Exposición Roble

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 9

Exposición roble

El tabebuia rosae comúnmente llamada guayacan rosado o roble es


una especie que tiene mucho potencial ya que es muy usado en el
país, es común encontrarlo en la ebanistería, entonces es fácil
encontrar en los aserríos de mercado común debido a las
propiedades de su madera, las cuales de se dejan trabajar, también
es muy versátiles ya que se puede usar en diferentes arreglos ya
sea plantación de alta densidad, sistemas silvopastoriles con
ganado aunque sus hojas se defolian antes de la floración y se
debería tener esto en cuenta, y en sistemas agroforestales como
sombrío de café, este ha sido muy usado por los cafeteros para
aumentar el rendimiento incluso dar mejores condiciones de
trabajo.

Nombres regionales: Guayacán, guayacán rosado, guayacán lila


(Antioquia, Caldas, Quindío, Risaralda), flor morado
(Cundinamarca), ocobo (Tolima, Huila), guayacán morado, ocobo
(Valle del Cauca), roble (Córdoba, Sucre, Magdalena, Bolívar,
Magdalena medio), garza (Nariño), roso (Santander y Norte de
Santander).

MORFOLOGÍA Es un árbol que puede superar los 35 m de altura y


alcanza entre 50 y 60 cm de diámetro. Posee un sistema radical
profundo. Su tallo es recto, ligeramente acanalado, con raíces
salientes en forma de aletones pero pobrementedesarrollados. Con
frecuencia el tallo se ramifica o bifurca cerca de la base, lo que
disminuye su altura comercial; la ramificación no presenta
dominancia apical definida y está concentrada al final del fuste. La
corteza externa posee fisuras, es pardo grisácea, con lenticelas
escasas y poco notorias. Las ramas de la copa son relativamente
delgadas y livianas. La copa tiene forma de sombrilla o es
ligeramente redondeada y con follaje disperso, es estratificada,
abierta e irregular en los árboles adultos, con una amplitud de 12 a
15 m. Esta especie pierde completamente el follaje al iniciar la
época de floración.

Las hojas se separan en forma de dedos (digitado – compuestas),


son opuestas, decusadas, generalmente grandes, de 13 a 48 cm de
largo y de 17 a 50 cm de ancho, constan de cinco hojuelas (folíolos)
y raramente tres, todas poseen diferentes tamaños; en éstas, las
hojuelas basales o externas son las más pequeñas y la hojuela
central es la de mayor tamaño de forma lanceolada a obovada, de 5
- 20 cm de largo por 3 - 12 cm de ancho y con nerviación
prominente por el envés. El folíolo terminal de 8-30 cm de largo,
coriáceo y algo elíptico, sin pubescencia, verde oscuros por la haz,
verde opaco y Figura 1. Árbol de T. rosea Figura 3. Diferentes
matices de cubierto de pequeñas escamas blanquecinas por el
envés. Los folíolos se ubican al final de un largo pecíolo acanalado 8
- 25 cm de largo.

Las flores son grandes, de 5 a 10 cm de largo, en forma


campanulada, son moradas, lilas claras o rosadas, y algunas veces
casi blancas. El cáliz es persistente, de hasta 2 cm de largo, con dos
o más lóbulos irregulares. La corola tiene forma de embudo, la
garganta es blancuzca o amarilla, con cinco lóbulos de apariencia
crespa, muy llamativos, además con cinco estambres, cuatro de
ellos dispuestos en dos pares y el restante es infértil. Las flores se
reúnen en pequeñas panículas terminales y caen, casi al mismo
tiempo, para dar inicio a la producción de hojas nuevas.

Los frutos son cápsulas alargadas, cilíndricas, angostas, hasta 40 cm


de largo y 1 a 1,5 cm de diámetro, en forma de vaina. Inicialmente
son verdes y al madurar se tornan marrones claros. Tienen dos
suturas laterales que se abren al comenzar el proceso de
dehiscencia, en el cual se liberan numerosas semillas. El número de
frutos por kilogramo es de 49, y el número de semillas por fruto
está entre 165 y 220.

La madera es moderadamente dura y pesada, con una densidad


básica que oscila entre 0,48 y 0,65 g/cm3.Posee una durabilidad
natural alta a moderada, de fácil secado, fácil de trabajar y con baja
respuesta a la impregnación con tratamientos de preservación. La
albura es blanco-amarillenta a marrón pálido con vetas oscuras, el
duramen es castaño oscuro y una vez seco al aire se torna amarillo-
rojizo con vetas marrones. Posee un veteado pronunciado en arcos
superpuestos con bandas oscuras, satinado por el contraste de los
radios.

SELECCIÓN DE ÁRBOLES SEMILLEROS El guayacán rosado se encuentra ampliamente distribuido en


el país, y de acuerdo a cada oferta ambiental presenta variaciones morfológicas, como las
diferentes tonalidades de b a c la flor, que en algunos casos puede inducir a creer que es otra
especie, como el caso de las flores rosadas pálidas casi blancas. Su distribución y adaptación a
amplios rangos altitudinales, permite tener poblaciones abundantes, en las cuales es necesario
seleccionar los árboles semilleros más adecuados. Dado que su madera es apreciada en la
industria de muebles finos, ebanistería en general, construcción, chapas decorativas e
instrumentos musicales, entre otros, los criterios de selección de árboles semilleros deben estar
orientados hacia la obtención de madera con las siguientes características:
• Fuste cilíndrico, recto, sin rajaduras ni acanalamientos. • Ramas delgadas. • Vigor y dominancia
sobre los demás individuos de la población. • Libre de plagas y enfermedades. • Altura de la
bifurcación cercana o por encima de la parte media de la altura total. El tamaño del árbol no
necesariamente es la respuesta a una mejor genética, por tanto, no es recomendable tener en
cuenta sólo esta característica al momento de seleccionar individuos.

VIVERO Propagación por semilla Germinadores. Se recomienda construir los germinadores


elevados del suelo, para evitar los ataques del nematodo nodulador de las raíces y la presencia del
hongo que ocasiona el mal del tallito o damping-off. El germinador debe tener una altura de 80
cm, tomada desde el suelo hasta donde inicia el piso del germinador (Figura 8a), la profundidad
del sustrato debe ser de 20 cm; así la altura total del germinador es de 1 m. El ancho no debe ser
mayor a 1 metro para facilitar las labores de manejo de las plántulas, pero su longitud puede ser
variable, y depende de los requerimientos de producción de plántulas.

Siembra. La semilla no requiere de tratamientos pregerminativos, sin embargo con un remojo en


agua a temperatura ambiente, la germinación es más homogénea y el inicio de la germinación
puede alcanzarse en menor tiempo. Antes de la siembra y de manera preventiva deben
sumergirse las semillas

Germinación. Para evitar deformaciones de las plántulas se recomienda hacer surcos cada 2 cm,
colocar las semillas a una distancia de 5 cm entre éstas, a 0,5 cm de profundidad, para obtener
una densidad aproximada de 1.200 semillas/m2. De acuerdo con el vigor y viabilidad de la semilla,
la germinación inicia después de 10 a 12 días de la siembra, y se prolonga hasta 35 días; no se
recomienda usar plántulas que germinen después de este período debido a su bajo vigor. Al
analizar un total de 15 lotes de semillas nacionales y centroamericanas, se encontró que en
promedio T. rosea emerge entre los días 22 y 26 después de la siembra, en condiciones de
Chinchiná. En la costa Caribe la germinación se inicia al día 5 y se extiende hasta el día 15. Una vez
inicia la germinación, debe hacerse una vigilancia permanente con el fin de evitar la presencia del
mal del tallito o “damping- off”, para lo cual es recomendable además de la desinfestación del
sustrato la aplicación de benomil en concentraciones de 0,6 m/L y mancozeb (4 g/L), en forma
alternada cada 15 días dependiendo de la frecuencia de aparición de la enfermedad. En la costa
Caribe el control del mal del tallito se hace con la aplicación de Previcur o su equivalente a razón
de 6cc/4L por m2 de germinador, dirigido a la raíz.

Transplante. El transplante del germinador a la bolsa o al contenedor plástico, se debe hacer


cuando la plántula tenga el primer par de hojas verdaderas y unos 5 cm de altura, lo cual ocurre
entre los días 25 y 35 días después de la siembra de la semilla. Para disminuir las pérdidas por
transplante se recomienda impregnar las plántulas con micorriza comercial, previamente
humedecida; si no dispone de ésta se recomienda sumergir las plántulas antes de la siembra, en
una solución de fungicida benomil más enraizador comercial (Hormonagro N°2) a razón de 0,4 g y
3,0 g/L, respectivamente. En la costa Caribe el transplante se inicia el día 15 hasta el día 25, con un
porcentaje de sobrevivencia al transplante superior al 90%. Durante los 3 a 4 meses que
permanece en vivero, el guayacán rosado desarrolla un sistema radical de 25 cm de largo y
abundantes raíces secundarias. La bolsa cafetera de 17 cm x 23 cm es el recipiente más adecuado
para el desarrollo de las plántulas de T. rosae. También pueden utilizarse contenedores plásticos
de 24 conos, cada cono de 6,0 cm de diámetro superior, 2,0 cm de diámetro inferior y 15 cm de
profundidad. Estos conos favorecen la formación radical, por la presencia de venas verticales que
direccionan las raíces hacia abajo, y previenen las malformaciones o “entorchamientos”. En
Córdoba y Sucre, se produce material vegetal de buena calidad entre los 60-90 días posteriores al
transplante utilizando bolsa plástica de 6,4 cm de diámetro por 14 cm de altura (Paternina, 2007).

El sustrato recomendable para llenar las bolsas está compuesto por una parte de arena, una de
suelo y una de micorriza comercial. Es importante que el producto comercial tenga dentro de sus
micorrizas especies del género Glomus, como G. fistolusum o G. fasciculatum (Fungifert y
Micorrizar), en los cuales se tienen hasta 15 esporas por gramo de suelo. En caso de no conseguir
la micorriza, ésta puede reemplazarse con pulpa descompuesta o lombrinaza, la cual se mezcla
con el suelo o la arena para lograr un sustrato homogéneo. Algunas especies vegetales como los
besitos (Impatiens balsamina) son indicadores de la presencia de nematodos, por tanto, es
necesario evaluar, aunque sea en forma cualitativa, la presencia de nematodos en el sustrato. El
sustrato puede desinfestarse por dos métodos: el primero consiste en que 6 días después del
transplante y una vez la plántula se haya establecido, se debe aplicar Paecilomyces lilacinus en
dosis de 10 g/L por 100 bolsas o por 4 contenedores, para una descarga de 10 cc de producto. Si
no se dispone de este producto, puede emplearse carbofuran (Furadan), el cual se aplica en las
bolsas o cubetas 5 días antes de la siembra, en dosis de 1 a 2 g por bolsa ó 1 g por cono del
contenedor. Figura 10. Transplante y desarrollo de plántulas. a. plántula lista para el transplante;
b. transplante a la bolsa, impregnándola con mezcla de enraizador y fungicida; c. plántula lista
para llevarla al campo (120 días); d. desarrollo radical a los 120 días; e. transplante a contenedores
plásticos; f. plántula de 60 días en conos plásticos; g. plántula de 120 días; h. desarrollo radical de
una plántula de 120 días. a b c d e f g h En la costa Caribe, donde la incidencia de nematodos es
baja, se trabaja con un sustrato limoso, adicionando cascarilla de arroz, previamente desinfestada
con Orthocide, en proporción 3:1, adicionando 4 kg de NPK (10-30-10) por m 3 de sustrato,
preparado 5 días antes del llenado de las bolsas.

Fertilización y manejo en el vivero. Durante la permanencia de las plántulas en vivero, se deben


controlar las arvenses. De acuerdo con el desarrollo de las plántulas se debe hacer una fertilización
foliar 20 días después del transplante, con un producto como Tottal a razón de 0,7 cc/L, aplicado
sobre las hojas, para una mayor formación de área foliar. Después de 60 días de la primera
fertilización se aplica sobre el sustrato fosfato diamónico (DAP), disuelto en agua 24 horas antes, a
razón de 2,5 g/L; esta aplicación debe realizarse con bomba de espalda y evitar al máximo el
contacto con las hojas de la plántula. Después de la aplicación del fertilizante es recomendable
lavar las hojas de las plántulas con abundante agua, con el fin de prevenir problemas de
intoxicación y quemazón de ellas. Plántulas listas para sembrar en el campo. En condiciones
normales de desarrollo se obtienen plantas listas para sembrar en el campo entre los 90 y 120 días
después del transplante en la bolsa. En la costa Caribe, el tiempo óptimo para la obtención de
plantas listas para sembrar, es de 60-90 días, luego de un período de exposición directa a la acción
del sol de 15 días, lo que se denomina fase de “endurecimiento”.

Propagación vegetativa Por estacas. La mejor época para recolectar las estacas es después de la
producción de semillas, poco antes del inicio de las lluvias, época en la cual se considera que las
yemas tienen la mayor reserva nutritiva y la probabilidad de sobrevivencia es mayor. Las ramas de
donde se recolectarán las yemas deben ser las más bajas y que tengan una inclinación
perpendicular a las ramas principales basales; la estaca seleccionada debe tener por lo menos
cuatro hojas abiertas y tres yemas latentes (entrenudos), el corte debe realizarse por debajo del
nudo más inferior, en horas de la mañana, para evitar su deshidratación. Las estacas deben
envolverse en papel húmedo para transportarlas al vivero, allí se les debe aplicar un cicatrizante
hormonal en la parte apical. Las estacas deben conservar dos hojas, que posteriormente se cortan
a la mitad para reducir transpiración y evitar su deshidratación. Luego, la estaca debe
desinfestarse, por 10 segundos, sumergiéndola en una solución con un fungicida (Orthocide) a
razón de 0,5 cc/L. Una vez desinfestadas, éstas deben impregnarse con un enraizador (ácido
indolbutírico- AIB) mezclado con talco industrial en concentraciones de 0,8 a 1,6% de AIB. Para una
correcta impregnación debe sumergirse la base de la estaca (5 cm), durante 3 a 5 segundos, e
inmediatamente sembrarlas (Conif, 2002). Para obtener porcentajes de enraizamiento cercanos al
82%, debe emplearse una concentración de auxina (AIB) del 0,6%; concentraciones superiores
inhiben el desarrollo de raíces (Conif, 2002; Inderena 1992). El sustrato para el enraizamiento de
las estacas, debe drenar adecuamente para facilitar la formación de las raíces. La profundidad del
sustrato debe ser al menos de 25 cm, y estar compuesto por una capa de 10 cm de piedra grande y
mediana (de 3 a 6 cm de diámetro) y luego, otra capa de 10 cm de arena fina de río “llamada

Por injertos. En T. rosea es posible utilizar la injertación como método para conservar la
información genética de los individuos de interés y, además, disponer de una semilla seleccionada
en buena cantidad ya que con el injerto se aceleran los procesos de floración y puede obtenerse
semilla en un período más corto que lo estimado. Por lo general, T. rosea florece entre los 3,0 a los
3,5 años aproximadamente, en zonas por debajo de los 1.200 m de altitud, y entre 4,0 y 4,5 años
cuando crece en zonas por encima de los 1.200 m, con la injertación este proceso ocurre entre los
18 y 24 meses. Para obtener un buen injerto se debe partir de un buen patrón y una buena yema.
Para ello, el patrón debe propagarse en bolsas de 5 kg (bolsa de cítricos), con igual sustrato al
detallado anteriormente, y una edad máxima de 6 meses. La yema debe tener de 15 a 20 cm de
longitud, un diámetro mayor a 3 mm, poseer tres yemas latentes, sin hojas para evitar la
deshidratación, ni desgarres o lesiones internas (producidas por insectos u hongos), y debe
desinfestarse con benomil, para evitar su pudrición. Para el transporte de las estacas, desde el sitio
de la recolección hasta el lugar de injertación, las yemas deben envolverse en papel absorbente
(previamente humedecido) y transportarlas en una nevera portátil de icopor, a temperaturas de 4
a 6°C. También puede emplearse parafina derretida sobre las dos puntas de las yemas para
prevenir la deshidratación de éstas (Conif, 2002). El guayacán rosado puede injertarse por dos
métodos: Injerto de tope lateral y de púa terminal. Las evaluaciones realizadas por Conif y
Cenicafé han permitido identificar que el mejor método de injertación para la especie, en cuanto a
la sobrevivencia y desarrollo del injerto, es el de púa terminal.

PLANTACIÓN Establecimiento Sitio. El guayacán debe sembrarse en suelos profundos y con buen
drenaje. No se desarrolla bien en suelos con baja retención de humedad, en aquellos con déficit
hídrico marcado o en pendientes superiores al 60%. Es una especie exigente en luz, aunque en sus
primeros estadios de desarrollo tolera la sombra parcialmente. Es sensible a las variaciones en las
condiciones edáficas y puede presentar diferencias notorias de crecimiento en un mismo lote.

En las zonas que han sido sometidas a ganadería extensiva, donde se evidencia un grado de
compactación, la preparación del sitio requiere de un subsolado profundo (mayor a 50 cm), para
romper la capa endurecida, favorecer el anclaje del árbol, permitir la disponibilidad de agua y
mejorar el crecimiento de la plantación inicial. Sobre el subsolado se realiza el hoyado y se planta
el árbol. Una semana antes de plantar los árboles, se hace una aplicación de glifosato sobre la
línea para eliminar gramíneas (pastos), que compiten fuertemente con los arbolitos.

Trazado. El guayacán rosado puede sembrarse en asociaciones agroforestales, silvopastoriles o en


plantaciones homogéneas; para estas últimas se recomienda una distancia de 3 m entre calles y 3
m entre plantas (1.100 árboles/ha). En la costa Caribe, las plantaciones de guayacán usualmente
están establecidas a 2,5 m x 2,5 m ó 3 m x 2 m, para tener una densidad de 1.600 árboles/ha; esta
densidad induce a una mayor competencia entre individuos con el fin de mejorar la formación del
fuste y que la bifurcación se presente a una mayor altura, para aumentar de esta forma la
proporción de fuste aprovechable. Para los sistemas agroforestales las distancias de siembra más
utilizadas son de 4 m x 4 m (625 árboles/ha) y de 5 m x 5 m (400 árboles/ha). Para asociaciones
con café se recomienda sembrar entre 100 y 150 árboles/ha. Ahoyado. Para sembrar guayacán
rosado, en cualquier arreglo, es necesario establecer un plato de por lo menos 40 cm de diámetro
y erradicar las gramíneas. Después del plateo debe hacerse un hoyo de 30 ó 40 cm de profundidad
si el material vegetal que se va a sembrar fue producido en bolsa cafetera (17 cm x 23 cm) o de 20
a 25 cm si éste se produjo en contenedores plásticos (12 cm x 17 cm). Si la especie va a
establecerse en un potrero es necesario repicar el fondo y las paredes laterales del hoyo, con el fin
de remover el suelo compactado por el ganado; también debe aplicarse entre 1 y 1,5 kg de
materia orgánica o entre 100 y 150 g de micorriza comercial por hoyo. Siembra. Luego de mezclar
bien el sustrato en el hoyo, se procede a la siembra de los árboles, con el máximo cuidado
requerido (evitando desmoronamiento del pilón), para la correcta ubicación del material vegetal.
Mantenimiento. Una vez establecida la plantación se requiere efectuar el mantenimiento
periódico de las áreas, mediante el control y eliminación de las arvenses. Se recomienda
implementar el “Manejo Integrado de Arvenses”, consistente en permitir el desarrollo de especies
“no agresivas” que convivan con la plantación sin ser competidoras. Igualmente se pueden
establecer coberturas como maní forrajero (Arachis pintoi) que limiten la aparición de nuevas
especies competidoras.
En zonas bajas, se requiere un control intensivo de arvenses los primeros seis meses, a través de
plateo o limpieza continua de línea de 1,2-1,5 m de ancho. Estas limpias se realizan cada dos
meses aproximadamente o con menor intensidad dependiendo de la agresividad de las arvenses.
Después de seis meses, se puede continuar con control químico (cuando hay gramíneas) y las
limpias se reducen a 2 ó 3 por año, los dos primeros años.

En zonas bajas, se requiere un control intensivo de arvenses los primeros seis meses, a través de
plateo o limpieza continua de línea de 1,2-1,5 m de ancho. Estas limpias se realizan cada dos
meses aproximadamente o con menor intensidad dependiendo de la agresividad de las arvenses.
Después de seis meses, se puede continuar con control químico (cuando hay gramíneas) y las
limpias se reducen a 2 ó 3 por año, los dos primeros años.

Podas. No hay recomendaciones específicas sobre las podas en T. rosea, pero si éstas deben
realizarse es necesario garantizar un fuste recto y sin torceduras, con una altura de la bifurcación
que no limite la altura comercial del fuste. Algunos autores afirman que debido a su ramificación y
bifurcación temprana es necesario hacer podas de formación, pero igualmente reportan que, una
vez hecha la poda el árbol se recupera por sí mismo, y en medio de la bifurcación brota una nueva
yema, que se encargará de proyectar el árbol verticalmente y que inducirá a mantener la
bifurcación que se deseaba suprimir. La poda de realce debe hacerse de manera que no afecte el
crecimiento del árbol, ya que éste tiende a producir una ramificación opuesta, es decir, una rama
en frente de la otra y disponer las ramas superiores en forma perpendicular a la inmediatamente
inferior (decusadas). Es así como al eliminar una de las ramas se genera un desbalance en el árbol,
el cual intenta recuperarse produciendo una sinuosidad en sentido contrario a la rama eliminada y
que puede convertirse en una torcedura, de acuerdo al grosor de la rama que ha sido retirada.
Cabe anotar que no hay inconvenientes en realizar la poda de realce cuando la ramificación del
árbol no se observa en forma

decusada, sino que éstas se distribuyen aparentemente en un primer plano, con una rama de
mayor grosor que la que tiene enfrente. Al eliminar la rama más delgada no se crea desbalance en
el árbol ni se produce alguna torcedura, solo una curvatura muy suave. Al momento de realizar la
poda para obtener una madera libre de nudos, la rama o las ramas a retirar deben tener 5 cm de
diámetro; por encima de este diámetro la rama deja nudos en la madera. El corte de la rama debe
realizarse a ras del tallo, sin ocasionar heridas que faciliten la entrada de patógenos. Se
recomienda aplicar un cicatrizante en los cortes, el cual puede ser pintura blanca a base de agua,
pasta bordelés o cicatrizante hormonal, para evitar la incidencia y el desarrollo de hongos
vasculares. Generalmente a los árboles sembrados como sombrío de café se les realiza una
remoción excesiva del área foliar, para facilitar la entrada de luz al cafetal. Para ello se elimina la
casi totalidad de ramas que conforman la copa, dejando una fracción de copa muy pequeña y
“horquetas” a lo largo del fuste para facilitar el ascenso del podador. Las podas excesivamente
altas pueden desbalancear el árbol y que por la acción del viento se produzcan torceduras o se
quiebre el tallo; además, los restos de las ramas (a manera de “horquetas”) a lo largo del fuste,
producen una alta emisión de rebrotes y retardan el crecimiento del árbol y restan valor comercial
al fuste. En algunas ocasiones esta especie puede emitir un par de chupones al perder su
dominancia apical como producto de las podas o de un daño mecánico. Cada chupón tiene
dominancia apical, lo cual permite manejar el mejor de ellos y obtener una altura de bifurcación
mayor.

Ima ica

Silvicuktura

También podría gustarte