0% encontró este documento útil (0 votos)
16 vistas

Resumen Cap 9

Cargado por

V Pr
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
16 vistas

Resumen Cap 9

Cargado por

V Pr
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 20

Capítulo IX: Consolidación del régimen rosista

Páginas 321 a 376.


❖ INTRODUCCIÓN: 321-323
❖ LOS PODERES EXCEPCIONALES, EL TERROR, LA PROPAGANDA:
323-329
❖ EL ORDEN REPUBLICANO EN EL DISCURSO Y EN LAS
PRÁCTICAS: 329-336
❖ LA LEY, EL DELITO Y EL CASTIGO: 336-344
❖ VIVIR LAS GUERRAS CIVILES: 344-350
❖ EXPRESIONES, IDENTIDADES Y PRÁCTICAS POLÍTICAS: 350-361
❖ LOS DESAFÍOS INTERNOS Y EXTERNOS: 361-376

INTRODUCCIÓN:
- Opiniones antagónicas y exageradas sobre Rosas.
- Utilidad de observar el período desde la perspectiva de los sectores
populares.
“El régimen político en que vivían era definitivamente una República: un lugar
en el que los ciudadanos elegían a sus representantes y en el que éstos
llevaban adelante los mandatos de sus representados. Aquellos que habían
levantado sus armas contra el gobierno legítimo (de Buenos Aires) no
pertenecían a esta República y debían ser combatidos.”
“En comparación con los regímenes europeos contemporáneos, el Estado
rosista parecía bastante menos sangriento (producía menos ejecuciones por
año) y garantizaba derechos a sus ciudadanos que aquellos estados no
reconocían o que otorgaban muy selectivamente, en especial el derecho al
voto y a la libertad de trabajo e industria, los que al menos en la provincia de
Buenos Aires fueron bastante amplios.”

LOS PODERES EXCEPCIONALES, EL TERROR, LA PROPAGANDA


13 de abril: Rosas presta juramento ante la legislatura y asume el mando.
Festejos en la ciudad.
“Tanto los representantes que votaron la ley del 7 de marzo, como los vecinos
que ovacionaron a Rosas en la ceremonia de asunción del mando, parecieron
aceptar que el costo de salvar la Confederación sería un alto grado de
intolerancia política y de violencia de Estado.”
- Quedaba en claro en la proclama leída por Rosas qué imperativos
dominarían: persecución de muerte, restauración de la orden federal de
guerra contra unitarios, aumento de represión.
Gobierno republicano de excepción: debió concentrar buena parte de las
facultades de los otros poderes y suspender ciertas libertades individuales.
En principio: ciudadanos de sectores acomodados definidos como
“subversivos”, “anarquistas” y “traidores” de la Patria.
Orden político 1835: no liberal, no pretendía defender los derechos de
minorías o individuos, sino el sistema federal: la independencia de la
Confederación, el gobierno republicano y la igualdad ante la ley.
Republicano: la legitimidad del gobierno sí se basaba en la voluntad popular y
había sido elegido en el marco de instituciones de la República. Opinión
pública (sustituto impreciso de voluntad popular) con base en la legitimidad y
poder del régimen.
La Sala de Representantes era la que le había concedido poderes
extraordinarios. Cada año Rosas refrendaba su autoridad por elecciones.
Acciones gobierno:
● Reservar cargos públicos para “decididos federales” (federales rosistas,
federales no rosistas, federales de confianza)
● Intimidación y asesinato de quienes se enfrentaran al régimen
● Confiscación de sus propiedades
● Censura de la prensa
● Obligación de utilización de divisa punzó
Régimen dictatorial: gobierno de una persona con monopolio de poderes
públicos y sin restricciones. No totalitario.
- El incipiente desarrollo del aparato estatal impidió que el Estado
controlara la totalidad de la vida social y privada de los ciudadanos.
Luego de 1839, gran parte de la oposición se exilió.
Por aumento de censura, predominó el “unanismo”(idea de que el pueblo
debía apoyar unánimemente el gobierno federal).
Pocos periódicos opositores con críticas moderadas. Rosas tenía publicistas
que apoyaban su gestión.
- Defensa de aciertos, intentos de contrarrestar la crítica de opositores
exiliados, incitación a denunciar unitarios, explotación de patriotismo de
sectores populares.
Ante el aumento del terror, fueron cerrando los periódicos opositores. Luego
de 1840, muchos publicistas opositores emigraron y atacaron a través de
periódicos desde Montevideo.
Forma efectiva de excluir opositores: etiquetarlos de unitarios; crear listas,
intimidaciones, golpizas, prisiones, confiscaciones y asesinato.
Listas usadas por primera vez en 1831, reiteradas a partir de 1836 todos los
años.
- Confiscación de propiedades de sospechosos de unitarios. Primeras en
1840 como represalia a invasión de Lavalle, pretendiendo que los
unitarios pagasen por los gastos generados defendiendo la provincia.
“Estos "pagos" hacían partícipes de la violencia del Estado a miembros de
las clases bajas, quienes veían en el federalismo una oportunidad de acceder
a bienes de otro modo inaccesibles.”
- Uso obligatorio de la divisa y cintillo federal, prohibición de expresar
opiniones contrarias a la Federación.
● Sociedad Popular Restauradora: organización paramilitar de
aproximadamente 200 federales fervientes. Encargados de llevar
adelante la identificación y separación de unitarios del cuerpo de la
República. Su fuerza de choque fue la Mazorca, la que llevaba adelante
las intimidaciones y asesinatos políticos: disparaban tiros, allanaban
viviendas buscando evidencia incriminatoria. Luego de varias
advertencias, venian los asesinatos. El método típico era el degüello a
cuchillo.
● Pico del terror: agosto de 1840, cuerpos descabezados en las calles.
Entre años 1838 y 1842:
- 1838: caida gobierno de Oribe en Uruguay, conexiones entre emigrados
unitarios y franceses
- Junio 1839: conspiración de Maza
- Octubre 1839: Rebelión de Sur
- Crímenes año 40: ansiedad pública por invasión de Lavalle. Liga del
Norte reinició la ofensiva contra fuerzas federales
El terror de estado fue utilizado para desarticular o intimidar a la oposición en
momentos de crisis política o militar.
- Hacia 1846, mayor seguridad del régimen: desmantelamiento de la
Mazorca, ingreso de sus miembros a milicias.
- 1848: batalla de Vences, hegemonía ejército federal, levantamiento del
bloqueo anglofrancés. Se permite regreso de emigrados, devolución de
bienes confiscados, levantamiento de restricciones.
Agosto 1848: fusilamiento de Camila OGorman y Ladislao Gutierrez. en
época de relativa calma política.
Asesinatos 1829-1852: 250-6000 asesinatos.
EL ORDEN REPUBLICANO EN EL DISCURSO Y EN LAS PRÁCTICAS
En un contexto de anarquía, el sostén de instituciones republicanas requería
la restauración del orden social. Los seguidores de Rosas veían al
federalismo en continuidad con la república imaginada por los hombres de
Mayo, pero adaptado a las circunstancias.
Federalismo rosista: adecuación de principios abstractos del republicanismo a
la realidad política argentina.
Creencias esenciales:
- Defensa de independencia nacional ante amenazas de potencias
extranjeras
- preservación de un orden político federal para que no se separasen las
Provincias Unidas en unidades autosuficientes
- Restablecimiento del orden social a fin de proteger la propiedad privada
y seguridad personal
- Adhesión a un principio de representación basado en la voluntad
popular
El discurso republicano del rosismo se asentó en:
- El ideal de un mundo rural estable y armónico, con fronteras claras a la
propiedad y jerarquías sociales bien delimitada; una sociedad donde
cada uno tuviera un rol social “natural”, pero distinta a la colonial,
moderna, basada en difusión de propiedad de la tierra y relaciones
igualitarias entre vecinos-propietarios. El ideal de virtud era que un
labrador o un pastor invirtiera tiempo y esfuerzo en la construcción del
orden social y en la restauración de instituciones republicanas, para
luego volver a su vida de campaña. Rosas parecía cumplir el ideal con
sus reiteradas renuncias para retornar a las estancias.
- Imagen de república amenazada por conspiradores de clase alta. Los
unitarios eran identificados con intelectuales, comerciantes, artistas, de
gustos refinados y dinero, y aparecían como “un grupo irreformable de
alienados mentales, perversos morales y herejes, dispuestos a
subvertir el orden institucional. Por lo tanto, constituían la principal
amenaza a la continuidad de la república. Esta idea gozaba de
credibilidad, ya que los unitarios se habían levantado contra el gobierno
elegido en diciembre de 1828 y se habían aliado con Francia y Gran
Bretaña en contra de la República. Por haberse pronunciado contra el
sistema federal, los que insistían en el sistema de unidad revelaban su
posición aristocrática contraria a la voluntad popular
- Defensa del “Sistema Americano” para responder a amenazas a causa
federal. Consistía en una confraternidad de repúblicas americanas
enfrentadas con ambiciosas monarquías europeas. Era un patriotismo
extendido a nivel continental, supliendo la falta de identidad nacional.
Era preciso recurrir a una identidad que evocase la unidad de las
luchas por la independencia y no la separación producida por el
período post-independiente. Se asociaba también a que los estados
americanos habían adoptado el sistema representativo republicano y
libertad económica, a diferencia de las monarquías absolutas europeas,
estableciendo la oposición entre civilización y barbarie. Los americanos
habían encontrado fórmulas innovadoras, adoptando teorías europeas
y realidades americanas.
- Adaptación entre teoría y realidad políticas. El orden republicano
requería la restauración del orden social. Las instituciones no
funcionaban si los ciudadanos no obedecían la ley, si bandas facciosas
se sublevaban contra el gobierno legítimo, si no se respetaba la
propiedad, si el comercio y la industria eran presas de saqueos de
gauchos e indios. El rosismo trataba no sólo preservar la
independencia política y la paz de la Confederación, sino también
reconstruir el entramado de relaciones sociales basándose en el
imperio de la ley, la difusión de la propiedad privada y civilización de las
costumbres. El orden a restaurar debía ser económico, político y social.
“La persecución del comercio indígena, de las pulperías volantes y de los
cazadores furtivos, así como la creciente regulación de la marcación,
transporte y comercio de ganado se orientaban ciertamente hacia la
constitución de un orden propietario.”
Los pequeños pastores y labradores eran la garantía del régimen,
defendiendo el imperio de la ley y encontrando la virtud que sostendría el
sistema republicano. La gran propiedad terrateniente no era ideológicamente
consistente con el orden republicano.
● El orden rosista no era católico. Para ordenar las costumbres de la
campaña se hizo a los campesinos respetar ceremonias e instituciones
religiosas, sin que este sea un movimiento de restauración catolico.
“Más que fortalecer la fe católica, el federalismo rosista hizo uso de la religión
para afianzar su propio catecismo político.”
- Orden federal: implicaba un supuesto acuerdo previo entre estados
provinciales y era de carácter coercitivo.
Contradicción básica: el hecho de que la declarada defensa de un orden
"federal" sólo fuese posible mediante la centralización del poder político en
Buenos Aires.
Rosas consideraba que había que solucionar los conflictos generados por la
revolución antes de convocar un Congreso Constituyente a nivel nacional.
Por lo tanto, las provincias del interior debían cooperar en la derrota del
sistema unitario y sus defensores.
“Porque el republicanismo rosista nunca pretendió defender valores liberales
como la división de poderes, la separación Iglesia-Estado o el respeto a las
opiniones de las minorías. (...) Ciertamente, los ciudadanos que apoyaban a
Rosas sentían que estaban viviendo la construcción de un orden
republicano.”
Una serie de rituales públicos dejan entrever que el ideario republicano
estaba bastante difundido entre los sectores más pobres de la población.
Semana santa: quema pública de Judas vestido de celeste y con patillas a la
francesa, símbolo del “demonio unitario”.
Fiestas mayas y julianas: ciudad y campaña celebraban la independencia de
la nación por medio de un complejo y rico ritual.
“El significado de estas fiestas republicanas podía leerse en los carteles que
se fijaban alrededor de la pirámide colocada en el centro de la plaza. Ellos
pedían honor y gloria para los generales de los ejércitos que habían
defendido a la Confederación y para el Gran Ciudadano, Rosas, quien con
sus sacrificios había salvado al país de la anarquía y restablecido el orden y
la ley. El lenguaje de tales carteles era inequívoco: ellos hablaban de la
"salvación de la república", de los "derechos de los pueblos", de la invitación a
los "ciudadanos de todas las clases" y, obviamente, del "sistema federal".”

LA LEY, EL DELITO Y EL CASTIGO


Rosas fue nominado “Restaurador de las Leyes” por haber ayudado en la
recuperación del orden institucional en la provincia en 1820.
Rosas había restaurado, hacia 1835-1840 el orden institucional y la confianza
de los ciudadanos en la justicia y su obediencia a la ley. Durante su período
existió un sistema de justicia que funcionaba regularmente y acatamiento a la
ley, en parte por miedo al castigo.
Sin embargo, no era un estado de derecho, ya que no existía una justicia
independiente del poder Ejecutivo, y porque el proceso no constituía un
derecho de todos los ciudadanos.
“La "restauración de las leyes" se refería casi exclusivamente a la elevada
legitimidad de que gozaron la ley y sus agentes entre los ciudadanos
federales. “
Rosas: sostuvo que durante su gobierno regiria una ley para todos los
ciudadanos, más allá de su status, condición social o riqueza; prometió
interferir lo menos posible en la administración de justicia. Permitió a los
jueces de paz conducir la mayor parte de casos civiles o correccionales en la
campaña y hacerse cargo de la instrucción de casos criminales. Casi ni
modificó la legislación heredada, leyes coloniales y rivadavianas, sin
introducir modificaciones sustanciales en la organización.
El sistema judicial era la continuación del instrumentado entre 1821 y 1825;
los jueces se guiaban por “instrucciones” y “manuales” de la época.
Las leyes de la era rosista adquirieron un carácter regulador de las relaciones
sociales entre individuos, y de estos con el Estado, ya que los jueces se
preocuparon por el cumplimiento de estas.
“El aprendizaje de la ley por parte de los jueces, el control más frecuente de
las actividades de los jueces, la visibilidad de los castigos, la cooperación de
los vecinos y la circulación de información sobre delincuentes contribuyeron a
hacer más efectivo el sistema de justicia.”
Rosas estableció que los jueces de paz enviaran cada cuatrimestre un
informe sobre el cumplimiento de leyes, decretos y circulares en su
jurisdicción. A pesar de que el cumplimiento de la ley no era absoluto, los
datos disponibles sobre presos en la campaña evidencian que los delitos
graves fueron bastante infrecuentes, y pasaban meses sin que se registrara
un solo arresto.
Para que los paisanos conocieran la ley, los jueces daban “reconvenciones”,
advertencias, o penalizar con multas a quienes infringieran las disposiciones
por primera vez en casos de delitos leves. Para reincidentes, aplicaban el
castigo ejemplar y público: cepo, azotes y trabajos públicos. Para delitos
mayores: penas de servicio en el ejército, la ejecución pública de manera
excepcional. Se inculcaba la ley por medio de la violencia y se evidenciaba la
determinación de castigar el delito.
El temor al castigo y un mayor flujo de informacion sobre delincuentes
contribuyo a un aumento de las personas y sus bienes, dejando fuera a
unitarios. Los jueces estaban obligados a circular informacion que permitiera
el arresto de criminales; los vecinos cooperaban en la identificación, arresto y
sumario, y hasta podían ser estos los que pidieran el arresto e incluso lo
llevaran arrestado.
En un contexto de grandes distancias y reducida fuerza policial esta
cooperación era necesaria. Por otra parte, la efectividad dependió de la
estabilidad de los jueces, que si respetaban las disposiciones podían ser
reelegidos varios períodos consecutivos, volviendo predecible el sistema de
justicia.
Si no se tenía un documento o explicaciones al cruzar a otro partido, un
policía lo remitiría al juez de paz del partido. Los jueces, al estar bajo
supervisión del gobernador, debían concentrarse en asegurar el cumplimiento
de la ley. Tampoco podían responder o proteger a intereses de los poderosos
propietarios locales, aunque hubo ocasiones donde se dio excepcionalmente,
ya que estaban más interesados en mostrarse como buenos federales y
adeptos a Rosas.
Jueces de paz: Designados por el gobernador a partir de ternas
confeccionadas por el juez de paz saliente. En la campaña eran pocos los
que pudieran leer y escribir, y que estuvieran dispuestos a atender esta carga
pública; por lo tanto, quienes tuvieran casa en el pueblo eran los preferidos,
especialmente si se era un “federal neto”. Por lo tanto, la elección de Rosas
recaía en el juez saliente o algún vecino federal. Eran escogidos entre
vecinos de buena o mediana fortuna, pero no necesariamente grandes
estancieros. Estaban comprometidos directamente con la defensa de la
propiedad y de la seguridad de los pueblos, y con la restauración de las leyes.
Leyes: conjunto de disposiciones, leyes, decretos, circulares, nunca
codificadas u ordenadas. Había normas inherentes a la marcha de
administración, del cuidado de bienes públicos y las obligaciones fiscales de
los ciudadanos, normas relativas a la propiedad, transporte y comercio de
ganado, y normas que reprimían los delitos contra el Estado.
- Los jueces debían controlar también la aplicación de normas
reguladoras de buenas costumbres. (ej: sancionar juegos de azar en
pulperías, portación de armas, alborotos, ebriedad y el no respetar ritos
religiosos). Por último, las normas del control político ideológico para
identificar, excluir y castigar a unitarios.
“Los jueces realizaban los inventarios de los bienes de aquellos que fallecían
sin testamentar, controlaban la tranquilidad de las pulperías, allanaban
viviendas, perseguían desertores, organizaban los "auxilios" de ganado para
el ejército, levantaban padrones de propietarios, etc.”
“En muchos casos cumplían funciones de jefes de policía, cuidando de la
seguridad personal de los habitantes de su distrito y mandando arrestar y
castigando a personas que cometían delitos o faltas.”
Los casos eran enviados luego del proceso de instrucción sumarial a Rosas
para que dictara la sentencia. Se involucraban menos en el reclutamiento,
sólo lo hacían si ellos eran comandantes de milicia; debían enviar cada cierto
tiempo un grupo de jóvenes.
Los amplios poderes los hacían muy influyentes, además de garantizar que la
ley estuviera presente. La labor de pacificación fue importante, y los delitos en
la campaña fueron mucho menos violentos y frecuentes. Las deserciones del
ejército y viajar sin pasaporte o papeles de identificación fueron los delitos
más frecuentes.
“El hecho de que la deserción fuese el delito más frecuente del período es
indicativo de que la resistencia de las masas rurales se dirigió a contrarrestar
la violencia del Estado, más que a luchar contra los estancieros.”
“Aunque es posible pensar que muchos de los hechos de sangre, sobre todo
aquellos resultantes de peleas, se llevaron a cabo fuera del alcance de las
autoridades, el escaso número de arrestos por homicidio pone en duda la
visión de la pampa como un territorio naturalmente violento.”
Por la efectividad del sistema de justicia y el bajo grado de conflictos posibles
de juicio influyeron en el bajo nivel de criminalidad. En centros de sociabilidad
se dieron mayormente los conflictos interpersonales, los cuales se resolvieron
mayormente sin muertes. Los que involucraban a amos y esclavos eran
resueltos al interior de estancias o casas, y sólo los de difícil resolución
llegaban a la justicia. La defensa de la propiedad se hizo arrestando ladrones
de ganado. Las guerras civiles y el reclutamiento forzoso provocaron más
conflictos y violencia.
- Los ciudadanos federales consideraban que las leyes se estaban
respetando más que en el pasado y que los privilegios eran un factor
menos importante. La cooperación de hacendados con el reclutamiento
al llevar a sus propios peones a registrarse en el juzgado evidencia que
los poderosos también debían respetarlas. Estos también tenían la
impresión de que Rosas no toleraría resistencias o incumplimientos.
Las órdenes impartidas de perseguir a quienes protegieran desertores
y fugitivos de la justicia fomentaba esta idea.
Las personas de sectores populares confiaban en la justicia.
Esto se evidencia en que esposas o madres de reclutados injustamente
escribían a Rosas para exigir la libertad de esposos o hijos, y el castigo a los
responsables. Los criadores solicitaban que rectificara las acciones arbitrarias
de ciertos jueces de paz. Personas esclavizadas solicitaban cartas de libertad
o la declaración de libertad por abusos de sus señores.
Incluso los jueces podían llegar a acusar a comisionados militares de abusos
cometidos contra pobladores.
“Aunque los peticionantes se quejaban de la falta de justicia, todos creían en
la posibilidad de obtenerla.”
A pesar de que Rosas intentó reivindicar la igualdad ante la ley como uno de
los logros de su gobierno, en la práctica existieron importantes desigualdades
Los no residentes eran considerados como “desconocidos” o “transeúntes”, y
sobre ellos recaen las sospechas de crímenes. Las personas identificadas
como “clase de peón de campo” eran identificados con los sujetos peligrosos.
Los amos continuaban sometiendo a los esclavizados y especialmente a
esclavizadas domésticas hasta muy entrados los años 40.
VIVIR LAS GUERRAS CIVILES

2do gobierno de Rosas: tiempo de guerra. Rosas mantuvo a la población en


pie de guerra durante un buen tiempo de su mandato. Las campañas militares
se fueron sucediendo. Se luchó en Cuyo, en las provincias del noroeste, en
Córdoba, en el Litoral, en la Banda Oriental, en el sur de la provincia de Bs
As, en Bolivia. Se mantuvo movilizada a una importante proporción de
varones adultos por frecuentes reclutamientos, especialmente en Bs As. Los
varones de quince a cuarenta y cinco años pasaron parte de su tiempo en
actividades de defensa: se dio una militarización de la vida cotidiana en
sectores populares. Justamente, por la frecuencia de los enfrentamientos, la
diversidad de frentes de batallas y las continuas e importantes deserciones
hicieron que los ejércitos federales estuvieran casi constantemente
reclutando.
Por estos reclutamientos, se reducían las posibilidades que tenían los
productores rurales, labradores, estancieros, propietarios de saladero,
acarreadores de ganado y matarifes de encontrar suficientes peones.
Los milicianos o vecinos-ciudadanos prestaron servicios menos arriesgados y
por menos tiempo. En cambio, los peones y jornaleros fueron más
seleccionados para el servicio activo que los productores rurales, y estos,
más que comerciantes o hacendados, que casi no prestaron ningún servicio.
Capataces y mayordomos estuvieron generalmente exceptuados, como
también extranjeros residentes. Los mayores de cuarenta y cinco prestaban
solo “servicios pasivos”, pero los menores no estaban protegidos.
Las milicias eran la base sobre la que se distribuían los derechos y
obligaciones de los ciudadanos. A la hora de organizar campañas militares,
se las complementaba con fuerzas del ejército regular o de línea.
Los soldados regulares o de líneas, reclutados coercitivamente entre peones
y jornaleros itinerantes de campaña engrosaban la infantería y buena parte de
la caballería.
Formas de ingreso al ejército federal:
1. “en primer lugar estaban los "destinados", personas que el gobernador
o los jueces habían condenado por algún delito real o ficticio, a servir
cierto número de años a la causa federal”
2. “En segundo lugar, los "levados" o reclutados a la fuerza, algunos de
los cuales formaban parte de los "contingentes" que Rosas encargaba
enviar periódicamente a los jueces de paz.”
3. “En tercer lugar estaban los "enganchados", quienes ingresaban
voluntariamente al servicio mediante un adelanto de dinero y la
promesa de un puesto pago.”
● El cambio importante que se dio durante los gobiernos de Rosas fue
que el sistema judicial comenzó a operar como fuente principal de
nuevos reclutas.
El ejército rosista estaba compuesto por una mayoría de veteranos, ya que
muchos optaban por desertar, por lo que eran castigados con años
adicionales, aunque gran parte escapaba. Otros realizaban carrera en el
ejército por un adelanto de dinero.
“La vida dentro del ejército era dura, marcada por la arbitrariedad de los
oficiales, el exceso de trabajo, la mala comida, los castigos corporales y la
paga escasa y ocasional. Debido a estas condiciones las deserciones eran
frecuentes, a pesar de que el castigo prometido a los desertores era la
muerte.” Por esto los veteranos intentaban negociar mejores condiciones.
- No consituyó una institución disciplinadora, sino que acostumbro a
soldados a vivir como dependientes asalariados por largos periodos,
para socializar a personas de distintas provincias y mejorar la
conciencia política.
- Es sabido que en varias campañas las mujeres acompañaban a sus
esposos, hermanos e hijos. Participaron en la confección y reparación
de uniformes. Las viudas, esposas y madres consiguieron que los
batallones distribuyeran alimentos, y fueron quienes solicitaron
excepciones a parientes argumentando necesidad y pobreza.

EXPRESIONES, IDENTIDADES Y PRÁCTICAS POLÍTICAS


Visiones simplistas de la historia tradicional: “Rosas sólo se representaba a sí
mismo, Rosas representaba los intereses de ganaderos y saladeristas, Rosas
representaba los intereses de la nación.”
- “Ni la "dictadura" ni las guerras civiles eliminaron a la "política". Los
ciudadanos continuaron votando, enlistándose en las milicias,
organizando y participando de fiestas patrias, armándose para defender
a la Patria o a un determinado proyecto político.”
➔ Es necesario: recuperar el protagonismo de las “masas” rurales y
urbanas en la conformación del régimen rosista y comprender la
relación entre Rosas y líderes federales con las masas de ciudadanos
en el contexto de la cultura política propia del período.
Protagonismo de sectores populares- prácticas políticas más salientes:
elecciones, fiestas públicas, actividades asociativas. Participación de
población de menores recursos: elecciones, festividades patrióticas, milicias,
sociedades africanas.
“Estas formas de participación política sirvieron para definir las identidades de
los grupos sociales subalternos como morenos, mujeres, peones rurales y
pequeños propietarios en sus relaciones, no sólo con el Estado sino también
con la política.”
● ¿Qué era "la política" en esta época?
Se hacía en múltiples ámbitos y de diversa forma. Las expresiones políticas
comprendían más que el voto o la adhesión a un determinado jefe político: se
veían reflejadas directamente en las formas de vestir, hablar y comportarse,
las cuales definían la identidad política.
“Ser federal implicaba expresarse en contra del "sistema de la unidad", vestir
"a la usanza federal" y contribuir con bienes y servicios personales a la causa
federal.”
- Después de 1835, el sistema de competencia electoral fue
reemplazado por un régimen de unanimidad, con reducida o nula
competencia y con listas únicas de candidatos aprobados por el
gobernador. El sufragio popular ejercido de manera amplia siguió
legitimando la autoridad, se excluyó de la contienda política a todo
opositor de Rosas.
- Se buscaba movilizar al mayor número posible de sufragantes. Los
votantes concurrían a las mesas electorales dando su firma, marca en
cruz o consentimiento verbal a la lista de candidatos. Los soldados en
línea no votaban, sí los milicianos.
- El sistema vigente aseguraba que la única oposición posible fuera no
votar.
Plebiscito: utilizado como complemento de elecciones; fue utilizado primero
en 1835, y se volvió a aplicar durante la invasión de Lavalle en 1840. El
sistema consistió generalmente en amplios listados de firmas solicitando la
reelección de Rosas.
“Si bien las elecciones y los plebiscitos contribuyeron a consolidar el régimen
de unanimidad y la hegemonía de Rosas, representaron, por otra parte,
momentos cruciales en que los sectores subalternos se acercaron a la
política.(...) Más que rituales de la "dictadura", sirvieron para hacer que estos
sectores se sintieran partícipes de la construcción de la Confederación.”
- Fuera de elecciones, la “política” se localizaba en festividades donde
Dictador y “pueblo” reafirmaban su compromiso por la causa. Se
realizaban marcas de casas de supuestos unitarios.
“Estas acciones y expresiones, festivas y brutales a la vez, eran parte de la
política de la época; servían para identificar al adversario político, reafirmar
las razones del liderazgo de Rosas y clarificar la naturaleza de la lucha entre
federales y unitarios. De modo similar, las fiestas patrias servían al gobierno
como un escenario donde se representaban ante el pueblo los principios del
federalismo, la necesidad de continuar el esfuerzo de guerra y la gratitud del
pueblo federal a Rosas y sus jefes militares.”
- La participación no era forzada, la realización dependía de la capacidad
organizativa y la generosidad financiera de los residentes. Los que
concurrían tenían en claro lo que hacían, ya que los fiestas contenían
referencias explícitas y claras al objeto de celebraciones:el recuerdo de
la Revolución de Mayo y de la Independencia, el entusiasmo colectivo
por la victoria de los ejércitos federales, la visita de un líder federal de
otra provincia, o el fracaso de algún atentado contra Rosas.
Las fiestas eran una oportunidad para los sectores de menores
recursos, mayormente analfabetos, de escuchar noticias sobre las guerras
civiles, las relaciones internacionales y las amenazas que se cernían sobre la
Confederación; además, podían aprender sobre los principios del “sistema
federal” y su relación con el ideario de Mayo. Los principios de Mayo como la
independencia y los derechos de los pueblos, la igualdad ante la ley y la
fraternidad entre provincias parecían continuar vigentes.
El gobierno representaba a la opinión popular según el método unánime, en
el cual los ciudadanos debían apoyar con sus acciones y palabras la causa
del federalismo. El gobierno necesitaba el apoyo y la confirmación constante
del pueblo, por lo que el “ser federal” se convirtió en una condición de vida,
algo a exhibir en distintas ocasiones y de varias maneras.
¿Maneras de ser federal?
● “Federales de bolsillo”: su adhesión a la causa federal era motivada por
el interés y porque sus muestras de federalismo consistían en
donaciones de caballos y reses para el ejército; como grandes
hacendados y comerciantes, aquellos que habían recibido tierras y
contratos del gobierno.
● “Federales de servicios”: quienes se habían unido al federalismo por
sus convicciones, y estaban dispuestos a contribuir a la causa no sólo
con bienes sino con personas; vecinos-milicianos de los pueblos y
barrios, los que prestaban servicio como patrullas y policías, ejercicios
militares y arreo de reses y caballos, además de acudir cuando fueran
convocados.
● “Federales de opinión”: se expresaban públicamente por la causa
federal. Defendían las posiciones federales en situaciones donde se
burlaran; si alguna persona defendia la causa federal en un espacio
público, el hecho quedaba registrado en la memoria del vecindario.
Este tipo de actitudes se tenían en cuenta al momento de hacer listas
de federales y unitarios.
Para acceder a cargos públicos era necesario haberse pronunciado
públicamente a favor de la causa federal, y ser preferentemente adepto a
Rosas. No era necesario que los habitantes en general se expresaran
públicamente por esta, sino que se pretendía que las personas fueron
“federales de apariencia”, ya que era muy complejo realizar investigaciones
policiales para saber quién era o no federal.
“(...)en tanto uno vistiera como federal no era necesario pronunciarse como
adepto al federalismo.”
“Para el buen federal la chaqueta era preferible al frac o la levita, el chiripá
reemplazaba los pantalones, y en lugar de corbata usaban un pañuelo. Por
supuesto, no todos los federales tenían apariencia gauchesca. Una persona
de buena condición económica combinaba los elementos de su vestimenta
para parecer a la vez pudiente y federal(...)”
➔ El igualitarismo en materia de vestimenta se relacionaba con el
principio federal de la igualdad social. Si ante la ley todos los
ciudadanos eran iguales, la ostentación y el lujo eran criticables, ya que
establecían diferencias entre los derechos de diversos grupos sociales.
El tema de la apariencia y colores dio oportunidades a los sectores
populares para canalizar resentimientos de clase.
“Las diferentes prácticas políticas de la época y las formas de expresar la
adhesión federal dan cuenta de la importancia de los sectores medios y bajos
en el sostenimiento del régimen rosista. Por lo general fueron pequeños
productores rurales, "labradores" y "criadores", y los miembros de las clases
bajas urbanas quienes, atraídos por el discurso de igualdad social y de
legalidad que proponía el federalismo rosista, apoyaron a Rosas. El
compromiso de los estancieros fue más circunstancial y condicionado, como
lo demuestra la Revolución del Sur. Los sectores medios urbanos,
especialmente aquellos con cierta educación y capital social, adhirieron
tibiamente al federalismo rosista. Los peones rurales, contrariamente a lo
sostenido por la historiografía tradicional, no tenían demasiados motivos para
respaldar el gobierno de Rosas. Llevados a una vida de servicio militar casi
permanente y agraviados en forma constante por las autoridades judiciales y
militares, ellos trataron de mantenerse lo más alejados posible de los
representantes del Estado. Fueron aquellos pequeños propietarios rurales
que por obra de Rosas ascendieron a posiciones de relevancia política y
social, los que brindaron un apoyo más sólido y decidido a la causa federal.”
*
LOS DESAFÍOS INTERNOS Y EXTERNOS

❖ Internos
Los desafíos internos al poder de Rosas entre los años 1839 y 1841 tuvieron
diversos orígenes. Todos estos desafíos resultaron a la postre no exitosos
debido a la falta de cooperación de la población con los ejércitos libertadores,
a las disputas de poder dentro del campo unitario, y a la impericia militar de
algunos de sus principales generales.

El conflicto con Berón de Astrada


En febrero de 1839 Berón de Astrada, gobernador de Corrientes, declaró la
guerra a Bs As y Entre Ríos. La oposición se relacionaba con los perjuicios
económicos que causaba la aduana porteña al comercio de Corrientes, y por
diferencias respecto a la cuestión constitucional. Corrientes había exigido la
libre navegación de sus ríos, la habilitación de puertos para el comercio de
ultramar y la sanción de una constitución nacional en breve plazo.
Además un año antes, las fuerzas pro-rosistas de Echagüe, de Entre Ríos,
habían invadido Corrientes como castigo por no enviar tropas a Oribe.
Beron de Astrada buscó apoyo de Rivera para protegerse de una nueva
invasión. En la batalla de Pago Largo el 31 de marzo, los entrerrianos vencen
a los correntinos. En la batalla muere el gobernador correntino, y Echagüe
establece en Corrientes un gobierno leal a Rosas.

La conspiración de Maza
Miembros de la Asociación de Mayo en Bs As planearon un alzamiento militar
encabezado por Ramón Maza. El plan estaba listo para junio de 1839, pero
Rosas se enteró e hizo arrestar a los principales mentores: Maza, Alvarracín,
Ladines y Tejedor. Nicolas Mariño, uno de los jefes de la SPR, denunció
públicamente la conspiración. El pueblo federal pidió la destitución de Maza
como presidente de la Sala de Representantes. Esto no llega a realizarse
porque fue asesinado por mazorqueros el 27 de junio, y al día siguiente su
hijo Ramon fue fusilado.

La rebelión del sur


Los estancieros del sur bonaerense, por su parte, reaccionaron contra las
políticas de tierras y los abusos de poder del gobierno.
El objetivo era utilizar el descontento por la política de tierras de Rosas de
hacendados sureños y las expectativas de cambio por la invasión anunciada
de Lavalle para provocar una rebelión.
Pedro Catelli, modesto estanciero de El Volcán y ex guerrero de la
independencia había obtenido importantes adhesiones de hacendados
locales. Dolores y Chascomús serían el centro del levantamiento.
Se adelantó su ejecución por la decisión de Lavalle de invadir primero Entre
Ríos, y por el temor a que se descubriese el plan.
El 29 de octubre de 1839 se desató la rebelión en Dolores con el comandante
Rico a la cabeza. El 3 de noviembre convergen fuerzas de milicianos en
Chascomús. No tardó en llegar la reacción federal; los comandantes Granada
y Ortiz de Rozas con fuerzas de Azul y Tapalqué sofocaron fácilmente la
rebelión. Luego de la batalla de Chascomús el 7 de noviembre y otros
enfrentamientos menores, la rebelión fue eliminada.

La coalición del norte


La forman Salta y Tucumán, gobernadas respectivamente por Marco
Avellaneda y Manuel Solá, con recursos disminuidos luego de la guerra
contra Brasil y descontentas por el manejo de los asuntos externos de Bs As.
Se constituyó a fines de 1839 y adhirieron Catamarca, La Rioja y Jujuy.
El propósito de la coalición era erigirse en oposición a Rosas, denunciando
sus métodos de gobierno, quitándole la representación de los asuntos
exteriores y formando un ejército que pudiera oponérsele.
El general Lamadrid participó en las acciones más importantes. Defendió La
Rioja de los ataques del fraile Aldao, enviado por Rosas; luego, dirigió su
ejército a Córdoba.
En Córdoba habían depuesto al gobierno federal el 10 de octubre de 1840,
por lo que fue integrada a la coalición momentáneamente. Lamadrid intentó
reunirse con las fuerzas de Lavalle pero estas ya habían sido derrotadas por
el ejército de Oribe. Hacia noviembre del año 40 se había vuelto inviable
derrotar a Rosas: Ibarra y Aldao habían contenido el avance unitario en Cuyo
y Santiago del Estero, las fuerzas de Lavalle no constituían una amenaza, y
Rosas había logrado la paz con Francia.

La invasión de Lavalle
Lavalle, apoyado por la escuadra francesa, buscó la caída de Rosas
invadiendo Bs As. Comienza en agosto de 1840, cuando Lavalle invadió la
provincia, y casi llega a atacar la ciudad.
Dispuesto a ayudar a Rivera, Lavalle llevó sus fuerzas a Entre Ríos, pero fue
derrotado en Sauce Grande en julio de 1840. Las tropas menguadas habían
sido rescatadas por la escuadra francesa y ayudadas a cruzar el Paraná.
En la primera semana de agosto, con nuevos refuerzos y barcos franceses,
desembarco cerca de Baradero. Cuando estuvo muy cerca de la ciudad de
Ba As, se detuvo a esperar 10 días por refuerzos de los franceses. Rosas
pudo juntar una enorme fuerza. Sin embargo, por no recibir los refuerzos,
Lavalle decide ir hacia Santa Fe. En la retirada hacia Córdoba, el 28 de
noviembre de 1840, sus tropas fueron diezmadas por el ejército federal al
mando de Oribe en la batalla de Quebracho Herrado.

● De esta manera Rosas pudo consolidar su hegemonía; los ejércitos


federales eran más numerosos y disciplinados, y al contar con el apoyo
campesino, tenían mayor acceso a recursos. El apoyo más importante
era de provincias como Entre Ríos, Córdoba y Santiago del Estero. La
alianza con los franceses no había sido de gran utilidad, y había
generado mucha oposición. Los reclamos de las provincias contra Bs
As eran tan disímiles que las alianzas eran insostenibles.

❖ Externos
En la mayoría de estos conflictos, con la excepción de la guerra con Bolivia,
las fuerzas federales, y la posición de Rosas en particular, resultaron
victoriosas.

La guerra con Bolivia


Uno de los detonantes fue la cuestión de Tarija, que era reclamada por Salta
y retenida por Bolivia; los obstáculos que ponía el dictador Santa Cruz a la
importación de artículos de ultramar vía Salta o Jujuy contribuyeron a
empeorar las relaciones. Como tercer factor, la sospecha de Rosas de que
Santa Cruz brindaba asilo, e incluso ayuda militar, a unitarios, ya que en 1831
había ayudado a la Liga del Interior y había tenido planes para incorporar
Jujuy y Salta a Bolivia.
En 1833 el gobierno boliviano no reconoció a la misión Cavia enviada por el
gobierno de Rosas para negociar el fin del apoyo boliviano a los unitarios
argentinos. Como represalia, Rosas no recibió al comisionado enviado por el
dictador. La creación de la confederación peruano-boliviana en octubre de
1836 fue interpretada como una amenaza a la estabilidad de las fronteras.
Chile declara la guerra a Bolivia en ese año, y busco apoyo de la
Confederación Argentina. Rosas declara la guerra en mayo de 1837. Los
resultados de la guerra fueron desfavorables para los ejércitos federales: las
reducidas fuerzas del ejército, financiado por las provincias del norte ya que
Bs As colaboró escasamente, no pudieron impedir la ocupación de la
Quebrada. La guerra termina en abril de 1838: Santa Cruz declara finalizada
la campaña por la dispersión de las tropas argentinas. El ejército chileno
triunfa en enero de 1839, llevando a la disolución de la confederación
peruano-boliviana y la caída de Santa Cruz.

El bloqueo francés
Lavalle dispuso en su corto gobierno en 1829 la exención del servicio de
armas a los franceses por su apoyo a las fuerzas rebeldes. Luego de asumir
el gobierno, Rosas desconoce la concesión, por lo que los franceses
residentes quedaron obligados a prestar servicio militar. Las protestas del
gobierno francés a partir de 1830 no dieron resultado.
A fines de 1837 Aimé Roger, vicecónsul, exige la exención del servicio militar
a súbditos franceses y el pago de indemnizaciones por abusos cometidos por
el gobierno, como en el caso de Hipolito Bacle, arrestado por supuestas
simpatías con unitarios de montevideo y con el dictador boliviano.
Por la negativa de Rosas, en marzo de 1838 el almirante Le Blanc inició el
bloqueo del puerto de Bs As; toman la isla Martin Garcia y hostilizaron a las
fuerzas federales en los ríos Paraná, Uruguay y de la Plata. Esto comienza un
enfrentamiento que se extendió hasta octubre de 1840.
El bloqueo provocó graves perjuicios económicos y políticos. Por este apoyo
los unitarios tomaron confianza y se facilitó la alianza entre Corrientes y
Uruguay, por lo que Rivera declara la guerra a Rosas en febrero de 1839.
Aumenta la presión fiscal interna y la reducción de gastos públicos por la
disminución de ingresos aduaneros.
Por el tratado Arana-Mackau, Rosas consigue la devolución de la isla Martín
García, el levantamiento del bloqueo y el reconocimiento francés de la
independencia de Uruguay a cambio de pocas concesiones: los franceses
gozaban de derechos concedidos a la nación más favorecidas, las
indemnizaciones quedarían supeditadas a una comisión de arbitraje y se
daria amnistía a los argentinos emigrados que depusieran armas.

La intervención anglo-francesa
El bloqueo de las fuerzas de Francia y Gran Bretaña entre 1845 y 1848 se
asoció a la cuestión de la independencia y al legítimo gobierno del Uruguay;
puso en duda el control argentino de los ríos interiores.
Hacia 1845 había cambiado el balance de fuerzas en Uruguay: la victoria de
Urquiza sobre Rivera había hecho desaparecer a unos de los principales
contendientes al poder. El general Oribe iba a tomar Montevideo cuando los
unitarios residentes solicitaron la intervención de Gran Bretaña y Francia.
Aberdeen, ministro inglés, decide forzar la resolución del conflicto, ya que
estaba presionado por comerciantes que exigían la apertura de ríos interiores
a la navegación de ultramar y preocupado por temores de residentes
extranjeros en Montevideo. Ordenó que la flota inglesa impidiera el ataque
final a Montevideo y exigió al gobierno de Bs As que retirara las fuerzas del
territorio; Rosas se niega, por lo que el 29 de septiembre de 1845 la flota
anglo-francesa declara el bloqueo de Bs As. Sin embargo ya en agosto de
2845 habían apresado buena parte de la escuadra argentina. La flotilla
uruguaya había atacado la isla Martin Garcia y la costa del río Uruguay.
En noviembre la flota anglofrancesa organizó una incursión aguas arriba del
Paraná para abrirlo a la navegación internacional. Rosas ordena que se le
corte el paso; a pesar de la resistencia de artilleros, el 20 de noviembre las
naves británicas pasan escoltando un convoy de cien buques mercantes. El
apoyo a Rosas creció con la reacción nacional contra el acto de invasión
externa.
La situación prolongó el sitio de Montevideo por otros tres años, redujo el
comercio exterior en el Plata y complicó las relaciones entre la Confederación
Argentina, Gran Bretaña y Francia.
Entre 1846 y 1848 estos países enviaron sucesivas misiones para obtener
una paz que garantizara el libre comercio, la independencia de Uruguay y la
seguridad de los extranjeros. En marzo de 1848 Gran Bretaña levanta el
bloqueo.
El tratado Arana-Southern del 24 de noviembre de 1849 levantó la
intervención inglesa en el Río de la Plata y fue favorable para la
Confederación. Oribe fue reconocido presidente de Uruguay, y los extranjeros
del bando unitario fueron desarmados; Inglaterra y Francia se
comprometieron a evacuar Martin Garcia, devolver buques de guerra y
reconocer la navegación del Paraná como conflicto interno de la
Confederación.
● Hacia 1838 los exiliados comienzan a atacar el gobierno de Rosas
desde Montevideo; consideraban que el régimen era una dictadura
cruel que cortaba libertades de expresión, así como garantías de
propiedad y seguridad individual propias de régimen republicano. Sin
embargo, los repetidos intentos no dieron otro resultado más que
fortalecer al gobierno de Rosas. A partir de 1846 impone su hegemonía
en las provincias del norte, y a partir de 1848 en las del litoral. Entre los
años 1844 y 1846 se devolvieron propiedades confiscadas, se disolvió
la Mazorca y se permitió el regreso de emigrados. Entre 1848 y 1851,
posteriormente a la intervención anglo-francesa, Rosas consolidó el
control en la vida política: se fortificó el unanimismo, se extendió el uso
de divisas federales y las provincias dejaron de insistir en la necesidad
de una organización constitucional.

La Gran Alianza y la caída de la "tiranía"


En febrero de 1850 empeoran las tensiones con el Imperio del Brasil cuando
el barón de Jacuhy invade el norte de la Banda Oriental. El gobierno de
Janeiro, que buscaba derrocar a Oribe y de enfrentarse con Rosas, ignoró las
quejas del ministro Guido. Un año después se rompieron las relaciones entre
Brasil y la Confederación y, a comienzos de 1851, la guerra parecía
inminente.
En mayo de 1851, el general Urquiza, gobernador de Entre Ríos, publicó un
pronunciamiento donde expresaba la decisión de reasumir el ejercicio de las
facultades delegadas en Bs As, ya que consideraba que era tiempo de poner
fin a guerras civiles y organizar definitivamente la república.Por lo tanto,
aceptó la renuncia que había presentado Rosas de seguir siendo el
representante en relaciones exteriores. Sólo Corrientes aceptó como legítimo
el acto de Urquiza, y las provincias reiteraron su confianza a Rosas en un
contexto donde se acercaba la guerra con el Brasil.
Por falta de recursos necesarios para enfrentarse con Bs As, Urqueiza busca
apoyo del Brasil a cambio de resignar parte del control de operaciones
militares. Se une el gobierno de Montevideo, el cual era opuesto a Oribe.
La alianza queda consolidada el 29 de mayo en un tratado en el cual se
acordaba consolidar la independencia del Uruguay y responder firmemente a
una acción militar de Bs As. La alianza buscaba el derrocamiento de Rosas y
de Oribe. En Bs As el apoyo popular y de la prensa fue para Rosas. Rosas no
ordenó ningún preparativo militar hasta noviembre de 1851, cuando naves
brasileñas bombardearon las costas del Paraná. La movilización de defensa
de Bs As fue tardía y desorganizada.
El 3 de febrero de 1852 se batieron en los campos de Caseros, donde Rosas
fue derrotado, y se puso fin al régimen rosista.
Rosas emprende el camino del exilio, yendo a Gran Bretaña junto a su hija,
Manuelita. La ciudad fue saqueada por dispersos federales y regulares del
ejército aliado, pero Urquiza frena violentamente los excesos.
Urquiza negoció con liberales porteños la transición hacia un sistema de
libertades públicas y hasta un proceso constituyente.

También podría gustarte