Estudio de Biblia
Estudio de Biblia
Estudio de Biblia
I. INTRODUCCIÓN
Todo libro tiene su autor. Y según como sea el autor así será el libro. Cabe preguntarnos:
¿quién escribió este maravilloso libro de la Biblia? ¿Lo escribió directamente o se sirvió de
instrumentos humanos? ¿Cómo se puede comprobar que fue Dios el que hizo redactar la
Biblia?
Se cuenta que un hombre preguntaba a una mujer: “¿Cómo puede usted probar que la Biblia
es palabra de Dios? ¿Es que Dios habló con usted?”. La mujer le respondió, señalando con la
mano el sol: “¿Puede usted demostrarme que eso que se ve allá es el sol?”. – Sí, señora. La
mayor prueba de que es el sol, es que me da luz y me da calor.
- Muy bien, dijo la mujer. Así pasa con la Biblia: la mejor prueba de que es Palabra de Dios
es que ese Libro me da luz, pues me ilumina lo que debo hacer; y me da calor, pues me
anima a amar a Dios y al prójimo.
Esa es la prueba de que la Biblia sí viene de Dios: ese libro hace milagros de iluminación y de
cambio a quien lo lee.
Pero Dios se sirvió de instrumentos humanos para llevar su Palabra. A estos instrumentos los
iluminó, y les respetó su estilo y su temperamento, su cultura y su personalidad, y hasta el
sello de la clase social a la que pertenecían.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Cimentar nuestro conocimiento de la Biblia, disipando dudas para
poder dar razones de nuestra fe.
IV. TESIS: La Sagrada Biblia tiene como Autor a Dios, pero fue redactada por profetas,
sabios, poetas y apóstoles, durante catorce siglos. Estos redactores fueron dirigidos e
inspirados por Dios para que no escribieran ningún error espiritual. Los redactores más
famosos de la Sagrada Biblia fueron: Moisés, el rey David, los profetas Isaías, Jeremías,
Ezequiel y Daniel; en el Antiguo Testamento. Y en el Nuevo Testamento, los cuatro
evangelistas, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y el apóstol san Pablo.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS
El autor de la Biblia es Dios, pero Dios se sirvió de unos instrumentos que sólo escribían lo
que Dios les inspiraba, pero respetándoles su modo de ser, su temperamento y su condición
social .1
¿Qué es una inspiración? Inspiración es un deseo que nace de la persona y que lo impulsa a
realizar algo. Hay inspiraciones humanas, cuando proceden de las facultades humanas (p.e.
un cuadro, una escultura, un libro, una poesía). Y hay inspiraciones divinas, cuando
proceden de Dios por conducto del Espíritu Santo, y lleva al hombre a ejecutar algo que Dios
le inspira y como Dios le inspira. De esta última hablamos aquí.
Dijimos que Dios respetó a los escritores sagrados, influidos por las costumbres y cultura de
los países en los que vivían, dejando huella de su estilo, temperamento, personalidad e
incluso de la clase social a la que pertenecían o el oficio que desempeñaban; así, por
ejemplo, san Pablo muestra su temperamento impetuoso, san Juan, místico y sereno; san
Marcos, detallista; Lucas, como buen médico, nos revela a un Jesús lleno de misericordia,
etc.
La mayor parte de los autores del Antiguo Testamento son desconocidos para nosotros; cosa
comprensible ya que la literatura antigua era anónima, pues las composiciones, tanto orales
como escritas, pertenecían a la comunidad y no a los individuos. Muchos escritores además
se basaron en la tradición oral, que ampliaban, por lo que algunas obras se atribuyen a aquel
autor que más haya influido en ella. Así ocurre, por ejemplo, con el Pentateuco que se
atribuye a Moisés siendo que él es sólo autor de su núcleo fundamental.
La Biblia antes de ser escrita fue una enseñanza oral. Su redacción se debe a tradiciones y
hechos históricos que pasaban de generación en generación desde tiempos muy antiguos.
Nosotros estamos acostumbrados a leer y escribir y no comprendemos fácilmente el mundo
oriental antiguo, en donde no se escribía sino que sólo se memorizaba. Esta transmisión oral
se facilitaba porque se hacía en verso, con cierta cadencia musical que ayudaba a
recordarla.
Más tarde, estos autores sagrados la escribieron en cueros de res: largas tiras de cuero
llamadas “pergaminos”, que se enrollaban en dos cilindros de madera. Cada rollo era un
libro. Se escribían con plumas de ave, untadas en tinta.
También se escribieron las antiguas Biblias en “papiros” que eran láminas sacadas de una
planta egipcia llamada papiro.
Más tarde vinieron los códices, que son manuscritos muy antiguos que contienen textos de la
Biblia. Hay en el mundo más de 1.140 manuscritos bíblicos. Varios de estos códices son del
siglo cuarto. Los más famosos están en el Vaticano, en Jerusalén y en Londres. En 1859 el
sabio alemán Tishendorf encontró en un antiquísimo monasterio del Monte Sinaí unos
pergaminos magníficamente escritos donde está todo el Nuevo Testamento y gran parte del
Antiguo. Son 346 páginas escritas con pluma, hace 16 siglos, en mayúsculas todo, sin puntos
ni comas. Es el famoso “Códice Sinaítico”.
Tres son los idiomas en que se escribió la Biblia: hebreo, arameo y griego.
Casi todo el Antiguo Testamento fue escrito en hebreo, que era la lengua propia de Israel.
Sin embargo, más tarde el arameo suplantó al hebreo, siendo un dialecto de éste en el que
Jesús hablaba a su pueblo. Finalmente, en griego se escribieron algunos libros del Antiguo
Testamento y todos los del Nuevo, exceptuando el evangelio de san Mateo, que se escribió
en arameo.
Hay diferentes formas de expresión en la Biblia, que llamamos géneros literarios: novelas,
alegorías, fábulas, parábolas, poemas, leyendas, refranes, metáforas, simbolismos,
hipérboles, antropomorfismos, etc. Cada vez que leamos la Biblia tenemos que tener en
cuenta estos géneros literarios para saber distinguir entre fondo (ideas) y forma (el modo de
decir esas ideas), entre la realidad y la ficción, entre el núcleo histórico y el ropaje literario
que lo expresa.
La lengua semita (hebreo y arameo) usa mucho las imágenes. Por eso encontramos en la
Biblia imágenes como, p.e. el fruto del árbol del paraíso, la creación de Eva de la costilla de
Adán, la fuerza en el cabello de Sansón, la ballena que se tragó a Jonás, etc. Lo importante
es fijarnos, sobre todo, en el fondo, es decir, en el mensaje que encierra ese ropaje literario
o ese hecho narrado o esa poesía hermosa.
Historia:
- de tipo poético-popular (Génesis)
- de tipo informativo (Reyes)
- de tipo anuncio (Evangelios y Hechos)
Ley: textos que recogían normas y costumbres por las que se regía el pueblo (Levítico).
Midrash: consiste en ir haciendo una reflexión religiosa acerca de hechos que la tradición
narra, para sacar de ellos lecciones de santidad. P.e. los libros de Tobías, Jonás, Ruth, Judit.
VI. CONCLUSIÓN
I. INTRODUCCIÓN
La Biblia no es un libro como cualquier otro. No se puede leer así, de corrido, como una
novela, o un periódico. La Biblia, siendo Palabra misma de Dios, deberá ser leída y meditada
como un encuentro vivo con Dios. Nos dice el documento del Concilio Vaticano II: “Los
cristianos deben recibir los libros sagrados con devoción, porque expresan un vivo sentido de
Dios, contienen enseñanzas sublimes sobre Dios y una sabiduría salvadora acerca del hombre,
encierran tesoros de oración y esconden el misterio de nuestra salvación” (Dei Verbum, n.
15).
Por lo mismo debemos leer la Biblia con el mismo espíritu con que fue escrito. Ya pasaron
aquellos tiempos del jansenismo bíblico, en los que la Biblia era considerada por algunos
sectores católicos de opinión como un libro poco menos que prohibido, sospechoso,
peligroso.
Gracias al uso del misal, a la participación activa de los fieles en la liturgia, a la propaganda
de los sacerdotes y a los comentarios que sobre pasajes bíblicos se hacen en las reuniones y
círculos bíblicos, innumerables fieles van tomando contacto directo con los textos sagrados.
Siguiendo los deseos de la Iglesia, el movimiento bíblico se va extendiendo cada vez más
entre el mundo cristiano. Numerosos cristianos tienen su Biblia, su Nuevo Testamento o sus
Evangelios.
Pero no se puede uno adentrar en la Biblia sin un guía, pues se pierde. La Biblia no puede
leerse ni entenderse provechosamente si no es explicada. Es esto lo que haremos a lo largo
de estas explicaciones.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Ver cuáles son las disposiciones o actitudes para la lectura y
comprensión de la Biblia.
IV. TESIS: A la Biblia hay que acercarse con los pies descalzos, con el corazón abierto y con
la voluntad disponible para escuchar a Dios y encontrarnos con Él. Su Palabra es luz para
nuestros pasos, Alimento para nuestra alma y Camino de salvación.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
a) Actitud literaria
La Biblia es un monumento literario de gran belleza; sobre todo, algunos libros son de un
encanto particular, p.e. Génesis, Éxodo, Rut, Job, Salmos, Cantar de los Cantares,
Evangelios. Por tanto, podemos leer la Biblia como obra literaria. Baste recordar cómo los
temas bíblicos se han inmortalizado en literatura, escultura, pintura, mosaicos, vidriería,
orfebrería, arquitectura, música, teatro. Pero no basta esta lectura literaria de la Biblia,
pues así no sacaremos todo el fruto espiritual que Dios quiere para nosotros “aquí y ahora”.
Esta actitud literaria nos llevaría sólo a ser diletantes y literatos de la Biblia.
b) Actitud crítica
Dado que la Biblia es colección de libros antiguos, muchos especialistas la leen con espíritu
crítico, en el sentido científico de la palabra, es decir, ven la Biblia desde el punto de vista
de las ciencias: Filología, etnografía, historiografía, arqueología, etc. Es buena esta actitud,
pero tampoco basta, pues saldríamos eruditos de la Biblia, pero no tocaría todavía el centro
de nuestra persona.
c) Actitud histórica
En la Biblia se narran episodios del Pueblo de Dios y de sus personajes, sus relaciones con
otros pueblos y culturas del Oriente Medio. Esto hace que podamos acercarnos a la Biblia con
ojo de historiador. No obstante, tampoco esta actitud sola es la correcta. Seríamos unos
historiógrafos, nada más.
d) Actitud religiosa
Capta en la Biblia el mensaje de Dios para llevarlo a la vida. Esta debería ser la actitud más
importante a la hora de acercarnos a la Biblia. No debemos olvidar que es un libro religioso.
“Todo lo que en ellas se contiene ha sido escrito para nuestra enseñanza” (Rm 15,4). Y esta
actitud requiere de profunda fe, de humildad sincera y de apertura total. Es Dios mismo
quien nos habla, porque quiere entrar en comunión con nosotros y hacernos partícipes de su
amor.
Como si estuvieras oyendo a Dios mismo, o leyendo una carta que Él te ha mandado. El
Concilio Vaticano II dice estas bellas palabras:
“En la Biblia el Padre sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos.
Y es tan grande el poder y la fuerza de la Palabra de Dios, que constituye el sustento y
vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y
perenne de vida espiritual. Por eso se aplican a la Biblia de modo especial aquellas
palabras: la Palabra de Dios es viva y enérgica (Hb 4, 12); puede edificar y dar la herencia a
todos los consagrados” (Hech 20, 32) (Concilio Vaticano II, Dei Verbum 21).
Ten la seguridad de que la Palabra de Dios bien recibida, te irá limpiando por dentro y te
podrá salvar. Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes están limpios por la Palabra que han
oído” (Jn 15,3). Y el apóstol Santiago: “Reciban la Palabra de Dios plantada en ustedes. Ella
es poderosa para salvar sus almas” (1, 21).
Los personajes del Antiguo Testamento oían la divina Palabra descalzos y rostro en tierra (cf.
Éxodo 3, 5-6). Si el valor de un cuadro o de un libro se aprecia por la firma de su autor, ¿qué
estimación no ha de tener el cristiano de la Biblia, sabiendo que su autor es el mismo Dios?
Los primeros cristianos tenían una gran veneración a la Biblia. Por eso, copiaban capítulos
enteros de su puño y letra, y los llevaban consigo, y, al morir, los familiares los depositaban
sobre su pecho.
En el Concilio Vaticano II se entronizaba la Biblia solemnemente todos los días, antes de dar
Hay que acercarse a la Palabra de Dios con humildad y sumisión a la Iglesia, pues fue ella la
que recibió este sagrado depósito. “Yo te glorifico, Padre, porque has ocultado estas cosas a
sabios y grandes y se las has revelado a los sencillos” (Mt 11, 25). Y es la Iglesia la que nos
interpreta la Biblia, con la iluminación del Espíritu Santo, que guía a la Iglesia.
La Biblia hay que leerla de rodillas. ¡Cuántos libros de la Biblia se prestan para orar y
meditar, por ejemplo, el libro de los Salmos2 ! El Concilio Vaticano II nos dice: “Recuerden
que a la lectura de la Biblia deben acompañar la oración para que se realice el diálogo de
Dios con el hombre, pues a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos
sus Palabras” (Dei Verbum, 25).
Y en otro lugar dice: “La necesidad de que los cristianos tengan pleno acceso a las Sagradas
Escrituras” (Dei Verbum 22). E insiste en la necesidad de que los cristianos encuentren en la
Biblia la fuente principal de su oración y de su vida religiosa (cf. Dei Verbum n. 25).
3. Antes de comenzar la lectura de la Biblia: Recógete con los ojos cerrados, por
algunos momentos
Pídele al Espíritu Santo que te ayude a entender y aceptar la Palabra del Señor: “Espíritu
Santo, ilumina con tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la Palabra de Dios
pueda entrar y quedarse siempre en mí”.
No debes leerla de corrido, sino despacio, procurando entender lo que Dios quiere
decirte, meditando lo que lees; si no entiendes a la primera lectura, vuelve a leer el
párrafo.
Procura un ambiente de silencio, para que deje su fruto.
No debes leer muchas páginas de la Biblia, todas de un “trago”.
a) San Jerónimo: escribiendo a una madre llamada Lea para que aconseje a su nieta le dice:
“Cerciórate de que cada día estudie algún pasaje de la Escritura...Deberás primero
aprender el libro de los Salmos, que son fáciles para orar y reflexionar con Dios. Luego
puede buscar una regla de vida en los Proverbios. El Eclesiastés le enseñará a despreciar
los bienes de este mundo. Job le dará un modelo de fuerza y paciencia. Pasará enseguida a
los Evangelios, que deberá tener siempre entre sus manos. Luego leerá los Hechos y las
Epístolas de Pablo y de los otros apóstoles. Después aprenderá los Profetas, el Pentateuco,
y los libros históricos, acabando con el Apocalipsis y el Cantar de los Cantares”.
b) Otros autores proponen este orden: Evangelios, por ser el centro y el corazón de la
Biblia; los Hechos, que nos narran los primeros años de la Iglesia; algunas cartas de san
Pablo, las más cortas y fáciles (primera y segunda corintios, efesios, filipenses,
colosenses...); los libros históricos; los libros poéticos, especialmente los salmos, para
intensificar nuestro espíritu de oración y gratitud; las otras cartas de san Pablo, como
Romanos y Hebreos; los libros proféticos; y, por último, el apocalipsis.
VI. CONCLUSIÓN
La Iglesia nos va educando para que entendamos mejor la Biblia. Y lo hace a través de la
liturgia o acciones sagradas donde se celebran los misterios de nuestra fe. Por eso, la liturgia
nos llevará a la Biblia. Prácticamente todos los símbolos que emplea la Iglesia los toma de la
Biblia: el fuego, el agua, el pan. Conozcamos la Biblia para vivir mejor la Liturgia.
I. INTRODUCCIÓN
La palabra “canon” viene de la lengua griega y corresponde a la expresión “una caña recta
que sirve para sostener derecha alguna cosa”. Para nosotros, es como una regla de fe para
determinar si una cosa es verdadera o falsa; es el criterio de la verdad de una afirmación,
es la medida, la norma o regla de algo.
El canon de los judíos: ellos sólo aceptan 39 libros del Antiguo Testamento. No aceptan
ningún libro del Nuevo Testamento.
El canon de los protestantes: ellos aceptan 39 libros del Antiguo Testamento y 27 del
Nuevo. Total: 66 libros.
El canon de los católicos: aceptamos los 46 libros del Antiguo Testamento y los 27 libros
del Nuevo Testamento. En total: 73.
El canon de los ortodoxos (o sea los 200 millones de cristianos del Oriente Medio):
aceptan, como los católicos, todos los 73 libros de la Biblia.
Cabe preguntarnos: ¿por qué las iglesias cristianas evangélicas no aceptan todos los libros
que están en la Biblia católica?
La fijación del canon bíblico constituyó una necesidad para la Iglesia. Era necesario hacerlo
por la universalidad de la única Iglesia. Para mantener una misma regla de fe en todas las
iglesias esparcidas por la tierra era indispensable disponer de un mismo canon. Frente a los
herejes que recurrían con frecuencia a libros “secretos” (apócrifos) era de todo punto
necesario delimitar claramente los libros normativos de la fe, distinguiéndolos de cualquier
otro, fuera apócrifo o no.
IV. TESIS El Canon de la Biblia es el catálogo o lista de los libros que la Iglesia considera
inspirados por Dios, llamados, por lo mismo, libros canónicos. Son 73 libros; 46 del Antiguo
Testamento y 27 del Nuevo Testamento. El canon se aplica a toda la Sagrada Escritura, no
sólo a unas partes. Es competencia de la Iglesia determinar cuáles son los libros inspirados y
cuáles no, porque tiene la autoridad recibida de Cristo con la asistencia del Espíritu Santo.
Además determina cuáles son, porque es ella quien los ha escrito a lo largo de los años. La
Iglesia no lleva a cabo esta operación de modo arbitrario, sino mediante la aplicación de
unos criterios tanto internos como externos, a través de los cuales le es permitido discernir
y descubrir la regla de la fe y de la verdad en un determinado libro, como en un espejo.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS
1. La Iglesia y el Canon
Es interesante saber que los 73 libros de la Biblia que tenemos entre manos son fruto de un
discernimiento, inspirado por Dios, que hizo la Iglesia, declarando cuáles libros son
canónicos y cuáles apócrifos (secretos, no inspirados).
La pregunta que salta a la vista es saber quién tiene la autoridad o la capacidad para
decidir si un libro pertenece o no a la Biblia. La Iglesia lo único que hace es atestiguar que
ese libro existente ha sido inspirado por Dios; no es la Iglesia quien inventa los libros.
¿Por qué corresponde a la Iglesia discernir que ese libro es inspirado por Dios? Por dos
motivos:
b) Porque Jesús entregó a Pedro “las llaves” de su Reino, es decir de su Iglesia, y sólo él,
unido a los apóstoles, por mandato de Jesús, tiene el poder del Espíritu Santo de discernir
la verdad. También los obispos (siempre en comunión con el Papa) son sujetos de
magisterio auténtico y son asistidos por el Espíritu de Cristo para explicar y aplicar la
Escritura (LG 25). Todo cristiano tiene, sin duda, este Espíritu de Dios al recibir el
bautismo; pero el cristiano, como individuo y particular, no tiene la función el interpretar
la Biblia. Nos dice el concilio Vaticano II: “El oficio de interpretar auténticamente la
palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado únicamente al Magisterio de la Iglesia,
el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo. Pero el Magisterio no está por encima de la
palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por
mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia
celosamente, lo explica fielmente; y de este depósito de la fe saca todo lo que propone
como revelado por Dios para ser creído” (Dei Verbum, 10).
Una cita del concilio Vaticano II aclara el papel de la Iglesia: “La Iglesia, guiada por el
Espíritu Santo y por el magisterio de sus Pastores, es la depositaria y guardiana del tesoro
de la revelación y la única intérprete de la Biblia. El Papa y los demás obispos son maestros
auténticos del Evangelio” (LG 25); es decir, lo explican, lo interpretan y lo aplican a la vida
de los hombres con la autoridad de Cristo Cabeza.
Desde los primeros tiempos del cristianismo la Iglesia católica consideraba algunos escritos
como “canónicos” (o inspirados) y otros los rechazó. A éstos últimos los llamó apócrifos.
La palabra canónico se utilizó por primera vez en el concilio de Laodicea de Frigia (360). En
el canon 59 se establece que “en la asamblea no se deben recitar salmos privados o libros
no canónicos, sino solamente los libros canónicos del Nuevo y del Antiguo Testamento”.
Libros canónicos, por consiguiente, vendría a equivaler al conjunto de libros que norman la
fe de la Iglesia.
Responderemos a esta pregunta: ¿Qué criterios tuvo la Iglesia para saber que un libro es
inspirado?
b) Uso en el culto: Parece ser que en la liturgia sinagogal se leían cíclicamente, cada tres
años, los libros de la Torah y de los Profetas. Con el tiempo la lectura se extendió también
a los Escritos. El uso cúltico de un libro significa un reconocimiento al menos implícito de su
carácter sagrado. Por otra parte la iglesia primitiva utilizó la Biblia judía en el propio culto
dominical. Aun colocándonos en un terreno hipotético, es de suponer que los judíos en
diáspora usarían para su culto todos los libros incluidos como sagrados en la Biblia de los
LXX.
c) Uso en los escritos del Nuevo Testamento. Es verdad que no todos los libros del Antiguo
Testamento se encuentran citados en el Nuevo, aunque del hecho de no estar
expresamente citados no se deduce que no hayan sido usados y tenidos en cuenta en la
redacción neotestamentaria
a) El origen apostólico es decir, que un libro tenga como autor seguro a un apóstol o alguno
de sus discípulos. Los apóstoles, considerados depositarios de la revelación histórica de
Jesús, eran el canon vivo, intérpretes autorizados del mensaje y del acontecimiento
salvífico de Jesús. Durante la segunda mitad del primer siglo, las iglesias destinatarias de
algún escrito apostólico lo conservaron celosamente y lo fueron difundiendo e
intercambiando con escritos apostólicos de otras iglesias. Poco a poco el canon vivo se
convirtió en canon escrito.
b) El uso litúrgico que hizo la Iglesia primitiva de ciertos libros; es decir, los libros que
fueron usados por los apóstoles y las primeras comunidades cristianas, seguramente son
Canónicos.
d) La ortodoxia: Ningún libro podía ser auténtico se contenía una interpretación del
misterio de Jesús contraria a la ortodoxa, que se había formados con la tradición viva de los
apóstoles.
e) Listas antiguas del canon: La formación de una lista implica la aceptación de los libros
enlistados como libros de carácter peculiar. En la carta escrita por Atanasio para la pascua
del 367 ya se enumeran sin vacilación todos los libros del Nuevo Testamento. Este catálogo,
dieciocho años más tarde, el año 385, será aceptado por san Jerónimo y divulgado por él en
occidente a través de su traducción oficial latina, llamada Vulgata.
Una vez presentados los criterios, está claro que ninguno aisladamente ha bastado a la
Iglesia para determinar la canonicidad o no de un escrito. Ha sido la conjunción de algunos
de ellos o de todos la que ha dado a la Iglesia la certeza, bajo la asistencia y guía del
Espíritu Santo, de estar ante un libro sagrado y por lo tanto de deber reconocerlo como tal.
a) Protocanónicos: son aquellos libros que fueron y son considerados inspirados, sea por la
religión judía, sea por la católica, como también por las Iglesias protestantes. Es decir, que
su inspiración no ha sido puesta en duda por ninguna Iglesia.
b) Deuterocanónicos: son aquellos libros de la Biblia de cuya inspiración se dudó algún
tiempo o por alguna Iglesia en particular.
Tobías
Judit
Sabiduría
Eclesiastés
Baruc
1 y 2 Macabeos
algunos fragmentos de Daniel y Esther.
Todos, católicos y protestantes, aceptan como inspirados los 27 libros del Nuevo
Testamento. Pero, ¿cómo se formó este Canon?
b) Los primeros escritos sobre la doctrina de Jesús son algunas cartas de san Pablo. Estamos
en los años 40.
c) Luego se hizo necesario poner por escrito la predicación de los apóstoles, para conservar
el tesoro de la buena nueva de Jesús. Nacieron así, poco a poco, todos los escritos del
Nuevo Testamento. Se escribieron también otros escritos piadosos sobre Jesús, poniendo
falsas firmas. La Iglesia entonces definió el Canon: como hemos dicho el primer canon del
Nuevo Testamento fue aprobado en el Concilio de Hipona (393) y fue definido en el Concilio
de Trento (1546).
Se llaman apócrifos ciertos libros religiosos, que la Iglesia no ha aceptado como inspirados,
a pesar de que su contenido sea a veces semejante al de la Biblia. La palabra apócrifo es
griega y quiere decir “oculto, escondido”.
Del Nuevo Testamento tenemos: Evangelio de Tomás, Evangelio de los Hebreos, Evangelio
de Pedro, Protoevangelio de Santiago8 , La Asunción de María, Carta de Nuestro Señor a
Abgar, cartas apostólicas, 3 carta de san Pablo a los Corintios.
Es bastante fácil distinguir una edición católica de la Biblia. Hay dos señales:
VI. CONCLUSIÓN
Compete a la Iglesia, como asistida que está por el mismo Espíritu Santo, el cual inspiró a
los autores sagrados, el distinguir aquellos libros en que está consignada canónicamente la
revelación traída por los profetas y los apóstoles.
I. INTRODUCCIÓN
La palabra “canon” viene de la lengua griega y corresponde a la expresión “una caña recta
que sirve para sostener derecha alguna cosa”. Para nosotros, es como una regla de fe para
determinar si una cosa es verdadera o falsa; es el criterio de la verdad de una afirmación,
es la medida, la norma o regla de algo.
El canon de los judíos: ellos sólo aceptan 39 libros del Antiguo Testamento. No aceptan
ningún libro del Nuevo Testamento.
El canon de los protestantes: ellos aceptan 39 libros del Antiguo Testamento y 27 del
Nuevo. Total: 66 libros.
El canon de los católicos: aceptamos los 46 libros del Antiguo Testamento y los 27 libros
del Nuevo Testamento. En total: 73.
El canon de los ortodoxos (o sea los 200 millones de cristianos del Oriente Medio):
aceptan, como los católicos, todos los 73 libros de la Biblia.
Cabe preguntarnos: ¿por qué las iglesias cristianas evangélicas no aceptan todos los libros
que están en la Biblia católica?
La fijación del canon bíblico constituyó una necesidad para la Iglesia. Era necesario hacerlo
por la universalidad de la única Iglesia. Para mantener una misma regla de fe en todas las
iglesias esparcidas por la tierra era indispensable disponer de un mismo canon. Frente a los
herejes que recurrían con frecuencia a libros “secretos” (apócrifos) era de todo punto
necesario delimitar claramente los libros normativos de la fe, distinguiéndolos de cualquier
otro, fuera apócrifo o no.
IV. TESIS El Canon de la Biblia es el catálogo o lista de los libros que la Iglesia considera
inspirados por Dios, llamados, por lo mismo, libros canónicos. Son 73 libros; 46 del Antiguo
Testamento y 27 del Nuevo Testamento. El canon se aplica a toda la Sagrada Escritura, no
sólo a unas partes. Es competencia de la Iglesia determinar cuáles son los libros inspirados y
cuáles no, porque tiene la autoridad recibida de Cristo con la asistencia del Espíritu Santo.
Además determina cuáles son, porque es ella quien los ha escrito a lo largo de los años. La
Iglesia no lleva a cabo esta operación de modo arbitrario, sino mediante la aplicación de
unos criterios tanto internos como externos, a través de los cuales le es permitido discernir
y descubrir la regla de la fe y de la verdad en un determinado libro, como en un espejo.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS
1. La Iglesia y el Canon
Es interesante saber que los 73 libros de la Biblia que tenemos entre manos son fruto de un
discernimiento, inspirado por Dios, que hizo la Iglesia, declarando cuáles libros son
canónicos y cuáles apócrifos (secretos, no inspirados).
La pregunta que salta a la vista es saber quién tiene la autoridad o la capacidad para
decidir si un libro pertenece o no a la Biblia. La Iglesia lo único que hace es atestiguar que
ese libro existente ha sido inspirado por Dios; no es la Iglesia quien inventa los libros.
¿Por qué corresponde a la Iglesia discernir que ese libro es inspirado por Dios? Por dos
motivos:
b) Porque Jesús entregó a Pedro “las llaves” de su Reino, es decir de su Iglesia, y sólo él,
unido a los apóstoles, por mandato de Jesús, tiene el poder del Espíritu Santo de discernir
la verdad. También los obispos (siempre en comunión con el Papa) son sujetos de
magisterio auténtico y son asistidos por el Espíritu de Cristo para explicar y aplicar la
Escritura (LG 25). Todo cristiano tiene, sin duda, este Espíritu de Dios al recibir el
bautismo; pero el cristiano, como individuo y particular, no tiene la función el interpretar
la Biblia. Nos dice el concilio Vaticano II: “El oficio de interpretar auténticamente la
palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado únicamente al Magisterio de la Iglesia,
el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo. Pero el Magisterio no está por encima de la
palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por
mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia
celosamente, lo explica fielmente; y de este depósito de la fe saca todo lo que propone
como revelado por Dios para ser creído” (Dei Verbum, 10).
Una cita del concilio Vaticano II aclara el papel de la Iglesia: “La Iglesia, guiada por el
Espíritu Santo y por el magisterio de sus Pastores, es la depositaria y guardiana del tesoro
de la revelación y la única intérprete de la Biblia. El Papa y los demás obispos son maestros
auténticos del Evangelio” (LG 25); es decir, lo explican, lo interpretan y lo aplican a la vida
de los hombres con la autoridad de Cristo Cabeza.
Desde los primeros tiempos del cristianismo la Iglesia católica consideraba algunos escritos
como “canónicos” (o inspirados) y otros los rechazó. A éstos últimos los llamó apócrifos.
La palabra canónico se utilizó por primera vez en el concilio de Laodicea de Frigia (360). En
el canon 59 se establece que “en la asamblea no se deben recitar salmos privados o libros
no canónicos, sino solamente los libros canónicos del Nuevo y del Antiguo Testamento”.
Libros canónicos, por consiguiente, vendría a equivaler al conjunto de libros que norman la
fe de la Iglesia.
Responderemos a esta pregunta: ¿Qué criterios tuvo la Iglesia para saber que un libro es
inspirado?
b) Uso en el culto: Parece ser que en la liturgia sinagogal se leían cíclicamente, cada tres
años, los libros de la Torah y de los Profetas. Con el tiempo la lectura se extendió también
a los Escritos. El uso cúltico de un libro significa un reconocimiento al menos implícito de su
carácter sagrado. Por otra parte la iglesia primitiva utilizó la Biblia judía en el propio culto
dominical. Aun colocándonos en un terreno hipotético, es de suponer que los judíos en
diáspora usarían para su culto todos los libros incluidos como sagrados en la Biblia de los
LXX.
c) Uso en los escritos del Nuevo Testamento. Es verdad que no todos los libros del Antiguo
Testamento se encuentran citados en el Nuevo, aunque del hecho de no estar
expresamente citados no se deduce que no hayan sido usados y tenidos en cuenta en la
redacción neotestamentaria
a) El origen apostólico es decir, que un libro tenga como autor seguro a un apóstol o alguno
de sus discípulos. Los apóstoles, considerados depositarios de la revelación histórica de
Jesús, eran el canon vivo, intérpretes autorizados del mensaje y del acontecimiento
salvífico de Jesús. Durante la segunda mitad del primer siglo, las iglesias destinatarias de
algún escrito apostólico lo conservaron celosamente y lo fueron difundiendo e
intercambiando con escritos apostólicos de otras iglesias. Poco a poco el canon vivo se
convirtió en canon escrito.
b) El uso litúrgico que hizo la Iglesia primitiva de ciertos libros; es decir, los libros que
fueron usados por los apóstoles y las primeras comunidades cristianas, seguramente son
Canónicos.
d) La ortodoxia: Ningún libro podía ser auténtico se contenía una interpretación del
misterio de Jesús contraria a la ortodoxa, que se había formados con la tradición viva de los
apóstoles.
e) Listas antiguas del canon: La formación de una lista implica la aceptación de los libros
enlistados como libros de carácter peculiar. En la carta escrita por Atanasio para la pascua
del 367 ya se enumeran sin vacilación todos los libros del Nuevo Testamento. Este catálogo,
dieciocho años más tarde, el año 385, será aceptado por san Jerónimo y divulgado por él en
occidente a través de su traducción oficial latina, llamada Vulgata.
Una vez presentados los criterios, está claro que ninguno aisladamente ha bastado a la
Iglesia para determinar la canonicidad o no de un escrito. Ha sido la conjunción de algunos
de ellos o de todos la que ha dado a la Iglesia la certeza, bajo la asistencia y guía del
Espíritu Santo, de estar ante un libro sagrado y por lo tanto de deber reconocerlo como tal.
a) Protocanónicos: son aquellos libros que fueron y son considerados inspirados, sea por la
religión judía, sea por la católica, como también por las Iglesias protestantes. Es decir, que
su inspiración no ha sido puesta en duda por ninguna Iglesia.
Tobías
Judit
Sabiduría
Eclesiastés
Baruc
1 y 2 Macabeos
algunos fragmentos de Daniel y Esther.
Todos, católicos y protestantes, aceptan como inspirados los 27 libros del Nuevo
Testamento. Pero, ¿cómo se formó este Canon?
b) Los primeros escritos sobre la doctrina de Jesús son algunas cartas de san Pablo. Estamos
en los años 40.
c) Luego se hizo necesario poner por escrito la predicación de los apóstoles, para conservar
el tesoro de la buena nueva de Jesús. Nacieron así, poco a poco, todos los escritos del
Nuevo Testamento. Se escribieron también otros escritos piadosos sobre Jesús, poniendo
falsas firmas. La Iglesia entonces definió el Canon: como hemos dicho el primer canon del
Nuevo Testamento fue aprobado en el Concilio de Hipona (393) y fue definido en el Concilio
de Trento (1546).
Se llaman apócrifos ciertos libros religiosos, que la Iglesia no ha aceptado como inspirados,
a pesar de que su contenido sea a veces semejante al de la Biblia. La palabra apócrifo es
griega y quiere decir “oculto, escondido”.
Fueron escritos entre finales del siglo II y el IV, aunque algunos de tales escritos tuvieron
muchísima difusión durante la Edad Media.
Del Nuevo Testamento tenemos: Evangelio de Tomás, Evangelio de los Hebreos, Evangelio
de Pedro, Protoevangelio de Santiago8 , La Asunción de María, Carta de Nuestro Señor a
Abgar, cartas apostólicas, 3 carta de san Pablo a los Corintios.
Es bastante fácil distinguir una edición católica de la Biblia. Hay dos señales:
VI. CONCLUSIÓN
Compete a la Iglesia, como asistida que está por el mismo Espíritu Santo, el cual inspiró a
los autores sagrados, el distinguir aquellos libros en que está consignada canónicamente la
revelación traída por los profetas y los apóstoles.
INTRODUCCIÓN
Dios sale al encuentro de los hombres con infinito amor, pero lo hace de
modo progresivo, revelándose primero a Moisés, después a los Profetas y
después por su Hijo y por los Apóstoles. Al querer Dios que su divina
Palabra quedase por escrito, tenía que intervenir eficazmente. Y lo hizo
escogiendo a unos hombres, a quienes iluminó su inteligencia y movió su
voluntad.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS
1. ¿Qué es inspiración?
Inspiración bíblica quiere decir que todos los libros de la Biblia fueron
escritos bajo el directo influjo y asistencia del Espíritu Santo. Por eso la
Biblia tiene como autor al mismo Dios.
Algo así hizo Dios cuando quiso contarnos sus secretos. Nos fue
escribiendo “sus cartas”, donde expresa su Amor por los hombres; y lo
hizo sirviéndose de unos escribanos, a lo largo del tiempo, los cuales
escribieron según su manera de ser, según los conocimientos de su
tiempo, según sus capacidades, y su manera de escribir. Pero las ideas y
el mensaje es de Dios, no de los escribanos.
2. Consecuencias de la Inspiración
3. ¿Qué es la Revelación?
VI. CONCLUSIÓN
I. INTRODUCCIÓN
La Palabra de Dios fijada y condensada en un texto definitivo hace muchos siglos, por ser
palabra de salvación está destinada a todos los hombres de cualquier época y nación.
Problemas que tenemos que resolver en este capítulo: ¿Cómo acortar la distancia entre los
siglos remotos de la composición textual de la Escritura y nosotros? ¿Cómo hacer para que la
Palabra divina siga siendo viva, actual y salvífica? ¿Cada uno interpreta la Biblia a su manera
o hay unos principios de interpretación? ¿Qué es lo más importante en la Biblia: lo que a mí
me dice o lo que en sí dice? ¿A qué se debe el que haya tantas clases de Biblia, tantas
traducciones distintas? ¿Por qué los protestantes predican algunas verdades diferentes a la
Iglesia Católica, si la Biblia es la misma para todos?
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Leer, meditar e interpretar la Biblia con el mismo sentido de fe
con el que fue escrita y leída en la Iglesia durante todos estos siglos.
IV. TESIS: Siendo la Biblia mensaje divino en palabras humanas, su interpretación presupone
en primer lugar la fe en la Palabra de Dios, y luego el progresivo descubrimiento de su
mensaje profundo. Este progresivo descubrimiento lo realiza la Iglesia toda meditando la
Palabra divina con la asistencia del Espíritu de la Verdad, con la ayuda del Magisterio del
Papa y demás obispos que enseñan con la autoridad de Cristo, y con el apoyo de los teólogos
y exegetas. La hermenéutica bíblica tiene por objeto establecer una mediación entre el
antiguo texto y el hombre contemporáneo, recurriendo al uso de los métodos más
apropiados, con el fin de hacer el texto vivo y actual. Estos son los criterios teológicos
recogidos por la encíclica “Providentissimus Deus” (1893) del papa León XIII: hay que
interpretar la Biblia con la luz y la gracia del mismo Espíritu Santo que la ha inspirado;
conformidad de la exégesis con la interpretación que la Iglesia ha hecho y hace de la
Escritura; la exégesis no debe estar en contra del consenso unánime de los Padres de la
Iglesia; y debe tener en cuenta la analogía de la fe. También admite criterios histórico-
críticos: recomienda el estudio de las lenguas orientales y la ciencia crítica textual o
literaria; admite, aunque todavía tímidamente, la crítica histórica.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. Definición de términos
b) Hermeneútica: es una parte de la ciencia bíblica que tiene por objeto establecer una
mediación entre el antiguo texto y el hombre contemporáneo, recurriendo al uso de los
métodos más apropiados, con el fin de hacer el texto vivo y actual.
a) Sentido literal: no significa interpretar al pie de la letra el texto, sino tratar de buscar el
sentido que le dio el autor mismo de ese texto, teniendo en cuenta la intención del autor, el
auditorio a quien se dirigía, la situación de su tiempo y el género literario empleado. Este
sentido literal requiere del uso de la crítica en sus dos vertientes: literaria e histórica.
Primero, crítica literaria: analiza el género literario en que está escrito ese libro de la
Biblia.
Segundo, la crítica histórica: descubre la historia literaria del libro o pasaje bíblico en
cuestión, ubicando la época y cultura en que se escribió y así conocer la intención teológica
del autor.
b) Sentido espiritual: supera el conocimiento del autor humano, aunque se apoya en sus
escritos. Se desprende no de las palabras sino de las realidades que se ocultan bajo esas
palabras. Este sentido espiritual se divide a su vez en: sentido pleno y sentido típico.
Sentido pleno: significa ver ese texto a la luz de la totalidad de la Escritura, a la luz de
la Tradición y echando mano de la analogía de la fe. Es un sentido más profundo que el
sentido literal.
1. A la luz de la totalidad de la Escritura significa que ese texto analizado hay que
entenderlo en conexión con otros textos de la Sagrada Escritura que lo explicitan o lo
profundizan.
2. A la luz de la tradición significa que no se puede analizar un texto sin tener en cuenta la
interpretación de la Tradición viva de la Iglesia, que viene analizando esos textos desde los
orígenes. Esta Tradición viva está reflejada, sobre todo, en la doctrina de los Santos Padres
de Oriente y Occidente, y en la liturgia 16.
3. La analogía de la fe significa la conexión que tienen las verdades de la fe entre sí.
Pongamos un ejemplo:
Isaías 7, 14: “Pues bien, el Señor mismo va a darnos una señal: He aquí que una doncella
está en cinta. Y va a dar a luz un hijo. Y le pondrá por nombre Emmanuel”.
Mateo 1, 22-23: “Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio
del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre
Emmanuel”.
Sentido típico: es leer toda la Biblia en referencia a Cristo, en quien la Escritura tuvo su
plenitud. Cristo es el nuevo Adán, el nuevo Abel, el nuevo José, el nuevo Moisés, el Siervo
doliente de Isaías, el nuevo Jonás, etc. Cristo viene a ser el modelo y la figura de cuanto
está contenido en la Escritura.
a) Lectura en el espíritu. Hay que leer la Biblia con el mismo Espíritu con que ha sido
escrita. Debe ser una lectura espiritual, centrada en Cristo. Debe ser una lectura
interiorizada que va transformando interiormente a quien lee la Biblia.
“Y cuando se quedó solo, los que le acompañaban junto con los doce le preguntaron por
el significado de las parábolas. Y les decía: A vosotros se os ha trasmitido el misterio
del Reino de Dios; en cambio, a los que están fuera todo se les anuncia en parábola, de
modo que los que miran miren y no vean, y los que oyen oigan pero no entiendan, no
sea que se conviertan y se les perdone”.
Primer círculo:
- Versículos anteriores: Mc 4, 1-9: Parábola del sembrador. -Versículos posteriores: Mc 4, 13-
20: explicación de la parábola
b) El estilo del libro: es decir, el género literario o formas de expresión de las que se sirve
el autor para expresar su pensamiento.
P.e. Lc 14, 26: “Si alguno viene en pos de mí y no odia a su padre y a su madre y a la esposa
y a los hijos y a los hermanos y a las hermanas, hasta su propia vida, no puede ser mi
discípulo”.
¿Cuál es el sentido literal? Quiere decir simplemente que en el orden de los valores, Jesús
ocupa el primer lugar, aún frente a los padres.
¿Cuál es el sentido espiritual? Amarás al Señor tu Dios con todo tu ser. Todo lo humano queda
en segundo término, tratándose de Dios.
P.e. Mt 18, 6: “Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le
valdría que le colgasen al cuello una piedra de molino, de las mueve el asno, y lo arrojen al
fondo del mar”.
¿Cuál es el sentido literal? Máxima severidad para los que corrompen a la niñez y juventud,
en doctrina o conducta. Escándalo es literalmente todo lo que hace tropezar a los que creen,
matando su fe o deformándola.
¿Cuál es el sentido espiritual? Poner todos los medios para evitar el escándalo,
especialmente con los niños, porque grave es el escándalo dado por aquellos que tienen
responsabilidad en la formación de otros.
P.e. Mt 18, 8-9: “Si tu mano o pie te escandaliza, córtalo y arrójalo lejos de ti. Más vale
entrar en la vida manco o cojo, que ser arrojado al fuego eterno con las dos manos o los dos
pies”.
¿Cuál es el sentido literal? Debemos renunciar a todo, para evitar la ocasión de pecado. San
Pablo enseña a dejar aún lo lícito, cuando puede escandalizar a un ignorante (cf. 1 Cor 8,
9ss).
¿Cuál es el sentido espiritual? Obrar siempre correctamente para que nuestro ejemplo
acerque y no aleje a otros de Dios, de Cristo, de la Iglesia.
Hay otros muchos textos bíblicos para sacar el sentido, por ejemplo:
Interpretar en su sentido literal y en su sentido espiritual este texto de san Mateo 18, 9: “Si
tu ojo te escandaliza, córtatelo”.
O este texto de Mateo 19, 12: “Hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, los
hay que fueron hechos eunucos por los hombres y los hay que a sí mismos se hicieron tales
por el reino de Dios. ¡El que se sea capaz de hacer esto que lo haga!”.
O el siguiente: Mateo 5, 39-41: “Pero yo os digo que no hagáis frente al que os ataca. Al
contrario, al que te abofetee en la mejilla derecha, preséntale también la otra; al que te
quiera llevar a juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; al que te obligue a
ir con él un kilómetro, vete con él dos”.
Hay un texto difícil: Mateo 5, 32: “Pero yo os digo que todo el que se separe de su mujer,
excepto en caso de concubinato, la expone a cometer adulterio, y el que se casa con una
mujer divorciada comete adulterio”. Cristo afirma la indisolubilidad del matrimonio. El
inciso aparentemente exceptivo del v. 32, que sólo consigna Mateo, delo que se deduce que
responde a la situación peculiar de la iglesia a la que se dirige Mateo, compuesta de
cristianos venidos del judaísmo y de la gentilidad, se refiere a matrimonios nulos por haber
sido contraídos en grados de parentesco prohibidos por la ley (cf. Lev 18) y que los judíos
habían permitido a sus prosélitos. Es el significado de “porneia” en la literatura rabínica.
También se podría reflexionar este texto de Pío XII: “Así como Cristo se hizo semejante al
hombre, menos en el pecado, así las palabras de Dios expresadas en lenguaje humano, se
han hecho en todo semejantes al modo de hablar humano, menos en el error” (Pío XII, en su
encíclia “Divino Afflante Spiritu”).
Estos principios no son fórmulas mágicas para abrir la combinación de una caja complicada.
Son pistas de apoyo para entresacar el mensaje de Dios en la Biblia. Lo más importante es la
fe: creo que Dios es el autor de la Escritura; creo que el Espíritu Santo ha inspirado a los
autores sagrados; creo que el Espíritu Santo asiste al Magisterio para la auténtica
interpretación de la Sagrada Escritura, creo que la Tradición contribuye a la recta
interpretación de la Escritura, creo que los fieles cristianos, con su vida guiada por la fe,
constituyen también la tradición viva. Sin fe, no se entenderá nunca la Biblia en toda su
profundidad.
4. La Biblia y la Iglesia
Dios no entregó su Palabra al individuo, sino a una comunidad, a su Pueblo; y ese Pueblo,
hoy, no es otro que la Iglesia.
Por otra parte, Dios tiene que querer de manera eficaz que su Verdad llegue íntegra a los
hombres. Para llevar a cabo esto, ha confiado a su Iglesia la misión de transmitir su Palabra
salvadora a todos los hombres, a fin de que participen de la vida divina.
De esta misión o deber sagrado, nace el derecho que la Iglesia tiene de proclamar la divina
Palabra. Ella, la Iglesia, es la depositaria y la guardiana del tesoro sagrado de la Revelación y
la única intérprete auténtica de la Biblia, siendo infalible en sus interpretaciones doctrinales
sobre las cuestiones concernientes a la fe y a las costumbres. A este ejercicio divino y
permanente de la enseñanza de la Iglesia se le llama “magisterio vivo”.
Según esto, debe afirmarse que fuera de la Iglesia no se puede alcanzar el pleno
conocimiento de la Palabra de Dios.
Esta tradición, que deriva de los apóstoles, progresa en la Iglesia con la asistencia del
Espíritu Santo: puesto que va creciendo en la comprensión de las cosas y de las palabras
transmitidas, ya por la contemplación y el estudio de los creyentes, que las meditan en su
corazón, ya por la percepción íntima que experimentan de las cosas espirituales, ya por el
anuncio de aquellos que con la sucesión del episcopado recibieron el carisma cierto de la
verdad. Es decir, la Iglesia, en el decurso de los siglos, tiende constantemente a la plenitud
de la verdad divina, hasta que en ella se cumplan las palabras de Dios.
Es vana, por tanto, la tentativa de enfrentar a la Iglesia con la Biblia. La Biblia sólo se
comprende rectamente dentro de la Iglesia, pues –conviene repetirlo- Dios no entregó su
Palabra al individuo, sino a la comunidad, y es natural que esta comunidad –la Iglesia,
fundada por Jesucristo sobre san Pedro y asistida por el Espíritu Santo- sea la única llamada
a interpretarla.
¿Por qué los protestantes predican algunas verdades diferentes a la Iglesia católica, si la
Biblia es la misma para todos?
Los protestantes tienen la Biblia como única fuente de Revelación, y además, interpretada
por cada uno a su manera. No aceptan ni la Tradición ni el Magisterio de la Iglesia.
b) Es más, este principio protestante está en abierta oposición al deseo de Cristo que
quiso la unidad de la Iglesia (cf. Jn 17, 20-21; Ef 4, 4-6). Mientras la Iglesia católica es una,
desde su principio hasta hoy, las sectas protestantes se multiplican cada día y dividen el
cuerpo de Cristo. Hoy hay más de 2.000 sectas en el mundo, todas ramas del protestantismo.
O existen mil verdades, lo que es absurdo, o son falsos los principios en que se fundamentan
las sectas protestantes.
c) Hay más: ese principio protestante es imposible. Antes de inventarse la imprenta, pocos
podían leer los manuscritos bíblicos y la mayoría no sabía leer. Si Jesús hubiera puesto la
Biblia como única salvación, no todos hubieran podido salvarse. Aún hoy existen muchos
pobres que no pueden leer y no pueden entender la Biblia. ¿No se salvarían, por no haber
sabido leer la Biblia?
d) Es también incompleto. La Escritura y la Tradición son dos fuentes donde está contenida
la Palabra de Dios, como ya hemos explicado anteriormente. No son dos fuentes separadas,
sino unidas. Así lo afirma el concilio Vaticano II en la constitución Dei Verbum, sobre la
divina revelación, en los números 9 y 10.
e) Además, inseguro: ¿Cómo saben los protestantes que la Biblia es Palabra de Dios y que las
verdades de la Biblia son inspiradas y divinas? Ellos contestan: “porque lo dice la misma
Biblia”. Pero esto es absurdo. ¡También los apócrifos dicen que son verdaderos y se firman
con nombres de apóstoles...y no es verdad! Yo también puedo escribir un libro y allí decir
que soy inspirado por Dios. Tiene que haber una autoridad, fuera de la Biblia, que garantice
que la Biblia es Palabra de Dios. Todo escrito, ley o código, requiere de un tribunal que lo
interprete y resuelva las dudas. ¿En qué país se deja a cada uno que interprete la ley a su
gusto personal?
f) Y, por si fuera poco, contradictorio. Los protestantes dicen: “Nosotros tenemos los
pastores que nos explican la Biblia”. Por una parte, creen que la Biblia es la única regla de
fe; y, por otra, admiten la enseñanza de sus pastores. Rehúsan el Magisterio de la Iglesia,
que tiene la inspiración del Espíritu Santo e inclinan la cabeza a personas que no tienen
ninguna autoridad y que se contradicen unos a otros.
a) La autoridad del Papa: Dicen que Jesús no constituyó a Pedro cabeza visible de la Iglesia,
que en la Iglesia no hay otra cabeza más que Cristo, que la autoridad que Cristo dio a Pedro
no se pasa a otros, porque no está escrito en la Biblia. Se apoyan en estos textos: a) Ef. 5,
23; b) 1 Cor 3, 11; c) Gal 2, 11. Nosotros les contestamos: a) Cristo sigue siendo cabeza de la
Iglesia, pero el Papa es cabeza visible de Cristo aquí en la tierra. b) Cristo es el fundamento
de la Iglesia como piedra angular; pero este fundamento se continúa en la historia, en los
apóstoles. Nuestros textos fundamentales son: Mateo 16, 16-19; Jn 21, 15-17; Lc 22, 31-33.
b) El sacerdocio cristiano: Dicen que Jesucristo no dio a los apóstoles poder ordenar
sacerdotes, que todo el que cree en Jesús es verdadero sacerdote y puede predicar su
evangelio sin necesidad de la ordenación. Se apoyan en estos textos: a) 1 Pe 2, 9; b) Mt 23,
9-10. Nosotros les contestamos: a) Por el bautismo todo cristiano participa del sacerdocio
común de todos los fieles, pero Jesús instituye en la Última Cena el sacerdocio ministerial:
b) Las palabras de Jesús no van entendidas literalmente. De hecho Pablo se hace llamar
“padre” varias veces y a llama a los cristianos “hijos”. Nuestros textos fundamentales son:
Hechos 20, 28; 13, 2-4; 1 Tim 4, 14; 5, 22; 2 Tim 1, 6; Tito 1, 5; Heb 5, 1-4; Rm 10, 14-15; 1
Cor 4, 1; 1 Cor 3, 9; Sant 5, 14; Jn 20, 23 Y sobre todo, Lc 22, 19 y 1 Co 11, 23.
c) Bautismo de los niños: Dicen que no vale bautizar a los niños, porque el bautismo exige la
fe en Cristo y los niños no pueden tener fe, porque no entienden; que Jesús se bautizó
cuando tenía 30 años; que en la Biblia no consta que se haya dado el bautismo a los niños. Se
apoyan en estos textos: a) Rom 5, 1; b) Mc 1, 9. Nosotros les contestamos: a) Jesús ordena a
sus discípulos de bautizar a todos, no prohíbe bautizar a los niños; b) El bautismo cristiano
no está relacionado con el bautismo de Jesús en el Jordán, que fue un acto externo de
purificación y penitencia. El cristiano es bautizado y salvado en la muerte y resurrección de
Jesús. Es una nueva vida que nos hace hijos de Dios, ¿cómo no recibirlo desde el nacimiento?
c) Pedro bautiza a toda la familia de Cornelio (Hech 10, 44-48), sin duda también habría
niños.
d) La confesión: Dicen que sólo Dios puede perdonar los pecados. Se apoyan en estos textos:
a) 1 Jn 1, 7: ya hemos sido perdonados por la sangre de Cristo; b) Sant 5, 6: confesarse entre
los hermanos. Nosotros les contestamos: a) Mt 18, 18: Jesús entrega a los apóstoles el poder
de atar y desatar; b) Jn 20, 19-23: Jesús explicita aquí el poder de perdonar en su nombre;
c) 2 Cor 5, 18; d) Hech 19, 18: los cristianos que habían pecado de magia fueron
arrepentidos y lo confesaron a los apóstoles.
e) La Eucaristía: Dicen que Jesucristo no está presente realmente en la Eucaristía. Hay que
entender todo en sentido figurado y simbólico. La Cena es sólo un recuerdo. El sacrificio de
Jesús en la cruz es perfecto, no es necesario perpetuarlo. Nosotros les contestamos: a) Jn 6,
48-63: Jesús promete la Eucaristía con palabras claras y fuertes, tanto que los judíos que
escuchaban se escandalizaron; b) Mt 26, 26-28: “Esto es mi cuerpo...Esta es mi sangre”; c)
Lc 22, 19: “Haced esto en memoria mía”; d) 1 Cor 11, 23-29; e) Hech 2, 42. Jesús, cuando se
le fueron muchos, no rebajó nada su doctrina sobre el Pan de vida.
h) La Virgen María: los protestantes creen que María es la Madre de Dios; pero no aceptan su
virginidad. Dicen que no hay que dar culto a la Virgen; que la Virgen tuvo más hermanos. Se
apoyan en estos textos: Lc 2, 7; Mt, 13, 55. Nosotros les contestamos: Mt 1, 16; Gal 4, 4; Lc
1, 26-35: María es virgen antes del parte, en el parto y después del parto. Acerca de los
hermanos de Jesús hay que decir que “hermano” significa pariente próximo: sobrino, primo,
tío, etc. Además a la Virgen no le damos el culto de adoración (sólo a Dios), sino el culto de
especial veneración por ser la Madre de Dios.
i) La veneración de los santos: Dicen que sólo tenemos un mediador, Cristo. Acudir a los
santos es sacrilegio. Además están gozando en el cielo, nada saben de nosotros. Se apoyan
en 1 Tim 2, 5. Nosotros les contestamos: a) 1 Tim 2, 5: aquí mediador significa redentor.
Cristo sí es el único redentor. Los santos no son redentores, sino intercesores ante Dios.
Otros textos: 1 Re 18, 3-7; 2 Re 2, 15; Nm 21, 7; Job 42, 8; Apoc 5, 8.
j) El culto de las imágenes: Dicen que la Biblia prohíbe terminantemente hacerse imágenes,
porque es un culto idolátrico (Ex 20, 4); que Dios no puede ser representado con estatuas de
material humano (Hech 17, 29). Nosotros les contestamos: Lo que Dios prohíbe es adorar a
las imágenes como si ellas en sí mismas tuvieran el poder de salvar; el mismo Dios manda
construir estatuas e imágenes como signo de su presencia en medio del pueblo (Ex 25, 12-22;
Nm 21, 8); Josué venera el arca de madera, postrado (Jos 7, 6). Las imágenes son un signo
externo necesario para ayudarnos a ponernos en relación con Dios-Espíritu. Otros textos: Ex
7, 10; 2 Re 2, 14; 13, 21; Mt 9, 20; 14, 26; Hech 5, 15-16; 19, 12: el Señor se sirve de
“reliquias” o cosas que pertenecieron a personas santas, para obrar sus maravillas: la vara
de Moisés; el manto de Elías; los huesos de Eliseo; el vestido de Jesús; la sombra de Pedro;
los sudarios de san Pablo, etc. “De manera que por medio de las imágenes, ante las cuales
nos arrodillamos y oramos, adoramos a Cristo verdadero y veneramos a los santos, cuya
semejanza tienen” (Concilio de Trento).
k) El purgatorio y los sufragios por los difuntos: Dicen que no existe el purgatorio y no
sirven nuestras oraciones por los difuntos. La Iglesia, apoyándose en 2 Mac 12, 46, cree que
mediante nuestros sacrificios, oraciones y buenas obras podemos ayudar a los difuntos que
murieron en gracia de Dios y se están purificando antes de llegar a la Gloria. Por el hecho de
que la Biblia no contenga la palabra “purgatorio” no se puede concluir que el purgatorio no
exista. Tampoco la Biblia presenta la palabra Trinidad y existe el dogma de la Santísima
Trinidad, reconocido por los hermanos protestantes.
VI. CONCLUSIÓN
Concluyo con el número 12 de la constitución Dei Verbum: “Dios habla en la Escritura por
medio de hombres y en lenguaje humano, por lo tanto, el intérprete de la Escritura, para
conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con atención lo que los autores
querían decir y lo que Dios quería dar a conocer con dichas palabras. Para descubrir la
intención del autor, hay que tener en cuenta, entre otras cosas “los géneros literarios”.
Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole
histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios. El intérprete
indagará lo que el autor sagrado dice e intenta decir, según su tiempo y cultura, por medio
de los géneros literarios propios de la época. Para comprender exactamente lo que el autor
propone en sus escritos, hay que tener muy en cuenta el modo de pensar, de expresarse, de
narrar que se usaba en tiempo del escritor, y también las expresiones que entonces se
usaban en la conversación ordinaria.
La Escritura se ha de leer con el mismo Espíritu con que fue escrita: por tanto, para
descubrir el verdadero sentido del texto sagrado hay que tener muy en cuenta el contenido
y la unidad de toda la Escritura, la Tradición viva de toda la Iglesia, la analogía de la fe. A
los exegetas toca aplicar estas normas en su trabajo para ir penetrando y exponiendo el
sentido de la Sagrada Escritura, de modo que con dicho estudio pueda madurar el juicio de
la Iglesia. Todo lo dicho sobre la interpretación de la Escritura queda sometido al juicio
definitivo de la Iglesia, que recibió de Dios el encargo y el oficio de conservar e interpretar
la Palabra de Dios”.
Recomiendo también leer del Catecismo de la Iglesia católica los números 109- 119.
I. INTRODUCCIÓN
No necesariamente lo viejo se convierte en inservible. Hay cosas como las monedas, los
muebles finos o los sellos de correo, que aumentan de valor conforme pasa el tiempo.
El Antiguo Testamento tuvo como fin preparar la venida de Cristo, pero no pasó de moda con
su llegada. Jesús no vino a abolir lo que estaba escrito, sino a perfeccionarlo. Por tanto, no
podemos prescindir de los libros del Antiguo Testamento. Todos son libros revelados por Dios
y en ellos, aunque contienen elementos imperfectos y pasajeros, encontramos el testimonio
de la pedagogía divina, enseñanzas maravillosas acerca de Dios, sabiduría acerca del
hombre, tesoros de oración. En ellos está escondido el misterio de nuestra salvación.
Podríamos comparar la Biblia con una cinta magnetofónica grabada en estéreo: para
escucharla, usaremos un aparato con dos bocinas: una es el Antiguo Testamento y la otra es
el Nuevo Testamento Puedes escuchar la cinta con una sola bocina, pero no oirás la música
completa, sino sólo los sonidos graves o sólo los agudos; sólo los instrumentos o sólo las
voces. Para escuchar la música tal como la compuso el autor, deberás conectar las dos
bocinas y entonces disfrutarás del sonido integral de la composición.
Es más, para comprender bien la Sagrada Escritura y al hombre bíblico, es necesario conocer
un poco el país en donde fue escrito, su geografía, su raza y el medio social en que se
desarrollaron los hechos que narra la Biblia.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Ver qué abarca el Antiguo Testamento y conocer el pueblo judío,
sus costumbres y sus leyes.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Leer el Antiguo Testamento con la mirada puesta en el Nuevo,
pues muchas de las prefiguraciones del Antiguo Testamento se realizaron en Jesús, en María
y en la Iglesia.
IV. TESIS: Los libros del Antiguo Testamento son 46. Nos narran cómo Dios hizo una Alianza
con un pueblo concreto, Israel, para invitarle a una vida de comunión con Él; y cómo ese
pueblo le fue respondiendo a Dios, con sus luces y sus sombras. A esto se llama Historia
Sagrada; historia, porque se narran sucesos concretos de un pueblo y de unos hombres; y
sagrada, porque en esa historia interviene Dios que invita al hombre a la comunión con Él.
La Historia Sagrada es como un drama en dos actos. En el primero Dios quiere que todos los
hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad y habla a ellos por medio de los
profetas. En el segundo acto, en el Nuevo Testamento, ha llegado la plenitud de los tiempos,
y Dios habla por medio de Jesucristo, su Hijo.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
Entendemos mejor a una persona cuando conocemos los lugares de donde proviene, a todos
nos marca nuestro terruño y la historia del lugar que nos vio nacer y crecer, porque es
nuestra prehistoria personal. Con esta intención nos acercamos ahora a la geografía y modo
de vivir de Israel, donde tuvo lugar la Revelación de Dios.
El pueblo de Israel es un pequeño pueblo, de poco interés para la historia de las grandes
civilizaciones, como Egipto, Siria, Persia, Grecia y Roma. La historia de Israel no despierta
mucho interés; es uno de los tantos pequeños pueblos que habitaban la llanura de Canaán. Al
inicio es sólo una familia nómada (Abraham) que busca un pedazo de tierra para vivir. A
través del tiempo se desarrolla en doce pequeñas tribus, que se establecen en Canaán
(actual Palestina). Después de un período de permanencia en Egipto (esclavitud), vuelve a su
tierra, porque su posición geográfica (entre las dos potencias de Egipto y de Siria), no les
favorecía. Padece invasiones ahora de una y ahora de otra de las dos naciones. Es víctima
del poder de los persas, de los griegos y de Roma, llegando a ser una pequeña provincia del
imperio romano.
Sin embargo, la pequeñez de este insignificante pueblo fue objeto de la maravillosa acción
salvífica de Dios. Dios lo escogió para hacerle su pueblo, del que vendrá para todos los
hombres su mismo Hijo, el Salvador. Dios guió con su mano providencial la historia de Israel,
infundió su Espíritu en sus escritos y literatura, que se convirtieron así en Palabra de Dios.
El Pueblo de Israel no vivió solo y aislado del mundo, sino que anduvo errante desde
Mesopotamia a Egipto, y tuvo estrechas relaciones con otros pueblos como los asirios,
arameos, fenicios. El país de la Biblia se sale, pues, de los límites propios de Palestina y
abarca la zona que se denomina “la media luna fértil”. Esta región iba desde el Nilo hasta el
golfo pérsico, pasaba por el Mediterráneo, Palestina y Siria, seguía el curso de los ríos Tigris
y Eufrates a través de Mesopotamia formando así una media luna perfecta. Está en el
extremo oriental del Mediterráneo, en su costa sudeste, entre el mar y el desierto, y entre
Egipto y el Líbano. Físicamente tiene cuatro franjas de oeste a este: la llanura costera
(agricultura), el altiplano (montaña), la fosa del Jordán (depresiones, mar de Tiberiades) y
la meseta de Transjordania.
En esta amplia región se encontraban las civilizaciones más florecientes desde la Edad de
Piedra hasta la Edad de Oro de las culturas griega y romana y las culturas de Mesopotamia,
Egipto y Canaán (Palestina).
El pueblo israelita: la palabra “israelita” deriva de los hijos de Israel. Es el nombre más
apropiado para llamar al pueblo escogido, formado por doce tribus, que descendían de los
doce patriarcas, hijos de Jacob. Israel es el sobrenombre de Jacob. Los israelitas se
llamaban a sí mismos hebreos solamente en sus relaciones con los otros pueblos, para
emplear la misma terminología que usaban los otros; pero, ordinariamente, hablando entre
ellos, no lo usaban nunca.
El pueblo judío: o también, simplemente, Judá, era originariamente una de las tribus, y
más tarde, la población del Reino de Judá, contrapuesto al Reino de Israel. A la vuelta de la
cautividad de Babilonia, la mayoría de los repatriados era del antiguo Reino de Judá, y por
eso se les empezó a llamar a todos judíos, nombre con el que los llamaron también los
judíos.
b) Tierra prometida:
Entre los innumerables nombres que aparecen en la Biblia para designar a la tierra
prometida está el de Palestina, patria de Cristo. Palestina quiere decir “tierra de Filisteos”.
Su nombre primitivo era Canaán. Está limitada al norte por Líbano y Siria; al sur por la
península de Sínaí; al este por el desierto de Arabia y al oeste por el mar Mediterráneo. Está
situado, pues, entre las dos civilizaciones más importantes de la antigüedad, Mesopotamia y
Egipto.
Palestina forma un cuadrilátero de 250 km de largo con una anchura de 37 km al norte y 150
al sur.
Sus productos son trigo, cebada y árboles frutales, higos, dátiles, uvas y olivos. Zonas pobres
son Judea (región al sur, donde se encuentran Jerusalén, Belén, Hebrón y el Negueb (en el
sur, junto al desierto del Sinaí).
Pero en general, podemos decir que Palestina es una tierra árida y pobre, pero para los
israelitas que habían permanecido largos años en las estepas montañosas del Sinaí, la tierra
de Canaán aparecía fértil y hermosa, “país que mana leche y miel”. Los habitantes viven en
continuo sobresalto debido a que son asaltados con frecuencia por tribus nómadas.
c) El agua:
Palestina es una región en que el agua escasea. El único río importante es el Jordán, que en
época de lluvias es un torrente tumultuoso que no puede ser aprovechado. Los valles secos
sólo reciben agua en invierno; en verano, vuelven a ser áridos.
El suelo no retiene el agua, por lo que hay que hacer pozos o cisternas, para almacenarla,
pues el agua es elemento indispensable para la vida. Es un gran tesoro (cf. Is 45, 8; Jn 4,
13). Por eso se convierte en signo de vida y bienestar. Se podría hacer toda una teología del
agua, partiendo de diversos textos de la Biblia 18: el agua como criatura insigne de Dios,
como elemento vivificador o temible; elemento simbólico para significar bendición divina o,
si el agua falta, como elemento de maldición; otras veces, simbolizará la desgracia que se
cierne sobre el hombre, y otras, la eficacia purificadora y vivificadora de la acción divina.
d) El desierto:
Palestina está rodeada por el sur y el este por inmensos arenales, abrasados por el sol. Por
eso, es tierra árida y sin vegetación.
Época privilegiada en que Israel nace como pueblo al calor de la elección divina y en la
que, con Dios como guía, alcanza la tierra prometida 20, época de amores e infidelidades (cf.
Jer 2, 2; Os 2, 16-17; Ez 20, 10ss; Sal 78, 15-17.40; 95, 8-10; 106).
El desierto se revela así, también en el Nuevo Testamento, como señal de salvación (cf. Is
32, 15; 35, 1; 41, 18; 43, 19-20; Mt 4, 1; Lc 1, 80; 4, 1; Mc 1, 12).
Esta misma aridez del desierto fue la que permitió la conservación de muchos documentos
que estuvieron sepultados por miles de años, por ejemplo, los documentos de Qumrán,
descubiertos en 1947, que pertenecían a una secta llamada “los esenios”, dedicada al
estudio de la Ley.
e) Costumbres del pueblo judío
El sábado: día de descanso. Comienza el viernes a la puesta del sol. No se podía trabajar
nada. Es día de fiesta y alegría. La familia se reúne a la mesa tres veces, con invitados en la
comida principal. Nosotros hemos pasado el día de descanso al domingo, por ser el día de la
resurrección del Señor.
Fiesta de la Luna Nueva: con la que comenzaba el año civil. Se tocaba el cuerno del
carnero como símbolo de ruego que la humanidad dirige a Dios. Equivale a nuestro año
nuevo. Duraba dos días, pero con una preparación de diez días de penitencia o examen de
conciencia.
Año sabático: cada siete años se celebraba el año sabático. Estaba prohibido trabajar la
tierra y toda labor en el campo. Todos los productos de la tierra del año sabático se
entregaban a los pobres (cf. Lev 23, 11). Los esclavos eran liberados (cf. Deut 15, 12-14).
El año Jubilar: cada cincuenta años (cf. Lev 25, 8-17). Se perdonaban todas las deudas.
Aquí está el origen del Año Jubilar o Año Santo que la Iglesia celebra actualmente cada 25
años y que también recibe el nombre de Año Jubilar.
Fiesta de los Tabernáculos o Tiendas: era la fiesta más importante del pueblo judío,
para dar gracias por los frutos, a fin de año. Se celebraba del 15 al 21 del séptimo mes con
ceremonias como la Liberación del Agua, la Procesión en torno al Altar de los Holocaustos,
etc. El pueblo vivía estos siete días en el campo y era el recuerdo de la vida nómada en el
desierto. En la tarde del primer día de la fiesta se encendían -en el atrio de las mujeres-
unas grandes lámparas, las cuales difundían tanta luz que no había en Jerusalén ningún patio
que no quedase iluminado por ella. Mientras se iluminaban, los levitas cantaban salmos
ininterrumpidamente, acompañados de instrumentos musicales.
Los levitas: encargados de guardar el Santuario, preparaban los panes de la propiciación 21,
recibían los diezmos, cantaban en las festividades, contaban la limosna, instruían y ejercían
justicia. No podían entrar al Sancta Sanctorum. Todo lo realizaban en el atrio.
Los sacerdotes: debían ser descendientes de la familia de Aarón, sin defectos físicos.
Mantenían el fuego perpetuo en el altar de los holocaustos, quemaban las entrañas de los
animales que se ofrecían en sacrificios, penetraban al Santuario, pero no al Sancta
Sanctorum ofreciendo el incienso para las bendiciones, tocaban las trompetas, enseñaban la
ley, juzgaban causas oficiales, visitaban enfermos y exhortaban a los soldados, etc.
El Sumo Sacerdote era el juez supremo del culto. Le tocaba vigilar el tesoro del templo y
gobernaba en todos los aspectos del ministerio religioso. El descendiente primogénito en
línea directa de Aarón era elegido como Sumo Sacerdote. Ofrecía el cabrito del sacrificio y
entraba una vez al año, en la fiesta de la Expiación, al Sancta Sanctorum, donde rociaba el
velo y el Arca con la sangre del animal y quemaba incienso. Consultaba a Yahvé por medio
del Urim y Turim que eran piedras que llevaba en el pectoral. Usaba una tiara, especie de
corona con la inscripción de “Santidad Yahvé”, un efad o roquete y sobre éste, un pectoral
rectangular con doce piedras preciosas. Su subsistencia estaba asegurada, gracias a los
diezmos.
Los 73 libros de la Biblia tratan del esfuerzo que Dios ha hecho para salvarnos. Por eso, la
Biblia es el libro que contiene la historia de la salvación por parte de Dios. Esta historia de la
salvación gira alrededor de un eje: Jesucristo. Todos los libros de la Biblia nos hablan de
Jesús; con una diferencia: los 46 libros del Antiguo Testamento hablan de Jesús “que va a
venir”; en cambio, los 27 libros del Nuevo Testamento nos hablan de Jesús que “ya vino” y
“que va a volver”.
En esta historia de la salvación hay tres componentes importantes: Dios, el Pueblo elegido y
la Alianza.
a) Dios:
El Dios de nuestros padres, de Abraham, de Isaac y Jacob revela su nombre: Yahvé (cf. Ex 3,
13-15), “Yo soy el que soy”, es decir, soy el Idéntico, la Existencia. Es un Dios que toma
partido por el débil y explotado; es el Dios liberador, Señor de la historia humana (cf. Am 2,
10-12; 9, 7; Is 10, 24-27; 22, 11). Es el Dios de la naturaleza y de la creación (cf. Gn 1; Sal 8;
Job 38, 41). Fuera de Él no hay ningún otro Dios (cf. Is 41, 24.29; 43, 11; 44, 6). Es el Dios
que no podemos encasillar (cf. Job 38, 42), ni localizar (2 Sam 7, 5-7), ni manipular ni
fabricar a nuestra medida (cf. Os 11, 9; Nm 23, 19; Jud 8, 16), ni siquiera hacer su imagen
(cf. Ex 20, 4-5; Deut 5, 8-9), pues su imagen está en el prójimo (Gn 1, 26-27; 9, 6).
Jesús nos lo ha revelado preferentemente con el nombre de Padre (cf. Mt 11, 25-27; Mc 14,
36; Lc 23, 34.46; Jn 11, 41; 17, 1.5.11) para mostrarnos así su misericordia. Su Padre lo ha
enviado a Él (cf. Jn 3, 16; 4, 34; 5, 36), y juntamente con su Padre nos dan el Espíritu Santo
Paráclito (cf. Jn 14, 16-17.26; 16, 13-15).
En continuidad con el Antiguo Testamento Dios en Cristo Jesús se identifica con el
marginado, el necesitado (cf. Mt 25, 31-46).
b) El Pueblo
Dios que ha creado al hombre como ser sociable, ha querido también ofrecer la salvación no
al hombre aislado, sino al hombre llamado a formar una comunidad. Por eso, desde el
Antiguo Testamento Dios se eligió para sí un pueblo, para que fuera de su propiedad (cf.
Deut 7, 6; 14, 2), pueblo consagrado a Él por la alianza (cf. Ex 19, 5-6); pueblo de Yahvé (cf.
Jc 5, 13).
En el Nuevo Testamento Jesús constituye el nuevo Pueblo de Israel (cf. Mt 2, 15; 4, 1-11).
Será un pueblo universal, sin barreras de ninguna especie, tal como lo habían anunciado los
profetas (cf. Is 19, 16-25; 49, 6; 45, 14; Miq 4, 1-3; Zac 14, 9.16). Este nuevo pueblo es la
Iglesia, abierta a todos los hombres.
c) Alianza
Es el pacto que hace Dios con su pueblo, donde le promete su protección, su cercanía.
Se escogió hombres para hacer su Alianza: Noé (cf. Gn 6, 18), con Abraham (Gn 17, 2. 4),
con David (cf. 2 Sm 7; Is 55, 3; Sal 89, 4-5), con Leví (Mal 2, 4-5). Pero principalmente la
hizo con su pueblo (cf. Ex 19 y 20). No obstante las infidelidades de éste, Dios le prometió
una nueva y definitiva alianza (cf. Jer 31, 31-34; Ez 36, 25-28) que se llevaría a cabo a través
del Siervo de Yahvé (cf. Is 42, 6; 49, 6; 53, 12).
Esta nueva Alianza fue sellada en la sangre de Jesús (cf. Mt 26, 28) poniendo así fin a las
transgresiones de la antigua (cf. Heb 8, 6-13; 9, 15). Es la alianza nueva de la que los
escritos del Nuevo Testamento dan fe que ha sido cumplida (cf. 2 Cor 3, 4-6; Gal 3, 15-20;
Heb 12, 18-19).
Deseando la reagrupación de los hombres divididos por el pecado, Dios quiso formar un
pueblo, y para eso eligió a los patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob. Ellos son los portadores de
las promesas que se harán realidad en un futuro: promesas de la descendencia, de la tierra y
de la bendición de todos los pueblos.
¿Cuáles fueron los pecados de este Pueblo? La idolatría, utilización del culto para sobornar a
Dios, explotación de los débiles, rebeldía, etc. Por eso, Dios rechazó a su pueblo con la
destrucción de los reinos de Israel y de Judá. El exilio fue la consecuencias de la ruptura de
la Alianza.
El castigo del exilio no es la última palabra del Señor, sino que de nuevo les mostrará su
misericordia, devolviéndoles a la tierra que habían perdido y dándoles la esperanza de una
nueva alianza que no fallaría como la anterior. El pueblo del exilio reconoce su error y se
convierte al Señor.
Al regresar a la tierra comienza ese pueblo a vivir la época de los humildes comienzos, sin
grandes seguridades humanas. Sólo con la seguridad de la promesa divina va preparándose
en el anhelo y la esperanza de la plenitud de los tiempos, la venida del Mesías y la
instauración del reinado universal y definitivo de Dios.
Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su hijo nacido de mujer, nacido bajo la
ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley. En Jesús se cumplen todas las promesas del
A.T; en Él llega a su plenitud toda la historia de la salvación.
Con su presencia y manifestación, con sus palabras y obras, con sus signos y milagros, y sobre
todo con su muerte y gloriosa resurrección, con el envío del Espíritu de la verdad instaura y
hace presente el Reino de Dios, nos revela la misericordia de Dios que es nuestro Padre,
manifiesta y realiza la reagrupación de los hombres dispersos y divididos por el pecado.
Agrupa en torno a sí discípulos y gente que lo sigue, formando con ellos la comunidad, el
nuevo Pueblo de Dios, abierto a judíos y gentiles. Ese nuevo Pueblo es la Iglesia. Con su
sangre sella la nueva y definitiva Alianza.
Sus discípulos son peregrinos en este mundo, colaboran en la construcción del Reino de Dios
y anhelan el retorno glorioso del Señor Jesús.
VI. CONCLUSIÓN:
Todo el Antiguo Testamento es una espera siempre más creciente de la venida de Cristo.
Todo es una tensión hacia Él. Quien termina de leerlo, queda con el ánimo suspenso, en
espera de la realización de todo el misterio de salvación ofrecido por Dios. El Nuevo
Testamento, con Cristo Jesús, dará respuesta a esa espera de salvación. Jesús es ese Cordero
cuya sangre salva al pueblo de la esclavitud (cf. Ex 12), es el Alimento misterioso que en el
desierto alimenta a los hebreos (cf. Ex 16); es el Rey-Mesías prefigurado en David; es el
Siervo de Yahvé del que habla Isaías. En una palabra, Jesús realiza lo que en el Antiguo
Testamento era presentado como una figura.
La síntesis más sublime de este Plan divino, que hace del hombre una imagen perfecta en su
Hijo, y de la humanidad un Pueblo santo la encontramos en san Pablo, Col. 1, 3-2, 17 y Ef. 1,
3-21. Podemos resumir estos textos así:
8a sesión. El Pentateuco
Los cinco primeros libros del Antiguo Testamento.
I. INTRODUCCIÓN
Nos separan casi tres mil años de los primeros libros de la Biblia. Hay que ambientarnos en
aquella época, para poder entenderla. Hay dos peligros: uno por exceso, es decir, creer al
pie de la letra lo que dice la Biblia, a través de sus metáforas y géneros literarios; y el otro
por defecto: rechazar todo, por considerarlo fantástico y lleno de colorido imaginativo.
Nuestra actitud debe ser otra: sacar el mensaje de Dios, que se esconde detrás de ese
revestimiento literario.
Todo el Antiguo Testamento podemos dividirlo en libros históricos, libros proféticos y libros
doctrinales. Los judíos lo dividen así:
Los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, conocidos tradicionalmente como
Pentateuco, constituyen un magnífico pórtico que da acceso al majestuoso edificio de la
Biblia.
El nombre Pentateuco, de origen griego, alude a los cinco (penta) libros o “rollos” que lo
forman y a los instrumentos o estuches (teukhos) en que se guardaban. No estamos ante
cinco independientes. Al contrario, cada libro desemboca en el siguiente o arranca del
anterior. , de forma que todos juntos desarrollan una misma trama narrativa que va desde la
creación del mundo, pasando por el nacimiento de los pueblos, la era patriarcal, la estancia
israelita en Egipto y en el Sinaí, hasta el comienzo de la Conquista de Canaán y la muerte de
Moisés, en los umbrales de la tierra prometida. Esta historia unitaria y continua, formada
casi a partes iguales por relatos y leyes, se divide a su vez en seis grandes etapas o
capítulos, perfectamente diferenciados:
Estos cinco libros forman la Torah o Ley por excelencia, la carta constitucional que plasmó
los principios fundacionales y fundamentales, religiosos y civiles, por los que Israel se
constituyó como un pueblo con identidad propia y referido en exclusiva a Yahvé, su Dios.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer las diversas corrientes de tradiciones que formaron el
Pentateuco.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Escuchar a Dios que busca entablar con nosotros una relación
personal de amor y de amistad.
La palabra “Pentateuco” viene de la lengua griega y significa “Libro de los cinco estuches”:
Génesis, Éxodo, Números, Levítico y Deuteronomio. Estos libros son considerados como una
sola unidad. Y se les llama la Torah o Ley 22. Se llamaba la Ley porque lo fundamental de
estos libros era la ley de Moisés, dada por Dios en el monte Sinaí, es decir, las prescripciones
que regulan la vida moral, social y religiosa del pueblo.
Para nuestros ojos modernos, el rasgo más llamativo de esta legislación es su carácter
religioso, la compenetración de lo sagrado y lo civil y cultural. Y este es el rasgo que
quisieron dejar los autores.
a) El Génesis narra los orígenes del mundo y del género humano desde sus comienzos hasta
la formación de Israel como pueblo, poco antes de la salida de Egipto.
b) El Éxodo, la salida de los hebreos de Egipto, guiados por Moisés, el paso milagroso del Mar
Rojo y su estancia en el Sinaí, donde reciben de Dios la Ley, sancionada por un pacto o
Alianza (Berith) entre Dios y el pueblo. Desde este momento Israel llega a ser el Pueblo
elegido y llamado por Dios.
c) El libros de los Números toma su nombre del censo del pueblo que aparece en sus
primeros capítulos, aunque después se detiene a narrar la vida de Israel a través del desierto
con sus múltiples vicisitudes.
Dos pilares tiene el Pentateuco: primero, el plan divino de salvación trazado por Dios; y
segundo, la respuesta a ese plan por parte del hombre, de ese pueblo escogido.
Tradicionalmente se atribuyó a Moisés la autoría del Pentateuco, pero estudios recientes han
llegado a la conclusión de que él solo no pudo ser el único autor de los cinco libros. Él es el
autor substancial, pero, durante largos años y en diversos momentos de la historia de Israel,
otros autores fueron añadiendo elementos y reformulándolos.
Antes de ponerse por escrito, estas tradiciones se recitaban en los Santuarios. Más tarde, se
fijaron por escrito.
¿Cuáles fueron las fuentes o tradiciones en las que se inspiró Moisés y demás autores?
a) Tradición yavhista:24 designada por la letra “J”. Es llamada así porque desde el principio
llama a Dios “Yavhé”. Nació en la época de Salomón hacia el año 950 a.C. en los ambientes
regios de Jerusalén. Características: estilo muy concreto, expresivo y dramático; imágenes
vivaces; personajes, lugares y costumbres del pueblo precisos; Dios es presentado con
imágenes muy humanas y populares (trabaja con el barro, pasea por el Edén, cierra la puerta
del arca, visita y come con Abraham, etc.). En esta tradición, la salvación del pueblo estriba
en la posesión de la tierra prometida: Canaán.
b) Tradición eloísta25: designada por la letra “E”. Es llamada así porque llama a Dios
“Eloím”. A los cananeos los llama amorreos. Al monte Sinaí lo llama Horeb. Nació
posiblemente después de Salomón, en el reino del Norte, después que el pueblo se dividió en
dos. Las páginas de esta tradición están marcadas por la predicación de las profecías de Elías
y Oseas y da mucha importancia a los profetas. Características: es menos dramático y menos
concreto; presenta el mensaje religioso con más reflexión y tiene una fina sensibilidad
moral; ve a Dios no de forma humana como “J”, sino tiende a espiritualizar la imagen de
Dios: prohíbe sus representaciones (cf. Ex 24, 10), casi nunca Dios interviene personalmente,
sino sólo a través de sueños, visiones o milagros. En esta tradición, la salvación del pueblo
consiste en la Alianza de Amor con Dios, y no en la tierra prometida. La Alianza es el
verdadero tesoro de Israel.
VI. CONCLUSIÓN: El mensaje de salvación que Dios quiere darnos se esconde debajo de la
historia, leyes, costumbres de un pueblo determinado: Israel. La verdad que el Señor quiere
darnos en el Pentateuco, no está en los hechos en sí mismos, sino en el mensaje o enseñanza
que el escritor sagrado quiere darnos, a través de esos acontecimientos particulares. La
Biblia, entonces, hay que leerla, no como si fuera un libro de historia, sino como un libro de
fe y de salvación.
I. INTRODUCCIÓN
Los relatos bíblicos no nacieron en Israel como una revelación llovida del cielo, por
casualidad. Fue, más bien, fruto de una reflexión iluminada por el Espíritu Santo, sobre la
existencia y las experiencias de la humanidad. Estos relatos bíblicos no tratan de dar una
respuesta científica sobre cómo ocurrió la creación. No es la finalidad de la Biblia. Mientras
la ciencia responde a la pregunta cómo suceden las cosas, la Biblia, por el contrario, da
respuestas al porqué y para qué de las cosas, en vistas a la amistad con Dios aquí en la
tierra y la salvación en la eternidad.
En este capítulo afrontaremos estas preguntas y problemas: de dónde viene la vida, por qué
y para qué creó Dios todo; existía algo o alguien antes de la creación del mundo; por qué se
narra en forma pintoresca (serpiente, fruta prohibida, costilla de Adán, diluvio, torre de
Babel, etc.); cuáles son los temas profundos que esconde el Génesis; cómo viene presentado
Dios en el Génesis; cómo compaginar el relato de la creación con la teoría de la evolución,
defendida por la ciencia; por qué existe el mal y cómo empezó en el mundo.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer el mensaje fundamental del Libro del Génesis.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Tomar conciencia de mis orígenes como creatura de Dios y del
plan de Dios para mí.
IV. TESIS: El libro del Génesis no es un libro de historia, sino un libro de fe. Trata de los
orígenes del mundo, del hombre y del pueblo de Israel. Al autor del libro no le interesan los
hechos en sí mismos, sino que usa de los acontecimientos en la medida en que sirven para
enseñar y explicar el Plan divino. Por eso los nombres de los personajes, su edad, sus fechas,
los números...son simbólicos y esconden una verdad revelada por Dios, que sólo
descubriremos desde la fe, ese regalo dado por Dios el día del bautismo.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. La Biblia y la ciencia
La Biblia nos dice que el mundo fue creado en siete días; la ciencia nos dice que se
necesitaron millones de años para el desarrollo del universo. La Biblia nos dice que Dios creó
al hombre del barro, la ciencia afirma que procede por evolución. ¿Hay contradicción?
No. Las dos, la ciencia y la Biblia, miran al mismo problema de los orígenes, pero desde dos
puntos de vista totalmente diversos. La ciencia busca investigar y explicar lo que realmente
pasó al principio. La Biblia, por el contrario, hace una reflexión religiosa sobre la vida y el
hombre frente a Dios.
Así pasó con el problema de los orígenes: el autor del Génesis quiere darnos una respuesta
profunda, inspirada por Dios, a los problemas fundamentales del hombre y transmite sus
respuestas a través de un género literario “sapiencial” o “poético”. Así que la verdad del
Génesis no está en Adán y Eva, como personas reales; en el Edén, como un lugar preciso; en
la serpiente, la manzana, el barro, etc., sino en el mensaje religioso que estas historias
encierran.
El libro del Génesis no tiene un solo autor sagrado. Es el resultado de antiguas tradiciones
orales, populares, y de la recopilación de las tres fuentes o tradiciones: yavista, eloísta y
sacerdotal.
1) Sobre Dios:
a) Dios es eterno, existe desde siempre, nadie lo ha creado. Es trascendente, es decir, está
más allá de nuestros esquemas, no se puede fijar en unos rasgos o figuras que nosotros
dominamos o manejamos. Es el único y verdadero Dios, que no puede confundirse ni
mezclarse con las creencias politeístas y panteístas entonces existentes y a las que se
sentían inclinados los mismos israelitas. Se insiste mucho en el monoteísmo, es decir, un solo
Dios. Las demás cosas son creaturas y obras de Dios.
b) Dios es Creador del Universo, rector de la historia, Dueño y Señor, y, en cuanto tal, ha
elegido unas personas con las que formar un pueblo suyo: Israel. Por tanto, todo lo demás es
creatura de Dios. Por ser Señor puede mandar y prohibir a sus creaturas. Y lo hará siempre
para nuestro bien personal y comunitario.
c) Dios está lleno de Poder y Majestad: Toda la creación es obra exclusiva de Dios: crea de
la nada para demostrar su omnipotencia. Por un acto de amor y voluntad mantiene en el ser
a todo lo que ha creado.
d) Dios, lleno de bondad: todo lo hizo bueno. Su bondad le hizo estar cercano al hombre,
dispuesto al perdón, a renovar la alianza. Por eso hizo la promesa de redención (Gn 3, 15) 31.
Es lo que se llama el Protoevangelio (primera buena noticia). Es un versículo esperanzador,
en medio de los castigos del pecado original. La victoria de esta lucha del demonio con el
género humano le tocará a la “Mujer” (es decir, a María), que vencerá el mal, aplastándole
su centro vital: la cabeza. En la palabra “Linaje” se vislumbra ya la figura del Salvador, y en
la mujer los cristianos siempre han visto una figura de María, la Virgen Madre de Dios.
Esta bondad de Dios la demostró también con Noé, que alcanzó el favor de Dios, por ser
hombre religioso, justo y recto (cf. Gn 6, 8). Y Dios hizo una promesa de vida con la
humanidad: “Ya no volverá a existir diluvio que destruya la vida...” (Gn 9, 9-15).
2. Sobre el hombre:
a) Dios creó al hombre a imagen y semejanza de Él: por tanto, inteligente y libre, con su
propia autonomía, su capacidad de realizarse y dominar la tierra. Sólo con alguien
semejante Dios puede establecer una alianza, un trato de amistad, un diálogo. La imagen
más profunda de Dios somos los hombres, por eso a Dios hay que encontrarlo precisamente
en los demás, no para divinizarlos, sino para tratarlos con respeto y con justicia 32.
b) El hombre es dueño del mundo: dueño, en cuanto Dios le ha dado el mundo como
“casa”, y él organiza y disfruta de las cosas. Dueño, en cuanto tiene que custodiarlo y
cultivarlo, como algo encomendado. El hombre es administrador sabio que cumple y realiza
la voluntad de su amo 33. Para realizar esta misión, Dios le concedió el don de la palabra
para que pusiera nombre a todo (cf. Gn 2, 19-20). Poner nombre es levantar un acto de
dominio. No domina por la fuerza material, en virtud de una potencia irresponsable y ciega;
sino en virtud de la palabra o pensamiento. Gracias a la palabra y el pensamiento, el hombre
puede discernir, sopesar, encontrar la verdad de las cosas, y llevar adelante la técnica y la
ciencia. El hombre se dignifica en el trabajo y mediante el trabajo continúa transformando
el mundo y mejorándolo.
d) El hombre está abierto hacia los otros: el hombre no estaría satisfecho totalmente sólo
con el dominio de las cosas. Por eso Dios le dio una ayuda semejante, una compañera. Sólo
la mujer es la única digna compañera del hombre; lo material y los animales no pueden ser
dignos de una relación personal. Y los dos se convierten en personas, en cuanto entran en
relación mutua y dialogan entre sí. Sólo en el encuentro con el otro, que es igual en dignidad
y distinto en complementariedad, el hombre puede admirarse y gozarse (cf. Gn 2, 24). La
mujer aquí es presentada como portadora de gozo, de vida, de fecundidad. Sólo con Eva,
Adán puede comunicarse en sentido radical: dialoga en gesto de alteridad y encuentro.
e) El hombre es elevado por Dios a un estado de santidad y justicia que lo hace gozar de
la felicidad, de la intimidad divina. Esa felicidad depende de la obediencia del hombre y de
la mujer a Dios.
f) El hombre, no obstante esta dignidad, sigue siendo débil: El hombre (Adán) ha salido
del polvo (Adamáh). Este juego de palabras quiere explicar el débil arraigambre del hombre:
el autor anticipa ya en cierto modo la posibilidad de la caída.
g) El hombre, instigado por Satanás, se deja llevar por la soberbia y desobedece a Dios,
pecando contra Él y contra el plan que Dios le había marcado: quiere el hombre hacer su
vida, al margen de Dios. El hombre no acepta las limitaciones inherentes a su propia
naturaleza. Y se rebela. Tal rebeldía acarrea malas consecuencias al hombre y a su familia,
sufrimientos, peleas, diluvios, muerte. El hombre y la mujer, con el pecado, pierden los
privilegios de santidad y justicia originales, pierden la intimidad con Dios. Pero el castigo no
es definitivo, Dios es misericordioso y promete al hombre un Redentor que triunfará sobre el
pecado y el mal. De esta realidad del pecado, destacamos unos rasgos:
Quedó rota la hermandad entre los hombres; así Caín mata a Abel (cf. Gn 4, 1-16) y nace el
reinado de la violencia y la ley del más fuerte, simbolizada en las amenazas de Lamec (cf.
Gn 4, 23). El hombre se encuentra dominado por el mal y la tierra está llena de violencia,
hasta el punto que Dios permitió el diluvio (cf. Gn 6-9) 34. La torre de Babel (cf. Gn 11, 1-9)
es el último eslabón de esta cadena de pecado que se desparrama sobre la tierra.
Frente a esto, está la historia de Dios, que teje la primera alianza de salvación con Noé,
como primicia de las alianzas con los patriarcas. Hay almas buenas que fieles a Dios cumplen
sus preceptos y Él tiene piedad y misericordia de ellas. La justicia de estas almas buenas
beneficia a toda la humanidad.
3. Sobre el matrimonio:
Dios creó el matrimonio y quiere que en el matrimonio el hombre y la mujer sean iguales en
naturaleza y dignidad y en derechos, y que uno y otro se complementen. El hombre y la
mujer forman una unidad, se integran el uno a la otra, y son llamados a una comunidad de
vida, en la amistad con Dios. El matrimonio es una unión más fuerte que la de la sangre: es
afirmado ya desde aquí el carácter indisoluble y monogámico del matrimonio. La sexualidad
es un don de Dios para el hombre y la mujer: Dios los quiso sexuados. La sexualidad tiene su
razón honda y profunda en vistas a la unión de ambos en el amor para la transmisión de la
vida. Por eso, las relaciones entre un hombre y una mujer son tan estrechas y profundas que
los hacen ser “uno solo”. Ya desde el Génesis está claro que el matrimonio es la unión de
una mujer con un hombre; de un hombre con una mujer.
4. Sobre el mundo y las cosas:
El universo entero fue creado por la omnipotencia divina. Todo lo hecho por Dios es bueno.
Todos los seres de la creación son creaturas de Dios.
VI. CONCLUSIÓN A modo de resumen, las enseñanzas del Génesis son éstas: Dios es el
creador de todo cuanto existe; el hombre fue creado por Dios para vivir en amistad con Él y
fue colocado en un estado de felicidad; los creó hombre y mujer para que compartieran el
amor y continuaran el género humano; por instigación del demonio el hombre pecó por
soberbia, y por el pecado sobrevino el dolor, la muerte y todas las inclinaciones malas que
todo hombre lleva consigo en su corazón; a la primera falta o pecado siguieron otros pecados
de la humanidad; pero Dios no abandonó al hombre sino que le brindó su auxilio lleno de
misericordia, continuamente, y le prometió mandarle un Salvador, que sería su propio Hijo,
Jesucristo.
CAPÍTULO NOVENO
PENTATEUCO: EL GÉNESIS
CAPÍTULOS 12-50
I. INTRODUCCIÓN
Frente a la historia del hombre, que resultó ser una historia de alejamiento de Dios y de
pecado, Dios propone “Su historia”, la Historia de Salvación, que comienza con Abraham.
Son los albores y el nacimiento de Israel como pueblo elegido por Dios.
Mientras que el libro del Éxodo es la historia de un pueblo, el Génesis es más bien la historia
de una familia patriarcal, la de Abraham.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Aprender y asimilar en nuestra vida las maravillosas lecciones de
estos patriarcas, con quienes Dios hizo su Alianza 35.
IV. TESIS: Dios quiere formar Su Pueblo, hacer con él una Alianza eterna de amor e iniciar
con él la historia de salvación para todos los hombres. Para ello escoge a Abraham, lo prueba
en su fe y obediencia y, finalmente, le premia, haciéndole padre de todos los creyentes.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. Abraham
Se llamaba Abram, que significa “padre venerado”. Pero Dios le cambia el nombre y le pone
Abraham, que significa “padre de una muchedumbre”. Dios cuando cambia un nombre lo
hace en vistas a una nueva misión.
Originario de Ur, al sur de Mesopotamia, perteneciente a la tribu de Teraj, nómadas que se
habían establecido en los valles regados por el Tigris y el Eufrates, alrededor del año 3000
a.C.
a) Dios lo elige
Dios no quiere actuar solo en la historia. Siempre se elige algunos hombres y los asocia a su
Plan. De la respuesta de estos hombres depende el buen o mal resultado de su Plan de
salvación.
Con la elección, Dios le hizo estas promesas: tendrá descendencia numerosa (cf. Gn 15, 2-5),
poseerá una tierra (cf. Gn 15, 79) y será fuente de bendición para todas las naciones de la
tierra (cf. Gn 12, 3; 22, 18).
Con la elección, Dios le pide unos compromisos: monoteísmo (cf. Gn 17, 1), rectitud moral:
“Anda en mi presencia y trata de ser perfecto” (Gn 17, 1) y la fe, es decir, docilidad
absoluta a la voluntad del Señor (cf. Gn 15, 6).
b) Dios lo prueba
“Sal de tu tierra” (cf. Gn 12, 1). La tierra era lo más querido para un hombre en ese
tiempo. Es una ruptura muy costosa: ruptura con su pasado, con su sangre, con su suelo, con
su patria. Romper con el pasado para lanzarse a un futuro incierto, para crear un nuevo
pueblo, el pueblo de Dios.
“Sacrifica a tu hijo Isaac” (cf. Gn 22, 2). Después de la esterilidad de Sara, su mujer, Dios
le concedió un hijo, Isaac 36. Pero después, Dios le manda sacrificar a su único hijo. ¡Qué
prueba tan grande!
c) Dios lo premia
Dios premia la fe de Abraham. Le dio una gran descendencia: los creyentes; le concedió una
espléndida tierra, Canaán; y una hermosa bendición que no se borró ni se borrará nunca: la
alianza con él. Esta alianza la firmó Abraham con la circuncisión37 . Sólo después de
Pentecostés será abolida definitivamente por los apóstoles (cf. Hech 15, 5-29) y sustituida
con el bautismo (cf. Col 2, 10-12). La circuncisión no era sólo un hecho físico: exigía la
pureza interior y la obediencia a la ley (cf. Dt 10, 16; 30, 6); es lo que los profetas llamaban
“circuncisión del corazón” (cf. Jer 4,4; Ez 44, 7).
En una palabra: el premio que Dios dio a Abraham fue su amor, la cercanía y la compasión.
Jacob significa “el tramposo, el que suplanta” (suplantó a su hermano Esaú en la bendición
paterna). Más tarde, después de la “lucha con Dios” (cf. Gn 32, 23-33)38 , Dios le cambia el
nombre en “Israel” que significa “Dios es fuerte”. Jacob tuvo doce hijos, que formaron las
doce tribus de Israel.
Dios sigue siendo fiel a sus promesas y a sus bendiciones, que renueva a lo largo de toda la
vida de Jacob.
El sueño de Jacob (cf. Gn 28, 10-22) significa que Dios no está lejos de los hombres. Él
mismo ha tendido un puente para comunicarse con ellos.
José era el hijo preferido de Jacob. La bella historia de José vendido por sus hermanos
corresponde a hechos verídicos y realmente acaecidos. Pero lo que más interesa es la
enseñanza religiosa que se esconde detrás: la misteriosa providencia de Dios que siempre
cuida de sus elegidos. José también es una figura que anticipa algunos aspectos de la vida de
Cristo. Así lo dice san Pablo: “Tomó la condición de esclavo...se humilló...y por eso Dios lo
engrandeció y le dio el nombre sobre todo nombre” (Fp 2, 6-10). Al igual que José salvó a su
pueblo de la carestía, así también Jesús nos salvó a nosotros.
VI. CONCLUSIÓN: La historia patriarcal evoca la figura de los grandes antepasados. Cada uno
tiene su propia característica: Abraham es el hombre de fe, cuya obediencia es premiada por
Dios, que le promete una posteridad para él mismo, y la Tierra Santa para sus
descendientes. Jacob es el hombre de la astucia, que suplanta a su hermano Esaú, y
escamotea la bendición de su padre Isaac. Pero de nada le habrían servido todas sus
habilidades, si Dios no le hubiera preferido a Esaú, desde antes de su nacimiento. José es el
hombre honesto, íntegro, lleno de caridad y sabio.
I. INTRODUCCIÓN
Una fuerte carestía obligó a los israelitas a emigrar a Egipto. Allí se establecieron muchos. Se
habían hecho un pueblo muy numeroso, fuerte y trabajador. Por miedo a su potencia, los
egipcios los esclavizan sin compasión, por lo que la vida de aquellos hombres era amarga y
llena de fatigas. Y aquí comienza el libro del Éxodo y con este libro también inicia el
nacimiento del Pueblo de Dios.
Aquí vale repetir lo que habíamos dicho en otra ocasión: en la Biblia no podemos buscar la
precisión histórica o geográfica de los hechos 40. Lo que hay que buscar es la verdad de la
enseñanza religiosa que Dios quiso inspirar a los escritores sagrados. Todo en orden a nuestra
salvación eterna.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Descubrir que todos tenemos una misión que cumplir como Moisés,
para salvar a la humanidad.
IV.TESIS: El libro del Éxodo narra la salida de los israelitas de Egipto, alrededor de los años
1280-1240 a.C., bajo la guía de Moisés, a quien Dios escogió, y con quien renovó su Promesa
y su Alianza de amor. Estamos en el corazón de la Biblia, pues con la salida de Egipto y la
Alianza en el Sinaí, Israel nace como Pueblo, descubre quién es su Dios. Además, en el Éxodo
nos encontramos con hechos, personas y temas que son “tipo” y “figura” de la revelación
posterior de Jesús 41.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
Estamos alrededor del año 1250 a.C. El autor, como dijimos, es Moisés, junto con las
tradiciones orales y escritas de ese tiempo. Por tanto, no es obra de un solo autor, ni se ha
escrito de una sola vez.
a) El libro del Éxodo es una mezcla de las cuatro tradiciones: Yahvista, Elohista, Sacerdotal
y Deuteronómica.
Éxodo 1, 1-12, 36: Es la historia de Israel en Egipto: la opresión del pueblo, vocación de
Moisés, la lucha por la liberación, la Pascua y la salida del pueblo por el Mar Rojo.
Éxodo 12, 37-18, 27: Narra la peregrinación en el desierto como camino de purificación
y encuentro de Yahvé con el Pueblo.
Éxodo 19, 1-24, 18: Es la parte central y más importante. Trata del Pacto o Alianza
entre Dios y su Pueblo.
Éxodo 25, 1-31, 18: Son normas y leyes acerca del culto y la institución divina del
sacerdocio del Antiguo Testamento.
Éxodo 32, 1-34, 35: Continúa la narración de los hechos, durante la alianza en el
desierto, como la historia del Becerro de oro.
Éxodo 35, 1-40, 38: Describe la ejecución de las órdenes divinas que están en los
capítulos 25-31.
b) Contenido temático
Entrada en la tierra: Es la llegada a la meta. Es una tierra buena que mana leche y
miel. Es un espacio de libertad en el que el pueblo puede desarrollar todas sus
potencialidades y cumplir plenamente su misión.
b) Moisés: Imagen perfecta del hombre elegido, tomado de entre el pueblo, cuya misión será
salvar a ese mismo pueblo con la ayuda del Señor. Su vida prefigura su tarea: es salvado para
que salve; Dios se le hace el encontradizo para que aprenda el camino y lleve hasta el Sinaí a
los liberados. Su misión se inscribe en una paradoja: cuando es un huido y traidor a Egipto es
cuando ha de iniciar la marcha de los oprimidos, y no cuando tenía poder como familiar del
faraón. A los ojos humanos era el hombre menos indicado: era tartamudo, tenía cuentas
pendientes con la justicia egipcia...pero el mandato de Dios era fuerte y exigente: “Tienes
que ir...Yo te envío...Yo estaré contigo” (Ex 3, 12). Siempre será solidario con su pueblo,
incluso en los momentos de la apostasía, salvándolo de la aniquilación con su intercesión. Es
intermediario entre Dios y su pueblo 43. Es embajador del Señor ante el faraón, su profeta
para el pueblo, el líder indiscutible, con permanente acceso a su Señor. En su rostro acabará
reflejándose la gloria del Altísimo. Aunque no entre en la tierra prometida, su gloria es
eterna porque es el elegido que asumió y realizó perfectamente su misión.
c) El pueblo: En Éxodo, como ya dijimos, comienza la historia de Israel como pueblo 44. El
núcleo original serán los oprimidos de Egipto, cuya desgracia pone en marcha la solidaridad
divina. A éstos se les exigirá una opción por la libertad que conduce a Dios; han de preferir
el riesgo de abandonar la mínima seguridad que la esclavitud que les garantiza por el
desierto, signo de entrega confiada en las manos del Señor. Este pueblo es retratado sin
sombra de idealización: ante la dificultad duda, desconfía, protesta y se rebela, aunque
acabe de experimentar la providencia divina. Contrafigura de Moisés, el pueblo es el elegido
que no cumple su misión, se hace indigno de ella, y se libra del rechazo y la aniquilación
gracias al poder intercesor del mediador Moisés.
d) La Alianza: Es la culminación de una marcha ascética al encuentro del Señor que llama
desde el Sinaí. No fue una simple parada de unos días, sino un verdadero un verdadero curso
de formación religiosa, en la soledad del desierto y a solas con Dios durante un año y once
meses (cf. Ex 19, 1-2; Nm 10,11-12). Hay cuatro momentos:
Actos preparatorios (Ex 19): Dios quiso saber si los hebreos estaban dispuestos a
escuchar su mensaje, y si estaban en actitud de pactar con Él.
Promulgación del decálogo (Ex 20): Dios viene presentado como vivo, personal, santo,
remunerador, uno y único. En el decálogo están resumidos los principios de Ley Natural. Los
tres primeros preceptos regulan las relaciones con Dios; uno regula las relaciones con los
padres; los demás preceptos están orientados al prójimo, a sí mismo y a los bienes.
Establecimiento de la Alianza (Ex 24): era un pacto o compromiso recíproco de
fidelidad de Dios con su pueblo. Ya no es una alianza con una persona, como hizo con Noé
(cf. Gn 9, 9-17) y con Abraham (cf. Gn 17, 1-11), sino con todo un pueblo. Esta Alianza es
anticipación de la Nueva Alianza hecha por Jesús 45.
Las leyes de culto (Ex 25-31; 35-40): El culto lo expresaban con la oración y los
sacrificios. Tres son los elementos del culto: el Templo (o Santuario o Tienda de reuniones),
el Arca de la Alianza (para conservar las tablas de la ley), el Altar, el Sacerdocio. Fueron
muchas leyes, que con el tiempo fueron un peso insoportable; Jesús reducirá todo en su
mandamiento del amor.
Las plagas (cap. 7-11): la Biblia presenta el episodio de las plagas en forma de epopeya
sagrada. Lo milagroso se impone a lo verosímil; lo teológico a lo histórico. Muestran la lucha
entre el poder del hombre (faraón) y la presencia de Dios. Quien quiera autodivinizarse y
destruir la libertad ajena, tarde o temprano quedará en manos de la muerte. Dios da al
faraón todas las oportunidades de cambiar, sin embargo estos signos provocan su obstinación
porque una y otra vez se niega a colaborar en el plan divino. Y al mismo tiempo, Dios mostró
a los israelitas su poder y protección salvadora.
La Pascua (cap. 12)46 : La Pascua fue el paso que dieron los israelitas al salir de la
esclavitud hacia un Pueblo de hermanos. Fue y es “el paso de Dios” que quiere liberarnos. La
pascua se articula en tres secciones: ritual de la fiesta (12, 1-14), celebración (12, 21-28) y
elenco de participantes (12, 43-51). El ritual, memorial de la salida, tiene forma de comida y
resalta el carácter redentor de la sangre: el Señor salva a su pueblo pasando de largo por las
casas señaladas; pero también se trata de un golpe definitivo para el opresor: la muerte de
sus primogénitos. Es un rito de vida-resurrección. Jesús será el nuevo Cordero que
inaugurará la liberación interior de los pecados: paso de la servidumbre del pecado a la
libertad en Cristo resucitado. Y el cordero comido en la pascua hebraica es figura muy clara
de otro alimento y de otra cena: el Pan de vida en la cena de la Eucaristía.
El paso del Mar Rojo (14, 1-15, 21): El plan de Dios, al introducir al pueblo por la ruta
más incómoda del Sinaí (sur), obedecía a la necesidad de aislarlos para formar con ellos una
nueva conciencia religiosa y nacional, y obligarlos, casi, a seguir adelante, sin posibilidad de
retorno. Significó la especial providencia de Dios en favor de su Pueblo. San Pablo nos habla
del mar Rojo como el paso y el bautismo de Israel en el mar, figura del bautismo cristiano.
El desierto (15, 21 y siguientes): es tiempo de purificación y de contacto íntimo con
Yahvé (cf. Os 2, 16) ; es tiempo de prueba, es el examen de madurez en la libertad, donde
el hombre, como persona y como comunidad acepta el proyecto de Dios; es el lugar del
“noviazgo” apasionado entre Dios y el pueblo (cf. Os 1-3), pero también es lugar de
tentación y de rechazo (cf. Sal 95, 11; Mc 1, 12-13; Heb 3, 7-19). Durante el desierto fueron
conquistando la verdadera libertad. Es el retrato de la historia de siempre: el corazón
humano es inconstante, falto de fe, que ante la prueba protesta, murmura, se rebela. Pero
Dios sigue fiel, lleno de paciencia y misericordia.
El maná (16, 1-21): alimento prodigioso del desierto, anticipación del verdadero pan del
cielo que da la vida al mundo (cf. Jn 6, 31-33).
La Roca (17, 1-7): es la figura de Cristo, de quien brota agua viva, como la recuerda san
Pablo en 1 Cor 10, 1-4.
La victoria sobre los amalecitas (17, 8-16): es una enseñanza del poder de la oración e
intercesión de sus elegidos. El éxito no depende del valor humano, sino principalmente del
poder de la oración.
VI. CONCLUSIÓN:
Los restantes libros del Pentateuco (Números, Levítico, Deuteronomio) aparecen como
continuación del Éxodo. Entre los libros históricos, Josué significa el fin del camino de la
libertad iniciado en Egipto (el paso del Jordán es la correspondencia del paso del mar Rojo) y
1 Re 17-19 presenta la misión profética de Elías con frecuentes alusiones al Sinaí. Entre los
profetas, Oseas y Jeremías recurren frecuentemente al motivo de la alianza de Dios con el
pueblo, e Is 40-55 convierte el éxodo en modelo de la liberación del exilio. Numerosos
salmos recuerdan las grandes intervenciones en el éxodo (cf. 81; 95; 111; 114; 136) y el libro
de la Sabiduría 10-19 hace una actualización midrásica y espiritual de los episodios de las
plagas y el paso del mar.
I. INTRODUCCIÓN
En la alianza, Israel pasa a ser el pueblo de Dios, un pueblo separado y apartado de los
demás, para que pueda entrar más fácilmente en comunión con el Señor. En la óptica del
Levítico, el culto se presenta como la forma más apropiada para entrar en contacto con el
Señor y vivir en comunión con Él.
El Deuteronomio se presenta como las palabras que Moisés dirigió a Israel al otro lado del
Jordán, en los umbrales de la tierra prometida. Moisés se despide y les anima a ser fieles al
Señor, a observar los mandamientos y a darle culto en el lugar que Él elija.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Ver cómo Dios educó a su pueblo, durante siglos, a partir de la
cultura propia de ese pueblo, purificándolo poco a poco, hasta la ley nueva de Jesús.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Vivir nuestras leyes religiosas, cívicas y morales con mucho amor y
motivación interior, y no sólo por cumplir externamente.
IV. TESIS: Dios llama a la santidad de vida a su Pueblo elegido. Para eso le pone una Ley,
que hay que cumplir con amor y perfección. Sólo así ese Pueblo será santo y estará a la
altura de Dios, su elector. Y a la ley hay que añadir la justicia con los necesitados.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
La tradición cristiana ha asociado siempre el nombre de Moisés a estos libros, como su autor
principal o inspirador. Pero en realidad podemos decir que son el resultado de varias fuentes
inspiradas y tradiciones, especialmente la sacerdotal.
a) Están presentes aquí también las tres grandes tradiciones: jahvista, elohísta y sacerdotal.
b) No son libros narrativos, sino prescriptivos, con normas muy concretas, exhortativos y
persuasivos.
Cinco grandes temas se dan cita en estos libros: un Dios, un pueblo, una tierra, una ley, un
santuario. Estos temas traen aparejados otros: elección, alianza, bendición, maldición.
a) Dios: uno, santo, libertador, guía y padre providente, jefe militar y fuego devorador, Dios
de dioses y Señor de los señores, grande, valiente y terrible, imparcial, justo y benévolo.
b) Pueblo: Es un pueblo santo y consagrado al Señor. Por eso, tiene un fin: amar al Señor,
alabarlo y reconocerlo como a su Dios. Se exige de este pueblo la santidad, porque Dios es
santo; un amor total y exclusivo, que implica una separación de las naciones que no tienen
parte en esta comunión con el Señor. Se le pide una fidelidad a Dios en medio de un mundo y
de una sociedad en continuo proceso de cambio. Es una santidad que está unida a la
fraternidad y la justicia; por eso, se hace mucho hincapié en la defensa del pobre y del
necesitado.
c) Tierra: De Dios le vienen a Israel los bienes que posee. No debe vanagloriarse ni temer.
Sólo confiar en el Señor.
d) Ley: asentado en esta tierra, ese pueblo necesita una ley para vivir en sociedad. Ser
fieles a la ley es ser fieles al Señor. Del cumplimiento de las leyes depende la vida y la
bendición de ese pueblo. Se dan muchas reglas y normas de pureza e impureza legal, que
regulan el culto externo para con Dios. Puro en estos libros significa sano, bueno, higiénico,
santo. Para nosotros la pureza es la virtud moral de nuestro comportamiento que regula la
esfera de la sexualidad 50.
e) Santuario: El centro del culto es el templo: allí se acudía para la oración y sacrificios 51.
La santidad de Dios exige la santidad moral y ritual de su pueblo. Los medios para que
nosotros seamos santos: oración, sacrificios 52. Se pide a Israel que destruya los lugares de
culto cananeos y que adore al Señor en el lugar que él ha elegido para hacer habitar su
nombre. Será en el santuario donde el pueblo llevará sus ofrendas y en donde celebrará sus
fiestas.
VI. CONCLUSIÓN: Cuando leamos estos libros, hemos de tener presente que también a
nosotros se dirigen sus bendiciones, si escuchamos y obedecemos lo que Cristo, a través de
la Iglesia, nos ha mandado; pero cuidemos de no desobedecerle ni rechazar su gracia divina,
pues obligaríamos a Dios a retirarnos su amistad y misericordia.
I. INTRODUCCIÓN
Comenzamos una serie de libros inspirados por Dios que narran la historia religiosa de Israel,
desde la muerte de Moisés (finales del siglo XII a.C.) y su relevo con Josué a la cabeza, hasta
Juan Hircano (135-104 a.C.); es decir, desde la entrada en la Tierra Prometida de Canaán
hasta la llegada de los Macabeos.
Para comprender estos libros hay que enmarcarlos en una visión religiosa: el plan de Dios
para entrar en comunión con el hombre y traernos la salvación en Jesucristo, su Hijo, el
Mesías prometido y esperado por Israel. Nos ayudarán estas palabras del Concilio Vaticano II:
“...Estos libros, aunque contienen elementos imperfectos y pasajeros, nos enseñan la
pedagogía divina. Por eso los cristianos deben recibirlos con devoción, porque
expresan un vivo sentido de Dios, contienen enseñanzas sublimes sobre Dios y una
sabiduría salvadora acerca del hombre, encierran tesoros de oración y esconden el
misterio de nuestra salvación” (Constitución dogmática “Dei Verbum” n. 15).
Antes de entrar en cada uno de estos libros, hay que decir que Israel y Judá tuvieron que
luchar contra reinos invasores:
El pueblo elegido por Dios tenía que luchar para defenderse. Hoy nos cuesta mucho entender
estas guerras, pero Israel lo hacía con esa conciencia de proteger la elección de Dios y ser
fiel a las promesas y a la Alianza de Dios. No es sólo lucha por la supervivencia personal, sino
lucha por dejar bien claro ante todas las naciones que Dios es único y que Él quiso escogerse
un pueblo para realizar su plan de salvación.
Por eso, los autores inspirados por Dios cuentan la historia de Israel con una mentalidad
teológica, más que con una mentalidad histórica. Ven y escriben los acontecimientos del
pueblo con ojos de fe, relacionándolos con el Dios de la Alianza y de las promesas
mesiánicas. Unas veces seleccionan hechos, otras omiten o repiten episodios, atentos a todo
lo que pueda concientizar al pueblo sobre la idea central de la Alianza.
Por eso las dos grandes ideas que atraviesan estos libros son: ALIANZA y MESÍAS.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Descubrir que la verdadera Tierra Prometida es la comunión con
Dios, comenzada aquí abajo mediante la gracia y la amistad con Él, y consumada en el cielo.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Motivar que la razón de ser de nuestras tareas diarias debe ser
Dios y el deseo del cielo, verdadera tierra prometida.
IV. TESIS: El libro de Josué narra la conquista de la Tierra Prometida, llevada a cabo después
de la muerte de Moisés por Josué. El libro de los Jueces contiene la historia del período
transcurrido entre la muerte de Josué y la implantación de la monarquía. Dios solía llamar a
los jueces en tiempos de suma necesidad, para que librasen a su pueblo de sus invasores.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. Autor y fecha
Los seis libros que van de Josué al segundo de los Reyes, forman una sola obra, escrita por
uno o varios autores pertenecientes a la escuela teológica llamada deuteronomista porque
en ella nació el Deuteronomio.
Josué fue escrito en torno al destierro (siglo VI a.C.), o sea casi siete siglos después de los
acontecimientos.
No se ha aclarado todavía la fecha del libro de Jueces. Se estima que se fue ensamblando
durante el exilio.
2. Características literarias:
a) El libro de Josué está escrito en género literario épico, grandioso, como para manifestar
la fidelidad de Dios a sus promesas.
b) Jueces:
VI. CONCLUSIÓN:
Estos libros nos invitan a la fidelidad a Dios y a cuidarnos de la idolatría. Sólo si somos fieles,
tendremos éxito en nuestras empresas humanas y divinas. Pero, aunque hubiéramos caído,
siempre está la posibilidad de arrepentirse sinceramente y acudir a Dios para pedirle perdón
y volver a comenzar.
I. INTRODUCCIÓN
La monarquía duró 450 años, hasta el cautiverio de Babilonia. El destierro duró 70 años. Por
decreto del rey Ciro en el año 538 a.C. se da la posibilidad del retorno a los desterrados (cf.
Esd 1, 1). Los que vuelven a la patria, el “Resto de Israel”, llevan una nueva esperanza de
restauración del Reino glorioso de David, que está sólo en el recuerdo de los ancianos. Hay
un nuevo fervor de fidelidad al Dios de la Alianza, pero no bastan los entusiasmos de unos
pocos, como la familia de los Macabeos, para reconstruir la unidad del pueblo y la fe en el
Dios de los padres. Se necesita la fidelidad de todo el pueblo.
Palestina sigue siendo una región ocupada por las potencias extranjeras: primero, los asirios;
luego, los persas, después, los griegos, y finalmente, los romanos. La influencia de los
pueblos extranjeros empujaba a la idolatría y a los cultos paganos, que hacen perder la
identidad de pueblo de Israel.
El pueblo judío, dividido internamente, sin posibilidad de libertad política, porque es sólo un
territorio ocupado por la nación de turno, se refugia en el recuerdo de su pasado glorioso y
en la esperanza de un libertador y Mesías. .
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Despertar el compromiso que tenemos desde el Bautismo: somos
reyes que servimos a la gran Causa de Cristo y luchamos contra el pecado y el mal, hasta
establecer el Reinado de Cristo en este mundo: reino de justicia, amor y paz.
IV. TESIS: Los libros de los Reyes narran la historia del Pueblo de Dios desde la muerte de
David (971 a.C.) hasta el destierro de Judá en Babilonia (587 a.C.); comprendiendo así un
periodo de 400 años de historia. Estos libros quieren mostrar cómo los reyes observaron o no
las normas de la Ley y de qué manera Dios cumplió sus promesas y amenazas. A la posición
que toma cada rey respecto de la Ley corresponde su suerte personal y la de su reino. Será
grande aquel rey que cumple la Ley; será pequeño e impío, si la descuida, con su
consecuente derrota para él y su pueblo.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. Autor y fecha
b) Los dos libros de los Reyes fueron compuestos más o menos entre el año 562 y el 538
a.C.
c) Los libros de las Crónicas fueron redactados a finales del siglo IV a.C.
d) Tanto el libro de Esdras como el de Nehemías fueron escritos, más o menos, en el siglo
IV a.C.
e) Macabeos: Las luchas narradas en los libros de Macabeos abarcan cuarenta años, del 170
a.C. al 130 a.C. Y el libro fue escrito en torno al año 100 a.C. La canonicidad es atestiguada
por muchos Padres, como Clemente de Alejandría, Orígenes, Cipriano, Hilario, Ambrosio,
Agustín, Crisóstomo y por los concilios de Hipona (393) y Cartago (397). Trento terminó con
las dudas y los incorporó al canon de las Escrituras, en el siglo XVI.
2. Características literarias
a) Los dos libros de Samuel forman una sola obra y figuran entre los escritos llamados
“Profetas anteriores”. El autor se sirvió de fuentes, documentos y tradiciones que corrían
por ahí.
b) El autor de los libros de los Reyes ha tenido a su disposición fuentes escritas, los anales
de los reyes de Judá y de Israel.
c) Los libros de las Crónicas fueron llamados “Paralipómenos”, o sea, “libros de las cosas
omitidas o, también, transmitidas al lado de”. El autor recoge noticias de la historia del
pueblo que no están presentes en los otros libros históricos. Ha usado diversas fuentes:
escritos bíblicos, escritos extrabíblicos y aportación personal. Ha habido un trabajo
redaccional más elaborado, empleando la técnica de eliminación de cuanto no le interesaba
para sus fines; la técnica de adaptación o retoque, para idealizar la figura de David. Usó el
género midrash, es decir, extrajo de un hecho narrado todas las posibles enseñanzas morales
para instruir religiosamente al pueblo.
a) Samuel: Los dos libros de Samuel recopilan tradiciones y escritos sobre un acontecimiento
clave para Israel: la instauración de la monarquía. En el primer libro, Samuel, el último juez,
elige a Saúl como primer rey; se narra también la sucesión de Saúl. El segundo libro es una
crónica del reinado de David, que consigue la unidad política y religiosa de Israel. Los
profetas velan por la fidelidad de este pueblo a la Alianza y los sacerdotes mantienen el
culto y el santuario. Dicha unidad se simboliza en Jerusalén. Todas estas transformaciones
suceden a lo largo de un siglo. Estructura:
c) Crónicas: estos dos libros son un compendio de la historia de Israel desde los orígenes del
mundo hasta el año 538, fecha del edicto de Ciro que liberó a los judíos cautivos de
Babilonia. Esta síntesis -que forma un grupo literario con los libros de Esdras y Nehemías- se
redactó a finales del siglo IV a.C. y tiene como fin resaltar la restauración del pueblo de
Israel desde una perspectiva religiosa. Sus líneas directrices son la exaltación del rey David y
de la ciudad santa de Jerusalén. Estructura:
e) Macabeos: Cuentan las luchas de los judíos, dirigidos por Judas, el Macabeo (“martillo”) y
sus hermanos, contra los seléucidas para defender la libertad religiosa y política. El primer
libro sintetiza los cuarenta años de guerra (entre 175 y 124 a.C.), mientras que el segundo
libro narra, con un estilo distinto, los hechos de los primeros capítulos del primero.
Estructura:
Monarquía: el rey garantizaba la estabilidad moral, social y material del pueblo. El rey
era ungido y se convertía en persona sagrada. David fue el rey ideal. Saúl, el rey reprobado.
Profetismo: nace para hacer frente a la tentación del pueblo de buscar la salvación por
medio de los recursos y efectivos humanos; y para contrarrestar las tendencias absolutistas y
soberbias de la monarquía. No por ser rey se le permite todo. Tenemos el ejemplo del
profeta Natán que echa en cara el pecado de David.
Unidad de todas las tribus y de todo el territorio.
La formación del pueblo de Dios.
b) Reyes:
Dios ha delegado en el rey sus poderes. Por eso, el rey llega a ser representante de Dios
cerca del pueblo y del pueblo ante Dios. Dios lo elige mirando el corazón, y no siempre las
cualidades externas.
La misión y la autoridad del rey es misión de servicio a Dios y al pueblo.
El rey, a pesar de estar consagrado, sigue siendo hombre. Por eso, debe vivir él primero
en el amor y temor de Dios para caminar por el sendero del bien, pues tiene las mismas
pasiones de todo hombre: lujuria, mentira, envidia, etc. Baste recordar 1 Sam 18-24, las
relaciones entre David y Saúl, y 2 Sam 11 y 12, el pecado y el arrepentimiento de David. El
fracaso del pueblo de Dios se debe a la infidelidad de los reyes que gobiernan y al pueblo.
La palabra de Dios se realiza a pesar de los reyes impíos. Es Dios y su Palabra que
construye la historia de Israel, a través de la voz de los profetas (Elías y Eliseo).
El éxito o el fracaso en las empresas depende de la fidelidad o no a la Alianza.
A pesar de los enemigos externos, la fuerza de la fe del ungido logrará la victoria, como
le pasó a David frente a Goliat (1 Sam 17, 4-11)
Dios es presentado como Señor Supremo, el Dios de las fuerzas y de la Naturaleza; un
Dios nacional, celosamente reivindicado por el pueblo elegido, tan estrechamente apegado
al suelo de la tierra prometida que no se le pueden ofrecer sacrificios fuera de esa pequeña
región donde Israel realiza su voluntad. Es un Dios tan próximo, tan vivo, que colma de amor
y protección.
La idea de la justicia divina hace progresos. Si bien protege a su pueblo, Yahvé no deja
de manifestarle un rigor justo. Y si hay arrepentimiento, Dios manifestará misericordia. Todo
cuanto se narra en los libros es un canto de reconocimiento y alabanza a la justicia divina. El
castigo no es sino el cumplimiento de lo que en el Deuteronomio aparece reservado a los que
son infieles a la Alianza (cf. Dt 28, 15).
Aletea en todas las páginas de estos libros el rayo de esperanza: Dios es fiel y cumple sus
promesas. Una página central en la historia de la salvación es 2 Sam 7, 1-16, donde Dios
renueva la alianza con David con una promesa grandiosa: la continuación de la dinastía de
David en el trono. Se habla, pues, del Mesías.
Prefiguraciones: anticipación del bautismo (2 Re 4, 1-37: Naamán el leproso que se baña
en el río).
c) Crónicas:
e) Macabeos:
El segundo libro tiene una mayor densidad religiosa y mucho menos interés político y
militar, como el primero.
Ambos libros ponen en evidencia las tremendas pruebas que sufrió el pueblo escogido por
querer imitar a los paganos, y destacar el auxilio de la divina Providencia en aquella lucha
de vida y muerte, que humanamente hablando, habría debido tener por consecuencia la
aniquilación del pequeño pueblo judío. Por tanto, la fidelidad a Dios es condición básica para
conservar la unidad y la identidad del pueblo escogido. La lucha por la fe empieza en esta
tierra y tiene su victoria definitiva sólo más allá del tiempo.
El templo significa la santidad de Dios, expresada en sus santas leyes, el culto, los
sacrificios y el sumo sacerdocio que ejerce una mediación determinante para su pueblo.
Valor de la oración y del sacrificio, el poder ejemplar y expiatorio del martirio de los
justos, la retribución tras la muerte y la esperanza en la resurrección futura. Aquí
encontramos el argumento de la oración por los difuntos y, por lo mismo, la verdad sobre el
purgatorio.
VI. CONCLUSIÓN: Todos estos escritos nos invitan a un absoluto monoteísmo y fidelidad a la
fe de los padres o antepasados en la fe. A Yavhé, único Dios a quien adorar y servir, se le
puede encontrar en la oración o en la ley. Dios es justo remunerador, no deja a los justos sin
ayuda. Los que caen en la batalla o reciben la persecución o martirio, resucitarán a la vida,
mientras que los impíos recibirán tormento para siempre.
I. INTRODUCCIÓN
Rut, Tobías, Judit y Ester componen un grupo de libros breves que se suelen calificar como
Didácticos o Hagiográficos, y que podríamos titular como “vidas de santos de Israel”. Los
cuatro tienen fines didácticos y pedagógicos, centrados en un personaje concreto y no en
acontecimientos del pueblo. Por tanto, su finalidad es enseñar, exhortar y animar a los
lectores. No abarcan espacios de tiempo más o menos largos, tienen sólo como tema un
episodio concreto con un protagonista que da nombre al libro.
Dios en estos libros es Maestro que nos enseña lecciones de vida. Nosotros somos los
discípulos. Se nos pide atención, silencio, recogimiento, para absorber todas las enseñanzas
de vida eterna que nuestro buen Dios nos da, y así ponerlas en práctica.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Repasar estos libros didácticos.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Aprender las lecciones que estos libros nos ofrecen y llevarlas a
nuestra vida.
IV. TESIS: Aunque relaten hechos históricos, estos libros tienen como objetivo enseñar al
pueblo, por ser historias edificantes, y fortalecer la fe de los judíos que vivían en la Diáspora
(fuera de la Patria) proponiendo las virtudes de sus personajes como ejemplo de vida, tanto
en la vida personal como en la vida familiar.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. Autor y fecha
a) Rut: no se sabe cuándo se escribió esta preciosa historia del tiempo de los jueces, que
trata de los antepasados de David. Muy probable es la hipótesis de que fuera escrita en
tiempos del mismo rey David, y se supone que el autor es aquel que escribió el primer libro
de los Reyes, tal vez, el profeta Samuel.
b) Tobías: fue escrito alrededor del año 200 a.C. Es libro deuterocanónico.
c) Judit: fue escrito probablemente hacia el año 150-100 a.C. Es libro deuterocanónico,
como el de Tobías.
2. Características literarias
La característica literaria de todos estos libros es ésta: son relatos midráshicos, es decir,
escritos didácticos que describen una situación histórica, y viene idealizada, añadiendo
personajes y relatos aptos para dar su enseñanza y su doctrina. Son obras maestras del arte
narrativo hebreo.
a) Rut: es la historia de una joven moabita, una extranjera en Israel. A pesar de las
tendencias nacionalistas y xenófobas de gran parte de la literatura bíblica de después del
destierro, el libro de Rut es una ventana abierta a la universalidad de la salvación, es decir,
Dios ha venido a salvar a todos, y no sólo al pueblo de Israel.
b) Tobías: se trata de una historia de familia inspirada en los relatos patriarcales del
Génesis. A través de la historia de Tobías, hijo de Tobit y Ana, y su mujer Sara, se intenta
inculcar los valores tradicionales del judaísmo, sea en el ámbito personal como en el
familiar. La institución familiar es escuela de aprendizaje, de vivencia y transmisión de las
enseñanzas morales y religiosas judías.
c) Judit: Judit, la “judía”, es prototipo, punto de referencia, modelo que encarna las
mejores virtudes de su pueblo: confianza y fe en Jahveh, obediencia a la Ley y sincera
religiosidad. Es una heroína que se enfrenta, sola, al general enemigo Holofernes y le da
muerte, para así librar al pueblo del yugo enemigo.
d) Ester: relato ambientado en los años del dominio persa -ambientación que es parte de la
ficción literaria- y según el cual una mujer judía, Ester, llegó a reina de Persia y salvó a su
pueblo, una comunidad judía condenada al exterminio.
4. Contenido teológico y espiritual
a) Rut:
Defensa del sentido de solidaridad familiar y la ley del Levirato. Los hebreos tenían un
fuerte sentido de solidaridad familiar, también para garantizar una descendencia: en una
época en que los hombres no tenían idea de la resurrección, ellos buscaban la inmortalidad
del propio nombre a través de los hijos y nietos. La continuidad de la familia era amenazada
también por la falta de hijos. La costumbre del Levirato venía a resolver esta crisis; al morir
uno sin hijos, el hermano del difunto estaba obligado a tomar para sí a la viuda, y el primer
hijo que nacía de esa unión era considerado hijo del muerto, heredero de su pertenencia. El
hermano que cumplía con este cometido se llamaba “levir”, de donde viene el término
“levirato” para designar a esta ley. Rut es un fiel reflejo de esta solidaridad de los tiempos
antiguos, cuando podía pasar que incluso un pariente lejano, como Booz, se casara con una
viuda sin hijos, para suscitar un heredero a la familia del difunto.
La Divina Providencia dispone y hace que concurran aún los menores sucesos al
cumplimiento de sus mayores designios.
b) Tobías:
La Providencia divina: Dios cuida de sus hijos, no es responsable del mal de los hombres;
es más, sale en su ayuda, aunque estén en la diáspora.
Misión de los ángeles, buenos y malos: el bueno ayuda, sana y salva; el malo, destruye la
obra de Dios. Los ángeles buenos son el instrumento de Dios.
c) Judit:
Dios es el Señor de la historia; todo es conducido por Él para los mejores intereses de su
pueblo.
Rol importante de la mujer en el designio de Dios: Dios elige lo que es débil, a los ojos
humanos, para confundir a los fuertes. El relato pone en evidencia la sabiduría de la mujer,
su fe en Dios, elogiando las virtudes de la mujer viuda y piadosa y anticipa la alabanza de las
virtudes de Ana (cf. Lc 2, 36-37), de María y de las virtudes cristianas (cf 1 Tim 5, 5).
Acción de gracias en las pruebas: en los libros históricos las adversidades eran
consideradas como un castigo por la infidelidad a Dios. Aquí se está purificando poco a poco
la mentalidad religiosa: las adversidades son prueba para la fe del pueblo.
d) Ester:
Inviolabilidad del pueblo de Israel en la historia, es decir, aunque es pequeño y
perseguido, lleva en sí la bendición y el favor de Dios y es portador de salvación.
VI. CONCLUSIÓN: Una cosa es cierta: Dios nos acompaña en las buenas y en las malas. Basta
que no nos soltemos de su mano, pues Él nos quiere llevar a la salvación. Y quiere salvar a
todos, sin distinción de razas, lenguas y colores. El dolor y la adversidad son pruebas a
nuestra fe. Aceptemos la prueba, pues acrisolará nuestra virtud.
I. INTRODUCCIÓN
1. ¿Qué son los profetas? Las palabras hebraicas que la Biblia usa para llamar a los profetas
son: Nabi, Hozé, Zoé (vidente). La más frecuente es Nabi: el que habla con vehemencia,
bajo el influjo de una fuerza superior, un inspirado.
La palabra profeta es griega y significa: “Hablar en nombre de...”. Por tanto, el nombre
profeta indica claramente la misión de estos hombres: el profeta es el que habla en nombre
de Yavhé; es su voz viva en medio del pueblo, para recordar las promesas entre Dios y su
pueblo, para enderezar y corregir. Por tanto, tiene doble finalidad; ANUNCIAR Y
DENUNCIAR.
En la Biblia también los profetas son llamados como: guardianes del pueblo, centinelas de
Yavhé. Son hombres de fuerte personalidad y espiritualidad, intermediarios, siervos de
Yavhé. Son hombres que, bajo el impulso de Dios, comprenden lo que está sucediendo y
transmiten al pueblo un continuo llamado a la conversión, y su misión es discernir la
voluntad de Dios sobre el presente del pueblo, para proyectarlo a un futuro de esperanza y
de salvación.
4. ¿Qué características tienen los profetas? Un llamado de Dios, esa llamada reviste al
profeta de una misión: ser la voz de Dios; esa llamada nace siempre en una experiencia
fuerte de Dios; la misión trae consigo contrariedades y cruces, pero el Señor les protege y les
ayuda.
5. ¿Cuántos son los profetas? Son cuatro mayores: Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel; y
trece menores: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo,
Zacarías, Malaquías y Baruc.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Tomar conciencia de que por ser bautizados, también nosotros
somos profetas, participamos del carácter profético de Cristo. De ahí la urgencia de salir a
evangelizar nuestro mundo.
IV. TESIS: Los libros proféticos son un género de libros “ardientes” e “inflamados”, que
pintan la lucha por la fidelidad a Dios por parte de un pueblo que una y otra vez es
sorprendido con las manos en la masa de su pecado y de su fracaso. Los profetas se
convierten así en los grandes incitadores del pueblo de Dios, los que mantienen la fidelidad a
la Alianza, los creadores de la esperanza en el futuro. Son hombres inspirados que se
adelantan a su tiempo y van creando, poco a poco, nuevas relaciones entre el Dios vivo e
Israel, el pueblo escogido.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. Autor y fecha
a) Isaías: Vivió en el siglo VIII a.C. unos años antes del destierro. Es el profeta mesiánico,
cuya palabra golpea y consuela. Le tocó vivir la tiranía de Asiria que conquistó, primero, el
norte de Palestina, y luego, Jerusalén. Es un profeta de ciudad y participaba activamente en
los asuntos de la clase dirigente. Interviene enérgicamente contra la corrupción de Judá y
Jerusalén. El libro del profeta Isaías ha sido escrito por varios profetas, discípulos de Isaías.
b) Jeremías: Vivió en el siglo VII a.C. Profeta muy delicado, dotado de gran sensibilidad;
tímido y emotivo. En el pugnan la necesidad de paz y ternura con la dureza del mensaje que
tiene que anunciar, porque vivió momentos terribles para su pueblo: el período de la
humillación y del exilio. Dos yugos uncían al pueblo: Asiria y Egipto. ¿Cómo sacudirse este
yugo?
c) Ezequiel: Vivió en el siglo VII a.C. Es el profeta del cautiverio, del exilio a Babilonia, a
donde fue deportado. En su libro, lleno de esperanza y de consejos, busca tener viva la fe
del pueblo. Pero es un profeta de personalidad compleja. Jerusalén estaba en poder de
Babilonia. Y fue aquí donde fue llamado por Dios para que llegara a ser “bandera y
centinela” para la “casa rebelde” de Israel (cap. 1, 2 y 3). Su misión se desarrolla toda en el
exilio, entre los desterrados. Es propenso al abatimiento, a visiones raras, para nosotros.
Pertenece a la casta sacerdotal o levita. Impulsor del culto, los ritos y el anhelo de santidad.
d) Daniel: Vivió en el siglo VIII, pero el libro se escribió alrededor del siglo II a.C., después
del exilio. Es de carácter totalmente distinto a los anteriores. La primera parte de su obra
consta de narraciones en el período de Babilonia; la segunda trata de visiones en las que se
presentan las grandes fuerzas impulsoras de la historia.
2. Características literarias
Los profetas como “hombres de la Palabra” usan muchos géneros literarios para transmitir el
mensaje de Dios; los principales son éstos:
b) Oráculos: son una declaración solemne hecha en nombre de Dios. Los oráculos pueden
ser: de juicio, donde se da el juicio de Dios contra una persona o un pueblo; oráculos de
felicidad, que son promesas de salvación.
c) Acciones simbólicas: no son palabras, sino hechos, que luego explican al pueblo.
a) Isaías: es un hombre con una cultura muy profunda, rica y erudita. Su estilo es
considerado de lo más puro y clásico. Usa el recurso de los oráculos.
b) Jeremías: su estilo es menos imaginativo que el de Isaías, pero tiene gran expresividad y
fuerza interna. Es un estilo hondo, profundo, sensible, muy vívido. Cuenta sus luchas, dudas
y gritos angustiosos. Casi es un retrato de su propia vida. Usa imágenes sugestivas como el
yugo roto, la viña, etc. Usa también el recurso de acciones simbólicas y visiones que tienen
este esquema: el mandato de Dios, la ejecución del profeta y el discurso que explica el
significado de la acción simbólica. Cf. Je 18, 1-12.
d) Daniel: es el único libro que nos ha llegado escrito en las tres lenguas bíblicas: hebreo,
arameo y griego. Emplea el relato ejemplar inventado con un lección moral54 y el género
apocalíptico, lleno de alegorías, visiones, imágenes extrañas y grandiosas. Los personajes y
las naciones se transforman en bestias u otros seres fantásticos; los años y los números son
tratados de una manera simbólica, el tiempo presente y el futuro se mezclan para dar una
visión sintética de la historia humana.
Proto-Isaías (primer Isaías): cap. 1-39. El más importante y aquí se contienen los oráculos
y las promesas mesiánicas del Enmanuel.
Deutero-Isaías (segundo Isaías): cap. 40-55. Es llamado el libro de la Consolación, por la
liberación a través del sufrimiento del Mesías.
Trito-Isaías (tercer Isaías): cap. 56-66. El profeta anima a su pueblo a la fidelidad y al
culto de Yavhé.
a) Isaías:
Denuncia social y política: denuncia a la clase dominante por su lujo y su orgullo, por su
codicia y sus injusticias a costa de los pobres. Y lo hace para provocar un cambio de
conducta, una conversión, para que todos se encuentren con Dios. Cf. Leáse: Is cap. 1; 3; 5;
10.
Dios Glorioso, fuerte y omnipotente: esta fuerza y poder divinos se manifiestan a través
de la historia nacional o internacional. Cf. Léase: Is cap. 28; 29; 31.
La conciencia de miseria y de pecado del pueblo: resalta las miserias humanas para
provocar la conversión: la vanidad de las mujeres, la indiferencia religiosa, la confianza en
el dinero y riquezas, orgullo y autosuficiencia. Cf. Léase: Is 3, 16; 5, 19; 22, 9; 30, 1; 2, 6; 5,
8-24.
Mesianismo real: Nacerá el Mesías, de entre ese RESTO 55 de Israel pobre, humilde y
justo. Será Enmanuel, el heredero de las promesas hechas a David, Rey pacífico, portador de
gran paz y alegría en el pueblo; pero también, Siervo de Yavhé que debe sufrir por la
salvación de su pueblo. Cf. Léase: Is 4, 2-3; 8,8; cap. 7, 9 y 11; cap. 42, 49-53.
b) Jeremías:
Arrancar y derribar: la infidelidad a Dios, el culto falso, exterior y vacío. Cf. Jer 2; 7;
13, 31-34.
Amor de Dios: Jeremías es el cantor enamorado de su Dios: un Dios personal, que dialoga
con el corazón de la persona y con el pueblo. La imagen que utiliza el profeta es la del
noviazgo y amor conyugal. Cf. Jer 2, 2; 3, 4; 31, 3-4. Es un claro mensaje que prefigurará la
presencia de Cristo Eucaristía. Cf. Jer 31, 31-34; 32, 40.
Una religión y un culto interior, del Espíritu y del corazón: mensaje de interioridad. La
verdadera circuncisión es la del corazón (4, 4). Cf. Jer 31 y 32.
Visión de la divinidad y el concepto de Dios: ningún otro libro nos da una visión tan
sublime de la majestad de Dios. Dios es el Santo, el Trascendente. El pecado es traicionar la
Santidad de Dios.
El pecado de Israel y el castigo: todos los pecados son ofensas contra la santidad de Dios
y contra su Gloria. Estos son los pecados que echa en cara Ezequiel: profanación del culto y
del santuario (Ez 5, 11), la idolatría (6,6: 14, 3ss. Cap. 20), la infidelidad a Dios confiando en
alianzas políticas (16 y 23), las culpas de los malos jefes y falsos profetas (22, 6; 17; 21; 30;
12; 13). Hace tres alegorías: la novia infiel (cap. 16), de las dos hermanas (cap. 23) y un
resumen de la historia de Israel (cap. 20).
d) Daniel:
Dios: es el dueño de toda la historia y su sabiduría es mayor que toda sabiduría y poderes
humanos.
Visión teológica de la historia: los reinos de este mundo surgen, crecen y se acaban;
mientras que el Reino de Dios sigue firme y vendrá con el Hijo del hombre. Esto era de gran
consuelo para sus compatriotas. Cf. Dan 2, 44; 8, 19-25; 7, 9-14.
Mesianismo: este Mesías que profetiza Daniel es más espiritual. Jesús se apropió este
título de “Hijo del hombre” con estas connotaciones: de origen divino y al mismo tiempo
humilde “siervo de Yavhé”. Cf. Dan 7.
Oración humilde y contrita: Daniel se solidariza con el pecado de su pueblo, expía con
ayuno, oración y sufrimiento. Daniel insiste que Dios ayuda al justo y humilde que observa la
Ley y lo libera de todos los males. Cf. Dan 9; 6; 13.
Papel de los ángeles: son ministros de Dios; y a través de ellos revela su voluntad a los
hombres. También ayudan y consuelan a los hombres. Cf. Dan 7. 10; 3, 91-92; 6, 23; 8, 16;
9, 21-22.
Resurrección de los muertos: en sintonía con los libros de los Macabeos, también Daniel
nos hace pensar que la fe en la resurrección era ya común en el pueblo de Dios desde el siglo
II a.C. Cf. Dan 12, 12.
VI. CONCLUSIÓN: Los profetas tienen su autoridad, como llamados y enviados de Dios.
Tienen una finalidad concreta: que se cumpla la Alianza entre Dios e Israel en toda su
dimensión social, religiosa y política. El procedimiento o medio que emplean es la denuncia
de la infidelidad y la exhortación a la conversión. Y el soporte que emplean es el oráculo en
sus diversas formas.
LOS TRECE PROFETAS MENORES: AMÓS, OSEAS, MIQUEAS, SOFONÍAS, NAHUM, HABACUC,
AGEO, ZACARÍAS, MALAQUÍAS, ABDÍAS, JOEL, JONÁS Y BARUC
I. INTRODUCCIÓN
Amós, Oseas y Miqueas, contemporáneos de Isaías, anuncian la invasión asiria, como llamada
de atención de Yahveh para que se restaure la Alianza. Sofonías, Nahum y Habacuc viven los
años del final del dominio asirio y la ascensión del imperio babilónico, lo que debe llevar a
una restauración nacional y a una reforma religiosa. Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías y Joel
proclaman la euforia nacionalista, la restauración de las instituciones y la reconstrucción del
templo tras el destierro babilónico. Baruc era el nombre del secretario de Jeremías en cuyo
libro es manifiesto el interés por los exiliados. Por último, el libro de Jonás es una historia
novelada o parábola, que proclama una apertura de la Alianza a todos los hombres, incluso a
los paganos.
1. Ambiente histórico del siglo VIII (Amós, Oseas y Miqueas): período de prosperidad y
riqueza en el Reino de Israel. Sin embargo, las riquezas se encuentran en manos de unos
pocos, hay abusos e injusticias sociales.
2. Ambiente histórico del siglo VII (Sofonías, Nahúm, Habacuc): Los asirios, egipcios y
caldeos luchaban por tener la hegemonía del medio Oriente. Palestina caía en manos del
primero que invadiese. El mal gobierno de los reyes de Judea atrajo sobre la nación la
derrota, que se hizo definitiva con el asedio de Jerusalén en el año 587 a.C. y la deportación
del Pueblo de Dios a Babilonia.
3. Ambiente histórico del siglo VI al siglo III: (Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías, Joel,
Jonás, Baruc). Después del imperio de Babilonia, vino el imperio persa, que sujetó a
Babilonia y ensanchó su imperio, durante dos siglos. Ciro es el primero de sus jefes. Fue Ciro
el que permitió a la cautivos de Babilonia volver a su patria. A Ciro le sucedió su hijo
Cambises, tirano cruel, caprichoso y enfermo que se ganó el odio del pueblo y fue asesinado.
Le sucedió Darío, que puso paz en todo el imperio. Durante el imperio de los persas, el
Pueblo de Dios vuelve a su patria y se estabiliza en Palestina, ocupándose especialmente en
la reconstrucción del templo y en la restauración de la fe de los padres, predicada por Esdras
y Nehemías. Esta tarea fue facilitada por la política religiosa de los Persas, muy liberal y
respetuosa de las creencias de los varios pueblos dominados.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Tomar conciencia de que por ser bautizados, también nosotros
somos profetas y participamos del carácter profético de Cristo
IV. TESIS: Los libros proféticos son un género de libros “ardientes” e “inflamados”, que
narran la lucha por la fidelidad a Dios por parte de un pueblo que una y otra vez es
sorprendido con las manos en la masa de su pecado y de su fracaso. Los profetas se
convierten así en los grandes incitadores 57 del pueblo de Dios, los que mantienen la
fidelidad a la Alianza, los creadores de la esperanza en el futuro. Son hombres inspirados
que se adelantan a su tiempo y van creando, poco a poco, nuevas relaciones entre el Dios
vivo e Israel, pueblo escogido.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. Autor y fecha
a) Amós: es el profeta de la justicia social. Era pastor nómada, apreciaba la naturaleza. Dios
lo llama y lo envía al Norte para profetizar. No fue muy aceptado, pero Amós defiende su
vocación y su misión profética, castigando con sus oráculos las injusticias y la explotación.
d) Sofonías: “aquel que Yavhé ha protegido”, predicó en Jerusalén, durante el reinado del
inepto rey Josías. Nos da a conocer el estado de Jerusalén antes de la reforma religiosa: sus
idolatrías, las costumbres extranjeras y paganas, el falso profetismo, las violencias e
injusticias. Nos hace conocer también los sentimientos de los creyentes que aceptaron con
entusiasmo y vivieron la reforma de Josías.
e) Nahúm: Sabemos poco de este profeta. Nahúm, “aquel que Yavhé ha consolado”, predicó
en Judá. El tema de su predicación es la caída de la ciudad de Nínive. Sin embargo, esta
ciudad es tal vez el símbolo de todo pueblo o ciudad que se opone a los planes de Dios.
f) Habacuc: poco sabemos también de este profeta. Predicó cuando Nabucodonosor, rey de
los caldeos, con capital en Babilonia, iniciaba su dominio sobre las naciones vecinas de Asia
Menor y sobre el pueblo de Israel. Es un profeta inserto en la problemática de su tiempo:
opresión, injusticias, atropellos.
g) Abdías: casi nada sabemos de este profeta. Cooperó con su palabra en la misión de la
restauración. Es llamado, por lo mismo, profeta cultual, por su interés en establecer el culto
a Yavhé, retornando a la fidelidad a la ley del Deuteronomio.
h) Ageo: es el predicador de la Gloria del nuevo templo restaurado. Aparece como un rígido
fustigador del pueblo, que se preocupa más en su interés y en sus cosas terrenas, que en el
culto y en el templo.
j) Joel: No sabemos nada de la vida de este profeta. Parece influenciado por los profetas
Malaquías y Abdías.
k) Malaquías: significa “mi mensajero”. Le tocó vivir una época de gran escepticismo, pues
no se habían cumplido las esperanzas suscitadas por Ageo y Zacarías para la reconstrucción
del templo. El desánimo se había apoderado del pueblo y renacían los antiguos pecados en el
culto y en la vida. La reacción de Malaquías es vigorosa.
l) Jonás: un desconocido profeta del post-exilio escribe su vocación y el mensaje que debe
anunciar: Jonás tendrá que ir a Nínive, la gran ciudad y predicar contra ella, su destrucción
a los 40 días.
m) Baruc: en hebreo significa “bendito”. Era el nombre del secretario de Jeremías, en cuyo
libro es manifiesto el interés por los exiliados. Algunas veces Baruc leyó personalmente en
público un presunto libro de Jeremías. No es, pues, extraño que su nombre encabece este
libro que presenta a la comunidad de los desterrados en Babilonia con los ojos puestos en
Jerusalén.
2. Características literarias
b) Oseas: Un hombre con vasta cultura histórica y religiosa. Habla con soltura y conoce bien
el campo, del que toma sus imágenes poéticas para enseñanzas. Escribe con gran emoción,
bajo la intensidad afectiva de su experiencia de vida.
d) Sofonías: es un libro corto, escrito con un estilo directo y concreto, y sus profecías se
pueden acercar por sus temas y su estilo a las de Amós. Mira los problemas prácticos sin
grandes pretensiones teológicas, denunciando con fuerza los pecados contra Dios y contra el
prójimo, que están haciendo la situación insostenible y van a provocar la irrupción del día
del Señor.
e) Nahúm: se nota un estilo apasionado y nacionalista. Usa la invectiva fuerte y escribe con
la rabia del oprimido, sin concesión a la compasión.
h) Ageo:
Es duro y fustigador en su estilo. Emplea el recurso estilístico de la antítesis, de la pregunta
provocadora. Sus imágenes están sacadas de la vida de campo.
i) Zacarías: el libro de Zacarías no pertenece a un solo autor. La crítica dice que hay dos
autores, pues se nota claramente que hay diferencias de temas, de estilo, de intereses,
entre la primera y segunda parte. Es uno de los libros más difíciles de interpretar del Antiguo
Testamento, pues escribe con imágenes y visiones surrealistas, que producen desconcierto.
La abundancia de visiones y el recurso a la meditación de los ángeles hacen de Zacarías el
precursor del género apocalíptico en la Biblia. Muchas de las profecías de Zacarías se
cumplirán en Jesús de Nazaret58 .
j) Joel: aprovecha cualquier cosa de la vida diaria (un cesto de higos, una sequía, una olla
hirviendo, una rama de almendro...) para captar el mensaje de Dios. Es vivo y vigoroso en su
estilo, más propio del período pre-exílico, y parecido al de Sofonías. Es uno de los profetas-
puente entre la profecía y la apocalíptica.
k) Malaquías: uso del diálogo: el profeta hace una afirmación, los oyentes objetan o niegan
la afirmación del profeta y éste vuelve a justificar la afirmación inicial y saca sus
consecuencias. Nuestro profeta anónimo queriendo responder a los porqués de la gente
desanimada, hace ver el contraste entre la vida del presente y la antigua Ley del
deuteronomio, la Ley de Dios.
l) Jonás: estamos ante una narración didáctica, un midrash, con intención de enseñar una
verdad. Es una obra de ficción de carácter parabólico, con finalidad pedagógico-didáctica.
No es, pues, una colección de oráculos proféticos ni tampoco un relato de carácter histórico,
sino una narración dramatizada, muy afín a algunas parábolas evangélicas, por ejemplo, la
del hijo pródigo (lc 15 15, 11-32) y la de los trabajadores de la viña (cf. Mt 20, 1-16).
m) Baruc: Su texto original se ha perdido, pero nos ha llegado en la versión griega de los
Setenta, cuyos autores, judíos, lo admitían por lo tanto, como auténtico y canónico. Usa
amonestaciones y palabras de consuelo. El vocabulario y ciertos giros sintácticos permiten
suponer una mentalidad semítica en el origen de todo el libro. Incluso se ha pensado en un
original hebreo extraviado, exigido por el supuesto uso litúrgico de este libro.
Oráculos contra las naciones (1-2): reprocha el apartarse de la moral universal y de las
reglas de la vida humana.
Palabras contra Israel (3-6): condena el lujo, la vanidad de las mujeres, el falso culto, el
alejamiento de Dios y su Alianza y habla del “día de Yavé”.
Visiones simbólicas (7-9): describe y condena las injusticias del pueblo y la explotación
de los pobres.
Oráculos imprecatorios (6-7): dos partes entran en litigio: Dios y el pueblo. Dios echa en
cara a su pueblo la poca correspondencia a tanta gracia divina.
f) Habacuc: Son tres capítulos y toca un solo tema: el problema de la justicia divina frente a
las naciones.
i) Zacarías:
Reconstrucción del templo (1, 16), por obra del Espíritu de Dios (1, 16-17; 4, 6-10) y la
actividad de Zorobabel (3, 8; 4, 1).
Nuevo mundo futuro, tema principal de sus visiones. Al castigo de los enemigos seguirá la
restauración gloriosa.
La salvación o condenación de los pueblos paganos (9, 1-8; 14, 16-21).
El Mesías, Rey humilde, Buen Pastor, Siervo de Yavé (9, 9-10; 11, 4-17; 12, 10-13; 13, 7-
9).
Guerras y victorias de Israel (9, 11; 10, 3-11; 12, 1-9; 14, 1-15).
La idolatría y los falsos pastores y profetas (10, 211; 13, 2-6).
j) Joel:
Fin de estos libros proféticos: una vez más, anunciar la salvación y la venida del Mesías, y
denunciar cuanto se opone a la Ley de Dios, sobre todo, las injusticias y atropellos contra los
pobres y necesitados. También presentan el día del Juicio con seriedad, para que todos se
conviertan y cambien de vida.
a) Amós:
b) Oseas:
c) Miqueas:
d) Sofonías:
e) Nahúm:
El Dios que presenta Nahúm es duro, parece que ha dejado a un lado la compasión hacia
el pueblo pecador. Lo presenta lleno de ira que aniquila esa ciudad opresora. Es un Dios que
controla la historia y no soporta la opresión. Por eso, lanza amenazas sobre la ciudad
opresora y enemiga, implorando la justicia de Dios y la realización de sus promesas.
Si sitúa en la óptica del oprimido, y ve en la justicia y la fidelidad de Dios la razón del
castigo del opresor.
Dios, y no los asirios, es el Señor de la historia; él puede utilizar a las naciones para sus
propios designios, y es el único que controla la historia y no soporta la opresión.
f) Habacuc:
g) Abdías:
Los israelitas que regresaron del exilio son ese “Resto de Israel” que construirá el nuevo
culto de Yavé.
El Reino de Dios, escatológico y espiritual, no tendrá un carácter regal o de dominio,
como el antiguo reino de David, sino que será un Reino basado sobre la santidad y sobre el
culto.
En el Día de Yavé, serán juzgados los enemigos de Israel.
h) Ageo:
i) Zacarías:
Primer Zacarías (1-8): (a) preocupación por la reconstrucción del templo y el culto. (b)
La escatología: estamos en un tiempo de esperanza, de tensión, de futuro, en la seguridad
de la definitiva intervención de Dios. (c) Todo esto pide conversión, en su aspecto ético,
pues no basta el culto por sí solo.
Segundo Zacarías (9-14): Descripción del acontecimiento mesiánico y del mismo mesías,
presentado como rey, como pastor o como siervo del Señor en la figura del traspasado.
k) Malaquías:
l) Jonás:
m) Baruc:
VI. CONCLUSIÓN: El profeta vive profundamente y sobre la propia piel la historia y la suerte
de su pueblo, se encarna en su tiempo y como centinela lanza sus oráculos, unas veces
condenando, otras consolando, pero siempre interpretando los hechos a la luz de Dios y de
sus promesas.
I. INTRODUCCIÓN
No podemos caminar en la vida sin oración, sin amor y sin dolor. La oración da a la vida el
oxígeno; el amor, el motivo para seguir caminando; y el dolor, acrisola el amor y nos lanza a
la oración.
No podían faltar estos libros poéticos en la Biblia, pues Dios es Belleza y Poesía. ¿Quién más
hermoso que Dios? Él es el autor y creador de toda belleza esparcida en el mundo. Cada
belleza que vemos nos debería llevar a elevar el pensamiento a Dios y a orar. Al mismo
tiempo, cada belleza que vemos deberíamos amarla en Dios y por Dios. Y finalmente,
muchas de esas bellezas nos causarán sufrimiento, que es la prueba del verdadero amor.
Adentrémonos a estos libros con las rodillas humildes para rezar, con el corazón limpio para
amar y con las lágrimas del alma para poder ver más profundamente la hondura de la vida y
comprender mejor a Dios.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Valorar en mi vida la oración, sirviéndome de los Salmos; abrirme
el amor de Dios a mi alma, a pesar de las dificultades de cada día y aprovechar el
sufrimiento para purificarme.
IV. TESIS: Estos libros son por excelencia los libros poéticos de la Biblia. Ninguno de los tres
nació como tal. Se formaron progresivamente: primero en la tradición oral, después se
fueron poniendo por escrito, y son fruto, finalmente, de una laboriosa actividad de
recopilación. Con los Salmos rezo, en el Cantar de los Cantares aprendo el amor y en
Lamentaciones lloro mis pecados.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
A) SALMOS
1. Autor y fecha
En un inicio los salmos tuvieron un autor individual, pero luego pasaron a ser propiedad de la
comunidad que oraba y cantaba con ellos y los adaptaron a su situación, hasta llegar a la
redacción canónica, que son 150 salmos. Hasta llegar aquí, pasaron más o menos 700 años.
La mitad de los salmos, unos 73, dicen que son de David; otros dicen, de Salomón, de Asaf,
de los hijos de Coré. Pero no estamos seguros. Lo que sí podemos decir que el autor
verdadero del Salterio es el Pueblo de Israel, esa Comunidad elegida que lleva en sus
entrañas la promesa, la Alianza de Dios.
2. Características literarias
a) Los salmos son oraciones escritas en poesías, cánticos y poemas, porque la forma poética
es más fácil hacerla canto, acompañado a veces por el instrumento musical litúrgico del
tiempo: la lira.
Por ejemplo:
Paralelismo sinónimo: “Rocíame con agua y seré limpio, lávame y seré blanco como
nieve” ( Salmo 51, 9).
Paralelismo antitético: “Pues conoce el Señor el camino del justo, mientras va a la
perdición el camino del impío” (Salmo 1, 6).
Paralelismo sintético: “El Señor es mi luz, ¿a quién temeré? El Señor es mi alcázar, ¿de
quién he de temblar?” (Salmo 27, 1).
Fin del libro: el autor sagrado pretende darnos como un resumen de toda la Biblia: historia y
profecía, doctrina y oración. Los salmos nos enseñan lo que hemos de pensar, sentir y querer
con respecto a Dios, a los hombres y a la naturaleza, y también nos enseña la conducta que
más nos conviene observar en cada circunstancia de la vida.
la grandeza de Dios creador y salvador que obra maravillas en la historia y en la vida del
pueblo 59.
la realeza de Dios, su señorío sobre el mundo y sobre su pueblo60 .
la ciudad de Jerusalén, centro del culto y de la fe del pueblo61 .
1. Autor y fecha
Tradicionalmente se pensaba que el Cantar de los Cantares fuera obra de Salomón. Sin
embargo, la obra es de origen post-exílico, aunque contiene cánticos más antiguos,
recopilados por un redactor.
2. Características literarias
a) Es una colección de cánticos de gran belleza, que tienen como tema el amor apasionado
de un hombre y una mujer. Es llamado Cantar de los Cantares para significar “El Cantar más
hermoso, el mejor Cantar”.
c) Usa estos recursos literarios: imágenes bellas, diálogos ágiles, repetición de palabras y
frases, la ironía, descripciones de los encantos físicos, piropos y momentos de dramaticidad.
e) Diversas imágenes:
Dios es cedro, es decir, seguridad, amparo, a cuya sombra el pueblo está seguro y el
alma gozosa (1,6).
Israel es la paloma que en su debilidad corre a refugiarse en las grietas, en falsos
protectores (2, 13-14).
El tema es el amor en todas sus expresiones físicas y espirituales. Son cinco cantares y un
apéndice.
a) Primer cantar: es una escena campestre en forma de diálogo amoroso entre el Amado y
la Amada.
b) Segundo cantar: la Amada dormida y el Amado en vela.
c) Tercer cantar: ensoñaciones de la Amada y los piropos del Amado.
d) Cuarto cantar: ausencia del Amado y la angustiosa búsqueda de la Amada.
e) Quinto cantar: la relación de los enamorados se estrecha y la primavera anuncia la
plenitud del amor.
Fin del libro: La intención del autor inspirado no se quedaba en la descripción del amor
humano. Detrás de todos esos diálogos se esconde la historia de Amor entre Dios y su pueblo
Israel.
b) Dignidad del amor humano. Detrás de este canto se esconde un himno al amor humano
en todo lo que tiene de belleza y religiosidad. El amor humano procede de Dios, por lo
mismo tiene que ser limpio, puro, sin egoísmos, sin intenciones torcidas.
C) LAMENTACIONES
1. Autor y fecha
Se consideró a Jeremías el autor de las Lamentaciones, pues detrás de ellas laten frases y
temas de Jeremías. Pero no estamos seguros. Como en tantos libros de la Biblia, el autor de
Lamentaciones ha quedado en el anonimato.
Fecha: en el siglo VI a.C. antes de la restauración (538 a.C.), como respuesta a la gran crisis
que hizo tambalear los cimientos de la vida política, social y religiosa de Israel.
2. Características literarias
Usa el género de elegía o lamento. El vocabulario es como volcán, lleno de emoción y dolor.
Está formado por cinco cantos o elegías, en su mayoría fúnebres, con un tema central: la
destrucción de Jerusalén y del templo.
a) 1 y 5: descripciones de la catástrofe.
b) 2 y 4: detalles de muerte y destrucción.
c) 3: ocupa el centro: reconocimiento de la propia culpa y afirmación de la confianza total
en Dios.
El problema del dolor será siempre la piedra de escándalo de las religiones monoteístas. La
confesión bíblica es sencilla y compleja a la vez: defiende siempre la bondad del Señor.
Las Lamentaciones son un canto dolorido de la fe ante la imagen del crucificado y ante los
crucificados de la historia que produce nuestro pecado.
VI. CONCLUSIÓN: Acerquémonos a estos libros con fe, veneración, para encontrar a Dios en
ellos. Nos ofrecen siempre su mensaje fresco y saludable. ¿Se puede vivir sin oración, sin
amor y sin dolor? La oración con los salmos alimenta el amor y da fuerzas para sobrellevar el
dolor.
Los libros del Antiguo Testamento pretenden mostrarnos lo mucho que Dios nos ama, cómo
quiso hacer una Alianza con nosotros para llevarnos a una vida de comunión con Él. Este
proyecto divino convierte la historia de Israel, y nuestra historia, en “Historia de Salvación”.
Todos los libros del Antiguo Testamento, desde diferentes puntos, remiten al Mesías,
Jesucristo, que aparece en la “plenitud de los tiempos”. Cristo es el eje de toda la Biblia, el
que da sentido a todos los hechos de la historia de salvación.
Todo comienza con el pueblo de Israel. ¿Por qué él, si es un pequeño pueblo, de poco interés
para la historia de las grandes civilizaciones, como fueron Egipto, Siria, Persia y Roma?
Porque Dios así lo quiso. La pequeñez de la historia de este insignificante pueblo fue objeto
de la maravillosa acción salvífica del Señor. Dios lo escogió para hacerle “Su Pueblo”, del
que vendría para todos los hombres su mismo Hijo, el Salvador. Dios guió con su mano
providencial la historia de Israel, infundió su Espíritu en sus escritos y literatura, que se
convirtieron así en Palabra de Dios.
Los escritos del Antiguo Testamento tienen su origen en la tradición oral del pueblo. Es
importante este hecho, pues la historia antigua de Israel fue transmitida oralmente de
padres a hijos. Y se empezó a escribir la historia del pueblo de Dios hacia el año 1000 a.C.,
es decir, en el tiempo del rey David. Todas las épocas anteriores, la de los patriarcas, la de
Moisés, la de los jueces, la del rey Saúl, se transmitían oralmente.
Esto no quiere decir que no hubiera entonces documentos escritos. Se conservan trozos de
historia muy antigua (p.e. el código de la Alianza: Éxodo 20 y Deuteronomio 5) y poemas...y
alrededor de estas piezas antiguas se transmitían oralmente la historia, los ritos, las
costumbres y la fe de ese pueblo.
Una vez que David y sobre todo Salomón, dieron importancia a los escribas en el Reino de
Israel, llegó la hora que todos esos materiales de tradición oral pudieron cristalizarse en
escritos y libros.
Los 50 años de destierro de Babilonia fueron decisivos para este pueblo de Israel. Era el año
587. Israel había perdido todo: su tierra, su templo, su rey. ¿Perdería también su fe en Dios?
Ciro, rey de los Persas, en el 538, da libertad a los judíos, y vuelven a Palestina. La
Comunidad, purificada por el sufrimiento del destierro, vive pobremente. Y durante los 500
años que siguen, hasta llegar a Jesús, el pueblo repasa varias veces su historia: se lee y se
recopilan los escritos y los libros de la ley. Los mismos sabios, bajo la inspiración de Dios,
nos ofrecen obras doctrinales maravillosas: Proverbios, Job, Tobías, etc.
En el año 333 a.C. Alejandro de Macedonia conquista los pueblos de Medio Oriente, incluida
Palestina, y extiende por todas partes la cultura y la lengua griegas. En el año 167 a.C. un
sucesor de Alejandro intenta obligar, bajo pena de muerte, a los judíos a renegar de su fe.
Es la época de los mártires de Israel, en el libro de los Macabeos. El pueblo conquista su
libertad en el año 165 a.C. Es la época de Daniel. En el año 63 a.C. Roma conquista Palestina
y pone a Herodes como su representante. Ya estamos en el umbral de la “plenitud de los
tiempos” . ¡Nace Jesús!
INTRODUCCIÓN
Todo el Nuevo Testamento gira alrededor de esta “Buena Noticia”: Jesús de Nazareth,
nacido de María, por obra del Espíritu Santo, es el Salvador, el Mesías, el Hijo de Dios y
Hombre verdadero; ha muerto y resucitado para dar a los hombres una Vida Nueva y para
enseñar el camino que conduce a la verdad de nuestra vida y de nuestro destino, que es la
gloria del Padre, junto a Cristo Jesús.
a) Una etapa predicada de boca en boca: el núcleo de esta predicación era este: Cristo
Jesús, Hijo de Dios, muerto y resucitado. A este núcleo se le llama Kerigma, palabra griega
que significa “anuncio, proclamación95” . Este Kerigma seguía este esquema: se recuerda el
acontecimiento de Jesús; se interpreta este acontecimiento con las Escrituras; y se llama al
compromiso de la fe. Este Kerigma se anunció primero a los judíos y después, por obra de
Pablo, a los paganos. El Espíritu Santo fue el gran protagonista de esta etapa predicada del
“Evangelio”, inspirando, asistiendo, cuidando la vida y la palabra de los primeros misioneros.
b) Y una etapa escrita: fue un camino largo y complejo. En los primeros años algunas
comunidades cristianas empezaron a resumir lo esencial de la predicación apostólica en
fórmulas breves y fáciles de retener, que serían los primeros intentos del “Credo”. San
Pablo cita una fórmula célebre: “Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras.
Fue sepultado y resucitó al tercer día, según la Escrituras. Se apareció a Pedro, luego a los
Doce” (1 Co 15, 3-5). Muy rápidamente, al celebrar la Eucaristía, nacerían también las
“aclamaciones y fórmulas de alabanza a Cristo” (cf. Fil 2, 6-11; Col 1, 12-20; 1 Tim 3,
16). Así pasaron unos 30-35 años después de la resurrección. Y como los apóstoles iban
muriendo, surgió el anhelo de poner por escrito todo, para no perder su memoria. Lo
primero que se escribió fue el Relato de la Pasión. Más tarde, los dichos de Jesús, las
parábolas y los milagros. Y así nacieron los cuatro Evangelios: primero Marcos, alrededor del
año 70; después Mateo y Lucas, alrededor del año 80; por último, Juan, allá por el año 90.
San Pablo, desde el año 40 había empezado sus viajes misioneros, fundando comunidades en
toda Asia Menor; y para mantener los contactos con ellas, les escribe cartas, aconsejando,
amonestando, enseñando, solucionando problemas. La primera que escribió fue el año 51 a
los Tesalonicenses. Más tarde, en el año 63, escribió a los Corintios y a los Gálatas. Por
tanto, los primeros escritos del Nuevo Testamento no fueron los Evangelios, sino las Cartas
de san Pablo. Al inicio, los varios libros del Nuevo Testamento circulaban separadamente por
las comunidades cristianas. Poco a poco se fueron juntando estos libros, cuando eran
copiados a mano, hasta llegar a conformar todo el conjunto de los 27 libros canónicos.
2. ¿Cuándo se empezaron a reunir los varios libros, hasta conformar el “Canon” del
Nuevo Testamento?
El más antiguo y más importante catálogo de los escritos del Nuevo Testamento fue
descubierto en el siglo XVIII por un estudioso, llamado Muratori. El Canon de Muratori data
de mediados del siglo II. Este catálogo contiene 22 libros, entre los cuales las 13 cartas de
san Pablo. Todavía no es el Nuevo Testamento completo, pero es el primer intento que
conocemos de empezar a reunir los varios libros.
Luego tenemos el testimonio de san Justino, que en su primera Apología del año 150 nos
dice: “El domingo, todos se reúnen, leen las Memorias de los Apóstoles, que se llaman los
Evangelios”. Esto nos asegura que ya a mediados del siglo II estaban reunidos los cuatro
Evangelios. El catálogo ya completo de los 27 libros canónicos del Nuevo Testamento lo
encontramos hacia el año 400.
3. ¿Originales o copias?
Los originales de los libros del Nuevo Testamento se perdieron muy pronto, debido a la
escasa duración del material (papiro y cuero) en que se escribían, a mano, libros y cartas. Lo
que ha llegado a nosotros son copias, muy antiguas por cierto, de pergamino u otro material,
en número muy abundante, de varios libros o colecciones. Unos 3.500 manuscritos. Entre las
colecciones o códigos más antiguos del Nuevo Testamento en griego podemos recordar:
a) El código Vaticano (siglo IV) que contiene casi todo el Antiguo Testamento y Nuevo
Testamento.
c) El código Sinaítico (mitad del siglo IV) que contiene todo el Nuevo Testamento e incluso
la Carta de san Bernabé y el Pastor de Hermas, no admitidas en el Canon.
La versión en latín de la Biblia es la Vulgata, terminada por san Jerónimo en Belén, hacia el
año 400. Ya en este momento, los libros del Nuevo Testamento ya estaban completos y
posteriormente fue esta versión de la Vulgata la que fue aprobada como oficial en la Iglesia,
en el Concilio de Trento, en el año 1570.
Comencemos, pues, el Nuevo Testamento, con el alma abierta y con los oídos del corazón
atentos. Es Dios quien nos habla, y quien nos ha escrito esta Carta. “Queremos ver a Jesús”,
como aquellos griegos que acudieron al apóstol Felipe. Queremos ver su rostro para después
hacerlo resplandecer ante las generaciones del nuevo milenio, como nos dice el Papa Juan
Pablo II en su carta apostólica “Novo millennio ineunte” (n. 16).
En esta carta el Papa pone como prioridad en este Tercer Milenio la escucha de la Palabra:
“Precisamente con esta atención a la Palabra de Dios se está revitalizando principalmente la
tarea de la evangelización y la catequesis. Hace falta consolidar y profundizar esta
orientación, incluso a través de la difusión de la Biblia en las familias. Es necesario, en
particular, que la escucha de la Palabra se convierta en un encuentro vital, en la antigua y
siempre válida tradición de la lectio divina, que permite encontrar en el texto bíblico la
palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia” (n. 39).
¡Ojalá que este mi libro, que explica la Biblia sirva para que conozcamos más al Señor, lo
amemos, lo reflejemos en nuestra vida y lo comuniquemos por todo el mundo!
II. OBJETIVO VIVENCIAL: Adentrarnos al Nuevo Testamento con la lupa de la fe, para
encontrarnos con la Nueva Noticia del Padre: Este es mi Hijo muy amado: escuchadle.
III. TESIS: Los acontecimientos narrados en el Nuevo Testamento van desde el nacimiento de
Jesús hasta el año 60-65. Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos desde el año 51
(carta de san Pablo a los Tesalonicenses) hasta el año 90-100 (Apocalipsis y carta a los
hebreos). Los escritos del Nuevo Testamento nacen dentro de los primeros grupos cristianos
organizados en comunidades, surgidas en las poblaciones principales del imperio romano,
sobre todo, en las provincias romanas desde Roma hacia Oriente: Italia, Macedonia, Acaya,
Asia, Galacia, Cilicia y Siria; es decir, en una zona de cultura helenística cuya lengua era el
griego común 96, lengua en la que están escritos todos los libros del Nuevo Testamento.
La vida de Jesús y de los Apóstoles se desarrolló en Palestina, que conocemos en sus grandes
partes: Judea, al sur; Samaria, al centro; y Galilea, al norte.
Toda la región estaba en esos años bajo la dominación del Imperio de Roma. Ya vimos en el
Antiguo Testamento cómo esta tierra había sido saqueada y conquistada (por los asirios, por
los de Babilonia, por los persas, griegos, etc.). Los romanos gobernaron los territorios
ocupados con bastante amplitud; dejaron libertad de religión, con tal de que fueran salvados
los intereses de Roma y llegara el dinero de los impuestos. También dejaron que las
autoridades locales, en nuestro caso el Sumo Sacerdote y el Sanedrín, ejercieran su mando y
vivieran con sus leyes, eso sí, bajo la vigilancia de un encargado de Roma.
a) La familia de los Herodes: Herodes el grande 97, y sus tres hijos98 : Arquelao, Herodes
Antipas y Filipo. El más vinculado con los hechos del Evangelio es Herodes Antipas.
b) El mal gobierno de los “Herodes” hizo que Roma cambiara su política de Palestina y
Siria. El emperador romano, que residía en Roma, nombró un funcionario imperial con el
título de Procurador, encargado de gobernar las provincia de Judea y Samaría. El más
famoso procurador romano fue Poncio Pilato, que gobernó desde el año 26 al 36. En el norte,
en la Galilea, gobernó Herodes Agripa, favorito de los emperadores romanos, hasta el año
44. Persiguió a la Iglesia cristiana (cf. Hech 12, 1-19) y ganándose la simpatía de los judíos,
reemplazó a procuradores romanos.
En el año 66 los judíos, en lucha armada, proclamaron la independencia del Estado judío.
Roma encargó al joven Vespasiano, futuro emperador, que sofocara el levantamiento en el
año 67. La campaña militar duró tres años. Mientras tanto Vespasiano viajó a Roma, por la
muerte de Nerón (año 69) y dejó a su hijo Tito el mando en Palestina. Tito, en ocasión de la
Pascua del año 70, puso a Jerusalén en estado de asedio. Cinco meses resistieron los judíos
atrincherados en la Ciudad Santa. El 10 de agosto del 70 fue el desenlace fatal: Jerusalén
fue arrasada, el Templo totalmente destruido, como nos relata el Evangelio: “No quedará
piedra sobre piedra” (Mc 13, 1-2). Los habitantes fueron deportados y vendidos como
esclavos. El Sanedrín quedó suprimido, el Templo había dejado de existir y ya no se podía
celebrar el culto nacional: fue la catástrofe del Judaísmo.
No obstante, los judíos no se dejaron abatir: todavía hubo una chispa de rebelión, que se
mantuvo encendida dos años más, en la fortaleza de Massada, al sur del Mar Muerto.
Además, el Judaísmo como religión persistía en toda la Diáspora. Allí vivían unidos entre sí,
con su organización, conservando intactas sus leyes y sus costumbres religiosas. Desde ese
tiempo hasta nuestros días, el pueblo judío ha sido siempre la nación sin patria, respetado
por algunos, perseguido por otros. Sólo en el año 1948 los judíos lograron restablecer en
Palestina el Estado de Israel.
¿Qué hacían mientras los cristianos? Ya en el año 70 el Cristianismo había roto la barrera de
la raza y de la nación judaica, y se proyectaba al mundo grecorromano. Cristo había venido
para todos, su salvación abarcaba a todos.
a) Cultura romana: era opuesta a la mentalidad hebraica. Además, el hecho de que los
romanos eran los dominadores hacía que el pueblo judío rechazara de raíz todo lo que
viniese de Roma. Entre Roma e Israel había un abismo cultural y religioso muy grande. Roma
era el centro de una civilización materialista, sostenida por la disciplina del ejército y
gobernada por administradores y bancos. Su dios verdadero era el “Estado”. Tenía, sí, una
moral, pero no una religión concreta. No tenía “El templo de Dios”, sino un “Pantheón”, o
sea, el templo de todos los dioses, y estaban abiertos a dar la bienvenida a otros dioses.
b) Cultura griega: la cultura griega conquistó el mundo entonces conocido, y su influjo llegó
a Palestina. Las primeras comunidades cristianas, fundadas por san Pablo, eran griegas, con
mentalidad helenística; esta mentalidad y cultura se refleja en todo el Nuevo Testamento.
Esta cultura griega estaba fundada en una concepción ideal del hombre, de su naturaleza y
de su libertad. Se caracterizaba por el gusto por las cosas del espíritu. Y encontraba su
expresión en el arte, la literatura, la filosofía y la religión. El Nuevo Testamento nació en
este ambiente, fue escrito en griego común y recibió en sus escritos muchos influjos de las
costumbres y culturas que venían de Grecia.
c) Cultura judía: Todas las leyes se fundamentaban sobre la “Torah”. El judío era
profundamente religioso. Su vida se desarrollaba al ritmo de las celebraciones semanales en
la Sinagoga, del culto al templo, y de la oración personal y familiar 99. Además de las
prácticas individuales, la religión judía tenía un centro: el Templo de Jerusalén. El templo
era el orgullo de la nación judía y el objeto de su amor. Así todo judío, dondequiera que
estuviese, se volvía hacia el templo durante su oración. Todo israelita, cumplidos los veinte
años, debía pagar su impuesto al Templo. La peregrinación al Templo era la forma más
profunda de expresar la propia fe. Acudía a él tres veces al año: en Pascua, Pentecostés y
Fiesta de los Tabernáculos 100.
El Sanhedrín, una especie de Senado que gobernaba todos los asuntos internos; eran
unos 70 y se dividían en tres grupos: sacerdotes, ancianos (saduceos) y los escribas (doctores
de la Ley).
Los escribas eran los maestros y entendidos sobre la ley y el derecho, guías espirituales
de las comunidades judías; orgullosos y omnipresentes, hábiles de discutir y dar sentencias.
Los fariseos, eran una secta religiosa, porque se consideraban separados del pueblo a
quien decía ignorante y pecador; defensores de la estricta observancia de la ley y del
cumplimiento minucioso de los preceptos; adversos a los romanos, enemigos de los saduceos;
estimados por el pueblo por su celo piadoso, su conducta intachable y por su desprecio hacia
la ocupación romana.
Los saduceos eran la clase rica y todopoderosa de los judíos; dueños del templo, jefes
del Sanhedrín, complacían a los romanos, detestaban a los fariseos por su actitud de
fanatismo religioso y político y por razones doctrinales: los saduceos no creían en la
resurrección de los muertos; conservadores intransigentes de las tradiciones.
Los samaritanos, grupo religioso asentado en el centro del país, en Samaría y adoraban a
Yavé en el templo de Garizim; los judíos los odiaban porque se mezclaron con los
extranjeros y los llamaban pecadores.
b) Hechos de los Apóstoles: pertenece este libro al género histórico, porque gran parte de
su contenido narra la expansión del cristianismo en el siglo I y la formación de las primeras
comunidades cristianas por la evangelización de algunos apóstoles, sobre todo, Pedro y
Pablo.
c) Cartas: pertenecen al género epistolar. Cada una cuenta con sus partes características:
saludo, introducción, cuerpo de doctrina y exhortación y despedida.
d) Apocalipsis: encaja en el género literario de los apocalipsis, muy abundantes en los siglos
II a.C. al II d.C. Tiene sus precedentes en escritos del Antiguo Testamento, como Daniel,
Isaías y Ezequiel.
Jesús de Nazaret es el protagonista de todos los escritos del Nuevo Testamento. Los
Evangelios aportan datos sobre su vida y exponen una síntesis de su Mensaje. Los otros
escritos muestran algún aspecto del Mensaje o narran cómo sus seguidores crearon un nuevo
estilo de vida: la de creyentes, hasta formar núcleos de personas, las comunidades
cristianas.
Escritores paganos: a principios del siglo II se habla de los llamados “cristianos”, como
aquellos que profesan la fe en Cristo, considerado como Dios. Así la carta que el historiador
Plinio el Joven, procónsul de Bitinia, escribe en el año 112 al emperador Trajano que “los
cristianos se reúnen un día determinado antes de romper el alba y entonan un himno a Cristo
como a un dios”101 . Está también Tácito que en sus Anales, hacia el año 115, habla del gran
incendio de Roma, atribuido a Nerón en el 64, que culpaba a los cristianos de todo. Aquí está
el texto: “Para hacer cesar esta voz, presentó como reos y atormentó con penas refinadas a
aquellos que, despreciados por sus abominaciones, eran conocidos por el vulgo con el
nombre de cristianos. Este nombre les venía de Cristo, el cual, bajo el reino de Tiberio, fue
condenado a muerte por el procurador Poncio Pilato. Esta condena suprimió, en sus
principios, la perniciosa superstición, pero luego surgió de nuevo no sólo en Judea, donde el
mal había tenido su origen, sino también en Roma, a donde confluye todo lo abominable y
deshonroso y donde encuentra secuaces” (15, 44)102 Suetonio, historiador del año 120,
refiere que el emperador Claudio “expulsó de Roma a los judíos por promover incesantes
alborotos a instigación de un tal Cresto” 103 .
Escritores judíos: Flavio Josefo, historiador judío, en sus Antigüedades judías, escritas
hacia el año 93-94, refiere que el “sumo sacerdote Anano acusó de transgredir la ley al
hermano de Jesús (que es llamado Cristo), por nombre Santiago, y también a algunos otros,
haciéndoles lapidar” (Antiquitates XX, 9, 1). Más explícito es otro pasaje: “Por aquel mismo
tiempo apareció Jesús, hombre sabio, si es lícito llamarle hombre; pues hizo cosas
maravillosas, fue el maestro de los hombres que anhelan la verdad, atrayendo hacia sí a
muchos judíos y a muchos gentiles. Él era el Cristo. Y, como Pilato le hiciera crucificar por
acusaciones de las primeras figuras de nuestro pueblo, no por eso dejaron de amarle los que
le habían amado antes: pues Él se les apareció resucitado al tercer día después que los
divinos profetas habían predicho de él estas cosas y otros muchos prodigios sobre su persona.
Hasta hoy dura la estirpe de los cristianos, que tomaron de Él su nombre” (Antiquitates XVIII,
3, 3).
También hay otros libros cristianos que hablan de Jesucristo, pero no han sido recibidos por
la Iglesia como auténticos y revelados. En ellos cuenta más que la fe y la historia la
exageración maravillosa, la admiración humana milagrera, las reflexiones particulares. A
estos libros se les llama apócrifos.
Serán, pues, los evangelios la fuente más importante sobre la historicidad de Jesucristo.
Fueron escritos a la luz de la Pascua. Los redactores se sirvieron de documentos escritos
anteriores, en una primera recopilación, e investigaciones personales, al tiempo que daban a
sus escritos una propia intencionalidad teológica. Uno de estos documentos anteriores es la
llamada Quelle (fuente en alemán) que recogía discursos y logia (frases cortas
memorizables) de Cristo, existente ya en los años cuarenta, que fue utilizada por Lucas y
Mateo. Otra fuente escrita es la conocida con el nombre de “triple tradición”, que recoge
los hechos de la vida de Cristo, de la que dispusieron los tres sinópticos (Mateo, Marcos,
Lucas). Disponemos de criterios válidos que nos permiten escuchar, si no las “mismas
palabras de Jesús” (obsesión del siglo pasado), al menos el mensaje auténtico de Jesús y
alcanzar unos hechos “sucedidos de verdad” que pertenecen a Jesús de Nazaret.
Hay racionalistas, entre ellos Reimarus, que niegan que el Cristo histórico104 , el que nació en
Belén, vivió en nuestra tierra y murió en el Calvario, sea el mismo que el Cristo de la fe, es
decir, ese Cristo creído y predicado por los Apóstoles. Dicen que los apóstoles hicieron un
mito falso de Jesús. Dicen que el Jesús histórico fue un mesías político fracasado, que se
limitó a proclamar el reino de Dios, un reino político. Muerto Jesús, dicen, los apóstoles
inventaron la resurrección de Jesús y con ella una nueva religión, con el fin de obtener un
fuerte poder religioso. Con esta pretensión recompusieron los hechos y las palabras de Jesús,
acomodándolos a esta finalidad. Y así nació el Cristo de la fe.
Para la Iglesia el Jesús de la historia es el mismo que el Cristo de la fe. El Jesús de la historia
recalca más la humanidad de Jesús; y el Cristo de la fe hace hincapié en la divinidad. Ambas
realidades, la humanidad y la divinidad, no pueden separarse de Jesús. Es más, un
conocimiento pleno de Jesucristo no puede obtenerse a menos de tenerse en cuenta la fe
viva de la comunidad cristiana que sostiene esta visión de los hechos. No olvidemos que la
religión cristiana se fundamenta completamente en la fe en Cristo, muerto y resucitado,
según el testimonio de los doce.
V. CONCLUSIÓN: Todo lo visto en este capítulo nos ayudará a entender mejor el mensaje de
Jesús. Él vivió, se educó y predicó dentro de esta cultura.
________________________________
I. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer a grandes rasgos las principales nociones de los Santos
Evangelios.
II. OBJETIVO VIVENCIAL: Familiarizarnos con los Santos Evangelios, para tratar de
meditarlos, vivirlos y transmitirlos.
III. TESIS: Los cuatro evangelios son narraciones de la vida de Jesús y de sus palabras,
reflexionadas, vividas y celebradas en la fe de las primeras comunidades cristianas. Las
cuatro narraciones, por una parte, tienen muchas cosas en común; y, por otra, hay
diferencias que completan, complementan y enriquecen dichas narraciones. Cada uno,
inspirado por el Espíritu Santo, ha querido transmitirnos su propia experiencia y sus
recuerdos, para provocar y aumentar la fe de quienes los lean. Sólo desde la fe y con la fe
deben ser leídos para comprenderlos.
1. Significado de Evangelio
“Los cuatro Evangelios narran fielmente lo que Jesús, el Hijo de Dios, viviendo entre los
hombres hizo y enseñó realmente hasta el día de la Ascensión. Después de este día, los
apóstoles comunicaron a sus oyentes esos dichos y hechos con la mayor comprensión que les
daban la resurrección gloriosa de Cristo y la enseñanzas del Espíritu de la Verdad. Los
autores sagrados compusieron los cuatro Evangelios escogiendo datos de la tradición oral o
escrita, reduciéndolos a síntesis, adaptándolos a la situación de las diversas iglesias,
conservando siempre el estilo de la proclamación: así nos transmitieron datos auténticos y
genuinos acerca de Jesús; sacándolos de su memoria o del testimonio de los que asistieron
desde el principio o fueron ministros de la Palabra, los escribieron para que conozcamos la
verdad de los que nos enseñaban” (Concilio Vaticano II, Dei Verbum, número 19).
Antes de ser escrito, el Evangelio fue mensaje transmitido oralmente; antes de ser libro, fue
palabra.
Los apóstoles y primeros discípulos expresaban con la palabra “Evangelio” no sólo el Mensaje
de Jesús, sino también los rasgos más importantes de su vida, y de modo especial su muerte
y resurrección. El núcleo del Evangelio era Jesús resucitado. Anunciaban un nuevo talante de
vida de los hombres. Y de hecho los que aceptaron este Evangelio, los que creyeron en él,
organizaron sus vidas con un estilo nuevo, que fue calificado muy pronto como “cristiano”,
porque eran los seguidores de Cristo.
En estos grupos o comunidades cristianas, los “testigos oculares”, los que habían vivido con
Jesús, exponían sus experiencias, transmitían las enseñanzas de Jesús y evocaban su
presencia entre ellos con celebraciones litúrgicas.
Los cuatro Evangelios, tal como los tenemos hoy, nacieron sin nombre del autor entre los
años 70-90. Hacia el 125 se reunieron en una colección. Quizá en este momento se les puso
el título que tienen hoy: “Evangelio según Mateo, Marcos, Lucas, Juan”.
Los tres primeros se llaman sinópticos (yuxtapuestos), porque tienen muchas coincidencias y
se pueden leer disponiendo el texto en columnas paralelas:
Mateo 26, 26
Mientras cenaban, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus
discípulos: Tomad y comed, esto es mi cuerpo.
Marcos 14,22
Durante la cena, Jesús tomó pan, dio la bendición, lo partió, se lo dio y dijo: Tomad, esto es
mi cuerpo.
Lucas 22,19
Después tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Esto es mi cuerpo, que se
entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.
a) Muchas partes son comunes a los tres evangelistas: comienzo en Galilea, misión en
Galilea, subida a Jerusalén y pasión, muerte y resurrección del Señor.
b) Algunas partes son comunes sólo a dos evangelistas: Jesús en Cafarnaún (Mc 1, 22-23 y
Lc 4, 31-41), curación de la cananea (Mc 7, 24-30 y Mt 15, 21-28) y exigencias del maestro
(Mt y Lc).
c) Algunos hechos y palabras aparecen sólo en uno de los tres: La oración en común (Mt),
Marta y María (Lc), el hijo pródigo (Lc).
a) Los tres tuvieron a disposición algunas fuentes comunes, las adaptaron a sus comunidades.
b) Los tres presentan a Jesucristo con algunos rasgos particulares: Para Mateo, Jesús aparece
como el Maestro, el Señor, el Mesías, por tanto tiempo esperado. Para Lucas, Jesús es el
Salvador misericordioso, que acoge a todos los hombres. Para Marcos, Jesús es el Hijo de
Dios.
c) Los tres ponen de manifiesto las características de sus comunidades: La de Mateo eran
cristianos judíos; Marcos habla a gente de origen pagano; Lucas tiene una perspectiva
universalista.
4. Evangelios apócrifos
En el siglo II aparecieron unos Evangelios llamados “apócrifos” (ocultos) por oposición a los
“canónicos”. Intentaban cubrir las lagunas que los cuatro Evangelios tenían de la vida de
Jesús, sobre todo de su infancia. Las comunidades cristianas no los admitieron como
auténticos. Aunque se atribuían a un apóstol o a un personaje relacionado con Jesús, la
Iglesia no los ha reconocido como palabra de Dios. Son narraciones legendarias con una
mezcla de buena voluntad y de fantasía, aunque tengan muchos datos correctos. Han tenido
bastante influjo en devociones y fiestas populares, así como en el arte religioso.
5. Simbología de los cuatro evangelistas
Los cuatro evangelistas se representaron con las figuras de los cuatro vivientes de Ezequiel
(1,5) y Apocalipsis (4,6): hombre, león, toro y águila. La interpretación más admitida es la
que hizo san Jerónimo, basándose en los comienzos de los mismos evangelios:
a) Cada uno de los evangelistas narra los hechos sobre Jesús según su experiencia y
sensibilidad personal.
b) Cada evangelista arregló todo el material de la vida de Jesús según el objetivo que se
proponía al escribir su “Evangelio”, y según los destinatarios al que era dirigido.
I. INTRODUCCIÓN
Cada uno de los evangelistas nos da una perspectiva de Cristo; cuatro caminos para llegar al
corazón del Evangelio.
Marcos es el Evangelio más antiguo y más breve de los cuatro. De él se servirán Mateo y
Lucas. El Evangelio de Marcos es una catequesis, un manual básico para los catecúmenos. Es
decir: es un Evangelio hecho para esos miembros de la comunidad que comenzaban su
itinerario cristiano.
IV. TESIS: El Evangelio de san Marcos se dirige a probar que Jesucristo es Hijo de Dios; por
eso, se dedica sobre todo a narrar milagros. El Cristo que presenta Marcos no es un Mesías
triunfalista y coronado de victoria, sino un Cristo que va derecho a la cruz. Por eso, el
secreto mesiánico de Marcos quiere dar a entender que a Cristo no le interesan la fama ni el
prestigio, sino la humildad y el anonadamiento. A san Marcos lo pintan con un león, porque
empieza diciendo que Jesús ayunaba en el desierto y las fieras le hacían compañía.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
Este Evangelio se escribió en Roma hacia el año 70, ya que hay datos que sugieren una
comunidad que desconocía algunas costumbres judías, y el texto contiene latinismos y
alusiones al horario y al derecho romano, equivalencias entre las monedas hebreas y
romanas.
Marcos escribió su Evangelio para los fieles de Roma, provenientes del paganismo.
2. Características literarias
Finalidad del Evangelio de Marcos: Demostrar que Jesús es el Mesías y el Hijo de Dios, el
vencedor del poder de Satán, acreditando esto con sus milagros; que padeció, murió y
resucitó. Pero un Jesús incomprendido y rechazado por los hombres, no un Jesús de triunfos
humanos.
a) En la comunidad de Marcos predominan los no judíos, que se reunían en las casas para
celebrar el culto y tener catequesis. Marcos es quien más subraya las tradiciones misioneras.
Es una comunidad organizada para evangelizar.
* Contenido:
a) Iglesia: Presenta una Iglesia, en cuyo centro está la persona de Jesús. Desde esta
aceptación de la persona de Jesús la comunidad cristiana recibe iluminación para las
vivencias concretas que atraviesa, aunque sean duras.
b) Jesús:
El misterio del Mesías doliente: El Jesús de san Marcos es el Jesús de la Pasión: insiste
mucho en la perspectiva del sufrimiento y de la cruz. Presenta a Jesús en dos escenarios: en
Galilea y en Jerusalén. Destaca especialmente la humanidad de Jesús. Este Jesús no
pronuncia grandes discursos; fundamentalmente actúa.
Frente a Jesús hay que definirse: O con Él o contra Él. Si acepto a Jesús, acepto su cruz
y sus exigencias. Es curioso ver en el Evangelio de Marcos cómo al inicio del ministerio de
Jesús estaba rodeado de mucha gente, y poco a poco el círculo de sus discípulos se estrecha
más y más.
Camino hacia la Cruz: La confesión de Pedro (8, 27-30) marca el final de una etapa y el
Evangelio realiza un giro importante: disminuyen los milagros, aumentan las enseñanzas de
Jesús, quien se dirige a un círculo siempre más pequeño. Lo que más salta a la vista es
mostrar que su Mesianismo no tiene el aire triunfal que sus discípulos se esperaban, sino que
el camino del Mesías es un camino “hacia Jerusalén”, donde será entregado en las manos de
sus enemigos que lo crucificarán.
* Los llama:
Dios llama a quien ama (cf. 3, 13), desde cualquier condición y realidad (cf. 1, 16-20); llama
personalmente, por su nombre; llama para estar con Él y darles una misión (cf. 3, 14); llama
a ir en pos de Él, recorriendo su camino, exigiendo confianza en su persona (cf. 1, 17).
* Los forma:
Esta formación pasa por varios estadios. Primero les va abriendo los ojos para que
comprendan quién es Él (cf. 4, 11-12). Luego, el discípulo reconoce su situación de
ignorancia (4, 13; 4, 40; 6, 52; 8, 17; 9, 32); los discípulos no comprenderán el misterio de
Jesús hasta que no hayan recorrido todo el camino hasta la cruz. Más tarde, viene el paso de
compartir los momentos de vida de Jesús, sus jornadas, sus enseñanzas. Finalmente Jesús se
dedica más a la formación del seguimiento, insiste sobre la entrega de sí hasta la profesión
de fe en el Mesías sufriente. Marcos narra la pasión y muerte de Jesús para decir a todos que
no tengan miedo a la persecución ni al fracaso aparente, pues es el camino obligado del
discípulo para llevar a cabo la misión. Los personajes de la Pasión toman partido o con Él o
contra Él.
* Los envía:
Los llama a ser predicadores confiados y audaces del Evangelio. Esta instrucción misionera se
transforma en llamada insistente a acoger la Palabra, a proclamar sin miedo su fe en Cristo
resucitado y exaltado en la Gloria de Dios.
CONCLUSIÓN: ¿Cómo pueden vivirse hoy las enseñanzas de Marcos? Leamos el Evangelio de
Marcos a la luz de Jesús viviente. Marcos nos describe a un Jesús en presente: va, pasa, dice,
mira...¡Cristo sigue viviendo! Marcos nos invita también a abrir los ojos para que
reconozcamos su presencia en nuestra vida ordinaria. Finalmente nos compromete a dar
testimonio de Cristo en medio de los sufrimientos y persecuciones; incluso, a dar la vida por
Él, si fuera necesario.
EL EVANGELIO DE MATEO
II. OBJETIVO VIVENCIAL: Meditarlo, tratando de vivenciar cuanto me dice este Evangelio.
III. TESIS: El Evangelio de san Mateo está dirigido a probar que Jesucristo es el Mesías
anunciado por los profetas y que en Él se cumplió todo lo que los profetas habían anunciado.
A Mateo lo pintan con la imagen de un hombre, porque su Evangelio empieza haciendo la
lista de los antepasados que Jesús tuvo como hombre.
a) Es una comunidad de origen judío: de ahí que el estilo literario, la mentalidad, las
alusiones sean fundamentalmente hebraicos.
b) Es una comunidad que se opone al judaísmo: de ahí la polémica contra los fariseos y al
pueblo judío en general (cf. Mt 23, 1-26), apegado a las tradiciones y a una mentalidad
estrecha. Presenta a Jesús como el que perfecciona el judaísmo.
d) Es una comunidad que se abre a los paganos: no olvidemos que Antioquia, donde tal
vez se escribió este evangelio, fue el centro de la propagación de la primera Iglesia. Desde el
inicio el evangelio habla de la misión hacia los paganos: los magos adoran a Jesús (2, 1-12);
al banquete son invitados todos (22,9); son paganos los que confiesan su fe, como la cananea
(15, 21-28) o el centurión (8, 5-11); el evangelio debe ser anunciado a todas las gentes (28,
19); hay que buscar a las ovejas dispersas de Israel (10, 6; 15, 24).
2. Características literarias
a) Mateo escribió su evangelio primero en hebreo o arameo, y después en griego. Por eso
tiene muchas expresiones hebraicas, por provenir de una comunidad de origen judío.
d) Los discursos son lo más original de Mateo y son elaborados técnicamente, a base de
expresiones auténticas de Jesús.
Fin del evangelio de Mateo: se le llama el evangelio eclesial porque intenta formar al
cristiano dentro de la comunidad. También se le llama el evangelio del catequista porque
presenta un material amplio y bien ordenado de la enseñanza de Jesús, para la instrucción
de quien ha recorrido la etapa catecumenal y quiere ya vivir el bautismo en la Iglesia. Da un
catecismo del Reino.
Claves:
a) Entre los cristianos y el judaísmo se planteaban algunas cuestiones: ¿qué grupo era el
verdadero pueblo de Dios? ¿Qué grupo interpretaba rectamente la Ley? ¿Dónde estaba la
verdadera interpretación de la Escritura, y sobre todo de las promesas mesiánicas? Para el
judaísmo: el verdadero pueblo seguía siendo Israel; los judíos eran los herederos de las
promesas; por tanto, ellos poseían la verdadera interpretación de la Ley. Para los cristianos:
la comunidad cristiana era la auténtica heredera del pueblo de Dios, de las promesas; la
verdadera intérprete de la Escritura.
b) Además, las comunidades cristianas de Mateo tenían problemas internos para ajustar sus
vidas a las directrices de Jesús. Están atravesando dificultades para mantenerse fieles al
Evangelio, se enfrentan con doctrinas erróneas: hay miembros de la comunidad no
suficientemente instruidos.
c) A pesar de esto, la comunidad de Antioquia tiene ya cohesión interna: es una iglesia en la
que existen algunos ministerios y su convivencia está regulada. En esta comunidad fijó su
residencia Pedro durante unos años.
Contenido:
a) Jesús
Jesús es el Hijo del hombre: que se identifica con todos los perseguidos, con los
pequeños, los pobres (25, 36-46).
b) El Reino
Jesús predicó el Reino de Dios. Es el tema que ocupa mayor extensión en san Mateo;
proclama su cercanía y su llegada. Tiene una doble fase: terrena y escatológica. Aparece
como una comunidad dinámica de salvación, que comporta bienes fundamentalmente
espirituales.
c) Iglesia (14-17)
El Misterio Pascual inaugura el Reino. Es decir, para dar vida a este nuevo Reino, a esta
Iglesia, Él tuvo que dar su vida, porque ese era el plan del Padre. Mateo quiere insistir en
que Jesús es el justo perseguido, el Siervo de Yavé de Isaías; y los que le condenan no hacen
más que cumplir con “lo que estaba escrito”.
V. CONCLUSIÓN: Hay un detalle importante que no pasa por alto Mateo: “El velo del
Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo” (27, 51). Era la cortina que separaba el Santo de
los Santos y que a la muerte de Jesús quedó rasgada, para significar, como lo ha entendido
la tradición de la Iglesia, que el antiguo culto mosaico había terminado y comenzaba una
nueva era, la de la Nueva Alianza, sellada con la sangre del Hijo de Dios. Con ella se abría al
hombre la posibilidad de renacer a una nueva vida, dejando atrás el miedo y cualquier forma
de pesimismo, porque la muerte había sido superada por la Vida.
EL EVANGELIO DE MATEO
II. OBJETIVO VIVENCIAL: Meditarlo, tratando de vivenciar cuanto me dice este Evangelio.
III. TESIS: El Evangelio de san Mateo está dirigido a probar que Jesucristo es el Mesías
anunciado por los profetas y que en Él se cumplió todo lo que los profetas habían anunciado.
A Mateo lo pintan con la imagen de un hombre, porque su Evangelio empieza haciendo la
lista de los antepasados que Jesús tuvo como hombre.
a) Es una comunidad de origen judío: de ahí que el estilo literario, la mentalidad, las
alusiones sean fundamentalmente hebraicos.
b) Es una comunidad que se opone al judaísmo: de ahí la polémica contra los fariseos y al
pueblo judío en general (cf. Mt 23, 1-26), apegado a las tradiciones y a una mentalidad
estrecha. Presenta a Jesús como el que perfecciona el judaísmo.
d) Es una comunidad que se abre a los paganos: no olvidemos que Antioquia, donde tal
vez se escribió este evangelio, fue el centro de la propagación de la primera Iglesia. Desde el
inicio el evangelio habla de la misión hacia los paganos: los magos adoran a Jesús (2, 1-12);
al banquete son invitados todos (22,9); son paganos los que confiesan su fe, como la cananea
(15, 21-28) o el centurión (8, 5-11); el evangelio debe ser anunciado a todas las gentes (28,
19); hay que buscar a las ovejas dispersas de Israel (10, 6; 15, 24).
2. Características literarias
a) Mateo escribió su evangelio primero en hebreo o arameo, y después en griego. Por eso
tiene muchas expresiones hebraicas, por provenir de una comunidad de origen judío.
d) Los discursos son lo más original de Mateo y son elaborados técnicamente, a base de
expresiones auténticas de Jesús.
Fin del evangelio de Mateo: se le llama el evangelio eclesial porque intenta formar al
cristiano dentro de la comunidad. También se le llama el evangelio del catequista porque
presenta un material amplio y bien ordenado de la enseñanza de Jesús, para la instrucción
de quien ha recorrido la etapa catecumenal y quiere ya vivir el bautismo en la Iglesia. Da un
catecismo del Reino.
Claves:
a) Entre los cristianos y el judaísmo se planteaban algunas cuestiones: ¿qué grupo era el
verdadero pueblo de Dios? ¿Qué grupo interpretaba rectamente la Ley? ¿Dónde estaba la
verdadera interpretación de la Escritura, y sobre todo de las promesas mesiánicas? Para el
judaísmo: el verdadero pueblo seguía siendo Israel; los judíos eran los herederos de las
promesas; por tanto, ellos poseían la verdadera interpretación de la Ley. Para los cristianos:
la comunidad cristiana era la auténtica heredera del pueblo de Dios, de las promesas; la
verdadera intérprete de la Escritura.
b) Además, las comunidades cristianas de Mateo tenían problemas internos para ajustar sus
vidas a las directrices de Jesús. Están atravesando dificultades para mantenerse fieles al
Evangelio, se enfrentan con doctrinas erróneas: hay miembros de la comunidad no
suficientemente instruidos.
Contenido:
a) Jesús
Jesús es el Hijo del hombre: que se identifica con todos los perseguidos, con los
pequeños, los pobres (25, 36-46).
b) El Reino
Jesús predicó el Reino de Dios. Es el tema que ocupa mayor extensión en san Mateo;
proclama su cercanía y su llegada. Tiene una doble fase: terrena y escatológica. Aparece
como una comunidad dinámica de salvación, que comporta bienes fundamentalmente
espirituales.
c) Iglesia (14-17)
El Misterio Pascual inaugura el Reino. Es decir, para dar vida a este nuevo Reino, a esta
Iglesia, Él tuvo que dar su vida, porque ese era el plan del Padre. Mateo quiere insistir en
que Jesús es el justo perseguido, el Siervo de Yavé de Isaías; y los que le condenan no hacen
más que cumplir con “lo que estaba escrito”.
V. CONCLUSIÓN: Hay un detalle importante que no pasa por alto Mateo: “El velo del
Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo” (27, 51). Era la cortina que separaba el Santo de
los Santos y que a la muerte de Jesús quedó rasgada, para significar, como lo ha entendido
la tradición de la Iglesia, que el antiguo culto mosaico había terminado y comenzaba una
nueva era, la de la Nueva Alianza, sellada con la sangre del Hijo de Dios. Con ella se abría al
hombre la posibilidad de renacer a una nueva vida, dejando atrás el miedo y cualquier forma
de pesimismo, porque la muerte había sido superada por la Vida.
CAPÍTULO QUINTO
EL EVANGELIO DE LUCAS
II. OBJETIVO VIVENCIAL: Asimilar el mensaje que Lucas nos transmite en su Evangelio.
III. TESIS: El Evangelio de san Lucas es el Evangelio de la misericordia y tiene como objetivo
presentar la ternura de Dios para con todos los pecadores y necesitados. Está escrito en
griego culto, pues Lucas es un cristiano educado en ambientes helenistas. Intentó responder
a la situación que vivía su comunidad cristiana, amenazada por la rutina y la tentación de
aferrarse a los bienes de este mundo. Por eso, invita a la conversión, y para ello nada mejor
que recordar las palabras y la vida de Jesús. A Lucas lo pintan con un toro, porque comienza
su evangelio con los sacrificios que hacían en el templo, donde cada tarde se sacrificaba una
res.
Fue escrito por san Lucas, médico de profesión, hombre culto y perfecto conocedor del
griego. Fue discípulo de san Pablo. No fue testigo directo de la vida del Señor. Tal vez fue
María la que le proporcionó la mayor parte de la información que se contiene en los primeros
capítulos de su evangelio.
Lo debió escribir con anterioridad a la caída de Jerusalén, el año 70. Y los destinatarios de
su obra son pagano-cristianos helenistas, no romanos.
2. Características literarias
a) Escribe con el estilo elegante de un escritor que se dirige a las personas cultas del mundo
griego que se interesaban por el cristianismo. Su vocabulario es muy rico, pero sin adornos
inútiles. La delicadeza de Lucas se nota también en el hecho que mitiga los sentimientos
fuertes de Jesús: no se ve a Jesús en cólera, o violento con Pedro.
b) Sus fuentes: orales (Pablo y otros apóstoles, María); escritas (documentos escritos que
circulaban en las comunidades cristianas; evangelio de Marcos y la fuente Q).
c) No narra como un periodista o biógrafo moderno, sino que destaca los acontecimientos y
palabras de Jesús, adaptándolos a su propia sensibilidad y al mensaje que quieren dar a la
comunidades cristianas.
Tomando en cuenta las dos obras de Lucas, podemos ver el plan lucano así:
a) El tiempo de Israel o el tiempo de las promesas: termina con la predicación del bautista.
b) El tiempo de Jesús o el tiempo de la salvación: Con Jesús al centro de todo, resuena la
Buena Noticia, primero a Israel y luego al mundo entero.
c) El tiempo de la Iglesia o el tiempo del testimonio (Hechos de los apóstoles): el Espíritu es
dado a los apóstoles para que sean testigos del Evangelio y éste resuene en toda la tierra.
Este plan lucano sigue un itinerario geográfico, que es al mismo tiempo es un itinerario
espiritual:
a) Comienza en Jerusalén, centro del judaísmo, con el anuncio del nacimiento del bautista,
que hace de enlace entre la Antigua y Nueva Alianza.
b) Luego se traslada a Galilea, centro del mensaje de Jesús.
c) Desde Galilea, Jesús emprende su subida hacia Jerusalén.
d) En Jerusalén, centro de la Buena Noticia, el Evangelio se anuncia en Judea, luego en
Samaria y hasta los confines de la tierra.
Fin del evangelio de Lucas: todo el evangelio de Lucas está encaminado a presentar a Jesús
como el gran amigo de los pecadores, como el más misericordioso y amable de los seres que
han existido.
Claves:
La situación de esta comunidad no es tensa ni con los judíos ni con los romanos. Los
cristianos de la provincia de Siria están en diálogo con la cultura griega. En estos años, las
comunidades cristianas habían perdido su entusiasmo inicial. Se estaban acomodando a la
rutina de cada día: les atraían los valores terrenos, como el dinero o el poder; no tenían ya
el contrapeso de la espera de una venida inminente del Señor.
Presenta a Jesús como modelo de Profeta ungido, como Salvador, como Señor.
Presenta la Iglesia como una iglesia encarnada en la historia de los hombres, siempre en
camino para realizar el plan de Jesús; una Iglesia capaz de desprenderse de todo lo
accesorio que le impida seguir caminando. El modo concreto de esta presencia de la Iglesia
en la historia humana se narrará en la segunda parte de la obra de Lucas (los Hechos).
Contenido:
c) Es el Evangelio de los pobres: insiste en la predilección de Jesús por los pobres, los
marginados, los samaritanos, los despreciados.
EL EVANGELIO DE JUAN
I. INTRODUCCIÓN
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Asimilar el mensaje que este Evangelio nos ofrece.
IV. TESIS: El Evangelio de Juan es una respuesta a la situación que vive su comunidad y
contiene una profunda reflexión acerca del misterio de Jesús. Los que se encuentran con Él y
lo aceptan, van descubriendo progresivamente la hondura de este misterio, mediante la fe.
Y los que lo rechazan, por falta de fe, terminan en la oscuridad y ceguera de su pecado.
Todos los signos y milagros están orientados a descubrir una faceta de la riqueza insondable
de Jesús. Y los discursos que siguen a los milagros tienen un carácter teológico, es decir,
reflexionan sobre Jesús y su misión. A Juan lo pintan con un águila, porque el águila es el
ave que más altura consigue, al igual que el evangelio de Juan que se elevó hasta los
secretos de la Divinidad.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
El autor es Juan, el discípulo amado de Jesús. Su madre Salomé es del grupo de las mujeres
que seguían a Jesús para servirlo y está presente en el Calvario. Juan figura siempre en la
lista después de Pedro y es de los tres íntimos de Jesús.
Juan escribió la sustancia de su Evangelio a fines del siglo I , cuando ya habían muerto los
demás apóstoles y evangelistas. Y luego fue completado y redactado por sus discípulos.
Los cristianos a los que se dirige Juan vivían una situación difícil y compleja:
b) Externamente, había rechazo y persecución. Sus perseguidores son los judíos que
aparecen en cada página de su evangelio y que expulsaban de la Sinagoga a los cristianos de
esa comunidad. Por eso, esos cristianos vivían atemorizados; algunos tenían miedo de
aparecer como discípulos; otros habían abandonado la comunidad. Y la principal tentación
de los que aún quedaban era alejarse del mundo y encerrarse en el cenáculo, recluirse en el
círculo en el que se encontraban protegidos.
Por eso, esta comunidad ha cerrado filas en torno al “discípulo amado”, Juan.
2. Características literarias
Es un evangelio muy distinto al de los otros tres. Tiene fuentes propias, por eso escribe “su”
Evangelio en base a sus recuerdos y con una finalidad diferente. Seleccionó algunos milagros
y profundizó en su significado simbólico, en función de lo que quería enseñar a la comunidad
cristiana.
a) Prólogo y testimonios (1, 1-51): anticipa los grandes temas del evangelio: la Palabra, la
Vida, la Luz, la Verdad, el mundo, las tinieblas...y junto a él, los primeros testimonios, que
presentan a Juan como el último gran profeta que señala a Jesús como el Mesías.
b) El libro de los signos (2-12): se narran siete milagros-signos. Lo importante no son los
milagros en sí, sino revelar a Jesús como Vino nuevo, como Hombre Nuevo, como Luz, como
Agua viva, como Resurrección, etc.
c) El libro de la Pasión y Pascua (13-20). Tiene dos secciones: los discursos de despedida
(13-17) y la pasión y gloria (18-21).
d) Epílogo (21, 1-25): reúne diversas apariciones de Jesús, en las que el discípulo amado
ocupa un lugar importante, junto con Pedro.
Fin del Evangelio de Juan: Juan quiere probar que Jesús es Dios verdadero. De ahí que su
especialidad sean los discursos teológicos.
Claves:
Ante Jesús hay que decidirse: o se acepta a Jesús o se lo rechaza. Los que se encuentran con
Jesús y lo aceptan van descubriendo progresivamente la hondura de este misterio: lo
reconocen como Señor, Profeta, Mesías y Salvador del mundo, y, sobre todo, como Hijo de
Dios. Y los que no lo aceptan, siguen en su oscuridad, en la ceguera de su corazón.
Cuanto más un cristiano toma su decisión por Jesús, por su Vida, su Verdad, su
Justicia...tanto más encontrará oposición de algunos que le harán la vida imposible, hasta
quitarle la vida.
Contenido:
b) Es el Evangelio de los signos: estos signos están destinados a despertar la fe. Quiere
demostrar que esos signos o sacramentos son la prolongación de aquellos gestos salvíficos de
Jesús. Estos son los signos:
El agua: el bautismo.
Los panes: la eucaristía.
El agua y la sangre del costado: bautismo y eucaristía.
La ceguera: el hombre que no se ha encontrado con Cristo-Luz.
La hostilidad de los enemigos de Jesús: el hombre que no quiere aceptar a Jesús.
e) Es el Evangelio del Padre: toda la vida de Jesús es presentada por Juan como un salir del
Padre, permanecer fiel a la misión que el Padre le ha confiado, y volver al Padre para ser
glorificado y sentarse a Su Diestra.
El tema de Jesús-Vida es verdaderamente el centro del Evangelio de Juan; todos los otros
temas están en relación con éste: “Yo soy la luz...el agua viva...el pan de vida”.
I. INTRODUCCIÓN
¿Un cristiano de hoy puede vivir con el mismo fervor y dedicación su fe cristiana como lo
hicieron los primeros cristianos? ¿Qué nos faltaría? Leer los Hechos de los Apóstoles es estar
reviviendo la vida de los primeros cristianos, de la primera Iglesia. Estaba fresco aún el Pan
de la Última Cena; la Sangre del Cristo sufriente estaba aún caliente; sus Palabras desde la
Cruz resonaban por todos los rincones. Ya Jesús subió al Cielo y sus discípulos conservaban
en sus pupilas el rostro del Señor.
IV. TESIS: Los hechos de los Apóstoles son la continuación del evangelio de Lucas y narran el
nacimiento del cristianismo y de la primera iglesia. Aquí encontramos las raíces de un
mensaje y un modo de vida que ha sido decisivo en la historia de la humanidad. La Iglesia
presentada en los Hechos es la comunidad de los discípulos, guiados por el Espíritu Santo.
Dan testimonio del Señor desde la experiencia de la fraternidad.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
El autor es Lucas o uno de sus discípulos. En su evangelio, Lucas narró el tiempo de Jesús y
en los Hechos narra el tiempo de la Iglesia primitiva.
La fecha es seguramente posterior al Evangelio, escrito hacia el año 80. Por tanto, el libro
de los Hechos de los apóstoles fue escrito hacia el año 85-90.
El mensaje de los Hechos tiene como destinatario a la Iglesia en la que se han apagado los
primeros ímpetus y ha comenzado a aparecer la desidia y la apatía; una Iglesia nacida de la
misión de Pablo, llamada a llevar el mensaje de Jesús a todo el imperio romano.
2. Características literarias
a) Se sirvió de varias fuentes: el evangelio de Marcos, la famosa “Fuente Q”, los “archivos”
orales y escritos de varias comunidades, los recuerdos vivos de los apóstoles, los recuerdos
personales sobre Pablo. Reelaboró este material y dio a su escrito una forma unitaria.
b) Ha sido escrito con gusto y refleja una habilidad comparable a la de otros escritos de la
época helenista.
c) Son relatos narrativos con una intencionalidad ejemplar, es decir, provoca en el lector el
deseo de vivir aquellas mismas experiencias.
d) Los discursos insertados a lo largo de los relatos se centran en lo esencial: la muerte y
resurrección de Jesucristo, como fuente de salvación de todos los hombres.
e) Hay también sumarios que son breves resúmenes de la vida comunitaria, que van
marcando las transiciones y ofrecen al lector una pausa de reflexión para que se detenga y
comprenda el sentido de lo que se cuenta en el libro.
f) Hasta la invención de la imprenta, el libro de los Hechos se transmitió, como el resto del
Nuevo Testamento, en manuscritos.
a) Introducción (1, 1-11), que une el libro del evangelio con el de los Hechos de los
apóstoles.
b) La Iglesia de Jerusalén (1, 12-8,3): la comunidad apostólica y la comunidad de Jerusalén.
c) La expansión de la Iglesia en Asia Menor (8, 4-14.28): en Samaria, conversión de Pablo,
Pedro en Cesarea, fuera de Palestina (Antioquía), liberación de Pedro, primer viaje
misionero de Pablo a Chipre y Asia menor.
d) Asamblea en Jerusalén (15, 1-35).
e) Expansión al mundo griego (15, 36-21, 14): segundo viaje de Pablo en Grecia y tercer
viaje de Pablo en Asia Menor.
f) De Jerusalén a Roma (21, 15-28, 29): Pablo en Jerusalén, en Cesarea y hacia Roma.
Fin del libro: describir la vida de la Iglesia primitiva y cómo el Cristianismo surgió del seno
judío y se transformó en religión universal, no sin dificultades, desgarres y controversias,
sobre todo al ir entrando a esa primera comunidad los paganos, es decir, los no-judíos, ya
sea griegos o romanos.
Claves: Lucas escoge el material histórico que más le interesa para sus fines teológicos, es
decir, para su mensaje espiritual.
Contenido:
b) El Espíritu Santo, el gran protagonista: más que Pedro y Pablo, el Espíritu Santo es el
protagonista en todas las decisiones de la Iglesia. El Espíritu Santo es quien convierte a los
apóstoles en “testigos” e intrépidos misioneros de Jesús, en Pentecostés. El Espíritu Santo es
la fuerza que lanza a la Iglesia naciente. Este Espíritu es el mismo Espíritu de Jesús, que se
perpetúa en la Iglesia.
d) Características de la Iglesia:
Iglesia ministerial: cada uno es escogido según la llamada de Dios y las cualidades
personales: diáconos, misioneros, responsables de la comunidad.
Iglesia apostólica: todo servicio o ministerio tiene como centro y punto de referencia a
los apóstoles. Por eso, los siete diáconos son presentados a los apóstoles, que les imponen
las manos; las decisiones del Concilio de Jerusalén son avaladas y rubricadas por Pedro y
Santiago; Pablo sube varias veces a Jerusalén para confrontar su fe y su predicación con
Pedro. Los apóstoles son garantes de la verdad y de la unidad. Con el crecimiento de las
comunidades, los apóstoles eligen a unos responsables que tienen como misión: admitir en la
comunidad, vigilar la transmisión del mensaje, enseñar, tomar decisiones en momentos
importantes, distribuir las funciones en la comunidad y dispensar los sacramentos que eran
dos: el bautismo y la fracción del pan.
Iglesia probada y perseguida: desde el inicio es una Iglesia perseguida, pero sigue
valiente, confiada en la fuerza del Espíritu. Perseguida por los mismos judíos observantes de
la ley mosaica, porque los apóstoles admiten a los paganos, dispensándoles de la circuncisión
y de la ley mosaica, pues sólo les bastaba la fe en Jesucristo. Y perseguida por los romanos
paganos, que veían en el tenor de vida de los primeros cristianos un atentado y una fuerte
llamada de atención a la vida de lujo, vanidades y placeres desenfrenados que llevaban los
paganos.
V. CONCLUSIÓN: Los Hechos de los apóstoles nos presenta el modelo de vivencia cristiana;
es decir, ahí encontramos cómo debemos vivir nosotros, cristianos del siglo XXI y de todos los
siglos: unidos en el amor a Cristo, junto a nuestros pastores (Papa, obispos y sacerdotes), a
quienes obedecemos y con quienes trabajamos codo a codo en la construcción de la Iglesia
de Cristo108 , y alimentados en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía.
I. INTRODUCCIÓN
Veremos la figura más fascinante del Cristianismo: san Pablo. La pasión que sintió por Cristo
sale de lo normal. Realmente es un apasionado de la causa de Cristo; vive sólo para Cristo y
para llevar su mensaje por todas partes.
A lo largo de su historia, la Iglesia siempre ha sido iluminada por la palabra de san Pablo,
porque tanto el Magisterio como los teólogos han recurrido necesariamente a sus cartas para
profundizar y proponer la doctrina de la fe. Muchas polémicas teológicas se han desarrollado
en trono a sus textos y grandes santos han alimentado su espiritualidad en la lectura de las
cartas paulinas.
Conozcamos, pues, a este titán del Cristianismo, para que, a través de él, lleguemos a
conocer con pasión a Jesucristo y lo prediquemos con la misma valentía que el mismo san
Pablo.
III. TESIS: San Pablo es una de las figuras más fascinantes del Nuevo Testamento y el
personaje del cristianismo primitivo del que poseemos más datos históricos. Sus cartas
constituyen la correspondencia más célebre de todas las épocas. Son, además,
cronológicamente hablando, los primeros escritos del Nuevo Testamento y por lo mismo nos
suministran los primeros datos sobre el origen, estructura y desenvolvimiento de una serie
de comunidades cristianas a veinte o veinticinco años de la puesta en marcha del
Cristianismo. Su actividad apostólica tuvo como objetivo principal la fundación de
comunidades cristianas, y de esta manera extender la Iglesia de Cristo y el mensaje de
salvación traído por el mismo Cristo.
1. Su persona
Nació en Tarso de Cilicia, hacia el año 10. Judío de raza y religión, pero de cultura griega y
ciudadano romano. Su formación básica fue judía. Estudió en Jerusalén, en la escuela de
Gamaliel, el viejo. En un primer momento se produjo en él un rechazo total de los creyentes
en Jesús y se lanzó a una persecución encarnizada, como apasionado fariseo, creyendo que
los cristianos eran una secta en contra de la ley de Moisés. Pero un determinado momento
de su vida, hacia el año 36 d.C., tuvo un misterioso encuentro con Jesús de Nazaret, camino
a Damasco, y se convirtió en un propagandista del Mensaje de Jesús.
El libro de los hechos describe los tres viajes misioneros de Pablo, no exentos de
dificultades, sufrimientos y prisiones:
2. Puntos de su doctrina
a) Justificado por la fe: como fariseo, Pablo creía estar justificado o salvado, por su
práctica detallada de la ley. Pensaba que eran “sus” obras las que le hacían justo delante de
Dios. Ahora descubre que sólo Cristo, con su muerte, hace justo al hombre, de una manera
gratuita. No se trata, pues, de “merecer” la salvación sino de “recibirla”, adhiriéndose
fielmente a Cristo 109.
d) La Iglesia, Cuerpo de Cristo: Pablo percibe la unión entre Jesús y sus discípulos, entre la
cabeza y el cuerpo (carta a los corintios) y se hace miembro vivo de este cuerpo
e) Apóstol de Jesucristo: a partir del encuentro con Jesús, Pablo quedará absolutamente
enamorado de Cristo y se lanzará al apostolado con pasión, sin tregua ni mengua. Predica,
primero a los judíos; después, al ser rechazado por éstos, predica a los gentiles o paganos.
a) Un problema: ¿Una Iglesia cristiana-judía o una Iglesia nueva? Es decir, quien entraba en
la naciente Iglesia, ¿tenía que circuncidarse y observar toda la ley de Moisés...o abrirse a
una nueva realidad, un nuevo estilo? Para esto se reunió el primer concilio en Jerusalén, con
Pedro a la cabeza y los demás apóstoles y decidieron con la luz del Espíritu Santo que no era
necesario circuncidarse.
b) Dificultades:
b) La mayor parte de ellas estaban enclavadas en las regiones costeras del norte del
Mediterráneo (Asia Menor, Grecia, Italia); dentro, por tanto del imperio romano. Tanto
Pablo como sus colaboradores procuraron establecer las comunidades cristianas en centros
neurálgicos, en ciudades unidas entre sí por una fuerte red de comunicaciones. Así se
favorecía el contacto y el diálogo entre las comunidades cristianas.
d) Dentro de las ciudades en las que se asientan, el ámbito natural de las comunidades
es la casa. Son comunidades domésticas que se reúnen en las casas para celebrar su fe y
alimentarla.
e) Son comunidades formadas por cristianos de procedencia tanto judía como pagana.
Esto trajo, al inicio, sus dificultades, pero que fueron superándose con el amor cristiano.
b) Fin de sus cartas: Sus cartas sirvieron a Pablo para comunicar su concepción teológica y
espiritual del misterio de Cristo. Hoy día el Papa sigue también esta tradición paulina de
enviar cartas de carácter teológico y espiritual a todos los fieles del mundo.
c) Cuántas y cuáles: Son 14, incluyendo la carta a los hebreos. Se consideran del propio
Pablo: la primera a los Tesalonicenses, las dos a los Corintios, la de los Gálatas y Romanos,
la de los Filipenses y Filemón. De las demás, aunque no sean del mismo Pablo, se escribieron
en círculos netamente paulinos, es decir, por discípulos de Pablo (Colosenses, Efesios, 1-2
Timoteo, Tito y 2 Tesalonicenses), escritas después de la muerte de Pablo. Se han divido así
sus cartas:
e) Estilo: Utiliza todos los recursos estilísticos: paradoja, metáfora, diatriba y sobre todo la
antítesis. Usa también exhortaciones y consejos.
g) Características teológicas: Desde el punto de vista teológico las cartas de san Pablo
presentan estas características:
V. CONCLUSIÓN: Terminado el tercer viaje, fue preso y conducido a Roma, donde sin duda
recobró la libertad hacia el año 63, aunque desde entonces los últimos cuatro años de su
vida están en la penumbra. Según parece viajó a España (cf. Rm 15, 24 y 28) e hizo otro
viaje a Oriente. Murió en Roma, decapitado por los verdugos de Nerón, el año 67, en el
mismo día del martirio de san Pedro. Sus restos descansan en la basílica de san Pablo en
Roma.
I. INTRODUCCIÓN
Después de haber estudiado la persona de Pablo, ahora nos adentramos al análisis de sus
cartas.
La forma literaria epistolar de la época griega y romana es actualmente muy conocida por la
gran cantidad de cartas de ese período que se conservan. Esto permite ver que san Pablo
asumió la forma propia de su tiempo. Introdujo, sin embargo, algunos cambios de
importancia, lo que trajo como consecuencia que sus cartas pertenezcan a la literatura
religiosa.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Leer y meditar las cartas de san Pablo, hasta hacerlas vida de
nuestra vida.
IV. TESIS: San Pablo escribió las catorce cartas más famosas que existen en el mundo y en
ellas se resume todo lo que la Iglesia católica enseña acerca de la fe y la moral. Tienen dos
partes: una dogmática, es decir, verdades de la fe, y otra moral, es decir, reglas de buena
costumbre. La más extensa y doctrinal es la que escribió a los cristianos de Roma. La más
corta, a Filemón. Las más apasionantes y fuertes son las dos que escribió a los corintios,
corrigiendo algunos errores. La más elevada y difícil es la de los efesios. La más cariñosa, a
los filipenses. Las últimas cartas las escribió desde la cárcel, dirigidas a Timoteo y Tito. La
primera carta a los Tesalonicenses tiene el mérito de ser el primer escrito del N.T., pues fue
escrita antes que los Evangelios. Todas las cartas tienen como autor, o directamente a
Pablo, o a discípulos que escucharon directamente a Pablo.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
2. Contenido teológico-espiritual:
En la primera: dirige palabras de aliento y consuelo, les recuerda el trato y los desvelos
de su predicación y de su trabajo, trata de corregir algunos errores sobre la inminente
venida del Señor, les habla de la pureza, del trabajo, del destino de los difuntos, de la
vigilancia.
* A los Gálatas:
1. Situación de la Iglesia: Los gálatas eran un pueblo de origen céltico, emparentados con
las tribus de la antigua Galia. Procedentes de Europa se instalaron en el centro de Asia
Menor –la actual Turquía- y fueron sometidos por los romanos en el año 180 a.C. Galacia se
hallaba inmersa en una grave crisis de identidad cristiana, provocada desde fuera por unos
predicadores del evangelio que ponían en entredicho la validez y legitimidad del anuncio
evangélico hecho por Pablo, acusado de falsario y de predicar un evangelio mutilado, de ser
un mini-apóstol. Estos agitadores decían que el verdadero evangelio es el que manda
observar fielmente la ley de Moisés, incluido el rito de la circuncisión. De ahí que el tono de
Pablo en esta carta sea polémico, incluso agresivo en algunas partes.
3. Contenido teológico-espiritual:
4. Estilo: es quizá la carta más genuina de Pablo, por sus datos biográficos, su tono, su
estilo y sus ideas. Hace uso de referencias históricas, evocaciones personales, citas de la
Escritura, procedimientos exegéticos, característicos de las escuelas rabínicas,
interpelaciones personales, observaciones irónicas. Maldice y apostrofa con violencia,
recrimina sin respetos humanos; ruega con dulzura. El ardor de la polémica genera un bello
desorden y falta de estructura en la carta. Esta carta ha sido piedra de escándalo y signo de
contradicción. Los protestantes la enarbolaron como bandera para criticar todas las leyes y
normas que ha ido dando la Iglesia, pues “la ley no cuenta” –dice san Pablo. Para entender
completamente el mensaje de Pablo hay que leer bien todo el conjunto de las cartas. Aquí,
simplemente Pablo nos pone alerta para que no caigamos en un legalismo formulista, vacío y
fariseo, sin amor. Pero la Iglesia no cae en eso: sus normas y leyes están motivadas por el
amor. Por eso, nuestra fe tiene que ir acompañada de obras de amor.
1. Situación de la Iglesia: Corinto era célebre como centro comercial, deportivo y cultural,
y como lugar donde se daban cita toda clase de cultos religiosos: divinidades griegas,
romanas y orientales. En particular se había hecho famoso el templo de Afrodita, la diosa del
amor, en cuyo recinto se ejercía sin cortapisa alguna la prostitución sagrada. Todo esto
había convertido a Corinto en una ciudad de vida alegre y desenfrenada, propensa a todo
tipo de excesos, en particular los sexuales. Esto perturbaba a la joven comunidad cristiana,
que de ninguna manera se quería dar a estos excesos deshonestos. Ninguna comunidad causó
a Pablo tantos quebraderos de cabeza como la de Corinto. En estas cartas se refleja la
fisonomía de la primera comunidad cristiana: dificultades, tensiones, discordias, celos,
envidias, rivalidades, problemas, pecados, etc. Pero también el gozo del Espíritu, la efusión
de los carismas, la íntima satisfacción del amor cristiano que supera todas las barreras
sociales y económicas.
3. Contenido teológico-espiritual:
3. Contenido teológico-espiritual:
4. Estilo: es una carta donde podemos percibir el perfil humano y apostólico de Pablo115 . El
estilo es fiel reflejo de un espíritu en efervescencia. La emoción con que está escrita roba
claridad a la expresión; a cada paso nos topamos con alusiones oscuras, complejas
construcciones gramaticales y desconcertantes interrupciones en el proceso de sus
pensamientos. Pero la pasión con que está escrita y la sinceridad desnuda, leal y
conmovedora que nos transmite, le confieren una belleza singular ante la que el lector no
puede permanecer insensible.
1. Situación de la Iglesia: es una comunidad que Pablo no fundó, por eso, es más
diplomático. Probablemente judíos procedentes de Palestina, donde se habían convertido al
cristianismo, fueron los iniciadores de la comunidad cristiana de Roma. Dado que el
emperador Claudio expulsó a todos los judíos de Roma, por los conflictos entre judíos
estrictamente tales y judeocristianos, en Roma sólo quedaron cristianos de origen pagano, es
decir, romanos convertidos al cristianismo. Más que otra cosa, Pablo presenta las ideas
claves de su evangelio, sobre todo a los puntos más controvertidos y más propensos a crear
dificultades en el seno de las nacientes comunidades cristianas.
2. Esquema y división:
3. Contenido teológico-espiritual:
Entre los años 58 y 63, Pablo pasa cuatro años en la cárcel, primero en Palestina y luego en
Roma. Tiene tiempo para meditar y profundizar en el misterio de Cristo y de la Iglesia.
1. Situación de la Iglesia: Filipenses es, junto con la dirigida a Filemón, la carta más
familiar y confidencial de las cartas paulinas. Es la carta del amigo que se encuentra en
dificultades a los amigos que ni por un instante se han olvidado de él y le han tratado de
ayudar con todos los medios a su alcance. Es la carta de un corazón agradecido y a la vez
preocupado, porque también en aquella comunidad se vislumbran desavenencias e
incomprensiones. También a Filipos parece que han llegado unos predicadores judaizantes
que pueden amenazar seriamente la acción evangelizadora de Pablo, como había ocurrido en
las comunidades de Galacia.
3. Contenido teológico-espiritual:
4. Estilo: es una carta personal, atenta, cordial y tierna. No hay que buscar doctrina
sistemática. Usa la exhortación, alusión al pasado y al presente.
2. Esquema y división:
Introducción
Parte dogmática (1-2): supremacía de Cristo en la Creación y en la Redención.
Parte moral o exhortativa (3): les exhorta a la firmeza en la fe, frente a los errores; y a
fundamentar su vida cristiana sobre la resurrección de Cristo.
Conclusión:
3. Contenido teológico-espiritual:
Himno cristológico: Pablo hace una teología sobre Jesús más desarrollada,
considerándolo como centro del universo, primogénito de toda la creación y redención, y
cabeza de la Iglesia. Cristo es presentado como el “Hijo del amor”. Se reitera la relación
entre Él y todo118 , con evidente tono polémico contra el gnosticismo que despreciaba el
mundo material y lo atribuía a otro creador.
Más tarde, Pablo presenta a Cristo como “cabeza del cuerpo” que es la Iglesia. La
Iglesia, por tanto, es presentada como Cuerpo Místico, que tiene a Cristo por cabeza y
recibe de Él su impulso vital, y es Esposa de Cristo. Cristo es la Cabeza del cuerpo, porque es
el primero en la resurrección: el primero en resucitar y aquel por el que resucitan los demás,
al hacerles partícipes de su muerte y resurrección mediante el bautismo.
Pablo ataca en la carta la ascesis y el culto a los seres intermediarios que proponían
los nuevos maestros. Éstos esperan que ciertas prácticas les alcancen la salvación. Pero
Pablo dice bien claro que la salvación sólo vendrá si estamos unidos a la cabeza que es
Cristo.
Como exigencia del bautismo y de la unión con Cristo cabeza el cristiano bautizado tiene
que ser hombre nuevo y renunciar al hombre viejo, para recobrar la imagen del Creador.
Una tabla de moral familiar indica las obligaciones morales de cada uno de los miembros de
la familia.
* Carta a Filemón
2. Esquema y división: no hay esquema, pues es muy breve. Pablo da gracias, intercede por
Onésimo y se despide.
4. Estilo: es muy sencillo y cordial. Es la carta más breve del Nuevo Testamento.
2. Esquema y división:
Un saludo.
Parte doctrinal y teológico (1-3): Cristo y la Iglesia.
Parte moral y exhortativa (4-6): invitación a la unidad y deberes del propio estado.
Conclusión
3. Contenido teológico-espiritual:
La acción del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en el plan de la Salvación. El Padre
nos elige para ser sus hijos. El Hijo nos obtiene la redención con su sangre. El Espíritu Santo
nos sella y es la garantía de nuestra herencia. Entona un himno sobre el Plan salvador de
Dios: a todos –judíos y paganos- nos ha llamado Dios a ser santos e irreprochables en el amor,
hacernos hijos suyos, redimirnos en Cristo y darnos la fuerza del Espíritu. En la historia de
salvación, Cristo Jesús es el centro. La salvación que ha traído Cristo es una don gratuito
4. Estilo: tiene un aspecto de carta circular; parece una disertación teológica destinada a
toda la iglesia cristiana, y no sólo a los efesios. En la parte doctrinal y dogmática se nota un
estilo solemne y redundante, frases profundas, imágenes largas, y los pensamientos no se
ordenan de forma progresiva. En la parte moral, es más claro, preciso y en forma imperativa
o exhortativa.
Se llaman pastorales porque están dirigidas a dos grandes pastores, colaboradores de Pablo,
y porque se ocupan de la función y normas de los pastores, es decir, de aquellos que
mantienen la unidad y la fe dentro de una iglesia particular, que empieza a estructurarse.
Las cartas pertenecen a la época final del siglo I. Posiblemente son de un discípulo que,
después de la muerte de Pablo, le hace hablar en las nuevas situaciones que se habían
creado en las comunidades.
3. ¿Qué problemas surgieron en las iglesias a las que se dirigen las cartas pastorales?
Ellas mantienen viva la herencia de Pablo, dado que había corrientes que querían una
especie de vuelta al judaísmo.
Defienden el carácter genuino del Evangelio, para que no se diluyese en una especie de
intimismo esotérico y sectario, que evadía los problemas del mundo, en busca de pura
interioridad espiritual, y con una visión dualista del mundo (maniqueísmo).
Nos dan las pautas sobre la organización de la Iglesia, con las funciones de los varios
ministerios.
Dan unas reglas de vida para la fe de la comunidad: la fe verdadera es la que enseñaron
los apóstoles, y fue transmitida en los inicios; los ministros deben mantener intacto el
depósito de la fe recibido por los apóstoles; los creyentes crecerán en la fe, no pronunciando
discursos inútiles, sino guardando la unidad con los apóstoles y poniendo en práctica la
bondad que Cristo enseñó.
Cristo, en quien se hace visible el plan salvífico de Dios, es el único mediador universal.
El nuevo nacimiento que comporta el bautismo no es debido a nuestras obras, sino a la
bondad de Dios.
La Iglesia aparece como el nuevo pueblo de Dios, purificado por el sacrificio de Cristo,
como la casa del Dios vivo, como la gran familia de Dios, como el fundamento y la columna
de la verdad. Tiene la misión de enseñar y conservar el depósito recibido. Los ministros, que
reciben el ministerio por la imposición de las manos tienen la misión de enseñar y el poder
de jurisdicción.
La salvación por Cristo lleva consigo unas exigencias: ante todo la fe, esperanza y la
caridad, fundamento de toda vida cristiana. Además oración y espíritu de lucha; obediencia,
paciencia y mansedumbre, pureza, fidelidad a la sana doctrina y práctica de las buenas
obras.
Virtudes humanas: sobriedad, laboriosidad, amabilidad, hospitalidad, honradez.
* Cartas a Timoteo
1. Situación de Timoteo: Timoteo era hijo de una judía y de un griego. Fue el discípulo
predilecto de Pablo. Pablo en esta carta aparece como el Pastor que transmite normas que
asegurasen la continuidad de las Iglesias fundadas por él.
3. Contenido teológico-espiritual:
* Carta a Tito
2. Esquema y división: tampoco aquí hay un esquema fijo, al igual que en las cartas a
Timoteo.
3. Contenido teológico-espiritual:
Organización de la Iglesia.
Lucha contra los errores de los falsos maestros.
Vida cristiana de los fieles, con consejos para ancianos, jóvenes y esclavos.
Exhortaciones a la obediencia y la caridad.
Puntos doctrinales: la muerte sacrificial de Cristo y su manifestación gloriosa al final de
los tiempos; el amor de Dios a los hombres y su voluntad salvífica universal; la renovación
por el Espíritu a través del bautismo y la acción transformadora de la gracia que nos
constituye herederos de la vida eterna.
VI. CONCLUSIÓN: San Pablo ha sido, es y será el gran apóstol de Cristo. Toda la teología le
debe a él sus reflexiones y sus principales puntos doctrinales. Pablo de Tarso es un
monumento a la gracia de Dios. Pablo nos demuestra cómo Dios no destruye nuestra
naturaleza humana, sino que la eleva, la transforma, respetando nuestro temperamento y
propia idiosincrasia. Dios se sirvió de Pablo para sistematizar la doctrina de Cristo. Cristo no
dejó nada escrito, simplemente habló y obró. Pero dejó a sus apóstoles la tarea de anunciar,
de palabra o por escrito, su mensaje de salvación.
Ningún escrito del Nuevo Testamento ha plasmado con tanta audacia y profundidad la más
grave tentación que puede dar al traste con la identidad cristiana, tanto a nivel personal
como comunitario: la tentación del cansancio. Un cansancio proveniente no del trabajo –cosa
normal y perfectamente explicable-, sino de la pérdida de vista de las dimensiones reales
del misterio cristiano, de sus exigencias determinantes, de sus esperanzas gratificantes.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Agradecer a Dios que nos haya mandado a su Hijo Jesucristo, único
Sacerdote eficaz de la Nueva Alianza.
IV. TESIS: La carta a los hebreos es una homilía o tratado de teología donde se hace una
apología o defensa acerca del sacerdocio de Cristo, superior al sacerdocio levítico, para
dilucidar dudas y animar a los cristianos en momentos duros de persecución para que se
mantengan fieles a la grandeza de su fe, así como Dios es fiel, y no se dejen llevar por el
cansancio de la lucha por la fe cristiana, cediendo al abandono del camino emprendido, a la
defección total, a la apostasía. ¡Vale la pena ser cristiano!
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
Se creyó que era de san Pablo. Pero las dudas sobre su origen paulino proceden de la
diferencia de estilo y de la concepción teológica. Además el tema central del sermón, el
sacerdocio de Cristo, no se encuentra nunca explícitamente en las cartas de Pablo. Más bien,
se estima que lo escribió un oyente de Pablo.
Los destinatarios son ciertamente cristianos, y lo son desde algún tiempo. Ni siquiera es
evidente que se trate de cristianos procedentes del judaísmo. No se descarta que se trate de
comunidades donde se dejaba sentir el influjo cultural de los judeocristianos. Es una
comunidad que está atravesando un momento difícil, una crisis típica de la segunda
generación: indolencia y descuido de la fe, poco aprecio de la salvación traída por Cristo,
abandono de las reuniones de la comunidad, donde se comunicaba el amor cristiano. El autor
califica esta situación como grave, ya que constituye una merma importante en la fe y se
puede llegar a una verdadera apostasía.
¿En qué año fue escrita esta carta? Más o menos entre los años 70 y 90.
2. Características literarias
a) Primera parte (1-2): habla de la posición salvífica de Cristo, que es más válida y
ventajosa para los hombres que la de los mismos ángeles.
b) Segunda parte (3-5, 1-10): proclama las excelencias del sacerdocio de Cristo y exhorta a
fiarnos de ese Sacerdote digno de crédito.
c) Tercera parte (5-10): es la parte central y la más amplia; desarrolla los aspectos
específicos del sacerdocio de Cristo, invitando de nuevo a la fe y a la confianza.
d) Cuarta parte (11-12): se ocupa más en particular de dos aspectos básicos de la vida
cristiana: la fe y la constancia.
e) Quinta parte (12-13): introduce el tema del comportamiento cristiano en su doble
dimensión: hacia Dios y hacia los hermanos.
4) Nos ayudan en este camino de la fe fuerte y recia algunos insignes personajes del
Antiguo Testamento. Se subraya el carácter paradójico de la fe que no tiene y sin embargo
posee, que no ve y sin embargo conoce, que sirve para salvar y para poner en evidencia, es
decir, para condenar. Dentro del ciclo patriarcal, la figura de Abrahán ocupa el centro de la
escena. Su fe, que está en el origen de las promesas divinas y que le hace superar la prueba
de tener que sacrificar precisamente a su hijo, depositario de las promesas, es modelo para
todos los descendientes. En Moisés, la fe le hace superar todos los sufrimientos y
tribulaciones que inevitablemente lleva consigo la fidelidad a Dios. La fe, pues, inicia,
mueve y culmina toda la aventura del éxodo y la conquista de la tierra, acontecimientos
cruciales en la historia del pueblo de Dios. Sin la fe no se explica esa historia y tampoco
podría explicarse la del pueblo cristiano. Por tanto, la fe es garantía de pleno éxito, tanto
para alcanzar la gloria como para afrontar las más duras dificultades. Por lo mismo, hay que
correr recio el estadio de la vida para ganar el combate de la fe, despojándonos de todo
aquello que dificulta la agilidad; en este caso se trata de despojarnos del pecado, que es el
obstáculo fundamental.
5) Valor del sufrimiento: es algo con lo que hay que contar y no debe ser considerado como
un castigo de Dios. Al contrario, las pruebas y los sufrimientos nos corrigen, nos transforman,
nos perfeccionan, y son una demostración de la solicitud paternal de Dios para con nosotros.
CONCLUSIÓN: Terminemos esta carta diciendo que este Cristo Sacerdote es la causa del
sacerdocio ministerial, del que participan todos los sacerdotes; y al mismo tiempo, Cristo es
la alegría de todo sacerdote.
I. INTRODUCCIÓN
¿Quién iba a pensar que el mensaje cristiano iba a llegar y a calar en el Imperio romano?
Cristo también entró en el entramado de esa gran urbe imperial.
San Pablo escribió esta carta cuando consideró que ya había finalizado su tarea en Asia,
Macedonia y Acaya, y decidió abrir un nuevo frente misionero hacia occidente,
proponiéndose evangelizar España (cf. Rm 15, 23-24).
No se conocen los orígenes de la comunidad cristiana de Roma. Se sabe que desde mucho
tiempo antes existía una importante comunidad judía en la capital del Imperio. Las
catacumbas judías y las inscripciones sepulcrales dan testimonio de que se trataba de un
grupo muy numeroso, entre los que había personas que desempeñaban altos cargos. Pero no
se tiene noticias de la forma en que llegó el cristianismo. El edicto del emperador Claudio
(año 49), ordenando la expulsión de los judíos de Roma por los tumultos provocados por
culpa de un tal Cresto124 , es interpretado por muchos en el sentido de que en esa fecha ya
había judíos-cristianos en Roma, que entrarían en conflicto con los demás judíos por causa
de “Cristo”. No hay noticias ciertas sobre la fecha de la llegada de san Pedro a Roma y la
carta a los romanos no da indicios de que este apóstol ya se encontrara allí.
Roma había sido evangelizada por otros y san Pablo tenía por principio no edificar donde
otro ya había edificado (cf. 15, 20). Pero para ir hacia España era necesario pasar por Roma,
por eso se atreve a escribir esta carta, la única escrita a una comunidad no fundada por él.
Lo hace con el fin de anunciarles su visita y pedirles colaboración para realizar la nueva
misión evangelizadora.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer la carta a los Romanos, como una de las cartas más
importantes del Nuevo Testamento.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Incentivar a leer con detención esta carta y a vivir su contenido.
IV. TESIS: La carta a los Romanos ha jugado un papel excepcional en la historia del
pensamiento cristiano, por ser el primer ensayo de gran envergadura en la historia de la
teología cristiana. En la exégesis bíblica ha ocupado un lugar privilegiado y ha sido un
baluarte en momentos decisivos de la historia de la Iglesia: en el siglo V, cuando tuvieron
lugar la crisis pelagiana y las grandes controversias sobre la gratuidad de la gracia; y en el
siglo XVI, en tiempos de la Reforma protestante 125.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
Esta carta fue escrita por san Pablo, en la primavera del año 58, una vez que han pasado las
tormentas que revela su segunda carta a los corintios y gozando de una cierta calma y
tranquilidad.
Dirige esta carta a los cristianos romanos, procedentes del paganismo, con el fin de preparar
su llegada a esa floreciente Iglesia que él no ha fundado, pero cuya fe es celebrada en todo
el mundo y a la que saludan todas las iglesias de Cristo. Pablo entiende que ha llegado el
momento de ensanchar horizontes y acometer más ambiciosos proyectos. Así que decide
llevar el evangelio hasta los confines de occidente, hasta España. Pero en el camino, como
escala obligatoria, está Roma, la ciudad imperial.
2. Características literarias
Introducción: 1
Una sección básicamente doctrinal: 2-11: Hemos sido justificados y salvados por la fe en
Jesucristo.
Una sección exhortativa: 12-15: Si hemos sido justificados, llevemos una vida digna
(deberes y obligaciones del cristiano).
Conclusión: 16
Fin de la carta: presentar las ideas claves del evangelio de Cristo, sobre todo con respecto a
los puntos más controvertidos y más propensos a crear dificultades en el seno de las
nacientes comunidades cristianas. Presentar estas ideas a la comunidad de Roma que está
llamada a ser un magnífico símbolo del carácter universal de la Iglesia cristiana. Roma,
corazón del paganismo, es para Pablo no sólo un nuevo centro geográfico; es sobre todo, un
nuevo centro teológico y eclesial.
Una trinitaria: mediante el bautismo participamos de la vida íntima de las Tres Personas
divinas; es decir, participamos del cielo.
Otra sacramental: mediante el bautismo podemos recibir los demás sacramentos que nos
santifican. Esta santidad exige del cristiano un esfuerzo por identificarse con Jesucristo y
reconducir hacia Dios todo.
Otra moral: el cristiano santificado ha de brillar por las virtudes de la humildad,
sencillez, caridad con todos, sinceridad, obediencia, pureza, etc.
Y, finalmente, escatológica. Esta justificación y santificación está orientada a hacer que
toda la creación, que gime con dolores de parto, logre ser liberada de la corrupción y llegue
así a Dios.
c) El proyecto salvador de Dios alcanzará también al pueblo de Israel. A esta vida nueva
están llamados todos. Esta vida nueva es la moral preconizada por Pablo, que no es una
moral estática, inoperante y pasiva, sino algo dinámico, en constante progreso y en
incesante combate.
VI. CONCLUSIÓN: Por esta carta podemos darnos cuenta de que san Pablo tiene conciencia
de que su predicación es rechazada por muchos, de que su persona no es aceptada por todos
y de que corren versiones distorsionadas de su enseñanza. Por eso, opta por exponer
detalladamente “su evangelio”, es decir, la forma en que él anuncia el mensaje de Cristo,
para que los romanos tengan una versión autorizada de lo que predica entre los paganos.
Acaba su carta exhortándonos a tener un mismo sentir en Cristo Jesús, para que con un solo
corazón y una sola voz, podamos dar gloria a Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo
I. INTRODUCCIÓN
Las tres cartas que llevan el nombre de san Juan –una más general, importantísima, y las
otras muy breves- han sido escritas por el mismo autor del cuarto evangelio. San Juan fue el
discípulo que Jesús amaba con predilección y al que fueron revelados los secretos del cielo;
aquel que se reclinó en la Cena sobre el pecho del Señor y que allí bebió, en la fuente del
sagrado pecho, raudales de sabiduría que encerró en su Evangelio, como ya hemos visto.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer y ponernos en contacto con las cartas de san Juan, el
apóstol a quien Jesús amaba.
IV. TESIS: Las cartas de san Juan son una síntesis de lo que tiene que ser una vida cristiana:
por encima de todo el amor y la vigilancia para conservar y defender la propia fe y doctrina.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. Autor, fecha y destinatarios
El autor de la primera carta y del evangelio es Juan, el apóstol virgen, uno de los predilectos
del Señor. El autor de la segunda y tercera carta tal vez sea un cristiano perteneciente a la
comunidad joánica y conocido por el nombre de Juan el presbítero.
La segunda y la tercera carta fueron escritas alrededor del año 100. Tardaron en ser
aceptadas dentro del canon de los libros inspirados. La segunda está dirigida a una
comunidad cristiana llamada “Dama Elegida”, una iglesia amenazada por seductores
(gnósticos) que no confiesan a Jesucristo hecho carne. La tercera va dirigida a una persona
particular, que se llama Gayo.
2. Características literarias
b) Las tres tienen un carácter polémico, pues están escritas en el marco de la controversia
128
que sacudió las comunidades joánicas de los últimos decenios del siglo I.
Nos centramos en la primera, que es la más elaborada teológicamente y que recoge los
elementos doctrinales de las otras dos:
a) Pureza de la fe.
b) Amor fraterno.
c) Ruptura con los falsos maestros.
EL APOCALIPSIS
I. INTRODUCCIÓN
¡Hemos llegado al final de esta gran travesía a través de la Biblia! Abramos el último libro: el
Apocalipsis, por demás, fascinante y misterioso. Por un lado ejerce en quien lo lee un
hechizo particular, porque se siente trasladado a un universo misterioso, rico de símbolos y
de experiencias religiosas: sus imágenes atrevidas, sus personajes, sus cantos, el conjunto
del desarrollo...todo invita a adentrarse en él para descubrir un mensaje escondido. Por otro
lado, su lectura conduce al desconcierto manifiesto, en un racimo de preguntas: ¿Qué
significan exactamente los numerosos símbolos del libro? ¿Por qué un mensaje escondido? ¿Es
posible descifrarlo y comprenderlo hoy, después de tantos años?
La palabra Apocalipsis procede de un término griego que significa retirar el velo, descubrir el
misterio que hay detrás de una persona, una cosa o un acontecimiento. Por tanto, en el
Apocalipsis Dios quiere revelarnos algo.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Descubrir lo que hay detrás de este libro, con el corazón abierto a
la verdad.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Terminar nuestra vida diciendo a Dios: “Maranatha”, es decir;
“Ven, Señor”.
IV. TESIS: El Apocalipsis es como un gran resumen de la Biblia. Allí se encuentran temas de
los profetas, de los sabios, de los Evangelios y de las epístolas. Apocalipsis quiere decir
anuncio de lo que va a suceder. Apocalipsis significa revelación, levantar el velo que oculta o
impide ver algo. El Apocalipsis describe la lucha que todo cristiano tiene que entablar contra
las potencias infernales, para poder recibir al final la corona de la vida que no se marchita.
La victoria es segura para quienes luchan con Cristo.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
San Juan es el autor de este libro129 . Se encontraba desterrado en Patmos, por orden del
emperador Domiciano, probablemente hacia el año 96. La persecución anda destrozando
todas las Iglesias de Cristo y Juan se pregunta angustiado: ¿Por qué Dios permite tanto mal,
tanta persecución 130?
Un domingo por la tarde, Dios le da la respuesta por medio de cuatro visiones, que son como
cuatro emocionantísimas películas en las cuales se revela todo lo malo y lo bueno que va a
suceder.
La fecha de composición del libro se sitúa hacia el final del primer siglo, entre los años 95-98
d.C.
Los destinatarios del libro son los cristianos perseguidos, para así alentarlos en la lucha.
Cristianos amenazados por la persecución y por la seducción, con el consiguiente riesgo de
muerte y de deserción. La amenaza procede de fuera (del poder político que se concreta en
el imperio romano), pero también de dentro (de círculos cristianos que se han apartado de la
verdadera fe).
2. Características literarias
El 6: es algo imperfecto; impotencia para llegar a 7. Por eso, la bestia enemiga de Cristo
se llama 666, o sea, la que nunca logra llegar a la perfección en nada.
El 7: es un número que significa perfección, algo completo.
3 y medio: o sea la mitad de 7: es señal de algo que dura poco y luego pasa. Así las
persecuciones de los buenos duran 3 y medio de años.
1.000: es el número inmenso, indefinido.
Gran Dragón: Satanás.
Las bestias: los enemigos de Dios, muy poderosos y se encuentran en todas partes. Pero
al final son derrotados. Hay dos bestias: la primera es el Imperio Romano, con sus
autoridades (10 cabezas) y su mucho poder (siete cuernos), pero también es personificación
de todo poder humano y político que oprime a la Iglesia. La segunda bestia es un falso
cordero, o personificación de las falsas doctrinas y falsas religiones o falsos maestros que
seducen a la gente.
La mujer es la Iglesia. La tradición ve también en ella a María.
Una estrella significa un ángel.
Un candelabro representa una iglesia particular.
Las siete lámparas de fuego evocan a los 7 espíritus de Dios. Parecerían los mismos de
Tobías 12, 5. San Victorino, cuyo comentario es el más antiguo de los escritos en latín, ve en
estos siete espíritus como en las siete lámparas (4, 5), los dones del Espíritu Septiforme.
Los 7 cuernos y 7 ojos del Cordero: indican plenitud de poder (cuernos) y perfección de
ciencia (ojos).
El libro es la misma historia humana, que esconde dentro de ella el designio misterioso
de Dios sobre los acontecimientos.
Los cuatro caballos: los caballos, rojo, negro y verde, indican las grandes plagas de la
humanidad: la violencia, la injusticia social y la muerte, con todos los males que acarrean. Y
el caballo blanco representa a Cristo resucitado que combatirá y vencerá a esos otros
caballos.
Los siete sellos: el quinto sello son los mártires que piden justicia por su sangre
derramada. El sexto sello indica la llegada del gran día de la cólera de Dios sobre las
divinidades paganas (astros) y la derrota de la maldad (los poderosos). El séptimo sello con
las siete trompetas que anuncian solemnemente la presencia de Dios en la historia, que va
destruyendo todas las fuerzas del mal y propiciando la conversión de los hombres.
Los ciento cuarenta y cuatro mil: son el resultado de multiplicar las doce tribus de
Israel por doce, y luego por mil que es la cifra de la historia de la salvación. Esta cifra
representa a los cristianos que han sido marcados por el sello indeleble del bautismo y que
gozan de una especialísima protección divina.
Los 24 ancianos: son las 12 tribus de Israel más los 12 Apóstoles del Cordero;
representan la totalidad de los Santos que han intervenido activamente en la historia de la
Salvación.
Los cuatro seres vivientes: (león, toro, hombre, ángel): significan el mundo de la
criaturas, que Dios domina y que están al servicio del Todopoderoso. La tradición de la
Iglesia ha visto siempre en estos cuatro vivientes los símbolos de los cuatro evangelistas:
Marcos (león132 ), Mateo (hombre133 ), Juan (águila134 ) y Lucas (toro135 ).
666: es la bestia más cruel. Según las reglas de la simbología de número, leído en
caracteres hebraicos, este número corresponde a Nerón César. La cifra no es 777, es decir,
crueldad total, sino 666, eso se refiere a una violencia cruel, pero no total.
Los tres ángeles: son los predicadores del Reino de Dios, los profetas, los misioneros,
que anuncian conversión. Son los heraldos de Dios que anuncian el juicio sobre la historia
humana.
Babilonia, la prostituta. Directamente es Roma y el Imperio Romano. Pero también es
todo poder político que se opone al plan salvífico de Dios en Cristo. Las 7 cabezas son las 7
colinas de Roma y sus 7 emperadores; el sexto es Nerón y el séptimo es Domiciano.
Los tres espíritus inmundos en forma de sapos: son los mensajeros de la trinidad
infernal, en contraposición de la Trinidad celeste, y actúan como sapos en las tinieblas y
clandestinamente.
Gog y Magog: es el proverbial símbolo de todas las potencias hostiles al pueblo de Dios,
las cuales combaten a la Iglesia con poderes terrenales, animados por Satanás.
Una, el pensar que se trata de la historia contemporánea del autor, expuesta con colores
apocalípticos. Esta interpretación quitaría a los anuncios de san Juan toda sus trascendencia
profética y en consecuencia su valor espiritual para el creyente.
La segunda teoría, llamada de recapitulación, busca en el libro de san Juan los diversas
fases de la historia eclesiástica, pasadas o futuras, o por lo menos de la historia primera de
la Iglesia hasta los siglos IV y V, sin excluir el final de los tiempos.
a) Prólogo
b) Primera parte: las siete cartas a la iglesia (1-3): proceso de conversión en presencia de
Cristo resucitado. Este es el esquema de la carta:
Dirección de la carta.
Autopresentación de Cristo.
Alabanzas.
Reproches.
Exhortación a la conversión.
Promesa del Vencedor.
Fórmula de aviso.
d) Epílogo (22) en forma de diálogo litúrgico, donde interviene el autor sagrado, el ángel,
Jesús y la asamblea.
Fin del libro: Por una parte, san Juan quiere quitar el velo y revelar el significado de la
historia, de los acontecimientos que están pasando en la vida del hombre y de la Iglesia; y,
por otra, quiere alertar a los cristianos a mantenerse firmes, a no desalentarse a pesar de las
persecuciones, pues el triunfo de Cristo va a llegar. El Apocalipsis es como un sonar de
trompetas y tambores que anuncian el más grande de los combates y la más espectacular de
las victorias: la victoria de Cristo sobre las fuerzas del mal.
Contenido:
a) El centro de todo el libro es Cristo Jesús: su mensaje, sus luchas, sus amigos, sus
adversarios, el inmenso triunfo que va a obtener. Viene presentado como el Cordero
degollado, como un Jinete en un caballo blanco, como el Hijo del hombre lleno de inmensa
majestad. Así viene descrito:
b) El Apocalipsis se presenta como la narración de una gran batalla, una lucha entre el
bien y el mal, y cuyos personajes son:
A un lado: Cristo Jesús, san Miguel y sus Ángeles. Una mujer vestida de sol, con la luna y
12 estrellas bajo sus pies. 144.000 que tienen el alma pura; todos los que han sufrido el
martirio. Dos testigos de Jesús que son muertos pero luego vuelven a vivir (¿san Pedro y san
Pablo?). Toda la Jerusalén celestial. 24 ancianos Venerables.
De otro lado: Satán, caído del cielo y lleno de rabia y amargura. Dejado libre por mil
años para atacar. Puede atacar (tentaciones) pero no puede matar. Babilonia, o maldad de
la Ciudad grande. Un enorme dragón con todo su ejército: los malos espíritus. La bestia del
mar: las persecuciones. La bestia de la tierra: las herejías y errores que atacan siempre a la
Iglesia.
VI. CONCLUSIÓN: El cristiano tiene que leer el Apocalipsis no en busca de fechas del fin del
mundo, ni del número de cuántos se salvarán...porque el libro bíblico no da ningún dato al
respecto. El cristiano lee el Apocalipsis como Palabra de Dios que lo quiere alentar en los
momentos de prueba, de pesimismo, y encontrará en este maravilloso libro inspirado una
gran esperanza de la victoria del bien, de Cristo, y una invitación a mantenerse fiel al Señor
y al testimonio de su fe. Hay que leer este libro, no con prisa, sino lentamente, intercalado
de profundas pausas y atentos silencios. Es preciso comprender el contenido del símbolo
desde la situación concreta que el lector está viviendo: de su historia personal, de la
comunidad cristiana, de la Iglesia, de los hombres. Es preciso contrastar el símbolo con la
historia. De lo contrario quedará en pura ficción desencarnada, sin ese poder que encierra
para iluminar y orientar nuestra marcha por el mundo hacia la eternidad de Dios. El
Apocalipsis no es un libro fácil, ni está escrito para gente curiosa; es la respuesta divina al
grito de la humanidad y al perseverante testimonio de la fe de la Iglesia.
Así ponemos punto final a nuestro curso de Biblia. ¡Cuántas cosas más podríamos decir de la
Sagrada Escritura!
El que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica, será tan firme como un edificio
edificado sobre una roca. ¡Felices los que escuchen la Palabra de Dios y la pongan en
práctica! (Mt 7, 25). No conocer la Sagrada Escritura es no conocer a Cristo.
Así nos dice Moisés: El rey tendrá consigo el Libro Sagrado y lo leerá todos los días de su
vida, para que aprenda a temer al Señor su Dios, observando todos los preceptos de esta ley
y poniendo en práctica sus prescripciones. De esta manera no se creerá superior a sus
hermanos, ni se desviará de la ley, él y sus descendientes tendrán un largo reinado en
medio de Israel (Deut. 17, 19-20).
A todos los que lean la Biblia les digo lo que el ángel dijo al profeta Ezequiel: Toma este
Libro y digiérelo, devóralo. Al principio te parecerá amargo, pero después te parecerá
sabrosísimo (Ez 3 3, 1; Ap 10, 10).
La Biblia es el mapa que guía al viajero hacia la eternidad. Es la brújula que no permite
equivocar el camino. Es la cartilla que proporciona instrucciones para lograr el éxito. Es la
espada y el bastón para defender al peregrino en su viaje por el desierto de la vida.
A todos deseo que la Palabra de Dios sea Alimento que nutra sus vidas, Luz que guíe
siempre sus pasos hacia la vida eterna y mensaje de salvación que lleven generosamente
a todos los hombres.