TFG
TFG
Por
MARISEL LILIAN GALLASSO
Córdoba, Argentina
2010
“La Responsabilidad Bancaria Frente A Fraudes Cometidos Por El Uso De Los Servicios
Informáticos” Autor: Gallasso Marisel L. Agosto de 2010
RESUMEN
2
“La Responsabilidad Bancaria Frente A Fraudes Cometidos Por El Uso De Los Servicios
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ABSTRACT
3
“La Responsabilidad Bancaria Frente A Fraudes Cometidos Por El Uso De Los Servicios
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DEDICATORIA
4
“La Responsabilidad Bancaria Frente A Fraudes Cometidos Por El Uso De Los Servicios
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AGRADECIMIENTOS
A Jehová Dios por sobre todas las cosas, la guía en todos los
ámbitos de mi vida, sin Su ayuda y la fuerza que me dio no lo hubiera
logrado…
5
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INDICE
Página
Introducción…………………………………………...……………………….. 9
Justificación, Metodología y Objetivos……………………………………. 12
Glosario…………………………………………………………………………. 16
CONCLUSIONES………………………….……………..…………………….. 71
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………. 75
ANEXOS
Anexo I. Fallo Completo Rossen Bárbara c/Banco de la Ciudad de 78
7
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Buenos Aires…………………………………………………………………..
Anexo II. Fallo Completo Traverso María del Carmen c/ Banco de la 80
Ciudad de Buenos Aires s/ordinario………………………………………
Anexo III. Fallo Completo Zappettini Raul Martín c/ Banelco S.A. s/ 82
ordinario…………………………………………………………………………
Anexo IV. Contratos de adhesión a Banca electrónica
Banco Bapro……………………………………………………………………. 88
Banco Macro…………………………………………………………………… 90
Banco Itaú………………………………………………………………………. 91
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INTRODUCCIÓN
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Metodología
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Objetivos Generales:
Objetivos específicos:
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GLOSARIO
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CAPITULO I
Desde hace varias décadas los bancos han debido responder a las
inquietudes y necesidades de clientes cada vez más exigentes. Se ha
invertido en personal, infraestructura, comunicaciones, tecnología tanto
para llevar a cabo procedimientos internos como para efectuar
operaciones con los clientes.
1
Castellanos, Santiago F. y D´Felice José Carlos. Derecho Bancario. Ed Advocatus,
Córdoba 2008. Pág. 26.
18
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2
http://www.cincodias.com/articulo/opinion/Nuevas-tecnologias-negocio-
bancario/20070731cdscdiopi_5/cdsopi/
3
http://www.zonabancos.com/ar/analisis/noticias/12551-descubren-millonario-fraude-
con-tarjetas-de-debito-a-escala-mundial.aspx
19
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4
www.pulsenetwork.com
5
www.gartner.com
6
Phising: es un término informático que denomina un tipo de delito encuadrado dentro
del ámbito de las estafas cibernéticas, y que se comete mediante el uso de un tipo de
ingeniería social caracterizado por intentar adquirir información confidencial de forma
fraudulenta (como puede ser una contraseña o información detallada sobre tarjetas de
crédito u otra información bancaria). El estafador, conocido como phisher, se hace pasar
por una persona o empresa de confianza en una aparente comunicación oficial
electrónica, por lo común un correo electrónico, o algún sistema de mensajería
instantánea o incluso utilizando también llamadas telefónicas. Fuente:
www.wikipedia.com.ar
20
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7
www.ftc.gov
21
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8
http://www.univision.com/content/content.jhtml?cid=1273594
9
Observatorio de Medios de Pago: órgano creado por el Gobierno Español de carácter
consultivo cuyo principal cometido es impulsar el uso de tarjetas en el pequeño
comercio, y proporcionar información sobre pagos electrónicos.
22
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10
http://www.esta-cash.eu/
23
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11
http://www.boe.es/boe/dias/2009/11/14/pdfs/BOE-A-2009-18118.pdf
12
http://www.selecciones.es/evita_fraudes_con_tus_tarjetas
13
http://www.bde.es/webbde/es/
14
http://www.davara.com/documentos/relacionados/pago/Rec87598CEE.pdf
15
GHERSI, Carlos Alberto. Contratos civiles y comerciales. Editorial Astrea, Buenos
Aires, 1994. Tomo 2, pág. 506. 3º Edición.
24
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16
http://www.normativafinanciera.com/normafin/normafin.nsf/2e1295f28ac80012c125659
100342786/08a55b2735336db7c12565a600340e71?OpenDocument
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CAPITULO II
ANTECEDENTES EN ARGENTINA
29
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de caja de ahorro o cuenta corente), uno de los servicios informáticos que Eliminado: ri
provee el banco.
18
Muiño, Orlando Manuel. Comentarios de Derecho Comercial y Bancario. Ed.
Advocatus. Córdoba 1998. pág. 540.
19
GHERSI, Carlos Alberto. Contratos civiles y comerciales. Ed. Astrea, 4° Edición,
Buenos Aires, Argentina. Tomo II, Pág. 232.
30
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• Consultar saldos
• Realizar extracciones en efectivo
• Efectuar pagos
• Depositar cheques
Algunas de las ventajas del cajero son la posibilidad de acceder a
las cuentas bancarias y realizar operaciones durante las 24hs del día,
todos los días del año y desde cualquier lugar20; evitar pérdidas de
tiempo; agilidad en las transacciones, no tener que transportar dinero en
efectivo, entre otras.
20
www.bcra.gov.ar
21
http://www.clientebancario.bcra.gov.ar/default.asp
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22
http://www.bapro.com.ar/principal/interior.asp#
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CAPÍTULO III
23
GHERSI, Carlos Alberto. Contratos Civiles y comerciales. Partes general y especial.
Tomo 2. 3º Edición. Ed. Astrea 1994. Pág. 198.
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y el banco que brinda al mismo una tarjeta de débito para operar con los
cajeros. Tanto el usuario como el banco se obligan recíprocamente, este
último a proporcionar la posibilidad al usuario de acceder a sus cuentas
bancarias y realizar operaciones sobre ella, implementando mecanismos
de seguridad que garanticen la seguridad de las transacciones, por un
lado; y el cliente, a utilizarlo conforme las recomendaciones
proporcionadas por el banco para su correcto empleo, las cuales se verán
posteriormente.
Siguiendo con sus caracteres, se puede decir que además es un
contrato consensual, que queda conformado con la manifestación de las
voluntades de las partes y a la vez se otorga como accesorio con la
apertura de una cuenta corriente o caja de ahorro, por lo que
generalmente no presentan un gasto propio para el usuario, pero sí
indirectamente por medio de los mantenimientos de cuenta.
Es un contrato innominado y atípico, porque no presenta regulación
legal en nuestro ordenamiento jurídico positivo. Aunque sí se acepta su
tipicidad social por la trascendencia económica e interés común, además
de estar autorizado por el Banco Central de la República Argentina por
medio de circular A845.
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1.1
En el fallo “Rossen Bárbara c/Banco de la Ciudad de Buenos
Aires s/ Ordinario”, la señora Rossen, cliente del banco y poseedora de
una caja de ahorro con tarjeta de débito, fue engañada por terceros
ajenos al banco, quienes lograron mediante ardid o engaño que ella les
otorgara el PIN, lo que dio por resultado, que los terceros ajenos al
vínculo contractual extrajeran el dinero de la caja de ahorro con una
“tarjeta melliza”.
Hay que diferenciar dos elementos necesarios para que terceros
puedan efectuar las extracciones u otras operaciones en los cajeros
automáticos, por un lado la clave personal del cliente y por otro la tarjeta
de débito emitidas por la entidad financiera en donde el usuario posee
su cuenta bancaria o una “tarjeta melliza”, lo cual se verá a continuación.
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Daño:
Como se ha visto anteriormente, el daño, es uno de los
presupuestos de la responsabilidad civil, sin el cual no podría
determinarse responsabilidad sobre el sujeto indicado como responsable.
En el artículo 1068 del Código Civil dice que habrá daño “cuando
se causare a otro algún perjuicio susceptible de apreciación pecuniaria, o
directamente en las cosas de su dominio o posesión, o indirectamente por
el mal hecho a su persona o a sus derechos o facultades”.
Es decir, que el daño existe cuando hay un perjuicio realizado
contra otra persona
Coincidiendo con Pizarro y Vallespinos, el Código Civil, toma al
daño en cuanto a responsabilidad civil, como a la consecuencia perjudicial
de la lesión al interés, del menoscabo y del perjuicio provocado. Éste es el
daño resarcible.
Aquí se produce una lesión a un interés de índole patrimonial,
provocando como consecuencia un daño, un perjuicio en los bienes
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Relación de causalidad:
El segundo elemento necesario para la configuración de la
responsabilidad lo constituye la relación de causalidad. La cual se
describe como la conexión fáctica que debe existir entre acción humana y
el resultado dañoso producido.24 Ésta produce una vinculación entre el
hecho dañoso y la consecuencia jurídica, el daño consumado; y sirve para
establecer si la acción de una persona da como consecuencia el perjuicio
ocasionado a la víctima, el cliente Rossen en este caso.
En primer lugar se debe investigar si el daño ha sido causado por
el riesgo de la cosa, en tal caso se puede presumir la relación de
causalidad, y sólo liberará al guardián de la cosa la interrupción del nexo
causal por caso fortuito, acreditando la culpa de la víctima o de un tercero
por el cual él no deba responder.
Por un lado se encuentran estas nuevas tecnologías aplicadas a
los servicios bancarios: el cajero automático y las tarjetas de débito.
Y por otro lado el deber de seguridad del banco y la mayor
previsibilidad en su actuar, ya que como pronuncia el artículo 902 Cód.
Civil, “Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno
conocimiento de las cosas, mayor será la obligación que resulte de las
consecuencias posibles de los hechos”.
24
PIZARRO, Ramón Daniel - VALLESPINOS, Carlos Gustavo. Instituciones de Derecho
Privado: Obligaciones. Tomo 3. Hammurabi. José Luis Depalma Editor. Buenos Aires
1999. Pág. 94.
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25
MOSSET ITURRASPE, Jorge – PIEDECASAS, Miguel A. Código Civil Comentado.
Responsabilidad Civil, Artículos 1066 a 1136. Rubinzal Culzoni Editores 2005. Pág. 341.
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El artículo 1113 Cód. Civil dice que en los casos de los daños
causados por el riesgo o vicio de las cosas, sus dueños o guardianes sólo
podrán eximirse parcial o totalmente de responsabilidad, demostrando la
culpa de la víctima o de un tercero por el cual éste no debe responder,
algo que no se ha evidenciado en este caso Rossen.
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Antijuridicidad
El incumplimiento de la obligación supone una conducta
objetivamente antijurídica, ilícita, ya que deriva como un comportamiento
contrario al ordenamiento jurídico.27
Antijurídico es el comportamiento que cause daño a otra persona.
Contrarrestando dicho comportamiento, en nuestro ordenamiento
jurídico se encuentra el principio constitucional que prohíbe cuasar daños
a otros en su persona o en sus bienes alterum non laedere, que es el que
impone la consiguiente responsabilidad cuando esa conducta dañosa se
conjuga con los demás presupuestos (factor de atribución y relación
causal).
La responsabilidad civil, como ya es sabido, se basa en elementos
diversos para sustentarse: la conducta humana como causante del daño,
el daño, y la relación causal entre ellos. En este caso están por un lado
como actor principal al banco como creador de un riesgo potencialmente
dañoso, el servicio de cajero automático que opera con tarjeta magnética;
y por otro la entidad bancaria que proporciona a los usuarios el servicio de
cajero automático para operar con las tarjetas de débito otorgadas por ella
misma, a fin de ofrecer ventajas de celeridad a los clientes y asegurarse
ventajas para sí misma como económicas de ahorro de tiempos y
personal.
La actividad dañosa, al ser potencial no es ilícita, aunque si se
transforma en ilícita al provocar el daño, como sucedió en este caso.
Se consideran cosas riesgosas, vehículos, armas, cables,
ascensores, entre otros ejemplos y se puede incluir como potencialmente
riesgoso el servicio de cajero automático suministrado por los bancos.
La teoría del riesgo aparece a principios del Siglo XX
específicamente para casos relacionados a accidentes laborales, en los
cuales el empleador era responsable de los accidentes
independientemente de su culpabilidad.
27
PIZARRO Ramón D. VALLESPINOS Carlos G., Instituciones de derecho Privado
Obligaciones, Tomo 2. Hammurabi José Luis Depalma Editor. Buenos Aires, 1999. Pág.
477.
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aquel que exceda los límites impuestos por la buena fe, la moral y
las buenas costumbres.
• El estado de necesidad, tipificado en Código Penal,
como “el que causare un mal por evitar otro mayor inminente a que
ha sido extraño”.
• La legítima defensa, la cual se da cuando se
responde a una agresión ilegítima utilizando un medio racional y
proporcionado con la agresión primitiva.
En el fallo arriba descripto no se observa la aparición de alguna
causa de justificación que respalde el obrar antijurídico provocado por el
daño que causó la actividad riesgosa.
Factor de atribución
Continuando con el pensamiento de los Doctores Pizarro y
Vallespinos, se define al factor de atribución como “el elemento
axiológico, en virtud del cual el ordenamiento jurídico dispone la
imputación de las consecuencias dañosas del incumplimiento obligacional
o de un hecho ilícito stricto sensu a una determinada persona”. O sea,
que a partir de éste se valorarán las consecuencias dañosas y los efectos
que recaen sobre una persona o sus bienes. Se puede clasificar a los
factores de atribución en subjetivos y objetivos.
En el caso de los factores subjetivos, además de demostrarse
antijuridicidad e imputabilidad debe acreditarse culpabilidad, como
reproche de la conducta del agente. La gradación de la culpabilidad se
realiza fundamentalmente para medir las consecuencias reparativas28.
Los factores subjetivos de atribución son el dolo y la culpa, por lo que
intervienen siempre las conductas humanas, sean acciones u omisiones.
En cambio, los factores objetivos se dan en los casos en que el
deudor debe demostrar que el daño ha sido extraño a su comportamiento
diligente, que su conducta no ha influido en las consecuencias dañosas
provocadas. Y es beneficioso, a la par, acreditar la ruptura del nexo
28
GHERSI, Carlos Alberto. Contratos civiles y comerciales. Ed. Astrea, 4° Edición,
Buenos Aires, Argentina. Tomo I, Pág. 274.
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causal por medio de una causa extraña tales como la culpa de la víctima
o de un tercero ajeno a la relación por el cual no se deba responder, la
fuerza mayor o el caso fortuito. Según Pizarro y Vallespinos este tipo de
factores se caracteriza por fundar la atribución del incumplimiento
obligacional y la responsabilidad que de él deriva en parámetros objetivos
de imputación, con total abstracción de la idea de culpabilidad y del
comportamiento del agente indicado como deudor.
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1.2
Siguiendo con el mismo criterio jurisprudencial, en el fallo
“Traverso María del Carmen c/ Banco de la Ciudad de Buenos Aires
s/ordinario” 29, los jueces sostienen una apreciación similar.
Aquí también, la señora Traverso María del Carmen fue engañada
por terceros que se hicieron pasar por empleados del banco, la
contactaron telefónicamente y mediante mentiras y preguntas obtuvieron
el PIN de su tarjeta.
A los pocos días se comunicó con el banco y al revisar su caja de
ahorros comprobó un faltante de $11307.11; efectuó la denuncia policial
como se lo indicó el Banco y le reclamó a éste la restitución de los
fondos indebidamente extraídos.
Esto, sumado a la utilización de una “tarjeta melliza” permitió la
extracción de dinero de su caja de ahorros.
Aquí se destacó que el banco no estaba cumpliendo con las
medidas de seguridad e información, no se advierte a los clientes sobre
las posibles maniobras delictivas, se comprobó que hay stickers en los
cajeros automáticos aconsejando la no divulgación del PIN pero no son
suficientes, ya que muchas personas no utilizan los cajeros.
Las personas que contratan con los bancos lo hacen en función
de su confianza, apariencia de seriedad y seguridad que ostentan y, con
la apertura de una caja de ahorro, no solo esperan poder operar con ella
sino que también entienden que la entidad crediticia realizará todo lo que
esté a su alcance para evitar que -mediante la utilización de sus
prestaciones- sufra daños en su persona o bienes.
Entonces, para retomar el tema de la determinación de
responsabilidad se vuelve a tratar de delimitar los presupuestos para ver
si efectivamente se logra configurar la misma.
29
www.eldial.com
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Daño:
La señora Traverso, poseedora de una tarjeta de débito, por
medio de ardid o engaño de terceros proporcionó la clave personal a
estos.
Los delincuentes, burlando el software utilizado por el banco para
sus tarjetas magnéticas, lograron duplicar las mismas, obteniendo de
este modo tarjetas mellizas.
Con el PIN conseguido mediante el engaño a la señora Traverso,
cliente del banco y la tarjeta melliza, los delincuentes logran obtener los
fondos de la cuenta bancaria, apropiándose de dinero de la señora.
Se denuncia por parte de Traverso, el hecho de no haber sido
informada acerca de las posibles maniobras delictivas a las cuales
podría haber sido expuesta, siendo un deber el del banco de informar al
cliente acerca de los riesgos. El banco alega que realizó campañas de
información, por medio de las cláusulas en el contrato, dando aviso y
colocó stickers en el cajero automático con la advertencia de “no
divulgar a nadie el PIN”.
Sin embargo, más allá de las acciones realizadas
preventivamente por el banco, se observa que no fueron suficientes
recaudos para evitar las consecuencias dañosas que sufrió la señora
Traverso.
Resumiendo, se puede ver que ciertamente existe daño, se ha
realizado un perjuicio a Traverso con la extracción del dinero de su
cuenta por terceros ajenos a la relación bancaria.
Antijuridicidad:
Hasta aquí se ha visto que la responsabilidad civil se configura
sólo frente a una obligación o un deber jurídico incumplido.
O sea que sin el incumplimiento de una obligación contractual o
de un deber jurídico no se puede reprochar ni imputarle ninguna
responsabilidad a ningún sujeto.
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Factor de atribución:
La entidad financiera orienta la causa hacia un supuesto de factor
de atribución subjetivo como es la culpabilidad, haciendo hincapié en el
comportamiento culposo y negligente de la señora Traverso al otorgar su
clave personal de tarjeta de débito a terceros, haciendo caso omiso a las
advertencias del banco.
En el artículo 512 Código Civil define a la culpa como “la omisión
de aquellas diligencias que exigiere la naturaleza de la obligación, y que
correspondieren a las circunstancias de las personas, del tiempo y de
lugar”.
O sea que el banco se ampara bajo la conducta culposa de la
señora Traverso.
No obstante, la defensa de la señora señala que el caso debe
encuadrarse en un factor de atribución objetivo, que como ya se ha visto
este tipo de factores, se caracteriza por fundar la atribución del
incumplimiento obligacional y la responsabilidad que de él deriva en
parámetros objetivos de imputación, con total abstracción de la idea de
culpabilidad.
Casos como el de los daños provocados por el riesgo o vicio de
las cosas y la responsabilidad de sus dueños o guardianes caen bajo
esta órbita.
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1.3
No contrariamente, pero sí con una manifiesta disparidad de
criterio, el fallo “Zappettini Raúl Martín c/ Banelco S.A. s/ ordinario"
da una visión diferente de los casos vistos anteriormente.
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Daño:
Efectivamente, en el caso existe un daño, una consecuencia
perjudicial un menoscabo de contenido patrimonial, al habérsele extraído
dinero de la cuenta del señor Zappettini por terceras personas no
autorizadas por él.
Zappettini, titular de una cuenta bancaria en Banco BBVA Banco
Francés y poseedor de una tarjeta de débito, intentó operar con un cajero
automático, el cual retuvo su tarjeta de débito aún cuando él ingresó
correctamente su clave bancaria.
Como se vio anteriormente, el daño es la consecuencia perjudicial
o menoscabo que se desprende de una lesión, según los maestros
Pizarro y Vallespinos.
Relación de causalidad:
Retomando el artículo 906 del Código Civil, el cual nos dice que en
ningún caso pueden ser imputables aquellas consecuencias que no tienen
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CAPÍTULO IV
HOME BANKING
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www.bapro.gov.ar
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32
www.estudiomarsala.com
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CAPITULO V
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Fuente: www.padec.org.ar
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GHERSI, Carlos Alberto. Contratos civiles y comerciales. Editorial Astrea, Buenos
Aires, 1994. Tomo 1, pág. 364. 3º Edición.
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CONCLUSIONES
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BIBLIOGRAFIA
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ANEXOS
ANEXO I
Fallo Rossen Bárbara c/ Banco de la Ciudad de Buenos Aires s/ Ordinario
En Buenos Aires, a los 27 días del mes de febrero de 2009, reunidos los Señores Jueces de
Cámara en la Sala de Acuerdos fueron traídos para conocer los autos seguidos por: "ROSSEN,
BÁRBARA LAURA C/ BANCO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES S/ORDINARIO" (expte.
49440/04)), en los que al practicarse la desinsaculación que ordena el artículo 268 del Código
Procesal Civil y Comercial resultó que la votación debía tener lugar en el siguiente orden Doctores
Caviglione Fraga, Ojea Quintana y Monti.//-
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada de fs.660/666? El Señor Juez de Cámara Doctor
Bindo Caviglione Fraga dice:
I- La sentencia de fs. 660/666 hizo lugar a la demanda promovida por Bárbara Laura Rossen
contra Banco de la Ciudad de Buenos Aires y, en su mérito, condenó a éste a abonar a la actora la
suma de $ 6.305, con mas sus respectivos intereses a la tasa que devengan los depósitos en caja
de ahorro y costas.-
Para resolver en el sentido indicado, la magistrada a quo sostuvo que la entidad bancaria
demandada debió extremar los recaudos a fin de custodiar debidamente los datos personales de la
actora y formular las recomendaciones en tiempo oportuno que llevaron a que terceros ajenos al
vínculo que unió a las partes extrajeran las sumas que tenía depositada la demandante en su caja
de ahorro mediante la operatoria con tarjetas de débito "mellizas".
Asimismo, señaló que al sub lite le resultaba aplicable la Ley de Defensa del Consumidor y, en ese
orden, concluyó que era exigible la protección responsable del cliente. Por otra parte, consideró
que el standard de responsabilidad agravada recae sobre la entidad bancaria, pues al no disponer
de un sistema de seguridad eficiente debe resarcir el daño ocasionado al actor.
En consecuencia, concluyó que toda vez que el suceso acontecido fue previsible para la
demandada, con base en el artículo 552 del Código Civil y de la ley 24.240 de defensa del
consumidor, estimó que la entidad financiera debió restituir a Bárbara Rossen las sumas que
fueron debitadas indebidamente en su cuenta.-
III- Apelaron ambas partes. La demandada expresó agravios en fs. 683/689, que mereció la réplica
de la actora en fs. 695/699. Por otra parte, esta última expresó agravios en fs. 692/693 que fue
contestada por la demandada en fs.701.- La demandada señala que la aplicación de la ley de
defensa del consumidor no () implica apartarse de los presupuestos de responsabilidad que
establece el Código Civil.
En ese orden, señala que la actora, a pesar de sus advertencias constantes de "que los usuarios
del sistema no revelen su clave de seguridad (PIN)", así lo hizo y comunicó la contraseña a
extraños, el daño se produjo por culpa de la víctima o de un tercero por el cual se encuentra
eximido de responder con arreglo a los términos de los artículos 1109 y 1113 del Código Civil.
Por otra parte, expresa que los retiros de sumas de dinero de la caja de ahorro de la actora fueron
cinco y en ninguno de ellos se supero el límite de $1.800 por cada extracción. Asimismo, se
agravia pues la sentenciante no tuvo en cuenta la advertencia que realizó "Red Link S.A." en el
diario Clarín sobre las operaciones en cajero automático y lo resuelto en la causa penal "Bercoff,
Sergio Benjamín y otros por asociación ilícita, estafa y defraudaciones" en la cual quedó probado
que los damnificados nunca llegaron a comunicarse con el "0800" del Banco Ciudad a fin de
denunciar las irregularidades acaecidas mediante el uso de tarjetas "mellizas".
Así, concluyó que su parte prestó un servicio acorde con los standars de calidad y seguridad
vigentes por lo que no puede exigírsele una conducta negligente ante un obrar imprudente de la
aquí actora.- La demandante se agravia respecto de la tasa de interés fijada en la sentencia de
primera instancia y expresa que debe aplicarse en el sub lite la tasa activa del Banco de la Nación
Argentina para sus operaciones de descuento a treinta días, conforme lo establece la
jurisprudencia del fuero comercial.- III- Cabe señalar que las entidades financieras deben adoptar
mayores recaudos, habida cuenta su condición de profesional por la naturaleza de la obligación
que asume y la actividad que desarrolla.-
Las entidades bancarias actúan en el mercado como un profesional de su actividad, titular de una
empresa con alto grado de especialización, colector de fondos y distribuidor del crédito por un
privilegio emanado del Estado y con superioridad técnica respecto a su cocontratante, razón por la
cual resulta de aplicación lo dispuesto por el artículo 902 del Código Civil, debiéndose apreciar su
conducta no con los parámetros aplicables a un neófito, sino que debe ajustarse a un standard de
responsabilidad agravada, ya que su condición lo responsabiliza de manera especial y le exige una
diligencia y organización acorde con el objeto del negocio (Dubini, Alfredo, "Notas sobre la
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Por otra parte, resulta de la propia documentación acompañada por la demandada (ver fs. 140)
que las extracciones efectuadas por terceros en la caja de ahorro de la actora superaron el límite
diario que tenía derecho a debitar su titular, esto es, la suma de $1.800. En consecuencia, cabe
concluir que más allá de la conducta asumida por la actora -cuya voluntad fue viciada mediante el
ardid o engaño de terceros quienes la indujeron a divulgar su clave de seguridad- el banco fue
negligente en su obrar, pues no dispuso de medios de seguridad eficientes a fin de evitar la
operatoria de "la confección tarjetas mellizas" que, en diversos casos, permitieron extraer fondos
de las cajas de ahorro de sus clientes.-
La entidad financiera no cumplió con la obligación de seguridad -garantía expresa o tácita- que
asumen las partes en ciertos contratos, con el fin de preservar a las personas y bienes de sus
cocontratantes, respecto de los daños que se puedan ocasionar durante su ejecución (cfr. López
Herrera, Edgardo, "Teoría general de la responsabilidad civil", LexisNexis, n° 7004/004379).-
En ese sentido, la Sala D de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial en los autos
"Bieniauskas, Juan Carlos c/ Banco de la Ciudad de Buenos Aires s/ ordinario" [Fallo en extenso:
elDial - AA4927], del 15 de mayo de 2008, señaló: "... La confianza radica no sólo en el uso de la
clave personal y única, sino también la esperable inviolabilidad de la tarjeta magnética entregada
como del software utilizado por el Banco.
Todo ello constituye un "sistema informático" que se pone a disposición del cliente y que debe
brindar, con suficiente confianza para que su uso sea aceptado..." (ver asimismo normativa que
impone a los bancos contar con mecanismos de seguridad informática que garanticen la
confiabilidad de la operatoria; en ese sentido, regulan el tema antes mencionado la Comunicación
A 3323, 1.7.2.2., último párrafo; Comunicación A 3682, 4.8.6.2;; y Comunicación A 4272, 2.1.1.6).-
En razón de lo expresado, corresponde desestimar el agravio de la demandada y, en
consecuencia, confirmar la sentencia apelada en cuanto a este punto.- IV- En cuanto al agravio de
la actora referido a la tasa de interés aplicable, corresponde fijarla toda vez que se deben los
intereses moratorios, a la tasa de interés establecida en el plenario de este fuero en los autos "S.A.
La Razón / quiebra s/ inc. de pago a los profesionales", del 27.10.94 (E.D. 160-205).
En consecuencia, habida cuenta el carácter obligatorio que a tales sentencias confiere el artículo
303 del Código Procesal, corresponde aplicar la referida doctrina (ver esta Sala en "Cajaravilla,
Juan Pablo c/ Lua Cia. de Seguros S.A.", del 22.08.03).
A lo que corresponde agregar que no se advierten en el sub lite circunstancias especiales que
justifiquen la aplicación de una tasa distinta a la establecida por este Tribunal en casos similares
(ver esta Sala en "Lunchon Tickets S.A. c/ P.L. Rivero s/ ordinario", del 27.5.98).- En
consecuencia, corresponde estimar el agravio de la actora y, modificar la sentencia apelada según
lo expresado en este capítulo.- V- Por ello voto por la afirmativa, con la sola modificación que
resulta del considerando IV. Con costas de alzada a la demandada vencida (cfr. art. 68 del Código
Procesal).- Por análogas razones los Señores Jueces de Cámara Doctores Ojea Quintana y José
Luis Monti adhieren al voto que antecede.-
Fdo.: José Luis Monti, Bindo Caviglione Fraga y Juan Manuel Ojea Quintana Ante mí: Fernando I.
Saravia, Secretario de Cámara Buenos Aires, 27 de febrero de 2009.-
Y VISTOS: Por los fundamentos del acuerdo que antecede se confirma la sentencia apelada, con
la sola modificación que resulta del considerando IV. Con costas de alzada a la demandada
vencida (cfr. art. 68 del Código Procesal).- El Dr. Juan Manuel Ojea Quintana actúa conforme lo
dispuesto en la Resolución N° 542/06 del Consejo de la Magistratura y Acuerdo del 15/11/06 de
esta Cámara de Apelaciones.//-
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ANEXO II
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-fs. 311-).-
Sin embargo, no previno a sus clientes sobre lo que estaba ocurriendo sino hasta febrero de 2004 (v.
testimonial Garegnani -fs. 226-, Bonel -fs. 227-, Formoso - fs. 228- y Munne -fs. 237 vta.-) , es decir, una vez
que el daño ya había sido infringido a la actora.-
Destaco, en cuanto a las medidas de seguridad que dice haber desplegado el banco recurrente, que la
autenticidad de la nota alertando a los clientes que lleva fecha "enero de 2004" (fs. 102) y de las "condiciones
generales" para el "uso de la tarjeta Moderban" (f s. 91/3) fue negada por la actora (fs. 107) y que no se produjo
prueba al respecto;; que no pudo determinarse si el despliegue de stickers en cajeros automáticos (v.
testimonial de fs. 313 y reconocimiento de fs. 152) o el mensaje aconsejando la no divulgación del PIN (v.
informe Link de fs. 138) existía a enero de 2004 (fecha del fraude) pues las distintas constataciones efectuadas
lo fueron mucho tiempo después (en febrero de 2005 -fs. 152- y junio de 2004 -fs. 103/5-); que esas
calcomanías eran insuficientes para informar a todos los clientes del banco pues muchos de ellos no usan los
cajeros automáticos y operan directamente en los puntos de venta o por ventanilla, o eran deficientes para
imponerlos de los serios riesgos que corrían frente a la modalidad delictiva en cuestión pues no explicitaban el
modus operando de la banda que perjudicaba a los clientes del banco; y, finalmente, que la publicación en el
Diario Clarín no fue realizada a instancias del banco ni a raíz de información que el mismo suministró, sino a
instancias de la proporcionada por "fuentes de la Policía Federal" (v. f s. 139/140).-
Por lo demás, señalo que el hecho de que mediante la apertura de una cuenta en el Banco y la obtención de
una tarjeta por uno de los miembros de la banda delictiva, ésta haya logrado hacerse del "patrón original de la
banda" de la tarjeta Moderban, debiendo luego solamente "reemplazar [en la tarjeta falsa] el nombre tal cual lo
habían pedido"' a las víctimas en la comunicación telefónica en la que se habían hecho pasar por empleados
del Banco Ciudad (v. fs. 312 de la testimonial del coordinador de seguridad), revela también la vulnerabilidad
del sistema que la propia entidad financiera manejaba y utilizaba con sus clientes (v. rta. G de la pericia
contable).-
Cuadra entonces concluir que la entidad financiera incumplió la obligación de seguridad -garantía expresa o
tácita que asumen las partes en ciertos contratos, de preservar a las personas y bienes de sus cocontratantes,
respecto de los daños que puedan ocasionarse durante su ejecución (López Herrera, Edgardo;; "Teoría general
de la responsabilidad civil", Lexis Nexis, Lexis Nº 7004/004379)-que ha sido reconocida como principio general
del derecho protector de todas las relaciones jurídicas y que encuentra fundamento en normas constitucionales
(arts. 19, 41, 42, 43 y art. 75, inc. 22 de la Constitución Nacional), en la solidaridad social, en el principio de
buena fe (conf. XX Jornadas Nacionales de Derecho Civil, reunidas en la Facultad de Derecho de la UBA) y en
el art. 5 de la ley 24240.-
Así las cosas pues las personas que contratan con los bancos lo hacen en función de la confianza y apariencia
de seriedad y seguridad que ostentan y, con la apertura de una caja de ahorro, no sólo esperan poder operar
con ella sino que también entienden que la entidad crediticia realizará todo lo que esté a su alcance para evitar
que -mediante su utilización- sufra daños en su persona o bienes.-
Y aún si se juzgara inaplicable al caso la ley 24.240 -como lo pretende la entidad financiera recurrente en su
expresión de agravios (fs. 442/3)- podría atribuirse al Banco Ciudad responsabilidad por haber incurrido en
culpa al no haber adoptado las diligencias que el caso exigía. Así podría, por ejemplo, haber informado
fehacientemente a sus clientes de la modalidad delictiva mediante comunicaciones cursadas a sus domicilios
particulares (como hizo tiempo después de que Traverso fuera damnificada), o a través de la publicación de
notas periodísticas o solicitadas en medios de prensa escritos, o por la presentación del tema en noticieros y
programas de interés general, a fin de que -debidamente alertados de lo que ocurría- no fueran engañados.
Nada de eso hizo el Banco permaneciendo, por el contrario, inactivo durante un lapo prolongado, por lo que su
conducta no puede sino catalogarse de negligente, con el agravante de que nos encontramos frente a un
profesional del 'manejo del crédito y del dinero ajeno con alto grado de especialización (arts. 902 y 909 del cód.
civil y esta sala, 16.08.2007, "Loglen, Jorge Aníbal c. BBVA Banco Francés S.A.", La Ley Online).-
Finalmente, la relación de causalidad entre la omisión del demandado y los daños sufridos por la actora no se
vio interrumpida por el accionar de los delincuentes del que da cuenta la causa penal (v. f s. 271/326) pues el
banco (que empleaba a un "coordinador de seguridad de tecnología de información" al frente de un sector
denominado "Departamento de prevención de riesgo y análisis de fraude en banca automática") debió conocer,
por ejemplo, lo endeble que era el sistema para operar las tarjetas -v. testimonial f s. 311-, por lo que bien pudo
prever el riesgo que corrían sus clientes (que, de hecho, había advertido desde el momento en que formuló
denuncia penal -v. f s. 340-) y extremar las medidas para evitarlo.-
4.b. Sentado lo anterior, cuadra pronunciarse sobre la procedencia de la indemnización del daño moral que
cuestiona el banco recurrente, para luego, de corresponder, ponderar la queja traída por la Sra. Traverso
respecto del monto de la misma.-
Si bien es cierto que en casos de responsabilidad contractual quien reclama la indemnización debe acreditar
las circunstancias fácticas susceptibles de llevar al ánimo del juzgador la certidumbre de que el incumplimiento
de su co-contratante provocó un efectivo menoscabo de su patrimonio espiritual (esta sala, 29.10.2007,
"Wolfman, Pablo Gerardo c. Siembra Seguros de Vida S.A.", La Ley Online), no lo es menos que en algunas
oportunidades no requiere de una prueba acabada sino que es admisible inferirlo razonablemente de las
circunstancias del caso (esta sala, 01.06.2004, "Lewi, Osvaldo Daniel y otro c/ Banco del Buen Ayre S.A." [Fallo
en extenso: elDial - AA22A0]y 28.03.2006, "Palacio, Pablo Alejandro c/ BankBoston N.A. s/ ordinario").-
En el caso, mediante una maniobra fraudulenta que el banco conocía y había denunciado ante la justicia y
frente a la cual permaneció inactivo omitiendo alertar debidamente a sus clientes, la Sra. Traverso se vio
privada de los salarios que tenía depositados en su cuenta.-
Bajo tales premisas me parece indudable que la actora sufrió un menoscabo espiritual que fluye de los hechos
antes referidos y, consecuentemente -apreciando el hecho generador y las circunstancias precedentemente
reseñadas (art. 522 del cód. civil), juzgo equitativo confirmar la indemnización por daño moral que otorgara la
sentencia de $ 5.000.-
5. Por ello propongo al acuerdo rechazar los agravios de ambas partes y confirmar la sentencia de grado en
todo cuanto decide. Costas de esta instancia por su orden, atento el modo en el que se decide (art-. 71 del cód.
procesal).-
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ANEXO III
1°) Raúl Martín Zappettini promovió la presente demanda contra Banelco S.A y BBVA Banco Francés S.A., en
concepto de daños y perjuicios, reclamándoles la suma de $ 20.043, o lo que en más o en menos resultare de
la prueba, intereses y costas.
Al efecto, relató que el día 28/9/03, aproximadamente a las 10,10 hs., concurrió a la sucursal Gualeguay del
banco demandado para operar con el cajero automático allí instalado, y que tras insertar en este último la
tarjeta Banelco Electrón que se le había suministrado a ese fin, le fue retenida por el citado aparato mecánico
pese a haber ingresado en el sistema correcta y reiteradamente la pertinente clave personal de usuario.
Precisó que, en esas condiciones, se retiró sin poder realizar operación alguna.
Manifestó que a la noche de ese mismo día consultó por vía remota (internet) el saldo de su cuenta bancaria
asociada, advirtiendo con sorpresa que se habían efectuado distintas extracciones dinerarias por un total de $
9.920. Por tal motivo, dijo, se presentó a las oficinas del banco demandado, donde le informaron que,
seguramente, había sido víctima de la colocación de un "pescador", esto es, un elemento que puesto en la
ranura del cajero automático donde los usuarios ingresan las tarjetas, permite la retención de la colocada y su
posterior extracción por un tercero.
La demanda, a la que se llegó después del fracaso de diversos reclamos extrajudiciales y de la mediación
obligatoria, comprendió el resarcimiento del daño material determinado por los citados $ 9.920; del daño moral,
estimado en $ 10.000; y de la recuperación de gastos extrajudiciales por $ 123 (fs. 24/27).
2°) La sentencia de primera instancia -dictada a fs. 603/610- admitió parcialmente la demanda y condenó al
BBVA Banco Francés S.A. al pago de la suma de $ 1.000, con más sus intereses. Para así decidir, el señor
juez a quo señaló que fue probado que el actor contrató con el codemandado BBVA Banco Francés S.A. la
apertura de una cuenta bancaria, como así también la entrega de una tarjeta Banelco Electrón. Y enmarcado el
asunto en el ámbito de la responsabilidad contractual, juzgó que jugaba en la especie una inversión de la carga
de la prueba, pues al banco demandado le tocaba demostrar que el actor había actuado con dolo. Sostuvo que
éste último no se había comprobado y que, por el contrario, pericialmente se había acreditado -aunque en
fecha posterior a la del hecho- que el habitáculo donde funcionaba el cajero automático no cerraba
adecuadamente, y que era posible operar por algunos minutos con un "pescador" que había fabricado el perito
actuante. Sin perjuicio de ello, entendió que la omisión del actor en hacer una pronta denuncia de lo ocurrido,
había permitido dos de las tres extracciones que en perjuicio de él se realizaron el mismo día en otras
sucursales (en Gualeguaychú, a las 12,13 hs., por $ 4.000; y en la ciudad de Zárate, entre las 17,31 hs. y las
17,33 hs., por $ 4.920), encontrando responsable al banco demandado, por ello, solamente por la extracción
efectuada en la ciudad de Gualeguay, un minuto después de los hechos, por un total de $ 1.000, importe este
último por el que, en definitiva, con más sus intereses, se dictó la condena ya que, de otro lado, no se entendió
probado el daño moral.
Cabe observar que la sentencia absolvió a Banelco S.A. por no encontrar que respecto de esta parte se
hubiera acreditado un incumplimiento causalmente relacionado con el evento.
3°) Tanto el actor como el BBVA Banco Francés apelaron contra el pronunciamiento reseñado (fs. 612 y fs.
615).
El actor expresó sus agravios en fs. 629/631, que fueron contestados en fs. 638/640 por Banelco S.A. y en fs.
645/647 por el BBVA Banco Francés S.A.. De su lado, el banco demandado hizo lo propio en fs. 623/627,
mereciendo la respuesta del actor de fs. 642/643.
El actor basó su crítica al fallo en los siguientes puntos: i) en la contradicción en la que habría incurrido el juez
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a quo al considerar acreditada, por un lado, la responsabilidad del Banco por el incumplimiento del deber de
seguridad, pero por otro lado, al considerar que hubo culpa de su parte por no hacer nada para evitar el
despojo, o sea, por obrar negligentemente; ii) en la eximición de responsabilidad respecto de la codemandada
Banelco S.A.; iii) en el rechazo del rubro daño moral por no encontrarlo debidamente acreditado; iv) en la no
valoración por parte del juez a quo de cierta causa judicial ofrecida como prueba; y v) en la imposición de las
costas a su cargo.
De su lado, el banco demandado se agravió por: i) la atribución de culpa a su parte ante el supuesto
incumplimiento del deber de seguridad que estaba a su cargo; ii) la errónea apreciación del peritaje informático;
iii) la inversión de la carga probatoria con relación a la culpa de la víctima; y iv) la aplicación de intereses en la
condena.
Aunque con distinta orientación, según se aprecia, tanto el actor como el banco demandado se agravian de lo
resuelto en materia de responsabilidad. Comenzaré, por ello, con tal aspecto de la litis, de tratamiento
preliminar a cualquier otro, bien que sin seguir el orden expositivo elegido por los contendientes porque
metodológicamente entiendo correcto el que desarrollo a continuación.
4°) Es pertinente recordar, ante todo, que si bien con anterioridad a la sanción de la ley 26.361 (promulgada
después de ocurrir los hechos que dieron origen a la presente litis) la doctrina no se había manifestado
conteste en cuanto a si el cliente de un banco podía considerarse un consumidor protegido por la ley 24.240, la
mayoría de los autores se había inclinado por dar una respuesta positiva (en este sentido: Mosset Iturraspe, J.,
El cliente de una entidad financiera –de un banco- es un consumidor tutelado por la ley 24.240, JA 1999-II, p.
841; Stiglitz, R., Últimas resistencias contra la protección del consumidor, JA 1999-II, p. 843; Farina, J.,
Defensa del consumidor y del usuario, Buenos Aires, 2004, p. 103 y ss.; Paolantonio, M., El control judicial de
las cláusulas predispuestas y un fallo ejemplar, ED 176-458; Vázquez Ferreyra, R., Cuenta corriente bancaria,
contratos de adhesión y tutela del consumidor, ED 177-237; Gerscovich, C., Bancos, clientes y protección de
los consumidores, JA 1999-II, p. 973; Barbier, E., Contratación bancaria. Consumidores y usuario, Buenos
Aires, 2000, p. 40; Moeremas, D., Contratación bancaria y ley de defensa de los consumidores, LL 1997-E, p.
1267; etc. En contra, Bonfanti, M., El cliente de banco y la ley 24.240, JA 1999-III, p. 704; y planteando el tema:
Barreira Delfino, E., La contratación bancaria, en Lorenzetti, R. y Schötz, G., “Defensa del Consumidor”,
Buenos Aires, 2003, p. 177, espec. ps. 195/196, n° 5).
De ahí que, en términos generales, puede decirse que ya antes de la sanción de la ley 26.361, había
coincidencia en que estaban comprendidas en el ámbito de la ley 24.240 las operaciones bancarias que
prestan las entidades alcanzadas por la ley 21.526 a sus clientes, tales como la cuenta corriente, las cuentas
de ahorro, el uso de tarjetas de débito o crédito y similares, o los distintos servicios de depósitos (conf. Villegas,
C., Contratos mercantiles y bancarios, Buenos Aires, 2005, t. II, p. 113).
Indudablemente, también quedaba aprehendido en ese marco -y lo está actualmente- el servicio de utilización
de cajeros automáticos, que es accesorio de tales otras operaciones bancarias (conf. Cám. Cont. Adm. y Trib.
Cdad. de Bs.As., Sala I, 2/9/2003, "Banco Río de la Plata S.A. c/ G.C.B.A."; Drucaroff Aguiar, A., La
responsabilidad bancaria: actualidad jurisprudencial, en la obra "Cuenta corriente y responsabilidades
bancarias" -dirig. Favier Dubois (h)-, Buenos Aires, 2006, p. 288, espec. ps. 290/292 y 335/341).
De su lado, esta Sala, en su actual integración, destacó la pertinencia de aplicar lo dispuesto por la ley 24.240
al servicio de utilización de cajeros automáticos (causa "Bieniauskas, Carlos c/ Banco de la Ciudad de Buenos
Aires s/ ordinario", sentencia del 15/5/08, voto del juez Vassallo).
En concreto, con relación específica a la utilización de cajeros automáticos, el vínculo que une al cliente con el
banco no deja de ser una típica relación de consumo, definida por el art. 1° de la ley 24.240, de naturaleza
contractual (conf. Goldsztein Marote, M. y Barbier, E., Responsabilidad del prestador del servicio de cajero
automático, JA 1990-III, p. 748; Mazzinghi, M., Responsabilidad del banco por la extracción fraudulenta de
fondos, LL del 1/9/2008).
Se ha señalado también, en criterio que cabe compartir, que calificada la relación como contractual, la
responsabilidad del banco es, desde el punto de vista del cliente, la que deriva de la existencia de una
obligación "de resultado" en cuanto al correcto funcionamiento del sistema de cajero automático, evitando
operaciones fallidas y permitiendo la permanente extracción de fondos o depósitos, la acreditación de pagos y
transferencias sin error, la correcta consulta de saldos, etc. (conf. Goldsztein Marote, M. y Barbier, E., ob. cit.,
loc. cit.) y, a la vez, "de seguridad" en cuanto debe brindarse al cliente una prestación funcional preparada para
brindar el servicio de cajeros de la manera más confiable posible frente a maniobras fraudulentas de terceros
(conf. Trigo Represas, F. y López Meza, M., Tratado de la responsabilidad civil, Buenos Aires, 2005, t. IV, p.
432; Dubini, A., Notas sobre la actualidad de la jurisprudencia en materia de responsabilidad bancaria, en la
obra "Cuenta corriente y responsabilidades bancarias" -dirig. Favier Dubois (h)-, Buenos Aires, 2006, p. 301 y
ss., espec. ps. 309/311 y fallo allí transcripto).
Dentro de ese marco contractual, trasciende por su relevancia la prueba del daño sufrido y la comprobación del
defecto o falla del sistema, como así también sobre quién recae la carga del onus probandi.
Al respecto, ha de entenderse que las entidades bancarias al encontrarse en una posición ventajosa frente al
usuario -que es la parte débil de la contratación- son las que ostentan la información y todas las aptitudes
técnicas para aportar los elementos de prueba necesarios para dirimir un conflicto suscitado con un usuario
determinado. Por ello, en base a la teoría de la carga dinámica de la prueba, el banco deberá probar que no se
ha producido una falla en el software, el fraude del administrador del sistema o una imperfecta o inadecuada
información respecto del funcionamiento y operación del servicio de cajero automático (conf. Trigo Represas, F.
y López Meza, M., ob. cit., t. IV, p. 433).
Es de observar, asimismo, que el problema es resuelto en el derecho comparado con una análoga orientación.
En tal sentido, en España es criterio cada vez más extendido el que amplía la responsabilidad del banco en
materia de prueba. Es decir, recae sobre el banco la prueba de las disposiciones a través del cajero. Así, una
sentencia de la Audiencia Provincial de Alicante del 18 de enero de 1993 (AC 1993/35) dispuso hacer recaer la
carga de la prueba sobre el banco emisor, que es quien controla o debe controlar el funcionamiento de los
cajeros, y quien tiene en sus manos el tratamiento de todos los datos. Por su parte, una sentencia de la
Audiencia Provincial de Oviedo del 27 de junio de 1992, llegó a la conclusión aplicando la ley de defensa al
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“La Responsabilidad Bancaria Frente A Fraudes Cometidos Por El Uso De Los Servicios
Informáticos” Autor: Gallasso Marisel L. Agosto de 2010
consumidor española, de que es la entidad bancaria la responsable de los defectos, errores o averías
causados por los mecanismos automáticos de que disponen sus clientes para realizar operaciones de ingreso
o extracción, siempre que no se pruebe que tales defectos, errores o averías fueron provocados por éstos, de
suerte que, en esas condiciones, incumbe al banco la prueba de la culpa, dolo o de la mala fe del cliente, nada
de lo cual puede ser presumido. Y si bien existe algún fallo de sentido contrario (Audiencia Provincial de Ciudad
Real, del 20/5/93), este último ha sido fuertemente criticado, y la tendencia jurisprudencial más asentada es,
según lo destaca la doctrina especializada, exigir responsabilidad al banco, que cada día necesita invertir más
en dar mayor seguridad a los sistemas, pues también las posibilidades de fraude avanzan con los progresos
tecnológicos y se hacen más sofisticadas. Asimismo, la misma doctrina especializada recuerda que el Servicio
de Reclamaciones del Banco de España ha resuelto que la "responsabilidad objetiva por fallos del sistema,
debe ser asumida por quien lo implanta y no por quien lo utiliza" (conf. Nieto Carol, U., Contratos bancarios y
parabancarios, Editorial Lex Nova, Valladolid, 1998, ps. 883/884; Sequeira, A., Gadea, E. y Sacristán, F., La
contratación bancaria, Dykinson, Madrid, 2007, ps. 472/473).
Cabe observar, en fin, que el recordado fallo de la Audiencia Provincial de Oviedo del 27 de junio de 1992 ha
sido difundido y comentado entre nosotros por un destacado autor nacional, quien señala que sus
conclusiones, especialmente en punto a la carga probatoria que pesa sobre la entidad bancaria, son
perfectamente aplicables en el marco de la ley 24.240 (conf. Vázquez Ferreyra, R., Cajeros automáticos y
defensa del consumidor, JA 1997-I, p. 791); y que, en los términos indicados, el banco debe responder frente al
titular por la no ejecución o ejecución incorrecta de operaciones, incluso cuando la operación se inicie a través
de mecanismos electrónicos que no están bajo el control directo y exclusivo del emisor, es decir, incluso
cuando el cajero sea de otro banco, pero asociado al sistema (conf. Nieto Carol, U., ob. cit., loc. cit.).
6°) La sentencia de la instancia anterior concluyó, de otro lado, que la conducta del actor influyó en la
causación del daño, concurriendo su culpa con la del banco demandado a ese fin, porque no denunció
inmediatamente el hecho de que su tarjeta había sido retenida por el cajero automático. En tal sentido, ponderó
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“La Responsabilidad Bancaria Frente A Fraudes Cometidos Por El Uso De Los Servicios
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el juez a quo que si la retención de la tarjeta tuvo lugar a las 10,10 hs., pudo haber formalizado el actor la
denuncia de lo ocurrido esa misma mañana antes de las 13,00 hs. en que cerró la sucursal bancaria, pero que,
sin embargo, no hizo semejante cosa, preocupándose por conocer el saldo de su cuenta recién en horas de la
noche por vía remota (internet). De tal modo, concluyó el magistrado, la negligencia del demandante en
denunciar lo acotencido impidió el pronto bloqueo del sistema lo cual, si bien por razones de inmediatez
temporal no habría evitado la primera extracción realizada por $ 1.000, sí habría impedido las posteriores
cumplidas horas más tarde en Gualegaychú y Zárate (606 vta./607 vta.).
Esta parte del fallo de primera instancia agravia al actor porque, a su juicio, no tuvo en cuenta que el día
28/9/2003 fue domingo, y el siguiente feriado en la Provincia de Entre Ríos, de manera que hizo la denuncia el
primer día hábil posterior; porque obró así bajo la creencia de que la tarjeta había quedado retenida en el
cajero, sin suponer la posibilidad de su posterior retiro por terceros de manera ilícita; y porque, a todo evento, el
modo en que se distribuyó la culpa concurrente fue arbitrario, pues se hizo incidir en el consumidor o usuario el
mayor peso de ella (fs. 629/630).
La crítica lleva a recordar, ante todo, que el art. 5.1.1.7. de la Comunicación “A” 3390 del Banco Central de la
República Argentina establece que “…en los lugares donde se encuentren los cajeros automáticos deberán
colocarse en forma bien visible, carteles que indiquen las precauciones que deben adoptar los usuarios del
sistema…”.
En ese orden de cosas, el peritaje en informática acreditó que en el cajero automático en cuestión aparece una
pantalla inicial con la siguiente advertencia: “...si el cajero automático retuvo su tarjeta no admita ningún tipo de
ayuda de extraños…Llame de inmediato al 4334-5466...” (fs. 434 y 443).
De tal suerte, no es dudoso que el actor le fue informado adecuadamente cuál era la actitud que debía seguir
para el caso de retención de la tarjeta por el cajero automático. En concreto, al sufrir la retención de su tarjeta,
debió inmediatamente comunicarse por vía telefónica y hacer la denuncia correspondiente. La expresión "...de
inmediato..." utilizada en la pantalla del cajero automático, de la cual el actor tomó o debió tomar conocimiento,
tiene una significación inequívoca: sin dilaciones, sin demoras, sin retardos.
La circunstancia de que el 28/9/2003 fuera un domingo y el día siguiente feriado provincial, en nada impedía
cumplir con la apuntada denuncia, ya que es público y notorio que los centros de atención telefónica que los
bancos tienen para eventos como el indicado funcionan todos los días del año, las veinticuatro horas. De ahí
que, si el demandante no hizo la denuncia telefónica de manera inmediata, ello obedeció a su propia conducta
discrecional que, en el caso, se tradujo en una negligencia culpable con lógica incidencia en el plano de la
responsabilidad examinada.
No modifica esta última conclusión la alegación del actor de haber sido víctima de un "pescador", porque aun si
la tarjeta hubiera sido retenida por el cajero automático sin una posterior extracción ilícita de ella, igualmente
habría tenido que realizar la denuncia, ya que esta era procedente frente a la mera retención.
A la luz de las precedentes reflexiones, entiendo que la omisión incurrida por el actor en formalizar la
pertinencia denuncia telefónica, efectivamente facilitó las extracciones dinerarias realizadas en las ciudades de
Gualeguaychú y Zárate.
Y en este punto creo pertinente detenerme para plantear una primera discrepancia con el fallo apelado, pues
mientras este último entendió que la apuntada omisión actuó como concausa del hecho ilícito, en realidad,
desde mi punto de vista, solamente agravó sus consecuencias, esto es, agravó el daño.
En efecto, como fuera ya dicho, nada fue probado en autos que indique que, de alguna manera, el señor
Zappettini hubiera actuado negligentemente en el momento de intentar utilizar el cajero automático en la
mañana del día 28/9/2003. Su conducta, por tanto, no fue causalmente relevante en la producción misma del
hecho ilícito representado por la sustracción de su tarjeta. Empero, su omisión de denunciar la ocurrencia de
este último extremo de manera inmediata, sí contribuyó al agravamiento del consiguiente daño pues,
ciertamente, facilitó las extracciones dinerarias realizadas en las ciudades de Gualguaychú y Zárate.
Sobre esto último cabe recordar que, en efecto, el hecho del acreedor, puede dar lugar no solo a la
denominada "culpa concurrente", sino también a una situación de agravamiento del daño cuando tal hecho es
distinto y posterior del que resulta responsable el deudor. Dándose esto último (agravamiento del daño), tanto
las reglas que gobiernan, en general, lo atinente al hecho del acreedor (arg. art. 1111 del Código Civil), como
las que configuran el régimen de extensión del resarcimiento, adunadas a la cooperación que impone el
estándar de la buena fe negocial, conllevan ineludiblemente a eximir al deudor de las consecuencias dañosas
que pudieron ser razonablemente evitadas por el acreedor, dado que las mismas no se derivaron
necesariamente del incumplimiento, sino de una conducta omisiva posterior no imputable a aquél (conf.
Agoglia, M., Boragina, J. y Meza, J., La exoneración de la responsabilidad contractual. La causa extraña,
RDPC n° 18 (responsabilidad contractual II), 1998, p. 9 y sgtes., espec. p. 16, n° 2). Es que, como lo ha
destacado caracterizada doctrina, la buena fe también entra en juego en la parte patológica del incumplimiento,
de modo que el acreedor aun cuando queden insatisfechas sus expectativas, no puede comportarse de tal
modo que aumente el daño del incumplimiento, desinteresándose de las consecuencias perjudiciales que su
indiferencia produce en la esfera de los intereses de la otra parte; hay aquí una exigencia de corrección que le
impone, incluso en esta fase, buscar el modo de limitar los daños derivados del incumplimiento, debiendo
calificarse de culposa la conducta del acreedor insatisfecho que, después de comprobarse el hecho del
incumplimiento, no se cuida de limitar, en cuanto sea posible, los daños que se deriven de ese incumplimiento
(conf. Mosset Iturraspe, J., Responsabilidad por daños - Eximentes, Buenos Aires, 1980, t. III, ps. 129/130, n°
28).
Pues bien, en las condiciones precedentemente reseñadas, cabe confirmar, en general, lo resuelto en la
instancia anterior en cuanto ponderó la conducta del actor posterior al ilícito, para juzgar la medida de la
responsabilidad del banco demandado.
Creo, sin embargo, que asiste razón a la apelación en cuanto critica a la sentencia por el modo en que ponderó
la incidencia de tal conducta posterior del actor.
Ello es así, porque la omisión del demandante en hacer una inmediata denuncia de la retención de la tarjeta de
crédito, aunque haya facilitado el agravamiento del daño, no constituye elemento de juicio que conduzca a una
exoneración plena de la responsabilidad del banco demandado por las extracciones ilícitas hechas en
Gualeguaychú y Zárate ya que, en defintiva, tales extracciones tampoco habrían tenido lugar sin el
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Y ese disenso se ha de traducir, según lo entiendo justo, en una exoneración meramente parcial del banco,
para definir la cual no veo mejor solución que una distribución paritaria en la apreciación de la gravedad de la
culpa no concurrente imputable individualmente a cada una de las partes, toda vez que no se puede establecer
a ciencia cierta cuál intervino en mayor o menor medida (conf. Bustamante Alsina, J., Teoría general de la
responsabilidad civil, Buenos Aires, 1993, p. 302; Orgaz, A., La culpa (actos ilícitos), Buenos Aires, 1970, p.
235).
Por ello, propondré al acuerdo mantener la responsabilidad plena del banco demandado en cuanto a la
extracción de $ 1.000 realizada en la ciudad de Gualeguay, y asignarle el 50% de la culpa, exonerándolo en lo
demás, con relación a las extracciones posteriores realizadas en las ciudades de Gualeguaychú y Zárate (conf.
CNCom. Sala A, 12/2/08, "Traglia, Rafaela c/ Banco de la Provincia de Buenos Aires s/ ordinario", caso
análogo al presente en el que también se recurrió al criterio de la atribución paritaria).
En suma, además de los citados $ 1.000 el banco demandado debe responder por la suma de $ 4.460 (50% de
$ 4.000 + $ 4.920).
7°) El actor, de otro costado, cuestiona el hecho de que el sentenciante hubiera desligado de toda
responsabilidad a Banelco S.A.
Esta última empresa al contestar la demanda sostuvo que es "...sólo una transmisora y teleprocesadora de los
datos que las entidades cargan o comunican a su computador central, a fin de llevar a cabo las operaciones
que se cursan por la citada red de cajeros automáticos..."; adujo también que "...es ajena a la concreción
efectiva o no de tales operaciones, como así de los eventos irregulares que puedan referirse a las mismas y/o a
la utilización de los cajeros, los que son atendidos y están a cargo exclusivo de las entidades financieras que
los titularizan..." (fs. 71 vta.).
Señálase que el peritaje de fs. 441/444 hizo una breve descripción de las funciones específicas que Banelco
S.A. tiene en la prestación del servicio de teleprocesamiento de operaciones cursadas por cajeros automáticos,
que resultaron confirmatorias de lo sostenido por esa parte en su responde a la demanda.
En esas condiciones, Banelco S.A. no puede responder por los hechos que se produzcan en cajeros cuya
atención y cuidado no están a su exclusivo cargo. Con lo cual, considero que el agravio del actor, que insiste
en hacer responsable a esa empresa por el hecho de que el cajero automático fue objeto de una maniobra con
un "pescador", debe ser rechazado.
8°) Determinado todo lo atinente a la responsabilidad, cabe ingresar en el tratamiento de los restantes agravios
de las partes.
El actor critica el hecho de que el magistrado de grado hubiera rechazado la indemnización del daño moral que
reclamara.
Entiendo que la queja no es procedente.
Aunque la indemnización del daño moral que es consecuencia de la privación de bienes materiales no es
absolutamente inadmisible, ni siquiera tratándose de supuestos de responsabilidad contractual (conf.
Lorenzetti, R., Daño moral contractual derivado de la privación de bienes, LL 1998-E, p. 389), lo cierto es que
su admisión está sujeta a la demostración acabada de que el hecho o el incumplimiento ha proyectado una
verdadera lesión espiritual, un menoscabo serio de los bienes no patrimoniales que hacen a la dignidad de las
personas, la paz, la tranquilidad de espíritu, la libertad individual, el honor, la integridad física, los efectos
familiares, etc..
No presentándose esto último, la regla es la de la inadmisibilidad del resarcimiento, pues la privación transitoria
de bienes materiales no configura por sí misma una lesión subjetiva indemnizable a título de daño moral que,
se insiste, solamente está reservada para resarcir aquellos ataques a bienes sin contenido patrimonial, tales
como el honor, la integridad física, los íntimos afectos o similares (conf. CNCiv. Sala A, 13/9/89, “Carrasale,
Luis Carlos c/ Empresa de Ferrocarriles Argentinos s/daños y perjuicios”; sala I, 23/2/94, “Vázquez, Carlos
Alberto c/ Garage Galicia s/daños y perjuicios”).
En este orden de ideas, se ha dicho que el cercenamiento de las prerrogativas del propietario respecto de
bienes materiales no configura necesariamente un daño moral (conf. CNCiv. Sala A, 15/9/99, “Cionci,
Sebastián Carlos c/ M.C.B.A. s/ daños y perjuicios”), criterio que es aun más pertinente si de lo que se trata es
de un supuesto de privación de dinero, puesto que no es en tal hipótesis predicable el establecimiento de un
lazo afectivo o emocional, ni tal falta de disponibilidad parece que de suyo pueda conducir a un desmedro
extrapatrimonial (conf. CNCom., esta Sala, 22.12.2008, "Aime, Aníbal Raúl y otro c/ HSBC BANK Argentina
S.A. y otro s/ Ordinario”).
Por otro lado, y como razonamiento coadyuvante al anterior, cabe recordar que la indemnización de que se
trata constituye un remedio de excepción y no un modo genérico de engrosar el resarcimiento económico (conf.
CNFed. Civ. Com., Sala II, causas 1247 del 14.5.82; 2166 del 18.5.84; 5889/93 del 11.2.97; 1264/94 del
15.7.98, 1088/93 “Astilleros Sudestada SRL c/ Cirio, Ricardo Orestes y otro s/ daños y perjuicios”, del 22/12/98;
íd., causa 16.096/96, “Ruíz, Susana Lucrecia y otro c/ Banco de la Nación Argentina s/ incumplimiento de
contrato”, del 19/9/2000).
Corresponderá, pues, confirmar la sentencia apelada en cuanto rechazó la indemnización del daño moral.
9°) Afirma el actor que el juez a quo obvió ponderar lo que resulta del expediente "Primofrutto Francisco
Roberto c/ Banelco S.A. y otro s/ Daños y perjuicios", recibido como prueba ad effectum videndi et probandi (fs.
631).
Se trata de una crítica inexplicable pues, contrariamente a lo afirmado, el magistrado de la instancia anterior
valoró esas constancias, destacando especialmente no compartir los términos de la sentencia allí dictada (fs.
609, punto 9).
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10°) Se queja el demandado por entender que resulta excesiva la aplicación de intereses conforme la tasa
activa que fija el Banco de la Nación Argentina.
En este sentido considero que el planteo es inadmisible. La tasa aplicada por el juez a quo es la utilizada
obligatoriamente en el fuero (conf. CNCom. en pleno, 27/10/94, "S.A. La Razón"), y no configura el caso en
estudio una situación de excepción que justifique otra solución.
11°) Finalmente cuestiona el actor la imposición de las costas correspondiente a los trámites de la instancia
anterior.
Teniendo en cuenta que la demanda prospera solamente de manera parcial, y que por el presente voto propicio
elevar el monto de la condena contra BBVA Banco Francés S.A., entiendo ajustado a derecho que las costas
corran en el 60% a cargo de dicha entidad, y en el 40% a cargo del actor (arts. 71 y 279 del Código Procesal).
Propiciaré al acuerdo, pues, que se admita la apelación con tal alcance, manteniéndose desde luego lo
decidido en materia de costas en el considerando 8, apartado (i) de fs. 609.
13°) Por todo lo expuesto, propongo al acuerdo modificar el fallo apelado, elevando la condena a la suma de $
5.460, y disponiendo que las costas de ambas instancias corran en la proporción indicada en el considerando
11°.
Así voto.
Los señores Jueces de Cámara, doctores Vassallo y Dieuzeide adhieren al voto que antecede.
Concluida la deliberación los señores Jueces de Cámara Acuerdan:
a) Modificar el fallo apelado, elevando la condena a la suma de $ 5.460, y disponiendo que las costas de
ambas instancias corran en la proporción indicada en el considerando 11°.
(b) Diferir la consideración de los honorarios hasta tanto se hayan regulado los de la anterior instancia.
Notifíquese y una vez vencido el plazo del art. 257 del Código Procesal, devuélvase la causa al Juzgado de
origen.
Pablo D. Heredia - Juan José Dieuzeide - Gerardo G. Vassallo
Gastón M. Polo Olivera - Secretario de Cámara
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ANEXO IV
Contratos de adhesión
Banco BAPRO
Su incorporación al servicio Home Banking del Banco de la Provincia de Buenos Aires, quedará sujeto y
subordinado a los Términos y Condiciones que se detallan a continuación:
Acceso al Servicio
El acceso al servicio se realizará mediante una Clave Personal y un Usuario con los que operará desde una
computadora, dispositivo similar o equipo de telefonía celular, conectado a la Red Internet.
El Cliente generará e ingresará al sistema su Clave Personal, a través de un Cajero Automático de la Red
Banco Provincia/Link. La aplicación le devolverá su Usuario para el presente servicio.
En vista que su clave será de su exclusivo conocimiento, al ingresar al sistema con sus datos se validarán las
operaciones como si hubiesen sido instrumentadas con su firma personal.
El Banco queda totalmente liberado de responsabilidad por el uso que un tercero pueda hacer del sistema,
utilizando su clave personal.
Deja expresa constancia de haber sido debidamente informado sobre las operatorias a realizar a través del
servicio Home Banking.
Requisitos
El Cliente podrá operar el presente servicio desde una computadora personal que reúna los siguientes
requisitos mínimos de Hardware y Software:
Intel Celeron 1.2Ghz; 256 Mb RAM; Windows 98SE.
Navegadores soportados: Internet Explorer versión 7 o superior (Microsoft); Firefox versión 2 o superior
(Mozilla); Safari 4 (Apple); Chrome (Google).
El Cliente podrá operar el presente servicio desde un teléfono celular conectado a la red Internet, que soporte
las tecnologías Java MIDP2.0 o superior y se encuentre homologado por Red Link, en el cual se haya
descargado el aplicativo Link Celular.
Para comenzar a operar el servicio con telefonía celular, el Cliente deberá solicitar el aplicativo Link Celular a
través de un Cajero Automático de la Red Banco Provincia/Link o del servicio Home Banking.
Le será requerida la registración de un número telefónico de equipo celular, en el cual recibirá un mensaje SMS
conteniendo un hipervínculo que permitirá la descarga del aplicativo Link Celular y su instalación.
El Cliente ejecutará Link Celular y accederá al servicio ingresando los datos de identificación que le sean
requeridos.
La obtención del aplicativo Link Celular y/o la realización de transacciones con el mismo, implican la aceptación
de los presentes "Términos y Condiciones".
Operaciones habilitadas
Luego del ingreso de su Usuario y Clave el Cliente podrá realizar todas las operaciones que el Banco
determine y se encuentren disponibles en el Menú del servicio, incluida la adquisición de productos y/o
servicios, bajo las condiciones particulares de cada uno de ellos, siempre que las cuentas sobre las que opere
se encuentren abiertas y sin pesar sobre ellas suspensiones del servicio de pago, ni medidas cautelares que
las afecten.
Una vez que el Cliente haya efectuado las operaciones deseadas, y quiera dejar de operar el servicio, deberá
concluir la sesión utilizando las opciones correspondientes.
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Toda transacción que se efectúe en el servicio, mediante Usuario y Clave se entenderá realizada por el Cliente,
considerándose las mismas como válidas, legítimas y auténticas sin necesidad de realizar otro tipo de
confirmación.
Las operaciones cursadas a través del servicio Home Banking serán tomadas "en firme", salvo aquellas que
deban ser necesariamente confirmadas por el Banco. En caso de efectuar, por este u otro sistema distinto,
operaciones que se contrapongan entre sí, se entiende que la única válida es la primera procesada por el
Banco.
Responsabilidad
Asume expresamente las siguientes obligaciones:
·Efectuar las operaciones ajustándose estrictamente a las instrucciones dadas por el Banco.
·Mantener la confidencialidad de la identificación utilizada para acceder al servicio Home Banking del Banco
de la Provincia de Buenos Aires.
El Cliente asume la responsabilidad por el uso del sistema, haciéndose cargo de todos los daños y perjuicios
emergentes del uso indebido y/o incumplimiento de las obligaciones que asume en el presente documento.
El Cliente acepta que las órdenes impartidas por éste, a través de los medios especialmente habilitados al
efecto para este servicio, serán tenidas como prueba de su voluntad de haber realizado las transacciones; del
mismo modo acepta expresamente la información que surja de los soportes magnéticos, microfichas o listados
de computación aportados por el Banco.
Ocurrida una interrupción por cualquier causa, el Cliente siempre tendrá la alternativa de solicitar la información
u ordenar las transacciones requeridas mediante los medios habituales.
El Banco no asume ninguna responsabilidad por los inconvenientes que el Cliente tuviera con el equipo
hardware y/o software utilizados para conectarse a este servicio.
El Cliente exime al Banco de toda responsabilidad por inconveniente, daño o perjuicio que tuviera con el equipo
hardware y/o software utilizados para conectarse a este servicio, fallas de equipos o líneas u otras
contingencias, cualquiera fuera el origen, que impidan el normal funcionamiento del sistema, como así también
respecto de aquellos relacionados y/u ocasionados por el prestador del servicio de telefonía celular.
Autorización
Autoriza expresamente al Banco a que, por motivos de seguridad, utilice cualquier sistema idóneo para
acreditar la pertenencia de la orden cursada de las operaciones realizadas y de los servicios utilizados,
incluyendo la grabación de las conversaciones telefónicas, que serán aceptadas como medio de prueba hábil y
fehaciente aún en juicio.
Ingreso al servicio.
El Click en SI ACEPTO importará la expresa aceptación a todos y cada uno de los términos y condiciones
indicadas precedentemente.
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Banco MACRO
Términos y Condiciones
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encuentra protegido por las leyes de Propiedad Intelectual.
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Banco ITAÚ
Términos y Condiciones que rigen el servicio de Itaú Home Banking
Primero: Objeto
"Itaú Home Banking" es un servicio que se encuentra a disposición de los clientes y tiene por objeto facilitar,
por medio de una terminal de computación de su propiedad, un sistema de información y transacciones con
Banco Itaú Argentina S.A.
Quinto: Validez
La/s transacción/es monetaria/s ordenada/s en línea, únicamente tendrá/n validez si el Cliente utiliza las
pantallas previstas al efecto. Banco Itaú Argentina S.A. informará la recepción por intermedio de un mensaje
de confirmación a través de la pantalla, para cada operación en particular, en respuesta a las instrucciones del
Cliente. No tendrán validez alguna, las instrucciones formuladas a través del E-Mail (Correo Electrónico). El
Cliente se obliga a ejecutar la/s transacción/es y consulta/s previstas siguiendo las instrucciones expresamente
emitidas por Banco Itaú Argentina S.A.
Séptimo: Irrevocabilidad
La/s operación/es ordenada/s no podrán revocarse. La confirmación del Banco se traducirá en un mensaje de
confirmación para cada operación en particular.
Octavo: Confidencialidad
La Clave de Itaú Home Banking será personal, secreta, confidencial e intransferible, encontrándose inhibido el
Cliente de su divulgación a terceros.
Si el Cliente llegara a saber y/o sospechar que cualquier tercero posee conocimiento de su Clave de Itaú Home
Banking, deberá modificarla de inmediato. El Banco deslinda cualquier responsabilidad, que por el uso de
claves, permitan acceder a operaciones crediticias. El Cliente sólo podrá utilizar la conexión para sí y no podrá
emplearla para que terceros efectúen transacciones y/o reciban información, ni tampoco para realizar
transacciones por cuenta y orden de terceros.
Noveno: Responsabilidades
El Cliente asume la responsabilidad por el uso del sistema, haciéndose cargo de todos los daños y perjuicios
emergentes del uso indebido. El Banco se reserva el derecho para suspender y/o interrumpir el servicio, previa
notificación a los clientes dentro del plazo legal correspondiente. Ocurrida una interrupción por cualquier causa,
el Cliente siempre tendrá la alternativa de solicitar la información u ordenar las transacciones requeridas
mediante los medios habituales. El Banco no asume ninguna responsabilidad por los inconvenientes que el
Cliente tuviera con el equipo y/o hardware utilizado para conectarse a este servicio.
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“La Responsabilidad Bancaria Frente A Fraudes Cometidos Por El Uso De Los Servicios
Informáticos” Autor: Gallasso Marisel L. Agosto de 2010
personalmente en cualquiera de las sucursales del Banco. El Banco podrá anticipar la rescisión por correo
electrónico u otro medio, sin perjuicio de remitir al domicilio del Cliente, dentro del plazo legal correspondiente,
la notificación fehaciente por el medio que considere conveniente. El servicio se considerará rescindido desde
la fecha de recepción de la comunicación que cualquiera de las partes curse.
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“La Responsabilidad Bancaria Frente A Fraudes Cometidos Por El Uso De Los Servicios
Informáticos” Autor: Gallasso Marisel L. Agosto de 2010
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