campesinos que cumpl?an el doble papel de abaste tramos poblados peque?os, compactos, cr?nica
mente hambrientos. En ciertas zonas ind?genas ?las
cedores de alimentos y reserva de mano de obra au
torreproducible. Pero el conquistador espa?ol -a di m?s alejadas de las rutas comerciales? surgieron
ciudades t?picamente expoliadoras : las que Aguirre
ferencia del portugu?s? era un obsesivo planifica Beltr?n ha llamado "centros rectores".
dor urbano: agrup? a los ind?genas en asentamien
tos nucleares jerarquizados (pueblos cabecera, ba
rrios y estancias), dotados de tierras comunales, cui
dadosamente organizados para el control y la evan Economia de exportaci?n
gelizaci?n; reedific?, conforme a nuevos lincamien y ciudades de frontera
tos, la vieja capital imperial; fund? villas y ciudades
donde vivieran los nuevos se?ores del territorio. Sin embargo, esta visi?n de ciudades administra
Tanto la capital como otras ciudades importan tivas y econom?as de abasto interno s?lo se refiere al
tes (Guadalajara, Puebla, Oaxaca, M?rida) adqui aspecto menos din?mico de la sociedad novohispa
rieron desde luego funciones administrativas y reu na. M?s a?n: la raz?n de ser de la administraci?n
nieron una poblaci?n t?picamente urbana (bur?cra colonial no puede entenderse ?hace tiempo lo hi
70
This content downloaded from 168.176.5.118 on Fri, 20 Jul 2018 21:59:59 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
cieron notar Alejandra Moreno y Enrique Flores que los espa?oles traspusieran los l?mites del altipla
Cano? si no se examina su articulaci?n al sem. no mesoamericano, hacia la inh?spita Aridoam?rica
La otra funci?n de las ciudades novohispanas era o la insalubre costa, y fundaran asentamientos de
organizar la exportaci?n: de az?car, grana, cuero, frontera ?presidios y misiones?, destinados a sub
especias, cacao, vainilla, plantas tint?reas y metales yugar chichimecas y a servir como puntos de relevo.
preciosos. Sobre todo metales' preciosos (oro y, en De hecho, varios reales de minas importantes que
mayor abundancia, plata): ?stos constitu?an a finales daron fuera de la mancha agr?cola prehisp?nica, y
del siglo xvi el 90% del valor de las exportaciones de junto a ellos surgi? un nuevo tipo de ciudad ?Zaca
la Nueva Espa?a. Dicho porcentaje no descendi? a tecas, San Luis Potos?, Guanajuato, Parral? que, en
menos de 80 durante los siglos coloniales, y todav?a palabras de Eric Wolf, ser?an el crisol de la nueva
a lo largo del siglo xix la plata dominar?a nacionalidad mexicana. Asimismo surgieron ha
abrumadoramente el comercio exterior. Gracias a ciendas, ranchos y empresas para el abasto de las
los metales preciosos, los comerciantes europeos ciudades y puestos de frontera, que a su vez tendr?an
pod?an financiar las masivas importaciones de pro caracter?sticas distintas a las de las zonas mesoame
ductos asi?ticos demandados por el mercado consu ricanas. Como lo hicieran notar las viejas pero a?n
midor europeo, que se hab?a consolidado primero sugerentes tesis de Fredrick J. Turner, la frontera es
en la cuenca del Mediterr?neo y luego en los pa?ses el espacio de la innovaci?n social, cultural y pol?tica.
n?rdicos. La p?rdida del control de este comercio Tambi?n de la innovaci?n racial: no tardaron mu
modific? dr?sticamente la posici?n mundial de Por cho en mezclarse los espa?oles y criollos de toda al
tugal y Espa?a desde el propio siglo xvi: de curnia con los indios trasplantados y los esclavos
"centro" pasaron a ser "semiperiferia". Por su par negros. Si la burocracia real basaba su poder en su
te, los comerciantes ingleses, merced ?en buena me capacidad de intermediaci?n y arbitraje entre seg
dida? a la plata mexicana, desencadenaron el pro mentos de poblaci?n y corporaciones de status
ceso de acumulaci?n capitalista que dar?a a su pa?s dis?mbolos ?rep?blicas de indios y encomenderos,
la hegemon?a en los tres siglos siguientes. hacendados y comerciantes, ayuntamientos y gre
La b?squeda de minas y yacimientos determin? mios de artesanos?, la coalescencia de las poblacio
71
This content downloaded from 168.176.5.118 on Fri, 20 Jul 2018 21:59:59 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
n?s fronterizas minar?a necesariamente tal poder. En frontera croata ?tambi?n dominada por los Habs
el siglo XVIII, las regiones de Guadalajara y del Baj?o burgo?, la ruta a Zacatecas se pobl? por familias
se esforzaban por aumentar su autonom?a frente a la patriarcales de labradores y peque?os ganaderos,
monop?lica y anquilosada ciudad de M?xico. No en que tendr?an funciones productivas (agroganaderas)
balde de estas regiones brotaron los ej?rcitos insur y a la vez militares: tal es el origen de la regi?n de
gentes. los Altos de Jalisco, y tambi?n de la sociedad ranche
ra (criollo-mestiza), en la que Jean Meyer ha visto el
Guadalajara, el Baj?o y los l?mites arranque de la identidad cultural del occidente de
del crecimiento regional M?xico y una de las ra?ces de la cultura mexicana en
general.
Guadalajara naci? como sede administrativa de Mientras Guadalajara contaba s?lo con dos ciu
un territorio donde ?u?o de Guzm?n quer?a fundar dades de alguna importancia en su zona circundante
un reino ?la Nueva Galicia? m?s importante que el (Sayula y Lagos), en el vecino Baj?o ?que tambi?n
de Hern?n Cort?s en la Nueva Espa?a; m?s tarde, ten?a rancheros? las mejores condiciones de la tierra
creci? como foco de colonizaci?n y control del no permitieron una mayor densidad demogr?fica, que
roeste ?inclusive el importante centro minero de adem?s dio origen al desarrollo de una red de ciu
Zacatecas?, y lugar de relevo para los flujos comer dades interdependientes. Esta red de ciudades cons
ciales entre esta regi?n y el centro. Al igual que la tituy? en las ?ltimas d?cadas de la colonia una espe
72
This content downloaded from 168.176.5.118 on Fri, 20 Jul 2018 21:59:59 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
eie de polo de desarrollo, cuyo motor fundamental la, sujeto adem?s el pa?s a numerosas agresiones ex
era la miner?a, que demandaba insumos (bestias de tranjeras, se hallaba en plena decadencia. Guana
tiro, cuero para sacos y reatas, instrumentos de hie juato, que en 1809 llegara a ser la segunda ciudad
rro y madera); igualmente, la poblaci?n trabajadora del virreinato [?rea 90 000 habitantes), hab?a perdi
demandaba comida y bienes de consumo, y quienes do casi dos terceras partes de su poblaci?n cincuen
los produc?an tambi?n consum?an y contribu?an a la ta a?os m?s tarde. Interrumpido el tr?fico de la gra
consolidaci?n del mercado regional. A diferencia na cochinilla, el crecimiento de Oaxaca queda es
del campesino ind?gena, el ranchero sol?a participar tancado por m?s de cien a?os. La crisis de los puer
directamente en la comercializaci?n de sus produc tos coloniales (Veracruz y Acapulco) y el crecimiento
tos en los mercados m?s inmediatos y por ende su zigzagueante de los que antes fueron s?lo puertos de
situaci?n econ?mica era mejor. En cambio, la suerte cabotaje (Mazatl?n, San Blas, Manzanillo, Tampico,
del abundante proletariado rural y urbano, de "cas Alvarado, Tuxpan) son asuntos m?s complejos, vin
tas" e indios "labor?os", era muy poco envidiable. culados no s?lo a los vaivenes del comercio exterior
Sin embargo, la pujanza de econom?as regionales sino a los bloqueos de los gobiernos extranjeros y a
como las de Guadalajara o el Baj?o se ve?a dr?stica medidas pol?ticas internas.
mente frenada por su incapacidad de trascender los En cambio, aument? la importancia de las ciuda
propios l?mites de su regi?n, en virtud de los con des que eran centros de mercadeo regional (Guada
troles creados por la Corona y por los privilegios del lajara y sus sat?lites: Sayula, Zapotl?n el Grande,
consulado de comerciantes. La metr?poli espa?ola, Lagos; en el Baj?o, Irapuato y Zamora) o bien pro
siendo incapaz de utilizar la riqueza minera para or ductoras de bienes manufacturados para mercados
ganizar un commonwealth en sus dominios, bloque? regionales (Puebla, Quer?taro, Le?n, de nuevo
en la Nueva Espa?a el surgimiento de mercados ex Guadalajara). Por su parte, las haciendas iniciaron
trarregionales : hasta finales del dieciocho hubo s?lo ?o continuaron, en varios casos? un proceso de
dos puertos importantes, y las principales rutas co producci?n industrial (az?car, panocha, alcohol,
merciales ?y, por tanto, el n?mero de ciudades ca aguardiente de ?gave, harina, hierro fundido, ma
paces de ejercer funciones importantes de intercam dera aserrada, papel, textiles...) igualmente estimu
bio mercantil? variaron poco a lo largo de la Colo lado por el mercado regional.
nia. A finales de ?sta, las medidas de descentraliza Este tipo de expansi?n hacia dentro tuvo un pe
ci?n econ?mica (creaci?n de consulados en Vera riodo privilegiado entre 1830 y 1860; en su arran
cruz, Guadalajara y Puebla, apertura de puertos, que el Estado nacional contribuy? mediante la crea
permisos de ferias interregionales) de los Borbones ci?n del Banco de Av?o y la imposici?n de legisla
crearon una dislocaci?n de la estructura vigente ci?n proteccionista (de alcabalas, sobre todo). Im
que, unida al descontento criollo por las reformas plic? adem?s la compra de maquinaria venida de la
pol?ticas, a la pobreza de las clases trabajadores, y a Gran Breta?a. Pero ?sta ?el centro del sem? no es
la debilidad del Estado en las zonas de frontera, pre taba interesada s?lo en vender tecnolog?a sino en
cipitaron la revoluci?n de independencia. inundar M?xico de las abundantes mercanc?as gene
radas por su ahora consolidada industria; en com
Independencia y polarizaci?n regional binaci?n con grupos de comerciantes mexicanos
promovi? el contrabando y la legislaci?n librecam
La fragmentaci?n regional se agudiz? una vez biaria. De nuevo, se defini? a M?xico como parte
consumada la emancipaci?n pol?tica de M?xico. La productora de metal y materias primas en el contex
carencia de un poder nacional consolidado permiti? to de la divisi?n mundial del trabajo. Gracias al ca
que hacendados y empresarios tomaran en sus ma pital ingl?s y ?crecientemente? al norteamericano,
nos la organizaci?n de la vida pol?tica en sus respec comenz? a revivir la miner?a mexicana; pero ahora
tivas zonas de operaci?n. Si en las ciudades resid?an no tuvo mucho impacto en el proceso de urbaniza
las autoridades formales, con frecuencia las decisio ci?n (excepto en lugares como Pachuca).
nes las tomaba desde su hacienda quien contaba con
un ej?rcito privado. Esta "privatizaci?n del orden/El triunfo librecambiario
social" influy? tambi?n en la organizaci?n fragmen
tada de la vida econ?mica: ni siquiera exist?a la
fuerza polarizadora de los consulados. En la segunda mitad del siglo xix, el triunfo
El comercio exterior, tras la ruinosa guerra insur pol?tico de los liberales conlleva un triunfo de la
gente, rotas las conexiones con la econom?a espa?o mentalidad exportadora y librecambista, cuya cul
73
This content downloaded from 168.176.5.118 on Fri, 20 Jul 2018 21:59:59 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
a ?2J/. /Iff.
minaci?n tiene lugar durante el porf?riato. Se reali pesinos sin tierra, rancheros, peque?os manufactu
zan grandes inversiones ?de nuevo de capital ingl?s reros y arrieros aplastados por el ferrocarril, comer
y norteamericano? en la creaci?n de una red ferro ciantes ligados a las plazas locales, y viejos caciques.
carrilera que reorganice los mercados regionales. Se
expande asimismo el tel?grafo y se crean las bases de
Los vientos de la Revoluci?n
un sistema financiero dominado por intereses for?
neos. La legislaci?n que protege a los productos re En ninguno de los "momentos" hasta aqu?
gionales y a las comunidades ind?genas desaparece; descritos M?xico dej? de ser un pa?s fundamental
mente rural. En la colonia, las restricciones econ?
los empresarios se abalanzan sobre las tierras comu
nales para producir henequ?n, trigo, arroz, az?car, micas impuestas por la corona, y la escasez de traba
garbanzo y carne para las nuevas redes comerciales, jo libre, impidieron la inversi?n generalizada en ac
lo cual causa una serie enconada de revueltas cam tividades que favorecieran el empleo urbano. En el
pesinas. Para finales del siglo, han crecido nuevas siglo XIX, la ausencia de un sistema pol?tico capaz
ciudades-puerto ?dos muy importantes en los de garantizar el orden p?blico determin? la persis
confines opuestos de la rep?blica: Progreso/M?rida tencia de formas tradicionales de trabajo, a pesar de
y Guaymas. En el noroeste, la ciudad de Monte la legislaci?n liberal. El sistema de f?brica no surgi?
en la ciudad sino en las haciendas o en "colonias in
rrey prospera gracias al comercio con los Estados
Unidos; lo mismo ocurre con las ciudades de la dustriales" donde el empresario reglamentaba la
frontera norte. La gran ciudad, por sus funciones vida social de los trabajadores. Sin embargo, la "?li
comerciales, financieras y administrativas, vuelve a te del poder" en M?xico no era rural (aunque par
dominar la producci?n, sin que en el campo se ha cialmente residiera en el campo): su dominio se
yan modificado todav?a los mecanismos de orden ejerc?a a trav?s de ciudades, sobre todo de la ciudad
de M?xico. Tras la Revoluci?n, se desencaden? un
social y control de la fuerza de trabajo.
Dada esta coyuntura, la Revoluci?n mexicana de proceso de urbanizaci?n masiva; pero el campo
1910 brota con el signo del descontento de una po continu? pauperizado y se propici? a?n m?s la
blaci?n que ha sido agredida y desplazada por la or concentraci?n del poder en las grandes ciudades.
ganizaci?n econ?mica abrumadoramente urbano Tras cuatro a?os de lucha antiporfirista (19 -
c?ntrica, o que a?n. no logra participar en ella: cam 914), siguieron otros muchos de guerra civil entre
74
This content downloaded from 168.176.5.118 on Fri, 20 Jul 2018 21:59:59 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
las facciones revolucionarias que se disputaban la nacional); ?ste, atra?do por la estabilidad pol?tica y
hegemon?a. La facci?n triunfadora ?el carrancismo los salarios bajos, lleg? a controlar entre 1940 y
y sus herederos autodesignados, los generales sono 1970 la mayor?a de las empresas industriales impor
renses? representaba los intereses de la clase media, tantes. El reparto agrario dej? de ser una prioridad
de los emergentes empresarios agr?colas e industria nacional; los capitales no flu?an sino selectivamente
les, y, hasta cierto punto, del incipiente proletariado al campo. Por encima de todas las ciudades, ha cre
industrial. Las propias circunstancias de su adveni cido la ciudad de M?xico : concentra inversiones in
miento al poder determinaron que el nuevo Estado dustriales de todo tipo, sigue siendo el ?nico nudo
tuviera como meta prioritaria su propio fortaleci comercial de alcances nacionales, es la sede del con
miento, tanto frente a los perdedores de la Revolu trol pol?tico y de un gigantesco aparato burocr?tico.
ci?n ?los hacendados y los campesinos, que fueron Entre 1940 y 1980, la "primac?a urbana" del pa?s ha
exterminados o bien incorporados como parte suje alcanzado sus mayores ?ndices.
ta? como frente al capital extranjero. C?rdenas, su Desde 1940, el comercio exterior no ha dejado de
cesor de los sonorenses, ante la recesi?n del capita
crecer. Como siempre, destaca la industria extracti
lismo mundial ?un mercado externo que no com
va, dominada por el petr?leo ?la "plata" del sem
praba?, trat? de crear ?otra vez? un mercado inter
del siglo xx?: en 1980, la industria extractiva
no, sobre todo en el campo y en las ciudades pe
represent? el 66% del valor de las exportaciones; el
que?as, mediante un reparto sin precedentes de la
solo petr?leo crudo y el gas natural representaron el
tierra y el est?mulo al cooperativismo y la peque?a
64%. El 24% del valor de las exportaciones corri?
industria. Bajo su gobierno se consolid? el sistema
"autoritario" mexicano; se nacionalizaron la elec por cuenta de la industria de la transformaci?n, en
donde destaca la petroqu?mica y la producci?n tra
tricidad y el petr?leo (la nueva punta de lanza del dicional. El restante 10% lo cubre el sector primario,
mercado exportador), se consolid? la intervenci?n
directa del Estado en la vida econ?mica. La inver representado fundamentalmente por empresas
transnacionales y neolatifundios.
si?n extranjera directa no volvi? a ser significativa
en M?xico sino hasta 1941. Sin duda, la estructura socioespacial del pa?s ha
Durante los a?os revolucionarios y de guerra ci experimentado grandes mutaciones en las ?ltimas
vil, las ciudades recibieron un gran n?mero de gen d?cadas: baste se?alar que la mitad de la poblaci?n
tes que hu?an de la violencia rural. El ?xodo conti vive ahora en localidades de m?s de 15 000 habitan
nuar?a en los lustros siguientes por la dislocaci?n de tes, lo que en 1930 s?lo era el caso para el 17.5% de
los sistemas de empleo causado por la reforma agra la gente. Con todo, hay que matizar esta informa
ria. La recesi?n mundial de los 1930 estimul? la in ci?n. En primer lugar, la mitad de la poblaci?n ur
dustria de "sustituci?n de importaciones" en las bana (que vive en localidades de 15 000 y m?s) se
ciudades: se movilizaron y a veces modernizaron las concentra en cuatro ciudades, las cuales se asemejan
viejas f?bricas decimon?nicas y ?notablemente en cada d?a m?s a una pesadilla neomalthusiana. En
las ciudades hist?ricamente vinculadas a los merca segundo lugar, la explosi?n demogr?fica del pa?s ha
dos regionales? proliferaron los peque?os y media determinado que, en t?rminos absolutos, haya mu
nos talleres de tecnolog?a simple. La apertura del cha m?s gente en el campo y en localidades peque
mercado externo, tra?da por la Segunda Guerra ?as en 1980 que en 1910.
Mundial, no fren? este tipo de crecimiento indus En tercer lugar, la din?mica de distanciamiento
trial ?beneficiado por tarifas y legislaci?n protec regional contin?a. Un estudio de Appendini y Mu
cionista?, polarizado en unas cuantas ciudades: cre rayama, que compara indicadores sociales y econ?
cieron Guadalajara, Le?n y Puebla como nudos de micos de los estados mexicanos en 1900 y 1960, con
mercados locales y centros de industria tradicional; cluye que los estados que en aquel entonces eran los
Monterrey, por su parte, se consolid? como centro m?s ricos, lo segu?an siendo seis d?cadas m?s tarde;
de industria din?mica. Los eficaces sistemas de con
m?s a?n, "las regiones m?s avanzadas tuvieron un
trol posrevolucionario funcionaban mejor en la desarrollo m?s acelerado, de manera que ha au
ciudad que en el campo y favorecieron la inversi?n. mentado la brecha econ?mica y social que separa a
La era neocolonial las regiones avanzadas de las atrasadas". Los estados
de menor desarrollo son ?en 1900 y 1960? Guerre
Poco a poco, las necesidades de expansi?n y ro, Chiapas y Oaxaca, donde prevalece la poblaci?n
modernizaci?n de muchas industrias las hicieron campesina subordinada a ciudades del tipo "centro
acudir al capital extranjero (norteamericano y trans rector". Los m?s adelantados son en ambas fechas
75
This content downloaded from 168.176.5.118 on Fri, 20 Jul 2018 21:59:59 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
el Distrito Federal y los estados del norte y noroeste Carrasco, Pedro (1976) "La sociedad mexicana antes de la conquista",
en Historia General de M?xico, Vol. I, M?xico, D.F. : El Colegio de M?
(Nuevo Le?n, Sonora, Coahuila, Baja California), xico, pp. 165-288.
donde, estimuladas por la frontera con los Estados F?bregas, Andr?s (1979) "Los Altos de Jalisco, caracter?sticas genera
Unidos, la industrializaci?n y la urbanizaci?n no les", en Jos? D?a y Rom?n Rodr?guez, El movimiento cristero. Sodedady
han disminuido su ritmo. Los estados petroleros conflicto en los Altos de Jalisco, M?xico, D.F. : eis -inah /Nueva Imagen.
Frank, Andr? Gunder (1967) "Sociology of development and underde
?Tamaulipas, Veracruz, Tabasco? subieron en la velopment of sociology", Catalyst, Summer.
escala, mientras que bajaron los mineros ?Zacate Gonz?lez, Luis (1980) "Ciudades y villas del Baj?o colonial", Reladones.
Estudios de Historia y Sodedad, Vol. I, 4, pp. 100-111.
cas, San Luis Potos?, Hidalgo, Durango, Guanajua Hardoy, Jorge E. (1975) "Two thousand years of Latin American urba
to?; mantuvieron su posici?n intermedia los esta nization", en J.E. Hardoy (ed.), Urbanization in Latin America. Approa
dos donde prosperaron las ciudades ligadas al mer ches and Issues, Garden City, N.Y. : Anchor Books, pp. 3-55.
cado interno (Jalisco, Colima, Puebla) o donde per Kemper, Robert V. y Anya P. Royce (1981) "La urbanizaci?n mexicana
desde 1821. Un enfoque macrohist?rico." Relaciones. Estudios de His
sisti? la agricultura comercial (Sinaloa, Morelos, toria y Sodedad. Vol. II, No. 7, pp. 5-39.
Yucat?n). Meyer, Jean (1973) "Perspectiva de an?lisis sociohist?rico de la influen
cia de Guadalajara sobre su regi?n", en J. Piel et.al., Regiones y duda
Como quiera, el sector externo, sobre todo a par des en Am?rica latina, M?xico, D.F. : Sep-Setentas, pp. 148-168.
tir de 1940, desempe?a ?de nuevo? un papel deter Meyer, Lorenzo (1979) "Cambio pol?tico y dependencia: M?xico en el
minante en la prosperidad diferencial de las regio siglo xx", en Centro de Estudios Internacionales (ed.), Lecturas de
pol?tica exterior mexicana, M?xico, D.F. : El Colegio de M?xico, pp. 13
nes. El Estado mexicano ha carecido de la fuerza y/o 76.
la voluntad pol?tica para contrarrestar la desigual Moreno Toscano, Alejandra (1972) "Econom?a regional y urbaniza
dad regional que resulta de la dependencia externa. ci?n: tres ejemplos de relaci?n entre ciudades y regiones en Nueva
Espa?a a finales del siglo xvm ", Ensayos sobre el desarrollo urbano de
Ni sus estrategias respecto al campo ?sean de ?ndole
M?xico, M?xico, D.F.: Sep-Setentas, pp. 95-130.
modernizante o populista? han modificado la iner Moreno Toscano, Alejandra y Enrique Florescano (1973) "El sector ex
cia secular de las relaciones rural-urbanas. Como terno y la organizaci?n espacial y regional en M?xico", ponencia
presentada en el IV Congreso Internacional de Estudios sobre M?
hace cuatrocientos a?os, la l?gica de la agricultura xico.
no puede entenderse sin la simbiosis entre el sector Palerm, Angel (I972)a "Ensayo de cr?tica al desarrollo regional en M?
comercial (de exportaci?n y abasto urbano) y el xico" en: David Barkin (comp.) Los benefidarios del desarrollo regional,
M?xico, D.F. : Secretar?a de Educaci?n P?blica (Sep-Setentas, 52),
campesino, y sin la explotaci?n del segundo por el pp. 13-62.
primero; a su vez, estos fen?menos se explican por (1972)b Agricultura y sodedad en Mesoam?rica, M?xico, D.F.: Sep
Setentas.
la concentraci?n de poder en las ciudades. (No exis
(1972)c Agricultura y rivilizad?n en Mesoam?rica, M?xico, D.F. : Sep
ten ya los consulados de comerciantes coloniales, Setentas.
pero s? cartels como el del mercado de la Merced, en (1980) Antropolog?a y marxismo, M?xico, D.F.: eis -inah / Nueva
la ciudad de M?xico, y mafias regionales de interme Imagen.
Riviere D'arc, Helene (1973) Guadalajara y su regi?n, M?xico, D.F. : Sep
diarios y bur?cratas). Tanto la pauperizaci?n rural Setentas.
resultante, como la orientaci?n global de la eco Roberts, Bryan ( 1978) Cities of Peasants. The Political Economy of Urbaniza
nom?a dependiente, parecen llegar ahora a una cri tion in the Third World, London: Edward Arnold.
sis l?mite. ?Estamos en el umbral de un nuevo "mo (1980) "Estado y regi?n en Am?rica Latina", Relaciones. Estudios de
Historia y Sodedad, I, 4: 9-40.
mento"? ?Implicar? ?ste, como los anteriores, un Rodr?guez Lapuente, Manuel (1974) "El papel de Guadalajara en el de
simple reajuste a las modalidades de la vieja explo sarrollo regional: un enfoque hist?rico-estructural": en Centro de
taci?n? Investigaciones Econ?micas, Guadalajara, centro de desanollo del occi
dente de M?xico, Guadalajara: Universidad de Guadalajara, Facultad
de Econom?a.
Bibliograf?a Romero, Jos? Luis (1976) Latinoam?rica: las dudades y las ideas, M?xico,
D.F. : Siglo Veintiuno Editores, S.A.
Aguilar Cam?n, H?ctor (1977) La frontera n?mada. Sonora y la revolu??n Turner, Frederick Jackson (1962) The Frontier in American History, Nueva
mexicana, M?xico, D.F. : Siglo Veintiuno Editores. York: Holt, Rinehart and Winston.
Aguirre Beltr?n, Gonzalo (1967) Regiones de refugio, M?xico, D.F.: Insti Unikel, Luis, Crescencio Ruiz Chiapetto y Gustavo Garza Villarreal
tuto Indigenista Interamericano. (1978) El desarrollo urbano de M?xico. Diagn?stico e implicadones futuras,
(1970) El proceso de acultura??n en M?xico, M?xico, D.F. : Universidad M?xico, D.F., El Colegio de M?xico, segunda edici?n.
I beroamericana. Wallerstein, Immanuel (1974) The Modern World System. Capitalist Agricul
Appendini, Kristen y David Murayama (1972) "Desarrollo desigual en ture and the Origins of the European World-Economy in the Sixteenth Cen
M?xico (1900 y 1960 )" en D. Barkin et.al. Los beneficiarios del desarrollo tury, New York: Academic Press.
regional, M?xico, D.F. : Sep-Setentas. Wolf, Eric R. (1953) "La formaci?n de la naci?n: un ensayo de formula
De la Pe?a, Guillermo (1980) "Evoluci?n agr?cola y poder regional en "ci?n", Ciendas Sociales, 4: 50-62, 98-111, 146-171.
el sur de Jalisco", Revista Jalisco, I, 1, pp. 38-55. Zavala, Silvio y Jos? Miranda (1954) "Instituciones ind?genas en la colo
(1980) Herederos de promesas. Agricultura, pol?tica y ritual en los Altos de nia" en: Alfonso Caso et.al, M?todos y resultados de la pol?tica indigenista
Morelos, M?xico, D.F. : Ediciones de la Casa Chata. en M?xico, M?xico, D.F.: Instituto Nacional Indigenista, pp. 29-112.
76
This content downloaded from 168.176.5.118 on Fri, 20 Jul 2018 21:59:59 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms