La Bendición de Estar A Los Pies de Jesús

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La bendición de estar a los pies de Jesús

Jn. 12:1-8 1Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde
estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de
los muertos. 2Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno
de los que estaban sentados a la mesa con él. 3Entonces María tomó una
libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de
Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del
perfume. 4Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el
que le había de entregar: 5¿Por qué no fue este perfume vendido por
trescientos denarios, y dado a los pobres? 6Pero dijo esto, no porque se
cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía
de lo que se echaba en ella. 7Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi
sepultura ha guardado esto. 8Porque a los pobres siempre los tendréis con
vosotros, más a mí no siempre me tendréis.
1. Estar a su pies se llena tu casa de olor V. 3 y la casa se llenó del olor
del perfume.
 Hoy día la casa somos nosotros. (Afable= persona de trato cordial y
agradable; Apacible= manso, dulce y agradable en el trato).
 El perfume de nardo equivalía a un año de salario (No le importó la
cantidad, con tal de satisfacer el corazón del Maestro).
 2ª Cor. 2:15 Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los
que se salvan…
2.Estar a los pies de Jesús satisface el corazón
 Luc. 10:38-42 María y Marta amaban a Jesús y le servían.
 Pero Marta pensó que el estilo de servicio de María era inferior al de
ella, pues su hermana estaba siendo descuidada. pensaba que en su
deseo de servir descuidaba a su visita.
 Muchos están tan ocupados haciendo cosas para Jesús que no
tienen tiempo para estar con Él.
 Jesús no condenó a Marta por preocuparse de los quehaceres de la
casa. Solo le pidió priorizar. (Los quehaceres pueden esperar).
 Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.
 A Jesús le agradó que María escuchara sus palabras.
3. Estar a los pies de Jesús hay perdón de pecados V. 48 Y a ella le dijo:
Tus pecados te son perdonados.
 La desatención de unos es una oportunidad para otros
 El hombre que invitó a Jesús no lo atendió. (V.44-46 Entré en tu casa,
y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con
lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas
ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi
cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies).
 La mujer besaba los pies de Jesús y los ungía con perfume
reconociendo que era pecadora e indigna.
Luc. 7:38-50 36Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y
habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. 37Entonces una
mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa
en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; 38y estando
detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y
los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el
perfume. 39Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí:
Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le
toca, que es pecadora. 40Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una
cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. 41Un acreedor tenía dos
deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; 42y no
teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le
amará más? 43Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien
perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. 44Y vuelto a la mujer,
dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para
mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado
con sus cabellos. 45No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha
cesado de besar mis pies. 46No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha
ungido con perfume mis pies. 47Por lo cual te digo que sus muchos
pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le
perdona poco, poco ama. 48Y a ella le dijo: Tus pecados te son
perdonados. 49Y los que estaban juntamente sentados a la mesa,
comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona
pecados? 50Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.

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