Duende

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Duende

Los duendes son criaturas mitológicas fantásticas de forma


humanoide pero de tamaño pequeño que están presentes en el
folclore de muchas culturas. La etimología de su nombre proviene
de la expresión "duen de casa" o "dueño de casa", por el carácter
de los duendes al "apoderarse" de los hogares y encantarlos,1 ​ o
bien del árabe "duar de la casa" ("que habita, habitante").2 ​

En Castilla y León la palabra duende define a un tipo de ser


sobrenatural de la cultura popular equivalente al goblin de otros
folclores europeos (del francés normando gobelin, nombre
originado en el de un fantasma que se decía asoló el pueblo de
Evreux en el siglo XII),3 ​ de naturaleza maliciosa hacia los
humanos.

Índice
Historia Duende Martinico en el grabado
"Duendecillos" de los Caprichos de
Por región
Francisco de Goya.
Europa
España
Los duendes castellanos
Los duendes cántabros
Los duendes asturianos "apabardexu"
Las lamias
América
Asia
San Patricio
Literatura
Televisión y cine
Véase también
Referencias bibliográficas
Notas al pie
Bibliografía de España
Bibliografía de México
Bibliografía de Bolivia

Historia
Los duendes son criaturas mágicas relacionadas en algún caso con las hadas que no forman parte de la
tradición cristiana, aunque algunos demonólogos de los siglos XVI y XVII, y al menos desde la segunda
mitad del siglo XV, los consideraban un tipo de demonio.

Físicamente, se suele describir a los duendes como personajes de baja estatura (con altura no superior a un
metro) y aspecto humanoide, con largas orejas puntiagudas y piel verdosa. Se caracterizan por ser seres
elementales, cuidadores de la naturaleza y el bosque y muy escurridizos.4 ​ En la mitología de muchas
culturas se les supone algún tipo de poder o conocimiento sobrenatural además de una personalidad
bromista o maliciosa, por el cual son culpados de todo tipo de daños menores en el entorno doméstico o
rural. Según esta definición, serían considerados un tipo de duendes los gnomos, los trasgos, el tomte
sueco, el leprechaun irlandés o el poltergeist alemán.

Este tipo de supersticiones ligadas a los hogares fueron difundidas


por todo el Imperio romano, ya que su religión pagana afirmaba
que había unos dioses menores, los lares o genius loci, que
habitaban una casa a la que estaban ligados con la función de
protegerla. A veces estaban asociados a la familia que construyó la
casa o que la habitó desde que fue construida, esto explicaría su
frecuente relación con los fuegos del altar familiar u hogar, los
pucheros o las alacenas. A esto habría que sumar una noción
semejante por parte de los druidas, quizá todavía presente en la
creencia germánica en los Kobold. Pero esta tradición se presenta
también en el folklore de todas las naciones eslavas, donde son
llamados domovik, e incluso en el japonés, donde unas criaturas en
todo semejantes se denominan zashiki-warashi. Por lo demás, los
djinn de los pueblos semíticos poseen características muy parecidas.
La superstición, por otra parte, podría tener una etiología bastante
Cubierta del libro La princesa y el elemental: una justificación maravillosa o imaginativa de los ruidos
duende, de George MacDonald. desconocidos que se producen en las alacenas, sótanos o cuevas
subterráneas cerradas de las casas, casi siempre debidos a la
presencia de pequeños roedores o depredadores en busca de
alimento.

Es más, aparte de su origen supersticioso, la leyenda de la llamada "gente pequeña", como los denominaba
en su famoso manuscrito el párroco escocés Robert Kirk,5 ​o "duendes", está tan arraigada en unos lugares
concretos de Europa (islas británicas) que algunos han llegado a teorizar la posible existencia de un pueblo
humano de pequeña estatura ya desaparecido en estas ubicaciones, lo que ha convertido en más probable el
descubrimiento reciente del hombre de Flores y el ya conocido pueblo pigmeo en África.[cita requerida]

El primero en proponer esta explicación fue David MacRitchie (1861-1925), un folclorista escocés, en su
obra The Testimony of Tradition; este tipo de leyendas (y muchas otras) se habrían fundado en la existencia
histórica de un pueblo que habitaría en cuevas o que sería subterráneo en las Islas Británicas, resto de
gentes antiquísimas de tecnología muy primitiva, quizás neolítica, quienes, ante la llegada de pueblos más
civilizados y mejor armados, se habrían ocultado en la oscuridad. Esta teoría habría sido completada en The
Witch-Cult in Western Europe (1921) por la doctora Margaret Murray (1863-1963).

El alquimista y médico suizo Paracelso (1493-1541) escribió sobre numerosos tipos de criaturas ni humanas
ni divinas en su grimorio Philosophia Occulta (1570), a los que llama genéricamente elementales y
denominó gnomos (elemento tierra), ondinas (elemento agua), silfos o sílfides (elemento aire) y
salamandras (elemento fuego):

No pueden clasificarse entre los hombres, porque algunos vuelan como los espíritus, no son
espíritus, porque comen y beben como los hombres. El hombre tiene un alma que los espíritus
no necesitan. Los elementales no tienen alma y, sin embargo, no son semejantes a los espíritus,
éstos no mueren y aquéllos sí mueren. Estos seres que mueren y no tienen alma ¿son, pues,
animales? Son más que animales, porque hablan y ríen. Son prudentes, ricos, sabios, pobres y
locos igual que nosotros. Son la imagen grosera del hombre, como éste es la imagen grosera
de Dios… Estos seres no temen ni al agua ni al fuego. Están sujetos a las indisposiciones y
enfermedades humanas, mueren como las bestias y su carne se pudre como la carne animal, y
son virtuosos y viciosos, puros e impuros, mejores o peores.

Los duendes corresponderían a los gnomos y silfos y habitan mundos propios no muy alejados del nuestro,
aunque invisibles para nosotros porque nuestros sentidos son poco sutiles y poco desarrollados y por tanto
no aptos para observarlos. Sin embargo todas esas criaturas, según Paracelso, tienen en común ser seres
interdimensionales y atemporales, viven en comunidades jerarquizadas, son invisibles para los hombres,
pero no para algunos animales y niños, son juguetones y tramposos y enormemente interesados en algunos
aspectos sexuales de los humanos, a quienes a veces raptan cuando son niños; viven muchos más años que
los hombres, pero sin llegar a ser inmortales: 500 años o más, éticamente neutros, inteligentes, y les
aterroriza el hierro y el acero. Poseen tres grandes festividades: la del mes de mayo, la del 24 de junio
(solsticio de verano) y la del mes de noviembre.

Siguiendo la terminología de C. S. Lewis en su ensayo «The Discarded Image: An Introduction to


Medieval and Renaissance Literature» (1964), traducido al español como La imagen del mundo,6 ​ cabría
identificarlos con los longaevi o longevos, espíritus que, cuando Lucifer se levantó contra Dios, no se
pusieron de parte ni de este ni de aquel. Dios habría suspendido su sentencia hasta el día del Juicio Final, y
mientras tanto estos seres circularían por el orbe infranatural, es decir, por debajo de la órbita de la Luna,
pues por encima estaría lo sobrenatural. Algunos habrían caído a la Tierra y por eso habitarían en cuevas o
subterráneos. No son exactamente demonios ni ángeles: son los duendes, hadas, etc. de que se ha hablado
anteriormente, de ahí su ambigüedad moral. En otro ensayo,7 ​ el poeta Heinrich Heine llama a toda esta
gente "dioses en el exilio", porque antiguamente eran los diosecillos paganos menores que detentaban
algunas funciones religiosas y ahora han sido arrojados al margen, por lo que aparecen ridiculizados por la
tradición religiosa dominante en los cuentos folklóricos tradicionales. Su aspecto por ello ha sido
desfigurado como risible y solo tienen importancia para los niños impresionables, gracias a los cuales, sin
embargo, perdura su recuerdo más o menos deturpado.8 ​

Por región

Europa

Existen muchas variantes de duendes en varios países y culturas del mundo, aunque universalmente los más
populares son los de los países célticos. Uno de los tipos más reconocidos en la actualidad es la del
leprechaun, proveniente de Irlanda y popular durante las festividades de San Patricio, como las que se
llevan a cabo en Estados Unidos. La imagen moderna del leprechaun es la de un hombrecillo barbado bajo,
de aire alegre y a veces gruñón, vestido con atuendos de color verde, aunque en las leyendas folclóricas
irlandesas su carácter era menos afable y solían vestir con ropajes rojos. Los leprechaun forman parte del
ciclo de leyendas irlandesas relacionadas con los Tuatha Dé Danann. Otros tipos de duendes irlandeses son
los cluricaun (aficionados a las bebidas embriagantes) y los far darrig (hombres rojos). De Escocia, otro
país celta, provienen las leyendas de los hobgoblins y los puck. Estos seres son descritos como espíritus
traviesos relacionados con la tierra. El hobgoblin es un ser humanoide, pequeño y peludo, que vive en las
casas y hace travesuras por la noche mientras todos duermen. Al puck se le caracteriza con un aire más
similar a los pixis del folclor británico, sobre todo de Cornualles. Mientras el hobgoblin es pequeño y tosco
y habita en las casas de los campesinos, el puck y el pixie son más esbeltos y viven en los bosques. Otro
tipo de duende del norte de las islas británicas es el brownie o urisk, similar al
hobgoblin aunque un poco más pequeño, peludo y ataviado con un manto o
capucha de color café, y que habita en las casas ayudando por las noches con
las labores cotidianas.

En el folclor escandinavo también hay


varios tipos de duendes. Los duendes
escandinavos se encuentran asociados
al solsticio de invierno, y en la
actualidad, a la Navidad. Su apariencia
moderna es la del arquetípico duende
de jardín o duende navideño:
diminutos, ataviados con ropajes de
colores brillantes, sombreros cónicos
puntiagudos y una barba larga, sin
El leprechaun, del folclor
embargo, en las tradiciones folclóricas
irlandés.
La apariencia del nisse o tomte ha escandinavas se les describe como
pasado a formar parte del folclor hombres viejos y pequeños vestidos a
navideño mundial. la usanza rural campesina, de carácter
voluble, a veces alegres y traviesos, otras veces iracundos y
vengativos, que tienen la capacidad de volverse invisibles o tomar
diversas formas. Reciben diversos nombres según el país: tomte en Suecia, nisse en Noruega y Dinamarca,
y tonttu en Finlandia. Su presencia es frecuente en la literatura escandinava, como en los cuentos de Hans
Christian Andersen.

En el folclor eslavo, el domovoi es un ser de pequeña estatura, cubierto de pelo, que es considerado
guardián de las viviendas. Estos seres tienen el poder de transformarse en animales, como gatos o perros, o
incluso puede adoptar la forma del propietario de la casa. Los eslavos solían invitar al domovoi a quedarse
en las casas, pues ayuda a mantener todo en orden, mientras esté a gusto, pero, si esto cambia, el domovoi
se enoja y destroza platos, cambia las cosas de sitio y gime por las noches.

Para los pueblos sajones de Inglaterra, Gales, Alemania y Países Bajos, los
goblins eran criaturas monstruosas y de apariencia grotesca, a menudo de
carácter malvado y egoísta, ávidas por el oro y las posesiones materiales. Eran
criaturas mágicas con diversas habilidades, similares a las de las hadas o los
demonios. Los goblins aparecen frecuentemente en la literatura moderna,
como en los libros de Tolkien, y también son parte de juegos de rol y
videojuegos como Warhammer o World of Warcraft. Similar al goblin, pero de
carácter más benigno y hogareño, es el kobold, perteneciente al folclor de
Alemania. El kobold era parte del mundo espiritual, pero a veces
interaccionaba con los humanos. Se le podía representar con formas animales,
como fuego, con forma humanoide o como objetos, a veces se disfrazaban
como campesinos o niños pequeños. Los kobolds podían vivir bajo tierra y El lutin, un tipo de
trabajar como mineros, pero a veces hechizaban y vivían en castillos y barcos. duende francés.
Al igual que otros tipos de duendes, en ocasiones ayudaban a los hombres en
las tareas hogareñas

En el folclor de Rumania, el spiriduș era una pequeña criatura cuyo carácter podía ser bueno o malo. Su
apariencia es similar a la del leprechaun irlandés. El sufijo -uș es un diminutivo de la palabra espíritu, en un
significado más asociado al término "fantasma". En Francia, el lutin de Normandía juega un papel similar al
de los espíritus hogareños de las tradiciones de Inglaterra, Alemania y Escandinavia. El lutin también es un
duende travieso, pues le gusta amarrar en trenzas las crines de los caballos. Los lutin han pasado del folclor
francés a América, sobre todo en la provincia de Quebec, en Canadá, o en la leyenda del "nain rouge"
(enano rojo) que hechiza la ciudad de Detroit, Michigan. El mazapégul es un tipo de duende hogareño de
la región de la Romaña, en Italia. Su aspecto es la de un ser humanoide pequeño, de pelaje gris, que a veces
podía ser bueno pero volverse maligno si se enfadaba.

España

El folclor de España es rico en cuentos y leyendas sobre diversos tipos de duendes: Trasgos, Martinicos,
Diaños, Gnomos, Hadas, Encantadas, Trastolillus, Trentis, Tentirujus, Nuberus, Trasnos en Galicia, Follets
en Cataluña, Donyets en Comunidad Valenciana, Iratxoak (y otros nombres) en el País Vasco y Navarra,
Trasgus en Asturias, Menutos o Menudos en Valle de Hecho y en otras partes del Alto Aragón, Mengues
(Sur de España).

Los duendes castellanos

Cabe distinguir entre los duendes castellanos a martinicos, diaños, trasgos, gnomos, encantadas, hadas y
elfos. Los martinicos, emparantados con los bestiones de la Edad Media y grabados en algunos de los
Caprichos de Goya, son enanos cabezones (representados como cabezudos en las fiestas populares) de
grandes manos que se suelen disfrazar con hábito franciscano, hacen ruido en las alacenas, mueven y
pierden objetos cuando no los ven y gastan crueles chascos y bromas. Los gnomos habitan en las cavidades
de la tierra y la primera mención de un elfo en la literatura española se hace en el Cantar de mío Cid,
cuando se habla de los "caños de Elfa", esto es, la cueva de Elfa.9 ​ El primero en tratar por extenso de los
duendes fue el demonólogo fray Antonio de Fuentelapeña en El ente dilucidado: discurso único novísimo
que muestra que hay en naturaleza animales irracionales invisibles y quales sean (1676). Se comentaba
que todos los duendes desaparecieron
con la bula de la Santa Cruzada. Posteriormente, en el siglo XVIII, el
preilustrado benedictino padre Benito Jerónimo Feijoo se embutió en una lucha sin cuartel contra estas
supersticiones en su Teatro crítico universal.

Por otra parte, en el contexto cultural flamenco se denomina duende al carácter inexplicable y misterioso
que ese arte y sus intérpretes adquieren en ciertas ocasiones, un poder misterioso que todos sienten y
ningún filósofo explica.10 ​

Los duendes cántabros

Son de muchos tipos: los trastolillos, los enanos, los busgosos, los trentis, los nuberos, los ventolines, los
tronantes y las anjanas, entre otros.

Los duendes asturianos "apabardexu"

Especie de los Lagos de Somiedo que los lugareños dicen ser una especie de duende. En bable, Asturiano,
asturleones de Asturias apabardexu se traduciría al español o castellano como duende de monte.

Las lamias

Las lamias españolas tienen correspondencia con las lamiak vasconavarras y las lainas aragonesas. Tienen
cara y cuerpo de bellas mujeres y patas palmeadas de ánade (ganso, pato, oca...). Habitan en lugares
cercanos al agua, o en los mismos lagos, ibones y barrancos.
América

En América existen diversas historias y leyendas sobre espíritus relacionados


con la tierra, las masas de agua, los bosques, los elementos, el aire, el hogar, el
mundo subterráneo. Muchas de estas leyendas se mezclaron con las leyendas
europeas sobre duendes, dando lugar a nuevas leyendas sincréticas.

En México, entre las culturas mesoamericanas como la civilización maya, los


aluxes son un tipo de duende benéfico que habita en los campos de maíz.
Tienen la capacidad de atraer la lluvia y proteger los campos. Los agricultores
solían construirles pequeñas casas llamadas kahtal alux, donde el alux residía
para cuidar del sembradío, pero al cabo de siete años se le debía encerrar
porque el alux se volvía malvado y causaba estragos. Asimismo, se habla del
Las leyendas
Uay Chup, duende lúbrico o lujurioso que se mete en las casas para tener
mesoamericanas
relaciones sexuales con muchachas y muchachos. Otro tipo de duende es el
también narran historias
chaneque, de la mitología mexica, entidad asociada al inframundo, los
sobre gente pequeña que
bosques, los ríos y los animales. En la actualidad, se les da apariencia de niños,
habita en casas,
tienen los pies al revés, el cuerpo deforme, poseen cola, carecen de la oreja
montañas y sembradíos.
izquierda, y les gusta hacer travesuras. En el estado de Chiapas, México, en
En la foto, figura
algunas versiones, la Tisigua es descrita como un duende con apariencia de sonriente de la cultura
una señora de cuarenta y vestida de rojo, la cual seduce a los hombres para central de Veracruz.
luego volverlos locos. Además se dice que es la esposa del Sombrerón.

En Centroamérica, a los duendes también se les conoce indistintamente como


gnomos o enanos. Muchos de estos seres son una mezcla del duende europeo, sobre todo de los trasgos
castellanos, con los genios protectores de las creencias indígenas. De esta forma, estas criaturas pueden ser
desde pequeños humanoides con vestidos de colores y largas barbas, hasta poseer características físicas de
animales como patas de pollo o tener los pies al revés, como en el caso del Cipitío de El Salvador. En las
leyendas de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, los duendes gustan de gastar
travesuras en las casas, aunque a veces ayudaban con el quehacer hogareño, como ocurre en la leyenda de
los duendes del bacín de Costa Rica. Uno de los aspectos más oscuros es que estos espíritus gustaban de
perder a la gente, sobre todo extraviar a los niños, como ocurría en las leyendas de pueblos indígenas como
los bribris y cabécares. Entre los tipos específicos de duendes de los pueblos indígenas centroamericanos
están el mgöra, de la Comarca Ngöbe-Buglé en Panamá, o el cucumi de Cuba. También merece mención
el Sombrerón, personaje de las leyendas de Guatemala, un enano con un gran sombrero y una guitarra que
recorre los poblados del país enamorando a las mujeres. En el Caribe y Centroamérica, está la Ciguapa, un
ser mítico en forma de mujer, similar a una indígena, de estatura pequeña, pelo larguísimo del cual usa
como su vestimenta y con los pies al revés.

En Suramérica hay muchas leyendas de seres mitológicos con características de duendes. En países como
Venezuela se les denomina momoyes. En Colombia, está el Mohán. En la mitología amazónica, como la de
los guaraníes del Paraguay, están personajes como el Pombero, el Yasy Yateré y el Kurupí, mientras que en
Brasil están las leyendas de Caipora y Curupira. En los pueblos del norte de Chile y Argentina está el
Coquena, un ser mitológico benigno quechua y calchaquí. En la cultura mapuche de Chile están el
Laftrache y el Trauco, en Ecuador, el Tin tín (duende fálico de la costa) y el Chuzalongo (duende fálico de
la serranía), y en Perú, el Muqui (duende minero de los Andes peruanos), el Chullachaqui, el Chinchilico, y
el Shapishico (en la amazonía del Perú). En Bolivia, en la región occidental se los denomina como
anchancho en aymará y como muki en quechua, en la zona de los valles.11 ​

Asia
En Japón, existen unos seres denominados como Yokai, y hay un
número incontable de ellos, y algunos son demasiados extraños
como para encajar en alguna categoría. Estos son generalmente la
transformación de una cierta clase de perversión o de criaturas
halladas en la vida común, o son enteramente nuevos tipos
de  duende. Algunos ejemplos son el  abura-sumashi, un goblin o
duende viejo, con aire satisfecho con cara de patata, que bebe
aceite; el  ami-kiri, criatura que existe con el único propósito de
cortar la red del mosquito; y el  ushi-oni, demonio vaca que se
representa a veces con el cuerpo de una araña gigante. El ningyo es
una persona-pez, pero no una  sirena, porque tiene medio cuerpo En Asia también existen seres
superior de pez. enanos catalogados como
«duendes».
Existe la leyenda del Abura-sumashi. Este espíritu que sorprende a
las personas en el paso de las montañas, se piensa que es el
fantasma de un humano que robaba aceite. En los días anteriores a la electricidad, el aceite era una
comodidad muy valiosa, necesaria para calentar y alumbrar una casa. En la actualidad el abura-sumashi es
representado como un ser que usa un abrigo de paja que le cubre el cuerpo y una cabeza con forma de
piedra o papa. Esta apariencia es inspirada en los trabajos de arte de Shigeru Mizuki.

Otra clase de duende es el amikari, el cual se le puede hayar en cuerpos de agua y lo pescadores son más
propensos a encontrarlo, pues este frecuenta los lugares donde se hayan los pecadores. El amikari se le
conoce también por ser inofensivo, puesto a que no está tan enfocado en atacar o dañar a los seres humanos
a pesar de su bizarra apariencia. La apariencia general de un amikiri son las pinzas de langosta, cola
de serpiente y cabeza de pájaro. Algunos investigadores afirman que este puede adoptar la forma de animal
pequeño, como la de un perro, un gato; pero otros dicen que tiene el tamaño de un niño. También pueden
ser buenas amistades con los seres humanos.

Hay otro que le llaman Ningyo ( 人魚 , "Pez humano", a menudo mal traducido como "sirena"), quien está
inspirado en un  pez  del folclore japonés, llamado "Ningyo". Antiguamente, fue descrito con la boca de
un  mono  con pequeños dientes como un pez, brillantes escamas de oro, y una voz tranquila como una
alondra o una flauta.

En Corea del Sur también existen clases de duendes. Por ejemplo, los dokkaebi (en coreano,  도깨비 ) son
criaturas legendarias de la mitología y el folclore coreano. También conocidos como los goblins coreanos,
poseen extraordinarios poderes y habilidades que utilizan para interactuar con los humanos, ya sea
haciéndoles trucos o ayudándolos.

En el folclore chino, existen los mogwai que son seres pequeños que se reproducen con el agua de lluvia,
usualmente aparéandose y produciendo una numerosa estirpe ya que la lluvia les incrementa la lujuria. Se
les considera una representación metafórica de la "abundancia" que puede traer el agua de lluvia para las
cosechas que, descontrolada, puede causar daño.

En Filipinas, está la leyenda del Asuang que es un duende, también a veces considerado como un brujo o
demonio, de la mitología filipina, conocido en casi todo el archipiélago filipino, particularmente entre los
tagalos, pampangos, bicolanos, etc. Es un ser nocturno que toma las formas que quiere, como las de un
perro, gato, ave u otro animal. El aswang coge preferentemente niños, abandonados y caminantes solitarios.
Con su lengua horriblemente dilatada, negra y flexible como la seda, extrae los fetos a las mujeres que están
encintas. A él se atribuyen los dolores en el parto.

San Patricio
La tradición irlandesa refiere que san Patricio, tras haber fundado su primera
iglesia, invitó a los celtas paganos a convertirse al cristianismo. Tras llevar a
cabo varios milagros, la fe cristiana comenzó a ganar adeptos en Irlanda. Los
druidas vieron esto con alarma. Invocaron una tropa de duendes y la enviaron
a la iglesia con tal de hacer la vida imposible a San Patricio y a los apóstatas ya
cristianos. Los feligreses comenzaron a quejarse de que los duendes no los
dejaban rezar y cometían un sinfín de desmanes desbaratando el templo, por lo
que San Patricio, habiendo averiguado que era obra de los druidas, decidió
hacerles frente. Una vez dentro del templo, se les encaró con las siguientes
palabras: «En nombre de Dios Todopoderoso yo los expulso, espíritus
impuros», y fue así como San Patricio desterró a los duendes de la iglesia. Por
eso en Irlanda la imagen de san Patricio es muy utilizada para realizar
exorcismos de duendes y para protegerse contra ellos, ya que no soportan la
imagen del hombre que los desterró de la casa de Dios.

Su hábitat general son los bosques, aunque algunos habitan en los jardines y San Patricio con un
los fondos de ciertas casas, propicias para ello, ya que a estos alguna vez duende a sus pies.
simpáticos hombrecillos les agrada la compañía de los niños, así como a las
hadas (por su pureza de corazón), para jugar con ellos. Son de buen carácter;
estando por lo tanto casi siempre de buen humor. Aunque también existen duendes malvados, capaces de
hacerle daño a los humanos, si estos los enojan. Por ese motivo es conveniente evitar ofenderlos, por
ejemplo, dudando de su existencia, de sus poderes o burlándose de su apariencia.

Literatura
Según la mitología celta británica, el rey de los duendes y elfos responde al nombre de Lord Oberón, y se le
menciona en Macbeth y demás obras del poeta inglés William Shakespeare, además que también se le hace
mención en el Fausto de Goethe junto con un coro de silfos que invoca Mefistófeles con tal de seducir al
doctor Fausto.

Según la historia de Fausto, Lord Oberón contrae matrimonio con


la reina de las hadas, Lady Titania, para así consagrar la unión de
ambos reinos elementales de la naturaleza. Oberón tiene un
consorte que lo acompaña a todos lados, Puck, un duende menor
erudito en la magia, prolongando así la dualidad clásica de la
literatura Rey - Mago, tal como Arturo y Merlín.

En los cuentos tradicionales infantiles, la figura del duende suele


asociarse a pequeños seres bonachones, que acostumbran a ayudar
en secreto a los humanos, recompensando las buenas acciones y
castigando a las personas egoístas y deshonestas. Representativo es
el clásico de El zapatero y los duendes, de los Hermanos Grimm.

Herederos de esa tradición son muchos de los cuentos


contemporáneos sobre duendes, como Un duende a rayas, de María
Puncel, Los Duendes de Cristal, de Yolanda Lleonart, Los duendes
de colonia-Estrella, de Augusto Kopish, o Los duendes de Puck, personaje de Sueño de una
Navalcarnero, de Rubén Serrano. noche de verano, de William
Shakespeare. Pintura de Joshua
En la trilogía libros de "El señor de los anillos", así como en "El Reynolds, 1789.
Hobbit" de J.R.R Tolkien, se emplean los términos goblin (duende)
y orco como sinónimos. Estos seres serían de la altura de un ser
humano, lo cual sirvió como referencia para otras obras posteriores de fantasía.

También existe la literatura feérica de terror, tal es el caso de las novelas Extraña simiente y Cuento infantil
de T.M. Wright y Cuento de hadas de Raymond E. Feist, en estas historias, los duendes, hadas y demás
fauna elemental se convierten en malvados dejando a un lado el prototipo bondadoso que muestran los
cuentos para niños.

En ocasiones los duendes muestran una enemistad hacia los gnomos y los trolls que puede compararse con
la que hay entre elfos y orcos. En el libro Crónicas de Spiderwick de Tony DiTerlizzi y Holly Black se dice
que los duendes se convierten en gnomos cuando se enojan (esto es, se vuelven más robustos y
amenazadores, y sus dientes se hacen más largos y puntiagudos).

Más recientemente, en la serie Harry Potter, los señores de la banca mágica Gringotts son duendes, el más
famoso es Griphook.

En la novela de fantasía y humor Jarkeq de Vharga y el Wyvern de la Verdad aparecen los duendes cobold,
una raza de diminutos seres del bosque de Merwkmazön de tres centímetros y una esperanza de vida de
menos de un minuto debido a su vertiginosa velocidad natural con la que se mueven.

Televisión y cine
En la película Merlín con Sam Neill, durante su trayecto hacia los dominios de la Reina Mab, Merlín es
espiado por duendes y demás seres elementales que siguen discretamente al aprendiz de mago hacia su
nuevo hábitat.

En la película Los ojos del gato basada en la novela de Stephen King, Drew Barrymore interpreta a una
niña que es atacada por un duende de la raza Kobold que roba el aliento y mata a los niños, siguiendo con
la tradición de las leyendas alemanas de los duendes que roban la vitalidad de las personas mientras
duermen, ya sea bajo su forma original o bajo la de un animal.

También está la saga de películas Leprechaun, en la que su protagonista principal es un duende irlandés
vestido de verde, adorador del oro y del whisky y bastante malvado, con extraordinarios poderes mágicos y
solo vulnerable al hierro forjado, aparte que su magia es ineficaz en contra del trébol de cuatro hojas.

En la serie animada Gárgolas, Goliath, Angela y Elisa Maza se enfrentan en una ocasión a Lord Oberón en
la isla de Ávalon tras su batalla contra la Banshee en Irlanda, la cual ganaron gracias al despertar de
Cuchulain y a la ayuda de este con su lanza dorada en la pelea. Además, en una ocasión Puck, haciéndose
pasar por Owen, el ayudante de David Xanatos, toma a su hijo bebé y tras introducir su alma en el cuerpo
de Lexington, le enseña las artes mágicas siendo su primera práctica la transmigración de almas, cosa que
Goliath descubre al final.

Véase también
Duendes navideños
Enano (mitología)
Kobold
Laftrache
Yasy Yateré
Genio
Gnomo
Goblin
Gremlin
Asuang
Seres mitológicos
Hada

Referencias bibliográficas

Notas al pie
1. Origen del término en la RAE. (http://lema.rae.es/drae/?val=duende)
2. El Diccionario de los Monstruos de Massimo Izzi señala que Duende procede del árabe
duar.
3. Oxford Concise: "El nombre probablemente se extrajo del gobelin anglofrancés (llamado en
latín medieval gobelinus), probablemente diminutivo de Gobel, un sustantivo relacionado
con la palabra kobold (un tipo de duendecillo alemán). Hay además para el trasgo varias
ortografías alternativas: Gobblin, gobeline, gobling, goblyn, gobelinus."
4. https://gnomosyduendes.com/
5. The secret commonwealth; or an essay on the nature and actions of the subterranean (and
for the most part) invisible people heretofoir going under the name of faunes and fairies, or
the lyke, among the low country Scots, as they are described by those who have the second
sight, Robert Kirk (1691), traducido al español como La comunidad secreta (Barcelona:
Siruela, 1993).
6. Cf. C. S. Lewis, La imagen del mundo: introducción a la literatura medieval y renacentista.
Barcelona: Península, 1997.
7. Castañón, Adolfo. «Los dioses en el exilio, Heinrich Heine. Presentación» (http://www.istor.c
ide.edu/archivos/num_30/textos_recobrados.pdf). Textos Recobrados, 30. Consultado el 15
de octubre de 2020.
8. H. Heine escribió "Los dioses en el exilio" en 1834, en la misma época que "Los
elementales", del mismo tipo, pero solo lo publicó en la Revue des Deux Mondes en 1853;
luego figura entre sus Cuadros de viaje.
9. F. W. Hodcroft, «Elpha»: nombre enigmático del «Cantar de Mío Cid», en AFA, XXXIV-
XXXV, pp. 39-63 http://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/09/23/04hodcroft.pdf
10. Federico García Lorca, citando a Goethe, en Teoría y juego del duende.
11. ANGLES RIVEROS, Gonzalo: A 3600 metros sobre el nivel del mar - DUENDES. Bolivia.
2011.

Bibliografía de España
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renacentista, Barcelona: Península, 1997. (The Discarded Image: An Introduction to
Medieval and Renaissance Literature, 1964)
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Bibliografía de México
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Appendini, Guadalupe (1999). Leyendas de provincia. México: Porrúa. Colección Sepan
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Caballero, María del Socorro (1984). Narraciones tradicionales del Estado de México.
México: Edición de autor
Caballero, María del Socorro (1985). Temoaya y su folklore. México: Cuadernos del Estado
de México
Frías, Valentín (1990). Leyendas y tradiciones queretanas. México: Universidad Autónoma
de Querétaro
Gómez Hernández, Antonio; Palanzón, María Rosa y Ruiz, Mario Humberto (1999).
Palabras de nuestro corazón. Mitos, fábulas y cuentos maravillosos de la narración
tojolabal. México: UNAM/ Universidad Autónoma de Chiapas. Colección Literatura Indígena
Bilingüe número 3
Suárez, Isabel (2002). Leyendas de la provincia mexicana. Zona Sureste. México: Selector.
Trejo Silva, Marcia (2009). Fantasmario mexicano. México: Trillas. ISBN 978-607-0069-8
Trejo Silva, Marcia (2004). Guía de seres fantásticos del México prehispánico. México: Vila
editores. ISBN 968-5414-24-6
Trejo Silva, Marcia (2008). Monstruos mexicanos. México: Diana. ISBN 978-968-13-4387-3
Villa Rojas, Alfonso (1985). Estudios Etnológicos. Los mayas. México: UNAM. Instituto de
Investigaciones Antropológicas. SErie Antropológica número 38
Weitlaner, Roberto J (1977). Relatos, mitos y leyendas de la Chinantla. México: Instituto
Nacional Indigenista. Serie de Antropología Social número 53

Bibliografía de Bolivia
Angles Riveros, Gonzalo (2010) A 3600 metros sobre el nivel del mar - DUENDES. La Paz.

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