El Adviento Tiempo de Preparación

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

"EL ADVIENTO TIEMPO DE PREPARACIÓN"

Ver:

En este tiempo que estamos viviendo es hora de ponernos a pensar que estamos realizando con
nosotras mismas, en nuestra familia y con nuestro prójimo para poder recibir nuevamente a Jesús
en nuestro corazón y decirle sí Señor te acepto. Por qué las personas hoy en día somos tan
indiferentes y materialistas. Por qué nos cuesta seguir las enseñanzas de Jesús, Por qué no nos
preparamos para poder recibirlo en nuestro corazón y ser mejores humanos, cuidando lo que nos
dio.

RESPONDE EN TUPORTAFOLIO

1 ¿Qué sabes del adviento?

El adviento es el tiempo de preparación espiritual, y lo que celebramos es la llegada de Jesús para


ello debemos limpiar nuestro espíritu.

2. ¿Por qué crees que es importante el adviento?

Sí, porque es un tiempo de espera al nacimiento de Jesús.

3. ¿A que nos lleva el adviento?

El tiempo de Adviento es un período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar el
pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.

Juzgar

El Adviento

El término "Adviento" viene del latín advente, que significa venida, llegada. El color usado en la
liturgia de la iglesia durante este tiempo es el morado. Adviento es el comienzo del Año Litúrgico
en la Iglesia.

EL ADVIENTO TIENE UNA TRIPLE FINALIDAD:

Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y


nació en Belén. Esta fue su venida en la carne. Lleno de humildad y pobreza. Vino como uno de
nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida.

Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la "presencia de Jesucristo"
en nosotros y, por nosotros, en nosotros, en siempre vigilantes, caminando por los caminos del
Señor, en la justicia y en el amor.

En Adviento debemos hacer un plan para que no sólo seamos buenos en este tiempo sino es lo
que más trabajo nos cuesta y hacer propósitos para evitar caer de nuevo en lo mismo.

LA CUATRO VELAS

Las cuatro velas simbolizan los cuatro domingos del Adviento.

El color morado de tres de las velas significa que se trata de un tiempo de penitencia. Una vela,
sin embargo, lleva un color atenuado, el rosado representa el tercer domingo de Adviento
llamado domingo Caudete o domingo de la alegría.
LEAMOS ESTE CUENTITO

Martin era un humilde zapatero de un pequeño pueblo de montaña. Vivía solo. Hacía años que
había enviudado y sus hijos habían marchado a la ciudad en busca de trabajo.

Martín, cada noche, antes de ir a dormir leía un trozo de los evangelios frente al fuego del hogar.
Aquella noche se despertó sobresaltado. Había oído claramente una voz que le decía:

«Martín, mañana Dios vendrá a verte». Se levantó, pero no había nadie en la casa, ni fuera, claro
está, a esa hora de la fría noche...

Se levantó muy temprano y barrió y arregló su taller de zapatería. Dios debía encontrarlo todo
perfecto. Y se puso a trabajar delante de la ventana, para ver quién pasaba por la calle. Al cabo de
un rato vio pasar un vagabundo vestido de harapos y descalzo.

Compadecido, se levantó inmediatamente, lo hizo entrar en su casa para que se calentara un rato
junto al fuego. Le dio una taza de leche caliente y le preparó un paquete con pan, queso y fruta,
para el camino y le regaló unos zapatos.

Llevaba otro rato trabajando cuando vio pasar a una joven viuda con su pequeño, muertos de frío.
También los hizo pasar. Como ya era mediodía, los sentó a la mesa y sacó el puchero de la sopa
excelente que había preparado por si Dios se quería quedar a comer. Además, fue a buscar un
abrigo de su mujer y otro de unos de sus hijos y se los dio para que no pasaran más frío.

Pasó la tarde y Martín se entristeció, porque Dios no aparecía. Sonó la campana de la puerta y se
giró alegre creyendo que era Dios. La puerta se abrió con algo de violencia y entró dando tumbos
el borracho del pueblo.

— ¡Sólo faltaba este! Mira, que si ahora llega Dios... –se dijo el zapatero.

—Tengo sed –exclamó el borracho.

Y Martín acomodándolo en la mesa le sacó una jarra de agua y puso delante de él un plato con los
restos de la sopa del mediodía.

Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la Parusía (llegada, 'venida. Hoy en día se usa
principalmente para referirse al advenimiento de Jesucristo en el Juicio Final). o segunda venida
de Jesucristo en la "majestad de su gloria”. Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las
naciones, y premiará con el Cielo a los que han creído en El; vivido como hijos fieles del Padre y
hermanos buenos de los demás.

Esperamos su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos:
especialmente ser a buenos hacerlo en los tiempos que nos toca vivir en estos momentos.

En el Evangelio. Varias veces nos habla Jesucristo de la Parusía y nos dice que nadie sabe el día ni
la hora en la que sucederá.

Por esta razón, la Iglesia nos invita en el Adviento a prepararnos para este momento a través de la
revisión y la proyección: Aprovechando este tiempo para pensar en qué tan buenos hemos sido
hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser mejores que antes. Es importante saber hacer un alto
en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con el
prójimo. Todos los días podemos y debemos ser mejores.

El Adviento es la esperanza de la venida de Dios que de muchas formas nos visita.


CIERRE (ACTUAR- CELEBRAR- REVISAR):

Con la información que tienes y con lo que investigarás elabora un díptico sobre el Adviento
Ahora elabora de forma creativa en familia tu corona de adviento y adjunta las fotos de tu trabajo

Cuando el borracho marchó ya era muy de noche. Y Martín estaba muy triste. Dios no había
venido. Se sentó ante el fuego del hogar. Tomó los evangelios y aquel día los abrió al azar. Y leyó:
«Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estaba desnudo y me
vestiste...Cada vez que lo hiciste con uno de mis pequeños, a mí me lo hiciste...».

Se le iluminó el rostro al pobre zapatero. ¡Claro que Dios le había visitado! ¡No una vez, sino tres
veces! Y Martín, aquella noche, se durmió pensando que era el hombre más feliz del mundo...

También podría gustarte