Praxeología Como Filosofía Originaria

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PRAXEOLOGÍA COMO

FILOSOFÍA ORIGINARIA
Antonio González
España

Palabras Clave
FILOSOFÍA/TEOLOGÍA - METAFÍSICA - EPISTEMOLOGÍA
- PRAXIS - ÉTICA - ÉTICA DEL DISCURSO - MARXISMO
- ALTERIDAD - DIFERENCIA

En el libro primero de la Me- admiran reconocen no saber,


tafísica, en el que Aristóteles hace y por esto el amante del mito
un recorrido por las ideas de los que (0,kóiLtu0og) es en cierto modo
filosofaron antes de él, aparece una filósofo. Como filosofaron para
reflexión famosa sobre el origen de la salir de la ignorancia, es obvio
filosofía. La filosofía, nos dice Aris- que perseguían el saber para
tóteles, surgió cuando la humanidad conocer, y no por causa de
comenzó a admirarse (0ault4eiv). alguna utilidad"1.
Ahora bien, ¿qué es lo que provoca
esta admiración? ¿De qué se admi- Habría por tanto tres niveles
raron los filósofos? Recordemos el de la admiración. En primer lugar, la
famoso texto: admiración ante "las cosas inmediatas
de entre las extrañas". En un segundo
Por el admirarse (0au iLt4c uy), momento, la admiración se dirigió
los hombres, tanto ahora como hacia cosas de mayor importancia,
primeramente, comenzaron, "como las peculiaridades de la luna,
a filosofar, al principio ad- y las del sol y los astros". Finalmente,
mirándose de las cosas más "la génesis de todo".
inmediatas entre las extrañas
era npóxetpot t¿ov ót-rónosv);
después poco a poco progre- THAUMÁZEIN
sando y sintiéndose perplejos
ante cosas mayores, tales como
las peculiaridades de la luna y Resulta claro que los primeros
las del sol y los astros, y ante la filósofos griegos se maravillaron ante
génesis del todo (-roí-) navróg la luna, el sol y los astros. De hecho,
yevoewg). Pues los que se los astros parecen haber sido uno de
sienten perplejos y los que se los objetos preferidos de sus reflexio-

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LA PRAXEOLOGIA COMO FILOSOFÍA ORIGINARIA

nes. El mismo Tales de Mileto habría recursos míticos como el esquema de


predicho, no sabemos exactamente las retribuciones. Algo sin duda muy
cómo, un eclipse de sol'. Cuando este lejano de la actual comprensión del
mismo Tales nos dice que todas las co- universo por las ciencias naturales.
sas proceden del agua, su admiración Algo incluso muy lejano de la com-
parece haberse dirigido hacia "la géne- prensión del universo que encon-
sis de todo", siendo el agua su peculiar tramos en el mismo Aristóteles. En
respuesta. En todos estos casos, la determinado momento, el mito parece
admiración filosófica parece conducir haber sido abandonado de una forma
a los filósofos hacia el descubrimiento más radical. Y en ese abandono, Par-
de ciertas estructuras racionales en el ménides juega un papel decisivo'.
cosmos. Sin embargo, la admiración
no es el descubrimiento ni la respuesta Ahora bien, en el texto de Aris-
a lo admirado. La admiración es una tóteles no se piensa en modo alguno
situación anterior, en la que todavía que la admiración haya concluido en
no hay respuesta. Una situación en la el inicio de la filosofía. Según Aris-
que, como nos dice Aristóteles en el tóteles, los hombres comenzaron a
mismo pasaje citado, el filósofo como filosofar por la admiración, "tanto
amante de la sabiduría y el amante de ahora como al principio" (Kat viiv
los mitos (4)1Xóvtueog) se encuentran Kap TO np¿ifrov)4. La admiración sigue
en una situación común. El amante siendo para Aristóteles todavía en su
del mito y el amante de la filosofía tiempo aquello que pone en marcha la
están perplejos y maravillados por filosofía. Traslademos la admiración a
algo que no saben. nuestro presente. ¿Nos queda hoy algo
de qué admirarnos? Ciertamente, el
Desde una perspectiva adecua- mundo del que se admiraron los pri-
da, se puede mostrar que, como dice meros pensadores griegos nos aparece
Aristóteles, hay una extraordinaria hoy como un mundo perfectamente
continuidad entre los mitos tradicio- conocido, explicado o explicable por
nales de las religiones y la filosofía medio de las ciencias naturales. El
de los primeros pensadores griegos. claro amanecer de la 4n-iolg parece
Esta continuidad se encuentra en la haber sido sustituido por un mundo
pervivencia, dentro del pensamiento superpoblado y contaminado, en el
filosófico, del esquema mítico de las que pocas cosas admirables quedan
retribuciones como recurso funda- por descubrir. La alteridad radical
mental para entender el orden y la de lo desconocido parece haber sido
regularidad del universo. La admira- desplazada por un mundo poseído,
ción parece haberse dirigido hacia un dominado y degradado por las técnicas
universo en el que se podían encontrar humanas. Lo natural ya no se opone
una regularidades que de algún modo a lo artificial, porque el ser humano
guardaban una correspondencia con el es capaz de producir artificialmente
Xóyoc humano. En la primera filosofía elementos naturales. La naturaleza
de los griegos, el Xóyog se descubre a no es lo todavía maravilloso y desco-
sí mismo dando cuenta racionalmente nocido, sino algo que la ciencia y la
del orden de las cosas, por más que técnica pueden generar por sus propios
esta racionalidad se sirva todavía de medios.

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Cabe tal vez dirigir la admira- que la mente humana toma para so-
ción hacia la ciencia y la técnica. Con brevivir en su entorno, y se extiende
todos sus efectos nocivos, no cabe a todas las actividades de nuestra
duda de que algo admirable se oculta inteligencia. Aunque la inteligencia
detrás del hecho de que el ser humano surja por razones evolutivas, una vez
sea capaz de descubrir leyes racionales surgida, sus capacidades van mucho
en el universo y de emplear estas leyes más allá de las meras tareas de ase-
para promocionar su vida. Que estas gurar la supervivencia. Esa mente
leyes ya no estén expresadas en el puede construir diversas geometrías
lenguaje mítico de las retribuciones, no euclideas, o puede desarrollar una
sino en el bello y sobrio lenguaje de teoría generalizada de la relatividad.
las matemáticas, no le quita ningún Esa mente puede hacerlo, no por
punto a la admiración que este hecho la utilidad que ello le reporta, sino
se merece. Es el hecho admirable de por deseo de entender algo que le
que el gran libro de la naturaleza esté produce extrañeza6. Y también ahí
escrito con caracteres matemáticos", se producen las admirables coinci-
tal como reza la feliz expresión de Ga- dencias.
lileo. Resulta sin duda admirable que
ciertas construcciones matemáticas, Tal vez podría aducirse, claro
creadas para responder a cuestiones está, que estas coincidencias no son
internas de su disciplina, y sin ningu- tales, porque no nos ponen ante la
na pretensión de describir la realidad, realidad "en sí misma", sino que
resulten un día sorprendentemente simplemente nos encontramos ante
aplicables en la física. Es lo que suce- modelos ideales más o menos útiles
dió, por ejemplo, con la aplicación de que nos sirven para manejarnos en
las matrices a la mecánica cuántica, o el mundo. Una teoría científica so-
con la utilización de la geometría de lamente sería un esquema útil que
Riemann en la teoría de la relatividad nos proporciona ciertos aspectos
de Einstein. Los ejemplos podrían parciales de la realidad, sin nunca
multiplicarse, y en todos ellos nos agotarla. También esto resulta hoy
encontraríamos con una extraña afini- fácil de aceptar. Ninguna teoría agota
dad entre las creaciones más abstractas la realidad, y las teorías se aceptan
de la razón humana y la realidad'. mientras funcionan, siendo después
sustituidas por otras que por su sen-
Se podría tratar de explicar este cillez y potencia resultan más útiles
hecho acudiendo, por ejemplo, a una para describir y manejar las cosas. Sin
"teoría evolutiva del conocimiento" embargo, el que una teoría funcione,
que nos muestre que la mente hu- el que esta teoría resulte útil para ma-
mana ha surgido precisamente para nejar la realidad, supone cierto grado
adaptarse evolutivamente al entorno, de coincidencia entre esa teoría y el
de tal manera que no debe parecer ex- mundo donde tiene que funcionar.
traño que se produzcan coincidencias No toda teoría es verdadera sin más.
admirables entre ese entorno y nuestra Sin una adecuación al mundo que
mente. Sin embargo, es importante pretende describir y manejar, la teo-
subrayar que estas coincidencias van ría científica carecería de la utilidad
mucho más allá de las provisiones que se espera de ella. Se requiere de

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aquí de recuperar la distinción de ÉRGA


Heidegger entre lo Zuhandenes y lo
Vorhandenes9 , sino simplemente de
poner de relieve que la verdad, como Las magníficas descripciones
afinidad entre inteligencia y realidad, heideggerianas del acontecer de la
acontece de una manera inmediata ótkOcia han pasado por alto, sin
en el trato cotidiano del ser humano embargo, un dato fundamental. Hei-
con las cosas. degger se refería repetidamente a un
pasaje de la Ética a Nicómaco de Aris-
En este trato inmediato con las tóteles para pensar la Ctkrieetot como
cosas hay ya algo extraño, algo (5c-có- des-ocultamiento. Pues bien, precisa-
3roy, algo que provoca la admiración. mente en ese pasaje, Aristóteles nos
Es la verdad. Como bien señala Hei- dice algo que Heidegger no consideró:
degger, la verdad que despierta esta la CtXi'leacc es un 'épyov, es decir, un
admiración no es primeramente una acto" . Para Heidegger, la idea aristo-
propiedad de nuestros juicios. Lo más télica de acto estaba intrínsecamente
extraño y admirable es el hecho de ligada a la concepción metafísica del
que las cosas, en su radical diferencia ser como la pura presencia en reposo,
con la inteligencia, se hagan sin em- como una 1v4ncict que se tiene a sí
bargo presentes en la inteligencia. Es misma al final del proceso del devenir
el aparecer radical y originario de las (lvúkexeloc)12. Pero el acontecer del
cosas. No el que las cosas estén pre- hacerse presentes las cosas no es a su
sentes, sino su llegar a la presencia. vez una presencia. Es algo más radical
Es lo que Heidegger llama akiVetot, y anterior a toda presencia. Hasta aquí
entendiendo este término como una tiene razón Heidegger. Y, sin embargo,
negación (a—) del olvido (kri- ori lo. podemos decir con Aristóteles que
Es decir, la verdad en sentido ori- este llegar a la presencia es un acto, es
ginario sería un des-ocultamiento un e'pyov. ¿Qué quiere decir entonces
(Ent-bergung), un venir las cosas a la el término acto?
presencia. Antes de maravillarse por
el descubrimiento de unas estruc- Por acto no entendemos aquí
turas lógicas en la luna, el sol y los los mecanismos físicos, biológicos o
astros, antes de quedar perplejos ante psicológicos por los que algo llega a la
la correspondencia entre la geometría presencia. Ciertamente, tales mecanis-
riemanniana y la física relativista, en mos existirán. Pero antes de explicar
nuestro trato cotidiano con las cosas aquello de lo que nos admiramos,
asistimos a la maravilla del hacerse recurriendo a elementos que no están
presentes las cosas ante nosotros. en lo admirado, es menester perma-
Porque la maravilla de la correspon- necer en aquello que se admira, para
dencia entre las construcciones más analizarlo con detenimiento. Y lo que
abstractas de nuestra inteligencia y admiramos es el venir a la presencia
las estructuras más complejas de la de las cosas, no los mecanismos que lo
realidad tiene su principio radical en puedan explicar. Por eso, no estamos
el hecho admirable de la afinidad in- obligados a asumir la idea aristotélica
mediata y cotidiana (7tpóxetpo) entre de los actos como término de unas po-
nuestra inteligencia y las cosas. tencias. Ni tampoco la idea, derivada

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LA PRAXEOLOGÍA COMO FILOSOFÍA ORIGINARIA

de ésta, de los actos como la "pleni- Ellos son la actualización misma, y


tud de la realidad de algo", y por tan- no una cosa real entre las cosas que
to, como simple "actuidad" opuesta se actualizan. Hablar de los actos en
a la "actualidad"". Por las mismas un sentido filosófico radical significa
razones, tampoco se trata de pensar situarnos en un ámbito distinto de
los actos a partir del sujeto que los las cosas reales, ya se entiendan éstas
ejecuta, como si los actos fueran como unidades de sentido, como
propiamente tales por ser ejecutados sistemas de notas reales, o como una
por un "yo" que lo acompaña". Los síntesis de ambas. No hablamos ni
actos no son activaciones de una de sentido ni de realidad, sino del
conciencia, ni empírica ni trans- hacerse presente de algo que tiene
cendental. Los actos son el venir las sentido y que es real. Se trata de los
cosas a la presencia, sean cuales sean actos mismos como tema de una
las razones del venir a la presencia. filosofía praxeológica.
En ese venir a la presencia, podemos
encontrar elementos personales, En el campo de la fenome-
pero estos elementos personales no nología francesa, Michel Henry ha
constituyen la definición misma del puesto de relieve esta diferencia
venir a la presencia. entre el ámbito de los actos y aquello
que en los actos se presenta, que para
Ahora bien, si los actos son la filosofía de origen husserliano no
un "venir a la presencia", y no la puede ser otra cosa que su término
"activación" de unos mecanismos intencional. Por eso, Michel Henry
físicos, de unas potencias o de un ha abogado por una "fenomenología
sujeto, ¿por qué seguir hablando material" que en lugar de atender
de acto? Hay sin duda razones his- al término intencional de los actos,
tóricas para hacerlo así. Pero no se se centre en los actos mismos, que
trata solamente de asumir una ter- constituyen la vida originaria ante-
minología común en la historia de la rior a toda intencionalidad. Estos
filosofía. Más bien lo que hacemos es actos, que Henry suele conceptuar
reflejar el carácter intrínsecamente en términos de "vida", no son ni
dinámico del venir las cosas a la pueden ser nunca el objeto de una
presencia. Los actos son tales porque visión intencional, porque ellos
ellos consisten en la "actualización" consisten justamente en esa visión
de las cosas. En los actos, las cosas misma en cuanto manifestación".
se hacen presentes ante nosotros en En el campo de la filosofía de origen
su radical alteridad. Ahora bien, es zubiriano, era necesario decir algo
importante observar que ese hacer- similar: los actos en los que las cosas
se presente no es una realidad más se actualizan como reales no son
entre las cosas que se presentan una realidad más, sino el acontecer
ante nosotros. No estamos ante la mismo de tal actualización. Por eso
alteridad de una realidad para otra mismo, los actos son invisibles, en
realidad. La genial conceptuación cuanto que no se actualizan en otros
de las realidades como un "de suyo" actos como un "de suyo", como
pasa por alto que los actos nunca se una alteridad radical que no remite
han actualizado como un "de suyo". al acto mismo, sino a aquello que

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Antonio González

se actualiza. El "de suyo", siendo PRÁGMATA


analíticamente correcto, no toca a
los actos como tales. Los actos no
son un "de suyo", sino el acontecer En los actos tenemos entonces
mismo de la actualización. un logro filosófico capital, al mismo
tiempo que un problema de primera
Sin embargo, el "de suyo" es magnitud. Por una parte, los actos
algo imborrable en los actos mismos. constituyen el ámbito originario en
Tal vez se puede llevar a cabo una el que acontece la vinculación entre
fenomenología sin intencionalidad, el ser humano y la realidad. Antes de
que prescinda del término intencio- toda dualidad entre objeto y objeto,
nal de los actos para atender sim- antes de toda dualidad entre la cosa
plemente a los actos originarios en aprehendida y el aprehensor, tenemos
los que surge toda intencionalidad. el acontecer mismo de la verdad. La
Pero de lo que no se puede prescin- verdad en sentido originario es una
dir en los actos es de las cosas que verdad anterior a toda dualización.
en ellos se actualizan. Los actos no No es la verdad de la patencia de algo
son cosas reales, pero son siempre ante algo. Es la verdad del acto mismo
inexorablemente actualizaciones en que la patencia como actualización
de cosas reales. Si prescindimos de consiste. Estamos ante el concepto
la intencionalidad que nos refiere a más radical y simple de verdad. La
una unidad eidética de sentido, no etimología de la palabra "verdad" en
podemos sin embargo prescindir de la lengua náhuatl (nelli) remite a nel-
la alteridad radical que toda cosa huayotl, que significa raíz, principio,
presenta en todo acto. De ahí que fundamento o basé'. Toda dualidad
la praxeología jamás pueda ser con- entre la realidad y la inteligencia tiene
fundida con un idealismo. Frente al su raíz en una afinidad primordial
camino sin salida de un dualismo entre ellas, que es justamente la ac-
"neo-gnóstico" que pretende escin- tualización de las cosas como acto. La
dir los actos del mundo, la praxeolo- verdad de este acto como fundamento
gía afirma que los actos son siempre firme en el que se enraíza y se basa
actualizaciones. Las actualizaciones toda dualidad es la verdad primera
son siempre actualizaciones de algo, de los actos.
sean cosas materiales, personas, fic-
ciones o ideas. Incluso el viejo Par- Si quisiéramos utilizar la ter-
ménides, el padre de todos los dua- minología más conocida de los pri-
lismos, lo reconocía expresamente: meros pensadores griegos, podríamos
nunca encontrarás el pensar sin el recordar el -Lb yáp avió vociv
ser'6. El más íntimo y recóndito acto TE Kat avat de Parménides'8. El -ro
emocional es siempre actualización yáp aljtó designaría precisamente
de algo sentido o querido. No hay ese ámbito primordial en el que se
actos sin mundo, porque los actos vinculan el pensar y la realidad'''. Pero
consisten justamente en el hacerse se trata solamente de una vinculación,
presente del mundo, por más que y no de una identidad idealista. La
este hacerse presente acontezca en razón está en que, si los actos son
alteridad radical. actualizaciones de cosas, las cosas se

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LA PRAXEOLOGÍA COMO FILOSOFÍA ORIGINARIA

actualizan siempre en una alteridad la realidad. Y este acontecer no se ac-


radical. Esta alteridad radical es la tualiza a sí mismo como cosa real. Ya
traducción praxeológica de la apor- Aristóteles nos decía: EXEL ¿utopiav
tación permanente de Zubiri: el "de to7YV CtiAJOTIGEOW ainGoV 01)
f,
suyo". Las cosas sentidas, queridas, 7l,VET011,
OC IOUiotg21 . Dicho en nues-
imaginadas, temidas, ideadas, o so- tros términos: hay una aporía, y esta
ñadas no se actualizan nunca como aporía consiste en que no acontece
parte de nuestros actos, sino como (yivctai) la actualización de los actos.
radicalmente distintas de ellos. La El acto no se actualiza en otro acto. El
verdad originaria es la verdad de unos acto es justamente la actualización.
actos en los que se constituye una Aquello en que consiste la verdad más
inexorable diferencia. No estamos originaria y más inmediata a nosotros
ante el privilegio de ciertos actos, es algo invisible. Es algo sobre lo que
como pudieran ser los actos intelec- ha llamado la atención Michel Henry,
tivos. Todo acto es una actualización a quien ya nos hemos referido.
de cosas en alteridad radical. Los ac-
tos (Éinov) no se contraponen a los Hay un camino sin embargo
movimientos (címlotg), como quería hacia los actos por sí mismos, no in
Aristóteles", sino que también los mo- recto, sino un camino oblicuo. No es
vimientos corporales son un modo de el camino de la mística ni el camino de
actualización de las cosas en nuestra la gnosis. Frente a todo dualismo entre
praxis. Y la praxis no designa tampoco actos y mundo, hemos señalado que
cierto tipo de actividad más elevada, los actos son actualizaciones de cosas.
contrapuesta a otras, como podrían La cosa actualizada es nuestro acceso
ser las actividades productivas. Por a la actualización. Un acto visual nos
praxis entendemos simplemente el es accesible en la cosa vista. Un acto
conjunto de los actos humanos en sus auditivo nos es accesible en la cosa
diversas estructuraciones. oída. Un acto de imaginación nos es
accesible en las cosas imaginadas. Es
Ahora bien, los actos así en- una manera distinta de ver las cosas.
tendidos nos plantean un problema Las cosas, así consideradas, no son
filosófico de primera magnitud. Y es simplemente una unidad eidética de
que los actos no son visibles, ni audi- sentido (Husserl). Tampoco son sola-
bles, ni palpables, como son las cosas. mente un sistema de notas sensibles
Ningún acto se nos da como se dan las (Zubiri). Pero tampoco es necesario
cosas reales. Los actos propiamente derivar hacia una convocación de los
no son realidades, sino el acontecer cielos, de la tierra, de los mortales y
mismo de la actualización de las de los humanos (Heidegger)22. Las
cosas reales. Ciertamente, cuando se cosas son aquello que se actualiza
actualiza una cosa real, podemos decir en nuestros actos. En todos los actos
que también se co-actualiza mi propia que integran nuestra praxis. Las cosas
realidad. Pero aquí no hablamos de son npócylitata. No es la fórmula de
realidades sentidas o co-sentidas, sino ningún pragmatismo, sino la manifes-
del acontecer mismo de tal actuali- tación originaria de las cosas, tal como
zación. Esta actualización no es una las experimentaron los griegos. Las
cosa real, sino el acontecer mismo de cosas no son lo que nos interesa que

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sean. Ellas se actualizan en alteridad entonces la realidad de un puro obser-


radical. Pero, en su alteridad radical, vador desinteresado. Tampoco somos
ellas llevan inexorablemente la huella sujetos prometeicos constituyendo la
de la actualización. realidad de las cosas. Ante los prag-
mas, nuestra realidad es la de agentes,
La cualidad de los actos en los a veces haciendo cosas (autores), a
que se actualizan las cosas colorea veces siendo determinados por ellas
inexorablemente las cosas actualiza- (actores).
das. Ellas son cosas queridas, sentidas,
oídas, vistas, ideadas, imaginadas, so- La lengua hebrea tiene un mag-
ñadas o temidas. La cualidad del acto nífico concepto para "cosa": `1;,7 (da-
concierne no sólo al acto, sino a lo ac- bar). Según Gesenius, los paralelos
tualizado en el acto mismo. Los actos árabes, arameos y asirios indican que
"dan color" a las cosas, las cualifican, lo que subyace a este término es la idea
y por eso las cosas nos desvelan los ac- de impulsar hacia adelante, conducir,
tos. Son las cosas como prágmata; si se o mover. El término también conecta
me permite la expresión: como "prag- con la imagen de "impulsar" o emitir
mas" . Un inveterado intelectualismo expresiones, de forma que dabar tam-
en la filosofía occidental ha conducido bién puede significar "palabra". Pero
a tratar de prescindir, en la actualiza- la idea fundamental es la de impulsar
ción de las cosas, de todos los aspectos o mover, de modo que ciertos deriva-
afectivos, volitivos, nocionales, y de dos pueden indicar el camino por el
todas las posibilidades que las cosas que se conduce el ganado (dober), las
nos abren para quedarnos con la "pura almadías en las que se transporta algo
actualización" de las cosas, o con la por un río (dobrot), o el lugar adonde
"pura percepción". Sin embargo, no alguien puede ser expulsado: el de-
acontecen tales puridades. La cosa sierto (mídbar)23. La idea de "impul-
actualizada está siempre teñida por sar" conecta esencialmente las cosas
nuestros afectos, por nuestros deseos con la praxis en la que ellas se hacen
y temores. La cosa presenta además presentes. Son cosas cualificadas por
un sentido, enlazado directamente nuestros actos. Es interesante obser-
con el sentido mismo de nuestras var que el vocablo griego npay vta
actuaciones. Algo es "vaso" solamente deriva últimamente de la raíz indo-
para alguien que en algún momento europea *per-, que contiene la idea
actúa bebiendo de un vaso. Y la cosa de "conducir a través de" algo. Con
nos abre un abanico de posibilidades el deíctico —ko- habría dado lugar al
para nuestra actividad. La cosa es por jónico ItizYllocno y al ático npsárno, en
eso un momento de nuestra historia, el sentido de "conducir a través" de
y ella misma es histórica. Aunque en algo, "realizar", "hacer"24. También en
la actualización de las cosas acontece el griego, la idea de mover algo habría
una dualización entre lo actualizado y sido determinante en el concepto de
la actualización, las cosas actualizadas cosa. En cualquier caso, la conexión
mantienen sin embargo la cualidad de los náyptotta con nuestra praxis
de la actualización. Las cosas actua- resulta obvia. También podríamos
lizadas son pragmas. Y la realidad recordar que en algunas latitudes de
de quien trata con las cosas ya no es América, el término "asunto" (del

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LA PRAXEOLOGÍA COMO FILOSOFÍA ORIGINARIA

latín assumptus, lo que se ha tomado) No estamos hablando simple-


no se utiliza solamente para designar mente de una dialéctica del recono-
ocupaciones y negocios (donde es cimiento mutuo entre dos sujetos.
clara la conexión con nuestro hacer), Tampoco se trata solamente de decir
sino también cosas materiales. Son las que nuestro mundo es un mundo para
cosas teñidas por nuestra praxis. Son cualquiera. Ni pensamos solamente
la vía de acceso a nuestros actos. en los especiales desafíos éticos que
pueden surgir, en algunas culturas al
menos, ante el rostro de los otros. A
PRÓSOPA todos estos posibles procesos subyace
algo más radical. Es la presencia de
los otros en la praxis de cada uno. Es
Algo queda, sin embargo, fue- el hecho de que la praxis humana es
ra de los conceptos de TcpCtyvta, de desde su raíz una praxis "habitada"
dabar, de asunto. Son las personas. por los demás. Zubiri ha hablado de
Las personas no son simplemente una presencia de los otros en la propia
un sistema de notas con un sentido vida, permitiendo o impidiendo el ac-
especial, distinto del sentido de las ceso a las cosas'''. Desde nuestra pers-
cosas. Además, las personas estan pectiva, tendríamos que hablar más
caracterizadas por el hecho de que bien de una presencia de los otros en
cada uno de nosotros se puede actua- los propios actos, en la propia praxis.
lizar ante los demás con un sentido Esto tiene varias dimensiones. Por una
especial, distinto del que tienen las parte, las actualizaciones que tienen
cosas. Y esta actualización ante los lugar en la propia praxis están desde
otros diferencia a los otros de las co- su raíz moduladas por los demás. No
sas. Por supuesto, esta línea se puede se trata simplemente de que los otros
continuar indefinidamente. Porque se actualicen en la propia praxis,
cada uno de nosotros aparece en la sino que cualquier cosa actualizada
praxis de los demás como alguien está determinada por la praxis de los
ante quien se actualizan los demás y demás. Los demás me permiten o me
las cosas. Y cuando los otros se ac- impiden el acceso a las cosas. Los de-
tualizan ante nosotros como alguien más intervienen en la determinación
ante quienes nos actualizamos los de qué cosas se actualizan en los pro-
otros y las cosas. Estas cualidades pios actos. Hay una proto-economía
pertenecen sin duda al sentido que en la praxis humana, en toda praxis
los demás presentan cuando se actua- humana. Y esta proto-economía de-
lizan ante nuestra praxis. Pero no se termina incluso la constitución de lo
trata solamente de sentido. Tampoco que tan impropiamente se ha llamado
hablamos simplemente de una nota "subjetividad" .
real, como la inteligencia, que tengan
los otros a diferencia de las cosas. Pero eso no es todo. Hay un
Todo esto es muy cierto, pero hay estrato más radical. Se trata de que
algo más y distinto en la experiencia en la propia praxis se actualizan en
de los otros. Algo que no tiene que alguna forma los actos de los demás.
ver con el sentido ni con la realidad, En ciertos momentos, podemos sen-
sino con nuestra praxis. tir lo que otros sienten. Sentimos su

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tristeza, su alegría, su desconfianza, su nueva dimensión de la verdad. Es la


dolor, etc. Estamos ante un verdadero verdad como co-actualización primi-
co-sentir. No entramos ahora en los genia de las personas cuya praxis se
mecanismos biológicos, psíquicos o entrelaza y que comparten un mismo
lingüísticos que puedan conducir a sentir. La verdad como consenso lin-
este co-sentir. Lo que nos importa güístico se enraíza en un "consenso"
subrayar es que este co-sentir tiene fundamental. Es la comunidad en un
lugar. Es una estricta co-actualización. mismo sensum, en una misma actua-
Y esto significa entonces que nuestros lización. Es la dimensión interperso-
actos son co-actualizaciones abiertas a nal de la verdad. Pero no se trata de
las actualizaciones de los demás. Los contraponer la verdad entendida en
demás, desde esta perspectiva, no se términos interpersonales a la verdad
actualizan como realidades específi- de la actualización de las cosas. Lo
cas, dotadas de un sentido específico. interpersonal de la verdad radica en la
Los demás se actualizan o se pueden misma deX0Etoc en que la actualiza-
actualizar como quien está participan- ción consiste. Por eso, la verdad como
do en una misma actualización. Los aemunah no se contrapone a la verdad
demás son ingredientes de la propia como a' OE ta. En realidad, en la
praxis no como cosas, sino en virtud misma raíz indoeuropea del término
de su propia praxis, en virtud de sus "verdad" (*uer-) está la idea de lo
propios actos. Y, sin embargo, los de- amigable, o de mostrar amistad y
más son al mismo tiempo realidades confianza. De ahí el adjetivo *uero-s,
corpóreas, dotadas de notas sensibles. el digno de confianza, el verdadero.
Tenemos entonces un acceso nuevo La verítas latina y la Wahrheit alemana
a los actos. No es el acceso por las derivan justamente de ahí. Por eso
cosas teñidas por nuestros actos el severus no es, como a veces se ha
(npayiutora), sino es el acceso que en dicho, el firme, sino el que carece de
los demás tenemos a cualquier actua- amistad, el que solamente se fía de sí
lización, precisamente porque es una mismo". En cualquier caso, más allá
actualización compartida. Estamos de las etimologías, en la verdad como
ante npo-acona, ante personas. Las per- actualización primigenia encontramos
sonas no se definen primeramente por ya la dimensión interpersonal de la
la subjetividad, ni por la autoposesión. co-actualización.
Las personas son aquellos y aquellas en
los que resuenan (personare) los actos
que compartimos en una comunidad PERSPECTIVAS
de co-actualización.

Se nos presenta de esta manera Hemos expuesto hasta aquí los


una nueva dimensión de la verdad. principios mismos de la praxeología,
La actualización como aquella forma aquello que la constituye en filosofía
primigenia e inmediata de verdad la primera. Ella es filosofía primigenia en
habíamos llamado ótkií &Ocia. Ella era cuanto análisis de lo más inmediato,
el fundamento (nelli) de toda otra ver- en cuanto filosofía que versa sobre la
dad. Ahora bien, en esta actualización verdad en su primordial radicalidad.
fundamental encontramos ahora una Sin embargo, estas consideraciones

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LA PRAXEOLOGÍA COMO FILOSOFÍA ORIGINARIA

radicales abren perspectivas hacia no en torno a diversas metafísicas de


todos los campos de la filosofía. En la materia, sino en planteamientos
otro lugar he tratado de mostrar de que conectaban al último Zubiri con
qué forma la praxeología es capaz los primeros escritos de la izquierda
de esbozar una fundamentación de hegeliana. Y en América Latina sur-
la ética que pueda englobar, en una gió también la superación de este
perspectiva más radical, muchos de planteamiento cuando la pregunta
los logros de las éticas del discurso. por el punto de partida de la filosofía
También he intentado indicar, aunque puso de relieve que la filosofía mo-
la propuesta necesitaría desarrollos derna dejaba en la oscuridad aquello
más extensos, que la perspectiva que sin embargo era el centro de su
praxeológica podría servir para elabo- planteamiento: los actos en los que
rar una teoría de la sociedad mundial Descartes anclaba sus meditaciones.
a la altura de nuestro tiempo. Y es que La necesidad de plantear con toda
la idea de praxis, tal como aquí la he- radicalidad la pregunta por los actos
mos expuesto, nos permite pensar los no sólo nos llevó de regreso a la feno-
vínculos sociales como vínculos más menología, sino también a radicalizar
radicales que los vínculos de sentido el planteamiento husserliano en una
o de significado, haciéndonos capaces línea que guarda ciertas semejanzas
entonces de conceptuar nexos sociales con la que siguieron otros pensado-
más amplios que los tradicionalmente res latinoamericanos de inspiración
pensados dentro del estado nacional fenomenológica28. En este sentido,
y sus derivados". De este modo, la aunque toda filosofía tiene una vo-
praxeología podría convertirse, si cación universal, no cabe duda que
encuentra los desarrollos adecuados, las experiencias centroamericanas
en el embrión de una teoría crítica no constituyeron el ámbito en el que se
eurocéntrica y post-ilustrada. gestaron las primeras intuiciones de
la praxeología.
Ciertamente, el análisis praxeo-
lógico no pretende ser una filosofía Esto puede explicar muchas
regional, orientada en exclusiva a conexiones, cercanas o lejanas, con
los problemas de una determinada la filosofía elaborada en América
parte de la humanidad. Sin embargo, Latina. La praxeología comparte
América Latina ha sido el contexto con la filosofía latinoamericana su
en el que han surgido algunos de los aliento práctico29, el diálogo crítico
enfoques decisivos que nos han lleva- con algunos planteamientos deriva-
do a un planteamiento estrictamente dos del joven Marx, el interés por el
praxeológico. En América Latina se problema central de la alteridad, y la
inició una interpretación práxica de idea de que la ética se ha de insertar
la obra de Zubiri, que enlazaba, en en la filosofía primera. Sin embargo,
los años ochenta del siglo pasado, con la praxeología no se justifica filosófi-
algunos elementos de las "filosofías camente por sus orígenes, ni por su
de la praxis" que se inspiraban en el contexto, ni mucho menos por sus
joven Marx. Con este planteamiento, intereses éticos. Cualquier filosofía de
se quería establecer el diálogo entre inspiración fenomenológica sabe que
la filosofía de Zubiri y el marxismo, la filosofía no se puede justificar más

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Antonio González

que desde sí misma, en un esfuerzo realidad social, ni desde la pregunta


nunca concluso de radicalización. Jus- subjetiva por el sentido. La praxeolo-
tamente por eso, cualquier atisbo de gía muestra en qué manera concreta
auténtica filosofía que pueda aparecer el enfoque filosófico de estas cues-
en el planteamiento praxeológico es lo tiones queda radicalmente alterado
que verdaderamente la legitima como cuando toma como punto de partida
esfuerzo intelectual, y la que la hace la praxis humana, y cuáles son las
accesible a todo auténtico interesado consecuencias concretas de ese nuevo
en la filosofía, sea cual sea su situación punto de partida. Al menos desde los
geográfica o sus problemas morales. tiempos de Sócrates, es aspiración
La inspiración fenomenológica, pre- de la filosofía servir realmente a la
cisamente por su poca piedad con los liberación de la humanidad. Y, sin
presupuestos con los que carga cada embargo, también desde los tiempos
pensador, posibilita hacer filosofía en de Sócrates, la filosofía ha eludido la
diálogo con toda la tradición filosó- praxis humana como principio de
fica, al mismo tiempo que prohíbe todo planteamiento que aspire al rigor
cualquier pretensión de verdad que no y a la apodicticidad. En este sentido,
pueda apelar más que a la tradición. Y el enfoque praxeológico hace posible
esto implica en concreto tanto la nece- una aspiración originaria de la filoso-
sidad de rigor como el imperativo de fía, mostrando cómo sus intenciones
trascender toda justificación regional éticas adquieren realmente todas sus
del filosofar, tanto eurocéntrica como virtualidades cuando el punto de
del cualquier otra índole. Ni el rigor partida puede quedar rigurosa y radi-
"europeizante" y descontextualizado, calmente anclado en praxis.
ni la retórica sin rigor son auténticas
opciones para una filosofía que se Otros muchos campos se abren
tome seriamente su propia condición a la investigación. Pensemos, por
de tal. ejemplo en las posibilidades de ela-
borar una teoría de la materia que
La praxeología muestra cómo ya no parte de la sustancia ni de la
de una manera real y concreta es sustantividad. ¿Se puede decir, por
posible superar la metafísica de la ejemplo, que el barión y el kaón que
subjetividad sin perder el rigor de la resultan de una colisión entre un pión
filosofía clásica y moderna. La praxeo- negativamente cargado y un protón
logía muestra, en continuidad con de hidrógeno tienen sustantividad?
Heideger y Zubiri, la posibilidad de Su inmediata conversión en protones
ir más allá del ser, de la sustancia, del y piones, ¿puede considerarse como
sujeto y del ko'yoc que han determina- una transformación estructural? ¿O
do el devenir concreto de la filosofía no estamos más bien ante la aparición
occidental. Y, al mismo tiempo, desde misma de los elementos que ulterior-
una perspectiva praxeológica es posi- mente entrarán en una sustantividad
ble mostrar en qué sentido concreto concreta? En el caso de la aparición
el análisis filosófico de los problemas de partículas iguales a aquellas que
sociales, políticos o incluso teológicos han reaccionado, ¿se puede decir que
no puede partir ni de la hermenéutica estamos ante una forma de transfor-
de la cultura, ni de la metafísica de al mación estructural? Zubiri habla de la

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LA PRAXEOLOGÍA COMO FILOSOFÍA ORIGINARIA

"repetición" como un tipo de "trans- mejor no plantearlas. Es posible que


formación" estructural30. Pero ¿no nos la idea de creación haya dado a esta
encontramos más bien ante el surgi- pregunta una radicalidad que no tenía
miento mismo de las estructuras? Es en Grecia, porque la pregunta incluyó
decir, ¿no tocamos en el campo de las verdaderamente todo, impidiendo
partículas elementales con fenómenos respuestas a partir de una materia
que nos invitan a pensar la realidad primordial, cuya génesis también
de una forma más radical que en tér- tendría que ser explicada. Pero esto
minos de sustantividad? ¿No estamos no impide que la radicalidad de la
en esos momentos básicos del devenir pregunta pueda ser perfectamente
ante fenómenos que en lugar de ser asumida por la filosofía como pregun-
atribuidos a una transformación de las ta propia. Tampoco se puede impedir
estructuras sustantivas, tendrían más plantear las preguntas, aun cuando
bien que ser pensados como la cons- estas preguntas, por su radicalidad,
titución primaria de tales estructuras? hagan difícil o incluso imposible una
Son reflexiones puramente iniciales, respuesta que se mueva estrictamente
que aquí no podemos más que dejar en el campo de la filosofía. Desde una
indicadas. perspectiva praxeológica, lo que pode-
mos hacer es simplemente señalar que
Quedan también algunas pre- la pregunta se tiene que plantear desde
guntas radicales, como las que tienen su origen mismo en nuestra praxis.
que ver con "la génesis de todo" (roli- No se trata solamente de decir que
3-rocv-rocp yevéoccog), a la que aludía tales preguntas no podrán ser nunca
Aristóteles. A mi modo de ver, no sería ni meramente cosmológicas ni mera-
correcto excluir estas preguntas del mente subjetivas. Se trata también de
campo de la filosofía, con el pretexto estudiar la praxis misma en cuanto
de que su origen no está en la filosofía que en ella se generan tales pregun-
griega, sino en la idea judeo-cristia- tas. Es un tema que aquí no podemos
na de creación, o indicando que las más que dejar insinuado, pero que sin
preguntas que no tienen respuesta es duda nos admira.

NOTAS

1 Cf. Aristóteles, Metafísica, I, 2, 982b. Sigo la edición de W. Jaeger en la


Oxford University Press, Oxford, 1957.
2 Diógenes Laercio, Vida de filósofos famosos, I, 23.
3 Es lo que he tratado de mostrar en mi trabajo sobre "El juramento de
los dioses. Sobre el origen de la filosofía griega", Diálogo filosófico 58
(2004) 37-60.
4 Cf. Aristóteles, Metafísica, I, 2, 982b.
5 Puede verse el famoso texto de Eugene Wigner, Premio Nobel de Fí-
sica: "The Unreasonable Effectiveness of Mathematics in the Natural

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Antonio González

Sciences", Communications in Pure ad Applied Mathematics, vol. 13, no.


I (Febrero 1960).
6 Como el mismo Aristóteles dice en el texto citado (Metafísica, I, 2,
982b).
7 Cf. Aristóteles, Metafísica, I, 3, 983b.
8 Cf. Aristóteles, Metafísica, II, 1, 993b.
9 Cf. M. Heidegger, Sein und Zeit, Tübingen, 2001 (18a ed.), pp. 68-72.
10 Cf. Heidegger, "Aletheia", en sus Vortrage und Aufsdtze, Pfullingen, 1954
(5a ed.), pp. 249-254.
11 Cf. Aristóteles, Étíca a Nicómaco, VI, 2, 1139b.
12 Cf. M. Heidegger, Nietzsche, vol. 2, Pfullingen, 1961, pp. 404-410.
13 Cf. X. Zubiri, Inteligencia sentiente, vol. 1: Inteligencia y realidad, Madrid,
1981 (2' ed.), p. 137.
14 Cf. E. Husserl, Ideen, vol. I, Hua. III/1, pp. 178-179.
15 Cf. M. Henry, Phénomenologie matérielle, París, 1990. Prescindo aquí de
discutir la conveniencia del término "vida".
16 Cf. Parménides, fr. 8: aú yélp ¿ivcu Tul) lóvto; ciwrjoEtcp TO voáv,
en H. Diels — W. Kranz, Fragmente der Vorsokratiker, vol. 1, Zürich,
1996, fr. B 8, p. 239.
17 Cf. A. González, Estructuras de la praxis, Madrid, 1997, p. 67.
18 Cf. Parménides, fr. 3, en H. Diels — W. Kranz, Fragmente der Vorsokra-
tiker, vol. 1, Zürich, 1996, B 3, p. 231.
19 Cf. M. Heidegger, Identitat und Differenz- Identidad y diferencia, ed. bilingüe
de A. Leyte, Barcelona, 1990 (2a ed.). Lamentablemente, Heidegger se
separó de la subjetividad de Husserl en modo tan radical que nunca pudo
recuperar un ámbito primordial de análisis de lo inmediatamente dado.
20 Cf. Aristóteles, Metafísica, IX, 6, 1048b.
21 Cf. Aristóteles, De anima, II, 5, 417a.
22 Cf. M. Heidegger, "Das Ding", en sus Vortrage und Aufsdtze, Pfullingen,
1954 (5' ed.), pp. 157-179.
23 Cf. W. Gesenius, Hebráisches und aramaisches Wórterbuch, Leipzig, 1921
(17a ed.), pp.153-155.
24 Cf. J. Pokorny, Indogermanísches etymologisches Wórterbuch, vol. 1,
Bern-München, 1959, p. 811.
25 Cf. X. Zubiri, Sobre el hombre, Madrid, 1986, 233-234.
26 Cf. Cf. J. Pokorny, Indogermanisches etymologisches Wórterbuch, vol. 1,
op. cit., p. 1166.
27 Cf. A. González, Estructuras de la praxis, op. cit., pp. 124-138 y 171-
182.
28 Cf. D. Cruz Vélez, Filosofía sin supuestos, Buenos Aires, 1970.
29 Cf. J. B. Alberdi, Ideas para presidir la confección de un curso de filosofía
contemporánea, México, 1978, p. 12.
30 Cf. X. Zubiri, Estructura dinámica de la realidad, Madrid, 1995 (2' ed.),
p. 140.

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LA PRAXEOLOGIA COMO FILOSOFÍA ORIGINARIA

BIBLIOGRAFÍA

González, Antonio: Introducción a la práctica de la filosofía. Texto de


iniciación, San Salvador, 1989.
Un solo mundo. La relevancia de Zubiri para la teoría
social, Madrid, 1994.
"Hacia una fundamentación de las ciencias sociales",
en A. González (Ed.) Para una filosofía liberadora,
San Salvador, 1995.
Estructuras de la praxis. Ensayo de una filosofía
primera, Madrid, 1997.
Teología de la praxis evangélica. Ensayo de una teología
fundamental, Santander, 1999.
Reinado de Dios e Imperio, Santander, 2003.

Una información más completa sobre la praxeología como proyecto


filosófico, así como una completa información bibliográfica se puede encontrar
en www.geocities.com/praxeologia

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