Qué Es La Mayordomía en La Biblia

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¿Qué es la Mayordomía en la Biblia?

La mayordomía en la Biblia es la responsabilidad que tiene cada cristiano con la administración de los bienes espirituales
y materiales que Dios le ha dado, de los cuales deberá dar cuentas a su debido tiempo delante de Dios.
El tiempo como un don de Dios
Introducción
El tiempo es un regalo que Dios nos da a todos, sin hacer distinción. Cada persona, sea trabajadora o perezosa, sea
pobre o rica, recibe veinticuatro horas en el día para cumplir con lo que tiene que hacer. Ya que el tiempo es algo que
Dios nos ha dado, nosotros tenemos que reconocer que él es el más indicado para decirnos cómo debemos utilizarlo.
Es difícil imaginar la ausencia del tiempo. Nos resulta difícil imaginar un mundo que no tenga años, meses, días,
horas, minutos y segundos. Toda nuestra vida está estrechamente relacionada a esa cosa intangible que nosotros llamamos
“tiempo”.
Al principio de la historia de la humanidad sólo se mencionan los días y las noches. El hombre más tarde empezó a
marcar el paso de los días y las noches con unidades más pequeñas a las cuales llamó horas. Después se perfeccionó aun
más el cálculo del tiempo al dividir la hora en sesenta minutos y los minutos en sesenta segundos. Con los avances de la
ciencia, ahora se puede medir las milésimas de un segundo con una exactitud atómica. El hecho de calcular el tiempo le da
significado, valor y dirección al mundo en que vivimos.
Al nosotros comprender la importancia de utilizar bien el tiempo, y al comprender acerca su brevedad, llegamos a
comprender un poco más acerca de la infinidad de la eternidad. Moisés lo expresó de esta forma: “Acabamos nuestros
años como un pensamiento. (...) Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”
(Salmo 90.9, 12). Moisés se dio cuenta de la brevedad del tiempo de su vida y de la necesidad de prepararse para la
eternidad.
Para leer y estudiar
1. El diario de Dios en los siete días de la creación del mundo (véase Génesis 1.1–2.2).
2. Ideas acerca del tiempo y de la eternidad (véase Salmo 90).
3. Las hormigas nos enseñan a aprovechar bien el tiempo (véase Proverbios 6.6–11).
Bosquejo de la lección
A. Tenga prioridades correctas
B. Establezca un horario
C. Aproveche su tiempo
D. Su tiempo se acaba
***
A. Tenga prioridades correctas
La vida consiste en una serie de cosas que hacemos y que conocemos. Todo lo que hacemos toma su tiempo al igual
que todo lo que conocemos ha tomado su tiempo aprenderlo. La realidad es que a veces no tenemos tiempo para cumplir
con todo lo que quisiéramos hacer. ¿Cómo vamos a decidir qué debemos hacer primero y qué debemos dejar para
después… si nos sobra el tiempo? La buena mayordomía del tiempo consiste en priorizar las actividades de la vida que
nos son más importantes, asignándoles sus respectivos tiempos u horarios a medida que pasan los segundos, los minutos,
las horas, los días, los meses y hasta los años.
1. Dios y otras personas primero
Dios nos ha dado el tiempo como una bendición más para el género humano. Es por eso que nosotros debemos dar
prioridad en invertir tiempo en su servicio y en servir a los demás.
Tenemos mucho trabajo material por hacer, pero cuando Dios nos pida unos minutos para testificarle a un alma
perdida acerca de la fe en Cristo, o una hora diaria para nuestra lectura privada de la Biblia,
o un tiempo de oración entonces debemos dar prioridad a estas cosas. El trabajo puede esperar. Note cómo Jesús
dedicaba tiempo a Dios aun cuando estaba muy ocupado: “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y
se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Marcos 1.35).
Josué también descubrió la necesidad de aprovechar las horas tranquilas de la mañana para meditar y planear las
actividades del día. Si bien tuvo que cruzar el Río Jordán, conquistar a Jericó o echar fuera el pecado del
campamento, “Josué se levantó de mañana” (Josué 3.1; 6.12; 7.16). Quizá Dios desea que usted también le dedique las
primeras horas de la mañana.
Dé prioridad a su tiempo con Dios. Dedique un tiempo a diario para orar a Dios en privado y para leer la Biblia. Tome
de su tiempo para asistir a todos los servicios y actividades programadas por su iglesia.
Dedique un tiempo para dar testimonio de lo que Dios ha hecho en su vida. Tome de su tiempo para servir en la iglesia
sin importar cuál obra de amor o dónde mejor puede ser tal servicio. Dedíquele a Dios y a los demás lo mejor de su
tiempo.

2. Su trabajo
Proveer para suplir las necesidades de nuestras familias es algo que Dios demanda de nosotros. De manera que al
trabajar para el sustento de nuestra familia también estamos trabajando para Dios. En 1 Timoteo 5.8, Dios dice: “Si
alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo”.
3. Su tiempo libre
Todos sabemos que no podemos estar trabajando todo el tiempo. El cuerpo necesita descansar. Las personas de
algunas culturas tienen por costumbre descansar después del mediodía. Es sabio invertir una parte del tiempo libre para
jugar con sus hijos o visitar a algún anciano para ayudarle en algún trabajo o visitar a los huérfanos y a las personas que
han enviudado. Esto es un tiempo bien aprovechado.
El tiempo es muy valioso. Para aprovechar su tiempo al máximo, por favor, considere cada minuto hasta de su tiempo
libre como algo valioso. ¿Cuántas veces usted ha estado sentado en la sala de espera de alguna oficina sin nada que hacer?
Hay algunas personas que apenas se sientan en alguna parte y enseguida sacan un buen libro para leer. ¡Siga su ejemplo!
¡Aproveche el tiempo!
Puede ser que otras veces usted se encuentre esperando el transporte en la parada del ómnibus. ¡No desperdicie este
tiempo libre! Tome de su tiempo para conversar con las personas que, al igual que usted, están esperando su
transportación. Inicie la conversación con algunas palabras de amistad y cortesía.
B. Establezca un horario
El mayordomo sabio sabe que si desea utilizar bien el tiempo que Dios le da, él tiene que establecer un horario para
que no termine desperdiciando las horas del día. El buen mayordomo sabe estimar el valor de cada actividad y así es como
divide el tiempo disponible, repartiendo a cada actividad la cantidad de tiempo que le corresponda según su importancia.
Tal vez usted piensa que el tipo de trabajo que tiene le impide que tenga un horario, pues nunca puede planear lo que le
sucederá más adelante. En realidad, hay trabajos donde no se hace fácil establecer y mantener un horario. Sin embargo,
nosotros siempre podemos beneficiarnos al establecer un horario para las actividades fundamentales del día.
Como cristianos, nosotros reconocemos que Dios dispone cada momento de nuestras vidas. Pero esto no quiere decir
que no debemos planear nuestras vidas conforme a lo que entendemos acerca de la voluntad de Dios. El Señor desea que
nos esforcemos en aprovechar bien el tiempo (véase Efesios 5.16–17). Por supuesto, nosotros cumplimos con este
mandamiento bíblico al establecernos un horario.
Con sólo observar y analizar el orden que hay en la naturaleza nos podemos dar cuenta que nuestro Dios es un Dios de
orden. Dios le da un horario al tiempo. Nuestro Dios Todopoderoso ha establecido los días, los años, los siglos y hasta el
fin del tiempo. El Señor tiene un horario para cada día de nuestra vida. Es nuestra responsabilidad cumplir con ese
horario.
La realidad es que para cumplir con sus responsabilidades de manera adecuada entonces es necesario tener un horario.
Al tener un horario uno puede enfrentar el día, teniendo una estrategia o plan y un medio por el cual hacer cumplir tal
plan. ¡Póngase metas! Es sabio tener un horario, ya sea mental o escrito. No se preocupe por ello, aunque usted sepa por
experiencia que las circunstancias del día fácilmente pueden cambiar su horario. Un horario interrumpido es mejor que un
día desordenado.
1. Sea flexible
Al establecer su horario, recuerde las palabras “práctico” y “flexible”. Existen ocasiones donde lo que parece impedir
que usted logre su meta es algo que Dios está usando para darle una meta mucho mejor o una mejor manera de llegar a su
meta. De manera que, si sucede que todo parece estar en contra de su horario, permita que Dios lo cambie; sea flexible.
Siempre podemos estar seguros que el plan de Dios para nuestras vidas es el mejor.
Por supuesto, el mejor horario para usted es el que cumple con sus necesidades. Algunas personas trabajan mejor y son
más eficientes cuando le ponen horario a casi cada hora de su día. A otros les ayuda mejor un horario más general. El tipo
de trabajo que usted hace le ayudará a determinar qué tipo de horario necesita. Para algunos, el propio trabajo que tienen
casi les provee todo el horario que necesitan. Otros tienen que esforzarse mucho para organizar su trabajo dentro de los
parámetros del tiempo que disponen para hacerlo. Pero en todo caso, usted debe tener un horario para no desperdiciar el
tiempo.
Ahora bien, ¿cuáles son algunas actividades fundamentales de su modo de vida a las que puede poner un horario para
ser mejor mayordomo del tiempo que Dios le ha dado?
2. Póngale un horario a las actividades diarias
Aunque su trabajo sea de tal manera que le resulte imposible tener un horario detallado, aun así le será de mucho
provecho tener un horario para algunas cosas. Por ejemplo, cuando se acerca la hora de la comida, si usted es mujer,
prepare la cena de tal manera que esté lista para servir a la hora fijada. Y si es hombre, no siga trabajando cuando es hora
de cenar, sino vaya y cene junto con su familia.
Otras actividades diarias a las que usted puede establecerles un horario son las horas de acostarse y de levantarse. En la
medida de lo posible, toda familia debe tener una hora fija para acostarse y otra para levantarse. No es bueno ni saludable
que la familia se levante cuando lo desee y sin tener un horario fijo.
¡Sea disciplinado! Establezca un horario para las actividades de su vida diaria y usted se sorprenderá al notar los
resultados positivos: más trabajo realizado, más orden en su vida, menos frustración.
Además, al establecer un horario y cumplirlo, ¡usted verá que esto le ayudará a vencer la tentación de pecar en muchas
áreas de la vida! ¿Cómo es eso? Sencillamente no le quedará tanto tiempo para pecar. El que peca siempre dedica una
parte de su tiempo para pecar. Cuando no estamos cumpliendo con ningún horario, entonces la tentación de pecar es
mucho más fuerte. Por eso dice el refrán: “Las manos ociosas son las herramientas del diablo”. La Biblia dice que  “los
días son malos” (Efesios 5.16). Use su tiempo sabiamente y usted no tendrá tanto tiempo para pecar. Es una manera
bíblica de evitar el pecado.
C. Aproveche su tiempo
Busque en los siguientes versículos de la Biblia para ver cuáles son algunas cosas que Dios condena en cuanto al mal
uso del tiempo. Anote el pecado relacionado con el tiempo mal invertido que se menciona en cada cita bíblica:
1. Proverbios 19.15:
2. Proverbios 24.30–34:
4. Lucas 19.11–27:
5. 1 Timoteo 5.13:
6. ¿Cuál parece ser el principal pecado relacionado con el tiempo invertido según las citas bíblicas anteriores?
7. ¿Cómo este pecado conduce a otros abusos del tiempo?
8. Ezequiel 16.49:
La Biblia ofrece muchas enseñanzas positivas acerca del uso del tiempo. Ella menciona muchas cosas de valor en las
cuales podemos ocuparnos a diario. Si seguimos ocupados en estas cosas de valor, nosotros aprovechamos bien el tiempo
para nuestro beneficio y la honra y la gloria de Dios. Busque los siguientes versículos y anote los buenos usos del tiempo
que se mencionan en cada uno de ellos:
1. 1 Pedro 1.17 (una actitud):
2. Efesios 5.15–17 (un estilo de vida):
3. Romanos 13.11 (un pensamiento):
4. Lucas 2.49 (las prioridades de Jesús):
5. 1 Tesalonicenses 4.11 (un trabajo digno):
 
D. Su tiempo se acaba
Nuestra vida es muy breve. Los jóvenes tienden a pensar que tienen muchos años por delante. Pero entre más años
tiene la persona, más rápido le parece que pasa el tiempo. Así que, vemos que la mayordomía del tiempo es importante a
la luz de la extrema brevedad del mismo. De seguro que nadie entiende la brevedad de la vida mejor que esas personas
que tienen setenta u ochenta años de edad.
Ya sea que seamos jóvenes o ancianos, es importante que tengamos presente acerca de la brevedad de nuestra vida
física aquí en la tierra. Sin lugar a duda, la persona que vive con el pensamiento que en cualquier momento puede morir se
hace mucho más propensa a aprovechar mejor su tiempo. Fue por esto que el salmista clamó: “Hazme saber, Jehová, mi
fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy” (Salmo 39.4).

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