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203 Forcades

La experiencia cristiana en el siglo XXI será mariana o no será. Los cuatro dogmas marianos principales (María como madre de Dios, virgen, inmaculada y asunta) sitúan a María como un referente para una experiencia cristiana que enfrente los desafíos del siglo XXI. Específicamente, el dogma de María como madre de Dios muestra que Dios se encarnó en Jesús a través de una unión amorosa de libertades entre el Espíritu Santo y María, y que la encarnación fue posible sólo a través

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La experiencia cristiana en el siglo XXI será mariana o no será. Los cuatro dogmas marianos principales (María como madre de Dios, virgen, inmaculada y asunta) sitúan a María como un referente para una experiencia cristiana que enfrente los desafíos del siglo XXI. Específicamente, el dogma de María como madre de Dios muestra que Dios se encarnó en Jesús a través de una unión amorosa de libertades entre el Espíritu Santo y María, y que la encarnación fue posible sólo a través

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TERESA FORCADES I VILA

LOS DOGMAS MARIANOS.


EL FUTURO DE LA EXPERIENCIA CRISTIANA

Es conocida la afirmación de Karl Rahner: El cristiano del siglo XXI


será místico o no será que, al parecer, parafraseaba una frase atri-
buida a André Malraux: El siglo XXI será religioso o no será. Y ha-
ce relativamente poco tiempo Juan de Dios Martín Velasco afirmaba:
El cristianismo del siglo XXI será teologal o no será. La autora
de este artículo se propone hablar no del futuro del “cristianismo” si-
no del futuro de la “experiencia cristiana”. La palabra ‘experiencia’
nos recuerda que nuestra pregunta sobre el futuro no puede ignorar
el ámbito de libertad y de amor irreductible que constituye nuestra
interioridad. El recurso a la interioridad no implica una renuncia o un
menosprecio de la dimensión política de la fe sino un reconocimiento
de sus raíces más auténticas: el compromiso social y político, sin el
cual el cristianismo no tiene futuro ni en el siglo XXI ni en ningún otro,
es simultáneo e indisociable de la experiencia personal del amor de
Dios. En ese sentido, la autora desarrolla una tesis que parafrasea las
mencionadas anteriormente y permite descubrir aspectos quizá nue-
vos o no suficientemente considerados de nuestro ‘ser cristianos’: La
experiencia cristiana en el siglo XXI será mariana o no será.

Os dogmas marianos, Encrucillada 175 (2011) 511-526

La figura de María ha tenido el texto bíblico que más clara y ro-


una relación difícil tanto con el tundamente apoya a la teología de
cristianismo progresista en gene- la liberación y a su opción prefe-
ral como con la teología feminista rencial por los pobres no es otro
muy en particular. La exaltación que el Magnificat de María de Na-
de la figura de María se asocia con zaret. María, sintiéndose grávida
frecuencia a grupos y movimien- de Dios, proclama que el Todopo-
tos católicos de tendencias socio- deroso ‘derriba del trono a los po-
políticas conservadoras que año- derosos’, ‘exalta a los humildes’, ‘a
ran el modelo de familia patriarcal los hambrientos los colma de bie-
y tienden a legitimar las injusticias nes’ y ‘a los ricos los despide va-
extremas del sistema económico cíos’. Un cántico políticamente
imperante como si fueran ley de muy poco correcto que cantamos
vida. En contraste con esta descon- cada día en vísperas en honor a la
fianza revolucionaria hacia la ma- Madre de Dios.
riología, es necesario afirmar que
209
Presentaré una lectura de los a descubrir la propia grandeza en
cuatro dogmas marianos: María el gesto de reconocerlos. El anóni-
madre de Dios (Theotokos), María mo del siglo XIV habla de ‘la nu-
virgen, María inmaculada y María be del no saber’ y Kierkegaard del
asunta, que sitúa la figura femeni- ‘suicidio de la razón’, pero para
na de María como referente y ca- ambos la dimensión mística es una
talizador de una experiencia cris- dimensión antropológica irrenun-
tiana a la altura de los retos que ciable y eminentemente positiva,
plantea el siglo XXI. cuyo reconocimiento es un sine
qua non para la teología. Nuestro
lenguaje sobre Dios es siempre in-
María madre de Dios suficiente pero nunca indiferente.
(Theotokos): concilio de
¿Qué significa, pues, afirmar
Éfeso, s.V (431)
que María es ‘madre de Dios’? Si
Dios es el Absoluto, ¿cómo puede
El título de Theotokos es la pri- tener madre? Ya en el siglo V, Nes-
mera afirmación dogmática de la torio no lo tenía nada claro y con-
iglesia referida a María. Título sideraba que el título que corres-
muy debatido en los primeros si- pondía a María no era Theotokos
glos del cristianismo; de hecho, to- sino Christotokos, por ser sólo ma-
dos los dogmas cristianos han sido dre de la naturaleza humana de
precedidos por siglos de encendi- Cristo. Cirilo de Alejandría consi-
do debate teológico, de polémica, deraba que María no había engen-
de luchas y descalificaciones per- drado ninguna ‘naturaleza’, ni di-
sonales, por el exilio y la excomu- vina ni humana, sino que había
nión e incluso, por la ejecución por dado a luz a una ‘persona’, que -co-
parte del poder civil de los que de- mo ya había definido Nicea- era
tentaban opiniones contrarias. El plenamente Dios, por tanto María
objetivo de esos debates y el sen- podía ser nombrada ‘madre de
tido de la formulación de los dog- Dios’. La fe cristiana afirma que
mas es evitar que el misterio de en Jesús es Dios mismo quien na-
Dios quede limitado por cualquier ce en el espacio y el tiempo de
universo conceptual concreto, al nuestra historia. Así, se tendría que
utilizar formulaciones que obligan ver claramente que Dios no ha
a nuestra razón a ir más allá de sí creado ‘la historia’. Dios ha crea-
misma. El paso místico sólo es po- do todas las condiciones necesa-
sible desde la razón, aunque la so- rias para que la ‘historia’ exista,
brepasa. El dogma trinitario (una pero la noción de historia presupo-
sola naturaleza, tres personas) y el ne un diálogo entre Dios y su cria-
cristológico (una sola persona, dos tura; la historia es el espacio co-
naturalezas) han obligado una y mún (de Dios y de la humanidad)
otra vez a la razón humana a en- que da sentido a la Creación.
frentarse con sus propios límites y
Eso ya lo expresó la teóloga del
210 Teresa Forcades i Vila
barroco María Jesús de Ágreda “Consideró y penetró profunda-
(1602-1665). En su obra La místi- mente esta gran Señora el campo
ca ciudad de Dios afirma que la tan espacioso de la dignidad de
maternidad de María es el lugar Madre de Dios para comprarle con
teológico de nuestra libertad. un fiat; vistióse de fortaleza más
Nuestra misión como personas, a que humana y gustó y vio cuán
imitación de María, es ‘dar a luz a buena era la negociación y comer-
la Luz’, engendrar a Cristo en el cio de la divinidad. Entendió las
mundo, y el único modo de hacer- sendas de sus ocultos beneficios,
lo es concibiéndolo antes en noso- adornóse de fortaleza y hermosu-
tros por obra -y gracia- del Espíri- ra; y habiendo conferido consigo
tu Santo. Esta doctrina es el misma y con el paraninfo celestial
motivo por el que María es imagen Gabriel la grandeza de tan altos y
de la iglesia. En la economía divi- divinos sacramentos, estando muy
na, María -que ni es, ni ha sido, ni capaz de la embajada que recibía,
será ‘persona divina’- no está ‘su- fue su purísimo espíritu absorto y
bordinada’ a Dios porque Dios nos elevado en admiración, reverencia
busca como ‘amigos’, no como y sumo intensísimo amor del mis-
‘súbditos’. Dios no podía encarnar- mo Dios”.
se en María sin su ‘sí’ libre. No po-
María es sujeto activo de todos
día violentar ni a María ni a noso-
los verbos de esta cita excepto de
tros porque Dios es Amor (defender
los del final: “su espíritu fue absor-
que Dios puede hacer actos de des-
to y elevado”.
amor es una contradicción). Afir-
mar que ‘no puede’ amar, en el ca- María de Ágreda sigue descri-
so de Dios es lo mismo que decir biendo cómo el acto de amor libre
que ‘no quiere’ porque Dios es to- y consciente de María de Nazaret
tal y solamente aquello que quiere fue lo que posibilitó que de su co-
ser. Dios es totalmente libre y nos razón surgieran tres gotas de san-
ha hecho a nosotros para que tam- gre que fueron a parar al útero y
bién lo seamos con nuestra activa fueron el principio material y a la
participación y deseo, igual muta- vez símbolo y expresión del amor
tis mutandis como María no fue de María, del don total, libre y
madre de Dios sin quererlo. Dios consciente de sí sin el cual la en-
es totalmente libre porque es total- carnación no hubiera sido posible.
mente Amor. Nosotros somos li- La encarnación, según María de
bres en la medida exacta en que Ágreda, es el resultado de la unión
amamos. del Espíritu de Dios con el espíri-
tu y la carne de María. Su fiat no
María de Ágreda expresa así la
es su consentimiento para que Dios
toma de conciencia de María de
‘tome su cuerpo’ y se encarne en
Nazaret, ese ponderar tranquilo y
él. Es diálogo interpersonal, unión
lúcido del anuncio del ángel asu-
amorosa de dos personas libres: la
miendo su libertad frente a Dios:
divina del Espíritu y la humana de
Los dogmas marianos. El futuro de la experiencia cristiana 211
María. Dios no se habría podido principio una forma de ‘diversidad’
encarnar en María sin su amor ac- y una forma de ‘negación’’: el Pa-
tivo y consciente. El misterio de la dre no es el Hijo y el Hijo no es el
encarnación es misterio del amor Padre. La existencia del Logos-Pa-
interpersonal entre Dios (Espíritu labra caracterizado por la ‘recep-
Santo) y María, y en ella, cada uno tividad pura’ y por la ‘alteridad’
de nosotros. El misterio de María posibilita la existencia de la crea-
es el de la nueva creación pascual ción como ‘receptora’ y verdade-
anticipada. ramente ‘distinta’ de Dios.
La teóloga de Ágreda se fija en En el principio del Génesis,
las palabras que María dirige al Dios dice: fiat lux. Cuando llega la
ángel Gabriel: “He aquí la esclava plenitud de los tiempos, María di-
del Señor; hágase en mí según tu ce: fiat mihi secundum verbum
palabra.” y se pregunta cuál es es- tuum… y da a luz a la Luz. Sólo
ta ‘palabra de Dios’ a la que se re- entonces la creación se puede con-
fiere María. El evangelio de Juan siderar completada, cuando el Lo-
empieza: “En el principio existía gos-Luz habita en ella de forma
la Palabra”. María de Ágreda, co- histórica y personal.
mo Tomás de Aquino, relaciona el
Nuestra misión es la de ‘dar a
fiat de María con la primera pala-
luz a la Luz’. El Logos no puede
bra que Dios pronuncia en la bi-
existir en el mundo sin nuestra co-
blia: “Haya luz” (fiat lux).
laboración. La maternidad de Ma-
¿De qué ‘luz’ se trata? La cita ría es extraordinaria y única en su
no puede hacer referencia a la luz historicidad. Pero, la encarnación
solar porque los astros no han sido y la redención sólo llegan a su ple-
creados. Esa luz que hace emerger no objetivo en la medida en que
al cosmos de las tinieblas del caos cada uno de nosotros nos dispone-
es el Logos concebido como “prin- mos libremente para el diálogo
cipio de inteligibilidad” de la crea- amoroso con Dios como hizo Ma-
ción. El Logos, alfa y omega de la ría. El culmen de la creación ini-
creación, Logos-Palabra que exis- ciado en María estará completo
tía desde el principio, segunda per- cuando cada uno de nosotros haga
sona de la Trinidad, no ‘creado’, como ella y exprese desde el nú-
sino ‘condición de posibilidad’ de cleo más íntimo de la propia liber-
la creación, de que aquello que no tad el fiat que engendra a la Luz en
es Dios pueda existir y tenga un el mundo.
sentido. La diversidad de la crea-
El núcleo decisivo de la mater-
ción y el ‘no’ asociado a las coor-
nidad de María para el cristianis-
denadas de espacio y tiempo que
mo del futuro es la toma de con-
la caracterizan (aquí no es allá; hoy
ciencia de hasta dónde llega el
no es mañana) son solamente po-
escándalo cristiano de la encarna-
sibles porque en la realidad inma-
ción: además de relacionarse con
nente de Dios existen desde el
212 Teresa Forcades i Vila
nosotros como Padre (el dador), mente de nuestra capacidad de
Dios se relaciona con nosotros co- amar a Dios y a los demás optan-
mo Hijo (el que recibe). Esta es la do preferentemente por los pobres.
dimensión trinitaria de la expe- Si María no hubiera podido conce-
riencia cristiana: Dios es pura do- bir a Jesús sin José o sin otro va-
nación (Padre), pura recepción rón, nuestra cristificación no sólo
(Hijo) y puro compartir (Espíritu). quedaría vinculada a una relación
La tarea de co-creación a la que de pareja, sino a una relación de
Dios nos llama pasa por descubrir pareja heterosexual (la única capaz
la propia responsabilidad en la re- de engendrar hijos biológicos).
lación con Dios y por la radicali-
El dogma de la virginidad de
dad de la reciprocidad.
María sitúa nuestra realización en
la intimidad de nuestra relación
con Dios (amando a los demás).
María virgen: sínodo de
Por eso la pareja cristiana es sacra-
Letrán, s.VII (649)
mento del amor de Dios en el seno
de la comunidad de fe.
¿Qué sentido tendría pensar
El tema de la realización per-
que María concibió a Jesús por me-
sonal sin pareja ha sido histórica-
dio de una relación sexual con Jo-
mente un punto particularmente
sé o con otro varón, y que después
difícil para las mujeres. La socie-
o simultáneamente Dios hizo que
dad ha tendido a definirnos en fun-
el que había sido o estaba siendo
ción de la maternidad y las muje-
concebido fuera ‘Hijo de Dios’ y
res hemos tendido a asociar la
‘Dios verdadero’? El problema de
felicidad con una vida de pareja
una explicación así no sería que re-
plena. Me limito a señalar que en
sulta increíble, ya que la explica-
la medida en que sea cierto que las
ción que concibió por obra del Es-
mujeres tendemos en general a te-
píritu Santo es igualmente increí-
mer más la soledad que la depen-
ble, sino que sus consecuencias
dencia y los hombres al revés, el
existenciales, aquello que esta for-
tema de la virginidad concebida
ma de concebir la encarnación es-
como espacio interior irreductible
taría afirmando sobre el potencial
e incomunicable a partir del cual
de nuestra relación con Dios y so-
es posible amar libremente, puede
bre la tarea de darlo a luz en el
ser para nosotras, mujeres, parti-
mundo (nuestra cristificación) vin-
cularmente relevante.
cularía la posibilidad de realizar-
nos humanamente a la posibilidad Mi irreductibilidad personal es
de tener relaciones de pareja. Y no. el espacio que no puedo entregar
La plenitud de nuestro potencial ni a Dios mismo: es la condición
humano no depende de si tenemos de posibilidad de la co-creación,
o no pareja o de si tenemos o no el núcleo de mi ‘alteridad’ con res-
relaciones sexuales; depende sola- pecto a Dios y a toda criatura, mi

Los dogmas marianos. El futuro de la experiencia cristiana 213


dignidad inalienable, mi libertad. manización.
No es un espacio que haya que pro-
Así, la dificultad de ver en Ma-
teger. Sólo es preciso reconocerlo.
ría un modelo de humanidad plena
Cuanto más centrada está la per-
¿no tiene fundamento? ¿Ha salido
sona en este espacio, más capaci-
de la nada? La dificultad no nace
dad de darse y de amar tiene.
de la ausencia de pecado en María
El punto decisivo de la virgini- sino de la ausencia de tentación.
dad de María para el cristianismo María, como Jesús y como noso-
del futuro es indisociable de su ma- tros, tuvo tentaciones. Tuvo que de-
ternidad: a la maternidad le corres- cidir en cada momento concreto de
ponde la noción de ‘co-creación’ y su existencia qué es amar. Que Ma-
a la virginidad la noción de “liber- ría naciese sin pecado original no
tad radical’ que la posibilita. implica que no pudiera pecar. Po-
día. Como Jesús, que también po-
día (cf. Mc 1,13 y paralelos).
María inmaculada: Pío IX
La respuesta libre y responsa-
(8 de diciembre de 1854)
ble de María hizo posible el adve-
nimiento de Dios en la historia sin
Afirmar que María fue conce- el cual no hubiera habido reden-
bida sin pecado original equivale ción. En ese sentido Juan Pablo II
no sólo a afirmar que el pecado no proclamó corredentora a María. La
forma parte de nuestra humanidad dinámica de la corredención, co-
creada por Dios (es decir, se pue- mo la de la co-creación, es única
de ser plenamente humano sin te- en María, pero no es exclusiva de
ner nada que ver con el pecado, co- ella sino que se hace extensiva a
mo María y Jesús) sino también todos nosotros. La redención no se
que Dios sigue garantizando -a pe- puede realizar sin nuestro “sí” li-
sar de los horrores pasados y pre- bre y responsable. Dios nos creó
sentes- que todos podemos llegar sin nosotros, pero no nos quiere
un día a vivir sin pecado, a ser ple- salvar sin nosotros (San Agustín).
namente humanos, plenamente di- Esa es nuestra dignidad.
vinos. El pecado no es nunca fruto
Ningún dogma afirma que Ma-
de la libertad, sino únicamente del
ría no fuera tentada. La historici-
miedo a la libertad y a amar como
dad plena y total de Jesús es la mis-
Dios ama. Por ello la ausencia de
ma que tiene María, a la cual
pecado (del miedo) es la condición
Simeón anuncia que una espada le
de posibilidad de esta plenitud ha-
atravesará el alma (la psychê). El
cia la cual avanzamos. La vida sin
dolor que sufre María al pie de la
pecado de María y de Jesús es un
cruz es auténtico, como el de Jesús
anticipo escatológico en la historia
en Getsemaní. María, como Jesús,
de lo que todos podremos asumir
no lo entiende todo; no está prote-
con la gracia de Dios: nuestra ple-
gida contra la duda, la angustia;
na divinización, nuestra plena hu-
214 Teresa Forcades i Vila
tiene que decidir qué es amar en remite al sentido y al valor que
cada momento, también al pie de otorgamos a nuestra corporeidad
la cruz, cuando el amor parece y al mundo material en su conjun-
vencido sin remedio. to. Es sabido que la cosmovisión y
la epistemología cristianas son in-
En el inicio del evangelio de
compatibles con el dualismo. Eso
Lucas hallamos un díptico que es-
no significa que no podamos en-
tablece un paralelismo y un con-
contrar múltiples ejemplos de me-
traste entre los anuncios del ángel
nosprecio del cuerpo entre los au-
a Zacarías y a María. En los dos
tores cristianos del pasado y del
casos el mensaje divino parece im-
presente, ya que el dualismo pare-
posible de realizar ya que no se dan
ce la postura más lógica y la que
las condiciones necesarias, los dos
ha prevalecido en la filosofía occi-
expresan su perplejidad y su obje-
dental en sus versiones materialis-
ción. Y, a pesar del estricto para-
tas e idealistas. Las versiones ma-
lelismo de las objeciones, Zacarías
terialistas se reducen al mundo de
es castigado y queda mudo y Ma-
lo que es o existe en la materia con-
ría canta las alabanzas de Dios. La
siderando al espíritu pura quimera
diferencia ente Zacarías y María,
sin correlación con la realidad; las
implícita en el relato es que Zaca-
versiones idealistas exaltan la pu-
rías absolutiza su horizonte de
reza del espíritu menospreciando
comprensión y María no. María da
la materia como realidad contin-
testimonio con su fiat de la con-
gente y limitada. Las versiones
fianza radical que es condición si-
dualistas del idealismo han sido las
ne qua non de nuestra relación con
más influyentes ya desde Platón.
Dios. Vivir de la fe dispone a com-
El mundo material se concibe co-
prometernos por amor más allá de
mo lo que limita el despliegue del
la propia capacidad de compren-
espíritu. La visión cristiana, en
sión.
cambio, considera la materia en su
El punto clave de la inmacula- conjunto y nuestro cuerpo en par-
da concepción de María para el ticular como totalmente transpa-
cristianismo del futuro es que to- rentes a la acción del Espíritu. Lo
da persona es totalmente redimi- que se opone al Espíritu no es la
ble porque su pecado no pertenece materia, sino el miedo a la liber-
a su esencia y porque lo único que tad. La creación entera, en su ma-
Dios pide es un acto de confianza terialidad, ha sido hecha por Dios
siempre a su alcance. para ayudarnos y no para ser un
obstáculo en nuestra tarea existen-
cial, que es el encuentro con Dios,
María asunta: Pío XII la amistad con Dios que se concre-
(1 de Noviembre de 1950) ta en la amistad con los que tene-
mos cerca, especialmente con los
desprotegidos. Todo lo vivo y lo
El dogma de la Asunción nos
que existe es hermano/a en el sen-
Los dogmas marianos. El futuro de la experiencia cristiana 215
tido de San Francisco; todo excep- sin miedo y sin pecado; asumió
to el pecado, fruto de la renuncia plenamente su responsabilidad de
a nuestra responsabilidad de co- co-creadora en la contingencia del
creadores. Acabada la creación, mundo y en las vicisitudes de su
Dios la declara “buena” o incluso no fácil trayectoria vital. Usando
“muy buena” (Gn 1,10ss); la mate- las expresiones paulinas podemos
ria creada es totalmente dinamiza- afirmar que el ‘cuerpo terrenal’ y
ble por el Espíritu. Lo que llama- el ‘cuerpo espiritual’ de María se
mos el mundo material no es una correspondían en todo, cosa que a
prisión para nosotros, sino condi- nosotros no nos ocurre por culpa
ción de posibilidad para experi- del pecado, pero sí que se dio en
mentar todo aquello para lo que Jesús. Lo que significa en concre-
hemos sido creados: amar a Dios to la correspondencia -en el caso
y amarnos los unos a los otros. Y de Jesús y de María- o la transfor-
en esta tarea la materia es nuestra mación -en nuestro caso- del ‘cuer-
aliada, ya que sólo a través de sus po terrenal’ en ‘cuerpo espiritual’
límites espacio-temporales pode- no es posible conocerlo mientras
mos ser conscientes de nuestra ca- estemos en el mundo del tiempo y
pacidad de optar, de elegir una di- del espacio. En todo caso, pode-
rección u otra en la vida y en cada mos afirmar que el alma no habita
situación. en el cielo sin el cuerpo. Lo único
que queda excluido del cielo es el
El dogma de la Asunción afir-
pecado.
ma que María fue llevada al cielo
en cuerpo y alma. San Pablo anun- El punto decisivo de la asun-
cia la transformación de nuestro ción de María para el cristianis-
‘cuerpo terrenal’ en un cuerpo ‘es- mo del futuro es la revalorización
piritual’ y en el credo proclama- de la unidad indisociable cuerpo-
mos la ‘resurrección de la carne’. espíritu que da un sentido absolu-
En la tierra y en el cielo, el alma to a nuestra historia y no permite
se mantiene inseparable del cuer- interpretarla como una sucesión
po y no podemos concebir a la per- indefinida de segundas oportuni-
sona sin ambos. El ‘cuerpo’ es el dades. No hay una segunda vida
correlato de la dimensión ‘esse in’ en el espacio y en el tiempo que
de la persona, de su libertad, de la me permita aprender a amar me-
virginidad concebida como espa- jor, porque los límites de poseer
cio irreductible que la individuali- solamente una no son un obstácu-
za y le permite ser verdaderamen- lo sino precisamente la única ma-
te distinta de todas las otras perso- nera, la condición de posibilidad
nas y distinta de Dios. Afirmar para aprender a amar. Sin límites
este dogma es afirmar que el mo- no aprenderíamos nunca a amar
do como María vivió su identidad de verdad. Sin riesgo, nuestro
personal en la tierra fue totalmen- amor no valdría nada. Amar es un
te libre. María fue totalmente ‘ella’ gesto sencillo al alcance de todos

216 Teresa Forcades i Vila


que depende sólo de la capacidad terpretación estos dogmas apuntan
de confiar. Para el cristiano esa hacia una misma realidad esencial:
capacidad se tiene que ejercer en el Dios cristiano, Dios trinitario,
esta vida limitada por el espacio no quiere ni puede relacionarse
y por el tiempo, la única que te- con nosotros solamente como
nemos, y que, por este motivo, tie- aquel que da -Padre- sino también
ne una urgencia y una dignidad como Hijo -aquel que recibe-. Ma-
absolutas. ría vivió hasta las últimas conse-
Este breve recorrido por los cuencias esa reciprocidad inaudita
dogmas marianos ha destacado la con Dios (la reciprocidad del Es-
estrecha unidad que existe entre píritu) y se fió totalmente de ese
ellos desde el punto de vista teoló- Dios Todopoderoso que no teme la
gico. Las circunstancias en que vulnerabilidad y la limitación. En
fueron proclamados son muy di- este sentido no podemos menos
versas y no están exentas de con- que afirmar que la experiencia cris-
flictos, pero tanto en su formula- tiana del siglo XXI será mariana o
ción como en la historia de su in- no será.

Tradujo y condensó: DOLORS SARRÓ

(Viene de la pág. 162)

SANZ GIMÉNEZ RICO, ENRIQUE, S .J. Doctor en teología. Licenciado en Sagrada Es-
critura y en Filología Bíblica Trilingüe. Profesor de Sagrada Escritura (Universi-
dad Pontificia Comillas, Madrid). Director de la revista Sal Terrae. Entre sus
obras: Profetas de misericordia. Transmisores de una palabra (2007); Ya en el prin-
cipio. Fundamentos veterotestamentarios de la moral cristiana (2008).
Universidad Comillas, 3; E-28049 Madrid (España)

THEOBALD, MICHAEL . Estudios de filosofía y teología en la Universidad de Bonn, en


la que se doctoró. Ha sido profesor de teología bíblica en la Freie Universität
Berlin y actualmente es profesor titular de NT en la Facultad de teología cató-
lica de la Eberhard-Karls Univiversität de Tübingen. Entre sus publicaciones: Der
Römerbrief (2000); Herrenworte im Johannesevangelium (2002).
Theologicum, Zimmer 41; Liebermeierstr. 12; 72076 Tübingen (Alemania)

Los dogmas marianos. El futuro de la experiencia cristiana 217

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