PDF La Sexualidad Humana - Masters W Johnson y Kolodny

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William H.

Masters
Virginia E. Johnson • Robert C. Kolodny

SANIDAD •ASPECTOS CULTURALES • BIBLIOGRAFÍA

grijalbo
21
Disfunciones .sexuales y terapia sexual

DISFUNCIONES SEXUALES MASCULINAS 617 TRASTORNOS DEL DESEO SEXUAL 630


Disfunción eréctil (impotencia) 617 TERAPIA SEXUAL 632
Eyaculación precoz 619 El modelo de Masters y Johnson 632
Inhibición de la función eyaculatoria y eyacu- Otros métodos de terapia sexual 642
lación retardada 620 EFICACIA D E LA TERAPIA SEXUAL 644
Coito doloroso 621 • LA ELECCIÓN DEL SEXOTERAPEUTA 645
DISFUNCIONES SEXUALES FEMENINAS 621 PREVENCIÓN DE LAS DISFUNCIONES
Vaginismo 621 SEXUALES 646
Anorgasmia 623 RESUMEN 646
Orgasmo rápido 62 5 Preguntas para meditar 64 7
Coito doloroso 62 5 Bibliografía recomendada 648
CAUSAS DE LAS DISFUNCIONES
SEXUALES 625
Factores orgánicos 626
Factores psicosociales 62 7
Disfunciones sexuales y terapia sexual 617

Al igual que sucede con otros procesos fisio- mientras que en el caso del trastorno de la
lógicos, cuando la función sexual discurre nor- erección secundario ha logrado copular una,
malmente, se acepta como presupuesto bási- dos o un millar de veces antes de que se ini-
co que tiene que ser así y apenas se piensa en ciara su disfunción. El trastorno de la erección
ello. Pero cuando la función sexual se convier- de carácter secundario es unas diez veces más
te en un problema de cualquier tipo, puede común que el primario (Kolodny, Masters y
ser fuente de ansiedad, angustia y frustración, Johnson).
k> que a menudo genera una sensación de ma- Las dificultades de la erección pueden so-
lestar e insatisfacción en las relaciones inter- brevenir a cualquier edad y pueden revestir
personales. muy distintas formas. La ausencia total de erec-
Este capítulo empieza con una descripción ción es poco frecuente, salvo como secuela de
de los trastornos o disfunciones sexuales, es ciertas enfermedades orgánicas. Lo corriente
decir, de las situaciones que menoscaban las es que el varón que tiene trastornos de este
respuestas fisicas ordinarias. En segundo lugar, tipo sea capaz de alcanzar erecciones parcia-
centraremos nuestra atención en las causas les, poco firmes para intentar la penetración
que originan estos trastornos, y concluiremos (o el coito anal). A veces el individuo obtiene
d capítulo con una exposición de los méto- erecciones firmes, pero desaparecen rápida-
dos y eficacia de la terapia sexual en el trata- mente tan pronto como se intenta la cópula.
miento de estas irregularidades. En otros casos, un hombre con trastornos de
la erección puede tener erecciones normales
en ciertas circuntancias, pero no en otras. Por
Disfunciones sexuales masculinas ejemplo, algunos hombres con dificultades de
este tipo pueden obtener buenas erecciones
Para la mayoría de los hombres de casi todas durante la masturbación, pero no en el curso
las colectividades sociales, la suficiencia sexual de la actividad sexual con su pareja. Otros
se considera un patrón con el que se mide la individuos tienen erecciones firmes en las
idoneidad del individuo como persona. Quien relaciones extramatrimoniales, pero débiles o
cno da la talla» en el plano sexual a menudo fláccidas con su esposa. Y a la inversa: hay
se siente avergon zado, aturdido o deprimido hombres que no presentan deficiencia algu-
ante la situación, que percibe como algo que na con su mujer o compañera pero son inca-
pone en entredicho su virilidad. El individuo paces de desempeñarse normalmente cuando
que sufre una disfunción sexual p uede cam- lo intentan con otra mujer.
biar su conducta para evitar conyunturas se- Los episodios aislados de falta de erección
xuales (temiendo anticipidamente que fraca- (o la pérdida de ésta en un momento inopor-
sará en su empeño); puede hacer frente a su tuno) son tan comunes que afectan práctica-
dilema inventándose excusas (por ejemplo, mente a toda la población masculina o poco
echando la culpa de su trastorno a la esposa menos. (Por esta razón, Masters y Johnson
o compañera); y puede, también, tratar de su- [1970] clasificaron a un hombre como afecto
perar la disfunción «trabajando» con diligen- de impotencia secundaria sólo cuando tenía
cia en el trance sexual , lo que normalmente dificultades de erección en al menos el 2 5 por
no hace más que empeorar la situación. A con- ciento de sus episodios sexuales). Estas se-
tinuación pasamos a estudiar las distintas cla- cuencias aisladas de pérdida de erección no
ses de trastornos sexuales que se dan en el significan que un hombre padezca una disfun-
hombre. ción sexual; puede ser reflejo de una manifes-
tación pasajera de estrés orgánico (gripe, can-
sancio extremo, comida o bebida fuera de lo
Disfunción eréctil {impotencia) habitual) o guardar relación con dificultades
como el exceso de tensión, falta de intimidad,
El trastorno de la erección o impotencia es o adaptación a una nueva pareja sexual. Si el
la incapacidad de alcanzar o de mantener una individuo no se toma con calma tales inciden-
erección bastante firme para realizar el coito. tes y se muestra muy preocupado por el «fa-
El trastorno de la erección se divide en pri- llo» y la imposibilidad de responder físicamen-
mario o secundario. En el primer caso, el va- te del modo «adecuado», se expone a preparar
rón no ha podido nunca realizar el coito, el terreno y a fomentar el surgimiento de com-
618 La sexualidad humana

plicaciones en lances sexuales posteriores, ya en casos de trastorno de la erección. Cuan


que está preocupado por su capacidad (o in- el miedo al desempeño induce al sujeto a
capacidad) para funcionar normalmente. mir el papel de espectador, el menoscabo
Un aspecto de la disfunción eréctil que no la intimidad y la espontaneidad del acto
se reconoce con la frecuencia suficiente, es conjugan con los temores preexistentes, y
que este problema a veces desaparece de for- produce la incapacidad para la respuesta or:
ma espontánea. En un estudio, se determinó gánica. Es un círculo vicioso: el fallo de la erec
que el 30 por ciento de los hombres con dis- ción genera el miedo al desempeño sex
función eréctil no causada por problemas fí- miedo que a su vez lleva a adoptar el papel
sicos, estaban funcionando normalmente seis espectador, el cual facilita la distracción de
meses después sin haber recibido tratamien- mente y la pérdida de la erección, que incre
to alguno (Segraves y otros, 1985). Mientras menta el temor a la ejecución del acto. A me-
que dichas «curas» espontáneas son más pro- nos que se rompa este círculo, existe una mar
bables en los varones que han tenido disfun- cada posibilidad de que la disfunción se
ciones eréctiles durante periodos de tiempo arraigue con fuerza.
relativamente cortos -generalmente inferio- Los hombres reaccionan de distintas for
res a tres años-, nosotros hemos visto casos ante el trastorno de la erección: desde los q
de abrupto regreso a la función sexual normal se sienten profundamente consternados (se
después de diez años o más de disfunción ramente la respuesta más general), hasta los
eréctil. A pesar de que no existe una manera que muestran una estudiada despreocupación
simple de explicar el por qué de que se den (reacción menos común). Si bien hay un gru-
estos casos, frecuentemente parecen estar re- po de h ombres y mujeres que consideran d
lacionados con la reducción del estrés en la sexo como algo más que un pene erecto y pal-
vida del hombre. pitante y que no valoran el goce de un episo-
El miedo al desempeño sexual -«¿Perderé dio amoroso tan sólo en función del coita.
la erección?» «¿Seré capaz de satisfacer a mi para la mayoría de la gente las limitaciones
pareja?»- puede sofocar la excitación sexual prácticas de la disfunción eréctil resultan in-
y provocar la pérdida de la erección. Cuanto cómodas cuando no molestas. Un hombre de
más intenso e insistente es el temor al fracaso, 34 años nos da cuenta de cuáles son los senti-
mayores son las probabilidades de que el in- mientos que despierta esta irregularidad:
dividuo vea cumplidos sus temores y experi-
mente una insuficiencia real para obtener y Al cabo de un tiempo, el problema se ve ver...
mantener una erección. A largo plazo, los te- con tanta claridad que uno empieza a pedir ex
mores ante el desempeño sexual pueden ori- cusas por anticipado. Es como si hubieses pe
ginar una merma de interés por el sexo (evita- dido toda posibilidad de obtener placer sex
ción), pérdida de la autoestima e intentos de porque estás obcecado con la idea del fracasi
dominar la ansiedad, poniendo todo el empe- y este fracaso lo sientes como un puñetazo e
ño en la ejecución del acto con el fin de su- la barriga. Tienes la impresión de que hay en ·
muy poco de hombre. (Archivo de los autores
perarla (lo que por lo común reduce la espon-
taneidad sexual y hace que el acto sexual se
convierta más en una «representación» que en La pareja de un hombre con un trastorno de
un lance placentero, que es lo que debe ser). la erección puede culparse a sí misma de no
Además, el miedo a la realización del coito lle- ser bastante atractiva para excitar a su compa-
va a que uno o los dos miembros de la pareja ñero, no poseer suficiente destreza para enar-
se conviertan en espectadores durante su in- decerle o, tal vez, estarle atosigando en exce-
teracción sexual, observando y evaluando su so y provocando sus dificultades de erección.
propia respuesta sexual o la del compañero. Por otro lado, la esposa o compañera pueden
Al convertirse en espectador, el individuo sue- atribuir la culpa al varón de distintos modos.
le participar en menor grado en la actividad Hemos conocido casos de mujeres que acu-
sexual debido a la distracción dimanante de saban a su esposo de mantener relaciones ex-
la contemplación y la valoración de lo que está tramatrimoniales, de ser homosexuales o de
sucediendo. no estar enamorados de ellas, como explica-
El papel de espectador, que afecta tanto al ción del trastorno de la erección que éstos pa-
hombre como a la mujer, no sólo se detecta decían. En ocasiones, los efectos de la disfun-
Disfunciones sexuales y terapia sexual 619

ción alteran la estructura de una estrecha ser realizado por... teniendo en cuenta Jos fac-
unió n al introducir elementos de tirantez, tores que afectan a Ja duración de Ja fase de
duda, irritabilidad y frustración, todos los cua- excitación, como la edad, la novedad de lapa-
les tienen repercusiones fuera de la alcoba. reja sexual y la frecuencia y duración del coi-
to» (American Psychiatric Association, 1980,
p. 280). Según otra teoría no cabe hablar de
Eyaculación precoz eyaculación precoz si los dos miembros de la
pareja «Concuerdan en que la calidad de sus
La eyaculación precoz, o eyaculación rápida, episo dios sexuales no se ve afectada por los
es un trastorno sexual común, pero resulta di- esfuerzos para retrasar la eyaculación• (LoPic-
ficil definirlo con precisión. Las concepciones colo, 1977, p. 1.234).
de antaño, que atribuían una duración concre- A pesar de las carencias de estas definicio-
la al coito como línea divisoria (p. ej. , «menos nes (o de las definiciones de esta anomalía),
de dos minutos•) o que esp ecificaban un mí- no es dificil discernir cuándo la eyaculación
nimo de movimientos de empuje peneal an- precoz constituye un problema en el marco
tes de la eyaculación, han perdido hoy to da de una relación sexual. Aunque Kinsey y co-
úgencia, lo cual es una suerte porque había laborado res sugirieron que la eyaculación pre-
hombres que llegaban a cronometrarse el coz denotaba buena salud biológica, puntua-
tiempo para cerciorarse de que eran norma- lizando que «sería difícil hallar otra situación
les, o bien intentaban acelerar los movimien- en la que un individuo que es rápido y apa-
tos coitales («sólo cuatro empellones más, sionado en sus respuestas puede calificarse
q uerida») por más que, normalmente, esto fa- con otra estimación que no sea la de excelen-
vorece la eyaculación en vez de retrasarla. te... por molesto y lamentable que sea desde
En Human Sexual Inadequacy se intentó el punto de vista de la mujer» (Kinsey, Pome-
definir la eyaculación precoz atendiendo a la roy y Martin, 1948, p. 580), hoy en día Jama-
interacción entre los compañeros sexuales, y yoría de los sexólogos disienten de su apre-
no en función exclusiva del varón. (Antes de ciación. Sin duda, la concepción de Kinsey
1970, la eyaculación precoz se consideraba debió de influir en su observación de que el
con frecuencia una forma de impotencia, con- 75 por ciento de los hombres eyaculan a los
vicción que denotaba escaso conocimiento de dos minutos de penetrar en la vagina, pero en
los mecanismos fisio lógicos subyacentes.) Se la actualidad parece improbable que esta ci-
estima que un hombre eyaculaba prematura- fra sea correcta (Hunt, 1975). Aunque es indu-
mente si su pareja no alcanzaba el orgasmo al dable que hay personas que consideran que
menos en el 50 por ciento de los episodios el acto sexual tiene por objeto satisfacer al
coitales, pero se reconocía que esta definición ho mbre -y hasta es posible que algunas mu-
era aún bastante incompleta (Masters y John- jeres agradezcan «despachar el asunto»
son , 1970). En la práctica podía aplicarse a si- rápidamente-, estas ideas, muy extendidas en
tuaciones en las que una m ujer alcanzaba po- el pasado, parece q ue han sido reemplazadas
cos orgasmos o ninguno durante la relación por una noción más igualitaria de la interac-
coital, y era una forma arbitraria - en el me- ción sexual, salvo entre los estratos socieco-
jor de los casos- de evaluar la normalidad del nómicos menos educados.
individuo. Con posterioridad, Helen Kaplan Es indiscutible que el varón que eyacula per-
(1974) señaló que debía hablarse de eyacula- sistente e inintencionadamente durante el jue-
ción precoz cuando el varón no ejercía un go sexual no coital, o cuando trata de pene-
control voluntario sobre el momento de la eya- trar a su pareja, padece una disfunción sexual.
culació n, por más que la mayoría de sexólo- Aunque dicha perturbación se da en menos
gos convienen en que un control voluntario del 10 por ciento de los casos, suele ser muy
absoluto de la eyaculación constituye la excep- molesta. Lo normal es q ue quien eyacula pre-
ción y no la regla. cozmente sea capaz de participar en una infi-
La Asociación Estadounidense de Psiquiatría nidad de actividades sexuales y que únicamen-
ha soslayado no hace mucho la cuestión al de- te pierda la erección apenas iniciado el coito.
finir la eyaculación precoz en términos de un Esta irregularidad puede ocurrir sólo en de-
•razonable control voluntario de Ja eyacula- terminadas situacio nes. Po r ejemplo, es posi-
ción ... El juicio de "control razonable" debe ble que un hombre sufra este trastorno sólo
620 La sexualidad humana

cuando hace el amor con una mujer que no mismos la manera de superar la eyaculación
es su esposa. precoz y lo consiguen mediante el empleo de
Hay hombres a los que no preocupa en ab- un condón para reducir las sensaciones geni-
soluto eyacular rápidamente. La mayoría, sin tales. Otros individuos constatan que si se to-
embargo, cuestiona su masculinidad y expe- man una o dos copas de una bebida alcohóli-
rimenta un menoscabo de la autoestima (Pe- ca logran disminuir la rapidez eyaculatoria, y,
relman, 1980; Kaplan, 1989). El miedo antici- en fin, un tercer grupo no tiene la menor difi-
patorio al acto sexual parece realzar a menudo cultad en controlar la eyaculación "ªla segun-
la falta de control eyaculatorio y, de vez en da vuelta», es decir, después de haber tenido
cuando, puede generar un trastorno de la erec- un orgasmo y dejando un lapso de dos o tres
ción a través del círculo vicioso mencionado horas antes de volver a intentarlo. En cuanto
con anterioridad (Kolodny, Masters y Johnson, al empleo de cremas y ungüentos que se dis-
1979). También pueden sobrevenir dificulta- pensan sin receta médica, destinados a redu-
des en la erección si el eyaculador precoz pug- cir la sensibilidad del pene, amortiguan las sen-
na por dominar su excitación sexual y utiliza saciones. En el supuesto de que ayuden a
ardides para distraer la mente (como pensar controlar la eyaculación precoz, lo consiguen
en el trabajo o contar de 1.000 para atrás); si a cambio de no sentir gran cosa o por la fuer-
logra en verdad apartar la mente del menester za de la autosugestión.
sexual, se expone no sólo a frenar el apremio
eyaculador, sino también a perder la erección.
Si bien buena parte de las compañeras de Inhibición de la función eyaculatoria
los hombres aquejados de esta disfunción se y eyaculación retardada
muestran comprensivas y aceptan el carácter
involuntario del problema, las hay en cambio La inhibición de la función eyaculatoria con-
que «se sienten irritadas» y «Vejadas» , lo que siste en la incapacidad de eyacular dentro de
las lleva a buscar la ayuda de un profesional, la vagina a pesar de tener una erección firme
a encontrar otro hombre o a evitar el sexo» (Pe- y de haber alcanzado cotas relativamente al-
relman, 1980, p. 201). Debido a que la mayo- tas de excitación sexual. Debe distinguirse de
ría de los varones tienden a eyacular más rá- la eyaculación retrógrada, que es una anoma-
pidamente si ha transcurrido largo tiempo lía debida al cierre no estanco del cuello de
entre dos oportunidades sexuales, lo más pro- la vejiga de la orina en el momento del or-
bable es que la evitación empeore el proble- gasmo, por lo que el semen es expulsado al
ma y repercuta negativamente en la relación interior de la vejiga, donde se mezcla con
convivencia!. De forma pareja, si el hombre la orina. La eyaculación retardada puede con-
trata de disminuir su excitación y acorta el lap- siderarse como el extremo opuesto de la eya-
so dedicado al juego amoroso no coital, su tác- culación precoz. En este supuesto, si bien fi-
tica, además de ineficaz, puede volverse con- nalmente se logra la eyaculación en la vagina.
tra él y convencer aún más a la mujer del ello requiere largo tiempo y esfuerzos pro-
egoísmo de su compañero (Kolodny, Masters longados en la estimulación coital, a la vez que
y Johnson, 1979). la excitación sexual es a veces en extremo
Aunque en el Instituto Masters y Johnson la tardía.
eyaculación precoz es menos frecuente que el La inhibición de la eyaculación es una dis-
trastorno de la erección (Masters y J ohnson, función infrecuente que suele darse en los va-
1970; Kolodny, Masters y Johnson, 1979), con- rones de menos de 35 años. La pauta más co-
sideramos que se trata con toda probabilidad mún (las dos terceras partes de los pacientes.
de la disfunción sexual más común entre la po- poco más o menos) es la inhibición prima-
blación general. Según nuestros cálculos, en- ria de la eyaculación, o sea, el no haber sido
tre el 15 y el 20 por ciento de los varones es- nunca capaz de eyacular en la vagina, La inhi-
tadounidenses presentan al menos un grado bición secundaria de la eyaculación se refie-
moderado de dificultad en el control de la eya- re a los hombres que han perdido la capaci-
culación precoz, pero menos del 25 por cien- dad de eyacular dentro de la vagina o que lo
to de este grupo estima que la cuestión tenga hacen de tarde en tarde después de unos an-
suficiente gravedad como para acudir al mé- tecedentes normales de eyaculación coital .
dico. Hay varones que descubren por ellos Tanto si la disfunción es primaria como secun-
Disfunciones sexuales y terapia sexual 621

ia, el sujeto puede, por lo general, eyacu- gicamente incómodos para una mujer cuyas
mediante la masturbación (alrededor del 85 necesidades sexuales no requieren un lapso
r ciento de los pacientes de nuestras mues- tan dilatado, ni mucho menos. Puede suceder
) o por la estimulación no coital de una pa- entonces que la mujer considere con resenti-
ja (alrededor del 50 por ciento de los pacien- miento las demandas sexuales de su compa-
de nuestra serie). En alrededor del 15 por ñero. La sensación que ella experimenta es
ento de los casos tratados en nuestro cen- equiparable a la del varón cuya esposa nece-
, los hombres con incapacidad eyaculato- sita de una larga estimulación coital para ob-
jamás habían experimentado eyaculación, tener el orgasmo.
cepto en las poluciones nocturnas. En can- Una vez más es preciso distinguir entre la
das ocasiones la inhibición de la eyaculación pauta continuada y estable de la disfunción se-
uede tener un carácter situacional; es decir, xual y los episodios esporádicos en que un
ue se produce con una pareja pero no con hombre no puede eyacular dentro de la vagi-
tra (Munjack y Kanno, 1979). na o necesita de un largo periodo de aprisión
La inhibición de la eyaculación puede ser vaginal y movimientos de empuje para eyacu-
usa de intenso placer sexual, ya que permi- lar. Esta dificultad ocasional para eyacular no
e coitos muy prolongados. Algunos de nues- es señal de trastorno sexual y muy a menudo
ros pacientes nos han comentado que por lo se debe a la fatiga, la tensión nerviosa, la en-
común eran capaces de mantener una relación fermedad, el exceso de relaciones sexuales en
oital por espacio de una o dos horas, con un periodo de tiempo demasiado corto, o a
an satisfacción de sus parejas, que se mos- los efectos del alcohol u otras drogas (ver cap.
raban admiradas de que su compañero fuese 20). Además, puede darse el caso de que el
capaz de contenerse por tanto tiempo. No obs- hombre no sea capaz de eyacular con una
tante, en el momento en que la mujer descu- compañera a la que no le unen apenas lazos
re que su compañero es incapaz de eyacular emocionales (por ejemplo, cuando se limita a
mtravaginalmente, es probable que reaccione realizar el acto sexual porque piensa que es lo
de manera distinta de como lo venía hacien- único que se espera de él).
do. En ocasiones piensa que su esposo o com-
pañero no la encuentra atractiva, que no dis-
-ruta de la relación sexual o que él «Se priva» Coito doloroso
del orgasmo por puro egoísmo (Munjack y
Oziel, 1980). Si la reproducción es un objeti- Por lo general, el coito doloroso, o dispareu-
YO que se propone la pareja sexual, la inhibi- nia, se considera un trastorno de la mujer,
ción de la eyaculación puede resultar todavía pero también puede afectar en gran medida
más frustrante y degenerar en acusaciones y a los hombres. Normalmente el dolor se pre-
reproches que pueden conmover la más esta- senta en el pene, aunque también se deja sen-
ble de las uniones, como se muestra en este tir en los testículos o en los órganos internos,
caso de nuestro archivo : asociándose entonces a menudo con un pro-
blema de la próstata o de la vesícula seminal.
~

Un hombre casado de 2 7 años: Estoy harto de Las causas del coito doloroso en el varón se
que mi mujer me psicoanalice por causa de este comentan más adelante, en este mismo ca-
problema que ha surgido. Deseo un hijo tanto pítulo.
como ella, pero mi pene no parece comprender-
lo. No creo que sea motivo para que me acuse
de ser homosexual. Disfunciones sexuales femeninas
La eyaculación retardada se observa en todos Hasta fecha muy reciente se presumía que las
los grupos de edad, desde la adolescencia en mujeres eran menos sexuales que los hombres.
adelante, y probablemente es dos o tres veces En consecuencia, a las mujeres que padecían
más corriente que la inhibición de la eyacula- un trastorno sexual no se las consideraba in-
ción. Aunque también puede ser fuente de in- completas ni «incapaces de dar la talla», como
tenso goce sexual, los prolongados periodos ocurría cuando eran los hombres los que es-
de empuje peneal necesarios para obtener la taban aquejados de perturbaciones sexuales.
eyaculación resultan a veces física y psicoló- En los últimos 20 años, se han venido abajo
622 La sexualidad humana

FIGURA 21.1. Vaginismo.

Cuello del
Vejiga útero

Uretra
Recto

Vaginismo
Vagi na

Los involuntarios espasmos musculares del vaginismo en el tercio exterior de la vagina son mostrados por las flech

casi todas las concepciones tradicionales de Vaginismo


la sexualidad femenina, y las necesidades se-
xuales de la mujer se consideran legítimas por El vaginismo es una perturbación por la cu
propio derecho. Pero, formando parte de este los músculos que rodean el tercio exterior d"'
proceso, la capacidad de respuesta sexual fe- la vagina se contraen de manera involuntari
menina se convirtió en algo así como un lo- cuando el hombre intenta la penetración va-
gro mirado con expectación. La mujer - ginal (fig. 21.1 .). Puede afectar a mujeres de
ayudada por numerosos artículos de revistas, cualquier edad y la gravedad del reflejo vari2
manuales prácticos y mesas redondas en la mucho según la persona. En los casos extre-
televisión- se vio expuesta de repente a la luz mos, el vaginismo puede ser tan aparatoso que
de los focos, más el añadido de las propias pre- la abertura vaginal se cierra por completo im-
siones de cara a un adecuado desempeño pidiendo no sólo la realización del coito, sin
sexual. la mera inserción de un dedo. Sigue luego
Como consecuencia de ello, las mujeres em- vaginismo no tan grave, pero que aún así com-
pezaron a mostrar más conciencia de la reali- porta considerables molestias, ya que toda ten-
dad de las disfunciones sexuales. La mujer que tativa para realizar el coito -aunque se ha
se ve a sí misma como «incapaz de responder» con delicadeza, cariño y sosesgadamente-
de un modo u otro, a menudo se siente des- ocasiona dolores en la pelvis. En sus manif:
concertada, confusa y deprimida, como les raciones más moderadas, el vaginismo no im-
ocurre a los hombres. También ella trata de sa- pide a la mujer realizar la cópula, pero sien
lir al paso de sus perturbaciones mediante la molestias durante el acto. No se conoce co
evitación y la invención de excusas, o esme- exactitud cuál es la frecuencia del vaginism
rándose con diligencia excesiva en la relación en la población general, pero a juzgar por l
sexual, todo con el objeto de hallar la técnica pacientes examinadas en nuestro centro, dir -
«adecuada» que le permita liberar su potencia mos que corresponde a menos del 10 p
sexual de uno u otro modo y sin problemas. ciento de los trastornos sexuales femenino_
Disfunciones sexuales y terapia sexual 62 3

nuestras estimaciones, del 2 al 3 por Anorgasmia


o de las mujeres postadolescentes pade-
vaginismo. Antes de la publicación de Human Sexual
que algunas mujeres que padecen vagi- Inadequacy en 1970, se utilizaba de manera
o se muestran muy temerosas de realizar generalizada el término frigidez para aludir a
- -exuales -cosa que, por lo demás, pue- diferentes trastornos sexuales de la mujer, des-
enoscabar su capacidad de respuesta de la falta de orgasmos hasta el desinterés por
ro a- , la mayoría de ellas tienen poca o el sexo y la inhibición de la excitación sexual.
dificultad en alcanzar la necesaria Dado que tal vocablo carecía de precisión
ción sexual. La lubricación vaginal se diagnóstica y se utilizaba de manera crecien-
uce con normalidad, el juego amoroso te de una forma despectiva o peyorativa, pre-
e ser placentero y gratificante y, con fre- sentando una imagen «fría» o «excluyente» de
cia, el trastorno no afecta al orgasmo (Ko- la mujer, muchos sexólogos abandonaron su
Y. Masters y Johnson, 1979). Las mujeres uso. Masters y Johnson (1970) y Kaplan (1974)
·a das de vaginismo suelen mostrar una lo reemplazaron por el término disfunc..ión or-
o normal y se encuentran muy inquie- gásmica para aludir a las mujeres que tienen
porque no pueden disfrutar del coito. El dificultad en alcanzar el orgasmo; anorgasmia
· mo resulta particularmente molesto se utiliza corrientemente como sinónimo.
do se trata de una pareja que quiera te- Como en el caso de muchos trastornos se-
hij os, y a menudo es esta motivación la xuales, se distinguen varias clases de anorgas-
les impele a solicitar la ayuda de un pro- mia. La anorgasmia primaria se refiere a las
na!. mujeres que nunca han tenido un orgasmo. La
r su parte, el compañero de una mujer anorgasmia secundaria, a las mujeres que du-
rada de vaginismo se muestra sumamente rante una época fueron orgásmicas, pero que
o n certado acerca de las causas de la dis- luego dejaron de serlo. La anorgasmia situa-
·ón sexual que presenta su pareja. Muchas cional alude a las mujeres que han tenido or-
e no tiene un conocimiento específico de gasmos en una o más ocasiones, pero sólo
ntracciones musculares involuntarias que bajo ciertas circunstancias; por ejemplo, las
ran la dificultad, y piensa que su forma mujeres que son orgásmicas cuando se mas-
hacer el amor le causa dolor físico a ella turban, pero no al ser estimuladas por su pa-
e ésta sabotea el coito «poniéndose ten- reja. En cuanto a las mujeres que son orgás-
. i cree lo primero, puede mostrarse cada micas cuando recurren a varios tipos de
más pasivo en las coyunturas sexuales. Es estimulación pero no tienen orgasmo duran-
'ble que surjan dificultades de erección, so- te el coito, se clasifican en un subgrupo de la
todo si el hombre se atribuye la culpa de anorgasmia situacional llamado anorgasmia
que está sucediendo. Si, por el contrario, coita!. Por último, la anorgasmia fortuita
aca la culpa a la compañera, puede perder hace referencia a las mujeres que han experi-
paciencia al cabo de un tiempo y mostrarse mentado orgasmos en diferentes tipos de ac-
ntido, abiertamente hostil o buscarse sin tividad sexual, pero de forma infrecuente.
- otras parejas. Tal como indican las divisiones apuntadas,
El historial clínico de la mujer permite sos- existen múltiples clases de anorgasrtüa. En el
ar la existencia de esta alteración (si tuvo, cuadro de estas clasificaciones, la diversidad
r ejemplo, dificultad en en empleo de un es aún más grande. Un porcentaje de mujeres
pón o de un diafragma), pero el vaginis- anorgásmicas apenas obtiene placer de la re-
sólo puede diagnosticarse con certeza lación sexual y lo consideran como una obli-
-pués de una minuciosa exploración de la gación matrimonial o como el medio de man-
YiS. tener una convivencia. Otras mujeres que
Por desgracia, no todos los médicos están padecen esta alteración hallan estimulante y
1cientemente preparados para detectar una gratificante la relación sexual. Según nos ma-
-función sexual de este tipo y en ocasiones nifestó una paciente : «Ya que nunca he tenido
equivocan y le diagnostican a la paciente, un orgasmo, no sé en el fondo lo que me pier-
ó neamente, que «todo está en orden», sien- do, pero sí sé que me lo paso bien» . Muchas
así que el vaginismo se halla presente fue- mujeres que presentan dificultades orgásmicas
de toda duda. profieren comentarios que se hallan equidis-
624 La sexualidad humana

tantes entre ambos extremos, como lo acre- que considerar necesiaramente que estas m u-
ditan éstos de nuestro archivo: jeres padecen un trastorno sexual, puesto que.
en su opinión, el no tener orgasmos durante
Una mujer soltera de 22 años: Gozo del sexo, la cópula entra en los límites normales de la
pero pugno por alcanzar un orgasmo, y la inquie- respuesta sexual femenina. Hite (1977) expre-
tud de no conseguirlo me come las entrañas. Me sa el mismo parecer y señala que buen núme-
encontraría mucho mejor si supiera de antema- ro de las mujeres encuestadas por ella prefe-
no que tendré el orgasmo en cada ocasión. rían los orgasmos no coitales a los obtenido
Una mujer casada de 31 años: Siempre he sido
durante el coito. Desde nuestra óptica se trata
capaz de tener orgasmos cuando me masturbo, de opiniones discutibles, y ello por las siguien-
pero nunca con mi marido. Después de ocho tes razones: 1) si se aplicase a los hombres e
años de casados, esto ha terminado por provo- mismo criterio lógico, se consideraría que 1
car una tensión en nuestras relaciones: para él, eyaculación precoz cae «dentro de los límites
porque piensa que no puede dar satisfacción a de la normalidad», puesto que, poco más
una mujer, y para mí, porque me pierdo una for- menos, afecta a un número similar de hom-
ma muy íntima de compartir. bres; 2) muchas mujeres anorgásmicas en e
Una universitaria de 19 años: Se habla tanto de plano coital pueden empezar fácilmente a te-
orgasmos que he terminado por preguntarme ner orgasmos durante la cópula mediante un.a
qué había de particular en mí, que no los tengo. terapia sexual de corta duración; y 3) no exis
Acostumbraba a gozar mucho del sexo, pero úl- ten estudios que aporten pruebas fidedignas
timamente es una pesadilla porque no puedo de que un contingente apreciable de mujeres
apartar de la mente mi problema. son incapaces de obtener orgasmos durante
el coito. Además, puesto que a muchas muje-
El hecho de no tener orgasmos puede susci- res les deprime la anorgasmia coita!, ¿qué
tar el miedo al desempeño sexual y situar a una gana diciéndoles que todo está en orden y que
mujer en el papel de espectadora, sofocando no hay motivo de preocupación?
su capacidad de respuesta sexual como un Nos gustaría dejar bien sentado que en nues-
todo, lo mismo que pasa con los hombres. La tra opinión la gente sólo debe someterse a
anorgasmia también conlleva a menudo una terapia sexual si siente verdadera necesidad .
disminuición de la autoestima, fomenta la de- se propone alcanzar unos fines proporciona-
presión y da lugar a una sensación de inu- dos. La mujer que está satisfecha aun sin te-
tilidad. ner orgasmos o que se despreocupa de cóm
Debe subrayarse que muchas veces no es su- los obtiene, no tiene que ser inducida asome-
ficiente la estimulación que procura el coito terse a dicha terapia, y por nuestra parte n
aisladamente para que una mujer obtenga el vacilaríamos en planteárselo cara a cara co
orgasmo. Por lo común, muchas mujeres ne- estas mismas palabras. Asimismo, también n
cesitan una estimulación suplementaria (la fro- parece equivocado emprender sesiones de te-
tación del clítoris, por ejemplo) para tener or- rapia sexual en casos de anorgasmia femeni-
gasmos coitales. Por desgracia , algunas na cuando la motivación primera es satisface
personas estiman que los «verdaderos» orgas- al hombre.
mos coitales son tan sólo fruto del contacto La anorgasmia en sus diferentes formas
entre el pene y la vagina, lo cual es sencilla- con mucho, la categoría más amplia de tras-
mente un error. tornos sexuales femeninos, que en los estudi
En la actualidad existe cierta controversia más completos abarca hasta, poco más o me-
acerca del número de mujeres que son anor- nos, el 90 por ciento de toda la muestra. -
gásmicas durante el coito. Considerando glo- obstante, muchas mujeres no son siempre or-
balmente varios estudios sobre el tema se pue- gásmicas en cada episodio sexual, pero no su-
de inferir que alrededor de un 10 por ciento fren un trastorno sexual. La falta de orgasm
de las mujeres nunca han tenido orgasmos du- debe contemplarse en función de los dese
rante el coito (Kinsey y otros, 1953; Chesser, individuales, la destreza y sensibilidad d
1956; Fisher, 1973; Hunt, 1975; Levin y Levin, compañero (así como su atractivo, coopera-
1975), y es posible que otro 10 por ciento ten- ción, etc.), las circunstancias de la actividad se-
ga orgasmos coitales de forma irregular. La xual (intimidad, oportunidad del momento.
doctora Kaplan (1974) manifiesta que no hay comodidad y demás) y otros factores dema-
Disfunciones sexuales y terapia sexual 625

prolijos para mencionarlos en este apar- bien a la estimulación o se siente orgulloso de


Una mujer que en ocasiones es orgásmi- su técnica amatoria.
· 10 debe considerarse que padece un tras-
si su frecuencia orgásmica es tan baja
constituye una fuente de malestar o de in- Coito doloroso
cción.
compañero de una mujer anorgásmica El coito doloroso o dispareunia de la mujer
e compadecer a la mujer sin dejar por puede suponer un grave obstáculo para gozar
de sentirse amenazado, ya que muchos del sexo. Esta alteración, que se da a cualquier
b res dan por sentado que la responsabi- edad, aparece, bien al principio de la cópula,
de que su pareja alcance el orgasmo les en el lapso intermedio del coito o después de
be a ellos. Si asume el papel de «tutor» éste. El dolor reviste la forma de un ardor, do-
•entrenador», puede impacientarse o irri- lor cortante, quemadura o contracción; pue-
al ver que su pareja no responde a sus de ser externo, en el interior de la vagina o en
dones con el orgasmo. Si opta por dar a el fondo de la región pélvica o el abdomen.
lación sexual un aire de aventura román- El número de casos de dispareunia nos es
y despliega además una técnica sexual me- desconocido. Por nuestra parte hemos podi-
samente orquestada, puede sentirse des- do determinar que alrededor de un 15 por
ado al ver que su compañera no obtiene ciento de las mujeres adultas experimentan
rgasmo. Hay algunos maridos que renun- molestias coitales unas pocas veces al año. Se-
a toda tentativa y se resignan ante la si- gún nuestros cálculos, podemos asegurar que
ó n , mientras que otros están convencidos entre un 1 y un 2 por ciento de las mujeres
e sus parejas se privan intencionadamen- adultas tienen coitos dolorosos con regu-
1 orgasmo. El sentimiento de irritación y laridad.
ra suele darse, en especial, si el marido La dispareunia menoscaba el goce sexual del
bre que su pareja ha es?do fingiendo el individuo y puede alterar la excitación sexual
y el orgasmo. El miedo al dolor hace que la
mujer se ponga en tensión y decrezca supla-
cer sexual. En muchos casos, la mujer puede
mo rápido evitar la actividad coital o abstenerse de todo
tipo de contacto sexual. En cuanto a los mari-
n la eyaculación precoz del varón ha sido dos o compañeros de las mujeres con dispa-
to de numerosos estudios, su equivalen- reunia pueden mostrarse muy comprensivos
la mujer - el orgasmo rápido- ha sido y sensibles a lo que aquella experimenta, o
·camente ignorado por los sexólogos. Es comportarse con resentimiento y exigencias
ble que el hecho se explique porque se a pesar del malestar de su cónyuge o com-
de un trastorno relativamente raro. A lo pañera.
de más de dos décadas de investigación,
hemos hallado un puñado de mujeres que
entaban de tener orgasmos demasiado
os. El problema de estas mujeres radica Causas de las disfunciones
que, una vez alcanzado el orgasmo, pier- sexuales
interés o poco menos en la actividad se-
Y a menudo la encuentran físicamente in- Las causas del trastorno sexual suelen dividir-
da. A modo de contraste, la mayoría de se en orgánicas (cuando intervienen factores
mujeres que tienen orgasmos rápidos per- físicos o médicos, como una enfermedad, le-
cen sexualmente interesadas y excitadas sión o los efectos de una droga o fármaco) y
frecuencia experimentando orgasmos su- psicosociales (cuando intervienen factores psi-
os), por lo que consideran su estado más cológicos, interpersonales, ambientales y cul-
una ventaja que como un inconvenien- turales). No siempre es fácil determinar la cau-
En cuanto al marido o compañero de una sa exacta de una disfunción concreta en una
r de estas características, también suele persona determinada, y muchas veces, en al-
desde una óptica positiva, ya que inter- gunos casos, se da la concurrencia de facto-
q ue tiene una pareja que responde muy res diversos.
626 La sexualidad humana

Factores orgánicos En el caso de la inhibición de la eyacula-


ción puede eliminarse la concurrencia de cau-
Por lo general se estima que entre un 10 y un sas orgánicas cuando se produce eyaculación
20 por ciento de las disfunciones sexuales es- en las relaciones no coitales. Cuando esta in-
tán causadas de forma preponderante por fac- capacidad es total, inciden a veces el consu-
tores orgánicos (Kolodny, Masters y Johnson, mo de drogas y los trastornos neurológicos.
1979; Munjack y Oziel, 1980; Kaplan y otros, lo que constituye una explicación plausible en
1983). En otro 15 por ciento de los casos, los 1 de cada 20 casos. El consumo de drogas y
factores orgánicos contribuyen a que se pro- el alcoholismo intervienen en alrededor de
duzca el trastorno sexual, aun cuando no cons- 10 por ciento de los casos de eyaculación re-
tituyan la causa directa o única. Habida cuen- tardada. Algunos medicamentos, como la
ta de lo expuesto, es conveniente que todo guanethidina (nombre comercial Ismelin, em-
individuo que acuda a la consulta por un tras- pleado para tratar la tensión alta), y los inhibi-
torno sexual sea sometido a un chequeo or- dores de la oxidasa monoamina (usados en e
gánico completo, y se le realicen los análisis tratamiento de la depresión) pueden provocar
de sangre y de orina pertinentes para deter- también la eyaculación retardada.
minar o descartar la existencia de estados pa- El coito doloroso en el varón puede impu-
tológicos de tipo orgánico que podrían reper- tarse a diversos problemas orgánicos, si bien
cutir en su desempeño sexual. A continuación los factores psicosociales motivan al menos la
examinaremos cada uno de los trastornos se- mitad de estas alteraciones. Las causas orgáni-
xuales teniendo en cuenta los factores orgá- cas más probables de la dispareunia masculi-
nicos que podrían condicionarlos. En el capí- na son: la inflamación o infección del pene.
tulo siguiente se comentan con mayor detalle del prepucio, los testículos, la uretra y la prós-
muchos de los trastornos reseñados en este tata. Un reducido porcentaje de individuo
epígrafe. sienten dolor si la punta del pene entra en con-
tacto -produciendo irritación- con la termi-
Trastornos sexuales del varón nal de un DIU (la parte del hilo que asoma por
el cérvix al interior de la vagina). A veces, la
El trastorno de la erección puede ser conse- irritación del pene está causada por el contac-
cuencia de muchos estados físicos anómalos. to con geles o espermicidas vaginales anticon-
La diabetes (una enfermedad causada por la ceptivos.
deficiente regulación del azúcar en la sangre)
y el alcoholismo son dos de las causas orgá- Trastornos sexuales de la mujer
nicas más destacadas de las dificultades de
erección. Es muy probable que, sumadas una En numerosas ocasiones el vaginismo tiene un
y otra, afecten a varios millones de personas fondo más psicosocial que orgánico. No ob~­
únicamente en Estados Unidos. Otras causas tante, cualquiera de las causas orgánicas de la
orgánicas del trastorno de la erección son la dispareunia femenina puede condicionar a la
lesión de la médula espinal, la esclerosis múl- mujer y originarle un vaginismo como reflejo
tiple y diversos trastornos neurológicos; las in- protector perfectamente espontáneo (Kolodny
fecciones o lesiones del pene, los testículos, Masters y Johnson, 1979). Incluso en los ca-
la uretra o la próstata; estados de carencia hor- sos en que se detecta una alteración de base
monal y por último problemas circulatorios. orgánica que se resuelve favorablemente, pue-
Tanto los fármacos recetados por el médico (p. de persistir el vaginismo, sobre todo si la di -
ej., antihipertensivos) como los estimulantes función databa de mucho tiempo atrás.
que se obtienen sin receta (anfetaminas), se- La anorgasmia guarda relación con factores
dantes (barbitúricos) y sustancias estupefacien- orgánicos en menos del 5 por ciento de lo.:
tes originan a veces dificultades de erección. casos. La respuesta orgásmica femenina p ue-
La eyaculación precoz pocas veces es con- de alterarse debido a casi todas las enferme-
secuencia de factores orgánicos. En más de dades crónicas graves. Entre las enfermedad -
500 casos de eyaculación precoz observados y lesiones concretas que bloquean el orgasm
en el Instituto Masters y Johnson, sólo dimos se cuentan las diabetes, el alcoholü~mo, l
con un caso en que la disfunción venía moti- trastornos neurológicos, los estados de care
vada en buena parte por un factor orgánico. cia hormonal y los trastornos pélvicos, tan
Disfunciones sexuales y terapia sexual 627

infecciones, traumatismos o desga- tales como los traumas en el proceso de evo-


o rigen quirúrgico. También los fárma- lución, rasgos psicológicos, pautas de conduc-
tihipertensivos, las drogas y estupefa- ta, dificultades de relación y la existencia de
, los tranquilizantes y demás pueden una disfunción sexual; pero este tipo de inves-
en el orgasmo femenino. Que se sepa, tigación no puede demostrar qué es lo que
asmo precoz de la mujer no tiene cau- causa los trastornos sexuales. Por otro lado,
tipo físico. muchos individuos con un historial desbor-
dispareunia femenina puede imputarse dante de episodios psicosexuales potencial-
enas de dolencias orgánicas, por más que mente destructivos, funcionan en el plano se-
ctores psicosociales se dan con tanta fre- xual con absoluta normalidad, mieqtras que
. como los anteriores (Lazarus, 1980). otras personas cuyo historial no presenta nin-
quier estado físico que origine escasa lu- gún dato relevante se ven aquejadas de altera-
' ón vaginal puede producir molestias ciones sexuales.
te el coito. Parece que, en este ámbito, A pesar de los citados inconvenientes po-
rincipales responsables son los fármacos demos señalar algunos factores psicosocia-
drogas que tienen un efecto desecante les que se estima que contribuyen al origen
·., los antihistamínicos, que se emplean del trastorno sexual. Dado que muchos no
tratar las alergias, los resfriados o las si- son específicos -o sea, que pueden oca-
- ; ciertos tranquilizantes, y la marihua- sionar diversas disfunciones tanto en los hom-
así como enfermedades como la diabetes, bres como en las mujeres- los estudiare-
ecciones vaginales y los estados caren- mos ordenándolos en varias categorías ge-
de estrógenos. Otras causas de dispareu- nerales.
femenina son:
Factores del desarrollo
Afecciones cutáneas (vesículas, exante-
-, inflamaciones) alrededor de la abertura Muchos especialistas han manifestado que las
al o en la vulva. deficientes relaciones entre padres e hijos, las
- Irritación o infección del clítoris. actitudes negativas de la familia hacia el sexo,
_ . Ajecciones de la abertura vaginal, las experiencias sexuales traumáticas durante
o la formación de cicatrices después de la niñez o la adolescencia, y los conflictos so-
episiotomía, himen intacto o restos del hi- bre la identidad sexual pueden predisponer al
que se estiran durante el coito; infección individuo para que, en una fase posterior, se
las glándulas de Bartolino. vea afectado por trastornos sexuales, uno o
. Enfermedades de la uretra y el ano. más al mismo tiempo (Masters y Johnson,
: . Enfermedades de la vagina, como infec- 1970; Kaplan, 1974; Leiblum y Pervin, 1980).
nes, cicatrices quirúrgicas, adelgazamiento Por ejemplo: el niño educado en la creencia
paredes vaginales (sea por la edad o por de que la sexualidad es pecaminosa y vergon-
ciencia de estrógenos), e irritación debi- zante puede ver limitada su capacidad de dis-
a sustancias químicas que se hallan en los frute sexual en la etapa adulta. Asimismo, aque-
uctos anticonceptivos o empleadas en las llos niños a los que se ha castigado con
aciones de la vagina. severidad por tocarse los genitales o por en-
6. Enfermedades de la pelvis: infeccio- zarzarse en un inocente juego sexual con otros
, tumores, anomalías del cuello del útero niños o niñas, pueden también albergar temo-
el útero, y desgarro de ligamentos alrede- res en torno al sexo y experimentar dificulta-
r del útero. des para desarrollar una concepción positiva
de la sexualidad como una actividad íntima,
placentera y deseable.
ctores psicosociales Una primera experiencia coital traumática
- física o psicológicamente- es otro proble-
cho más difícil ha sido llegar a una com- ma que el especialista halla con frecuencia en
nsión clara de cómo los factores psicoso- los antecedentes de muchos sujetos con per-
es «Originan» trastornos sexuales. Hasta la turbaciones sexuales. Aquella experiencia pue-
ha, gran parte de los estudios experimen- de suscitar miedo ante los lances sexuales,
es han hallado asociaciones entre factores inducir al sujeto a la evitación sexual, o desen-
628 La sexualidad humana

cadenar un considerable sentimiento de cul- medades venéreas, al rechazo, a la pérdida de


pa. Otra variante del mismo problema nos la control, al dolor, a la intimidad y hasta al éxi-
ofrece este comentario de una de nuestras pa- to, capaces de bloquear los mecanismos de la
cientes: respuesta sexual.
Existen otros sentimientos capaces también
Una mujer coita/mente anorgásmica de 48 de condicionar esta respuesta. Con frecuen-
años: Cuando tenía 21 años y aún era virgen es- cia, la culpa, la depresión y la merma de la
peraba con anticipada delectación romántica e autoestima acompañan los trastornos sexuales.
idealizada mi noche de bodas. Pero el día de la Sin embargo, a veces resulta difícil establece
boda fue agotador, mi marido y yo habíamos be- si sobrevino antes el sentimiento o la altera-
bido en exceso y, cuando intentamos hacer el
ción. Es natural que toda persona afecta de un
amor por primera vez, en lugar de la escena ex-
tática y llena de ternura que había soñado, resul-
trastorno sexual se sienta deprimida o experi-
tó un acto apresurado y calamitoso. Después de mente una disminución del buen concepto
aquéllo es como si nunca hubiésemos logrado que tiene de sí misma. Por tal motivo, la de-
hacer saltar la chispa del amor; el sexo me ha re- tección de este sentimiento no significa en to-
sultado siempre frustrante y desagradable. (Ar- dos los casos que sea el factor causante de la
chivo de los autores.) disfunción.
Otros factores personales que desempeñan
También mencionaremos muy de pasada otro a veces un papel en las alteraciones sexuale
factor relacionado con los días de la niñez. En son la falta de información sobre la sexualida
Human Sexual Jnadequacy se hacía constar y la aceptación irracional de los mitos cultu-
que una educación religiosa muy estricta pa- rales. Como ejemplos descollantes de la caren-
recía generar no pocas disfunciones sexuales. cia de información está el no conocer con
Lo más llamativo de estos casos no eran las re- exactitud la ubicación del clítoris y el desco-
glas religiosas en concreto (ya que la enseñan- nocimiento de la importancia que este órga-
za religiosa no siempre condena la sexualidad), no tiene en la respuesta sexual de la mujer. E
sino el hecho de que lo sexual se considerase cambio, la convicción de que la capacida
en las familias muy puritanas como un acto para desempeñarse sexualmente desaparece
perverso y repelente. Desde 1970, año en que con la edad o que el hombre es quien im-
se publicaron estas observaciones, hemos he- pone el ritmo del acto amoroso, son ejem-
cho acopio de más datos sobre el tema. Hoy plos de cómo los mitos culturales se reflejan
estamos en condiciones de afirmar que una en las actitudes y en el comportamiento de
educación religiosa muy rígida es un deno- individuo.
minador común sólo en determinadas dis- Por más que existen diversos estudios que
funciones, como el vaginismo y la anorgas- han tratado de correlacionar los trastornos se-
mia primaria en las mujeres, y la incapacidad xuales con determinados tipos de personali-
eyaculatoria y la impotencia primaria en los dad, faltan pruebas sólidas que respalden
hombres. Las entrevistas con numerosos in- existencia de esta relación.
dividuos de historiales parecidos que no pre-
sentaban disfunciones sexuales, nos permite Factores interpersonales
remachar con mayor convicción que por re-
gla general no son las ideas religiosas las que Los factores interpersonales revisten tremen-
originan perturbaciones, sino las actitudes da importancia en la mayoría de los trastorn
fuertemente contrarias al sexo impuestas al sexuales. El problema más corriente es una co-
niño. municación deficiente, tanto en la parcela se-
xual como en los aspectos no sexuales de
Factores personales relación convivencia!. Las dificultades de co-
municación llevan directamente a un trastor-
Como es lógico, los sentimientos del indivi- no sexual (a causa de malentendidos y actitu-
duo influyen de manera decisiva en su desem- des defensivas), o bien desempeñan un pape
peño sexual. Ya hemos señalado que a menu- capital en su arraigo. Como ya hemos recalca-
do el miedo anticipado a realizar el acto sexual do a lo largo de este libro, la sexualidad e~ u
inhibe dicha función. Pero existen otros temo- forma de comunicación y, en la relación e-
res, como el miedo al embarazo, a las enfer- xual, una comunicación eficaz reviste cons -
Disfunciones sexuales y terapia sexual 629

rable importancia. Otros factores interper- hostilidad inconsciente hacia los hombres de-
naies frecuentemente involucrados en los bida a la envidia del pene. En esencia, los vie-
tornos sexuales comprenden: la pugna por jos temores de ser castigado por entregarse a
poder en el seno de la pareja, hostilidad ha- juegos sexuales supuestamente aprendidos
el cónyuge o el compañero, preferencia (adquiridos) en la primera niñez, se reavivan
r otra pareja, desconfianza o fraude, falta de (en el inconsciente) con motivo de un episo-
cción física en la otra parte y conflictos so- dio sexual en la fase adulta y originan un con-
e el rol de género (que a menudo se con- flicto psicológico, ansiedad y trastorno.
n en en pugnas por el poder). También atri- En marcado contraste con las tesis psicoa-
yen los antagonismos en los esquemas de nalíticas, la teoría del aprendizaje valora el
o res sexuales de la pareja o grandes dife- trastorno sexual como una respuesta condi-
cias en cuanto a las preferencias sexuales cionada (o aprendida) . Así, es posible que un
re el tipo, las circunstancias o la frecuen- hombre cuya pareja está censurando constan-
de la actividad sexual. temente su desempeño sexual, o que se sien-
~in embargo, debe reconocerse que tales te culpable después de cada lance amoroso,
blemas no siempre desembocan en trastor- acabe por presentar un trastorno de la erec-
- sexuales. Algunas parejas gozan más del ción. Asimismo, una mujer puede ser anorgás-
o cuando están irritados el uno con el otro. mica porque se la condicionó a creer que el
bién debe mencionarse que hay parejas sexo era «malo" o vergonzoso, o bien porque
una comunicación muy deteriorada pero le enseñaron que las niñas «buenas» no gozan
mantienen magníficas relaciones sexuales. con el contacto sexual. La eyaculación precoz
o de costumbre, debemos tener cuidado podría tener su causa en los primeros escar-
o simplificar excesivamente las cosas. ceos sexuales, cuando eyacular con rapidez era
un objetivo deseable. Este tipo de experien-
-tderaciones suplementarias cias incluiría situaciones que comportaban un
riesgo de ser descubierto por persona ajena,
-¡a la publicación de los detallados estudios como hacer el amor en el interior de un auto-
dos por Masters y Johnson, era opinión móvil; la relación sexual con una prostituta,
ralizada que los trastornos sexuales se de- que normalmente apremia al cliente a termi-
inequívocamente a trastornos de la per- nar pronto para proseguir su trabajo de cap-
.dad muy enraizados, y originados duran- tación; o bien la masturbación en grupo, don-
niñez (Kaplan, 1974; LoPiccolo y Heiman, de el eyacular antes que otros se consideraba
: Apfelbaum, 1980). En la actualidad, la prueba de virilidad. Si el condicionamiento es
r parte de los sexólogos reconocen que muy intenso, no es facil «desaprender» lo
~ILl.JLA.:> personas que padecen trastornos se- aprendido, incluso cuando cambian las cir-
tienen una personalidad de lo más nor- cunstancias.
in indicios de enfermedades emociona- El modelo de la teoría del aprendizaje man-
cuyas dificultades tienen una explicación tiene, además, que algunos trastornos persis-
y clara. ten en virtud de un esfuerzo positivo que se
n todo, aún existen grandes diferencias plasmaría en un mayor grado de ternura o
la interpretación psicoanalítica y con- atención por parte de un miembro de la pare-
ra del trastorno sexual. El criterio ya clá- ja, o que permitiría a una parte llevar la voz
el psicoanálisis es que el trastorno no cantante en una pugna por el poder. Además,
problema básico, sino el síntoma de un los conductistas suelen considerar que el co-
ero psicológico de hondo arraigo. Los nocimiento exacto de las causas de una disfun-
-taS sostienen que la inhibición de la eya- ción sexual es menos importante, de cara al
, n, las dificultades de erección y la eya- tratamiento, que identificar y reconocer las
ón precoz son consecuencia de la angus- condiciones que mantienen la dificultad, ya
castración y de impulsos edípicos no que son éstas las que necesitan cambiarse.
·os, que por lo general permanecen en Es posible que a medida que la investigación
-uato inconsciente. De forma pareja, el sexológica progrese en hondura se consiga
de vista psicoanalítico considera que el abordar el problema de las causas con mayor
mo y la anorgasmia son reflejo de com- certidumbre. Por el momento, el conocimien-
- de Electra no resueltos, así como de una to de esta parcela sigue siendo limitado.
630 La sexualidad humana

• LA SIMULACIÓN SEXUAL

Una mujer casada de 28 años le dice a su marido que que piensa que satisface más a su compañera,
lleva 6 años fingiendo orgasmos. Él monta en cólera y motivo alguno para cambiar sus métodos, y d
la echa a patadas de la cama. Más tarde, con el aseso- naciendo que ella necesita otro trato sexual.
ramiento de un profesional especializado, el marido re-
conoce que su irritación iba dirigida contra sí mismo:
le parecía imposible no haber descubierto el engaño. Por más que a un hombre le resulta muy difíci
g ir que tiene erecciones y aunque el orgasmo
Un hombre de 24 años que lleva algún tiempo con difi- cu lino suele dejar pruebas externas inequívocas..
cultades de erección se ve íntimamente solicitado por
cierto es que puede darse algún caso de «fingí
una muchacha con la que ha empezado a salir hace
to», que por lo general consiste en ocultar la i
poco. «Mira - le dice-, esta noche no me encuentro
muy bien, de modo que no esperes mucho de mí.» pacidad eréctil alegando fatiga o enfermedad.
(Archivo de /os autores.) veces el hombre intenta disimular sus problemas
xuales convenciendo a su pareja de que sólo
Nadie sabe a ciencia cierta cuántas personas en- sea complacerla a ella -de que él está satisf
gañan a sus parejas simulando una respuesta se- viéndola a ella satisfecha- , aunque este pret
xual o un disfrute personal. Cuando una pareja pre- sólo le vale tratándose de actos no coitales. En
gunta con ternura a su compañero o compañera: tados casos de inhibición de la eyaculación e
«¿Qué te ha parecido?», la respuesta habitual («¡Fan- rón ha logrado engañar durante varios años a
tástico!») es más una cuestión de tacto que de sin- compañera fingiendo eyacular en la vagina, sin
ceridad. Si bien es cierto que en ocasiones el «frau- ella advirtiera el fraude. Cualquiera que sea el
de» sexual puede parecer la mejor solución, puesto cio o embuste utilizado, el resultado es muy pa
que permite salvar el amor propio de una persona do a lo que decíamos refiriéndonos a la simula
o proteger los sentimientos de uno de los miembros de la mujer. Al socavar la comunicación efectiva.
de la pareja, convertir la excepción en norma pue- varón pierde una oportunidad de ganarse la
de generar no pocas dificultades. Tomemos como prensión de su pareja, lo que menoscaba sus
ejemplo ilustrativo la manifestación más común de bilidades de dar vuelta a la situación.
simu lación sexual: la mujer que finge los orgasmos.
La esposa o compañera que «Simula» no le hace La simulación sexual no tiene ventajas durad
un favor a su pareja, sino que sabotea la comunica- Puede que proteja por algún tiempo los senti
ción . Si bien puede lograr por algún tiempo hala- tos de la pareja, pero casi siempre a costa del
gar el amor propio del hombre, haciéndole creer que cer de la otra parte. La mentira sexual acabará
es un estupendo amante, su actitud convence al virtiéndose probablemente en un obstáculo entre
hombre de que está despachando la papeleta «la partes. Si el obstáculo se agiganta, llega un mo
mar de bien». Lo lógico es que él siga haciendo lo en que la relación naufraga.

Trastornos del deseo sexual Conviene tener en cuenta que a la hora


discernir si una persona presenta un tras
Desde mediad0s de los años setenta los sexó- no del deseo sexual, hay individuos que
logos han ido cobrando conciencia de una recen estar interesados por lo sexual en
nueva categoría de problemas sexuales que en quier momento o poco menos, en tanto
un sentido estricto no son trastornos sexua- otros muestran un bajo, o casi inexistente.
les. Se trata de estados a los que de manera ge- terés sexual. La imputación del diagnós
neral se alude como trastornos del deseo se- «deseo sexual inhibido» (DSI) sólo es v'
xual, en los que suele mantenerse la capacidad cuando la falta de interés sexual no es una
de respuesta sexual física; el menoscabo radi- ción voluntaria, sino un foco de malestar
ca en la falta de ganas de participar en la rela- sonal o en la relación de pareja. Schover y
ción sexual, sea por desinterés, sea por mie- colegas (1982) señalan que puede hablarse
do. Si lo que predomina es la ausencia de deseo sexual inhibido cuando existe tanto
interés, el trastorno se denomina deseo sexual carencia subjetiva de ganas de realizar el
inhibido (DSI). Si la no participación en la ac- to, «... y al hablar de deseo nos referimos
tividad sexual es imputable principalmente a bién a los sueños y fantasías sexuales, aten
un miedo que uno por sí solo no puede supe- al material erótico, coincidencia del ansia
rar, se lo llama aversión sexual. emprender una actividad sexual, percepci ·
Disfunciones sexuales y terapia sexual 631

atractivo de los compañeros o compañe- de esta forma el modo de evitar las desagra-
potenciales y sensación de frustración si dables consecuencias del fracaso sexual, como
se puede dar rienda suelta a la sexualidad", el aturdimiento y la incomodidad de la situa-
o un bajo nivel de actividad sexual. ción, la ansiedad, la pérdida de autoestima y
r lo general, las personas con una libido la frustración.
· uida muestran escaso interés por iniciar Los hombres y mujeres que presentan un
mportamiento propio de la relación se- deseo sexual inhibido pueden desempeñarse
y suelen mostrarse asimismo poco recep- sexualmente sin problemas o tener dificulta-
a las insinuaciones de su pareja, si bien des en las fases de excitación sexual y orgás-
TI:2 terminen por «ceder" de vez en cuando mica. En muchos casos no parece que estén
no dificultar en exceso la convivencia. en condiciones de identificar los primeros
común, los sujetos con deseo sexual in- indicios de excitación sexual en su propia
o pueden desempeñarse sexualmente persona y utilizan un repertorio limitado de
el punto de vista fisiológico), pero este indicaciones para calificar de sexual una con-
mo coexiste en ocasiones con una o más yuntura determinada (LoPiccolo, 1980). Por
ciones sexuales. El deseo sexual inhibi- ejemplo, en ocasiones el sujeto ignora el va-
ede ser primario (cuando el sujeto lo ha lor de la cordialidad y la ternura como posi-
· entado desde siempre) o secundario, bles señales de sentimientos sexuales, mientras
bién, generalizado (es decir, que ocurre espera que una oleada de pasión se le lleve
o momento) o situacional. Si bien des- con turbulencia. Además, muchas personas
-emos el porcentaje de individuos aque- que presentan un deseo sexual inhibido esti-
e este trastorno, en los últimos años es man que su deseo inicial es un buen augurio
do anómalo que viene observándose de cuál va a ser a la larga su respuesta ante un
encia en los centros de terapia sexual lance sexual, por lo que si no «sintonizan" al
o el país, llegando en algunos institu- primer contacto o beso, renuncian a toda es-
a proporción de 3 de cada 10 casos peranza de solazarse sexualmente.
dos (Lief, 1977; Schover y LoPiccolo, El DSI no es un elemento perturbador en
eiblum y Rosen, 1988). todos los matrimonios o uniones en los que
las causas del deseo sexual inhibido aparece. Hay veces en que la pareja alcanza un
uyen tanto las anomalías orgánicas, grado aceptable de acomodo a la situación: así,
debidas a factores psicosociales. Los una persona con escasa libido se aviene a par-
carenciales de hormonas, el alcoho- ticipar en la relación sexual cuando su com-
insuficiencia renal, el abuso de fár- pañero o compañera se lo pide, dejando a un
o drogas y diversas enfermedades cró- lado su interés por el asunto. Otras veces, la
gravedad, desempeñan a veces un pareja llega a un entendimiento y la persona
primer orden. Entre el 10 y el 20 por aquejada de DSI tolera -e incluso estimula en
varones que padecen este trastorno ocasiones- que el miembro que conserva in-
ores en la hipófisis que segregan tacta la libido busque un desahogo fuera de
excesivas de prolactina, sustancia su unión, con Qtras personas. No obstante, lo
la producción de testosterona y normal es que, cuando sólo uno de los miem-
iones, llega a originar impotencia bros presenta una disminución del deseo se-
que menoscabo del deseo sexual xual, surja una situación conflictiva.
y Bauman, 1981). Gran número de La aversión sexual es una fobia grave (es
* D I parecen tener un origen psico-
. estándose como el reflejo de al-
decir, un miedo irracional) a la actividad se-
xual o a la idea de realizarla, que lleva al indi-
rales como la depresión, traumas se- viduo a la evitación de trances o coyunturas
riares, pobre o deficiente imagen sexuales. Afecta también tanto al hombre
cuerpo, bajo nivel de autoestima como a la mujer. El miedo o pavor que carac-
r el poder en el seno de la rela- teriza la aversión sexual se manifiesta a veces
ncial. En ciertos casos diríase que en síntomas fisiológicos tales como intensa su-
del DSI es un medio de combatir dación, naúseas, diarrea y fuertes palpitacio-
sexual preexistente. Así, por ejem- nes (Crenshaw, 1985). Pero en muchos ca-
º con trastornos de la erección sos la fobia se expresa en términos puramen-
escaso interés por el sexo halla te psicológicos, o dicho con pocas palabras:
632 La sexualidad humana

al individuo le aterroriza el contacto sexual. cia social, enfermería, asesoramiento y teol


En cierto modo resulta sorprendente que las gía, sólo por nombrar unas pocas. Asimism
personas aquejadas de aversión sexual sean ca- existen muchas modalidades de terapia se
paces de responder con naturalidad a los epi- a continuación expondremos algunas de e
sodios sexuales ... si logran vencer el pánico
inicial. Algunos pacientes que padecían este
trastorno nos han confesado que tenían más El modelo de Masters y Johnson
problemas para desvestirse o tocar al compa-
ñero en un trance sexual que en la actividad En 1959, Masters y Johnson iniciaron su re•·
propiamente coital. lucionario método para el tratamiento de l
Entre 1972 y 1980 han sido examinados en trastornos sexuales. Se diferencia en gran
el Instituto Masters y Johnson 161 casos de nera de otras técnicas anteriores. Por ejemp
aversión sexual. Las causas primarias parece se trabaja únicamente con parejas (no con ·
que son: 1) actitudes muy negativas de los pa- dividuos aislados), porque los citados espe
dres hacia todo lo relacionado con la sexuali- listas consideran que no puede hablarse de
dad; 2) antecedentes de algún trauma sexual compañero o compañera que -tratándose
(p. ej ., violación, incesto); 3) una pauta de una relación seria- esté completamente
constante apremio sexual por el otro miem- margen de la tensión suscitada por el trast
bro de la pareja en el marco de una relación no que padece la otra parte. Con ello no p
convivencial duradera; y 4) confusión de la tendemos decir que la pareja del paciente
identidad de género en los hombres. En los siempre la causa del problema, sino tan só
casos tipo de aversión sexual, la frecuencia de que también está ajectada por él, como lo
la actividad sexual se reduce a sólo una o dos la totalidad del esquema convivencia!. Esta -
veces al año, si es que hay actividad sexual. nica, pues, desplaza el foco de la terapéuti
Como es lógico, esta situación puede llegar a del sujeto a la pareja. Pero, además, consti
crear mucha tirantez en las relaciones de la pa- ye un medio más eficaz para configurar to
reja, y el miembro que no padece la disfun- las dimensiones de un problema. Master
ción puede enfurecerse hasta el punto de dar Johnson observaron que el potencial de 1
por terminada la unión. Por suerte, el porcen- dos componentes de la pareja daba, por lo
taje de éxitos terapéuticos en el tratamiento de neral, mejores resultados que la perspecti
la aversión sexual rebasa el 90 por ciento, in- unilareral ofrecida por sólo uno de los mie
cluso cuando está arraigada desde largo tiem- bros. Por último, este método facilita la c
po (Kolodny, Masters y Johnson, 1979). Tam- peración y comprensión de ambas partes
bién Schover y LoPiccolo (1982) han dado la resolución de las tensiones y conflicto .
cuenta de que los casos de DSI y de aversión Una prolongación lógica de esta técnica
sexual suelen responder mayoritariamente al la participación de dos terapeutas -homb
tratamiento. y mujer- que trabajan de consuno y cons
tuyen un equipo de coterapia. Esta duali
aumenta la objetividad terapéutica y el eq
Terapia sexual brío consiguiente, ya que cuenta con el p
to de vista de un hombre y de una mujer.
Antes de 1970 el tratamiento de los trastornos proporciona a las dos partes interesadas un t
sexuales era, por lo general, patrimonio de la rapeuta del mismo sexo al que, en teoría,
psiquiatría (Levine, 1976). Lo normal era que más fácil desvelar interioridades y problem
el tratamiento requiriese mucho tiempo y nun- Por lo demás, el equipo integrado por dos c
ca se sabía cuál iba a ser a la postre el resulta- terapeutas facilita a la pareja un modelo q
do. Casi siempre se seguía el patrón psiquiá- repercute en aspectos muy importantes:
trico tradicional, es decir, el tratamiento ejemplo, puede demostrar con facilidad ca¡y.a-
individual del paciente por un solo psicote- cidades efectivas de comunicación.
rapeuta. Otro elemento importante de la terapia
En la actualidad, la terapia sexual es un cam- Masters y Johnson es la integración de dat
po en el que intervienen especialidades de fisiológicos y psicosociales en la valoración
muy diferente orden: psicología, medicina trastorno y en el tratamiento aplicable. Antes.
(tanto psiquiatría como otras ramas), asisten- muy pocos psiquiatras examinaba? físicamen-
Disfunciones sexuales y terapia sexual 633

a sus pacientes por temor a despertar senti- bando dichos reflejos r:i.aturales, por lo general
·entos sexuales perturbadores que compli- la terapia sexual no supone «enseñar» la res-
n la relación entre el paciente o la paciente puesta sexual que se desea. En vez de ello, Mas-
el psicoterapeuta. Masters y Johnson atribu- ters y Johnson se centran en la identificación .
o n la debida importancia al diagnóstico de de los obstáculos que bloquean el desempe-
dos órganicos patológicos que tal vez re- ño sexual efectivo y en ayudar a los pacientes
rían un tratamiento médico o quirúrgico a eliminar o superar dichos obstáculos. Cuan-
vez de una terapia sexual. También com- do este hecho se produce, por lo común la
baron que la explicación de la anatomía y función natural se recompone con presteza. 1
logía de la respuesta sexual a los pacien- 3. Debido a que el miedo al desempeño y
olía repercutir muy beneficiosamente en la adopción de un papel de «espectador» son
ación de los casos, es decir, que tenía un a menudo factores decisivos de la disfunción
r propio, añadido al de la terapia en sí. sexual, es preciso establecer una terapia es-
r último, el modelo o programa elabora- calonada. En primer lugar se eliminan los
por Masters y Johnson presupone un en- apremios instando a la ejecución, para lo cual
e terapéutico rápido e intensivo. La pare- se prohíbe todo contacto sexual directo. A
de diariamente a la consulta durante un continuación se ayuda a las parejas a redescu-
do de dos semanas (la duración media de brir el placer sensual de la caricia táctil sin el
rapia está en realidad justo por debajo de objetivo de conseguir una respuesta sexual
oce días). Este esquema facilita una con- concreta (ejercicios de «focalización senso-
.dad diaria, sin alternancias, que tiene efec- rial»). El terapeuta también trabaja con lapa-
sitivos sobre determinados aspectos de reja para que ésta aprenda a reclasificar sus ex-
rapia sexual, como la disminución de la pectativas, de modo que no juzguen todos sus
d o la prestación de ayuda a los pacien- actos como «éxitos» o como «fracasos» . Asimis-
enmendar los errores. Aparte lo dicho, mo, «dan permiso» a los sujetos para mostrar-
ta a las parejas a prescindir del trabajo, se ansiosos, lo que les impulsa a hablar más
· ia y la vida social durante las dos se- francamente de su ansiedad. Esta comunica-
que dura el tratamiento, con objeto de ción sin fisuras suele reducir el grado de an-
entrarse de lleno en la propia relación sin siedad.
cciones foráneas. 4. Se prohíbe imputar la «culpa» del tras-
te la fase piloto de este modelo clíni- torno sexual a una u otra parte, puesto que
hizo evidente que el proceso terapéuti- es un ejercicio improductivo. Por el contra-
mucho más eficaz cuando las parejas rio, se ayuda a la pareja a detectar qué es lo
una consulta diaria, que cuando se les que consigue que se sientan cómodos y dis-
' sobre el modelo predominante de tendidos en contraposición a lo que crea ten-
taS de 50 minutos una o dos veces por sión y nerviosismo. Dentro de esta pauta, se
insta a cada sujeto a que asuma sus responsa-
el marco de actuación general expues- bilidades en vez de esperar a que sea el cón-
método de Masters y Johnson incorpo- yuge o compañero el que ponga el talante o
erie de aspectos terapéuticos suple- disposición «adecuados», el que acaricie «Co-
.os de notoria importancia: rrectamente» y el que halle la forma «indica-
da» de hacer el amor.
La terapia es individualizada, con ob- 5. Se insiste en mostrar a la pareja que la
satisfacer las necesidades de cada pa- sexualidad es, simplemente, un factor más de
los valores y objetivos de la pareja son la relación convivencia!. A menudo, cuando
rminantes básicos de todo el trabajo
lleva a cabo. Los terapeutas deben abs-
de imponer a sus pacientes sus pro- l. En ocasiones no basta con suprimir los obstáculos
- uemas. que impiden la función natural, en especial para aque-
parte del supuesto de que la sexuali- llos individuos que presentan una pauta crónica de dis-
es una función natural regida en buena función sexual. Es muy posible que, para facilitar la ex-
citación o me jorar las técnicas sexuales, necesiten una
por respuestas reflejas del organismo. atención terapéutica específica. En la actualidad han em-
son muchos y muy distintos los facto- pezado a impartirse «enseñanzas» en situaciones como
ueden alterar la función sexual pertur- las aludidas.
634 La sexualidad humana

sobreviene un problema sexual, el individuo habla un poco del papel del sexo como una
o la pareja se preocupan tanto por lo sexual función natural, de cómo se suscitan los mie-
que dedican una cantidad de tiempo despro- dos al desempeño, del efecto del rol de espec-
porcionada a pensar y a hablar del tema. Un tador y de la importancia de la capacidad para
objetivo básico de la terapia es ayudar a las establecer una comunicación. Normalmente,
parejas a conseguir una perspectiva equilibra- la mesa redonda concluye con una serie de re-
da del sexo, de forma que éste no abarque la comendaciones en torno a la práctica de lo
totalidad de su relación ni tampoco se descui- ejercicios de focalización sensorial (de los que
de en exceso. A decir verdad, uno de los axio- hablaremos enseguida) en la intimidad de
mas de la terapia sexual es que si la conviven- casa o de la habitación de hotel.
cia mejora fuera de la alcoba, es más probable Por regla general, cada sesión inicial desti-
que los resultados dentro de la alcoba sean nada a obtener datos para la historia clínica del
mejores. paciente dura de una hora y media a dos ho-
ras, mientras que la conversación con el tera-
El plan terapéutico de Masters y ]ohnson peuta de sexo contrario, encaminada al mis-
mo fin, arroja una duración media de cuarenta
El primer día de la terapia se inicia con un bre- y cinco minutos por cada miembro de la pa-
ve cambio de impresiones entre la pareja y los reja. La mesa redonda suele durar unos noven-
coterapeutas, que se presentan a los pacientes ta minutos, aunque cambian bastante, ya que
y les explican el programa de los dos o tres dependen en buena medida de la locuacida
próximos días. Después de ofrecer este bos- de la pareja. Las sesiones diarias que siguen
quejo del plan inicial, se separa a los cónyu- a la mesa redonda tienen una duración apro-
ges y; el terapeuta del mismo sexo que el res- ximada de una hora.
pectivo miembro de la pareja elabora un A partir del tercer día, la pareja en tratamien-
historial personal y clínico pormenorizado. to se entrevista en grupo con los dos cotera-
Después de una pausa para el almuerzo, cuan- peutas, aunque en ciertos casos los terapeutas
do los dos coterapeutas se reúnen para comen- hablan por separado con cada miembro de
tar los datos obtenidos, se elabora un segun- pareja para descubrir si albergan temores que
do historial, pero en esta ocasión se confronta alguno de ellos tenga reparos en exponer en
a cada miembro de la pareja con el terapeuta presencia del compañero o compañera.
del sexo contrario, es decir, que el terapeuta pide a cada una de las partes que hable de lo
varón se entrevista con la paciente, y la tera- sucesos relativos a las 24 horas precedentes.
peuta femenina con el varón. Después de una poniendo especial atención en las pautas de
jornada bastante apretada, cada paciente es so- comunicación y de interacción observadas du-
metido a un completo chequeo orgánico. Al rante la realización de los ejercicios de focali-
día siguiente se obtienen muestras de sangre zación sensorial prescritos.
para que los análisis indiquen cuál es el res- Es curioso hacer notar que buena parte del
pectivo estado de salud general. tiempo dedicado a las sesiones de terapia
El segundo día de la terapia se destina a la emplea en la discusión de cuestiones no es-
celebración de una «mesa redonda» en la que pecíficamente sexuales (p. ej., cómo encauzar
participan la pareja y los coterapeutas. En este la irritación, la autoestima o las pugnas por e
marco, los terapeutas presentan su valoración poder), si bien, a la vez que se atiende a las
de los problemas sexuales y no sexuales que necesidades no sexuales de la pareja, se intenca
la pareja está encarando, y emiten su opinión seriamente facilitar a los pacientes información
sincera sobre las probabilidades de éxito del sobre la anatomía y fisiología sexuales. Las pa-
tratamiento. Se estimula a los pacientes a que rejas que mantienen actitudes sexuales nega-
formulen comentarios sobre las impresiones tivas son estimuladas a adoptar nuevos pun-
manifestadas por los especialistas y a que co- tos de vista.
rrijan cualquier error en que aquéllos pudie-
sen haber incurrido. Los terapeutas tratan de Focalización sensorial
explicar cuáles son las causas más plausibles
de la disfunción o problemas sexuales y em- Al principio de la terapia se pide a cada pa~e ·a
piezan a bosquejar el cauce por el que habrá que se abstenga de tener una relación se
de discurrir el tratamiento. Por lo general, se directa que incluya el contacto genital. Esta re-
Disfunciones sexuales y terapia sexual 635

las sesiones de terapia que se llevan a cabo en el Instituto Masters y johnson, las extensas charlas abarcan
ri
ucho más que las cuestiones meramente sexuales. En ocasiones las preguntas sobre posturas sexuales se contes-
n recurriendo a figuras talladas en madera que equivalen a una •demostración» de lo que sucede en la práctica.
636 La sexualidad humana

comendación facilita la remoción de apremios dones al intentar la relación sexual, se ver:


para desempeñarse sexualmente, y proporcio- pentinamente sorprendidos con una erec
na el marco idóneo para romper el círculo vi- de lo más firme, debida con toda prob
cioso que arranca con el miedo a la ejecución dad a la supresión de los apremios al d
y que a través del rol de espectador y del fra- peño sexual. En fin de cuentas, se les dijo
caso culmina en la génesis de nuevos temo- no entraba en las expectativas la excitació
res, tanto más cuanto que se trata de un me- xual, pero que, si ocurría, no debían mo
canismo que suele estar muy arraigado. Con zar sus impulsos. Por último, ese estadio
objeto de aprender formas más eficaces de in- cial constituye un medio excelente
teracción sexual, se introduce la idea de foca- reducir la ansiedad y enseñar fórmulas de
lización sensorial. municación no verbal.
En la primera etapa de los ejercicios, se in- En la segunda fase de la focalización se
dica a la pareja que dedique dos sesiones dia- rial, la caricia táctil o tocamiento abarca ya
rias durante las que cada uno de sus com- pechos y los genitales. Se recomiendan las
ponentes, alternándose, proceda a tocar el siciones que muestran los dibujos, pero n
cuerpo del compañero, salvo los pechos y los imprescindible. Se indica a la persona que _
órganos genitales. El objeto de esta sensación liza los tocamientos que empiece por la
táctil no tiene un fin de orden sexual, sino lo- pación táctil de zonas generales del cue
grar una conciencia de las sensaciones del to- que no se «lance» de buenas a prjmer.as a1
que, concentrándose en la calidad de las su- que de los genitales. También aquí las dos
perficies, los contornos, las tempeaturas y los tes tienen que concentrarse en la percepci -
contrastes (mientras tiene lugar el tocamien- de las sensaciones físicas y no en la expec
to), o, sencillamente, percatarse a fondo de las va de una respuesta sexual determinada.
sensaciones que produce el hecho de ser to- Por lo común, en esta fase se pide a la p
cado por el otro. Se indica a la persona que ja que intente un método de comunicación
toca que proceda a partir de lo que resulte de verbal más directo, consistente en posar
su interés, no atendiendo a conjeturas sobre mano sobre la del compañero. La pareja se
lo que agrada o desagrada a la otra parte. Se na en el ejercicio. Mientras el hombre toca a
insiste en que estas caricias táctiles no deben su compañera, ésta pone la mano sobre la
ser un masaje ni pretender excitar sexualmente él y así puede indicarle si desea más presió
al compañero. un toque más leve, un frotamiento cualqui
En una primera fase, los periodos dedicados más rápido o más lento o el desplazamien
a la focalización sensorial deben ser lo más si- de los toques a otro punto del cuerpo. El ho
lenciosos posible, ya que la palabra puede di- bre indica luego sus preferencias, cuando es
ficultar la percepción y la conciencia de las su compañera la que procede a la palpació
sensaciones físicas. No obstante, la persona El quid está en integrar estos mensajes no .-er
que recibe las caricias táctiles tiene que dar a bales de tal forma que la persona tocada
conocer a su pareja - bien sea con lenguaje se convierta en un «agente de tráfico>>, s·
gestual o verbal- cuándo el tocamiento no que, simplemente, refuerce de alguna man
es de su agrado. los toques, que en esta fase deben contin
Aunque son muchos los pacientes que ex- haciéndose en función de los gustos (o in
claman: «Oh, ya nos hemos tocado montones reses) del cónyuge o compañero que realiza
de veces con anterioridad .. . ¿No podríamos la palpación o manipulación del cuerpo de
dejar eso y pasar a un nivel más avanzado?», pareja.
esta primera etapa de focalización sensorial es En la fase siguiente de la focalización se
decisiva por varios conceptos. Por ejemplo, fa- sorial, en vez del tocamiento alterno se indica
cilita a los terapeutas la obtención de informa- a los cónyuges que se palpen y manipulen m
ción suplementaria sobre las relaciones mu- tuamente. El objeto que con ello se persi
tuas de la pareja, datos que completan los es doble: primero, constituye una forma r:ná5
historiales previamente elaborados en parce- natural de interacción física (ya que en la vi
las importantes. Por lo demás, esta fase tiene real las personas no se tocan y manosean po
un valor terapéutico intrínseco, como lo acre- turnos). En segundo lugar, la fórmula dupli
dita el hecho de que, muchas veces, hombres los focos potenciales de impulso sensual. E.!l
que durante años no han podido tener erec- este estadio un paso muy importante es la
Disfunciones sexuales y terapia sexual 63 7

técnica de acariciarse las palmas de las manos es muy interesante para transmitir mensajes no verbales.

ración de la actitud de «espectador», pues- importante darse cuenta de que se utilizan


que la persona que la adopta tiene aquí la como parte de un programa de psicoterapia
ión de concentrar su atención en una par- muy elaborado y no sólo como una colección
de su cuerpo o en el de su compañera («per- heterogénea de «trucos». Lo más notable es
erse» en el tocamiento) y dejar de vigilar su cuán espectaculares y eficaces resultan estas
puesta o la del cónyuge. Se recuerda a las técnicas, incluso en casos de disfunciones se-
ejas que, por muy excitadas que estén, de- xuales que duran desde hace diez, veinte o
n seguir absteniéndose del coito. treinta años.
Las etapas siguientes de la focalización sen-
rial consisten en continuar las mismas acti- Algunos métodos terapéuticos para casos
dades, pero en un momento dado la pareja específicos
be adoptar la postura de «mujer encima»,
n que sin intentar la penetración. En esta El método Masters y Johnson que acabamos
tura la mujer puede manipular con el pene, de exponer se complementa con algunas téc-
tándolo contra la vulva, el clítoris y la aber- nicas adicionales a ciertas disfunciones.
a vaginal, tanto si el varón tiene erección . En el caso de un paciente con trastorno de
mo si no. Si se produce erección y a ella le la erección, es importante que comprenda que
tece la idea, puede limitarse a deslizar un no por «querer» tendrá una erección, de la
co la punta del pene en el interior de la va- misma manera que no puede controlar a vo-
a, sin dejar en ningún momento de con- luntad la tensión arterial ni aumentar el ritmo
trarse en las sensaciones físicas y frenan- cardiaco cuando se le antoje. Lo que sí puede
la acción o volviendo a las caricias o al hacer es preparar el terreno para que sus re-
ax:amiento de índole no genital en el momen- flejos naturales entren en juego, para lo cual
en que la mujer o su compañero se mues- no ha de intentar tener erecciones y debe, en
n proclives a realizar un acto sexual concre- cambio, desprenderse del miedo a la presta-
o alguno de ellos experimente ansiedad. ción sexual. No es raro que el paciente tenga
na vez la pareja se desenvuelve cómodamen- erecciones firmes durante las primeras etapas
en este nivel suele producirse el coito sin de la focalización sensorial. Si bien es un he-
lcultad ninguna. cho que puede contribuir a tranquilizarle, con-
Por sencillas que parezcan estas técnicas, es viene, por otra parte, que el hombre (y su com-
638 La sexualidad humana

Estas posiciones se recomiendan a las parejas durante los ejercicios de focalización sensorial, en la fase que cr
prende la exploración genital. Cuando es el hombre quien toca a su compañera, se emplea la posición del di
superior, mientras que en el caso inverso, se recurre a la posición del dibujo inferior. Se recomienda a las pare:
que utilicen estas posiciones de la forma que les sea más cómoda, y, también, que hagan pruebas con otras posicior

pañera) caigan en la cuenta de que perder una ga así la oportunidad de comprobar que vu
erección no es un signo de fracaso, sino, sen- ve a experimentarla cuando se le estimula
cillamente, una prueba de que las erecciones nuevo. Un inconveniente conexo es que mu-
se presentan y desaparecen de forma espon- chos hombres que padecen dificultad de erec-
tánea. Ésta es la razón de que a veces se reco- ción tratan de precipitar el lance sexual
miende a la mujer que deje de manipular o de pronto como la consiguen, por miedo a per
acariciar el pene en el momento en que so- derla al poco tiempo. Esta «precipitació
breviene una erección, para que el varón ten- suma un elemento más de apremio a realizar
Disfunciones sexuales y terapia sexual 639

FIGURA 21.2. La técnica del •apretón» utilizada en el tratamiento de la eyaculación precoz.

urinario

ción sexual y, por lo general, se traduce razones no conocidas, la técnica del apretón
rápida pérdida de la erección. amortigua el apremio eyaculatorio (también es
do se intenta realizar el coito (sólo des- posible que provoque la pérdida parcial y tem-
de que el sujeto haya cobrado conside- poral de la erección) . Sin embargo, no debe
confianza en su capacidad eréctil y haya utilizarse en el punto de inevitabilidad eyacu-
o reducir su actitud de espectador), se re- latoria, sino que ha de aplicarse en los esta-
·enda a la mujer que inserte el pene. Esto dos preliminares del juego amoroso y seguir
· uye la tensión del hombre con respec- haciéndolo, a intervalos de unos cuantos mi-
momento en que debe introducirlo, y su- nutos. El «apretón» puede utilizarse tanto si el
e la posible distracción que supone ma- pene está erecto como si está fláccido, pero
r torpemente «en busca» de la vagina. teniendo en cuenta que la firmeza de la presa
el tratamiento de la eyaculación precoz, ha de ser proporcionada al grado de erección.
bajo de la pareja es particularmente im- Cuando la pareja se dispone a realizar el coi-
te, dado que se trata de una disfunción to, se pide a la mujer que use el «apretón» de
en la práctica resulta más enojosa para la tres a seis veces antes de intentar la penetra-
r que para el varón. Además de exponer ción. Una vez el falo ha penetrado por entero
·ología de la eyaculación, los terapeutas en la vagina, la mujer debe permanecer inmó-
ucen un método específico denomina- vil durante un lapso de quince a treinta segun-
-cnica del apretón», que contribuye a re- dos; ningún miembro de la pareja debe reali-
cionar el reflejo eyaculatorio. Al iniciar- zar movimientos de empuje. A continuación
e tocamiento de los genitales la mujer el hombre retira el pene, ella vuelve a dar el
con regularidad el «apretón», tal como apretón y aquél lo reintroduce. En esta oca-
ra la figura 21.2. La compañera coloca sión ya es factible un lento movimiento de em-
gar sobre el frenillo del pene al tiempo puje. Cuando el hombre ha mejorado su con-
irúa los dedos índice y medio entre la trol eyaculatorio se enseña a la pareja el
berancia o corona peneal, en el lado llamado «apretón basilar», una variante de la
-ro del falo. A continuación aferra el técnica del apretón (fig. 21.3.) cuya finalidad
bro y lo aprieta con fuerza durante cua- es evitar la interrupción del coito a causa de
ndos poco más o menos, soltando lue- las repetidas retiradas peneales para aplicar el
presa de golpe. La presión debe aplicar- «apretón».
m pre en sentido frontal, nunca lateral. El apretón basilar sólo debe ser empleado
portante que la mujer sujete el pene con durante el coito. El hombre debe iniciar el
mas de los dedos nombrados, evitando apretón basilar porque, una vez ha penetrado
o arañar el miembro con las uñas. Por completamente a su compañera, tiene más fá-
640 La sexualidad humana

FIGURA 21.3. La técnica del •apretón basilar• empleada en el tratamiento de la eyaculación precoz.

A diferencia del apretón sobre la corona del glande, el apretón basilar puede efectuarlo la mujer o el varón. /?!
espacio de cuatro segundos se aplica una firme presión y luego se afloja el contacto. La presión debe ejerc
siempre en sentido frontal, nunca lateral, como muestran las flechas.

cil acceso a la base del pene y, obviamente, es llos casos en que la secuencia eyaculatori2
mucho más subjetivamente consciente de su escalonada no da resultado, puede ser conYe-
nivel de excitación sexual de lo que puede ser- niente que el hombre eyacule (mediante esti-
lo la mujer. Durante los primeros seis meses mulación manual) en los genitales externos de
posteriores al comienzo del uso de la técnica la mujer. Es muy posible que después de 112-
del apretón, se alienta al hombre a que evite ber visto el semen en contacto con los genira-
cualquier intento de ver cuánto puede apro- ·1es de su pareja, la eyaculación intravaginal
ximarse al estado de inevitabilidad eyaculato- produzca más fácilmente.
ria antes de iniciar la técnica del apretón ade- El vaginísmo se trata ofreciendo a la pare·
cuada. Las técnicas de apretón son más una explicación de la índole del reflejo espas-
eficaces cuando se las inicia antes de alcanzar módico involuntario y mostrando el funcio-
la fase de la meseta del ciclo de respuesta namiento del reflejo en el curso de una explo-
sexual. ración pélvica meticulosa en presencia de
La inhibición de la eyaculación se trata con- marido, a la vez que se insta a la mujer a con-
cediendo gran atención a los componentes templar el examen a través de un espejo. Des-
psicológicos subyacentes o básicos, en con- pués de este primer paso, el médico enseñ2
junción con ejercicios de focalización senso- a la paciente varias técnicas para relajar l
rial que tienen por objeto hacer que el hom- músculos que rodean la vagina. Parece que
bre experimente una secuencia eyaculatoria método más eficaz es el de hacer primero que
escalonada, conforme al siguiente patrón: 1) la paciente tense deliberadamente estos mús-
eyaculación a solas mediante la masturbación; culos, dejando luego que se distiendan por
2) eyaculación mediante masturbación en pre- solos, ya que es mucho más difícil lograr este
sencia de la compañera; 3) eyaculación me- relajamiento a instancias del médico. Seguida-
diante la estimulación manual por la compa- mente se entrega a la mujer un juego de dila-
ñera; y 4) estimulación vigorosa del pene por tadores de plástico de diferentes tamaños. El
la compañera hasta el punto de inevitabilidad médico introduce el más pequeño, poco más
eyacultoria y, en seguida, inserción del miem- o menos del grosor de un dedo, en el interior
bro en la vagina. En la mayoría de los casos, de la vagina, muchas veces con gran asombro
después de que el varón ha eyaculado una o por parte de la mujer, que hasta entonces ha-
dos veces en la vagina, desaparecen por com- bía sido incapaz de insertar el más pequeñ
pleto los miedos o las inhibiciones. En aque- objeto en su vagina. Luego se le enseña a co-
Disfunciones sexuales y terapia sexual 641

'.Jres de plástico para el tratamiento del vaginismo. Con ellos la mujer aprende a recondicionar la respues-
. a de los músculos perivaginales. El tratamiento empieza con el dilatador más pequeño basta llegar, gra-
ente, a los de mayor tamaño.

e el dilatador utilizando en abundancia po más positivamente. La mujer que tiene fan-


tancia lubricante neutra, y se le indica tasías perturbadoras que no le permiten alcan-
ractique en su casa varias veces al día, zar niveles altos de excitación puede aprender
eniendo los dilatadores fijos entre diez técnicas de bloqueo mental, en tanto que otra
ros y un cuarto de hora en cada sesión. incapaz de rebasar la fase de meseta, puede
_-oría de las mujeres con vaginismo cons- ser inducida a experimentar con fantasías,
que al cabo de cinco o seis días pueden como elemento auxiliar, que la precipiten al
el dilatador mayor, de un grosor se- orgasmo.
re al de un pene en erección. Si las difi- Entre las técnicas comúnmente empleadas
es de convivencia se han resuelto ade- en el tratamiento de la anorgasmia se cuentan:
ente (a menudo este extremo es una 1) estimular a la mujer para que explore su
determinante de la terapia), el paso a la cuerpo, sobre todo procediendo a una explo-
-n coi tal es bastante fácil cuando la mu- ración y estimulación distendida y no premio-
llegado a dicha fase. Asimismo, es muy sa de los órganos genitales; 2) afrontar la an-
te que la mujer se introduzca el pene siedad ante el desempeño y la asunción del rol
· ma, con objeto de que se sienta due- de espectadora, poniendo especial atención en
la situación. disminuir las presiones del compañero enca-
récnicas utilizadas en el tratamiento de minadas a la realización del acto sexual; 3) pro-
asmia dependen en buena medida de piciar la comunicación sexual de forma que
i--,UJ.,.u.·eza del trastorno. Hay que aplicar dis- la mujer pueda indicar a su pareja qué clase
métodos si la mujer nunca ha tenido un de estimulación o de tocamiento prefiere en
o o bien si lo consigue fácilmente me- un momento dado; y 4) reducir las inhibicio-
la masturbación, la estimulación manual nes que limitan la capacidad de excitación
_ .........IAJ.idad bucogenital. De forma pareja, de la mujer o que bloquean el orgasmo. La
de las causas de la anorgasmia, las téc- mujer que se beneficia de esta última técnica
rerapéuticas varían mucho de una mu- recibe a menudo «permiso» para tener sen-
. Por ejemplo, la mujer que tiene una timientos sexuales, y aprende a superar el mie-
nnagen de su cuerpo puede ser ayudada do de que la obtención del orgasmo la lleve
rrar diversos modos de mirar su cuer- a perder el sentido o a no poder controlar
642 La sexualidad humana

TABLA 21.1 . Resultados de la terapia sexual en el Instituto Masters y Johnson.

Nº* Fracasos Éxitos**

Impotencia primaria 51 17 34 66,7 -


Impotencia secundaria 501 108 393 78 ,4
Eyaculación precoz 432 17 415 96,1
Inhibición de la eyaculación 75 18 57 76 ,0
Total hombres 1,059 160 899 84,9
Anorgasmia primaria 399 84 315 79,0
Anorgasmia situacional 331 96 235 71 ,0
Vaginismo 83 1 82 98,8
Total mujeres 813 181 632 77,7
Suma global 1,872 341 1,531 81 ,8

* Casos examinados entre 1959 y 1977.


** Sólo se incluyen en este epígrafe aquellos casos en los que el cambio operado en la función sexual es ineq
y duradero. En lo tocante a los pacientes tratados antes de 1973, el control de seguimiento duraba cinco años. A
de 1973, el periodo de seguimiento fue reducido a dos años. Si un paciente lograba el éxito durante las dos se
de terapia sexual del programa pero luego recaía en las disfunciones, el caso era pasado a la lista de traca

la vejiga. En la mayoría de los casos, estas téc- tes una vez a la semana y no a diario (Se
nicas facilitan enormemente que la mujer al- y Lucas, 1976; Caird y Wincze, 1977; S
cance el orgasmo mediante la masturbación ller, 1981). Muchos terapeutas consideran
o la estimulación por el compañero. Para cul- un solo terapeuta puede trabajar con
minar con éxito el tránsito de esta fase a la ob- eficacia como un equipo de dos (H. Kap
tención de orgasmos durante la cópula, se uti- 1974, 1979; Annon, 1976; Ellis, 1980; Schill
liza una técnica de «apuntalamiento» a tenor 1981; Arentewicz y Schmidt, 1983; Lo Picc
de la cual ambas partes estimulan manualmen- lo y otros, 1985), lo que reduce los gas
te el clítoris durante el coito, acompañando del tratamiento. Otros terapeutas han ex
con intensos movimientos de empuje. rimentado ventajosamente programas de
Hoy, estos métodos llevan aplicándose des- rapia de grupo o individual (Kaplan, 19-
de hace más de treinta años en el tratamiento Barbach, 1980; Zilbergeld, 1980; Cotten-H
de los trastornos sexuales, y la proporción de ton y Wheeler, 1983 ). También se ha da
éxitos terapéuticos es de cuatro pacientes por cuenta de que la hipnosis puede dar resultad
cada cinco tratados. Entre 1959 y 1973 se si- positivos en el tratamiento de las alteracion
guió la evolución de los pacientes por espa- sexuales (Alexander, 1974; Fuchs y otros, 19T
cio de cinco años, contados desde la termina- Fabbri, 1976; Brown y Chaves, 1980). A con-
ción de la terapia, con objeto de evaluar la tinuación analizaremos muy por encima algu-
permanencia de los resultados obtenidos du- nas de las técnicas más conocidas utiliza
rante el tratamiento. En fecha más reciente, el por otros terapeutas.
periodo de seguimiento ha sido de dos años.
Alrededor de 1 pareja de cada 20 vuelve al Ins- Helen Kaplan y la nueva terapia sexual
tituto Masters y Johnson para recibir terapia
adicional después del tratamiento estándar de La psiquiatra Helen Kaplan (1974, 1979, 1989
dos semanas. En la tabla 21.1 se exponen los se ha ocupado extensamente del tratamiento
resultados obtenidos en el centro según los di- de los trastornos sexuales, integrando much
versos trastornos tratados. de los métodos de Masters y Johnson con p o
tulados de terapia psicoanalítica. Desde su óp-
tica, la respuesta sexual del ser humano tiene
Otros métodos de terapia sexual una configuración trifásica, consistente en tres
fases distintas pero conexas: el deseo, la exci-
Diversos especialistas que utilizan métodos te- tación y el orgasmo. Estima que los trastorno
rapéuticos distintos de los empleados por Mas- de la fase del deseo son más difíciles de tratar..
ters y] ohnson han contribuido con notables porque suelen ir asociados a problemas psi-
aportaciones a la terapia sexual. Por ejemplo, cológicos hondamente arraigados (Kaplan_
la mayoría de los terapeutas ven a los pacien- 1979). También manifiesta que los «método_
Disfunciones sexuales y terapia sexual 643

de terapia sexual estándar parecen resultar efi- ducidos de ansiedas facilita la eliminación o
caces sobre todo en el supuesto de problemas supresión de ésta. La enseñanza de la relaja-
sexuales que tienen su raíz en ansiedades y ción (aprendizaje de ejercicios respiratorios y
o nflictos moderados que pueden mitigarse musculares concretos destinados a reducir la
con facilidad» (Kaplan, 1979, p. xvm). Para tra- tensión) y prácticas de aserción (aprender a
tar los casos más complejos, ella utiliza una expresar lo que uno siente o necesita) son
-orma prolongada de terapia sexual que pre- otros de los varios métodos utilizados para re-
ende alcanzar un nivel más profundo de per- ducir la ansiedad. La masturbación dirigida
epción y que apunta a conflictos inconscien- (LoPiccolo y Lobitz, 1972), que se emplea en
es. Una de las teorías básicas de su método el tratamiento de la anorgasmia, es un progra-
que, por lo general, un trastorno sexual es ma de nueve etapas destinado a enseñar a la
producto de múltiples niveles causativos, unos mujer a masturbarse hasta el orgasmo para lue-
más inmediatos y accesibles, y otros más re- go incluir a su pareja en la respuesta orgásmi-
motos y soterrados. ca, primero a partir de la estimulación manual
En algunos aspectos, los detalles de los mé- y finalmente durante el coito.
odos terapéuticos de la doctora Kaplan difie- El psicólogo conductistaJack Annon (1976)
ren sustancialmente de los empleados por ha formulado un interesante método para tra-
_tasters y Johnson. En el tratamiento de la eya- tar los problemas sexuales. Utiliza un modelo
ulación precoz, por ejemplo, aboga por el o programa de cuatro niveles, representado
o de la técnica de «parada y arranque» en por el acrónimo PLISSIT, que va desde el gra-
Yez del apretón. Según el método de «parada do elemental al más avanzado de tratamiento.
y arranque», introducido por James Semans en Los cuatro niveles son los siguientes: nivel P
956, la compañera estimula manualmente el = permiso (permission); Ll = información
pene de su pareja hasta que el hombre siente restringida (limited information); SS = suge-
que está proximo a eyacular, momento en que rencias (specific suggestions), e IT = terapia
ebe cesar toda estimulación hasta que desa- intensiva (intensive therapy). Este esquema
parezca la sensación de inminencia eyaculato- saca partido del hecho de que tratándose de
ria. Luego se vuelve a la estimulación y el ci- dificultades sexuales sencillas, a menudo bas-
do de parada y arranque se repite varias veces ta infundir tranquilidad y el aprendizaje de as-
antes de dejar que el hombre eyacule (Kaplan, pectos concretos para solventar la dificultad.
1974, 1989). Entre las sugerencias concretas puede incluirse
la enseñanza de la técnica del «apretón» o de la
Terapia conductista focalización sensorial, dejando de lado los as-
pectos psicosociales más graves. La terapia
os actuales métodos conductistas suelen re- intensiva va más allá y aborda los conflictos
uotraerse a la figura de Joseph Wolpe (1958) convivenciales, los problemas psicológicos y
. gozan de gran predicamento (LoPiccolo, cualesquiera otros extremos intrincados que
977; Brancroft, 1977; Leiblum y Pervin, 1980; concurran en el caso.
eiblum y Rosen, 1989). Si por un lado mu-
chos de los métodos de Masters y Johnson son Métodos suplementarios
muy similares a las técnicas conductistas, exis-
ten también algunas diferencias de enfoque, En la actualidad existen tantas y tan diversas
prácticas y teóricas. vías de acercamiento a la terapia sexual que
El principio de la terapia conductista con- es prácticamente imposible definirlas todas.
iste en analizar cuidadosamente el compor- Debido a las limitaciones de espacio, no po-
camiento problemático (p. ej., el trastorno se- demos hacer sino mentar brevemente otros
xual) y en utilizar refuerzos positivos y métodos dignos de consideración. Lonnie Bar-
negativos adecuados al caso que se está tratan- bach (1975, 1980) ha utilizado por vez prime-
'o. Muchas veces se emplea la exposición gra- ra grupos de mujeres en el tratamiento de la
dual a escenas de actividad sexual antes de anorgasmia. Estos grupos tienen la particular
pasar a situaciones reales en el marco de los ventaja de la utilidad que reportan a las muje-
ejercicios de focalización sensorial. Ambas téc- res que carecen de pareja, ser poco costosos
nicas son formas de desensibilización en las y obtener un apreciable porcentaje de éxitos
que la exposición controlada a porcentajes re- terapéuticos. El psicólogo Albert Ellis ha con-
644 La sexualidad humana

cebido la llamada Terapia Emotiva-Racional de una enfermedad o lesión. Esta forma de


(TER) como método muy fructífero en el tra- tamiento, llamada prótesis peneana, es com
tamiento de los trastornos sexuales y de otro tada con mayor detalle en el capítulo 22 .
género. La TER ayuda al sujeto a superar las Un método aún más nuevo que está sien
convicciones irracionales y las expectativas estudiado en la actualidad en muchos centr
poco realistas que nutren su trastorno sexual. implica el uso de una substancia llamada
Conjugando los métodos conductistas con téc- paverina, la cual se inyecta en el pene a ni'
nicas propias para tratar el malestar emocio- endocavernoso. Esta substancia hace que
nal (como los ejercicios para eliminar la ver- pene se llene de sangre, de lo que resulta
güenza, o los ejercicios para asumir el riesgo), erección que por lo general dura varias ho
los postulados de la TER son de aplicación al y permite por tanto que se realice el coito. P
individuo, a la pareja o al grupo (Ellis y Grie- de enseñárseles a los hombres a ponerse ell
ger, 1977). mismos estas inyecciones, y hasta ahora los in-
Algunos sexólogos practican la polémica formes de éxito del uso de esta substancia h
terapia del «trabajo corporal», en la que el sido alentadores (Zorgniotti y otros, 1985; Si
terapeuta tiene actividad sexual con el paciente y otros, 1986). De todas formas, un efecto c
(Apfelbaum, 1980). Esta práctica ha suscita- lateral indeseable de este tratamiento es que
do muchas censuras de tipo ético (Marmor, entre un 5 y un 10 por ciento de los usuari
1980a). han experimentado al menos un caso de pria-
Un método diferente que, a pesar de ser po- pismo (erección persistente y dolorosa), 1
lémico, goza de más aceptación, consiste en cual requiere atención médica urgente.
la introducción de un «sustituto» o «sustituta» El deseo sexual inhibido en los hombres
en la terapia sexual. Por lo general, se trata de que es causado por el exceso de prolactina e
mujeres bien adiestradas que perciben una re- la sangre, puede frecuentemente tratarse con
muneración por tomar parte en la terapia y la éxito con una substancia llamada bromocrip-
actividad sexual con un solo varón, con obje- tina. Además, los hombres con disfunciones
to de aquilatar las posibilidades de curación; eréctiles y/o impulsos sexuales pobres pueden
existe un reducido número de «Sustitutos» que habitualmente ser tratados de manera eficaz
realizan la misma función con las pacientes fe- con inyecciones de testosterona mensuales o
meninas. El sustituto, hombre o mujer, no de- bimestrales.
sempeña la función de un coterapeuta, pero Desgraciadamente, no se han hecho los ade-
realiza informes periódicos a los especialistas lantos médicos correspondientes para solucio-
encargados del caso sobre los progresos del nar las disfunciones sexuales femeninas me-
paciente o de la paciente y sigue al pie de la diante el uso de técnicas biomédicas.
letra las instrucciones que se le dan (Masters
y Johnson, 1970). Si bien algunas personas han
criticado esta práctica tildándola de prostitu- Eficacia de la terapia sexual
ción camuflada, otros la consideran un medio
importante de prestar atención a las personas Teniendo en cuenta que existen muchos mo-
que no disponen de un compañero o compa- delos diferentes de terapia sexual y que se trata
ñera que les secunde en el programa de tera- de una especialidad que es aún relativamente
pia sexual. nueva, resulta difícil evaluar la eficacia de cada
método. Hasta la fecha, la mayoría de los es-
Métodos biomédicos tudios experimentales llevados a cabo se han
realizado sin un grupo de control que permi-
En la última década, se han hecho una serie ta el cotejo con el grupo sometido a experi-
de avances significativos en el terreno del tra- mentación y, por lo demás, muchas comuni-
tamiento de las disfunciones sexuales mascu- caciones científicas se basan en muestras muy
linas de origen orgánico, además de las téc- reducidas. Entre las deficiencias que se obser-
nicas de terapia «verbal». El más dinámico van, cabe citar también: 1) la falta de una defi-
ejemplo de estas técnicas es el implante qui- nición uniforme de los trastornos; 2) diferen-
rúrgico de un dispositivo en el interior del cias en la elección de pacientes; 3) diferencias
pene que posibilita la penetración cuando se en lo que debe entenderse por éxito o fraca-
ha perdido la capacidad de erección a causa so terapéutico, y 4) falta de un periodo de se-
Disfunciones sexuales y terapia sexual 645

ento y control adecuados una vez termi- aplicado la terapia sexual se catalogan como
cerapia. En diversos estudios críticos «fracasos», siendo así que ellos vivencian el tra-
enorizados se han abordado otras cues- tamiento como muy beneficioso. En cambio,
metodológicas (Schumacher, 1977; Kil- otros que experimentaron suficientes altera-
1978; Hagan, 1978; Kilmann y Auer- ciones positivas en su función sexual y que
1979). por ello merecían el rótulo de «éxitos» terapéu-
- psicólogos Bernie Zilbergeld y Michael ticos, pueden seguir sintiéndose desdichados
(1980) han puesto reparos a los datos es- o ansiosos. A veces los dos miembros de lapa-
--ticos sobre la eficacia de la terapia sexual reja no están de acuerdo en si la terapia resul-
·endo una serie de fallos metodológicos. tó o no de utilidad. En todos estos casos, es
anera concreta, han cuestionado los cri- imposible afirmar que una opinión es certera
utilizados por Masters y Johnson para y la otra equivocada.
retar los resultados de los respectivos tra- A pesar de que la terapia sexual no ofrece
·enros, manifestando que dichos resultados una cura mágica e instantánea, existen nume-
- n reflejar una actitud poco estricta a la rosos estudios experimentales demostrativos
de evaluarlos y catalogarlos. Además, de- de que reporta una ayuda notable a muchos
que los resultados ofrecidos por Mas- individuos. Por otra parte, los beneficios de-
_-Johnson pueden haber sido «hinchados» rivados de la terapia sexual tienden a ser du-
manera artificial seleccionando únicamen- raderos más que transitorios (Leiblum y Per-
candidatos más aptos (y rechazando gran vin, 1980). En consecuencia, aunque la terapia
ero de casos que parecían «difíciles»). Sin sexual no es una panacea y algunas personas
go, lo cierto es que, en la práctica, el nú- necesitan sin lugar a dudas otro tipo de ayuda
o de parejas no admitidas a la terapia en profesional, la terapia sexual ha conseguido
tituto Masters y Johnson es inferior a una mejorar la vida de millares de pacientes con
cada cincuenta, y que los criterios que se trastornos sexuales.
n en nuestro centro para evaluar el re-
:eado de la terapia sexual son bastante estric-
Kolodny, 1981; Masters y otros, 1983). Es- La elección del sexoterapeuta
c ríticas también parecen desconocer el
o de que otros programas de terapia se- Por desgracia, la terapia sexual es una activi-
presentan índices de éxitos terapéuticos dad profesional que aún no ha sido objeto de
· ares a los de Masters y Johnson (Rachman regulación legal. Cualquiera puede atribuirse
\\ilson, 1980; Schover y LoPiccolo, 1982; el título de sexólogo, aunque su formación se
felbaum, 1983; Arentewicz y Schmidt, en reduzca al hecho de haber visto una película
3). o haber leído un libro. A juzgar por las cartas
_ gunos críticos de la terapia sexual la acu- que se reciben en el Instituto Masters y John-
de ser un proceso mecanicista y deshuma- son y en función de las experiencias relatadas
dor. La psiquiatra Natalie Shainess (1973), por nuestros pacientes, existen muchos sexo-
r ejemplo, arguye que la terapia sexual «de- terapeutas que son simples charlatanes y cien-
,, la sexualidad y que Masters y Johnson tos de personas bien intencionadas que inten-
pretendido disociar el acto sexual de los tan realizar terapia sexual pero que carecen de
dos de ánimo, sentimientos y emociones las condiciones y conocimientos adecuados.
d eseo y amor». Desde su óptica personal, La víctima indefensa que cae en manos de es-
erapia sexual es una especie de «entrena- tos pretendidos «terapeutas» puede encontrar-
ento o preparación que reduce a un miem- se con unos cuantos miles de dólares menos
de la pareja al papel de un mando accio- en el bolsillo; y, lo que es peor, la aplicación
o por un pulsador» (Cadden, 1978, p. 487). de una terapia chapucera puede generar pro-
p iquiatra Thomas Szasz (1980, p. XVI) esti- blemas sexuales o empeorarlos, y originar tras-
que los sexólogos están «resueltos a disfra- tornos emocionales; y, en fin, la decepción
z.u- los valores morales y los principios socia- por no haber encontrado remedio a una situa-
- d e diagnósticos y tratamientos médicos». ción conflictiva desanima al paciente y le hace
Tul como aceptan muchos sexoterapeutas, renunciar a buscar ayuda en otra parte.
éxito o el fracaso es una apreciación muy Para reducir al mínimo el riesgo de caer en
·etiva. Algunos pacientes a los que se ha las garras de sexólogos no capacitados, formu-
646 La sexualidad humana

lamas las siguientes recomendaciones con la cabo por obligación. El sexo tendente a lar
esperanza de que las mismas puedan resultar lización de una actividad u objetivo se
fructíferas: concreto origina demandas de prestación
desempeño que pueden llevar al sujeto a adop-
l. Recurra en primer lugar a los centros de tar una actitud de espectador y a un men
terapia sexual concertados con universidades, cabo de la capacidad de respuesta. Recuer
facultades de medicina u hospitales. Por otra que no existe una sola forma «correcta» de re-
parte, el colegio de médicos de la zona que lacionarse sexualmente, sino que es una cues-
usted habita, la asociación de psicólogos o su tión de interés y comodidad personal.
médico de cabecera tal vez puedan facilitarle 2. Intente fomentar canales de comuni<.:2-
una relación de terapeutas competentes. ción espontáneos y eficaces con su pareja. En
2. Infórmese sobre la formación académi- el mejor de los casos, conjeturar lo que de e2
ca y práctica del sexólogo. Si él no quiere ha- su compañero o compañera resulta difícil.
blar de este tema, prescinda de sus servicios. no lo es menos dejar que su pareja adivine
Cerciórese de que el terapeuta, además de ser necesidades de usted. Para que una comuni-
licenciado por una universidad conocida, ha cación sea eficaz hay que saber decir tanto e ' •
seguido cursos de formación práctica sobre te- como «nO». Si jamás profiere un «no», su pa-
rapia sexual supervisados por profesorado idó- reja no tendrá la seguridad de que su «SÍ» es
neo. La asistencia a un seminario de fin de se- genuino y sincero.
mana no cualifica para el ejercicio de esta 3. No se crea todo lo que lee y oye de ·
actividad profesional. sobre la sexualidad. Muchos libros que exp
3. Guárdese de los terapeutas que efectúan can cómo debe desempeñarse el individu
promesas o dan garantías poco realistas de cu- son burdas simplificaciones en el mejor de 1
ración y también de aquellos otros que le in- casos, eso sin contar con que pueden conte-
dican que parte del «tratamiento» consiste en ner afirmaciones erróneas que induzcan :.t
tener relaciones sexuales con ellos. equívocos. Es fácil que se convenza de que tie-
4. Asegúrese de que el terapeuta acepta de ne un problema comparándose con lo que
buen grado hablar de los gastos del tratamien- «Otros» dicen.
to, calendarios y planes de actuación, sin cir- 4. Si padece usted un trastorno sexual de
cunloquios y con franqueza. (Muchos centros cualquier tipo, háblelo con su pareja en vez.
clínicos de terapia sexual disponen de tarifas de aparentar que no existe. Con frecuencia es
escalonadas, de forma que el tratamiento se posible hallar una solución recurriendo a al-
ajuste a los posibilidades económicas del guno de los métodos de focalización senso-
cliente.) rial o a lecturas aclaratorias para su uso parti-
cular reseñadas al final del capítulo. 11·0
obstante, en caso de que no supere sus difi-
Prevención de las disfunciones cultades con relativa rapidez, procúrese la
sexuales ayuda de un especialista. Por lo general es
mucho más fácil tratar los problemas surgido
Es probable que la prevención de los trastor- en un pasado reciente, que suprimir aquello_
nos sexuales se inicie en la actuación de los que han quedado anclados con el paso del
padres, proporcionando a los hijos una infor- tiempo.
mación sexual adecuada a su edad y dejando
que hablen de la sexualidad libre y sincera-
mente. Las actitudes familiares que restringen Resumen
gravemente la discusión de la sexualidad pue-
den predisponer al niño o niña a contraer pro- l. Los trastornos sexuales son estádos anó-
blemas sexuales en años futuros o en la fase malos que suponen un menoscabo de las re -
adulta. Después de la niñez, son válidas las si- puestas físicas de la función sexual. En el
guientes líneas de referencia: hombre, las principales alteraciones son el tras-
torno de la erección, la eyaculación precoz,
l. Considere el sexo como una oportunidad la inhibición de la eyaculación y la eyaculación
para explorar el cuerpo y conseguir la intimi- retardada; en el caso de la mujer, destacan la
dad y no como una tarea que debe llevar a anorgasmia, el vaginismo y la dispareunia.
Disfunciones sexuales y terapia sexual 64 7

2. En conjunto, alrededor del 10 al 20 por res no han tenido nunca un orgasmo coital.
ciento de los casos de trastorno sexual tienen ¿Cree que este hallazgo es correcto? ¿Por qué
causas de tipo orgánico como la diabetes, el o por qué no?
alcoholismo, las infecciones, las neuropatías 2. El texto declara que la inhibición eyacu-
.- las drogas y fármacos. Las causas psicoso- latoria puede ser una fuente potencial de pla-
iales pueden clasificarse en: relativas a la evo- cer sexual a causa de la capacidad del hom-
ución sexual del sujeto (p. ej., actitudes ne- bre para prolongar el coito. ¿Está de acuerdo
a ti vas hacia la sexualidad, traumas sexuales), o en desacuerdo con esa idea? Explíquese.
ersonales (ansiedad, depresión, culpa) o in- 3. Los factores psicológicos, familiares, cul-
erpersonales (p. ej., deficiente comunicación, turales y biológicos pueden contribuir al de-
-onflictos convivenciales, hostilidad). sarrollo de una disfunción sexual. ¿Cómo po-
3. El deseo sexual inhibido y la aversión se- drían cambiarse estos factores para reducir el
xual son ejemplos de problemas sexuales que número de personas de nuestra población que
o causan necesariamente el trastorno, pero tiene disfunciones sexuales?
ue pueden originar un fuerte malestar emo- 4. ¿Por qué falsean los orgasmos algunas
cional. mujeres? ¿Cuáles son sus motivos para hacer-
4. La terapia sexual adquirió contenido pro- lo? ¿Pueden los hombres distinguir con exac-
io después de la obra de Masters y Johnson. titud los orgasmos falsos de los verdaderos?
-u método presupone la participación de dos ¿Deberían preguntarse los hombres si su com-
o terapeutas que trabajan a diario con las pa- pañera está fingiendo? ¿Cómo debería com-
jas en el transcurso de un periodo de dos portarse un hombre ante dicha sospecha?
_ manas y realza la integración de datos fisio- ¿Cómo debería reaccionar una mujer que no
ógicos y psicosociales. Lo sexual se contem- ha tenido un orgasmo pero que su compañe-
la como una función natural; los ejercicios ro cree que sí lo ha tenido? ¿Cómo debería ma-
e focalización sensorial se utilizan para redu- nejar la situación una mujer que ha estado fin-
. la ansiedad y mejorar la espontaneidad; en giendo orgasmos de forma habitual y quiere
asiones se emplean técnicas como la del cambiar?
..apretón» (en los casos de eyaculación precoz) 5. ¿Debería un o una terapeuta llegar algu-
se utilizan dilatadores vaginales (para tratar na vez a practicar el acto sexual con uno o una
vaginismo), sin dejar por ello de prestar gran sus clientes? ¿Con qué frecuencia cree usted
ención a la dinámica relacional. que ocurre eso? ¿Y si el/la cliente se siente
5. Entre los distintos métodos de terapia se- atraído/a hacia el/la terapeuta y quiere tener re-
xual que difieren de los expuestos, figuran los laciones sexuales con él o ella?
e la doctora Helen Kaplan (que conjuga la te- 6. ¿Qué debe hacer una pareja que está
rapia sexual con los métodos psicoanalíticos), emocionalmente comprometida en la rela-
modelos conductistas, la terapia-emotiva- ción, si descubre que los niveles de necesidad
cional (TER), y la terapia de grupo. sexual de ambos son muy diferentes? ¿Y si uno
6 . Aunque la terapia sexual no es un méto- de los miembros de la pareja sufre aversión se-
infalible, ha demostrado ser sumamente efi- xual o inhibición del deseo? ¿Cuál es la mejor
cu como se desprende de numerosos estu- forma en que podría reaccionar el otro?
. s. No obstante, muchos «terapeutas» tienen 7. En el caso de la mayoría de los hombres
a, o ninguna, formación solvente en la que padecen disfunciones sexuales, ¿cree us-
ráctica de esta especialidad, por lo que es pre- ted que preferirían saber que las causas son
-o poner mucha atención a la hora de acu- de naturaleza fisiológica, o de naturaleza psi-
a un sexólogo. cológica? Suponiendo que la causa fuera psi-
cológica, ¿cómo debería actuar la compañera
eguntas para meditar para demostrar deseo sexual pero a la vez evi-
tar hacer lo que podría ser interpretado por
l. Los investigadores han llegado a la con- parte del hombre como una exigencia de
ión de que un 10 por ciento de las muje- «Cumplimiento»?
648 La sexualidad humana

Glosario
anorgasmia incapacidad de una mujer para llegar al or- dispareunia coito doloroso.
gasmo. Puede clasificársela como primaria (la que ha eyaculación precoz eyaculación involuntaria d
existido siempre), secundaria (cuando la mujer ha te- los juegos no coitales, cuando el varón intenta
nido orgasmos en el pasado), situacional (que sólo trar a su pareja, o muy poco después de come
existe durante el coito), o aleatoria (que existe frecuen- el coito.
temente durante actividades sexuales de índole eyaculación retardada cuando la eyaculación en
diversa). terior de la vagina se da sólo después de un pe
aversión sexual fobia grave (miedo irracional) a la acti- de tiempo prolongado y un esfuerzo extenuame
vidad sexual y al solo pensamiento de ésta, que ge- eyaculación retrógrada anomalía que hace que e
neralmente lleva a que la persona evite las situacio- men es expulsado hacia atrás al interior de la Y
nes de índole sexual. durante el orgasmo debido a que el cuello de la
deseo sexual inhibido estado caracterizado por un muy ga no está herméticamente cerrado. Les ocurre 4

bajo interés en las relaciones sex uales. hombres que padecen esclerosis múltiple, dia
disfunción eréctil la incapacidad para tener o mante- o han sufrido determinados tipos de cirugía prosci
ner una erección lo suficientemente firme como para frigidez término pasado de moda antiguamente em
realizar el coito. Puede clasificársela como primaria do para definir los problemas sexuales feme
(la que ha existido siempre) o secundaria (cuando ha inhibición eyaculatoria incapacidad para eyacul:II'
habido funcionamiento normal en el pasado). el interior de la vagina. Puede ser clasificada c
disfunción orgásmica la incapacidad de una mujer para primaria (la que ha existido siempre) o secun -
alcanzar el orgasmo. (cuando en el pasado ha existido la capacidad
disfunción sexual estado en el que las respuestas fí- eyacular).
sicas corrientes de la excitación sexual se hallan de- orgasmo rápido equivalente femenino de la eyacula -
terioradas. Puede clasificársela como psicosocial precoz, caracterizado por tener unos orgasmos tan :ra-
(causada por factores psicológicos, interpersonales, pidos durante el acto sexual que resulta agotador.
ambientales o culturales), u orgánica (causada por fac- muy raras las mujeres que se quejan de esto.
tores físicos o médicos como una enfermedad, una vaginismo espasmo involuntario de los músculos
lesión o determinadas substancias químicas). rodean la vagina ante los intentos de penetrad -

Bibliografía recomendada
Belliveau, Fred, y Lin. Richter, Understanding Human Kaplan, Helen, The Illustrated Manual of Sex Thera _
Sexual lnadequacy, Bamman, Nueva York, 1970. Una Quadrangle/New York Times, Nueva York, 1975. C
traducción en un lenguaje libre de tecnicismos de Hu- libro de bella factura que contiene ilustraciones mu
man Sex ual Jnadequa cy que compendia el conteni- artísticas con explicaciones claras y concisas del mr-
d o de forma fácilmente comprensible. todo de terapia sexual utilizado por la doctora He!
Castleman, M., Sexual Solutions, Touchstone, Nueva York, Kaplan.
1989. Una revisión actualizada de la amplia guía des- Kaplan, Helen, How to Overcome Premature Ejaculatio
tinada a manejar los problemas sexuales; este libro Brunner/Mazel, Nueva York, 1989. Este delgado libr -
abarca muchos terrenos concernientes a las disfun- (sólo 118 páginas de letra grande) describe las cau
ciones sexuales y la terapia sexual. y el tratamiento de la eyaculación precoz en unos tér-
Heiman, Julia, Leslie LoPiccolo, y Joseph LoPiccolo, Be- minos comprensibles.
coming Orgasmic: A Sexual Growth Program far Wo- Leiblum, S. R., y R. C. Rosen, Sexual Desire Disorders
men, Prentice-Hall, Englewood Cliffs, Nueva York , Guilford Press, Nueva York , 1988. Una sobresalien::
1976. Un libro escrito de manera inteligente y de ca- colección de artículos reflexivos y cuidadosamem'"
rácter muy personal; su ob jetivo es ayudar a las mu- documentados, que resumen las diferentes técnicas
jeres a superar las dificultades sexuales. de tratamiento de los trastornos del deseo sexual_

Los estudiantes deseosos de ir más allá y de lona, 1987]; Lonnie Barbach, Women Disco-
expurgar una terminología más técnica, pue- ver Orgasm (Free Press, 1980); Leiblum y Ro-
den hallar interesante la consulta de los si- sen, Principies and Practices of Sex Therapl
guientes libros: Helen Kaplan, Disorders of Se- (Guilford Press, 1980), y la versión original de
xual Desire (Brunner/Mazel, 1979) [Trad. cast.: Human Sexual Inadequacy, de Masters
Trastornos del deseo sexual, Grijalbo, Barce- Johnson (Little, Brown, 1970).

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