Santa María Batha

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NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN DE SANTA MARÍA BATHA, herencia otomí de Tezontepec

Al norte de la cabecera municipal de Tezontepec de Aldama, siguiendo el camino que lleva al pueblo de Tuni en
el vecino municipio de Chilcuautla se encuentra una legendaria comunidad la cual se considera la puerta de
entrada y salida de Tezontepec por los rumbos de Mixquiahuala. Su nombre aún nos recuerda la herencia de su
pasado otomí además de que existe en esta localidad un mosaico grandioso de tradiciones, fiestas e historias
que nos invitan a conocer su pasado, se trata de Santa María de la Asunción Batha.

Se localiza al noreste de Tezontepec de Aldama, por su ubicación pareciera que está más cerca de Mixquiahuala
o de Chilcuautla pero esta comunidad es parte fundamental del eslabón que une la historia regional de
Tezontepec de Aldama. Los antecedentes de esta comunidad los encontramos con los antiguos indios otomíes
quienes en su lengua le llamaron “Batha” palabra que procede del término otomí ‘batha que significa “llanura”
aunque se dice que hubo una época en la cual se le conoció al pueblo con éste mismo nombre pero en lengua
náhuatl cuya palabra equivalente a Batha es “Ixtlahuaca”, sin embargo poco a poco fue cayendo en desuso hasta
que desapareció quedándose el pueblo con el nombre otomí.

Otras palabras en esta lengua están presentes en la comunidad como la zona que nombran “el Banthi” que
significa “hondo”, es muy posible que en el pasado debieran existir más lugares con nombres otomíes. El centro
del pueblo es modesto, a un costado de la capilla se levanta el jardín con su kiosco en medio, rodeado de otros
edificios modernos y antiguos, por ejemplo se encuentra la escuela primaria decorada con grandes murales que
narran la historia del pueblo, la biblioteca que todavía es de piedra, lodo y cal con decoración en tabique, incluye
una fecha registrada en el remate de una de sus puertas que indica el año de 1942. Santa María Batha es una de
las últimas localidades tezontepenses donde podemos encontrar expresiones geográficas pero sobre todo
religiosas donde se hacen presentes las costumbres del pueblo indígena otomí del Valle del Mezquital.

La evangelización de este pueblo correspondió a los frailes Franciscanos, los mismos que intervinieron en
Tezontepec, Atengo y Mixquiahuala, actualmente la capilla es administrada por la parroquia de Tuni en
Chilcuautla. El templo no es muy grande pero sin lugar a dudas es una hermosa construcción que representa el
arte indígena sencillo, modesto pero sublime pues fueron manos otomíes las que levantaron los gruesos muros
de piedra negra y tezontle que le dieron forma al templo que en la actualidad podemos ver. No se cuenta con
registros de su fundación sin embargo, la arquitectura presente en el edificio nos remonta hasta el lejano siglo
XVI pero la consolidación del templo debió suceder en el siglo XVII.

El inmueble ha sido remodelado en diversas ocasiones, aún se recuerda cómo fue visto por los antepasados, la
capilla se compone de una sola nave cubierta con una bóveda de cañón y una cúpula con linternilla a la altura
del presbiterio, del lado derecho se levanta el campanario que consiste en una pequeña torre cuadrangular con
vanos donde cuelgan las campanas en vigas de madera muy fuerte pues procede desde tiempos de la propia
construcción de la torrecilla. La fachada cuenta con pilastras, jambas y arquivolta muy sencillas que parecieran
ser de piedra, la ventana con forma circular del coro ornamentada con grecas florales y dos relieves en sus
costados que semejan rudimentarios querubines.

El interior contó en su momento con pinturas murales que decoraban la bóveda, se recuerda que existían dos
medallones adornados con camaleones y un corazón en el centro, lamentablemente fueron borradas en una
inafortunada remodelación a la pintura interior de la capilla. También tuvo dos altares laterales, un púlpito
virreinal de mampostería y un barandal de madera en el presbiterio ninguno de los cuales existe ya, pero el coro
se encuentra intacto, construido con madera de ahuehuete, sostenido por una gruesa viga del mismo material
que atraviesa la capilla de pared a pared. Anexa al templo se encuentra la antigua sacristía y una capilla más que
se ocupa como bodega, aunque en el pasado había allí un cuarto más que funcionó como cárcel, ambas
edificaciones con sus gruesos muros y bóveda de cañón.

En el altar mayor también remodelado luce la hermosa escultura de la Virgen María que recuerda el misterio de
su Asunción a los Cielos, la imagen por sus características iconográficas procede de principios del siglo XVII, pero
en Santa María se tiene presente una leyenda la cual nos dice que fue encontrada por los indios en el llano del
batha quienes de inmediato la protegieron en sus hogares y posteriormente le construyeron su templo para
honrarla allí. La pequeña escultura es de madera policromada, majestuosamente sobredorada con lámina de
oro, es una de las más hermosas esculturas de la Virgen María en la región, mira al cielo, está coronada con una
real corona de oro, su cabello es natural, sus ropajes dan la impresión de ser movidos por el viento sobre los
cuales hay diferentes motivos florales dibujados con el oro y la pintura. A sus pies una media luna y una nube de
donde se asoman algunos querubines le sirven como base, los cuales a su vez se encuentran sobre una elegante
peana barroca de madera dorada.

Durante años se tuvo la costumbre de vestir con mantos y túnicas de telas a la imagen pero con el tiempo se fue
deteriorando hasta que tuvieron la acertada decisión de mandarla restaurar en el año de 1996, pero para ello
buscaron a un experto con años de experiencia y todos los conocimientos del arte colonial, su nombre fue Jorge
Martínez Olvera procedente de México DF.

Junto con la Virgen de la Asunción otras imágenes novohispanas se unen a conformar el legado artístico de la
capilla de Santa María entre ellos una estatua de San José que luce muy semejante a la Virgen, dos Cristos del
siglo XVII, una pequeña estatua de Santiago Apóstol en su caballo, una miniatura en madera de Santa Ana que
pareciera ser formó parte de un retablo, un enorme cuadro en relieve de la Santísima Trinidad y cuatro pinturas
al óleo de los siglos XVII y XVIII que representan por ejemplo a la Inmaculada Concepción coronada por la
Santísima Trinidad y rodeada de símbolos de las letanías lauretanas; un devocionario con diferentes pinturas de
Santos y advocaciones de la Virgen y el caso muy especial de una pintura de la Virgen de las Mercedes
procedente de Quito, Ecuador el cual es un misterio cómo fue que llegó a Santa María Bathá.

La fiesta patronal es el día 15 de agosto cuando la Iglesia Católica conmemora la Asunción de la Santísima Virgen
María a los Cielos, sin embargo en santa María Batha los festejos dan inicio el día 8 de agosto y finalizan el día 8
de septiembre día de la Natividad de la Virgen María. Una tradición profundamente arraigada es la de las
“mañanitas” que se conmemoran a las 5 de la mañana del 15 de agosto para lo cual se buscan los mejores
mariachis de la región entre ellos el famoso “Águilas de Oro” de Tezontepec, los señores Armando Martínez
Alamilla y Diego Lugo Pineda llevan ya 42 años ininterrumpidos de organizar este festejo para la Virgen el cual es
concurrido por gran parte de la población.

Otra tradición presente en la fiesta de la Asunción es el ofrecimiento de los estandartes florales por parte de los
Mayordomos, estos estandartes se elaboran con diferentes flores naturales hermosamente arregladas para
formar los más variados motivos, las bases de los estandartes son de forma romboide, circular o cuadrado, se
colocan en lo alto de un mástil de madera y se le llevan como ofrenda a la Virgen en su día.

Durante la feria se hacen diferentes eventos donde los organizadores ponen a volar toda su imaginación,
algunos de los más recordados han sido la carrera de gatos, el tiro al guajolote o al gallo, la mojiganga donde
desfilan los jóvenes vestidos como todas unas mujeres de la vida galante, los castillos pirotécnicos, las danzas de
concheros para la Virgen y su procesión por prácticamente todas las calles de su pueblo algunas de las cuales la
reciben con hermosos tapetes de aserrín pintado.
Existe una pequeña imagen réplica de la Virgen del altar pero mucho más pequeña, la cual es conocida como “la
Virgen peregrina” que recorre los hogares de los fieles durante el novenario que se efectúa del 6 al 14 de agosto.
Otras tradiciones presentes en el pueblo son las fiestas guadalupanas para lo cual hacen nuevamente un
novenario, las posadas en las calles que incluyen el arrullo del Niño aunque reconocen que la tradición de
navidad ha perdido muchas expresiones culturales que en el pasado se hacían en este día, la Semana Santa se
conmemora con un Viacrucis y la despedía del año viejo, esta ultima tradición es muy curiosa pues para ella se
disfrazan doce señores de “viejitos” quienes representan los doce meces que ya se van, ellos bailan y desfilan en
un lugar llamado “El Calvario” donde antiguamente hubo un basamento con su cruz en lo alto muy semejante al
que todavía existe frente a la capilla; después del desfile de los viejitos despiden al año viejo con una gran
cohetería, que anuncia también la llegada del año nuevo para lo cual entra un pequeño niño portando un letrero
que da la bienvenida al año.

Se recuerda que en épocas pasadas además del calvario que aún existe frente a la capilla había cuatro más que
eran llamados por la gente como las “estaciones”, en Santa María se celebraba con gran devoción el Quinto
Viernes de Cuaresma, sacaban del templo a un Cristo y lo llevaban en procesión pasando precisamente por cada
una de las estaciones que colocaban en esos monumentos de piedra con forma cuadrada los cuales remataban
con una cruz, pero con el tiempo esta tradición se perdió, hoy en día prácticamente nadie más que los abuelos
recuerdan los últimos años de la celebración del Quinto Viernes.

Santa María Batha representa para Tezontepec el reflejo de un pueblo orgulloso de su historia, sus
monumentos, sus fiestas y de su vida provinciana, en Santa María se respira tranquilidad, naturaleza y tradición,
admirable resulta el respeto que tienen por su celebraciones religiosas y esa devoción de todavía los une en
torno a la fiesta de la Virgen de la Asunción en esta época donde la juventud y la sociedad en general se han
vuelto materialistas, vanas y se han olvidado de sus raíces culturales. El templo y la fiesta de Santa María Batha
son parte invaluable del patrimonio cultural de Tezontepec de Aldama, todos los que habitamos el municipio en
cualquiera de sus comunidades somos tezontepenses y debemos reconocer, aprender e imitar los grandes
valores de respeto por nuestra cultura que manifiestan nuestros hermanos presentes en las diferentes
comunidades de Tezontepec como por ejemplo el pueblo de Santa María de la Asunción Batha.

ARTÍCULO.
Redacción: Darío Eduardo Ortiz Quijano
Fotografía: Eumir García Trejo

Agradecimientos especiales:
Sr. Armando Aristeo Martínez Alamilla
Sr. Álvaro Cruz Estrada

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