Guardianes Elementales Ojos Carmes
Guardianes Elementales Ojos Carmes
Guardianes Elementales Ojos Carmes
J.S. Navarro
Capítulo 1
CAPÍTULO 1
DESCENSO
Que oscuro y frio lugar era este, la oscuridad era tan penetrante que
hasta inundaba mi ser por completo, moría por la incertidumbre de lo que
me esperaba adelante. El frio era tal que podría ser comparado al cero
absoluto, si no fuera por esa pequeña llama de valor que me inspiró el
saber que mi prima me esperaba más allá de este averno, mi cuerpo no
hubiera tenido la energía como para mover un solo músculo. Al final del
puente llegué a una especie de templo que estaba en la punta de una
montaña, con pilares tan altos que se perdían a mi vista, hecho
totalmente de oro, diamante y platino. Alrededor de este no se veía nada,
solo oscuridad; me armé de valor y entré. Tenía ante mí un hermoso
palacio, su interior también estaba hecho de los mismos hermosos
materiales de su exterior, cientos de figuras lo adornaban, figuras un
tanto perturbadoras con forma de seres amorfos, y otros que calmaban mi
ser por su angelical aspecto.
Sabía que al final de esto me toparía con Luzbel, a quien tenía que pedir
permiso para pasar al paraíso. Llegué a un trono hecho de puro diamante
y ví a un ser sentado en el, que sorpresa fue el ver a un personaje tan
espectacular y angelical, era un chico de casi mi edad, un poco más alto
que yo, pero con rizos plateados y rayos dorados, ojos brillantes, iris de
color platino y pupilas doradas, su piel era pálida, tenía una fina nariz y
pómulos rosados llenos de vitalidad, labios rojos tan intensos que parecían
estar llenos de sangre, vestía con un pantalón blanco y una playera negra,
y su cuerpo desprendía un olor a rosas recién cortadas. No esperaba
vestimenta tan moderna para un ser tan antiguo. Al incorporarse noté que
iba descalzo y se le abrieron seis majestuosas alas negras, se acercó a mí
y me dijo–. Bienvenido –me quedé sin habla por la hermosa voz que salía
de esa imponente figura, cuando tomé aire para hablar, lo empecé a
interrogar:
– Tú eres especial Gael, por eso recreamos todo este paisaje para ti,
queríamos que te sintieras en un ambiente que tú conocieras, y te
sintieras en confianza.
– Todos estos sueños que he tenido últimamente, ¿tú los has
provocado…? Con que así es el infierno.
– Esto es todo lo que quieras creer excepto un sueño.
Sin duda tenía razón, esto era real en parte, ya que con anterioridad había
analizado ciertos sueños que había tenido y al lograr descifrarlos, me
despertaba, pero era obvio que este ser no me iba a dejar ir hasta no
lograr su propósito conmigo.
Recordé todo mi recorrido, si todo fue obra de ellos, lo más seguro es que
también metieron a Angélica en esto para poder manipularme, no, no
puedo perdonárselos, pero debo ser inteligente, y descubrir sus
intenciones.
– De acuerdo, ¿pero yo como puedo contribuir a esta causa? –al instante
de escuchar esas palabras, ví como sus ojos se centraron en los míos con
tal intensidad que estremeció todo mi ser.
– Necesito un mediador, alguien que me permita mover a plenitud en tu
mundo.
– ¿Y porque yo? ¿No puedes conseguir a alguien más?
– Si mi esencia toca a cualquier ser humano, quemaría toda su alma.
– ¿Y qué te hace pensar que a mí no me sucederá lo mismo? Después de
todo, soy un ser humano de carne y hueso.
– Tú no eres solo un humano, Gael –noté como su entusiasmo aumentaba
y su mirada se relajaba–. Tú posees un poder más grande que los demás,
y sé que tú lo has sentido con anterioridad, no cualquier humano pudo
haber logrado lo que tú, te observamos en todo tu recorrido y el poder
que posees, es impresionante.
No sabía qué hacer, en cierta forma él tenía razón, aunque este era un
sueño, el poder que alcancé en este infierno, en parte sabía que venía de
mí, siempre he sido diferente a los demás. Traté de evitar que siguiera
hablándome de ese tema y entonces desvíe la conversación.
– Dime Gael, ¿acaso puedes notar las estrellas a la luz del día?, claro que
no, necesitas de la noche para apreciar su belleza, él necesitaba de un
mal para que el bien sobresaliera. Dios simplemente eligió al más bello de
sus Ángeles y lo convirtió en esto.
– Pones a Dios como todo un tirano.
– ¿Y que acaso no lo es? –El extraño personaje sonrió con elegancia– Sé
que sabes de tu historia, sé que sabes de lo que han padecido tus
antepasados, dime, si tu Dios fuera tan piadoso y benevolente como lo
describen muchos, ¿por qué fue capaz de aniquilar a la humanidad en
diversas ocasiones?, y solo lo hacía con la excusa de que se habían
descarriado, y en su pena, soltaba un río de lágrimas que no era
comparado con los océanos de sangre que derramaba. Que hipocresía es
que lo consideren magnánimo.
Analicé cada palabra que me decía, en parte tenía razón, ¿cómo mi Dios
sería capaz de tales a masacres?
– Pero tú, ¿cómo ayudaras? ¿De qué te sirve estar en la tierra? ¿Qué
lograrás con eso?
– En la tierra hay ciertos lugares que debo destruir para liberar a Luzbel,
en este momento hay ya muchos mediadores aceptando esta noble causa,
hay demonios ya entre ustedes Gael, sólo hace falta que yo los guie.
– ¿Cómo confiar en ti si ni tu nombre me has dado?
– No lo necesitas para creerme, Gael, te estoy dando el mundo en
bandeja de oro, acepta y seremos uno, tendrás un poder que jamás
habrías imaginado, estaremos al lado del trono de Luzbel.
– Pero a la humanidad, ¿qué les pasara?
– Nosotros, al ser ángeles tenemos sus mismos poderes, podremos quitar
las enfermedades, el hambre, acabar con la guerra, la inmortalidad será
suya, no le temerán a nada.
– ¿Porque nos darían tales privilegios?
– Porque no nos cuesta nada hacerlo, ¿acaso crees que Dios no tiene el
poder de hacer eso? Él puede acabar con su sufrimiento, pero no lo hace,
le gusta verlos padecer, ustedes no son más que entretenimiento para él.
Es un trato que hago contigo, la humanidad podrá vivir en plenitud si
nosotros estamos al mando, no tenemos placer al verlos sufrir, solo
somos guardianes de sus pesares, pero el pesar, lo creó él que ustedes
tanto adoran.
– Debo de pensarlo, no puedo tomar la decisión tan a la ligera, me pides
mucho, yo necesi…
– Gael, aquí tus pensamientos son más cristalinos que los lagos de
kadnami, sé que sólo querías escuchar mi plan para impedirlo, pero este
es tu destino, y como sabes… no se puede escapar de él.