Debate Fe y Razón en Tomás de Aquino

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Debate fe y razón en Tomás de Aquino

    En pleno siglo XXI nos es difícil comprender la importancia que tuvo la filosofía
de Tomás de Aquino (1224-1274), santo para la iglesia católica, en la evolución de
la mentalidad occidental pero su influencia fue enorme. Aunque consideró que la
verdad revelada era indiscutiblemente cierta frente a la verdad de la “mera razón
humana” supo delimitar los ámbitos de la fe y de la razón, lo que supuso, con el
paso de los siglos, la separación entre el ámbito público (razón) y religioso (fe);
separación definitoria de la conciencia occidental moderna y que no encontramos
en otros contextos culturales.

    EL DEBATE FE Y RAZÓN:


    Existe para Tomás un doble orden de verdad sobre Dios: las verdades que
sobrepasan la razón y aquellas verdades que son alcanzables por la razón natural
del hombre; el hombre por sus propios medios no puede conocer toda la realidad
de Dios ya que Dios es perfecto y el hombre imperfecto. El ser humano se
equivoca incluso al juzgar las realidades sensibles así que es evidentemente
incapaz de alcanzar una realidad inteligible tan perfecta como Dios.
La religión da a los hombres una serie de verdades para ser creídas por fe,
algunas de estas verdades el hombre las podría alcanzar con ayuda de su razón
natural aunque otras están más allá de su capacidad. Aunque parezca algo
redundante que la fe nos muestre verdades que el hombre por sí mismo podría
hallar Tomás de Aquino lo justifica diciendo que esas verdades reveladas pero
accesibles a la razón natural del hombre como la existencia de Dios sólo se
pueden descubrir tras mucho tiempo de estudio y ni todos los hombres pueden
dedicarse a ese trabajo ni es conveniente que los hombres vivan su juventud sin
estos conocimientos. Por otro lado, la razón se extravía con frecuencia y es
habitual caer en el error pero si la fe nos muestra una verdad segura la razón sabe
a donde dirigirse en sus investigaciones; si usando nuestra razón natural
arribamos a un conocimiento que contradiga la fe eso nos mostrará claramente
que nuestro razonamiento es erróneo. 
Las verdades que exceden nuestra capacidad racional y que la fe nos propone
para ser creídas no pueden ser comprendidas por la razón. Por ejemplo, Tomás de
Aquino dice que el misterio de la Trinidad según el cual Dios es uno y es trino a la
vez no es algo comprensible por la mera razón pero como es un conocimiento que
nos viene de la fe debemos creerlo asumiendo los límites de nuestra inteligencia.
Esta imposibilidad de captar las verdades de la fe por la razón intenta marcar
distancias con autores cristianos que creían que la razón humana podía penetrar
en ámbitos que a juicio de Tomás de Aquino les están vetados.
Creer en las verdades reveladas por la fe no es ligereza sino que se funda en
poderosas razones. Dios manifestó su doctrina con milagros que excedían con
mucho a la naturaleza tales como: curación milagrosa de enfermedades,
resurrección de los muertos, cambio en el curso de los astros celestes y, sobre
todo, la inspiración de los apóstoles que de ser hombres simples e incultos
pasaron a alcanzar tal sabiduría y elocuencia que sin violencia pudieron
transformar a la fe católica tanto a gente sencilla como a hombres sapientísimos.
La conversión de tanta gente que pasó a creer verdades tan arduas de la mano de
hombres otrora tan sencillos muestra el carácter divino de su doctrina. La fe viene
refrendada por estos hechos prodigiosos y creer en ella es sensato.
Aunque algunas de las verdades de la fe excedan la capacidad racional del
hombre esto no significa que las verdades racionales sean contrarias a las
verdades de la fe. Tanto los contenidos de la fe como la razón del hombre
provienen de Dios que es bondadoso; la bondad de Dios nos asegura que nuestra
razón, cuando es bien empleada, no yerra ya que Dios sería un maestro malvado
si nos proveyera de una capacidad de la que haciendo un buen uso nos condujera
al error. 
Un ejemplo de lo anterior es la demostración de la existencia de Dios. Que Dios
existe es una verdad revelada por la fe pero que también es accesible a nuestra
razón. Dios no se nos revela como evidente al entendimiento por lo que debemos
ver si es posible descubrir racionalmente su existencia. Así cree Tomás de Aquino
que podemos demostrar la existencia de Dios con la razón: partimos de los seres
sensibles que son cercanos a nosotros y vemos que poseen movimiento pero todo
movimiento posee una causa exterior al objeto movido llamado motor sin embargo
este motor debe ser movido por otro y así sucesivamente. No podemos admitir que
haya una serie infinita de causas sucesivas pues entonces nada explicaría el
movimiento luego la serie es finita y existe un primer eslabón de las causas que
llamamos Dios.
Podemos saber con la razón que Dios existe pero no podemos descubrir toda su
esencia que es infinita, sin embargo, al ser causa del mundo podemos descubrir
algo de Él en el mundo. Por un lado podemos saber que a Dios no le corresponde
las imperfecciones del mundo como el movimiento o el cambio; con esta vía
negativa podemos saber que Dios es inmutable o inmóvil.  Por otro lado las
perfecciones de las cosas sensibles le pertenecerán a Dios de modo infinito y
aunque no podamos comprender esta infinitud de Dios sí podemos saber que al
existir cosas buenas como el bien, el conocimiento, la libertad… Dios será
perfecto, soberanamente bueno, inteligente, omnisciente, libre, todopoderoso, etc.
Tomás de Aquino asume que la razón tiene la capacidad de conocer a Dios y la
separa de la fe aunque sea supeditándola a ella. Esta separación entre la fe y la
razón tendrá, como dijimos,  influencias enormes en la construcción de la
mentalidad occidental.

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