Amistad JHG
Amistad JHG
Amistad JHG
Caerse bien
Algo en Común
Para que la amistad sea verdadera, debe existir algo en común y, sobre todo,
estabilidad. El interés común puede ser una misma profesión, una misma carrera,
un pasatiempo en común, y la misma vida nos va dando amigos. Dice el refrán
Aficiones y caminos hacen amigos.
La amistad no puede desarrollarse sin estabilidad. Por eso cuando dejamos de ver
durante muchos años a nuestros amigos, a veces nos enfrentamos a que parecen
personas totalmente diferentes, o simplemente no se pasa de un diálogo
superficial que deja un mal sabor de boca. La amistad es algo que requiere
estabilidad en el trato.
Tratarse
Desinterés
Para que una amistad sea verdadera, no basta con carse bien, hay que dar el
paso definitivo: ayudarse desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. Al
amigo se le quiere porque él es él y porque yo soy yo. La amistad se orienta hacia
el tú y consiste más en un servir que en un sentir.
Vale la pena
Ser amigo de verdad no es fácil, pero vale la pena el esfuerzo. Es un gozo tener
amigos de verdad: estar con ellos, charlar, ayudarle o ser ayudad y disfrutar y
alegrase con ellos ¡poder contar con ellos! Aunque cueste, vale la pena el esfuerzo
que requiere ser un amigo.
Tenerse confianza
No solamente se cree lo que dice el amigo, hay que creer en él. Tener confianza
en el amigo significa que tenemos la seguridad moral de que responderá
favorablemente a as esperanzas de amistad que depositemos en él.
Dar. Darse.
Ser leales
No hay riqueza más valiosa que un buen amigo seguro. Ser leal supone ser
persona de palabra, que responda con fidelidad a los compromiso que la amistad
lleva consigo. Leales son los amigos que son nobles y no critican, ni murmura,
que no traicionan una confidencia personal, que son veraces. Son veraders
amigos quienes defienden los interes y el buen nombre de sus amigos.
Ser leal también es hablar claro, ser franco. Debemos también ser leales en
corregir a un amigo que se equivoca.
Ser agradecidos
¿Cuántas veces nos hemos sentido mal con un amigo porque no ha sido
agradecido del tiempo que le damos? Nosotros debemos agradecerle su tiempo,
los buenos ratos que nos hace pasar, su ayuda cuando nos sentimos mal. A
nosotros nos gustaría que una amistad nos dijera "gracias", demos entonces
nosotros el primer paso.
Un enemigo mortal
Las amistades se cultivan, maduran. Es fácil hacer amigos, pero es mucho más
difícil mantenerlos. La vida pone a prueba la generosidad, la lealtad, el
agradecimiento, y no siempre se sale bien de ella. De aquellos amigos de la
universidad, poco a poco la lista se hará menor. De un grupo de 30 o 40 amigos,
acabarán quedando, para toda la vida 3 o 4.
¿Amistad o complicidad?
Así como la amistad sana es un valor esencial para nuestras vidas, el tener una
amistad con la persona equivocada puede serla fuente de muchos dolores de
cabeza. Problemas de droga, delincuencia, baja en el desempeño profesional,
problemas familiares son unos cuantos efectos de las malas amistades. La
amistad es compartir, pero no es complicidad. También es importante recordar
que somos personas individuales, con una conciencia individual. El hecho de que
tal o cual amistad "lo haga", no significa que nosotros debemos hacerlo. Tampoco
podemos esconder nuestra conciencia individual en una conciencia "compartida".
Es el caso típico de alguien que se mete en problemas serios porque salió con los
amigos y se perdió el control. "Más vale solo que mal acompañado" es un adagio
que, de haber sido practicado a tiempo, podría haber evitado muchos problemas.
Conclusión
Proverbio turco
Nuestra amistad no depende de cosas como el espacio y el tiempo.
Quizá por eso escribo esto. Escribir sobre la amistad me ayuda a saber qué espero
yo de ella, qué doy yo a mis amigos, si mi amistad con ellos es plena o sólo algo
“satisfactorio”. Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor. Reflexionar es un
modo de vivir.
Cuando nos sentimos así, vistos con unos ojos ajenos que al mismo tiempo son
como los nuestros propios, es como si todo nuestro ser despertara. Querríamos
saberlo todo acerca de aquella persona y que ella conociera nuestro yo hasta el
final. Las conversaciones se convierten en un continuo maravillarse y mutuo
aportarse. Sentimos el mundo como un pequeño globo terráqueo que gira entre
nuestras manos y el motor de ese movimiento es la corriente que entre nosotros se
ha creado. Es un encuentro con otro yo, sin que ese yo se refiera a un yo idéntico,
a un “alma gemela”; pues puede serlo o no. Es otro yo porque se pone en nuestra
piel como si fuéramos nosotros mismos; pero al tiempo que mantiene su mismidad
y su alteridad. Y por eso, hay mucha riqueza en el trato con el amigo, porque lo
distinto siempre nos enriquece.
En una carta que recibí hace unos meses me decía una amiga que “había
encontrado el camino para trascender lo inmediato. El despertador para mirar (…)
era el del pensamiento filosófico y la contemplación de las cosas bellas”. En mi
respuesta, le reafirmé en su descubrimiento porque me parecía realmente valioso:
la filosofía y la contemplación estética son dos medios muy buenos para acceder a
lo más hondo de la realidad.
Por eso, para tener amigos hay que saber mirar. Mirar es ver con atención, es
contemplar, es concentrar nuestro ser entero en los ojos deseando captar lo que
hay frente a ellos. Mirar presupone una vista limpia, sin prejuicios ni cargas
anteriores, para captar lo que hay y no lo que yo he puesto o quiero poner. Mirar
no es ver lo que yo quiero ver sino percibir cómo son las cosas o las personas en sí.
Y además de limpieza interior, la mirada requiere también aceptación, renuncia a
dominar. Cuando miramos de verdad, estamos dispuestos a dejar ser a las cosas y
a las personas tal y como son. Esto es especialmente importante con las personas.
A las personas hay que dejarlas ser, hay que aceptarlas como son. Sin esa
condición nunca sabremos lo que es una verdadera amistad; nunca llegaremos a
saborear el gozo inmenso que produce esa identificación con el otro, ese compartir
la vida, los sueños, los deseos, los fracasos. Habrá siempre en el amigo una zona
de acceso prohibido o de “reservado”.
Para mirar de verdad hay que aprender a hacerlo. Los hay que conocen ese arte de
modo natural o han sido educados en él. Pero también puede aprenderse. Para
mirar hay que pararse, parar la rueda de la actividad exterior y parar también
nuestro ruido interior (qué tengo que hacer luego, cómo resolveré la cena en casa
de mi hermano, qué ropa necesito, a ver cómo queda el Madrid, a ver si consigo
cerrar un buen trato con este cliente…) Para mirar hay que perder el miedo a
“pasar tiempo” sin haber sido “eficaces”.
Todos hemos conocido personas que provocan que los que están a su lado den lo
mejor de sí mismos. Son personas que logran que los demás quieran —
parafraseando a Salinas— “sacar de sí su mejor yo”. Es así porque son personas
que saben mirar y que por eso han sabido encontrar la llave interior de las
personas. Esa llave de la confianza que uno entrega sólo cuando va a saberse visto,
aceptado y querido por sí mismo.
La morada del yo
Algunas veces, tras haber desnudado la intimidad del alma en conversación con la
persona que nos ha inspirado esa confianza, uno siente el vértigo del miedo a
romperse, a que le rompan, a que se burlen, a que no comprendan, al silencio
indiferente o superficial. Hasta ahora, esos pensamientos, deseos, aspiraciones,
miedos y preguntas más íntimas habían quedado dentro de nuestra alma. A veces
nos angustiaban, otras nos elevaban, otras nos desbordaban por dentro de tal
forma que había que expresarlos de algún modo (quién no ha cantado, llenado de
piruetas su salón, compuesto una melodía o garrapateado un poema, historia o
carta, por puro desbordamiento. Tanto no cabía dentro; fuera crecía, pero tenía
más apoyos para ser sostenido, para ser vivido). Sin embargo, no dejaban de ser
nuestros: los demás sólo poseían de ellos su cara externa, lo que era fruto de la
superabundancia. Por lo demás, no habían sido escuchados por nadie hasta el final
y sólo de vez en cuando abríamos a alguien una pequeña ventanita de nuestro
interior, observando con atención la reacción del interlocutor ante aquello.
Hay personas a las que paseamos por nuestra morada interior sin miedo alguno; es
más, deseamos desde lo más íntimo de nuestro ser hacerlo. Sentimos desde muy
hondo que apreciará, entenderá y comprenderá cada objeto que encuentre en ella.
No le importarán los cacharros rotos, aunque tengamos la estantería llena de ellos;
no querrá reírse de nuestras inquietudes: se le iluminará la mirada al conocerlas
porque también ella las había sentido latir más de una vez. Le encantará que
tengamos un sillón de sueños y un cuarto sin techo, y querrá saber qué nos dicen
los astros por la noche y cómo es el vuelo de los pájaros que vemos pasar. Son
personas que hacen que sintamos la necesidad de hacer crecer todo eso, de
mostrárselo, de hacerlo vivir para ellas .
Esas personas son los amigos, el amigo: aquel con quien me atrevo a ser yo
misma; sin restricciones y sin temores. Esa persona con la que puedo decir todo
porque todo lo va a entender en su contexto; esa persona con la que puedo hablar
en borrador: sin orden, sin hilazón, sin sentido algunas veces. Con rabia o ira otras,
con desesperación, con alegría exultante, desvariando. Descubriendo todas las
raíces de mi alma y sabiendo que en ningún momento se aprovechará de ello para
arrancarme de mi lugar. “Y sabiendo que —como escribió alguien— “comprende
esas contradicciones en mi naturaleza que llevarían a otros a juzgarme mal”. Eso es
un amigo.
Amistad y silencio
La amistad se nutre más de la comunicación que del silencio. Sin embargo, el
silencio es precisamente en algunos casos el medio de comunicación que utilizan los
amigos: es necesario tanto saber estar en silencio como transmitir lo que uno lleva
dentro.
Hay veces en las que no se puede decir nada… porque las palabras lo estropean
todo. Hay cosas que la única contestación que merecen o que exigen es el silencio;
hay cosas con las que sólo puede mantenerse conversación en silencio. Porque o el
lenguaje es limitado, o uno es limitado, o ambas cosas. Pero algunas cosas, si se
expresan, se profanan. Así ocurre en las experiencias de encuentro: con un amigo,
con un paisaje, una obra de arte. En esos momentos, pronunciar algo es
mancharlo; hablar es romperlo. Algunas veces la comunicación con las cosas y
también con las personas requiere como condición que haya silencio; solamente
silencio. Y no un silencio para llenar, sino como medio de entendimiento.
Cuando se tiene la suerte de topar con alguien que tiene algo —poco o mucho—
que decir; cuando se tiene la suerte de que esas personas te abran sus puertas y
dejan que te asomes y penetres en su mundo interior, en la mayor parte de los
casos sólo se puede contestar enmudeciendo. Y ese silencio quiere ser entonces un
homenaje: la mayor muestra de agradecimiento y de admiración. Porque no se
trata de un silencio vacío sino pletórico de contenido: no significa carencia sino
plenitud.
La interioridad
La amistad está también muy relacionada con la interioridad. Entre dos amigos ésta
es más rica y sólida cuanta mayor sea la intimidad, la interioridad de cada uno de
ellos. Hay quienes tienen un gran mundo interior; tienen mucho que decir porque
son personas que integran en sí todo lo que hay a su paso: una frase que ha dicho
en clase el catedrático, la actitud de tal o cual persona, la satisfacción de haber
llegado al pico de la montaña, la crisis que le produce una situación difícil de
trabajo, una novela que ha leído, los tirones de la madurez.
Así es como las personas se van enriqueciendo por dentro y como su interioridad
cobra cada vez mayor volumen: integrando la experiencia, la vivencia personal y
las de las otras personas. Aprendemos también a través de las vivencias de los
demás, de la experiencia ajena. Quien está atento a su alrededor aprovecha todo
intensamente.
Se puede aprender a sentir de un modo distinto al propio; se puede aprender a
pensar de manera diferente a la que uno piensa; se puede aprender a valorar cosas
que yo no valoro. Escuchar a las personas y tratar de ser ellas, nos permite conocer
el mundo desde mil perspectivas diferentes a las nuestras. Y eso conlleva
ampliación personal, crecimiento, enriquecimiento, altura, perspectiva y
profundidad. La interioridad rica hace que la relación entre los amigos se amplíe.
Una amiga me decía hace poco —hablando de otra persona— la satisfacción que le
producía tratar con ella “porque es de esas personas que tienen algo que aportar”.
El conocimiento que alimenta la intimidad es —una vez más— el que sabe mirar,
sabe escuchar, sabe estar. La sola convivencia con las personas, o el mero estar
junto a las cosas o entre las cosas (junto al mar rodeado de un bellísimo paisaje, o
entre las obras magníficas del Louvre) no basta. Más de una vez las ratas habrán
correteado por los pasillos del Louvre; sin embargo todavía no hemos tenido
ocasión de encontrarlas embelesadas frente a la Venus de Milo, tras haber pasado
frente a ella toda la noche. Para las personas, las que son capaces de ello, las cosas
tienen una historia que contar, la naturaleza tiene algo que transmitir y todo lo que
encuentran es capaz de darles un mensaje. El hombre con interioridad es capaz de
ver sentido a todas las cosas; y en cierto modo de darles él mismo el sentido
puesto que es él quien lo capta, lo descubre y —en ese sentido— lo crea, lo recrea.
Por eso, forma parte del “tesoro” de la amistad tener amigos con un gran mundo
interior.
El NOVIAZGO Y LA FIDELIDAD
Probablemente sorprenda un poco este titulo, siendo asi que una caracteristica del
noviazgo es la posibilidad de cambio, la opcion a rectificar una eleccion no
acertada, por el procedimiento de romper las relaciones, aunque a veces ese
sistema no sea sencillo ni llevadero. Tampoco se me escapa que el simple hecho
de enunciar la palabra noviazgo, implica actualmente una toma de posicion bien
concreta, precisamente porque hay quien se resiste incluso a dar status propio al
noviazgo mismo. Pero esta es precisamente otra razon para aclarar este punto
bien a fondo.
Compromiso
Por eso en este punto pueden hacerse residir bastantes catastrofes matrimoniales,
a pesar de que hayan logrado posponerse algun tiempo, escondidas detras de la
festiva apariencia de las bodas o de la brillante facilidad de los primeros
momentos: fallan, porque se han casado dos inmaduros, aunque a veces basta
que sea inmaduro uno solo. No han crecido por dentro. No se han conocido. No se
han entregado verdaderamente el uno al otro, aunque incluso puedan haber
ofendido al Señor con intimidades ilicitas no es esa la entrega verdadera.
Estabilidad
El NOVIAZGO Y LA CASTIDAD
Doctrina cristiana
Vivir castamente el noviazgo tiene una gran importancia, no sólo por la razon
suprema de mantenerse en amistad con Dios, sino porque—aun humanamente las
faltas o los pecados en esta materia tienen una proyeccion que va más alla de la
inmediata. Hay que considerar esas cosas tambien en lo que tienen de síntoma,de
actitud de fondo ante Dios primero, pero al mismo tiempo ante uno mismo, ante
la persona del otro, ante el mundo. Las faltas de delicadeza, los atentados más o
menos velados al pudor, las familiaridades animalescas o los pecados de lujuria
que tengan lugar en el noviazgo, si no se corrigen y adquieren carta de
naturaleza, se proyectan y multiplican en el matrimonio, de un modo
absolutizador y desbordante
Pero ante las afirmaciones de la Revelacion—y ante todo lo que la Iglesia enseña
en consecuencia—caben dos opuestas actitudes:
b) O se rechaza en bloque esa doctrina, incluso cuando parece que solo se esta en
desacuerdo con puntos concretos, tratando de reemplazarla—algunos dicen,
mejorarla, ponerla al dia—con otras reglas de comportamiento van desde las
opiniones personales sobre aspectos aparentemente circunscritos, hasta los
dogmatismos totalitorios y anarquicos de la revolucion sexual.
Premisas fundamentales
Dificultades
Por eso la actividad humana no ha de guiarse por la espontaneidad sino por la ley
moral, que enriquece y facilita el verdadero libre obrar. Lo que debe caracterizar
nuestra vida no es el instinto—que es lo mas espontaneo que mueve a la accion,
por las raices deterministas que posee (pura bioquimica)—, sino el amor y el
deber, el sentido de responsabilidad, la obediencia libre a una norma etica.
De ahi que en el noviazgo no sea licito identificar amor humano e intimidad
sexual, aunque sean cosas relacionadas. Lo mismo que, para los ya esposos,
puede y debe seguir existiendo el amor, aun cuando las relaciones conyugales—
por los motivos que sean—esten impedidas. El amor, mas alla de la atraccion, de
la satisfaccion o de la instintividad, es una decision moral.
b) Fuera del legitimo matrimonio, es pecado mortal la busqueda directa del placer
sexual o la realizacion—total o parcial—de acciones que esten destinadas por su
noturaleza, independientemente de la intención del hombre, a la transmision de la
vida. Y esto, aunque—por las razones que sean—se sepa que no llegara la
concepcion, y aunque la intencion no sea ofender a Dios sino manifestar cariño.
Hay una "inseparable conexion, que Dios ha querido y que el hombre no puede
romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal el
significado unitivo y el significado procreador" (Humanae vitae, n. 12).
De todos modos, aclarado ese punto, puede seguir flotando una duda: ¿hasta
donde se puede llegar en las manifestaciones de afecto?
II) Los peligros de la ocasion. Puestos a extremar las cosas, alguna podria pensar
que en esta materia el mismo noviazgo es ya un peligro. Bajo cierto aspecto es
verdad, pero no se puede cerrar ahi la discusion, porque en el fondo no se ha
hecho más que recordar una verdad de Perogrullo que los novios son criaturas
humanas.
Es cierto que el noviazgo lleva consigo una serie de circunstancias que podrian ser
consideradas ocasion de pecado, en sentido moral:el cariño y la necesidad de
manifestarlo; la oportunidad de estar juntos con frecuencia; la familiaridad, etc.
Pero no es posible tratar de evitar esas cosas equivaldria a suprimir el noviazgo,
con todas sus caracteristicas.
A MODO DE RESUMEN
Advertiamos al principio que no era posible abarcar todo el tema del noviazgo en
el ámbito de este articulo. Diremos ahora que si existe la manera de hacer un
resumen de toda la actitud de los interesados: el noviazqo no se puede vivir
cristianamente, si no se vive cristianamente fuera y al margen del noviazgo. Es
ilusorio pensar en unas recetas espirituales delimitadas y especificas.
Noviazgo
Aunque para los adultos puede ser evidente el momento en que un niño empieza a ser
adolescente (por su crecimiento físico, sus cambios en la conducta, su manera de pensar y de
actuar, etc.) para tí, estos cambios no son claros y los vives como una situación de confusión y
descontrol. El nuevo adolescente nunca tiene una consciencia clara de que está entrando en
un período de cambio y que lo que está ocurriendo es resultado de un proceso normal. Este
desconocimiento te hace más vulnerable a la inseguridad y a la sensación de extrañeza e
inadecuación de tu persona.
Esta sensación de extrañeza, de no saber cómo ser y de no estar seguro de nada, se intentará
superar o al menos disminuir mediante una serie de mecanismos de identificación con los
conocidos que tienen la misma edad que tú y en quienes descubres alguna cualidad que tú
valoras y te gustaría tener. Las relaciones con los compañeros de tu misma edad se vuelven
importantísimas pues no sólo cumplen una función social, sino que ahora se convierten en un
elemento indispensable para que puedas navegar en este período de la vida con cierta certeza
de que llevas un rumbo adecuado. El efecto psicológico de saber que eres normal o igual a los
demás, te da la tranquilidad necesaria y la seguridad en tí mismo para poder incursionar, con
ciertas probabilidades de éxito, en las demás áreas a las que tienes que enfrentarte.
Las oportunidades de tener amistades o relaciones sociales con otros adolescentes de tu edad,
resulta crucial para poder superar con éxito la pérdida de tu identidad infantil y el
desprendimiento de tus padres, y poder construir, apoyándote en tus compañeros, el propio
concepto de tí mismo y así poder consolidar tu identidad personal, indispensables ambos para
lograr una personalidad adulta y madura.
El indispensable distanciamiento que necesitas hacer con respecto a tus padres, te lleva a
estrechar el acercamiento a los amigos. Sin embargo, este acercamiento no siempre es facíl y
menos aun cuando pretendes iniciar una relación de noviazgo. Existen factores propios de tu
misma edad (inseguridad, miedo al rechazo, temor a hacer el ridículo, baja autoestima, tu
apariencia física, etc.) que hacen de esta experiencia todo un reto porque implica grandes
posibilidades de que fracases. La situación se complica con las presiones de tus padres que
pretenden (con buena intención) controlar tu conducta social.
En esta situación, tú como adolescente inicias los ensayos para satisfacer la imperiosa
necesidad de los amigos, necesidad de sentirte y ser igual que los demás, y de estar a la altura
de aquellos que ante tí aparecen como modelos.
Como te habrás dado cuenta, las dudas que tienen los adolescentes abarcan una amplia gama
de temas y se extienden a detalles que en otras edades jamás les llamarían la atención, pero
que ahora les parecen de lo más importantes. Mencionarlas todas sería imposible, sin embargo
hay algunos rasgos característicos que pueden generalizarse y que se encuentran en casi
todas las conductas de esta edad.
A continuación encontrarás ejemplos de algunas preguntas hechas por adolescentes como tú,
en donde podrás comprobar que lo que a tí te pasa no es exclusivo de tu persona y que en
realidad te ocurre porque eres un adolescente sano y normal. Las respuestas a las preguntas
fueron hechas por especialistas en el estudio de la adolescencia y confío que puedan ayudarte
a despejar tus propias dudas o a encontrar una solución a tus problemas.
El noviazgo
El noviazgo a que aquí nos referimos debe darse entre dos jóvenes maduros,
de 18 años en adelante, pero de 22 o más años preferible.
Muchos de nosotros nos embarcamos A DESTIEMPO en una
búsqueda incesante por la mujer o el hombre que Dios nos
tiene guardados, sin embargo, hacemos como Sarai y
Abraham… y ¡tratamos de ayudar a Dios!. Esto es inadmisible.
Durante el período que aquí llamamos noviazgo no debe haber contacto físico
directo, sino que debemos dar tiempo para que el amor crezca y lo que al
principio no es más que un "crush", se consolide y resulte ser una relación
saludable y aprobada por Dios y por los líderes locales del cuerpo de Cristo.
Los besos y los abrazos prolongados debemos dejarlos para la etapa del
noviazgo denominada "Compromiso". Es en esta etapa cuando la pareja, los
padres de los involucrados en la relación, y los líderes de la iglesia, asienten y
consideran que la relación ha alcanzado un clímax de madurez que justifica
un mayor acercamiento.
Sin embargo, aquellos que usan esta línea razonamiento muestran que
tienen concepciones erróneas acerca del matrimonio y del sexo. El
matrimonio bíblico, como el noviazgo, no es un lugar para el sexo sin
límite y fuera del control. Ambos requieren de mucho dominio propio
sexual - es decir, evitando el adulterio y buscando el bien de su pareja.
Como lo dice en 1 de Tesalonicenses 4:4 " que cada uno de vosotros sepa
tener su propia esposa en santidad y honor, no en pasión desordenada" El
noviazgo le permite seguir los consejos de Pablo.
Segunda razón que justifica el noviazgo
Las citas son reservadas para los fines de semana y para las
ocasiones especiales, y NO son para después de la escuela.
Puede salir en grupo y con una persona mayor y responsable
(ojo… escoja bien a esta persona) empezando a la edad de ___
años.
Puede salir en el auto o a solas ÚNICAMENTE cuando ya ha
terminado los estudios de la secundaria o bachillerato.
Puede salir con un muchacho/una muchacha después que
este/esta haya pasado una tarde con ustedes (los padres). Esto
colocará las caras de los padres en la memoria de la pareja.
Puede salir ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE con un cristiano o
cristiana DE COMPROBADA MADUREZ Y
RESPONSABILIDAD. (Hay muchos lobos vertidos de palomas
en nuestras iglesias)
Tiene que avisar de sus planes (el lugar preciso donde estarán)
antes de la salida, y llamar si hay un cambio de planes.
¿Le parece muy fuerte? Bueno pues, vivir una vida de pureza es duro.
Además de estas reglas sugeridas, establezca PRECISAMENTE los
parámetros de comportamiento mientras están en su
ausencia.