Los Sacramentales

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Los Sacramentales, su significado y su

uso
(tomado de https://unpasoaldia.com)

Se llaman sacramentales los signos sagrados instituidos por la


Iglesia cuyo fin es preparar a los hombres para recibir el fruto de los
sacramentos y santificar las diversas circunstancias de la vida. Son
sacramentales y su acción es tan eficaz como tan grande es la Fe.

Los sacramentales sirven para enriquecer nuestra vida espiritual,


no para perjudicarla. Fueron instituidos por la Iglesia para incentivar en
nosotros una relación cada vez más profunda con Cristo y para ayudarnos
a enfocarnos en la santificación de cada parte de nuestra vida, incluso en
las más sencillas y cotidianas.

Los sacramentales son extensiones de los siete sacramentos y nos


ayudan a ver y acoger la gracia de Dios en nuestro día a día.

Un lugar donde los sacramentales son especialmente poderosos es


el hogar: si los usamos con espíritu de fe, los sacramentales pueden
alejarnos de peligros espirituales e inspirarnos a vivir una vida santa,
dedicada a Dios en la práctica de cada día.
Son signos sagrados instituidos por la Iglesia, por medio de los
cuales se reciben efectos espirituales.

Vaticano II, retomando los términos del Derecho Canónico (canon


1166), los definió como:

“Signos sagrados que permiten, por una cierta imitación de los


sacramentos, obtener efectos esencialmente espirituales por intermedio
de la intercesión de la Iglesia.”

Cualquiera que los utilice con fe obtiene resultados inesperados. En


el Catecismo de la Iglesia Católica se referirán a la palabra Sacramentales.
Se sabe que muchos dolores rebeldes a los medicamentos desaparecen
solamente porque la persona interesada ha hecho la señal de la cruz con
aceite exorcizado sobre el lugar del dolor.

Recordemos que los sacramentales se diferencian claramente de los


sacramentos:
1. Los sacramentos producen efecto por su propia virtud (ex opere
operato)… los sacramentales, sólo por la devoción del que los recibe (ex
opere operantis).
2. Los sacramentos contienen y confieren la gracia habitual o santificante…
los sacramentales nos alcanzan tan sólo gracias actuales.
3. Sólo Cristo puede instituir e instituyó de hecho los sacramentos… los
sacramentales, en cambio, han sido instituidos por la Iglesia.
4. Los sacramentos son necesarios para la salvación… los sacramentales, no.
5. Los sacramentos son siete y nada más que siete, como definió el Concilio
de Trento: bautismo, confirmación, penitencia, eucaristía, unción de
enfermos, orden sacerdotal y matrimonio.
6. Los sacramentales son muchísimos. Ejemplo: letanías, aspersión con agua
bendita, limosnas, bendiciones, pan bendito, bendiciones de casas,
campos, coches, exorcismos…
En general los sacramentales dignamente recibidos producen los
siguientes efectos:
1. Obtienen las gracias actuales con especial eficacia por la intervención de
la Iglesia (ex opere operantis Ecclesiae).
2. Perdonan los pecados veniales por vía de impetración (ex opere
operantis), en cuanto que por las buenas obras que hacen practicar y por
la virtud de las oraciones de la Iglesia excitan en el sujeto sentimientos de
contrición y actos de caridad.
3. A veces perdonan toda o parte de la pena temporal debida por los pecados
pasados, en virtud de las indulgencias que suelen acompañar al uso de los
sacramentales (v.gr., del agua bendita).
4. Nos obtienen gracias temporales si son convenientes para nuestra
salvación (v.gr., la salud corporal, defensa contra las tempestades, etc.)

¿Por qué deben exorcizarse el agua, la sal y el aceite y para qué sirve cada
Sacramental?

El sentido de estar exorcizados cada elemento antes de ser bendecidos le


agrega el efecto de su eficacia en la lucha contra el maligno, y cada
elemento tiene un fin específico.

¿Cómo se exorcizan los Sacramentales?

Para exorcizar y bendecir el agua, aceite y sal, se necesita un ministro


ordenado, y además deben observarse los ritos y fórmulas aprobadas, así
al menos lo manifiesta el antiguo ritual y el actual derecho canónico.

LA SAL BENDECIDA Y LA EXORCIZADA

Sirve ella también para expulsar los demonios y a preservar la salud


del alma y del cuerpo. Pero su propiedad específica consiste en proteger
los lugares de las influencias o de presencias maléficas. Aconsejo
habitualmente de esparcir sal exorcizada en el umbral de la casa y en los
cuatro rincones de la habitación o de las habitaciones en las cuales se
sospecha estar infestadas. Se le puede poner en sobres bajo el colchón y
los asientos, sin olvidar los vehículos: auto, moto, etc.

SIGNIFICADO: La sal normal da sabor y preserva de la


corrupción.

FUNCIÓN: La sal bendecida da sabor divino, nos quita el miedo y


calma la ansiedad, y además nos protege del mal, pues no permite que se
quede en nosotros.

EFECTO EN LOS DEMONIOS: La sal bendecida, cuando la


añadimos a nuestros alimentos, lleva su bendición hasta la última célula
de nuestro cuerpo, con los nutrientes de la comida. Si la sal además está
exorcizada, no solo nos fortalecerá y protegerá de lo que venga, sino que
además arrojará de nosotros a los demonios que ya nos estén hostigando,
y, como si hay enfermedades causadas por los demonios, la sal exorcizada
ayuda a curarse de ellas poco a poco.

Si echamos algo de sal bendita en un lugar, esto lo preservará del


mal. Si echamos sal exorcizada, no sólo impedirá que el mal entre, sino
que además arrojará al que ya esté adentro. Si echamos un poco de sal al
agua bendita, esta durará en buen estado más tiempo y añadirá sus virtudes
a la de ella, cuando la usemos.

EL ACEITE BENDITO O EXORCIZADO

El aceite exorcizado, utilizado con Fe, permite igualmente


aniquilar el poder de los demonios, sus ataques y los fantasmas que ellos
suscitan. También se aprovecha para la salud del alma y del cuerpo;
recordemos simplemente el antiguo uso que consistía en untar las heridas
con aceite, y el poder de sanar a los enfermos por la imposición de manos
y la unción del aceite que Jesús confirió a los apóstoles.

El aceite exorcizado tiene por otra parte la propiedad específica


de librar el cuerpo de aquello que le es nefasto. Me ha sucedido muchas
veces de bendecir a personas que habían sido víctimas de hechizos
comiendo o bebiendo alguna cosa maléfica. En estos casos, el organismo,
para liberarse, debe evacuar todo lo maléfico que contiene. El aceite
exorcizado ayuda enormemente al organismo a arrastrar y librar el cuerpo
de estas impurezas. Se puede también, para este fin, beber agua bendita.

Los fieles de Cristo pueden conservar este aceite para untar a los
enfermos, las casas, las cosas que ellos deseen poner bajo la protección
del Señor. Se usará este aceite para friccionar las partes enfermas de
nuestro cuerpo.

MATERIA BENDECIDA: Aceite de oliva

SIGNIFICADO: El aceite expresa actividad espiritual intensa y


fuerza. En el nuevo testamento (en los Hechos de los Apóstoles) vemos
que los primeros cristianos utilizaban ya el aceite bendito, para curar a
alguien de sus heridas o enfermedades. (Santiago 5, 13-15).

FUNCIÓN: Cuando lo usamos para enfrentar una batalla de la vida


como las enfermedades, las tentaciones o para enfrentarnos con los
demonios, el aceite bendito actúa como un electrodo de gran calibre, por
el que entra a raudales la gracia divina que nuestras oraciones nos
consigan. El aceite normal lo puede bendecir cualquier sacerdote, a
diferencia del Santo Crisma, el óleo santo, el óleo de los catecúmenos y el
óleo de la unción de los enfermos, solo puede ser consagrado por el
Obispo, una vez al año, en semana santa.

EFECTO EN LOS DEMONIOS: El punto en el que se aplicó el


aceite, se convierte en una entrada de gran calibre por la que fluye la gracia
divina. Si el agua bendita es como echarles ácido a los demonios, el aceite
bendito tiene en ellos, el mismo efecto que tendría en nosotros una llama
de soplete continua y sirve para soltar aquellos males que habrían sido
soldados en la persona (como los introducidos con brujería).
La persona ha de repetir la aplicación del aceite, al menos una vez
al día, mientras duren los problemas. Y seguir rezando. Y desde luego,
vivir moralmente.

El crucifijo y la señal de la cruz

Dos de los sacramentales más eficaces utilizados durante el


ministerio de liberación y exorcismo son el signo de la cruz y el santo
nombre de Jesús. El crucifijo y la señal de la cruz son odiados por lo
demoníaco, ya que representan la victoria de Cristo en el Calvario, donde
fue derrotado satanás. El catecismo no dice en el numeral 1671:

«Entre los sacramentales figuran en primer lugar las bendiciones


(de personas, de la mesa, de objetos, de lugares). Toda bendición es
alabanza de Dios y oración para obtener sus dones. En Cristo, los
cristianos son bendecidos por Dios Padre “con toda clase de bendiciones
espirituales”. Por eso la Iglesia da la bendición invocando el nombre de
Jesús y haciendo habitualmente la señal santa de la cruz de Cristo.»
EL CIRIO PASCUAL “Agnus Dei”

La cera sagrada era un recordatorio constante de la victoria


pascual de Cristo.
MATERIA BENDECIDA: Una vela de cera de abeja, gruesa,
grande y redonda (porque el círculo simboliza la eternidad de Dios, el
hecho de que no tuvo principio, ni tendrá fin). Normalmente se graba en
el cirio las letras alfa y omega (la primera y la última del alfabeto griego).
Ellas representan a Cristo porque Él es el “alfa y el omega “es decir el
principio y el fin de la creación.

SIGNIFICADO: Toda vela que se encienda con el fuego de la misa


de Resurrección, se convierte en un cirio pascual.

FUNCIÓN: La luz del cirio es imagen de la luz dela conciencia del


discernimiento que necesitamos para vivir, y para saber ver la verdad a
pesar de las apariencias. Por lo mismo. el cirio se usa para alejar todo mal
y para atraer todo bien, especialmente en situaciones de gran peligro.

EFECTO EN LOS DEMONIOS: El cirio los ata y (si Dios lo


permite) los arroja de vuelta al infierno. A falta de un exorcista o de
sacramentales exorcizados, es lo más poderoso que podemos conseguir.

El AGUA BENDITA

El agua bendita es uno de los sacramentales más importantes y


usados dentro de la Iglesia Católica.

Respecto al agua bendita. ¿Cuáles son sus principales efectos?

Si uno se santigua con agua bendita con devoción, ello produce tres
efectos: Atrae la gracia divina, purifica el alma y aleja al demonio.

1. El gesto de santiguarse con agua bendita, nos trae gracias divinas por la
oración de la Iglesia. La Iglesia ha orado sobre esa agua con el poder de
la Cruz de Cristo. El poder sacerdotal ha dejado una influencia sobre esa
agua.
2. Al mismo tiempo purifica parte de nuestros pecados, tanto los veniales
como el reato que quede en nuestra alma.
3. El tercer poder del agua bendita es alejar al demonio. El demonio puede
entrar perfectamente en una iglesia, sus muros no le contienen, el suelo
sagrado no le refrena; sin embargo, el agua bendita sí que le aleja. Aunque
nosotros “con los ojos del cuerpo”, no podamos ver la Cruz que forma el
agua bendita en nuestro cuerpo al santiguarnos, el demonio sí que la ve.
Para él esa Cruz es de fuego, es como una coraza que no puede traspasar.

Para bendecir el agua hay una oración especial en latín. Sobre ella
se echa sal bendita en el momento de la bendición del agua. El agua,
bendecida de este modo, tiene poderes especiales en la lucha contra el
demonio y las tentaciones. El demonio le tiene más miedo al agua bendita
que al crucifijo.

Santa Teresa de Ávila, doctora de la Iglesia, tenía una fe profunda


en el poder del agua bendita. Ella personalmente la usaba para expulsar
al demonio y repeler las tentaciones. “Sé por propia experiencia que no
hay nada mejor que el agua bendita para expulsar al demonio de nuestro
lado”.

Ocupa un lugar fundamental en todos los ritos litúrgicos. Su


importancia nos remonta a la aspersión bautismal. A lo largo de la oración
de bendición, se reza al Señor para que la aspersión de esta agua nos
procure los tres beneficios siguientes: el perdón de nuestros pecados,
nuestra defensa contras las trampas tendidas por el Maligno y el don de la
protección divina.

La oración de exorcismo del agua habla de eliminar la más


mínima porción de poder del demonio con el fin de extirparla y de
rechazarla, e igualmente luego destaca otros efectos como el de sanar
enfermedades, de acrecentar la Gracia divina, de proteger las casas y los
lugares donde los fieles se guardan de toda influencia inmunda ejercida
por Satanás. Y ella agrega: que las trampas del enemigo infernal sean
frustradas y que la serenidad y la salud de los habitantes sean garantizadas
protegiéndolos de toda presencia susceptible de entorpecer su seguridad o
su inquietud.
Los fieles de Cristo pueden conservar esta agua bendita,
asperjándola en los enfermos, las casas, los campos y otras cosas. Ellos
pueden tener en sus habitaciones, con el fin de poder asperjarla una vez al
día, y más.

La tradición dice que San Alejandro I (6º papa, del 106 al 115)
instituyó el uso del agua bendita, a la que había que añadir sal, para
purificar las casas cristianas, así como también introdujo en la eucaristía
el pan ácimo y el vino mezclado con agua. El agua bendita se suele
asperjar luego de ciertos tipos de oración como en las oraciones de
liberación, por ejemplo.

Se considera una buena práctica cristiana el santiguarse a diario


empleando agua bendita.

El agua bendita nos proporciona tres beneficios: el perdón de


nuestros pecados, nuestra defensa contra las trampas tendidas por el
Maligno y el don de la protección divina. Los fieles de Cristo pueden
conservar esta agua bendita, asperjándola en los enfermos, las casas, los
campos y otras cosas. Ellos pueden tener en sus habitaciones, con el fin
de poder asperjarla una vez al día, y más.

Incienso dedicado
Se lo usa en las condiciones específicas, cuando espíritus malos
dominan la persona esclavizada, de tal manera que no tiene ningún
contacto con alrededor. El humo del incienso dedicado pone los espíritus
malignos nerviosos que resulta en revelación de su presencia, y también
en su alejamiento.

La medalla o cruz de San Benito


Uno de los sacramentales más populares entre los católicos. El
origen de la Medalla es incierto, pero se usó desde muy antiguo. En el S.
XVII, durante un juicio de brujería en Alemania, unas mujeres acusadas
testificaron que no tenían poder sobre la Abadía de Metten porque estaba
bajo la protección de la cruz.

Cuando se investigó, se hallaron en las paredes del recinto varias


cruces pintadas rodeadas por las letras que se encuentran ahora en las
medallas. Más adelante se encontró un pergamino con la imagen de San
Benito y las palabras completas de las letras.

La Medalla, como se le conoce ahora, es la del jubileo que se emitió


en 1880 por el décimo cuarto centenario del nacimiento del Santo y
lanzada exclusivamente por el Superior Abad de Monte Cassino.
Es ampliamente empleada como protección, ya sea personal o de lugares.
Se le ve muy comúnmente en crucifijos y durante sesiones de liberación /
exorcismo.

El escapulario de la Virgen del Carmen

El escapulario de la Virgen del Carmen es el signo externo de


devoción mariana, que consiste en la consagración a la Santísima Virgen
María por la inscripción en la Orden Carmelita, en la esperanza de su
protección maternal. El distintivo externo de esta inscripción o
consagración es el pequeño escapulario marrón.

El escapulario del Carmen es un sacramental, es decir, según el


Concilio Vaticano II, «un signo sagrado según el modelo de los
sacramentos, por medio del cual se significan efectos, sobre todo
espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia».
Aquí Puedes leer más sobre el escapulario de la Virgen del Carmen.
Recuerda que el demonio le teme a María pues es ella quien le pisa la
cabeza:

«Y pondré enemistad entre tú y la mujer, entre tu simiente y la de


ella. Su simiente te aplastará la cabeza mientras tú acechas su calcañar».

El Santo Rosario

Siendo un sacramental, el Santo Rosario contiene los principales


misterios de nuestra religión Católica, que nutre y sostiene la fe, eleva la
mente hasta las verdades divinamente reveladas, nos invita a la conquista
de la eterna patria, acrecienta la piedad de los fieles, promueve las virtudes
y las robustece. El Rosario es alto en dignidad y eficacia, podría decirse
que es la oración más fácil para los sencillos y humildes de corazón, es la
oración más especial que dirigimos a nuestra Madre para que interceda
por nosotros ante el trono de Dios. Se recomienda su rezo diario. La
Santísima Virgen María nos recordado la importancia diaria de su oración
y nos pide rezar al menos 5 decenas diarias. Aquí en este enlace
encontrarás información sobre el Santo Rosario de la Virgen María y
como rezarlo.

También se recomienda tener siempre en casa y en un lugar visible,


la imagen del Sagrado Corazón de Jesús / Inmaculado Corazón de María
o imágenes bendecidas.

Oración para la aspersión del agua bendita:

Por la aspersión de vuestra Sangre, oh Señor Jesús, y por la virtud


de vuestra Pasión, láveme de todas mis manchas, y purifíqueme de todo
pecado. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, como era
en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
O,
“Te suplicamos Señor que visites esta casa y repele lejos de ella todos los
obstáculos del enemigo, que Tus Santos Ángeles vengan a habitarla para
permanecer en la Paz y que Tu bendición permanezca para siempre sobre
nosotros por Cristo Nuestro Señor, Nuestro Padre, te Saludo María”.

Para la utilización del aceite

“Jesús me (te)Bendiga, Jesús me (te) sane”.

O,
Señor Jesús, Hijo del Dios viviente, por esta unción del aceite santificado
por tu Iglesia con el Espíritu Santo, vivifica mi cuerpo y mi alma. libéralos
de las acciones y de las invasiones de las fuerzas de las tinieblas y sánalos
de toda enfermedad. Concédeme el socorro de tu gracia para amarte
mejor y servirte, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén (P. Paul-Marie MBA)

O,

Para la protección de lugares y casas

Después de haber rezado una docena de rosarios o el rosario de la


Divina Misericordia, se hace la unción con fe trazando con el dedo una
cruz en los 4 rincones del lugar o de cada habitación de la casa con el
aceite exorcizado diciendo la invocación siguiente:

Señor Jesús, por este aceite santo y bendito y por las oraciones de
nuestra Santa Madre María, ven a posar tus pies en este lugar con el fin
que él sea por tu presencia protegido y santificado ahora y por toda la
eternidad.
Jamás comprenderemos lo suficiente que el uso del sacramentales
es animado por la iglesia.

Los medios más eficaces contra el mal


1. Confesarse a menudo y bien (si es posible cada semana). El demonio teme
tanto la confesión que hará todo por impedirla. La presencia, en la casa,
de una persona que blasfeme o no practique es un gran obstáculo para la
liberación.
2. Rezar mañana y noche, y antes y después de las comidas.
3. Rezar cada día un rosario entero: Misterios Gozosos o Luminosos,
Dolorosos y Gloriosos. Sor Lucía de Fátima dijo al padre Frientes “No hay
problema ni asunto de orden temporal y sobre todo espiritual, por difícil
que sea, en cada una de nuestras vidas personales, de nuestras familias,
de las familias del mundo o de las comunidades religiosas o incluso de la
vida de los pueblos y de las naciones, que no pueda ser resuelta por el
Rosario.” Rezarlo con fe y lentamente.
4. Un caminar serio en la fe, instruyéndonos en nuestra religión, y una
verdadera vuelta a Dios.
5. Cada día (si es posible) la Santa Misa y la santa comunión. No podemos
vencer al Maligno sin participar en el santo sacrificio y sin recibir cada
día la santa comunión.
6. Hacer actos de fe cada día a nuestro Señor diciéndole que le amamos y
que queremos amarle.
7. Ayunar como Jesús lo ha recomendado.
8. Hacer tantas oraciones de liberación como podamos.
9. Hacer siempre la oración a nuestro ángel de la guarda.
10. La adoración eucarística.
11. Las oraciones de liberación y de exorcismo hechas por un sacerdote.
12. Usar a menudo agua exorcizada y sal exorcizada: la sal sirve para sazonar
la comida y la podemos poner en las cuatro esquinas de la sala. Podemos
llevar encima un poco de sal exorcizada. La sal y el aceite exorcizados
tienen gran poder para proteger las casas y los lugares contra los ruidos y
las presencias maléficas.
Es evidente que este camino de conversión es exigente. La gracia
del Señor actúa siempre con nuestra buena voluntad y, más aún, viene en
ayuda de nuestra libertad. Que el Espíritu, por la intercesión del
Inmaculado Corazón de María, venga en nuestra ayuda. Queremos
recordarlo: la Iglesia católica, en la riqueza infinita de sus tesoros, nos
ofrece todo aquello que necesitamos para vivir en la paz y felices. Sólo
nos resta desear que este movimiento de conversión sacie nuestra sed de
libertad.

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