El Diálogo en La Pareja
El Diálogo en La Pareja
El Diálogo en La Pareja
“Hablar era fácil cuando eramos novios, parecía muy natural: ¡teníamos toda una vida para
compartir! Nuestro viaje había seguido caminos diferentes hasta que nos conocimos, podíamos
compartir sueños, esperanzas, dudas, todo. Esos momentos fueron preciosos y muy especiales
para los dos. Pero ahora, después de años de matrimonio, ya no es fácil sentarse y hablar “.
El hecho es que la falta de comunicación interpersonal entre marido y mujer es la base de casi
todas las crisis y problemas matrimoniales y, como resultado, es una raíz profunda de la
infelicidad en el matrimonio.
Estamos convencidos de que para llegar a ser una pareja felizmente casada, no son necesarias
las teorías sofisticadas, ni la retórica sobre la comunicación o el diálogo, sino verdaderas
oportunidades de experimentar un encuentro íntimo, profundo, sincero y afectuoso entre
nosotros. Un cara a cara sin ningún tipo de interferencia o mediación.
Es una conversación llena de amor entre marido y mujer con un único propósito: escucharse
unos a otros.
Precisamente porque nos abre a nosotros, a los demás, al mundo, al amor verdadero, escuchar
nos enriquece, nos llena. Debemos comunicar lo que somos, lo que sentimos el uno por el otro,
lo que queremos construir el uno con el otro en la vida y para la vida.
Todo esto requiere: paciencia para escuchar y hablar, un corazón abierto y hospitalario, silencio
exterior e interior para dedicar tiempo al otro y reconocer el misterio de su persona.
– COMUNICAR es, por lo tanto, compartir momentos, situaciones, sentimientos, deseos,
actitudes. Significa aceptación, igualdad de derechos y deberes, comprensión, lealtad, verdad…
– ¡La comunicación dentro de la pareja es tan vital para la relación como lo es la circulación
sanguínea para mantenerse sanos! De hecho, la sangre nutre y purifica el aire en los pulmones y
elimina el desperdicio y las sustancias tóxicas; si la circulación se dificulta o sufre alguna
alteración, el cuerpo se enferma y puede morir.
La inteligencia para seguir los rastros e identificarse con los sentimientos del otro se llama
“EMPATÍA”, es decir, ponerse dentro del “marco de referencia” del cónyuge, tratando de
observar y sentir la situación como él, o ella, lo ven y lo escuchan. Se necesita intuición y
comprensión en ambos lados.
¿Qué queremos decir por el tiempo adecuado? Es ese momento especial solo para nosotros dos.
Es hora de no criticarse o culparse unos a otros, ni de resolver problemas o hacer peticiones. Es
hora de escucharnos unos a otros solo desde el fondo del corazón, afectuosamente. Es hora de
estar en contacto el uno con el otro: solos, sin interferencias ni prisas. ¡Solo nosotros dos en un
lugar tranquilo!
– ¡El lugar Un lugar para tener privacidad, para poder relajarse, sentirse descansado, atento y
tranquilo de preocupaciones o interferencias. Un lugar donde podemos mirarnos a los ojos,
sentarse juntos, tomados de la mano y tener una experiencia placentera.
Este tiempo “juntos” es muy importante para la pareja; si realmente quieres encontrarlo, lo
disfrutarás y buscarás la manera de revivirlo todos los meses. “¡No tengo, no tenemos tiempo!”
Es una máscara fácil que oculta algo más profundo.
-Te conoces lo suficiente como para admitir que si algo es importante para ti, encuentras
el tiempo necesario. Además, todos tenemos 24 horas al día: el problema es cómo pasamos ese
tiempo y cuánto de ese tiempo pasamos con nuestro cónyuge.
– Esta es la razón de muchas fallos en el matrimonio: la falta de deseo de estar juntos para
decidir y pensar en cosas realmente importantes (que no son solo las económicas).
Cada pareja debe encontrar su tiempo de acuerdo a sus necesidades y circunstancias: pero debe
encontrarse, de lo contrario no creceremos como individuos, ni como una pareja feliz. Por
ejemplo, para el diálogo diario algunas parejas encuentran el tiempo por la mañana temprano,
antes de que comience el día; otros prefieren la noche; a algunos les encanta hablar durante una
comida compartida o caminar juntos…
Pero es importante la revisión mensual que debe hacerse como se hace con los automóviles; de
lo contrario, si falta el aceite en el motor de nuestro matrimonio, corremos el riesgo de
averiarnos y detenernos por completo…
El tiempo que pasan juntos: ¿podría ser mejor utilizado? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué no desde
hoy?
– Todos exigimos atención y necesitamos sentirnos activos; todos deben aprender a descifrar
las señales que el otro lanza por cualquier medio, verbal, no verbal o corporal.
COMUNICACIÓN NO VERBAL
– El cuerpo habla, llora de alegría, tiembla de rabia, los músculos pueden estar tensos o
relajados. Nuestros ojos pueden ser penetrantes, centelleantes, fríos, escondidos, brillantes,
lascivos, parpadeantes o sin vida…
-Hemos aprendido a prestar atención a las palabras, a complacer a las personas, a adaptarnos, a
ocultar nuestros sentimientos, pero no somos igualmente buenos captando los mensajes que
nuestro cuerpo envía y que son más numerosos que los verbales.
EL SILENCIO
– A pesar de eso, creer que el otro nos comprende sin que hablemos, ¡pertenece al reino de las
ilusiones! El silencio, en general, no se experimenta bien en el matrimonio. Contiene un
mensaje que puede generar reacciones intensas y controvertidas: puede ser de oro o rechazo
total.
– Una persona sometida a “tratamiento silencioso” puede cerrarse sobre sí misma o intentar
romper la barrera levantando el tono de la voz, quizás usando violencia.
– Uno de los bloques más devastadores en el diálogo entre los cónyuges es el descubrimiento
de que el cónyuge no está interesado en escuchar lo que tenemos que decir.
El abrazo
¡A veces podemos comunicar más cosas con un fuerte y delicado abrazo sincero que con mil
palabras!
– El abrazo es un agrandamiento del corazón, es dar espacio a quienes amamos para que sean
uno con nosotros. Un abrazo fuerte y cálido infunde coraje y seguridad, un abrazo tierno y
delicado disuelve toda rigidez, da confianza y serenidad.
– Nos encontramos viviendo en un momento en que todos los tabúes parecen haber sido
superados y toda modestia parece haber desaparecido, pero queda una: la modestia de los
sentimientos.
¡Qué hermoso es dar un nuevo espacio al cuerpo, a los gestos, a ese lenguaje universal que va
más allá de los idiomas y se dirige directamente al corazón!
LA SEXUALIDAD EN LA PAREJA
– No se puede separar cada diálogo del hecho de que el diálogo es sexuado. El diálogo de una
pareja se convierte entonces en un diálogo “encarnado” en los gestos físicos, se convierte en
verdadero amor que hace a los dos una sola carne y produce frutos…
– Es urgente volver a entrar y reapropiarse del propio cuerpo, sus propios gestos, su propio
corazón.
– A menudo un gesto puede hacer visible lo que la palabra no puede decir, entonces es el
cuerpo el que hace que la palabra se exprese en un lenguaje universal pero siempre original
que, si es sincero, puede captar la intimidad de nosotros mismos.
– “Cuántas veces perdemos eso que con un poco de dulzura podríamos obtener fácilmente…”
(Shakespeare)
– “Las palabras son piedras”, como piedras a menudo son frías, duras, pesadas, incapaces de
modelarse en los matices de los pensamientos, en los latidos del corazón. Nunca son suficientes
para traducir los sentimientos, la mayoría de las veces permanecen impenetrables ante los
afectos, sentimientos y emociones actuales que invaden nuestros corazones. Un poeta escribe:
“¡Te amo demasiado esta noche para hablar sobre el amor!”. El corazón solo no es capaz de
amar, necesita a la persona completa. Necesita el cuerpo.
PROMOVER EL DIÁLOGO
-Es muy importante comunicar cuando se siente la decepción causada por la conducta del otro,
y luego ir más allá con el perdón.
– ¡Es importante acostumbrarse a pedir disculpas! Puede parecer trivial o fácil y en cambio no
lo es.
Cuando nos damos cuenta de que que hemos malentendido, incomprendido, etc., no es
suficiente decir: “tienes razón” o “no hables más” u “olvida todo”. No es suficiente estar
callado y esperar que el tiempo arregle las cosas, porque el tiempo no lo hace, por el contrario,
los empeora.
Otra forma de diálogo en la pareja se da escribiendo cartas de amor, en las cuales describimos
con calma toda nuestra pasión, expectativas y deseos por la persona amada. Actualmente la
escritura y la lectura están un poco descuidadas, pero de acuerdo con la experiencia de miles de
parejas casadas en todo el mundo, escribir cartas de amor al cónyuge es una manera
¡emocionante y concreta de fortalecer la comunicación conyugal y la confianza mutua en el
matrimonio! A veces es la mejor manera de expresar las experiencias personales y llegar a la
pareja de una manera directa, honesta y afectuosa, para tender un puente, reconciliarse, etc…
– Lo que mantiene a un matrimonio en pie es, sin duda, la realidad: hacer que el otro se sienta
amado y aceptado.
– Reduzcamos al mínimo, o más bien evitemos por completo, los ataques verbales: solo sirven
para empeorar la situación. Es necesario un poco de humorismo, junto con una buena dosis
de fe. De hecho, si para hablar y comunicarse la pareja pone en el centro a Cristo y la palabra
de Dios, la mitad del trabajo ya está hecho, porque la Biblia dice: “Venid a mí todos los que
estáis cansados y oprimidos y yo os haré descansar” y otra vez: “Sin mí no podéis hacer nada”.
Son invitaciones para hacer prosperar el amor de la manera correcta.
Conclusión:
– Todo en nosotros busca y pide ternura y nosotros, incluso cuando no nos damos cuenta,
damos una mirada, una sonrisa, un gesto, una apreciación benevolente.
– Porque “el amor no consiste en mirarse el uno al otro, sino mirar en la misma dirección” (A.
de Saint-Exupèry).
El verano es un buen tiempo para que los esposos dialoguen sin prisas. Es verdad
que a veces en verano hay ruidos y desorden, pero hay tiempo “perdido” que se
puede aprovechar para estrechar lazos, afianzar compromisos, revisar
comportamientos, alimentar las ilusiones que nunca se deben perder, mirar los
dos al infinito y volver a enamorarse... Que nunca quede al llegar septiembre la
sensación de haber perdido el tiempo.
Pero, ¿cómo ha de ser el diálogo conyugal? El P. Nicolás Sckwizer propone estas
siete reglas prácticas para que ahora ofrecemos, y que garantizan la renovación en
el amor si se siguen de corazón. ¿por qué no hacer la prueba?
Para que el diálogo sea enriquecedor y fecundo, hay que cumplir determinados
requisitos. Cada pareja, al poseer una identidad propia, tendrá que encontrar su
manera peculiar. Existen, no obstante, determinadas reglas básicas. ¿Cuáles son
estas reglas del diálogo conyugal? Se pueden resumir así: el diálogo conyugal,
para que sea eficaz y creador, debe ser: humilde, paciente, simpático, cálido,
oportuno, constante y renovado.
Es algo básico. Hay que tener un gran cuidado -a la hora de las recriminaciones,
críticas, preguntas embarazosas- para examinarse a sí mismo y verificar hasta qué
punto puede uno mismo ser sujeto de censura. No es tan raro que uno proyecte
sus fallas y limitaciones en el otro. Con una actitud de humildad y autocrítica, la
conversación se desarrollará en un clima de lucidez, calma y comprensión.
Y toda educación descansa sobre la paciencia. Sabemos que consiste, antes que
nada, en repetición incansable, en incesante recomenzar. Así ocurre entre marido y
mujer. A veces, será necesario repetir durante toda una vida la misma observación,
formular la misma petición.
En el momento en que los dos se encuentran cara a cara para iniciar un análisis de
la situación conyugal, importa mucho el sentirse amado. Los roces inevitables de
la vida en común crean, al multiplicarse, una antipatía reprimida que, tarde o
temprano, hará explosión. Si triunfa la antipatía por encima de la simpatía, el clima
del diálogo se hace denso y llega a sofocar. Y entonces las personas se cierran en
seguida, se recogen en sí mismas o se irritan. La conversación se hace entonces
imposible, inútil. En tales condiciones se da un extraño diálogo de sordos en el que
nadie quiere escuchar a nadie. Sólo la simpatía presente en cada momento,
asegura un intercambio fructífero.
4. Cálido. Hay que insistir siempre en que el diálogo sea cálido, porque la frialdad
es un peligro que amenaza a todos los cónyuges. Una vez que se han acumulado
algunas incomprensiones consecutivas, la irritación contenida se traduce en un
marcado enfriamiento de las relaciones de la pareja. No se es propiamente hostil
al otro; se es simplemente indiferente a él, con una indiferencia helada.
Evidentemente, esto es algo que aumenta la incomunicabilidad y cierra toda
salida. No se llegará jamás al encuentro interior en tales condiciones.
5. Oportuno. Es un arte saber escoger lo que debe decirse y lo que debe callarse.
El proverbio lo enseña: “No toda verdad es para ser dicha”. Existen algunas que es
mejor callar, porque diciéndolas solo lograríamos herir; sin provecho alguno para
un mejor entendimiento. Existen silencios que deben ser respetados, secretos que
son inviolables. No todo ha de decirse ni tampoco puede preguntarse todo. Para
poder escucharse, la pareja debe respetarse, una de las formas de respeto
consiste en saber no preguntar o no insistir cuando no conviene; otra forma es no
decir al cónyuge una verdad demasiado dolorosa. La discreción, en el sentido
profundo de la palabra, es la clave de los diálogos conyugales. Es decir, deben
discernir qué puede comunicarse y qué debe callarse, en todos los casos.
No son las emociones las que deban animar al diálogo, sino exclusivamente la
razón. Se juzgará, a nivel de la inteligencia, no de las pasiones, cuando es el
momento oportuno para decir tal o cual verdad, o pedir determinada explicación.
Escoger en forma acertada el momento del diálogo es asegurar su éxito.
Aquí podríamos decir también algunas palabras sobre las interrupciones del
diálogo. Pasa todavía bastante frecuentemente que después de una pelea o un
enojo suspendemos ese diálogo que tendría que ser permanente, y hasta lo
suspendemos por tiempo indefinido. Y después viene la pregunta: ¿quién de los
dos inicia de nuevo el diálogo?
Si la esposa sólo sabe hablar de la moda o del servicio doméstico, y por su lado, el
marido sólo sabe hablar de negocios o de política, es evidente que la conversación
será a la larga aburrida. La palabra está en función del pensamiento. Es urgente,
por lo tanto, cultivarlo como un deber. Pero la cultura sería, en el sentido de abrir
cada vez más su espíritu y su horizonte con el propósito de aprender a vivir mejor y
de saber responder a las preguntas que todo ser inteligente se plantea. Muy actual
entonces el tema de nuestras lecturas, de nuestras realizaciones artísticas, de
nuestra cultura religiosa...
Significado de Diálogo
Qué es Diálogo:
Diálogo es un intercambio de información entre dos o más personas. Puede
ser oral o escrito. También es un tipo de obra literaria, en prosa o en verso,
en la que se representa una conversación entre dos o más personajes.
Diálogo directo
En Literatura, se habla de diálogo o discurso directo cuando una conversación
aparece reproducida en una narración tal y como sucede, es decir, en estilo
directo. Las intervenciones suelen aparecer introducidas por guiones (-). Por
ejemplo, en este fragmento de Cien Años de Soledad de Gabriel García
Márquez:
Diálogo teatral
En teatro, se habla de dialogo teatral cuando dos o varios personajes
conversan de un modo directo sin la intervención de un narrador. Por ejemplo,
en este fragmento de Historia de una escalera de Buero Vallejo:
Diálogo social
El diálogo social comprende las relaciones de comunicación entre distintas
organizaciones, instituciones, asociaciones o grupos de personas encaminadas
a buscar algún tipo de acuerdo entre las partes. Habitualmente, el diálogo
social se realiza a través de representantes. Por ejemplo: "La Presidenta de la
Asociación de Estudiantes Universitarios ha reclamado un mayor diálogo social
al Ministerio de Educación y a la Rectoría de la Universidad para llegar a un
acuerdo sobre el número de becas del próximo curso".
El diálogo conyugal
Dialogar significa regalarse uno al otro desde lo más íntimo que uno tiene
Dialogar significa regalarse uno al otro desde lo más íntimo que uno
tiene. Es entrar en comunión, es abrir el corazón al otro y mostrarle quién
soy por dentro, mis angustias, mis esperanzas. Dialogar es intercambio
de corazones, es fusión de corazones.