Ev 6148

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Inchauspe, Leandro Hernán

Decididos de Córdoba.
Aproximaciones a la experiencia
del PRT-ERP en la Córdoba de
los setenta

V Jornadas de Sociología de la UNLP

10, 11 y 12 de diciembre de 2008

Cita sugerida:
Inchauspe, L.H. (2008). Decididos de Córdoba. Aproximaciones a la experiencia del
PRT-ERP en la Córdoba de los setenta. V Jornadas de Sociología de la UNLP, 10, 11 y
12 de diciembre de 2008, La Plata, Argentina. En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.6148/ev.6148.pdf

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Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5
V Jornadas de Sociología de la UNLP
y I Encuentro Latinoamericano de Metodología de las Ciencias Sociales “Cambios y
continuidades sociales y políticas en Argentina y la región en las últimas décadas. Desafíos
para el conocimiento social”.
La Plata, 10, 11 y 12 de diciembre de 2008

Mesa J 2: Razón y revolución. Radicalización política y modernización cultural (1955 – 1975)


Título: Decididos de Córdoba. Aproximaciones a la experiencia del PRT-ERP en la Córdoba de
los setenta.
Autor: INCHAUSPE, Leandro Hernán
Institución de pertenencia: Centro de Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Córdoba.
Dirección postal: Los Nogales y Los Damascos, Anisacate, Depto. Santa María, Pcia. de
Córdoba, CP 5186.
Teléfono: (03547) 494 287
Correo electrónico: [email protected]
Introducción.
Los trabajos que han analizado el sistema político argentino desde 1930 se han encargado de
resaltar una serie de rasgos fundamentales: inestabilidad y crisis de carácter permanente,
alternancia de gobiernos de facto y gobiernos civiles débiles; incremento de la intensidad de los
conflictos sociales ligado a enfrentamientos de proyectos de sociedad opuestos, expresados en
niveles crecientes de conflictividad y violencia de diverso tipo. En particular respecto a la
violencia política, Luis Alberto Romero ha realizado una prolija revisión de la producción
académica, militante y de investigación periodística, señalando para el período iniciado a finales
de la década de 1960 como “la violencia se instala como una de las alternativas políticas y se
constituye en un recurso normal y socialmente aceptado” (2007:18). El autor pone de relieve la
abundancia de acercamientos a los años de agitación social y extensión de la violencia política.
Aún así, creemos que el fenómeno de la violencia política con fines revolucionarios constituye
uno de las características de la etapa más difíciles de asir. Al respecto, en un interesante artículo
en el cual se analizan los puentes rotos 1 que dificultan hoy nuestro acercamiento a los ’70 se

1
Para Sergio Caletti la desaparición de la revolución como horizonte de sentido de la vida individual y colectiva,
pública y privada, presente y futura de los actores del período explica los puentes rotos que nos separan de los ‘70
(2006: 79).
sostiene que “uno de los casos más dramáticos de modificación de las cargas semánticas, y del
todo pertinente al problema de los puentes rotos, es la que ocurrió en torno de la violencia”
(2006:80).
Asimismo son aún escasos los abordajes regionales sobre la temática, pese a que han comenzado
a difundirse análisis locales sobre experiencias diversas. Para los editores de la revista Lucha
Armada en la Argentina la falta de estos estudios constituye aún “una de las más notorias
ausencias” (Bufano y Rot: 2006:1).
Ahora bien, para conceptualizar el fenómeno de la violencia política resulta pertinente a los
aportes de Michel Wiewiorka sobre la violencia en su relación con el sujeto, que resulta
particularmente sugestiva para nuestros objetivos porque complejiza notablemente las miradas
sobre el fenómeno, al destacar los variados sentidos atribuidos a la violencia:
“Hablamos siempre de la violencia que sucede cuando el sujeto no puede constituirse;
de la violencia como pérdida de sentido, como incapacidad de concretar las demandas.
No obstante, tenemos que aceptar en algún momento que la violencia es constitutiva
del sujeto (…) Nosotros tenemos interés en analizar la violencia en lo que puede ser, a
la vez, pérdida de sentido y construcción de sentido, desubjetivización, pero también
subjetivización (…) Hay experiencias de ese doble proceso que han surgido cuando el
sujeto ha sido negado; otros cuando el sujeto ha logrado expresarse y si la violencia
continúa, puede suceder que el sujeto vuelva a desaparecer. Este esquema de
construcción y desconstrucción del sujeto es lo que proponemos para reflexionar
acerca de la violencia” (2001: 346-347)

¿Es posible pensar entonces en la violencia política como recurso expresivo al que apela un
sujeto que no puede constituirse políticamente? En uno de los sentidos que pueden atribuirse
desde este enfoque teórico, se señala que: “la violencia expresa un profundo sentimiento, una
fuerte percepción de haber sido despreciados, descalificados, de no haber sido reconocidos,
respetados” (2001: 340). También es plausible entender a la violencia como constitutiva del
sujeto, al pensar –por ejemplo- en el discurso de las propias organizaciones armadas los esfuerzos
por definir un nuevo sujeto, el hombre revolucionario.
A su vez, otra de las afirmaciones de Wiewiorka refiere que “La violencia no es el conflicto; es el
no conflicto (…) es el anti-conflicto (…) mientras más fuerte sea el movimiento social – en la
medida en que logra de alguna manera conflictualizar todo tipo de demanda social – menos
espacio para la violencia” (2001: 341). Por otro lado, y en relación con los efectos
desestructuradores de la violencia, afirma nuestro autor que “En toda situación concreta en la cual
hay violencia existe la marca de un sujeto imposible, que se pierde” (2001: 344). En este caso,
acercándonos a posiciones poco conciliadoras con la violencia política, este sentido serviría para
destacar los aspectos más negativos de sus efectos. Por último, señala Wiewiorka que “En otros
casos, el acto se caracteriza por la pérdida completa de sentido; se ha convertido en pura
capacidad de violencia, que poseen un sentido distinto al que le asignan sus actores” (2001: 345).
En ese sentido este trabajo se propone una aproximación a la experiencia del PRT – ERP en el
escenario cordobés bajo una dictadura militar (1970 – 1973), aplicando las conceptualizaciones
de la violencia elaboradas por Wiewiorka. En esta primera aproximación, centramos la mirada en
la particular combinación entre acciones militares y políticas denominada propaganda armada,
analizando fuentes del periodismo gráfico. Guía nuestro trabajo la presunción respecto a que ese
tipo de accionar potenciaba la repercusión de la organización, hecho íntimamente ligado a la
militarización del sistema político 2 .
Intentaremos demostrarlo recorriendo el tratamiento dado por La Voz del Interior y Los
Principios a las acciones de guerrilla 3 y la forma en que las operaciones militares permitían al
ERP inscribir sus consignas, caracterizaciones políticas y una simbología a través de los medios.
Seguidamente registraremos la manera en que estos polemizaban con la organización cuando,
ante avances de las fuerzas represivas, la guerrilla extremaba sus actividades para continuar
mostrándose operativa. Por último, veremos como hacia finales de 1972 ambos medios

2
Nos referimos de esta forma al ya señalado proceso de expansión de la violencia política. Son numerosas las
investigaciones que dan cuanta de este proceso; entre ellas podemos mencionar que, para Romero se trata de una
“naturalización de la violencia política” (2007:2) de larga data pero particularmente condensada desde 1955. En su
estudio sobre la identidad política de los integrantes de la Izquierda Revolucionaria, Ollier refiere al período 1966 –
1976 como “un escenario crecientemente militarizado” (1998: 131). Por su parte, analizando la conformación de la
denominada Nueva Izquierda Tortti de cuenta de “un alto contenido de violencia entre las clases y la expansión de
la idea de la violencia como camino para la rápida transformación social y política” (1999: 219) que recorre la
etapa en la cual analiza la acción de los miembros de la Nueva Izquierda: “Vinculados o no con organizaciones
armadas, en estos grupos y partidos existía la certeza de que la apelación a la violencia popular sería inevitable en
algún momento del proceso revolucionario” (1999: 223). Por último, señalando un aspecto no siempre tenido en
cuenta, Tcach hace notar que para las élites dominantes “el principio de la guerra interna fue anterior a la existencia
de guerrilleros o combatientes armados” (2006: 136) contribuyendo así a la militarización de las expresiones
políticas.
3
Dado que trabajamos con prensa gráfica local somos concientes de la necesidad de acercarnos también a fuentes
orales y a la prensa partidaria, para matizar el discurso mediático, en las siguientes etapas de la investigación.
comenzaran a retacear la información utilizando eufemismos o silenciando la referencia
identitaria.
Por último, a pocos meses de las elecciones destacaremos como la organización ganó espacios a
través de acciones de una gran espectacularidad y por su presencia en las movilizaciones
populares en reclamo de la amnistía a los presos políticos y en el acto por el aniversario del
Cordobazo.

‘Demostrar a la clase obrera’ La propaganda armada y la constitución del sujeto.


En una entrevista de la revista cordobesa Jerónimo encontramos definiciones de un anónimo
vocero perretiano, manifestando que la propaganda armada sobre el pueblo era una de los
objetivos de sus operaciones:
“Con respecto a la propaganda armada sobre el pueblo, muy importante en esta
etapa, tiene por objeto demostrar a la clase obrera y demás sectores populares que el
ERP está junto a ellos y que un combatiente puede y debe ser cualquiera de ellos: el
vecino, un amigo, el compañero de trabajo” 4

Además de activar por imitación la frase apunta a evitar el distanciamiento producido entre las
personas que continuaban realizando sus actividades habituales y las que asumían una militancia
que incluía tareas militares.
Por otra parte, la actividad armada también buscaba efectos de una especie de redistribución de la
riqueza, paliativa de la situación de injusticia social mientras duraba la guerra revolucionaria. Sin
embargo, lo central seguía siendo el desarrollo militar y la ofensiva sobre el enemigo.
“[la propaganda armada intenta demostrar] Que el ERP se preocupa por
solucionar, aunque sea transitoriamente, su problema de miseria y hambre mientras
la guerra se desarrolla. Que hay un medio por el cual se puede distribuir con justicia
lo que injustamente se apropian los que no trabajan: la organización de células del
ERP. Que el enemigo no es invulnerable y que la organización militar del pueblo
puede infringirle duros golpes, colocarlo a la defensiva, obligarlo a encerrarse en
sus cuarteles y comisarías. Y que, finalmente, el pueblo en armas, desarrollando la

4
Revista Jerónimo, Córdoba, 2ª quincena de diciembre de 1970, pp. 7 y 63. Agradecemos a Marta Philp su
generosidad al facilitarnos el original. Hasta próxima indicación, todas las citas siguientes corresponden a la
mencionada nota.
guerra revolucionaria con una correcta estrategia político – militar, se convierte en
una fuerza invulnerable”

¿Nos encontramos frente al caso de la violencia como constitutiva del sujeto? Entendemos que es
posible dar una respuesta positiva tentativa, al sostener que la propaganda armada cumplía una
doble función de constituir al actor político – el pueblo en armas – y a su expresión particular,
esto es el Ejército Revolucionario que llevaría adelante la guerra popular.
En un trabajo previo (2006) hemos destacado la rapidez con que el ERP lograba instalarse en el
escenario mediático de Córdoba, con operaciones que movilizaban recursos humanos y
materiales limitados. Señalábamos la elevada eficiencia en términos de repercusión en la prensa,
teniendo en cuenta la amplia difusión obtenida en muy breve tiempo. Hechos como el
copamiento de la estación ferroviaria y el destacamento policial de la pequeña localidad de Juárez
Celman impactaban fuertemente en las crónicas por el carácter simbólico con que se realizaba:
uniformes, banderas, recursos expresivos, en suma, de un sujeto que se constituye expresándose
por la violencia. Ello permitía que La Voz del Interior asignara gran significación al copamiento,
acaso algo excesivo teniendo en cuenta la escasa escala militar implicada: “en el Destacamento
Policial de Juárez Celman [los guerrilleros] inmovilizaron al único agente de guardia” 5 .
A poco del inicio de las operaciones guerrilleras, la prensa ya daba cuenta tanto de la seguidilla
de acciones como de las dificultades de la represión estatal para enfrentarla:
“la policía (…) no da en la tecla para poner coto a las actividades de los comandos,
mostrándose impotente para frenar esta ola de hechos que inquietan a la opinión
pública (…) De nuevo (…) una ‘confiscación’ (…) del ‘Ejército Revolucionario del
Pueblo’, grupo que está cumpliendo gran actividad en nuestro medio” 6

¿Cómo puede entenderse esta peculiar frase que sitúa a la violencia guerrillera como una
actividad que una determinada organización cumple en el medio cordobés? Nuevamente, creemos
que debe leerse en clave de la novedad que presenta el sujeto que se está constituyendo mediante
el recurso de la violencia.

5
LVI, Córdoba, 16/11/1970, p. 16.
6
LVI, Córdoba, 9/12/1970, p. 18.
Sin embargo, las primeras planas que la organización lograba en la prensa gráfica no eran solo
resultado de acciones exitosas, en ocasiones los motivaban los efectos de la represión policia.
Sería este el caso de un enfrentamiento con la policía que culminaba con tres integrantes del ERP
muertos – las primeras bajas de la organización a nivel nacional - y varios agentes del orden
heridos 7 . En ese marco aparecía la primera condena explícita de La Voz del Interior al accionar
de las organizaciones armadas, en términos generales no aludiendo directamente al ERP, en una
editorial en relación a la muerte de un oficial del ejército en un enfrentamiento, refiriendo a:
“una escalada de terror e intimidación que ha merecido el unánime repudio de la
ciudadanía sana del país (…) nadie debe ignorar que entre el terrorismo y la
represión siempre es esta la que se impone, a un costo muy alto algunas veces: la
anarquía [la ciudadanía debe] tratar de encontrar entre todos (…) la conciliación
nacional (…) ese imperativo excluye al terrorismo” 8 .

Esto es, por primera vez el diario esbozaba un discurso que aludía, en términos de Wiewiorka, a
la violencia como pérdida completa de sentido, pura capacidad de violencia.
El siguiente hecho que volvió a poner al ERP en el centro de la escena mediática construida por
la prensa gráfica será un resonante triunfo de la represión policial: el encarcelamiento de parte de
la dirección nacional. Una vez identificados los detenidos, la prensa revelaba la importancia del
golpe asestado a la organización; entre ellos se encontraba “Rodolfo [Sic] Santucho, el cabecilla
de la organización guerrillera en el orden nacional (…) uno de los fundadores del Partido
Revolucionario de los Trabajadores, aparato político de la guerrilla”. 9
A partir de estas detenciones comenzaría un contrapunto de la organización con los medios, en el
cual el ERP aparecía como empeñado en mostrarse operativo, pese a los golpes represivos. La
violencia como construcción y desconstrucción del sujeto se enfrentaban. En ese último

7
LP, Córdoba, 18/04/1971, pp. 1, 18 y 19. LVI, Córdoba, 18/04/1971, pp. 1, 30 y 31. Hasta próxima indicación, las
citas siguientes corresponden a esta nota. Las secuelas del enfrentamiento se extenderían hasta el 12 de mayo,
cuando se informaba el fallecimiento de un policía herido en el enfrentamiento (LVI, Córdoba, 13/05/1971, p. 18).
8
LVI, Córdoba, 3/05/1971, p. 3. Como hemos hecho notar en anteriores trabajos (2007a) las primeras adjetivaciones
de este diario bajo el título de “Revolución y Contrarrevolución”8 en uno de los primeros editoriales sobre el tema,
sostenía respecto al accionar guerrillero que “se lucha contra la miseria, el hambre, el privilegio enraizado en la
casta, la injusta distribución de la riqueza, la coacción dogmatizante que adormece las conciencias”. Por estos
motivos, “la revolución apasiona. La juventud quiere hacer, quiere sentir que hace (…) la licitud es un obstáculo
para el hacer, no hay forma de romper la estructura sino por la fuerza” LVI, Córdoba, 4/01/1971, p. 10. Es decir, en
pocos meses el discurso variaba notablemente desde la indulgencia hacia la condena.
9
LP, Córdoba, 03/09/71, pp. 1 y 6.
cuatrimestre de 1971, la guerrilla realizaría once operaciones entre copamientos de plantas
fabriles y consulados, ‘desarmes’ de agentes policiales con ‘incautaciones’ de sus armas, diversos
robos y ataques a ejecutivos de Fiat para mantener presencia como sujeto. Debió reconocerlo el
diario Los Principios, al asumir que “a pesar de las numerosas detenciones de elementos
guerrilleros realizados por la policía (…) los comandos guerrilleros continuaron con sus
10
operaciones” . Comenzando el año 1972, la escalada de acciones del ERP continuaba y los
diarios registraban sus efectos. La Voz del Interior destacaba: “Luego de los exitosos golpes
dados por la policía a los elementos extremistas (…) la población vivió una breve época de
tranquilidad. Sin embargo, en los últimos días se ha incrementado de nuevo esta actividad,
particularmente por parte del (…) ERP”. 11 Los Principios recordaba: “hasta hace pocos días,
cuando los organismos de seguridad habían desbaratado a varias células extremistas (…) todo
hacía indicar (…) que se había eliminado a los ‘comandos extremistas’” 12 . Sin embargo, “de
unos días a esta parte, la prensa debe ocuparse diariamente de uno o dos casos (…) en los que
tienen que ver los presuntos eliminados”. Ante esta contradicción, el diario se preguntaba “¿Qué
pasó entonces? ¿Es que existe una apreciación errónea en cuanto a las fuerzas que actúan en los
planes subversivos? o en su defecto, ¿se ha subestimado su capacidad de acción?”. Poco
después el ERP intentaría el que sería uno de los mayores actos de propaganda armada
envergadura intentado en este período inicial: el copamiento del Correo Central, simbólico
edificio de grandes dimensiones y ubicado en el mismo corazón del centro de la ciudad. En
efecto, el intento realizado, aunque fracasado, impactaba fuertemente en ambos diarios, Los
Principios se refería a que
“solo 24 horas de descanso se dieron los integrantes del denominado Ejército
Revolucionario del Pueblo para volver a realizar otra acción ‘comando’ (…) un

10
Robo de explosivos en depósito de una cantera en LVI, Córdoba, 10/09/71, p.12. Ocupación fábrica de calzados en
LP, Córdoba, 10/09/71, p.11. Ocupación planta Pedriel en LVI, Córdoba, 23/09/71, pp. 8-9 y LP, Córdoba, 23/09/71,
p. 9. Ocupación de Centro Médico de Fiat en LVI, Córdoba, 30/09/71, p. 12. Copamiento y pintadas en Consulado
de Bolivia en LP, Córdoba, 03/10/71, p. 26. Copamiento puesto de policía ferroviaria en LVI, Córdoba, 10/10/71, p.
22. Copamiento y robo en Hospital Privado en LP, Córdoba, 28/10/71, p. 6. Ataque a casa del Jefe de Personal de
Fiat en LVI, Córdoba, 31/10/71, p. 6 y LP, Córdoba, 31/10/71, p.8. Desarme de dos policías en LVI, Córdoba,
02/11/71, p. 10. Desarme de policía en Balcarce y San Juan en LVI, Córdoba, 07/12/71, pp. 1 y 16. Asalto Academia
de Choferes ‘Gran Clase’ en LVI, Córdoba, 29/12/71, p. 10 y LP, Córdoba, 29/12/71, p. 12. La cita pertenece a esta
última nota.
11
LVI, Córdoba, 14/01/72, p. 15.
12
Hasta próxima indicación, todas las citas siguientes corresponden a LP, Córdoba, 14/01/72, p. 13.
fallido intento de copar nada menos que las dependencias del Correo Central en uno
de los neurálgicos puntos de la ciudad” 13

La Voz del Interior, por su parte destacaba que “se viene notando un incremento en el accionar
del (…) Ejército Revolucionario del Pueblo, tratando más que nada de dar golpes de mano de
acción psicológica”. 14
Sin embargo, con la detención en la localidad serrana de Salsipuedes, de Luis Ortolani y Liliana
Delfino, sindicados como ideólogos de la organización armada, en lo que el diario calificaba
como “golpe de importancia quizás decisiva” 15 , bajo el titular de “¿Decae la guerrilla?” se
suceden las consideraciones sobre “el aburguesamiento de los guerrilleros, que en la actualidad
alquilan ‘pistolas’, ‘dinamiteros’ e ‘ideólogos’” lo que a la postre “determinaría el final gradual
de la lucha guerrillera” 16 . Los hechos parecían encaminarse en ese sentido, cuando poco
después, las detenciones continuaban y, además, un militante del ERP caía en un enfrentamiento
con la policía 17 .
En ese marco, se editorializaba sobre la Izquierda Inflexible 18 sosteniendo que “el ERP se ha
transformado en la organización guerrillera más activa e importante de la Argentina” entre
cuyas “acciones más importantes: los secuestros del cónsul británico (…) y del industrial
italiano, el robo al Banco Nacional de Desarrollo (450 millones de pesos viejos) (…) y el asalto
al camión pagador del Banco de Córdoba en Yocsina” se incluía una realizada en Córdoba.
A pesar de la presión represiva el ERP se mantuvo operando – nuevamente los medios
registraban que “La acción de los grupos guerrilleros habíase llamado a sosiego en los últimos días
19
(…) la aparente tranquilidad fue quebrada ayer” - y en mayo se iniciaba una nueva escalada.
En efecto, en los tres meses que corren entre mayo y agosto, el ERP realizaba quince operaciones
de propaganda armada con las cuales mantenía su presencia mediática 20 . En esos momentos, un

13
LP, Córdoba, 17/01/72, p. 7.
14
LVI, Córdoba, 17/01/72, p. 9.
15
LP, Córdoba, 09/02/72, p. 11.
16
LP, Córdoba, 10/02/72, p. 11:
17
LP, Córdoba, 15/02/72, p. 1 informa de siete detenidos – cuatro varones y tres mujeres - y que tras un tiroteo,
morían el guerrillero Ramiro Leguizamón y un agente apellidado Maldonado.
18
Hasta próxima indicación, todas las citas siguientes corresponden a LP, Córdoba, 07/04/72, p. 8.
19
Reparto de prendas en una escuela de Villa El Libertador y desarme de un efectivo policial, LVI, Córdoba,
28/04/72, p. 17, de donde se extrae la cita. Otro reparto acompañado de izamiento de bandera en escuela de calle
Igualdad 3698, LVI, Córdoba, 29/04/72, p. 15.
20
Reparto de leche en ‘barrio Corea’, se consignaba que el chofer del camión expropiado “fue víctima de un ataque
(…) uno de los extremistas lo atendió (…) haciéndolo reaccionar” LVI, Córdoba, 06/05/72, p. 15. Tras dar cuente
hecho interrumpía una dinámica que ya podía calificarse como habitual y pronto significaría un
vuelco en la situación: un numeroso grupo de guerrilleros copaban el penal de Rawson.
La repercusión en la prensa fue muy importante, el tema ganaba las primeras planas y se reflejaba
en las acciones guerrilleras en nuestra ciudad, conocida la noticia una gran cantidad de “bombas
molotov y de estruendo” 21 explotaban en residencias de oficiales de las FF.AA., centros de
suboficiales retirados, entre otros. La tensión llegaba a su pico máximo cuando se anunciaba, con
grandes titulares, “Diecinueve guerrilleros fueron protagonistas de un sangriento intento de
evasión en Trelew” 22 .
La respuesta en el mismo día en que se conocía la trágica noticia fue inmediata; se informaba de
tomas del Hospital de Clínicas el Comedor Universitario y la Facultad de Arquitectura, donde se
secuestra una bandera del ERP y de barricadas en Belgrano y 27 de abril, pleno centro de la
ciudad. Al día siguiente, se anunciaban extremas medidas de seguridad por parte de las
autoridades, que no alcanzaron para impedir la continuidad de los incidentes en Camino a San
Antonio (cerca de Ciudad Universitaria), tomas de los hospitales de Clínicas y Rawson e intentos
de actos relámpagos en la zona céntrica, donde se arrojaron bombas molotov. Por su parte, la

del desarme de un agente vuelve argumentaciones del tipo “los servicios de seguridad piensan que de nuevo se están
formando células empleando las estructuras que quedaron de las desarmadas organizaciones extremistas (...) en los
últimos días han comenzado a producirse escaramuzas a través de las cuales se entrenan (…) los elementos nuevos”
LVI, Córdoba, 08/05/72, p. 12. Reparto de ropa en un Hogar de Madres Menores; LP, Córdoba, 14/05/72, p. 11.
Intento liberación de un detenido herido y reparto ropa y útiles en escuela de Barrio Las Flores, LP, Córdoba,
17/05/72, p. 7. Curiosa acción de copamiento del acto conmemorativo del 25 de mayo, con desarme de un agente e
izamiento de bandera en una escuela de Villa Siburu, LVI, Córdoba, 27/05/72, p. 15. Reparto de leche y panfleteo en
Barrio Müller, LVI, Córdoba, 31/05/72, p. 18. Reparto de leche en Villa Revol Anexo en LP, Córdoba, 06/06/72, p.
16. Robo de automóvil en Duarte Quirós 291 en LP, Córdoba, 22/06/72, p. 20. Reparto de leche en Barrio Muller en
LP, Córdoba, 25/06/72, p. 16. Cuelgan bandera en Escuela Adolfo Saldías, LP, Córdoba, 11/07/72, p. 11. Cuatro
bombas colocadas en oficinas de empresas de transporte urbano, LVI, Córdoba, 01/08/72, p. 13. Copamiento e
incendio de móvil policial sobre ruta 9, LVI, 06/08/72, p. 27. Copamiento e incendio de móvil e incautación de
armas en Barrio Empalme, LP, Córdoba, 13/08/72, p. 24. Reparto de leche en Villa Siburu, LP, Córdoba, 13/08/72,
p. 24.
21
LP, Córdoba, 17/08/72, p. 7. Sobre la fuga desde Rawson, la recaptura del grueso de los guerrilleros y su
derivación a la Base Almirante Zar de Trelew donde serían fusilados por efectivos de la Marina, veáse entre otras
ediciones: LP, Córdoba, 16/08/72, pp. 1, 5, 8 y 9; LVI, Córdoba, 18/08/72, pp. 9, 12 y 13. LP, Córdoba, 17/08/72,
pp. 1, 5, 6 y 7; LP, Córdoba, 19/08/72, pp. 1, 3 y 7; LP, Córdoba, 21/08/72, pp. 1, 7 y LP, Córdoba, 22/08/72, pp. 1 y
5. LVI, Córdoba, 23/08/72, pp. 5,9 y 15. LVI, Córdoba, 24/08/72, pp. 9, 11 y 15. LVI, Córdoba, 25/08/72, pp. 9 y 15
22
LP, Córdoba, 23/08/72, pp. 1,5,6,7,9. Las notas se encargan de destacar la fuerte vinculación que tenían gran parte
de las víctimas con el escenario político cordobés. Además de los militantes de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias – FAR (Carlos Alberto Astudillo, Alberto Miguel Camps, Alfredo Elías Kohan, y la sobreviviente
María Antonia Berger) y del Montonero Mariano Pujadas; todos ellos oriundos y/o detenidos en Córdoba; se
menciona a los guerrilleros del ERP “Humberto Adrián Toschi (ERP) (…) domicilio en Avenida Carafa 950,
Córdoba, detenido el 30 de agosto de 1971 (…) en (…) Galeotti 371 (…) Ana María Villarreal de Santucho (ERP)
(…) detenida el 11 de marzo de 1971 en Córdoba (…) el 12 de junio de 1971 un comando la liberó de la cárcel de
Mujeres ‘Hogar Buen Pastor’. Miguel Ángel Polti (ERP) (…) domicilio en Juan Bautista Alberdi 310 de Morteros
(Córdoba) (…) detenido el 3 de julio de 1971 en Córdoba por el asalto a un taxista”
CGT ofrecía su sede para velar a los cordobeses muertos y declaraba un paro por 48 horas en
repudio a la represión 23 . La réplica gubernamental fue clausurar la central sindical regional, lo
que junto a la intensidad de las medidas represivas en los días siguientes terminarían por aplacar
la movilización popular. Días después se desarrollaba otra acción de propaganda armada
indudablemente perretista que parecía inaugurar una forma distinta de cobertura mediática, al
menos para uno de los diarios:
“Extremistas en una Facultad (…) cinco individuos encapuchados, portando
metralletas y pistolas 11.25 ingresaron [a] la Escuela de Ciencias de la Información
(…) se identificaron como miembros de una agrupación guerrillera de izquierda,
repartiendo volantes y colocando una bandera argentina con una estrella roja de
cinco puntas en su centro” 24

Es notable como, a partir de este hecho, Los Principios silenciaba casi por completo las
referencias al ERP en sus crónicas. Eufemismos como organización, grupo o agrupación
extremista, comenzaban a emplearse sin distinguir ya entre diferentes organizaciones armadas.
En la misma sintonía, se informaba que las fuerzas policiales adoptaban también medidas
contrarias a los objetivos de la propaganda armada: “la Jefatura de Policía habría decidido
censurar la información sobre hechos extremistas (…) prohibiendo (…) que todo el personal (…)
haga saber a los periodistas (…) todo hecho de aquella naturaleza” 25 Las fuerzas represivas ya
habían comprendido la necesidad de no facilitar la propaganda armada. Diríamos, con
Wiewiorka, que los medios recogían la presencia de un sujeto imposible, que se pierde.
A pesar de ello, el accionar militar que podemos atribuir con bastante certeza al ERP lo mantenía
en las crónicas periodísticas, aún de esta manera solapada, hasta finales de 1972. 26

23
LP, Córdoba, 24/08/72, pp. 1,5,6.
24
LP, Córdoba, 31/08/72, p. 6
25
LP, Córdoba, 11/09/72, p. 16.
26
Registramos ‘petardos en el IPAM’ arrojados por sujetos identificados con ‘una bandera (…) alusiva a una
organización extremista’ LP, Córdoba, 11/09/72, p. 16. Un enfrentamiento en el que la policía abatía a ‘Guillermo
Ferreyra Pizarro y Raúl Enrique Martínez (…) compañeros de Roberto Santucho (SIC)’ LP, Córdoba, 15/09/72, p.
20. Incidentes en el Cementerio San Jerónimo cuando ‘un grupo se había concentrado (…) para rendir homenaje al
guerrillero Humberto Adrián Toschi’ LP, Córdoba, 25/09/72, p. 20. Incidentes callejeros por sujetos identificados
con ‘un estandarte de una agrupación extremista y la fotografía del ‘Che’ Guevara’ LP, Córdoba, 09/10/72, p. 16.
Copamiento de las instalaciones de una fábrica de calzados con pintadas de ‘la estrella de cinco puntas que
caracteriza a los guerrilleros de izquierda’ LP, Córdoba, 10/10/72, p. 5. En la misma nota se registra también la
única información fehacientemente atribuida al ERP luego de los hechos de Trelew en Los Principios; la detención
de ex dirigentes clasistas de FIAT a los que se señala como vinculados a ‘las agrupaciones FAL y ERP’.
Pronto una acción de particular importancia militar pondrá en cuestión este silenciamiento que
ambos diarios implementaban.

“Un espectacular golpe de mano”. El copamiento del Batallón de Comunicaciones 141.


Por varias razones creemos que el copamiento del Batallón de Comunicaciones 141 del Ejército
Argentino el 18 de febrero de 1973 fue la acción más importante realizada por la guerrilla
perretista en el periodo, por su envergadura militar y espectacularidad. Los diarios locales le
dedicaron varias páginas con extensos comentarios y profusión de fotografías y testimonios.
Además reunió algunas de las características centrales de las acciones paradigmáticas de la
organización; esto es, repercusión mediática, importante planificación, cronometrada ejecución y
nulo derramamientos de sangre, realización de la acción en un escenario ubicado en un
emblemático sector de la ciudad. Podríamos argumentar que existían esfuerzos por controlar la
aplicación de la violencia en tanto constitutiva del sujeto.
Como hemos señalado, tanto La Voz del Interior como Los Principios dedicaron gran atención al
hecho 27 . El primero de los diarios sintetizaba en el copete de la nota los aspectos fundamentales
del hecho:
“Cuatro horas duró la acción extremista. Sin que se produjeran derramamientos de
sangre, los sediciosos dominaron al personal de la mencionada unidad militar que
tiene su asiento en el Parque Sarmiento. Se apoderaron de numerosas armas largas,
municiones y otros elementos y se dieron a la fuga. También se llevaron un pequeño
camión militar (…)”

El diario destacó que los guerrilleros “demostraron conocer perfectamente el terreno (…) y
haber organizado un plan (…) que preveía hasta los menores detalles” y agregó que “A pesar de
las características del suceso, no hubo derramamientos de sangre”. Otros aspectos de la noticia
ponían en evidencia la magnitud del hecho; tanto por la cantidad de militantes participantes -
“alrededor de treinta hombres, más los otros que cumplieron tareas de apoyo en el exterior” - y
de miembros del ejército momentáneamente capturados - “en el establecimiento se encontraban

Posteriormente, también se daba cuenta de las detenciones de personas no identificadas a las que supuestamente se
les secuestraban planos ‘donde aparecen las instalaciones de plantas fabriles (…) y ordenes precisas para realizar
disturbios y actos’ sobre los que se sostenía que‘pertenecían al ERP’ LP, 18/12/72, P. 16.
27
Hasta próxima indicación todas las citas siguientes corresponden a LVI, Córdoba, 9/02/1972, p. 16.
entre oficiales, suboficiales y tropa aproximadamente sesenta hombres” – como por la
importancia del armamento capturado - “alrededor de 35 fusiles automáticos livianos (FAL) , 25
pistolas ametralladoras, municiones, cargadores (…) y otros pertrechos” - y el despliegue
operativo que incluyó acciones de distracción en distintos puntos de la ciudad.
Los Principios, por su parte, más que en los aspectos militares del copamiento del Batallón
militar cargó las tintas sobre la participación de un soldado conscripto militante del ERP que
facilitó el ingreso de los guerrilleros, calificándolo como “(…) un traidor, un soldado de quien
sus padres pensaron que sería un defensor de la patria. Ahora es solamente un prófugo, un
hombre sin patria, sin amigos ni hogar” por facilitar el ingreso de los combatientes al cuartel. Es
de hacer notar que ni aún esta acción llevó a Los Principios a salirse de su posición de no
mencionar a la organización guerrillera. El esfuerzo desubjetivador se mantenía.
El PRT-ERP, por su parte dedicó un importante esfuerzo de difusión al copamiento que mereció
un número extra de su publicación Estrella Roja dedicado casi totalmente al hecho, titulado
“Armas para el pueblo” ilustrado con una fotografía del camión militar secuestrado 28 . El
periódico partidario se refería al hecho como la “primera operación de gran envergadura de una
unidad del ERP contra el ejército pro-imperialista y oligárquico” que además constituía “un
salto cualitativo en el accionar militar de la guerrilla” dando cuenta de los aspectos constitutivos
de identidad a los que venimos haciendo referencia.
Asimismo en la que puede ser considerada la editorial política se sostenía que “La importancia
que adquiere el copamiento (…) es precisamente la de dar sólidas bases a ese objetivo de
extender la guerra” 29 . Para la organización esto permitía que “Por encima del parloteo
mentiroso de los politiqueros (…) por sobre las traiciones de los burócratas (…) la bandera de la
guerrilla se levanta como la verdadera opción revolucionaria para las masas”.
La publicación dedicada al copamiento cerraba con la trascripción de la Resolución del Comité
Central partidario que otorgó la Orden de Combate ‘Héroes de Trelew’ a los combatientes
participantes por “(…) su moral combativa, férrea disciplina y (…) excelente preparación militar
a lo largo del prolongado, complejo e importante operativo” 30 .

28
ER, N° extra, 28/02/1973, Fondo Documental del Trabajo de Investigación “La cultura política en los ’70:
prácticas y representaciones de los trabajadores cordobeses”, CIFFyH (UNC). Hasta próxima indicación las
siguientes citas corresponden al “Parte de Guerra”, p. 3.
29
ER, N° extra, 28/02/1973, p. 7., Fondo Documental del Trabajo de Investigación “La cultura política en los ’70:
prácticas y representaciones de los trabajadores cordobeses”, CIFFyH (UNC).
30
ER, Número extra, 28/02/1973 consultado en Fondo Documental de Fondo Documental del Trabajo de
Las publicaciones internas, es decir no destinadas a una circulación más amplia que el de la
propia militancia partidaria, también destacaban la acción militar. Así, la reunión del CC (Comité
Central) realizada a pocos días del copamiento comenzaba diciendo que “El CC se reúne bajo la
impresión de la toma del Batallón 141 de Córdoba” 31 dando cuenta de la trascendencia nacional
que se le asignaba también hacia el interior de la organización. Entendemos que la particularidad
de la experiencia de Córdoba tenía especial fuerza en el imaginario interno del ERP como
posibilidad de fuerte arraigo guerrillero en un proletariado altamente movilizado. Ya a finales de
1970, a poco de la aparición pública de la guerrilla, la reunión del Comité Central se destacaba
que “En Córdoba se comienza a encarar el trabajo en el proletariado fabril, el Partido y el
Ejército se ligan a Fiat participando (…) en el Sitrac-Sitram” 32 . Cuando se evaluaban los
resultados obtenidos a partir de la aplicación del Primer Plan Operativo se concluía que los
resultados positivos se obtenían “sobre todo en Córdoba” 33 .Igualmente, al analizar y autocriticar
los efectos negativos de las tendencias militaristas que habrían actuado en el seno de la
organización, se señalaba que ello se había registrado “En Córdoba también” aunque pronto se
aclaraba que “el compañero responsable da una lucha cambiando la orientación y dándole una
dirección con una composición predominantemente proletaria” 34 que lograba superar la
desviación.
Por su parte, volviendo a los hechos del Batallón 141, cabe señalar que las consecuencias del
copamiento se mantuvieron presentes en los medios cordobeses cuando estos daban cuenta de los
infructuosos operativos militares y policiales para dar con los autores y recuperar el material
expropiado 35 .

Investigación “La cultura política en los ’70: prácticas y representaciones de los trabajadores cordobeses”, CIFFyH
(UNC), “Condecoración”, p. 8.
31
DE SANTIS, Daniel (2006: 303)
32
DE SANTIS, Daniel (2006: 51)
33
DE SANTIS, Daniel (2006: 167)
34
DE SANTIS, Daniel (2006: 184)
35
Diversas crónicas de allanamientos policiales en LVI, Córdoba, 20/02/1973, p. 13; LVI, Córdoba, 22/02/1973, p.
15; LVI, Córdoba, 23/02/1973, p. 15; LVI, Córdoba, 24/02/1973, p. 13. En LVI, Córdoba, 27/02/1973, p. 15 se daba
a conocer un comunicado del Comando del III Cuerpo sobre el copamiento. En LVI, Córdoba, 08/03/1973, p. 17 se
difundía la “identidad de cuatro presuntos integrantes del grupo (…) 1. Enrique Aroldo Gorriarán Merlo:
importante cabecilla del “E.R.P.”, evadido del penal de Rawson y fugado a CUBA, que reingresó clandestinamente
al país. 2. Francisco Ventrici (a) “Cacho” (…) participó en diversos episodios sangrientos en Capital Federal y
Provincia de Buenos Aires. 3. Alejandro Enrique Ferreyra Beltrán (…) colaboró en la fuga del penal de Trelew (…)
Fugó a CHILE y CUBA, reingresando clandestinamente al país. 4. Ex - soldado Félix Roque Gimenez: traicionó a
su patria, entregando a sus compañeros y su Cuartel a los enemigos de la NACION”. También en LP, Córdoba,
08/03/|973, p. 8.
“Cuba va del brazo/de nuestro Cordobazo”. El acto del 29 de mayo de 1973.
Como resultado del triunfo electoral del Frente Justicialista de Liberación Nacional fueron
electos como autoridades provinciales Ricardo Obregón Cano y Atilio López. De manera similar
a otros distritos, la fórmula contaba con el firme apoyo de los sectores radicalizados del
peronismo. La figura del vicegobernador, dirigente de la UTA y Secretario General de la CGT,
integrante del sector legalista que conducía la central cordobesa en alianza con el sector de
Agustín Tosco, concitaba expectativa en el PRT. 36 En este marco debe entenderse su presencia en
las movilizaciones que acompañaban la asunción de las nuevas autoridades y las que impulsaban
a una rápida liberación de los presos políticos. 37 En efecto, según las crónicas periodísticas las
banderas de la organización junto a las de las organizaciones armadas peronistas transitaron
desde las cárceles hasta la propia sede de la gobernación:
(…) pudo observarse frente a la Cárcel de Encausados (…) grandes cartelones e
insignias de organizaciones extremistas (…) llegó al lugar el senador Norberto Tejeda,
portando la Ley de Indulto. Diez minutos después (…) recuperaron su libertad los
detenidos políticos (…) se sumaron a los manifestantes (…) integrando una columna
dentro de la cual se destacaban jóvenes que cubrían de diversos modos su rostro y
portaban cartelones de organizaciones guerrilleras (…) Fueron entonces recibidos por
el Ricardo Obregón Cano (…) antes de retirarse de la Gobernación, en el mástil
principal, izaron las banderas del ERP, las FAR y las FAP” 38

Las movilizaciones festivas tuvieron su punto culminante en el acto de celebración del cuarto
aniversario del Cordobazo organizado por la CGT Regional con la presencia del Presidente de
Cuba Osvaldo Dorticós, llegado a nuestro país días antes para asistir a la asunción presidencial de
Cámpora. Una concentración masiva (entre 15 y 20.000 personas para La Voz del Interior,

36
En El Combatiente N° 77, primera quincena de abril de 1973, pp. 7 y 8, el PRT calificaba de compañero al Negro
López y rescataba su posición de “impulsar las luchas de toda la clase obrera y el pueblo”. Consultado en Fondo
Documental del Trabajo de Investigación “La cultura política en los ’70: prácticas y representaciones de los
trabajadores cordobeses”, CIFFyH (UNC).
37
Cabe recordar también que la experiencia camporista cordobesa fue de efímera vida: en febrero de 1974 Obregon
Cano y Atilio López fueron desplazados por un golpe policial – el Navarrazo – convalidado por el propio Perón que
decretó una Intervención Federal (SERVETTO, Alicia: De la Córdoba combativa a la Córdoba militarizada
1973-1976, Ferreira Editor, Córdoba, 1998.) responsable de iniciar en Córdoba la represión ilegal hacia la izquierda
(sobre la temprana represión en Córdoba ver OVIEDO, Silvina y SOLIS, Carol : “La génesis de los organismos de
derechos humanos en Córdoba.” En LA BASTILLA. Revista de Historia y política, Ferreyra Editor, Córdoba,
Agosto 2007, Vol I, Nº0, pp. 99-123. ISBN: en trámite).
38
LVI, Córdoba, 27/05/1973, p. 30.
cuarenta mil para Estrella Roja) y marcada por la presencia del sindicalismo combativo
(peronista e independiente), la izquierda peronista y no peronista y las organizaciones armadas
con un destacado espacio para el PRT-ERP. Importante visibilidad pública tanto en el arribo del
presidente cubano – “El arribo a Córdoba de Osvaldo Dorticós (…) En la pista del aeródromo
39
(…) se habían alineado grupos del Ejército Revolucionario del Pueblo” – como en el acto –
“se podían observar emblemas (…) de agrupaciones guerrilleras de extrema izquierda y (…)
numerosos enmascarados que portaban cartelones con siglas pertenecientes a organizaciones
guerrilleras” 40 . Además un militante perretiano participó como orador compartiendo la tribuna
con el propio Dorticós, autoridades provinciales, Tosco y otros integrantes de organizaciones
armadas:
Las organizaciones armadas expusieron su prédica a través de sus oradores, que se identificaron
como pertenecientes a los “Montoneros”, al “Ejército Revolucionario del Pueblo” y a las
“Fuerzas Armadas Peronistas” (…) destacaron la importancia del rol desempeñado por esas
organizaciones para derrocar a la dictadura militar (…) 41
Este importante rol parecería haber sido especialmente destacado por el ERP cuando mencionaba
la presencia de banderas y gallardetes de “E.R.P., F.A.R., Montoneros, F.A.L., F.A.P., C.P.L.” 42
y la presencia solo de oradores de las tres organizaciones mencionadas por el diario. A más de
ello, el periódico perretista destacaba la consigna “Cuba va del brazo/de nuestro Cordobazo”
con el que se ovacionaba al presidente cubano y se lo identificaba con las “banderas del
Socialismo y de la guerra llevadas por las masas”

Conclusiones
Aún alertando sobre la provisionalidad con que deben entenderse estas conclusiones, por lo
inicial de este trabajo, nos interesa remarcar algunas de las características de las acciones de
propaganda armada llevadas adelante por los militantes del PRT-ERP en Córdoba en el período
de nuestro interés, a la vez que ensayar la aplicación de las conceptualizaciones de Michel
Wiewiorka, cuya potencialidad explicativa recién estamos explorando.

39
LVI, Córdoba, 30/05/1973, p. 13.
40
LP, Córdoba, 30/05/1973, pp. 8 y 9.
41
LVI, Córdoba, 30/05/1973, pp. 9 y 15. La tradición partidaria señala a Domingo Mena como dicho orador, aunque
no hemos podido reunir elementos que los comprueben fehacientemente.
42
Las citas corresponden a ER, N° 21, junio de 1973, pp. 11 y 12, consultado en Fondo Documental del Trabajo de
Investigación “La cultura política en los ’70: prácticas y representaciones de los trabajadores cordobeses”, CIFFyH
(UNC).
Lo primero que se destaca en la cobertura realizada por los medios es el fuerte contenido
simbólico de estas operaciones, que siempre incluyen al menos alguno de los siguientes recursos
expresivos: despliegue de banderas, pintadas de la estrella de cinco puntas, frases heroicas y
marciales, apelaciones a la figura del Che Guevara, uso de uniformes. Se trata de una dramaturgia
que permite amplificar los efectos de los hechos armados realizados por la guerrilla.
Asimismo, la espectacularidad de algunas de las acciones (robo del siglo, ataques exitosos o aún
fallidos a importantes edificios representativos del poder estatal, cuarteles) es otro elemento que
subrayamos en esta intención de conmover la escena mediática. Es este el aspecto de la violencia
como mecanismo constitutivo de un sujeto que no puede constituirse por otros medios.
Además, podemos señalar algunas particularidades que la organización parece especialmente
preocupada en poner de relieve, esto es la precisión en la planificación y la audacia en la
ejecución de sus acciones, todo lo cual suele redundar en exitosos resultados con escaso o
directamente nulos costos en vidas propias o del ‘enemigo’. Los medios parecían ser
especialmente sensibles a enfatizar estos aspectos. El copamiento del Batallón 141 es un palmario
ejemplo en tal sentido: entrar a un gran cuartel del ejército, dominar a más de medio centenar de
efectivos y retirarse con gran cantidad de armamentos casi sin disparar un solo tiro requieren de
mucha precisión y audacia. En este punto, cabe destacar que la propia organización ya venía
otorgando a la experiencia cordobesa una particular valoración, destacando sus aspectos positivos
ligados a la presencia de un proletariado altamente movilizado y en sintonía con la propuesta de
“la guerra y el socialismo”.
Por último, un elemento al que tanto el ERP como la prensa eran especialmente sensibles: el
mostrar operatividad a pesar de los golpes represivos recibidos. Mientras más éxitos obtenían la
policía o el ejército en detener o ultimar a miembros del ERP y la prensa se regodeaba en señalar
el inicio de la decadencia de la organización, más empeño en realizar acciones que desmientan tal
perspectiva. Resuena aquí, según nuestra lectura, la contraposición subjetivadora y
desubjetivadora de la violencia.
Ahora bien, tanto las características señaladas como el notable éxito obtenido al menos en
términos de repercusión mediática creemos que deben entenderse en el marco de la militarización
del sistema político argentino. Podemos ejemplificar nuestra afirmación en la repercusión lograda
por una acción de copamiento de una muy pequeña localidad del interior cordobés, militarmente
de escasa envergadura si se tiene en cuenta que en la delegación policial atacada se
desempeñaba… un solo efectivo. Solo en un sistema en el cual la dimensión militar de la lucha
política se encuentra sobredimensionada puede entenderse tal desproporción entre resultados
obtenidos y recursos empleados. Solo en este marco, la violencia puede aparecer como elemento
constitutivo del sujeto.
Otro indicador del éxito al que nos referimos es la decisión policial, acompañada por parte de la
prensa, en silenciar la aparición explícita de las organizaciones armadas hacia septiembre de
1972. Además con efectos medibles en nuestro rastreo: del total de 113 acciones relevadas, 21 se
registran desde octubre a diciembre de 1970; 52 acciones en 1971, solo 40 en 1972 de las cuales
35 se registran antes del mes de septiembre.
Son numerosos los análisis y testimonios que aluden a la militarización y el aparatismo que
habría afectado a las organizaciones armadas como el PRT-ERP. Una de las más sugerentes
metáforas al respecto ha sido la formulada por Tcach como el “Imperio del Golem” 43 , para
referir la coexistencia de una lógica romántica, creativa y rebelde con otra guerrera, autoritaria
dentro de las organizaciones, siendo esta última la que finalmente se impondría. Para nosotros,
otros interrogantes se abren a partir del recorrido de esa bandera del ERP que va de la modesta
comisaría de Juarez Celman a los patios de la Casa de Gobierno cordobesa: ¿Cabe comenzar a
pensar ese aparatismo también como fuertemente vinculado al peso del gran éxito inicial de las
estrategias militares para conseguir difusión, al menos mediática? ¿los relativamente ‘fáciles’
logros iniciales de la propaganda armada, posiblemente claves del período de auge de los
primeros años de la guerrilla, están en la raíz de una de las causas de su posterior derrota?
¿resultaba esperable una respuesta más ‘política’, entiéndase más alejada de estrategias militares,
ante cambios en el escenario político para una organización que había nacido y crecido en el
lenguaje de la propaganda armada? ¿Era pensable una estrategia distinta cuando el recurso a la
violencia aparecía como elemento constitutivo del sujeto?

43
TCACH, César: (2006: 159-163)
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julio de 2007, publicado en CD-ROM, ISBN 978-987-1110-62-9
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DEPARTAMENTOS DE HISTORIA, Tucumán, 19 al 21 de septiembre de 2007
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