El Sentido Del Positivismo

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EL SENTIDO DEL POSITIVISMO

El Positivismo es una corriente o escuela filosófica que afirma que el único


conocimiento auténtico es el conocimiento científico, y que tal conocimiento
solamente puede surgir de la afirmación positiva de las teorías a través del método
científico. El positivismo deriva de la epistemología que surge en Francia a inicios
del siglo XIX de la mano del pensador francés Augusto Comte y del británico John
Stuart Mill y se extiende y desarrolla por el resto de Europa en la segunda mitad de
dicho siglo. Según esta escuela, todas las actividades filosóficas y científicas deben
efectuarse únicamente en el marco del análisis de los hechos reales verificados por la
experiencia.
Esta epistemología surge como manera de legitimar el estudio científico
naturalista del ser humano, tanto individual como colectivamente. Según distintas
versiones, la necesidad de estudiar científicamente al ser humano nace debido a la
experiencia sin parangón que fue la Revolución francesa, que obligó por primera vez
a ver a la sociedad y al individuo como objetos de estudio científico.
Esta corriente tiene como características diferenciadoras la defensa de un
monismo metodológico (teoría que afirma que hay un solo método aplicable en todas
las ciencias). Creen que tiene que haber una unidad de método a pesar de que haya
una diversidad de objetos. La explicación científica ha de tener la misma forma en
cualquier ciencia si se aspira a ser ciencia, específicamente el método de estudio de
las ciencias físico-naturales. A su vez, el objetivo del conocimiento para el
positivismo es explicar causalmente los fenómenos por medio de leyes generales y
universales, lo que le lleva a considerar a la razón como medio para otros fines (razón
instrumental). La forma que tiene de conocer es deductiva, despreciando la creación
de teorías a partir de principios que no han sido percibidos objetivamente.
En metodología histórica, el positivismo prima fundamentalmente las pruebas
documentadas, minusvalorando las interpretaciones generales, por lo que los trabajos
de esta naturaleza suelen tener excesiva acumulación documental y escasa síntesis
interpretativa.
Auguste Comte formuló a mediados del siglo XIX la idea de la creación de la
sociología como ciencia que tiene a la sociedad como su objeto de estudio. La
sociología sería un conocimiento libre de todas las relaciones con la filosofía y basada
en datos empíricos en igual medida que las ciencias naturales
Una de sus propuestas más destacadas es la de la investigación empírica para
la comprensión de los fenómenos sociales, de la estructura y el cambio social (razón
por la que se le considera padre de la sociología como disciplina científica). Comte
presenta a la historia humana en tres fases o estados:

1. Estado teológico o mágico: corresponde a la infancia de la humanidad; en esta


época las personas dan explicaciones mágicas de los fenómenos naturales, utilizan
categorías antropológicas para comprender el mundo y técnicas mágicas para
dominarlo.

2. Estado metafísico o filosófico: las explicaciones son racionales, se busca el porqué


de las cosas, y se sustituye a los dioses por entidades abstractas y términos
metafísicos.

3. Estado científico o positivo: es la definitiva. El conocimiento se basa en la


observación y la experiencia, y se expresa con el recurso de la matemática. Se busca
el conocimiento de las Leyes de la Naturaleza para su dominio técnico.

Además afirma que no es posible alcanzar un conocimiento de realidades que


estén más allá de lo dado, de lo positivo, y niega que la filosofía pueda dar
información acerca del mundo: esta tarea corresponde exclusivamente a las ciencias.
Esta ciencia positiva es una disciplina de modestia; y esta es su virtud. El saber
positivo se atiene humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin intervenir, sin
saltar por encima para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya no pide causas, sino sólo
leyes. Y gracias a esta austeridad logra esas leyes; y las posee con precisión y con
certeza.

Una y otra vez vuelve Comte, del modo más explícito, al problema de la historia, y la
reclama como dominio propio de la filosofía positiva. En esta relación se da el
carácter histórico de esta filosofía, que puede explicar el pasado entero.

Referencias Bibliográficas

BURK, Ignacio; (1985). "Filosofía". Ediciones Insula. Caracas, Venezuela.

"Diccionario Enciclopédico Abreviado"; (1957). Editorial, Espasa – Calpe, S.A.


Tomo II. Madrid, España.

"Enciclopedia Barsa"; (1985). Ediciones Encyclopaedia Britannica Publishers, INC.


México.

"Enciclopedia Microsoft Encarta 99". 1993-1998 Microsoft Corporation.

HIRSCHBERGER, J.; (1968). "Breve Historia de la Filosofía". Editorial, Herder.


Barcelona, España.

MARIAS, Julián; (1960). "Historia de la Filosofía". 12va edición. Ediciones, Castilla.


Madrid, España.

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