Los Sacramentales
Los Sacramentales
Los Sacramentales
uso
(tomado de https://unpasoaldia.com)
¿Por qué deben exorcizarse el agua, la sal y el aceite y para qué sirve cada
Sacramental?
Los fieles de Cristo pueden conservar este aceite para untar a los
enfermos, las casas, las cosas que ellos deseen poner bajo la protección
del Señor. Se usará este aceite para friccionar las partes enfermas de
nuestro cuerpo.
El AGUA BENDITA
Si uno se santigua con agua bendita con devoción, ello produce tres
efectos: Atrae la gracia divina, purifica el alma y aleja al demonio.
1. El gesto de santiguarse con agua bendita, nos trae gracias divinas por la
oración de la Iglesia. La Iglesia ha orado sobre esa agua con el poder de
la Cruz de Cristo. El poder sacerdotal ha dejado una influencia sobre esa
agua.
2. Al mismo tiempo purifica parte de nuestros pecados, tanto los veniales
como el reato que quede en nuestra alma.
3. El tercer poder del agua bendita es alejar al demonio. El demonio puede
entrar perfectamente en una iglesia, sus muros no le contienen, el suelo
sagrado no le refrena; sin embargo, el agua bendita sí que le aleja. Aunque
nosotros “con los ojos del cuerpo”, no podamos ver la Cruz que forma el
agua bendita en nuestro cuerpo al santiguarnos, el demonio sí que la ve.
Para él esa Cruz es de fuego, es como una coraza que no puede traspasar.
Para bendecir el agua hay una oración especial en latín. Sobre ella
se echa sal bendita en el momento de la bendición del agua. El agua,
bendecida de este modo, tiene poderes especiales en la lucha contra el
demonio y las tentaciones. El demonio le tiene más miedo al agua bendita
que al crucifijo.
La tradición dice que San Alejandro I (6º papa, del 106 al 115)
instituyó el uso del agua bendita, a la que había que añadir sal, para
purificar las casas cristianas, así como también introdujo en la eucaristía
el pan ácimo y el vino mezclado con agua. El agua bendita se suele
asperjar luego de ciertos tipos de oración como en las oraciones de
liberación, por ejemplo.
Incienso dedicado
Se lo usa en las condiciones específicas, cuando espíritus malos
dominan la persona esclavizada, de tal manera que no tiene ningún
contacto con alrededor. El humo del incienso dedicado pone los espíritus
malignos nerviosos que resulta en revelación de su presencia, y también
en su alejamiento.
El Santo Rosario
O,
Señor Jesús, Hijo del Dios viviente, por esta unción del aceite santificado
por tu Iglesia con el Espíritu Santo, vivifica mi cuerpo y mi alma. libéralos
de las acciones y de las invasiones de las fuerzas de las tinieblas y sánalos
de toda enfermedad. Concédeme el socorro de tu gracia para amarte
mejor y servirte, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén (P. Paul-Marie MBA)
O,
Señor Jesús, por este aceite santo y bendito y por las oraciones de
nuestra Santa Madre María, ven a posar tus pies en este lugar con el fin
que él sea por tu presencia protegido y santificado ahora y por toda la
eternidad.
Jamás comprenderemos lo suficiente que el uso del sacramentales
es animado por la iglesia.