Autor: Samuel Hidalgo Hernández. Tutor: Alfonso García Marqués
Autor: Samuel Hidalgo Hernández. Tutor: Alfonso García Marqués
TOMISTA.
INTRODUCCIÓN
[Escriba aquí]
filosófica. Esto mismo es lo que constituye el primer punto del índice de este trabajo, el
cual expondré en las siguientes líneas.
[Escriba aquí]
Entramos en el período de transición entre la primera y la tercera etapa, que
abarca un período de tiempo que va desde el año 1259 hasta el año 1268. En esta época,
en la que reside en Nápoles, comienza a estudiar y a tener un contacto estrecho con los
textos originales de Aristóteles, y con los comentarios que realiza Averroes sobre el
corpus aristotélico. No hay que olvidar que la recepción de Averroes en el mundo
filosófico medieval data aproximadamente del 1250, y por esto por lo que Tomás tenía a
la mano los comentarios del filósofo cordobés. Es por esto, por lo que es en este período
cuando Tomás se va distanciando de ciertas posturas neoplatónicas y avicenianas,
aunque no se desliga de estas influencias completamente. Ciertamente importante es
tener en consideración la relación que guarda la evolución doctrinal del Aquinatense
con los contenidos y posturas que él mismo expone en la Summa Theologica, para ello
es necesario tener en cuenta cuando se escribe dicha obra y cuando acaba esta
producción literaria Tomás, con el fin de elucidar las diferencias doctrinales del propio
Tomás en la Summa Theologica. Tal obra, comienza a redactarla Tomás en el año 1265
y la termina en 1274.
Tomás concibe la obra con el esquema ‘’arriba-abajo’’ propio del neoplatonismo
que Avicena abanderaba, aunque al mismo tiempo, el estilo argumentativo de la Summa
depende de la teoría lógico-científica de los Analíticos Primeros y los Analíticos
Segundos de El Estagirita. Pertinente es también decir que la Summa se divide en una
parte primera y una parte segunda; en la primera parte es donde Tomás expone sus
cinco famosas vías a favor de la demostración de la existencia de Dios, entre las cuales
se encuentra la tertia via, sobre la cual versa esta presente investigación. Lo que
tenemos entre manos es crucial, pues si no se lee esta primera parte en general, y la
tercera vía en particular teniendo en cuanta el período doctrinal en el que Tomás la
escribe, se caerá inevitablemente en confusiones y malinterpetaciones, y como
consecuencia, los resultados que no pueda arrojar el análisis que hagamos en este
estudio, serán estériles, y lo único que arrojarán será oscuridad, en vez de luz.
Por esto, defiendo aquí que la postura que Tomás tiene cuando escribe la tercera
vía, es algo inestable, y en ella confluyen todavía algunos elementos de la filosofía de
Avicena, aunque Aristóteles y El Comentador, están ciertamente presentes, en gran
medida. Dicho lo anterior, podemos afirmar que sus cinco vías, como pertenecientes a la
parte primera de la Summa, pertenecen al segundo período, o al período de transición
doctrinal de Tomás de Aquino. La parte segunda de la Summa, pertenece al último
estadio de la filosofía del Magister, que expondré a continuación.
El tercer y último período de la filosofía de Tomás va del año 1269 hasta el año
1274, y en él, Tomás, con la ayuda que le proporcionan los textos de Averroes sobre las
obras del Estagirita, tiene una visión mucho más depurada de Aristóteles; en una
palabra, han extirpado del avicenismo que estaba presente en la interpretación de la
filosofía de Aristóteles. Señales de esto son las posturas que defiende aquí Tomás de
Aquino, muchas de ellas contrarias a la que defendió, sobre todo en su primer período.
En esta tercera y última etapa desaparece el innatismo, dando primacía a la experiencia
sensible en el origen del conocimiento humano, algo que lleva a afirmar a Tomás que no
hay percepción de Dios; tampoco hay contingentismo absoluto, validando y
propugnando el conocimiento científico y apodíctico, en donde hay verdades necesarias
independientes de la voluntad de Dios, algo que, a mi juicio, supone un gran avance
[Escriba aquí]
respecto a toda la filosofía anterior: el esquema o modelo de conocimiento se invierte, y
ya no es de arriba abajo, sino de abajo a arriba. Tal esquema es el que la ciencia
moderna sostiene en nuestros días. Por último, no hay una esencia ante rem como decía
Avicena: Tomás aplica la teoría aristotélica del acto y la potencia a su filosofía de la
esencia, donde la esencia es materia y forma, la materia y la forma, potencia y la
existencia es el acto de esa potencia (materia y forma).
2
Santiago Argüello, Posibilidad y principio de plenitud en Tomás de Aquino, página 291. Eunsa,
Pamplona, 2004.
[Escriba aquí]
Tenemos aquí tres momentos: el momento T1 en el que el hombre está
construyendo, el momento T2 en el que el hombre ha dejado de estar construyendo (no
construye), y el momento T3, en el que el hombre se pone a construir de nuevo. La
cuestión que Aristóteles advierte es la siguiente: si la tesis megárica es cierta, es decir, si
sólo se tiene potencia cuando se está ejercitando algo en acto (y cuando se deja de
ejercitar se pierde instantáneamente tal potencia/capacidad sea cual sea), ¿Cómo pasa el
hombre del momento T2, en el que no está construyendo, al momento T3, en el que sí lo
está? Aristóteles nos dice que si la tesis megárica fuese cierta, sería imposible pasar del
momento T2 al momento T3, porque el hombre no tendría una potencia (el momento T2
es la pura carencia del arte de construir) de la cual pudiera surgir el acto de edificar
(momento T3). Otra consecuencia absurda que se deduce del planteamiento megárico es
la siguiente: si se pudiera pasar del momento T2 al momento T3 (algo que Aristóteles
ha demostrado que es imposible) un mismo sujeto sería constructor infinitas veces a lo
largo de su vida. En el momento T1 sería constructor, en el momento T2 habría dejado
de serlo, en el momento T3 habría sido de nuevo, y así infinidad de veces durante toda
su vida. De la misma manera, yo sería ciego y vidente miles y miles de veces durante un
día.
Como es patente, lo que hay detrás de la argumentación megárica, es una
confusión de las nociones de potencia y acto, algo de lo que nosotros podemos obtener
el fruto de la distinción que hay entre potencia y posibilidad. Si admitimos la tesis
megárica, tendríamos que admitir también que todo sería imposible, ya que para tal
escuela sólo hay actos, ignorando que lo imposible es lo que está privado de potencia,
según una de las definiciones del término ‘’imposible’’ que da Aristóteles.
En conclusión, si yo no tengo más y nada más que acto, será imposible que el
propio acto se genere, ya que no hay una potencia de la cual éste surja; es decir, algo es
posible que se actualice, cuando hay una potencia de la cual pueda surgir un acto. Con
esto creo que queda demostrado la fundamentación por principios ontológicos
(potencia) del orden lógico-gnoseológico modal (posibilidad).
[Escriba aquí]