El documento discute diferentes formas de referirse a Dios. Menciona que aunque Dios es un misterio, las Sagradas Escrituras usan nombres como Elohim, Adonai o el Santo de Israel para representar sus atributos. También explica que los cristianos se refieren a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo para capturar su naturaleza trinitaria. Finalmente, la opinión personal es que Dios no puede atribuirse un nombre en particular debido a que perdería su esencia divina, aunque los nombres
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El documento discute diferentes formas de referirse a Dios. Menciona que aunque Dios es un misterio, las Sagradas Escrituras usan nombres como Elohim, Adonai o el Santo de Israel para representar sus atributos. También explica que los cristianos se refieren a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo para capturar su naturaleza trinitaria. Finalmente, la opinión personal es que Dios no puede atribuirse un nombre en particular debido a que perdería su esencia divina, aunque los nombres
El documento discute diferentes formas de referirse a Dios. Menciona que aunque Dios es un misterio, las Sagradas Escrituras usan nombres como Elohim, Adonai o el Santo de Israel para representar sus atributos. También explica que los cristianos se refieren a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo para capturar su naturaleza trinitaria. Finalmente, la opinión personal es que Dios no puede atribuirse un nombre en particular debido a que perdería su esencia divina, aunque los nombres
El documento discute diferentes formas de referirse a Dios. Menciona que aunque Dios es un misterio, las Sagradas Escrituras usan nombres como Elohim, Adonai o el Santo de Israel para representar sus atributos. También explica que los cristianos se refieren a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo para capturar su naturaleza trinitaria. Finalmente, la opinión personal es que Dios no puede atribuirse un nombre en particular debido a que perdería su esencia divina, aunque los nombres
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Nombre: Luis Fernando Rodríguez Laínez Asignatura: Dios Uno y Trino Catedrático: P.
Pablo Múnera
Síntesis (#3) del artículo ¿Qué palabra para referirse a Dios?
1. ¿Se puede nombrar a Dios? Entremos en este problema, evocando los nombres comunes que designan los atributos de Dios, sus cualidades, como la sabiduría, la bondad, etc. El misterio de Dios provoca en nosotros un vértigo y a algunos las ha fascinado hasta el punto de que lo han convertido en un Absoluto radicalmente separado en incognoscible. Tres complementos para nombrar a Dios, según Santo Timas de Aquino: El primero es una repetición que resulta necesaria: en esta perspectiva de una teología Natural teísta las perfecciones son sacadas de las criaturas y atribuidas a Dios; el segundo complemento concierne a las teologías cristianas orientales a partir del siglo IV y sobre todo durante el siglo V. Dios, en occidente es conocido como Ser allí, en Oriente como el Uno más allá del Ser. Tercero solo las perfecciones puras, susceptibles de ser pensadas conceptualmente la bondad, la verdad puede convertirse en atributos divinos. 2. El nombre propio de Dios En el AT se habla con frecuencia del nombre de Dios, pero eso significa otra cosa. Igual que la Santidad de Dios designa, a la vez, su trascendencia y su plenitud de vida; igual que su Gloria significa su peso ontológico, su nombre evoca a su propia persona en tanto que es conocida: su Nombre es amado, alabado, santificado, a veces se dice temible y eterno. Cuasi-nombre propios: Yahveh, Elohim, Adonai o el Santo de Israel. Los cristianos le dan un nombre propio: Padre. También se le da un atributo que adquiere un gran valor: Dios es Amor. 3. Los tres nombres Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. La conjunción de la manifestación intensa y del misterio, leída en interior de la experiencia cristiana, ha podido ser lo que ha conducido a utilizar un vocabulario con tres termino diferentes para hablar de Dios. Las formulas ternarias son antiguas y numerosos en el NT. Su prototipo es este: La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esten con todos vosotros (2Cor 13, 13). 4. Hacia Dios a través de la experiencia del mal El mal no es ante todo un problema, sino una experiencia, para uno mismo o para los seres cuyo sufrimiento siente uno como propio. ¿Por qué el mal? No existe una posible respuesta, el mal no tiene ni puede llegar a tener sentido alguno, que es escandaloso para el hombre y convierte al mundo en absurdo. 5. Hacia Dios a través de la misma muerte La experiencia del exceso del mal, unida a una aspiración a la justicia, conduce, al margen de toda búsqueda de explicación o de compensación, a volverse hacia Dios preguntándole si la muerte es la ultima palabra. La experiencia espiritual de un estar en presencia de Dios en la confianza y el amor, feliz pero incoativo y totalmente en claroscuro, hace nacer el deseo de un encuentro a cara descubierta. Nombre: Luis Fernando Rodríguez Laínez Asignatura: Dios Uno y Trino Catedrático: P. Pablo Múnera
6. Opinión Personal
Dios es un misterio, el cual no se le puede atribuir un nombre particular, ya que si se le da un
nombre dejaría de ser lo que es en sí, en otras palabras, perdería su esencia (su divinidad). El nombre de Dios es impronunciable, el no necesita un nombre para que se le distinga, ya que el es el eterno presente, el Dios único y vivo que a lo largo de la historia ha venido actuando en la vida de los seres humanos. Sin embargo, encontramos en las Sagrada Escritura nombres simbólicos de Dios, que brindan una cualidad o atributos sobre el Ser de Dios. Por ejemplo: Elohim, Adonai o el Santo de Israel.