Escuelas Del Derecho Penal
Escuelas Del Derecho Penal
Escuelas Del Derecho Penal
"La Filosofía de todos los tiempos, ha reconocido la justificación del poder del Estado
para castigar, si bien fundamentándola diversamente. Platón fundaba la pena en el
principio de la expiación. .. Para los romanos, maestros del pragmatismo jurídico,
justifico el derecho de castigar, por la ejemplaridad intimidante de las penas. La
Iglesia, después, refiriendo todo problema a Dios, hizo del derecho de castigar una
delegación divina y concibió el delito como un pecado y la pena como una
penitencia; mediante el arrepentimiento y la penitencia el pecador se somete a la ley
divina y logra su enmienda satisfaciéndose la ofensa causada por el pecado con la
justa retribución. La edad media siguió los derroteros escolásticos, si bien
fortaleciéndolos con la razón de Estado y acentuando con tal justificación la
venganza pública hasta llegar a los más rigurosos extremos; las penas quedaron,
por ello, divididas en divinas, naturales y legales o humanas.
Para este autor la imposición de la pena precisa de una ley anterior. La aplicación de
una pena supone la existencia de la acción prevista por la amenaza legal (nulla poena
sine crimine). Es la ley la creadora del vínculo entre la lesión del Derecho y el mal de
la pena (nullum crimen sine poena legalis). El crimen es una acción contraria al
derecho de los demás reprimidos por una pena.
Este gran jurista, político, diplomático y poeta, es considerado como uno de los
precursores de la Escuela Clásica. Para Rossi, la pena es la remuneración del mal
hecha con peso y medida por el juez legítimo. El derecho de castigar tiene su
fundamento en el orden moral, obligatorio para todos los hombres y debe ser
realizado en la sociedad en que viven, haciendo en esa forma un orden social. El
Derecho Penal tiende a la realización de ese orden moral, por lo que no puede
proponerse un fin apartado de la justicia moral. El Derecho Penal se manifiesta a los
hombres para recordarles los principios del orden moral y darles los medios de
elevación hasta la fuente celeste de la cual proviene."
FRANCISCO CARRARA.
Carrara sostiene, entre otras ideas, que el Derecho es connatural al hombre; Dios lo
dio a la humanidad desde su creación, para que en la vida terrena pueda cumplir sus
deberes. La Ciencia del Derecho Criminal es un orden de razones emanadas de la ley
moral, preexistente a las leyes humanas. El delito es un ente jurídico que reconoce
dos fuerzas esenciales: una voluntad inteligente y libre y un hecho exterior lesivo del
Derecho y peligroso para el mismo. La pena, con el mal que inflige al culpable, no
debe exceder a las necesidades de la tutela jurídica; si excede, ya no es protección del
Derecho sino violación del mismo. La imputabilidad penal se funda en el principio
del libre albedrío.
Los positivistas del siglo pasado, bautizaron con el nombre de Escuela Clásica, a todo
lo anterior, a las doctrinas que no se adaptaban a las nuevas ideas, a los recientes
sistemas. La Escuela Clásica en realidad no integra un todo uniforme. Luis Jiménez
de Asúa asegura con acierto cómo en ella se advierten tendencias diferentes, incluso
opuestas, que en la época de su mayor predominio combatieron entre sí. "El nombre
de Escuela Clásica escribe el mismo autor, fue adjudicado por Enrique Ferri con un
sentido peyorativo, que no tiene en realidad la expresión clasicismo, y que es más
bien, lo consagrado, lo ilustre. Ferri quiso significar con este título lo viejo y lo
caduco."
Con un esfuerzo sintetizador, puede afirmarse que los caracteres o notas comunes
dentro de la Escuela Clásica son los siguientes:
La aparición del positivismo fue consecuencia del auge alcanzado por las ciencias
naturales en los estudios filosóficos del siglo pasado y se hizo sentir en todas las
disciplinas culturales, inclusive en el Derecho. Nacido como negación rotunda de
las concepciones anteriores, constituyó una revolución en los campos científico y
artístico. En materia penal, la Escuela Positiva se presenta igualmente como la
negación radical de la Clásica, pues pretende cambiar el criterio represivo,
suprimiendo su fundamentación objetiva al dar preponderante estimación a la
personalidad del delincuente.
2. EL MÉTODO EN EL POSITIVISMO.
Si bien para toda ciencia de la naturaleza, cuyo fin es conocer las cosas y los
fenómenos e indagar sus causas inmediatas y las leyes a las que se hallan sometidas,
es imprescindible el método experimental, no resulta así, en cambio, para el Derecho,
por no ser ciencia de la naturaleza y diferir radicalmente de toda disciplina que tiene
a ésta por objeto. "El delito como tal, es un concepto formado en la mente por uno de
los llamados juicios sintéticos a priori; el contenido de este concepto no existe
integrado en la naturaleza sino que se integra por el hombre mediante una relación
estimativa entre determinados actos, frente a la vida social; por eso Garófalo, que
creyó inducir la noción del delito de la observación llevada a distintos países y a
distintas épocas, no hizo sino descubrir una noción forzosamente preexistente y
saber, no qué es el delito como una realidad natural, independiente de toda
intervención de la mente humana, como podrían investigarse la esencia de la luz, del
sonido o de la electricidad, sino qué es lo que los hombres quieren expresar con la
palabra delito."
El ilustre jurista del positivismo, Rafael Garófalo, distinguió el delito natural del
legal; entendió por el primero la violación de los sentimientos altruistas de piedad y
de probidad, en la medida media que es indispensable para la adaptación del
individuo a la colectividad. Consideró como delito artificial o legal, la actividad
humana que, contrariando la ley penal, no es lesiva de aquellos sentimientos. A la
concepción de Garófalo se le enmarca entre las definiciones sociológicas, porque para
él, lo fundamental del delito es la oposición a las condiciones básicas, indispensables
de la vida gregaria. Interesantísimo es el comentario en torno a la definición del
delito natural de Garófalo, elaborado por el profesor Villalobos: "Garófalo sentía la
necesidad de observar algo e inducir de ello una definición; y no pudiendo actuar
sobre los delitos mismos no obstante que era ésa la materia de su estudio y de su
definición, dijo haber observado 'los sentimientos' aunque claro está que, si se debe
entender que se refiere a los sentimientos afectados por los delitos, el tropiezo era
exactamente el mismo, pues las variantes en los delitos debían traducirse en
variabilidad de los sentimientos afectados. Sin embargo, no era posible cerrarse todas
las puertas y, procediendo a priori sin advertirlo, afirmó que el delito es la violación
de los sentimientos de piedad y probidad poseídos por una población en la medida
que es indispensable para la adaptación del individuo a la sociedad."
A pesar de las divergencias existentes entre los positivistas, pueden señalarse varias
concepciones comunes dentro de esa Escuela. Así, Villalobos las resume de la
siguiente manera:
1) El punto de mira de la justicia penal es el delincuente; el delito no es sino un
síntoma revelador de su estado peligroso.
2) La sanción penal para que derive del principio de la defensa social, debe estar
proporcionada y ajustada al estado peligroso y no a la gravedad objetiva de la
infracción.
3) El método es el inductivo, experimental.
4) Todo infractor de la ley penal, responsable moralmente o no, tiene
responsabilidad legal.
5) La pena posee una eficacia muy restringida; importa más la prevención que a
represión de los delitos y, por tanto, las medidas de seguridad importan más
que las penas mismas.
6) El juez tiene facultad para determinar la naturaleza delictuosa del acto y
para establecer la sanción, imponiéndola con duración indefinida para que
pueda adecuarse a las necesidades del caso.
7) La pena, como medida de defensa, tiene por objeto la reforma de los
infractores readaptables a la vida social y la segregación de los incorregibles.
Sin apartamos de las atinadas críticas hechas a la Escuela Positiva del Derecho
Penal, sería injusto dejar de consignar que ella (y en especial los estudios de César
Lombroso) posee el mérito indiscutible de haber insistido en la importancia del
factor personal en el desarrollo de la criminalidad; el de haber llamado la atención
con relación a dos hechos que en la actualidad parece innecesario señalar, a saber:
1) El delincuente es siempre un hombre, un ser humano.
1. LA TERZA SCUOLA.
3. OTRAS CORRIENTES.
4. LA DIRECCIÓN TÉCNICO-JURÍDICA.
Bernardino Alimena
Emanuel Carnevale
Dentro del estudio de la Escuela Ecléctica se iba topando con ciertos Términos
que formaban el saber de dicha corriente y es por eso por lo que se elabora una
tabla con la repercusión que tuvo cada uno en la sociedad o en la historia en
general así como el uso que le da la Escuela Ecléctica al concepto generado por
otras corrientes.
El Eclecticismo
Bibliografía