Aprende A Quererte - Esther Brun
Aprende A Quererte - Esther Brun
Aprende A Quererte - Esther Brun
Página 2
Esther Brun
Aprende a quererte
Las claves para encontrar
el equilibrio en tu vida
En 50 minutos
Salud y bienestar - 0
ePub r1.0
Titivillus 28.07.2020
Página 3
Esther Brun, 2017
Traducción: Laura Bernal Martín
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Página 4
¿CÓMO APRENDER A
QUERERSE?
Ocuparse de uno mismo tampoco significa cerrarle la puerta a los demás, ¡al
contrario! Solo al mantener una relación armoniosa con nosotros mismos
podemos ofrecerles un lugar mejor. Imagínate a ti mismo como una casa, con
una fachada, una superficie, la distribución de sus habitaciones, la decoración,
el mobiliario, etc. Si la cuidas y te preocupas por que sea cómoda, cálida y
práctica, no solo tú te sentirás a gusto, sino que tus invitados también
disfrutarán encantados de su ambiente. Es tu hogar y debes sentirte cómodo y
seguro en él. Y cuanto mejor te ocupes de él, mejor para los que te rodean: se
sentirán mejor recibidos y más en confianza. Lo mismo ocurre con la relación
que tienes contigo mismo: tienes que cuidarla con regularidad. Es la calidad
Página 5
de este amor lo que te permitirá encontrar el equilibro y la felicidad en la
vida. Y para lograrlo, tú eres tu mejor aliado.
Página 6
¿POR QUÉ TANTO ODIO?
Rebuscar en nuestro pasado puede resultar útil. No para culpar a tu entorno familiar, sino para
comprender mejor cómo se ha instalado este mecanismo en tu interior. Si sientes que
necesitas analizar tu pasado o simplemente hablar de él, hoy en día existen distintas terapias
que pueden ayudarte. No dudes en informarte para encontrar la que mejor te convenga. La
ayuda de un profesional puede ser de gran apoyo.
Una mala autoimagen puede generar un gran sufrimiento, y esto se debe sobre
todo al hecho de que no le prestamos mucha atención a nuestras necesidades
ni a nuestros deseos, ni tampoco a los mensajes que nos envía nuestro cuerpo.
A menudo es difícil poner en tela de juicio las creencias que hemos
construido sobre nosotros mismos.
Test
Página 7
Si respondes afirmativamente a al menos 4 de las siguientes 21 frases, es hora de
pasar a la acción.
A menudo tengo la impresión de que los demás se las arreglan mejor que yo.
Me reprocho muchas veces lo mismo.
La vergüenza es un sentimiento que me resulta familiar.
A menudo me echan en cara que no diga «te quiero».
Aunque no siempre lo manifieste, me pongo celoso/a con facilidad.
Muchas veces no hago algo porque no me atrevo.
Me siento incómodo/a cuando me hacen un cumplido.
Creo que nunca me hacen cumplidos.
Hace mucho que no me siento satisfecho/a.
Soy sensible a las críticas o huyo de ellas.
A menudo me siento triste cuando pienso en las cosas que no he logrado.
Puedo enumerar fácilmente cinco cosas que no consigo hacer bien.
No puedo decir que sea atractivo/a.
Me cuesta presentarme a mí mismo/a, ya sea oralmente o por escrito.
A veces tengo la impresión de que no puedo avanzar más, pero no logro explicar
exactamente qué me lo impide.
No me gusta demasiado recibir a gente en casa, me resulta especialmente estresante.
En general, tengo miedo a lo que puedan pensar de mí.
Me persiguen recuerdos desagradables y no logro pasar página.
No puedo decir que se me dé especialmente bien algo.
Me siento especialmente angustiado/a cuando tengo que enfrentarme a la mirada de
los demás.
Me cuesta estar tranquilo en el ámbito amoroso. Me da miedo que mi pareja me deje.
Pienso en ello a menudo.
Página 8
A alguien que no se quiere lo suficiente a sí mismo le costará confesar sus
puntos fuertes y sus triunfos, de la misma manera que le resultará difícil
escuchar los comentarios positivos de los que le rodean.
Cada uno de nosotros se muestra más o menos cómodo ante los cumplidos.
Pero cuanta menos importancia nos demos, más difícil será aceptar que los
que nos rodean nos valoren. El malestar será tan grande que pensaremos que
no merecemos esos comentarios, y preferiremos ignorarlos o desprestigiarlos.
Sin embargo, si sabemos cómo recibirlos, los cumplidos son fuente tanto de
ánimo como de apoyo.
Una persona con una buena imagen de sí misma acepta de buen grado los
cumplidos porque es capaz de reconocer que se los merece. También podrá
recibir críticas sin por ello cuestionarse a sí misma de arriba abajo, porque es
consciente de lo que vale. Cuando le llegue su turno, expresará su admiración
con mucho gusto y sin sentirse inferior.
Página 9
Al cerrar los ojos ante sus logros, Jérémy se priva de sentir satisfacción.
Concentrarse únicamente en los esfuerzos que aún tenemos que desplegar
puede parecer estimulante en un primer momento, porque supone un desafío y
nos pone en una actitud de conquista. Sin embargo, a largo plazo, la sensación
de no hacer las cosas nunca lo suficientemente bien termina por ser
predominante. Jérémy corre el riesgo de llegar a la extenuación si rechaza
felicitarse por sus esfuerzos y si hace oídos sordos a los comentarios de ánimo
que le llegan del exterior.
A fuerza de centrarse en sus aspectos negativos, una persona que tiene una
mala imagen de sí misma tenderá a percibir solo el lado negativo de la vida.
Apenas vivirá en el presente y se encontrará siempre en la aprensión del
futuro o en la amargura y los remordimientos del pasado. A menudo se dice
que la clave de la felicidad está en nuestro interior y en el instante presente.
Maltratarnos de esta manera hace que seamos realmente infelices.
Página 10
para saber qué perfil y qué ángulo serían menos catastróficos. Todo
giraba en torno a una nariz que me parecía demasiado grande y
antiestética. Estar en público era cada vez más difícil. Debido a una
pérdida especialmente dolorosa, acudí a una consulta con un
psicoterapeuta. Pronto nos dimos cuenta de que mi nariz no era el
verdadero problema. Lo veía como una patología que me impedía
acceder a todo lo que deseaba (amigos, pareja, un trabajo gratificante,
etc.). Le había dado demasiada importancia a mi nariz,
considerándola un obstáculo insalvable. Me di cuenta de que lo que
me privaba de muchas cosas bonitas no era mi nariz, sino yo misma.
Sigo trabajando sobre la mala imagen que tengo de mí misma, y creo
que me llevará un tiempo. Sigue sin gustarme mi nariz, pero ya no la
miro de la misma manera». Tania, 26 años.
Página 11
estáis aquí?”. El pánico se empezó a apoderar de mí. Cuando me
respondieron “Simplemente teníamos ganas de verte”, tuve una
revelación. Quizás me pueden querer simplemente por lo que soy».
Lauren, 53 años.
Sylvain proyectaba la mala imagen que tenía de sí mismo en los demás. Por
una parte, estaba convencido de que no estaba a la altura y, por otra, le
Página 12
reprochaba a esas mujeres no saber apreciarlo. Por miedo al rechazo, se
mostraba antipático de entrada y cerraba las puertas a una posible relación.
Sylvain y Lauren habían acabado construyendo una barrera entre ellos y los
demás.
Angustias y bloqueos
Una mala autoimagen es un terreno fértil para que crezca la angustia. Nos
convertimos en nuestro peor enemigo y, al enmascarar nuestras cualidades,
nos privamos de una valiosa capacidad para afrontar los obstáculos. El miedo
puede ser insuperable cuando no tenemos suficiente confianza en nosotros
mismos. El que domine nuestro comportamiento y nos impida avanzar suele
ser un signo de que no tenemos acceso a los recursos que nos permiten
superarlo.
Página 13
capacidades que ignoraba. Ahora le divierte hacer algo que antes temía: ha
ganado autoconfianza.
A menudo, atravesar un momento duro nos hace tener que emplear nuestros
propios recursos. Si no tienes un mínimo de empatía contigo mismo, es
posible que te hundas a toda velocidad en un profundo malestar.
En el día a día, podemos vivir en armonía con nosotros mismos y con los
demás queriéndonos un poco más y un poco mejor. ¡Es algo que se aprende y
se cuida!
Página 14
MÉTODO Y ASTUCIAS
Es probable que recuerdes las palabras que te han hecho daño. ¿Pero puedes
acordarte de las reflexiones desagradables que no te afectaron simplemente
porque no te las tomaste como algo personal, sino que las atribuiste al
cansancio, a la ira o al malestar de tu interlocutor?
Ejercicio
Rebusca en tu memoria.
Instálate en un lugar tranquilo y colócate en una posición cómoda. Tómate el tiempo que
necesites para relajarte respirando profundamente y deja fluir tus pensamientos.
Ahora, piensa en un comentario o en un cumplido que te haya sentado bien. Presta atención a
cómo te sientes al recordar ese momento y presta atención a la satisfacción que te ha hecho
sentir. Incluso puedes notar físicamente esa sensación agradable.
No dudes en repetir el ejercicio en cuanto lo necesites. ¡Los buenos recuerdos son una
fantástica fuente de apoyo!
Página 15
También puedes pensar en algo que hayas logrado con éxito, concentrándote siempre en la
sensación que te provocó. Este ejercicio te ayudará a valorar de otra forma la opinión de los
demás.
Consejo
Los que te rodean también pueden ser una buena fuente de inspiración. En una situación que
te molesta y de la que no logras salir, puedes preguntarte lo siguiente: «¿cómo la
contemplaría tal persona?, ¿cómo actuaría?», porque crees que lo solucionaría mejor que tú.
No se trata de pensar que alguien es más hábil que tú, sino más bien de inspirarte en los
puntos fuertes de los demás para ayudarte a ti mismo. No dudes en pedirle consejo a la
persona en cuestión. La mayoría de las veces, ser preguntado resulta gratificante.
En lugar de que tu entorno se convierta en el origen de tus celos o de tus complejos, tienes
que percibirlo como una fuente de riqueza. ¡Y viceversa! Cuando seas consciente de tus
capacidades, podrás conseguir que los demás también disfruten de ellas.
A menudo somos nuestro peor enemigo, puesto que nos hablamos de forma
negativa y nos maltratamos. Por tanto, es importante detectar los
pensamientos negativos en un primer tiempo.
Página 16
una inútil» sin hacerle daño? Sería violento e injusto. Al repetírtelo
constantemente, ¿no estás ejerciendo un tipo de violencia contra ti mismo? El
poder de las palabras está más que demostrado: algunas nos afectan más que
otras y pueden provocarnos sentimientos tan variados como intensos. Por
tanto, no subestimes el valor de las que te diriges a ti mismo.
Ejercicio 1: Obsérvate
Ponte en la piel de un etnólogo que se encuentra ante un desconocido —que serías tú—.
Sientes curiosidad y empatía por la persona que está ante ti y, como buen observador, no la
juzgas. Contemplas a un ser humano del que intentas detectar un máximo de facetas sin
ocuparte de qué es bueno y qué es malo. Te preocupas por lo que le hace sufrir y te muestras
entusiasta ante sus capacidades y su unicidad. ¿Qué ves? Imagina lo que podrías decirle, las
preguntas que te gustaría plantearle, los consejos que te gustaría darle, etc.
Plantéate las preguntas adecuadas, evitando todo lo posible las negaciones y los
términos peyorativos. Esto podría parecerte un poco burdo y falto de naturalidad,
pero lo importante es adquirir nuevos hábitos.
«¿Qué no va bien hoy?» se convierte en «¿Qué va bien hoy?»
«¿Qué echo en falta?» se convierte en «¿Qué tengo?»
«¿Qué no me ha gustado?» se convierte en «¿Qué he apreciado?». «¿Qué he
perdido?» se convierte en «¿Qué he obtenido/ganado?». «¿Dónde he fracasado?» se
convierte en «¿Qué me ha salido bien?»
Página 17
darnos más fuerzas. La dificultad residirá en elegir la fórmula adecuada.
Como fuente de inspiración, puedes recurrir a los recuerdos que se te han
venido a la cabeza realizando el ejercicio del capítulo anterior. También
puedes pensar en las palabras que te gustaría escuchar, como «eres un buen
tipo», «eres una buena persona», «eres capaz de lograr grandes cosas», «eres
una persona fantástica y extraordinaria». Haz frases simples y eficaces, sin
negaciones.
Página 18
protégelo y guíalo. Demostrando tolerancia y paciencia podrás ayudarle a
atravesar los momentos difíciles que la vida le tiene reservados.
Es importante precisar que existe una sola escala de valores relativa a los
obstáculos que te pone la vida: la nuestra. Lo más importante es no juzgar
nuestros propios temores. Podemos perder los estribos por culpa de un
pinchazo y, a la vez, saltar en paracaídas sin pensárnoslo dos veces. Lo que
cuenta no es la situación en sí misma (por ejemplo: «No he dormido solo de
pensar que tenía que ponerme hoy una vacuna») sino lo que representa para ti
(«Me angustia muchísimo la idea de tener una aguja en mi brazo, es todo un
trance para mí»). Cada uno de nosotros tiene su propia manera de entender el
mundo que le rodea y no todos nos enfrentamos a las mismas dificultades. De
nada sirve culparte («No es más que una agujita, es ridículo estar temblando
como estoy, ¡ya no soy un crío!»). Esta actitud no te ayudará. De la misma
manera que no todos somos iguales ante el dolor, cada persona tiene su propia
sensibilidad y hay que respetarla.
Página 19
La buena noticia es que cuanto más te enfrentes a estas emociones, sean las
que sean, más confianza en ti mismo ganarás. Cuanto más consciente seas de
estos triunfos, más te querrás a ti mismo. Y cuanto más te felicites por tu
valentía, mejor avanzarás.
Ejercicio
Piensa en algo que tengas ganas de hacer. Por ejemplo: «Siempre he querido saber cantar».
Visualiza el placer que puedes sentir y los beneficios que puedes sacar de esta actividad.
Concéntrate en ello y no dudes en darle rienda suelta a tu imaginación.
A continuación, pregúntate qué puedes hacer para lograrlo. Por ejemplo: «Puedo apuntarme a
clases de canto».
Ahora sabes qué es lo que tienes que hacer para darte un gusto.
Si algo te lo impide, intenta identificar el problema y trata de aportar una solución. Por
ejemplo: «No logro sacar tiempo para ir a clase, que es lo que tengo ganas de hacer. Pero
puedo intentar adaptar mi horario para hacerle un hueco».
El que no encuentres una solución que te permita disfrutar de esta experiencia que tanto te
atrae probablemente se deba a que te frenas a ti mismo. Intenta saber por qué te privas de una
buena experiencia. ¿De qué tienes miedo? Por ejemplo: «Me da miedo quedar en ridículo».
«Temo no conseguirlo». «Me da miedo ser mediocre».
Seguidamente, pregúntate si se trata de un buen motivo para abandonar ese proyecto que
tanto te importa. Intenta identificar lo mejor posible tus reticencias para poder aprovechar lo
que has visualizado al inicio del ejercicio.
Cuando estés listo, ¡lánzate a ello! Podrá ser un motivo de disfrute y de orgullo.
Página 20
También es importante evitar todo lo posible construir nuestros proyectos en
base a angustias (por ejemplo: «No iré a la India, mi miedo a volar me lo
impedirá. De nada sirve soñar con ello»). Sueña sin límites y no tengas miedo
a proyectarte en las situaciones que actualmente te parecen fuera de tu alcance
(«Me gustaría ir a la India porque es un país que me atrae mucho, ya me veo
allí…»). Aprovecha todas las sensaciones agradables de tus sueños, imagina
todo lo que te hará sentirte bien. Tienes que sentir que tu mente es libre.
Página 21
¿CÓMO MANTENER UNA BUENA
IMAGEN DE MÍ MISMO?
No dudes en explorar otros mundos. Habla con los demás, viaja, practica un
nuevo deporte, lee cosas nuevas, escucha otro tipo de música, etc.,
concentrándote siempre en lo que te hace disfrutar. Esto abrirá tu mente y te
permitirá aprender más sobre ti mismo. ¡Siéntete libre!
Página 22
Cambiar tus costumbres también es una buena forma de evadirte. Puedes
incluso modificar pequeñas cosas, como hacer la compra en una tienda
distinta, variar tu trayecto al trabajo, escuchar otra emisora de radio, probar
una nueva receta o incluso ver un espectáculo al que no estás acostumbrado a
acudir. Ábrete al mundo y a todas sus posibilidades.
Mantente a la escucha
Préstale atención tanto a lo que te hace disfrutar como a lo que te hace sufrir,
y escúchate a ti mismo todo lo posible. Para ello, todas las actividades que
invitan a soltar amarras son bienvenidas (los ejercicios de respiración o de
relajación, el deporte, las actividades creativas, etc.).
El sector del bienestar y del desarrollo personal está en pleno auge hoy en día.
Cuidar de tu cuerpo te ayudará a sentirte mejor (hacer ejercicio, cuidarte,
recibir masajes, comer sano, etc.). Prestarle atención a tu cuerpo y a los
mensajes que te envía te ofrecerá sensaciones agradables y te ayudará a
mostrarte más a la escucha. Solo tú sabes lo que es bueno para ti, por lo que
es importante mostrarte atento a tus sentimientos y a tus sensaciones, puesto
que son estos los que te indicarán el camino que has de seguir. Al escucharte
podrás sentirte satisfecho con más facilidad. La buena noticia es que este
trabajo sobre ti mismo, que puede parecer complicado, te aportará muchos
beneficios de los que enseguida podrás sacar partido. ¡Y eso es algo que vale
realmente la pena!
Préstate atención
Nuestra percepción y nuestras necesidades evolucionan constantemente, y
debemos adaptarnos a ellas. Siempre te surgirán dudas y tendrás que
enfrentarte a situaciones desagradables, por lo que en esos momentos lo
importante es que recuerdes que:
es algo pasajero;
Página 23
cambias constantemente y que los obstáculos siempre son una
oportunidad para mejorar;
no sirve de nada autoculpabilizarte;
lo haces lo mejor que puedes;
eres humano.
Tampoco olvides los efectos benéficos que ofrecen los ánimos, y evita todo lo
posible hacerte reproches. Son piedras que lanzas a tu propio tejado.
No dudes en hacer una lista con las cosas que te revitalizan. Al final de un
mal día o cuando atraviesas un periodo difícil, sumérgete en ellas. Si tomas un
buen baño caliente, por ejemplo, te sentirás más tranquilo y probablemente
tendrás las ideas más claras. A menudo las cosas simples son las que mejor
nos sientan, por lo que no hay que privarse de ellas.
Página 24
ÚLTIMOS CONSEJOS
Página 25
PARA IR MÁS ALLA
Fuentes bibliográficas
André, Christophe. 2009. Imparfaits, Ubres et heureux. Pratique de
l’estime de soi. París: Odile Jacob.
André, Christophe y François Lelord. 2008. L’estime de soi. S’aimer
pour mieux vivre avec les autres. París: Odile Jacob.
Branch, Rhena, Monique Richter y Rob Willson. 2015. L’estime de soi
pour les Nuls. París: First.
Fanget, Frédéric. 2006. Oser. Thérapie de la confiance en soi. París:
Odile Jacob.
Fennell, Mélanie. 2013. Surmonter la faible estime de soi. París:
Dunod.
Poletti, Rosette, Barbara Dobbs y Jean Augagneur. 2015. Petit cahier
d’exercices d’estime de soi. Saint-Julien-en-Genevois: Jouvence.
Protassieff, Sylvie. 2015. Et si je m’aimais enfin! Estime de soi mode
d’emploi. París: Eyrolies. Ras, Patrice. 2013. Estime de soi, confiance
en soi, amour de soi: les trois piliers du succès. Saint-Julien-en-
Genevois: Jouvence.
Página 26