70 Recetas para Adquirir Una Gran Personalidad Eliecer Salesman
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Eliécer Sálesman
SETENTA RECETAS
Y TRIUNFAR EN LA VIDA
13. LOS QUE CREEN QUE VALEN POCO, OBTIENEN POCO. LOS
QUE CREEN QUE NO PUEDEN HACER GRANDES COSAS, NO LAS
HACEN. La creencia en el éxito es el termómetro que marca los
triunfos que vamos a conseguir.
14. LOS QUE CREEN QUE PUEDEN HACER GRANDES COSAS, LAS
HACEN. Examinemos la vida de las personas que van avanzando
en progreso. Tienen pensamientos positivos. Están seguros de un
porvenir triunfante. Creen que el buen Dios los trajo al mundo
para que participen de sus propios triunfos, y no para ser unos
fracasados.
Ahora bien: ¿Para que llama usted al cajero derrota, si él, solo le
tiene pensamientos tristes? La única SOLUCIÓN ACERTADA ES
DESPEDIR AL SEÑOR DERROTA. Usted no lo necesita. Él no le
puede ayudar en nada. Échelo a la calle. Y emplee al señor
Triunfo. Él le tiene toda una colección de pensamientos
optimistas en un depósito de la mente. Utilice los consejos del
señor Triunfo hora por hora y minuto por minuto. Esto le hará
gran bien.
Hoy la psicología divide la vida humana así: niñez: hasta los 12;
juventud: hasta los 25; edad adulta de 25 a 50 y edad madura
(madurez, lo mejor de la vida), desde los 50 a los 75.
Recuerde: Usted solo tiene la edad que cree tener. Créase joven
y se sentirá joven. Solamente será demasiado tarde cuando
usted piense que ya es demasiado tarde para dedicarse a actuar.
No hay medio más seguro para que la gente guste de usted como
darle le facilidad de hablar.
40. LEA ESTO POR LO MENOS CINCO VECES: "Una persona que
piense que su trabajo es importante, lo hará mejor".
Cristo dijo: "De toda palabra dañosa que diga una persona
tendrán que dar cuenta a Dios. Por tus palabras te salvarás o por
tus palabras te condenarás". (Mateo 12,37).
Dijo el divino Maestro la Ley de Oro del buen trato: "Tratar a los
demás como desean que los traten a ustedes. Todo el bien que
desean que les hagan los demás, háganlo a ellos" (Mateo 7, 12)
¿Me gustaría, que me dieran las órdenes como yo las doy? ¿Me
gustaría que me felicitaran en la medida que yo felicito?"
Así que, cuando creemos que los demás, y sólo los demás,
pueden obtener éxitos, estamos dudando de una gran promesa
de Cristo hacia nosotros.
Hay que buscar alguna razón por la que esa persona me puede
simpatizar. Si construyo una agradable imagen de ella en mi
mente, antes de hablarle, le traté con amabilidad. Si logro que la
otra persona me caiga simpática, tarde o temprano también le
simpatizaré yo. Y aceptará lo que digo, porque soy su amigo.
El activo sabe que algo hay que hacerse, y lo hace (por ejemplo,
planea una vacación y se la toma). El pasivo sabe que algo hay
que hacerse y no lo hace (sabe que hay que enviar una tarjeta y
no la envía). El activo hace. El pasivo, como no encuentra ya
hechas las cosas, no actúa. Al pasivo, cobarde y perezoso, le dice
la Biblia: "Le llegará la miseria y la ruina. Detrás de su pereza
viene su pobreza" (Proverbios 24). Gran cantidad de planes no
llegan a ser realidad, porque decimos siempre: "Lo empezaré
algún día... en vez de decir: lo empezaré hoy mismo". Las cosas
hay que hacerlas de una vez y si no, no se hacen.
Por eso el Rey David dijo a los que temen el futuro: "No tengan
miedo, los que confían en Dios serán dichosos". Y Santa
Margarita decía a los que se asustaban por los problemas
venideros: "Animo, la ayuda de Dios sólo dejará de llegarnos
cuando a él se le acabe su poder, o sea: nunca”
Por eso Jesús decía: Los que perseveran hasta el fin, esos serán
los que conseguirán la victoria definitiva (Marcos 13,13) y “Con
vuestra paciencia salvareis vuestras almas" (Lucas 21,19).
Salvar alguna cosa de cada descalabro, aprender la lección y
seguir adelante.
LA CARTA A GARCIA
de Eliécer Sálesman
LA CARTA A GARCÍA
Hubo un hombre cuya actuación en la Guerra de Independencia
de Cuba brilla en mi memoria como el sol en pleno esplendor.
Sucedió que, en aquella guerra, cuando los Estados Unidos
decidieron intervenir en favor de los rebeldes cubanos, se vio
muy clara la necesidad de un entendimiento inmediato entre el
presidente norteamericano y el jefe de los patriotas el General
Calixto García. Pero ¿cómo hacerlo? Hallábase en esos
momentos, Dios sabe dónde, en alguna tenebrosa montaña
escondida en el interior de la Isla. Y era absolutamente necesario
ponerse en comunicación con él para organizar los planes de
ataque y de defensa. Pero ¿Cómo hacer llegar a sus manos un
despacho? ¿Qué hacer? Alguien dijo al presidente: “Conozco a
un hombre llamado Rowan. Si alguna persona en el mundo es
capaz de dar con García es él: Rowan”. Llaman a Rowan. Le piden
que vaya en busca de García, esté donde esté, y que a costa de
cualquier sacrificio le haga llegar esa carta importantísima.
Rowan toma la carta. La guarda bien escondida en un bolsillo
interior. A los cuatro días desembarca en las costas de Cuba que
está en poder los españoles. Desaparece en la selva tenebrosa,
para aparecer de nuevo a las tres semanas del otro lado de la
Isla, cruzando un territorio sembrado de peligros y donde
pululan los enemigos por doquier, y entrega la Carta a García.
Los dos frentes coordinan acciones y se gana la guerra. ¿Cómo
logró llegar hasta donde estaba el destinatario de su carta? Es
algo tan interesante que merecería escribir una novela al
respecto. Pero no tengo interés en describir aquí el modo como
esto sucedió. El punto sobre el cual quiero llamar la atención es
éste: “El jefe da a Rowan una carta para que la lleve a García.
Rowan toma la carta y no pregunta: ¿Pero ¿dónde podré
encontrar al tal García? ¿Por dónde me voy a ir? ¿Esto será fácil?
¿No traerá peligros este oficio? Y ¿por qué yo y no otro?” Nada
de esto pregunta ni comenta. Se va sin más a cumplir lo que se le
ha encomendado. ¡Por Dios, amigos! ¡Que estamos aquí ante un
hombre cuya estatua debería ser hecha en mármol o en bronce y
colocada en la portada de muchos institutos donde se enseña a
la gente a adquirir personalidad! Porque lo que debe enseñarse a
la gente que desea adquirir un verdadero carácter es: cómo hay
que cumplir cada vez lo más exactamente posible el deber que
tenemos que hacer, y cómo concentrar todas nuestras energías
para lograr nuestros objetivos, y lograr dedicarnos con toda el
alma a la acción a “llevar la carta a García”. El General García ya
murió. Pero siguen viviendo muchos Garcías en este mundo. Son
todos los que necesitan de nuestro esfuerzo y de nuestro
optimismo y valentía para obrar.
las dificultades.
6. HAY UNA GRAN VERDAD repetida por los más famosos
psiquiatras del mundo, dice así: “Las actitudes son más
importantes que los hechos”.
Ahora hay que llenarla. ¿Cómo? Lea. Lea. Cuando San Luis
preguntó al famosísimo doctor San Roberto Belarmino qué
consejos daba para mantener su mente llena de buenos
pensamientos, el gran sabio le respondió: Lea mucho, lea
libros buenos, que una buena letra es la mejor fábrica de
buenos pensamientos”.
AMÉMOSLO, CULTIVÉMOSLO.
Y TARDE O TEMPRANO,
SI TENEMOS CONSTANCIA
Y CORAZÓN ENTUSIASTA,
BOGOTÁ, D.C.