Unidad 3
Unidad 3
Al nalizar esta unidad, estarás en capacidad de construir una pauta de actividades para
desarrollar una sesión de gerontopsicomotricidad como intervención en el miedo a caer y
síndrome de caídas, de acuerdo con los intereses, necesidades y cultura del usuario, mediante la
lectura comprensiva del proceso que desencadena este desafortunado accidente en los adultos
mayores, con el propósito de ahondar en las respuestas que como gerontopsicomotricista
podemos dar a esta problemática, con estrategias terapéuticas en el síndrome post caída y miedo a
caer.
Introducción
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Introducción
Para dimensionar la importancia de la integridad del adulto mayor tenemos que comprender que por
integridad se de nen aquellos factores que permiten la realización de determinadas tareas, en este caso,
una buena marcha, llevándolo a la expresión que representará la óptima funcionalidad de las relaciones con
sus pares y su entorno, como también las actividades de la vida diaria.
Empezamos por reconocer qué es el paso y su composición característica, cuya sumatoria equivale a lo que
denominamos marcha; solo así, podremos detectar las anomalías y los distintos factores de riesgo, ya sean
los propios por el envejecimiento de la persona o aquellos que tienen que ver con el entorno de su hogar y la
arquitectura de su comunidad, lo que nos proporcionará las pautas necesarias para la puesta en práctica o
diseño de estrategias especí cas en el desarrollo de la intervención gerontopsicomotriz.
También, nos adentramos en explicar la existencia del miedo a caer en los adultos mayores que no solo está
dado por haber padecido ya una caída, sino por la gran descon anza en su propio cuerpo, funcionalidades
de citarias y un marco urbanístico que se torna perjudicial y obstaculizante.
En de nitiva, trataremos de promover conocimientos disciplinares para que se puedan realizar acciones
exitosas en el mediano y largo plazo en cuanto a la prevención de las caídas y su recuperación
físico/emocional.
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Lección 2 de 7
A medida que se envejece, el riesgo de caer va aumentando y las consecuencias también; en una primera
instancia, en la consulta por esta causa los profesionales de la salud que no están preparados para la
atención de adultos mayores pasan por alto la causa y se enfocan directamente en las consecuencias que, al
no reconocer las caídas como un proceso de origen no casual, se transforma en un hecho fortuito y se
retrasa la objetivación del problema con certeza.
Las caídas representan un problema importante en personas mayores de 65 años, aumentando el riesgo a
partir de los 75 años y, más aún, en los mayores de 85 años. Los hombres son quienes sufren más números
de caídas que las mujeres, principalmente en lugares de tránsito común en el hogar, siendo estos: el baño, el
dormitorio y la cocina. La tercera parte de los adultos mayores de 65 años se cae una vez al año por lo
menos, siendo una considerable causa de mortandad en estos. En relación a las consecuencias más
comunes de las caídas en este grupo etario, podemos citar las fracturas de caderas, fractura de antebrazos,
algún tipo de fractura en columna sobre todo en región lumbar y dorsal, daños considerables en partes
blandas, siendo estas causales de admisión en los servicios de urgencias y posterior internación.
movilidad independiente. Una persona mayor puede perder ambas en un solo día
Podemos a rmar que la caída, si bien, es un hecho casual e involuntario en la vida de las
personas, adquiere una importancia inusitada cuando se produce en los adultos mayores,
fácil para este grupo etario sobrellevar este acontecimiento y la carga emocional que les
provoca.
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Dispositivo de intervención
gerontopsicomotriz en caídas y/o miedo a
caer
Factores de riesgo. Inestabilidad, alteración de la
marcha y el equilibrio
En general, para la persona mayor, el incremento de la edad conlleva un aumento de las múltiples
enfermedades en prevalencia y las discapacidades correspondientes. Las alteraciones más comunes y por
excelencia, más frecuentes, son la inestabilidad, el trastorno de la marcha y la pérdida de equilibrio. Aunque
es válido aclarar que no todos los adultos mayores modi can considerablemente su mecánica de marcha,
pero los cambios físicos propios del envejecimiento logran que esta declinación sea más evidente con
distintos niveles de severidad, según las patologías crónicas, entorno social y económico. En cuanto a los
cambios posturales que van a provocar la alteración en la marcha encontramos: la alteración del centro de
gravedad, la coordinación, re ejos posturales, equilibrio y la exibilidad.
Dado que, para realizar la marcha se parte desde un estado biomecánico estable, para iniciar la
bipedestación tienen que estar coordinados y trabajando a ritmo los sistemas músculo esqueléticos, los
re ejos posturales, con los estímulos sensoriales y de control integrado del sistema nervioso central en
óptima correspondencia. Si estos factores se encuentran, en menor o mayor grado, con algún tipo de
alteración, se aumenta la posibilidad de sufrir alguna caída. Si bien antiguamente se pensaba que la marcha
era una actividad meramente automática con poco control de las funciones superiores, hace ya unas
décadas se llegó a la conclusión de la importancia que tiene la integridad de lo cognitivo para sostener una
marcha dentro de los parámetros de la normalidad; integridad que interviene en:
En cuanto a las alteraciones en el equilibrio, las causas también son multifactoriales, como pueden ser, la
pérdida de fuerza muscular, aumento de tejido graso, el rendimiento físico disminuido; estos cambios se
posibilitan en virtud del dé cit de vitamina D asociada a la elevada concentración de la hormona
paratiroidea, frecuente en personaes mayores, es de destacar que el adulto mayor tiene un patrón de
contracción muscular proximal ante el aumento de la base de sustentación, el cuádriceps se contrae antes
que los tibiales anteriores, hecho que va a di cultar de sobremanera el mantener la estabilidad postural
ante un desequilibrio. También, la aparición de cambios osteoarticulares, como lo es la disminución de la
amplitud articular y el acompañamiento de procesos dolorosos e in amatorios que limitan aún más el
movimiento, le sumamos los deterioros en la propiocepción y la visión. La habilidad de desplazarse, caminar
y mantener el equilibrio en marcha o estático, depende de la interacción de múltiples factores y sistemas,
las alteraciones en estos provocan un mayor riesgo de caídas.
Para lograr un óptimo entendimiento de la marcha tenemos que comprender su mecanismo, siendo el paso
y sus fases, la composición táctica de la marcha. Podemos decir que está constituida por un proceso
estático y otro proceso dinámico. El proceso estático es el que se da cuando una de las piernas toma la
carga en contacto con el suelo, mientras que el proceso dinámico, también denominado de balanceo, tiene
lugar cuando la pierna contraria avanza para la consecución del paso siguiente, en el mismo instante que
suceden estos procesos estáticos y dinámicos, se balancean los brazos en dirección opuesta a las pierna,
hay exión de las caderas, de rodillas con su respectiva interacción con los tobillos, rota la pelvis con
basculación lateral. Al observar la marcha de una persona, se debe tener en cuenta los componentes que
van a sufrir las modi caciones propias del paso del tiempo, de acuerdo con el sexo, la edad, la movilidad, la
fuerza muscular, el hábito corpóreo y otros elementos ambientales. Entre los cuales tendremos que valorar:
El apoyo unipodal, es decir, el tiempo que transcurre una pierna en su momento estático del
paso.
El apoyo en la bipedestación.
La cadencia del paso que alude al número de pasos que se realiza en un tiempo determinado.
La longitud del paso y la zancada, siendo el paso la distancia entre ambos talones al realizar la
acción de la marcha y la zancada la distancia entre el talón de una pierna al realizar la fase del
paso hasta el apoyo del mismo talón.
Figura 1: Comprensión esquemática del paso. Fuente: elaboración propia.
Figura 2: Proceso de la marcha. Fuente: elaboración propia.
Es un gran desafío distinguir una marcha normal de una patológica en los adultos mayores, un número
importante evoluciona a una postura escasamente encorvada a una postura encorvada (cifosis toraco-
lumbar). Por lo general, la marcha es de pasos cortos, con base de sustentación ligeramente ensanchada
acompañada con disminución de velocidad, a causa de la modi cación del paso y la zancada. Los hombres
presentan marcha lenta, postura ligeramente exionada, excesiva exión de rodillas y codos, con
disminución del balanceo de los brazos y hasta llegan a arrastrar los pies. Las mujeres en comparación con
los hombres marchan con pasos más pequeños, base de sustentación más estrecha, velocidad menor,
teniendo un balanceo descrito como marcha tipo pato.
Las alteraciones en la marcha, ¿son solo debidas al inevitable paso del tiempo?
¿Consideras que podemos evitar o disminuir las caídas en los adultos mayores?
Como explicamos anteriormente, existen una gran diversidad de factores que han sido
identi cados como de riesgo y propicios de las caídas en los adultos mayores, siendo
clasi cación coincide con explicaciones teóricas en cuanto al estudio de esta problemática,
Factores intrínsecos
Son propios del adulto mayor donde las comorbilidades, los trastornos de la marcha y el equilibrio ocurren
con frecuencia en este grupo etario que está in uenciado por los cambios que conlleva el envejecimiento,
entre los que también podemos mencionar, sarcopenia, alteraciones en la visión, audición, la propiocepción
(vinculada a la disminución de la palestesia que nos permite ubicarnos en el espacio) como también a la
pérdida de los re ejos.
Además, estos factores se asocian al predominio y aumento de enfermedades crónicas y otras subyacentes
no diagnosticadas como artritis, artrosis, patologías vestibulares, que originan problemas desde un vértigo
agudo y en los casos leves sensación de inestabilidad por hipofunción, enfermedades neurológicas y
cardiorrespiratorias. No menos importantes, en cuanto a su in uencia, son los hábitos de vida, entre los que
destacamos:
Alimentación inadecuada.
Sedentarismo.
Alcoholismo.
Tabaquismo.
Aunque ya mencionamos la comorbilidad, vale aclarar que es un término utilizado para describir dos o más
trastornos o enfermedades que ocurren en la misma persona y su asociación es una fórmula por demás
dañina para el desencadenamiento de la caída, dentro de las cuales se destacan:
Neurológicas: aquí las enfermedades de origen central que alteran el tono muscular originan
plejias o paresias, mientras que las de origen periférico alteran la sensibilidad profunda y/o
super cial, provocando distorsiones en la marcha.
Medicación: es un actor importante que favorece el riesgo de caídas porque, por ejemplo, el
uso inadecuado de las benzodiacepinas y miorrelajantes, disminuyen el estado de alerta y la
respuesta muscular.
Individuales: entre los que podemos mencionar el calzado sin seguridad para la marcha, como ser ojotas y
pantu as, zapatos sin sujeción rme, tacos muy altos, suela resbaladiza, vestimenta demasiado larga o muy
abultada.
La polifarmacia: se ha demostrado que aquellas personas que toman cuatro o más medicamentos
aumentan el riesgo de caída dado que la combinación de las mismas termina haciéndolas inadecuadas.
Domésticos: podemos citar pisos irregulares, resbaladizos, desnivelados, presencia de alfombras, cables y
otros elementos circunstanciales, escaleras sin baranda y mal iluminada, angosta y con escalones altos, en
el baño inodoro y lavabos demasiado bajos, la falta de barrales en la ducha, mala disposición de los muebles
entorpeciendo la libre deambulación hasta la presencia de mascotas inter eren en la marcha del adulto
mayor.
Fuera del hogar: estos factores pertenecen al espacio denominado público y de resolución más difícil en su
corrección, pero es preciso visualizar y provocar la alerta en los adultos mayores, con el n de evitar las
infortunadas caídas.
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Consecuencias
Una caída en el adulto mayor logra un efecto de cascada, es decir, favorece que el evento vuelva a suceder
constituyéndose en un importante factor de riesgo. El efecto psicológico produce el conocido síndrome pos
caída, que conlleva ansiedad, miedo a que suceda de nuevo y la disminución considerable o la pérdida total
de la con anza en sus propias capacidades, produciendo que la motricidad sea hipertónica, debilitando los
mecanismos de la adaptación, restringiendo la utilización del espacio propio y provocando que los
mecanismos de intercambio se empobrezcan, lo que conduce a complicaciones.
Algunas de estas consecuencias son médicas, como el traumatismo, fracturas, hematomas, dolor, movilidad
disminuida, incremento en la tasa de mortalidad; psicológicas, entre las que se distingue el miedo a caer y la
depresión; y sociales, como la disminución parcial o total en la autonomía de las actividades de la vida diaria,
incluso las básicas, alteraciones en los hábitos de vida, las salidas fuera del domicilio se comienzan a acotar
ocasionando aislamiento. Se suman dentro de las consecuencias sociales, las necesidades de designar un
cuidador familiar o contratar uno externo, lo que implica dependencia de los horarios del cuidador, aumento
en los gastos de profesionales de la salud y materiales para la atención domiciliaria. Por último, la
institucionalización.
Los factores que se asocian al temor de caída son, en su mayoría, los mismos que se precipitan en los que
consideramos en explicaciones anteriores solo que, en algunos casos, se suma como factor predisponente la
caída. Las consecuencias de este síndrome coinciden con la propia caída y se convierte en un factor que
llega a provocar (por el mismo miedo) las caídas.
Este temor, frecuente en los adultos mayores, es un factor que se puede modi car mediante intervenciones
especí cas y e caces, en su gran mayoría es independiente de la experiencia de haber tenido al menos una
caída, por lo que es importante investigar los aspectos físicos y biomecánicos, y promover su optimización.
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Articulación de la intervención
gerontopsicomotriz
En nuestra intervención profesional, el accionar puede ayudar, de distintas maneras,
a combatir la ocurrencia de esta problemática.
Intervención primaria
La intervención primaria estaría dada en la promoción y prevención de la salud con acciones,
procedimientos, campañas, que no solo deberían estar dirigidas al adulto mayor, sino también a sus
familiares y/o cuidadores, ya que estos cumplen un papel relevante en la información que se tiene sobre los
adultos mayores y la información que reciben. En este sentido, las recomendaciones tienen que ser
prácticas cuya nalidad sea mantener y mejorar su calidad de vida. Es importante entender que los riesgos
pueden ser minimizados y hasta eliminados si nos abocamos a la tarea de impedir que los factores se
conviertan en elementos preponderantes en la facilitación de las caídas en los adultos mayores ya que la
gran mayoría de ellos son identi cables.
El estudio de los factores de riesgo posibilita disminuir la frecuencia y las consecuencias resultantes. Por
ello, hay que desarrollar estrategias de prevención para evitar o minimizar las caídas ya sea en el hogar o
en la comunidad, con lineamientos que incluyan la educación sobre la propia vejez, terapias físicas, el buen
manejo de su enfermedad, control de la medicación y el medio que lo rodea.
Con la a rmación de que las caídas en el adulto mayor son prevenibles, a continuación, detallamos una serie
de recomendaciones que pueden ser perfectibles ya que, como expresamos reiteradamente, es un saber en
construcción permanente.
Al utilizar lentes nuevos o presentar una cirugía de ojos ser cuidadoso en el proceso de
adaptación porque suelen provocar mareos y desorientación.
Si se acompaña con bastones y andadores deben ser seguros, adecuados a la altura del
paciente y usarlos correctamente.
Al utilizar el transporte público, disponer de tiempo, tranquilidad, tomando todas las medidas
de seguridad subiendo.
Controlar el peso.
Mantener los tratamientos de sus enfermedades, sobre todo aquellas que favorecen la
posibilidad de caídas.
Enfatizar la importancia de que estén informados sobre la acción y efectos colaterales de sus
medicamentos, sobre todo los psicofármacos.
Levantarse lenta y progresivamente tres movimientos: sentarse, llevar los pies al suelo y
adquirir posición bípeda.
Tener los dispositivos para sus necesidades siológicas cerca de la cama con el n de evitar
desplazamientos nocturnos que pueden ser perjudiciales.
En el baño:
Los artefactos del baño deben estar a una altura aceptable. En este punto hay que considerar
que existen dispositivos para mejorar la altura.
Evitar la tina de baño o bañera, utilizando preferentemente una ducha junto a una silla de
plástico si no puede estar mucho tiempo parado, no utilizar alfombrillas de goma, pero si se
puede colocar pisos antideslizantes.
La puerta del baño debe tener un ancho adecuado en función de bastones y/o andadores,
siendo lo más aconsejable que no se trabe desde adentro y que se abra hacia afuera.
En la cocina:
Organizar los utensilios y lo que utilice en la cocina de modo que se tenga un fácil acceso,
evitando agacharse a menudo.
Quitar todo objeto del suelo que no permita la buena deambulación por el lugar.
En el resto de la casa:
Controlar que aquellos lugares de riesgo como el lavadero y otros estén en situación segura
para su tránsito.
Intentar no realizar actividades que lo lleven a inclinar la cabeza hacia atrás ya que puede
provocar un desequilibrio y/o causar vértigo o mareo.
Utilizar sillones o sillas con apoyabrazos, respaldo alto, que son de gran ayuda en la acción de
ponerse de pie.
Intervención secundaria
Este escenario tiene lugar cuando encontramos pacientes con al menos una caída junto con aquellos que
presentan el síndrome del miedo a caerse. Frente a estas situaciones, se tendrá que incidir mediante
acciones sobre los factores propios que provocaron la caída, promoviendo tratamientos cuyas estrategias
especí cas permitan desarrollar las funciones que se han visto perjudicadas y fortalecer las existentes.
A través de las estrategias especí cas de intervención como son las sensoriales, la construcción viso
espacial, la estimulación física, trabajaremos en:
Coordinación global y segmentada.
Control postural.
Sistemas perceptivos.
Esquema temporoespacial.
Actitud somatoespacial.
Intervención terciaria
Se centra en pacientes que ya han experimentado en reiteradas oportunidades caídas y sus consecuencias,
fomentando estrategias que disminuyan las secuelas y favorezcan la posibilidad de la recuperación
funcional y lograr prevenir dependencias. Intervendremos con estrategias tales como: orientación,
memorización, cognición, sin dejar de lado las estrategias que implican actividades sobre el propio cuerpo,
es decir, si en este espacio nos encontramos pacientes frágiles e institucionalizados, la tarea aspira a
reestructurar el esquema corporal, reforzándolo y logrando la aceptación y adaptación de esta imagen
corporal actual para que el paciente vuelva a vivenciar el dominio propio de sus movimientos. En síntesis,
estas medidas son más cercanas a la rehabilitación kinésica.
Recordemos que, como vimos en otras unidades, todas las intervenciones del programa que se plani quen
tienen que ser individuales, basadas en los intereses de la persona, sus capacidades y limitaciones. Además,
es destacable el hecho de que nuestra intervención tendrá también incidencia bene ciosa a nivel
cardiovascular, respiratorio, músculo- esquelético, digestión, función inmunitaria.
Cardiovascular
Respiratorio
Musculoesquelético
Ralentiza la atro a muscular.
Funciones inmunitarias
Caída
Consecuencias y establecer estrategias especí cas sensoriales para la construcción visoespacial y de estimulación.
Reiteradas caídas
Frágiles y hospitalizados; valorar las consecuencias; establecer estrategias: sensoriales, orientación, memoria e
inteligencia; reevaluar progresos en el esquema corporal; aceptaciones y adaptaciones; mejoría en las capacidades
funcionales.
Miedo a caer
Preventiva de caídas
Campañas/ acciones: educativas, comunitarias y concientizadoras sobre cuidados generales en el hogar y comunidad.
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Es fundamental que animemos al adulto mayor, después de la caída, a elaborar también un juicio crítico que
le permita mejorar la percepción sobre sí mismo, porque la responsabilidad de mejora de sus condiciones les
atañe tanto a ellos, como a las personas que los rodean y a la comunidad que integran, es decir, no solo es
un trabajo de recuperación en sí, también implica prácticas de enseñanza y aprendizaje en la cual somos
bene ciarios.
La etapa de la tercera o cuarta edad es un proceso que cada vez más personas van a transitar, dado que la
esperanza de vida se ha incrementado progresivamente y es considerada como una marea demográ ca
que no va a detenerse. Además, el envejecimiento es un proceso de evolución natural donde se generan
cambios, transformaciones y es en esta situación donde los adultos mayores se ven necesitados de apoyo y
ayuda para adaptarse y readaptarse a los cambios y tratar de mantenerse activos, saludables, útiles. Como
profesionales de la salud, debemos ofrecer una propuesta disciplinar dirigida a potenciar las funcionalidades
de este grupo etario, converger en lo posible con otras profesiones especí cas que estudian la vejez y sus
procesos para llegar a ese n, para construir una estructura dinámica, con la tendencia de trabajar en
equipo interdisciplinar, que nos permita proponer una vejez exitosa, previniendo todo tipo de riesgos a su
integridad física, mental y social. Aspecto que desarrollamos y explicamos en la unidad anterior.
Por eso es de vital importancia la concientización especí ca referida a las caídas y el consiguiente miedo a
caer. Es clave que, a medida que cada uno de los factores de riesgo se vayan desarrollando, generemos
estudios e investigaciones cientí cas que se dirijan a la facilitación del potencial funcional de quienes se
encuentran en esta situación.
Este planteamiento provoca nuevos esquemas de intervención gerontopsicomotriz de valoración y
tratamientos, con la implementación de estrategias perfectibles, debemos propender a la construcción de
nuevas inquietudes profesionales, que no solo atiendan a las consecuencias, sino también a las causas y sus
orígenes multifactoriales, sumándonos en la promoción y prevención de la salud y diseñando o ejecutando
estrategias para preparar a las personas a afrontar esta situación.
Para concluir esta unidad diremos que es la práctica e intervención que el profesional
gerontopsicomotricista puede realizar en la sociedad la que se complejiza y complementa con otras
disciplinas.
Lectura Complementaria
Título: Manual de Prevención de Caídas en el Adulto Mayor
Indicación de lectura: Te invitamos a revisar este documento del MINSAL, con la nalidad de
Concepto de caídas
Instrumentos de evaluación
Estrategias de prevención
IR A LA LECTURA
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Cierre
Resumen de la Unidad
En esta unidad nos abocamos a estudiar uno de los procesos que enfrenta el adulto mayor y que se
constituye en un acontecimiento, más frecuente de lo que pareciera, como lo son las caídas y las
consecuencias que suscitan. Consecuencias que no son solo físicas, sino que hacen a la persona aún más
frágil con más factibilidad de que se produzca nuevamente la caída y con ello el creciente miedo, llevándolo
a sufrimiento psicológico, repercusiones sociales y gastos exagerados en términos económicos. En
de nitiva, situaciones que son reversibles con una óptima intervención gerontopsicomotriz.
Para dimensionar la magnitud de la importancia de esta unidad, es válido destacar que ahondamos en lo
que signi ca la marcha en la persona, el equilibrio y la serie de actos perfectamente coordinados, la
particularidad de cada articulación y músculos que intervienen en ella consolidando el correcto equilibrio y
balanceo, con el debido y atento control superior de todos estos patrones, que facilitan y logran la marcha.
También, estudiamos la importancia de la autosu ciencia individual que pregona que la marcha sea uno de
los factores primordiales de los sujetos; por el contrario, el deterioro del adulto mayor es progresivo y
constante, provocando que las capacidades disminuyan o la total incapacidad de las actividades de la vida
diaria por deterioro de las funciones motoras.
¿Por qué enfatizamos en la marcha? El entendimiento de la marcha y el equilibrio normal nos revela los
factores denominados de riesgo que van a intervenir directamente en la producción de las caídas, es decir,
dichos factores están íntimamente ligados a las personas, tanto las que provienen de su propio deterioro
físico y cognitivo, como del lugar social en el que se desenvuelve y lo que in uye en cada comunidad. En
este contexto, nuestro propósito como gerontopsicomotricistas es contribuir a la prevención de toda
situación que provoque en las personas mayores este riesgo, mantener su autonomía, fomentar el ejercicio
y promover conductas y estilos de vida saludables para que los adultos mayores logren disminuir los riesgos
innecesarios en su quehacer cotidiano, capacitarlos, empoderarlos, contribuyendo así a la consecución de un
mejor envejecimiento.
Por último, esta unidad propuso más conceptos para desempeñar y desarrollar nuestra disciplina.
Esperamos haber provocado el interés por una mayor búsqueda de información, llevándolos a una mejora
de la experiencia profesional que se vea re ejada en sus capacidades y habilidades.
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Calero, M. J. (2016) Prevención de caídas en el adulto mayor: revisión de nuevos conceptos basada en
la evidencia. European Journal of Investigation in Health, Psychology and Education, 6(2) 71-82. URL:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6130992
Montero, M. (s. f.) Prevención de caídas en los ancianos. Revista Evidencia online. URL:
https://www.profam.org.ar/visor-producto.php?cod_producto=434
Pérez Salanova, M. (2002). La participación de las personas mayores. Apuntes para una agenda de
intervenciones gerontológica. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, Universidad de
Zaragoza.
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