Contenido Educación Inclusiva Bloque IV
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Aprendizaje colaborativo
A veces, las personas piensan que la inclusión se trata solo de grupos particulares
de estudiantes que se consideran más vulnerables. Entonces, por ejemplo, podrían
estar pensando en estudiantes de hogares más pobres; aquellos cuyas familias
hablan un idioma diferente; u otros con algún tipo de discapacidad. Para mí,
requiere una forma de pensar muy diferente, una que vea la inclusión como un
enfoque de la educación basado en principios. Esto significa que la definición de
inclusión que recomiendo involucra los siguientes elementos:
Por lo general, los maestros que son eficaces para responder a la diversidad de los
estudiantes utilizan una variedad de enfoques de enseñanza, entre los que eligen
aquellos que consideran apropiados para una lección en particular. Estas
decisiones tienen en cuenta una serie de factores interconectados, como la
asignatura a impartir, la edad y la experiencia de la clase, las condiciones
ambientales del aula y los recursos disponibles.
Gran parte de esta planificación se lleva a cabo de manera incidental a medida que
los maestros se ocupan de sus actividades diarias. De hecho, aún se pueden hacer
los ajustes finales cuando el maestro entra en el aula y juzga el estado de ánimo
de la clase. También es esencial reconocer que la planificación no concluye cuando
comienza la lección. De hecho, a menudo las decisiones más importantes son las
que se toman a medida que avanza la lección, a través de un proceso de
improvisación, que requiere que los profesores piensen con rapidez. En las
escuelas que progresan en su viaje inclusivo, los profesores se ayudan entre sí
para mejorar sus habilidades de improvisación. Esto implica compartir prácticas y
trabajar juntos para encontrar mejores formas de llegar a los alumnos difíciles de
alcanzar.
Como he indicado, gran parte de lo que hacen los profesores durante los
encuentros intensivos que se producen en las aulas se realiza a un nivel
intuitivo. Además, hay poco tiempo para detenerse y pensar. Es por eso que tener
la oportunidad de ver a los colegas en el trabajo es tan crucial para el éxito de los
intentos de desarrollar prácticas más inclusivas. Es a través de esas experiencias
compartidas que los profesores pueden ayudarse entre sí para articular lo que
hacen actualmente y definir lo que les gustaría hacer. De esta forma, se desarrolla
un lenguaje de práctica con el que los compañeros pueden hablar entre ellos sobre
aspectos detallados de su práctica. Sin ese lenguaje, los profesores tienen
dificultades para experimentar con nuevas posibilidades.
Esto plantea interrogantes sobre la mejor forma de hacer que esto suceda. Aquí,
un enfoque útil es el del estudio de lecciones, un procedimiento sistemático para el
desarrollo de la enseñanza que está bien establecido en Japón y algunos otros
países asiáticos. El objetivo del estudio de las lecciones es mejorar la efectividad
de las experiencias que los maestros brindan a todos sus estudiantes. Implica un
proceso colaborativo de aprendizaje profesional llevado a cabo por un pequeño
grupo de profesores, generalmente tríos, que se centra en una lección en
particular. Se denominan lecciones de investigación y se utilizan para examinar la
capacidad de respuesta de los estudiantes a las actividades planificadas. Los
miembros del grupo trabajan juntos para diseñar el plan de la lección, que luego
es implementado por cada maestro por turno, con sus colegas observando cómo
responden los estudiantes. Se organizan reuniones posteriores a la lección para
facilitar la mejora de la lección de investigación entre cada ensayo.
El estudio de la lección se puede realizar de muchas formas. Puede, por ejemplo,
involucrar a un pequeño grupo de profesores voluntarios, o llevarse a cabo a
través de grupos departamentales o de intereses especiales. También puede
ocurrir en todas las escuelas y luego es parte de una red más amplia y
administrada de maestros que trabajan juntos. La recopilación de pruebas es un
factor clave en el enfoque de estudio de lecciones. Por lo general, esto implica la
observación de las respuestas de los estudiantes. También se hace hincapié en
escuchar las opiniones de los estudiantes de una manera que tiende a fomentar el
cuestionamiento y la creatividad dentro de las discusiones que tienen lugar.
Cuando las escuelas logran avanzar en una dirección más inclusiva, generalmente
existe un grado de consenso entre los adultos en torno a los valores de respeto
por la diferencia y el compromiso de ofrecer a todos los estudiantes acceso a
oportunidades de aprendizaje.Si bien es poco probable que este consenso sea
total, es indicativo del crecimiento de una cultura de inclusión. Además, es
probable que haya un alto nivel de colaboración del personal y resolución conjunta
de problemas, y valores y compromisos similares pueden extenderse al cuerpo
estudiantil, y entre las familias y otras partes interesadas de la comunidad
asociadas con la escuela. También es probable que estas escuelas se caractericen
por formas de organización (como el apoyo especializado que se brinda dentro del
aula ordinaria, en lugar de retirarse) y prácticas que podrían considerarse
participativas por definición (como el trabajo cooperativo en grupo).
Todo esto significa que las estructuras jerárquicas tradicionales son reemplazadas
por una comunidad escolar que se caracteriza por valores y esperanzas acordadas,
de modo que muchas de las funciones de control asociadas con las formas
tradicionales de liderazgo escolar se vuelven menos importantes o incluso
contraproducentes.Esto requiere nuevas ideas y prácticas entre los miembros
superiores del personal. Para fomentar el movimiento en una dirección inclusiva,
deben: desafiar el status quo de los enfoques tradicionales de la
enseñanza; inspirar una clara visión mutua de lo que la escuela debería y podría
ser; predicar con el ejemplo, utilizando procedimientos cooperativos y asumiendo
riesgos; y alentar a los miembros del personal a perseverar y seguir esforzándose
por mejorar su experiencia. También deben poner un fuerte énfasis en la
construcción de equipos cooperativos y el uso de la indagación para estimular la
experimentación con nuevas formas de trabajo. Además, es importante que
establezcan relaciones estrechas con socios más allá de la puerta de la escuela,
sobre la base de un compromiso compartido con los valores inclusivos.
2. Aprendizaje colaborativo
3. Atención a la diversidad
a.- Los profesores han de conocer bien las posibilidades de aprendizaje de todos
los alumnos, los factores que facilitan el mismo y sus necesidades educativas
más específicas. Sólo a través de este conocimiento se podrán ajustar las
ayudas pedagógicas al proceso de construcción personal de cada alumno.
Conocer bien a los alumnos implica una intensa interacción y comunicación con
ellos, una observación constante de sus procesos de aprendizaje y una revisión
de la respuesta educativa que se les ofrece. Este conocimiento es un proceso
continuo que no se agota en el momento inicial de elaborar la programación
anual. Cada vez que se inicia un nuevo proceso de aprendizaje, a través de las
diferentes unidades didácticas, es fundamental explorar los conocimientos
ideas y experiencias previas de los alumnos acerca de los nuevos contenidos, y
durante el proceso mismo observar cómo progresan para proporcionarles las
ayudas necesarias.
c.- Organizar las experiencias de aprendizaje de forma que todos los alumnos
participen y progresen en función de sus posibilidades. Se trata de que
aquellos que tienen objetivos o contenidos distintos a los del grupo de
referencia, no trabajen en paralelo, sino que participen lo máximo posible en
las actividades del aula. Existen diversos medios para lograr este propósito:
Resolver problemas.
Comportarse de acuerdo a los valores y normas que rigen las relaciones entre
personas valorando su importancia.
Adecuar los objetivos e intereses propios a los del resto del grupo.
Tipo
Grupos heterogéneos
Grupos homogéneos
Los más capaces de dar ayuda
Número de miembros
Disposición en el aula
El rol del docente y su relación con los alumnos/as es uno de los aspectos más
importantes en cualquier intercambio de conocimiento. De la misma forma, los
entornos de aprendizaje colaborativo y cooperativo han sido una buena tabla de
experimentación, cuestionamiento e investigación para transgredir una visión
tradicionalista.
Gestionar sensibilidades
Proporcionar recursos
O actuar como mediador temporal compartido entre otras muchas
funciones.
La pregunta que dió origen a una investigación y de las conclusiones emergen
seis cuestiones en relación a los profesores estudiados y de las que vamos a
extraer los aspectos más oportunos en relación con la presente investigación. Bain
(2007) aporta las siguientes conclusiones:
Sobre qué saben y entienden los mejores profesores se concluye que,
aunque todos controlan su materia de una manera óptima la diferencia
reside en que los profesores que marcan la diferencia conciben que el
aprendizaje pasa por generar por parte del alumno su propio
conocimiento y que no sea un proceso de mera transmisión
unidireccional del mismo. De igual forma que asumen el aprendizaje con
la idea de que sea duradero en el tiempo y significativo en la manera que
los alumnos piensan y sienten.
Sobre cómo preparan su experiencia docente, los profesores que
destacan por su labor se hacen preguntas más allá de las reducidas a
aspectos relacionados con el número de alumnos que tendré o qué método
para evaluarles voy a utilizar. Los sujetos de investigación aportan una
perspectiva más rica y completa comenzando siempre por los
objetivos de los alumnos.
Sobre qué esperan de sus estudiantes, hay un hecho incontestable y es
que siempre esperan más, pero lo logran evitando «objetivos que estén
ligados arbitrariamente al curso y favorecen los que ponen de manifiesto la
forma de razonar y de actuar que se espera en la vida diaria» (p. 11).
Sobre que hacen cuando enseñan, si bien los métodos varían, los
mejores profesores a menudo intentan crear lo que acabamos
denominando un «entorno para el aprendizaje crítico natural». En ese
entorno, las personas aprenden enfrentándose a problemas importantes,
atractivos o intrigantes, a tareas auténticas que le plantearán un desafío a
la hora de tratar con ideas nuevas, recapacitar sus supuestos y examinar
sus modelos mentales de la realidad. Son condiciones exigentes pero
útiles, en las que los estudiantes experimentan una sensación de control
sobre su propia educación; trabajan en colaboración con otros; creen
que su trabajo será considerado imparcial y honestamente; y prueban,
yerran y se realimentan gracias a estudiantes con más experiencia,
antes e independientemente de que medie cualquier juicio que intente
calificar su intento (pp. 11-12). Sobre el trato a los estudiantes, tienden a
ser afectivos y comparten sus experiencias de una forma más
horizontal, honesta y aplicada a la vida diaria.
Sobre cómo comprueban su progreso y lo evalúan, los profesores
estudiados aunque utilizan diferentes métodos el denominador común es la
conciencia de que evaluando a sus alumnos se están evaluando a sí
mismos y que ello hace que afronten este proceso evitando juzgar de
forma arbitraria. Es por ello que utilizan formas basadas en los aprendizajes
básicos.
Nos advierte que esos profesores paradigmáticos de la buena docencia del
estudio fallan y comenten errores, no siempre tienen la capacidad para
poder llevar al punto óptimo. Lo que les hace “mejores” es la capacidad de
superación y adaptación de aprendizaje después del error, asumiendo su
responsabilidad y compromiso con la comunidad a la que pertenece más allá
del éxito individual que pueda acontecer, donde su la auto-percepción está
asociada a personas que tratan de contribuir a la construcción de entornos más
sostenibles de aprendizaje. En definitiva, el rol de profesor que genera y media en
el proceso de intercambio de conocimiento debe asumir su posición y «ajustar
cada idea a lo que son y lo que enseñan» (Bain, 2007, p. 13).