Dictamen CGR Corporaciones Municipales
Dictamen CGR Corporaciones Municipales
Dictamen CGR Corporaciones Municipales
DICTAMENES RELACIONADOS
FUENTES LEGALES
DFL 1/3063/80 inter art/12 ley 18695 art/129 ley 18575 art/3 ley 18575 art/5 POL art/8
inc/1 ley 19880 art/2 inc/1 ley 20730 art/4 num/1 DTO 71/2014 sepre art/5 DTO
71/2014 sepre art/6
MATERIA
DOCUMENTO COMPLETO
Ello, según expone, con el objeto de atender las crecientes exigencias en materia de
transparencia e integridad en el ejercicio de la función pública; precaver conductas
contrarias a la probidad administrativa, y resguardar debidamente los recursos públicos.
Como cuestión previa, cabe recordar que de acuerdo con lo manifestado en el aludido
dictamen, la ley Nº 19.880, como asimismo los principios de transparencia, probidad y
publicidad, resultan aplicables a la Corporación Nacional Forestal, por tratarse de una
institución que, aunque formada bajo el Derecho Privado -al igual que las corporaciones
municipales-, ha sido creada por el Estado para la satisfacción de necesidades de la
comunidad, para cuyo efecto le han sido atribuidas potestades públicas y se financia con
recursos públicos. En consecuencia, no desarrollando actividades económicas que
justifiquen la exclusión del Derecho Administrativo, esa entidad se enmarca en el concepto
de órganos y servicios públicos creados para el cumplimiento de la función administrativa.
Son corporaciones de carácter municipal aquellas creadas al amparo del artículo 12 del
decreto con fuerza de ley N° 1-3.063, de 1980, del entonces Ministerio del Interior, con la
finalidad de administrar los servicios traspasados de las áreas de educación, salud y
atención al menor.
Enseguida, por sentencia del Tribunal Constitucional -Rol N° 50, de 1988- que se pronunció
acerca de la ley N° 18.695, Orgánica Constitucional de Municipalidades, se declaró
inconstitucionales aquellas disposiciones del respectivo proyecto de ley que facultaban a los
municipios para organizar corporaciones y fundaciones de derecho privado, sin fines de
lucro, con el objeto de realizar cometidos relacionados con las funciones municipales
señaladas en el artículo 4° de ese ordenamiento, por cuanto esa facultad importaba
otorgar a las entidades edilicias la atribución de trasladar funciones que les son propias, lo
que resulta contrario a la Carta Fundamental.
Así, la facultad de los municipios de crear dichas corporaciones, quedó sin efecto a partir
de la vigencia del mencionado texto legal -esto es, desde el 1 de mayo de 1988-, y, por lo
tanto, a contar de esa fecha las municipalidades no han podido crear u organizar, para el
cumplimiento de sus funciones, corporaciones o fundaciones de derecho privado, sin
perjuicio de que las existentes a esa data constituidas al amparo del referido decreto con
fuerza de ley, puedan seguir funcionando (aplica dictamen 51.884, de 2005).
Por otra parte, tratándose de aquellas corporaciones reguladas en el citado artículo 129 de
la ley Nº 18.695, cabe recordar que una o más municipalidades pueden formar esta clase
de personas jurídicas de derecho privado sin fines de lucro, o participar en ellas, las que, al
igual que las antes referidas, se constituyen de acuerdo a las normas del Título XXXIII del
Libro Primero del Código Civil, sin perjuicio de las disposiciones especiales contenidas en esa
ley.
ley.
Ello justifica que se les apliquen determinadas normas en términos similares a los órganos
públicos, justamente para resguardar dicho interés público y cautelar que la actuación del
Estado a través de ellas no adolezca de irregularidades (aplica criterio del dictamen N°
12.605, de 2016).
2. Financiamiento público.
Como se señaló, las corporaciones municipales constituyen el medio a través del cual los
municipios cumplen con algunas de sus labores, desarrollando al efecto una función pública
mediante la cual satisfacen determinadas necesidades de la comunidad local.
Por consiguiente, si bien los fondos fiscales o municipales que perciben las corporaciones
municipales constituyen ingresos propios, estas se encuentran en el imperativo de cumplir,
de manera constante y permanente, con la función pública que ejercen. Por ello, el
personal que administre esos recursos o los tenga a su cargo puede ser objeto de reparos
ante el Tribunal de Cuentas, de acuerdo con lo concluido en los aludidos dictámenes N°s.
16.073 de 2017, y 1.323 de 2018.
Con arreglo a lo prescrito en el artículo 8°, inciso primero, del de la Constitución Política de
la República, “El ejercicio de las funciones públicas obliga a sus titulares a dar estricto
cumplimiento al principio de probidad en todas sus actuaciones”.
Resulta útil destacar que la jurisprudencia administrativa contenida en los dictámenes N°s.
75.508, de 2010, y 36.415, de 2017, entre otros, ha señalado que se justifica aplicar a
las corporaciones en estudio determinadas normas que les exigen brindar información o
ser controladas en términos similares a los órganos públicos, para resguardar el interés
público comprometido y cautelar que la actuación del Estado a través de ellas no adolezca
de irregularidades.
Ello, toda vez que el precitado principio obliga a concederle preeminencia a lo substancial
por sobre la formalidad nominal y, en tal sentido, si una entidad creada por el Estado, que
desde una perspectiva orgánica y funcional constituye el medio a través del que la
municipalidad cumple con alguna de sus labores, desarrollando una función pública
mediante la cual se satisfacen determinadas necesidades de la comunidad local, debe ser
considerada como un órgano público para efectos de la aplicación de determinadas
regulaciones del Derecho Administrativo.
a.- Ley N° 19.880, que establece bases de los procedimientos administrativos que rigen
los actos de los órganos de la Administración del Estado.
Es menester tener en consideración que de acuerdo, entre otros, con los dictámenes N°s.
33.116, de 2010, y 14.917, de 2014, la ley N° 19.886 no rige para las corporaciones
municipales, bajo el argumento que estas no forman parte de la Administración del Estado.
municipales, bajo el argumento que estas no forman parte de la Administración del Estado.
Sin perjuicio de ello, por tratarse de organismos a través de los cuales el Estado, con
recursos públicos, realiza en forma indirecta ciertas actividades vinculadas al cumplimiento
de sus funciones, resulta procedente someter a las corporaciones municipales
íntegramente a la ley N° 20.285, lo que supone también la aplicación del régimen de
transparencia pasiva que integra dicho ordenamiento.
d.- Ley N° 20.730, que regula el lobby y las gestiones que representen intereses
particulares ante las autoridades y funcionarios.
Dispone en su artículo 4°, número 1), que son sujetos pasivos de esa normativa, en la
administración comunal, los alcaldes, concejales, directores de obras y secretarios
municipales.
En todo caso, el mismo artículo contempla la posibilidad de agregar otros sujetos pasivos
para efectos de esa ley, cuando ejerzan atribuciones decisorias relevantes o por influir
decisivamente en las personas que tienen dichas atribuciones, lo que es reiterado en los
artículos 5° y 6° de su reglamento, contenido en el decreto N° 71, de 2014, del Ministerio
Secretaría General de la Presidencia.
Por lo tanto, dado que los directores y secretarios ejecutivos -o quienes cumplan estas
funciones- de las corporaciones municipales ejercen precisamente acciones decisorias
relevantes, corresponde incorporar a tales personeros como sujetos pasivos de la ley N°
20.730.
e.- Ley N° 20.880, sobre probidad en la función pública y prevención de los conflictos de
intereses.
Reconsidera los dictámenes N°s. 33.116, de 2010 y 14.917, de 2014, y toda otra
jurisprudencia en contrario, y complementa sus similares N°s. 75.508, de 2010; 40.269,
de 2011; 12.595 y 80.975, ambos de 2014; 16.630, de 2018; y, 263, de 2021.