Escuelas Del Derecho Penal

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ESCUELAS DEL DERECHO PENAL

ESCUELA CLÁ SICA

EL PENSAMIENTO PENAL ANTERIOR A CARRARA.

"La Filosofía de todos los tiempos, ha reconocido la justificación del poder del Estado
para castigar, si bien fundamentándola diversamente. Platón fundaba la pena en el
principio de la expiación. .. Para los romanos, maestros del pragmatismo jurídico,
justifico el derecho de castigar, por la ejemplaridad intimidante de las penas. La
Iglesia, después, refiriendo todo problema a Dios, hizo del derecho de castigar una
delegación divina y concibió el delito como un pecado y la pena como una
penitencia; mediante el arrepentimiento y la penitencia el pecador se somete a la ley
divina y logra su enmienda satisfaciéndose la ofensa causada por el pecado con la
justa retribución. La edad media siguió los derroteros escolásticos, si bien
fortaleciéndolos con la razón de Estado y acentuando con tal justificación la
venganza pública hasta llegar a los más rigurosos extremos; las penas quedaron,
por ello, divididas en divinas, naturales y legales o humanas.

Antes de hacer referencia de manera directa a las doctrinas de Francisco Carrara,


portaestandarte máximo de la Escuela Clásica del Derecho Penal, no resulta ocioso
examinar las ideas sobresalientes de los principales pensadores que le antecedieron y
cuyas teorías, sin duda, fueron el marco en donde se desarrolló aquella tendencia
científica.

MANUEL KANT (1724-1804). La pena es un imperativo categórico, una exigencia de


la razón y de la justicia y consecuencia jurídica del delito realizado; su imposición, no
aspira a obtener fines de utilidad, sino puramente de justicia; su fundamentación se
halla en el principio absoluto de la retribución jurídica. Kant llega a afirmar que el
mal de la pena debe ser igual al mal del delito, con lo cual se aproxima al principio
del talión.

GIANDOMENICO ROMAGNOSI (1,761-1835).

Después del libro de Beccaria se publica la obra de Giandomenico Romagnosi Gene


A del Dirítto Pénale, en donde niega que el fundamento del Derecho Penal se
encuentre en el contrato social y lo afirma en el imperio de la necesidad. El Derecho
Penal es para Romagnosi un derecho de defensa indirecta que debe ejercitarse
mediante la punición de los delitos pasados, para conjurar el peli- gro de los futuros,
por ser el delito contrario al derecho de los hombres a conservar su felicidad. La pena
no puede ser tormento ni utilizarse para afligir a un ser sensible; su finalidad
inmediata es la intimidación para evitar así la comisión de nuevos delitos. "No
considera Romagnosi, que la prevención del delito haya de limitarse a la que la pena
pueda ejercitar. Propone, por eso, otros medios preventivos de diversa índole, que
deben oponerse a las causas del fenómeno delictuoso.

Y es en el estudio y clasificación de esas causas donde encuentra fundamento la


opinión generalizada, y por cierto no discutible, de que Romagnosi es, como Florián,
uno de los patriarcas del positivismo penal, junto con Bentham y Feuerbach, aunque
sus doctrinas no se apoyen en los datos de la experiencia, de que no se disponía en la
época en que fueron elaboradas. La causalidad del delito, para Romagnosi, es una
dinámica moral proveniente y no una dinámica física reprimente." Este autor,
indiscutiblemente clásico, se adelanta a su época; por ello los positivistas pretenden
ver en él un precursor.

FEDERICO HEGEL (1770-1831).

"Entiende que a la voluntad irracional, de que el delito es expresión, debe oponerse la


pena representativa de la voluntad racional, que la ley traduce. El delito es negación
del derecho y la pena es negación del delito."

PABLO JUAN ANSELMO VON FEUERBACH (1775-1833).

Para este autor la imposición de la pena precisa de una ley anterior. La aplicación de
una pena supone la existencia de la acción prevista por la amenaza legal (nulla poena
sine crimine). Es la ley la creadora del vínculo entre la lesión del Derecho y el mal de
la pena (nullum crimen sine poena legalis). El crimen es una acción contraria al
derecho de los demás reprimidos por una pena.

PELLEGRINO ROSSI (1787-1848).

Este gran jurista, político, diplomático y poeta, es considerado como uno de los
precursores de la Escuela Clásica. Para Rossi, la pena es la remuneración del mal
hecha con peso y medida por el juez legítimo. El derecho de castigar tiene su
fundamento en el orden moral, obligatorio para todos los hombres y debe ser
realizado en la sociedad en que viven, haciendo en esa forma un orden social. El
Derecho Penal tiende a la realización de ese orden moral, por lo que no puede
proponerse un fin apartado de la justicia moral. El Derecho Penal se manifiesta a los
hombres para recordarles los principios del orden moral y darles los medios de
elevación hasta la fuente celeste de la cual proviene."

GIOVANI CARMIGNANI (1768-1847).

Se opuso a la doctrina de la justicia moral y al sentido retributivo de la pena. Para


este autor el derecho a castigar tiene su fundamento en la necesidad política. Estima
necesario que a la represión del delito preceda su prevención. Como a Rossi, se le
considera precursor de la Escuela Clásica."
CARLOS DAVID AUGUSTO ROEDER (1806-1879).

Este autor, profesor de la Universidad de Heidelberg, considera que la pena es el


medio racional y necesario para reformar la injusta voluntad del delincuente; pero tal
reforma no debe ceñirse a la legalidad externa de las acciones humanas, sino a la
íntima y completa justicia de su voluntad. Roeder afirma que la pena debe tener el
carácter de tratamiento correccional o tutelar y su duración estará en función del
tiempo necesario para reformar ' la mala voluntad que se aspira a corregir. Es el
fundador de la escuela correccionalista.

FRANCISCO CARRARA.

Este ilustre jurista consagró su vida no sólo a la jurisprudencia', sino también a la


ciencia en general, a la filosofía y a la literatura; sucedió a Carmagnani en la cátedra
del Derecho Penal en la Universidad de Pisa. De entre sus muchas obras destacan:
Opuscoli di Diritto Pénale y Programma del Corso di Diritto Crimínale, publicadas
en 1874 y 1877.49 Nació en 1805 y murió en 1888. Es considerado como el padre de la
Escuela Clásica del Derecho Penal, porque le dio una sistematización impecable. Ha
sido objeto de grandes elogios, no sólo por parte de los seguidores de su
pensamiento, sino también de los positivistas, sus contradictores. Eusebio Gómez, el
destacado penalista argentino contemporáneo, aún afiliado al positivismo, escribe:
"El conjunto de las doctrinas de Francisco Carrara representan el término de la
evolución de la Escuela Clásica. El sabio maestro de Pisa, admirable sistematizador
como fue, supo marcar orientación definida a la poderosa corriente de pensamiento
científico penal iniciada después de la aparición del libro de César Beccaria. Sus
doctrinas constituyen un verdadero sistema, la propia Escuela Clásica como fuera
bautizada por Ferri, y que bien podría llevar su nombre. Las expone con claridad
insuperada; las funda con argumentación resistente. Observa, en su elaboración,
un método riguroso. Cuando, para aceptar sus conclusiones o para el disenso con
ellas, se hace referencia a la Escuela Clásica, no son otras que las doctrinas de Carrara
las que se someten al examen; es sobre ellas que la crítica versa, y aunque ésta le sea
desfavorable, el reconocimiento de su mérito excepcional no está ausente jamás.
Enrique Ferri, que fue su infatigable contradictor, fue también un encomiasta
caluroso de ese mérito. Admiraba en Carrara la agudeza de su ingenio y su lógica
poderosa; y era innegable, para él, que, con el Programa, había elevado un
maravilloso edificio científico, no solamente en la parte exterior de las doctrinas
generales sobre el delito y sobre la pena, sino en las partes más íntimas y menos
estudiadas de los delitos en particular, que son los verdaderos términos de aplicación
diaria de las doctrinas generales."

Carrara sostiene, entre otras ideas, que el Derecho es connatural al hombre; Dios lo
dio a la humanidad desde su creación, para que en la vida terrena pueda cumplir sus
deberes. La Ciencia del Derecho Criminal es un orden de razones emanadas de la ley
moral, preexistente a las leyes humanas. El delito es un ente jurídico que reconoce
dos fuerzas esenciales: una voluntad inteligente y libre y un hecho exterior lesivo del
Derecho y peligroso para el mismo. La pena, con el mal que inflige al culpable, no
debe exceder a las necesidades de la tutela jurídica; si excede, ya no es protección del
Derecho sino violación del mismo. La imputabilidad penal se funda en el principio
del libre albedrío.

SIGNIFICADO DE LA EXPRESIÓN "ESCUELA CLÁSICA".

Los positivistas del siglo pasado, bautizaron con el nombre de Escuela Clásica, a todo
lo anterior, a las doctrinas que no se adaptaban a las nuevas ideas, a los recientes
sistemas. La Escuela Clásica en realidad no integra un todo uniforme. Luis Jiménez
de Asúa asegura con acierto cómo en ella se advierten tendencias diferentes, incluso
opuestas, que en la época de su mayor predominio combatieron entre sí. "El nombre
de Escuela Clásica escribe el mismo autor, fue adjudicado por Enrique Ferri con un
sentido peyorativo, que no tiene en realidad la expresión clasicismo, y que es más
bien, lo consagrado, lo ilustre. Ferri quiso significar con este título lo viejo y lo
caduco."

MÉTODO DE ESTUDIO EN LA ESCUELA CLÁSICA DEL DERECHO PENAL.

La Escuela Clásica del Derecho Penal siguió preferentemente el método deductivo, o


como dice Jiménez de Asúa, el método lógico-abstracto. No es de extrañar tal
metodología, por ser la adecuada a las disciplinas relativas a la conducta humana.

El profesor Ignacio Villalobos sostiene, acertadamente en nuestro criterio, que como


pertenece el Derecho al campo de la conducta de los individuos, en relación con la
vida social y tiene propósitos 'ordenadores de esa conducta, resulta eminentemente
finalista; por ende el método que lo ha de regir todo, desde la iniciación de las leyes
hasta su interpretación y forma de aplicación, necesariamente será ideológico, para
estudiar, adecuadamente, los diversos problemas que se presenten sobre conflictos
de leyes, lugar y tiempo de la acción, causalidad del resultado y otros más que no
pueden ser resueltos satisfactoriamente por distintas vías.

Mucho se le censuró a la Escuela Clásica de empleo de métodos deductivos de


investigación científica; pero en verdad el Derecho no puede plegarse a los sistemas
de las ciencias naturales por no ser parte de la naturaleza y no someterse a sus leyes.
En la naturaleza los fenómenos aparecen vinculados por nexoscausales, por enlaces
forzosos, necesarios, mientras el Derecho está constituido por un conjunto de
normas; se presenta como la enunciación de algo que estimamos debe ser, aun
cuando tal vez, de hecho, a veces quede incumplido. Mientras las leyes naturales son
falsas o verdaderas, según su no coincidencia o su perfecta adecuación con la
realidad, las normas postulan una conducta que, por alguna razón, estimamos
valiosa a pesar de que en la práctica pueda ser producido un comportamiento
contrario. Precisamente por no contar esa conducta con la forzosidad de una
realización, se le expresa como un deber. Lo enunciado por las leyes naturales tiene
que ser; lo prescrito por las normas debe ser. Con esto queda plenamente
demostrado que el Derecho no mora en el mundo de la naturaleza y por
consiguiente, al decir de Luis Recaséns Siches, cuyas ideas en lo sustancial seguimos
en este punto, quien permanezca encerrado dentro del ámbito de las ciencias
naturales y maneje exclusivamente sus métodos, jamás llegará a enterarse, ni de lejos,
de lo que el Derecho sea.

CONCEPCIONES o TENDENCIAS COMUNES DENTRO DE LA ESCUELA


CLÁSICA.

Con un esfuerzo sintetizador, puede afirmarse que los caracteres o notas comunes
dentro de la Escuela Clásica son los siguientes:

1. Igualdad; el hombre ha nacido libre e igual en derechos. Esta igualdad en


derechos es el equivalente a la de esencia, pues implica la igualdad entre los
sujetos, ya que la igualdad entre desiguales es la negación de la propia
igualdad.
2. Libre albedrío; si todos los hombres son iguales, en todos ellos se ha
depositado el bien y el mal; pero también se les ha dotado de capacidad para
elegir entre ambos caminos y si se ejecuta el mal, es porque se quiso y no
porque la fatalidad de la vida haya arrojado al individuo a su práctica.
3. Entidad delito; el Derecho Penal debe volver sus ojos a las manifestaciones
externas del acto, a lo objetivo; el delito es un ente jurídico, una injusticia; sólo
al Derecho le es dable señalar las conductas que devienen delictuosas.
4. Imputabilidad moral (como consecuencia del libre arbitrio, base de la ciencia
penal para los clásicos; si el hombre está facultado para discernir entre el bien
y el mal y ejecuta éste, debe responder de su conducta habida cuenta de su
naturaleza moral. Expresa Carrara que la ley dirige al hombre en tanto es un
ser moralmente libre y por ello no se le puede pedir cuenta de un resultado
del cual sea causa puramente física, sin haber sido causa moral; Pena
proporcional al delito; y Método deductivo, ideológico, es decir, finalista.
5. Noción clásica del delito. Para Carrara el delito consiste en la infracción de la
Ley del Estado promulgada para proteger la seguridad de los ciudadanos,
resultante de un acto externo del hombre, positivo o negativo, moralmente
imputable y políticamente dañoso.54 No es éste el adecuado lugar para
analizar la definición clásica del delito de Francisco Carrara; se hará en temas
posteriores. Sólo conviene advertir, desde ahora, que la Escuela Clásica se
colocó, al respecto, en un plano verdaderamente jurídico. A raíz del
positivismo se abandonaron los lincamientos clásicos en los métodos de las
ciencias naturales, creyéndose erróneamente que se trabajaba en el campo
jurídico. En la actualidad los estudiosos del Derecho han dejado a un lado los
sistemas positivistas para seguir por los caminos construidos anteriormente
por la Escuela Clásica, únicos capaces de conducir al reino de lo jurídico. Luis
Jiménez de Asúa escribe: "Carrara creyó que su doctrina era inatacable. Y de
tan perfecta que era, como todo lo perfecto, llevaba en sí la caducidad. Ya no
era futuro, sino presente, y, por tanto, futuro ido. Y a pasos agigantados
pasado, residuo. Una revolución la descoyuntó, la enterró, aunque como en
'Los Espectros' de Ibsen, vuelva luego. Y su vuelta da más valor a lo
reencarnado. Pero la revolución fue terrible, se llamó el positivismo."
ESCUELA POSITIVA

1. CAUSAS QUE PROVOCARON LA APARICIÓN Y DESARROLLO


DEL POSITIVISMO.

La primera mitad de la pasada centuria se caracterizó por su acendrado


romanticismo; casi todos los pensadores de dicha época estructuraron la vida al
través de cesas abstractas, con ansias infinitas de idealismo. Por ello, en la
segunda mitad del siglo xix, surgieron las corrientes eminentemente materialistas,
entre las cuales destacan el positivismo y el materialismo histórico.

La aparición del positivismo fue consecuencia del auge alcanzado por las ciencias
naturales en los estudios filosóficos del siglo pasado y se hizo sentir en todas las
disciplinas culturales, inclusive en el Derecho. Nacido como negación rotunda de
las concepciones anteriores, constituyó una revolución en los campos científico y
artístico. En materia penal, la Escuela Positiva se presenta igualmente como la
negación radical de la Clásica, pues pretende cambiar el criterio represivo,
suprimiendo su fundamentación objetiva al dar preponderante estimación a la
personalidad del delincuente.

El positivismo (nombre dado por Augusto Comte, padre de la sociología) no


niega la existencia de lo absoluto o metafísico, pero tampoco se ocupa del
problema, limitándose al estudio de lo real, entendiendo por tal todo lo sensible,
lo físico. Por ello los positivistas negaron carácter científico a las disciplinas
filosóficas propiamente dichas; a la psicología la entendieron como una rama de
las ciencias naturales (de la biología o de la fisiología).

2. EL MÉTODO EN EL POSITIVISMO.

Según el positivismo, todo el pensamiento científico debe descansar precisamente


en la experiencia y la observación, mediante el uso del método inductivo, pues de
lo contrario las conclusiones no pueden ser consideradas exactas; la ciencia
requiere, de modo necesario partir de todo aquello que sea capaz de observarse
sensorialmente. Si el positivismo surgió como una consecuencia del auge
alcanzado por las ciencias naturales, es claro que se haya caracterizado por sus
métodos inductivos de indagación riontífica, a diferencia de los deductivos hasta
entonces empleados preferentemente; el camino adecuado para la investigación
en el reino de la naturaleza es la observación y la experimentación, para luego
inducir las reglas generales.

Si bien para toda ciencia de la naturaleza, cuyo fin es conocer las cosas y los
fenómenos e indagar sus causas inmediatas y las leyes a las que se hallan sometidas,
es imprescindible el método experimental, no resulta así, en cambio, para el Derecho,
por no ser ciencia de la naturaleza y diferir radicalmente de toda disciplina que tiene
a ésta por objeto. "El delito como tal, es un concepto formado en la mente por uno de
los llamados juicios sintéticos a priori; el contenido de este concepto no existe
integrado en la naturaleza sino que se integra por el hombre mediante una relación
estimativa entre determinados actos, frente a la vida social; por eso Garófalo, que
creyó inducir la noción del delito de la observación llevada a distintos países y a
distintas épocas, no hizo sino descubrir una noción forzosamente preexistente y
saber, no qué es el delito como una realidad natural, independiente de toda
intervención de la mente humana, como podrían investigarse la esencia de la luz, del
sonido o de la electricidad, sino qué es lo que los hombres quieren expresar con la
palabra delito."

En la actualidad ya nadie pone en duda la imposibilidad de utilizar el método


inductivo para encontrar las verdades relacionadas con el Derecho. Luis Recaséns
Siches, en estudios publicados con la Filosofía del Derecho de Giorgio del Vechio,
dice: "Considero que el tema de la teoría jurídica sigue siendo el a priori formal del
Derecho; esto es, la esencia determinaste del género Derecho y las formas esenciales
en que todo lo jurídico ha de presentarse necesariamente. El concepto del Derecho y
las formas jurídicas fundamentales, constituyen esencias ideales, que se dan
necesariamente en toda institución jurídica; estructuras formales, que constituyen el
perfil apriorístico del Derecho y el esquema fundamental de la ciencia sobre el
mismo."

"En materia penal agrega Villalobos, el método de observación es adecuado para


formar los primeros conocimientos antropológicos, psiquiátricos, etc., así como para
observar los efectos prácticos de las sanciones que puedan orientarla penología, todo
lo cual constituirá los presupuestos básicos de la dogmática penal y de toda la
política que haya de seguir el Estado para tratar de mantener la conducta de los
hombres dentro de las normas constitutivas del régimen social; pero sobre los
conocimientos así adquiridos y paralelamente a ellos, hay que seguir trabajando en el
campo jurídico, con método propio, sin que exista en ocasiones nada qué observar ni
qué inducir." El mismo autor continúa diciendo: "La Antropología, la Sociología y la
Criminología, son ciencias naturales cuyo fin es desentrañar la naturaleza de la
conducta humana, escudriñar sus orígenes y fijar su mecanismo de producción; son
ciencias naturales y deben tener como método preponderante la inducción. El
Derecho Penal, en cambio, que trata de fijar un cauce a esa conducta y de imponerle
una forma y límites determinados, se refiere al mismo objeto, pero se diferencia
precisamente por su carácter eminentemente práctico, por su fin normativo y por su
método, descansando parcialmente en los conocimientos alcanzados por aquellas
ciencias naturales, en otras ciencias neológicas y culturales y sumando su propio
aporte para la estructuración completa del edificio jurídico."
3. PRINCIPALES EXPONENTES DE LA ESCUELA POSITIVA DEL DERECHO
PENAL.

De entre los fundadores de la Escuela Positiva del Derecho Penal, destacan


principalmente los pensadores italianos César Lombroso, Enrique Ferri y Rafael
Garómalo. Para César Lombroso; el criminal es un ser atávico, con regresión al
salvaje; el delincuente es un loco, un epiléptico. Ferri modifica la doctrina de
Lombroso al estimar que si bien la conducta humana se encuentra determinada por
instintos heredados, también debe tomarse en consideración el empleo de dichos
instintos y ese uso está condicionado por el medio ambiente; en el delito concurren,
pues, igualmente causas sociológicas. De la trilogía de los grandes maestros del
positivismo penal, Garófalo es el jurista; pretende dar contextura jurídica a las
concepciones positivistas y produce la definición del delito natural.

4. NOCIÓN DEL DELITO NATURAL SEGÚN RAFAEL GARÓFALO;


COMENTARIO DE IGNACIO VILLALOBOS.

El ilustre jurista del positivismo, Rafael Garófalo, distinguió el delito natural del
legal; entendió por el primero la violación de los sentimientos altruistas de piedad y
de probidad, en la medida media que es indispensable para la adaptación del
individuo a la colectividad. Consideró como delito artificial o legal, la actividad
humana que, contrariando la ley penal, no es lesiva de aquellos sentimientos. A la
concepción de Garófalo se le enmarca entre las definiciones sociológicas, porque para
él, lo fundamental del delito es la oposición a las condiciones básicas, indispensables
de la vida gregaria. Interesantísimo es el comentario en torno a la definición del
delito natural de Garófalo, elaborado por el profesor Villalobos: "Garófalo sentía la
necesidad de observar algo e inducir de ello una definición; y no pudiendo actuar
sobre los delitos mismos no obstante que era ésa la materia de su estudio y de su
definición, dijo haber observado 'los sentimientos' aunque claro está que, si se debe
entender que se refiere a los sentimientos afectados por los delitos, el tropiezo era
exactamente el mismo, pues las variantes en los delitos debían traducirse en
variabilidad de los sentimientos afectados. Sin embargo, no era posible cerrarse todas
las puertas y, procediendo a priori sin advertirlo, afirmó que el delito es la violación
de los sentimientos de piedad y probidad poseídos por una población en la medida
que es indispensable para la adaptación del individuo a la sociedad."

5. NOTAS COMUNES DENTRO DE LA ESCUELA POSITIVA.

A pesar de las divergencias existentes entre los positivistas, pueden señalarse varias
concepciones comunes dentro de esa Escuela. Así, Villalobos las resume de la
siguiente manera:
1) El punto de mira de la justicia penal es el delincuente; el delito no es sino un
síntoma revelador de su estado peligroso.
2) La sanción penal para que derive del principio de la defensa social, debe estar
proporcionada y ajustada al estado peligroso y no a la gravedad objetiva de la
infracción.
3) El método es el inductivo, experimental.
4) Todo infractor de la ley penal, responsable moralmente o no, tiene
responsabilidad legal.
5) La pena posee una eficacia muy restringida; importa más la prevención que a
represión de los delitos y, por tanto, las medidas de seguridad importan más
que las penas mismas.
6) El juez tiene facultad para determinar la naturaleza delictuosa del acto y
para establecer la sanción, imponiéndola con duración indefinida para que
pueda adecuarse a las necesidades del caso.
7) La pena, como medida de defensa, tiene por objeto la reforma de los
infractores readaptables a la vida social y la segregación de los incorregibles.

6. BREVE CRÍTICA DE LA ESCUELA POSITIVA DEL DERECHO PENAL.

El positivismo en la actualidad ha caído en desuso como sistema jurídico, al


ponerse de manifiesto que los positivistas no elaboraron Derecho, sino ciencias
naturales, a pesar de haber creído construir lo jurídico. Si no se admitiera en el
hombre la facultad de elección entre las varias posibilidades que de continuo la
depara la existencia, se negaría terminantemente el Derecho pues las normas que
lo integran expresan siempre un deber ser dirigido a la conducta humana; dichas
normas parten del supuesto de que puedan ser acatadas o quedar incumplidas. Si
el sujeto forzosa, necesariamente, hubiera de realizar lo mandado o prohibido,
porque no estuviera capacitado, por su propia naturaleza, para decidir entre
obedecer o no lo prescrito, las normas carecerían de sentido, por radicar su
esencia en la fijación de un comportamiento que, por alguna razón, se considera
valioso. Por ejemplo, las normas que preceptúan "debes pagar tus deudas", "debes
respetar la vida de los demás", suponen la posibilidad de que sea dable efectuar
un comportamiento contrario; si no fuera así, no se postularían en forma de
deber, sino en todo caso como expresión de algo que fatalmente acontece. Con
esto, pónese de relieve una vez más que los positivistas crearon ciencias de la
naturaleza, como antropología y sociología criminales; es decir, dieron auge a los
estudios causales explicativos del delito, los cuales, sin duda debe tener muy en
cuenta el legislador penal, pero siguieron métodos experimentales, inductivos,
adecuados a tales conocimientos mas no propios do las disciplinas jurídicas, que
no tratan de causas fenomenológicas, sino de señalar cauces a la conducta, por ser
su fin esencialmente normativo.
Con respecto a la afirmación positiva de que el delito es un fenómeno natural,
expone Villalobos: "Si para Ferri el delito, como acto del hombre, es un producto
de su organismo, se sobreentiende entonces que está determinado por leyes
biológicas, por leyes naturales, es decir, por leyes de necesidad como las de la
gravedad, de la presión de los líquidos o de la digestión; y esto es un error que se
explica sólo por un concepto de la psicología como ciencia de una clase de
fenómenos cuyo carácter específico se quiere mantener en la penumbra del
"incognoscible". Por esto Quintiliano Saldaña, incapaz por su fuerza de
pensamiento de caer en este simplismo y hacer caso omiso de la parte más
importante en la génesis de los actos del hombre, dijo: “No son las fuerzas de
dentro o las fuerzas de fuera de nosotros las que determinan el delito; son todas,
absolutamente todas las fuerzas de la naturaleza, obrando a través de una
voluntad”. Pues bien, este último factor de voluntariedad, clave del problema, es
el que se ha desatendido. La conducta del hombre se rige por motivos y por esto
es posible dictarle normas de obligatoriedad... y si admitiéramos un
determinismo materialista y con ello que los actos del hombre son producto de su
organismo y se rigen por leyes naturales, sería monstruoso insistir en conminar
con sanciones a sus autores, pues tanto valdría que a los vientos les
prohibiéramos soplar, al agua despeñarse cuando le falta el apoyo, o que
escribiéramos códigos amenazando con prisión o con multa al que no haga la
digestión o al que utilice oxígeno para la respiración; estos sí son hechos
naturales."

Sin apartamos de las atinadas críticas hechas a la Escuela Positiva del Derecho
Penal, sería injusto dejar de consignar que ella (y en especial los estudios de César
Lombroso) posee el mérito indiscutible de haber insistido en la importancia del
factor personal en el desarrollo de la criminalidad; el de haber llamado la atención
con relación a dos hechos que en la actualidad parece innecesario señalar, a saber:
1) El delincuente es siempre un hombre, un ser humano.

2) Entre los delincuentes existe un número de anormales mucho mayor de lo que


antes se creía.

TENDENCIAS ECLÉ CTICAS

1. LA TERZA SCUOLA.

En la lucha entre las dos corrientes más características: clásica y positivista,


surgieron teorías que aceptaron sólo parcialmente sus postulados. Así
aparecieron, entre otras, la Terza Scuola en Italia y la Escuela Sociológica o joven
Escuela en Alemania. La Escuela del Positivismo Critico o Terza Scuola
(denominada tercera escuela para distinguirla de la Clásica y de la Positiva, que
cronológicamente ocuparon el primero y segundo lugares).

Encuentra su formación, esencialmente, en los estudios de Alimena y Carnevale


y constituye una postura ecléctica entre el positivismo y la dirección clásica;
admite de aquél la negación del libre albedrío y concibe el delito como fenómeno
individual y social, inclinándose también hacia el estudio científico del
delincuente, al mismo tiempo que preconiza las conveniencias del método
inductivo.

Rechaza la naturaleza morbosa del delito y el criterio de la responsabilidad legal


y acepta de la Escuela Clásica el principio de la responsabilidad moral; distingue
entre delincuentes imputables e inimputables, aun cuando niega al delito el
carácter de un acto ejecutado por un ser dotado de libertad. Para Bernardino
Alimena, la imputabilidad deriva de la humana voluntad, la cual se halla
determinada por una serie de motivos, y tiene su base en la "dirigibilidad" del
sujeto, es decir, en su aptitud para percibir la coacción psicológica; de ahí que sólo
son imputables los capaces de sentir la amenaza de la pena. Son principios
básicos de la Terza Scuola, en opinión del mismo penalista Cuello Calón, los
siguientes:

a) Imputabilidad basada en la dirigibilidad de los actos del hombre.

b) La naturaleza de la pena radica en la coacción psicológica.

c) La pena tiene como fin la defensa social.

Algunos autores alemanes, como Merkel, Liepmann y Oetker, pretendieron


conciliar la justicia y el finalismo; en estas corrientes la justicia y el fin utilitario se
amalgaman.

Para el juspenalista venezolano José Rafael Mendoza, las teorías eclécticas


distinguen el Derecho Penal, al que asignan un método lógico-abstracto, de la
Criminología, Sociología Criminal, Penología y Política Criminal, que siguen una
sistematización experimental. El crimen es un fenómeno complejo, producto de
factores individuales y exógenos; es, a la vez, fenómeno natural y ente jurídico. La
condición del delincuente no debe exagerarse hasta hacer de él un tipo especial, el
tipo criminal que señala la escuela positivista, pero sí debe admitirse la
clasificación en ocasionales, habituales y anormales. La pena debe ser afianzada
con medidas de seguridad. Se conserva el criterio de la responsabilidad moral,
admitiéndose la peligrosidad, temibilidad o estado dañoso para algunos
delincuentes.

2. LAS DOCTRINAS DE FRANZ VON LISZT.


Este penalista alemán, en las postrimerías de la pasada centuria, sostuvo que el
delito no es resultante de la libertad humana, sino de factores individuales, físicos
y sociales, así como de causas económicas.

Para él, la pena es necesaria para la seguridad en la vida social porque su


finalidad es la conservación del orden jurídico. A esta teoría se le conoce también
bajo el nombre de Escuela Sociológica, caracterizada según expresiones de
Jiménez de Asúa, por su dualismo, al utilizar métodos jurídicos de un lado y
experimentales por el otro; por su concepción del delito como entidad jurídica y
como fenómeno natural; por su aceptación de la imputabilidad y del estado
peligroso y, en consecuencia, de las penas y de las medidas de seguridad.

3. OTRAS CORRIENTES.

Diversas orientaciones emergieron de la controversia entre clásicos y positivistas,


corrientes que repudiaron algunos de los principios de cada una de esas dos
tendencias e hicieron concesiones respecto de otros. Entre ellas pueden
mencionarse las teorías de Garraud en Francia y las de Sabatini en Italia. Para
Rene Garraud, el delito y la pena son simples fenómenos jurídicos. El estudio del
delito como hecho biológico y social no corresponde al Derecho Penal, sino a la
sociología criminal. Esas dos formas de comprender el delito (jurídica y
sociológicamente), deben compenetrarse y actuar una sobre la otra.

Según Guillermo Sabatini, la responsabilidad penal es de naturaleza jurídica y no


moral. Considera la imputabilidad como el conjunto de condiciones mínimas por
las cuales la persona deviene sujeto a la relación jurídica punitiva. Distingue,
como todos los eclécticos, entre delincuentes normales y anormales.

4. LA DIRECCIÓN TÉCNICO-JURÍDICA.

Esta concepción, sostenida principalmente por Rocco, Manzini, Massari,


Battaglini, Vannini, etc., preconiza que sólo el Derecho positivo constituye el
objeto de una ciencia jurídica, como lo es el Derecho Penal, que no debe pretender
la indagación de principios filosóficos. El Derecho Penal ha de reducirse al
conocimiento científico de los delitos y de las penas, como fenómenos regulados
por el ordenamiento positivo.

La pena es un instrumento, de conformidad con las exigencias de la técnica, para


lograr no únicamente la prevención general o especial, sino la readaptación del
delincuente; en esa forma, la pena cumple su función defensora del orden
jurídico. Básese la responsabilidad en la capacidad de entender y de querer. De
acuerdo con Filippo Grispigni, esta tendencia constituye el perfeccionamiento de
la Escuela Positiva, mientras otros pensadores la clasifican entre las doctrinas
netamente eclécticas.
La dirección técnico-jurídica, afirma Cuello Colón, no aspira; a la indagación
filosófica de un Derecho Penal natural, ni a la formación del Derecho Penal del
porvenir, su objeto limitase al Derecho positivo vigente, a elaborar técnicamente
los principios fundamentales de sus instituciones, y a aplicar e interpretar ese
Derecho.

La pena se usa como estrategia para crear temor en la ciudadanía y mostrarlo


como causa del delito, utilizado como una defensa social. Más a ello para lograr
saber una sentencia efectiva, debe ir en armonía con la peligrosidad del
delincuente y el delito, esta teoría propone la distinción entre imputables y
inimputables. Se puede ver actualmente en las penas por pensión familiar y acoso
callejero, dónde según la peligrosidad se hace notar que la pena de cárcel dura
una más que la otra.

Por último se ve la responsabilidad, donde como se mencionaba antes varía según


la peligrosidad del delincuente, según el crimen cometido, así será el nivel de
responsabilidad que recae sobre el delincuente y por ende la pena dictada por el
juez. Como se puede notar las tres forman un hilo conductor ya que cuando se
comete un delito se va a dictar una pena para el responsable, donde la sanción
será según el acto cometido.

Para entender y fortalecer los argumentos de la presente corriente, surge la


ideología del Eclecticismo que será expuesto en material audiovisual para
fomentar el uso de nuevos mecanismos de estudio y bien ampliar el conocimiento
de la Escuela Ecléctica, entendiendo de dónde proviene el nombre de esta y el
cómo evoluciona según el pasar del tiempo.

Cuando se habla de la Escuela Neoclásica o Ecléctica se hace referencia a una


corriente que no se ubica en una sola Escuela sino que es un conjunto de varias
escuelas dentro de la misma corriente, donde se basa en formar esquemas y reglas
fuera o diferentes de la Escuela Positiva. El objeto de estudio y trabajo de la
Escuela Ecléctica es el mismo de la Escuela Clásica y posee tres expositores o
seguidores que son Emanuel Carnaelee, Bernardino Alimena

Bernardino Alimena

A nivel de responsabilidad Bernandino fundamenta que se debe atender el estado


mental y físico del delincuente. Expone dos ondas de la corriente Ecléctica con
énfasis en el fortalecimiento del estudio criminal con bases de Derecho, entre ello
surge la Antropología y la Sociología Criminal, siendo esta primera el estudio del
hombre y el cómo de manera natural comete los delitos y el segundo que es el
hecho de indicar la inferencia del positivismo en la sociedad y el cómo se cometen
delitos gracias a este código y corriente positivista.
Para Alimena las principales causas del delito son el desempleo, la miseria y la
falta de un paro ante la criminalidad lo que provoca una tendencia. Si se detienen
a pensar, el presente no se aleja a la visión que Bernandino Alimena expone, ya
que la criminalidad también se provoca actualmente por el desempleo y la
miseria, como una manera de sobrevivir y adaptarse a las condiciones que maneja
el delincuente dentro de la sociedad.

Emanuel Carnevale

A nivel de responsabilidad expresa que si la acción es aprobada por un


delincuente, se puede proceder a utilizarla, al igual que si este la solicita.
Carnevale llega a ser el autor de La questione della pena di morte, una práctica de
la pena de muerte que llega a ser cuestionado.

Dentro del estudio de la Escuela Ecléctica se iba topando con ciertos Términos
que formaban el saber de dicha corriente y es por eso por lo que se elabora una
tabla con la repercusión que tuvo cada uno en la sociedad o en la historia en
general así como el uso que le da la Escuela Ecléctica al concepto generado por
otras corrientes.

Como toda Corriente posee postulados que resumen y moldean a la Escuela


Ecléctica y esto forma un concepto más estructurado, a pesar de carecer de
información se hace presencia de una definición que tiene como objetico explicar
de la mejor manera el postulado que se expresa.

El Eclecticismo

El Eclecticismo, es un término que surge dentro de esta corriente, dónde se


evidenció al principio que es la recopilación de varias escuelas en la Corriente
Ecléctica, en el término como tal es la recopilación de varios filósofos para formar
un concepto, movimiento o corriente con bases de otros pensadores,
seleccionando lo que se considera es mejor. Como opinión es un tanto subjetivo
ya que puede ser que el sentido común no forme “lo mejor” de los filósofos para
generar un movimiento o corriente y es por eso por lo que para entender mejor se
les da el presente video. Con el fin de reforzar el conocimiento e ir formando
bases en la mente que permitan identificar la Escuela Ecléctica de la mejor
manera.

En conclusión, no se logra conseguir tanta información de la Escuela Ecléctica


más a ello se opina que es un puente de avance y recopilación de información que
da paso a una corriente que quede más consolidada. Es una Escuela Filtro donde
se sostiene lo más importante y se rechaza lo que después de un análisis no
llegará a funcionar como se fue pensado en la época. Se puede comparar la
Corriente Ecléctica con el día a día que se forma a partir de rechazos y aportes
que se sustraen de otras fuentes para generar un concepto propio y de esta
manera compartirlo, poniéndolo sobre la mesa para un análisis profundo y eficaz.

Bibliografía

 Lineamientos Elementales De Derecho Penal “Fernando Castellanos”


 https://crimino-logia-estevenalvarado.blogspot.com/2019/02/escuela-eclectica-siglo-
xix.html

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