4 Ordinario de La Misa Matrimonio

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ORDINARIO DE LA MISA

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RITOS INICIALES
Saludo al altar y al pueblo congregado
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

El pueblo responde:
Amén.

Después el sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo con una de


las fórmulas siguientes:
La gracia de nuestro Señor Jesucristo,
el amor del Padre
y la comunión del Espíritu Santo
esté con todos vosotros.

     O bien:
La gracia y la paz de Dios, nuestro Padre,
y de Jesucristo, el Señor,
esté con todos vosotros.

     O bien:
El Señor esté con vosotros.

     O bien:
El Señor, que dirige nuestros corazones
para que amemos a Dios,
esté con todos vosotros.

     O bien:
La paz, la caridad y la fe,
de parte de Dios Padre,
y de Jesucristo, el Señor,
estén con todos vosotros.

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     O bien:
El Dios de la esperanza,
que por la acción del Espíritu Santo
nos colma con su alegría y con su paz,
permanezca siempre con todos vosotros.

     O bien:
La gracia y la paz abundantes
Por el conocimiento de nuestro Señor,
Quien por nosotros murió
Para darnos nueva vida,
Estén siempre con vosotros.
  
 Acto Penitencial
1. Hermanos:
Para celebrar dignamente estos sagrados misterios,
reconozcamos nuestros pecados.

2. Hermanos:
Conscientes de que Dios nos ama
Y de que nosotros debemos corresponder a su Amor,
Esforcémonos por amarlo sobre todas las cosas
para disponernos mejor
a celebrar esta Eucaristía

3. Hermanos:
Conscientes de que sólo un corazón limpio
Puede conocer lo que Dios quiere de nosotros,
Arrepintámonos de nuestros pecados
Y pidamos la luz divina
Para proceder conforme al plan divino.

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Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en
común la fórmula de la confesión general:

Yo confieso ante Dios todopoderoso


y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
Y, golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Luego prosiguen:
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro
Señor.

El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:

Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.

El pueblo responde:

Amén.

 O bien:
Humildes y penitentes, como el publicano en el templo,
acerquémonos al Dios justo, y pidámosle que tenga piedad de
nosotros, que también nos reconocemos pecadores.

Se hace una breve pausa en silencio.

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Después el sacerdote dice:
Señor, ten misericordia de nosotros.

El pueblo responde:
Porque hemos pecado contra ti.

El sacerdote prosigue:
Muéstranos, Señor, tu misericordia.

El pueblo responde:
Y danos tu salvación.

El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:


Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.

El pueblo responde:
Amén.

Señor, ten piedad

Siguen las invocaciones Señor, ten piedad (Kýrie eléison), si no


se han dicho ya en alguna de las fórmulas del acto penitencial. 

V/. Señor, ten piedad.                R/. Señor, ten piedad


V/. Cristo, ten piedad.                R/. Cristo, ten piedad.
V/. Señor, ten piedad.                R/. Señor, ten piedad.

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Gloria

A continuación, cuando está prescrito, se canta o se dice el


himno:

Gloria a Dios en el cielo,


y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros;
porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo,
con el Espíritu Santo, en la Gloria de Dios Padre.
Amén.
___________________________

Oración colecta

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LITURGIA DE LA PALABRA
CREDO NICENOCONSTANTINOPOLITANO
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los
pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
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CREDO DE LOS APÓSTOLES
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,


En las palabras que siguen, hasta María Virgen, todos se
inclinan.
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,


la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén.

Oración universal

1.

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PREFACIO I DEL MATRIMONIO

V/.   El Señor esté con vosotros. R/.


V/.   Levantemos el corazón. R/.
V/.   Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.

EN verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Que con el yugo suave del amor


Y el vínculo indisoluble de la paz,
Hiciste más fuerte la alianza nupcial,
Para que aumenten los hijos de tu adopción
Por la honesta fecundidad
De los matrimonios cristianos.

Tu providencia, Señor, y tu amor,


Lo dispusieron de manera tan admirable,
Que por medio del nacimiento de los niños
Adornas la tierra
Y, al hacerlos renacer por el bautismo,
Haces crecer tu Iglesia
Por Cristo Señor Nuestro

Por eso,
con los ángeles y arcángeles,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.


Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
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17
}

PLEGARIAS EUCARÍSTICAS
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PLEGARIA EUCARÍSTICA I
o CANON ROMANO
 
 V/. El Señor esté con vosotros.
          R/. Y con tu espíritu.
          V/. Levantemos el corazón.
          R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
          V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
          R/. Es justo y necesario.

Sigue el prefacio, dicho según las rúbricas, que se concluye:


Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

El sacerdote, con las manos extendidas, dice:


PADRE misericordioso,
te pedimos humildemente,
por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor,

Junta las manos y dice:


que aceptes

Traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente,


diciendo:
y bendigas estos ✠ dones,
este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,

Con las manos extendidas, prosigue:


ante todo, por tu Iglesia santa y católica,
para que le concedas la paz, la protejas,
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la congregues en la unidad
y la gobiernes en el mundo entero,
con tu servidor el papa N.,
con nuestro obispo N.,

[Aquí se puede hacer mención del obispo coadjutor o de los


obispos auxiliares:
con el obispo coadjutor (auxiliar) N.,
     o bien: 
y sus obispos auxiliares,
El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice:
conmigo, indigno siervo tuyo,
     o bien, cuando celebra un obispo que no es el ordinario
diocesano, dice:
con mi hermano N., obispo de esta Iglesia de N.,
conmigo, indigno siervo tuyo,]

y todos los demás obispos que, fieles a la verdad,


promueven la fe católica y apostólica.

CONMEMORACIÓN DE LOS VIVOS


Acuérdate, Señor, de tus hijos [N. y N.]

Después, con las manos extendidas, prosigue:


y de todos los aquí reunidos,
cuya fe y entrega bien conoces;
por ellos y todos los suyos,
por el perdón de sus pecados
y la salvación que esperan,
te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen,
este sacrificio de alabanza,
a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.

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107.   CONMEMORACIÓN DE LOS SANTOS

En la Natividad del Señor y durante su octava, en la Epifanía del


Señor, desde la misa de la Vigilia pascual hasta el segundo
domingo de Pascua, en la Ascensión del Señor y en el domingo
de Pentecostés se dice Reunidos en comunión propio:
Reunidos en comunión con toda la Iglesia, 

[En los domingos, cuando no hay otro Reunidos en


comunión propio, puede decirse:
para celebrar el domingo,
día en que Cristo ha vencido a la muerte
y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal,]

veneramos la memoria,
ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María,
Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor;
la de su esposo, san José;
la de los santos apóstoles y mártires
Pedro y Pablo, Andrés,
[Santiago y Juan,
Tomás, Santiago y Felipe,
Bartolomé, Mateo,
Simón y Tadeo;
Lino, Cleto, Clemente, Sixto,
Cornelio, Cipriano,
Lorenzo, Crisógono,
Juan y Pablo,
Cosme y Damián,]
y la de todos los santos;
por sus méritos y oraciones
concédenos en todo tu protección. 

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En la misa exequial:
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos, que hoy
te ofrecemos especialmente por el descanso eterno de nuestro
hermano N., pidiéndote que le concedas que, libre ya de la
corrupción de la carne, tenga su parte entre tus santos.

Junta las manos.


[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]
___________________________
Extendiendo las manos sobre las ofrendas, dice:
Bendice y santifica esta ofrenda, Padre,
haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti:
que se convierta para nosotros
en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo amado,
Jesucristo, nuestro Señor.

Junta las manos.


En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de
pronunciarse claramente y con precisión, como lo requiere la
naturaleza de las mismas palabras.
El cual, la víspera de su Pasión,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar,


prosigue:
tomó pan en sus santas y venerables manos,

Eleva los ojos.


y, elevando los ojos al cielo,
hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso,
dando gracias te bendijo,
lo partió
y lo dio a sus discípulos diciendo:

22
Se inclina un poco.
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, 
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la


patena y lo adora, haciendo genuflexión.

Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar,


prosigue:
tomó este cáliz glorioso
en sus santas y venerables manos,
dando gracias te bendijo
y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR VOSOTROS Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. 
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y


lo adora, haciendo genuflexión.

23
Luego dice una de las siguientes fórmulas:
Este es el Misterio de la fe.

     O bien:
Este es el Sacramento de nuestra fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

     O bien:
Aclamemos el Misterio de la fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz,
anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.

     O bien:
Proclamemos el Misterio de la fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Sálvanos, Salvador del mundo,
que nos has liberado por tu cruz y resurrección.

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:


Por eso, Padre,
nosotros, tus siervos,
y todo tu pueblo santo,
al celebrar este memorial
de la muerte gloriosa de Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor,
24
de su santa resurrección del lugar de los muertos
y de su admirable ascensión a los cielos,
te ofrecemos, Dios de gloria y majestad,
de los mismos bienes que nos has dado,
el sacrificio puro, inmaculado y santo:
pan de vida eterna
y cáliz de eterna salvación.

Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala,


como aceptaste los dones del justo Abel,
el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe,
y la oblación pura
de tu sumo sacerdote Melquisedec.

Inclinado, con las manos juntas prosigue:


Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso,
que esta ofrenda sea llevada a tu presencia,
hasta el altar del cielo,
por manos tu ángel,
para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
al participar aquí de este altar,
Se endereza y se signa diciendo:
seamos colmados de gracia y bendición.

Junta las manos.


[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

CONMEMORACIÓN DE LOS DIFUNTOS


Con las manos extendidas, dice:
Acuérdate también, Señor,
de tus hijos [N. y N.],
que nos han precedido con el signo de la fe
y duermen ya el sueño de la paz.
25
Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por
quienes tiene intención de orar.

Después, con las manos extendidas, prosigue:


A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo,
concédeles el lugar del consuelo,
de la luz y de la paz.

Con la mano derecha se golpea el pecho diciendo:


Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos,

Con las manos extendidas prosigue:


que confiamos en tu infinita misericordia,
admítenos en la asamblea
de los santos apóstoles y mártires
Juan el Bautista, Esteban,
Matías y Bernabé,
[Ignacio, Alejandro,
Marcelino y Pedro,
Felicidad y Perpetua,
Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia y Anastasia]
y de todos los santos;
y acéptanos en su compañía,
no por nuestros méritos,
sino conforme a tu bondad.

Junta las manos.

Por Cristo, Señor nuestro.

26
Y continúa:
Por quien sigues creando todos los bienes,
los santificas, los llenas de vida, los bendices
y los repartes entre nosotros.

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, elevándolos,


dice:

Por Cristo, con él y en él,


a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:

Amén.

Después sigue el rito de comunión.

27
PLEGARIA EUCARÍSTICA II

V/. El Señor esté con vosotros.


R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.

EN verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación


darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar,
por Jesucristo, tu Hijo amado.

Por él, que es tu Verbo, hiciste todas las cosas;


tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo
y nacido de María, la Virgen,
fuera nuestro Salvador y Redentor.

Él, en cumplimiento de tu voluntad,


para destruir la muerte y manifestar la resurrección,
extendió sus brazos en la cruz,
y así adquirió para ti un pueblo santo.

Por eso, con los ángeles y todos los santos,


proclamamos tu gloria diciendo a una sola voz:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.


Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

28
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad;

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas,


dice:
por eso te pedimos que santifiques estos dones
con la efusión de tu Espíritu,

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y sobre el


cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan para nosotros
en el Cuerpo y ✠ la Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.

Junta las manos.

En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de


pronunciarse claramente y con precisión, como lo requiere la
naturaleza de las mismas palabras.
El cual,
cuando iba a ser entregado a su pasión,
voluntariamente aceptada,

[En la misa vespertina del Jueves Santo: 


El cual,
en esta misma noche, cuando iba a ser entregado a su pasión,
voluntariamente aceptada,]

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar,


prosigue:
tomó pan, dándote gracias, lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:
29
Se inclina un poco.
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, 
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la


patena y lo adora, haciendo genuflexión.

Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar,


prosigue:
tomó el cáliz,
y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR VOSOTROS Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. 
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y


lo adora, haciendo genuflexión.
Luego dice una de las siguientes fórmulas:
Este es el Misterio de la fe.

     O bien:
30
Este es el Sacramento de nuestra fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

     O bien:
Aclamemos el Misterio de la fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz,
anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.

     O bien:
Proclamemos el Misterio de la fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Sálvanos, Salvador del mundo,
que nos has liberado por tu cruz y resurrección.

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:


Así, pues, Padre,
al celebrar ahora
el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación,
y te damos gracias
porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.

Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo congregue en la unidad
a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
31
En la Natividad del Señor y durante su octava, en la Epifanía del
Señor, en la misa vespertina del Jueves Santo, desde la misa de
la Vigilia pascual hasta el segundo domingo de Pascua, en la
Ascensión del Señor y en el domingo de Pentecostés se
dice Acuérdate, Señor propio.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra;

[En los domingos, cuando no hay otro Acuérdate, Señor más


propio, puede decirse:
y reunida aquí en el domingo,
día en que Cristo ha vencido a la muerte
y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal;]

y con el papa N.,
con nuestro obispo N.,

[Aquí se puede hacer mención del obispo coadjutor o de los


obispos auxiliares:
con el obispo coadjutor (auxiliar) N.,
     o bien: 
y sus obispos auxiliares,
El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice:
conmigo, indigno siervo tuyo,
     o bien, cuando celebra un obispo que no es el ordinario
diocesano, dice:
con mi hermano N., obispo de esta Iglesia de N.,
conmigo, indigno siervo tuyo,]

y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,


llévala a su perfección por la caridad.

32
Recuerda a tu hijo (hija) N., a quien llamaste [hoy] de este
mundo a tu presencia; concédele que, así como ha compartido ya
la muerte de Jesucristo, comparta también con él la gloria de la
resurrección.

Ten misericordia de todos nosotros,


y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José,
los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.

Junta las manos.


______________________

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz. y elevándolos,


dice:
Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:

Amén.

Después sigue el rito de comunión.

33
RITO DE LA COMUNIÓN

Oración dominical
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina
enseñanza, nos atrevemos a decir:

     O bien:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente
la oración que Cristo nos enseñó:

     O bien:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el
Espíritu Santo que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:

     O bien:
Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de
reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como
el Señor nos ha enseñado:

Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:

Padre nuestro, que estás en el cielo,


santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

34
El lazo o camándula grande
En este monto se puede poner un lazo con nudos o una camándula que
abarque a los dos esposos y Terminada la Bendición nupcial, se retira
el lazo.
Antes de poner el lazo se puede explicar el sentido con las siguientes
palabras u otras semejantes:
N. y N., ustedes, como esposos cristianos, están ya unidos para
siempre, En este momento en que la santa Madre Iglesia va a
implorar solemnemente la bendición de Dios sobre ustedes, se
les va a colocar el lazo, símbolo de la unidad indisoluble que, por
el amor y la mutua entrega, deberán vivir todos los días de su
vida.

Terminada la monición, los esposos se ponen de rodillas y se le pone


el lazo.
El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar con
estas palabras:

Queridos hermanos, roguemos humildemente al Señor


que derrame la gracia de su bendición sobre estos hijos
suyos (N y N.), que acaban de contraer Matrimonio en
Cristo, y a los que unió en santa alianza, [por el
Sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo que van a
recibir,] los haga perseverar en un mismo amor.

Y todos oran en silencio durante un breve espacio de tiempo. 81.


Luego el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos,
continúa:

35
Dios nuestro, tú que con tu poder lo hiciste todo de la
nada y, desde los principios de la creación, modelaste al
hombre y a la mujer a tu imagen y semejanza, y
constituiste a cada uno como ayuda y compañía
inseparable del otro, de modo que no fueran dos seres sino
uno solo, enseñándonos que nunca es lícito separar lo que
tú quisiste unir; Dios nuestro, tú que con un designio
maravilloso consagraste la unión conyugal para prefigurar
en ella la unión de Cristo y de la Iglesia; Dios nuestro, tú
que has querido la unión del hombre y la mujer y has
bendecido esta comunidad, establecida desde el principio,
con la única bendición que no fue abolida ni por la pena
del pecado original, ni por el castigo del diluvio; mira con
bondad a estos hijos tuyos que, unidos en Matrimonio,
quieren que tu bendición los acompañe.

Envía sobre ellos la gracia del Espíritu Santo para que tu


amor, derramado en sus corazones, los haga permanecer
fieles a su alianza conyugal.

Concede a tu hija N. el don del amor y de la paz y que


siga siempre el ejemplo de las santas mujeres, cuya
alabanza proclama la Escritura. Que confíe en ella el
corazón de su esposo y que, reconociéndola éste como
compañera de igual dignidad y coheredera de la vida de la
gracia, la respete debidamente y la ame siempre con el
amor con que Cristo amó a su Iglesia.

36
Y ahora, Señor, te suplicamos que estos hijos tuyos
permanezcan ligados a la fe y a tus mandamientos y que,
fieles a un solo amor, sean ejemplares por la integridad de
sus costumbres; que, fortalecidos con el Evangelio, sean
testigos de Cristo delante de todos; [sean fecundos en
hijos, padres intachables, vean ambos a los hijos de sus
hijos] y, transcurrida una ancianidad feliz, alcancen la
felicidad de los justos en el Reino de los cielos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

Terminada la Bendición nupcial se les quita el lazo y los


esposos se ponen de pie.

Rito de la paz
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
«La paz os dejo, mi paz os doy»;
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.

Junta las manos.


Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
El pueblo responde:
Amén.

El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las


manos, añade:
La paz del Señor esté siempre con vosotros.

El pueblo responde:

37
Y con tu espíritu.

 Fracción del pan


Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y pone
una partícula dentro del cáliz, diciendo en secreto:

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo,


unidos en este cáliz,
sean para nosotros alimento de vida eterna.

Mientras tanto, se canta o se dice:


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,


ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,


danos la paz.

Comunión

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo,


que, por voluntad del Padre,
cooperando el Espíritu Santo,
diste con tu muerte la vida al mundo,
líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre,
de todas mis culpas y de todo mal. 
Concédeme cumplir siempre tus mandamientos
y jamás permitas que me separe de ti.

38
     O bien:
Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre
no sea para mí un motivo de juicio y condenación,
sino que, por tu piedad,
me aproveche para defensa de alma y cuerpo
y como remedio saludable.

El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y,


sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz,
hacia el pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

Y, juntamente con el pueblo, añade:


Señor, no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.

Mientras hace la purificación, el sacerdote dice en secreto:

Haz, Señor,
que recibamos con un corazón limpio
el alimento que acabamos de tomar,
y que el don que nos haces en esta vida
nos aproveche para la eterna.

Oración después de la comunión


Él, que vive y reina por los siglo de los siglos.

Si la oración se dirige al Hijo:


Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

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