EL EspíRITU SANTO y MARíA
EL EspíRITU SANTO y MARíA
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EN EL MISTERIO DE LA ANUNCIACiÓN
1. E. TOURÓN habla del influjo que las intuiciones pneumatológicas del Conci-
lio sobre María han tenido en la renovación conciliar: La mariología veinticinco
años después del Concilio, Verdad y Vida 48 (1990) 354. Se trata de una visión más
realista que la de quienes pensaban que el Concilio carecía incluso de una pneuma-
tología.
2. Cfr. AAS 66 (1974) 113-168.
3. Marialis cultus, n. 27. Como es sabido, H. MÜHLEN, en su obra Una Mystica
Persona, 2" ed., Schoning, München 1967, avanzaba la idea de que el culto mariano
hubiese catalizado a lo largo de los siglos lo que en realidad hubiera debido ser ma-
nifestación de la devoción de la Iglesia hacia el Espíritu Santo. La repulsa de esta
tesis, con independencia de la necesidad de dar un mayor énfasis y profundizar en
el estudio de la persona y obra del Espíritu Santo en el culto mariano, resulta más
evidente aún en la Carta al Cardo L. J. SUENENS, de 13-V-75: cfr. AAS 67 (1975)
354-359.
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1. Perspectiva bíblica
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19. Cfr. S. DE FlORES, Maria nella teologia contemporanea, 2 a ed., Ed. Centro
di Cultura Mariana «Mater Ecclesia», Roma 1987, p. 256.
20. Cfr. E. TONIOLO, Maria e lo Spirito Santo nella riflessione patristica, La Ma-
donna 20 (1972) 31 ss.
21. Cfr. Summa Theologiae, I1I, q. 32, a. 1 c.
22. Cfr. S. DE FlORES, Maria nella teologia... , cit., p. 256.
23. G. ROSCHINI, op. cit., vol. ll, p. 138.
24. Cfr. H . M. MANTEAU-BONAMY, Et la Vierge confut du Saint-Esprit, Etudes
Mariales 27 (1970) 7.
25. Cfr. D. BERTETTO, L'azione propria... , cit., p. 439.
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26. Cfr. A. AMATO, Lo Spirito Santo e Maria ... , cit., p. 37. En la misma línea
se mueve M . CARLI, Lo Spirito Santo e Maria nel pensiero di Paolo VI e del Conci·
lio Vaticano Il, Divinitas 20 (1976) 35-53.
27. G. ROSCHINI, 11 Tuttosanto ... , cit., voL 2°, p. 137.
28. D. BERTETTO, L'azione propria... , cit., pp. 439-440.
29. Cfr. ibid, p. 434.
30. Ibid., p. 443 .
31. Cfr. también sobre este tema, D. BERTETTO, La sinergia dello Spirito Santo
con Maria: approfondimenti teologici, en AA. VV., Maria e lo Spirito Santo... , cit.,
pp. 292-298.
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39. J. L. SUENENS, Lo Spirito Santo nostra speranza. Nuoz.'a Penteeoste?, 4' ed.,
Paoline, Alba 1976, p. 189.
40. E. TONIOLO, Maria e lo Spirito Santo ... , cit., p. 41.
41. Cfr. Et la Vierge... , cit., p. 14.
42. Cfr. J. L. SUENENS, op. cit., p. 189.
43. Cfr. A. SERRA, Aspetti mariologici della pneumatologia di Le 1, 35, en AA.
VV., Maria e lo Spirito Santo (Atti del 4° Simposio Mariologieo l nternazionale, Roma
1982), Marianum - EDB, Roma - Bologna 1984, pp. 171 Y 181.
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lieve por X. Pikaza, para quien «la presencia del Espíritu en María implica
una serie de rasgos de diálogo interpersonal y libertad, de llamada y res-
puesta (... ) El Espíritu aparece ante María como el poder de Dios que se
actualiza en forma de diálogo, y a partir de la Anunciación la realidad del
Espíritu de Dios como poder de creación y presencia salvadora en el pue-
blo de Israel no puede separarse de la actitud y de la persona de
María» 44.
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55. A. AMATO, Lo Spirito Santo e Maria ... , cit., p. 31. Cfr. también M. GARRI·
DO NONAÑO, El Espíritu Santo y Mana en el Vaticano 11, Ephemerides Mariologi-
cae 28 (1978) 205-208.
56. Cfr. K. STOCK, Lo Spirito Santo su Maria, Parola, Spirito eVita 4 (1981)
88-98.
57. Cfr. A. MARTINELLI, La Vergine Maria... , cit., p. 40.
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Del Concilio puede resaltarse que en las tres primeras redacciones del
esquema mariano presentadas por la correspondiente subcomisión de la
Comisión Teológica preparatoria, se llamaba a María esposa del Espíritu
Santo, título que indicaba la relación singular de María con el Paráclito y
cuyo fundamento era la Encarnación. En el cuarto esquema se realiza el
cambio de denominación, de esposa a sagrario del Espíritu Santo, por con-
siderar el primero ambiguo y expuesto a desviaciones, aunque continuó
con la misma justificación que la empleada para el título de esposa.
El tercer esquema había sido enviado a todos los miembros de la Co-
misión, incluso a aquellos que residían fuera de Roma, para poder ser estu-
diado en la siguiente sesión plenaria. Las observaciones fueron innumera-
62. Cfr., vgr., A. GORRINO, Maria santtsstma Madre di Dio e madre nostra.
Grandezze, privilegi, uffici. Note critiche di teologia, SEI, Torino 1938, pp. 80 ss.;
B. H. MERKELBACH, Mariologia. Tractatus de &atissima Virgine Maria Matre Dei
atque Deum inter et homines Mediatrice, Desclee, Paris 1939, p. 6l.
63. Cfr. J. B. TERRIEN, La Mere de Dieu et la mere des hommes. D'apres les Peres
et la théologie, 1: La Mere de Dieu, Lethielleux, Paris 1900, pp. 202-203.
64. Sistemático y de parecer negativo es el estudio de 1. BENGOECHEA, María,
¿esposa o sagrario del Espíritu Santo?, Ephemerides Mariologicae 28 (1978) 339·35l.
Cfr. también E. TONIOLO, Maria e lo Spirito Santo... , cit., p. 36 Y J. M. Alonso,
voz Trinita, en AA. VV., Nuovo Dizionario di Mariologia, Paoline, Cinisello-
Balsamo 1986, p. 1416.
65. Cfr. J. LÉCUYER, Marie et l'Eglise comme Mere et Epouse du Christ, Etudes
Mariales 10 (1952) 23-41; J. GALOT, Maria, tipo e modelto delta Chiesa, en G. BA·
RAUNA, La Chiesa del Vaticano II Studi e commenti in tomo alfa costituzione dogo
matica «Lumen Gentium», Vallecchi, Firenze 1965, vol. 2°, p. 1160.
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bIes 66. Entre éstas, sólo tres se referían al título esposa del Espíritu Santo.
U na era de R. Laurentin, que pedía que se evitara el título por ser ambi-
guo, y afirmaba que si bien a veces éste se encuentra en la tradición, es
usado de modo impropio y no exclusivo, pues la Virgen era a veces llama-
da «Sponsa Patris» o «Sponsa Christi». Por otra parte, una constitución
dogmática debía limitarse a verdades ciertas y obvias, y abstenerse de las
aproximaciones de los devotos y poetas 67 • J. Salaverri recomendó cambiar
la expresión «sponsa Spiritus» por «sacrarium Spiritus Sancti» para evitar
que se piense en Cristo como hijo del Espíritu Sant0 68 • La tercera reserva
provenía de N. Garda Garcés, que afirmaba que palabras de ese género
eran dignas de veneración por la sola autoridad del Papa Pío IX. Sin em-
bargo, como las relaciones de la Beata Virgen con las Personas divinas unas
se predican propiamente y otras sólo por apropiación, quizá fueran menos
aptas para ser incluidas en el texto conciliar, al que se debía recomendar
precisión y propiedad 69. A pesar de que meses más tarde se pidió el cam-
bio en el Aula Conciliar, la decisión de la Comisión Teológica preparato-
na no sería modificada 70.
Después del Concilio, el título esposa del Espíritu Santo se encontró
frente a dos posicones diversas: una, que rechaza su validez en base a que
el Concilio no lo usó, antes bien lo habría rechazado prefiriendo el de «sa-
crarium Spiritus Sancti». Afirman que ambos títulos se excluyen 71. Otra,
66. Cfr. C. BALIC, La doctrine sur la Bienhereuse Vierge Marie Mere de l'Eglise,
et la constitution «Lumen Gentium» du Concile Vatican JJ, Divinitas 9 (1965) 466.
67. Que sepamos, este te6logo había tratado este argumento, antes del Concilio,
en Marie, l'Eglise et le Sacerdoce. Etude théologique, Nouvelles Editions Latines, Paris
1953, pp. 72 ss. y 152 ss.
68. Del P. SALAVERRI no he¡lOS podido encontrar escritos que pudieran aclarar
cuál era su postura al respecto antes del Concilio.
69. Llama un poco la atenci6n el contraste con lo que años antes había escrito
en Títulos y grandezas de María o explicación teológico-popular de los misterios y pre-
rrogativas de la celestial Señora, 2 a ed., Coculsa. Madrid 1952, pp. 120 ss. y p. 122,
nota 146. Por los mismos motivos -poner a un mismo nivel términos propios y
apropiados- tampoco será partidario de la nueva expresi6n utilizada, sagrario del
Espíritu Santo: Cfr. A. NIÑo PICADO, La intervención española en la elaboración
del capítulo VJII de la Constitución Lumen Gentium, Ephemerides Mariologicae 18
(1968) 137 Y 145.
70. Aparte de otras intervenciones, particularmente significativa fue la de Mons.
GROTTI: cfr. Acta Synodalia, vol ID, pars TI, p. 124. Ninguna de ella fue tenida en
cuenta.
71. Cfr. R. LAURENTIN; Esprit-Saint et théologie mariale, Nouvelle Revue Théo-
logique 99 (1967) 38-40; D. Fernández, La acción del Espíritu Santo y María en la
historia de la salvación (MC 26-27), Estudios Marianos 43 (1978) 211.
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72. Cfr. J. GALOT, La Vergine Maria e lo Spirito Santo, La Civilt?i Cattolica 140
(1989-1II) 219; O . DOMÍNGUEZ, La acción común del Espíritu Santo y María en la
obra de santificación y en la vida de la Iglesia, Ephemerides Mariologicae 28 (1978)
216; F. OCÁRIZ, María y la Trinidad, Scripta Theologica 20 (1988) 786.
73. S. DE FlORES, Maria nel mistero di Cristo e del/a Chiesa. Commento al capi·
tolo mariano del Concilio Vaticano 11, 3 a ed., Monfortane, Roma 1984, p. 91, nota
16.
74. Cfr. AAS 66 (1974) 137 ss. Cfr. J, M. SALGADO, Les appropriations trinitai·
fes et la théologie mariale, Marianum 49 (1987) 432.
75. Cfr. AAS 67 (1975) 355-356.
76. Cfr. AAS 79 (1987) 395.
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