El Arte y La Dictadura Militar en La Argentina
El Arte y La Dictadura Militar en La Argentina
El Arte y La Dictadura Militar en La Argentina
En la Argentina, el 24 de marzo de 1976 un golpe militar derrocó al gobierno constitucional de la presidenta Isabel
Martínez de Perón. Ese mismo día asumió el gobierno una junta militar compuesta por un miembro de cada una de
las Fuerzas Armadas, al mando del general Jorge Rafael Videla (Ejército), Emilio Massera (Armada) y Orlando Agosti
(Fuerza Aérea).
El propósito del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional era terminar con la sociedad producto del
proceso de industrialización por sustitución de importaciones. Con ese propósito desarrolló una política económica
de desindustrialización del país y apertura de los mercados al exterior.
En el plano político se buscaba el desmantelamiento del Estado de Bienestar, es decir que se redujera su
participación y que al mismo tiempo ya no fuera responsable de garantizar derechos tales como el trabajo, la salud,
la vivienda, entre otros.
En el plano social, se procedió a un brutal disciplinamiento basado en el terrorismo como práctica estatal o Estado
terrorista a partir de la secuencia secuestro, tortura, desaparición y muerte de las personas llevada a cabo de
manera oculta y sistemática. De esa manera el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional organizó un
plan de exterminio masivo de miles de ciudadanas y ciudadanos opositores para establecer una política neoliberal.
La mayoría de las víctimas fueron trabajadoras y trabajadores, sindicalistas, docentes y militantes políticos.
Una vez que la ciudadana o el ciudadano era secuestrado de manera arbitraria en su hogar o en la calle, era llevado a
un centro clandestino de detención donde era privada o privado de todos sus derechos y garantías constitucionales y
torturada o torturado. Si la mujer estaba embarazada, generalmente daba a luz en los centros clandestinos en las
peores condiciones y sus hijas o hijos eran apropiados por los militares.
Algunos años después de finalizada la dictadura, el poeta Juan Gelman publicó el siguiente poema en prosa que
tomó la forma de una Carta Abierta donde denunciaba estas situaciones y buscaba el destino de su nieta.
Dentro de seis meses cumplirás 19 años. Habrás nacido algún día de octubre de 1976 en un campo de concentración.
Poco antes o poco después de tu nacimiento, el mismo mes y año, asesinaron a tu padre de un tiro en la nuca
disparado a menos de medio metro de distancia. Él estaba inerme y lo asesinó un comando militar, tal vez el mismo
que lo secuestró con tu madre el 24 de agosto en Buenos Aires y los llevó al campo de concentración Automotores
Orletti que funcionaba en pleno Floresta y los militares habían bautizado "el Jardín". Tu padre se llamaba Marcelo.
Tu madre, Claudia. Los dos tenían 20 años y vos, siete meses en el vientre materno cuando eso ocurrió. A ella la
trasladaron –y a vos con ella– cuando estuvo a punto de parir. Debe haber dado a luz solita, bajo la mirada de algún
médico cómplice de la dictadura militar. Te sacaron entonces de su lado y fuiste a parar –así era casi siempre– a
manos de una pareja estéril de marido militar o policía, o juez, o periodista amigo de policía o militar. Había
entonces una lista de espera siniestra para cada campo de concentración: Los anotados esperaban quedarse con el
hijo robado a las prisioneras que parían y, con alguna excepción, eran asesinadas inmediatamente después. Han
pasado 12 años desde que los militares dejaron el gobierno y nada se sabe de tu madre. En cambio, en un tambor de
grasa de 200 litros que los militares rellenaron con cemento y arena y arrojaron al Río San Fernando, se encontraron
los restos de tu padre 13 años después. Está enterrado en La Tablada. Al menos hay con él esa certeza.
Me resulta muy extraño hablarte de mis hijos como tus padres que no fueron. No sé si sos varón o mujer. Sé que
naciste. Me lo aseguró el padre Fiorello Cavalli, de la Secretaría de Estado del Vaticano, en febrero de 1978. Desde
entonces me pregunto cuál ha sido tu destino. Me asaltan ideas contrarias. Por un lado, siempre me repugna la
posibilidad de que llamaras "papá" a un militar o policía ladrón de vos, o a un amigo de los asesinos de tus padres.
Por otro lado, siempre quise que, cualquiera hubiese sido el hogar al fuiste a parar, te criaran y educaran bien y te
quisieran mucho. Sin embargo, nunca dejé de pensar que, aún así, algún agujero o falla tenía que haber en el amor
que te tuvieran, no tanto porque tus padres de hoy no son los biológicos –como se dice–, sino por el hecho de que
alguna conciencia tendrán ellos de tu historia y de cómo se apoderaron de tu historia y la falsificaron. Imagino que te
han mentido mucho.
También pensé todos estos años en qué hacer si te encontraba: si arrancarte del hogar que tenías o hablar con tus
padres adoptivos para establecer un acuerdo que me permitiera verte y acompañarte, siempre sobre la base de que
supieras vos quién eras y de dónde venías. El dilema se reiteraba cada vez –y fueron varias– que asomaba la
posibilidad de que las Abuelas de Plaza de Mayo te hubieran encontrado. Se reiteraba de manera diferente, según tu
edad en cada momento. Me preocupaba que fueras demasiado chico o chica –por ser suficientemente chico o chica–
para entender lo que había pasado. Para entender lo que había pasado. Para entender por qué no eran tus padres
los que creías tus padres y a lo mejor querías como a padres. Me preocupaba que padecieras así una doble herida,
una suerte de hachazo en el tejido de tu subjetividad en formación. Pero ahora sos grande. Podés enterarte de quién
sos y decidir después qué hacer con lo que fuiste. Ahí están las Abuelas y su banco de datos sanguíneos que
permiten determinar con precisión científica el origen de hijos de desaparecidos. Tu origen.
Ahora tenés casi la edad de tus padres cuando los mataron y pronto serás mayor que ellos. Ellos se quedaron en los
20 años para siempre. Soñaban mucho con vos y con un mundo más habitable para vos. Me gustaría hablarte de
ellos y que me hables de vos. Para reconocer en vos a mi hijo y para que reconozcas en mí lo que de tu padre tengo:
los dos somos huérfanos de él. Para reparar de algún modo ese corte brutal o silencio que en la carne de la familia
perpetró la dictadura militar. Para darte tu historia, no para apartarte de lo que no te quieras apartar. Ya sos grande,
dije.
Los sueños de Marcelo y Claudia no se han cumplido todavía. Menos vos, que naciste y estás quién sabe dónde ni
con quién. Tal vez tengas los ojos verdegrises de mi hijo o los ojos color castaño de su mujer, que poseían un brillo
especial y tierno y pícaro. Quién sabe cómo serás si sos varón. Quién sabe cómo serás si sos mujer. A lo mejor podés
salir de ese misterio para entrar en otro: el del encuentro con un abuelo que te espera.
Juan Gelman. Carta publicada por primera vez en el diario Página 12, el 12 de abril 1995.
a. Describí cuáles fueron los mecanismos implementados por la Junta Militar a cargo del gobierno a partir del
golpe militar del 24 de marzo de 1976.
Finalmente, el 31 de marzo de 2000, Juan Gelman encontró a su nieta. Se llama Macarena. Investigá en libros de
Historia o consultando a docentes, profesoras, profesores y compañeras y compañeros cómo fue el
encuentro entre ambos y realizá un breve informe de los aspectos más relevantes de lo qué significó ese momento
para ambos. Si tenés posibilidad de acceder a internet, también podés investigar por ese medio.
*
Arte y censura
La junta militar impuesta en 1976 pretendió imponer un monopolio del discurso y silenciar las posturas de las voces
contrarias al gobierno o que denunciaran la situación de terrorismo de Estado. En ese sentido intelectuales,
periodistas y escritores como Rodolfo Walsh y Haroldo Conti fueron secuestrados y desaparecidos por orden de la
junta.
En determinadas ocasiones, para obrar como mecanismo de denuncia, el arte puede utilizar recursos que le son
propios tales como la metáfora, la elipsis u otros mecanismos ficcionales que pueden escapar a la censura de los
regímenes dictatoriales.
Así, en 1865, el escritor, fotógrafo y matemático Lewis Carroll escribió la novela Alicia en el país de las maravillas.
Como era un relato aparentemente dirigido a las niñas y los niños pasó inadvertido que describe a una despótica
Reina de Corazones que manda a cortar la cabeza a todo aquel que se subleva y que puede ser leída como una visión
satírica del poder despótico de la Reina Victoria que gobernaba Inglaterra en ese momento.
Tomando el personaje de Alicia de Lewis Carroll, en 1980 Carlos Alberto García (Charly García) compuso una canción
inspirada en Alicia para denunciar el terrorismo de Estado. Esta obra fue interpretada por el grupo musical Serú
Girán. Para evadir la censura el autor utilizó metáforas, elipsis, juegos de palabras y apeló a un personaje
aparentemente infantil.
Representación de Alicia frente a la Reina de Corazones, personajes de la novela Alicia en el país de las maravillas de
Lewis Carroll.
4. Leé atentamente la letra de “Canción de Alicia en el país” compuesta contra la dictadura militar argentina.
pero te quedas,
el trabalenguas trabalenguas
el asesino te asesina
el Rey de espadas.
no tendrás poder
ni abogados, ni testigos.
piensan en volver
a nublarnos el camino.
querida Alicia.
*
Si en algún momento tenés conexión a internet, podés escuchar la canción acá.
a) A partir del análisis de la letra de la canción, completá los espacios vacíos de la segunda columna señalando a
qué te parece que hace alusión la frase seleccionada (algunos espacios están completos para que te sirvan de
ejemplo).
¿A qué te parece que hace alusión? En el caso del título, por ejemplo, no se
CANCIÓN DE ALICIA EN EL
nombra Argentina pero se alude. Ya no es el país de las maravillas de la novela de
PAÍS
Lewis Caroll sino, por elipsis, sugiere ser lo contrario
Estamos en la tierra de
nadie, pero es mía
Estamos en la tierra de
todos, en la vida; sobre el
pasado y sobre el futuro,
ruina sobre ruina.
Se cumplen cinco años de la primera marcha. Las reivindicaciones, las conquistas y lo que falta. Un aniversario con
festejos virtuales y un nuevo pedido por el fin de la violencia contra las mujeres. Los cambios en la comunicación,
en las escuelas y en la política.
Plaza del Congreso repleta de mujeres, los carteles con fotos y nombres, los ojos húmedos, el ímpetu que emergía
desde el centro de aquella multitud fue un momento fundacional para millones de mujeres y un hito para el
movimiento feminista que hasta ese 3 de junio de 2015 llevaba años y años gritando esas mismas consignas, a veces
en soledad, a veces en multitudes pero que no había tenido la masividad que se vio en las calles esa inolvidable
jornada.
El 11 de mayo, el brutal asesinato de Chiara Páez, de 16 años, fue el que colmó la angustia de las mujeres que desde
hacía años venían denunciando los casos de violencia de género. El tuit de la periodista Marcela Ojeda fue casi una
arenga. “Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales... Mujeres, todas, bah... ¿No vamos a levantar la
voz? Nos están matando”. Ese fue el puntapié para una manifestación histórica que se convocó en tres semanas. En
20 días, 20 mujeres, entre periodistas, escritoras, abogadas y activistas confeccionaron el documento que luego fue
leído por Juan Minujin, Érica Rivas y Maitena, y que tuvo dos exigencias concretas: “Ni Una Menos”, “Basta de
matarnos”. Por su parte, Marcela Ojeda, completa. “Ni Una Menos llegó para eso, para cambiar el humor social, para
hacer visibles los reclamos, para cambiar el lugar que históricamente se le dio a la violencia hacia las mujeres, por lo
menos en la agenda pública, mediática y política. [...]
Las cifras de femicidios de este año y de los últimos 70 días de aislamiento social preventivo y obligatorio no son
alentadoras. Tampoco las de denuncias a las líneas 144 y 137. “En este 3 de junio reiteramos lo imprescindible que
resulta que el Estado nacional adopte medidas destinadas a la protección y prevención de la violencia de género en
todas sus expresiones desde una mirada interdisciplinaria”. [...] Ni Una Menos refundó el amor sororo. Fue un
semillero de lucha para que niñas y adolescentes griten contra el patriarcado. Y fue un encuentro de cuerpos
violentados y de luto que emprendieron el camino de ida hacia la lucha justa por el fin de la desigualdad. [...]
Sosa, M. (2020, 31 de mayo). Ni Una Menos: el movimiento que creó una sociedad más justa. Tiempo Argentino.
Coro: Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, paren, paren.
Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, paren de matar.
de pronto, me desdibujé.
Coro: Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, paren.
Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, paren de matarnos.
Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, paren, paren.
Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh, paren de matar.
Y es la historia de la humanidad,
Repite coro
*
a. Describí el tema principal y los temas secundarios que se tratan en la canción “Paren de matarnos”.
c. Ejemplificá la canción con una situación real histórica o actual que encuentres en diarios, revistas, medios
audiovisuales u otras fuentes periodísticas. Si en algún momento tenés conexión a internet, también podés buscar
en ese medio.
d. ¿Cómo se relaciona la letra de la canción “Paren de matarnos” con la historia del colectivo feminista “Ni una
menos” relatado en la noticia periodística “Ni Una Menos: el movimiento que creó una sociedad más justa”?
e. ¿Qué otras canciones, pinturas, grabados, poesías, poemas en prosa, obras de arte u otras expresiones artísticas
conocés que defiendan el derecho a la vida o denuncien situaciones de vulneración a los derechos a la vida?
Compartila y describí la situación de la que da cuenta.
f. Expresá en el formato artístico que quieras –audiovisual, grabación en el celular, ilustración, collage, poema,
canción, afiche, cartilla, frase, campaña de prevención o promoción de la salud, slogan, entre otros– el derecho a
la vida en una situación concreta o la denuncia a la vulneración de derechos a la vida en las sociedades
contemporáneas.
Si estás en comunicación con tus compañeras y compañeros por algún medio, aún en la distancia, podés intentar
realizar esta tarea de manera grupal. Conservá lo que produzcas para compartir con tus docentes y socializarlo en
un espacio común de la escuela, cuando se retomen las actividades presenciales.