6to E.E.S. #2 2022 - Cuadernillo de Literatura
6to E.E.S. #2 2022 - Cuadernillo de Literatura
6to E.E.S. #2 2022 - Cuadernillo de Literatura
Contenido
Cosmovisión humorística................................................................................................................................................1
Recibí tu declaración de amor con fecha del viernes 23 – Luis Pescetti......................................................................1
Regresando de nuestra primera cena paso a resumirla – Luis Pescetti.......................................................................2
El móvil de Hansel y Gretel – Hernán Casciari.............................................................................................................3
Cosmovisión alegórica.....................................................................................................................................................5
Té para tres – Soda Stereo..........................................................................................................................................5
Es épico - Canserbero..................................................................................................................................................6
Alegoría de la caverna de Platón.................................................................................................................................8
La hormiga – Marco Denevi.........................................................................................................................................9
La inmolación por la belleza – Marco Denevi..............................................................................................................9
Cosmovisión de ruptura y experimentación....................................................................................................................9
¡Todo era amor…! – Oliverio Girondo.........................................................................................................................9
Espergesia – César Vallejo.........................................................................................................................................10
Yo soy… - Alejandra Pizarnik......................................................................................................................................12
Sólo un nombre – Alejandra Pizarnik........................................................................................................................13
1
Cosmovisión humorística
Estimado Alberto: recibí tu declaración de amor con fecha del viernes 23, misma que paso a responder.
Primero que me pareció medio larga. Ni sabías en qué andaba, entonces te mandaste más por entusiasmo tuyo que
por otra razón.
En la parte que ponés “que me amás desde el primer día que me viste”, ¿a vos te parece?, para empezar no indicás
qué día fue, no puedo saber si yo también te vi o me llevás ventaja. Sí recuerdo cuando nos presentaron, y ahora
entiendo la sonrisa que traías, porque ya venías emocionado, por así decirlo.
Cuando afirmás que “he nacido para hacerte feliz”. No puede ser cierto, ahora no sé cuántos años tenés, pero desde
que naciste hasta ahora, ni un poco mejoraste mi vida. O llevás un atraso que ni te cuento o es una de esas frases
que se dicen por decir.
¿Que pasás noches sin dormir? No sé si estás tomando algo, ¿qué querés que haga? Podría cantarte una canción
tranquila, pero no soy de cantar en público, no sé, me da vergüenza. Probá ir al médico.
Después decís que las estrellas te dicen mi nombre. ¡Estaría todo el mundo llamándome por teléfono si fuera cierto!
Móviles de televisión a la puerta de mi casa, la NASA. “¡Ani, las estrellas le dicen tu nombre a un flaco!”. Nada que
ver.
Que pasás las horas lánguidamente. ¿Vos buscaste qué quiere decir esa palabra? Para mí que quisiste decir otra
cosa.
Por último me pedís que te dé una respuesta y que la vas a esperar con ansiedad. Calmadito, por favor, porque lo
que menos quiero es andar con gente nerviosita.
Te voy a ser sincera, me llegaron tres o cuatro cartas de amor más, ¡a cuál más disparatada y boba! Así que la tuya,
dentro de todo, fue la mejorcita.
De modo que acepto tu propuesta, vení con flores mañana a partir de las cinco y seremos felices para siempre, mi
amor.
Anita
Estimado Alberto: regresando de nuestra primera cena paso a resumirla a fin de objetivar la construcción del
vínculo:
– Yo no hubiera elegido ese restaurante (pero, obvio, tiene que ser el pretendiente el que invita).
2
– La mesa estaba tan pegada al baño que nos daban propina cuando salían. Por eso no me sacaba el pañuelo de la
nariz (vos decías que no se sentía, pero es la impresión, Alberto. ¿Cómo no exigiste otra mesa?, por más lleno que
estuviera el lugar).
– ¿Comida oriental? Tendrías que haber buscado algo más internacional, que seguro no le errás.
– Los menús que no se entiende el nombre de los platos me revientan. La explicación en inglés, ¿en qué país
estamos? Había que preguntarle al mozo que encima ponía caras porque algo ya lo había explicado, ¡si eran
imposibles de retener! Uno me lo tuvo que decir cuatro veces, porque una vez era carne de entrada, otra vez
acompañaba una pasta, y otra vez era plato central y otra vez un nombre de fantasía en un postre. ¿Le cansa?,
pongan fotos, como le dije (vos ahí habías salido, ¿a qué saliste?).
– ¡Lo que demoró ese pedido! ¿En el Lejano Oriente tenían la heladera? Yo ya me había llenado con las canastitas de
pan, no me quedaba hambre; pero traen la comida… no la vas a desperdiciar (por más que lo único que soñás es
volver y tirarte en tu cama). . Cocinamos fresco, señora, me dijo el maleducado; “crudo”, le dije cuando probé.
– Las con forma de albondiguitas de la entrada era como masticar arena, con una mano me servía y con la oreja
quería tomar agua, por lo menos. No había manera de bajarlas. No podía parar de toser.
– La carne que venía envuelta con una parra, ¿¡De dónde van a sacar una parra si acá no hay?! Era una hoja de
lechuga hervida, ahí te creo. Si le ponías limón estaba muy rico, te lo reconozco.
Cuando me dejaste en casa lo primero que hice lo googlée, ¡Es famosísimo! Llamé a tía Beba y le conté. ¿Vos sabías o
te salió de casualidad? Lo recomiendan entre los mejores para que sepas. ¡Lo que te habrá costado! ¿No serás medio
derrochón, no? Igual sos un amor porque por más que por dentro te debías querer morir al ver la cuenta, lo hiciste
para lucirte y eso es amor.
Dejo acá porque ya fui tres veces al baño, se ve que algo o me cayó mal o no estaba bien el producto.
Anita, mi amor
Anoche le contaba a la Nina un cuento infantil muy famoso, el Hansel y Gretel de los hermanos Grimm. En el
momento más tenebroso de la aventura los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas
de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren
solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer. Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: "No
importa. Que lo llamen al papá por el móvil".
Yo entonces pensé, por primera vez, que mi hija no tiene una noción de la vida ajena a la telefonía inalámbrica. Y al
mismo tiempo descubrí qué espantosa resultaría la literatura —toda ella, en general— si el teléfono móvil hubiera
existido siempre, como cree mi hija de cuatro años. Cuántos clásicos habrían perdido su nudo dramático, cuántas
tramas hubieran muerto antes de nacer, y sobre todo qué fácil se habrían solucionado los intríngulis más célebres de
las grandes historias de ficción.
3
Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica, en cualquiera que se le ocurra. Desde la Odisea hasta Pinocho,
pasando por El viejo y el mar, Macbeth, El hombre de la esquina rosada o La familia de Pascual Duarte. No importa si
el argumento es elevado o popular, no importa la época ni la geografía.
Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica que conozca al dedillo, con introducción, con nudo y con
desenlace.
¿Ya está?
Muy bien. Ahora ponga un teléfono móvil en el bolsillo del protagonista. No un viejo aparato negro empotrado en
una pared, sino un teléfono como los que existen hoy: con cobertura, con conexión a correo electrónico y chat, con
saldo para enviar mensajes de texto y con la posibilidad de realizar llamadas internacionales cuatribanda.
¿Qué pasa con la historia elegida? ¿Funciona la trama como una seda, ahora que los personajes pueden llamarse
desde cualquier sitio, ahora que tienen la opción de chatear, generar videoconferencias y enviarse mensajes de
texto? ¿Verdad que no funciona un carajo?
La Nina, sin darse cuenta, me abrió anoche la puerta a una teoría espeluznante: la telefonía inalámbrica va a hacer
añicos las nuevas historias que narremos, las convertirá en anécdotas tecnológicas de calidad menor.
Con un teléfono en las manos, por ejemplo, Penélope ya no espera con incertidumbre a que el guerrero Ulises
regrese del combate.
Con un móvil en la canasta, Caperucita alerta a la abuela a tiempo y la llegada del leñador no es necesaria.
Con telefonito, el Coronel sí tiene quién le escriba algún mensaje, aunque fuese spam.
Y el chanchito de la casa de madera le avisa a su hermano que el lobo está yendo para allí.
Y Gepetto recibe una alerta de la escuela, avisando que Pinocho no llegó por la mañana.
Un enorme porcentaje de las historias escritas (o cantadas, o representadas) en los veinte siglos que anteceden al
actual, han tenido como principal fuente de conflicto la distancia, el desencuentro y la incomunicación. Han podido
existir gracias a la ausencia de telefonía móvil.
Ninguna historia de amor, por ejemplo, habría sido trágica o complicada, si los amantes esquivos hubieran tenido un
teléfono en el bolsillo de la camisa. La historia romántica por excelencia (Romeo y Julieta, de Shakespeare) basa toda
su tensión dramática final en una incomunicación fortuita: la amante finge un suicidio, el enamorado la cree muerta
y se mata, y entonces ella, al despertar, se suicida de verdad. (Perdón por el espoiler.)
Si Julieta hubiese tenido teléfono móvil, le habría escrito un mensajito de texto a Romeo en el capítulo seis:
M HGO LA MUERTA,
NO T PRCUPES NI
Y todo el grandísimo problemón dramático de los capítulos siguientes se habría evaporado. Las últimas cuarenta
páginas de la obra no tendrían gollete, no se hubieran escrito nunca, si en la Verona del siglo catorce hubiera
existido la promoción «Banda ancha móvil» de Movistar.
4
Muchas obras importantes, además, habrían tenido que cambiar su nombre por otros más adecuados. La tecnología,
por ejemplo, habría desterrado por completo la soledad en Aracataca y entonces la novela de García Márquez se
llamaría Cien años sin conexión: narraría las aventuras de una familia en donde todos tienen el mismo nick
(buendia23, a.buendia, aureliano_goodmornig) pero a nadie le funciona el messenger.
La famosa novela de James M. Cain —El cartero llama dos veces— escrita en 1934 y llevada más tarde al cine, se
llamaría El gmail me duplica los correos entrantes y versaría sobre un marido cornudo que descubre (leyendo el
historial de chat de su esposa) el romance de la joven adúltera con un forastero de malvivir.
Samuel Beckett habría tenido que cambiar el nombre de su famosa tragicomedia en dos actos por un título más
acorde a los avances técnicos. Por ejemplo, Godot tiene el teléfono apagado o está fuera del área de cobertura, la
historia de dos hombres que esperan, en un páramo, la llegada de un tercero que no aparece nunca o que se quedó
sin saldo.
En la obra El jotapegé de Dorian Grey, Oscar Wilde contaría la historia de un joven que se mantiene siempre lozano y
sin arrugas, en virtud a un pacto con Adobe Photoshop, mientras que en la carpeta Images de su teléfono una foto
de su rostro se pixela sin remedio, paulatinamente, hasta perder definición.
La bruja del clásico Blancanieves no consultaría todas las noches al espejo sobre «quién es la mujer más bella del
mundo», porque el coste por llamada del oráculo sería de 1,90€ la conexión y 0,60€ el minuto; se contentaría con
preguntarlo una o dos veces al mes. Y al final se cansaría.
También nosotros nos cansaríamos, nos aburriríamos, con estas historias de solución automática. Todas las intrigas,
los secretos y los destiempos de la literatura (los grandes obstáculos que siempre generaron las grandes tramas)
fracasarían en la era de la telefonía móvil y del wifi.
Todo ese maravilloso cine romántico en el que, al final, el muchacho corre como loco por la ciudad, a contra reloj,
porque su amada está a punto de tomar un avión, se soluciona hoy con un SMS de cuatro líneas.
Ya no hay ese apuro cursi, ese remordimiento, aquella explicación que nunca llega; no hay que detener a los aviones
ni cruzar los mares. No hay que dejar bolitas de pan en el bosque para recordar el camino de regreso a casa.
La telefonía inalámbrica —vino a decirme anoche la Nina, sin querer— nos va a entorpecer las historias que
contemos de ahora en adelante. Las hará más tristes, menos sosegadas, mucho más predecibles.
Y me pregunto, ¿no estará acaso ocurriendo lo mismo con la vida real, no estaremos privándonos de aventuras
novelescas por culpa de la conexión permanente? ¿Alguno de nosotros, alguna vez, correrá desesperado al
aeropuerto para decirle a la mujer que ama que no suba a ese avión, que la vida es aquí y ahora?
No. Le enviaremos un mensaje de texto lastimoso, un mensaje breve desde el sofá. Cuatro líneas con mayúsculas.
Quizá le haremos una llamada perdida, y cruzaremos los dedos para que ella, la mujer amada, no tenga su telefonito
en modo vibrador. ¿Para qué hacer el esfuerzo de vivir al borde de la aventura, si algo siempre nos va a interrumpir
la incertidumbre? Una llamada a tiempo, un mensaje binario, una alarma.
Nuestro cielo ya está infectado de señales y secretos: cuidado que el duque está yendo allí para matarte, ojo que la
manzana está envenenada, no vuelvo esta noche a casa porque he bebido, si le das un beso a la muchacha se
despierta y te ama. Papá, ven a buscarnos que unos pájaros se han comido las migas de pan.
Nuestras tramas están perdiendo el brillo —las escritas, las vividas, incluso las imaginadas— porque nos hemos
convertido en héroes perezosos.
5
Cosmovisión alegórica
La lluvia derramada
Un poco de miel
Un poco de miel
No basta
Te vi que llorabas
Te vi que llorabas
Por él
Té para tres
Un sorbo de distracción
Buscando descifrarnos
Que casa
Té para tres
Es épico - Canserbero
Oh-oh, me falta el aire (Me falta el aire) Una bicha prestada, porque no soy hampa
Hoy va a correr sangre (Va a correr sangre) Es tanta que me ahoga, nunca había olido droga
Ya sé por dónde se mueve ese bum Pero, ahora es necesario pa' cumplir con lo que el
corazón me implora
Hoy voy a convertirme en un criminal, ya no creo en
nadie Siento que se me sale el tórax, la moto a cien por hora
A menos que me convierta en un muerto Pelo por la bicha y le grito: "¡¿Y ahora?!"
Hoy voy a vengar a mi hermano, como le juré a mi Todo pasa muy chola
padre
En ráfagas descargo a todo' esos malandros hasta que
Diente por diente, ojo por ojo es esto ya no escupe la pistola
6
Y el corazón, tucún-tucún, tucún-tucún Recuerdo que fui golpeado y trasladado a un sitio en
uno de los círculos con un montón de gente
Y las balas, pacan-pacan, pacan-pacan
Por vengativo y asesino
Y el corazón, tucún-tucún, tucún-tucún
Te quemarás por siempre por toda la eternidad como
Y las balas, pacan-pacan, pacan
castigo
Hey, lloro de la arrechera mientras en la acera caigo
Vi muchos rostros conocidos y me sentí sorprendido
Escucho a una señora que grita que mataron a Carlos porque no pensé que estuvieran conmigo
Solo ahí fue cuando sonreí aliviado porque Carlos Personas que lucían buenas en el mundo
Fue el bastardo que mató a mi hermano Como el Che Guevara, incluso, como Juan Pablo
Segundo
Todo es confuso, escucho uiu-uiu-uiu
Presuntos Dalai Lama, calcina'os con Mao
Lo veo bien y siento frío, frío, frío
Y los difuntos Stephanie McConell y Beethoven, juntos
Un tipo gritando, el mío, el mío, el mío
Me asombró mucho saber que estaban aquí
Hasta que ya no escuche na' más que un profundo
silencio John F. Kennedy, Lennin, Mahoma y Joseph Smith
(Un profundo silencio, un profundo silencio) César y Napoleón, salieron de las llamas porque eran
la misma persona que ahora es un tal Obama
Varios segundos de calma, mi alma al lado de mi
cuerpo No entendía nada, pregunté por Cristo
Me dije: "Aún no he ido al más allá" Y noté que se burlaban porque nadie lo había visto
Siento un olor a perfume, veo una luz en un túnel Otros dijeron que fue un truco de su iglesia
Un fuego que me consume, se empezaba a ver atrás Para gobernar el mundo con su majestuosa empresa
"No dejaré que me abrume el fuego, seguiré hacia el Shans Rosell y Washington, José de San Martín y
túnel", pensé Ghandi
Pero seguir no pude porque me halaron pa' atrás Yasser Arafat, Cristobal Colón
Montañas negras de azufre con un olor a mierda Supe, incluso, estaban Bolívar y Budda
Cuerpos deformados que sufren, caí sobre una piedra Son demasiadas dudas, pensamientos vagos
Un barco viejo con un viejo me esperaba ¿Gente buena en el infierno o es que en algo fueron
malos?
No me respondían nada, almas el barco golpeaban
Por algo están aquí, aunque no lo acepten
Él me llevo donde Cerbero (Ajá)
Debo hallar ahora una manera de huir de la muerte
Que dijo no morderme porque le gusta mi nombre de
rapero Recordé que en la tierra donde había nacido
Si lo ves de esa forma, pude tener suerte Existía una leyenda del diablo con un tal Florentino
Irónica es la vida, pero también irónica es la muerte Obviamente un cuento, pero inteligente para irme de
este infierno
Me desperté ya sentado sobre un estrado
Infierno literalmente
Y un jurado de malvados decidirían mi suerte
7
Vociferé durante meses que podía con el jefe Tú le has mentido a todos tus seguidores
Recitando versos entre fuego y heces Con múltiples contradicciones en muchas de tus
canciones
Hasta que un día apareció un viejo con traje que me
dijo – No entiendes nada a los humanos
"Pierde y me llevo a tu padre de homenaje" Yo sueño con amor porque sé que, en el fondo,
nosotros amamos
Qué situación tan complicada en la que me
encontraba Si canto rabia es para desahogar por dentro
Pero yo nunca he sido de los que se cagan Como cuando Cristo echó a los comerciantes de su
templo
Además, había compuesto demasiados versos
– De nuevo hablando tú de cosas que no sabes
Que, más la improvisación, harían templar al universo
Eres un imitador como tu voz, la cual no es tan grave
– Empieza, antes que nada te maldigo
Lo único grave es que te crean
Vo' a hacer que sufras el peor de todos los castigos
Pero aunque la mentira tiene patas, tarde o temprano
¿Cómo te atreves a retarme en castellano?
cojean
Y en este ritmo tan pobre como el suelo donde te has
– Me has conmovido ahora que te conozco más,
criado
Satanás
– Con más razón, tú deberías avergonzarte
No comprendes el arte, tampoco la paz
Perder un combate con un Homo sapiens
Mi voz es más, es más, esta es mi voz que Dios me dio
Además, te explico, se llama Venezuela donde nació de don
este tipo
Para tenaz usarla, cual daga en tu corazón
Y tú no puedes maldecirme porque ya yo estoy
– ¿Cómo puedes hablar de Dios si eres ateo?
maldito
En tus ojos lo veo, mientras mi candela te consume
– Eres muy peculiar
Te recuerdo que Dios no existe y lo que viste en aquel
Y mi deber es explicar que no puedes ganar porque yo
túnel no fue más que simples ángeles comunes
lo sé todo
– Dudar y no creer es algo muy distinto y si dudo de
Domino los idiomas, los modos, la historia
Dios es porque no lo he visto
Incluso sé los más recónditos miedos de tu memoria
Aún así, insisto en recalcarte lo que contigo aprendí
– Debo aclarar que hay un factor clave que olvidas
Que reyes habrán muchos, pero siempre tienes que ir
Los miedos se van en el momento en que pierdes la a ti
vida
Y el corazón, tucún-tucún, tucún-tucún
Se dice que el amor masacra tus insultos
Y el corazón, tucún-tucún, tucún-tucún
Pero yo te mataré con más odio, para ser justo
Y el corazón, tucún-tucún, tucún-tucún
– A mí, tú no me engañas, mediocre adversario
Y el corazón, tucún-tucún, tucún-tucún-tucún
¿Cómo hablar de odio si tu brazo grita lo contrario?
8
Alegoría de la caverna de Platón
El mito de la caverna es un diálogo escrito por Platón, en el que su maestro Sócrates y su hermano Glaucón hablan
sobre cómo afecta el conocimiento y la educación filosófica a la sociedad y los individuos.
En este diálogo, Sócrates pide a Glaucón que imagine a un grupo de prisioneros que se encuentran encadenados
desde su infancia detrás de un muro, dentro de una caverna. Allí, un fuego ilumina al otro lado del muro, y los
prisioneros ven las sombras proyectadas por objetos que se encuentran sobre este muro, los cuales son manipulados
por otras personas que pasan por detrás.
Sócrates dice a Glaucón que los prisioneros creen que aquello que observan es el mundo real, sin darse cuenta de
que son solo las apariencias de las sombras de esos objetos.
Más adelante, uno de los prisioneros consigue liberarse de sus cadenas y comienza a ascender. Este observa la luz
del fuego más allá del muro, cuyo resplandor le ciega y casi le hace volver a la oscuridad.
Poco a poco, el hombre liberado se acostumbra a la luz del fuego y, con cierta dificultad, decide avanzar. Sócrates
propone que este es un primer paso en la adquisición de conocimiento. Después, el hombre sale al exterior, en
donde observa primero los reflejos y sombras de las cosas y las personas, para luego verlas directamente.
Finalmente, el hombre observa a las estrellas, a la luna y al sol. Sócrates sugiere que el hombre aquí razona de forma
tal que concibe a ese mundo exterior (mundo de las ideas), como un mundo superior. El hombre, entonces, regresa
para compartir esto con los prisioneros en la caverna, ya que siente que debe ayudarles a ascender al mundo real.
Cuando regresa a la caverna por los otros prisioneros, el hombre no puede ver bien, porque se ha acostumbrado a la
luz exterior. Los prisioneros piensan que el viaje le ha dañado y no desean acompañarle fuera. Platón, a través de
Sócrates, afirma que estos prisioneros harían lo posible por evitar dicha travesía, llegando a matar incluso a quien se
atreviera a intentar liberarlos.
Un día las hormigas, pueblo progresista, inventan el vegetal artificial. Es una papilla fría y con sabor a hojalata. Pero
al menos las releva de la necesidad de salir fuera de los hormigueros en procura de vegetales naturales. Así se salvan
del fuego, del veneno, de las nubes insecticidas. Como el número de las hormigas es una cifra que tiende
constantemente a crecer, al cabo de un tiempo hay tantas hormigas bajo tierra que es preciso ampliar los
hormigueros. Las galerías se expanden, se entrecruzan, terminan por confundirse en un solo Gran Hormiguero bajo
la dirección de una sola Gran Hormiga. Por las dudas, las salidas al exterior son tapiadas a cal y canto. Se suceden las
generaciones. Como nunca han franqueado los límites del Gran Hormiguero, incurren en el error de lógica de
identificarlo con el Gran Universo. Pero cierta vez una hormiga se extravía por unos corredores en ruinas, distingue
una luz lejana, unos destellos, se aproxima y descubre una boca de salida cuya clausura se ha desmoronado. Con el
corazón palpitante, la hormiga sale a la superficie de la tierra. Ve una mañana. Ve un jardín. Ve tallos, hojas, yemas,
brotes, pétalos, estambres, rocío. Ve una rosa amarilla. Todos sus instintos despiertan bruscamente. Se abalanza
sobre las plantas y empieza a talar, a cortar y a comer. Se da un atracón. Después, relamiéndose, decide volver al
Gran Hormiguero con la noticia. Busca a sus hermanas, trata de explicarles lo que ha visto, grita: "Arriba... luz...
jardín...hojas...verde... flores..." Las demás hormigas no comprenden una sola palabra de aquel lenguaje delirante,
creen que la hormiga ha enloquecido y la matan
9
El erizo era feo y lo sabía. Por eso vivía en sitios apartados, en matorrales sombríos, sin hablar con nadie, siempre
solitario y taciturno, siempre triste, él, que en realidad tenía un carácter alegre y gustaba de la compañía de los
demás. Sólo se atrevía a salir a altas horas de la noche y, si entonces oía pasos, rápidamente erizaba sus púas y se
convertía en una bola para ocultar su rubor. Una vez alguien encontró una esfera híspida, ese tremendo alfiletero.
En lugar de rociarlo con agua o arrojarle humo -como aconsejan los libros de zoología-, tomó una sarta de perlas, un
racimo de uvas de cristal, piedras preciosas, o quizá falsas, cascabeles, dos o tres lentejuelas, varias luciérnagas, un
dije de oro, flores de nácar y de terciopelo, mariposas artificiales, un coral, una pluma y un botón, y los fue
enhebrando en cada una de las agujas del erizo, hasta transformar a aquella criatura desagradable en un animal
fabuloso. Todos acudieron a contemplarlo. Según quién lo mirase, semejaba la corona de un emperador bizantino,
un fragmento de la cola del Pájaro Roc o, si las luciérnagas se encendían, el fanal de una góndola empavesada para la
fiesta del Bucentauro, o, si lo miraba algún envidioso, un bufón. El erizo escuchaba las voces, las exclamaciones, los
aplausos, y lloraba de felicidad. Pero no se atrevía a moverse por temor de que se le desprendiera aquel ropaje
miliunanochesco. Así permaneció durante todo el verano. Cuando llegaron los primeros fríos, había muerto de
hambre y de sed. Pero seguía hermoso.
Amor ultramarino.
Amor ecuestre.
chorreado de merengue,
10
Amor espermatozoico, esperantista.
de los bomberos.
Yo nací un día
Hay un vacío
en mi aire metafísico
el claustro de un silencio
11
Yo nací un día
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
y la Sombra gorda…
que él es la joroba
Yo nací un día
grave.
12
mis alas?
mi razón?
mi vida?
mi cuerpo?
un tajo en la silla
mi vaivén?
un gong infantil
mi rostro?
un cero disimulado
mis ojos?
alejandra alejandra
debajo estoy yo
Alejandra
Entrevista
13
Dillom: "Le callamos la boca a mucha gente"
Vida y obra de Dylan Masa, que pasó de escaparse de casa para rapear en la 31 a ser el gran artista de la nueva ola
del trap.
El trap argentino volvió a ser noticia, pero esta vez en todo el mundo. El pasado viernes, las Pussy Riot pusieron a
circular su flamante single, 1312, que cuenta con las colaboraciones de Dillom y Muerejoven. La canción apareció
cinco días después del asesinato del afroamericano George Floyd a manos de la policía, lo que tiene revolucionado a
los Estados Unidos. Por lo que el lanzamiento tomó un giro con sabor a himno o más bien a provocación.
“Desgraciadamente fue justo a tiempo”, le asegura Dillom al NO, vía WhatsApp. “Teníamos ese tema desde hace
muchísimo y veníamos con la intención de sacarlo. El quilombo en Estados Unidos le dio doble potencia a lo que
intentamos transmitir. Así que, sin querer, fue el momento ideal para presentarlo”, dice Dylan León Masa, el músico
de 19 años que está detrás del álter ego, sobre esta canción inspirada en las revueltas en Chile de 2019.
Los convocaron a pesar de la chapa misógina que le cuelga al género, lo que es toda una responsabilidad.
¿Cómo lidiás con eso?
--Eso sucede no sólo acá sino en todos lados. Es todo lo contrario a por lo que las chicas de Pussy Riot luchan. Yo
tomo la música como sonidos, luego el significado que le quieran dar está en cada artista. El trap no tiene por qué
ser misógino, pero es verdad que la gran mayoría es así.
Venís del punk y del hardcore, ¿qué sensación te provocó volver al rock?
--Me gustó porque hacía mucho que tenía ganas de expandir lo que venía haciendo. Quería incluir más
instrumentos, y que no todo fuera tan digital para poder hacer algo nuevo. Ya sea punk, rock, salsa o reggaetón. Me
interesa la totalidad de la música.
Dentro de todas las complicaciones para la música, ¿cómo vivís el trap en tiempos de pandemia?
--Culturalmente hablando, este tema es lo que más me lleva. Aunque sé que no es lo que más plata me va a dejar. Si
bien no la estoy pasando de 10, y tengo muchas ganas de laburar y de seguir adelante con mis proyectos, no puedo
quejarme. Hay gente que la pasó mucho peor.
Casipegado tiene 9 millones de visitas en YouTube. Pero cuando publicaste tu primer single, Dripping,
arrancaste en 50 mil. ¿Cómo te preparaste para lanzar tu carrera?
--Al ser beatmaker y DJ, me costó mucho. Siempre fui la parte no visible del grupo. Como bajista, también estaba
escondido. Pero no había nadie que hiciera lo que me gusta, así que lo hice yo. Me llevó mucho tiempo aprender a
escribir, y probé hasta que compuse ese tema. No había escuchado nada parecido, así que lo elegí para lanzar mi
carrera. Y, por suerte, tuvo un buen recibimiento.
14
Colaborás mucho con Muerejoven. ¿Cómo nació esa sociedad?
--Lo que pasó con Muere es que surgió una nueva ola de artistas que nos conocíamos entre todos porque estábamos
en la misma. Entramos en contacto por internet y nos encontramos en una fecha. Me gustaba lo que hacía y al toque
le propuse hacer un tema juntos, antes de que la pegara el hijo de puta y no me diera pelota. No recuerdo si aún
había llegado al millón, pero Muere era el que más visitas tenía en el circuito ése. Ahí empezamos a hacer los feats.
El show de ambos en el Buenos Aires Trap, en diciembre, los consolidó en la escena. ¿De qué depende
hacerse un lugar en el trap argentino?
--Hacerse un lugar en el trap no es igual para todos. En lo personal, me costó bastante. Me llegaron críticas de
muchos lados, tanto del público como de colegas del género. Una cosa es lo digital, donde somos vivos y cancheros,
pero el talento se demuestra en los shows. Es la vida real, ¿viste? Por suerte fue una experiencia reconfortante
porque pudimos darnos el gusto de callarle la boca a un montón de gente que opinaba distinto o hablaba cosas.
Salió todo mejor de lo que esperábamos. Así que recontentos por eso.
Recientemente, en una entrevista del NO, C. Tangana habló muy bien del trap de acá, al punto de que según
él es prestigioso colaborar con argentinos. ¿Estás de acuerdo?
--C. Tangana tiene razón porque acá hay buenos artistas y mucho público. Quizá no estoy muy de acuerdo, a veces,
con ese público. Siento que no es crítico, que consume cualquier cosa. Pero hay algunos cuantos que sí saben lo que
escuchan. No sé si es sólo acá o en todo el mundo. No me termina de cerrar...
Sos un icono centennial que ha vivido muy rápido. ¿Te ves haciendo música unos años más?
--Me siento una persona de 40 años... Quiero seguir en la música y cada día perfeccionar todo. Me interesa
moverme en el ámbito de los negocios para el día de mañana poder comprarme una casa y vivir 10 puntos con toda
mi familia.
Informe
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El alimento ha adquirido múltiples connotaciones simbólicas, asociándolo generalmente a momentos de festejo,
agrado, placer, satisfacción y bienestar. Aquellas personas que no tienen control en lo que comen, no hacen una
elección de lo que ingieren, ni sienten satisfacción plena, suelen identificarse como "comedores compulsivos".
Si bien se trata de individuos que generalmente canalizan su ansiedad y estrés hacia la comida, también existe la otra
cara de la moneda, pues hay personas que cuando están presionadas, ansiosas o deprimidas dejan de comer porque
el alimento les provoca repugnancia, lo que puede ocasionar que en pocos días pierdan peso.
"Cualquiera de los dos extremos trae consecuencias negativas para la salud, más aún si la persona padece diabetes
mellitus. Por un lado, la sobrealimentación eleva de manera importante la glucosa sanguínea y, por otro, la falta de
comida la reduce (condición conocida como hipoglucemia)”, señala en entrevista la nutrióloga y psicoterapeuta Luisa
Maya Funes.
La especialista agrega que el problema puede derivar por igual en falta de nutrientes o en obesidad, siendo esta
última importante factor de riesgo para desarrollar graves afecciones cardiovasculares, molestias en articulaciones,
dificultad para respirar y baja autoestima.
Sin embargo, el que el estrés influya en la forma de comer es una conducta aprendida a lo largo de su vida. "El ser
humano, desde su nacimiento, se vincula a su madre por medio del alimento. Después, durante la etapa preescolar
se comienza a premiar al chico con golosinas si se porta bien, cumple con sus tareas y guarda los juguetes, acciones
que ocasionan que se genere en el menor la idea de que cualquier necesidad, apoyo o recompensa tiene que ser
cubierta mediante la comida", explica la doctora Maya Funes.
Es así que el alimento ha adquirido múltiples connotaciones simbólicas, asociándolo generalmente a momentos de
festejo, agrado, placer, satisfacción y bienestar. En este contexto, muchas personas sienten que no sólo nutren a su
organismo, sino que hacen lo mismo con su alma debido a que se les inculcó esa idea desde edad temprana.
Es por ello que cuando enfrentan situaciones que les causan estrés, ansiedad o angustia compensan tal insatisfacción
comiendo; en caso contrario, a quien no se le enseñó a darle tanto valor a los alimentos, obviamente no va a recurrir
a ellos como satisfactor en momentos de tensión.
"En estos casos es indispensable que el paciente detecte aquellos factores que le provocan estrés y analice su
conducta alimentaria, lo que tiene como finalidad que logre controlar ambos elementos. Si no es posible que lo haga
por sí mismo deberá recurrir a terapia psicológica que le proporcione apoyo, encamine a manejar este tipo de
conducta, incremente su autoestima y genere conciencia sobre su forma de comer.
Posteriormente, será necesario canalizar su ansiedad hacia la práctica de alguna actividad que le resulte placentera y
relajante, como hacer ejercicio o asistir a clases de pintura o fotografía", indicó la doctora Maya Funes.
Finalmente, los afectados que han logrado manejar el estrés no están exentos de sufrir recaídas, pero es
fundamental comprender que ello es parte del proceso de adaptación que, además, les permitirá reconocer con
facilidad los momentos de crisis con la finalidad de controlarlos cuanto antes.
Ensayo
Apenas entrás a un aula llena de adolescentes, identificás a los diferentes personajes del grupo. En la primera línea
de bancos, los más nerds. Adelante, cerca del escritorio del profesor, los más olfas. Al fondo, los indisciplinados, ese
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conjunto de pibitos con problemas de conducta. Y, en el medio, los tibios indefinidos que van buscando su lugar y
acomodándose dentro del gradiente. Yo estaba en el fondo, obvio. Porque a pesar de ser buen alumno o casi, el
punk de la época denunciaba que los sistemas de pensamiento dominantes no contemplaban la totalidad de las
ideas de una sociedad, eran opresivos con las mismas y carecían de sensibilidad ante la desigualdad y la miseria
humana. O sea, había que romper todo. Pero en ese sentido yo solía estar más a cargo del planeamiento que de la
ejecución de los siniestros. En cambio, la actividad operativa principal para rebelarme contra el sistema –
representado en aquel momento en forma de un indefenso profesor– era hacer chistes, comentarios o cualquier
tipo de intervención imbécil que pudiera entorpecer la clase mediante la carcajada colectiva de los compañeros de
desorden, de algunos del gradiente e incluso algunas veces y muy a su pesar, del propio profesor. Con los años uno
se calma, se agota, elige sus batallas, abandona la utopía y se vuelve pragmático. Pero siempre me quedó ese
impulso de romper una conversación, de quebrar un relato, de torcer la lógica de las cosas para tratar de hacerlas un
poquito más copadas, divertidas, graciosas o distintas. Para intentar que cualquier cosa, fuera lo que fuera, tuviera
alguna pieza que hiciera reír. Ahora, ¿por qué alguien se reiría de una estupidez que sale de mi boca o de mi editor
de texto? O peor, ¿por qué alguien se reiría en general? ¿Qué es ese sonido extraño y torpe que tantas veces intentó
matarnos durante una cena?
Existe una ciencia para todo pedacito de universo que pretenda ser atacado de manera seria. Irónicamente, la risa
tiene la suya: la Gelotología, je. Uno de los tipos más piolas dentro de esta rama es Robert Provine, un simpático
(obvio) neurocientífico yanqui que dedica su vida al estudio de esta misteriosa manía de andar abriendo la boca,
mostrando los dientes y emitiendo sonidos primitivos mientras le pegamos a la mesa, lloramos y, en el mejor de los
casos, descuidamos algún que otro músculo de la uretra. Robert estudió este fenómeno a lo largo de diferentes
culturas y especies, y nos muestra que estudiar algo en principio tan trivial como la risa nos puede dar una bocha de
información sobre nuestro comportamiento, sobre el funcionamiento de nuestro cerebro y sobre nuestra historia
evolutiva.
El primer acercamiento podemos hacerlo desde la física, simplemente analizando las características del sonido que
emitimos al reír. Resulta que reírse es técnicamente muy simple, mucho más que hablar o cantar, por ejemplo. La
risa es una secuencia simple de sonidos básicos, casi percusivos, que tiene una estructura recontra estereotipada y
compartida por todas las edades y culturas. De Pekín a La Quiaca y del Huggies al pañal para adultos, todos nos
reímos de la forma ‘ja ja ja’, ‘jo jo jo’, ‘je je je’, etc.; es decir, el sonido de la j (h en inglés), seguido de una vocal. Y lo
interesante es que no vale mezclar. Nadie se ríe espontáneamente ‘jo ja ji je ja’. Por otro lado, la risa es un acto
emocional bastante inconsciente sobre el cual tenemos poco control. Esto hace que sea muy difícil de forzar. De
hecho, hay estudios que demuestran que somos muy buenos reconociendo risas falsas, así que ni lo intenten.
Todos alguna vez lloramos de la risa. Y lo loco es que la risa y el llanto se parecen en algún punto: son de esas cosas
que hacemos todo el tiempo y que no entendemos bien por qué las hacemos, por qué se conservaron a lo largo de la
evolución de nuestra especie y si somos los únicos bichos capaces de hacerlo. Lo bueno es que a veces muchas
preguntas son, en el fondo, la misma. Robert no sólo se puso a stalkear y a grabar gente charlando y riendo en
diferentes lugares públicos, sino que también se metió en zoológicos para ver si estamos solos en este temita de la
risa. Y vio que todos los primates superiores estudiados tienen alguna forma de risa que se parece en algunos
aspectos pero difiere en otros de la nuestra, siendo justamente esas diferencias responsables, en parte, de que
nosotros podamos hablar y un chimpancé no. Pero lo más interesante es analizar no sólo el fenómeno en sí, sino qué
lo provoca. Nuestro científico de la carcajada detectaba risas en monos mientras jugaban, por ejemplo, pero
principalmente cuando les hacía cosquillas. Y acá nos falta un elemento más para terminar de entender de dónde
viene la risa.
Los bebés, los chicos, los grandes, todos nos reímos cuando nos hacen cosquillas, lo cual nos hace absolutamente
histéricos, porque nadie disfruta las cosquillas y, sin embargo, nos hacen reír. ¿Qué nos pasa, monos? La respuesta
estaría en los hot spots de las cosquillas. Pensemos: el abdomen, los costados del cuerpo, el cuello. Parecería que
muchos de nuestros puntos débiles para la cosquilla lo son también para una pelea, por ejemplo. Algunos proponen
que la risa en bebés y chicos generada por las cosquillas es un signo positivo que induce a los adultos a hacerles
cosquillas de manera que los chicos (o monitos) aprendan a proteger sus zonas vulnerables. Tendría sentido
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entonces que no podamos hacernos cosquillas a nosotros mismos. Por otro lado, parece que los primates no somos
los dueños de las cosquillas. Se detectaron diferentes formas de risa durante juegos y cosquillas en varios otros
mamíferos como los perros; e incluso en ratas. Pero la ‘risa’ de los roedores no está en una frecuencia audible por el
humano, sino que utilizan ultrasonido. Eso explica un poco por qué parece que tu cobayo nunca se ríe de tus chistes.
El tema es que la risa cotidiana no está dada por las cosquillas. Nos reímos por otras razones, y generalmente en
grupo. De hecho, nos reímos unas 30 veces más cuando estamos acompañados que cuando estamos solos. Esto ya
nos habla del carácter social de la risa. Robert encontró varias cosas interesantes al respecto; por ejemplo, que quien
más ríe durante una conversación no es la audiencia sino el que habla, o que las mujeres se ríen más que los
hombres, sin importar el sexo del orador, y que los hombres parecerían provocar más risas, tanto a mujeres como a
hombres. Lo que nunca sabés es si se están riendo con vos o de vos.
La naturaleza social de la risa y su capacidad de contagio se ven claramente en cualquier sitcom. El mejor capítulo de
Friends, sin la maquinita de risas, es un embole. Incluso existe un caso histórico en donde hubo una epidemia de risa.
Posta. En 1962, en Tanzania (porque en Tanzania pasan estas cosas), tres chicas empezaron a reírse durante una
clase. La risa se contagió al resto del aula. Al rato todo el colegio estaba tomado de carcajadas. La jodita escaló al
resto del pueblo y a los pocos días ya varios pueblos se estaban cagando de risa descontroladamente. El resultado
fue que tuvieron que cerrar 14 escuelas, con casi 1000 afectados. Un extraño episodio de histeria colectiva que
parece que no estuvo tan bueno.
Pero rara vez la risa es algo patológico, sino todo lo contrario. Varias investigaciones demuestran que la risa está
asociada a mejoras en la salud a través de la disminución en las hormonas del estrés, aumento de células T y B del
sistema inmune, disminución de la presión arterial y la quema de calorías. La risa también aumenta el umbral del
dolor, posiblemente a través de un incremento en los niveles de endorfinas, lo cual explicaría la sensación de
bienestar que nos provoca reírnos.
Pareciera que la risa es una forma de comunicación que nos enseña a jugar, a socializar y a defendernos desde hace
una bocha. Posiblemente sea la muestra más genuina de aprobación social en nuestra especie, tanto que no
podemos caretearla. Nos saca de una situación estresante y nos ordena fácilmente dentro de un grupo, conectando
a quienes se ríen de lo mismo o de los mismos y separándolos del resto que, obvio, no entiende nada. Incluso en una
pareja, si la risa no es compartida, probablemente nada lo sea.
Así que hay que meterle más risa a todo este asunto de existir. No te va a salvar la vida, pero te la va a mejorar y,
quién te dice, estirarla un cachito. La buena noticia es que, endemientras, podemos tratar de pasarla piola y reírnos
más. Que el que ríe mejor no es el que ríe último, sino el que más ríe.
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