El Papel de Las Mujeres Troyanas en La Eneida

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

El destino de las mujeres troyanas

tras la guerra.
En el libro II y III de Las Eneidas, Virgilio nos ofrece una serie de relatos en los que se
nos cuenta, no sólo lo que sucedió en el ocaso de la ciudad que fuera ejemplo de
fortificación, sino que nos brinda detalles de la participación de sus ciudadanas en
aquel oscuro momento. Desde el llamado de atención de la reina Hécuba a su marido
Príamo hasta el reencuentro de Andrómaca con Heleno, analizaremos la participación
y el destino que tuvieron las mujeres de Troya en la obra mencionada así como otros
textos clásicos como “las Troyanas”, tanto la obra de Eurípides como la de Seneca.

En las obras que se mencionan, el escenario común son los escombros, el humo y las
llamas de una ciudad que sucumbe. Hay un uso constante de el fuego, la luz y las
sombras. La luz que se representa también en el pasado con situaciones de contraste
hacia un presente opuesto. El esplendor de la ciudad y el derrumbamiento.

Uno de los personajes femeninos del cual tenemos noticias en la guerra de Troya
dentro de las Eneidas es Creúsa, la esposa de Eneas, quien es raptada por su suegra
Afrodita tras huir de la ciudad en llamas, y aparece como una sombra ante su marido,
que había regresado a buscarla, para predecirle sus viajes y su busqueda de una
nueva patria. En la tradición popular, no se explicita el destino de Creúsa.

En cuanto a los personajes que vamos a analizar,la Hécuba de virgilio, no responde a


un paradigma de impulsibidad, de pasión desenfrenada o sufrimiento improductivo
como el de otros personajes femeninos.

María Emilia Cairo (2019) afirma que: frente al modelo androcéntrico de hombre
racional o seguidor fiel de su destino, la mujer ha sido representada en la épica como
ser de un orden más primitivo e irracional y como víctimas de pasiones que no pueden
controlar, llevándolas a su propia destrucción o la ajena.

En el relato de Eneas a Dido y los Cartagineses , Virgilo muestra una reina decidida a
detener a Príamo cuando este intenta armarse para combatir, siendo la voz de la
sensatez ante la inevitable derrota de Troya ante los griegos. Ella se encuentra
rezando con sus hijas mientras observa a su anciano esposo colocarse las armas para
ir al combate:

(Pero cuando vió al mismo Príamo ya tomaba la armadura juvenil,


Dice:”¡Qué pensamiento tan espantoso te ha empujado,

desdichadísimo esposo, a vestirte con estas armas? ¿O hacia dónde te

lanzas? Este momento no requiere ni esa ayuda ni esos defensores; no,

si ahora estuviera aquí en persona mi amado Héctor. Retírate,

finalmente, hacia aquí; este altar nos cuidará a todos, o al mismo

tiempo morirás”. Habiendo hablado así, lo recibió junto a ella y colocó al anciano en la
sede consagrada).

En este pasaje Hécuba se ha dado cuenta que el mundo por el que su marido
pretende luchar ya no existe, y que toda esperanza de salvación murió con su hijo
Héctor por lo que es dueña de una resignación y muestra cordura sobre la
impulsividad hacia la batalla perdida y manteniéndose serena en medio del desastre.

Esta actitud de Hécuba continúa presente en “Las Troyanas”, Tanto en el texto de


Eurípides como en el de Séneca, aunque este último reescribe la obra del griego
desde una mirada mucho más estóica.

El autor emplea los hechos históricos y mitológicos de la guerra de troya con


propósitos moralizantes, mostrar al púbico romano sobre el cómo actuar y controlarse
frente a las pérdidas personales. Los estoicos incluso aconsejaban la muerte o el
sufrimento antes que la deshonrra.

En esta obra, pese a estar condenada a conocer el destino de su familia y transitar el


camino del reinado la esclavitud, Hécuba aconseja al coro (represetado por las
mujeres troyanas) aceptar las pérdidas y la muerte como algo que puede ser liberador
y glorioso, no dejarse derrumbar.

“Leales compañeras de mi desventura soltaos la melena, que por el cuello fluyancon


pena los cabellos manchados de ceniza aún caliente de Troya, que prepare sus
brazos al desnudo la turba; quitaos el vestido, atadlo bajo el pecho y quede al
descubierto vuestro cuerpo hasta el vientre. ¿Para qué matrimonio vas a ocultar los
pechos, pudor de cautiva?”

También aconseja a Andrómaca (su nuera) resignarse a su destino como esclava y


esposa de Pirro:
“Alégrate, sé feliz, hija: ¡cómo querría Casandra ese matrimonio tuyo! ¡Cómo lo querría
Andrómaca!.”

A lo largo de la obra se presentan temas recurrentes, uno de ellos es el uso de la


mujer como objeto de venganza sobre el enemigo.El sorteo de las esclavas, y su
anunciación por parte de Taltibio, muestran el lado más oscuro de la guerra a través
del sufrimiento de sus victimas más dolorosas, las mujeres y los niños.

Otro imagen central en la obra es la del sacrificio, el cual aparece en reiterados


monólogos como la única forma posible de saldar cuenta, no solo con el enemigo sino
con los dioses.

Por su parte, Andrómaca ha sido visitada por Héctor en sueños para advertirle que
proteja y esconda a su hijo. Sin embargo este será muerto arrojado desde una torre a
manos de los dánaos debido a las predicciones de Calcante, quien lo postula como
sacrificio para apaciguar a los dioses.

En la obra de Eurípides la viuda de Héctor poco puede hacer para impedir el asesinato
de su hijo. Por el contrario, Seneca le da a Andrómaca una mayor participación en
esta historia al hacer que esta intente engañar a Ulises para salvar a Astianacte.

De las hijas de Príamo, Polixena es la más afortunada según sus compañeras de


cautiverio ya que la joven es condenada a muerte sobre la tumba Aquiles mientras es
llevada al altar en una boda siniestra con el hijo de Tetis orquestada por Pirro.

Sin embargo este rito nupcial es concebido también como un himeneo con Aquiles en
el mismo Hades, es decir en el inframundo.

Aquí también Calcante es quien expresa la razón de esta boda:

“…es preciso inmolar a la virgen en el túnulo fúnebre del jefe tesalio y en rito nupcial
de los tesalios”

Con esto se consume el segundo sacrificio realizado por griegos en busca del favor de
los dioses para emprender un regreso a sus hogares sin problemas.

Pese a esto, Casandra, la otra hija de Príamo y Hécuba, es obligada a ir con


Agamenon y compartir también su lecho. Antes de partir a cumplir su funesto destino,
la muchacha, que era un oráculo de Febos, predice a viva voz la muerte del hijo del
rey Atreo, pero, debido a una maldición, ella estaba condenada a profetizar sus
visiones sin que estas nunca fueran creídas. Casandra predice también las peripecias
por las que pasará Ulises aunque, debido a lo mencionado, El rey de Ítaca, desoye las
revelaciones de la sacerdotiza. De alguna manera ella emprende su cautiverio a
sabiendas de que sus enemigos no tendrán el regreso que esperan.

Otra de las mujeres que aparece en la obra “las Troyanas” es la propia Helena. Tanto
en Eurípides como en Séneca, la mujer de Melenao, elude la responsabilidad de lo
sucedido. No obstante, es en la obra del dramaturgo griego es dónde esto se pone
más en evidencia llevando su defensa a la acusación de secuestro por parte Paris y de
los troyanos. Este hecho es desmentido por Hécuba, quien también como acto de
venganza, advierte a Melenao que no viaje con Helena ya que su mirada puede
hacerlo vacilar en su castigo. El rey, siguiendo dicho consejo, le advierte a su esposa
que esta será ejecutada al llegar a Argos.

Por último en el libro III de las Eneidas, Virgilio nos cuenta lo sucedido a Andrómaca
luego de que esta fuera entragada como esclava a Pirro (hijo de Aquiles).

Cuando Andrómaca vio a los troyanos, en partiular a Eneas, rompe en llanto, dudando
incluso de estar muerta o que este fuera un fantasma. La sorpresa para Eneas es que
esta no solo vive sino que esta a cargo de una ciudad griega.

En el encuentro entre Eneas y la viuda de Héctor, esta le narra cómo al casarse Pirro
con Hermione este la regala a otro esclavo, Heleno, quien al morir el vástago de
Aquiles recibe como herencia reinos donde asentar su linaje.

Conclusión:

A través de estas lecturas, encontramos una historia que se narra desde los vencidos
y no desde los vencedores. Tanto la obra de Virgilio como la de Eurípides y Séneca,
eniquecen el relato de una guerra que esta presente en inumerables narraciones.

Los personajes femeninos cumplen diversos roles y adoptan distintas posturas. Sin
embargo en estos dramas la voz de la mujer se hace audible, pasan de la
desesperación a la duda sobre un futuro incierto y un mundo que se presenta hostil.

Cada una lo vive y lo afronta como puede. No obstante, todas se enfrentan con
estoismo su destino, no sin antes haber luchado valientemente.
Bibliografía:

Hernández, A. (1983). Estructura, tema e imágenes en las “Troyanas” de Séneca.


Cuadernos de filología, (18), 395-400.

Cairo, M. (2019). Los personajes femeninos en Eneida: Acerca de la singular


configuración de Hécuba en en. 2,506-525. Revista de estudios clásicos, (47), 11-24.

Virgilio. (1992) La Eneida. Madrid: Gredos.

Eurípides. (1994) Las Troyanas. Buenos Aires: Losada.

Seneca L (1997) Targedias I, Las troyanas. Madrid: Gredos

También podría gustarte