Universidad de Buenos Aires Facultad de Psicología

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Universidad de Buenos Aires

Facultad de Psicología

Tesis de Licenciatura en Psicología

“Análisis de los mandatos sociales que


afectan el desarrollo de la paternidad en las
nuevas masculinidades”

Alumna​: Lucila Mariel Sersale


LU​:​ 378063720

Tutora​: Luisina Montenegro


DNI​: ​33466385

Septiembre 2019
Índice
Agradecimientos………………………………………………………………….………....2
Introducción……………………………………………………………………………..…...3
Planteamiento del problema……………………………………………………….……..4
Objetivos……………………………………………………………………………...…….5
Marco Teórico………………………………………………….…………………………….6
Marco Jurídico……………………………….……………………………………..…….....9
Metodología………………………………………………………………….………….......9
Estado del Arte……………………………………………………………………….....….10
Desarrollo...................................................................................................................13
• La modernidad da vida a la división de roles……………....……………………........13
• Nuevas subjetividades: Nuevas paternidades……………………………….………..17
•¿Solo privilegios? hablemos de límites…………………………………....…....……...20
•Accionar de los/as psicólogos/as………………………………………...…….……....28
Conclusiones…………………………………………………………………………….....30
Bibliografía…………………………………………………………………………..…..….33
Anexo………………………………………………………………………………………..36

Luisina Montenegro
DNI: ​33466385
1
Agradecimientos

A mi muy querida Facultad de Psicología de la UBA que me ha enseñado tanto.

A mi papá Antonio y a mi mamá Sandra que me ha apoyado siempre en mis

elecciones, me han dado la oportunidad de estudiar en Buenos Aires y me han

dejado ser.

A Melanie, hermana y compañera de vida, a ella que me ha bancado tantos años y

ha tenido una inmensa paciencia conmigo. Tan presente en cada detalle siempre.

A Caterina, hermana menor que la veo crecer y aprender con tanta pasión, que

quiere un mundo mejor y que tiene mucho cariño siempre.

A mis amigas Mica, Caro y Anita, que han estado a la par mío durante toda mi

carrera, a ellas que fueron siempre un enorme apoyo emocional en cuestiones de

Facultad y en cuestiones personales.

A mi abuela, mis tías, tíos y primos, por su incondicional sostén y acompañamiento.

A Leo y Vale, quienes han sido un gran apoyo y sostén emocional y sobre todo en

mi desarrollo profesional.

A todas las personas que conocí en la Facultad durante el transcurso de esta

hermosa carrera, compañerxs y profesorxs que también pasaron y dejaron su

huella.

A todxs mis amigxs y parejas que he conocido durante los últimos años. Me han

acompañado, alentado y me han enseñado mucho.

Gracias, soy por y para ustedes.

Luisina Montenegro
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2
Introducción

Los últimos estudios feministas aportan un exquisito marco teórico sobre lo


femenino, la mujer y todo lo que aquella comunidad ha atravesado en cuestiones de
lucha a lo largo de la historia, desde la incorporación de la mujer en los lugares de
estudio hasta el voto femenino. Pero ¿qué nos dice sobre lo masculino?. Los
estudios con perspectiva de género sobre masculinidades son considerablemente
más escasos. Sin embargo, han ido en aumento a partir de que se empieza a correr
el foco que siempre se tuvo en la mujer para focalizar en lo igualitario.
Esta temática es de relevancia social ya que históricamente se le asignó a la
mujer el rol materno, siendo juzgada y criticada en su labor cuando ésta
manifestaba alguna idea contraria a dicha función. Mientras que el hombre, quien
frecuentemente tiene una presencia menor o escasa en dicho rol, no recibe el
mismo prejuicio ni castigo social. Es habitual encontrar que incluso se justifica al
varón bajo el imaginario instituido de que la mujer tiene un “instinto maternal” y es
ella quien debe responsabilizarse de la crianza de los hijos e hijas, ya que es
“natural”. Varios estudios indican que la paternidad -y la maternidad- son
construcciones culturales, y no están determinadas sólo por la biología. Estos
modos de ser madre y de ser padre son los que se ponen en cuestión con la
presencia de nuevas subjetividades que desarrollan nuevos deseos ante la crianza
de los hijos e hijas.
La presente tesis pretende lograr un acercamiento a las significaciones
imaginarias sociales que el patriarcado ha delimitado para el género hegemónico
masculino y que aún tienen vigencia teniendo, además, efectos restrictivos en el
ejercicio de la paternidad de las nuevas masculinidades que han emergido en la
últimas décadas.
Responde a la instancia evaluativa final de la carrera de Licenciatura en
Psicología de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires y se
enmarca en los lineamientos teóricos de la materia electiva “Introducción a los
Estudios de Género” cat. 105 y en la materia “Psicología Institucional” cat. 144 del

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ciclo profesional. Se realizará a partir de un recorte bibliográfico que permiten una
articulación de ideas y conceptos pertinentes al tema.

Planteamiento del problema


El tema de interés que convoca a la realización del presente trabajo tratará
sobre los costos de pertenecer al grupo del género hegemónico, es decir al
masculino, al momento de ocupar un rol activo y responsable en la crianza de los
hijos y/o hijas.
Esta idea surge a partir de pensar en cómo convocar a los varones a la lucha
feminista dada la importancia de ésta en la actualidad. Es decir, cómo lograr generar
en ellos un impacto, una afectación tal que logre manifestarse en ellos la necesidad
de su unión a la movilización en contra del patriarcado. Es por ello que la idea surge
por querer romper con el imaginario social que entiende que el varón hegemónico
del sistema patriarcal tiene exclusivamente beneficios. Poner en cuestión la gran
gama de estos privilegios que adquieren por dicho sistema y poder hablar de cómo
también se ven afectados negativamente en él.
Además, es menester agregar que otro de los motivos que han inspirado a la
realización de esta tesis fue mi experiencia personal en el cuidado de niños y niñas
a partir de mi desempeño como niñera en los últimos años. Esto me ha permitido
observar desde otro lugar el rol que cumple el padre y la madre en la crianza de sus
hijos/as, despertando en mi ciertos interrogantes respecto a las funciones que
cumple el rol paterno.
Como motor de dicho análisis surgen los siguientes interrogantes:
¿Cómo se ve afectada la subjetividad en los varones que asumen la responsabilidad
de la crianza de los niños y niñas el hecho de que la propuesta está, en principio,
dirigida hacia las mujeres? ¿Cuáles son los mandatos sociales que funcionan como
límite en el normal desarrollo del rol paterno?
El recorrido a realizar en esta tesina irá desde un análisis del contexto
histórico que dio origen a la división de roles y funciones según el género masculino
o femenino. Luego se desarrollaran las características principales del género

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hegemónico y las significaciones imaginarias sociales implicadas. En un tercer
punto se expondrá un acercamiento a las nuevas formas de subjetividad masculina
que se logran hallar en la actualidad y por último un análisis en relación a los
obstáculos y malestares asociados con los que se encuentran los varones-padres
frente a la construcción social del género hegemónico.
Para responder a dichos interrogantes se tomarán principalmente los
conceptos desarrollados por Tajer, D. quien brinda una mirada histórica de los roles
de género y los distintos modos de subjetivación que se pueden encontrar a partir
del surgimiento de la modernidad. También se tomarán los escritos de Burin, M.
quien permite pensar los pilares fundamentales que definen al género hegemónico
masculino. Además, Castoriadis, C. ayuda a ubicar los conceptos en relación al
dominio histórico social, planteando la tensión entre lo instituido y lo instituyente y el
imaginario social como movimiento instituyente que se da por creación. Bonino, L. y
Keijzer, B. brindan información sobre los tipos de padres que podemos encontrar en
la actualidad y los movimientos de padres que han surgido. Por último se
ejemplificará con situaciones de la vida cotidiana que den cuenta cómo se ve
afectada la subjetividad masculina al ejercer su rol paterno en los distintos ámbitos
sociales.

Objetivos
El ​objetivo general de la presente tesis es indagar acerca de cómo afectan
los mandatos del patriarcado a las nuevas paternidades y el posible accionar de
los/as psicólogos/as frente a esto.
Los ​objetivos específicos​ son:
❏ Describir el origen de la división de roles por género.
❏ Realizar una descripción del género hegemónico masculino.
❏ Establecer un acercamiento a las nuevas masculinidades presentes en
la actualidad.

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❏ Especificar los efectos de las significaciones imaginarias sociales
instituidas de la paternidad sobre las nuevas subjetividades
masculinas que tienen una paternidad activa.
❏ Revisar el accionar del psicólogo/a frente a estas nuevas
subjetividades.

Marco Teórico
En función de la realización del presente trabajo, el marco teórico
comprenderá conceptos desarrollados por distintos autores con perspectiva de
género. Por ende, la línea teórica irá principalmente de la mano de Débora Tajer,
Connel, R.W., Benno De Keijzer, Mabel Burin, Luis Bonino, Cornelius Castoriadis y
René Lourau.
Para comenzar, se utilizará la definición de “​modo de subjetivación​” de Tajer,
quien la define como una construcción conceptual que tiene base en la relación
entre la forma de representación que hace cada sociedad sobre la conformación de
sujetos, y la forma en que cada sujeto constituye su singularidad (Tajer, 2009).
Además conceptualiza “​mandatos de género”​, que son aquellos que producen
formas de desarrollo de los afectos, deseos y modelos por los cuales los sujetos
constituyen su identidad y autoestima (Tajer, 2009).
El término “​género”​ se utilizará para referirse a las construcciones sociales y
culturales que atribuyen roles y funciones a la masculinidad y a la feminidad. Keijzer,
B. Lo define como "(...) una serie de atributos y funciones que van más allá de lo
biológico/reproductivo, construidos social y culturalmente y que son adjudicados a
los sexos para justificar diferencias y relaciones de opresión entre los mismos"
(Keijzer, 1997, p.3)1. Respecto a la “​masculinidad” l​ a describe como “(...) un
conjunto de atributos, valores, funciones y conductas que se suponen esenciales al
varón en una cultura determinada.” (Keijzer, 1997, p.3)

1
​De Keijzer B. (1997) El varón como factor de riesgo: Masculinidad, salud mental y salud
reproductiva. Tuñon, México: Mimeo.

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6
Connel define a la “​hegemonía” como “(...) la dinámica cultural por la cual un
grupo exige y sostiene una posición de liderazgo en la vida social.” (Connel, 1997,
p.39)2, siendo entonces la “​masculinidad hegemónica” “(...) la configuración de
práctica genérica que encarga la respuesta corrientemente aceptada al problema de
la legitimidad del patriarcado, la que garantiza (...) la posición dominante de los
hombres y la subordinación de las mujeres” (Connel, 1997, p.39)3. A su vez, Keijzer
también describe la “​masculinidad hegemónica” planteando que es culturalmente
construida, donde el varón es la figura dominante que subordina a la mujer y a otros
hombres que no se adaptan a ese modelo, además que posee claras ventajas por
pertenecer a este grupo hegemónico, pero, sin embargo, el tiempo lo convierte en
un costo sobre su salud y sobre la de otros/as.
Para hablar de ​“​paternidad responsable”​ se toma la definición de Luis
Bonino, quien la detalla como un deseo de paternidad que produzca una vinculación
emocional satisfactoria y responsable durante un ciclo vital completo, incluyendo la
presencia simbólica y física (Bonino, 2003). Es decir, un varón que se compromete
emocionalmente y es responsable de un otro admitido como hijo/a por 20 años
mínimamente (Bonino, 2003). Además, entiende la paternidad como una
construcción cultural, multiforme y bidireccional.
En cuanto a los aportes que se recaban de Castoriadis, éstos permiten
pensar que una sociedad es una institución, compuesta a su vez por múltiples
instituciones particulares, que implica normas, valores, lenguaje, herramientas,
procedimientos y métodos para enfrentar y hacer cosas, y al individuo mismo
(Castoriadis, 1988). Dicha sociedad funciona enmarcada en una coherencia y
cohesión que produce una unidad que está dirigida por un tejido de significaciones.
A esto último el autor lo llama el “​magma de las significaciones imaginarias
sociales”, siendo ​imaginarias porque no son elementos reales y son creadas,
​ orque existen de forma instituidas dentro de una sociedad y es un ​magma
sociales p

2
​Connel, R.W. (1997) La organización social de la masculinidad. En Valdés T. y Olavarría, J. (eds.)
Masculinidad/es. Poder y Crisis (pp. 31 – 47). Santiago de Chile. Chile: Ediciones de las Mujeres
N°24.
3
​Connel, R.W. ob. cit.

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porque representan un tipo de organización específico. Cada sociedad es particular,
tiene su propio magma de significaciones imaginarias que le permite interpretar el
mundo, y además son plausibles de cambios con el tiempo. También, define lo
“imaginario social” ​o “sociedad instituyente” como lo opuesto a la sociedad instituida,
como aquello que ataca la identidad de la sociedad y su sistema de interpretación,
pero sobretodo como la nueva creación que se despliega como historia:

“Estas sociedades cuestionan su propia institución, su representación del mundo,


sus significaciones imaginarias sociales. (...) rompe el cerco de la sociedad instituida
que prevalecía hasta entonces y abren un espacio en el que las actividades del
pensamiento y de la política llevan a poner en tela de juicio una y otra vez, no solo la
forma dada de la institución social y de la representación social del mundo, sino los
posibles fundamentos de cualquier forma de ese tipo.” (​ Castoriadis, 1988, p.77)

Por último, Loureau, R. define “Institución” como un cortejo de normas, modelos


y valores de comportamiento asociadas a normas universales y como formas
sociales visibles por estar dotadas de una organización jurídica y/o material (Lourau,
1991). Esto se enmarca en tres momentos de distinto contenido a los que denomina
“universalidad”, “particularidad” y “singularidad”. La primera refiere a la unidad
positiva del concepto siendo verdadera abstractamente y generalmente, es una
norma universal de la sociedad, como por ejemplo matrimonio. El segundo implica la
negación del momento universal, ya que se aplica de forma determinada y
circunstancial en un grupo de individuos que varían según su edad, sexo, status,
etc. Siguiendo el ejemplo anterior, este momento implica las distintas variantes, por
ende “soltero”, “casado”, “divorciado”, “viudo”, son ejemplos aquí. Por último, la
singularidad remite a la unidad negativa como resultado de poner en negación lo
universal, es decir, respecto a la institución “matrimonio”, la forma “soltero” seria su
singular.
Los conceptos desarrollados en este marco permitirán entender las nociones de
familia, de mujer, y de varón como instituciones y como construcciones histórico

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sociales y brindará soporte para comprender los padecimientos subjetivos de los
varones que desean paternar.

Marco jurídico
Se servirá de la Ley N° 20744 “Ley de Contrato de Trabajo” que permite
identificar la cantidad de días que se obtienen en la licencia por maternidad y en la
licencia por paternidad. También se tomará el artículo 638 del nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación que elimina la “patria potestad” y da lugar al concepto de
“responsabilidad parental” permitiendo a ambos padres tener el derecho sobre el
cuidado de los hijos e hijas por igual y evitando que uno sea el principal. Esta nueva
modificación regula la responsabilidad planteando igualdad de condiciones.
Además, se articulará la ordenanza XII-59 de la provincia de Córdoba, la cual
colabora en orientar sobre el estado actual del inconveniente relacionado a los
cambiadores de bebés en baños masculinos y femeninos de espacios públicos
como restaurantes, anfiteatros, auditorios, cines, teatros, bibliotecas, iglesias, salas
de convenciones, exposiciones, salas de juegos, salones de fiesta y similares.

Metodología
La metodología utilizada en el presente trabajo de tesis es de carácter
cualitativo de tipo exploratorio, debido a que se aplicará una recopilación de
bibliografía pertinente a los objetivos expuestos. El tipo de estudio que se realiza es
del tipo descriptivo, siendo que la misma se lleva a cabo a partir de una selección
bibliográfica que permite relacionar los conceptos principales de los distintos autores
y autoras para responder los interrogantes planteados al comienzo. Este enfoque
implica una fase exploratoria, un tiempo de interrogación sobre el objeto, teorías
pertinentes y cuestiones operacionales y metodológicas.
Se realiza una revisión de distintas producciones significativas referidas a la
construcción socio-histórica del género y los roles y funciones que se le han
atribuido a cada uno, prestando una especial atención al género masculino.
Además, esto se articula con bibliografía referida a nuevas paternidades, para luego

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analizar los efectos restrictivos que se producen por aquellas significaciones
imaginarias instituidas que caracterizan al varón. Esta investigación reúne aspectos
de consistencia teórica como así también de relevancia social que permitan
cuestionarse sobre las distintas funciones que se presentan en el desempeño del rol
paterno frente a la crianza activa de los hijos e hijas en la actualidad.

Estado del arte


Los estudios sobre nuevas masculinidades y específicamente sobre
paternidades son escasos debido a su lento, pero progresivo foco de atención. Se
recuperan para este apartado las contribuciones de Benno de Keijzer y Luis Bonino
que permiten realizar un acercamiento a las paternidades actuales.
En los años 90´ se comienza a estudiar en profundidad la paternidad y sus
distintos tipos, ya que es en esa época que empiezan a hacerse visibles nuevas
subjetividades. Con ello surgen también nuevas formas de ser padre en la que se
entremezclan los distintos imaginarios sociales, valores y funciones de las
generaciones más tradicionalistas y de las generaciones más innovadoras. Gracias
a que la comunidad feminista comienza a cuestionar el rol del varón en la crianza de
los hijos e hijas, se producen transformaciones en la responsabilidad y la presencia
de los padres en la familia. “Transición de género”, así lo llama Keijzer, B. el cual
refiere a los grandes cambios en los roles y funciones de cada género que se han
producido en los últimos años. Keijzer propone comenzar a utilizar el término
“paternidades” en lugar de “paternidad”, ya que éste último remite a una forma
exclusiva y universal de relacionarse con los hijos/as, mientras que el primero,
siendo plural, alude a la diversidad que podemos encontrar en la forma de ejercer la
paternidad. Si bien el tiempo dedicado a los hijos/as por parte de los varones sigue
siendo menor, gracias a la transición de género los padres cumplen un rol mucho
más activo. Sin embargo, se continúa reproduciendo la idea que naturaliza a la
mujer en las funciones reproductivas, de crianza y domésticas. Según su
investigación, en México, se encuentran paternidades asociadas a ciertas
transiciones de género. Alguna de las transiciones que desarrolla son: los padres

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que padecen una crisis de la masculinidad debido al deterioro del poder adquisitivo,
lo cual genera un decaimiento de la idea del varón proveedor; cambios en la
estructura económica-laboral debido al aumento de la inclusión de la mujer en el
ámbito laboral; la gran migración mayoritariamente masculina a otras ciudades que
limitan la presencia paterna; profundas alteraciones en la estructura familiar, como
disminuciones en el número de hijos e hijas, aparición de distintas identidades y
orientaciones sexuales que modifican el tipo de relaciones de pareja y redistribución
del trabajo doméstico.
Keijzer, B. trae dos posibilidades a la reflexión: la primera refiere a la idea de
que los cambios en la cultura modifican las formas de relación entre los géneros y la
segunda refiere a que los cambios en la estructura familiar van modificando la
cultura. Además, dice que los hombres son “discapacitados domesticos” explicando
que no es un problema genético, sino de crianza, ya que los hombres están “(...)
biológicamente equipados para desarrollar afectos y habilidades para cuidar niños y
compartir tareas domésticas sin menoscabo alguno de nuestra masculinidad”
(Keijzer, 1998, p.9)4. Es decir, los hombres tienen la posibilidad de desarrollar las
habilidades de cuidados y de tareas domésticas tanto como las mujeres, pero la
diferencia reside en que al varón se lo excluye de esa enseñanza.
En la actualidad se habla de diversidad, de variedad, de diferentes formas de
ser y hacer. Los hombres se desarrollan en una crianza en la que absorben las
múltiples subjetividades que se relacionan de distintas formas: entre padres, y entre
éstos con los hermanos y las hermanas, lo que les permite entender los roles según
el género para desarrollarse como padres en un futuro. Así producen procesos de
socialización y reproducen esos aspectos con los que se identificaron.
Bonino conceptualiza a la paternidad como una construcción cultural, del tipo
multiforme y bidireccional. Es decir, va a depender del sector social, la edad, la
clase y la época en que se desarrolle y no del carácter biológico del género. Esto
abre puertas a una variación sociocultural que permite múltiples formas de ejercer la

4
Keijzer, B. ob. cit.

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paternidad. Es bidireccional ya que es necesario que los/as hijos/as también
reconozcan al padre como tal para que se produzca dicha relación de paternidad.
Siguiendo a dicho autor, desde la perspectiva histórica se está produciendo
un doble fenómeno: tipos de padres que están en situación decadente, y la
aparición de nuevos padres. El primero refiere a aquellos padres tradicionales,
proveedores económicos, autoritarios, distantes, que transmiten los códigos de la
masculinidad y preparan al hijo en el ámbito público, poniendo foco en su
potencialidad. De aquí se desprenden los padres a los que Bonino llama “padre
amo” (marca el poder y la ley en su hogar), el “padre patrón-educador” (menos
severo, educa y acompaña manteniendo la distancia), “padre periférico” (no
cumplen función, solo el rol formal y no son tenidos en cuenta, ni pueden ser modelo
para los hijos/as) y el “padre ausente” (presentan ausencia simbólica, tampoco
cumple función y delegan la autoridad a la pareja). Por otro lado, se encuentran los
nuevos padres que tienen presente la igualdad de derechos y deberes con las
mujeres, y dejan atrás los modos tradicionales de paternar. Sin embargo, no logran
alcanzar la equidad justa que reclaman las mujeres. Las investigaciones en relación
a las prácticas de los nuevos padres han demostrado que éstos tienden a ser
“ayudantes” de las parejas en lugar de ser igualitarios. Esta idea se puede ver en el
discurso de muchas mujeres que dicen “me ayudó a ordenar la casa”, por ejemplo.
Tampoco se manifiesta en ellos el sentimiento de responsabilidad total, ya que no
sienten culpa cuando pasan menos tiempo con sus hijos/as, o no se ocupan de las
tareas de cuidado. Tal como lo expresa Bonino: “La rutina de la crianza sigue
estando en manos femeninas, y pasa a manos masculinas temporalmente cuando la
mujer está exhausta, actuando el padre como relevo de emergencia”5.
Por último, Bonino en otra de sus producciones6 conceptualiza sobre los
distintos movimientos que surgen a partir de la revolución del feminismo. Entre ellos,
los movimientos son de interés al presente trabajo son “el movimiento antisexista o

5
​Bonino, L. (2003). Las Nuevas Paternidades​. En Cuadernos de Trabajo Social, 16. Madrid, CTS-
UAM.
6
​Bonino, L. (2002). Los varones ante el problema de la igualdad con las mujeres, en Lomas, C. (Ed.)
¿todos los hombres son iguales? Identidad masculina y cambios sociales​. Barcelona: Paidós (en
prensa)

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profeminista”, “el movimiento de las terapias de la masculinidad”, y “el movimiento
mediático de la retórica de los nuevos varones”. El primero de ellos surge en los
años 70 y se enfoca en la crítica y deconstrucción de la masculinidad tradicional
hegemónica. Son comprensivos ante la injusticia social sobre las mujeres
reconociendo la responsabilidad masculina en el mantenimiento de la subordinación
social de las mujeres, y siendo autocríticos ante el propio ejercicio de poder. Se
nutren del feminismo y de la perspectiva de género centrándose en la generación de
estrategias reflexivo/educativo/asistenciales, como el activismo social y la
investigación académica, para deconstruir el ideal de masculinidad tradicional y
reconstruir masculinidades alternativas. El segundo movimiento nace en los años 80
preocupados por la “crisis” de la masculinidad. Funcionan como apoyo en la
reconstrucción de la masculinidad que perciben como dañada o cuestionada por las
exigencias del feminismo. Se proponen dos proyectos terapéuticos como sostén,
uno centrado en abordar las “heridas” de la masculinidad para mejorar el autoestima
de los varones, y la otra centrada en el desmontaje, redefinición y reestructuración
de la masculinidad tradicional y sus beneficios. Por último, el tercer movimiento
mencionado se focaliza en la construcción y difusión de nuevos modelos de varones
y varones-padres, como el “​nuevo varón sensible”​ , el “​nuevo padre”​ y el “​varón
familiar​”.

Desarrollo
La Modernidad da vida a la división de roles
En principio se realizará una breve descripción histórica para entender cómo
el contexto histórico social que dio vida a la Modernidad definió roles y funciones,
modos de ser y de vivir según el sexo biológico. Esto permitirá conocer que en la
actualidad la participación en la crianza por parte del varón entra en contradicción
con las significaciones imaginarias sociales instituidas. Además se comprenderá
porqué el género masculino se posiciona como hegemónico. Para ello surge la
pregunta: ¿Por qué la propuesta de ocuparse de la crianza está dirigida
principalmente hacia las mujeres?.

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Sirviéndose de los aportes de Tajer, D7, se observa que a partir de la
Modernidad y luego, durante el siglo XX, se establecieron mandatos de género
como una propuesta temprana que determina el modo de vivir, conformando así la
identidad, las funciones y modos específicos de subjetivación asociados a cada
género. Estos modos respondieron a las necesidades de la sociedad industrial y al
triunfo del capitalismo que generó la propuesta de preparar a la mujer en el ámbito
privado y al hombre en el ámbito público. Para éste último, la propuesta era
pertenecer al género hegemónico, lo que incluía un abanico de posibilidades y
privilegios que no tenía la mujer. Por ende, la mujer, con un ​modo tradicional de
subjetivación de género femenino​, tomó los valores de la maternidad y la
conyugalidad como objetivos ideales de desarrollo vital, siendo excluida de la
posibilidad del desarrollo profesional o laboral (exceptuando casos de necesidad
económica). Por otra parte, el hombre con un ​modo tradicional de subjetivación de
género masculino encarnó el papel del poder y de la fortaleza, valorando en él su
dedicación al trabajo, ya que sería el sostenedor y proveedor económico de toda la
familia. Además, sería quien encarne la autoridad paterna. Esto produjo que a la
hora del retorno a su casa, luego de una ardua jornada laboral, su objetivo sea
descansar y ser atendido en un ambiente ordenado y limpio, quedando así la
función doméstica responsable de los cuidados de los niños, del aseo y la
elaboración de la comida, entre otras tareas del hogar, reservada exclusivamente
para la mujer. El varón no disponía de herramientas para resolver los conflictos
afectivos, no se les permitía sensibilizarse ni expresarse tiernamente. La mujer, en
cambio, sí contaba con la posibilidad de desarrollar dichas herramientas. La división
de roles y funciones para cada género suponía un equilibrio en la construcción
social-cultural de esa época: “(...) proveer económicamente a la familia compensaba

7
​Tajer, D. (2009) Modos de subjetivación: modos de vivir, de enfermar y de morir. En Heridos
Corazones. Vulnerabilidad Coronaria en Varones y Mujeres (pp 47 – 68). Buenos Aires, Argentina:
Paidós.

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en terminos simbolicos la no disponibilidad de los varones durante la jornada laboral
para resolver situaciones domésticas.” (Tajer, 2009, p.59)8
Desde la Modernidad hasta la actualidad, la propuesta de roles específicos a
cada género se produce tempranamente en la niñez. Esto lleva a asociar a la mujer
con habilidades maternales, como la identificación con las necesidades de los otros
y habilidades domésticas, que posee “por instinto”, mientras que los hombres al no
desarrollar las mismas habilidades éstas características no les son adjudicadas. Es
decir, las habilidades de orden y limpieza junto con la de los cuidados, ya sea hacia
niños y niñas, como a ancianos/as o enfermos/as, son reconocidas solo en las
mujeres. En cambio, el hombre posee habilidades sociales, emprendedoras,
intelectuales -debido al privilegio de tener la posibilidad de estudio antes que la
mujer- y de manejo de poder y dominio. Siguiendo esta línea, ser “buena mujer”
consiste en dedicarse a las tareas domésticas y a los cuidados, como también ser
profesional de la salud o la educación, y tener un marido exitoso. Por otra parte ser
“buen hombre” es “ser importante”9, tener un trabajo valorado, con posibilidades de
progresar, ser proveedor económico para su familia, y tener una “buena mujer” que
lo atienda. Desde el punto de vista de Castoriadis éstos atributos son significaciones
imaginarias instituidas que organizan los roles de varones y mujeres en la sociedad
Gracias a esto, la cultura social se ha preparado en torno a la expectativa de que
efectivamente se cumplan dichas habilidades en cada rol que se definió en la
Modernidad. En consecuencia, si estas expectativas no se cumplen (si se manifiesta
una característica que no se ajusta a lo esperado por esa sociedad), aparece el
castigo social, los prejuicios y el etiquetamiento que atacan a la subjetividad de la
persona y que desvalorizan la esencia de su ser.

8
​Tajer, D. (2009) Modos de subjetivación: modos de vivir, de enfermar y de morir. En Heridos
Corazones. Vulnerabilidad Coronaria en Varones y Mujeres (pp 47 – 68). Buenos Aires, Argentina:
Paidós.
9
Desde el concepto de Burin, M. “ser una persona importante” implica la identificación con el padre,
que es tomado como ideal, y de esta forma se valoriza la masculinidad. Marqués, V. nos aporta que
"ser varón en la sociedad patriarcal es ser importante" es la consigna básica y núcleo de la
construcción social del varón. Ésta remite a que las mujeres no son importantes y que lo importante
es definido como masculino.

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Por lo expuesto hasta aquí, se logra comprender por qué se ha dejado de
lado la posibilidad de que las funciones y roles sean características de ambos
géneros y por qué en la contemporaneidad se encuentran obstáculos constantes
cuando las personas no siguen la línea de lo que se les ha propuesto.
Los aportes de Burin, M.10 delimitan que a partir de la Revolución Industrial y
la Revolución Francesa se han producido notables cambios en la subjetividad de las
personas. El género, como lo expresa Kimmel, M., es una base fundamental sobre
la cual se construye la subjetividad. (Kimmel, M., 1992). Esta identidad se produce a
partir de una relación ​positiva de inclusión,​ que implica la identificación con otros
sujetos, y una relación ​negativa de exclusión,​ que supone la diferencia con otros
sujetos (Burin, 2000). En el caso de la subjetividad masculina, los varones poseen
ciertas características en relación al poder incluso sin necesidad de que exista una
demostración explícita de tales conductas: el ser más fuertes, más inteligentes, más
valientes, más responsable socialmente, más creativos en la cultura y más
racionales. Según Bonino, el ​ideal de autosuficiencia es el ideal social y subjetivo
fundante de la masculinidad (Burin, 2000). Además, el carácter hegemónico del
género es construida en relación a 3 bases que son incorporadas como obligación:
no ser mujer; no ser un bebé o un niño y no ser homosexual. Queda entonces para
el género femenino el poder de los afectos y la empatía en relación a los
sentimientos, es decir una subjetividad del tipo relacional, mientras que la
subjetividad masculina es del tipo posicional.
Según dicho autor, son 4 los pilares que funcionan como ideales sociales
para definir la subjetividad masculina. El primero enuncia “​no tener nada femenino”​ ,
esto refiere a poder desidentificarse con lo femenino. El segundo expresa “​ser una
persona importante”​ e implica la identificación con el padre, que es tomado como
ideal. El tercero declara ​“mandar a todos al diablo”,​ esto conlleva a ser poco
sensible y poseer rasgos de dureza lo que construye el ideal de poder. El cuatro

​Burin, M. (2000) Construcción de la subjetividad masculina. En Burin, M. y Meler, I. Varones.


10

Género y subjetividad masculina (pp. 123-147). Buenos Aires, Argentina: Paidós.

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relata ​“ser un hombre duro”,​ que a diferencia con el anterior, implica una lucha
contra el padre.
En resumen, el género hegemónico es el masculino, el cual presenta ciertas
características que son aceptadas por la comunidad. Estas son principalmente que
su orientación sexual sea heterosexual, que sea cis-género, blanco, que tenga
fortaleza, dedicación al trabajo, que sea sostén y proveedor económico, que tenga
habilidades sociales, emprendedores, intelectuales, tener rasgos dominantes, ser
autosuficientes, tener escasas herramientas para cuestiones afectivas y tener
permitido11 manifestar enojo y violencia, como una forma de marcar poder y dominio
sobre los otros/as. Quien no cumpla con las mencionadas características se lo
entiende asociado a lo femenino, a la niñez o a la homosexualidad, con el
consecuente castigo social.

​Nuevas subjetividades: Nuevas paternidades


La construcción subjetiva de la masculinidad se pone en crisis con la
Revolución Tecnológica. El poder, tan valorado y asociado al varón comienza a
cuestionarse, y con ello el rol de ser proveedor económico para la familia, lo que
conlleva a la pérdida del lugar simbólico del poder. Además, se pone en cuestión la
superioridad del hombre sobre la mujer. Estos cambios en la forma de entender al
hombre evidencia nuevas subjetividades que nacen y otras, en su mayoría, que
estaban invisibilizadas. En suma, en la actualidad se plantea un nuevo ideal del
género masculino que tiene que ver con ser sensible y empático, ideal que permite
adecuarse a las subjetividades actuales presente en varones que manifiestan el
deseo de paternar y ocuparse activamente de su hijo/a.
Por ende, siguiendo los aportes de Burin, M. y Tajer, D. y continuando con la
línea histórica de lo que se venía exponiendo, nacen sujetos que representan
modos transicionales de subjetivización y posteriormente ​modos innovadores de
subjetivación que conviven con los modos de subjetivación del tipo tradicional.

11
En este caso al decir “tener permitido” es referido a que, a pesar de que no sea un comportamiento
aceptado por la sociedad como correcto para la convivencia en comunidad, el castigo social es muy
escaso a comparación del que recibiría una mujer ante la misma actitud.

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17
Desde Castoriadis, se pueden pensar estos modos nuevos de subjetivación como
imaginarios sociales instituyentes que vienen a romper y poner en tela de juicio el
magma de significaciones sociales instituidas.
En cuanto a los ​modos de subjetivación masculina transicionales​, buscan
tener una relación de mayor paridad con las mujeres, siendo sujetos que valoran
más lo íntimo y lo afectivo, pero sin desvincularse tanto de los modos tradicionales.
Conservan la significación imaginaria social instituido de varón proveedor,
manteniendo su posición dominante y su consecuente expresión de sentimientos
hostiles, pero forjando mejores vínculos familiares. Consideran el uso de la violencia
en ciertos casos, pero valoran el control de la hostilidad como signo de madurez.
Aún guardan interés en la competencia, dándole más importancia al evolución que a
los resultados. Se empieza a restar significación al lema de “ser hombre es ser
importante”. Logran integrar mejor los sentimientos de ternura y los eroticos
respecto a la pareja, pero en la sexualidad prima la degradación del objeto erótico.
Sin embargo, ha disminuido la “doble vida” con otras parejas, ya que se empieza a
desarrollar más el lado romántico conectado al amor. Se incorporan valores como la
voluntad, el esfuerzo, la bondad, la lealtad y ser valorado por sí mismo, generando
un mejor equilibrio entre el mundo público y el privado. Ya no temen como los
tradicionales la demostración de afectos, sino que se animan a desplegar diálogo
con su pareja y amigos sobre cuestiones de su vida cotidiana. La representación del
cuerpo se mantiene asociada a una máquina de rendimiento, siendo su virilidad
ligada a la exposición a riesgos, excesos y falta de registro de cansancio,
atendiendo más al cuidado del cuerpo y la estética (Tajer, 2009). Respecto al rol
paterno, se acercan más a las funciones de cuidado, de contención emocional, de
atención nutricional e higiene, “(...) hombres buscando alguna posición más
comprometida con sus deseos (...)”(Burin, 2007, p.30)12, posiciones subjetivas que
pretenden enriquecer la experiencia de la paternidad, sin embargo, sin dominar del
todo ese rol.

12
​Burin, M. (2007) Precariedad laboral, masculinidad, paternidad. En Burin, M., Jimenez Guzman, L y
Meler, I. (comp.): Precariedad laboral y crisis de la masculinidad. Impacto sobre las relaciones de
género. Universidad de ciencias empresariales y sociales (UCES). Buenos Aires.

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18
En la actualidad las significaciones imaginarias instituidas de la conyugalidad
y la procreación ya son una opción para ambos género. Esta libertad de elegir la
han adquirido los sujetos con ​modos innovadores de subjetivación​, es decir sujetos
con modalidades diversas de construcción subjetiva, que no constituyen una
tipología particular. Se desarrollan en una sociedad donde la cultura no le impone el
mandato social de formar una familia con una pareja heterosexual y
monogámicamente, sino que la vida en soledad o en pareja son una elección
posible, al igual que la maternidad y paternidad que también se transmiten como
una opción. La mujer gana poder y autonomía en el ámbito público, en el cual el
hombre no necesariamente busca el éxito. Ya no son proveedores económicos. El
varón gana terreno en el ámbito privado, ocupando roles domésticos y de educación
a la par que la mujer. Encaminados a alcanzar una mayor habilidad en el cuidado de
sí mismo y de las personas que los rodean, ya sean hijos/as, adultos/as, o
enfermos/as. Tienen un mayor desarrollo de la capacidad de empatía, que les
permite conectarse con lo que sienten y con lo que puede sentir otra persona.
Poseen mayores valores internos y personales, integrando el erotismo con la
ternura. El trabajo no es la única condición que les da identidad, también se
preocupan por la imágen, por la salud y por ser valorados por su personalidad, por
sus ideales y sus valores. Tienen alta capacidad de conectarse con los afectos.
Valoran el descanso, el placer y la diversión.
Otro dato de interés que aporta Bonino, L., aunque no se trabajará en
profundidad aquí, es que se continúa generando el fenómeno del padre ausente o
semi-ausente. Padres que no cumplen ninguna función para la familia, ya sea
porque no viven con ellos y no tienen ningún contacto, o porque su participación es
escasa o incluso de forma indirecta a través de la pareja. Estos "padres" pierden su
lugar y poder, siendo las mujeres y el estado su reemplazo.
Por último, se encuentran los tipos de padres ya mencionados que desarrolla
Bonino, L. y las paternidades asociadas a transiciones de género masculino que
explica Keijzer, B.13

13
Ver el apartado “Estado del arte” para su profundidad. p.8

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19
¿Solo privilegios? hablemos de límites
Desde el interrogante planteado, se ejemplificará cómo afectan éstas marcas
que ha dejado el patriarcado en los varones que se amoldan a los ​modos
innovadores de subjetivación en el deseo de ser padres y ocuparse activamente de
sus hijos y/o hijas. Para ello, se tomarán ejemplos de limitaciones que aparecen en
los distintos ámbitos de la organización social actual.
El primer ejemplo se puede observar en el ​ámbito escola​r, donde la presencia
del padre es escasa gracias a que muchas madres e incluso los directivos no
incluyen a los mismos en las actividades, comunicaciones o emergentes que
puedan llegar a surgir. Nadie cuestiona que si a un niño/a le sucede algo en la
institución educativa la primer persona que eligen llamar es a la madre, por ejemplo,
ya sea por el preconcepto de que el padre trabaja y por ende no puede, o porque
creen más capaz a la madre de solventar la problemática. Sin embargo hay que
reconocer una transformación por parte de muchas instituciones escolares (de
mayores recursos) que se encuentran actualizadas en cuestiones sociales y que
habilitan a que las familias propongan una lista de teléfonos para llamar en estos
casos pudiendo designar un orden específico. A pesar de ello, sigue siendo
principalmente la madre quien encabeza la lista de aquellos números.
También se encuentra el reconocido “chat de mamis”14, que nace con el
objetivo de generar una red de comunicación que facilita ciertas cuestiones
escolares en relación a los/as niños/as, en el cual los padres están
mayoritariamente excluidos, en muchas ocasiones ni invitados a participar. Gracias
al artículo que contribuye en este punto15, se puede vislumbrar que recién en la
actualidad se encuentran en estos grupos algunos padres que se empiezan a
integrar -siendo siempre compuesto principalmente por mujeres-, no sin generar en
las madres ciertas incomodidades y preguntas por su presencia, por sus habilidades
paternas, por la capacidad de entender las cuestiones que se hablan en el chat,
desvalorizando muchas veces los aportes que realizan. Incluso se ha logrado un

14
Es un grupo de Whatsapp formado por las madres de alumnos/as para realizar comunicaciones
que tengan que ver con cuestiones escolares.
15
Anexo 1: “Del ​chat de mamis​ al ​chat de papis,​ ellos también se involucran en asuntos escolares”

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20
cambio en el título de los chats mencionados que permiten la inclusión de los
padres. Según este artículo parece ser una cuestión de "animarse" a participar para
el caso de los padres, siendo en muchos casos una participación con una marcada
división de género: "si fuera mixto no participaría"16 dice uno de los padres
entrevistados. Es decir, las nuevas subjetividades masculinas que comienzan a
participar más del ámbito privado se encuentran con límites desde la misma
institución educativa al no tenerlos en cuenta equitativamente como a la madre y
desde las madres que los posicionan en un segundo plano. Esto afecta la
subjetividad de dichos varones ya que pueden manifestar incomodidad al querer
participar y no sentirse incluidos. Es aquí donde se hace presente el imaginario
social que asocia a la mujer con los cuidados de los hijos/as.
A partir de lo desarrollado en esta tesis, se propone que otro de los ámbitos
en donde se encuentran limitados los varones es el ​ámbito familiar y emocional​.
Frecuentemente muchas parejas deciden divorciarse. Ante a la separación de los
padres, al ser la madre la asociada a la capacidad de cuidados, se decide que
los/as hijos/as queden compartiendo convivencia con ella. Muchas veces sucede
que las nuevas subjetividades masculinas que quieren paternar se ven obligados a
aceptar esta condición sin cuestionarse, naturalizando que es lo correcto o lo mejor
para los/as hijos/as. La dinámica familiar se convierte en estos casos en la
presencia de la madre mayoritariamente y algunos días el padre (por lo general los
fines de semana). Es decir, la madre toma la responsabilidad de los cuidados, de la
educación, la higiene y de la alimentación, dejando para el rol paterno el ocio y la
diversión. El padre queda ubicado en un rol con funciones que se asemejan más a
la de los abuelos, los tíos o padrinos. En suma, esta dinámica contribuye a que
estos hijos/as se acostumbren a recurrir a la madre en situaciones conflictivas
acerca de su desarrollo biológico, asuntos escolares y sobretodo conflictos que
guardan relación con los afectos, por ende, los padres tampoco desarrollan estas
habilidades. Esto también conlleva a afectar su subjetividad ya que se los aísla de
una parte importante de la crianza, es decir el día a día, contribuyendo a que el

16
Anexo 1: “Del ​chat de mamis​ al ​chat de papis,​ ellos también se involucran en asuntos escolares”

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21
varón siga siendo entendido como un sujeto con personalidad distante y con pocas
capacidades de sensibilización y empatía con sus hijos/as. Además, genera en ellos
desmotivación en ejercer dicho rol. En el caso contrario, si el varón se muestra
sensible, ocupándose de tareas domésticas, es común que reciba prejuicios
acusatorios de poseer características femeninas o tener orientación homosexual.
Críticas, burlas, exclusión e ideas que colaboran con el estancamiento
socio-cultural. Sin embargo, en este punto se puede reconocer un gran avance de la
sociedad que ha demostrado una disminución en discriminar al varón que se hace
cargo activamente de la crianza, invitándolo a participar más en dichas tareas. A
pesar de ello, aún se puede sostener, como Keijzer comenta: “(...) una creciente
cantidad de hombres europeos acepta compartir tareas con la madre, pero no a la
inversión de los papeles” (Keijzer,1998, p.9)17. Otro avance que se puede rescatar,
sobre todo en clases sociales de mejores recursos, es que ha ido en aumento la
modalidad compartida en cuestiones económicas y de tiempo con los hijos e hijas.
Se puede observar esto en el cambio del Código Civil y Comercial en el año 2015
que elimina la “patria potestad” y da lugar a la “responsabilidad parental” siendo esta
“(...) el conjunto ​de deberes y derechos que corresponden a los progenitores sobre
la persona y bienes del hijo, para su protección, desarrollo y formación integral
mientras sea menor de edad y no se haya emancipado”18.
Un aspecto no menor que funciona como obstáculo para las nuevas
paternidades es: la madre. A partir de las investigaciones de Keijzer, se ve que no
siempre es tan deseable la presencia que va adquiriendo el hombre en el ámbito
intrafamiliar. Para la mujer puede ser visto como una amenaza a sus capacidades
maternales y domésticas, es decir, una competencia dentro de su ámbito tradicional
de poder en el que tantos años han sido reconocidas por su calidad en el puesto.
Volnovich, J. también lo menciona como uno de los dos obstáculos para la relación
del padre con sus hijos/as: “-los imperativos laborales” y “-las mujeres que rodean a

17
​De Keijzer B. (1998). Paternidad y transición de género. En Schmuckler, Beatriz, Familias y
relaciones de género en transformación, Population Council y Edamex., México, 1998.
18
Art. 638 del Código Cívil y Comercial.

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22
los niños”19. Es decir, no solo las madres, sino cada mujer que tiene una relación
cercana con los niños y niñas.
En el ​ámbito laboral se observa que en muchos casos se mantiene presente
el mandato de género de ser proveedor económico. En consecuencia, el varón con
modos transicionales e innovadores de subjetivación que quiere tener una mayor
presencia en la crianza, se ve enfrentado a trabajar por una jornada completa para
solventar la economía familiar. Esto resulta un impedimento a la hora de estar más
presentes con sus hijos/as debido a la falta de tiempo y el cansancio provocado por
el cumplimiento de su deber como trabajador y ser un hombre importante y de
poder.
En suma, en este tercer impedimento que tiene el padre activo se incluye la
licencia por paternidad que limita el disfrute y acompañamiento de las primeras
semanas del bebé luego de su nacimiento. Se encuentra que la ley N° 20774, “Ley
de Contrato de Trabajo”, habilita a la mujer a gozar de 45 días previos al parto y 45
días posteriores del parto. Incluso contempla los casos de pre-término manteniendo
los 90 días. En cambio, para el hombre la suerte es muy distinta: solo puede
tomarse 2 días después del parto. Se encuentran numerables casos donde paternar
se lleva a cabo sin la presencia de una mujer: padres solteros que han recurrido a la
adopción, o a la fertilización asistida, o padres que han quedado viudos o su mujer
los ha abandonado, o padres homosexuales. Asimismo, en una pareja heterosexual,
donde sí se encuentra la mujer, la figura de un sostén que brinde acompañamiento y
apoyo en el proceso de cuidados y de adaptación es sumamente importante. Es
decir, un apoyo físico y psíquico frente a las nuevas rutinas que ese nuevo miembro
necesita, y a una madre que debe permanecer en reposo. Sin embargo, esto no se
considera. En muchas ocasiones, terminan siendo los abuelos/as, u otros parientes
quienes ocupan ese lugar de apoyo. Es decir, nuevamente el padre queda en un
segundo plano, siendo aislado de las funciones de la crianza, afectando
negativamente la motivación para dichas tareas, y siendo desvalorizado en sus

19
​Volnovich, J. C. (2000) Generar un hijo; La construcción del padre. En Meler, I. y Tajer, D. (comp).
Psicoanálisis y Género. Debates en el Foro (pp. 233 -255) Buenos Aires, Argentina: Lugar Editorial.

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23
capacidades de cuidado, las cuales deberían ser compartidas. Dicha ley de Contrato
de Trabajo también está afectada por las significaciones imaginarias sociales que
asigna a la mujer como la única, o al menos la mejor, en cuanto a capacidades de
cuidados, manteniendo la idea de que ella “puede con todo”, o justificando que su
“instinto maternal” le permitirá saber qué hacer.
Se presentan en el ​ámbito público dos ejemplos claros de límites a la hora de
poner en juego las funciones paternas. El primero se manifiesta en los espacios
públicos como restaurantes, anfiteatros, cines, teatros, bibliotecas, iglesias,
exposiciones, salas de juegos, peloteros, entre otros, cuando surge la necesidad de
cambiar al bebé y no se encuentran instalados cambiadores en el baño de hombres.
Es común encontrar cambiadores en los baños femeninos, pero sólo instituciones
con infraestructuras más modernas cuentan con cambiadores en ambos baños o en
un sector intermedio. Surge la pregunta sobre los efectos que puede ocasionar la
presencia de los cambiadores de bebés en los baños masculino. ¿Podría despertar
en ellos el deseo de participar de las tareas de cuidado de los hijos/as?
¿Encontrarse con la presencia de los cambiadores genera algún movimiento
subjetivo en los padres?
Teniendo en cuenta los artículos que permiten enriquecer este análisis, hay
distintas voces que cuentan sus experiencias con sus hijos y/o hijas con esta
problemática y cómo se enfrentan a una contradicción de mandatos sociales
actuales que les exige más presencia y compromiso con la crianza de sus hijos e
hijas -e incluso ellos mismos lo demandan- y a la vez se enfrentan con que, como lo
expresa la psicoanalista en familia Susana Mauer: “Las instituciones, la legislación y
la arquitectura urbana no están a la altura de las transformaciones ocurridas en las
relaciones padres-hijos. De ahí la insuficiencia de las herramientas necesarias para
padres activos haciéndose cargo de sus hijitos."20
Para el contento de estos padres, se han realizado movilizaciones para
mejorar esta situación incómoda y generar una crianza más igualitaria. Es el caso
de “​Johnsons​ Baby​”, marca eminente de cosmética para niños y niñas, que lanzó

20
​Anexo 2: “Más presentes, pero…” por Sebastián Ríos.

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24
una campaña llamada “Cambiadores de costumbres” para lograr que se coloquen
cambiadores en todos los baños de hombres del país. Para ello, junto con
Change.org21, recolectaron firmas para que se haga efectiva la inclusión de
cambiadores en baños masculinos. Resultó interesante descubrir que esta campaña
se encuentra cerrada con solo 4.908 firmas. Es decir, una cifra baja para la
importante llegada al público que puede alcanzar una marca tan significativa. En
suma, en el año 2015 en la ciudad de Posadas de la provincia de Misiones el
Concejo Deliberante aprobó la Ordenanza XII-59 la cual obliga a incluir cambiadores
en baños de hombres y mujeres, sean privados o públicos. Sin embargo, a pesar de
que dicha ordenanza no implicaría una gran inversión económica, la misma no se
encuentra en regla: “La mujer puso en evidencia que, salvo honrosas excepciones
(...), no existen cambiadores en los baños de la ciudad, cuando sí existe la norma
municipal que lo exige.”22 Al siguiente año, también en Córdoba se aprobó por
unanimidad del Concejo Deliberante una ordenanza que implica la obligatoriedad de
incluir cambiadores en los baños tanto de hombres como de mujeres de distintos
tipos de establecimientos.23
El segundo ejemplo de límite del ámbito público radica en la necesidad de
llevar a la niña a un baño público. En el artículo “Más presentes, pero…”24 se
encuentra el ejemplo de una niña de 3 años que concurre a natación en una
institución que no cuenta con vestuarios familiares, sino para varones y mujeres por
separado. Ante esta situación es evidente cómo el padre se ve afectado al no poder
llevar a su hija al vestuario y tener que depender de que alguien le haga el favor.
Por esta razón cuenta, ya desanimado, que descarta de sus planes ir a ese evento:
“Ese día entendí que no estaría en mis planes poder llevar a mi hija a natación"
(Pavlidis, F)25. Es decir, hay una cuestión social importante con llevar al baño a una
niña además de simplemente no tener la costumbre de que los padres se ocupen de
esa tarea: tiene que ver con la incomodidad que ocasiona el cuerpo desnudo de la

21
“Change.org” es una página web que tiene el objetivo de crear y participar de peticiones.
22
​Anexo 3: “Pocos baños públicos de Posadas tienen cambiadores para bebés” en “Primera Edición”
23
​Anexo 4: “Córdoba: los baños públicos de hombres tendrán cambiadores para bebés”
24
​Anexo 2: “Más presentes, pero…” por Sebastián Ríos.
25
​Anexo 2: “Más presentes, pero…” por Sebastián Ríos.

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25
niña para el adulto, y la incomodidad que puede llegar ocasionar la presencia de la
zona genital masculina descubierta para la niña -debido al sistema de mingitorios en
lugar de baños cerrados exclusivamente-. Incluso se podría manifestar cierta
incomodidad desde otros hombres que pudieran estar presentes en el baño. No
ocurre igual para la mujer, ya que es un imaginario social instituido, y por ende
socialmente aceptado que una mujer deba ocuparse de la enseñanza del control de
esfínteres de sus hijos e hijas, y por tanto tenga la costumbre de conocer sus
cuerpos. Llevarlos al baño público en este último caso no es un problema así sea
niña o niño, ni para ellos ni para las adultas que pudieran estar presentes.
En relación al ​ámbito social​, donde el varón forma vínculos con otros/as, es
común encontrar que para resolver las diferencias se recurra a la violencia física en
lugar de utilizar herramientas de diálogo donde se expongan los sentimientos al
respecto. Burin en este punto manifiesta:
“Si bien en nuestra cultura occidental el desarrollo de conductas agresivas ha
quedado íntimamente asociado al despliegue y afirmación de la masculinidad, esto
podría constituirse como obstáculo para el ejercicio de la paternidad en los hombres
estudiados” (Burin, 2007, p.25)26
Este enunciado remite a pensar dicho límite en la crianza activa de los
varones-padres, ya que la hostilidad que caracteriza al género hegemónico y marca
la diferencia entre géneros no permite procesos identificatorios de carácter afectivo
y empáticos, lo cual sería prudente para desarrollar habilidades de diálogo calmo en
la resolución de diferencias con otros/as. En su lugar, se transmite a los hijos
varones el permiso del enojo y de la utilización de la violencia y a las hijas mujeres
la naturalización del ejercicio de poder y dominación por parte de los varones.
En el ​ámbito salud se encuentra una problemática de suma importancia. Los
varones que pertenecen al género hegemónico no tienen incorporado a la lista de
prioridades la salud. El sistema patriarcal que exige una virilidad ligada a la

26
​Burin, M. (2007) Precariedad laboral, masculinidad, paternidad. En Burin, M., Jimenez Guzman, L y
Meler, I. (comp.): Precariedad laboral y crisis de la masculinidad. Impacto sobre las relaciones de
género. Universidad de ciencias empresariales y sociales (UCES). Buenos Aires.

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26
exposición a riesgos, excesos y falta de registro de cansancio (tajer, 2009) arrastra
un estilo de vida que mantiene a los hombres alejados del desarrollo del
autocuidado, y por ende del cuidado de las personas que lo rodean. Estos padres
desconocen el ambiente de hospitales y/o consultorios médicos, lo cual no los hace
idóneos en el tema. Esto trae como consecuencia, además de un costo para su
salud, la falta de información y de experiencia necesaria para la adecuada
transmisión de conocimiento a los niños/as. En suma, el hecho de no tener dentro
de sus rutinas la realización de controles médicos desde la infancia, no les permite
dar cuenta de la importancia que tienen los chequeos apropiados para la edad y que
facilita la prevención de ciertas enfermedades. Tampoco han tomado conciencia de
lo significativo que es tener presente la historia genética propia para estudios y/o
métodos preventivos que evitan enfermedades particulares y de sus hijos/as -como
lo son problemas asociados al tabaquismo o la enfermedad crónica de diabetes, por
ejemplo-. Además, al tener menor conciencia de peligro el género hegemónico,
quienes por mantener su rol de independientes, inteligentes, poderosos, su postura
de autoridad y temeraria -con posible uso de la agresividad-, han logrado que las
principales causas de muerte en varones sean por accidentes, homicidios o cirrosis.
Si a esto último se le suman las enfermedades que se podrían prevenir se vislumbre
porqué ha habido siempre sobremortalidad masculina. En consecuencia, esto ha
convertido a los varones en un factor de riesgo para sí y para terceros.
Estos costos y consecuencias vienen a raíz de los mandatos de género del
patriarcado que el hombre naturaliza y se esfuerza por demostrar para evitar que su
masculinidad quede cuestionada. Es decir, el varón que ha evitado al médico
responde a que esa actitud evidenciaría debilidad al exponerse a pedir ayuda frente
a otro/a con más conocimiento que él, otro/a con más poder y autoridad.
Son interesantes los estudios estadísticos que muestran que la esperanza de
vida de las mujeres tiende a ser mayor que la de los hombres, lo cual no se debe a
factores biológicos, sino al estilo de vida y los hábitos. Los aportes de Keijzer, B.
junto a los datos estadísticos del ministerio de salud27 permiten dar cuenta de esto.

27
​Anexo: Natalidad y mortalidad 2016. Síntesis estadística 3 /2018

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27
El mayor costo en este ámbito para las nuevas subjetividades masculinas en
relación a la paternidad son, por un lado, la poca preparación de algunos padres en
aspectos de cuidados médicos, propios y por ende ajenos. Sin embargo, la
experiencia y la incorporación de conocimientos de cuidados aumentó a medida que
fue aumentando la participación en la crianza. Tal como lo afirma Keijzer (1997)28:
“La participación masculina durante el embarazo (...) y en la posterior paternidad
también es limitada. Sin embargo, hay sectores crecientes de hombres dispuestos a
enfrentar esto de una manera distinta y más equitativa (...).” (p.7). Por otro lado,
para estos padres que si son conocedores de estos aspectos y están capacitados
para el cuidado, se enfrentan al prejuicio social que asocia el carácter de ser
hombre con no poseer conocimientos al respecto. Lo cual, afecta la subjetividad de
dichos varones generando desmotivación en la realización de las tareas de cuidado
y domésticas.

​Accionar de los/as psicólogos/as


En la actualidad los profesionales psicologos y psicologas se enfrentan a
nuevas problemáticas que emergen en el ámbito clínico y en el área comunitaria
debido a la evolución del feminismo. Se presentan nuevas afectaciones en las
subjetividades masculinas con modos tradicionales, modos transicionales y modos
innovadores de vivir, por ende es de relevancia social que los/as psicólogos/as sean
capaces de reveer el marco teórico que sustenta su labor, incluyendo perspectiva de
género. Los conocimientos previos adquiridos van quedando desactualizados a
medida que pasan los años y las problemáticas socioculturales cambian. Es
importante poder actualizar la información relacionada a estudios de género que
permitan deconstruir conceptos y saberes para reconstruir incorporando teorías
feministas y enfrentar con mayor soporte teórico lo que la clínica nos trae de
novedoso, como así también, realizar supervisiones de casos con otros/as

28
​De Keijzer B. (1997) El varón como factor de riesgo: Masculinidad, salud mental y salud
reproductiva. Tuñon, México: Mimeo.

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28
profesionales con perspectiva de género que faciliten una mirada sobre puntos que
se tienden a naturalizar.
Además, tomando las recomendaciones de Keijzer, B.29, es importante
realizar investigaciones con el fin de impulsar la paternidad, evaluando las barreras
que limitan su desarrollo; crear grupos de trabajo con los varones de distintas
edades y en las distintas instituciones que permitan reflexionar sobre los roles y
funciones de la paternidad incluyendo perspectiva de género; alentar a los padres a
la propia atención médica y a la de sus hijos/as; aumentar el número de hombres en
la práctica docente del período escolar; trabajar con los niños/as y jóvenes a tener
una perspectiva crítica evaluando los estereotipos de género en los medios masivos
de comunicación (Keijzer, 1998); capacitar a los integrantes del sistema legal y
político y alentar a la revisión de leyes; incentivar a empresas a tener presente la
paternidad en los distintos programas e impulsar la creación de licencias que lo
favorezcan; y, por último, trabajar también con mujeres en grupos reflexivos sobre
roles, funciones y estereotipos asociados al género.
Entre las acciones posibles que propone Luis Bonino30, se destaca el
promover leyes y modelos sociales que incentiven el crecimiento de padres con
participación igualitaria en la crianza; legitimar y naturalizar la preparación para la
paternidad junto con la preparación pre- y post-parto; incorporar estrategias en las
escuelas para la construcción de una paternidad responsable; y reflexionar de forma
social propiciando la neutralidad y equidad en los roles de género para la crianza.
Otro dato de interés en cuestiones de género, es la destacada presencia de
de estudiantes mujeres en la Facultad de Psicología de la UBA y de psicólogas
mujeres que se encuentran ejerciendo en la actualidad en los distintos ámbitos. Esta
extrema diferencia de género a la hora de elegir dicha carrera se relaciona al
imaginario social que entiende al rol de la mujer asociado a los cuidados del otro, a
su facilidad de empatía y sobre todo al dominio de los afectos.

29
​De Keijzer B. (1998). Paternidad y transición de género. En Schmuckler, Beatriz, Familias y
relaciones de género en transformación, Population Council y Edamex., México, 1998.
30
​Bonino, L. (2003). Las Nuevas Paternidades.​ En Cuadernos de Trabajo Social, 16. Madrid, CTS-
UAM.

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29
Conclusiones
Ante los cambios culturales que dieron origen a nuevos modelos de familia,
se ha puesto en temas de discusión diversas cuestiones en relación al hombre
ejerciendo activamente la paternidad. Los mandatos que el sistema patriarcal ha
dejado, ya no se acoplan a las subjetividades actuales que han logrado su
visibilización. A partir de las necesidades de la sociedad industrial se sigue
contemplando al varón por fuera del ámbito privado, por ser la mujer quien recibe la
propuesta de tomar parte activa de ejercer el rol materno. Esta creencia que se
torna antigua, no entiende al hombre como habilidoso para los cuidados y tareas
domésticas. A pesar de los cambios en los últimos tiempos sobre mandatos sociales
que determinan roles de género, el cuidado de los hijos e hijas es un rol que
continúa siendo socialmente asignado a la mujer. Si bien el matrimonio y la
procreación es tomado como una opción para cualquier género, la cultura social no
se encuentra adaptada en cuanto a leyes, e infraestructuras, e incluso a la simple
presencia del varón llevando al hijo/a al jardín o al médico. Tampoco se contemplan
los casos de padres solteros que han adoptado o han utilizado métodos de
fertilización asistida, o aquellos cuyas mujeres han fallecido o se ausentaron, como
tampoco se contempla la paternidad en parejas homosexuales hombres. Que el
varón se ocupe activamente de la crianza contradice a las costumbres culturales y
sociales donde se espera que la mujer lo haga. Es decir, el mito que propone
Fernández, A. “M=M” que refiere a “Mujer igual Madre” es una creencia aún muy
difícil de correr del imaginario social a pesar de que se sancionaron algunas leyes
igualitarias. Resulta evidente que el varón que es padre aún queda excluido del
ejercicio de la paternidad en diversos aspectos, como consecuencias de la
Modernidad que ha entendido al hombre como no necesario físicamente para una
buena crianza y lo ha dejado por fuera del ámbito privado. Esto se ve desde la
infancia, que no se prepara al varón para este tipo de tareas, sino que se los
estimula con juegos de guerra, héroes o autos, mientras que para la mujer, los
juegos de muñecas, bebés y cocina son su especialidad. Por ende, no perfeccionan
sus habilidades paternales del tipo tiernas, competentes y responsables. Es la

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diferencia de una enseñanza, de una cultura, de la familia donde se nace y crece,
de los procesos de socialización donde se observan e interiorizan las formas de ser,
lo que hace a éstos hombres tener la posibilidad de aprender a ser padres, y que la
sociedad deje de sorprenderse al ver a un varón ocuparse de sus hijos e hijas. Sin
embargo, cabe rescatar que en los últimos años han habido importantes cambios
que implican avances en el logro de la responsabilidad parental igualitaria que
habilitan movimientos en el imaginario social instituido.
Se puede arribar a la conjetura de que en la actualidad el varón, con nuevas
formas de subjetividad, que es padre y tiene deseos de tener un rol activo se
encuentra con límites sociales para desarrollar su paternidad como consecuencia
del sistema patriarcal que aún nos atraviesa. En otras palabras, no están invitados
desde la cultura actual a transitar la paternidad desde un rol más activo ya que no
tienen las facilitaciones necesarias -que sí tienen las mujeres madres-. La propuesta
para ellos está dirigida a mantener sus actividades en el ámbito público, donde
debido al contexto socio-histórico actual se encuentran con más beneficios y
prioridades. Esto significa que los varones que manifiestan el deseo de paternar y
cumplir un rol activo en la crianza de sus hijos e hijas se encuentran perjudicados
por límites sociales y límites simbólicos debido a que aún en la actualidad se
comprende a la mujer-madre como la responsable de cumplir las tareas maternales.
En consecuencia, estas limitaciones afectan negativamente su subjetividad,
incluyendo su motivación a la hora de enfrentar dicho rol.
Es un desafío en el accionar de los/as psicólogos/as que los varones logren
poco a poco construir una paternidad sin patriarcado y un hogar sin cabeza de
familia (bonino, 2003). Para ello, resulta de suma importancia el trabajo
interdisciplinario con otros y otras profesionales para abarcar grupos de reflexión
con hombres y mujeres de distintas edades para desarrollar el ojo crítico ante los
estereotipos de género. Además, es conveniente una actualización teórica con
perspectiva de género para tomar acciones en los distintos ámbitos de la vida en
sociedad, sobretodo en el legal y laboral. El objetivo debe ser lograr una

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participación igualitaria en la crianza y eliminar todos los estereotipos y
discriminaciones posibles.
A partir de lo expuesto surgen algunos interrogantes que se adeudan sus
respuestas: ¿Por qué es minoritario el reclamo por parte de los varones en estas
cuestiones? ¿Aún son pocos los que han logrado tomar conciencia de los mandatos
del patriarcado? ¿Por qué es tan dificil renunciar a los privilegios que el sistema
patriarcal les da por ser hombres, siendo que los costos son altos?
Como reflexión final que resume la presente tesis, se toma la cita de Keijzer:
“El mundo está cambiando, pero parece que los hombres, en las cuestiones de
género y familia, nos estamos quedando atrás. Aún no logramos percibir claramente
que el patriarcado también implica costos para nuestra cantidad y calidad de vida.
La paternidad, al igual que la relación en pareja, se nos sigue ofreciendo como una
excepcional oportunidad para la reflexión, el placer y el cambio”.​ (Keijzer, 1998,
p.16)

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Bibliografía
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mujeres, en Lomas, C. (Ed.) ​¿todos los hombres son iguales? Identidad
masculina y cambios sociales​. Barcelona: Paidós (en prensa)
- Bonino, L. (2003). Las Nuevas Paternidades​. En Cuadernos de Trabajo
Social, 16. Madrid, CTS- UAM.
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Masculina y otros ensayos (pp. 48 – 62). Buenos Aires, Argentina: Editorial
Página 12 S.A.
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Meler, I. Varones. Género y subjetividad masculina (pp. 123-147). Buenos
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masculinidad. Impacto sobre las relaciones de género. Universidad de
ciencias empresariales y sociales (UCES). Buenos Aires.
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del laberinto”, (pp. 6475). Barcelona: Gedisa.
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de Chile. Chile: Ediciones de las Mujeres N°24.
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del capítulo II, Título VII
- Lourau, R. (1991). “Introducción” (pp. 9-22), en “El análisis institucional”;
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- Tajer, D. (2009) Modos de subjetivación: modos de vivir, de enfermar y de
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- Tajer, D. (2012) Notas para una práctica psicoanalítica postpatriarcal y
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- Natalidad y mortalidad 2016. Síntesis estadística 3 /2018. Datos aportados
por el Ministerio de Salud.
- Anexo 1: “Del ​chat de mamis al ​chat de papis​, ellos también se involucran en
asuntos escolares”.
Fuente:​https://www.infobae.com/tendencias/2019/05/03/del-chat-de-mamis-al
-chat-de-papis-ellos-tambien-se-involucran-en-asuntos-escolares/
- Anexo 2: “Más presentes, pero…” por Sebastián Ríos en “La Nación”
Fuente:​ ​https://www.lanacion.com.ar/1909780-mas-presentes-pero
- Anexo 3: “Pocos baños públicos de Posadas tienen cambiadores para bebés”
en “Primera Edición”
Fuente:​http://www.primeraedicion.com.ar/nota/254904/pocos-banos-publicos-
de-posadas-tienen-cambiadores-para-bebes.htm

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- Anexo 4: “Córdoba: los baños públicos de hombres tendrán cambiadores
para bebés”
Fuente:​https://www.lanacion.com.ar/1923274-cordoba-los-banos-publicos-de-
hombres-tendran-cambiadores-para-bebes
- Anexo 5: “Los pañales también son cosa de ellos: cambiadores en los baños
de hombre” en “La Nación”
Fuente:​https://www.lanacion.com.ar/1968818-los-panales-tambien-son-cosa-
de-ellos

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ANEXO

Anexo 1

Del "chat de mamis" al "chat de papis", ellos también se involucran en


asuntos escolares
Organizan actividades con y sin sus hijos y comparten chistes, memes y más. En los mixtos, cuidan
más el vocabulario y se enfocan en los asuntos escolares. Especialistas reflexionan sobre la
diferenciación de roles, el compromiso parental y el uso responsable de la herramienta

3 de mayo de 2019

(Getty)
Por Jesica Mateu
Los chats forman parte de la vida cotidiana. Grupos de amigos, de trabajo, de entrenamiento y de
estudio tienen el suyo. Entre las familias abundan los de "mamis" para compartir información
relevante sobre actividades, demandas y situaciones escolares de sus hijos. Sin embargo, cada vez
aparecen más hombres dispuestos a involucrarse activamente en los chats donde se dirimen las
cuestiones principales del colegio.
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El prejuicio indica que sólo se suman los papás separados y divorciados. Pero su participación en
chats exclusivos y mixtos no tiene tanto que ver con el estado civil sino con un compromiso con sus
hijos y con la crianza compartida. De hecho, muchas veces la participación de uno u otro progenitor
depende de sus tiempos y la organización de cada familia.
Sin embargo, aún es mayor el número de madres que integran estos grupos. La razón, afirma la
psicopedagoga, profesora y especialista en clínica de niños y adolescentes, Liliana González, es que
"estamos arrastrando una herencia, un ciclo en el que los hijos eran de las madres. Había pocos
hombres implicados en su crianza y educación".

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(Foto: Archivo)
Pero, en tiempos de cambios, ellos también comienzan a involucrarse en los asuntos escolares. Es
clave, entre otras cosas, para que no haya un desgaste en la función parental. "Mamá y papá se
sienten acompañados. Pero no debe ser sólo en WhatsApp; lo interesante es que los padres también
se interesen en los cuadernos y carpetas de sus hijos, que puedan compartir la lectura de un libro
antes de irse a dormir, hacerles la comida y llevarlos a la escuela", enumera González.
Cada padre con su estilo
Uno de los papás que se animan a los chats escolares es Pablo Chidichimo, quien comenta que
participa en uno exclusivo de varones. El grupo se formó dos años atrás, cuando su hijo (ahora de
cinco años) comenzó el jardín y el padre de uno de sus compañeros tomó la iniciativa.
"Nos sumamos todos. Ahora está bastante inactivo, salvo cuando hay algún evento o, como hoy, que
un papá, desesperado, mandó la foto del oso que su hija había perdido", comenta Chidichimo.
Por su parte, participa porque considera que "es importante conocer a los padres de los
compañeritos de mi hijo. No para hacernos amigos, pero sí para tener una buena relación y organizar
actividades en las que puedan participar los chicos. Si el chat fuera mixto no participaría porque es
muy activo y porque para las cosas cotidianas del jardín descanso en mi mujer".

(iStock)
Por el contrario, Matías Tagliani decidió ser quien se ocupe de los chats del colegio de sus hijos. Es
el único papá que participa. "Tengo un poco más de tiempo para responder que mi mujer, pero se me
complica porque todas las madres están muy pendientes de lo que se diga; hay muchas preguntas y
es muy exigente. Trato de opinar lo justo y necesario para evitar susceptibilidades", revela.
Tagliani también detalla que "el 85% de lo que se conversa es sobre el cole; después, cosas
personales" como críticas entre las familias o acerca de situaciones entre los chicos. "Eso no sirve",
opina. Él prefiere sólo aportar soluciones: "Trato de facilitar la logística y, por ejemplo, comprar,
buscar y llevar los libros que los chicos necesitan". Además, reconoce que le gusta "estar
interiorizado de todo lo que pase, sea bueno o malo. Es una herramienta", concede.
Otro caso es el de Rodrigo Suárez. Tiene tres chicos e integra varios chats del colegio: tanto mixtos
como sólo de varones. Afirma que en los que corresponden al hijo mayor, que ya está en el
secundario, la actividad es menor que los de los que cursan el nivel primario. También, que "se
arman subgrupos en los que de lo último que se habla es del cole. Se comparten chistes, memes,
fútbol, porno e información sobre asados", admite.

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(Foto: Archivo)
En su opinión, los "chats de papis" se diferencian del de "mamis" o de los mixtos en que en los dos
últimos "hay más cuidado con el lenguaje que se usa y con lo que se manda. Es más informativo". Y
aclara que, si bien su mujer también participa en los chats principales, "por cómo funciona la casa,
soy el que está más atento" a los mensajes que circulan. También destaca que integrar esos grupos
"es una responsabilidad. Uno no puede quedar afuera porque es parte del acompañamiento que
hace como padre".
Coincide Lucio Decotto, papá de dos niños de primaria quien junto a su mujer integra los chats. "Me
pareció que teníamos que estar para compartir la crianza y estar al tanto de lo que se dice", explica.
También afirma que es "de los que insiste en que el chat es sólo para hablar de cosas de la escuela".
De hecho, armó un protocolo sobre el uso práctico y responsable. Nada de reenviar cadenas o
responder decenas de 'yo no lo encontré' ante la consulta de si alguien halló un buzo perdido, por
ejemplo. "Ahora se depuró muchísimo y no se mandan mensajes todos los días", celebra.
Los roles según los especialistas
La crianza es una responsabilidad compartida. "En el modelo clásico de familia la madre es quien
acompaña, cuida y genera el contacto físico mientras que el padre es el que plantea normativas",
señala el médico psicoanalista Ricardo Rubinstein, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica
Argentina (APA) y la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA).

(iStock)
En otras palabras, hay un rol materno y otro paterno, ambos clave para el desarrollo del niño, sin
importar si es mamá o papá quien cumple uno u otro papel. No es cuestión de género pero sí "es
importante que haya una estructura de tres. No sirve que haya dos roles iguales en el sentido de que
mamá no puede reemplazar a papá ni viceversa. En un nivel de acompañamiento, sí: da igual quién
cambia pañales o quién va al a reunión de padres. Pero el chico tiene que sentir que hay dos
presencias y que son diferenciadas; que tiene dos alternativas y que no son opuestas: ni uno es más
importante que el otro, ni más bueno, ni más necesario", explica el especialista.
En esa línea, Rubinstein indica que para un hijo, que su padre integre el chat del colegio es un
indicador de que está ocupándose de él. Con la participación de mamá y papá, aumentan las
posibilidades del niño: puede ver el amarillo pero también el violeta", explica metafórico. También
afirma que es indistinto quién se ocupe del chat mientras ambos estén comprometidos con la crianza.
"En determinada temporada puede que uno tenga más disponibilidad que el otro".
Uso responsable
Los grupos de chat son "un medio de comunicación que pueden ser el punto de partida para una
reunión y para corregir situaciones. Lo mejor es que sea abierto, mixto y participativo", opina el

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psicoanalista, quien también asegura que "son los mismos integrantes del grupo quienes los
regulan".
No está tan convencida de sus beneficios la psicopedagoga González. Considera que los chats
"están jugando más en contra que a favor. Antes hacíamos talleres cara a cara una vez por mes y
conocíamos lo que pensaba cada papá", señala. Sin embargo, también comprende que la tecnología
"es útil para comunicar a todos los padres y así evitar reuniones", aunque aclara que para que sea
efectivo debe haber "un delegado que distribuya la información".
Más allá de cómo sea la dinámica de cada grupo, González afirma que "no está bien cuando se
distraen del objetivo o hablan en contra de un maestro o un directivo. No hay que herir a la escuela
más de lo que ya lo está; no hay que desacreditarla", reclama. Y desaconseja que se vuelquen
opiniones sobre los conflictos entre los chicos o entre ellos y sus docentes porque, según su criterio,
se pierde la posibilidad de reflexionar sobre el fondo de la cuestión. Los problemas, desacuerdos o
descontentos deberían plantearse y resolverse en forma personal.

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Anexo 2

Más presentes, pero...

A pesar de que los hombres hoy participan activamente


en la crianza de sus hijos, chocan con obstáculos
laborales y matrices sociales que los limitan
Sebastián Ríos

18 de junio de 2016

Miguel suele contar en su Instagram (Veveyba)

dificultades como la de hallar un cambiador en un baño de

hombres ​Crédito: Soledad Aznarez

La escena transcurre en uno de los más destacados establecimientos médicos de zona norte.

Quien la relata es un papá que como parte de su rutina familiar lleva a su hija a un control de

pediatría: "Estaba en el hospital y me vi en la necesidad de cambiarle el pañal. Fui entonces al

baño de varones y me encontré con que no había lugar para cambiar bebes. No me quedó otra

que apoyar entre bacha y bacha el cambiador y empezar a cambiarla. Cuando estoy en eso

entra un señor y se queja: «Ahora yo ahí no me puedo lavar las manos». «En la mesa del bar

sería peor», le respondí", recuerda Miguel Castaños Zemborain, abogado de 34 años y papá

de Trinidad, de un año y dos meses. ​Es una anécdota mínima, cotidiana hasta el hartazgo y

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compartida por toda una generación de padres que hoy no le hace asco a los pañales. O,

mejor dicho, de una generación que, a diferencia de sus padres o abuelos, no esperará a que

el hijo -¡si tiene la suerte de que sea varón!- esté en edad de patear una pelota para empezar a

establecer un vínculo e involucrarse en su crianza. La anécdota lo que ilustra es uno de los

tantos pequeños -o a veces no tan pequeños- obstáculos que se interponen entre ellos y su

deseo de cumplir con tareas que años atrás eran exclusividad de las madres (o de

compartirlas con ellas). Es la falta de cambiador en los baños de varones, sí, pero también

son los escasos dos días de licencia por paternidad que hacen que muchos deban sacrificar

días de vacaciones para no perderse los primeros momentos de sus hijos y poder participar

activamente de esa hermosa revolución que se desencadena con la llegada a casa de un bebe.

"Hubiese sido muy angustiante no haber podido compartir sus primeros días de vida,

empezar a conocerlo, dormir las primeras siestas con mi hijo recién nacido, del mismo modo

que hubiese sufrido no poder decirle a mi mujer: tranquila, qué necesitás, yo me encargo de

las compras, de cocinar, de lavar...", asegura Matías Santalices, de 34 años, papá de Fermín,

de 2. Matías es el contraejemplo: trabaja en Staples, una de las pocas empresas que ofrecen

en la Argentina 15 días de licencia por paternidad a sus empleados. Es un privilegiado, y lo

sabe: "No veo que la sociedad haya avanzado hacia ofrecer un sostén y un acompañamiento al

papá basado en la idea de que su participación es tan importante en la crianza de los hijos

como la de la mamá".

Los dos días de licencia por paternidad -¡lo mismo que asigna la ley en caso de mudanza!- se

contraponen no sólo con su deseo, sino con un mandato social que hoy sostiene que los

padres deben estar presentes en la crianza de los chicos. "Ya son muchas décadas en que la

mujer trabaja a la par del hombre, y eso ha llevado a la solicitud de que los varones se

involucren más, colaboren y se comprometan. Pero los padres que tratan de responder a la

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doble demanda, laboral y del hogar, sienten los efectos de la sobrecarga debido a que la

ideología sobre el trabajo no ha sufrido cambios que otorguen importancia a su presencia y

disponibilidad en el hogar", dice la psiquiatra Diana Zalzman.

"La expectativa respecto del hombre cambió radicalmente a partir de que el abandono de

viejos estereotipos masculinos permitió una comprensión más profunda de la función

paterna ​confirma el médico psiquiatra y psicoanalista Pedro Horvat​. Hoy, está clara la

importancia que el padre tiene no sólo en la crianza de los hijos (aun los más pequeños), sino

también en el acompañamiento físico y emocional de la madre. Lo más interesante es que hoy

los hombres son los que demandan este lugar y es habitual que compartan todas las tareas."

El papá de Tahiel, de 2 años y 5 meses, Dino Feldman, de 45, se enorgullece en decir que está

101% involucrado en su crianza: "El que está durante las mañanas con Tahiel soy yo, y me

encargo desde bañarlo hasta hacerle la comida, para llevarlo después, al mediodía, al jardín,;

y si a mi mujer se le complica ir a buscarlo voy yo. Al médico lo llevamos juntos o lo llevo yo",

cuenta Dino, ingeniero y mago, y agrega: "Lla teta la da la madre, pero después de eso, podés

involucrarte todo lo que quieras en la crianza. Con mi mujer tenemos nuestros horarios de

trabajo organizados para que así como yo tengo mi tiempo con Tahiel a la mañana, ella lo

tenga después del jardín, y yo entonces tener tiempo para mis cosas de laburo".

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Dino Feldman y su hijo, Tahiel, entre pañales ilustrados con mamás y

bebes ​Crédito: Leo Vaca / AFV

"La disposición de los varones a participar activamente en la cotidianidad de la crianza es

vivida con naturalidad en los hijos, con alivio y complacencia de las madres, pero con cierta

resistencia aun de una sociedad que sigue aferrada a estereotipos en desuso ​advierte Susana

Mauer, psicoanalista especialista en familia​. Las instituciones, la legislación y la arquitectura

urbana no están a la altura de las transformaciones ocurridas en las relaciones padres-hijos.

De ahí la insuficiencia de las herramientas necesarias para padres activos haciéndose cargo

de sus hijitos."

¿Un ejemplo? "Mi hija de 3 años comenzó este año a tener como actividad extra escolar clases

de natación ​ cuenta Federico Pavlidis, de 42, consultor en comunicación y papá de Luisa​. En

la reunión, mencionaron que no había vestuarios familiares, y que por lo tanto a los padres se

les iba a complicar llevar a sus hijas a natación. Lógicamente, al vestuario de mujeres los

padres no podían ingresar con sus hijas y, por el contrario, tampoco era conveniente llevar a

la nena al vestuario de varones (tratándose de un gimnasio donde hace actividad gente

adulta). La docente comentó que en el caso de que un papá quiera llevar a su hija podía

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pedirle a alguna docente que la cambie y, «si ella podía», lo hacía. Ese día entendí que no

estaría en mis planes poder llevar a mi hija a natación."

En este caso, que es moneda corriente para los papás de nenas, se mezcla el tema

infraestructura con cierta mirada social del tema de la desnudez: nadie se horroriza si una

mamá lleva a un varón chico al vestuario de mujeres; el caso contrario no sólo es viívido con

cierto grado de incomodidad por los padres, sino que suele generar rechazo en los varones

presentes en el vestuario, en especial cuando éstos pertenecen a generaciones anteriores.

"Se presume que la observación de la desnudez femenina por parte de un niño es un dato

presente en la infancia de todo niño independientemente de su género porque ha visto la teta

materna, mientras que la observación de la desnudez masculina por parte de una niña no es

algo incorporado en la mirada social", dice el médico pediatra Adrián Gindin, que sostiene

que el modelo más racional es la existencia de cambiadores o vestuarios donde los padres (y

las madres) puedan cambiar a sus hijos fuera de la mirada de otros adultos.

Cambiadores para bebes independientes sólo hay en algunos shoppings, como el DOT. En el

resto de los establecimientos comerciales, educativos u hospitalarios,, de haber cambiador

para bebeés, éste suele estar en el baño de mujeres. En cuanto a los baños, para muchos

papás de nenas la opción, cuando la hay, es el baño para discapacitados.

Ni unos ni otros están en todos lados. De ahí que las anécdotas de cambiadores y baños se

acumulan en el historial de los papás de nenas. Federico aporta otro recuerdo: "Volviendo de

Mar del Plata con mi hija paramos en la YPF de Lezama. Ahí, le tuve que pedir a una mujer

policía que entrara al baño de mujeres, viera que no hubiera nadie y que me hiciera de

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«"campana»" mientras la llevaba al baño. Después, le pedí a la mujer policía que se quedara

30 segundos al cuidado de mi hija para que yo pudiera ir al baño de varones".

Matías Santalices comparte el desayuno con Fermín, camino al jardín ​Crédito: Patricio Pidal

/ AFV

Interlocutores no válidos

La resistencia de la sociedad a incorporar la figura del hombre al cuidado de sus hijos no sólo

se expresa en cuestiones edilicias. Esa figura suele estar ausente de los discursos

institucionales y publicitarios que se dirigen a quienes están a cargo de los niños. Hagan la

prueba de entrar a la web del Ministerio de Salud de la Nación y busquen el video del Manual

de Prevención de Accidentes en el Hogar. En el hogar prototípico que ilustra el video, no

aparece ningún varón en las sucesivas escenas que muestran a una mujer cocinando o al

cuidado del bebe. Es más, la voz en off deja en claro a quiénes van dirigidos los consejos: "La

mamá no debe estar con el bebe en manos mientras manipula cosas calientes o utiliza objetos

cortantes", recomiendan.

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El papá, debemos suponer, está en el trabajo, mientras la mamá se encuentra a cargo del

hogar. La imagen atrasa décadas; sugiere que nada ha cambiado desde que la publicidad

decía: "Qué tranquilidad, señora mamá, para sus chiquitos..."

"La publicidad de pañales y de todo aquello que tenga que ver con el cuidado del bebe está

dirigida a la mamá. En las publicidades o en los productos puede aparecer el bebe o la mamá

con su hijo; el papá, nunca", se queja Dino.

Pero así como el papá está ausente del discurso, incluso su presencia en algunas situaciones

es considerada accesoria. "Cada vez que llevamos a Luisa al médico siempre se dirigen a la

madre; es ella la que tiene que afirmar que está comprendiendo las instrucciones del médico.

En el jardín de infantes pasa algo parecido: cuando hay una reunión informativa me

preguntan si viene la mamá, cuando soy yo el que la lleva todos los días al jardín", dice

Federico, y trae a cuento otra anécdota: "Apenas nació Luisa fuimos a hacerle un estudio de

rutina de los oídos. Luego de esperar, cuando nos tocó a nosotros salió la médica y me dijo:

«"Yyo a los padres los dejo afuera. Porque si el chiquito se pone a llorar la madre le da la teta

y así lo calma, así que vos esperá acá»". ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos ido mi hija y yo

solos? ¿Me dejaba afuera, no hacía el estudio?".

En este punto, Gindín aporta alguna explicación: "Hay un prejuicio por default, que tiene raíz

en una cuestión estadística, que es que las mamás son más capaces de mantener a los chicos

quietos. Como culturalmente en la Argentina el rol de la crianza está ocupado por la mujer, se

presume que es ella quien va a estar más capacitada para contener al chico mientras se hace

un estudio. En mi caso personal, hasta los 8 meses del niño, que es el momento en que (como

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señala Melanie Klein) que se produce la ruptura de la diada madre-niño, yo le hablo a la

mamá, pero a partir de esa edad le hablo por igual a la mamá y al papá".

Gindín concede que todas las guías de trabajo en pediatría están escritas pensando en

dirigirse a la mamá. El resultado, concluye, "es que hay muchos lugares donde el papá tiene

que abrirse camino a los codazos para ser partícipe de la crianza de sus hijos. Lo mismo pasa

en las reuniones escolares, en las terapias [internaciones] de los chicos. Hay un montón de

lugares donde el interlocutor es la mamá y no hay una preparación cuando el interlocutor es

el varón".

Dos días nada más

La más o menos persistente negación de la figura del padre como interlocutor viable en el

ámbito médico y escolar es un obstáculo, sí, como también lo es la falta de infraestructura

que le permita desenvolverse en rutinas tan cotidianas como cambiar un pañal. Pero la

inexistencia de una licencia por paternidad acorde con las necesidades reales supone una

verdadera barrera para el hombre que quiere participar de la crianza de su hijo. "Pocos

acontecimientos en la vida nos marcan tanto y para siempre como el nacimiento de un hijo.

Una revolución emocional sin igual desde donde se la piense ​sostiene Mauer​. Por eso es

indigno que un padre tenga tan sóolo un par de días de licencia laboral para recibirlo,

conocerlo, hacerlo suyo."

"Los días de licencia por paternidad deben ser ampliados, lo mismo que ciertos beneficios; es

normal que una madre falte al trabajo por un niño enfermoe, no así el padre", dice el pediatra

Diego Montes de Oca, y agrega: "Ha cambiado el modelo de familia. Antes la mujer

generalmente no trabajaba, hoy en día trabajan los dos y se reparten tanto los ingresos, como

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las tareas. Es otro modelo, más participativo, donde incluso muchas veces el padre es el que

más se ocupa si no está empleado y la mujer sale a trabajar".

En ese contexto, una licencia por paternidad que concede dos días también afecta a la familia

que recibe a un nuevo integrante. Horvat agrega: "El atraso legislativo en ampliar la licencia

por paternidad no sólo impide al padre ser más activo en la crianza, sino que además

complica la lactancia, al quedarse las madres sin ayuda".

Al atraso legislativo se le suma la mirada propia de las empresas, que es bastante poco

propensa a pensar en sus empleados varones como padres presentes. "Cuando compartimos

con otras empresas nuestro proyecto de ampliar la licencia por paternidad a 15 días,

cuestionaban nuestra idea. Unos nos decían que podíamos hacerlo porque éramos una

empresa grande, otros nos decían que lo podíamos hacer porque éramos una empresa

pequeña", recuerda Gonzalo Santander, de 33 años, director de ventas y operaciones de

Staples. "Nosotros planteábamos que siendo algo que se puede preveer con mucha

anticipación, no había manera de que no se pueda organizar, siendo que es algo tan

beneficioso para los empleados y para sus familias."

La experiencia, confirma, resultó ser excelente. "Estas son iniciativas que los empleados

realmente valoran y que hacen que terminen haciendo un esfuerzo mayor previo y posterior a

la licencia. Desde la empresa, tiene que ver con buscar incentivos, que no sólo sean

monetarios", dice Gonzalo, y cuenta su propia experiencia, como padre: "Para mi mujer fue

una tranquilidad saber que no íibamos a tener que hipotecar las vacaciones de la familia,

como hubiera sucedido si yo tuviera que usar días de vacaciones para acompañarla en los

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primeros días. Para míi, fue la posibilidad también de estar con nuestro hijo mayor,

distraerlo, para evitar los celos, cuando nació el segundo".

Dino, por su parte, reflexiona: "Llos de la paternidad no son derechos cercenados, porque

nunca existieron. Es un camino a recorrer de cero. Si no hay cambiadores en los baños de

hombres puede ser que a los arquitectos que diseñaron esos edificios décadas atrás jamás se

les cruzó por la cabeza la idea de ellos mismos cambiando pañales".

Producción de Natalí Ini

Por:​ Sebastián Ríos

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Anexo 3
Pocos baños públicos de Posadas tienen cambiadores
para bebés
04/09 09:58

Una ordenanza de 2015 lo exige, al menos uno en el sanitario femenino y masculino,

pero no está reglamentada. Directamente no hay en los baños públicos de hombres.

Los padres deben arreglárselas y apoyar a sus hijos en el piso o en el lavamanos

Para un bebé y sus padres puede que

no haya mejor lugar para estar que su propia casa, un espacio limpio y controlado,

pero siempre hay que salir y puede surgir la necesidad de cambiar pañales del bebé

fuera del hogar.

En este punto surge un problema: pese a que en Posadas hay una ordenanza

que lo exige, hay pocos baños públicos con cambiadores para bebés y casi no se

encuentran en los baños de hombres.

El 26 de noviembre de 2015, el Concejo Deliberante de esta ciudad sancionó la

ordenanza XII-59 que estipula en su artículo 1 “la obligatoriedad de contar con

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cambiadores para bebés en al menos uno de los sanitarios masculinos y al menos

uno de los sanitarios femeninos, sean estos de propiedad pública o privada”.

La norma entiende como edificio de uso público a “todo edificio o parte de él, en

el cual las personas pueden congregarse para propósitos cívicos, administrativos,

políticos, educativos, religiosos o diversión. También aquellos en los cuales se

encuentran hospedadas personas para recibir cuidados o tratamientos médicos o

caridad u/o auxilios, o bien donde son mantenidas o detenidas personas por

razones de deberes públicos o cívicos, o para propósitos correccionales”.

Además, determina que el Departamento Ejecutivo Municipal, por vía de la

reglamentación, “establezca la característica, tamaño, disposición y condiciones

de higiene y seguridad con la que deben contar los dispositivos cambiadores para

bebés”.

Esta ordenanza fue promulgada el 4 de marzo de 2016 pero por ahora su

reglamentación, imprescindible para que sea aplicada en su totalidad, duerme el

sueño de los justos.

Un reclamo que se repite

Ya sea en un restaurante, una oficina del Estado o la sala de espera de un

sanatorio, la mamá o el papá necesitan de un lugar en el baño para realizar el

cambio de pañal. Cuando ingresan a baños que no tienen cambiadores surgen las

preguntas de dónde apoyar el bebé, si en el piso, en la tapa del inodoro, en el

lavamanos, con todos los riesgo que implica dejar a un bebé en una superficie

que puede estar muy contaminada de bacterias no muy amigables con la salud.

Bien se sabe que el baño es el lugar con más microorganismos peligrosos para la

salud de los adultos y ni que hablar para la de un pequeño de pocos meses de

vida.

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Con respecto a ésto, una mamá posadeña expuso esta situación a través de las

redes sociales, que se han convertido en el espacio donde los ciudadanos

exponen sus críticas. La mujer puso en evidencia que, salvo honrosas

excepciones (entre las que se cuentan algunos peloteros donde hay espacios

exclusivos para cambiadores), no existen cambiadores en los baños de la ciudad,

cuando sí existe la norma municipal que lo exige.

“Cuando te convertís en mamá, todo lo que antes era normal, pasa a ser todo lo

contrario. Ir a un baño público o en algún organismo implica tener a mano

siempre alcohol en gel, alguna manta, toalla o hasta tu propio abrigo que

funcione como manta para recostar a tu bebé, eso si tenés la suerte de que el

baño esté limpio.No sé si soy la única, pero con dos bebés casi que me volví

experta en el arte de cambiarlos en baños de restaurantes, organismos públicos

y privados, casi en cualquier espacio de Posadas, salvo el shopping y el

hipermercado y un restaurante por calle Colón que cuentan con cambiadores”,

relató la mujer. “Me parece que cambiar a un bebé en el piso de un baño o en la

pileta de lavar manos no es el lugar adecuado. No solo porque pone en riesgo su

salud, sino por todo lo que implica”, agregó en su perfil.

Los costos para la implementación no serían tan altos si se tiene en cuenta que

los cambiadores de pared, según el mayor sitio de ventas on line de Argentina,

van desde los 650 a los 6.000 pesos. Pueden ser de madera o de materiales

plásticos no tóxicos y algunos vienen con cinturón de seguridad.

Una vez que la norma se ponga en marcha, un simple cambiador de madera

empotrado en la pared será de gran solución para los padres y requiere una

inversión mínima por parte de los responsables.

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"No hay límite de tiempo"

“No hay límite de tiempo para reglamentar una ordenanza, pueden pasar años”,

indicó a ​PRIMERA EDICIÓN​ Ariel “Pepe” Pianesi , el concejal impulsor de la

ordenanza.

Señaló que la idea de los cambiadores surgió a través de gente que le acercó la

inquietud y opinó que “si bien ya fue promulgada, muy poca gente conoce de su

existencia. Nosotros insistimos para que se reglamente y pueda ser aplicada en

toda la ciudad”.

En ese aspecto estimó que el tiempo de reglamentación de las ordenanzas es un

problema, porque no hay un límite de tiempo para que eso ocurra y “pueden

pasar años. Entiendo que en este caso particular reglamentarla es una tarea muy

sencilla”, cerró.

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Anexo 4

Córdoba: los baños públicos de hombres tendrán


cambiadores para bebés

Miguel suele contar en su Instagram (Veveyba) dificultades como la de hallar un cambiador

en un baño de hombres ​Fuente: LA NACION - Crédito: Soledad Aznarez

Una nueva ordenanza municipal obliga a la existencia de espacios donde los padres
también puedan cambiar a sus hijos
30 de julio de 2016 ​• 10:32

El Concejo Deliberante de la Ciudad de Córdoba aprobó por unanimidad este jueves una

ordenanza que establece la obligatoriedad de contar con cambiadores para bebes​ ​en los baños

tanto de hombres como de mujeres.

El proyecto había sido presentado por el bloque ADN. La norma modifica el Código de

Edificación estableciendo que restaurantes, anfiteatros, auditorios, cines, teatros, bibliotecas,

iglesias, salas de convenciones, exposiciones, salas de juegos, salones de fiesta y similares

cuenten con un cambiador para bebés en sanitarios masculinos y femeninos.

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Además, se suman aquellos establecimientos cuya superficie sea igual o mayor a dos mil

metros cuadrados cubiertos.

Tomás Méndez, concejal de ADN, sostuvo en conversaciones con el​ ​diario La Voz del Interior

que es un "proyecto propositivo para que los padres puedan contar con un espacio donde

cambiar a sus hijos sin sentirse expuestos ni humillados".

"Consideramos que hemos dado un paso muy importante porque un cambiador es una

herramienta sencilla, de bajo presupuesto y fácil de colocar. Es un gran avance que ya se

viene aplicando en otras provincias", concluyó Méndez.

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Anexo 5

Los pañales también son cosa de ellos: cambiadores en


los baños de hombre

Los pañales también son cosa de ellos

Para cualquier papá, encontrar un espacio apropiado para cambiar a sus bebés fuera de
casa es casi una misión imposible; Johnson​s Baby lanzó una campaña para lograr que se
coloquen cambiadores en todos los baños de hombres del país
26 de diciembre de 2016 ​• 12:29

La queja es recurrente. Basta con preguntar a un padre al azar para obtener como respuesta

una catarata de situaciones embarazosas cada vez que salen solos con sus bebés y llega ese

momento crucial donde el pañal explota. La realidad es que mientras el mundo avanza y la

crianza se torna más igualitaria dentro del hogar, puertas para afuera parece que la tarea de

limpiar la cola del los chicos aún se concibe en clave femenina.

Es que salvo en contadas ocasiones, el cambiador se encuentra exclusivamente en los baños

de mujeres. Esta discriminación no solo afecta a los papás, que hoy tienen un rol mucho más

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activo en el cuidado de sus hijos, también a las mamás, que se ven obligadas a ser quienes se

ocupa del asunto durante las salidas familiares.

Atenta a la realidad que viven los padres de hoy, Johnson​s Baby, experta en el cuidado de la

piel del bebé desde hace más de 120 años, impulsó una campaña bautizada ​Cambiadores de

costumbres​, que busca juntar firmas a través de Change.org para que los baños de hombres

de toda la Argentina también tengan un espacio adecuado para el aseo de los más pequeños.

Una idea sencilla, fácil de aplicar y de bajo presupuesto: solo se trata de incluir una mesa

rebatible con las condiciones de seguridad necesarias para un bebé.

"No te das cuenta de los sexistas que pueden ser los baños públicos hasta que no te conviertes

en padre", confesó en una entrevista Ashton Kutcher, que se convirtió en el abanderado de

toda una movida en Estados Unidos, donde el 80% de los padres cambia la misma cantidad

de pañales que las madres. El actor volcó toda su indignación en las redes sociales después de

notar las dificultades por las que tenía que pasar cuando intentaba asear a su hija. Fue en el

2015, cuando Kutcher debutaba en la paternidad, y su cruzada incluyó una petición en

Change.org pidiendo que se sumen cambiadores en los servicios de hombres. No solo juntó

más de 100.000 firmas para su proyecto, sino que logró viralizar la solicitada, llamar la

atención de los medios y poner el tema en agenda.

Finalmente, en octubre pasado, el presidente Barack Obama dio un paso hacia la equidad de

género y firmó la denominada ley ​Babies​, que obliga a todos los edificios públicos a tener un

espacio adecuado para que cualquier persona, sea hombre o mujer, pueda cambiar a su bebé.

Aunque insuficiente, es un buen primer paso.

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Pero no hay que irse tan lejos para buscar antecedentes. En Argentina, aunque aun hace falta

una ley de alcance nacional, varias ciudades de distintas provincias promulgaron normas

parecidas. En 2015, en Posadas, Misiones, se aprobó la obligación de contar con cambiadores

en los baños públicos de hombres. Y en Córdoba, el Concejo Deliberante aprobó por

unanimidad una norma que exige incluirlos en sanitarios masculinos y femeninos de

restaurantes, anfiteatros, auditorios, cines, teatros, bibliotecas, iglesias, salas de juegos, salas

de fiestas y exposiciones. El objetivo es alentar a que todos y todas tengan las mismas

posibilidades de salir a pasear con libertad y que el cuidado de los chicos no recaiga

exclusivamente en las mujeres.

¿Por qué sumarse a la iniciativa de Johnson Baby​s y firmar la petición? La respuesta más

importante es que así se evita poner en riesgo la salud de los más chicos al brindarles siempre

un espacio limpio y seguro. Pero, además, porque es un avance hacia la igualdad en la crianza

de los chicos, una solución sencilla para facilitarle la vida a los papás que salen con sus bebés,

un alivio para las madres, que les quita la responsabilidad exclusiva y una pequeña

contribución para transformar nuestro país en un lugar más moderno e inclusivo.

Firmá la petición ingresando​ ​aquí

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