Poemas Mimodinamica

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Hagamos un trato – Mario Benedetti

Hagamos un trato
Compañera, usted sabe que puede contar conmigo
No hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo

Si alguna vez advierte que la miro a los ojos


Y una veta de amor reconoce en los míos
No alerte sus fusiles, ni piense: ¡qué delirio!
A pesar de la veta, o tal vez porque existe
Usted puede contar conmigo

Si otras veces me encuentra huraño, sin motivo


No piense que es flojera, igual puede contar conmigo

Pero hagamos un trato: yo quisiera contar con usted


Es tan lindo saber que usted existe
Uno se siente vivo
Y cuando digo esto, quiero decir contar
Aunque sea hasta dos, aunque sea hasta cinco

No ya para que acuda, presurosa, en mi auxilio


Sino para saber, a ciencia cierta
Que usted sabe que puede contar conmigo
Presagio de Fernando Pessoa

El amor, cuando se revela,


no se sabe revelar.
Sabe bien mirarla a ella,
pero no le sabe hablar.

Quien quiere decir lo que siente,


no sabe qué va a declarar.
Habla: parece que miente.
Calla: parece olvidar.

¡Ah, mas si ella adivinase,


si pudiese oír o mirar,
y si un mirar le bastase
para saber que amándola están!

¡Mas quien siente mucho, calla;


quien quiere decir cuanto siente
queda sin alma ni habla,
queda sólo enteramente!

Mas si esto contarle pudiere,


lo que no me atrevo a contarle,
ya no tuviere que hablarle
porque hablándole estuviere...
Poema 20, PABLO NERUDA Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A
lo lejos
Puedo escribir los versos más tristes
esta noche. Mi alma no se contenta con haberla
perdido.
Escribir, por ejemplo: «La noche está
estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos». Como para acercarla mi mirada la
busca.
El viento de la noche gira en el cielo y Mi corazón la busca, y ella no está
canta. conmigo.
Puedo escribir los versos más tristes
esta noche.
La misma noche que hace blanquear
Yo la quise, y a veces ella también me los mismos árboles.
quiso.

Nosotros, los de entonces, ya no


En las noches como ésta la tuve entre somos los mismos.
mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo
infinito. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto
la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su
Ella me quiso, a veces yo también la oído.
quería.
Cómo no haber amado sus grandes
ojos fijos. De otro. Será de otro. Como antes de
mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos
Puedo escribir los versos más tristes infinitos.
esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la
he perdido. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez
la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el
Oír la noche inmensa, más inmensa sin olvido.
ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el
rocío. Porque en noches como ésta la tuve
entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla
Qué importa que mi amor no pudiera perdido.
guerdarla.
La noche está estrellada y ella no está
conmigo. Aunque éste sea el último dolor que
ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo
le escribo.

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