El Caso CHEVRON Texaco Agosto 2010
El Caso CHEVRON Texaco Agosto 2010
El Caso CHEVRON Texaco Agosto 2010
6 agosto 2010
1.- Nos encontramos ante un típico caso de PASIVO AMBIENTAL (que en inglés
se llama “Environmental Liability”) que se fue acumulando desde 1967 hasta que la
compañía dejó su actividad en Ecuador hacia 1990. El Pasivo Ambiental ha aumentado
posteriormente al no haberse saneado las aguas y los suelos de la concesión. La palabra
“pasivo” es en contabilidad sinónima de “deuda”. ¿Cuánto debe la Chevron-Texaco?
Una valoración realizada hasta ahora y presentada en la corte en Nueva Loja en
Sucumbíos, es de alrededor de 30,000 millones de dólares. Hay que tener en cuenta el
tiempo transcurrido desde que la Texaco operó, sus tácticas dilatorias desde que se abrió
el primer juicio en 1993, y por tanto la actualización de las indemnizaciones que debe.
En el balance contable de cualquier empresa hay un ACTIVO (lo que la empresa tiene;
en inglés, Assets) y un PASIVO (lo que la empresa debe; en inglés, Liabilities). Suele
distinguirse en el Pasivo las deudas a corto y largo plazo, ya sea a los proveedores o a
los bancos, ya sea, por ejemplo, a la seguridad social o al Estado como adeudos fiscales,
además del propio capital de la empresa aportado por los accionistas.
Si una empresa tiene deudas con los damnificados por daños ambientales debería
también incluirlas en el PASIVO, pero eso no suele hacerse porque se piensa que esos
daños son “externalidades”, como las llaman los economistas, es decir caen fuera de la
contabilidad, es como si no existieran.
Hay casos, como actualmente British Petroleum, cuyas deudas ambientales van a ser tan
grandes (la empresa no las puede ya “externalizar”, se les convierten en Pasivos
exigibles), que su valor en la bolsa ha caído mucho.
Los PASIVOS AMBIENTALES no son sólo los costos de prevenir daños futuros, como
por ejemplo impedir el drenaje ácido en los relaves que dejan las empresas mineras. Son
también los valores económicos atribuidos a los daños causados DURANTE LA
OPERACIÓN DE LA EMPRESA. Por ejemplo, en el caso de una mina, la
contaminación del agua y del aire en los años en que funcionó la mina. Lo mismo se
aplica al caso Chevron-Texaco, quien debió impedir o, en su caso, debió resarcir los
daños causados por contaminación del agua (piscinas que se desbordaban), del suelo y
del aire (al quemar el gas de extracción) entre el 1967 y 1990. La compañía se ahorró
entonces mucho dinero, que a valor actualizado aumenta mucho el PASIVO
1
AMBIENTAL acumulado. No compensó los daños materiales o morales (a la salud de
las personas incluyendo las que sufrieron cánceres, a la agricultura y ganadería, a las
etnias que sufrieron atropellos y hasta desaparecieron). Tampoco restauró el medio
ambiente. Al contrario, la empresa ha empleado tácticas denegatorias de la realidad y
dilatorias del ejercicio de la justicia, en Estados Unidos desde el 1993 cuando se planteó
el caso Aguinda y desde el 2003 en Ecuador.
Los pagos que debe realizar la Chevron-Texaco (habiendo asumido Chevron los pasivos
de la Texaco o Texpet) han ido aumentando con el tiempo, pues debe aumentarse a ellos
los intereses acumulados (ya que la Chevron-Texaco obtuvo ganancias con el dinero
que no pagó a tiempo) y también la pérdida de poder de compra del dólar (la inflación
de precios). Hay jurisprudencia sobre este tema (como en la sentencia en Nigeria del
juez Ibrahim Buba el 5 de julio de 2010 en un caso más chico que el de la
Chevron-.Texaco, pero muy similar, de la comunidad Ejama-Ebubu del territorio Ogoni
en el Delta del Níger contra la empresa Shell por derrame de petróleo desde 1970).
CASOS COMPARADOS
¿Puede pedirse resarcimiento de daños ocurridos en 1970, 1980, 1990, hace ya mucho
tiempo, cuando el Estado ecuatoriano apenas estaba presente en la concesión, cuándo no
se recogía muestras de contaminación ni estadísticas oficiales de enfermedades, en un
territorio que hasta la llegada de la Texaco era bosque tropical húmedo habitado por
grupos indígenas? Los colonos que después llegaron, ¿qué sistema de salud pública
tenían? Ninguno. ¿Cómo podemos saber que daños hubo a su salud debido a la
contaminación causada por Texaco, si no existen estadísticas oficiales fiables de 30 o 40
años atrás en la zona de la concesión?
2
casos que las empresas hayan desaparecido. En caso contrario, si éstas existen (como la
Chevron-Texaco), éstas deben responder por los daños.
Pero Texaco conocía sin ninguna duda desde 1980 porque ya existía la CERCLA en
Estados Unidos, que las responsabilidades ambientales daban lugar a pagos de
compensación y de restauración, retrospectivamente.
Además, Texaco debería haber aplicado no ya los mismos standards técnicos que en su
país, sino mejores y más cuidadosos pues no estaba actuando en Tejas o lugares
parecidos sino en un ecosistema mucho muy frágil, en la Amazonía, rodeado de
biodiversidad desconocida, y en territorio habitado por pueblos originarios muy
susceptibles a enfermedades nuevas. Chevron-Texaco en Estados Unidos habría pagado
ya enormes multas y pagos compensatorios si hubiera hecho solamente una parte del
daño que hizo en Ecuador.
Pocas veces hay Justicia Ambiental para las empresas multinacionales que operan en
países pobres pero ha habido ya algunos casos en que se ha ordenado hacer pagos
considerables reconociendo la existencia de Pasivos Ambientales. Uno de ellos es el
DCBP, un caso bien conocido en la costa de Ecuador, principalmente en El Oro. Ahora
bien, destaca también en este caso (como en el de la Texaco) la extraordinaria demora
en conseguir justicia, pues las compañías responsables (Dow Chemical, Shell, Dole y
otras) han conseguido retrasar las sentencias o no han pagado todavía las
indemnizaciones cuando han sido sentenciadas. Con eso van acumulando intereses que
deberán pagar también.
En 2007 la BBC informaba sobre el juicio iniciado el día 19 de julio en Los Ángeles
contra Dow Chemical y Amvac Chemical, fabricantes del Nemagón, y la bananera
Dole. El Nemagón o Fumazone, nombres comerciales del nematicida DBCP, causó
esterilidad y otros daños de salud a los cinco mil demandantes centro-americanos de
este caso después de haberlo usado durante los años 1960 y 1970 para combatir gusanos
que afectaban a las plantaciones de banano. Según la demanda, Dow y Amvac sabían
que el Nemagón era una sustancia tóxica desde comienzos de la década de 1950. Otra
nota de la BBC en las mismas fechas informó que sólo en Costa Rica hay unos 30.000
3
trabajadores perjudicados por el nematicida, con problemas estomacales, hemorragias,
dolores de cabeza y esterilidad. "Hay quienes dicen que es una de las peores tragedias
laborales del mundo", resumió la BBC.
Son casos donde, retrospectivamente, se resarce por daños a la salud y por daños
morales a trabajadores del banano y a sus familias. En Estados Unidos, el DBCP estaba
prohibido desde la década de 1970, pero en diversos países latinoamericanos, incluido
Ecuador, y en Filipinas, se continuó aplicando en la década de 1980 y 1990. Una corte
de Hawai ha aceptado unos casos procedentes de Ecuador en junio del 2010.
Como explicó Raquel Hernández en la revista Envío (n. 57, marzo 1995) de Nicaragua
(“El Nemagón en el banquillo: acusan los bananeros”), disponible en la web, mientras a
trabajadores centroamericanos o ecuatorianos se les ofrece en acuerdos fuera de las
cortes unos pocos miles de dólares, los trabajadores de las plantas productoras de
Nemagón en California que habían sufrido daños recibieron indemnizaciones de hasta
un millón de dólares cada uno. A pesar de las dificultades por las que atraviesan, miles
de demandantes del Sur han resistido las ofertas.
¿Los daños causados a trabajadores bananeros latinoamericanos, son más baratos que
daños similares a ciudadanos de Estados Unidos? Raquel Hernández contesta así. En un
primer momento, se pensó que las indemnizaciones que se podían solicitar para los
afectados tendrían que ser mucho menores que las de los estadounidenses, teniendo en
cuenta la diferencia en los niveles de vida, pero tras algunas discusiones, ganó terreno
otro criterio, pues es precisamente la convicción de que las vidas y la salud de los
ciudadanos de países pobres valen menos que las de los estadounidenses lo que hace
posible que se produzcan situaciones como la generada por el Nemagón.
4
Esas empresas no tomaron las precauciones debidas a pesar de que las alarmas ya
sonaban, además engañaron en algunos casos a las autoridades y al público. De te
fabula narratur, le podríamos decir a la Chevron-Texaco, pues ya desde la década de
1970 empezaron a aparecer reportajes periodísticos y hasta libros (en Ecuador y Estados
Unidos) sobre sus negligentes y hasta dolosas prácticas en Sucumbíos.
Otro caso, más extremo que el de Chevron-Texaco y que el de BP, es el de del Delta del
Níger, en Nigeria, que exporta cinco veces más petróleo que Ecuador. Desde 1958,
fecha en que Shell empezó la explotación del subsuelo del delta del río Níger, la
contaminación de suelo, vegetación y agua no ha cesado. Esta es una zona poblada, de
manglares y agricultura. Muchas comunidades han protestado, han iniciado juicios para
lograr indemnizaciones. En 1995, bajo el Gobierno del dictador Sani Abacha, fueron
ejecutados nueve miembros del Movimiento para la Supervivencia del Pueblo Ogoni,
entre ellos el escritor Ken Saro-Wiwa. La masiva protesta pacífica del pueblo Ogoni
contra la Shell fue reprimida por el ejército nigeriano con el resultado de más de mil
personas muertas. Los Ijaw y otros pueblos han protestado después. No ha habido
justicia – hasta hace poco tiempo!
A medida que el petróleo escasee más, es probable que aumenten los accidentes y los
derrames. Estamos en la bajada de la curva de Hubbert (el pico del petróleo). La
industria, en efecto, se esforzará por extraer petróleo de peor calidad y en lugares cada
vez más remotos y difíciles como en la Amazonía. Los costes de extracción aumentarán,
y se tenderá a ahorrar en seguridad.
Hace falta una sentencia ejemplar contra Chevron-Texaco, que no puede ser de prisión
contra sus directores entre 1967 y 1990 ya que este juicio está planteado en la vía civil.
Pero sí puede ser una indemnización justa y ejemplar, porque en Ecuador los daños a las
personas y al ambiente no fueron menores sino mayores que los de BP en el Golfo de
México.
5
Lo que realmente llama la atención de las compañías y de sus accionistas no son las
exhortaciones morales sino los quebrantos económicos (como en el caso de BP, cuyo
director Tim Hayward ha sido forzado a dimitir por las pérdidas de la empresa para
enfrentar los pagos futuros). Para resarcir y reparar los daños acumulados de la
Chevron-Texaco en Ecuador, para contribuir a mejores prácticas de las compañías
petroleras, hace falta una sentencia ejemplar que evalúe el Pasivo Ambiental en la
cantidad aproximada de 30,000 millones de dólares de Estados Unidos.
Los demandantes pedían una compensación por los daños causados por la
pérdida de bosque, por la pérdida de ingresos por caza y pesca, por la pérdida
de fuentes de abastecimiento de agua, por la exposición a enfermedades, por la
pérdida del suelo, por el componente psicológico y por el retraso de la solución.
El juez Ibrahim Buba ha dado por buenas estas peticiones, estableciendo que la
negligencia de Shell ha afectado gravemente a la población.
6
compensar a los afectados por su vertido del Golfo de México, en el caso del
Delta las multinacionales han estado operando con impunidad y sin respuesta
del Gobierno”.
Abundan los informes que se refieren a la sentencia del juez Ibrahim Buba, entre
ellos Court Orders Shell to Pay Community N15.4bn [Nigeria]
Author: Davidson Iriekpen, This Day [Nigeria]
Dated: 06 Jul 2010
Justice Ibrahim Buba of the Federal High Court in Asaba, Delta State, [Nigeria]
has ordered multi-national oil giant, Shell Petroleum Development Company
Limited (SPDC) to pay the people of Ejama-Ebubu Community in Tai Eleme local
government area of Rivers State the sum of N15.4billion as special and punitive
damages for oil spill in community in 1970. In his judgment, Justice Buba also
ordered the multi-national oil giant to de-pollute and rehabilitate the dry land and
swamps to its pre-impact status...[T]he Judge held: “I also assess and award the
plaintiffs claim against the defendants in punitive terms of general damages...for
general inconveniences, acid rain, pollution of underground water and hardship to
the population, who have been deprived of the right to self sustenance, education
and good life”. Fuente: http://www.business-
humanrights.org/Categories/Lawlawsuits/Lawsuitsregulatoryaction/LawsuitsSelec
tedcases/ShelllawsuitreoilpollutioninNigeria
Otro caso, muy reciente, ha sido aceptado por un tribunal holandés. Es distinto del caso
del juez Ibrahim Buba sentenciado en Nigeria el 5 de julio del 2010. (Referencias: Shell
must face Friends of the Earth Nigeria claim in Netherlands, Terry Macalister, The
Guardian [UK], 30 Dec 2009; Farmers sue Shell over oil spills in Niger Delta, Sarah
Arnott, The Independent [UK], 3 Dec 2009).
7
hechos ocurrieron en Nigeria pero el 30 de diciembre del 2009 la corte de La Haya
aceptó el caso, que está ahora avanzando.
Los mismo acápites empleados por el juez Ibrahim Buba en su recientes sentencia
condenando a Shell en Nigeria a pagar 105 millones de dólares por su negligencia en
limpiar derrames de petróleo en solamente 255 hectáreas de la localidad Ejama Ebubu,
pueden usarse para el caso mucho mayor de la Chevron Texaco en toda el área de la
concesión en Ecuador.
Texaco no pagó en su momento los costos que hubiera debido pagar para que sus
operaciones no causaran daños (botando el agua de formación en piscinas que se
desbordan, quemando el gas…), usando prácticas que nunca hubieran sido aceptadas en
su país de origen y que sabía que eran dañinas. Esos costos no pagados supusieron unos
beneficios mayores para Texaco, un enriquecimiento adicional que le permitió repartir
dividendos a accionistas y hacer otras inversiones, lo que a su vez contribuyó al
crecimiento económico de la empresa.
Texaco, una vez visto lo que ocurría, continuó con sus prácticas negligentes (heredadas
después por otras compañías estatales o privadas, un ejemplo de malas prácticas que
continúa hasta hoy y cuyo origen está en Texaco). Texaco se ahorraba costos, y además
Texaco se negó a pagar indemnizaciones por daños irreversibles y se negó a pagar la
remediación de aquello que tuviera remedio (más allá de una breve intervención
simbólica en 1992, en connivencia con gobiernos de la época, que la jurista Judith
Kimerling, profunda conocedora de la problemática del caso, describe así: “dichas
actividades han consistido principalmente en enterrar la contaminación para que sea
menos visible”) (Judith Kimerling, El Derecho del Tambor. Derechos humanos y
ambientales en los campos petroleros de la Amazonía ecuatoriana, Abya Yala, Quito,
prefacio de Elsie Monge, 1996, p, 35, traducido de la versión inglesa de 1995.
Kimerling es también autora del libro Amazon Crude, Natural Resources Defence
8
Council, 1991, traducido por Abya Yala, Quito, 1993, esencial para entender los daños
causados por la Texaco).
Los acápites en los que se divide el Pasivo Ambiental de Chevron Texaco son en este
caso los siguientes:
¿Cuánto vale una vida humana, en la escala crematística? “The value of risks to life
and health”, de W. Kip Viscusi, Journal of Economic Literature, XXXI, Dic. 1993,
pp. 1912-46 estima costos de morbilidad y mortalidad (ya que no todas las víctimas
de enfermedades se mueren, y las que se mueren, pasan años enfermas, de manera
que hay que contar costos del padecimiento y cura de la enfermedad). Para
mortalidad da en Estados Unidos cifras entre 3 y 9 millones de dólares por persona
fallecida. Estos son valores que se usan para decidir si se imponen (costosas)
mejoras en la seguridad de los automóviles u otras regulaciones ambientales.
¿Cuántas vidas humanas se salvan y cuánto cuestan estas medidas preventivas? Se
usa entonces lo que se llama el “valor económico promedio de la vida humana”.
Este estudio de Viscusi, de la época en que la Texaco había dejado Ecuador (1990),
nos parece pertinente y justifica el uso de un valor (económico) por vida humana de
6 millones de dólares. Si por el contrario aplicáramos “precios” de Ecuador, donde
la vida es barata, estaríamos dando nuestra aquiescencia a lo que algunos han
llamado el “principio de Lawrence Summers”, los pobres son baratos.
9
como 20,000 dólares al año, año tras año, por cada km2 o 100 hectáreas, por
los productos (de recolección, sin destruir el bosque) y por los servicios
ambientales (reciclaje del agua, bioprospección, captura de carbono). La
destrucción de la selva (y de algunos de sus habitantes) fue causada por el
petróleo. Aunque no pueda atribuirse unicamente a Texaco, la compañía tiene
una parte de responsabilidad en la deforestación de un área de unos 4.000 km2.
De ahí puede hacerse una valoración de la destrucción del ecosistema, como los
demandantes han expuesto.
10
Actualización.-
Al actualizar los Pasivos Ambientales (es decir, lo que se debe por daños materiales y
morales que no han sido indemnizados en su momento, y el enriquecimiento excesivo
de Texaco al haberse ahorrado costos por su malas prácticas), hay que tener en cuenta
dos factores. Por un lado la pérdida de poder adquisitivo del dólar por el aumento de
precios (consideramos un 50% en los últimos 30 años), y por otros lado el inyterés
acumulado. Aplicando además una tasa de interés anual de un 5 por ciento (que es lo
que Texaco pudo ganar invirtiendo su “ahorro” de costos e indemnizaciones), el factor
de actualización es aproximadamente de 8.
(Al 5% anual, una cantidad dobla en 14 años, se multiplica por 4 en 28 años, a lo que
hay que añadir la pérdida de poder de compra del dólar en ese período, que calculamos
en 50%). Treinta años es el periodo transcurrido desde 1980, a mitad del periodo de
extracción de la Texaco.
(Comparemos esa dimensión con la que ha tenido en Nigeria el caso de una sola
comunidad, la comunidad Ogoni llamada Ejama-Ebubu, con solamente 255
hectáreas de tierra afectada, en el cual el juez Ibrahim Buba ha sentenciado a Shell
el 5 de julio del 2010 a pagar 105 millones de dólares por un derrame en 1970 y
otros daños después. El caso Chevron-Texaco en su concesión en Ecuador es al
menos mil veces mayor en extensión, trescientas veces más en población).
Está probado que Texaco, para extraer cerca de 1.500 millones de barriles de crudo,
vertió miles de millones de barriles de agua de producción y desechos, y quemó
11
billones de pies cúbicos de gas. La vida tiene valores que no se expresan en dinero.
Pero en el contexto forense en que nos encontramos, una acción por la vía civil, el
daño se cuantifica en miles de millones de dólares por concepto de derrames,
contaminación del agua superficial y freática (como ha sido ampliamente probado),
quema del gas, deforestación, biodiversidad perdida, por animales silvestres y
domésticos muertos. A lo anterior habría que añadir costos por servicios ambientales
y biodiversidad destruidos sin pago, por la salinización de los ríos, por
enfermedades incluyendo muchos casos de cáncer que no se hubieran producido sin
esa contaminación con sustancias cancerígenas.
Los reclamos monetarios que los demandantes piden, por daños irreversibles y
para evitar daños futuros y reparar lo que se pueda, llegan –sumando los
diversos acápites- a 30 mil millones de dólares, con valores actualizados.
12