La Pregunta - Que Es Un Arminiano
La Pregunta - Que Es Un Arminiano
La Pregunta - Que Es Un Arminiano
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contestada por un amante de la gracia1
John Wesley
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Obras de Juan Wesley, Edición auspiciada por Wesley Heritage Foundation,
Inc., TOMO VIII, pg. 425
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de EL (a menos que decidamos hacer dos Dioses: uno
grande y uno pequeño). Ahora bien, nadie jamás ha
creído con mayor firmeza, o afirmado con mayor
convicción, la divinidad de Cristo, que muchos de los
así llamados arminianos, y así lo siguen haciendo
hasta el día de hoy. Por lo tanto, el arminianismo (sea
lo que fuere) es completamente diferente del
arrianismo.
5. El origen de la palabra se remonta a Jacobo
Harmens, en latín, Jacobus Arminius, que fuera
ministro ordenado en Amsterdam y, más tarde,
profesor de Teología en Leyden. Habiendo estudiado
en Ginebra, en 1591 comenzó a dudar de los
principios que le habían inculcado hasta ese
momento. Cada vez más convencido de lo errado de
los mismos, cuando fue nombrado profesor, comenzó
a enseñar y a hacer público lo que él consideraba que
era la verdad, hasta que falleció en paz en el año
1609. Pocos años después de la muerte de Arminio,
algunos fanáticos, liderados por el Príncipe de
Orange, atacaron con furor a todos los que sostenían
lo que ellos consideraban sus ideas. Habiendo logrado
que este modo de pensar fuera formalmente
condenado en el famoso Sínodo de Dort (menos
numeroso y erudito que el Concilio o Sínodo de
Trento, pero tan imparcial como aquél), algunas de
estas personas fueron muertas, otras exiliadas,
algunas condenadas a cadena perpetua; todos ellos
perdieron sus puestos de trabajo y quedaron
inhibidos de ocupar cualquier cargo público o
eclesiástico.
6. Los cargos que los opositores presentaban en contra
de estas personas (comúnmente llamados
arminianos) eran cinco:
(1) negar el pecado original;
(2) negar la justificación por fe;
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(3) negar la predestinación absoluta;
(4) negar que la gracia de Dios es irresistible, y
(5) afirmar que es posible que un creyente se aparte
de la gracia.
Con respecto a las dos primeras acusaciones se
declaran inocentes. Los cargos son falsos. Ninguna
persona, ni el propio Juan Calvino, afirmó la idea del
pecado original o de la justificación por fe de manera
más decisiva, más clara y explícita que Arminio.
Estos dos puntos están, por tanto, fuera de
discusión; hay acuerdo entre ambas partes. No existe
al respecto la más mínima diferencia entre el Sr.
Wesley y el Sr. Whitefield.
7. Existe, sin embargo, una clara diferencia entre los
calvinistas y los arminianos con respecto a los otros
tres puntos. Aquí las opiniones se dividen, los
primeros creen en una predestinación absoluta y los
últimos sólo en una predestinación condicional. Los
calvinistas sostienen que: (1) Dios decretó con
carácter absoluto, desde toda eternidad, que ciertas
personas se salvarían y otras no, y que Cristo murió
por ellas y por nadie más. Los arminianos sostienen
que Dios decretó, desde toda eternidad, respecto de
todos los que poseen su Palabra escrita, que el que
crea, será salvo; pero el que no crea, será condenado
(Mr. 16.16). Para dar cumplimiento a esto, Cristo por
todos murió (2 Co. 5.15), por todos los que estaban
muertos en sus delitos y pecados (Ef. 2.1), es decir,
por todos y cada uno de los hijos de Adán, ya que en
Adán todos murieron (1 Co. 15.22).
8. En segundo lugar, (2)los calvinistas sostienen que la
gracia de Dios que obra para salvación es
absolutamente irresistible; que ninguna persona
puede resistirla así como no se puede resistir la
descarga de un rayo. Los arminianos sostienen que si
bien hay momentos en que la gracia de Dios actúa de
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manera irresistible, sin embargo, en general,
cualquier persona puede oponer resistencia (y así
perderse para siempre) a la gracia mediante la cual
Dios deseaba otorgarle salvación eterna.
9. En tercer lugar, (3)los calvinistas sostienen que un
verdadero creyente en Cristo no puede apartarse de la
gracia. Los arminianos, en cambio, sostienen que un
verdadero creyente puede naufragar en cuanto a la fe
y a la buena conciencia2. Creen que el creyente no
sólo puede caer nuevamente en la corrupción, sino
que esa caída puede ser definitiva, de modo que se
pierda eternamente.
10. Estos dos últimos puntos, la gracia irresistible y la
infalibilidad de la perseverancia, son, sin duda, la
consecuencia natural del punto anterior, la
predestinación incondicional. Si Dios decretó con
carácter absoluto, desde la eternidad, que sólo se
salvarían determinadas personas, esto significa que
tales personas no pueden oponerse a su gracia
salvífica (porque de otro modo perderían la salvación),
y que así como no pueden oponer resistencia,
tampoco pueden apartarse de esa gracia. De modo
que, finalmente, las tres preguntas quedan reducidas
a una: ¿La predestinación es absoluta o condicional?
Los arminianos creen que es condicional; los
calvinistas, que es absoluta.
11. ¡Acabemos, entonces, con toda esta ambigüedad!
¡Acabemos con las expresiones que sólo sirven para
crear confusión! Que las personas sinceras digan lo
que sientan, y que no jueguen con palabras difíciles
cuyo significado desconocen. ¿Cómo es posible que
alguien que no ha leído una sola página escrita por
Arminio sepa cuáles eran sus ideas? Que nadie
levante la voz en contra de los arminianos antes de
2 Ver 1 Ti. 1.19.
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saber lo que esta palabra significa, recién entonces
sabrá que los arminianos y los calvinistas están en el
mismo nivel. Los arminianos tienen tanto derecho a
estar enojados con los calvinistas como los calvinistas
con los arminianos.
Juan Calvino era un hombre estudioso, piadoso y
sensato, al igual que Jacobo Harmens. Muchos
calvinistas son personas estudiosas, piadosas y
sensatas, igual que muchos arminianos. La única
diferencia es que los primeros sostienen la doctrina
de la predestinación absoluta, y los últimos, la
predestinación condicional.
12. Una última palabra: ¿No es deber de todo
predicador arminiano, primeramente, no utilizar
nunca, en público o en privado, la palabra calvinista
en términos de reproche, teniendo en cuenta que esto
equivaldría a poner apodos o calificativos? Tal
práctica no es compatible con el cristianismo ni con
el buen criterio o los buenos modales. En segundo
lugar, ¿no debería hacer todo cuanto esté a su
alcance para impedir que lo hagan quienes lo
escuchan, demostrándoles que constituye a la vez un
pecado y una tontería? ¿No es, asimismo, deber de
todo predicador calvinista, primeramente, no utilizar
nunca, en público o en privado, durante la
predicación o en sus conversaciones, la palabra
arminiano en términos de reproche? Y en segundo
lugar, ¿no debería hacer todo cuanto esté a su
alcance para impedir que lo hagan quienes lo
escuchan, demostrándoles que se trata de un pecado
y una tontería al mismo tiempo? En caso de que ya
estuvieran habituados a hacerlo, mayor empeño y
esfuerzo deberá ponerse para erradicar esta conducta
que, quizás, ¡fue alentada por el propio ejemplo del
predicador!
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