La Confusión de Babel Situación Del Psicoanálisis en El Año 2000
La Confusión de Babel Situación Del Psicoanálisis en El Año 2000
La Confusión de Babel Situación Del Psicoanálisis en El Año 2000
Marcelo Pasternac
Por eso sostengo que estamos en la época del máximo desastre. Pero a
diferencia de la creciente y falseada influencia ideológica en la c ultura
que culminó en los últimos cincuenta años, lo que designo como el
máximo desastre clínico ha estado siempre allí, a mi juicio, y al mismo
nivel. Hay muy poco psicoanálisis tanto en la realidad clínica de nuestros
días como en la del pasado. La dif erencia consiste en que ahora no
tenemos las coartadas de los fundadores y de las primeras generaciones
que trabajaban con frescura en la frontera del conocimiento analítico. La
impregnación que mencioné afectó siempre la relación entre la empresa
poco menos que absurda (para el sentido común) de la exploración del
deseo (y ahora podemos decir también -en la terminología lacaniana- del
goce) que perturba el mundo de las necesidades y de las conveniencias
así como la irremediable necesidad de sobrevivir, de disfrutar de los
bienes y del bien. En suma, se trata de la constante discordancia en esta
experiencia entre un objetivo psicoanalítico y la dimensión
psicoterapéutica que lo acompaña y que introduce un constante
malentendido en la relación con la medicina y con las concepciones
sobre la salud y la enfermedad. Y hago constar que no considero para
nada despreciable el logro de una añadidura de bienestar, posible como
consecuencia del tratamiento analítico, pero que se da, como acabo de
expresar, como un suplemento y que, además, cuando se busca como
objetivo principal (del lado del analista, porque es lógico, en cambio, que
el analizante comience ingenuamente por ahí) no produce habitualmente
ni análisis ni resultado terapéutico. En otros términos, cuando hay
análisis puede haber un agregado de terapéutica, cuando se buscan
fines terapéuticos, se pierde todo, no hay ninguno de los dos, ni análisis
ni "curación". Como en la expresión de Lacan: en la alternativa del
ladrón, ¡la bolsa o la vida!, si se elige la b olsa se pierden las dos. El
análisis no es una curación sino una cura, o sea etimológicamente, un
cuidado de la especificidad de esta experiencia... ¿cómo hacerlo aceptar
frente a una demanda social explícita de calmar los malestares, demanda
a la que no interesa abordar las redes determinantes de ese sufrir y que
encuentra una encarnación ingenua (de esa exigencia de la sociedad) en
los mismos protagonistas individuales que con toda legitimidad buscan
una mejoría para sus sufrimientos, y que la esperan de un modo rápido,
barato y fácil?. Se necesitan muchos fracasos en esos intentos, o una
lucidez excepcional, para que alguien se proponga la empresa de
enfrentar un largo rodeo por la exploración de su subjetividad hasta
lograr que en la dimensión del "yo" r eciba los beneficios de la tarea
realizada... En este sentido, para retomar la expresión de Freud, el
porvenir de las ilusiones tiene el futuro asegurado... salvo para una
minoría que no me atrevo a llamar privilegiada la cual, además, recorrerá
el laberinto de las ofertas hasta encontrar, quizás, algún personaje que
sostenga auténticamente la posición del analista. Porque, y con esto
culmino esta introducción que hace al mismo tiempo las veces de una
conclusión, del lado del supuesto analista también puede jugar la ilusión
de la que he hablado y entonces recaerá en la tentadora función de su
personaje oficial, y será, como dice el tango, "bueno, consecuente y ...
habrá querido" el bien de su paciente, quien a la vez habrá perdido su
condición de analizante. .. y así el mundo de las buenas intenciones
habrá empedrado, como anuncia el adagio, el camino al infierno.
Ahora podemos continuar, esta vez con el detalle de lo que sugiere esta
frase:
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Por otra parte, Lacan juega con su propio título y propone como una
variante aplastarlo en una síncopa que lo transformaría en "
[del psicoanálisis y formación] psicoanalista en 1956". Y esto nos
propone otra veta que podemos explorar: la situación del psic oanalista
en el año 2000.
Situación
?
? ? en el año 2000
del analista en el año 2000
Situación del ?
? en el año 2000
Entonces, tenemos por un lado tres proyectos claros con sus difer entes
órdenes de heterogeneidad entre sí y en su propio interior. Veamos qué
lugar tiene en la sociedad lo que circula con el nombre de psicoanálisis y
luego observaremos más de cerca qué ocurre con los que están en
búsquedas orientadas por la ilusión de una organización de
yuxtaposiciones "democráticas" que les permitan convivir sin elaborar
una concepción coherente.
1.
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3.
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%#$"&, por su parte,
experimentó hace poco su primera gran escisión. Apareció un segundo
gallo en el gallinero o, si se quiere, una nueva abeja reina que emigró
con su cortejo de obreras a formar otro enjambre y otra colmena que se
halla en construcción (los ? de Colette Soler). El grueso de la
colmena anterior se mantuvo junto a su jefe, Jacques -Alain Miller, un
gran empresario del psicoanálisis que tiene la herencia oficial de los
bienes de su suegro. Su lucidez le ha hecho vi slumbrar que conviene
ampliar su horizonte convocando a la "reunificación" del psicoanálisis.
Los 3 ?
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? ?. , por su parte, ya se realizaron y tuvieron lugar y
momento en París en julio 2000, con gran acumulación de asistentes,
más de mil [9] . Con ello muestran, en acto, la gran necesidad que tienen
los que habitan este ambiente de encontrarse y compartir sus
experiencias. Cosa que se puede comprender, pero exige precisar que,
más allá de la yuxtaposición de experiencias, se trata de una
ideologización extrema de las preocupaciones del análisis. He dicho más
arriba que hay en estos encuentros una carencia de una suficiente
coherencia de estilo y doctrina que les permita salir de una l ógica
puramente asociativa. Esto debería matizarse en este caso: aquí existe
efectivamente un proyecto bastante definido, aunque no se trate de un
proyecto precisamente psicoanalítico.