Ensayo 1 Metodologia de La Investigacion Cientifica

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO

UASD
FACULTAD DE INGENIERÍA Y AQUITECTURA
DIRECCIÓN DE POSTGRADO

MAESTRIA EN ADMINISTRACIÓN DE LA CONSTRUCCIÓN 2021-2023-SANTIAGO


CURSO DE METODOLOGIA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTIFICA

Tarea 1: Ensayo capitulo 1 & Capitulo 2

Presentado a:

Dr. Julián Álvarez Acosta

Presentado por:

Alexis Díaz

Fecha:

22 de Enero de 2022
Ensayo capitulo 1 (el conocimiento científico ) & Capitulo 2 (conocimiento y
método)

A continuación, se estarán presentando y revisando algunos conceptos y nociones básicas del


complejo campo filosófico que suele llamarse epistemología, o teoría del conocimiento,
procurando dar una perspectiva razonada del conjunto de la materia que tratamos.

Para poder abordar este ensayo debemos esarr claro del concepto de metodología
científica. En el libro “El proceso de investigación” , el autor Carlos Sabino nos dice que la
metodología no es realmente una ciencia, sino un instrumento dirigido a validar y a hacer más
eficiente la investigación científica. Esta, a su vez, es la actividad que alimenta un singular tipo
de conocimiento, la ciencia. Por tal razón no es posible estudiar la metodología como disciplina
si no se posee una comprensión mínima sobre ciertos problemas relativos al conocimiento en
general y a la ciencia en particular

Por esto iremos desarrollando las ideas del conocimiento como tal como un problema,
entenderlo como un proceso y los diferentes tipos de conocimiento con sus respectivas
características. Estas mismas clasificaciones del conocimiento nos llevará a clasificar las ciencias
de acuerdo con sus características y objetos de estudio.

Una vez entendido y desarrollada estas ideas, se debe entender y analizar los 2 elementos
más importantes del proceso de conocimiento: El Sujeto y El Objeto. Se entiende por sujeto a la
persona (o equipo de personas) que adquiere o elabora el conocimiento y por objeto aquello que
es conocido en el proceso del conocimiento.

La interacción de estos 2 elementos nos da el conocimiento científico a través de métodos


y estos métodos nos permiten asignar una metodología. El método científico, por lo tanto, es el
procedimiento o conjunto de procedimientos que se utilizan para obtener conocimientos
científicos, el modelo de trabajo o secuencia lógica que orienta la investigación científica. El
estudio del método o de los métodos, si se quiere dar al concepto un alcance más general se
denomina metodología, y abarca la justificación y la discusión de su lógica interior, el análisis de
los diversos procedimientos concretos que se emplean en las investigaciones y la discusión
acerca de sus características, cualidades y debilidades.

Ante este preámbulo abordaremos en los siguientes párrafos sobre las ideas y conceptos
ya presentados.

Se vislumbra que existe un problema alrededor de lo que es el conocer, el saber algo


acerca de los objetos que nos rodean o de nosotros mismos. Y este problema radica en que la
verdad no se muestra directa y llanamente ante nosotros, sino que debe ser buscada más o menos
activamente por medio de un trabajo indagatorio sobre los objetos que intentamos conocer. Todo
conocimiento supone un cierto esfuerzo para adquirirlo y este esfuerzo puede ser hecho de una
manera más o menos completa o efectiva.

Surge entonces una primera distinción que es preciso resaltar y tener siempre en cuenta:
no debemos confundir una afirmación respecto a un hecho o a un objeto, con el proceso
mediante el cual se ha obtenido tal conocimiento, es decir, que nos ha permitido llegar a dicha
afirmación. En otras palabras, aquello que dice un profesor o que dice un libro o un periódico
digamos, por ejemplo, que la economía de cierto país ha crecido 4% en el año es una afirmación
que, cierta o falsa, nosotros podemos recordar y utilizar; es, por tanto, un conocimiento, que
recibimos si se quiere de un modo pasivo, y que incorporarnos y relacionamos con otros que
poseemos de antemano. Pero resulta evidente que alguien, una o más personas, son los
responsables de esa afirmación; alguien, de algún modo, en algún momento, ha estudiado la
economía a la que nos referimos y ha determinado por algún medio que su crecimiento anual ha
sido del 4% y no del 3% o del 5%. ¿Cómo lo ha hecho? de qué recursos se ha valido para
saberlo?: éste es el punto que nos interesa destacar.

Si nos detenemos a estudiar los mitos de los pueblos ágrafos, los libros sagrados de la
antigüedad o las obras de los primeros filósofos veremos, en todos los casos, que en ellos
aparecen conjuntamente, pero sin un orden riguroso, tanto razonamientos lúcidos y profundos
como observaciones prácticas y empíricas, sentimientos y anhelos junto con intuiciones, a veces
geniales y otras veces profundamente desacertadas. Todas estas construcciones del intelecto
donde se vuelcan la pasión y el sentimiento de quienes las construyeron pueden verse como parte
de un amplio proceso de adquisición de conocimientos que muestra lo dificultoso que resulta la
aproximación a la verdad: en la historia del pensamiento nunca ha sucedido que alguien haya de
pronto alcanzado la verdad pura y completa sin antes pasar por el error; muy por el contrario, el
análisis de muchos casos nos daría la prueba de que siempre, de algún modo, se obtienen primero
conocimientos falaces, ilusiones e impresiones engañosas, antes de poder ejercer sobre ellos la
crítica que luego permite elaborar conocimientos más objetivos y satisfactorios.

Lo anterior equivale a decir que el conocimiento llega a nosotros como un proceso, no


como un acto único donde se pasa de una vez de la ignorancia a la verdad. Y es un proceso no
sólo desde el punto de vista histórico que hemos mencionado hasta aquí, sino también en lo que
respecta a cada caso particular, a cada persona que va acumulando informaciones de todo tipo
desde su más temprana niñez, a cada descubrimiento que se hace, a todas las teorías o hipótesis
que se elaboran.

A partir de lo anterior será posible apreciar con más exactitud el propósito de nuestro
libro: presentar una visión de conjunto del proceso mediante el cual se obtiene el conocimiento
científico, es decir, de un tipo particular de conocimiento que se alcanza, como decíamos ya, por
medio de una actividad que denominamos investigación científica.

Otras cualidades específicas de la ciencia, que permiten distinguirla con bastante nitidez
del pensar cotidiano y de otras formas de conocimiento (según veíamos en 1.3), son las que
mencionaremos a continuación:

• Objetividad: La palabra objetividad se deriva de objeto, es decir, de aquello que se


estudia, de la cosa o problema sobre la cual deseamos saber algo.

• Racionalidad: es otra característica de suma importancia para definir la actividad


científica, que se refiere al hecho de que la ciencia utiliza la razón como arma esencial
para llegar a sus resultados.

• Sistematicidad: La ciencia es sistemática, organizada en sus búsquedas y en sus


resultados. Se preocupa por organizar sus ideas coherentemente y por tratar de incluir
todo conocimiento parcial en conjuntos cada vez más amplios

• Generalidad: La preocupación científica no es tanto ahondar y completar el conocimiento


de un solo objeto individual, como en cambio lograr que cada conocimiento parcial sirva
como puente para alcanzar una comprensión de mayor alcance.

• Falibilidad: la ciencia es uno de los pocos sistemas elaborados por el hombre donde se
reconoce explícitamente la propia posibilidad de equivocación, de cometer errores. En
esta conciencia de sus limitaciones es donde reside su verdadera capacidad para
autocorregirse y superarse, para desprenderse de todas las elaboraciones aceptadas
cuando se comprueba su falsedad.

Por otra parte, según el tipo de interés que prevalece en la búsqueda de conocimientos, estos
pueden dividirse en puros y aplicados, hablándose en consecuencia también de ciencias puras y
ciencias aplicadas. Las primeras son las que se proponen conocer las leyes generales de los
fenómenos estudiados, elaborando teorías de amplio alcance para comprenderlos y
desentendiéndose al menos en forma inmediata de las posibles aplicaciones prácticas que se
puedan dar a sus resultados. Las aplicadas, por su parte, concentran su atención en estas
posibilidades concretas de llevar a la práctica las teorías generales, encaminando sus esfuerzos a
resolver las necesidades que se plantean los hombres. De estas últimas ciencias surgen las
técnicas concretas que se utilizan en la vida cotidiana.

El proceso de conocimiento puede concebirse como una relación, de singular complejidad,


entre estos dos elementos, sujeto y objeto. Para comenzar diremos que entendemos por sujeto a
la persona (o equipo de personas) que adquiere o elabora el conocimiento. El conocimiento es
siempre conocimiento para alguien, pensado por alguien, en la conciencia de alguien. Es por eso
que no podemos imaginar un conocimiento sin sujeto, sin que sea percibido por una determinada
conciencia. Pero, de la misma manera, podemos decir que el conocimiento es siempre
conocimiento de algo, de alguna cosa, ya se trate de un ente abstracto-ideal, como un número o
una proposición lógica, de un fenómeno material o aún de la misma conciencia. En todos los
casos, a aquéllo que es conocido se lo denomina objeto de conocimiento.

El acercamiento del investigador hacia su objeto puede considerarse como la operación


fundamental, la esencia misma de la investigación, pues es lo que lo vincula con la realidad, lo
que le da acceso a conocerla. Pero para que el proceso se complete el investigador debe,
finalmente, volver otra vez hacia sí mismo a fin de elaborar los datos que ha recogido,
concibiendo ahora al objeto, mentalmente, a la luz de su contacto con él.

Sujeto y objeto quedan así como dos términos que sucesivamente se oponen y se
compenetran, se separan y se acercan, en un movimiento que se inicia por la voluntad del
investigador que desea el conocimiento y que en realidad continúa repetidamente, porque el
sujeto debe acercarse una y otra vez hacia lo que está estudiando si se propone adquirir un
conocimiento cada vez más profundo y completo sobre ello.

El método se refiere entonces directamente a la lógica interior del proceso de descubrimiento


científico, y a él le corresponden no solamente orientar la selección de los instrumentos y
técnicas específicos de cada estudio sino también, fundamentalmente, fijar los criterios de
verificación o demostración de lo que se afirme en la investigación. Si quisiéramos ahora ser más
concretos debiéramos dedicarnos a responder una pregunta crucial: ¿Cual es, o cómo es, el
método de la ciencia? Pero aquí nos encontraríamos con una seria dificultad: no investigan del
mismo modo el astrónomo y el economista, el historiador o el químico, el antropólogo o el
bioquímico. La experiencia histórica muestra, además, que los procedimientos de la ciencia
cambian con alguna frecuencia, porque son distintos los problemas que se van planteando en el
desarrollo de las disciplinas y porque también las técnicas y los instrumentos concretos
evolucionan, a veces con gran rapidez.

La historia de la ciencia permite afirmar que el método, como camino que construye el
pensamiento científico, se va constituyendo, en realidad, junto con ese mismo pensamiento,
indisolublemente unido. Es falsa la imagen que nos presenta el método como un todo acabado y
cerrado, como algo externo a la práctica cotidiana de los investigadores, por cuanto él está
estrechamente unido a los aportes, teóricos y prácticos, que se van realizando. La ciencia no
avanza por medio de un proceso mecánico, como si bastara con formular un problema de
investigación, aplicar el método correcto y obtener el resultado apetecido. La investigación es un
proceso creativo, plagado de dificultades imprevistas y de asechanzas paradójicas, de prejuicios
invisibles y de obstáculos de todo tipo. Por ello, la única manera de abordar el problema del
método científico, en un sentido general, es buscar los criterios comunes las orientaciones
epistemológicas de fondo que guían los trabajos de investigación.

Todos estos conceptos forman la base para poder adentrarnos al mundo de la


investigación científica. Como profesionales y cursantes de maestrías, se hace imprescindible
conocer el concepto de conocimiento como tal, como se valida, como se clasifica y sobre todo
como podemos estudiar y estandarizar su adquisición a través de metodología y métodos
científicos.

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